decires entrecruzados en la construcción de un proyecto

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El tiempo

Somos hijos de los días: -¿Qué es una persona en el camino?

-Tiempo Los mayas, antiguos maestros de esos misterios, no han

olvidado que hemos sido fundados por el tiempo y estamos hechos de tiempo, que de muerte en muerte nace…

(Eduardo Galeano. Bocas del tiempo)

Decires entrecruzados en la construcción de un proye cto…sentires comunes.

A manera de prólogo polifónico

Las siguientes paginas cristalizan gran parte de las expectativas imaginadas al comenzar a desandar este proyecto. Durante casi un mes los distintos actores se comprometieron activamente a poner en juego las vivencias y sentires personales en torno de un lugar común entrañable para todos…el barrio. Ese espacio de sociabilidad donde lo publico se hace cercano por la proximidad de lo cotidiano, donde se entremezclan la familia, los juegos, la niñez, los sufrimientos, la diversión, las amistades, los lugares, el primer amor, los sueños, los accidentes, las noches estrelladas, el trabajo, los perso-najes, la calle…en síntesis el mundo afectivo.

Este cúmulo de experiencias conforman huellas, marcas, signos que moldean un modo de ser particular, singular y dinámico a través de la resignificación constante de los recuerdos comparti-dos.

Nos propusimos crear un escenario donde pudiéramos hacer jugar una relación estrecha, activa y significativa entre pasado y presente a partir de un diálogo respetuoso y horizontal entre los talleristas y los educandos.

Los primeros ofreciendo los productos y experiencias generadas en el taller Literario “Los Amigos de las Letras” (funciono durante el año 2006) y en el Taller Municipal de Historia Oral Barrial (funciona desde finales del 2007), es decir poniendo en acto memorias compartidas socialmente.

Los alumnos de los sexto grado de la escuela Mateo José Luque , acompañados compro-metidamente por sus maestras, apropiándose de esos retazos de memorias a través de un proceso imaginativo y creativo como es la escritura de cuentos cortos con un contexto histórico.

Ambos grupos se encontraron participando protagónicamente de un hecho cultural barrial como sujetos portadores y hacedores de culturas. Este entrecruzamiento de memorias, saberes y practicas constituyeron un ejercicio de identidad…prefigurando lazos sociales.

Construyo la historia de mi barrio...

Construyo la historia de mi barrio...

Construyo la historia de mi barrio...

Construyo la historia de mi barrio...

Experiencia de Yofre Norte

Experiencia de Yofre Norte

Experiencia de Yofre Norte

Experiencia de Yofre Norte.

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Creo que el novel lector alcanzará a percibir la riqueza y potencialidades de este trabajo, sin embargo hay una sensación difícil de transmitir…el regocijo de logros alcanzados colectivamente, la compañía confiada y comprometida de cada uno de los implicados, el saberse parte de un equipo que apostó a crecer. ¡Muchas gracias por el placer de construir este bonito juego…!

Liliana Torres

Coordinadora del Taller de Historia Oral Barrial de Yofre Norte y Coautora- responsable de este proyecto.

Algunos grandes escriben libros…cuando lo hacen les gusta que el cielo, los pájaros, las cari-

cias del viento y que todas las personas se enreden en sus páginas… Hoy…ustedes son los protagonistas!!

“Yofre te busqué con ojos de niño,

recorrí tus calles, tu plaza, tu gente… Soy feliz de vivir aquí y que mis mayores

te hayan elegido”

Éste ha sido el mensaje que nos dejaron y estamos orgullosos de ello. No solo pudieron com-partir un espacio de imaginación sino que tuvieron que informarse, valorar y difundir la cultura yofrense. Queridos niños…en estas páginas desarrollaron su creatividad apropiándose del lugar en don-

de viven, impregnando cada una de ellas con amor, entusiasmo y un futuro compromiso social. Llegó el tan ansiado momento…ábrelo…sus historias los están esperando.

Lyli Andreis

Docente recientemente jubilada de la Escuela Mateo José Luque, Coordinadora del Taller Literario 2006, Talle-rista del Taller de Historia Oral Barrial y Coautora de este proyecto. Encuentros El ciclo Derecho a la Cultura 2009 tenía un objetivo entre ceja y ceja: mudar la universidad a los barrios. Y fue en Yofre Norte, a través de los vecinos y el Programa Municipal de Historia Oral barrial de que encontramos las ganas y los espacios para trabajar en equipo con esta actividad y para juntar y amalgamar relatos e historias de esquinas, de lugares e instituciones que, afortunadamente, muchas veces se confunden en una sola: la historia de las personas

Construyo la historia de mi barrio...

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Construyo la historia de mi barrio...

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Experiencia de Yofre Norte

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Pero ¿por qué es interesante un barrio?, ¿por qué son importantes barrios y sus historias? Creemos que la construcción de la identidad y el sentimiento de pertenencia a un territorio (a una ma-nera de vivir, a una forma de ver las cosas y el mundo) se construyen primeramente y con enorme in-tensidad desde el ámbito de lo local, de la calle, del propio barrio. Cuando salgo de mi casa, lo primero que se viene a mi mente, a mis ojos, a todos mis sentidos, es la vida de mi barrio, sus olores, las ca-lles que camino, las personas que comparten y construyen conmigo el espacio físico y simbólico que habitamos. El club, el canal, la plaza: todo eso sería tan sólo cemento sin el simbolismo, sin los signifi-cados que entre todos los vecinos les fueron dando a lo largo de su historia. Y como todo lo que se construye, es necesario reforzarlo, mantenerlo, recordarlo.

En poco más de un mes de trabajo conjunto vivimos una experiencia enriquecedora, con mu-chos de los objetivos cumplidos y con dos publicaciones que avalan los encuentros realizados. Con la certeza de que hay algunas llamas que no se extinguen, esperamos que continúen -como lo hemos podemos ver con asombro- las instancias de diálogo entre generaciones y la vitalidad de una historia que se construye y modifica cada día que la vivimos.

A la espera de nuevos encuentros.

Mariano Barbieri Coordinador del área de Letras-Ciclo Derecho a la Cultura 2009-Subsecretaría de cultura -Secretaría de Exten-sión Universitaria, UNC La persistencia de un pasado valorado...

Nuestros niños conciben la historia de nuestro pueblo como un cuento plagado de idas y vuel-tas, de personajes importantes, de héroes, de mujeres valientes, de hechos dolorosos y a veces feli-ces que se ensamblan unos a otros. Nuestra misión como docentes es invitarlos a viajar a ese pasado donde esta el origen de lo que somos.

Este proyecto nos acercó a los verdaderos protagonistas, a los recuerdos de nuestro barrio, de nuestra comunidad que, como todo, cambió a un ritmo acelerado, pero que nos permitió darnos cuen-ta que el respeto, la solidaridad y tantos otros valores que hacen a las personas, nunca pasan de mo-da.

Mirta Leguizamón, Griselda Arias, Adriana Borgogno y Paola Suarez

Maestras de Sexto Grado de la escuela Mateo José Luque.

Construyo la historia de mi barrio...

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Experiencia de Yofre Norte

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Eran las 21 hs. del 26 de febrero de 1950 cuando Don Tito, con un traje negro, corbata roja, za-

patos bien lustrados y muy bien peinado llegó a la casa de Don Dike para ir luego al baile del Centro Vecinal. Salieron rápido porque ya se escuchaba la música.

Al entrar se encuentran con Raúl, quien les cuenta lo sucedido en el canal, el día de ayer. En el canal se encontraba jugando ajedrez con Don López cuando escuchan gritos de auxilio.

Corrieron hasta la cascada llamada “La Muerte”, y de repente ven que Doña Ludovica se había caí-do en la cascada. Al instante Don Benito la rescató.

Cuando se recuperó le agradeció y le dijo que lo vería en el Centro Vecinal. -Me dijo que nos veríamos aquí- dijo Raúl. Después de esperar sentado apareció Doña Ludovica que era la más hermosa de Yofre. La in-

vitó a bailar, primero bailaron un vals, luego un tango y así toda la noche hasta que apareció su pa-dre.

Raúl no podía olvidarse de esa muchacha llamada Ludovica que había bailado tan alegremente un vals y un tango con él. Esa semana en el picnic de los vecinos en barrio Yofre Norte se reen-contró con Ludovica, se metieron a nadar al Canal Constitución y se hicieron muy buenos amigos, pero sólo se podían ver los domingos.

Un día Raúl fue a buscarla a su casa para salir y el padre lo echó porque no quería que se acer-cara a su casa.

El padre de Ludovica se embriagó y lo lle-varon a la garita. Lo tuvieron por toda un semana hasta que Raúl lo sacó de allá. El padre de Ludovica se disculpó con Raúl, le ofreció la mano de hija y Benito la aceptó. Se casaron y viven felices hasta hoy.

Leila Jadra, Alejandro Armand y Gonzalo Videla

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bai

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Consagración de la Primera Reina del Centro Vecinal de Yofre:Norma Marliani. Década de 1960.

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En una hermosa tarde de verano, dos barras de chicos se encontraron en “la cascada de La Muerte”, la más peligrosa, en la que nadie se bañaba ya que había que tirarse de una rama de un sauce.

Luego se produjo un enfrentamiento entre los dos líderes: Tito y Benito. Todo esto fue provocado por una chica, de pelo largo y ojos azules, de la cual estaban perdida-

mente enamorados. Para ver quien se merecía el amor de esa mujer decidieron tirarse del sauce, pero sus compa-

ñeros no estaban de acuerdo. Decían que se podían herir gravemente. También les decían que no era tan profunda ni muy segura para tirarse desde tan lejos.

Luego de una larga discusión, la chica les dijo que no lo hicieran porque se lastimarían y sus pa-dres los retarían.

Entre tanta discusión se hizo de noche y se fueron de nuevo a sus casas. Allí descansaron y re-flexionaron lo sucedido.

Cuando se juntaron de nuevo, como lo acordaron, uno de los integrantes del grupo de Benito se cayó de lo alto del árbol. Inmediatamente llamaron a sus padres y lo llevaron al hospital más cerca-no, donde le encontraron una quebradura de peroné. Allí lo asistieron y atendieron muy bien.

Esperaron. Los médicos dijeron que solamente se había quebrado el peroné y lo tenían que en-yesar.

Sus amigos lo fueron a ver y decidieron cuidarlo y prometieron que al recuperarse se juntarían de nuevo, en el mismo lugar, para arreglar el problema entre las dos barras de amigos.

Luego de un par de semanas, ya su amigo recuperado del terrible accidente, se encontraron otra vez como lo habían dicho en “la cascada de La Muerte”, para decidir como terminaría el enfren-tamiento entre ellos. Aportaban diferentes opiniones sobre el tema. Unos decían que el más valiente y fuerte se tirara del sauce. No funcionó porque nadie se atrevió. Otros decían que lo arreglaran ju-gando al ajedrez, pero nadie sabía jugar. Le preguntaron a la hermosa mujer que opinaba y ella les dijo que lo resolvieran de una manera pacífica.

Los niños ansiosos por saber como terminaría el enfrentamiento no tenían opción de contarles y pedir ayuda a sus padres. Entonces cada uno se fue a su casa y decidieron no volver hasta no tener una solución.

Al transcurso de las horas empezaron a llegar los chicos con muchas ideas para aportar. Hasta que llegaron todos los niños dijeron sus ideas planteadas a sus padres.

-Yo digo que lo terminemos como lo empezamos- dijo Carlitos. -Me parece mala tu idea porque terminaríamos peleados entre todos- opinó Nicolacito. -Tenemos que ponernos de acuerdo y para eso no debemos pelear más- agregó Tito. Después de escuchar tantas opiniones diferente llego Benito y dijo: -Nosotros no tenemos que estar peleados, siempre jugamos juntos a la pelota, a las bolitas y por

nuestra pelea uno de nosotros resultó herido. ¡No es justo lo que está pasando!

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-Estoy de acuerdo con Benito, nos pasamos días y días enteros peleando y yo tengo ganas de

de jugar a la pelota. -Levante la mano, ¿Quién está de acuerdo con Benito?- preguntó Sebastián. Después de pensarlo muy bien levantaron todas las manos y empezaron a jugar todos con to-

dos muy contentos. Ellos, al terminar la tarde, fueron a contarles a sus padres lo sucedido y éstos lo felicitaron por-

que fueron capaces de resolver el problema y no perder la amistad. Al día siguiente se juntaron, pero esta vez a jugar y prometieron que nunca se volverían a pele-

ar. Cuando se reúnen ya no se escuchan discusiones, ni gritos, sino risas y nuevos juegos para compartir todos juntos.

Rocío Bartolozzi, Belén Roffes y Julieta Villarreal

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Atardecía en Barrio Yofre Norte cuando las muchachas comenzaban a prepararse para ir al baile. Lili, una joven muy bella de cabellos rizados y ojos azules, había ido con sus amigas a la pelu-

quería donde todas comentaban qué se iban a poner, como se maquillarían y también quién las acompañaría. Ella era muy tímida y no se animaba a decir que no tenía pareja que la acompañe. Al salir del local vio a un grupo de muchachos que jugaban a la pelota en la polvorienta plaza. De pron-to el fútbol cayó sobre su cabeza. Un joven apuesto se acercó y pidiéndole disculpas se presentó...

-Hola me llamo Raúl , Tito para mis amigos. ¿Te encuentras bien? -Sí -contestó Lili totalmente avergonzada, mientras corría hacia su casa. Llegaron las ocho de la noche y las luces ya iluminaban la pista. La orquesta estaba a punto de

comenzar con la primera selección. En ese instante Lili, que se encontraba sentada junto a su ma-dre, vio que ingresaba al salón del club aquel apuesto joven que, lejos de la tierra de la tarde, lucía tan apuesto como un actor de películas. Ella trataba de disimular su interés pero sus manos suda-ban, se comía las uñas, ataba y desataba la cinta de raso turquesa que sostenía sus cabellos. Su madre la miraba de reojo sin entender lo que le sucedía.

Hasta que Raúl tomó coraje, cruzó la pista y pidiéndole permiso a la señora sacó a bailar a Lili. Entre boleros y pasodobles sus miradas se cruzaban y sonrisas tímidas confirmaban el interés

de uno hacia el otro. El silencio de la orquesta y el reloj que

marcaba la 1:30 de la madrugada, sólo anunciaban que el baile había culminado. Pero la luna y las estrellas de esa noche fueron testigos del comienzo de un amor eterno.

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l am

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Fiesta de elección de reinas en el Club Caby. Aproximadamente década de 1960.

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Durante un lindo atardecer Lili, con su belleza, se preparaba para el baile donde habría orques-

tas en vivo. Pero había un misterio: ¿con quién iría ella? Los varones de barrio Yofre Norte eran muy tímidos para invitar a las mujeres a bailar. Aparte

ellas siempre iban acompañadas de sus madres. Lily tenía un problema: no tenia pareja para el bai-le.

Un día fue con su madre a la peluquería y vio a un joven llamado Tito, con el cual se miraron y saludaron de lejos. Lili pidió a su madre:

-¿Nos podemos quedar un rato más? -¡No hija! Son las 19:30hs, ya es tarde- dijo la madre. Cuando Lili caminaba con su madre rumbo a su casa pensaba: ¿Cuándo lo volveré a ver? ¿qué

pasará? Al día siguiente fueron al canal y se encontraron otra vez con Tito, éste le pidió si quería ser su pareja de baile y Lili aceptó.

-¡¡El día tan esperado es hoy!!- gritó con mucha emoción -¿¿Qué me pondré?? Revolviendo la ropa de su cajón, encontró un vestido totalmente deslumbrante a lunares con

una cinta en forma de moño en su cintura. Esperando en la plaza con su bello vestido vio aparecer el hombre que tanto esperaba con cor-

bata roja, pantalón a rayas y su camiseta a lunares. Juntos se fueron al baile preparados para el rock que los esperaba en medio de 150 personas.

Deslumbrantes con sus trajes, bailaron toda la noche....

Milagros Barrera y Micaela Mercado

Los

baile

s

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Un viernes de verano Tito se estaba preparando para el baile del CABY, al cual asistirían todos sus amigos y las jóvenes del barrio. El lugar adornado con flores y luces estaba hermoso, la noche calurosa con una luna llena y estrellas luminosas hacían de esta una jornada espectacular, ideal para bailar y así fue que esa noche conoció a Rosa, una joven que llamaba muchísimo la atención con sus ojos azules y su vestido hasta los tobillos, de esta muchacha él se enamoró a primera vis-ta…

Tito no se animó a sacarla a bailar y vio que Rodolfo, un chico de otra barra, la invitó a bailar considerando éste un momento de bronca, iniciando una discusión con Rodolfo. Rosa, tratando de darle fin a este pleito, decidió bailar también con Tito él cual logró enamorar a la bella chica. La ex-presión de sus ojos era única, realmente estaban enamorados!!

Pocos minutos faltaban para que amaneciera, el baile estaba finalizando, la hora de despedida se acercaba y el no podía quedarse con las ganas de darle un beso. Lamentablemente para Tito, Rosa estaba acompañada por sus papás, los cuales no permitieron la ocasión…Tito y Rosa queda-ron en encontrarse en la plaza el domingo siguiente y fue allí en presencia de la madre de Rosa

donde Tito propuso matrimonio a la muchacha…

Sofía Garzón, Franco Zalazar y Milena Calderón

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Fiesta en el CABY. Año 1944 .

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Un domingo bien temprano, cuando el sol ya salía, Tito y don Dike se preparaban con traje y

corbata para ir a una gran matinée del CABY en barrio Yofre Norte. Cuando llegaron a esa maravi-llosa matinée la orquesta ya estaba tocando tango y paso doble.

En este mismo lugar se encontraron con sus amigos que estaban bailando felizmente con dos muchachas bonitas, Dike y Tito se quedaron impresionados por la belleza de las dos muchachas, a los pocos minutos decidieron llevarlas al mejor lugar del CABY, para así poder conquistarlas. A los amigos no les había gustado lo que hicieron pero ellos no se dieron por vencidos, estaban dispues-tos a hacer todo para volver a conquistar a las chicas.

Tito y Dike comenzaron a charlar con las chicas, hasta las invitaron a pasear por la plaza Ma-nuel Belgrano y por la calle General Roca. Luego fueron a tomar un helado para poder seguir con-versando de todo un poco. Los amigos interrumpieron la amistosa charla para sacar a bailar a las chicas. Tito y Dike dijeron que bailarían con ellos y las chicas lo afirmaron. La música del paso doble sonaba muy fuerte y ellos con las chicas fueron a bailar esta linda danza. El salón estaba lleno de vecinos hasta el cura de la iglesia “Nuestra Señora de La Salette”.

También estaban presentes los maestros de las escuelas: Mateo José Luque y Sor María Anto-nia. Era un día de alegría, fiesta y amistad entre los vecinos, sin embargo los amigos de Tito y Dike estaban muy enojados y planearon hacerlos quedar mal.

Intentaron de todo: manchar su ropa con bebidas, hacer que se caigan... Pero nada impidió que las chicas dejaran de bailar con ellos.

Ellas se dieron cuenta de que los amigos estaban celosos y le dijeron a Tito y Dike: No queremos que se sientan mal pero nos dimos cuenta de que sus amigos les hicieron de todo

para separarnos, así que para que no pase nada más, nos vamos a bailar con ellos, por su bien. Ellos muy desilusionados se fueron a sus casas. De pronto sonó el timbre, eran las muchachas

que le proponían volver a revivir ese momento en que se conocieron. Ellos se pusieron de novios, a los pocos años se casaron y vivieron muy felices.

Pero quién diría que se casaron gracias a una gran matinée.

Martín Bustos, Gastón Rodríguez y Carolina Audisio.

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ran

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En la década del cincuenta había una banda llamada “la barra de la plaza”. En ese momento la plaza era un espacio verde pero sin flores, con los árboles pequeños, con

leones dorados y con la estatua del General Manuel Belgrano. La barra contaba con mas o menos doce chicos de aproximadamente dieciséis años. Ellos se juntaban a jugar en la calle. Un día fueron a jugar a la plaza, entonces como no se pod-

ía jugar allí la policía les quitó la pelota y se a llevaron a la garita que quedaba entre lo que actual-mente son las calles Chachapoyas y Av. Malvinas Argentinas.

Al día siguiente, intentaron encontrar el balón en la casilla de madera, y los policías los descu-brieron. Los metieron presos por una hora, de castigo. Cuando salieron les pidieron la pelota y le dijeron que no, que otro día se la iban a dar. Al día siguiente les pidieron por favor que les devuel-van la pelota, los policías se la dieron con una condición: que no jugaran en la plaza. Entonces juga-ron tranquilos en la actual calle Domingo Echauri.

Martín Gomila, Lourdes Gerban y Ariel Ambrosioni.

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“La Barra de La Plaza”. Año 1962. Desde abajo: Baron Castro, Pepe Cifuentes, Franco Imparato, Carlos Perea, Cuqui Ferrey-ra, Pedro matos y Carlos Cifuentes.

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Corría el año 1960 aproximadamente, en barrio Yofre había varios canales, al final del barrio se

encontraba el canal Constitución, en donde los vecinos iban los domingos por la tarde. Éste cumplía dos funciones: una era de riego y la otra era el punto de encuentro familiar ya que allí se podía co-mer asado, tomar mate y tomar bebidas como la Crush o la Bidó Cola.

Cuando realizaba la función de riego, al cinturón verde, ayudaba a que las verduras crezcan fuertemente, y que el suelo sea más fértil.

Antes, barrio Yofre tenía quintas, es por eso que también se lo llamaba cinturón verde. Tito Marasini, Benito, Don López… para mojarse usaban shorts amplios y las mujeres utilizaban

vestidos largos, las más osadas una malla entera. Allí, era imposible que algún peligro pudiera pasar, porque no había vehículos. El canal contaba de varias cascadas y sus nombres eran: El Aprendiz, La Primerita, La Segundi-

ta, La Tercerita, La Onda y La Muerte. Un día, Tito, Don López y Parente decidieron hacerle una broma a Benito. Por eso, todos fueron

al canal y se metieron a la cuarta cascada. Los tres primeros le hicieron creer a Benito que en el agua había peces que comían a las personas, entonces, Benito salió del agua y se fue a su casa. Camino hacia su hogar se encontró con otro amigo que lo invitó a su casa; Don López se enteró donde estaba Benito, éste le contó a los demás y fueron a buscarlo. Eran las 18.30 hs. cuando Be-nito decide volver a su casa y para eso debía pasar por la Cabaña que se encontraba en la calle Chachapoyas, una calle de tierra en esos tiempos y el camino se hacía largo.

Los demás chicos lo querían asustar, por eso, cuando Benito pasaba frente a la Cabaña se es-condieron detrás de un árbol y empezaron a hacer voces. Benito que iba caminando apuraba cada vez más el paso. El “susto” pasó y al día siguiente los muchachos de la barra se juntaron en la plaza y Benito les contó lo que le había ocurrido el día anterior. Los otros chicos le contaron que habían sido ellos y le pidieron disculpas, Benito los perdonó. Así, cada uno se fue a su casa y muy felices porque lo que habían hecho era muy gracioso.

Antonella Nieva, Florencia Nieva y José Derrico. Una

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Hace mucho tiempo en barrio Yofre Norte, “Don Tito” y unos muchachos recorrieron el barrio

caminando. Empezaron en el Canal Constitución en donde vieron aguas cristalinas y cinco bellas cascadas a las cuales se tiraron.

Estuvieron en una de las cascadas llamada “La Onda” y como eran buenos nadadores no se ahogaron. De regreso llegaron a una escuela llamada Mateo José Luque, era chiquita con pocas aulas, piso de tierra y sin rejas.

Ellos visitaron los grados y regalaron caramelos, se cruzaron a la plaza en donde cometieron un error gravísimo: jugar a la pelota. Ellos sabían que no se podía jugar pero insistieron, cuando vieron a un policía Don Tito y los muchachos quisieron escaparse pero no lo lograron.

Sus padres no sabían nada de esto y mandaron a un detective a investigar la desaparición de sus hijos, pero como no traían novedades, fueron a la comisaría “La Garita” a decir que se habían perdido. Un policía les dijo:

-¡Sus hijos están aquí!, ¿No sabían? -No -contestó el padre y preguntó- ¿No los pueden liberar? -No -contesto el policía- porque sus hijos cometieron un error: jugar a la pelota en plena plaza.

Hasta mañana no pueden salir. Pasarán una noche en la cárcel, hasta que llegue el otro día no pue-den seguir el paseo.

Al día siguiente, salieron de “La Garita” y siguieron recorriendo el barrio. En la calle Nicolás de Isasmendi encontraron un aviso sobre una matinée en el Club CABY el

domingo a las 11 hs. Ellos organizaron todo y se pusieron elegantes para ir. Luego como a las 10.45 hs llegaron al club y empezaron a bailar con muchachas. Don Tito y sus amigos tuvieron citas con esas chicas, se pusieron de novios y vivieron felices para siempre. Este paseo ha terminado...

Abigail Guajardo, Marianela Mendez y

David Manrique

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Plaza de Yofre (antiguos leones). Aproximadamente 1 950. Simona Patiño de Matos junto a su hijo José “Colacho”.

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Hace mucho tiempo, en barrio Yofre un sábado a la mañana, Tito y sus amigos fueron a la tinto-rería para el tan esperado baile de los conscriptos.

Cuando salieron de la tienda llegó el loco de los trajes, era un gringo de pelo rubio, bajito y con toda la ropa rota. Decían en el barrio que a él no le gustaba que los otros usen traje porque se creía el “único caballero”, aunque nunca se pudo comprar un saco porque nunca tuvo suficiente dinero pa-ra eso. Con envidia les manchó los trajes con barro a los amigos. Éstos dejaron rápido los trajes en la tintorería y comenzaron a perseguir al loco para que pague por lo que hizo. Después de una larga persecución consiguieron atraparlo, llamaron a la policía que llegó rápidamente en su sulky y solu-cionó el problema. Los chicos no se dieron por vencidos y siguieron la preparación para el baile.

Ya en la casa de Tito lustraron sus zapatos acordonados cuando de repente tocaron la puerta. -¿Quién será?- dijo Tito y atendió.

Era su primo, quien también iría al baile de los conscriptos y venía a pedir una camisa prestada. Tito fue a su dormitorio, buscó la camisa y se la dio a lo que su primo respondió: -Gracias primo, nos vemos en el baile de los conscriptos.

Y así los amigos siguieron con los preparativos, buscaron los trajes y en un almacén de ramos generales compraron algo para llevar al baile. Tito compró una gaseosa y sus amigos algo para co-mer.

Como ya se les hacía tarde se fueron a vestir y a ponerse lindos: gomina, traje impecable con pa-ñuelo en el bolsillo y gran presencia.

Al llegar Tito vio desde la puerta la mesa donde estaba la chica que a él le gustaba, se llamaba Lili y no estaba sola, estaba con su mamá, su tía y su abuela. Ante ésto Tito no se animó a invitarla a bailar y siguió tomando algo con sus amigos. Cuando por fin tomó coraje, Lili ya no estaba en la me-sa, estaba bailando con un chico rubio, de ojos verdes, camisa nueva y zapatos bien lustrados.

El que bailaba con Lili era Juan!! a quien él le prestó su camisa sin pensarlo. Lleno de celos fue hacia ellos y enojado, le dice: -¡No te hagas el galán con ella!.

Juan no le dio importancia y le dio la espalda, Tito lleno de rabia le pegó a Juan y éste también respondió con violencia. Cuando fueron separados Tito vio que estaba sangrando pero rápido apare-ció la mamá de Lili, quien ayudó al muchacho.

Cuando todo se tranquilizó, Tito tomó coraje y le pidió permiso a la mamá de la joven para bailar con ella. Bailaron juntos toda la noche y se divirtieron muchísimo.

Quedaron en verse al otro día en la iglesia, pero Lili había ido con su padre, un hombre corpulen-to, alto y de carácter muy duro que cuidaba mucho a su hija y no dejaba que nadie se acercara, me-nos los chicos.

Pasaban los días y Tito no podía dejar de pensar en Lili y en su hermosa sonrisa, entonces deci-dió escribirle una carta declarándole su amor. Para hacérsela llegar buscó la ayuda de un amigo común, y a los pocos días recibió la respuesta tan esperada, donde Lili lo invitaba a encontrarse en la plaza para tomar un helado.

Así comenzó su historia de amor que hoy comparten con gran felicidad. Agustín Bagatello, Azul Peralta Sosa, Camila Ortega y Nicolás Oviedo.

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Un hombre y una mujer llamados Lily y Carlos, solían pasear en el canal, llegando al mismo se

encontraron con una cascada llamada La Primerita, la cual era la más hermosa y sus aguas eran cristalinas. Entraron y quedaron con la boca abierta de tan hermosa, con tantos pájaros y mariposas salieron a recorrer el lugar y encontraron la cascada Junior, estaban impresionados con tanta belle-za que tenían al frente, pero encontraron una flecha que les indicaba la cascada de la Muerte. Los chicos estaba temblando de miedo porque había niños tirándose de un sauce al agua y había muy poco agua.

Los jóvenes se fueron a sus casas y al amanecer los chicos partieron a La segundita. Tenían muchas ganas de conocerla porque todos se entraban a bañar allí. Se quedaron unas horas hasta que las personas querían ir a La tercerita, la cual era muy bonita porque toda la gente se había que-dado. Sin embargo, a ellos no les gustó mucho, entonces volvieron a La segundita donde se queda-ron hasta que volvieron a sus hogares.

Amaneciendo, los amigos partieron a La Junior. Ellos se bañaron un rato hasta que el agua en-frió, entonces fueron a La Tercerita. Los jóvenes la disfrutaban mucho porque allí se habían conoci-do. Los chicos tenían ganas de casarse en ese lugar pero Carlos dijo que era mejor esperar. Cuan-do ellos quisieron ir a sus casas, Carlos la llevó a Lily a su hogar. Lo había pensado y a los pocos meses se casaron. Lily de blanco y él todo un caballero.

Pasó un año y ellos se habían enterado que iban a tener un hijo, ella compró ropa de varón por-que ya sabía que era una niño. El bebé nació y era igual que el padre, tenía ojos verdes y era rubio.

Ahora ya viejito nos cuentan lo maravilloso que era vivir en barrio Yofre Norte hace unos cuantos años atrás.

Mario Zurita, Franco Olocco y Lucas Escudero.

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Hace muchos años, Don Tito Marasini y Don Dike eran amigos de la infancia. Una tarde soleada, fueron al C.A.B.Y. (Club Atlético Barrio Yofre) a jugar al básquet para festejar

el día del amigo. Ese día se divirtieron mucho, realizaron deportes que a ellos les gustaban. Luego de pasar un momento juntos decidieron dialogar sobre el trabajo realizado en la semana. Justo llegó Don Benito, les avisó que el viernes se iba a realizar una matinée para festejar el día del amigo.

Don Tito y Don Dike le preguntaron de inmediato a sus padres si los dejaban ir. En cuanto sus padres se enteraron sobre el valor de la entrada, el cual era de cinco pesos ($5), les dijeron que no podrían asistir.

Los jóvenes, muy enfadados, se sentaron a pensar un modo de conseguir el dinero y trabajaron horas extras en sus respectivos empleos.

Después de mucho esfuerzo, consiguieron el dinero para la entrada de la matinée. Una vez ob-tenida la entrada, con la plata restante, fueron a comprar ropa en una tienda grande que había en el barrio: “Tienda Don López”.

Don Tito y Don Dike fueron a invitar a unos amigos para ir a la matinée y divertirse. La noche por fin llegó, una vez que llegaron al lugar empezaron a bailar y se encontraron con Don López y Don

Parente. Los cuatro se divirtieron como nun-ca y bailaron hasta finalizar el día.

Martín Neder, Fabio Mercado, Belén Duarte.

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Equipo de Básquet que representaba al Club CABY . Los jugadores eran reconocidos con apodos: “el Gringo”, “Vichin”, “el Tigre”, “Leoncito”, “Finito”, etc.

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Hace mucho, mucho tiempo, como en la década del cincuenta existió en el barrio Yofre Norte un

canal llamado Constitución. En él se encontraban seis cascadas y se las denominaban el Aprendiz, la Primerita, la Segundita, la Tercerita, la Onda y la Muerte.

Familias, grupo de chicos iban a disfrutar de ese maravilloso lugar. Un grupo de chicos que se los llamaba como “la barra de la plaza” estaba compuesto por Dike,

Tito, Don López, entre otros, fueron a la plaza Manuel Belgrano del barrio a jugar al futbol, pero vino la policía y le sacó la pelota.

Como ellos estaban muy aburridos y con mucho calor se fueron al canal, usando sus shorts. Uno de ellos se tiró de la última cascada llamada La Muerte, se estaba ahogando, pero Don Tito que sabía nadar se arrojó al agua y lo salvó a ese muchacho.

Después de lo sucedido, una chica llamada María se tiró de una de las cascadas mas peligrosas llamada la Onda, ella se sumergió en el agua y López se tiró rápidamente y la rescató, la muchacha se enamoró de él, le agradeció su acción y quedaron en encontrarse un sábado en la plaza.

Pasaron unos días y se reunieron, hablaron horas y horas. Se pusieron de novios, se compro-metieron e hicieron una gran fiesta, invitaron a la barra de la plaza, a las amigas de María y baila-ron una selección de tangos, vals y milongas.

Pasaron años y tuvieron hijos. Ellos se quedaron a vivir en Yofre porque les gustaba el barrio.

Tomas Gómez, Natalia Arguello Torres y Melina López

Se cuenta que en la década del 50 o del 60 existía un barrio llamado Yofre, donde se encontra-ba un canal muy lindo, con muchas cascadas que tenían nombres: El Aprendiz, La Primerita, La Se-gundita, La Tercerita, La Onda y La Muerte. Allí todos los domingos las famillas se juntaban a tomar mate, a comer un rico asado y a disfrutar del sol de verano y del agua fresca.

Tito, un joven que vivía en Córdoba, en ese barrio, luego de haber jugado con sus amigos al fútbol quisieron irse a bañar. Cuando Tito se quiso tirar ¡pumm! se cayó y se golpeó. Entonces fue-ron al doctor que le dijo que tenía que estar un mes en reposo. ¡Pobre Tito! encima en verano no podía ir a bañarse con sus amigos, luego de haber pasando un mes le sacaron el yeso y el reposo, así que Tito vivió muy feliz con sus amigos y el agua fresca.

Melina Lemos, Braian Martos, Uriel Acosta

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Era una noche de verano en el Centro de Fomento en barrio Yofre Norte y se iba a realizar un

baile festejando el día de la primavera. Lily, una rubia de ojos celestes muy bonitos, se puso muy contenta porque allí vería a su eterno

enamorado…Tito, un morocho de sonrisa amplia, simpático, muy buen parecido. La madre acompañaba a su hija al baile, quien lucía un hermoso vestido, llevaba una cartera

negra igual a sus zapatos, su perfume era tan exquisito que cuando ella pasaba toda la gente sentía ese aroma tan delicado.

Había comenzado el baile cuando Lily vio a su amor que cruzaba la pista, y se dirigía hacia ella. Él, muy educado le pidió permiso a su madre para sacarla a bailar. Justo en ese momento pu-

sieron un bolero, bailaron casi toda la noche, fue una noche muy divertida, se jugaba con agua per-fumada, serpertinas, toda la gente disfrutaba de ese momento.

Tito le pidió a Lily si se podían volver a encontrar nuevamente. La cita era en la plaza que esta al frente del calvario.

Por un motivo personal ella no pudo asistir, así que se desencontraron. Al pasar los años se volvieron a ver en el centro vecinal, pero esta vez

totalmente cambiados y cada uno con su familia. Hoy trabajan juntos en la parte de la historia del tan querido barrio Yofre.

Grecia Álvarez, Soledad De Salvo, Rocío Ochoa

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Año 1953. Actividades extraídas de la

Memoria Anual de la Comisión Directiva presidida por Agustin

Pez del “Centro Vecinal de Cultura Popular B’ Yofre Norte”

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En aquellas tardes de verano el sol brillaba eternamente, la gente pasaba horas y horas a orillas

del canal tomando mates. Los niños se bañaban en distintas partes, La Primerita, La Segundita, La Tercerita, Junior, La Muerte… todas eran cascadas de aguas cristalinas y frescas.

Tito, un niño que vivía cerca de ese lugar, tenía la costumbre de escaparse cuando sus padres dormían la siesta, iba a refrescarse al canal y a disfrutar con sus amigos.

Una tarde muy calurosa el joven se encontraba caminando por la orilla del canal cuando de re-pente se distrajo mirando a una chica que pasaba por allí. Quedó impactado, ella lucía una malla deslumbrante llenas de flores, su cabello era amarillo como los rayos del sol. Tito impactado por su belleza se tropezó cayéndose a las aguas del canal.

Él, desesperado y muerto de vergüenza gritaba para que alguien lo ayude ya que no sabía na-dar. Celia, como se llamaba aquella bella joven, se sentía culpable por lo ocurrido, pero a la vez no paraba de reírse. El padre de la muchacha, hombre generoso y muy recto que estaba observando lo que pasaba, intervino ayudando a Tito a salir del agua.

- ¡Debes mirar por donde caminas muchacho! — dijo el hombre burlándose -todavía no has de-jado de usar tus pantalones cortos y ya estás mirando mujeres.

- Sí, si señor, tiene usted razón – respondió Tito mientras tiritaban sus labios. Con el pretexto de secarse, Tito invitó a Celia a tomar sol y a beber un refresco. Entre risas y

miradas cómplices comenzaron a conversar. Nunca imaginaron que este sería el comienzo de su historia de amor.

Victoria Yud y Micaela Pereyra

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En una tarde de verano Raúl pasaba por las orillas de las cascadas del Canal Constitución,

mientras Raúl disfrutaba su gran día de verano, con su nuevo y deslumbrante short a rayas, se en-contró con Carlos, su gran enemigo.

Al pasar Raúl por ese lugar vio a Carlos con su novia, vestida con malla enteriza, tal que con ese color deslumbró a Raúl.

Entonces Raúl dijo: -La invité a salir porque estaba aburrida, y... ¿Qué es tuya? -Es mi novia- dijo entonces Carlos quien retó a Raúl a nadar en la cascada la “Primerita” por el

amor de esa dama. -Bueno- le respondió Raúl. Entonces comenzó la carrera de nado. Pasaron por la Primerita, y allí ganó Carlos. Luego pasa-

ron por la Segundita en donde el agua era reluciente. Allí ganó Raúl con corriente a favor. Después pasaron a la Tercerita, iban parejos y al pasar por la Junior seguían iguales pero con más velocidad iba Raúl. Entonces al pasar por la Muerte, a la cual había que saltar de un sauce ganó Raúl. La mu-jer finalmente se quedó con él.

Entonces Carlos dijo: -¡Quiero que me des la revancha!. -¡Está bien! pero el que gana se queda con la dama- dijo Raúl. Por fin era el día de la última carrera, ya se estaban preparando Raúl y Carlos. Empezó la carre-

ra por la Primerita, se lanzaron en el agua y nadaron. Estaba ganando Raúl, pero en un momento, el joven muchacho nadó con tanta fuerza que de-

rrotó a Raúl en la Primerita. El reto continuó, pero esta vez empezaron en la Segundita, Carlos dijo: -Vamos a empezar a nadar a las 15 hs. -Bueno- contestó Raúl. Comenzaron y estaba ganando Carlos, y él pensaba “yo a esta carrera la gano”, pero en un mo-

mento Raúl justo lo pasó en la meta. -iOh,no,no! -dijo el perdedor- ¡cómo pude perder, estaba muy cerca de la meta! A los pocos días empezaba la Tercerita. Se largaron a más de cinco metros de altura. Y en esa

carrera ganó Carlos. -Faltan dos y tengo a la dama. Raúl se enojó y le puso una trampa en la siguiente carrera. La mujer vio a ese hombre que puso un trampa para el rival. A la mañana siguiente la dama fue a decirle al muchacho lo que puso Raúl en el agua. Rápidamente le fue a decir al juez que le había puesto una trampa, pero él no le creyó. Cuando

empezó la carrera los dos se lanzaron de cabeza y como a los 20 metros de nadar Carlos se enredó con una red y el juez dijo:

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-Ganó Carlos!! por trampa. El tramposo dijo: -Yo no puse ninguna trampa. La mujer respondió: -Sí, yo te vi mentiroso... Entonces Carlos la abrazó, dijo: -Luche y te conseguí. Mientras que Raúl fue a la cárcel.

Matías Gorosito e Ismael Loyacono

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Una tarde, era la década del 50; nos reunimos con los chicos de la barra en la plaza. Que en

ese momento tenia muchos árboles, bancos y algún que otro juego. Ah me olvidaba de los dos leo-nes guardianes, donde muchos niños se subían a ellos para sacarse fotos.

Entre los muchachos de la barra, nos encontrábamos: Dike, Benito y yo. En ese momento solía gustarnos mucho jugar al ajedrez, charlar sobre nuestros trabajos o dar una vuelta por la General Roca (actualmente Jacinto Altolaguirre).

Con nuestras amigas nos veíamos poco, ellas estaban en sus casas ayudando a sus madres. Recuerdo que ese día hacia mucho calor y les propuse a los muchachos la travesura de subirnos a lo alto del mástil de la bandera que tenia la plaza.

Primero subió Benito, después Dike y por último yo. Al rato de estar subidos a lo alto del mástil y desde allí observar todo, vimos llegar la Policía en su sulqui. Dike y yo bajamos enseguida, el pro-blema fue Benito que no podía bajar porque tenía miedo de caerse. Cuando el policía bajo del sul-qui le dije a Benito que se tirara con cuidado que nosotros lo agarraríamos.

Entonces Benito se tiró y lo sostuvimos. El policía pasó al lado nuestro, nos miró y siguió su ca-mino.

Benito, Dike y yo empezamos a caminar como si nada hubiese pasado. Ese día nos dimos cuenta que lo que habíamos hecho estuvo mal, pero el sabor de ese aventu-

ra quedaría grabada en nuestras memorias a pesar del tiempo.

Federico Bianchi, Facundo Quevedo y Milagros Hurt

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“La Barra de la Plaza”. Julio de 1962.

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Por los años 50 en barrio Yofre Norte, Tito y su barra se juntaban siempre en la plaza. Un día

cuando estaban disfrutando de una rica Crush, pasó Benito repartiendo folletos para el gran baile en el CABY. Ellos muy contentos aceptaron la propuesta. El baile era dentro de dos semanas, Tito y la barra se iban preparando. En la primera semana habían organizado un picnic en donde las chicas llevaban la comida y los chicos los refrescos, en la segunda semana preparaban la ropa para poner-se. Cuando llego la hora de ir al baile estaban muy ansiosos por conocer a alguna muchacha o a algún muchacho. Tito conoció a una linda mujer que lucía un hermoso vestido fucsia, unos zapatos negros taco aguja, una cartera negra con muchos cierres, unos aros grandes redondos y su cabello suelto, llamada Liliana. Durante el baile charlaron sobre distintas cosas y compartieron distintas be-bidas. A las 23 horas cuando terminó el baile se pidieron sus direcciones. Al otro día Tito, después de almorzar, concurrió a casa de Liliana y la invitó a tomar un helado en la plaza. Unos días des-pués se pusieron de novios, luego de cinco años se casaron y tuvieron dos hijos, Claudio y Ana.

Giuliana Smeriglio y Jimena Soria

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Hace mucho tiempo, en las oscuras calles que rodean la plaza de Yofre, un fantasma a la ma-drugada salía asustar a la gente que pasaba por allí.

Cuentan los vecinos que se trataba de una horrible criatura con forma humana. Un viernes trece, Tito invitó a Lily al baile; ella vestía con un hermoso vestido color verde a luna-

res amarillos, él con un deslumbrante traje. Color celeste a rayas. Bailaron toda la noche, recorda-ron que ella debía regresar a su casa temprano. Salieron del baile y comenzaron a caminar bajo la luz de la luna, hasta que llegaron a la calle General Roca.

Luego de tanto caminar, los jóvenes decidieron descansar en la oscura y tenebrosa plaza; luego sintieron un breve suspiro, que parecía que había alguien aparte de ellos. Con el silencio y la oscuri-dad del lugar de Lily y Tito comenzaron sentir escalofríos, de repente se cortó la luz, la jovencita sin-tió que alguien le tocó el cabello; con la luz de la luna que se reflejaba en ellos, vieron una sombra detrás de los árboles. Él muy asustado le dijo –Vámonos de aquí, se esta poniendo muy peligroso.

Se fueron corriendo, pero a ella se le cayó la cinta de su cabello, cuando se volvió a buscarla apareció el fantasma; él lucía con una máscara que le tapaba casi todo el rostro y una manta negra que cubría sus pies.

La chica muy asustada por la espeluznante criatura, se fue sin recuperar su cinta. Cuando ella llegó a su casa, su padre le preguntó que le pasaba, ya que estaba pálida y asusta-

da. Lily no contestó y corrió hacia su habitación, se acostó y no pudo dormir en toda la noche pen-

sando en lo ocurrido. Al día siguiente, con el permiso de sus padres, ella fue a visitar a Tito y los dos comenzaron a

investigar sobre el fantasma y la cinta de la joven. Al día siguiente fueron a la plaza y encontraron la cinta pero siguieron investigando, pasaron va-

rias horas. Empezó a anochecer, la gente se dirigía a sus casas, y ellos siguieron buscando pistas sobre el fantasma. Luego en un rincón de la plaza encontraron la capa negra y la máscara que per-tenecía al fantasma.

Al instante se dieron cuenta que se trataba de una persona que se hacía pasar por la espeluz-nante criatura.

La muchacha exclamó: -¡No me parece una buena idea hacerse pasar por fantasma para asustar a la gente! Tito respondió: -Esto se trata de algún vecino, debemos seguir investigando. Se fueron; antes de regresar a la casa de Tito, los chicos hicieron un plan para descubrir al per-

sonaje misterioso. Al día siguiente, a las doce en punto de la noche, ellos regresaron a la plaza. Escondidos en la vereda del frente vieron un grupo de adolescentes que volvían del baile, vieron

al fantasma preparado para asustarlos. Cuando los chicos vieron este personaje se asustaron muchísimo y corrieron lo más fuerte posi-

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Lily y Tito se sorprendieron al ver que la criatura se burlaba de su pesada broma. Los jóvenes no se rindieron.

A la noche siguiente volvieron a sus puestos. Al minuto salió un hombre de una casa de la cua-dra donde estaban ellos.

El hombre caminó hacia donde estaba el pozo donde se encontraba la máscara y la capa del fantasma. Se colocó la máscara luego la manta negra. Se trepó a un árbol y estaba preparado. Los adolescentes con mucha valentía cruzaron donde estaba el disfrazado.

Cuando el quiso asustarlos se pararon frente al supuesto fantasma y Tito le dijo: -Ya no te tenemos miedo. Lily le sacó la máscara al fantasma, al ver su cara se dieron cuenta que era un vecino, dueño del

almacén de ramos generales, que se enteraba de sus mismas travesuras con los vecinos que iban a comprar.

Como Lily y Tito revelaron su mayor secreto decidió no hacerlo más, y nunca más volvió a ocu-rrir algo similar a esto.

Magali Florencia Gazzo, Nicole Quevedo y Melina del Valle Díaz

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Pedro Matos junto a su novia Evita del Valle Liendo (actual esposa), en la plaza de Yofre. Año 1968.

Plaza de Yofre. Inauguración aproximada-mente a comienzos de 1950.

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Hace cuarenta y nueve años en la década de los cincuenta el Canal yofrense era un balneario

donde gran cantidad de gente iba a pasar el día. El Canal Constitución transportaba agua al cinturón verde de Córdoba donde los ciudadanos

cultivaban frutas como peras, naranjas, mandarinas. Al canal, la gente venía de todos lados para disfrutar las seis cascadas. Una tarde de domingo Don Tito Marasini que era un joven estudioso, se encontraba en la orilla

del canal cuando de repente tropezó y cayó. Pasados veinte minutos pudo sujetarse de una rama que trepaba por las paredes del canal co-

mo una enredadera. Luego de un tiempo Benito pasaba a orilla del lugar, hizo un gran esfuerzo para poder ayudarlo. Don Benito lo sujetó de la mano y pudo subirlo, luego Don Tito le dio las muchas gracias por sal-

varlo en esa ocasión. Esas son unas de las historias del barrio Yofre Norte. Finalmente el Canal Constitución que un día fue un hermoso balneario, hoy se lo conoce como

el basural de Yofre.

Ana Laura, Rodríguez, Gabriel Vega y Lucila Campos

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INDICE Decires entrecruzados en la construcción de un proye cto…sentires comunes. A manera de prólogo polifónico 1 La noche del baile en el Centro Vecinal 4

Leila Jadra, Alejandro Armand y Gonzalo Videla

El desafío en la cascada de La Muerte 5 Rocío Bartolozzi, Belén Roffes y Julieta Villarreal Nació el amor… 7 Los bailes 8 Milagros Barrera y Micaela Mercado El amor apareció en el CABY 9 Sofía Garzón, Franco Zalazar y Milena Calderón La gran matinée 10 Martín Bustos, Gastón Rodríguez y Carolina Audisio Nos reunimos en la plaza 11 Martín Gomila, Lourdes Gerban y Ariel Ambrosioni. Una tarde de domingo en el Canal Constitución 12 Antonella Nieva, Florencia Nieva y José Derrico Un paseo por el barrio 13 Abigail Guajardo, Marianela Mendez y David Manrique El esperado baile de los conscriptos 14 Agustín Bagatello, Azul Peralta Sosa, Camila Ortega y Nicolás Oviedo Las Cascadas 15 Mario Zurita, Franco Olocco y Lucas Escudero La noche en el baile 16 Martín Neder, Fabio Mercado, Belén Duarte

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Los domingos en el Canal Constitución 17 Tomas Gómez, Natalia Arguello Torres y Melina López Melina Lemos, Braian Martos, Uriel Acosta Durante el baile 18 Grecia Álvarez, Soledad De Salvo, Rocío Ochoa Una tarde de verano en el Canal 19 Victoria Yud y Micaela Pereyra El desafió entre las cascadas 20 Matías Gorosito e Ismael Loyacono Una tarde con los muchachos en la plaza 22 Federico Bianchi, Facundo Quevedo y Milagros Hurt El baile en el CABY 23 Giuliana Smeriglio y Jimena Soria Un encuentro con el fantasma humano 24 Magali Florencia Gazzo, Nicole Quevedo y Melina del Valle Díaz Historias accidentadas en el antiguo Canal Constitu ción 26 Ana Laura Rodríguez, Gabriel Vega y Lucila Campos Las ilustraciones son fotografías de época aportadas por los vecinos. Producción y Diseño gráfico de la publicación: Prof. Liliana Torres.

Octubre, 2009. Córdoba, Argentina

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