de la cordillera a la llanura

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Edición Especial N° 7 De la Cordillera a la Llanura Región de belleza natural tan variada y novedosa, que lleva de lo alto de la capital cordillerana a la presencia de la inmensidad de la llanura; es la ruta del Piedemonte por los dos caminos de un circuito que será el más atractivo y emocionante del piedemonte llanero en las próximas décadas. Es la otra singular maravilla. La imponente iglesia de Tibaná, la más bella del recorrido Fotografía: Hisrael Garzonroa

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Separata EL DIARIO Siete Maravillas de Boyacá

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Page 1: De la cordillera a la llanura

Edición Especial N° 7

De la Cordillera

a la Llanura Región de belleza natural tan variada y novedosa,

que lleva de lo alto de la capital cordillerana a la presencia de la inmensidad de la llanura; es la ruta del Piedemonte por los dos caminos de un

circuito que será el más atractivo y emocionante del piedemonte llanero en las próximas décadas. Es la

otra singular maravilla.

La imponente iglesia de Tibaná, la más bella del recorrido

Fotografía: Hisrael Garzonroa

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Maravilla de Boyacá, De la cordillera a la Llanura

La capital de la provincia de Neira, beneficiaria principal de la obra del Contrato Plan, desde Puente Camacho A sociada

a la naturaleza, a la cultura, a la historia, al traba-jo de sus habitantes, a la ofer-

ta de bienes ambientales, a la capacidad de producir los grandes volúmenes de agua que sustentan la enorme represa de Chivor; también, lugar de asentamiento de la indus-tria avícola en el Valle de Tenza, espacio de clima y topografía grata para el descanso, el esparcimiento, la vida saludable, ejemplo de emprendimiento con la diversificación de su producción agrícola.

A media pendiente, antes de bajar a Puente Camacho se encuentra Boyacá, el municipio que lleva el nombre del departamento, una apacible comunidad habilidosa artesana de las alpargatas de suela de fique y capellada de hilo de algodón, parte de la indumentaria tradicional de los hombres y mujeres de los campos del altiplano cundiboyacense que hoy solo se ven en las coreografías de bai-les típicos con sombreros de jipijapa, ruana y pañolón, enaguas anchas y bien largas y pantalones negros. Y de la nostalgia y el recuerdo se pasa a la contemplación de la monumental iglesia, testimonio de lo que es capaz de mover la fe para completar los recursos necesarios para este y los demás monumentos que son los templos de todo el recorrido por la vía a Garagoa.

Historia, religión e industria en el bello parque de Boyacá - Boyacá

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Maravilla de Boyacá, De la cordillera a la Llanura

Llegando a Puente Camacho donde los caminos se bifurcan el uno sobre la vía a Garagoa, por las vegas del río que llega a la Represa de la Es-meralda, encontrando en el camino tres pobla-ciones de especial atractivo: Jenesano, Tibaná y Chinavita; y por el otro lado, subir a Ramiriquí, para seguir por el páramo del Vijagual el camino a Zataquira y Miraflores, la capital de la provin-cia de Lengupá, la antesala del piedemonte.

En la ruta de Garagoa, bordeando el Río Teati-nos que se desprende de los páramos de Raba-nal y Santuario, en las alturas de Ventaquemada y Samacá, y que llega a Las Juntas, abajo de Garagoa, para formar la represa de la Esme-ralda, el primero es Jenesano, literalmente un pueblo de gente sana, el poblado de singular ar-monía entre la naturaleza y su arquitectura, pre-sidida por la magnífica iglesia y sus alrededores acogedores y apacibles donde hoy se desarrolla

una próspera industria turística, con el surgimiento de restaurantes, algunos hoteles y complejos habitacionales que están transformando la vida, el paisaje y la economía, junto a la agricultura de frutales, cada día más especializada, donde se destacan las plantaciones de la exquisita feijoa.

Más allá está Tibaná la población que ostenta el orgullo de poseer uno de los templos más hermosos de la región, un monumento incomparable que preside el bello parque circundado de casonas que guardan la memoria del tiempo de

una comunidad esencialmente campe-sina y trabajadora, cuyo testimonio hoy son el festival de la arriería y las bellas artesanías de doña Magdalena Aponte. En Tibaná se guardan, entre otras tradi-ciones, las de fabricar los más exquisitos amasijos: las garullas, las almojábanas y las mantecadas de las hermanas Leonor y Elsa Infante las señoras poseedoras del secreto para fabricar tales delicias. En Tibaná están las propuestas se servicios turísticos más disímiles: la tradicional y sofisticada Hacienda Baza y la Posadas y Senderos de Vidal Soler Reyes en la vereda Rucha, rústica y ecológica.

Arquitectura, tradición y hoy grandes proyectos urbanisticos hacen de Jenesano el municipio con el desarrollo más dinámico de l aprovincia de Marques

El Valle de Tenza convertido en el emporio de la industria avícola. Granja en el municipio de Pachavita, frente de Garagoa

El entorno del recorrido Puente Camacho-Jenesano se está convirtiendo en el más propicio para el desarrollo de proyectos y negocios turísticos (Restaurante ceraca a Jenesano)

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Maravilla de Boyacá, De la cordillera a la Llanura

Cruzando el río, sobre la margen izquierda, entrando en el Valle de Tenza esta Chinavita, la población de la Virgen del Amparo, la ad-vocación milagrosa que tantos creyentes congrega cada fin y principio de año; Chinavita, la población custo-diada por el páramo de Mamapacha y las alturas de sus vecinos, Úmbita y Pachavita, es lugar de interés especial por la riqueza biótica y los recursos hídricos.

El recorrido sigue hasta llegar a Garagoa, la capital de Neira, la provincia que ha venido evolucionando hacia una fuerte industria turística con gran potencial en las zonas rurales donde hoy, con la realidad de la obra con-tratada de la Carretera desde Puente Camacho, están listos más de 15 proyectos hoteleros, de restauran-tes, campamento y turismo ecológico y de aventura; también en esa región se han venido fortaleciendo las industrias de la avicultura y la cría especializada de cerdos cuyo destino son los mercados de la capital de la república. Garagoa es hoy una de las poblaciones boyacenses que mantiene estabilidad demográfica con sus 17 mil habitantes proyectados y una dinámica co-mercial moderna, eficiente y suficiente para atender la población de la provincia.

Y para terminar este recorrido en una primera etapa, se baja a las orillas de la represa de Chivor o de la esmeralda, en el sitio que se llama Las Juntas, por ser la confluencia de los dos ríos principales que llenan el embalse, el Río Garagoa que corre todo por tierras boyacenses y el Río Súnuba que viene de la vecina provincia cundinamarquesa de las Almeidas. Bordear la represa, o navegar en ella, es una experiencia única. Desde el comienzo del embalse, en Las Juntas, hasta cerca del municipio de Santamaría, la experiencia de atravesar la docena de túneles que facilitan la carretera es otro atractivo a tener en cuenta. Entre Santamaría y San Luis de Gaceno, la cordillera empieza a insinuar la llanura, la antesala a otra experiencia maravillosa.

Chinavita, la entrada al Valle de Tenza y el principal lugar de culto y devoción al Virgen del Amparo

La ruta a la provicia de Lengupá, comienza en Ramiriquí, la cuna del primer presidente de Colombia de origen boyacense, Don José Igancio de Márquez

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Maravilla de Boyacá, De la cordillera a la Llanura

E s por el camino de Miraflores, la ca-pital de Lengupá, por la continua-ción de la Transversal de Boyaca, el eje vial más importante del de-partamento en el sentido occidente

– oriente, sobre el cual están cuatro de las siete maravillas del departamento y que será el corre-dor más promisorio para la economía boyacense en este nuevo siglo; es un recorrido de casi 400 kilómetros cuya mitad estará terminada, hasta Tunja, hacia finales de 2015, dejando comuni-cada la capital con Puerto Boyacá por la ruta de Chiquinquirá y que necesariamente tendrá que ser concluido hacia el oriente, por Miraflores, hasta encontrar la conexión con la Margina de la Selva, que a su vez, permitirá completar el gran circuito del Piedemonte con las vías terminadas hasta El Secreto por San Luis de Gaceno.

Para seguir la ruta de la Transversal, de Puente Camacho se asciende, pocos kilómetros arriba, a la capital de Márquez, Ramiriquí, la tierra del primer presidente boyacense, Don José Ignacio de Márquez, una de las poblaciones con más historia y tradición, de hombres y mujeres de carácter esencialmente campesino.

La ruta principal a la llanura

Ramiriquí se distingue hoy por su dinámica comercial que atiende una comarca propia de 10 mil habitantes y los demás de poblaciones vecinas como Ciénega. Las riquezas hídricas y biológicas también sobresalen en este municipio productor de frutales y maíz, cultivo este úl-timo que motiva el “Festival del Maíz, el Sorbo y la Arepa” que se celebra en el puente de San Pedro Cada año. El clima y el Paisaje de Ramiriquí, lo hacen uno de los lugares más acoge-dores de la región, donde, ade-más viene creciendo el sector de servicios turísticos con res-taurantes ya famosos como Los Jeroglíficos y las ventas de las exquisitas arepas, famosos en el departamento. En Ramiriquí, ar-quitectura, historia, naturaleza, tradiciones y gentes amables.

De Ramiriquí se asciende a las alturas del páramo del Vijagual, desde donde asoma el visitante a la gran región que lleva al pie-demonte, siguiendo la cuenca de dos ríos principales, el Len-gupá y el Upía, integrados am-bos a un gran sistema de para-mos, tal como los identifica el instituto Humboldt. La primera población que se encuentra en este recorrido es Rondón, en su parte alta, al cual se llega por una carretera que se deriva de la principal; en Rondón, lindan-te con los páramos de Siacho-que, Toca y Pesca, nacen las aguas que abundan en esa pro-vincia y que estuvieron ame-nazadas (a lo mejor lo siguen estando), por el proyecto de explotación carbonífera a cielo abierto que se pretende conso-lidar como uno de los proyectos de gran minería, ero que, para algunos, afortunadamente está suspendido por Corpoboyacá.

M ás abajo, la primera po-blación que se encuentra sobre la antigua Vía del Progreso, es Zetaquira, en las estribaciones de la cor-

dillera Oriental con alturas desde de 1875 msnm hasta los 3600 msnm cuenta con te-rritorios montañosos donde se destacan los altos de cerro negro, el páramo de coroneles, Peña Laura, Los Indios, El Fiscal y El Alto de la Vieja. Zetaquira es hoy un municipio de agricultura y la ganadería, caracterizada por productores minifundistas, economía cam-pesina de subsistencia, con cultivos perma-nentes, anuales y transitorios. Los principales productos agrarios son café, caña de azúcar, maíz, plátano, yuca, fríjol, arracacha y fruta-les como, Granadilla, Lulo, Tomate de árbol, Uchuva, Pitahaya, Bananito, Mora y Tomate.

Sin embargo, uno de los potenciales de Ze-taquira es el turismo: los sitios naturales, las aguas termominerales, los miradores y áreas de interés ecológico lo hacen especialmente atractivo para las preferencias del turismo de hoy que quiere el espacio y la naturaleza como objetivos principales, todo a partir de los espacios del centro urbano cuidados con esmero y armonía tal como se aprecia en la vista del parque principal y su entorno.

Parque principal de Zetaquira

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Maravilla de Boyacá, De la cordillera a la Llanura

Casona tradicional en Miraflores, para disfrutar la vida entre la naturaleza y la bondad del clima

El siguiente paso es Miraflores, 21 kilómetros más abajo, la ca-pital de la provincia, sobre los 1.500 msnm, que dan el clima perfecto para disfrutar la vida y la naturaleza, visión que la confir-ma el testimonio de su arquitec-tura, presente hoy en sus caso-nas centenarias y en su tradición cultural, espiritual y política. En el territorio de Miraflores son de especial importancia las áreas de protección natural, donde se encuentran las reservas na-turales de Mama Pacha (corresponde al territorio ubicado por encima de la cota de los 3000 m.s.n.m) y la reserva de Sucuncuca declarada por el Inderena mediante resolución 07 del 3 de Febrero de 1989 pro-tegida por el municipio y cuya ubicación se encuentra en los alrededores de la cu-chilla de Sucuncuca entre los nacimientos de las quebradas La Potrerana, El Ramo, Suna y uno de los afluentes del río Tun-jita; de este último utilizadas sus aguas para aumentar la re-presa de Chivor. Y en las tierras de ladera hacia zonas más bajas, la variedad de productos que se pueden obtener de sus labranzas es abundante y de excelente ca-lidad; con un enorme potencial agroindustrial, sus tierras pro-ducen caña de azúcar, algodón, café, maíz, yuca, arracacha, len-tejas, naranjas, plátanos, agua-cates, mangos, papayas.

En su suelo crece La Chamba, una fruta silvestre de sabor de-licioso y exótico, que está in-cluso tratando de aclimatar en otras regiones. Esta fruta se ha venido constituyendo en un im-portante producto para los Mi-rafloreños de donde se sacan postres, jugos, dulces, merme-ladas, pulpa, cremas, tortas, vino, sabajón, yogurt.

Miraflores también es la tierra de Ezequiel Rojas, el fundador de las ideas liberales en Colombia, lo que se ha prolongado como tradición política e intelectual hasta nuestros días, con figuras como el presidente Santos Acos-ta quien a su paso por la pre-sidencia de Colombia dejó tres instituciones que siguen siendo de las más importantes de Co-lombia: la Universidad Nacional de Colombia, el 22 de septiem-bre de 1867, el Archivo Nacio-nal y la Biblioteca Nacional. La tradición de sus gentes como ávidas de conocimiento y pro-greso se mantiene hasta hoy y se considera que si las condiciones

de ais-lamien-

to –por la mala carretera- se su-

peran, Miraflores será en el cercano futuro una ciudad Pujante cabeza de una provincia de extraordinario poten-cial económico, ecológico y cultural.

Las tierras de Lengupa fueron tam-bién las de los teguas, los antiguos pobladores de la región, de quienes se dice tenían todos los secretos de la medicina humana, y sus mujeres eran las más bellas de estos territorios cuyo testimonio está en la memoria de la Cardeñosa, rescatada reciente-mente en la obra de investigación del historiador Campohermoseño, Pedro Gustavo Huertas.

¿Quién era la Cardeñosa?, se pregun-ta el historiador Gustavo Páez Esco-bar. Era la mujer más bella que los españoles hallaron en tierras colom-bianas, ante quien se sintieron des-lumbrados como si el hechizo provi-niera de una deidad mágica. Todos pretendían conquistar sus favores, pero ella, recatada y huidiza como el viento, esquivaba los asedios y man-tenía su reputación impoluta.

Juan de Castellanos dice que era “una india que doquiera pudiera ser juzga-da por hermosa, gentil disposición y rostro grave”. Fray Pedro Simón afir-ma que “era tan hermosa, modesta y grave, que podía competir con la española más adornada de estas prendas”. El obispo Lucas Fernández de Piedrahíta la describe como “una india que en cualquier parte del mun-do pudiera señalarse en hermosura”. Todos los documentos de la época coinciden en el mismo concepto.

Miraflores la capital de Lengupá, tierra de los Teguas, los sabios médicos de la cultura oborigen y de las ideas liberales desde el siglo XIX

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Maravilla de Boyacá, De la cordillera a la Llanura

Y para completar el interés sobre estas tierras, para quien quiera conocerlas a fondo, no puede

faltar la visita y el enterarse en detalle de la presencia de los jesuitas en los tiempos de la colonia cuando se asen-taron en Berbeo, la antigua San Fernando de Agua Blan-ca, lugar exótico que goza de excelente clima, topografía, fuentes de agua y belleza de sus paisajes, donde estuvo el primer asentamiento espa-ñol en el suroriente de Boya-cá habitado por los Jesuitas. Berbeo goza de atractivos ecoturísticos excepcionales. La vieja casa de la hacienda de los jesuitas, que conserva aún partes originales, podría ser uno de los centros turísti-cos más importantes de pro-vincia y del departamento.

Y para completar el recorrido de la provincia de Lengupá es indispensable ir a su mu-nicipio más joven, fundado a principios del siglo 20, pero erigido municipio hasta1965, es una población también agrícola, pero gran interés ecológico y ambiental. De lo primero se destacan los culti-vos de Tomate larga vida, lulo, mora, cítricos, caña de azúcar, plátano, piña, mandarina, na-ranja tangüelo, limón Tahití y la Ganadería. En lo ecológico sus paisajes, cascadas, que-bradas y lagunas, entre ellos, el más imponente escenario natural, la Laguna Negra que permite remar en sus aguas.

Siguiendo a ruta hacia la lla-nura, de Miraflores hay que ir a las poblaciones de más abajo por el camino de Páez, para encontrar luego la salida hacia El Secreto o Monterrey. Hoy toda esta región está por incorporarse al circuito econó-mico y productivo del depar-tamento, por lo que es una de las prioridades del actual go-bierno, terminar la gestión de los recursos para completar la carretera Transversal de Boya-cá, que a su vez seguirá sien-do a lo largo de su recorrido, la vía paralela al gran oleo-ducto Central que ha sacado y seguirá sacando, por lo menos hasta la mitad de este siglo, las riquezas de los hidrocar-buros de los llanos orientales.

La casa de la hacienda de los jesuitas en la antigua San fernando de Agua Blanca, hoy Berbeo

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Fotograf’ias: Hisrael Garzonroa

Pie de Monte

L a conexión de la capital del departamento, por la Trans-versal de Boyacá, prolongada y terminada hasta la Marginal de la Selva por la ruta de Mi-

raflores y la rehabilitación y ampliación de la Carretera Puente Camacho, Gara-goa, Las Juntas, dentro de las obras ya

adjudicadas del Contrato Plan, permitirán el más grande y hermoso circuito turístico del departamento para este siglo: es un recorri-

do memorable por las hoyas de los ríos Gara-goa y Lengupá, unidos todos en el gran Upía sobre las vegas que anuncian la llanura enseguida de

San Luis de Gaceno.

El punto departida es la capital del depar-tamento; desde Tunja, por el camino de

Soracá, siguiendo la Transversal de Boyacá, para ir hasta Puente Cama-cho, un primer recorrido que ya exhi-

be singular belleza y es muestra de la dedicación y trabajo de sus habitantes en las

labranzas de maíz, de papa, de habas, de arvejas; en el be-neficio de praderas para la cría de ganados que van siendo

mejor escogidos y por eso más productivos; es la región para encontrar más cerca el clima tibio que a veces se añora en la

tradicional y fría Tunja.

Este camino es el contacto con Márquez, la provincia que lleva el nombre del primer Presidente de la República, de origen boyacense,

Don José Ignacio de Márquez; y tam-bién es la tierra del primer mesti-

zo que de estos lares fue a la Co-rona española para reclamar los derechos de la raza que emergía en el Nuevo Reino de Granada; ese mestizo fue don Diego de Torres y Moyachoque en el siglo XVI, inmortalizado cuatro siglos después por Ulises Rojas, su gran biógrafo.