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Muerte en Venecia
(Der Tod in Venedig)
Breve Introducción a la novela
El autor de esta novela, Thomas Mann, realiza una lectura de su contexto
histórico interpretando la realidad contemporánea a partir de los
acontecimientos acaecidos en el transcurso de la historia. Además, la forma en
que está escrita y estructurada juega un papel fundamental a la hora de
analizar el significado o el porqué de una novela puesto que el autor comienza
abusando de los adjetivos, haciendo hincapié en una enumeración profusa, que
sobrecarga la lectura, convirtiéndola en barroca y será más adelante cuando se
disfrute del ambiente creado, de los pensamientos intuidos , del deseo latente,
de la soledad disfrutada y del final triste pero impuesto por su propia voluntad,
en esa ciudad caliente, pútrida isolada de calor, de aire irrespirable.
Uno de los motivos por los que se llega a conformar esta novela, que a
la postre resultará esencial, es el viaje de aprendizaje: un viaje por voluntad
propia que se emprende con ánimos de conocer otros lugares y personas, salir
de la rutina, cambiar de estilo de vida... Todos ellos implican un aprendizaje,
consciente o inconsciente. Estos viajes no son ni mucho menos algo nuevo
dentro de la literatura, así por ejemplo son conocidos los viajes como la Odisea,
en el que Ulises, camino de Itaca, debe aprender ciertas cosas antes de llegar
a su hogar; el viaje de Dante en la Divina Comedia, una travesía rumbo al
infierno para rescatar a su amada Beatriz; o los viajes de Gulliver, en los que el
personaje explora el mundo en busca de nuevas ideas y conocimientos. En
Muerte en Venecia de Thomas Mann el motivo del viaje también está presente,
pero quizás visto desde otro punto de vista.
Argumento y desarrollo
Gustav Aschenbach, un escritor alemán en una época de conflictos en el
continente europeo, considera los viajes como una simple “medida higiénica” a
tomar de vez en cuando. Pero su visión cambia cuando repentinamente inicia
un viaje a Venecia, hacia el sur, en busca de los antiguos valores clásicos
como escapatoria de la sociedad en que vive así como de su propia vida. Al
llegar a la ciudad, en vez de encontrar un ideal de hermosura y virtudes, y
como término de un viaje iniciado por el anhelo de liberación, se enfrenta a una
ciudad donde reinan el lucro y la corrupción. El trayecto, efectuado en busca de
valores pasados que completen la sociedad alienada del personaje, se ve así
finalizado al encontrar un nuevo ambiente utilitario y decadente, representado
por una ciudad sucia y enferma, de una economía totalmente mercantil y
materialista. Finalmente, Aschenbach encuentra la muerte producto de su
anhelo de una vida estética según los ideales clásicos. De esta manera, el
motivo del viaje es degradado en esta novela porque el refugiarse en las
culturas clásicas y renacentistas no es de gran ayuda cuando la época actual
está envilecida. El viaje y el aprendizaje son inútiles si no existe un esfuerzo
por resolver los problemas de una sociedad tan decrépita. El personaje busca
los valores antiguos y, además, persigue los ideales de la belleza clásica.
El concepto actual de belleza no es algo claramente definido. Según
distintos criterios y estilos, el que algo sea bello o feo varía de manera
considerable dependiendo o bien de la subjetividad de cada individuo o bien de
las pautas marcadas por los gustos de la sociedad del momento. Básicamente
los patrones de belleza se adecuan también a los del arte, sin por esto
asegurar que todo el arte debe ser bello. Pero, en esta novela, la belleza que
se busca no es lo que entendemos en la actualidad por belleza sino la
concepción clásica de ésta, propia de la cultura grecorromana.
“La Belleza es el camino del hombre sensible hacia el espíritu..., sólo el
camino, un simple medio (...)” (Diálogo entre Sócrates y Fedro. Lo bello y su
contemplación como liberación de la esclavitud de la voluntad). Así describe
Sócrates la idea de belleza, la función que representa vinculada al arte; como
el escritor Aschenbach, quien evoca constantemente las ideas clásicas. La
belleza como modelo superior, según los antiguos griegos, debe cumplir con
dos parámetros fundamentales: magnitud y orden. Entendiéndolo así, la
grandeza y hermosura de un cuerpo debe estar organizada y proporcionada
con respecto a éste. Según esta concepción, el ideal de belleza sería un
individuo hombre, joven y bello. Hombre, porque sólo en la fisiología masculina
la magnitud de la belleza se encuentra ordenada; joven, porque de esta forma
representa la inocencia y la virtud sin haber sufrido la contaminación del mundo
que le rodea; y bello, porque así el amante y artista logra llegar al espíritu, al
punto máximo de divinidad.
Aschenbach llega a Venecia persiguiendo en todo momento estos
principios del ideal de belleza, pero no encuentra nada más que una ciudad
enferma y decadente. De la misma forma se enamora de Tadzio, un
adolescente de 14 años, bello, joven y aparentemente perfecto, que lo encanta
hasta más no poder por la superioridad de su hermosura. Pero Tadzio tiene un
pequeño defecto: es tan débil y enfermizo que Aschenbach asegura que “no
llegará a viejo”. Esta vez, la esperada belleza se halla también degradada y
rebajada sin la supremacía de tiempos arcaicos. Muestra así su cara más
traicionera: su condición de efímera. Al menor soplo resbala y se pierde,
mostrándose muy poco segura como para fiarse de ella.
Aschenbach falla en ambos intentos de conseguir la belleza clásica
puesto que, debido a estos dos factores, Venecia y Tadzio, el personaje
encuentra la muerte al final de la novela: su amor por el adolescente lo hace
permanecer en la ciudad que en esos momentos es víctima de una infecciosa
peste, provocando así el deceso de Aschenbach. Así, Mann degrada otro
importante mito, el de la antigua época de oro: volver al pasado clásico en
busca de un mejor presente es algo completamente inservible, ya que los
valores antiguos están ya obsoletos. El único final posible de esta búsqueda es
la muerte, pero no la muerte vista como tránsito sino más bien considerada
como derrota o quizá como término inexorable tras el renacer entendido como
entrada a esta nueva vida de pasiones tan distante de la llevada en Munich. “La
vejez no es más que un pasado hecho presente” señaló el autor en una
ocasión, y es totalmente coherente con lo que plantea en Muerte en Venecia:
lo viejo es considerado tal porque es algo caduco, pasado, que intenta
introducirse en el presente y ser idóneo otra vez, dando como resultado la
proyección de una imagen patética para quienes presencien la escena, tanto
cinematográfica como dentro de la novela.
Thomas Mann escribió esta novela, basada en negaciones y
degradaciones de mitos establecidos. Antes, durante y después de 1912, poco
antes de estallar la Primera Guerra Mundial, Alemania pasaba por una época
conflictiva y agresiva. No es de extrañar que la sociedad de ese entonces
buscara la redención en la época clásica, viajando hacia el sur, a Italia. Como
se dijo al principio de este ensayo, la novela es un análisis de su contexto
histórico; lo que concuerda muy bien con el caso de Muerte en Venecia. La
novela, entonces, satiriza la búsqueda de los ideales clásicos y, además,
expone una fuerte crítica a la sociedad decadente de su época, carente de
valores y de humanidad. Pero, si critica tanto a la sociedad presente como a la
anterior, censurando a una por mercantil y utilitaria y a la otra por obsoleta y
añeja, ¿qué esperanzas quedan para la humanidad?
La respuesta a este interrogante es sencilla pero difícil de poner en
práctica: queda abierta aún una puerta al futuro. El hombre no debe buscar
cobijo en los tiempos contemporáneos ni en los pasados, sino que debe luchar
para infundir a la sociedad nuevos y reforzados valores que ayuden en la
formación de renovadas conciencias humanas; y todo esto mediante el arte:
“todo el amor a la humanidad está concentrado en el futuro; y otro tanto puede
decirse del amor al arte. El arte es una esperanza”.
Concepción de arte clásico
En la historia del arte occidental, el arte clásico por definición es el arte griego,
que floreció hacia el siglo V antes de nuestra era, bajo la sombra del estadista
Pericles. Un siglo después, mientras duró el imperio de Alejandro Magno, se
llevó a cabo una fusión del arte griego y la cultura oriental y surgió el arte del
helenismo. Finalmente, desde el siglo II de nuestra era los romanos se
apropiaron de las formas artísticas griegas y del helenismo y mediante el arte
romano les imprimieron un aire imperial. Los valores del arte clásico del pasado
se han reconocido durante más de 2000 años como fundamento de la tradición
artística europea y de sus herederos culturales.
El clasicismo recupera los principios básicos del arte clásico pues
entiende la belleza en la armonía de todas las partes y en la planeación
racional de las formas.
En la novela, el protagonista Gustav Von Aschembach se niega a perder
la concepción de clasicismo como un canon artístico universal.
Conclusiones generales sobre la obra
Inquietante sensación de que algo misterioso ha quedado en el texto
fuera del alcance incluso de la lectura más atenta.
La historia de Gustav von Aschenbach nos muestra que ni siquiera esos
soberbios ejemplares de sanidad ciudadana cuya inteligencia y disciplina
moral creen haber domesticado todas las fuerzas destructivas de la
personalidad están a salvo de sucumbir una mañana cualquiera a la
tentación del abismo.
Muerte en Venecia ilumina los distintos temas siempre con una soberbia
luz crepuscular. Fondo oscuro y violento.
El adolescente polaco Tadzio revolucionará toda la vida de Aschenbach
(escritor para Mann y músico para Visconti, inspirado en Gustav Mahler),
destruyendo en pocos días el orden racional y ético que la sustentaba.
Decir que el escritor se enamora o que se incendia de deseo por el bello
muchacho sería insuficiente. Le ocurre algo todavía mas profundo:
cambia su visión de la vida y del hombre, de la cultura y del arte. De
pronto las ideas pasan a un segundo plano, desplazadas por las
sensaciones y los sentimientos, y el cuerpo aparece como una realidad
avasalladora a la que el espíritu no debe someter sino servir.
La belleza del muchacho es apenas un estímulo que pone en
movimiento el mecanismo destructor, ese deseo que la imaginación de
Von Aschembach encandila hasta abrasarse en ella. Tanto puede verse
como una búsqueda de la belleza como un deseo irrefenable.
La peste representa las fuerzas irracionales del sexo y la fantasía puesta
a su servicio, ese libertinaje al que el escritor “sucumbe”. Liberadas de
todo freno, ellas harían imposible la vida social pues la convertirían en
una jungla de bestias hambrientas y por otro lado encarna al mundo
primitivo.
La idea propuesta es eminentemente romántica disfrazada de clásica,
en que la pasión de los sentidos, la euforia del sexo, es una suprema
exaltación que el hombre debe vivir, consciente, sin embargo, de que
ello lo precipitará en la decadencia y la muerte.
La coexistencia social renace periódicamente para exigir que la vida sea
no sólo razón, paz, disciplina, sino también locura, violencia y caos.
Tres términos fundamentales que planean sobre la obra son: Deseo,
Muerte y Juventud (Belleza).
Continua alusión a metáforas mitológicas con personajes como Eros,
Jacinto, Poseidón... También son frecuentes las alusiones a
pensamientos filosóficos griegos.
Muerte en Venecia es en definitiva –en la novela y la película- el relato
de una crisis y un conflicto donde la fuerza de algo que rebasa todo
intento de mantenerse dentro de los marcos del bienestar, la estabilidad
o el equilibrio termina por imponerse con todo su poderío creador y
destructor. Se puede decir que la película presenta la historia de un
renacer: nacer de nuevo a la vida para encontrar en ese renacimiento la
muerte.
Bibliografía:
Muerte en Venecia. Thomas Mann. Editorial Pocket Edhasa. 2ªEdición 1986
Prólogo adjunto de Francisco Ayala
Artículo “El llamado del abismo” de Vargas Llosa en "La verdad de las
mentiras". Editorial Suma de Letras 2003. Madrid
Artículo “La belleza como límite” Daniel Gerber, psicoanalista y docente de
la U.N.A.M (México)
Enciclopedia Microsoft Encarta Online 2005
Artículo “El heroísmo de la debilidad” de Rufo Caballero en la revista
Cubaliteraria.
Historia de la literatura alemana. Ed. Cátedra S.A. 1991.