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Desde la Luna ¿Todas Somos Madres? Ayer, en el festejo del día de la madre, no pude dejar de observar que entre las felicitaciones, los abrazos, los globos y las flores que dimos a mi madre y a mi hermana, honrosas madres de nuestra familia, no faltaron las precavidas miradas acusadoras que, mirando en mi dirección, parecían preguntar en silencio: ¿y tu, para cuando? No es que no lo hayan hecho, en el clan matriarcal de la familia de mi madre nunca falta quien haga la pregunta, quien me informe de las múltiples bendiciones que significa ser madre, y quien incluso me enliste todas las opciones con las que cuento hoy en día para poder embarazarme. Estando cerca de una edad que para muchas mujeres significa la barrera para poder ser madre en términos responsables, la presión cada vez es más significativa, al grado de haberme llegado ofertas para acompañarme a alguna clínica de fertilidad, o de presentarme a alguien que podría “hacerme los servicios” para quedar embarazada. Sí, es tan vergonzoso como suena. La cuestión es que no me siento lista para ser madre aún. Hay muchos planes de crecimiento personal y profesional, que sé que se verían modificados si decidiera tener un hijo en este momento. Pero la presión por el tiempo que se agota está ahí, tan frustrante como el agua acunada en las manos que se escapa hasta desaparecer, sin que mi reloj biológico decida hacer sonar las alarmas de mi cuerpo para anteponer el deseo de buscar embarazarme al de lograr el resto de mis metas. Es en estos momentos cuando me cuestiono si el deseo de tener hijos es mío, ¿o es el resultado de las expectativas que los demás tienen de mi como mujer? Afirma Françoise Héritier en su libro, Masculino/Femenino II, disolver la jerarquía, que “Colocar a la madre en el lugar de la mujer implica asignar a ésta una única función que anula a

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Un vistazo a la maternidad desde el punto de vista de una mujer que busca recuperar su derecho a decidir por sí misma, fuera de las presiones sociales.

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Desde la LunaTodas Somos Madres?

Ayer, en el festejo del da de la madre, no pude dejar de observar que entre las felicitaciones, los abrazos, los globos y las flores que dimos a mi madre y a mi hermana, honrosas madres de nuestra familia, no faltaron las precavidas miradas acusadoras que, mirando en mi direccin, parecan preguntar en silencio: y tu, para cuando?

No es que no lo hayan hecho, en el clan matriarcal de la familia de mi madre nunca falta quien haga la pregunta, quien me informe de las mltiples bendiciones que significa ser madre, y quien incluso me enliste todas las opciones con las que cuento hoy en da para poder embarazarme.

Estando cerca de una edad que para muchas mujeres significa la barrera para poder ser madre en trminos responsables, la presin cada vez es ms significativa, al grado de haberme llegado ofertas para acompaarme a alguna clnica de fertilidad, o de presentarme a alguien que podra hacerme los servicios para quedar embarazada. S, es tan vergonzoso como suena.

La cuestin es que no me siento lista para ser madre an. Hay muchos planes de crecimiento personal y profesional, que s que se veran modificados si decidiera tener un hijo en este momento. Pero la presin por el tiempo que se agota est ah, tan frustrante como el agua acunada en las manos que se escapa hasta desaparecer, sin que mi reloj biolgico decida hacer sonar las alarmas de mi cuerpo para anteponer el deseo de buscar embarazarme al de lograr el resto de mis metas. Es en estos momentos cuando me cuestiono si el deseo de tener hijos es mo, o es el resultado de las expectativas que los dems tienen de mi como mujer?

Afirma Franoise Hritier en su libro, Masculino/Femenino II, disolver la jerarqua, que Colocar a la madre en el lugar de la mujer implica asignar a sta una nica funcin que anula a la persona que hay en ella. (2007: 14) Interrogar a una mujer que se encamina rpidamente hacia los 40s, sobre la razn por la que no ha tenido hijos, o preguntarle si no le da miedo que se le pasen sus mejores aos para ser madre, es nulificar a la mujer para ver solamente a la potencial madre, como si una mujer no pudiera serlo plenamente hasta haber conocido la maternidad.

En los pases con una fuerte influencia catlica la creencia de la maternidad como estado pleno de las mujeres se explica con la tentacin de Eva, la primera mujer y culpable de que la primer pareja creada por Dios fuera expulsada del paraso; y la posterior redencin de las mujeres con Mara, al convertirse ella en el vehculo para que llegara al mundo el Mesas: el hijo de Dios.

De acuerdo a la tradicin catlica, fue la falta de obediencia de Eva la que la llev a pecar, y a hacer pecar a Adn, siendo por esta razn castigada por Dios a estar siempre subordinada a su esposo. El pecado original, cometido por Eva, fue heredado a sus hijas, quienes cargaron desde entonces el castigo en su sexo a travs de los siglos.

Fue hasta la llegada de Mara que las mujeres encontraron la salvacin por medio de la maternidad, la cual lleg, adems, con un buscapis, ya que al ser Mara virgen al momento de quedar embarazada de Jess, en lo que se conoce como la Inmaculada Concepcin, se le impone a las mujeres el doble requisito de ser virgen y madre para poder redimirse completamente del pecado cometido por Eva. A este concepto se le ha llamado Marianismo, en alusin a la Virgen Mara. (Loue and Sajatovic 2004)

De esta manera la maternidad no slo es la situacin ideal a la cual debera de aspirar toda mujer, sino que adems se sacraliza, llevando a la mujer embarazada a un estado cuasidivino de pureza que la pone en un nivel superior a la mujer que no tiene hijos, a la cual se le ve con lstima cuando se deriva de una razn fisiolgica, y con incomprensin cuando se trata de una decisin propia.

La influencia del catolicismo es un factor importante para que a las mujeres se nos vea como futuras progenitoras, pero no es el nico. La mercadotecnia ha usufructuado este concepto cultural para explotarlo en la comercializacin de muecas que fungen como hijos ficticios, que construyen en la feminidad hegemnica el famoso instinto maternal que hasta el momento no ha podido ser probado cientficamente.

La forma en como se representa a las nias en los comerciales televisivos, ayuda a perpetuar los roles de gnero que nos atan desde pequeas a la idea de convertirnos en madres algn da. Vindolo en retrospectiva, me parece incluso perverso que una nia a la cual an no se le ha provedo una adecuada educacin sexual, este siendo socialmente entrenada para ser madre.

Por supuesto que la maternidad debe de ser una experiencia bellsima, pero cada mujer debe de tener la opcin de serlo en libertad, no como una obligacin impuesta por razones de su gnero, ni mucho menos como una forma de congraciarnos con la sociedad. Como mujeres, y como mexicanas, debemos de tener la libertad de elegir nuestra reproduccin tal cual lo establece el artculo 4to de nuestra constitucin, respetando a aquellas que decidan no tener hijos. Una buena forma de manifestar ese respeto es no preguntando sobre su eleccin, a menos que ellas quieran compartirlo.

Agradezco a Cdigo Venus por ste espacio, en el cual tendr la oportunidad de compartir algunos conceptos relacionados con las mujeres y sus derechos.

Hritier, F. (2007). Masculino/Femenino II, disolver la jerarqua. (M. Mayer, Trans.) DF, Mexico, Mexico: Fomento de Cultura Econmica: 121Loue, S., & Sajatovi, M. (2004). Encyclopedia of Women's Health. New York, New York, USA: Kluwer Academy/Plenum Publishers. P:386