deslindes. fotopoesía (2016). rosa gómez & luis cruz-villalobos

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Rosa Gómez & Luis Cruz-Villalobos Prólogo de Alfredo Pérez Alencart H E B E L DESLINDES fotopoesía

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Libro de fotopoesía de la fotógrafa española Rosa Gómez y el poeta chileno Luis Cruz-Villalobos. Trabajo prologado por Alfredo Pérez Alencart: "Fotografía en perfecto connubio con poesía: esto es lo que ofrecen, sin merodeos ni recargados prolegómenos, Rosa Gómez y Luis Cruz-Villalobos, española de Salamanca y chileno de Santiago, respectivamente. Y no seré yo, modesto escriviviente, quien ose perturbar y/o entretener la entrada a su jardín de imágenes y palabras, a la sorpresa deliciosa de sus Deslindes".

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Rosa Gómez &

Luis Cruz-Villalobos

Prólogo de

Alfredo Pérez Alencart

H E B E L

DESLINDES fotopoesía

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Rosa Gómez &

Luis Cruz-Villalobos

Prólogo de

Alfredo Pérez Alencart

HEBEL Ediciones Arte-Sana | Poesía

DESLINDES fotopoesía

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DESLINDES | FOTOPOESÍA

© Rosa Gómez (fotografías)

© Luis Cruz-Villalobos (poemas)

© HEBEL Ediciones

Colección Arte-Sana|Poesía

Santiago de Chile, 2015.

Las fotografías de esta obra tienen todos los derechos reservados:

© Rosa Gómez Photo & Art, 2015.

Fotografía de portada:

© Rosa Gómez, 2014.

Prólogo: Alfredo Pérez Alencart, 2015.

www.benditapoesia.webs.com

www.issuu.com/hebel.ediciones

Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo

que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte

veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las

palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el

espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la

vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de

este "humus que mira el cielo".

5

A los/as que logran

deslindar la belleza

6

El mundo necesita artistas

que se dediquen a comunicar

imágenes de paz

Makoto Fujimura

7

PRÓLOGO

Alfredo Pérez Alencart

8

9

CAPTURAS AL ALCANCE DEL CORAZÓN

I

Fotografía en perfecto connubio con poesía: esto

es lo que ofrecen, sin merodeos ni recargados

prolegómenos, Rosa Gómez y Luis Cruz-Villalobos,

española de Salamanca y chileno de Santiago,

respectivamente. Y no seré yo, modesto

escriviviente, quien ose perturbar y/o entretener la

entrada a su jardín de imágenes y palabras, a la

sorpresa deliciosa de sus Deslindes.

II

Paladeo la propuesta de ambos, pues agradezco

–cada vez más– cuando el flechador cobra pieza

excelente. En este libro es el poeta quien primero

se entraña en las cuarenta fotografías de la

fotógrafa serrana. Luego, tras el filtro del asombro

y la lucidez, pergeña un texto y otro florecido del

instante de eternidad que anegó sus ojos. El poeta

hace vendimia y, ante la visión de paisajes

naturales y humanos, se enciende su deseo de

nombrar, de describir, de dejar constancia.

III

Aportemos una prueba. Huyo de aquellos escritos

que se solazan en sus propias elucubraciones y no

se adentran para nada en aquello que, en

apariencia, se comenta. Cruz-Villalobos confiesa

10

su fértil enredo o anillamiento con las fotografías

de Rosa Gómez. Así, en la página 48, leemos un

poema que bien puede considerarse como el que

permea todo el conjunto. La búsqueda de Luis es

encontrar la exacta definición de la hermosura

para esas imágenes que ya relampaguean hasta

por la torrentera de sus venas. Leamos:

A dónde me lleva tu senda

De pardo verdor y calma

A qué aldea

A qué paisaje

A qué sentido

Me lleva de la mano

A la belleza y el candor

De los que saben mirar muy hondo

Me lleva abrazado

A la hermosa casa de los solitarios

Donde habita la música y el color.

IV

Y aunque estén separados por una distancia que

excede los diez mil kilómetros, la fotógrafa lleva al

poeta hasta su terruño, que desde La Alberca se

extiende por toda la Sierra de Francia salmantina:

allí aparecen paisanos y rincones y callejuelas,

montañas al horizonte o alguna flor solitaria, hojas

de otoño, ramas, casas de entramado, un niño

sobre el caballo cuya brida sostiene el padre,

multitudes en fiesta, esculturas en granito,

11

cosecha de cerezas… Rosa lleva a Luis hasta su

pequeño paraíso y lo encandila, y lo conmueve.

También le enseña uno que otro paisaje urbano

de la capital del Tormes, arcos y medallones de la

Plaza… Hay memoria social y ecológica, hay

hondas raíces que preservar para los que vendrán.

Por ello el poeta no puede menos que ser

cómplice de esta misión, y anota:

(…)

Nos arrebatan a tiempos idos

Nos cuelgan sus memorias

Y nos piden que guardemos

Al menos algunos de sus roces.

V

Poesía y fotografía, dos llamas alumbrando la vida

y todo lo que el corazón captura en una y otra

orilla del castellano.

Noviembre y en Tejares, 2015

Alfredo Pérez Alencart

Universidad de Salamanca

12

13

DESLINDES fotopoesía

14

Fotopoesía: neologismo del autor

que corresponde a la obra artística

compuesta por una fotografía y un

poema, donde uno de ambos es

creado en referencia al otro. En el

caso de esta obra, los poemas han

sido escritos bajo la inspiración que

cada fotografía seleccionada generó

en el escritor.

15

Calle de Atrás, La Alberca

Deslindes

Son los tuyos

Que encuentran la luz

Y la donan

A los cuatro vientos

Deslindes claros

Y también oscuros

Como la vida

Que nos besan la boca

Y la sien

El paso

Y las lágrimas

Deslindes

Son los nuestros

Los de tantas y tantos

Que se juegan el día

Buscando belleza

En medio del tiempo

Y del espacio.

16

Miranda del Castañar

El horizonte

Tiene un tesoro escondido

Que palpita

Y nos anima a seguir

Nos arremolina la conciencia

Nos despeina la paz

Nos mueve a caminar

A no ceder a la demora

Y así partimos

Como acicalados

Por una esperanza

Que se sienta

Dentro de los ojos

Y los arroja como vástagos

Repletos del aroma

Del mañana.

17

Noche de los Candiles, Miranda del Castañar

La hora azul

Qué nos dirá

Cuando el corazón se alce

Vestido del fruto tierno

De nuestras entrañas

Qué nos dirá

Madura la noche

Cuando quiere escampar

Como día nuevo

Como abrazo fresco

Que nos acaricia

La hora azul

Viene y va

Cada día

Cada noche

Y nos alza

Pidiéndonos todo

Para construir el día nuevo

Que valga su nombre.

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Atardece en La Bastida

La hora dorada

Del otoño y la nostalgia

Viene a cantarnos

Que el día también sabe

De crepúsculo y pasado

Tú logras atraparla

Y nos las dejas palpable

Y de tanto en tanto

Vuelve a visitarnos

Y nos dice que el tiempo

También sabe de sutiles arreboles

Y de leves despedidas

Y de tibieza que se aleja y llama.

19

Antolina y su gato, La Bastida

Sonríes

Y cómo no

Si la vida ha sido buena

Y el sol no ha sido esquivo

Sonríes

Y cómo no

Si los pasos han sido duros

Pero han sembrado flores

Sonríes

Y cómo no

Si los besos abundaron

Y las caricias supieron alumbrar

Sonríes

Y cómo no

Si queda toda una eternidad

Que te mira desde el sol y te espera.

20

Plaza Mayor, Salamanca

Las piedras

Saben rendir homenaje

A aquellos que las alzan

Con esfuerzo y belleza

Saben

Mirar a lo lejos

Y saludar a sus artesanos

Albañiles de antaño

Que supieron

Hacerlas cantar

En silencio

Constructores

Que con visiones y coraje

Supieron hacer decir

A las rocas

Su discurso perenne

Y su callar también habitable.

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Pila bautismal de la Nava de Francia

Margaritas

Se apresuran a nacer

A besar el aire

Y disfrazarse de pequeños soles

Mendigan solo un poquito de agua

Un poquito de luz

Y viven

Así

Como don

Como diminuto gesto

De las estrellas.

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Ondas de luz y sombras en Mogarraz

De texturas y sombras

Es esta vida

De texturas voraces y tranquilas

Que saben y pierden su traje

De sombras caladas y diáfanas

Que no temen y salen de día

De texturas y sombras

Es esta vida

Como las de la tabla y la manzana

Las de la noche y del cortejo

Como las del tiempo y la nostalgia

Las del silencio y de la nada.

23

Devoción en la romería de Majadas, La Alberca

La belleza

También sabe esperar

Tiene melancolías

Y sonrisas guardadas

Tiene memorias blancas

Y dulces gestos

Sabe el nombre exacto

Del luto y del canto

Y no miente

Cuando es el tiempo del dolor

O de la dicha

Así es la belleza

Tenaz

Y también sencilla

Persistente en su respiro

Y en su brotar

En medio de la muerte

O desde el corazón de la vida.

24

Fachada rústica de La Alberca

Desde lo alto

De nuestras vidas

Se asoman como flores

Las ideas y los sueños

Se abren por las mañanas

Y nos piden luz

Nos piden agua

Y así crecen

Como verdor austero

Como frágil semilla

Que quiere volar

Muy lejos

Para conquistar

Con su color

Mundos no vistos

Y tiempos

Que aún no han llegado.

25

Flor del trébol en los caminos serranos

No estás sola

Solo callada

Solo lejana

No estás sola

Solo bella

Solo detenida

No estás sola

Solo pensativa

Solo ausente

No estás sola

Solo perdida

Solo buscando

No estás sola

Solo clara

Solo luminosa

No estás sola.

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Jardín de Miranda del Castañar

Del caminar

Ha brotado una flor

Del deambular

Por los caminos agrestes

Por los sederos salvajes

Y las huellas remotas

Y le hemos dado un lugar

Le otorgamos un silencio en el espacio

Para que allí

Creciera

Fuerte

Dulce

Y pudiera brillar con su color

Que sabe más de la vida

Que muchos y muchas

Que solo tienen palabras.

27

Fiestas de la Virgen de la Asunción, La Alberca

La multitud celebra

Y lo hace año tras año

Celebra el tiempo y la vida

Celebra la memoria y el canto

Celebra el espacio y la dicha

Celebra la multitud

Y en su celebrar colorido

Pide más tiempo y más vida

Más memoria y más canto

Más espacio y más dicha.

28

Dones de la tierra

Cocinera

Prepárame la cena

Que parto a tu mesa

Quiero que allí me esperen

Tus colores más vivos

Tus aromas más claros

Tus texturas más dulces

Prepárame la mesa

Cocinera de luz y sombras

Que ya parto quién sabe cuando.

29

La Alberca

La vida

Puede oler a arco iris

Los techos

Pueden saber a lluvia fresca

Las ventanas

Pueden caminar a media sombra

Las nubes

Pueden besar todos los ojos

Y la esperanza

Puede calzarse de lumbre.

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Entramados de las casas en La Alberca

Los ángulos del hogar

Y los vértices del amor

Suelen construir fachadas

Que aclaran los ojos

Y los dejan teñidos de miel

Y de sepia

Pues alzan la llegada

Construyen el arribo

Para el abrazo del encuentro

Que tanto se anhelaba.

31

Teatro Ramos Carrión, Zamora

Pulcra

La exactitud del corte

La perfección del plexo

La pureza del giro

Limpia

La claridad tan aurea

La delicadeza del punto

La silenciosa línea.

32

Miranda del Castañar

Las piedras y las flores

Han aprendido a quererse

Después de tanto siglos

Buscando sus fisuras

Y sus flancos débiles o torpes

Finalmente se abrazan

Se besan en la boca

Y caminan todo el tiempo

Que les queda

Pues se han hermanado

En la belleza de los pasos

Que juntas aprendieron a vivir.

33

Moor

Luz tibia

Caricia que camina silente

Por la noche y acompaña

Palpitar que ama

Y se deja amar

Con la sencillez de un espectro

Mirar agudo

Profundo y tenue

Que se funde con el tuyo

Vida hermosa

Junto a hermosa vida

Que aprendió a dar a luz instantes.

34

Musgo y luz, de horizontes mínimos

Las estrellas

También son posibles

Aquí en nuestras manos

Pueden venir a visitarnos

Así como nos constituyen

Con sus diminutos ingredientes

Las estrellas

También pueden venir

A deleitarnos con sus goces

En medio de las ásperas jornadas

Que nos dejan sinsabores

Y aromas a cielos vacíos y ciegos.

35

Después de la lluvia

Lágrimas

Del cielo

Vienen sobre mí

Y me acaricia

La piel vegetal

Donde habito

Lágrimas

Como roces

Como delgados pasos

De un querer lejano

Que no tiene nombre.

36

El peso de la levedad

El otoño

Un día vino a mi casa

Y se quedó por siempre

Habitó en mi alcoba

Habitó en mis ojos

Habitó en mi pecho

Vino como hermano

Como amigo

Como amante

Vino de paso

Y se quedó infinito

Se recostó en la cama

Y se echó a dormir

Por doce años

Luego desempacó

Sus libros y sus cantos

Y pidió ser abrazado

En el silencio.

37

Mundos mínimos

Hay mundos tan bellos

Que no pueden verse

Es necesario que un vidente

Nos los revelen

Es necesario que bellas hadas

Abran nuestros ojos con su luz

Pues esos mundos impenetrables

No caben en la mirada vil

No son descubiertos

Por los pasos necios

Sólo los de corazón sencillo

Desvelan su inefable son.

38

Noche de Navidad en La Alberca

De lejos

Alguien te mira

Y siente tu llamado

Al atardecer

Perdido en la foresta

Desnudo de risas

Solo y frío

Te mira y palpita

Como una pregunta

Espera

Aguarda sin saber

Que también es visto.

39

Almeida, Portugal

Vamos

Hijo e hija

Madre y padre

Vamos

Que aún hay amables horizontes

Que aún hay dulces cimas

Que aún hay claras sendas

Que nos llaman

Como hija o hijo

Como padre o madre

Diciendo vamos.

40

Esperando a los Reyes Magos en la ermita de San Blas, La Alberca

El corazón del templo

Tiene una sonrisa

A pesar de su frialdad de piedra

A pesar de su porte tan frío

El corazón del templo

Tiene una bella flama

A pesar de la noche que abunda

A pesar del silencio de llora

El corazón del templo

Tienen un canto bello y triunfal.

41

Almeida, Portugal

La hiedra un día

Gobernará la tierra

Como dueña y señora del mundo

Instaurará sus normas

Confirmará su himno y su bandera

Elevará sus leyes y sus tributos

La hiedra

Como verdor omnipotente

Derrotará a los hombres con sus fusiles

Y a las mujeres con sus rencores

Y reinará por siempre

Con su silencioso deambular

Certero e imparable.

42

De la luz, La Alberca

La golondrina

Que vive en tu alero

Un día golpeará a tu puerta

Tornada en sombra luminosa

Y te besará las penas

Para tornarlas humo.

43

De la noche, La Alberca

La noche más honda

El miedo más grande

El fantasma más espeso

No logran resistir

Ni pueden evitar someterse

A las luz más pequeña

Que se enciende

En medio de la noche.

44

Caminos del corazón, La Alberca

El amor

Ha querido escribir su nombre

Sobre las piedras

Ha querido dejar

Su más firme huella

En la memoria de los hombres

Pero el amor

También sabe que su sino

Es cantar sobre la arena

Su camino más ágil

Es justo allí

Sobre los ríos y las olas.

45

Líquenes del granito

Qué quedará de nosotros

Después del beso

Qué quedará de nosotros

Después de la dicha

Qué quedará de nosotros

Después del tiempo

Qué quedará de nosotros

Después del salto

Qué quedará de nosotros

Sino un silencio.

46

Adivina, adivinanza

Diminuto el corazón del instante

Rojo como el perdón

Apareció en bandada

Por las horas de nuestro encuentro

Y nos contó la historia

De un día nuevo

Donde todos y todas sabrán danzar

Al ritmo del medio segundo

En que habitamos.

47

Reflejos, entre pasado y presente

En la cruz

Y en la flor

Te puedes ver

Allí hallarás

La fuente

El claro origen

Y también

El fin

El mar que llama.

48

Caminos a los prados, La Alberca

A dónde me lleva tu senda

De pardo verdor y calma

A qué aldea

A qué paisaje

A qué sentido

Me lleva de la mano

A la belleza y el candor

De los que saben mirar muy hondo

Me lleva abrazado

A la hermosa casa de los solitarios

Donde habita la música y el color.

49

El paseo matutino de Santos Robles, Villanueva del Conde

Mientras quede vida

El camino se abre delante

Con sus flores y sus rocas

Mientras quede aliento

El surco se expande

Y nos invita al paso

Mientras quede un soplo

El tiempo corre

Y nos sostiene como abrazo

Del cielo aquí en la tierra.

50

Tesela de remembranzas, Villanueva del Conde

Los artefactos del hogar

Los instrumentos del amor

Nos habitan y constituyen

Como nosotros a ellos

Nos arrebatan a tiempos idos

Nos cuelgan sus memorias

Y nos piden que guardemos

Al menos algunos de sus roces.

51

Vientos y horizonte, Villanueva del Conde

Antípodas

Que apuntan a mi sur

Viento que quiere llevar

Tus colores

A mis sombras

Luz del mismo sol

Aire del mismo cielo

Sin embargo

Tan lejanos

Tan perdidos

En los rincones bellos

De este azul planeta.

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Tormentas

La belleza también tiene

Sus oscuras tormentas

Pero en ellas guarda

Retazos de amores y dichas

Guarda los recuerdos

Los atisbos de un poder

Que no alcanza a ser contenido

Por nuestras cabezas frías

Ni nuestros sangrantes corazones.

53

De los dones del Cielo, San Martín

Vengan todos y todas

Niños y niñas de la tierra

A recoger los frutos dulces y luminosos

Del último cantar de los hombres

Cosechen por fin

En el jardín de la Utopía

Los amables dones

Del trabajo de tantos años

Y no lloren más

Pues en esta tierra

Al fin el sol será eterno

Y el árbol de la vida dará su canto

Que será para sanidad de las naciones.

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Después de la lluvia

Bajo la lluvia

Deslindas la hermosura

Para mí y para tantos

La detienes

La dibujas

La acicalas

Y la das

Aunque sea lábil

Aunque sea pobre

Aunque casi muerta

La detienes

La dibujas

La acicalas

Y la das

Deslindas la hermosura.

La Alberca / Santiago de Chile

otoño / primavera, 2015

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AUTORES

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Rosa Gómez, es un testigo de la Luz y de los

aconteceres cotidianos en el paisaje singular de la

comarca de Sierra de Francia en Salamanca, España.

La Sierra de Francia, tierra telúrica, tierra de

árabes, judíos y cristianos. Tierra de fuentes y vírgenes

negras, tierra de raíces es el paisaje que constituye el

mundo observado y fotografiado por Rosa.

Diplomada en Turismo, Master en Marketing y

Comunicación, y Licenciada en Filología Hispánica,

cursa el doctorado en la Universidad de Utrecht y

trabaja como docente de Lengua y Literatura en

varios países. Aunque inmersa en el mundo de la

palabra, siempre ha estado vinculada al mundo de la

imagen, y es a su regreso a España, después de

cruzar mares valles y montañas, cuando siente la

necesidad de comenzar estudios de Diseño Gráfico.

Ser capaz de transformar realidades en un mundo

imaginario es algo que puede llegar a ser

embriagador y además cura la nostalgia. Su

fotografía es fiel, pero sobre todo consciente de que

es una visión muy personal de alguien que vivió aquí

su infancia, que creó aquí su mundo mágico, que

además de jugar, exploraba caminos, que lanzaba

barcos de papel a un arroyo pensando

que acabarían en el océano, sin hacer nada por

evitarlo.

Especializada en fotografía promocional y

publicitaria con un estilo muy personal caracterizado

por la emoción y fuerza narrativa de sus imágenes

realiza trabajos para organismos e instituciones. Como

fotoperiodista elabora reportajes en los que muestra

el patrimonio cultural tangible e intangible de la

provincia de Salamanca. Ha presentado varias

exposiciones, ‘Emotional Landscapes’, proyecto

fotográfico donde pone en valor los recursos

etnográficos y naturales de Salamanca.

Si el Alma es la totalidad del espacio y del tiempo,

de todas las formas de la materia, la energía y el

impulso, las leyes y constantes físicas que las

gobiernan, el Alma de Rosa Gómez es la

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manifestación de su energía y capacidad creadora,

sus fotos toman el derrotero del análisis de las leyes

que gobiernan los sentimientos, los mundos y los

submundos de la cotidianidad y de la concepción

artística.

Luis Cruz-Villalobos, poeta chileno, psicólogo

clínico y ministro presbiteriano. Se ha dedicado a la

labor literaria desde su adolescencia y tiene

publicados más de cincuenta poemarios, tanto

digitales (la mayoría) como en papel. También

variados artículos y ensayos académicos sobre

Psicología, Teología y Arte.

En el presente es candidato a PhD en la Vrije

Universiteit Amsterdam, con una investigación sobre

crecimiento postraumático y hermenéutica en

escritos paulinos. Se desempeña como director de

Hebel Ediciones, una editorial sin fines de lucro que

promueve principalmente la poesía de autores

emergentes; también es secretario regional para el

Cono Sur de la Fraternidad Teológica

Latinoamericana (FTL).

Uno de sus últimos libros, Theological Poetry (2014),

que es una compilación traducida al inglés de tres

poemarios anteriores (Eroga Tau. Escampe del Poeta

Maldito, 1997; Haikus al Cielo, 2010; Dios Mendigo.

Teografías, 2012), ha sido prologado por el destacado

filósofo John D. Caputo, y es una obra que

representa con claridad su estilo poético,

caracterizado por un lenguaje sencillo y limpio con el

que aborda temáticas hondas y propias del devenir

humano.

Luis, vive actualmente en Santiago de Chile, junto

a su esposa y sus hijos.

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