derrida - entrevista con christian descamps

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Entrevista con Christian Descamps Jacques Derrida Realizada en enero de 1982 y publicada en VV.AA., Entretiens avec Le Monde, I, Philosophies, Paris, La Découverte/Journal Le Monde, 1984. Edición digital de Derrida en castellano . Más allá de la división entre filosofía y literatura, puede perfilarse una huella que no sea todavía lenguaje, ni habla, ni escritura, ni signo, ni siquiera «lo propio del hombre». Escritor, profesor en l'École Normale Supérieure de la calle Ulm, Jacques Derrida trabaja la escritura. En libros difíciles, muestra cómo la tradición occidental privilegia la voz frente a la escritura. Formados y deformados por el modelo de la escritura alfabética, tendemos a considerar lo escrito sólo como el registro de la voz, del logos. Derrida, que analiza minuciosamente esa perspectiva irreflexiva, deshace ese pedestal de nuestra metafísica. Tras haber participado en la fundación del Groupe de Recherche sur l'Enseignement de la Philosophie Derrida fue uno de los animadores de los États généraux de la filosofía, reunidos en la Sorbona en junio de 1979 para defender esta disciplina. Es director del Collège International de Philosophie, creado en 1983. Su primer trabajo indicaba un interés en la fenomenología, y publicó usted una introducción a El origen de la geometría de Husserl. Por esa época, la fenomenología se orientaba de forma más espontánea, en Francia, hacia los problemas de la existencia, de la consciencia perceptiva o precientífica. Se hacía también necesaria una lectura diferente de Husserl, que replantease cuestiones acerca de la verdad, la ciencia, la objetividad. ¿Cómo se constituye un objeto matemático a partir o sin el suelo de la percepción? ¿Cuál es la historicidad original de un objeto, de una tradición y de una comunidad científica...? Para los estudiantes de mi generación esos temas tenían también una implicación política; pienso que una señal de esto es la fascinación que ejercía en algunos de nosotros trabajos como los de Tran Duc Tao (Fenomenología y materialismo dialéctico). Pero lo que ante todo me sedujo en el que casi fue el último texto de Husserl es lo que dice de la escritura, de forma a la vez nueva y confusa, un poco enigmática: la notación gráfica no es un momento auxiliar en la formalización científica, Aunque le hace correr un peligro aquélla es indispensable a la constitución misma de la objetividad ideal,

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Derrida - Entrevista Con Christian Descamps

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Entrevista con Christian Descamps

Jacques Derrida

Realizada en enero de 1982 y publicada en VV.AA.,Entretiens avec Le Monde, I, Philosophies, Paris, La Dcouverte/Journal Le Monde, 1984.Edicin digital deDerrida en castellano.Ms all de la divisin entre filosofa y literatura, puede perfilarse una huella que no sea todava lenguaje, ni habla, ni escritura, ni signo, ni siquiera lo propio del hombre.Escritor, profesor en l'cole Normale Suprieure de la calle Ulm, Jacques Derrida trabaja la escritura. En libros difciles, muestra cmo la tradicin occidental privilegia la voz frente a la escritura. Formados y deformados por el modelo de la escritura alfabtica, tendemos a considerar lo escrito slo como el registro de la voz, del logos. Derrida, que analiza minuciosamente esa perspectiva irreflexiva, deshace ese pedestal de nuestra metafsica.Tras haber participado en la fundacin del Groupe de Recherche sur l'Enseignement de la Philosophie Derrida fue uno de los animadores de los tats gnraux de la filosofa, reunidos en la Sorbona en junio de 1979 para defender esta disciplina. Es director del Collge International de Philosophie, creado en 1983.

Su primer trabajo indicaba un inters en la fenomenologa, y public usted una introduccin aEl origen de la geometrade Husserl.

Por esa poca, la fenomenologa se orientaba de forma ms espontnea, en Francia, hacia los problemas de la existencia, de la consciencia perceptiva o precientfica. Se haca tambin necesaria una lectura diferente de Husserl, que replantease cuestiones acerca de la verdad, la ciencia, la objetividad. Cmo se constituye un objeto matemtico a partir o sin el suelo de la percepcin? Cul es la historicidad original de un objeto, de una tradicin y de una comunidad cientfica...? Para los estudiantes de mi generacin esos temas tenan tambin una implicacin poltica; pienso que una seal de esto es la fascinacin que ejerca en algunos de nosotros trabajos como los de Tran Duc Tao(Fenomenologa y materialismo dialctico).Pero lo que ante todo me sedujo en el que casi fue el ltimo texto de Husserl es lo que dice de la escritura, de forma a la vez nueva y confusa, un poco enigmtica: la notacin grfica no es un momento auxiliar en la formalizacin cientfica, Aunque le hace correr un peligro aqulla es indispensable a la constitucin misma de la objetividad ideal, a la idealizacin. Esto me llev a lo que me pareca que era el lmite mismo de la axiomtica husserliana, de aquello que Husserl llama el principio de los principios intuicionista de la fenomenologa. Luego segu interpretando en ese sentido otros textos de Husserl, casi siempre privilegiando los temas del signo del lenguaje, de la escritura, de la relacin con el otro, como enLa voz y el fenmeno.Despus me he alejado, si cabe decirlo as, de la fenomenologa, sin duda injustamente y no sin remordimientos...Por esa poca los filsofos tenan muy en mente los famosos manuscritos inditos, que slo se podan consultar en Lovaina.Fui all intrigado tambin por el misterio que se haba creado en torno a los inditos sobre la temporalidad, la gnesis pasiva, el alter ego.La obstinadaminucia de Husserl se extena en esas zonas en las que el yo queda desposedo de su dominio, de su consciencia e incluso de su actividad.Su trabajo filosfico Convierte la problemtica de la escritura en una piedra esencial. Usted rompe las fronteras -que por otra parte no se sostienen bien- entre la literatura y la filosofa Para llevar a cabo eso, frecuenta usted muchos textos limtrofes corno los de Mallarm o de Blanchot.En principio mi deseo iba por el lado en que el acontecimiento literario atraviesa y desborda incluso la filosofa. Ciertas operaciones, dira Mallarm, ciertos simulacros literarios o poticos nos permiten a veces pensar lo que la teora filosfica de la escritura ignora, eso que a veces dicha teora prohbe violentamente. Para analizar la interpretacin tradicional de la escritura, su conexin esencial con la esencia de la filosofa, de la cultura e incluso del pensamiento poltico occidentales, era necesario no encerrarse ni en la filosofa como tal ni siquiera en la literatura.Ms all de esa divisin puede prometerse o perfilarse una singularidad de la huella que no sea todava lenguaje, ni palabra, ni escritura, ni signo, ni siquiera lo propio del hombre. Ni presencia ni ausencia, ms all de la lgica binaria opositiva o dialctica. De ah que no sea ya cuestin oponer la escritura a la palabra, que no se trate de ninguna protesta contra la voz; me he limitado a analizar la autoridad que se le ha atribuido, la historia de una jerarqua.

Algunos comentadores americanos han hablado de una influencia del Talmud.S, uno puede divertirse preguntndose cmo puede ser influido alguien por aquello que ste no conoce. No lo excluyo. Si lamento tanto el no conocer elTalmud,por ejemplo, es quizs porque l s me conoce, se conoce en m. Una especie de inconsciente, no?, y se pueden imaginar recorridos paradjicos. Desgraciadamente no s hebreo. El medio de mi infancia en Argelia estaba demasiado colonizado, demasiado desarraigado. No recib all, sin duda en parte por culpa ma, ninguna autntica cultura juda. Pero como yo no llegu a Francia por primera vez hasta la edad de diecinueve aos, algo de aquello debe quedar en mi relacin con la cultura europea y parisina.

En los aos sesenta se hablaba mucho del /final de la /filosofa. Para algunos eso implicaba que haba llegado el momento de pasar a la accin; para otros, que la filosofa no era ms que el mito de la etnia occidental. Ahora bien, para usted, slo se puede actuar en el interior del campo de la razn. No hay exterioridad.Yo entonces prefera hablar de clausura de la metafsica. La clausura no es el final, es ms bien, a partir de un cierto hegelianismo, la potencia forzada de una combinacin a la vez agotadora e infatigable. Esta clausura no tendra la forma de un crculo (representacin, para la filosofa, de su propio lmite) o de un linde unilineal por encima del cual podra saltarse, hacia fuera, por ejemplo hacia una prctica por fin no filosfica! El lmite de lo filosfico singular, a mi juicio no se lo puede captar jams sin una cierta reafirmacin incondicional. Aunque no se le pueda llamar directamente tica o poltica, sin embargo con ello entran en juego las condiciones de una tica o de una poltica, y de una responsabilidad de pensamiento, si usted quiere, que no se confunde estrictamente con la filosofa, la ciencia o la literatura en cuanto tales...

Acaba usted de mencionar la ciencia. El marxismo y el psicoanlisis han pretendido cada uno en su momento tercer vocacin por la ciencia.El medio en el que empec a escribir estaba muy marcado, incluso intimidado por el marxismo y por el psicoanlisis, cuya reivindicacin cientfica era tanto ms violenta en cuanto que su cientificidad no estaba asegurada. Aquello se presentaba un poco como el antioscurantismo, las luces de nuestro siglo. Sin hacer nunca nada en contra de las luces, he intentado, discretamente, no ceder a la intimidacin. Por ejemplo, descifrando la metafsica que persiste todava en el marxismo o en el psicoanlisis, bajo una forma que no era simplemente lgica o discursiva, sino a veces terriblemente institucional o poltica.

Intentemos sealar su distancia con respecto a Lacan.El psicoanlisis debe a Lacan algunos de sus progresos ms originales Con ellos el psicoanlisis ha sido llevado a sus lmites, a veces ms all de l mismo, y es sobre todo por eso por lo que conserva afortunadamente ese valor de provocacin para lo que hay de ms vivo en la filosofa actual, as como en la literatura y las ciencias humanas. Pero precisamente por eso el psicoanlisis requiere tambin la lectura ms vigilante. Pues queda, como contrapartida, que toda una configuracin sistemtica del discurso lacaniano (sobre todo en losEscritos,pero tambin en otros lugares) me ha parecido que repite o que asume una gran tradicin filosfica, justamente aquella que reclamaba cuestiones desconstructoras (acerca del significante, el logos, la verdad, la presencia, la palabra plena, un cierto uso de Hegel y de Heidegger...). EnEl cartero de la verdadhe propuesto una lectura de esa repeticin del logocentrismo y del falocentrismo.El seminario de Lacan acerca deLacarta robadade Poe no se limita a reproducir un gesto de dominio, corriente en la interpretacin de una escritura literaria con fines ilustrativos (anulacin de la posicin del narrador, desconocimiento de la formalidad literaria, recorte imprudente del texto...), sino que lo hace, como Freud, y, por servirme de la expresin del mismo Freud, en nombre de una teora sexual. Y sta viene siempre acompaada -ah est una de las implicaciones del tema- de una institucin, una prctica y una poltica muy determinadas.Seala usted que hablar contra Hegel sigue siendo confirmar a Hegel. Frente a las grandes confrontaciones, los abandonos las pseudo salidas, prefiere desplazamientos nfimos pero radicales. Practica usted una estrategia del desplazamientoLas crticas frontales y simples son necesarias siempre, son la ley de rigor en la urgencia moral o poltica, incluso si cabe discutir sobre la mejor formulacin para este rigor. Tiene que ser frontal y simple la oposicin a lo que pasa actualmente en Polonia o en Oriente Medio, en Afganistn, en El Salvador, en Chile o en Turqua, a las manifestaciones de racismo ms prximas a nosotros, y a tantas cosas ms singulares y sin denominacin de Estado o de nacin.Pero es verdad -y hay que poner estas dos lgicas en relacin- que las crticas frontales dejan siempre que se les d la vuelta y se las reapropie en filosofa. La mquina dialctica de Hegel es esa maquinacin misma. Es lo que hay de ms terrorfico en la razn. Pensar la necesidad de la filosofa sera, quizs, volverse hacia lugares inaccesibles a ese programa de reapropiacin. No estoy seguro de que eso sea simplemente posible y calculable, es lo que se sustrae a toda seguridad, y a este respecto el deseo no puede hacer otra cosa que afirmarse, enigmtico y sin trmino.

Eso que hemos heredado bajo el nombre de Platn y de Hegel se mantiene siempre intacto y provocador.Ah s, siempre he tenido el sentimiento de que, a pesar de siglos de lectura, estos textos se conservan vrgenes, replegados en una reserva, todava por venir. Este sentimiento coexiste en m con el de la clausura y el agotamiento combinatorio del que hablaba hace un momento. Sentimientos contradictorios, al menos aparentemente, pero as es la cosa, y no puedo hacer otra cosa que aceptarlo. Eso es en el fondo lo que intento explicarme. Hay el sistema y hay el texto, y en el texto fisuras o recursos que no se pueden dominar mediante el discurso sistemtico: en un cierto momento, ste no puede responder ya de s mismo. Empieza espontneamente su propia desconstruccin De ah la necesidad de una interpretacin interminable, activa, ligada a una microloga del escalpelo a la vez violenta y fiel.

Usted practica la desconstruccin no la destruccin. Esa palabra significa quizs una manera de deshacer una estructura para hacer que aparezca su esqueleto. La desconstruccin -que formaba parte de una cadena- ha estado muy en boga. Apareci en un contexto dominado por el estructuralismo. Permiti sin duda a algunos salir del todo est dicho.S, la palabra slo pudo tener fortuna, cosa que me sorprendi, en la poca del estructuralismo. Desconstruir es a la vez un gesto estructuralista y antiestructuralista: se desmonta una edificacin, una artefacto, para hacer que aparezcan sus estructuras, sus nervaduras o su esqueleto, como deca usted, pero tambin, simultneamente, la precariedad ruinosa de una estructura formal que no explicaba nada, ya que no era ni un centro, ni un principio, ni una fuerza, ni siquiera la ley de los acontecimientos, en el sentido ms general de esa palabra.La desconstruccin como tal no se reduce ni a un mtodo (reduccin a lo simple) ni a un anlisis; va ms all de la decisin crtica, de la idea crtica misma. Justamente por eso no es negativa, aunque, a pesar de tantas precauciones, se la haya interpretado as frecuentemente. Para m, va siempre junto con una exigencia afirmativa, dira incluso que no tiene lugar nunca sin amor...Ha inventado usted tambin el concepto de diffrance. Diferir es no ser lo mismo pero es tambin remitir para ms tarde. Toda una parte de su trabajo sobre la diffrance pone en cuestin las figuras de la presencia, de los objetos, de la consciencia, de s para s mismo, de la presencia de la palabra.Cmo se podra destruir el deseo de presencia? Es el deseomismo.Pero lo que lo da, le da su respiracin y su necesidad -lo que hay y lo queda pues, por pensar- es aquello que en la presencia del presente no se presenta. La diffrance, donde la huella no se presenta, y ese casi nada de lo impresentable los filsofos intentan siempre borrarlo. Es sin embargo esa huella lo que marca y relanza todos los sistemas.

En usted todo signo es sentido grfico, o ms bien todo grafismo es signo Pero en eso no hay una inversin. No se trata de decir: hasta aqu la palabra ha dominado a la escritura, hagamos lo contrario.Sin duda, pero el giro a la inversin clsica, como sugera hace un momento, es tambin ineluctable en la estrategia de las luchas polticas: por ejemplo, contra la violencia capitalista, colonialista, sexista... No consideremos eso como un momento o simplemente una fase: si desde el comienzo no se anuncian otra lgica u otro espacio con claridad, la inversin reproduce y confirme por el lado contrario lo que ha combatido.En cuanto a lo que pone en juego la escritura, es algo que no cabe delimitar. Aunque se demuestre que no se deja someter a la palabra, se puede abrir y generalizar el concepto de escritura, extenderlo hasta la voz y a todas las huellas de la diffrance, a todas las relaciones con el otro. Esta operacin no tiene nada de arbitraria, transforma en profundidad y concretamente todos los problemas.

EnDe la gramatologacomentaba la leccin de escritura deTristes Trpicos. Lvi-Strauss mostraba cmo la escritura era cmplice de una cierta violencia poltica. En una sociedad sin escritura, describa la aparicin de ese mal.La posibilidad de ese mal no esperaba a la aparicin de la escritura en el sentido corriente (alfabtico, occidental) y de los poderes que sta reafirma. No hay sociedad sin escritura (sin marca genealgica, contabilidad, archivamiento...), no hay siquiera sociedad llamada animal que no tenga huella, marcaje territorial... Para convencerse de lo cual basta con no privilegiar un cierto modelo de escritura. El paraso de las sociedades sin escritura puede conservar sin embargo la funcin, tan necesaria, de los mitos y de las utopas. Vale lo que vale la inocencia.La ampliacin del concepto de escritura abre numerosas perspectivas antropolgicas.Y ms all de la antropologa, por ejemplo en los dominios de la informacin gentica. Desde este punto de vista hemos dedicado un trabajo de seminario al anlisis deLa lgica de lo viviente,de Franois Jacob.

Ha destacado usted unos textos excntricos con respecto a la gran filosofa. As, comenta un texto donde -a propsito de la crtica del juicio de gusto- Kant habla del vmito.En cualquier caso, hace todo lo que hace falta para hablar de eso sin hablar de eso.La institucin filosfica privilegia necesariamente lo que ella misma viene a llamar los grandes filsofos y en ellos los textos mayores. He querido tambin analizar esa evaluacin, sus intereses, sus procedimientos internos, sus contratos sociales implcitos. Al entresacar unos textos menores o marginalizados, al leerlos o al escribir de una determinada manera, se proyecta a veces una luz violenta en el sentido y en la historia, en el inters de esa sobreestimacin.Operaciones como sas seran impracticables y en realidad ilegibles para una sociologa como tal, quiero decir, en tanto no mida su competencia con el rigor interno de los textos filosficos tratados y con las exigencias elementales, pero qu difciles!, del auto-anlisis (filosofa o sociologa de la sociologa); en una palabra, un modo de proceder completamente diferente, una atencin completamente diferente a los cdigos de esta escritura y de esta escena.

Ha explicado usted tambin esos textos por contigidad. As, ha puesto juntos a Genet y a Hegel, a Heidegger y a Freud, enDoblan campanasy enLa tarjeta postal.Al trastornar las normas y el decoro de la escritura universitaria, cabe esperar que quede en evidencia su finalidad, lo que aquellas protegen o excluyen. La gravedad de la cuestin se mide a veces, como usted sabe, por el odio y el resentimiento que hace perder entonces, a un cierto poder universitario, todo control. Justo por eso es importante abordar eso que se llama equivocadamente la forma y el cdigo, escribir de otra manera aun mantenindose intransigentes en cuanto al saber-leer y la competencia filosficas, simultneamente, cosa que no hacen, a mi juicio, ni los proteccionistas del llamado anlisis interno, ni los positivistas de las ciencias humanas, incluso cuando parece que se oponen entre s. Se podra mostrar que se entienden muy bien en la divisin del territorio acadmico y que hablan el mismo idioma.Aluda usted aDoblan campanasy aLa tarjeta postal.Se los puede considerar tambin como dispositivos construidos para leer, sin pretender en todo caso dominarlas, su propia lectura o no-lectura, las evaluaciones o los desconocimientos indignados a los que se exponen: por qu tendra que ser ilegtimo y estar prohibido (y quin decide eso?) el cruzar varios gneros, escribir sobre la sexualidad al mismo tiempo que sobre el saber absoluto, y emparejar en l Hegel y a Genet, un texto de tarjeta postal y una meditacin (enacto, por asdecirlo) sobre qu quiere decir destinar, entre Freud y Heidegger, en un momento determinado de la historia del correo postal, de la informtica y de las telecomunicaciones?

Utiliza usted palabras indecidibles. As, el himen en Mallarm es a la vez la virginidad y el matrimonio elPharmakonde Platn cura y envenena.Palabras de ese tipo sitan mejor, quizs, losenclaves donde el discurso ya no puede dominar, juzgar, decidir: entre lo positivo y lo negativo,lo bueno ylo malo, lo verdadero y lo falso. De ah la tentacin de excluirlos del lenguaje y de la ciudad, para reconstituir la homogeneidad imposible del discurso, de un texto, de un cuerpo poltico...

En cuanto al campo poltico, en l usted no ha adoptado nunca posiciones resonantes; ha practicado incluso eso que llama una especie de retirada.Ah, el campo poltico! Pues el caso es que podra decirle que no pienso ms que en eso, aunque no lo parezca. S, desde luego, hay silencios, y una cierta retirada, pero no exageremos. Suponiendo que se est interesado, es muy fcil saber dnde estn mis elecciones y mis solidaridades, sin la menor ambigedad. Sin duda no lo manifiesto suficientemente, con seguridad, pero dnde est aqu la medida si es que la hay? Frecuentemente me parece que no tengo nada que decir a no ser algo muy tpico y comn, y entonces yo sumo mi voz o mi voto, sin aspirar a ninguna autoridad, crdito o privilegio reservado a eso que se llama, tan vagamente, un intelectual o un filsofo.Siempre he tenido dificultades para reconocerme en los rasgos del intelectual (filsofo, escritor, profesor) que sostiene su papel poltico de acuerdo con la escenografa que usted conoce, y cuya herencia merece que se le planteen muchos problemas. No es que la desdee o que la critique en s misma; y creo que en ciertas situaciones, hay ah una funcin y una responsabilidad clsicas que no se deben eludir, aunque sea para llamar al buen sentido y a lo que considero que es el deber poltico elemental. Pero cada vez ms soysensible a una transformacin que vuelve esa escena actualmente un poco aburrida, estril, atravesada a veces por los peores procedimientos de intimidacin (aunque sea por la buena causa), sin medida comn con la estructura de lo poltico, con las nueva responsabilidades que requiere el desarrollo de los medios de comunicacin de masa (aun cuando no se intente explotar stos para pequeos beneficios, hiptesis que no se formulara para reconciliarse con esa tipologa clsica del intelectual).Esuno de los problemas ms importantes actualmente, esa responsabilidad ante las formas actuales de los mass media y sobre todo ante su monopolizacin, su encuadre, su axiomtica. Pues la retirada de la que usted hablaba no significa en absoluto, a mis ojos, una protesta contra los media en general, al contrario, estoy resueltamente a favor de su desarrollo (nunca es suficiente) y sobre todo a favor de su diversificacin, pero tambin resueltamente contra su normalizacin, contra inspecciones diversas a las que ha dado lugar el asunto, reduciendo a silencio de hecho todo lo que no se conforma con cuadros o cdigos estrictamente determinados y muy potentes, o tambin con fantasmas de receptibilidad. Pero el primer problema de los media se plantea para aquello que no se llega a traducir, o a publicar, en los lenguajes polticos dominantes, aquellos que dictan las leyes de receptibilidad, precisamente, en la izquierda tanto como en la derecha.Por esa razn lo que hay de ms especfico y de ms agudo en las investigaciones, las cuestiones o las tentativas que me interesan (junto con algunas otras) puede parecer polticamente silencioso. Es quizs porque se trata de un pensamiento poltico, de una cultura o de una contra-cultura, casi inaudibles en los cdigos que acabo de evocar. Quizs, quin sabe, pues aqu slo puede hablarse de ocasiones o de riesgos que correr, con o sin esperanza, siempre en la dispersin y la minora.

Ah coincide su compromiso militante en el seno del Greph, ese Grupo de investigacin acerca de la enseanza de la filosofa.El Greph rene a profesores, alumnos de institutos y a estudiantes que quieren precisamente analizar y cambiar la escuela, y en particular la institucin filosfica, en primer lugar mediante la extensin de la enseanza filosfica a todas las clases en las que se ensean normalmente las dems disciplinas llamadas fundamentales. Franois Miterrand asumi compromisos precisos en este sentido. Cosa que nos alegra, y haremos todo para que aquellos compromisos no se entierren como cabe temer desde hace algunos meses. De todas formas los problemas no se podrn olvidar, ni lo harn aquellos que miden su gravedad y se hacen cargo de ellos.Todo esto reclama una transformacin profunda de las relaciones entre el Estado, las instituciones de investigacin o de enseanza, sean o no universitarias, la ciencia, la tcnica y la cultura. Los modelos que ahora se estn viniendo abajo son en lneas generales aquellos mismos sobre los que tomaron partido, desde el comienzo de la sociedad industrial, los grandes filsofos alemanes, de Kant a Heidegger, pasando por Hegel, Schelling, Humboldt, Schleiermacher, Nietzsche, antes y despus de la fundacin de la Universidad de Berln. Por qu no releerlos, pensar con ellos contra ellos, pero tomando en cuenta la filosofa? Es indispensable, si es que se quieren crear otras relaciones entre la racionalizacin del Estado y el saber, la tcnica, el pensamiento, establecer nuevas formas de contrato o incluso disociar radicalmente los deberes, los poderes y las responsabilidades. Habra ahora quizs que intentar inventar lugares de enseanza y de investigacin fuera de las instituciones universitarias?

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