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EDITORIAL MAYO 2015 Queridos Exalumnos: Un saludo afectuoso para todos, en este mes de mayo, que llamará a su memoria los días felices y las alegres festividades marianas, en colegios y parroquias: los alferazgos, las misas solemnes, los altares, los cantos, las meriendas, los campeonatos. Era y es un mes lleno de fiesta. Decididamente, María Auxiliadora llena el panorama mental y afectivo de los exalumnos, bajo el lema “A Jesús por María”. Ella es estrella de la evangelización nuestra y de todos los pueblos. Este año, además del bicentenario del nacimiento de don Bosco, tenemos el bicentenario de la fiesta de María Auxiliadora. En efecto, Pío VII, que estaba encerrado en el palacio de Fontainebleau, a las afueras del París, prisionero de Napoleón, prometió solemnemente: si María Auxiliadora me libra de las manos de Napoleón, el día en que vuelva a pisar la ciudad de Roma, será fiesta de María Auxiliadora. Efectivamente, el astro de Napoleón declinaba y venía perdiendo batallas importantes. Reflexionó y concluyó que la “mala suerte” le venía por tener al Papa prisionero; y resolvió, inesperadamente, liberarlo. Era enero de 1814. El Papa partió ya libre de Fontainebleau en marzo de 1814 y, al mes siguiente, llegaba allí mismo Napoleón, prisionero de los Aliados europeos. El Papa entraba en Roma, el 24 de mayo de 1814, en medio de una apoteósica recepción y estallidos de alegría por parte del pueblo. Pío VII cumplió su palabra; y el 24 de mayo de 1815 se celebró la primera fiesta litúrgica de María Auxiliadora. Los invito a revivir su devoción a María Auxiliadora, con mucho entusiasmo y acercamiento a Jesús, en este próximo 24 del mes que, como dijimos, es el Bicentenario de la fiesta litúrgica de María Auxiliadora. ¡Un abrazo, en Don Bosco! P. Julio Humberto Olarte Franco Vicario Inspectorial y Delegado para Exalumnos VOL. 6 Nº 12

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Page 1: EDITORIAL · del mes que, como dijimos, es el Bicentenario de la fiesta litúrgica de María Auxiliadora. ¡Un abrazo, en Don Bosco! P. Julio Humberto Olarte Franco Vicario Inspectorial

EDITORIAL

MAYO 2015

Queridos Exalumnos: Un saludo afectuoso para todos, en este mes de mayo, que llamará a su memoria los días felices y las alegres festividades marianas, en colegios y parroquias: los alferazgos, las misas solemnes, los altares, los cantos, las meriendas, los campeonatos. Era y es un mes lleno de fiesta. Decididamente, María Auxiliadora llena el panorama mental y afectivo de los exalumnos, bajo el lema “A Jesús por María”. Ella es estrella de la evangelización nuestra y de todos los pueblos.

Este año, además del bicentenario del nacimiento de don Bosco, tenemos el bicentenario de la fiesta de María Auxiliadora. En efecto, Pío VII, que estaba encerrado en el palacio de Fontainebleau, a las afueras del París, prisionero de Napoleón, prometió solemnemente: si María Auxiliadora me libra de las manos de Napoleón, el día en que vuelva a pisar la ciudad de Roma, será fiesta de María Auxiliadora. Efectivamente, el astro de Napoleón declinaba y venía perdiendo batallas importantes. Reflexionó y concluyó que la “mala suerte” le venía por tener al Papa prisionero; y resolvió, inesperadamente, liberarlo. Era enero de 1814. El Papa partió ya libre de Fontainebleau en marzo de 1814 y, al mes siguiente, llegaba allí mismo Napoleón, prisionero de los Aliados europeos. El Papa entraba en Roma, el 24 de mayo de 1814, en medio de una apoteósica recepción y estallidos de alegría por parte del pueblo.

Pío VII cumplió su palabra; y el 24 de mayo de 1815 se celebró la primera fiesta litúrgica de María Auxiliadora. Los invito a revivir su devoción a María Auxiliadora, con mucho entusiasmo y acercamiento a Jesús, en este próximo 24 del mes que, como dijimos, es el Bicentenario de la fiesta litúrgica de María Auxiliadora.

¡Un abrazo, en Don Bosco!

P. Julio Humberto Olarte Franco

Vicario Inspectorial y Delegado para Exalumnos

VOL. 6 Nº 12

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MAYO 2015 VOL. 6 Nº 12

RINCÓN DE LA HISTORIA Historia del Movimiento de la Asociación de Exalumnos (6)

MBe 14, 434-440

1870 – ver Boletín # 5

1871 - ver Boletín # 6

1872 - ver Boletín # 7

1873 - ver Boletín # 8

1876 - ver Boletín # 9

1879 - ver Boletín # 11

.

“EN LA FIESTA DE DON BOSCO

La demostración de afecto y estimación, que solíase tributar a don Bosco cada año el 24 de

junio, resultaba cada vez más solemne por la intervención de personajes de elevada posición y de

antiguos alumnos, por la variedad de regalos, por las manifestaciones literarias y musicales y por el

entusiasmo general. La tarde del 23, el Beato agradeció conmovido los hermosos testimonios que le

habían dado en la primera velada y terminó, comparándose a sí mismo con la cigarra, diciendo:

-Yo no soy más que una cigarra que canta y luego muere.

A la tarde siguiente y en la segunda velada, la comparación de la [435] cigarra fue punto de partida de

un genial discurso que leyó un sacerdote y de un gracioso diálogo entre tres muchachos que, en

nombre de sus compañeros, decían:

-Don Bosco no es más que una cigarra que canta, sin cesar, que le ayudemos a salvar nuestra alma y

nosotros somos Pequeñas cigarras que queremos corresponder a sus invitaciones.

En un transparente de colores brillaban los nombres de treinta y ocho localidades, donde se levantaban

las principales casas salesianas.

Dentro de un gran sobre hemos encontrado veintinueve cartas de felicitación, escritas aquel año por

muchachos del Oratorio a don Bosco en su día onomástico. La mayoría de los que las escribieron se

hicieron salesianos y algunos de ellos viven todavía. Tomaremos de cada carta la expresión más

personal, siguiendo el orden en que han llegado a nuestras manos; así tendremos un nuevo elemento

para conocer cada vez mejor la vida íntima del Oratorio en tiempos de don Bosco.

José Zaio se encomienda a las oraciones de don Bosco respecto a su vocación. Mayorino Olivazzo

desea que don Bosco le llame su hijo. José Rossi, del tercer curso de bachillerato, querría asistir a los

ejercicios ((509)) espirituales de Lanzo, pero teme que sus padres no se lo permitan; pide, pues,

consejo a don Bosco sobre lo que debe hacer. Los dos hermanos Fracchia escriben a su padre para

decirle que le quieren con amor sincero. Ramiro Lombardi ansía ser misionero. Manuel Baudo desea

corresponder cada vez más a los beneficios que [435] recibe de don Bosco. Albino Carmagnola se

encomienda a las oraciones de don Bosco para que el Señor le haga humilde y puro y le libre del

servicio militar. Juan Acepto, que trabaja de albañil, quiere ser misionero a toda costa. Efectivamente,

llegó a ser sacerdote y misionero celosísimo.

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Alberto Coatto siente que la gratitud,

por los beneficios recibidos de don

Bosco, no se apagará jamás en su

corazón. Francisco Guazzotti se

enternece por los beneficios que recibe

de don Bosco. Juan Bautista Fauda,

alumno de cuarto curso del bachillerato

en Lanzo, dice que tiene decidida

voluntad de hacerse misionero

salesiano. Horacio Carlando escribe

expresiones de viva gratitud que

conmueven. Celestino Pirola se

presenta a don Bosco como un

pobrecito, que tiene ansias de

recompensar sus beneficios, pero no es

capaz de hacer más que rezar. Atilio

Renzoni ruega le obtenga la gracia de

poder adelantar siempre en la virtud.

Santiago Agosta felicita filialmente a su

amadísimo padre. Lino Bongiovanni

pide la amistad de don Bosco y que le

señale un día para hacer confesión

general.

[436]Domingo Magistrini encomienda

a las oraciones de don Bosco dos almas

que hace mucho tiempo no cumplen los

deberes religiosos. Luis Trezzi se

encomienda a las oraciones de don Bosco para que María Auxiliadora lo ayude en su vocación. Evasio

Garrone, vuelto del servicio militar, desearía que don Bosco lo hiciera pronto clérigo. Tomás Dell'

Antonio lamenta no haber tenido completa confianza con don Bosco y dice que ésta ha sido la causa

de muchas de sus penas interiores. Francisco Ansaldi pide ir a los ejercicios de Lanzo. Luis Crosazzo,

librero, se encomienda a don Bosco para que le alcance de Dios una ((510)) gracia espiritual. Eduardo

Rosatto le recuerda un favor que le pidió poco tiempo antes. Paulino Graziano pide a don Bosco que

siga concediéndole sus beneficios. Eduardo Melandri desea ser un día hijo de don Bosco. Camilo

Rappa, cajista en la imprenta, promete cambiar de vida. Víctor Mazzoni pide que don Bosco rece para

que el Señor lo confirme cada vez más en su vocación. Angel Rossi, del tercer curso de bachillerato,

promete cambiar de vida y pide la ayuda de don Bosco para lograrlo. José Cazzaniga, librero, quiere

estar siempre con don Bosco .

Al grupo de antiguos alumnos le comunicó don Bosco que, aquel año, les concedía dos recepciones

distintas, una el domingo, 25 de julio, para los seglares y otra, el jueves siguiente, para los

eclesiásticos. En la primera se encontró presente también un capuchino italiano, que residía en

Esmirna. El buen religioso, que nunca había asistido a manifestaciones de aquel género, quiso

expresar durante la comida lo que sentía en su corazón: «Si se conoce un árbol por los frutos, dijo

entre otras cosas, yo deduzco por vuestro comportamiento, por vuestra gratitud, por vuestras

manifestaciones de afecto y promesas de fidelidad, que la escuela de donde habéis salido es un árbol

bueno, un árbol que debería extender sus raíces por toda la tierra».

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Don Bosco tomó el último la palabra y expresó, ante todo, su alegría al volver a ver a tantos de sus

antiguos hijos, recordó los principios del Oratorio: la pobre casa, la estrecha capilla, el reducido patio, y,

sin embargo, de tan humildes principios había salido todo lo que contemplaban ellos en aquel momento

y además lo que no veían, [437] fuera de Turín, fuera de Italia y fuera de Europa. Después siguió

diciendo2 :

((511)) Disfruto mucho al saber que os portáis siempre bien, que vivís como buenos cristianos y

honrados ciudadanos. Alguno de vosotros ha observado que hubo algún ingrato que se volvió contra el

lugar de su educación y nos dio disgustos; pero tengo que observar dos cosas sobre el particular. La

primera, que los ingratos no son del número de los primeros alumnos del Oratorio; la segunda, que no

terminaron aquí su propia educación, ya que fueron expulsados por su mala conducta. Por lo demás, no

hemos de extrañarnos si encontramos desagradecidos; entre los doce Apóstoles hubo también uno, a

pesar de haber recibido durante tres años la educación del Maestro de los maestros, del mismo Hijo de

Dios hecho hombre. Nosotros los compadecemos porque son unos infelices, nuestra venganza será la de

rezar por ellos, para que se conviertan antes de morir. Somos Salesianos y, como tales, olvidamos todo,

perdonamos a todos, haremos a todos el bien que podamos y mal a nadie.

Por otra parte, si bien hemos de tratar a todos caritativamente, sin embargo, no debemos hacer

confidencias ni trabar amistad con los que no son de nuestro espíritu. Así tendremos a un mismo tiempo

la sencillez de la paloma y la prudencia de la serpiente, librándonos de los traidores y de las traiciones3.

Pero una cosa sobre todo os recomiendo, queridos hijos míos, y es que doquiera os encontréis os

mostréis siempre buenos cristianos y hombres honrados. Amad, respetad, practicad nuestra santa

religión, la religión en la que os he educado y preservado de los peligros y daños del mundo, la religión

que nos consuela en las penas de la vida, nos alivia en las angustias de la muerte y nos abre las puertas

de una felicidad sin límites. [437]

Muchos de vosotros sois ya padres de familia. Pues bien, dad a vuestros hijos la educación que vosotros

recibisteis en el Oratorio de don Bosco. Así, mientras muchos de vuestros compañeros fueron hasta

América en busca de almas que salvar y trabajan por difundir la luz de verdad y de la verdadera

sabiduría donde reinan las tinieblas del error y del vicio, vosotros haréis otro tanto según vuestras

posibilidades, y así, entre todos, propagaremos en el mundo la mayor gloria de Dios, cooperando a la

salvación de las almas y disminuyendo el mal en la sociedad. Así demostraréis que sois buenos

salesianos, verdaderos hijos de don Bosco, que sólo desea llenar el cielo y dejar desierto el infierno.

Nuestro alegre banquete ha terminado, pero os invito a otro que nunca tendrá fin: en nombre de Dios y

de María Auxiliadora, os invito al banquete del Cielo y ruego y pido que no falte nadie.

4 Cartas de don Juan Cagliero a don Bosco, Acireale, 3 y 9 de marzo de 1879.

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En la reunión de los Antiguos Alumnos sacerdotes quien mejor que nadie supo interpretar el común

sentir fue ((512)) don Félix Reviglio, párroco de San Agustín. En una de las paredes del comedor se leía

esta inscripción: HIJOS AGRADECIDOS. -DE DIVERSAS CIUDADES Y PUEBLOS REUNIDOS

EN TORNO A LA ALEGRE [438] MESA - CON EL MEJOR DE LOS PADRES. Tomando el tema de

estas palabras:

«Sí, dijo don Félix Reviglio, estamos agradecidos y nos gusta proclamarlo. »Cómo podríamos

olvidar los amorosos cuidados que nos prodigó don Bosco en los años de nuestra inexperiencia y

volubilidad juvenil: Al recordar aquellos rasgos de bondad inefable, aquellas palabras afectuosas con

que nos animaba al bien, aquella paciencia inalterable con que toleraba nuestros defectos, aquella

solicitud perseverante con que se industriaba para hacernos mejores, »¿quién no se sentirá lleno de

agradecimiento hacia él? No, entre nosotros no hay ingratos ni los habrá (...). Y demostraremos

nuestra gratitud, portándonos siempre como sacerdotes celosos y ejemplares, como nos quiere don

Bosco; lo demostraremos dando a conocer sus obras, sosteniéndolas, difundiéndolas al pueblo; lo

demostraremos defendiéndolas, cuando por ignorancia o mala fe se denigren sus intenciones o se

desfiguren sus hechos, aunque lo realicen altos personajes...»

Aquellos sacerdotes comprendieron la alusión final. Un aplauso más cordial no podía coronar el

discurso. Con tono tranquilo, como acostumbraba, don Bosco comenzó a hablar así, y todos le

escucharon con religioso silencio:

No podéis imaginaros, mis queridos hijos, la alegría que me embarga al volver a veros a mi alrededor; ni yo mismo sería capaz de expresárosla. (Al llegar aquí se apagó la palabra de don Bosco, todos estaban

emocionados)... Ya sabía yo lo mucho que os quiero, pero hoy el corazón me da una prueba irrefutable de

ello. Soy y seré siempre vuestro padre afectísimo. Sería mi más ardiente deseo veros y hablaros más a

menudo. Pero la mayoría de vosotros viene raras veces a Turín, y, las más de ellas, estoy ausente y no podemos vernos. Espero que, de hoy en adelante, podremos vernos y hablarnos al menos una vez al año,

porque es mi intención que se siga celebrando esta fiesta mientras Dios nos dé vida.

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Muchas cosas tendría que deciros. La principal es que os esforcéis por hacer todo el bien posible a la

juventud de vuestras parroquias, de vuestras ciudades, de vuestros pueblos, de vuestras familias. Don Bosco

((513)) y sus Salesianos no pueden estar en todas partes, ni fundar escuelas y oratorios para los muchachos de

todos los lugares donde haría falta. Vosotros, queridísimos míos, que habéis recibido en esta misma casa vuestra primera educación, os habéis empapado en el espíritu de san Francisco de Sales y habéis aprendido las

reglas e industrias a emplear para la educación de la tierna edad, debéis suplir según vuestras fuerzas. Debéis

ayudar a don Bosco para conseguir más fácil y más ampliamente el noble fin que nos hemos propuesto, es decir, el triunfo de la religión, el bienestar de la sociedad civil, mediante la educación de la pobre juventud. No debéis,

sin duda, descuidar a los adultos; pero no ignoráis que éstos, con pocas excepciones, no corresponden mucho a

nuestros cuidados. Por lo tanto, apliquémonos a los pequeños, alejémoslos de los peligros, atraigámoslos a la

catequesis, invitémoslos a recibir los sacramentos, conservémoslos o traigámoslos de [439] nuevo a la virtud. Haciendo así, veréis dar fruto a vuestro ministerio, cooperaréis a formar buenos cristianos, buenas familias,

buenos pueblos y levantaréis para el presente y para el porvenir un dique contra la irreligión y el vicio

desbordante.

Mas, para triunfar con los jovencitos, proponeos firmemente tratarlos con buenos modos; haced que os

amen y no os teman; decidles y convencedles que lo que deseáis es la salvación de sus almas; corregid con

paciencia y caridad sus defectos; sobre todo, absteneos de pegarles; en fin, industriaos para lograr que, cuando os vean, corran hacia vosotros y no escapen, como hacen por desgracia en muchos pueblos y las más de las

veces tienen motivo para ello, porque temen los golpes. Tal vez os parezca que, para algunos, todo cuidado y

trabajo es perder el tiempo y resulta inútil vuestro sudor. De momento quizá sea así, pero no siempre, ni siquiera para los que os parecen más reacios. Las buenas máximas con las que oportuna e inoportunamente los

habéis empapado, los rasgos de amabilidad que habéis tenido con ellos, quedarán grabados en su mente y en su

corazón. Tiempo vendrá, en que la buena semilla germinará, echará sus flores y producirá sus frutos.

Para confirmároslo, os contaré un hecho que me sucedió hace pocas semanas. A primeros de este mes, vióse

merodear alrededor de la iglesia de María Auxiliadora y de la tapia del Oratorio a un militar que era capitán.

Buscaba con sus ojos un lugar que había cambiado de aspecto. Después de inútiles pesquisas, preguntó a uno de los nuestros que entraba en casa:

-Por favor, »sabría decirme dónde está el Oratorio de don Bosco. -Aquí lo tiene, señor.

-»¿Es posible? En otro tiempo aquí había un campo, allí una casucha que amenazaba ruina; la iglesia era

una mísera capilla que desde fuera ni se veía.

-He oído contar muchas veces que las cosas estaban precisamente como usted dice; pero yo no tuve la suerte de verlas. Lo que le puedo asegurar es que éste es el Oratorio llamado de San Francisco de Sales o como

usted ((514)) dice, el Oratorio de don Bosco. Si usted quiere entrar, hágalo con toda libertad.

El capitán entró, examinó la casa por un lado y por otro y, después, maravillado, preguntó: -»¿Y dónde tiene don Bosco su habitación?

-Allá arriba.

-»¿Se le podría hablar? -Creo que sí.

Le acompañaron y se presentó. Nada más verme, exclamó:

-Don Bosco, »¿me conoce todavía?

-No recuerdo haberle visto nunca. -Y, sin embargo, me vio, me habló, trató conmigo muchas veces. »No se acuerda de un tal V..., que por los

años 1847, 1848 y 1849 le dio tantas molestias y fastidios, le hizo repetir tantas veces ¡silencio! en la iglesia;

que durante el catecismo le tenía siempre a su lado para que no molestase a los compañeros y que, a duras penas, iba a confesarse?

-¡Vaya si me acuerdo! Recuerdo también que, a menudo, al oír el toque de la campanilla para ir a la iglesia,

él entraba por una puerta y salía por la otra, obligando a don Bosco a correr tras él.

-Pues bien, yo soy precisamente aquél. Me contó después las principales vicisitudes de los casi treinta años que han transcurrido desde 1850 hasta

ahora, y me dijo:

-Pero yo nunca he olvidado ni a don Bosco ni a su Oratorio; he llegado hace [440] poco a Turín y me di prisa

para venir a verle. Aquí me tiene para pedirle por favor que me confiese

Con mucho gusto lo hice. Y antes de despedirnos, le pregunté:

-»¿Qué te indujo a pedirme que te confesara?

»¿Sabéis qué? me contestó. Escuchad:

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-Al ver a don Bosco vino a mi mente el recuerdo de las artes que empleaba para arrastrarme al bien, me recordó

las palabras que me decía al oído, su deseo, sus invitaciones para que fuera a confesarme, y estos recuerdos me han metido en el corazón las ganas y me han inducido a ello.

Queridos hijos míos, si un militar, en medio de los muchos peligros de su profesión, con tantas conversaciones

como habrá oído, conserva, sin embargo, el recuerdo de las verdades religiosas aprendidas en su juventud y,

llegada la ocasión propicia, pide confesarse y se confiesa: »por qué vamos a desanimarnos y acobardarnos, si no

nos vemos correspondidos inmediatamente en la educación de los muchachos? Sembremos e imitemos después al labrador, que espera con paciencia el tiempo de la cosecha. Pero, os repito, no olvidéis jamás la dulzura de los

modales; ganaos el corazón de los jóvenes por medio del amor; acordaos siempre de la máxima de san

Francisco de Sales: Se cazan más moscas con un plato de miel que con un barril de vinagre.

El discursito de don Bosco no terminó aquí; pero nos falta la continuación. No hemos de pasar por alto

la manera graciosa con que anunció para el domingo de la Santísima Trinidad de 1891 ((515)) los

cincuenta años de su primera misa.

-Es verdad, dijo, que en once años habrá tiempo para hacer las invitaciones del caso; pero yo os invito desde hoy a todos los aquí presentes a comer conmigo en aquella circunstancia y os ruego que ninguno falte. Comienzo

también por fijar el servicio religioso. El teólogo Reviglio, cura párroco de San Agustín será el diácono; don

Vaschetti, vicario foráneo de Moncalieri, actuará de presbítero asistente; el teólogo Ascanio Savio, rector del Refugio, será el maestro de ceremonias. Lo demás se fijará a su tiempo. Pero si aquel que tiene en sus manos las

llaves de la vida y de la muerte, dispusiera otra cosa de nosotros, hagamos de manera, queridos hijos míos, que

nos encontremos todos sin falta en el cielo para aquellas fiestas, que nunca tendrán fin”.

NB. Siguen dos atentados contra Don Bosco, diseñados por la masonería, uno de los cuales debía

ser ejecutado por un exalumno.

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RINCÓN DE LOS ANÁLISIS

LOS EXALUMNOS Y EXALUMNAS DE DON BOSCO

Casimo Semeraro

El artículo 5 de las Constituciones habla di educación «recibida».

No es suficiente haber frecuentado una obra salesiana para ser

después un verdadera Exalumna.

Aquel prefijo o partícula «Ex» puede resultar ambiguo. Si indicase

simplemente la condición de quien en la juventud pasó por una

obra salesiana y la ha dejado como se deja un albergue o como si

nos alejamos desilusionados, non serviría para indicar exactamente

la naturaleza de la Asociación y su pertenencia a la Familia Salesiana... Mientras que el prefijo,

unido a la palabra alumno, quiere indicar la realidad de la asimilación de tantos valores

educativos, su maduración y, por consiguiente, la continuidad de una actitud de «formación

permanente» a lo largo de la vida. Eso constituye la característica de la naturaleza de la

Asociación.

Muy bien sintetizan los Estatutos esta idea:

“Se pueden identificar cuatro tipos de pertenencia de los Exalumnos/as de don Bosco, que pueden

contribuir a definir los niveles de identidad:

- aquellos que han sido estudiantes y han frecuentado un ambiente salesiano es un hecho de vida,

una anécdota, que no ha marcado la vida propia;

- aquellos que habiendo sido estudiantes o haber frecuentado un ambiente salesiano es una gracia,

porque han sido tocado de la fascinación y por la actuación de don Bosco, profundamente

hombre y profundamente santo. Esto conduce al Exalumno a identificarse Exalumno de don

Bosco en cualquier parte;

- aquellos que el haber sido estudiantes o haber frecuentado un ambiente salesiano es una

elección, una misión, que aceptan con todo cuanto implica. Se sienten llamados a comunicar

valores recibidos en la educación salesiana: espíritu y método pedagógico de don Bosco;

- aquellos para los que haber sido estudiantes o haber frecuentado un ambiente salesiano es un

proyecto de vida, que le empujará a asociarse para conseguir la propia formación la personal,

para poder hacer presente el carisma educativo de don Bosco en la sociedad y para realizar

proyectos específicos a favor de la juventud.”

Los Exalumnos se unen y constituyen la Asociación porque sienten un legamen de gratitud y piensan

que junto a los Salesianos pueden poner al día «educación recibida» y hacerla fructificar.

Evidentemente la asimilación de los valores tendrá grados y modalidades diferentes según las culturas,

religiones, la calidad educativa de la obra, la capacidad en el saber recibir a los individuos.

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En particular los valores de la «razón» y de la «religión» se podrán desarrollar, en situaciones diversas,

con una cierta pluriformidad; a nivel de «amabilidad», mientras, se tendría que tener siempre un intenso

grado de presencia en toda obra salesiana, convirtiéndose así en el metro para medir la fidelidad al

Sistema Preventivo por parte de Salesianos y sus colaboradores en las diferentes obras. Es este

hilo de oro que abre continuamente el camino a toda acción formativa también en la vida.

Participar en la misma misión salesiana

En el Estatuto de la Confederación mundial se afirma que «tiene como fin el que los socios conserven,

profundicen y pongan en práctica los principios educativos salesianos recibidos».

No es fácil establecer, a nivel mundial de Confederación, la participación concreta en la misión salesiana

y nadie se maravilla de que la situación de los Exalumnos varíe de un lugar a otro. La animación más

incisiva y apropiada, permanece, en primer lugar la que va unida a la vitalidad de los grupos locales. Es

ahí, sobre todo, donde es necesario trabajar como estrategia de encuentro y de formación permanente. La

vida de las Uniones locales, la perciben y la sienten con más facilidad los asociados.

Ciertamente una adecuada organización a nivel mundial es, no solo útil, sino necesaria; va dirigida a

servir, animar, sugerir, estimular y apoyar (y a veces hasta suplir las iniciativas propias de las Uniones

locales, para que sepan hacer fructificar concretamente «la educación recibida». Hoy como nunca, una

participación «más intensa» en la misión salesiana puede sentirse iluminada también por las

orientaciones ecuménicas, por la apertura al dialogo con las Religiones no cristianas y por actividades de

servicio a la persona implicando hasta a los no creyentes de buena voluntad. Por tanto la asimilación de

los valores del Sistema Preventivo presenta una variada gama de posibilidades de participación más o

menos intensa en la misión salesiana en el mundo.

Participar para vivir

Una primera forma es la de preocuparse de la formación permanente de los asociados. Es un deber

inherente a la misma «educación recibida» componentes, en cuanto toda educación (sobre todo en este

momento de cambio cultural) necesita crecer y adecuarse a las nuevas exigencias de forma continua y

actualizada. Saber programar y hacer funcionar iniciativas de formación permanente servirá para

robustecer la calidad de los Centros o Uniones locales y de las Federaciones inspectoriales en su

participación en la misión.

Otro deber importante de la Asociación se refiere a la vida familiar de los componentes. Esto supone el

conocimiento y la defensa de los derechos y deberes de la familia en la sociedad. En el Estatuto leemos

que los Exalumnos se propongan promover y defender los grandes valores de la familia humana, que

hoy atraviesa un peligroso momento de crisis. En la propia familia encuentran el modo, como les sugería

el mismo Don Bosco, de practicar la metodología pedagógica asimilada durante los años de su

educación.

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Eh aquí otra interpelación muy actual para poder medir la responsabilidad pedagógica, de ayer y de

hoy, de nuestras comunidades educativas. ¿Cómo se aplica el Sistema Preventivo (para exportar después

a las familias)? ¿qué formación se da a los jóvenes con miras al matrimonio? ¿en qué consiste

programáticamente la formación en el amor? ¿cómo se afrontan las exigencias de una recta educación

sexual? ¿qué tipo de ética conyugal se propone? ¿cómo se insiste sobre la sacralidad de la vida? etc.

Otra responsabilidad que caracteriza la

actividad de la Asociación es la de

compartir y dar primacía al grande

problema de la educación de la juventud.

Todos somos conscientes de la urgencia de

este problema. ¿Qué valores tendrán que

defender los Exalumnos a favor de la

juventud?

En fidelidad al carisma de don Bosco

tendrán que saber analizar las urgencias

juveniles en relación a las tres dimensiones

del Sistema Preventivo. En el ámbito de la

«razón», los problemas relativos a los

valores humanos; en el ámbito de la

«religión», los relativos a la fe y a una

espiritualidad de la vida; en el ámbito del «amor», los concernientes al método considerando la

degradación de la escuela (con frecuencia) y sobre todo de la familia y del amor: urge de verdad

iluminar y enriquecer los criterios de una válida metodología pedagógica para aplicarla.

Es una responsabilidad, esto, que abre un vastísimo panorama de intervenciones.

Otra finalidad que la Asociación de Exalumnos se propone es: «la defensa y promoción de los valores inherentes a la persona humana y el respeto de la dignidad del hombre»; y «la promoción y enriquecimiento

cultural, social, moral, espiritual y religioso, conforme a la educación recibida».

Estimular una sana y profunda preparación sociopolítica de los Exalumnos que no se limite solo a la

teoría, sino que vaya a la responsabilidad de desempeñar los propios deberes políticos de buen

ciudadano, con particular atención a la justicia, la paz, la fraternidad.

La renovación del carisma de Don Bosco interpela hoy a los Exalumnos de don Bosco a intensificar

concretamente los vínculos de participación y comunión con toda la Familia Salesiana. Tengamos

presente el art. 9 de la Carta de la Identidad Carismática y Espiritual de la Familia Salesiana de

don Bosco

La familia es algo minúsculo, pero posee en sí una energía superior a la del átomo. Desde la sencilla

pequeñez de millones de focolaris, la Iglesia puede relanzar la potencia del amor necesaria para hacer de

sí misma el Sacramento de la humildad entre los hombres.

¡Los Exalumnos de don Bosco están llamados a hacer eficaz la educación salesiana dentro de su familia!

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Los miembros de la Junta Directiva de la Federación de Exalumnos de la Inspectoría S. Pedro Claver, han

venido reuniéndose sistemáticamente, para preparar el X Congreso Nacional de Exalumnos, que tendrá

lugar los días 18-20 de septiembre próximos, en el Colegio Salesiano de León XIII. Éste cumple 125 años

de fundado.

A continuación presentamos el afiche, que ya se puede observar expuesto en muchos sitios; y el programa

que está ya establecido.

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FEDERACION DE EXALUMNOS SALESIANOS DE DON BOSCO INSPECTORIA DE SAN PEDRO CLAVER

X CONGRESO NACIONAL DE EXALUMNOS SALESIANOS “CON DON BOSCO, FE Y VIDA PARA LOS JOVENES”

Bogotá DC., Septiembre 18,19 y 20 de 2015

VIERNES 18

MAÑANA

8:00 Registro Participantes

8:30 Instalación del Congreso

Himno Nacional

Himno Salesiano

Buenos Días: P. Jaime Morales – Inspector

Saludo: P. Julio Olarte –Vicario Inspectorial y Delegado para los Exalumnos

P. Mario Restrepo – Director COM

P. Nicolás Rivera – Director Colegio Salesiano León XIII

Dr. Alfonso Giraldo – Presidente Federación de Exalumnos

9:30 Conferencia Magistral: “VIGENCIA DEL SISTEMA EDUCATIVO DE DON BOSCO

EN EL SIGLO XXI” - Dr. Ángel Humberto Facundo

10:30 Café

11:00 Panel – Alfonso Giraldo

12:30 Almuerzo.

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TARDE TALLER

2:00 Observatorio Socio Ambiental del Agua - OBSA – Proyección de los Exalumnos

Salesianos de Duitama en la ciudad y en el Departamento de Boyacá con perspectiva

mundial.

3:30 Café

4:00 Continuación – Taller

5:30 Alegría Salesiana – Pedro Aldana

SABADO 19

MAÑANA

8:00 Buenos Días – P. Mario Restrepo

8:30 Conferencia Magistral (Aporte de la Inspectoría de Medellín) – José Espinel

9:30 Café

10:00 Panel – Lorenzo Bejarano

11:00 Una experiencia singular: Los Exalumnos de Barranquilla

12:00 Almuerzo

TARDE

1:30 Exalumnas Salesianas : Una experiencia organizacional

3:00 Café

3:30 La propuesta eco- pastoral y el Proyecto Educativo Institucional del Colegio Salesiano

de Duitama.

5:00 Alegría Salesiana

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DOMINGO 20

MAÑANA

8:00 Buenos días: P. Inspector

8:30 Conferencia Magistral: Don Bosco en sus tiempos y entre nosotros (Bicentenario)

Padre Julio Humberto Olarte Franco – Vicario Inspectorial y Delegado para los

Exalumnos.

9:30 Café

10:00 Panel – Sor María Esther Posada FMA

11:00 Solemne Eucaristía: Mons. Héctor Julio López

1:00 Clausura - Entrega de Certificados

En nuestra pasada edición, se cometió un error:

atribuir al Vicepresidente de la Junta ´Directiva de los

Exalumnos el título de Economista, siendo, en

cambio, Administrador de Empresas. Nos

disculpamos.

INSPECTORÍA SALESIANA SAN PEDRO CLAVER DE BOGOTÁ – COB

[email protected] - [email protected]