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Desarrollo económico y social en el siglo XXy población e indicadores sociales CLARA RAMÍREZ GÓMEZ Investigadora Centro de Investigaciones para el Desarrollo, CID Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacioruil de Colombia I.INTRODUCCIÓN Dice David Landes en la introducción a su libro La riquezay la pobre- za de las naciones que, a grandes rasgos, el mundo está dividido en tres tipos de países: aquellos que gastan mucho dinero para que la población no au- mente de peso; aquellos cuyos habitantes comen para vivir y aquellos cuyos habitantes no saben como podrán conseguir su próxima comida. Colombia no se aparta de esta división y podemos decir que el gran reto que enfrenta su desarrollo es la brecha que separa a ricos y a pobres. Cuál es la magnitud de esta brecha y qué transformaciones ha sufrido durante la última mitad del siglo XX es un punto central para entender el de- sarrollo del país, a la luz de los indicadores sociales. < La diferencia de ingreso per cápita entre un país como Suiza y otro como Mozambique, en los dos extremos de la escala de ingreso, es aproxi- madamente de 400 a 1, mientras hace doscientos años la brecha entre el más rico y el más pobre era de 5 a 1. Hay países que no crecen y que incluso se vuelven más pobres, en términos absolutos, otros apenan logran mante- nerse, mientras otros más se ponen al día. 481

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Desarrollo económico y social en el siglo XXy población e indicadores sociales CLARA RAMÍREZ GÓMEZ

Investigadora Centro de Investigaciones para el Desarrollo, CID

Facultad de Ciencias Económicas

Universidad Nacioruil de Colombia

I . INTRODUCCIÓN

Dice David Landes en la introducción a su libro La riquezay la pobre­za de las naciones que, a grandes rasgos, el mundo está dividido en tres tipos de países: aquellos que gastan mucho dinero para que la población no au­mente de peso; aquellos cuyos habitantes comen para vivir y aquellos cuyos habitantes no saben como podrán conseguir su próxima comida. Colombia no se aparta de esta división y podemos decir que el gran reto que enfrenta su desarrollo es la brecha que separa a ricos y a pobres.

Cuál es la magnitud de esta brecha y qué transformaciones ha sufrido durante la última mitad del siglo XX es un punto central para entender el de­sarrollo del país, a la luz de los indicadores sociales. <

La diferencia de ingreso per cápita entre un país como Suiza y otro como Mozambique, en los dos extremos de la escala de ingreso, es aproxi­madamente de 400 a 1, mientras hace doscientos años la brecha entre el más rico y el más pobre era de 5 a 1. Hay países que no crecen y que incluso se vuelven más pobres, en términos absolutos, otros apenan logran mante­nerse, mientras otros más se ponen al día.

481

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBIA SIGLO XX

Podría uno preguntarse, cuáles son las razones por las que unos países lo hacen mejor que otros. Pero, lo que nos interesa aquí, es cómo lo ha he­cho Colombia en este período, ¿Se ha ampliado la brecha? ¿Cómo ha evolu­cionado su población? ¿La población es más saludable hoy que hace 50 años? ¿Más educada? ¿Con mejor calidad y más larga vida?

A los historiadores les gusta analizar el pasado y no el futuro y tratan de comprender y explicar lo sucedido. Los economistas también desean co­nocer el pasado y confían en lo que saben con respecto a éste en tanto pueda concillarse con la teoría y la lógica; más es mejor y si de elegir metas se trata, el logro material es el mejor argumento. Este optimismo del economista tiene que ver sobre todo, con el aumento de la riqueza, que Adam Smith lla­maba el "progreso natural de la opulencia". Aún para los pobres, "usando casi cualquier tipo de herramienta de medición que se desee, la vida resulta cada vez mejor" y cada vez más larga. De esta forma, la gente pobre está me­jor, al menos en términos generales.

Tratar de apartarse de esta concepción simplista, no es fácil. Me intere­sa presentar una visión panorámica de lo que ha sucedido en la última mitad de siglo XX en el desarrollo social colombiano, teniendo en cuenta que sus as­pectos determinantes son plurales y están interrelacionados, que las explica­ciones unicausales no son satisfactorias. Ustedes, en las anteriores sesiones de la Cátedra han proflindizado en temas centrales del desarrollo del país. Han recorrido 50 años de desarrollo sectorial (agrícola, industrial), han profundi­zado en lo que ha sido el manejo de las instituciones monetarias y fiscales, han abordado los problemas monetarios y financieros, entre otros muchos. Pero, cabe preguntarse, ¿qué ha pasado con la gente?

Algunos temas quedarán por fuera, pese a la importancia crucial en el desarrollo de nuestra sociedad: la violencia, que ha marcado estas cinco dé­cadas de desarrollo. Pero hablar de violencia requeriría mucho más de una cátedra y, no siendo mi tema, prefiero no caer en la simplificación de medir su costo, ni en la presentación de lugares comunes. Me preocupa porque como muchas veces lo hacemos, dejamos de lado lo más importante. Otros temas, como los de la reforma agraria o el desarrollo urbano ya han sido abordados con anterioridad.

Si se mira el panorama mundial a fin de siglo, la convergencia es la consigna del día, la promesa de seguridad en el fiíturo, de generalización de la prosperidad, de la salud y de la felicidad, como afirma la teoría económi­ca. La realidad indica otra cosa. Los ricos y los pobres no parecen estar acer­cándose entre sí.

482.

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLOXX. POBLACIÓN E INDICADORES SOCLUiS

El título de esta cátedra es Población e indicadores sociales. La transfor­mación de la población colombiana en estos 50 años es notable. De un país con 38% de población urbana pasamos a otro con 70%. El ritmo de creci­miento demográfico, que durante mucho tiempo fiíe una preocupación central, se redujo drásticamente. La migración de la población rural a ciu­dades que no estaban preparadas para un cambio tan fuerte solucionó algu­nos problemas y creó otros nuevos. Las mujeres ingresaron masivamente a la fuerza laboral, al tiempo que se educaron y redujeron sus tasas de fecun­didad. La estructura de edades de la población también cambió en forma apreciable. Sin duda alguna éste a sido uno de los principales cambios socia­les operados en el país en los últimos 50 años.

Hablar de indicadores sociales, es algo más complejo. La sociedad es un tejido de relaciones de personas y de grupos, órdenes sociales que se ba­san en valores, normas e instituciones que dirigen y definen comporta­mientos y le confieren consistencia interna. Los indicadores buscan aproxi­marse a una descripción de las estructuras sociales que se refieren a la distribución entre los individuos de derechos y aspiraciones económicas, políticas y sociales. Estas estructuras no son inalterables. Por el contrario hay una tensión entre cambio y continuidad.

No es fácil captar el cambio social con indicadores cuantitativos, como se puede hacer para estudiar el desarrollo económico. En los últimos años se ha visto un marcado interés por analizar la relación entre el ritmo de progreso social y el patrón y la tasa de crecimiento económico, así como por desarrollar indicadores sociales apropiados para medir el impacto social de las políticas de ajuste y de reforma estructural.

La discusión comienza con su alcance y su uso. Trabajos realizados internacionalmente desde la década de 1950 han centrado la discusión so­bre el tipo de indicadores y sus componentes. Una primera forma de mirar el problema, identifica cuatro categorías de indicadores sociales:

• Indicadores de condiciones de vida, entre los cuales se encuentran los indicadores de salud, nutrición, vivienda, acceso a agua potable, faci­lidades sanitarias, por ejemplo.

• Indicadores de aspectos culturales y de información, como los relaciona­dos con el alfabetismo, la educación, el número de bibliotecas, perió­dicos, música, teatro, anes.

• Indicadores de aspectos sociales, relacionados con los derechos huma­nos, el estatus de la mujer, la participación, la igualdad, la seguridad

4 ^

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBLV SIGLO XX

personal, el trabajo infantil, el consumo de drogas, la corrupción o el medio ambiente, entre otros.

• Indicadores de aspectos espirituales, como la felicidad, la satisfacción o la tranquihdad. <• ' - .

Estos indicadores pueden ser cuantitativos o cualitativos, objetivos o subjetivos, y se basan en diferentes fuentes de información, como los cen­sos, las encuestas de hogares, las entrevistas individuales, los informes admi­nistrativos, los sistemas de registro, las encuestas de opinión pública.

Para el presente trabajo, me centraré en las dos primeras categorías, presentando la evolución de diferentes indicadores en materia de educa­ción, salud, trabajo, movilidad social, pobreza y distribución del ingreso. Y, como aclaración final, vale decir que, a pesar de la cantidad de datos, es im­portante no caer en el "fetichismo de los indicadores". Hay que considerar sus deficiencias: • Dan la impresión de ofrecer más exactitud de la que de hecho pueden

ofrecer. • Contemplan situaciones altamente formales que, aunque documen­

tan aspectos de la vida material de las gentes, no captan otros aspectos igualmente importantes.

• Tienen una fuerte influencia cultural, que dificulta su objetivo de comparación internacional.

• Pese a esto, son un medio auxiliar útil para ofrecer una impresión cer­cana del ritmo de transformación de una sociedad.

11. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN Un lugar común cierto es que la población es el fundamento de la so­

ciedad. La estructura de una población determinada refleja no sólo las con­diciones económicas, sino también el comportamiento y las normas socia­les respecto al papel de la mujer, de los hijos, de la familia. De allí la importancia de las estadísticas demográficas: tasa de natalidad, estructura de edades, tasas de mortalidad.

El término que resume la evolución de la población en estos 50 años en Colombia es el de transición demográfica, con efectos importantes sobre la transformación de la estructura familiar y del papel de la mujer. Determi­na también cambios en la pirámide de población, aumento de jóvenes y an­cianos. Plantea retos importantes en materia de empleo y seguridad social.

4S4

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLO XX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCIALES

La urbanización produce la desarticulación de relaciones tradicionales en comunidades rurales y sobrecarga las instituciones sociales y políticas. Se agudizan los problemas sociales.

L El crecimiento de la población Durante la segunda mitad del presente siglo, la población colombia­

na se ha incrementado más de 28.5 millones de habitantes, al pasar de poco más de 11 millones y medio en 1951, a 40.2 millones en 1997, con una tasa de crecimiento promedio anual de 27.1 por mil.

Hace cuatro décadas, el país vivía el auge demográfico más intenso de su historia, toda vez que a mediados de los años 50 la población alcanzaba tasas anuales medias de crecimiento de 31.5 por cada mil habitantes, condi­ciones bajo las cuales la población colombiana se duplicaría cada 22 años. Este acelerado ritmo de crecimiento se originó en el continuo descenso de la mortalidad, mientras que la fecundidad permanecía en niveles excesiva­mente elevados.

GRÁFICO 1 COLOMBIA. POBLACIÓN TOTAL DEL PAÍS, 1951-1997

Fuente: DANE, Censos de Población y proyecciones

- 1 . . , • -• •

Sin embargo, a mediados de la década de los sesenta, se inicia un cambio radical en las tendencias históricas del comportamiento reproducti­vo de los colombianos. Después de registrarse un promedio de casi 7 hijos por mujer entre 1950 y 1965, se descendió a 3 hijos por mujer en 1994.

4«S

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBLV. SIGLO XX

Este marcado descenso de la fecundidad determinó una desaceleración del ritmo de crecimiento poblacional del país, con una tasa de 29.4 por mil en­tre 1973 y 1985 y una de 18 por mil en la actualidad, uno de los efectos de "la transición demográfica".

' " Cuadro 1 Colombia. Evolución de la población por zona de residencia,

1951-1993

Años

1951

1964

1973

1985

1993

1997

Total

11,548,172

17,484,508

22,862,118

32,495,400

37,664,711

40,214,723

Cabecera

4,468,437

9,093.094

13,548.183

21,299,397

25,849,387

28,456,661

Resto

1,Q1<),1?,5

8,391,414

9,313.935

11,196,003

11,815.324

11,758,062

Fuente: DANE. Censos de Población y proyecciones

Cuadro 2 Colombia. Tasas de crecimiento de la población por zona de

residencia (por mil),

1951, 1964, 1973, 1985, 1993, 1997

Periodos

1951-64

1964-73

1973-85

' • ^ 1985-93 -̂̂ •'•••- ^ ^

1993-97

Fuente: Cálculos DNP-UDS-DIOGS

31.5

28.9

29.4

18.4

17.8

Total Cabecera

53.9

43.0

37.8

24.1

26.1

12.9

11.3

15.4

6.7

-1.3

Resto

* - . . •

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLO XX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCL\LES

rh

Cuadro 3 Colombia. Distribución relativa

de la población po r zona de residencia (%), 1951-1993

" "

Años

1951

1964

:. 1973

1985

1993

1997

Total

100.0

m^ r ÍOttO

IfilXO

100.0

100.0

Cabecera

38.7

52.0

59.3

65.5

68.6

70.8

Resto

61.3

48.0

.', t 40.7

M J

31.4

29.2

Fuente: Cálculos DNP-UDS-DIOGS

2. La fecundidad Los cambios en la fecundidad han sido diferentes por zona, regiones

y departamentos. La diferencia entre zonas urbanas y rurales es notoria: mientras las mujeres de las zonas urbanas tienen 2,6 hijos, las de áreas rura­les alcanzan 4,4. En Bogotá y en la región central se registra la menor fecun­didad del país con 2,3 y 2,9 hijos por mujer respectivamente; mientras que en las regiones Oriental, con 3,3 y Atlántica, con 3,4, se presentan los ma­yores promedios.

Por departamentos la diferencia es más marcada: la fecundidad varía desde el nivel pretransicional (5 y más hijos por mujer) en Chocó, Guainía, Amazonas, Vaupés, Vichada, hasta niveles de transición avanzada, con menos de tres hijos por mujer en Adántico, Valle y los departamentos de la r ^ ó n cafetera.

GRÁFICO 2 TASA GLOBAL DE FECUNDIDAD Y TASA BRUTA

DE NATALIDAD, 1950-2000

50-Si SMO 614S W-70 71-74 7S40 11.84 S í - » 9 1 . » 96.00

•TGF . . . 1

Fuente: D A N E

¥9-

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBLV SIGLO XX

3. La mortalidad En el notorio cambio han incidido elementos importantes como la

existencia de mejores condiciones higiénicas, una mejor asistencia médica, y una mayor educación. Los problemas principales están relacionados con la violencia, la pobreza y la condición de la mujer.

GRÁFICO 3 COLOMBL\. TASAS DE MORTALIDAD BRUTA E INFANTIL,

1951-1996

140 -- 120

100 80 60 40 20 O

20 1

15 •

10 •

5 -

n

Bruta*

Infanür

: ^ ^ = ^ ^ . , , ^ ^ . : ^ ;

^ ^ _ ^ -

51-55

16.68

123.2

56-60

13,32

105,3

61-65

11,48

92,1

66-70

10,06

82.18

71-75

8,71

73,03

81-85

6,81

41,16

86-90

6,09

39,66

91-95

5,91

36,96

96

5,75

34,25

Fuente: DANE

La mortalidad general ha presentado un descenso en el curso de las últimas décadas. De las 16.7 defianciones por cada mil habitantes de hace 50 años, se ha pasado a menos de 6 por mil en la actualidad. La mortalidad infantil ha tenido en el mismo período una reducción de 123 a 34 defiín-ciones de niños menores de un año por cada mil nacidos vivos.

4. La esperanza de vida El descenso de la mortalidad infantil explica en gran medida el cons­

tante y rápido incremento en la esperanza de vida de los colombianos, que en estos 50 años aumentó de 49 a 70 años. Con todo, la mortalidad infantil sigue siendo alta frente a países como Cuba, Chile o Costa Rica. Los resul­tados son mejores para las mujeres (74 años) que para los hombres {̂(¡G años) y para la zona urbana (71 años) que para zona rural (69 años). Algu­nos departamentos como Caquetá (62 años) o Chocó (63 años) tienen hoy en día una esperanza de vida inferior a la del país hace 15 años (67.5 años).

488

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN EL SIGLO XX POBLACIÓN E INDICAtXJRES SOCLU.ES

GRÁFICO 4 ESPERANZA DE VIDA AL NACER

1950-2000

50-55 56-60 61-65 68-70 71-74 75-60 81-84 85-90 91-95 96-00

Mu|er

Fuente: DANE, Estadísticas vitales

5. La estructura de edad de la población Otro de los efectos más importantes de los cambios en la dinámica

demográfica nacional es la modificación de la estructura de edades de la po­blación. La proporción de los menores de 15 años se redujo de 47% en 1964 a 35% en 1993. La población en edad de trabajar (15-64 años) ha in­crementado su importancia al pasar de 50% a 6 1 % en dicho lapso. La ter­cera edad (mayores de 65 años) ascendió de 3.2% a 4.2%.

Estos cambios son de singular relevancia por cuanto determinan el volumen y composición de la demanda por bienes y servicios. Hoy por ejemplo, las demandas por educación, salud, nutrición, recreación y atención a los menores de 15 años han cedido en intensidad. No ocurre así con la población en edad de trabajar cuyo acelerado crecimiento ac­tual impone al sector productivo un serio desafío en cuanto a la absor­ción de una oferta laboral en progresiva expansión. La tercera edad se convertirá en una preocupación creciente de los sectores sociales en las próximas décadas.

489

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA SIGLO XX

GRÁFICO 5 DISTRIBUCIÓN POBLACIONAL POR GRUPO DE EDAD

35%

30%

25%

20%

1S%

10%-

5%

0% r j 5 a 14 15 a 24 25 a 49 50 a 65 65 y *

•- " • 111951 n i 9 7 3 S1993

Fuente: DANE, Estadísticas vitales

Cuadro 3 Colombia. Población y su distribución por grupos de edad,

1985-1993

Grupos de edad

0-4

5-6

7-11

12-17

18-24

25-64

65 y más

Total país

Menores de 15

15-64

65 y más

1964 Población

3.085.747

1.163,876

2,578,407

2.417,500

2.093,414

5,621.303

524.261

17.484,508

8,155.529

8.804,718

524,261

%

17.6

6.7

14.7

13.8

12.0

32.2

3.0

100.0

46.6

50.4

3.0

1985 Población

4.351,134

1,696.260

3.844,206

4.533.108

4.981,545

11,818,577

1.270,570

32.495.400

12.052,544

19.172,286

1,270.570

%

13.4

5.2

11.8

14.0

15.3

36.4

3.9

100.0

37.1

59.0

3.9

1993 Población

4,532.544

1,751,635

4.278.032

4.873.139

5.221,221

15,188,325

1.583.209

37.428.105

13,051.180

22.793.716

1,583.209

%

12.1

4.7

11.4

13.0

14.0

40.6

4.2

100.0

34.9

60.9

4.2

Fuente: Cálculos D N P - U D S - D I O G S con base en DANE. Censos de Población.

490

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLO XX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCIALES

6. Distribución espacial La distribución espacial de la población se asocia tanto con el creci­

miento demográfico diferencial como con los procesos de concentración y urbanización que se producen como resultado de las migraciones internas. En los últimos 50 años, la población urbana aumentó en cerca de 25 millo­nes y medio, en tanto que en dicho lapso la población rural sólo se incre­mentó en 4.7 millones de habitantes.

La población urbana actual asciende a más de 28 millones cuando hace 30 años no superaba los diez millones. Lo anterior muestra que, en el lapso de medio siglo, la distribución urbano-rural de la población invirtió su composición. Entre 1951 y 1990 la población con residencia urbana pasó de 38% a 70%. : •

GRÁFICO 6 COLOMBLV. PORCENTAJE DE POBLACIÓN URBANA Y RURAL,

1951-1997

51 54 57 60 63 66 69 72 75 78 61 84 87 90 93 96

— • Urbano • Rural

Fuente: Con base en DANE, Censos de Población

• \ v :

Este cambio radical fue originado por los procesos migratorios del campo a la ciudad, los cuales fueron significativos entre 1940 y 1970. A partir de entonces su importancia relativa venía disminuyendo progresiva­mente y el crecimiento vegetativo de las zonas urbanas era la causa principal de su expansión demográfica. En los últimos años hay indicios de un nuevo fenómeno migratorio que no ha sido cuantificado adecuadamente y que se asocia con desplazamientos masivos originados en el recrudecimiento de la violencia.

491

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU, EN COLOMBIA SIGLO XX

Los principales polos de atracción han sido Bogotá y los departamen­tos de la Costa atlántica, mientras las zonas rurales tradicionales como la re­gión central y oriental han perdido participación. Los nuevos departamen­tos también han sido ocupados paulatinamente.

GRÁFICO 7 COLOMBLV. DISTRIBUCIÓN REGIONAL DE LA POBLACIÓN,

, 1951-1997 -. ' , j . r

Bogotá Antioquia VWI« C. AOAnllco Centro Pacífico Orlanta T.

i l 1951 D 1973 S 1997

Fuente: Con base en DANE, Censos de Población

111. LOS INDICADORES SOCIALES

/ . La visión unifactorial Desde la ilustración, los teóricos sociales han tratado de ofrecer ex­

plicaciones del cambio social con ayuda de teorías unifactoriales. En el cen­tro de cada explicación se encuentra un factor único, o por lo menos deter­minante del cambio social, como la guerra, la técnica, la tensión estructural, la difiisión cultural, o la movilización cibernética.

Ninguna de estas perspectivas logra explicar globalmente el cambio social, pero todas han tenido importancia grande no sólo en el aspecto teó­rico sino en el político. El análisis social carece de una sistematicidad tan ri­gurosa como la de la "contabilidad nacional" del análisis económico.

Desde Pigou, la teoría económica ha tratado de utilizar el ingreso como una medida de bienestar. La idea de bienestar de Pigou incorpora dos elementos: el aumento del ingreso promedio y la mayor participación de los pobres en el ingreso total. En este siglo la discusión sobre la pertinencia de utilizar el ingreso como medida de bienestar ha sido álgida. Keynes retomó

492

EL M r r O DE SÍSIFO o VEINTE AÑOS DE PUJANZADESCENTRALIZADORA

la reflexión desde la perspectiva macroeconómica, manifestando su escepti­cismo sobre el ingreso como medida de bienestar, especialmente cuando se trata de hacer comparaciones entre países o entre épocas diferentes. Más re­cientemente, Atkinson (1970) propuso establecer una relación directa entre el ingreso y el bienestar de manera que el bienestar aumenta con el ingreso pero lo hace a un ritmo cada vez menor. Para construir su medida de desi­gualdad, define un nivel de ingreso per cápita hipotético-normativo que se traduce en una distribución del ingreso más igualitaria que la existente.

No basta entonces con el crecimiento del PiB para garantizar mejores condiciones de vida a una población. Colombia, a pesar de haber manteni­do durante todo el período considerado tasas de crecimiento económico medias no ha logrado resolver problemas cruciales de su desarrollo. Dos di­mensiones básicas la distribución del ingreso y el empleo, definen la situa­ción social de los individuos y sintetizan las condiciones de bienestar e in­clusión de la sociedad. Las otras dos están correlacionadas: la educación y la pobreza. Empecemos con el trabajo.

2. El trabajo '• El trabajo y la profesión no son sólo categorías económicas. Tienen

importancia en la personalidad de los individos: para los jóvenes el acceso a la vida laboral ha significado independencia e inicio de la vida adulta. Para la mujeres, es germen de emancipación. La falta de trabajo por cualquier ra­zón se siente no sólo a nivel social sino personal. Incluso el retiro de la vida laboral en la vejez produce sentimientos encontrados. El trabajo no es sólo un factor de producción. Es parte esencial de las estructuras sociales, distri­buye el valor económico creado, transmite reconocimiento social.

En Colombia, al mismo tiempo que se transforma la población y se desarrolla una economía moderna, se transforma la composición de los tra­bajadores con relación a la edad, el sexo, la calificación, la rama de activi­dad, el tipo de trabajo y las condiciones laborales. También el Estado cam­bió su relación con los trabajadores.

a) Población activa La tasa de participación laboral es un indicador socioeconómico

esencial. En Colombia, esta tasa ha aumentado a lo largo del período por dos factores principalmente: la creciente vinculación de la mujer a las acti­vidades laborales por fuera del hogar y el fuerte crecimiento demográfico de

493

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBLV SIGLO XX

mediados de siglo. La migración rural-urbana representa una presión adi­cional sobre el mercado laboral urbano.

Los diferenciales de participación entre hombres y mujeres eran muy marcados a comienzos del período: en 1951, la tasa de participación feme­nina era de 17%. En 1973, había alcanzado 22%, al tiempo que la partici­pación de los hombres descendía de 79% en 1951 a 68% en 1973. En 1995, la tasa de participación de los hombres se había situado alrededor de 75%, mientras que la de las mujeres estaba en 46%, una de las más altas de América Latina. -, •-•.,...: , , . , ...

Cuadro 4

Colombia. Tasas de participación y desempleo. '

••'•'- Siete áreas metropolitanas 1976-1999

. , Tasa de Tasa de ... Tasa de Tasa de Ano ^ , _ . • .. Ano _ , „ . . .,

Desempleo Participaaon Desempleo Partiapacion

1976 IfilJ ^ 49.4 1987 11.2 56.6

1977 ' M ' 49.8 1988 . # ? ^ ' ^7.2

1978 8.2 49.9 - 1 9 ^ . , . , m • 56.8

1979 m 52.9 1990 ' I M S?52

1980 ' • 9 ^ ' ' ' \ JS3J ' '• ' ; i 9 ^ ' '" t& --P^' 6ft3

1981 8.1 -̂ ' 52.9 1994 7.6 59.0 1982 9.5 . . . ^ f r . - v 1 ^ • '̂"̂ ^'-^

1983 - ' ^ - ~ t t S - — - ' ~ - ' ' ^ ^ - ~ ~ ^ ^ ' m S ^ ^ 11.9 5 9 . 1 ^

1984 ' 13.2 Ú S \ W Í 12.1 59.9

1985 I3w? ' ' ' 54.8 1998 15.0 61.0

1986 13.0 55.4 1999 20.1 63.3

Fuente: DANE, Encuestas de Hogares

b) La edad de inicio de la vida laboral Simultáneamente, la edad de inicio de la vida laboral se ha desplaza­

do en el tiempo. En 1984, la máxima participación se daba entre los 20 y los 24 años. Ahora, la edad se máxima está en el grupo de edad de 25 a 34 años. Las mujeres trabajan en forma más continua de lo que solían hacerlo en el pasado.

494

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLO XX POBLACIÓN E INDICADORES SOCL\LES

65

60

55

50

45

40

GRÁFICO 8 COLOMBLV. TASAS DE PARTICIPACIÓN LABORAL

1976-1999

Ve'

_ /

'78' '80'

^

'82'

^

'84' 'se' '88'

^

'90' '94'

X ^

'96' '98' '99

Fuente: Con base en DANE, Encuestas de Hogares

GRÁFICO 9 EVOLUCIÓN DEL EMPLEO POR GRUPOS DE EDAD

8000 7000 6000

5000 4000 3000 2000

1000 A

/

12a 14

/^

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15a 19

—1984 -

...#*.*.-0 ^ ^ ^ .

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' ' 20 a 25 a 24 29

•1988 —1992 -••1996

• N X

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30 a 35 a 40 a 45 a 50 a 34 39 44 49 5 4

'

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!:5*i*5:!

55 a 60 y 59 •̂

Fuente: Con base en DANE, Encuestas de Hogares

c) Las mujeres Su mayor participación en la fuerza laboral se ha traducido en una

mayor participación en el empleo, que ha aumentado de 36% a 44% entre 1976 y 1997. Su participación en el ingreso también ha aumentado (de 25% a 35%), pero tiene mayores tasas de desempleo y menores remunera­ciones.

495

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBLV SIGLO XX

GRÁFICO 10 COLOMBLV, PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES

EN EL INGRESO Y EL EMPLEO, 1976-1997

45%

Fuente: Con base en DANE, Encuestas de Hogares '* •

d) La relación salarial En los países desarrollados, el aumento de personas que trabajan

como asalariadas ha sido un indicador de desarrollo y una condición de modernidad.

GRÁFICO 11 ^̂ COLOMBLV. EMPLEO POR POSICIÓN OCUPACIONAL

POSICIÓN OCUPACIONAL: 7 ÁREAS

70.0

60.0

50.0

40.0

30.0

20.0

10.0

0.0

Independientes

Doméstico y Familiar

1984 1988 1992 1994

Fuente : Con base en DANE, Encuestas de Hogares

1996 1998

En Colombia esta condición no ha abarcado sino a cerca del 60% de la fuerza de trabajo, con algunas variaciones coyunturales producto de los ciclos de la economía. La condición salarial no es una generalidad. El traba­jo por cuenta propia, aún en las ciudades más desarrolladas continúa pesan­do en forma importante. Disminuyen, sí, como signo de modernización, las relaciones laborales más atrasadas, como el servicio doméstico o el traba­jador familiar sin remuneración.

496

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLOXX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCIALES

GRÁFICO 12 COLOMBLV. PARTICIPACIÓN DEL SECTOR INFORMAL

EN EL EMPLEO 7 ÁREAS METROPOLITANAS

45.0 1984 1986 1988 1992 1994 1996 1998

- Bogotá Medellín Cali Bucaramanga Manizales Pasto

• Barranquilla

Fuente: Con base en DANE, Encuestas de Hogares

Este indicador se complementa con el del sector informal, término acuñado en los años setenta para describir una realidad no salarial de rela­ción laboral. En Colombia, el peso del sector informal es alto. En las siete principales ciudades representa cerca del 50% del empleo, sin grandes cam­bios en los últimos 15 años. Las ciudades con una tradición industrial más fiierte, como Medellín o Manizales, tienen menores niveles de empleo in­formal, mientras otras menos industriales, como Pasto, Barranquilla o Bu­caramanga, tienen niveles superiores al 60%. La discusión sobre el sector informal y su papel como amortiguador en las crisis económicas ha sido uno de los grandes temas de debate económico y social.

e) La rama de actividad ". '- '" Las transformaciones económicas y sociales se traducen en el peso del

empleo sectorial. Es un planteamiento tradicional que a medida que un país se desarrolla es menor el empleo generado en los sectores primarios y mayor el generado por la industria y los servicios.

En Colombia se ha hablado de una terciarización adelantada, por considerar que aún antes de haberse logrado la modernización de la agricul­tura y el desarrollo de una base industrial sólida, el empleo del sector tercia­rio adquirió un peso preponderante. En 1976, 38% del empleo urbano se concentraba en el sector servicios, 25% en la industria, 22% en el comercio y 6% en el transporte. 20 años después, la situación no se ha modificado en forma importante y la estructura sigue siendo similar. En el sector rural, desciende el porcentaje de empleo generado por las actividades propiamen-

497

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBLV SIGLO XX

GRÁFICO 13 COLOMBLV. EMPLEO POR RAMAS DE ACTIVIDAD. (%)

1976-1998

• Industria Servicios • Resto • Comercio • Transporte

45%

K r ^ r ^ r ^ c o c o a 3 a 9 c o c o x > < o c O Q O c n a ) a > a > a > o ) a > o

Fuente: Con base en DANE. Encuestas de Hogares

te agropecuarias, que en 1988 representaban un 62% y en 1996, 55%, a fa­vor de actividades comerciales y de servicios personales.

La estructura salarial por ramas muestra diferenciales importantes. Si se toma como base el salario de la rama industrial, durante los últimos 20 años, los sectores financiero y de comercio tienen remuneraciones mayores, entre un 30% y un 80%. Al contrario, las ramas de construcción y comer­cio que a comienzos del período tenían salarios hasta un 30% menores que los industriales, se aproximan a éstos al final del período. -^

f) La mayor calificación y los diferenciales salariales Uno de los mayores cambios en la fuerza laboral es el que se relaciona

con los niveles educativos de la población. Entre 1950 y 1997, el porcentaje de la fuerza de trabajo con educación superior completa pasó de 6% a 15% y con educación superior incompleta de 4% a 8%. El porcentaje de pobla­ción con educación secundaria completa pasó de 10% a 25%, al tiempo que se redujo de 47% a 25% el porcentaje de población con educación pri­maria o menos y las personas sin educación pasaron a representar menos del 2% de la fiíerza laboral. '\

Sin embargo, los diferenciales salariales por nivel educativo no se acortan. Entre 1976 y 1982 hay una tendencia a la reducción de los

498

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLO XX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCIALES

GRÁFICO 14 COLOMBLV. DISTRIBUCIÓN DEL EMPLEO URBANO

POR NIVEL EDUCATIVO

^ —

50% 45%.

4 0 % .

35%. 30%.

25% . 20%. 15%.

10%.

0%-

-OAÑOS 1-5AÑ0S — • 6-10AÑOS — 11 AÑOS ^ — 1 2 - 1 5 AÑOS 16+AÑOS

-. .Ji-v;«a,.^

n. .

3 CO CO c n O s s

Fuente: Con base en DANE. Encuestas de Hogares

diferenciales y los niveles alcanzados en ese año se mantienen más o menos estables a comienzos de los 90. A partir de allí aumentan nuevamente, de manera que 20 años después la situación es similar: una persona con prima­ria o menos recibe un 17% de la remuneración de un profesional; una per-

••"f'. . • ' ' 'W ' , .- . • - i .

., GRÁFICO 15 COLOMBLV. INGRESOS RELATIVOS POR NIVEL EDUCATIVO

16 AÑOS = 100

. . o AÑOS 1-5 AÑOS— . .6-10 AÑOS. .11 AÑOS 12-15 AÑOS

60%

76 78 80 82 84 86 88 90 92 94 96

Fuente: Con base en DANE, Encuestas de Hogares

499

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBL\. SIGLO XX

sona con bachillerato incompleto recibe en promedio un 25%. Hay un sal­to grande cuando se completa el bachillerato, y las personas alcanzan a recibir 45% del salario de un profesional. Si se hacen estudios postsecunda­rios sin graduarse, los salarios son la mitad del de los profesionales.

g. El desempleo: ¿Problema endémico? El desempleo, mal endémico de nuestro desarrollo, tuvo las tasas más

bajas a finales de los 70 y a principios de los 90. Aunque el desempleo urba­no en Colombia se ha mantenido siempre en niveles muy altos si se le com­para con patrones internacionales, ha sido una preocupación coyuntural. Más o menos cada 10 ó 15 años, cuando se disparan las tasas, pasa a ser el principal problema. Esto sucedió a finales de los años 60, cuando concluye un período de expansión económica, y de cambio poblacional importante; luego, a principios de los 80, con la crisis económica, y finalmente, en la ac­tual coyuntura. La estructura económica colombiana es lenta generadora de empleo. Los remedios macroeconómicos toman su tiempo pero alejan el fantasma, una vez pasada la crisis. La verdad general de que sin crecimiento no hay empleo no deja ver la frustración y el drama personal de los desem­pleados y sus familias. Las medidas de corto plazo se dificultan, puesto que el aumento del desempleo viene generalmente acompañado de programas de ajuste y políticas fiscales restrictivas. Si es producto o causa de estas polí­ticas es una discusión permanente entre los economistas. La polémica rela­ción entre desempleo e inflación sigue estando pues a la orden del día.

GRÁFICO 16 COLOMBIA. EVOLUCIÓN DEL DESEMPLEO

TASAS DE DESEMPLEO, 1976-1999

76' 78' '80' '82' '84' '86' '88' '90' '94' '96' '98' '99

Fuente: Con base enDANE, Encuestas de Hogares

500

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN EL SIGLO XX POBIACIÓN E INDIC^iDORES SOCLUfS

. . ' .• r-, . I .

r . 3. La educación La evolución de los logros educativos y la identificación de los nuevos

retos se ha registrado en los planes de desarrollo. De la preocupación por el analfabetismo se ha llegado a la preocupación por una educación postse-cundaria que permita la competitividad. De la preocupación por fortalecer el Ministerio de Educación Nacional (MEN) como centro operativo del sis­tema se ha llegado a una preocupación por fortalecer la institución educati­va como ejecutora, dejando al MEN la dirección, la evaluación y la defini­ción de los contenidos programáticos.

En 1930, se manifiesta la primera preocupación explícita porque la educación sea la base de un desarrolb más moderno e igualitario. La tasa de analfabetismo de la población en edad escolar era de 63%; la calidad defi­ciente; la cobertura de instrucción rural mínima y el sistema estaba en ma­nos de las instituciones religiosas.

Posteriormente, el diagnóstico de Currie en 1951 señala problemas que fueron enfrentados con éxito. El analfabetismo que ha caído notable­mente del 37% al 8.6%, sigue siendo aún relativamente alto en el sector ru­ral y en algunos departamentos.

Hasta la década del 70 los planes son más diagnósticos generales sin contenidos programáticos. El informe del Banco Mundial, El Desarrollo Económico de Colombia: problemas y perspectivas reconoce los avances en cobertura en el decenio de los sesenta, pero así como las Cuatro estrategias el informe de la OlT, no creen que la educación sea un cuello de botella para el crecimiento económico. La primera mitad de este decenio está marcada por la meta de expansión de la primaria y el desarrollo del modelo fallido de expansión de la secundaria técnica impulsado por los bancos multilaterales.

A mediados de esa década. Para cerrar la brecha (1974 -1978) resalta la conexión entre educación, calificación laboral y desarrollo. Propone aumentar de 14 % a 25% la participación del sector en el gasto público y adopta el concepto de educación básica de 9 años. Y a finales de esa década, el Plan de Integración Nacional, hace énfasis en el preescolar y en la necesidad de mejorar la eficiencia interna en primaria.

En los años 80, El plan Cambio con equidad (1982-1986) se concreta fundamentalmente en la campaña de alfabetización CAMINA y en la estrate-

-• gia de la Universidad Abierta y a Distancia, mientras que el plan de Econo­mía social (1986-1990) hace énfasis en la educación básica, en la inequidad regional y retoma el tema de la eficiencia.

501

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBLV SIGLO XX

En los años 90, son los problemas instimcionales los que están en el cen­tro: el centralismo de la administración, los niveles bajos de coordinación y de diferenciación de responsabilidades y fiínciones entre los distintos niveles, los deficientes canales de información y la limitada participación de las familias y de las comunidades. Se insiste en la cobermra universal de la educación prima­ria, que aún no se alcanza, en la expansión masiva de la secimdaria, en lo cual se ha avanzado, y en aumentar la calidad de la educación en todos los niveles.

a. Alfabetismo ' . ' . " ' • -̂ El alfabetismo y la educación básica son la puerta de entrada al desa­

rrollo social y productivo del individuo y de la colectividad. La lucha contra el analfabetismo, junto con la expansión del sistema educativo, constituyó uno de los temas centrales de la agenda educativa en la mayoría de los países de la región latinoamericana desde poco antes de la década de los setenta.

Los esfiíerzos por erradicar el analfabetismo se reflejaron en una re­ducción importante: se pasó de un analfabetismo del 19% en 1973 a uno del 8,6% en 1977. En la zona urbana se redujo de 10,5 a 5,7 en el mismo período y en la rural de 32% a 20%, lo cual significa que aún en esta déca­da, la zona rural tiene un atraso de más de 20 años.

•̂ • ' ' • Cuadro 5 Colombia. Tasas de analfabetismo por grupos de edad y zona,

1985-1993

1973 Total

Cabecera

Resto

1985

Total

Cabecera

Resto

1993

Total

Cabecera Resto

De 15 y

• '

más

U J

10.5

32.6

12.3

7.1

23.1

9.9

5.7

20.3

Fuente: Cálculos de la UDS del D N P con base

15-24

nd

nd

nd

5.9

3.2

13.0

3.8

2.5

9.1

en D A N E , Censos de Población

25-39

nd

nd

nd

9.1

5.1

20.0

5J

3.4

14.6

Grupos de edad

De 40 y

• ' !

más

nd

nd

nd

23.4

15.9

39,5

16.6

12.0

32.3

502.

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN EL SIGLO XX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCIALES

Hay un margen sobre el cual aún se debe continuar trabajando para erradicar el analfabetismo, no sólo como política de desarrollo productivo, sino por justicia y equidad social.

b) Niveles educativos Los niveles educativos de la población han aumentado en forma im­

portante. Pero aún en educación básica se observan dos realidades: en preescolar y los primeros nueve grados, la cobertura universal está lejos de ser alcanzada. El desarrollo educativo ha sido inequitativo por zonas, en contra del sector rural, por departamentos, por grupos de ingreso y por ni­veles. Esta es la principal característica del desarrollo educativo.

La relación entre los distintos niveles ha sufrido cambios dramáticos. En los años cincuenta, 90% de la matrícula total se daba en primaria. A fi­nes de los 90, sólo 45%. La matrícula en secundaria pasó de representar me­nos del 10% en 1950 a casi 40% en el 96 y la superior pasó del l%al6%.

•' •• ' í • ' -S •

GRÁFICO 17 • ' , ' • ' - • COLOMBLV. MATRÍCULA POR NIVEL. ,

1950-1997 {%) -1

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90%

80%

70%

60%

50%

40%

20%

10%

0%

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S i n t o i o S F ^ i ^ r . . .

• primaria - Secundaria — ' 'Universitaria

Fuente: Con base en DANE, Estadísticas educativas y encuestas de hogares

1 c) La expansión de la matrícula Con la república liberal del decenio de 1930 se le vuelve a dar realce a

la cobertura de la educación básica. Entre 1933 y 1953 la matrícula se du­plica, al pasar de 500 mil a un millón de alumnos. Se duplica nuevamente, en la mitad del tiempo, entre 1953 a 1963. Pasar de dos a cuatro millones

m

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBLV SIGLO XX

va a tomar 15 años, de 1963 a 1978, año a partir del cual se inicia una etapa de menor crecimiento hasta comienzos de los noventa, cuando parece ini­ciarse un nuevo período de aceleración. •

GRÁFICO 18 COLOMBLV. ALUMNOS MATRICULADOS POR NIVEL,

1950-1997

55 ñ S Í8 S 8

Primaria

Csj (O s ÍS

co (O g K s fe s

• Secundaria

S CM 00 s

— s 00 £5 o> ^ n

Universidad

Fuente: Con base en DANE. Estadísticas Educativas y Encuestas de Hogares

d) Años promedio de educación El promedio de años es un indicador del avance que ha tenido la edu­

cación. Resume los efectos de las políticas de acceso y de la eficacia y de la eficiencia con que se logra que las personas avancen en el sistema. Cuando se mide para la fiíerza de trabajo, es un indicador del capital humano invo­lucrado en la producción.

Entre 1950 y 1964 la educación promedio aumentó muy lentamente. En 1964, de acuerdo con el Censo de población, el promedio de años de edu­cación era 3.3 años. En 1973 era de 4.6, es decir, había aumentado 1,4 grados en 9 años. Entre 1973 y 1985, la escolaridad promedio de la población au­mentó un grado más para todo el país, llegando a 5.7. Se necesitaron 11 años para un aumento de 1,1 en la educación promedio. Por lo tanto, se requieren cerca de 10 años calendario, tiempo similar al que tomó aumentar un grado más el promedio, entre 1985 y 1995. Si no se acelera el ritmo de educación, sólo en el 2013 se llegará a los nueve grados de educación en las siete ciudades más grandes y en el 2043 en todo el país. La brecha entre la zona urbana y la rural se amplía: de dos años de diferencia en 1950 se pasa a 3.4 en 1995.

504

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOOAL EN EL SIGLO XX POBLACIÓN E INDICADORES SOCLU.ES

GRÁFICO 19 COLOMBIA. AÑOS PROMEDIO DE EDUCACIÓN DE LA POBLACIÓN,

1950-1997

•i-fíj

8

7

6

5

4

3

2

1

0

S Í8 CM -q; <£> OD <£) <b i O <D

— -Total

S

( N • * (D 00 O ( ^ N - h - r - CO

CM • < C CO 00 c

- .Rural

Fuente: Con base en DANE. Encuestas de Hogares

4. La pobreza a) Los NBI y el primer intento sistemático por medir

la pobreza .. La medición de la pobreza en Colombia se ha hecho principalmente con

dos metodologías: la de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) y la de Línea de Pobreza (LP). La primera medición de pobreza por NBI la realizó un equipo de trabajo del DANE en la década de los 80, tomando como base la información del Censo de 1985. Desde entonces, la medición de Nbi se ha hecho con el Censo de 1993 y con las Encuestas de Hogares, a partir de los años 90.

La metodología NBI considera como pobres los hogares o las perso­nas que no pueden satisfacer una de cinco necesidades consideradas como básicas, y, en consecuencia, tienen:

• Vivienda inadecuada: viviendas móviles, con piso de tierra (en zona urbana) o con piso de tierra y paredes de materiales precarios (en zona rural).

» - Viviendas sin servicios básicos: que no cuentan con una fuente ade­cuada de suministro de agua y no tienen sanitario.

• Hacinamiento crítico: más de tres personas por cuarto.

• Alta dependencia económica: hogares con más de tres personas por persona ocupada si el jefe tiene una escolaridad de menos de tres años. Es un indicador indirecto del ingreso.

505

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA SIGLO XX

• Ausentismo escolar: hogares en los cuales al menos 1 niño entre 7 y 11 años no asiste a un centro de educación formal.

Si las personas tienen dos o más necesidades básicas insatisfechas se consideran en condición de miseria o pobreza extrema.

Desde 1973 hasta 1996, el porcentaje de personas con NBI O en mise­ria, tanto para la zona urbana, como la rural presenta reducciones constan­tes. A partir de 1997, a pesar de los avances en el mejoramiento de las vi­viendas y en la dotación de servicios básicos, se presenta algún deterioro en el indicador de Nbi, asociado con la inasistencia escolar y con la dependen­cia económica.

La brecha rural urbana es muy grande: en 1973, 88% de los hogares rurales tenían al menos una NBI. Este porcentaje se redujo a 48% en 1998, como producto principalmente del mejoramiento en las condiciones de ac­ceso a los servicios de agua y saneamiento y por el incremento en la asisten­cia escolar de los menores. En las zonas urbanas lo progresos son más nota­bles. Mejoran las condiciones de la vivienda, el acceso a los servicios y la cobertura escolar, principalmente. El hacinamiento, al contrario, continúa siendo alto.

-- GRÁFICO 20 . . - . COLOMBLV. PORCENTAJE DE POBLACIÓN

CON NBI SEGÚN ZONA DE RESIDENCLV. 1985-1997

TOTAL o CABECERA n RESTO

Fuente : Con base en DANE, Censos de Población y Encuestas de Hogares

506

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLO XX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCIALES . •

Cuadro 6 Colombia. Indicadores de NBI por zona. 1973-1998

Años y zona

1973

Total

Cabecera

Resto

1985

Total

Cabecera

Resto

1993

Total

Cabecera

Resto

1996

Total

Cabecera

Resto

1997

Total

Cabecera

Resto

1998

Total

Cabecera

Resto

NBI

70,2

58,9

87,9

45.6

32.3

72.6

37.2

26.8

62.5

26.0

16.9

48.6

25.9

17.8

46.5

26.0

17.4

47.8

Miseri a

44,9

30,6

67,8

22.8

12.6

44.4

14.9

9.0

30.3

8.9

4.1

20.7

8.6

4.5

19.1

8.2

4.1

18.6

Viviend a

31.2

28,6

35.3

13.8

7.3

27.3

11.6

7.0

23.7

8.6

4.1

19.8

8.0

4.3

17.5

6.6

3.6

14.0

Servid. os

34,2

26,7

46,4

21.8

8.8

49.0

10.5

7.2

19.2

5.5

2.6

12.8

5.4

2.8

11.9

4.7

2.0

11.5

Hacinam iento.

30.3

12,0

60,0

19.4

16.1

26.4

15.4

12.0

24.4

11.1

8.1

18.5

11.3

8.3

19.0

11.1

8.3

18.2

Inasis­tencia

31,0

22,3

45,1

11.5

6.8

21.4

8.0

4.8

16.4

4.0

2.1

8.5

4.2

2.8

7.8

4.7

2.5

10.2

Depen­dencia

29,0

20,0

43,5

15.9

12.4

23.5

12.8

8.8

23.3

9.0

5.3

18.1

8.9

5.4

17.9

10.0

6.1

19.8

Fuente: DANE. Censos de Población 1985 y 1993. Cálculos D N P - U D S - D I O G S , con base en DANE, EH93, EH97 y

EHIOI ... ,_ . , . v . í ^ ' ; . . •, •• .r -'. ...-• . - .- ,-

507

. . k .

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBLV SIGLO XX

b) El índice de Condiciones de Vida El índice de Condiciones de Vida (Icv), creado por la Misión Social

del D N P , combina en una sola medida las variables de acceso a los bienes fí­sicos (características físicas de la vivienda y las posibilidades de acceso a los servicios públicos domiciliarios), variables que miden el capital humano presente y potencial: educación del jefe y de los mayores de 12 años; las po­sibilidades de acceso de niños y jóvenes a los servicios escolares y la compo­sición del hogar.

El lev agregado permite establecer comparaciones y ordenamientos globales entre ciudades, departamentos o regiones, o entre períodos dife­rentes. El puntaje de cada variable permite ver los avances en cada una de las características o si las bajas condiciones en un sitio determinado obede­cen a problemas en la acumulación de capital humano, de capital físico por parte de los hogares o carencias relacionadas con los servicios públicos, por ejemplo.

El indicador creció en forma sostenida, cerca de un punto anual, en­tre 1985 y 1997, año a partir del cual se estanca, tanto en el total, como en cada uno de los factores que lo componen.

Cuadro 7 Colombia. índice de Condiciónesele Vida p o r zona. 1985-1998

Total

Cabecera

Resto

Zona 1985

6017

7329

2983

1993

7080

7900

4660

1997

7330

8230

5100

1998

7329

8293

50.55

Fuente: DNP-Misión Social con base en DANE, Censos de Población y Encuestas de Hogares 97 y 101

\.

c) La pobreza medida a través de los Ingresos La disminución de la pobreza, medida con los anteriores indicadores,

contrasta con la escasa mejoría e incluso deterioro de la situación de los ho-

I A fin de aislar el efecto precios, las estimaciones de pobreza con base en los ingresos, cambian las l/neas de pobreza DANE, por los valores deflactados de ellas: con el índice de precios al consumidor ingresos bajos alimentos, para la Línea de Indigencia; y con el índice de precios al consumidor ingresos bajos total, para la Línea de Pobreza.

508

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN EL SIGLO XX, POBIACIÓN E INDICADORES SOCLU-ES

gares, cuando se mide con base en los ingresos y las posibilidades de gasto de las familias. Entre 1991 y 1997 la pobreza cae en 4 puntos y partir de este año crece superando los niveles observados en 1991, de forma tal que en marzo de 1999, el 55% de la población se encontraba por debajo de la línea de pobreza.

En 1999 un poco más de la quinta parte de la población tenía ingre­sos inferiores a la línea de indigencia, es decir, más de ocho millones de per­sonas no lograban obtener el ingreso necesario para cubrir el costo de la ca­nasta básica de alimentos. „: ' , .

Cuadro 8 Colombia. Línea de pobreza y linea de indigencia por zona,

1991-1999

• - •

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Año

1»1

1993

1996

fiW

Í 9 ^ '

1999

Total

2360

2330

1867

1807

1785

2090

Cabecera

1380

1160

995

831

831

1100

LI

Resto

3520

3770

4028

4289

3745

4590

Total

5770

5640

5277

5032

5147

5500

Cabecera

4730

4360

4282

3907

3907

4520

LP

Resto

6840

7070

7741

7891

7581

79.7

Fuente: Cálculos DNP-UDS-DIOGS, con base en DANE, EH73, EH8I, EH93, EH97, EHIOI y EHI03

GRÁFICO 21 COLOMBLV. LÍNEA DE POBREZA POR ZONA,

1991-1999

1990 1992 1994 1996 1998 2000

-Total- - Cabecera • Resto

Fuente: Cálculos DNP-DIOGS, Con base en DANE, Encuestas de Hogares

509

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBLV SIGLO XX

Los departamentos más pobres, con población bajo la línea de pobre­za de alrededor de las dos terceras partes, son Chocó, Cauca, Córdoba, Bo­yacá y Nariño. En el otro extremo, con porcentajes menores al 50%, están Bogotá, Cundinamarca, Quindío y Valle. • . > t, .«i ; i

c) Desarrollo humano "La verdadera riqueza de una nación está en su gente. El objetivo bá­

sico del desarrollo es crear un ambiente propicio para que los seres humanos disfruten de una vida prolongada, saludable y creativa". Esta visión, pro­movida desde hace una década por el PNUD, no se concentra exclusivamen­te en la opulencia económica, como el PiB, sino que considera necesario en­contrar formas de evaluar el aumento de la capacidad de la gente para lograr vidas largas y sanas, para comunicarse y participar en las actividades de la comunidad y para contar con recursos suficientes para conseguir un nivel de vida razonable. Esta es la importancia del índice de Desarrollo Humano (IDH).

El IDH es un índice compuesto que refleja los logros en esas tres di­mensiones, a través de tres variables: la Esperanza de Vida, como resumen de los esfiíerzos nacionales en salud y población, el logro educativo, como resu­men de los esfiíerzos en alfabetización y vinculación de niños y jóvenes al siste­ma escolar y el ingreso, como medio para lograr tm nivel de vida decente.

El IDH permite establecer comparaciones entre todos los países o en­tre diferentes regiones al interior de un país. Colombia está clasificado como país de desarrollo humano medio y ocupó en 1999 el puesto 57 entre todos los países.

El avance durante la década ha sido significativo. El índice se ha in­crementado entre 1994 y 1997 en 0.0280 puntos. Este incremento se debe, en mayor medida, a ganancias notables en el componente educativo, espe­cialmente por el avance en la tasa de matrícula combinada de los tres nive­les. Efectos positivos pero de menor magnitud se observan en la longevi­dad, asociados principalmente con la reducción de la mortalidad infantil, mientras que el crecimiento económico permanece casi constante, particu­larmente entre 1996 y 1997.

Al hacer la corrección por distribución de ingresos, Colombia dismi­nuye su IDH. La inequidad en Colombia equivale a un retroceso de más de 10 años en el desarrollo. La desigualdad en la distribución del ingreso, me­dida por el coeficiente de GlNI, aumenta en el país. Por eso, cuando el índi-

510

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL SIGLO XX POBLACIÓN E INDICADORES SOCIALES

ce del PlB se corrige por distribución, se pierden los avances logrados en el desarrollo humano.

Por departamentos, el IDH ajustado por GlNI, confirma que los lo­gros alcanzados en el país, no son de ninguna manera homogéneos y, por el contrario, subsisten brechas sociales, demográficas y económicas entre ellos. En 1997 sólo Valle, Cundinamarca, Bogotá y Atlántico tenían un IDH mayor que el promedio nacional y Chocó, Nariño y Caquetá presenta­ban el Idh más bajo, con valores inferiores a 0.70. ' ••:••, ,' •. ''

Cuadro 9 Colombia. índice de desarrollo humano corregido p o r desigualdad

en los ingresos. 1994-1997

Años

1994

1995

1996

1997

índice de logro

educativo

817

825

841

849

índice de esperanza

de vida

738

747

753

762

índice PlBlc

ajustado

671

689

693

699

GlNI

50

56

54

56

índice PlBlc

con ^ GlNI

335

319

318

308

IDH

742

753

762

770

IDH ajustado con Gini

630

638

637

640

Fuente: Cálculos D N P - U D S - D I O G S con base en DANE, Censos De Población y EH.

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,.sir 5. La desigualdad ri := i. - . ' . ,, La distribución de los ingresos en una sociedad es una de las caracte­rísticas centrales y más conflictivas de la desigualdad social. Es frecuente­mente el origen de enfrentamientos y uno de los factores decisivos del nivel de vida. Desde el punto de vista de la economía nacional desempeña un pa­pel importante en el comportamiento del consumo y la estructura de la de­manda global. .,. .,; -. . . . -l.,,;- •, , 1,,

En Colombia, los trabajos pioneros sobre distribución de ingresos fueron los de Urrutia y Berry en la década de 1960. Ellos encontraron un alto grado de concentración del ingreso en la zona urbana: el 1.5% de la fuerza laboral recibe el 15% de los ingresos. Los dos deciles más altos con­trolan el 60% y el 30% de la fiíerza de trabajo más pobre gana alrededor de 4.5%. El coeficiente de GlNI calculado por los autores en ese momento fiíe .570, que comparado, entonces como ahora, con otros países de América Latina, coloca a Colombia como uno de los países con mayor desigualdad

511

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLVL EN COLOMBLV SIGLO XX

de ingresos. En 1970 se realiza la primera Encuesta Nacional de Hogares y, con base en ella, Polibio Córdoba llega a conclusiones en la misma direc­ción: estima un GlNI de .535, para la PEA total, y encuentra que la desigual­dad es mayor en zona urbana (.529) que en zona rural (.424).

La estabilización de las encuestas de hogares permite tener una serie de distribución de ingresos por lo menos para las 7 principales ciudades a partir de 1976. Estudios realizados a mediados de la década de los 80 (A. Reyes, por ejemplo) muestran que entre 1976 y 1980 hubo una reducción de la desigualdad de los ingresos laborales, cuando el Gini pasa de .508 a .446, (en 1980) y a 43.3 en 1983, reducción esta última que la crisis echa atrás, puesto que en 1985, el Gini era nuevamente el mismo de 1980.

En Colombia, como en muchos otros países de laTegión, el ingreso está concentrado en manos de una proporción limitada de la población. El índice de GlNI, que durante los primeros años de la década de los 90 presentó cierta estabilidad, en los últimos tres años muestra tendencia al deterioro.

Cuadro 9 Colombia. Coeficiente de GlNI p a r a personas y hogares, po r zona

Año

1991

1993

1996

l'997

1998

1999

Total

5477

5618

5436

5554

5630

5683

Cabecera

5271

5341

5029

5241

5245

5316

Personas

Resto

5043

5054

5029

4974

5651

5437

Total

5355

5509

5264

5435

5458

5483

Cabecera

5162

5264

4893

5165

5090

5154

Hogares

Resto

5150

5080

4954

4902

5675

5303

Fuente: Cálculos DNP-UDS-DlOGS, con base en DANE, EH73, EH81, EH93, EH97, EHIOI y EHI03

Otra metodología que permite analizar el grado de desigualdad es calcular la participación de los ingresos de los más pobres en el ingreso total. Confirmando la magnitud del GlNI se puede observar que cada vez es menor la participación de los más pobres. En 1999, el decil más pobre en Colombia recibe menos del 0,4% mientras el decil más rico recibe cerca del 45%. La desigualdad es más preocupante en la zona rural, donde sus habitantes apenas perciben el 0,03%.

512.

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN EL SIGLO XX, POBLACIÓN E INDICADORES SOCLVLES

GRÁFICO 22 COLOMBLV. COEFICIENTE DE DESIGUALDAD DE GINI,

1976-1999

0,530 0.520 0,510 0,500 . 0,490 0,480 0,470 0,460 . 0,450 0,440 0,430 . 0,420

Fuente: Con base cn DANE, Encuestas de Hogares '

Un análisis sobre la desigualdad no queda completo si no se analizan otros activos diferentes del ingreso corriente. La distribución de la riqueza, de la propiedad de la tierra y de las empresas complementaría el panorama de la distribución. Sin embargo, no es posible abordarlo por problemas se­rios de información. Es necesario hacer esfuerzos para que en un fiíturo pueda abordarse.

GRÁFICO 23 COLOMBLV. PARTICIPACIÓN DE LOS INGRESOS DEL 20%

MÁS POBRE Y DEL 20% MÁS RICO. URBANO 19976-1997

70 es 60 ss so 4S 40

30 25 20 15 10

O 4?

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Fuente: Con base en DANE, Encuestas de Hogares

513

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA. SIGLO XX

Puede afirmarse, entonces, que la desigualdad es el problema central del desarrollo social colombiano. Pese a los avances logrados en muchos as­pectos en 50 años de desarrollo, no se ha superado. Se manifiesta en los di­ferentes ámbitos: desigualdad de ingresos, de educación, de mortalidad, de género, de regiones.

La desigualdad imperante que hace de Colombia uno de los países más desiguales en el continente más desigual del mundo hace más difícil encontrar vías claras para la resolución de los conflictos.

Una vía de mitigación de la desigualdad es el potencial redistributivo del gasto público social, que ha aumentado como proporción del gasto total del gobierno, de 28% en 1980 a 43% en 1997. Utilizar plenamente su potencial redistributivo en educación de manera que se logre unlversalizar la educación preescolar y primaria, es decir, vincular al sistema a cerca de 300 mil niños que hoy están excluidos y que en un 87% pertenecen al 40% más pobre de la población, significa solamente una inversión equivalente a 0.11% del PiB de 1996. En secundaria, vincular a algo más de 600 mil jóvenes hoy excluidos, que en un 60% pertenecen al 40% más pobre, requeriría un gasto de 0.18% del PiB de 1996.

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514

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Mesa Redonda: Perspectivas sobre desarrollo económico PARTICIPANTES: GABRIEL MISAS ARANGO, ALVARO CAMACHO, LUIS JORGE GARAY Y CÉSAR GONZÁLEZ

Intervención de la Profesora Consuelo Corredor Martínez., Decana de la Facultad de Ciencias Económicas Maestro Blas Emilio Atehortúa, Profesores, estudiantes, señoras,

señores. Como profesora de la Facultad de Ciencias Económicas es un mo­tivo de satisfacción clausurar hoy la Cátedra Manuel Ancízar, que a lo largo de este semestre estuvo bajo nuestra responsabilidad. Esta cátedra es uno de los espacios académicos más importantes de la Universidad, en tanto per­mite socializar nuestras reflexiones sobre problemas disciplinarios y sobre los problemas que trascienden del simple balance hacia un racionamiento analítico y propositivo.

Fue así, como a lo largo de 18 sesiones con la participación de dife­rentes profesores y egresados, la Facultad aportó al examen del desarrollo económico y social en el siglo XX, abordando las características, limitaciones y perspectivas de nuestro complejo de configuración como nación, los pro­blemas de la modernización de las instituciones, de la agricultura, la indus­tria, el sector público, la moneda, la estructura macroeconómica, el sector

' exportador, los procesos de urbanización, la evolución social y la difícil consolidación del Estado, fueron todos objetos de reflexión siempre con el propósito de evitar miradas parciales y descontextualizadas, para así poder

515

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBL\. SIGLO XX

comprender las complejas interrelaciones entre los ámbitos económico, so­cial y político.

Esperamos haber logrado estos propósitos y haber sembrado inquie­tudes académicas que ojalá pasen a formar parte de sus agendas de investi­gación, ya que han sido ustedes nuestros pacientes interlocutores, que cada sábado con su presencia nos alentaron y estimularon para concluir con éxi­to esta cátedra que esperamos poner a disposición del público mediante un libro y videocintas en el año próximo.

Infortunadamente en el desarrollo de la cátedra nos sorprendió el asesinato del profesor Jesús Antonio Bejarano Ávila, enlutando nuestra universidad y ocasionando una irreparable pérdida para su familia, sus ami­gos y colegas, para la academia y para el país.

El dolor que nos embarga ha sido compartido por numerosas perso­nas e instituciones, quienes con sus mensajes de solidaridad e iniciativas aportan para persistir en la solución negociable del conflicto armado y las expresiones culturales no son ajenas a esta contribución. Es el caso del maestro Blas Emilio Atehortúa, quien con su enorme creatividad ha com­puesto la obra "Antífonas I, Opus 205" en memoria del profesor Bejarano y que muy generosamente hoy compartirá con nosotros.

Gracias a todos ustedes y muy especialmente al maestro Atehortúa y a la maestra Carmen Barbosa, quien muy discretamente desde la Dirección del Departamento de Música nos ha colaborado en forma permanente.

Finalmente en nombre de la facultad y en el mío propio agradecemos a todos los conferencistas que nos aportaron sus conocimientos y su expe­riencia investigativa con rigor académico y esfuerzo pedagógico que logró llegar a un público diverso, al cual también expreso nuestro agradecimiento por su persistencia e interés.

Deseo hacer un reconocimiento expreso al profesor Gabriel Misas, Coordinador de la Cátedra quien lideró en forma muy acertada esta inicia­tiva de la facultad, apoyada en un numeroso grupo de monitores que cada sábado se dieron cita para cumplir en forma con los compromisos académi­cos adquiridos.

Acepten todos ustedes nuestro agradecimiento. Homenaje postumo al profesor Jesús Antonio Bejarano: concierto

"Antífonas I Opus 205". Director maestro Blas Emilio Atehortúa; cantata mezzosoprano, 4 cornos, 3 pianos, 3 arpas, metales, 12 guitarras, 8 contra­bajos, 10 percusionistas; interpretes profesores y estudiantes del departa­mento de música, solista Ángela Simbaqueba, coros oficiales y de integra-

516

MESA REDONDA PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

ción de la Universidad Nacional, coro Nogal de la Universidad Pedagógica; directores Antonio Moreno, Rubén Darío González.

GABRIEL MISAS ARANGO

En la cátedra del día de hoy invitamos a una mesa redonda, a los pro­fesores Luis Jorge Garay, Alvaro Camacho y al doctor César González. Antes de iniciarse la mesa redonda me gustaría darle los agradecimientos a los profesores que participaron en las distintas charlas. Igualmente quisiera agradecer a los monitores que hicieron posible también la cátedra al traba­jar con los alumnos: Ana María Sánchez, Iván Mejía, Carolina Arguello, Carolina Várela, Edith Aristid, Eduardo Arias, Katerin Cartagena, Natalia Arias, Osear Loaiza, Tatiana Amador, igualmente a los funcionarios de la Universidad, de Unimedios, y de cine y televisión. Infortunadamente ellos han sido un grupo muy grande y no tengo la totalidad de los nombres. A to­dos ellos les agradecemos su colaboración en esta cátedra. Igualmente al en­cargado de la sala que nos ha ayudado en estas labores, señor Mauricio Ro­mero.

En el día de hoy vamos a tratar el tema de las perspectivas sobre desa­rrollo económico y social al inicio del siglo XXI. Nos acompañan el profesor Alvaro Camacho, Sociólogo de la Universidad Nacional, doctorado en So­ciología en la Universidad de Wisconsin. El profesor Luis Jorge Garay, Ingeniero Industrial de la Universidad de los Andes, doctorado en Econo­mía en el MlT y con estudios Posdoctorales en la Universidad de Cambrid­ge. Y el doctor César González Economista de la Universidad Nacional donde ha sido profesor y fue decano de la Facultad de Ciencias Económi­cas; con estudios doctorales en la Universidad de Cambridge.

La característica a finales de este siglo en Colombia, es que tenemos una serie de conflictos transversales, violencia, narcotráfico, lucha armada, corrupción; que se han agrandado a lo largo de las décadas, y las formas de regulación que teníamos sobre esos conflictos en los años anteriores a la dé­cada del 90, se han roto. No se puede seguir trabajando bajo los mismos es­quemas. Estos conflictos que vienen del pasado empezaron a ser considera­dos bajo nuevas formas con el cambio en la agenda internacional.

El hundimiento del bloque socialista lleva a que estos conflictos que eran condiciones internas del país y así lo veían los países amigos empiezan a ser considerados como problemas de orden internacional, y Colombia pasa de ser el país modelo de los años 60 en las relaciones interamericanas, a ser el país conflicto. .> , . . . .

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DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU, EN COLOMBIA. SIGLO XX

Adicionalmente con la profundización de los conflictos cambian las formas de regulación de la economía. Se pasa de las formas de adhesión a un régimen internacional basados en la industrialización a través de la sustitu­ción de importaciones, a unas formas muy particulares de adhesión a un ré­gimen internacional de libre comercio. El control de cambios, sí modifica a una apertura, tanto de la cuenta de capitales, como del mercado de bienes y servicios. Modifica radicalmente todas las formas de regulación que se han construido en ese largo período de la sustitución de importaciones; y final­mente, hay cambio constitucional donde simultáneamente se dan varios mensajes en esa nueva Constitución: por una parte introduce nuevos dere­chos sociales, lo cual implica una mayor participación del Estado en la eco­nomía y, de otro lado, se introducen también concepciones nuevas sobre el manejo de la moneda donde de acuerdo con varios analistas, hay unas ten­siones recientes al interior de la Constitución. Entonces todo este conjunto de factores de orden institucional y político empiezan a jugar un nuevo pa­pel al interior de las relaciones sociales en Colombia.

Surgen nuevas tensiones que antes no teníamos y desaparecen algu­nas que han marcado un largo proceso de sustitución de importaciones. Esta modificación radical en las instituciones y en las formas de regulación de la economía en la sociedad es lo que está llevando en este momento a una explosión de los conflictos.

Los economistas decimos que si pronosticando el pasado, o recons­truyendo el pasado, a veces tenemos serias dificultades, pronosticar hacia un futuro y sobre todo lleno de cambios como se están produciendo a nivel internacional, es bastante complicado. Por eso hemos planteado que en esta mesa redonda vamos a analizar la próxima década, no vamos a tratar de ha­cer un análisis de cómo va a ser el siglo XXI en Colombia.

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ALVARO CAMACHO

Bueno, ante todo quiero agradecer esta oportunidad a Gabriel y a Consuelo y decirles que me siento muy cómodo pero a la vez incómodo. Cómodo porque comparto una mesa con mis amigos pero incómodo por­que comparto una mesa con los sabios. Y eso me produce muchos temores. Y tengo otro temor básico y es que pronosticar para el siglo XXI, ya lo dice Gabriel, aun sólo para una década en un país como éste, es particularmente difícil.

En 1933, en un congreso de Sociología en Amsterdam, Max Holl-heimer el Director del Instituto de lo que se llamó Escuela de Frankfurt, de-

518

MESA REDONDA PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

cía: "Cuanto más la vida social pierda el carácter de ciego acontecer natural y la sociedad toma medidas que la llevan a constituir como sujeto racional, con tanta mayor certeza se pueden también predecir los procesos sociales."

La inseguridad actual de los juicios sociológicos sobre el futuro, sólo es el reflejo de la actual inseguridad social. Max Hollheimer argüía pues, que en una sociedad que está presidida por la sinrazón, el terreno de la cien­cia en su papel de pronosticar qué es una tarea de la razón, encuentra los obstáculos del manejo de la sinrazón. Pero también hay que considerar la capacidad que puede tener su coyuntura en un momento histórico para cambiar el curso de la historia.

El problema central es que a las dificultades teóricas y epistemológi­cas del pronóstico hay que agregar el hecho de que estamos tratando justa­mente con un período especialmente coyuntural en el sentido de un perío­do histórico en el que se condensan múltiples conflictos y múltiples tendencias contradictorias del cambio social. Y en una coyuntura donde al parecer la irracionalidad está presidiendo el devenir histórico de nuestra so­ciedad. ; :,

Yo quiero sentar dos o tres ideas básicas, primero: "¿Cómo va a entrar Colombia en el siglo XXI?" Bueno, va a entrar muy mal porque van a tener que resolver una serie de problemas claves. El primero es que Colombia tie­ne que conquistar la democracia, ese el problema 1A con el que se enfrenta la sociedad colombiana. Una democracia que está bloqueada por la violen­cia, por la corrupción, por el clientelismo, por este reino de individualismo que llamamos rebusque y por la desigualdad. Querría decir que este défi­cit de democracia expresa también un enorme déficit correlativo de ciu­dadanía y por tanto el desarrollo de lo público como el espacio en el que el poder se convierte en lo que Claude Defoe llamó el lugar vacío. Ese es­pacio que no puede ser objeto de apropiación. Cito algunas cifras para señalar algunas de estas dimensiones: el informe de desarrollo humano para 1999 señala que los dos problemas que confronta la sociedad co­lombiana y que le impide al país alcanzar un mayor desarrollo humano son la violencia y la desigualdad de la distribución de los ingresos. Argu­ye el informe que sin violencia la esperanza de vida masculina debería ser de 67 a 68 años, y actualmente está entre 63 y 64. Lo que permite con­cluir que los hombres colombianos han perdido entre tres y cuatro años de vida en promedio.

La desigualdad en Colombia equivale a un retroceso de más de diez años en el desarrollo de la distribución del ingreso por el enfrentamiento de

519

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA SIGLO XX

fuerzas. Además de tantos otros problemas que no voy a tratar, como el pro­blema de la calidad de la educación y el de la enorme afectación que se está produciendo en el país respecto del medio ambiente. . •»: • . *

Según el Informe de Desarrollo Humano, el respectivo índice de Co­lombia es de 0.77, por lo que ocupa el puesto 57 entre 174 países. Y dice: "en el contexto latinoamericano, el índice de Desarrollo Humano de Co­lombia es inferior al de Chile, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Venezuela, Panamá y México. La esperanza de vida en Colombia es menor que la de los países con los cuales se compara, entre dos y casi seis años. Tiene también una de las más bajas tasas de alfabetización de adultos en el conjunto de los países. Para alcanzar a Chile, el país con mayor desarrollo humano en la re­gión, Colombia debería aumentar su esperanza de vida en 4.5 años, incre­mentar en 4% la tasa de alfabetización de adultos y en 6 puntos la tasa de matrícula combinada y su PiB per cápita; es decir, Colombia en términos de Indicadores de Desarrollo Humano presenta un descenso.

Ahora bien, en medio de este panorama resaltan rasgos que desde la política y la cultura -que son los terrenos en los que yo me- muevo coinci­den para mantener bajos no sólo los índices de desarrollo humano sino que inciden también en la posibilidad de que Colombia subsista como nación. Vuelvo a mi punto inicial: los temas que están incidiendo notablemente en estos descensos en el índice de desarrollo humano, son, fiíndamentalmente, la violencia, el clientelismo, la corrupción y eso que se llama 'el rebusque'.

El tema del narcotráfico lo voy a tratar al final como un tema aparte, pero es un tema central en este panorama. La tesis que querría exponer es que el déficit de democracia en Colombia y el déficit de ciudadanía se ex­presan en una enorme contradicción, que yo considero fundamental, y que se centra en la calidad de las relaciones entre los colombianos, y las relacio­nes de los colombianos con su Estado y diría que en el contexto de este con­flicto, de la naturaleza de nuestras relaciones sociales se entiende que surjan prácticas que manifiestan las relaciones contradictorias y que se expresan en las tendencias a aceptar o rechazar la presencia y la acción arbitral del Esta­do, según se amenacen o se defiendan intereses privados.

Cuando la apelación a la legalidad se traduce en dificultad e insatis­facción de intereses propios, acceder a medios informales es una forma de acción que busca garantizar los objetivos en juego. Por tanto, la imposición de voluntades no encuentra un límite en parámetros institucionales, ni el recurrir a la violencia para hacer valer intereses privados, individuales y co­lectivos. Es un mecanismo que se gesta en medio de una impunidad genera-

52.0

MESA REDONDA: PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

lizada. Esto señala dos tendencias, una que llamo antiestatalista y otra que llamo estatalista. La tensión antiestatalista se concentra en la violencia y en ese individualismo exacerbado del rebusque, y la estatalista se concentra fiíndamentalmente en la corrupción y el clientelismo. Entonces hay una tendencia a desbordar el Estado y a imponer una voluntad propia y las solu­ciones informales con el peso del privilegio social sobre otros paralelos con una tendencia al uso del Estado, convirtiéndolo en un recurso patrimonial y feudalisante en el sentido de Max Weber.

Voy a examinar cada uno de estos puntos muy rápidamente. En cuanto a la violencia, ya he señalado que los colombianos hemos perdido entre 3 y 4 años de vida en promedio en los últimos 20 años. Esa violencia, según todas las cifras afecta principalmente a los hombres entre 25 y 50 años. Los hombres mueren por homicidio, 10 veces más que las mujeres.

La región del país con mayores tasas de mortalidad por homicidio comprende Antioquia, Valle, Risaralda, y Caldas, y por el otro lado está el Caquetá, Meta y Norte de Santander; es decir, los extremos de lo que po­dríamos considerar los polos de desarrollo económico. Estos departamen­tos tienen tasas que pueden duplicar el promedio nacional. Los municipios con más violencia son los más urbanos, con mayores niveles de riqueza y de­sigualdad y que tienen presencia de grupos armados, particularmente los paramilitares, y los municipios con menor violencia en promedio tiene ma­yor educación, mayor participación en la elección de alcaldes y ausencia de grupos armados de orden profesional.

En la década anterior, la tasa de homicidios para Colombia pasó de 81.5 en 1991 a 56.6 en 1998. Mostrando un descenso aparente en la tasa de mortalidad homicida por cada 100.000 habitantes. Pero esta tasa, de todos modos, es tres veces más alta que la de los países que siguen en las listas que son Brasil, México y Perú, que tiene tasas aproximadamente que están en el orden de 20 a 22 homicidios por cada 100.000 habitantes, y es sólo supera­da por el Salvador que después de los procesos de negociación, incrementó su tasa hasta llegar a una cifra entre 120 y 125 homicidios por cada 100.000 habitantes, y por Guatemala que estaba por el orden de 110 a 120. Pero esa violencia que tiene esa extensión regional tenía otras características muy pe­culiares. Por ejemplo se producen en Colombia más muertes por accidentes de tránsito calculadas en este año en 7.595 que por el conflicto armado, va en 3.500 muertos por este año. Es decir, que la violencia y el conflicto ar­mado es solamente una porción en términos de homicidio de lo que es la mortalidad general en Colombia y tenemos formas de mortalidad tan ab-

5ii

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBLV. SIGLO XX

surdas como la de tener más de 7.500 muertos en accidentes de tránsito, lo cual está indicando que hay una terrible crisis de regulación de materias del inicio de la civilización como se ve simplemente en el manejo del tránsito; pero gran parte de esta violencia está asociada con un problema de fondo que es el de los derechos humanos, que no sólo son violencia sino que son un indicador del profundo déficit de democracia y ciudadanía.

• El Departamento de Estado estima que en 1998 hubo de 2.000 a 3.000 muertos por el conflicto armado; que las fuerzas del Estado cometie­ron al menos 21 asesinatos extrajudiciales; que en ese año se produjeron más o menos 300.000 desplazamientos, y que las acusaciones a miembros de los cuerpos de seguridad del Estado, si bien han disminuido, ponen a Colombia como el mayor violador de derechos humanos de la región y de los más altos del mundo. Las fuerzas de violencia organizada están generan­do una masacre, entendida por masacre un homicidio colectivo -más de cinco personas- cada dos días, haciendo atroz el panorama de la violencia colombiana.

El segundo rasgo de esta tendencia, que podríamos llamar antiestata­lista, es de nuevo este enorme incremento del individualismo, del rebusque, que no es más que la incapacidad que tiene el Estado de regular la vida co­lectiva de los ciudadanos, de crearle unos mecanismos de solución de sus conflictos y de sus necesidades. Es la apelación a la astucia, a la creatividad para circunvalar normas sustantivas o procedimentales para la satisfacción de metas personales. Es una práctica que tiende a apuntalar una informali­dad que reduce el ámbito de lo legal e incrementa los costos de transacción y que tiende a desbordar los límites de lo institucional, activar la ilegalidad y la delincuencia y la violencia.

El rebusque así entendido expresa una ideología que alaba la capaci­dad de los colombianos para no dejarse apabullar por la adversidad, pero oculta que esa práctica afianza el individualismo e impide el desarrollo de la confianza, mina la solidaridad y empobrece el futuro social. En su extremo revela dos ideologías que a mi juicio son igualmente graves y nocivas. Por un lado, aquélla que sostiene que esta capacidad de superación individual hace superfina la acción del Estado, la acción reguladora, en la medida en que la presencia del Estado tiende a castrar las energías privadas, y aquella otra por la cual se privilegia la lógica sobre la cual habrá que trabajar mu­cho. Una lógica de la ventaja parodiando a Max Weber que se impone so­bre una lógica de la responsabilidad. Es decir que los colombianos privile­giamos la lógica de nuestra ventaja, la posibilidad y la oportunidad de salirle

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MESA REDONDA: PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

adelante a las situaciones, independientemente de que pasemos por encima de los derechos de otros, frente a una lógica de la responsabilidad que in­cluiría el reconocimiento del otro como im correspondiente. Hernando Gómez Buendía y el grupo de trabajo del cual formó parte Luis Jorge Ga­ray, sentó una tesis que es la llamada Tesis del Almendrón, en la que se ar­guye que el drama colombiano es la tensión entre una racionalidad indivi­dual frente a una racionalidad colectiva.

Estas son las dos tendencias antiestatalistas que impiden la formación de un Estado regulador de conflictos, pero las tendencias al uso del Estado, que yo llamaría estatalistas, son las mismas, son de nuevo la corrupción y el clientelismo. La corrupción es simplemente la penetración ilegal del merca­do económico en el mercado político, es la conversión en mercancía de los valores que se manejan en la esfera política. Y cuando hablo de valores no estoy refiriéndome a recursos ni a principios éticos morales, si no que consi­dero valor todo aquello que cuesta esfuerzo conseguir. Si bien es lógico que domine la lógica del mercado por cuanto opera esa lógica de la ventaja, el costo para conseguir valor político que se reduce para el caso individual, se incrementa para el conjunto de la sociedad.

El libro que coordinó Fernando Cepeda (1994) señaló casos protu­berantes de corrupción en el sector agropecuario, en el Ministerio de Agri­cultura, en el Idema (algunas de estas instituciones no existen hoy pero en 1994 sí existían. En el sector del transporte se encontraron en el Intra, en el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte, en el sector de co­mercio exterior, en Aduanas, Foncolpuertos, Incomex, en salud, en el ISS, en Cajanal, Aeronáutica Civil, en el Senado y la Cámara, en fin se encontra­ron casos de corrupción, que ya en 1994 eran fuertemente denunciados.

En sólo el primer semestre de 1999 según la Contraloría se cerraron 316 fallos con responsabilidad por un valor de $11,495 millones. En sólo Foncolpuertos compromete 4.7 billones, pero esto no es simplemente un caso de corrupción en el manejo de fondos del Estado sino que, además, la Contraloría cuestionaba en el caso de Foncolpuertos 20.000 cédulas de identidad, es decir que para acceder a la corrupción no sólo es el manejo clientelista o corrupto de unos fondos públicos sino que es toda una cadena que lleva a que inclusive se puedan falsificar cédulas de ciudadanía.

El clientelismo es el segundo rasgo de la tendencia estatalista. Del clientelismo se ha dicho que es de alguna manera una forma de superación de viejas formas de dominación política como eran el caciquismo y el ga­monalismo. En ese sentido es una superación porque le permite al cuente

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DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU, EN COLOMBLV SIGLO XX

negociar un recurso estatal que le ofrece un cliente y al mismo tiempo crea una obligación. Es lo que se llama dogtuood test-Aoy para que me den— y en este sentido es una superación del caciquismo. Pero al mismo tiempo es una de las formas de expresión que pueden no necesariamente ser corruptos en el terreno legal pero si son formas corruptas de la democracia.

En primer lugar feudaliza y patrimonializa el Estado, lo debifita, im­pide la tramitación organizada de demandas populares, apuntala los parti­dos tradicionales pero al mismo tiempo los des-ideologiza, nutre la violen­cia política, construye un sistema "mafioso" de protección de la población local al punto que hoy en día se puede hablar inclusive de clientelismo ar­mado. Finalmente confronta uno de los temas claves de la democracia co­lombiana como es el tema de la descentralización, en tanto que en los nive­les locales se expresa con gran fuerza el clientelismo y reduce la posibilidad que tienen las regiones de vivir sus propias situaciones, manejar sus propios conflictos y por tanto asignar además sus propios recursos.

En cuanto al narcotráfico no voy a dar cifras pero quiero decir que sus nuevas características lo están haciendo bastante complicado. Los rasgos centrales me parece que hoy en día los marcan la fragmentación del negocio a raíz de la eliminación de los carteles. Se suponía que una organización del crimen organizado tendía a ser altamente monopólica, cerrada, vertical con pocos participantes, pero ahora se ha abierto. Actualmente se calcula que puede haber entre 120 y 150 organizaciones exportadoras de drogas ilícitas, lo cual está mostrando que la organización por sí misma no es una variable importante en la determinación del fenómeno, sino que los mercados si­guen siendo la variable central. Se amplían las rutas y los mercados hacien­do que Colombia entre en unos complicados mecanismos de asociación con otros países. Por el lado de la exportación, entró en una relación muy compleja con México, que es hoy día quien determina la exportación al ma­yor mercado que son los Estados Unidos y con países del sur que se convir­tieron en excelentes espacios de lavado de dólares y en sus mercados de ca­pitales.

El narcotráfico dejó de ser un problema delictivo y se convirtió en un problema de Estado. Y hay opinión pública internacional que habla del narcoestado. No hablemos de la narcodemocracia sino de narcoestado. Ya no es un problema de justicia, de criminalidad pero convirtió a Colombia y esto ya lo dijo Gabriel un Estado problema, en un Estado paria. El narco­tráfico selló una forma de interacción muy compleja con el tema de los de­rechos humanos y con el tema de la violencia para incrementar el número

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MESA REIXJNDA: PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

de agencias internacionales que "se preocupan por Colombia". Minó la so­beranía nacional al punto que nos puso en unos niveles de dependencia de los Estados Unidos que no había experimentado Colombia en años ante­riores y, finalmente, está contribuyendo a la militarización de la lucha con­tra el narcotráfico que se confunde con la lucha contra la insurgencia.

Estos cinco rasgos, me parece a mí, violencia, desigualdad, clientelis­mo, corrupción y narcotráfico, señalan no solamente la crisis de la demo­cracia colombiana, sino que muestran la manera cómo Colombia se va a adentrar en el concierto internacional a comienzos del siglo XXI.

GABRIEL MISAS ARANGO

Ante los planteamientos tan interesantes de Alvaro, yo quisiera seña­lar dos aspectos que es necesario en esta mesa profundizar un poco más. Lo de la corrupción y el clientelismo.

Hace muchos años, Edward Humphrey en su célebre texto mostraba cómo el clientelismo en ciertas sociedades segmentadas era profundamente racional y, en consecuencia, así tendríamos que tomarlo en Colombia, don­de en muchas oportunidades la única forma de que la ciudadanía acceda a ciertos derechos es a través del clientelismo. Es un elemento profundamen­te perturbador pero profundamente racional, y hay un tipo de corrupción que normalmente ni la contraloría ni los periódicos destacan, que es el más grave de todos: la relación del alto mundo económico, financiero y social con el mundo de la política.

Normalmente la corrupción se refiere a aquellas cosas fáciles donde fiíncionarios compran cualquier cosa, por ejemplo, si vale mil o diez mil pe­sos, la compran por cien mil y dejan todo tipo de rastros. Pero aquellos montajes sumamente complicados que se hacen a través de disposiciones, leyes, decretos para favorecer a determinado tipo de personas a hacer deter­minado tipo de contrataciones, normalmente quedan impunes. Y esa es la gran corrupción: La pérdida de recursos por parte del Estado en contratos sobre petróleo, carbón, o en filtración de información privilegiada para que algunas personas o algunas instituciones tomen posición propia, por ejem­plo en el caso de las finanzas o el mundo financiero, son enormes problemas de corrupción de altísimo nivel que normalmente ni los periódicos ni la contraloría ni la procuraduría, logran detectar y muchas veces no se consi­dera que el utilizar esa información privilegiada, donde funcionarios públi­cos citan información, permite a importadores, banqueros, etc., hacer gran­des negocios. Ese es un punto clave de la corrupción en este país. Los casos

52.5

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU. EN COLOMBLV SIGLO XX

que señaló Alvaro Camacho también son importantes y deben ser combati­dos, no sólo la corrupción exclusivamente ligada a funcionarios de bajo ran­go o a nivel de los políticos. ., , • ¡

LUIS JORGE GARAY

Primero que nada quiero agradecer a la Facultad de Ciencias Econó­micas y a la Universidad Nacional por el privilegio que me vuelve a dar, de participar en esta ocasión en el recordatorio de la memoria de Chucho Beja­rano y por darme la oportunidad de participar en la clausura de la Cátedra Manuel Ancízar.

Me cabe además, de la recordación de Chucho, compartir la mesa con personas que de una u otra manera significan para mí, hechos impor­tantes en la vida. César en cuanto a un momento de mi vida muy importan­te y Alvaro que está siendo de alguna manera un alertador, que no existe en español, pero esa es la palabra, de mi incursión sobre las ciencias que él ma­neja y que yo no manejo y que me alerta los posibles errores en que pueda incurrir dentro de la ortodoxia de la Sociología y de otras ciencias sociales viniendo de la ciencia menos social de todas que es la Economía, o la Eco­nomía que yo aprendí. Y a Gabriel siempre por el estímulo y la oportunidad de participar en la Universidad.

Dada la exposición de Alvaro me cuesta un poco de trabajo empezar porque en algún sentido comparto el diagnóstico. Sin embargo, quisiera apartarme en aras del debate sobre la dinámica y la lógica de la expresión de la crisis social de Colombia, que así no la llama Alvaro pero que en el fondo más que crisis de democracia, a mi juicio, estamos en una crisis de sociedad donde la crisis de la democracia no es la única ni la más excluyente de todas.

A mi juicio la lógica de la crisis de sociedad en Colombia tiene cinco expresiones básicas que sólo voy a enumerar porque ya las he expuesto en varios foros en la universidad.

La precariedad de lo público a cargo de intereses poderosos económi­cos y políticos para su propio usufructo a costa de los intereses del resto de la sociedad y sin retribución total ni parcial en corresponsabilidad con el desarrollo de la sociedad. La precariedad de lo público y la supeditación de intereses privados de manera legales, ilegales y paralegales en la sombra de la legalidad, conllevan la pérdida de legitimidad, representatividad, funciona­lidad e institucionalidad del Estado como ente, incluso en el capitalismo de hoy responsable de la prevalencia del denominado bien común de la socie­dad. Esa pérdida de legitimidad y representación va íntimamente ligada a la

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MESA REDONDA PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

ruptura de la representación de partidos políticos en el quehacer de la tra­mitación de diferencias entre grupos de la sociedad y en que el Estado es el lugar donde se manifiesta esa tramitación de diferencias, por lo tanto, es en el Estado y no gratuitamente ahí, donde la crisis de lo político, de la repre­sentatividad de lo político, se expresa como una quiebra de la tramitación de los intereses colectivos.

Esta pérdida de legitimidad e institucionalidad del Estado y repre­sentatividad política de las diferencias y de los acuerdos en la sociedad He- ^ van claramente a una suplantación del Estado a cargo de privados y de pri- ^ vados poderosos para sus propios intereses que conllevan la ruptura ^ fiindamental de normas de convivencia en las relaciones entre los ciudada- —J nos y el Estado. Estos principios manifiestan y reproducen algo funda- S j mental que es una profunda fragmentación del tejido social que lleva ¡¿j - ^ como consecuencia la parcelación, feudalización, privatización y utiliza- ^ ' L^ ción del Estado, a formas muy sofisticadas, crecientemente institucionali- '"• ^ zadas, de pérdidas de convivencia ciudadana que no es exclusivamente el 7:1. número de homicidios, el número de delitos sino también las formas ins- vJ ^ titucionales en que se desarrollan las relaciones que hay entre las formas ^ ' _ j del delito y de la omisión de la ley y algo bien fundamental, la creciente ¿"̂ c^ pérdida de la moral de la sociedad ante las múltiples formas de pérdidas de C.; convivencia ciudadana. A mi juicio este es el núcleo central del proceso de ^;; crisis social del país. ^

Estos procesos han venido siendo reproducidos a través de la historia j|,i colombiana, con estos procesos se ha ido generando una profunda tenden­cia a la culturización de la ilegalidad en Colombia. Ilegalidad en el sentido amplio de la palabra en la cual la corrupción en apenas una de sus expresio­nes funcionales y no la más importante.

La ilegalidad es la permeabilidad en los conductos, valores, normas y comportamientos de la sociedad a través de procedimientos de coacción, disuasión, persuasión e incluso convicción para la ventaja de unos y la des­ventaja del resto. Esta aculturación de la ilegalidad que viene de tradición en el país se ha reproducido y ha llegado a la eclosión máxima con el floreci­miento del narcotráfico como la actividad depredadora más importante del capitalismo de hoy.

Pero es la actividad depredadora en todas y cada una de las facetas de las expresiones sociales no sólo económica sino política, social y cultural, que lleva a que en procesos previamente dichos de crisis de sociedad en Co­lombia con el narcotráfico hayan llegado a la máxima expresión.

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DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA. SIGLO XX

El conflicto armado es un quinto proceso, el menos importante, es un proceso supeditado y por eso, a través del conflicto armado y de su supuesta negociación política no es posible, ni viable pensar, pretender e ilusionar que la sociedad colombiana por ese hecho, por una resolución política entre unos grupos particulares legales e ilegales, perdón por decir esto, paralegales, sea óbice suficiente para el cambio de la sociedad colombiana. Es más, si mañana por alguna hada madrina que nos iluminara se llegara mágicamente a la firma de un acuerdo, los problemas centrales de Colombia permanecerán, así haga­mos una nueva constitución y una nueva normatividad.

En Colombia, en una sociedad en crisis requerimos la creación de so­ciedad, la creación de una nueva civilidad ciudadana como elemento único posible de transformación de una sociedad en el mundo de hoy, y más aun, más necesario en el mundo que se nos avecina, en el mundo de mañana.

El problema central, a mi juicio, y por simplificación, y perdón di-ciéndolo así, reside en un fenómeno social muy profundo en Colombia, como en otras sociedades no existe, pero que en Colombia ha adquirido una connotación particular que es el rentismo en el sentido amplio de la pa­labra, no en el sentido neoinstitucional de la palabra. Rentismo entendido como el usufructo del lugar o posición en la estructura del poder político y económico de unos grupos para el aprovechamiento en beneficio propio, tanto de las relaciones sociales del resto de los ciudadanos o sectores o gru­pos de la sociedad como del Estado como ente racionalizador del interés co­lectivo sin una retribución a esas ventajas.

El rentismo tiene algo fundamental entendido de esta manera, es un fenómeno que obstaculiza y no permite el desarrollo del mercado como una institución social, que lo es. El rentismo rompe los dos postulados centrales de un sistema de mercado, la supuesta igualdad de condiciones entre agen­tes económicos y la soberanía de agentes económicos para decidir, en la cual mediante el libre juego de las fuerzas del mercado, las relaciones se definen con la capacidad de competencia y de intervención o de participación más que intervención en el mercado.

El rentismo rompe esos principios de igualdad porque el mercado se convierte en un instrumento para la utilización o el aprovechamiento de in­tereses en beneficio de ciertos grupos y a costa de otros. El rentismo enten­dido así en lo político es un obstáculo fundamental al desarrollo de la de­mocracia. El Rentismo entendido así se reproduce desde las fórmulas como mencionaba Alvaro, gamonalistas primarias al subdesarrollo o a la transi­ción del feudalismo al capitalismo.

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MESA REDONDA: PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

Al clientelismo en sus fases recientes en el desarrollo de las sociedades como la colombiana. Como decía más elegantemente Alvaro, el clientelis­mo rompe el principio de la democracia porque se establecen planes con re­laciones de reciprocidad, de favores entre los clanes, la clientela y obvia­mente los grupos o los líderes.

En Colombia el clientelismo ha logrado avanzar de tal manera que no sólo los partidos políticos no pueden expresar la voluntad de ciudadanos miembros a través de pertenencias ideológicas y de principios programáti­cos sobre los asuntos de interés de la sociedad, sino que los partidos logran fraccionarse de una manera tal que los líderes y los grupos o clanes naciona­les, regionales y locales manifiestan una pertenencia, no a través de princi­pios, sino a través de las posibilidades de ejercer el poder y de su influencia para propio beneficio o a través del Estado y del resto de la sociedad.

El clientelismo tiene un factor fiindamental en lo político también y es el hecho de que el Estado se convierte en el instrumento esencial de retri­bución de favores a través de las prácticas de la burocracia oficial, de la con­tratación oficial, de la desviación, o el oportunismo presupuestal propia­mente dicho, sin consulta de los intereses propiamente locales, regionales y nacionales. Por lo tanto, el rentismo no es que sea el deus ex machina de toda la crisis social colombiana sino que es un elemento que está íntima­mente acendrado en las formas de comportamiento de buena parte de los ciudadanos colombianos -volveré sobre el termino ciudadanos colombia­nos.

El hecho es que la acendrada aculturización rentística de los grupos poderosos en la estructura del poder político-económico lleva a que la so­ciedad colombiana presente una profiínda disfiíncionalidad estructural y societal propiamente dicha a un régimen democrático de mercado, incluso democrático-formal. La expresión del rentismo en la economía ha sido cla­ramente manifestada desde inicios de la república y fue potencializado a su máxima expresión, por ejemplo, con la política de sustitución de importa­ciones que prevaleció en el país por más de cinco décadas. En el hecho fiin­damental no es que la política de protección o sustitución de importaciones per se sea mala, sino que fiíe utilizada para favorecer intereses poderosos y no la exigencia por parte del Estado y obviamente del Estado como expre­sión de sociedad.

El rentismo ha tenido expresiones fundamentales en lo económico, no sólo con las políticas públicas que se han diseñado y aplicado a favor de la actividad productiva en cabeza de ciertos grupos o intereses particulares,

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DESARROUO ECONÓMICO Y SOCLU, EN COLOMBIA SIGLO XX

sino que también la política pública de subsidio, créditos, financiamiento, etc. Ha venido en el caso industrial, y me imagino que en el agropecuario que no lo he estudiado igualmente, a beneficios a un número muy reducido de agentes económicos, independiente del modelo ya sea de apertura o pro­tección.

En lo financiero la expresión ha sido como sucedió en la década de los 80. En la crisis crea una tendencia a beneficiar los intereses, indepen­diente de la responsabilidad que les competa en las pérdidas o en las ganan­cias y casos ha habido en que se socializan pérdidas no sólo por intereses ya creados, sino también por maneras de encubrir fenómenos de corrupción y mala asignación de recursos, y hoy día en la crisis financiera que vivimos, el caso de los bancos estatales no es ajeno a esta problemática.

La economía política del ajuste y de la transición que la economía co­lombiana requiere para el mañana cercano, implican una posibilidad que vamos a desperdiciar seguramente, que es la gran oportunidad de empezar a crear las bases. Y que la economía política del ajuste a la creación de una so­ciedad diferente, requiere operar de forma diferente de cómo hemos opera­do en el pasado; tenemos que evitar la sociabilización de pérdida a cargo de intereses privilegiados. Tendremos que avanzar seriamente en la redefini­ción de la institucionalidad de obligaciones del ciudadano con el Estado en términos de la tributación y del gasto público, en términos de que la estruc­tura tributaria del país, dada la crisis y la inviabilidad financiera del Estado en mediano y largo plazo, da lugar a la necesidad de eliminación de preben­das, de exenciones, deducciones, a la lucha contra la corrupción para poder lograr realmente una estructura tributaria que corresponda a una sociedad democrática aparentemente de avanzada.

Con el gasto público igualmente, se requerirá una nueva forma de tramitación del gasto público en los ordenes nacional, regional y local, que pasaran necesariamente por un reforzamiento de las formas de participa­ción ciudadana. Colombia en su estructura económica, por estos fenóme­nos previamente dichos, adolece de una falla estructural determinante en el mundo de la creciente competencia mundial y es el hecho que Colombia padece un proceso estructural, no coyuntural, de desactivación productiva porque básicamente la estructura político-económica alrededor de la pro­ductiva, muy influenciada por el rentismo, eclosiona en un sistema de mer­cado de competencia abierta.

Tarde que temprano las fuentes del crecimiento sostenible estructu­ral de la economía colombiana se agotaran, excepto la droga o algún otro

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MESA REDONDA PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

recurso natural que llega por el hada madrina bendita de alguien, Colombia no tienen nuevas fuentes de crecimiento sostenible. Tenemos que crearlos ya sea en la agricultura y la industria y servicios en el buen sentido de la pa­labra, no en el sentido de sectores extractores de excedentes del resto de la sociedad. Esa tarea tenemos que desarrollarla hacia el futuro.

El problema central por lo tanto no es, como veía en una hoja que me repartieran antes de subir a la mesa, que ahora los economistas nos volvi­mos los políticos y viceversa, infortunadamente no podemos seguir hablan­do de la economía aparte de la realidad social y política del país, no son compartimentos estáticos en la crisis de sociedad que tenemos hoy día. Te­nemos que avanzar en una interpretación, y más que en una interpretación, en el desarrollo de una verdadera transformación de la sociedad colombiana que abarca integralmente todas las esferas de la acción social. • •<

En Colombia el rentismo no sólo ha contribuido como único factor a este proceso de crisis social y de desactivación estructural productiva del país, sino algo muy fiindamental, a la reproducción de un mecanismo creciente­mente unificado de corrupción en un sentido amplio de la palabra, e ilegalidad entre la economía y, más propiamente, paralegalidad entre lo económico y lo político. Colombia a mi juicio se caracteriza por ir avanzando, atravesado en el núcleo central, profundamente por la ilegalidad, la ilegalidad del narcotráfico, y de otras expresiones que existen en la sociedad colombiana.

Por lo tanto en un mundo por no idealizar, porque no estoy ideali­zando, del capitalista del futuro el cual todavía existe no sabemos por cuan­to más, Colombia es disfuncional estructuralmente, disfuncional en el ca­pitalismo y en la democracia. La sociedad colombiana requerirá, a mi juicio, transitar hacia la construcción de unas nuevas condiciones para crear algún día una sociedad diferente, en la cual el actor central de la reflexión, de la gestión, de la deliberación, de la renovación y de la transformación de la sociedad, tendrá que ser el individuo. El individuo como ciudadano re­flexivo y no el individuo como habitante de un territorio, como son la ma­yoría de los colombianos.

En la ciudadanía, en la nueva civilidad recibirá la única manera de avanzar a la creación de una sociedad diferente. Para ese avance, a mi juicio, la transición requerirá la reconfiguración, y más que esto, la instauración en el país de principios fundamentales éticos de una sociedad moderna que no los tenemos hoy.

La preeminencia de normas de conducta y de comportamiento recto­ras entre las relaciones entre el Estado-ciudadanos y ciudadanos-Estado, es

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DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA SIGLO XX

decir, la instauración de un instrumento central que se llamara ley en dere­cho bajo la observancia creciente deliberativa y comprometida de los ciuda­danos y no como únicamente responsabilidad del Estado dentro de esta preeminencia. El sentido de la justicia conmutativa y la justicia distributiva tendrán que ser instaurados en el país, fruto de una creciente participación deliberativa de los grupos de la sociedad.

Precisamente la erosión, la pérdida de credibilidad en la ley y en la justicia, en el sentido amplio de la palabra, es lo que lleva a la pérdida del sentido de pertenencia en una sociedad. Colombia, nosotros habitantes, podremos transitar a ser ciudadanos en el momento que sintamos un sen­tido de pertenencia a un proyecto conjunto de una nueva sociedad, los de­rechos humanos apenas -perdón que lo diga así— la prevalencia de los de­rechos humanos si bien es la máxima expresión de la convivencia, es apenas un elemento. El más valiente, el más valeroso, el de más valor de todos que es la vida (claro), pero no es suficiente. No es suficiente preser­var la vida, hay que garantizar que la vida se dé en las mejores condiciones para el ser humano.

Otro elemento central para poder avanzar en esta ciudadanía hacia una sociedad diferente es la necesidad de instituir en el país algo fundamen­tal que es el valor de lo público como fruto, no de la imposición del Estado sobre la sociedad y de ciertos grupos particulares sobre el resto, sino crecien­temente lo público como el espacio de reconstrucción permanente de las re­laciones entre ciudadanos, ciudadanos-Estado, Estado-ciudadanos. Es un espacio de lo público donde no es única y exclusivamente objeto de la ad­ministración del Estado sino que crecientemente en el mundo del futuro ese espacio será cada vez más reducido y corresponderá lo público al espacio del perfeccionamiento de la intimidad privada y su reflexión a los intereses comunes.

Esos son principios fiíndamentales, inevitables en la transición a otra sociedad, eso no se logra con una nueva ley o fetiche legal ni con acuerdos en­tre grupos poderosos legales y menos ilegales, eso se logra solamente con el compromiso, la convicción y el avance de una conciencia hacia la civilidad.

Esto tiene una expresión en lo político, y lo económico y concluyo en lo político, esto es sólo posible avanzando en la quiebra de las costumbres absolutamente enraizadas en lo político. Siquiera para instaurar un atisbo de democracia. Y en lo económico tenemos que avanzar a una configura­ción de una verdadera cultura empresarial inexistente en el país. Una cultu­ra empresarial alrededor de un proyecto central que tenga que ser la preser-

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MESA REDONDA PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO ECONÓMICO

vación o la búsqueda de la competitividad sistémica en el mundo que hoy conocemos. Después tendremos que transitar a otro nivel que es la compe­titividad sistémica porque una sociedad en el nivel de pauperización como la económica, política, social, cultural, requiere de la creación de riqueza para las nuevas normas de justicia y la riqueza en el sistema capitalista que hoy todavía vivimos, implica necesariamente una cultura empresarial bajo una nueva ética o si quieren una nueva moral ciudadana de todos los co­lombianos. . • ;i " I. •-.'

GABRIEL MISAS

El reto que plantea el informe es un reto complicado de llevar a cabo debido a la debilidad moral de la sociedad donde se admite la violación de la ley como algo que es posible hacer si eso da ventajas, ese oportunismo ge­neralizado que hablaba tanto el profesor Camacho como el profesor Caray, de que todo lo posible se puede hacer independientemente si se violan las normas legales. Y segundo, ese rentismo que de tiempo atrás ha marcado la sociedad colombiana y que algunos ingenuamente pensaban que con la apertura económica se iba a eliminar en América Latina.

Los problemas del rentismo son dos elementos centrales que blo­quean toda posibilidad de reafirmar una nueva cultura ciudadana basada en una ética como lo planteaba el profesor Garay. No estamos construyendo las condiciones institucionales para crear los espacios productivos y de justi­cia de que hablaba el profesor Garay. ,

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CÉSAR GONZÁLEZ .,, ,,:,•. ; '. .-Obviamente estoy feliz de estar aquí y feliz de estar con mis amigos

en la mesa. Amigos hay también en el auditorio. Debo decirle a Luis Jorge, muchas gracias por darme abrazos verbales delante de toda esta gente.

Yo voy a planear un poquito por encima de los matices y de las leves diferencias entre términos de los enfoques de los profesores Camacho y Ga­ray. Voy a tratar de darle una visión partiendo del principio de que en lo fundamental estoy de acuerdo con quienes ya han intervenido. Comienzo con unos breves datos que el profesor Camacho no mencionó pero que creo son importante.

La población colombiana hoy, hablando de lo que pudiéramos lla­mar dotación histórica de Colombia para el futuro próximo. El inventario de activos y pasivos para el futuro próximo hablando de lo que hay que de-

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCLU, EN COLOMBIA SIGLO XX

cir que la población colombiana es muy joven, que el promedio de edad de los colombianos es del orden de los 18.5 años, que la edad más frecuente entre las mujeres colombianas es de 14 años y que la edad más frecuente en­tre los hombres colombianos es de 14.5 años.

Es decir, que el desafío desde el punto de vista social y cultural para los próximos años es inmenso pero que, por otra parte, en el año 2010 las 4/5 partes de la población colombiana va a vivir en ciudades y que la socie­dad y la economía colombiana serán entonces obviamente sociedades de economía social y economía completamente urbana.

Pero, por otra parte, hay cerca de 25 millones de colombianos entre pobres y miserables y hay otros 8 millones de colombianos que no comen lo suficiente, o sea una población superior a la población de Bogotá está por debajo de los mínimos internacionalmente establecidos de suministro de alimentos fundamentales, pero que por otra parte por cada 100 pobres que hay en las ciudades, hay 160 pobres en el campo y dado que hoy cerca del 80% de la población vive en las ciudades, la incidencia de la pobreza en el campo es cerca de 5 veces inferior a la incidencia de la pobreza en las ciudades.

La élite urbana colombiana que tiende a ver poco a su alrededor, poco percibe estas realidades que a mi juicio, son fundamentales para escri­bir el inventario colombiano hacia un futuro cercano. Dentro de ese inven­tario, claramente tenemos un proceso económico en un profiíndo desape­go. Coincido con Luis Jorge en el calificativo de estructural de ese desarrollo. No se trata simplemente de un problema de debilidad en el pro­ceso económico de Colombia. Hemos entrado en un profundo desarreglo del proceso económico colombiano, concebido como la capacidad de la economía para atender los problemas sociales, que es muy bajo; el más bajo en la historia registrada de este país.

Estamos en el más bajo nivel del rendimiento económico por cuen­ta fundamentalmente de una mala política económica de los últimos 10 años, cuyo trasfondo no es sin embargo la estupidez de los economistas, o la estupidez de los gobernantes. El trasfondo es una enorme diversidad de debilidades institucionales y una transición institucional y política suma­mente conflictiva. Comparto lo que han dicho los profesores Camacho y Garay.

En realidad el problema de la economía de Colombia es el resultado de una pésima política económica, ello no es el resultado, repito, de la estu­pidez o la de la falta de lógica o de la falta de sabiduría. Es el resultado de un

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•¡¿•. , MESA R E D O N D A PERSPECTIVAS SOBRE DESARROLLO E C O N Ó M I C O

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serio problema institucional. Colombia vive en ese aspecto, una transición dubitativa, exenta de nortes claros, sin liderazgo.

Una transición que empezó con la década y que aún está recogiendo sus implicaciones desde el punto de vista del manejo económico. La nación tenía un régimen de despotismo ilustrado, un despotismo que consistía en que el Presidente de la República tenía poderosos instrumentos de inter­vención en la economía a través del Banco Central como autoridad mone­taria. < ' .

De ese despotismo ilustrado que consistía básicamente en una alian­za entre las élites tecnocráticas económicas de este país que fueron las mis­mas desde 1960 o 1950, y los profesionales de la política, de esa política co­rrupta a que se referían mis antecesores, esa alianza entre las tecnocracias económica y política produjo ese despotismo ilustrado que asegura la esta­bilidad macroeconómica fundamental de Colombia, con unas mediocres tasas de crecimiento y con una inflación sorda moderada y estable.

De ahí se pasó a un régimen más abierto de manejo económico con un Banco Central independiente, con la pérdida de buena parte de poder del Presidente de la República por la intervención en economía, con la ga­nancia de poder formal del Congreso para establecer leyes marco que a su vez debían ser atendidas por el ejecutivo para el manejo de las variables eco­nómicas fundamentales.

Hoy tenemos ese nuevo régimen más abierto, más democrático for­malmente que supera el despotismo ilustrado que nos trajo hasta 1991, pero en esa transición ocurrió el mayor desastre histórico de la economía colombiana, lo que inclusive ha llamado la atención de ciertos economistas, en el sentido de decir hay que reclamar el regreso al despotismo ilustrado, hay que reclamar el regreso a un Presidente no en grupo, como lo denomi­nó en su momento un ministro de Estado, hay que regresar a un Banco Central del propio gobierno, hay que regresar a las viejas políticas de inter­vención de las tasas de interés en las tasas de cambio en los procesos de cré­dito externo.

Estamos en una transición, una transición, repito, dubitativa, con­tradictoria, que en cierto momento no ha producido resultado positivo al­guno porque la situación económica colombiana es la peor en su historia. Pero en esta situación hablar del modelo económico o hablar de los mode­los de política económica para tratar de explicar con ellos lo que nos ocurre resulta ser fiíndamentalmente inocuo. Y en ese sentido los economistas profesionales debemos continuar pidiendo, claro que los hechos cada vez

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más nos están dando en la cara, debemos continuar adquiriendo un míni­mo de modestia y un mínimo de serenidad. Los economistas no somos los dueños del análisis social ni seremos los economistas los principales actores sociales o políticos de la recuperación de la economía y de la sociedad co­lombiana, de la reconstrucción de nuestro tejido social y económico.

En realidad los que nos ocurre es la ausencia de separación entre lo público y lo privado, la invasión de lo privado sobre todo espacio público, aquí se ha hecho completa expresión y presentación del tema, se expresa en la actitud de los políticos, en la actitud de los ciudadanos frente al Estado, en el estilo de la política, en el estado de cosas en materia de la justicia for­mal, en el enfrentamiento violento entre poderes, es otro episodio más de la crisis de la política, y la crisis de la cultura. Por ejemplo lo que ha ocurrido entre ciertas autoridades públicas y la Corte Constitucional es la frontera entre la barbarie y la civilización y lo que ha ocurrido recientemente, es la barbarie como barbarie, por ejemplo es lo que ha ocurrido con la Fiscalía y la Procuraduría en relación con el segundo comandante del ejercito y el Presidente de la República. Es la disolución de la separación de poderes.

Nosotros ciudadanos del común podemos tronar contra la Junta Directiva del Banco de la República, podemos tronar contra la Corte Constitucional, pero no puede hacer la autoridad pública so pena de ense­ñarle a la ciudadanía que la separación de poder no tiene sentido y es la­mentable que miembros de la autoridad monetaria, que no están aquí en este auditorio, que miembros del ejecutivo han sido tan absolutamente violentos en su apreciación de acciones y sentencias tomadas por la Corte Constitucional.

Pero eso es el resultado de esta crisis cultural y política de la que se ha hablado aquí por parte de mis antecesores y obviamente como parte del in­ventario tenemos el conflicto armado, el estado actual de cosas con el con­flicto armado que nos ha metido en un túnel del cual ya no tenemos salida lateral. Estamos viendo al frente del final del túnel y no sabemos bien en que consiste, es, o la negociación política de la paz o la guerra total o abierta, no tenemos alternativas en relación con el manejo del problema del conflic­to armado, si bien entiendo y comprendo que no se trata del conflicto más importante de la sociedad colombiana.

Pero mientras no resolvamos ya este proceso, mientras los colombia­nos no resolvamos ese problema del conflicto armado, no podremos tener prosperidad alguna en materia económica para el próximo futuro y después siguen los siguientes desafíos, los desafíos más grandes: la construcción de

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una nueva cultura política y de una nueva sociedad política y en eso los eco­nomistas profesionales poco tenemos que decir realmente.

Y parte del inventario colombiano para el fiíturo es la ausencia de pluralismo institucional, de pluralismo ideológico apacible y es en la prácti­ca la ausencia de sociedad civil. Sobre eso ya se ha dicho suficiente, nuestras finanzas públicas que son parte del inventario para los próximos dos o tres años son imposibles.

A mediados del año entrante Colombia puede tener una seria y dra­mática crisis fiscal especialmente vinculada con los fiscos regionales y mu­nicipales, y esta crisis fiscal puede producirnos un estallido de inestabilidad macroeconómica que podría conducirnos todavía más atrás en esa ecuación de la posteridad económica mínima que deberíamos tener. Hay en la parte fiscal serios desafíos a la estabilidad macroeconómica y es pragmático pero el establecimiento colombiano parece no darse por enterado y esto no está para los próximos cinco ni diez años, es para el año entrante, se requiere de una revolución fiscal, unas nueva reglas de lo fiscal del gasto público pero en lo inmediato, porque si no vamos ha tener una herida que se añade a la lujuria de la actual pésima situación económica colombiana.

Pero yo no veo -y en esto tengo que ser pesimista— salidas factibles, ni veo fuerzas caminando en la dirección correcta. Tenemos como parte del inventario la apertura a la llamada globalización que ha sido traumática para este país. Colombia se ha convertido en un país para el cual la apertura y la globalización son problemas muy difíciles de manejar pero además se ha convertido en un país problemático internacionalmente por cuenta del narcotráfico, de la guerra y del problema de los derechos humanos, y de la depredación del medio ambiente. Y tenemos como parte de nuestro inven­tario para los próximos años, la exclusión, la fragmentación y la pobreza ex­tremas de la sociedad colombiana.

Cuáles son las salidas? La evolución de las salidas depende de la ma­nera cómo se resuelvan dos o tres cosas. En primer lugar ese proceso de creación y consolidación de la sociedad civil y colectiva no va a detener la política económica, claro puede terminar por echarle agua hirviendo al quemado pero de ahí la solución fundamental no va a estar en la política económica en los próximos años. La solución nuestra del futuro dependerá fundamentalmente de la manera cómo Colombia comience a construir la sociedad civil que hoy día le hace falta y obviamente eso implica la solución del binomio del problema lineal del conflicto armado, del narcotráfico y también implica asegurar la estabilidad macroeconómica mínima, si enci-

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ma de los problemas que tiene este país en materia económica, nos enfren­tamos a una coyuntura de inestabilidad macroeconómica e inclusive a una explosión de la inflación en Colombia, por cuenta de la crisis fiscal que se avecina pues obviamente la historia nuestra, en lo social, en lo cultural, en lo político necesariamente se va a retrazar aún más. Después vendrán todos los otros procesos posibles de la democracia, todos los procesos posibles del proceso económico, de la distribución más equitativa de la riqueza, de la distribución más equitativa de los activos productivos en el país. Pero creo que estos que he mencionado son los desafíos indispensables que tendrá que enfrentar la sociedad colombiana no en un futuro abstracto, en el futu­ro de los dos o tres años, para ver en el 2010 que tenemos de inventario para la década siguiente.

R O N D A FINAL

Alvaro Camacho Desde luego el país tiene que resolver en lo coyuntural a corto plazo

los problemas de la paz, pero yo quería, no adscribirme tanto del optimis­mo de Luis Jorge al decir que el conflicto armado es muy secundario, pero tampoco elevarlo a la categoría de problema primario, pero sí creo que hay que pensar cómo la guerra está desnudando justamente la peor de las crisis de la democracia, y cuando hablo de democracia no estoy hablando de régi­men político, estoy hablando de calidad de vida, de forma de vida, de forma de restauración de las relaciones sociales. f-

Me preocupa mucho el tema de la paz, básicamente porque yo veo en la confrontación armada dos enormes sentidos. Primero, una confronta­ción de élites y esto puede sonar muy loco lo de élites dos aparatos, tres apa­ratos militares. Existe la argumentación de que se confrontan en función de los intereses de la sociedad civil, en función de los intereses de la democra­cia, de la estabilidad, del imperio de la ley, etc. Pero crecientemente esa po­blación, llámela sociedad civil, llámela como guerra, se convierte cada vez más en el objeto y objetivo de la guerra. Es decir la población civil es el so­porte ideológico de la guerra. Creo que ese es un tema de orden estricta­mente coyuntural y creo que se va a aplacar y de alguna manera, el proble­ma me parece es que cualquier intento de solución, cualquier propuesta de paz que no parta del tema fundamental de la democracia va a producir fe­nómenos como los que se produjeron en el 60 en Colombia y como los que se están produciendo en El Salvador y en Guatemala, es decir una disparada de un conflicto totalmente desregulado, que va a producir unas tasas de ho-

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BOGorTcoloMaiA

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micidio mucho más altas que las tenemos en Colombia. Esto no significa que yo esté aceptando las tesis maximalistas de las FARC y del ELN, de decir que sin la solución de todos los problemas sociales no puede haber paz. Pero mi argumento es que la paz se está planteando de tal manera que la sociedad civil se está convirtiendo cada día más en la víctima de la guerra y va a ser la víctima de la paz.

Gabriel Misas Arango •" Muchísimas gracias al profesor Camacho, al profesor Garay y al pro­

fesor González por su intervención en el día de hoy, y a ustedes por su pre­sencia a lo largo de estas 18 sesiones de la Cátedra Manuel Ancízar

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