de procederes acrílicos en infinito

2
De procederes acrílicos en infinito Podríamos recurrir a suplicantes locuciones verbales a través de las cuáles describir la atroz decisión por la que la mayoría de recientes desatienden sus propias convicciones, aquellas declaradas abiertamente para causar admiración, o exteriorizar el apercibimiento: para, con o contra. Para forjar que el provecho sea siempre la utilidad del aprovechamiento, de lucro incesante. Con múltiples raeduras cuya ganancia nunca será multitudinaria, porque si profusa fuera, será en la intimidad donde se produzca el tracto más recóndito, de furtivo regocijo. Contra quienes pongan en peligro todas las ventajas dispuestas para alcanzar siempre los logros no compartidos. Dejándolo sentando para unos días como el pan correoso metido en harina. Ahí tienes tu pan y agua: procurado quedas para que el máximo rendimiento que débase preocupar sea siempre el del culmen de la comodidad. Porque cuando los procederes habituales que sostienen la rutina, aun volviéndose corrientes, parecen haberse ido formando por polimerización, enseguida acaban disolviéndose. Es una reacción en cascada, donde el desnivel de los cauces más aconsejables se rompe bruscamente. Se repiten estructuras conductuales, pero las ácidas, las acrílicas. Las que por inmediación con el agua, cuando no por fricción, frotamiento o trato de familiaridad, estallan. Reventada por completo la composición expuesta entre tantas capas, mantos o manos de matices con singular pintura de galería. Su base era a fin de cuentas incolora, soluble y de un olor condimentado con más sazón que la propia razón. La desenvoltura extrema, con la que el sentimiento de parecer que se pertenece a la plebe causa vergüenza con facilidad. Y así sucede, que al mínimo contacto con el agua, fuente de vida con absoluta naturalidad, todos esos principios valedores de la impostura, acaban siendo arrastrados por disolución. Separando las partículas que tan entramadas parecían estar, para incorporarlas a su recorrido innato en búsqueda de cualquier escapatoria: el flujo hacia cualquier resquicio. Hay tantos comportamientos a los que aún se les podría aplicar como unidad de cuenta los maravedíes, que para qué acuñarlos. Perviven avalados en plenitud por la antinomia kantiana: contradicción entre dos principios racionales. Aunque, ¡ojo al dato!, aquellos modos y formas de gobernar nuestras buenas o malas acciones, cuyo rigor es dar un orden nítido y justo de portarse, podría no quedar disuelto para

Upload: felix-sanchez-paredes

Post on 14-Apr-2017

17 views

Category:

Spiritual


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: De procederes acrílicos en infinito

De procederes acrílicos en infinito

Podríamos recurrir a suplicantes locuciones verbales a través de las cuáles describir la atroz decisión por la que la mayoría de recientes desatienden sus propias convicciones, aquellas declaradas abiertamente para causar admiración, o exteriorizar el apercibimiento: para, con o contra. Para forjar que el provecho sea siempre la utilidad del aprovechamiento, de lucro incesante. Con múltiples raeduras cuya ganancia nunca será multitudinaria, porque si profusa fuera, será en la intimidad donde se produzca el tracto más recóndito, de furtivo regocijo. Contra quienes pongan en peligro todas las ventajas dispuestas para alcanzar siempre los logros no compartidos. Dejándolo sentando para unos días como el pan correoso metido en harina. Ahí tienes tu pan y agua: procurado quedas para que el máximo rendimiento que débase preocupar sea siempre el del culmen de la comodidad.

Porque cuando los procederes habituales que sostienen la rutina, aun volviéndose corrientes, parecen haberse ido formando por polimerización, enseguida acaban disolviéndose. Es una reacción en cascada, donde el desnivel de los cauces más aconsejables se rompe bruscamente. Se repiten estructuras conductuales, pero las ácidas, las acrílicas. Las que por inmediación con el agua, cuando no por fricción, frotamiento o trato de familiaridad, estallan. Reventada por completo la composición expuesta entre tantas capas, mantos o manos de matices con singular pintura de galería. Su base era a fin de cuentas incolora, soluble y de un olor condimentado con más sazón que la propia razón. La desenvoltura extrema, con la que el sentimiento de parecer que se pertenece a la plebe causa vergüenza con facilidad. Y así sucede, que al mínimo contacto con el agua, fuente de vida con absoluta naturalidad, todos esos principios valedores de la impostura, acaban siendo arrastrados por disolución. Separando las partículas que tan entramadas parecían estar, para incorporarlas a su recorrido innato en búsqueda de cualquier escapatoria: el flujo hacia cualquier resquicio.

Hay tantos comportamientos a los que aún se les podría aplicar como unidad de cuenta los maravedíes, que para qué acuñarlos. Perviven avalados en plenitud por la antinomia kantiana: contradicción entre dos principios racionales. Aunque, ¡ojo al dato!, aquellos modos y formas de gobernar nuestras buenas o malas acciones, cuyo rigor es dar un orden nítido y justo de portarse, podría no quedar disuelto para exclusividad del desecho, sino tremendamente erosionado en sus catálogos del íntegro salterio o breviario con el que cada cual aplaca la sed de sus momentos.

Jueves, 13 de abril de 2017Félix Sánchez

Un ciudadano más.