deseo en el aeropuerto - segunda parte - fani

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  • 8/12/2019 Deseo en El Aeropuerto - Segunda Parte - Fani

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    Me llamo Claudia y quiero contar mi historia. Ahora tengo casi veintiocho aos pero todo empezcuando tena veinticinco.

    Estbamos a finales de mayo y yo estaba en la sala de espera del aeropuerto esperando a queabrieran las puertas para acceder al avin cuando una chica sentada frente a mi empez a

    provocarme. Acabamos practicando sexo dentro de un bao. Bueno, no me gusta esa expresin depracticar sexo. Practicar sexo, practicar esqu acutico, practicar... Quiz es una tontera pero no

    me gusta la expresin. Pero si, tuvimos sexo, fornicamos. Queda fatal tambin. No digo quehicimos el amor porque considero que con un desconocido o desconocida no se hace el amor. Quizsea otra tontera ma.

    El caso es que fue fascinante, tanto que me obsesion con esa chica durante mucho tiempo. Nuncase me haba pasado por la cabeza tener sexo con una chica pero cuando lo hice me gust ms de loque hubiera podido imaginar. Despus de eso quise saber si con otras chicas sentira lo mismo. Casidej de acostarme con chicos, ya no me satisfacan de la misma manera. Y empec a frecuentarlocales de ambiente. Me enroll con unas cuantas chicas, pero ninguna fue como mi chica delaeropuerto.

    Pero no poda encontrar a esa chica porque no me dijo su nombre. As que pas casi un ao y mediohasta que...

    Estbamos a mediados de agosto y mi mejor amiga, Luisa, y yo estbamos en la planta de arriba deuna discoteca, sentadas en una mesa redonda. An faltaba una hora para la medianoche y la msicano sonaba muy fuerte, as que se poda hablar perfectamente sin gritar. Las dos estbamos fumando.

    - Dnde est Irene? -le pregunt a mi amiga, mientras observaba a la gente distradamente.

    - Haba quedado con una prima suya y luego las dos vendran hacia aqu.

    Me pregunt quin deba ser esa prima pero no le di muchas vueltas. Las dos seguimos charlando yobservando a la gente que iba llegando. Haba varias mesas ocupadas y gente que iba de un lado alotro. De pronto el corazn me dio un vuelco.

    - No puede ser -me qued con los ojos abiertos, sin pestaear.

    - El qu? -Luisa me mir antes de seguir la direccin de mi mirada -. Irene? -volvi a mirarme yyo negu con la cabeza.

    - Es ella -no me di cuenta de que haba estado manteniendo el aire en mi interior hasta ese

    momento. Mi respiracin se aceler.- Ella, quin? -me mir y volvi a mirar hacia las dos chicas que se acercaban. Yo mir a mi amiga

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    y con un gesto de la cabeza repet:

    - Ella -fue un gesto como si asintiera una vez, como cuando dices claro y asientes con la cabezapara dar ms nfasis. La mir durante unos segundos y not, por cmo abra los ojos, que empezabaa entender de qu hablaba. O de quin, mejor dicho. Volv a mirar a las dos chicas.

    - Tu chica del aeropuerto? -alz la voz.

    Luisa fue la primera y nica persona a la que le cont mi experiencia. Cuando volv de viaje y mepregunt qu tal haba ido le dije que por nada del mundo se creera lo que me haba pasado. Y no,no poda crerselo, hasta que vio que empezaba a obsesionarme. Ella fue la que accedi aacompaarme a locales de ambiente sin ningn tipo de tapujo. Es una buena amiga, la verdad.

    Irene ya nos haba divisado, pero ella, mi chica, no. Ella iba observando a la gente mientras seacercaba. Volv a mirar a Luisa significativamente para que bajara la voz.

    - Si, pero disimula, a ver qu pasa -las dos chicas estaban a dos metros ya y entonces ella mir hacia

    nuestra mesa. Yo procur disimular y mirar tambin a Irene, pero cuando volv a mirarla vireconocimiento en sus ojos. Sus cejas se levantaron levemente. Llevaba un pantaln vaquero pitilloque le quedaba como un guante y un jersey de hilo de tirantes color verde bosque ajustado. Estabamucho ms guapa de lo que recordaba. En ese momento tuve clarsimo que quera repetir lo quehaba hecho con ella. Se pararon junto a la mesa.

    - Hola chicas, esta es mi prima Adriana -Irene hizo un gesto con la mano hacia la chica. Casi meatragant cuando dijo que era su prima -. Estas son Luisa -era la que estaba ms cerca de Irene, a suderecha -, y Claudia -yo estaba de frente a las dos.

    Adriana, por fin s tu nombre.

    Sonre y me mord el labio al or su nombre pero ella se dio cuenta. Luisa se levant para ir a darledos besos. Adriana pas por detrs de su prima para acercarse a Luisa, luego me levant yo paraacercarme tambin. Cuando se diriga a mi volvi a sonrerme mirndome a los ojos y me puso unamano en la cintura con la que ejerci una suave presin.

    - Hola -me dijo. Haba olvidado cmo sonaba su voz. Le devolv la sonrisa.

    Se alegra de verme?.

    Volv a mi asiento. Irene se haba sentado frente a mi y Adriana a mi derecha.- Irene, nunca nos habas hablado de tu prima -pregunt Luisa. Yo la mir y sonre. Me habaquitado las palabras de la boca.

    Tena mi cajetilla de tabaco sobre la mesa y le ofrec un cigarro antes de coger otro para mi. Loacept y le acerqu el mechero encendido. Cuando lo hubo encendido me sonri.

    - Creo que alguna vez os he hablado de ella, pero no debis acordaros. Antes mi prima y yo notenamos mucho contacto -tambin haba encendido un cigarro -. Desde cuando fumas? -dirigindose a su prima.

    - No fumo habitualmente pero de vez en cuando me apetece. Bueno, queris beber algo? -mientrasse levantaba. Su prima dijo que quera un JB con coca cola, Luisa pidi un ron con coca cola y yo

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    ped una cerveza. Dud un slo segundo.

    - Necesitas ayuda? -mir la mesa un momento.

    - Si, quiz si -y sonri. Me levant y fui tras ella hasta la barra. Cuando se apoy en ella me mir.

    - Me alegro de verte -sonri con esa sonrisa suya.

    - Ah, si? Hablas en serio?

    - Claro, yo no miento -no pude evitar sonrer.

    - Yo tambin me alegro de verte -nos miramos durante unos segundos de ms. Creo que laelectricidad flua entre nosotras y creo que sabamos cmo acabaramos la noche, o al menos cmoqueramos acabarla.

    Ella pidi las bebidas y yo la ayud a llevarlas a la mesa. Cuando llegamos a la mesa, Irene dijo:

    - Claudia, le estaba contando a Luisa que mi prima es algo... peligrosa.

    - Ah, si? -abr los ojos, mirndolas a ambas mientras dejaba el vaso y el botelln que pertenecan aLuisa.

    - No podas resistirte, eh? -pregunt Adriana a su prima, despus de beber un sorbo de cerveza.

    - No, no poda. Quera que mis amigas estuvieran al tanto -y se dirigi a nosotras -. A mi prima le vabien ligar tanto con tos como con tas.

    - Ah -dije yo mientras las miraba a las tres, intentando entender por qu Irene deca aquello. Luisase morda el labio para no rerse.

    - Lo que pasa es que mi primita no entiende que puedan gustarme mujeres y hombres a la vez -dijoAdriana sonriendo a su prima y luego mirndonos a nosotras dos.

    - Pues no, no lo entiendo. Si te gustan las tas a mi me da igual, no tengo ningn problema con eso,pero no entiendo que te vaya bien todo. Ahora esto, ahora lo otro -sorbi su bebida a travs de lapaja.

    - Pues yo pienso como tu prima -las tres me miraron -. Ella tiene ms dnde elegir. Que un da hayesto, pues esto, que otro da hay esto otro, pues lo otro -apagu el cigarro en el cenicero -. Si ella esfeliz as... -beb de mi cerveza.

    No pudimos seguir debatiendo el tema porque en ese momento vi que se acercaban un grupo dechicos que habamos conocido la semana anterior.

    - Oh, mierda -solt todo el aire como si me desinflara. Luisa mir hacia dnde yo miraba y luego sevolvi hacia mi.

    - Lo habas olvidado completamente, eh? -me pregunt en voz baja.

    - Ya te digo, tengo mejores cosas en las que pensar... -le sonre mordindome el labio.

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    El fin de semana pasado habamos conocido a un grupo de chicos y tonte un poco con uno, perosolo acabamos dndonos cuatro besos mal dados, no me apeteci llegar a ms. Aunque le diesperanzas para el siguiente fin de semana, que era justo ese da. Pero desde que haba visto aAdriana se me haba olvidado que vendran. La mir a ella un momento y me mir, levantando lascejas, cmo si preguntara si todo iba bien. Hice un gesto con la boca en plan fastidio y levant loshombros.

    Los chicos llegaron a nuestro lado y empezaron a repartir besos, incluso a Adriana. Seguramente norecordaban si la haban visto el pasado sbado. Cuando mi ligue, del cual no recordaba el nombre,se me acerc iba dispuesto a darme un beso en la boca pero le gir la cara en el ltimo momento.Qu se crea, que ya tena derechos sobre mi? Sonri un poco confundido pero yo le sonre paradespistarlo ms y pens que yo estaba avergonzada. Cogieron sillas de alrededor, que haban idoquedando vacas as como la gente bajaba a la pista a bailar, y l no tuvo mejor idea que sentarseentre Adriana y yo. A mi ya me mosque pero no poda decir nada. Los chicos se pusieron a hablarcon las dems, incluso se dirigan de vez en cuando a Adriana, y Martn, mi ligue (haba odo auno de sus amigos dirigirse a l) empez a contarme sus cosas. La verdad es que le prestaba pocaatencin porque estaba ms pendiente de lo que deca o haca Adriana. La vista se me iba mucho

    hacia ella y varias veces nuestras miradas se encontraron. Cuando eso suceda mi corazn empezabaa bombear ms rpido.

    En un momento dado, Luisa me toc el brazo y me acerqu a ella porque vi que quera decirme algoal odo.

    - Te la ests comiendo con los ojos, eh -la mir y vi que se estaba carcajeando. Yo sonre y meacerqu a su odo.

    - Y esprate, que como pueda comrmela de otra manera...

    - Jajaja -Luisa se ri muy alto, mientras me daba un golpe en el brazo, y todos los dems la miraronsin saber muy bien de qu iba la cosa. Cuando volv a girarme hacia Martn primero mir a Adriana,y vi que ella me miraba con la boca entreabierta. Sus labios estaban humedecidos. Sent unaexplosin de calor en el bajo vientre. Intent concentrarme en lo que me deca Martn y le contest.Cuando volv a mirarla ella dirigi la mirada hacia la puerta de los servicios y luego me levant unaceja.

    Oh, Diosmotodopoderoso -y eso que no soy creyente -, me est preguntando si vamos al bao?.Asent levemente. A los pocos segundos se levant diciendo que tena que ir al servicio.

    - Yo tambin tengo que ir -esper no sonar demasiado desesperada, y mirando a Martn -, ahoravuelvo -le sonre dulcemente. No s si Irene se dio cuenta de algo pero no me dio esa impresin, encambio Luisa solt otra risotada mirndome, aunque los dems pensaron que era por algo que habadicho uno de los chicos.

    Adriana me cogi de la mano pocos metros ms all de la mesa y no me solt hasta que entramos enuno de los cubculos. Cerr la puerta tras ella y me apoy contra ella, luego me cogi la cara entrelas manos y me bes apasionadamente. Gem, mientras le levantaba el jersey y tocaba su pielcaliente. Paramos para recuperar el aire y nos miramos a los ojos.

    - Vamos a otro sitio -le rogu. Ella sonri mientras me daba un beso en la punta de la nariz.

    - Tranquila, hay tiempo. Hoy no tenemos que coger un avin.

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    - Pero esta vez no vas a desaparecer, no?

    - No, esta vez no -me mir profundamente a los ojos.

    - Est bien -le di un ltimo beso -, vmonos ya que si no no ser capaz de parar.

    Cuando salimos nos retocamos el pelo y el maquillaje frente al espejo y luego volvimos con losdems. Cuando me sent vi que Luisa me miraba y me acerqu a ella:

    - Si antes estaba a tope ahora ni te lo imaginas -le susurr. Ella sonri.Los chicos decidieron salir un rato a la calle a fumar y nos preguntaron si queramos ir, perodijimos que preferamos quedarnos. As que volvimos a quedarnos solas. Luisa pregunt siqueramos beber algo y me pidi que la acompaara a por las bebidas. Mientras esperbamos a quenos atendieran me mir:

    - Tia, entre vosotras saltan chispas. Ahora entiendo porque te obsesionaste con ella.

    - Uff, es que es... A qu es preciosa?

    Pidi las bebidas y pagamos a medias. Volvimos a la mesa y dej la cerveza de Adriana delante deella, que levant la mirada y me sonri.

    Como siga sonrindome as me echo encima de ella aqu mismo.

    Los chicos an no haban vuelto, y por mi como si no volvan, cuando se acerc un joven con unvaso en la mano y mir a Adriana.

    - Eh, tu y yo nos conocemos, no? -estaba entre Irene y Adriana, que levantaron la vista paramirarlo a la cara, y yo lo tena de frente -. Tu eres la que se hace la misteriosa no queriendo decir sunombre despus de tirarte a alguien.

    - Hola, qu tal? -Adriana hizo como si nada y le sonri, pero sigui sentada.

    - Por qu desapareciste sin decirme nada? -pregunt el chico ignorando la simpata de la chica ycomo si nosotras no estuviramos delante.

    - Yo no te promet nada serio en ningn momento.

    - Pero tu y yo tenamos algo especial -bebi -. Estuvo bien esa noche. Crea que te haba gustado...- No te lo niego, pero te dije que generalmente no sola repetir con la misma persona.

    En ese momento yo sent un nudo en la garganta y Luisa pareci darse cuenta porque me apret lamano. Generalmente no sola repetir, pero al menos me haba besado una segunda vez. Quiz...

    - Oye, ven conmigo a dar una vuelta -no pareci entender las ltimas palabras de Adriana.

    - Estoy con mis amigas, no me apetece irme ahora.

    Todo fue muy rpido porque lo siguiente que vimos es que haba sacado una navaja y que estabamuy cerca de Adriana. No s cmo lo haba hecho, y ms teniendo en cuenta que iba bebido. Volva quedarme sin respiracin pero esta vez fue por miedo, e intent intervenir:

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    - Escucha, no...

    - Tu a callar, -y dirigi la navaja hacia mi. Nadie ms a parte de nosotras cuatro se dio cuenta denada. El chico estaba muy cerca de nuestra mesa y tena la navaja disimulada en su mano. Adrianame puso una mano en mi brazo y neg con la cabeza. Luisa me cogi el otro brazo. Yo no poda

    dejar que le hiciera dao, simplemente no poda, pero no se me ocurra nada. Irene miraba al chicosin reaccionar.

    - Est bien -Adriana se levant -, vamos a dar una vuelta -me mir a mi y sonri levemente, paratranquilizarme, pero yo en lugar de eso me puse ms nerviosa. No poda dejar que se fuera con l.Borracho, con una navaja, y con una chica que haba herido su orgullo. A saber qu intencionestena. El chico puso una mano en el hombro de Adriana y se giraron para irse hacia la salida, dierontres o cuatro pasos, y entonces sin pensar, me levant, cog la botella de mi cerveza por la parte dearriba, recorr la distancia que me separaba de ellos como una exhalacin y le golpe a l porencima de la oreja derecha todo lo fuerte que pude. l se dobl por la mitad llevndose las manos ala cabeza y yo cog a Adriana para llevrmela de all. Pero el chico no estaba fuera de combate y se

    incorpor para cogerme un brazo. En ese momento slo me pregunt dnde estaba la navaja. Se lehaba cado? La segua sujetando? Por suerte, Luisa, que se haba levantado cuando yo habagolpeado al chico, reaccion rpidamente y se acerc a l para darle un rodillazo en sus partesnobles. Eso s que lo dej tirado en el suelo, agarrndose sus partes.

    Yo aprovech el momento para coger la mano de Adriana y llevrmela de all. Salimos lo msrpido que pudimos, sorteando a la gente, y fuimos a mi coche. Por suerte, nunca me separo de mi

    bolso, por si me lo roban, as que lo tena colgado en bandolera, y en l las llaves de mi coche. Nosmetimos dentro y cerr los seguros. No creo que estuviramos en peligro, pero el susto me hizo serms precavida.

    - Ests bien? -le cog la mano a Adriana. Ella me mir, plida.

    - Gracias a ti, si, pero te has arriesgado demasiado -se gir de lado en el asiento para mirarme. Meencog de hombros. Volvera a hacerlo si fuera necesario. En ese momento son mi mvil y lo cog.

    - Luisa... si, estamos bien, estamos en mi coche. La polica? Ok, bueno, ya hablamos, un beso -volv a meter el mvil en el bolso -. Luisa dice que han llamado a la polica y que no dejan irse a esechico -Adriana asinti -. Te llevo a algn lado?

    - A casa, por favor -puse el motor en marcha y me gui por la ciudad. Par dnde me indic aunque

    no apagu el motor. Ella me mir.- No quieres quedarte? -la mir unos segundos.

    - Quieres que me quede? -me cogi la mano.

    - En este momento eres la nica persona con la que quiero estar.

    Subimos hasta su casa cogidas de la mano y me indic que me sentara en el sof. Volvi con un parde cervezas y estuvimos abrazadas, charlando, mucho rato. Lo que haba pasado en la discoteca yaera como un sueo lejano. Luego me llev a su cama y me hizo el amor de la manera ms tierna que

    haya podido imaginar. Si, ya no era una desconocida, e hicimos el amor. Yo tambin se lo hice lomejor que supe, cuenta habida de que yo tena algo ms de experiencia, y nos dormimos abrazadas.

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    Desde ese da no volvimos a separarnos. Bueno, si, para cumplir ambas con nuestros respectivostrabajos, pero poco ms. Pocos das despus le pregunt si realmente quera tener una relacin seria,y me contest que quera tenerla desde el mes de mayo del ao anterior, el da de nuestro primerencuentro. Cuando haban pasado seis meses desde esa noche, me pidi que me fuera a vivir conella. Y lo hice, por supuesto. Porque ella es todo lo que buscaba.

    Ahora, poco ms de un ao ms tarde seguimos juntas, tan enamoradas como al principio. Es lachica de mi vida. Por eso era incapaz de atarme a nadie. Y yo soy la suya, si no ella no habrapermitido que pasara una segunda vez.

    FIN