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Debates en las democracias populares Democracia y Justicia Social A 30 años de la recuperación democrática en Argentina: Debates en Equipo. Equipo Centro Tiempo Latinoamericano Lo que a continuación sigue es fruto de los debates mantenidos por nuestro Equipo en las reuniones sema- nales. En medio de las actividades pro- puestas y responsabilidades operativas para con nuestro Centro Tiempo Lati- noamericano, siempre hay tiempo para intercambiar puntos de vista, discutir, disentir y/o acordar modos de pensar la realidad social, política, económica, cultural y religiosa de nuestro país y el continente. Los debates se caracterizan por estar enmarcados al calor de los acon- tecimientos y pretenden superar el in- telectualismo academicista inoperante como también la sola intuición antite- órica ofrecida por una militancia sin re- flexión crítica. En lo que a continuación se expresa, nos encontra- remos con reflexiones en proceso, re- flexiones que están siendo, y no reflexiones finales y pulidas en su ex- presión escrita. A veces con una mirada más latinoamericana, otras acentuando perspectivas nacionales. Se trata sim- plemente de “Debates en Equipo” que pretenden generar precisamente mayor discusión al interior de nuestras prác- ticas sociales y políticas, para que las mismas no queden entrampadas en dogmatizaci0nes que conducen a acti- tudes antipolíticas, especializadas en dicotomizar de manera absoluta la complejidad de los procesos. Porque al hacerlo, esas actitudes se vuelven im- potentes para transformar la realidad. “En el grado en que el sistema capitalista no logra la integración eco- nómica de la población, el voto univer- sal lleva a la transformación de la democracia liberal de masas y de la propia sociedad burguesa. La demo- cracia liberal se vuelca ahora contra si misma. 0 vuelve a la democracia li- beral de minorías, o tiene que ser transformada en democracia de Sega- ridad Nacional, la que quita expresa- mente al poder político representativo la soberanía y lo transforma en poder autónomo. Como tal, se limita a la eje- cución de una politica, que es trazada por otro poder soberano. No siendo Tiempo Latinoamericano - 27

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Debates en las democracias populares

Democracia y Justicia SocialA 30 años de la recuperación democráticaen Argentina: Debates en Equipo.

Equipo Centro Tiempo Latinoamericano

Lo que a continuación sigue esfruto de los debates mantenidos pornuestro Equipo en las reuniones sema-nales. En medio de las actividadespro-puestas y responsabilidades operativaspara con nuestro Centro Tiempo Lati-noamericano, siempre hay tiempo paraintercambiar puntos de vista, discutir,disentir y/o acordarmodos de pensar larealidad social, política, económica,cultural y religiosa de nuestro país y elcontinente.

Los debates se caracterizan porestar enmarcados al calor de los acon-tecimientos y pretenden superar el in-telectualismo academicista inoperantecomo también la sola intuición antite-órica ofrecidapor una militancia sin re-flexión crítica. En lo que acontinuación se expresa, nos encontra-remos con reflexiones en proceso, re-flexiones que están siendo, y noreflexiones finales y pulidas en su ex-presión escrita. A veces con una miradamás latinoamericana, otras acentuandoperspectivas nacionales. Se trata sim-plemente de “Debates en Equipo” que

pretenden generar precisamente mayordiscusión al interior de nuestras prác-ticas sociales y políticas, para que lasmismas no queden entrampadas endogmatizaci0nes que conducen a acti-tudes antipolíticas, especializadas endicotomizar de manera absoluta lacomplejidad de los procesos. Porque alhacerlo, esas actitudes se vuelven im-potentes para transformar la realidad.

“En el grado en que el sistemacapitalista no logra la integración eco-nómica de la población, el voto univer-sal lleva a la transformación de lademocracia liberal de masas y de lapropia sociedad burguesa. La demo-cracia liberal se vuelca ahora contrasimisma. 0 vuelve a la democracia li-beral de minorías, o tiene que sertransformada en democracia de Sega-ridadNacional, la que quita expresa-mente alpoderpolítico representativola soberanía y lo transforma en poderautónomo. Como tal, se limita a la eje-cución de una politica, que es trazadapor otro poder soberano. No siendo

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Debates en las democracias pop.;.1 ……

posible el regreso a la democracia mi-noritaria, la democracia liberal es di-suelta por los propios partidos de esademocracia liberal ” (FranzHinkelam-mert: Democracia y Totalitarismo,DEI, Costa Rica, 1987, pp. 220-221).

Lo que Hinkelammert denominademocracia de Seguridad Nacional eslo que por nuestra parte, hemos deno-minado terrorismo de Estado en demo-cracia. El voto universal sinintegración económica de la poblacióngenera contradicción a la democracialiberal, que en algún momento obligaa los grupos dominantes golpear lapuerta de los cuarteles para “salvar a lademocracia” frenando las reivindica-ciones populares. Estas ideas acerca dela democracia 0 las democracias y lasdictaduras deberemos profundizarlaseste año a propósito de los 30 años devigencia de las instituciones democrá-ticas en Argentina. Nos ayudará tam-bién a comprender hechos políticos denuestra historia contemporánea, ej erci-cio imprescindible para orientar mejorlas nuevas búsquedas en los proyectospolíticos populares de estos tiempos.

InterrogantesEl desarrollo de las distintas expe-

riencias de las democracias populareslatinoamericanas, que llevan ya variosaños de vigencia, nos planteó interro-gantes que no pretendemos responderen forma acabada. Simplemente abrirel debate en términos generales paradesentrañar sus limitaciones y sus po-sibilidades. Seránrespuestas incomple-tas por varias razones, pero

Capitalismo de Estado o Socia-lismo en el Siglo XXI, fue el tí—

tulo inicial que pretendíaorientar nuestra reflexión. Par—tíamos de considerarlos proce-sos nacionales que vienenimplementandopoliticas popu-lares; resposicionando al Es-tado.

fundamentalmente porque ninguno delos procesos populares que se viven enLatinoamérica tienen las mismas ca-racterísticas, aunque estén ligados porla voluntad de integración regional,preocupados por revertir las nefastasconsecuenciasde los largos años de he-gemonía neoliberal y entre ellas laprincipal, aportar desde nuevas políti-cas de estado a una mayor distribuciónde la riqueza.

Varias son las perspectivas desdelas que se pueden analizar estos proce-sos. Algunas preguntas serían — comolas que nos formulamos en el debateinterno del Equipo de Tiempo Latino-americano, abierto a los aportes delConsejo de Redacción:

¿Qué pasó con el movimiento delos trabajadores en los nuevosproce-sospopalaresluego del neoliberalismoferoz?,

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¿Creció la conciencia política olas exigencias actuales estarian aúncondicionadas por las consecuenciasdel neoliberalismo en la conciencia ysensibilidad de los trabajadores?,

¿Quéposibilidades tiene este mo-vimiento de disputar la riqueza y lapropiedadafin de lograr una sociedadcon un poco más de igualdad, justiciasocial y trabajo digno?

Nuevas democracias en Amé-rica Latina y la presencia del neoli-beralismo

Capitalismo de Estado o Socia-lismo en el SigloXXI, fue el título ini-cial que pretendía orientar nuestrareflexión. Partíamos de considerar losprocesos nacionales que vienen imple-mentando políticas populares; resposi-cionando al Estado. Desde el poderpolítico se implementaronnuevos rum-bos económicosque han mejorando lascondiciones de vida de las mayoríasempobrecidas de cada país.

Consideramos importante partirde esa caracterización politico-ideoló-gica para desdogmatizar los procesospolíticos en curso, sin indagar en elloslas profundas limitacionesque impidenavanzar en igualdad social. Y contra-ponemos estos modelos de capitalismode estado con el llamado “socialismodel siglo XXI”, que simbólicamentehaquedado asociado a las formulacionesteóricas del Comandante Hugo Chá-vez, con todos los esfuerzos del pueblovenezolano para avanzar en ese sen-tido.

Esa es quizás una primera diferen-

cia. En Venezuela se ha hecho explícitala voluntad de encaminar el proceso enesa dirección, lo que implica admitirque aún no se ha llegado a modificarsustancialmente el modelo de produc-ción, aunque se haya avanzado en otrosaspectos, como en educación y salud,que han acarreadomayorjusticia socialy ciudadanía. No ha sucedido así enotros países, como el nuestro, donde sehabla del modelo nacional y popular.

Después de las duras represionesa las luchas revolucionarias por instau-rar un modelo socialista, con la impo-sición del neoliberalismo, sereiniciaron estos nuevos procesos lati-noamericanos, a partir de las aperturasdemocráticas que siguieron a las dicta-duras de la SeguridadNacional. Luegode la dura experiencia soportada porlas mayoríasmás empobrecidas,dondelos sectores organizados, principal-mente los trabajadores expresaron re-sistencias aisladas y desarticuladas, lasdemocracias que le siguieronquedaronrestringidas a la vigencia de las forma-lidades institucionales, manteniendopolíticas económicas neoliberales.Tampoco se avanzó en modificar lacultura individualista que acarreó eseproceso, donde a la intervención quesufrieron las organizacionesobreras, lesiguieron en democracias la consolida-ción de las burocracias sindicales y lacooptación en el auge neoliberal delmenemismo.

La conciencia política en el movi-miento de trabajadores organizados,que tuvo sumayor expresión en los lar-gos años de la resistenciaperonista, fuegravemente afectada por el terrorismo

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Debates en las democraciaspopde estado, que centró su objetivo en laeliminación de sus miembros más ac-tivos (el 60 % de los desaparecidoseran trabajadores) y la intervención desus organizaciones sindicalespara des-articular sus luchas. En el trayecto tam-bién hubo un sector de la dirigenciasindical que negoció su sobrevivenciae incluso también colaboró en la con-fección de listados de dirigentes gre-miales que fueron víctimas de ladictadura. La feroz represión introdujoel terror que acarreó la ruptura de lazosde solidaridad entre los trabajadores.Este fue el camino allanado para lacruda aplicación del neoliberalismo,con las privatizaciones, el cierre defuentes de trabajo y la consiguientedesocupación, la precarización laboraly desmantelamiento de los sistemas deprevención y previsión social. El Es-tado quedó achicado y abandonó su rolprotector de los ciudadanos. Las es-tructuras sindicales se burocratizaron,se alejaron de las reales y urgentes ne-cesidades de los trabajadores, no seocuparon de los desocupados ni defen-dieron las fuentes laborales; y las des-afiliaciones que sustentaban losaparatos gremiales fueron reemplaza-dos por los recursos provenientes delos PPP (Programas de Propiedad Par-ticipada) y la co-administracióncon lasempresasprivadas en las obras socialesy las jubilaciones a través de las AFJP.Los trabajadores quedaron a la derivay se intensificaron las "solucioneso sa-lidas individuales", a través del cuen-tapropismo, con tercerizaciones ymonotributos.

La realidad política en las de-

mocracias que siguieron a las dictadu-ras militares es que los trabajadores ysus organizaciones no ocuparon luga-res destacados. Los partidos políticos,como herramienta para acceder al ma-nejo del estado, se encargaron de cana-lizar los intereses de los gruposeconómicos, que lograron la continui-dad del modelo neoliberal. En estemarco, se entiendeque los trabajadoressiguieran padeciendo la exclusión, su-friendo en muchos casos que sus diri-gentes se burocratizaran en susorganizacionesgremiales, participandode las políticas neoliberales.

Por qué el movimiento de traba-jadores organizados tiene la posibi-lidad de disputar la distribución ytrastocar la matriz económica capi-talista

El rol de los trabajadores organi-zados en estos procesos es fundamentalpara garantizar el avance hacia unnuevomodelo de sociedad,que incluyano sólo mayores niveles de justicia so-cial e igualdad, sino una participaciónprotagónica en el diseño y en la ejecu-ción de las políticaspúblicas, en lo pro-ductivo, lo laboral, lo educativo, losocial, etc. .- Han sido justamente lostrabajadores los que partiendo de la de-fensa de sus propios intereses han po-sibilitado el avance social, en losdiferentes procesos democráticos.

Los cambios políticos iniciadospor las democracias populares, que co-menzaron a desmantelar el modeloneoliberal, han posibilitado la recupe-ración del rol de los gremios. La reac-

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tivación económica que ha permitidomejorar los niveles de empleo, y la re-apertura de los mecanismos de discu-sión salarial, abre nuevas expectativaspara que el movimiento obrero ten-sione estos procesos democráticos nosólo hacia una nueva matriz distribu-tiva, sino a espacios propios de prota-gonismo político. El nivel departicipación política de los trabajado-res revelará el poder con el que contarápara incidir hasta determinar las polí-ticas de Estado favorables a los secto-res populares, que incluyeno sólo a lostrabajadores organizados sino a las ma-yorías empobrecidas desorganizadas,frecuentemente cooptadas mediantemecanismos clientelares para consoli-dar burocracias politicas, que paralizanla dinámica social en las democraciaspopulares.

Democracias popularesy demo-cracias formales

Hablamos de democracias popu-lares para diferenciarlas de las demo-cracias formales derivadas delliberalismo, que han posibilitado eldesarrollo del capitalismo.Advertimostambién que las democracias popula-res, que ejercitan las mismas formali-dades, son acosadas por los interesesdel poder económico que se les contra-ponen en forma antagónica a medidaque más avanzan sobre los bienes deproducción y consumo.Y sin restringirla disputa a los intereses económicos.En lo político, aún en el período neoli-beral y como consecuencia de las lu-chas sociales que generaron nuevos

movimientos, se comenzó a hablar deciudadanía y democracia participativa.Las democracias populares han debidoavanzar en cambios institucionales, re-formas constitucionalesmediante, paradar cabida a estos avances sociales. Yesto no se hace sin conflictos, porquelos sectores que pierden posiciones yprivilegios intentan socavar estos pro-cesos calificando estos cambios comoantidemocráticos.

Lo que está en juego es la cons-trucción de una nueva democracia, nofuncional al capitalismo, que necesitaconsolidarse con la incorporación deinstituciones que garanticen no sólo laparticipación de todos, sino la hegemo-nía de las mayorías. De la democraciaa la laocracia. Del pueblo libre, culto yurbano, según la tradición griega, alpueblo-multitud, de las afueras, de losesclavos, de los necesitados, que avan-zan socialmente en el reclamo por susnecesidades hasta apoderarse de algu-nas herramientas políticas que les per-mite disputar la matriz distributiva delas riquezas.

Construcción de ciudadanía —

soberaníapopular autónomay crite-rio para la acción política.

La construcción de ciudadanía osoberaníapopular autónoma /poderpopular en las democraciaspopulares/nacional—populares, 'progresistas" ocomo se las llame: En estas democra-cias,

¿sefacilita unaparticipación po-pular autónoma, capaz de apoyar po-líticas concretas de distribución de la

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riqueza y de justicia social, pero a lavez, capaz de exigir, criticary señalaral estado y sus instituciones lo quefalta, lo que todavia es injusto, las des-igualdades que aún persisten?,

¿Construir poder es sólo agregarmilitantes a la causa, es también coop-tar movimientossociales?,

¿No supone a la vez el perma-nente ejercicio politico de la critica yla autocrítica?

La limitaciónque impone la intro-yección liberal en la sensibilidad y laconciencia de los sectores populares,condiciona el desarrollode la construc-ción de ciudadanía. El poder popularen las democracias nacionales y popu-lares queda en el manejo de los que ad—

ministran el poder del Estado, dondelos trabajadores no necesariamenteocupan un rol importante. Los intentosde preservar una relativa autonomíapor parte de las organizaciones popu-lares, entre ellas el movimiento obrero

organizado, que posibilite apoyar laspolíticas distributivas implementadasdesde el estado, pero también cuestio-nar decisiones que preservan privile-gios al poder económico o reclamarmayores niveles de incidencia, han su-frido la descalificación al ser conside-rados globalmente como opositores,sin admitir matices ni tolerar diferen-cias.

Sin embargo, aún con las grandeslimitacionesideológicasy políticas quetiene hoy el movimiento obrero orga-nizado, haber participado por unamayor cuota en la discusión paritariade las ganancias, en el tiempo esta ex-periencia de vida puede generar mayorconciencia sobre la importancia del rolpolítico que debe jugar la clase traba-jadora para establecer nuevas condi-ciones en la organización social,económica y politica. Es decir, queaunque hoy no pueda experimentarseuna participación mayor, el caminoque se transita hace vislumbrar la po-

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sibilidad de una disputa concreta conlos otros poderes hegemónicos en losescenarios nacionales. Uno de los ries-gos más importantes en estos procesoses la constitución de una burocraciapolítica en el manejo del Estado, quecon un discurso popular, va generandomecanismos de autojustiñcación de laconcentracióndel poder político, trans-formándose en un populismo negativo,en la medida que no posibilita el creci-miento y la ocupación del espacio po-lítico por parte de los trabajadoresorganizados.

Queda por debatir el modo o lasformas en que se construye la hegemo-nía política de la clase trabajadora. Ennuestra experiencia histórica ha jugadoun rol decisivo el liderazgo políticodesde el Estado, aunque su crecimientoen autonomía y conciencia en la de-fensa de sus propios intereses se gestóen la resistencia a los despojos sufridosdespués de 1955. Hoy persiste el fuertecondicionante de la penetración neoli-beral en la sensibilidad social y es pro-bable que se necesite de un proceso deexperiencias parciales de mayor parti-cipación para descubrir la importanciade la disputa política con otros secto-res, dejando de ser simple tributarios adirigencias políticas de ocasión, comose visualiza en Córdoba, donde la ma-nipulación de la sensibilidadpopular esllevada al extremo de las tradicionespopulistas más conservadoras, ha-ciendo culto del “circo”, aunque falteel “pan”.

No se ha hablado aquí del rol quepueden jugar los grupos, siempre mi-noritarios, de pensamiento y/o de ac-

ción que pueden contribuir al desarro-llo de estos procesos. No le vamos allamar “vanguardia” porque este tér-mino ha sido muy desprestigiado luegode los desfasajes con la realidad quehan cumplido los grupos con el acentopuesto en lo ideológicopor sobre la co-tidianeidad política. Tampoco las “mi-norías proféticas”, que sirven paraseñalar las limitaciones de todo pro-ceso, pero que al estar teñidas de me-sianismo religioso, se tornancontraproducentes al desarrollo polí-tico de la clase trabajadora. Sin em-bargo no se puede negar que encualquier realidad política, existen gru-pos que pueden dinamizar los procesossociales, si se ubican a la par de losmovimientos populares sin la preten-sión de considerarse los que deben se-ñalar los pasos y el ritmo de la marchahacia la hegemonía socio-política. Sindogmatismos, con vocación de aper-tura y criterio plural, estos grupos pue-den constituir un aporte muyimportante en los procesos populares.Son los que tensionan hacia el hori-zonte utópico. En todos los casos elpunto de referencia son los pobres, ca-tegoría que aunque ambigua, sirve paraindicar el horizonte y en consecuencialos pasos que hay que transitar parahacer justicia. Ese camino no se hacesin su activa, aunque no excluyente,participación que también debe creceren protagonismo, tampoco excluyente,por las características plurales y diver-sas de los sujetos.

Equipo Tiempo LatinoamericanoAbril 20 l 3

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