la llanura 48

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    Nuestro castillo presidiendo el con-junto urbano es sin duda la imagenms representativa de la ciudad. Alver destacar su perl sobre la llanura,all donde se encuentran los ros Ada-ja y Arevalillo, sentimos que estamosen uno de esos lugares mgicos don-de la geografa y la historia se dan lamano para subrayar la importancia deltiempo y del lugar. Inevitablementeesta imagen nos evoca otras imge-nes seeras como la bella estampa dela vecina Segovia, donde el Alczar,recortado y ampliado su perl por los

    enormes fosos que labran el Clamoresy el Eresma, cual mascarn de proa,parece adentrarse en el mar de Cas-tilla. Ya desde la poca prerromana,nuestra tierra fue tierra de castrosdonde habitaban los pueblos vacceoso vettones y con posterioridad los cas-tillos medievales dejan en el paisajesu impronta, dando nombre a nuestratierra castellana. Para conrmar estaarmacin, pongamos el ejemplo deltringulo Medina, Coca y Arvalo, tanbien representadas y defendidas por

    sus esplndidas fortalezas.La historia del Castillo de Arvalo

    se inicia en la segunda mitad del sigloXV, cuando el duque de Arvalo, donlvaro Stiga, era el seor de la villa,y desde entonces la gloria y la fama deArvalo y su castillo han ido parejasen su grandeza y en su decadencia.Triunfal y gozosa en los siglos XV yXVI, triste y penosa en los tres siglossiguientes. No olvidemos que en elsiglo XIX lleg a ser camposanto ocementerio y que todava a principios

    del siglo XX se convirti en cantera oalmacn de materiales de construccinpara edicios tanto pblicos comoprivados y estuvo muy cercano a sudesaparicin. La reconstruccin en los

    aos 50 del pasado siglo logr librar-lo de la ruina total y las obras poste-riores del periodo 1999-2009, ademsde descubrirnos interesantes datos ar-

    queolgicos, restablecieron la digni-dad del conjunto monumental.

    En el ao 2010, coincidiendo conla inauguracin de su rehabilitacin, sehizo pblico el acuerdo que establecelas condiciones de uso comn especialpara la utilizacin del castillo para -nes culturales, artsticos o tursticos.As se han venido desarrollando unaserie de actuaciones en dicho marco,pero que consideramos insucientes.

    Un primer paso sera la apuesta

    rme y decidida por parte del Exmo.Ayuntamiento por dicho edicio comoemblema de dinamizacin del turis-mo, la cultura y el arte de la ciudadde Arvalo. Ampliar el horario devisitas actual, ms all de las seis dela tarde, al menos durante el periodoestival. Impulsar dicho espacio comosala de exposiciones, donde de formaininterrumpida tengan cabida todas lasmuestras artsticas: escultura, pintu-ra, grabados, etc. Realizar, entre otrosactos, cenas medievales los nes desemana estivales como forma de pro-mocionar la ciudad; organizar visitasteatralizadas en tan singular edicio alabrigo del impactomeditico de la te-levisiva serie Isa-bel, ambientadasen dicha poca, aligual que se estnrealizando en otraslocalidades ligadasa la historia de tansingular reina; uti-lizar el castillo tan-

    to para represen-taciones teatralescomo actuacionesmusicales acordesal marco en el que

    se van a desarrollar; la realizacin delmercado medieval en las inmediacio-nes del castillo, aprovechando paraello tanto la explanada que frente a l

    se muestra como los terrenos aledaos,reproduciendo un ambiente medievalnico e irrepetible, que por su singu-laridad sea elemento de atraccin tu-rstica, buscando una diferenciacinde calidad para captar la atencin decuantos nos visiten. Se tratara de in-vertir en cultura, en arte, en turismo,en un mejor porvenir para esta ciudad.

    Igualmente su utilizacin comocentro de reuniones y celebracionesde todo tipo de seminarios de Historia,Arte, Literatura y toda suerte de ense-

    anzas universitarias, aprovechandonuestra proximidad a centros univer-sitarios tan emblemticos como Sala-manca, Valladolid o el propio Madrid;sera en denitiva una apuesta rmepor una promocin de calidad de Ar-valo y sus comarcas. En conclusin:invertir en un impulso tan necesariocomo posible, mientras que nuestraciudad, desde las almenas de su cas-tillo, ve pasar a sus pies la historia ypermanece rmemente asentada sobreel pasado, pero expectante y dispues-

    ta a acometer con todas sus fuerzas unfuturo, que deseamos sea prspero ybrillante.

    AO V

    TERCERA POCA NMERO 48

    ARVALO MAYO DE 2013

    http://lallanura.es

    El cast i l lo

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    La inconsistencia de la obra artsti-ca como valor defacto se hace patentedesde el instante en que despega de lasmanos del creador, quien se aproxima

    a su engendro con recelo y a sabiendasde que no ser ms que pura materiapara la contemplacin. El sentido quepueda tener su obra, viene dado nica-mente por el observador y determina-do por su buen o mal juicio. Es, pues,aventurado, adentrarse en el enigmti-co mundo de la vala de la obra arts-ticaper se.

    Del inmenso pilago de creacio-nes, venimos a descubrir aquellas quems se acercan a nuestra visin de la

    vida y del universo, de las cosas, al pa-radigma de conocimiento que nos hasido revelado desde nuestra llegada almundo.

    Cuando Paul Auster, el espigadoautor americano, ahonda en la nulidaddel arte desde el punto de vista prc-tico, asume que esa nulidad, o mejor,inutilidad, es lo que le da el valor quese le atribuye; al igual que Ionesco,quien armaba que el teatro es intil,pero su inutilidad es indispensable.En su no ser, el arte llega a ser. Por

    ms que se trate de un mero produc-to elaborado, existe una evolucin,proceso creativo, que otorga al arte susentido. Este proceso alcanza ms allde la profesin de artista, valga el con-trasentido; la evidencia es que otrasempresas que ocupan al ser humanono precisan orientar la atencin a esehacer, por cuanto hallamos signica-do tanto en el desarrollo del productocomo en su posterior explotacin.

    El arte, intil en su aspecto prcti-

    co, cobra todo el inters en ese procesoen que el creador se enfrenta consigomismo en una espiral de imposibles,aceptando el insomnio y la locura para

    entretener su mente en una busca sinretorno. Al lmite de las emociones,va abriendo brechas en el oscuro t-nel de lo incierto, como el nufragoo el preso que no cesan en explorar ellugar recndito por donde escapar desu yugo. Espejos cncavos lo atrapany entretienen mientras navega por susdesvelos con el nico propsito de en-contrar una rendija donde alcanzar unnuevo posible, en trminos del italianoHctor Fiorini.

    Auster profundiza en esta idea ob-servando que, precisamente, el actocreativo es lo que nos identica comoseres humanos. Es la esencia del ser.La creatividad, en su aspecto ms l-dico y placentero, ahuyenta todos losmales que aquejan a la especie humanay que emergen con ms ereza aprove-chando los destierros que nos concedeesta era de las comunicaciones. Porquems all de la individualidad el grupotambin enferma, del mismo modo,por ausencia de ideas, de creaciones.

    Permanece en un inmovilismo nosolamente asumido, sino veneradohasta el punto de no admitir innova-cin alguna. Persiste, resiste, en unarutina asentida y custodiada con espe-cial cuidado, permitiendo la parlisisen formas propias de pocas pasadasy despreciando cuantos recursos se leregalan, por miedo unas veces y paraasegurar su pretendida supervivencia,otras. De este modo, se contribuye aesa inmanencia en formas ancestra-

    les. Se rechaza cualquier propuestainnovadora por considerarla peligrosa,cuando el verdadero riesgo se incubaen el propio grupo al aceptarse incapazde asumir sus carencias y descartar laposibilidad de expandirse mediante la

    obra creativa, la iniciativa.Si observamos a las personas ensu inmovilismo social, al grupo en surigidez atvica, nos surgen importan-tes dudas. Lo aventuraba Gandhi: Loms atroz de las cosas malas de la gen-te mala es el silencio de la gente bue-na.

    Insiste el escritor americano en queesta necesidad de hacer, de crear, es unimpulso humano fundamental. A decirverdad, as es y as nos lo muestra laplyade de nuevos universos que cada

    da se nos ofrecen.El arte, como proceso, adquiere

    uno de sus valores ms preciados: seconvierte en terapia. La creatividadnos da la posibilidad de sentirnos ni-cos desde la unicidad de nuestra obra;su negacin nos mantiene sumisos acuanto acontece; o, lo que es lo mismo,enfermos. En denitiva, en su sentidocatrtico la obra de arte nos suscita unsentimiento de puricacin y libera-cin que, al mismo tiempo, nos recon-

    cilia con el ser humano y su historia.Javier Snchez Snchez

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    LA LLANURA de Arvalo.Publicacin editada por:

    La Alhndiga de Arvalo,asociacin de Cultura y Patrimonio.

    Emilio Romero, 14-B - 05200 [email protected]

    Nmero 48 - mayo de 2013Deposito legal: AV-85-09

    Director:Fernando Gmez Muriel

    Redaccin:ngel Ramn Gonzlez GonzlezJos Fabio Lpez SanzJuan C. LpezJuan C. Vegas SnchezJulio Jimnez MartnJuan A. Herranz

    En este nmero:Javier S. Snchez, Fernan-do Retamosa Marl, Jos Antonio Arribas,Luis Jos Martn Garca-Sancho, SegundoBragado, Elena Clavo Martn y Jos LuisVelasco Garca.

    Fotografas:David Pascual, Germn R. Ru-bio, Juan C. Lpez, Fernando Gmez, MariCarmen Ballesteros, Julio Pascual, ManuelGonzlez Marinas y archivo de La Alhndi-ga.

    Diseo y maquetacin:La Alhndiga, aso-ciacin de Cultura y Patrimonio.

    Imprime:Imprenta Cid

    La inutilidad del arte

    Obra y fotografa cortesa de Germn R. Rubio (germanrrubio.artelista.com)

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    Visita al castro de Ulaca.Visita-mos, el pasado 14 de abril, el impresio-nante castro de Ulaca. Un nutrido grupode amigos partimos a las 9,45 horas dela plaza del Arrabal en Arvalo y mar-chamos hacia Villaviciosa desde dondeiniciamos, guiados por Juan AntonioSnchez y Carlos Toms, la subida al op-pidum vetn por excelencia.Luego de algunas paradas, aderezadastodas con detalladas explicaciones geo-grcas e histricas del territorio, llega-mos a la cumbre en que est asentado elcastro. All, una vez los asistentes toma-ron las pertinentes fotografas para el re-cuerdo, nos dirigimos en primer lugar alaltar, ms tarde a la sauna, luego pudimos

    contemplar restos de algunas viviendas ylas canteras. Paramos un buen rato pararecuperar el resuello y disfrutar de lasviandas que habamos llevado como al-muerzo, acompaando estas, de ese buenverdejo procedente de Orbita. Visitamosluego la zona de las canteras y la mura-lla sur, desde donde pudimos contemplarun hermossimo paisaje vertical sobre elque destaca el pico Zapatero.Pasamos luego a la zona conocida comola Acrpolis, los restos de las casas delsegundo acceso y por n a la segunda

    puerta.Regresamos por un segundo camino que

    bordea el monte hasta el lugar en que ha-bamos dejado nuestros coches y una vezhechas las fotos familiares de rigor yde agradecer y despedir a nuestros guas,volvimos a nuestras casas contentos dehaber disfrutado de un da magnco enel que la historia y la naturaleza se hancompaginado a la perfeccin.

    La Asociacin Espaola contrael Cncer inaugura junta localen Arvalo. La Asociacin Espao-la contra el Cncer en vila inaugurel pasado 11 de abril la Junta Local deArvalo. As, segn informan desde esa

    asociacin, la provincia de vila cuentaya con 19 juntas locales cuyos objetivosson dinamizar las acciones preventivas yla ayuda directa a las personas que aslo necesiten en el medio rural. La Jun-ta Local de Arvalo est pendiente dedisponer de un local municipal y estarformada por Trinidad Hernndez (presi-denta), Juan Luis Gmez (secretario) yCarmen Hebrero, Carmen Lzaro, MariMar Villa, Mercedes Casado y YolandaJimnez, como vocales. En el mismoacto se imparti una conferencia sobre

    prevencin del cncer por parte de Es-

    ther Garca Rosado.

    IX Feria de Arte Contempor-neo. La edicin de este ao de la Fe-

    ria de Arte Contemporneo cont con laobra de ms de 70 artistas procedentesde prcticamente toda Espaa, ademsde pases como Argentina, Colombia,Per, Mxico, Chile, Repblica Domi-nicana, Taiwn, Polonia, Luxemburgo,Italia y Reino Unido.En esta ocasin el comit encargado derealizar la seleccin estuvo formado porJoaqun Manzano Carrero (escultor y

    profesor de escultura), Mara Reina Sa-las Alonso (artista y profesora titular dela Universidad de Salamanca), Juan GilSegovia (artista, profesor asociado de laUniversidad de Salamanca y comisariode la Feria Internacional de Arte Con-temporneo de Arvalo) y Clara Isabel

    Arribas Cerezo (artista, comisaria y di-rectora de la Feria Internacional de ArteContemporneo de Arvalo).Este ao, debido a la celebracin de LasEdades del Hombre en la iglesia de SanMartn, la Feria se ha visto obligada acambiar de ubicacin. De esta forma las

    obras han estado repartidas entre la Casadel Concejo y la antigua sala de expo-siciones de Caja de vila, situada en lacalle Canales.La Feria se inaugur el pasado viernes,26 de abril y se mantuvo abierta al pbli-co hasta el domingo 5 de mayo de 2013.

    Actividades en honor de sanJuan de la Cruz en Fontiveros.Entre los das 21 de abril a 5 de mayo,y organizado por la Asociacin Cultural

    Centro Catlico San Juan de la Cruz,han tenido lugar en Fontiveros diversosactos en torno a esta festividad. Entre losms destacados queremos resear la ex-

    posicin de Pintura Mi pueblo, mis o-res y otras cosas de Margarita Mu-oyerro, la presentacin del libro SanJuan de la Cruz. La Biografa del Pa-dre Jos Vicente Rodrguez o la proyec-cin de la pelcula La Noche Oscura.

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    Actualidad

    REGISTRO CIVIL:

    Movimiento de poblacin abril/2013

    Nacimientos: nios 2 - nias 4Matrimonios: 2Defunciones: 3

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    La ciudad de Arvalo, cuenta conun total de siete Bienes de Inters Cul-tural, BIC. Adems del Casco Histri-co, que se declar Conjunto HistricoMonumental, las iglesias de Santa Ma-ra de la Lugareja, San Martn, San Mi-guel, Santa Mara la Mayor, el Puentede Medina y el Castillo.

    En los monumentos declarados deforma ms reciente, se ha incoado elexpediente de los BIC de Arvalo des-pus de que en estos se realizara unaimportante labor de restauracin. Asocurri con el Puente de Medina, apesar de ser una de las obras ms im-

    portantes en Castilla de la ingenieracivil de la Edad Media, hasta que nofue recuperado en los aos 80 del si-glo pasado. Un caso parecido, y en lasmismas fechas, ocurri con la iglesiade san Miguel, templo que hasta queno recuper sus muros y su retablo, norecibi la declaracin de Monumento.De igual forma, pero ya en este siglo,ocurri con la iglesia de Santa Mara,templo que tras derrumbarse, cuandose recuperaron sus muros y su cubier-ta, as como su artesonado y su panto-

    crtor, pudo ser reconocido como BIC.Segn la legislacin vigente, un

    Bien de Inters Cultural Inmueble esuna construccin u obra producto deactividad humana, de relevante intershistrico, arquitectnico, arqueolgi-co, artstico, etnolgico, cientco otcnico, con inclusin de los muebles,instalaciones o accesorios que expresa-mente se sealen como parte integran-te de l, y que por s solos constituyanuna unidad singular.

    La iglesia del Salvador, tras la re-

    ciente actuacin acometida para alber-gar una de las sedes de la exposicinde Las Edades del Hombre, deberacontinuar por el mismo camino quehan hecho el puente de Medina y lasiglesias de San Miguel y Santa Mara,pues, tanto por las caractersticas cons-tructivas de su fbrica, una historiaque se enmarca en la leyenda, como elhecho de albergar en una de sus capi-llas un conjunto escultrico atribuido aJuan de Juni y su hijo Isaac, es lo quele hace reunir los requisitos para llevara cabo la incoacin del expediente que,a buen seguro, terminar en la declara-cin de BIC, con categora de Monu-mento para este templo.

    ...oOo...

    Segn la leyenda, los orgenes de laiglesia del Salvador se remontan a lapoca de Constantino, quien la podrahaber mandado construir. Tambin latradicin argumenta que fue la nicaiglesia que mantena el culto cristiano,por los mozrabes, durante la invasinrabe. Por su situacin hay quienes seatreven a asegurar que fue la antiguasinagoga juda. Los primeros datoshistricos datan de la poca de Fernan-do III El Santo, ms exactamente del9 de noviembre de 1230, cuando esteRey dona un solar para la parroquia deSan Salvador. En 1250 esta iglesia -gura como una de las once parroquias.

    En su arquitectura destaca su torremudjar, con dos arcos de medio pun-to por lado en el cuerpo de campanascon un remate tardo, por lo que no seaprecia bien su magnca arquitectura.Tiene la subida embutida entre los mu-

    ros, un cuerpo intermedio con cpula

    semiesfrica sobre trompas y faceta deesquinillas y otro con bveda apunta-da. La portada principal es neoclsicade ladrillo, con arco carpanel, pilastrasy frontn curvo, de esttica manieristade nales del siglo XVI y que ocultala anterior con columnas, de mediadosdel mismo siglo.

    Ya en su interior, sobresalen sustres naves con hermosas yeseras ba-rrocas en sus bvedas, sustentadas porpotentes columnas de granito. Al ladodel evangelio, se encuentra una capillaromnica, que junto a esta son las par-tes ms antiguas que se conservan del

    edicio. Destaca la capilla de los D-vila Briceo, fundada en 1562 cuyo re-tablo se encarg a Juan de Juni, quienlo dej inacabado a su muerte pero quetena ya labrada ms de la mitad de latalla y la escultura. Lo remat su hijoIsaac. La capilla de Las Navas es deestilo clasicista en granito, cpula ova-lada y un gran cuadro de pintura italia-na de la segunda mitad del siglo XVIy que representa la Sacra Conversa-cin. Por ltimo el grupo escultricodel Altar Mayor, de Toms Herrero, el

    maestro de escultura de Arvalo querealiza en 1793 el grupo escultrico dela Transguracin del Seor, enmarca-do en un templete clsico circular, concolumnas dricas y cpula con tallasde Las Virtudes.

    Fernando Gmez Muriel

    La iglesia del Salvador debera ser declarada Bien de IntersCultural tras su restauracin

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    Nosotros, que hemos vivido el naldel siglo XX y nos adentramos en elXXI, hemos crecido junto a la msica.

    Nos ha acompaado y nos acompaa en

    casi todos los momentos y en los ms va-riados soportes: en directo, por la radio,en disco, MP3, videoclips.

    Resulta casi inevitable que al recor-dar determinados momentos de nuestravida, vengan a nosotros las notas de esameloda que asociamos con ese recuer-do. La cancin ligada al nico amor; esacancin de Coldplay que suena en micabeza cuando recuerdo la graduacinuniversitaria de mi hijo o ese romanceviejo, entonado sin acompaamientoinstrumental y que haca las veces denana y que aparece ligado a mi ms tier-na infancia.

    A veces incluso podemos recordar lamsica que sonaba en un determinadomomento de nuestra vida, o que tal vez

    por razones que se escapan a la lgicanos la recuerdan, y sin embargo, no te-ner ni la ms ligera aproximacin a las

    palabras que en ese momento pronuncia-mos o pronunciaron. Podemos recordarla msica con total claridad y no tenerrecuerdo claro de quin estaba all connosotros en aquel momento.

    La infancia televisiva con La Fami-

    lia Telern, los Chiripitiaticos, el GranChaparral o Bonanza; a la juventud fueMiguel Ros y su Rock en el Ruedo; dela amistad de un grupo de jvenes mequeda una cancin de Sabina, Pacto en-tre caballeros, ...parecamos la cuadrillade la muerte.

    Cuando el da est ventoso, recuer-do siempre el sonido de gaitas escocesasy el libro Cumbres borrascosas, que

    parecen acompaar el bamboleo de lashierbas altas, mientras siento el vientosobre m, en esas nicas ocasiones en las

    que no me resulta molesto. Me parecehallarme en la lejana Escocia, yo, que loms cerca que he estado de all ha sidoen Asturias.

    Si el da es gris y lluvioso, con esacalma lluvia que cae casi sin querer mo-

    jar el suelo, sin apenas ruido, mansamen-te, viene a mi recuerdo una cancin deSerrat, ...llueve, tras de los cristales,llueve y llueve... y me acuerdo inva-riablemente de don Antonio Machado y

    su maestro y su escuela, y de la novelaLos gozos y las sombras del maestroTorrente Ballester. Como se puede ver,hilos desconocidos cosen estos retalesque nada, salvo la lluvia, tienen que verentre s, en mi recuerdo.

    Cuando en pleno verano busco cami-nar entre los rastrojos, a la hora que elsol ms aprieta, y el canto de grillos ycigarras en la tierra y los trinos de la ca-landria en lo alto del cielo azul, acompa-an ese crujido al ser pisados los caotesduros agarrados a la reseca tierra, viene ami recuerdo entonces una cancin de se-gadores, que siempre escuch al NuevoMester de Juglara; o cuando me acercoa la Lugareja, siempre viene a mi cabezaese pasacalles, Las habas verdes, quetocaba el nico dulzainero del que supesu nombre, Agapito Marazuela.

    Todos, al menos eso creo, podramoshacer nuestra propia lista, personal e in-transferible, sin que resultara exhaustiva,

    pues quedaran pequeas lagunas en lamemoria individual, que por arte de ma-gia, se llenarn cuando menos lo espere-mos, cuando unas notas en concreto, y

    no otras, traigan a nuestro recuerdo esemomento olvidado.Hoy en el da a da, las emisoras de

    radio o los equipos digitales reproducenlas ms variadas melodas, acompaan-do las ms variopintas situaciones. Enalgunos momentos parezco necesitar elsilencio, pero tengo que reconocer queme siento atrado por casi todos los es-tilos musicales. Me siento envuelto porel jazz o el blues, no desprecio ni popni rock, incluso tengo momentos en losque me apetece escuchar ska. La msi-ca tecno y disco es mi mejor compaacuando hago ejercicio. Tangos, boleros,msica folk, no hago ascos a casi nada.Me gusta incluso la msica clsica, pero

    la antigua, porque la ms moderna, reco-nozco que no tengo el odo educado paraentenderla.

    Cuando salimos al campo y comoresultado venimos con cientos de fotos,a la hora de hacer el montaje con ellas,cada uno pondra una banda sonora di-

    ferente, segn sus gustos e inclinacionesmusicales. Pero all sentado, contem-plando el paisaje, si anas el odo, tienesla banda sonora que la Naturaleza com-

    pone, siempre diferente, siempre nica.El sonido de la brisa al pasar por entrelas ramas y las hojas rasga el silencio, ungraznido o dos, el trino de algunos paja-rillos, el rumor de un ro si est cerca olos ladridos lejanos y el canto de algngallo si un pueblo no est muy lejos.

    Poner banda sonora a nuestras vidas,como si de directores cinematogr-cos se tratara, cualquier sonido, inclusoel silencio, que alguno llam el sonido

    perfecto. Pero no un ruido cualquieraque diculte la comunicacin, se trata desonidos y silencios que armoniosamenteintercalados mejoran nuestra capacidadhumana de comunicarnos y comunicar.

    Tal vez sea que la msica expresacon mayor facilidad, incluso mejor quelas palabras, los estados de nimo. Po-dra comunicarme mediante la msicacon cualquier ciudadano del mundo, esun lenguaje universal. Igual que el soni-do del discurrir del ro o el de la brisa

    entre las hojas, el sonido de los instru-mentos resulta el vehculo perfecto paratransportar sensaciones, sentimientos,ideas.

    Hablar, pensar, sentir. Dicen queson los tres principales motores que nosmueven como seres humanos. Pero nadadicen del ruido de fondo que se escuchaal funcionar esos tres motores.

    Puede que no sea as para otras per-sonas, lo cual no sera de extraar. Anteeso, en una sociedad con una cierta li-

    bertad, podemos hacer como cuando unameloda no nos resulta agradable u opor-tuna, cambiamos de emisora o pasamosa la siguiente cancin.

    Fabio Lpez

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    Bandas sonoras

    C/ Palacios de Goda, 7 (Polgono Industrial) Arvalo

    Tfno. y Fax: 920 303 254 - Mvil: 667 718 104

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    Pero, si importantes fueron los pro-fesores, tambin lo son los chicos ychicas que compartieron poca, apren-dizaje y vivencias. Estaban presentestodos los personajes que se repiten encualquier generacin: El Empolln, elotro empolln repelente, el gracioso, ellistillo, el guapo, el feo, el gafotas, elgordito, el tonto, el pesado, el solita-rio, el pelota, el lder, el temeroso, elsimptico, el raro, el introvertido, elenchufado, el inconformista, el indi-ferente, el organizador, el caradura, ymuchos ms, naturalmente tambin enversin femenina, pero para los varo-nes, las chicas no tenan ningn defec-

    to, simplemente eran maravillosas. Losiguen siendo.La concrecin de todos aquellos

    compaeros sera una lista inacababley subjetiva de cada uno, cito algunosque muy dignamente ejemplican a to-dos los acompaantes de ese maravillo-so viaje. Al igual que en el caso de losprofesores, los nombres son anecdti-cos, lo importante es el personaje quecada uno represent, el cual se repiteindenidamente, estando presente entodas las aulas de hoy; es el personaje

    y no el nombre y el rostro, estos cam-biarn pero su esencia se encontraraqu y all. Compaeros como PaquitoRueda, con su chispa humorstica y surisa contagiosa, Leopoldo Poldo quetodos los lunes nos contaba sus bata-llas amorosas del domingo anterior enel baile de La Esperanza, Vctor Gu-tirrez al que El chino quera apro-bar a toda costa su asignatura, y nolo consigui. Miguel ngel Maoso,y la confeccin de un amplio cheropersonal de cultura general, creo que

    fue el inventor de las respuestas delTrivial, pero se le olvid patentarlo.Juan Carlos Lpez Pascual, alto y deaspecto desgarbado, ajeno a la realidadinmediata, de mente dispersa en variosasuntos a la vez. Miguel Represa Quetena coche!, algo excepcional, y Mau-ro, su hermano mayor una moto, sufamosa Ossa Enduro. Lo fcil queligaba!

    Cuntas tardes escuchando a losBeatles, cuntos bocadillos de tortillade patata en los recreos de las maanas

    en el bar Los Pinos. Y en Los Al-bas?... Cuantos paquetes de cigarrilloscompartidos de Mencei, Celtas Cortos,Goya, Sombra, Vencedor, o cualquier

    otra marca, lo que hubiera, daba igual,coo! Qu buenos nos saban! Cuan-tas condencias compartidas! Sonabanlos Pop Tops y su Mamy Blue.

    Juanchi Roldn, con sus chistes nu-merados y sus listados de nombres deministros japoneses y rusos. Tokio,apodo que gustaba mucho, quera serperiodista y su amigo Paco, melenudoy astroso en vestimenta, lo contrarioque Alfonso Canelo, incomprendido,de pensamiento avanzado para esosaos, bien parecido, estrafalariamentecalzado y vestido, con pretensionesde elegancia. Los hermanos Morcillo,Miguel y Fernando, inteligentes y exi-

    tosos con el sexo complementario. Lossufrimientos de Pedro Gonzlez cadavez que daban las notas de algn exa-men, las enormes discusiones sobreftbol entre Casiano Maroto del Baray Pepe Legido del Real Madrid, cadauna con sus partidarios. Abilio, un su-perdotado para cualquier deporte, unportento fsico, de hecho ch por unequipo profesional de ftbol. MarinaMorcillo me ha salido su nombre sinsaber porqu. Miguel ngel Senovi-lla Pichi, pionero del baloncesto en

    Arvalo junto a los hermanos Collado,Joaqun Hebrero Chochen, MiskiGorriostiola, Chelis, Manzano, Agus-tn Garca Chispa, Antero Fernndezde la Mela, recuerdo sus pantalonescortos y su tcnica especial para dejarde fumar. Juan Luis, poco dotado parael deporte. Los hermanos Vegas, privi-legiadas mentes para el ajedrez, sobretodo Jess. Jos Julio Oviedo Chuliun virtuoso de la msica, con su acor-den nacarado en rojo y blanco. ViVi-cente, muy apreciado e independiente.

    Enrique Gil, cuntas tardes aprendien-do a jugar al mus all por 1974, cun-tas horas de clase se desvanecieron enfavor del naipe.

    Supongo que para estudiar tena-mos la excusa del ttulo de la cancinTodo el tiempo del mundo que so-naba casi incesantemente en la mqui-na de discos a monedas, instalada enel bar, cantada, no, no, mejor, habladapor Manolo Otero al que se bautizcomo El Verraco de Estambul, no sporqu. U otra maravillosa balada de

    trompeta titulada El ltimo payaso,msicas que junto a otras interpretadaspor Barry White, Nilsson con su temaSin ti, Creedence Cleerwater Revi-

    val, Bee Gees, Pink Floyd, o musica-les como Jesucristo Superstar, inclusoFormula V, o el aluvin de cantantesitalianos con baladas amorosas comoMargarita de Richard Cocciante ytantos otros, fueron conformando la

    banda sonora de nuestra pelcula queperdurar en la memoria mucho tiem-po, y nos retrotraer de nuevo a esosmomentos cada vez que las escuche-mos. Julin Francisco de Juan, el mshbil chuletero de cuantos all est-bamos. Maestro miniaturista, capaz deresumir una evaluacin de historia enun papel de fumar. Cmo no acordar-se de aquellos chicos forasteros quese incorporaban en los nuevos cursosy tanto gustaban a las chicas locales,Zaragoza, Elvira, Cruyff, buenos ju-

    gadores de ftbol.Y cmo no reconocer el esfuerzotitnico realizado por alumnos que ve-nan a clase en bicicleta desde pobla-ciones cercanas, con fro, calor o lluvia,todos los das llegaban con sacricio yexhaustos, qu tipos ms estupendos!Echevarra y Ramn desde Gutierre-Muoz, o Marcos desde Montejo oFausto y Norberto desde La Nava, consus manoplas para protegerse del fro yla bufanda blanquecina del hielo mati-nal del invierno. Otros, los internos en

    La Residencia, como los hermanosParra de El Bohodn, el gran Firmo deMadrigal, Temstocles de Langa, loshermanos Fiz, y los Arias; Justito, hijode don Justo, Antoln Sanz, apuntabadotes de lder, su hermana Katy amigade sus amigas, Leandro Maroto, buenestudiante, Barahona, tocado por lasmusas del arte pictrico, el pequeoJos Luis de Hernansancho.

    Locales como Miguel ngel Purasque hizo el bachiller dos veces, fue elque ms aprendi. Paco Rovidarcht

    siempre juntos por el apellido. Loshermanos Valero, Casimiro y Antonio,Juan Carlos del Ro Campe un tipoestupendo; lo que nos hemos redo jun-tos. Pedro y Santiago Martn Gmezcon las tertulias nocturnas y los ciga-rrillos de liar, con picadura o tabaco depipa, al amor de la estufa. Imposibleolvidar a Pablito Prez, que, junto consu hermana Adoracin, elguaperas deJavier Tejedor y Lourdes, una chicade Valdestillas, formaron un cuartetomusical en el que, segursimo, debiinspirarse el grupo ABBA, o MiguelLpez, Migueln con su conjunto demsica, de cuyo nombre no me acuer-do. Debutaron en la Fiesta de santo

    Todo pasa, todo queda (segunda parte)

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    Toms de Aquino que se celebr en elCasino; an recuerdo su interpretacin

    de la cancin Rezar aquel da enor-memente ilusionante y emocionante.No llegaron a grabar ningn disco, se-gn creo ni siquiera un cassette casero,pero los incondicionales guardamos ennuestra retina su memorable concier-to. Bueno, lo breve y bueno ya sesabe. ngel Vaquero, (Tisi), Cigeaexperto electrnico y su hermano. JosMara Maroto, un gran chico que nun-ca estudiaba pero aprobaba, disfrutabacon su R-8 verde; otra excepcin concoche fue Laureano Galn, de Cantive-

    ros, Carlos Calvo autodidacta y geniode la electrnica y tantos y tantos otrosque haran esto interminable.

    Por supuesto, e importantsima laparte femenina, obsesin y objetivode los adolescentes varones, ngela yPaloma Izquierdo con su falda gris yun jersey rosa, se quedaban a estu-dio en la Residencia, Marisol Bayn,Ana Martn, Amelia Tinaquero, a laque he visto hace muy poco despusde muchos aos. Julita, con una timi-dez insuperable. Mara Jess Coello ysu minifalda verde, Mari Carmen Ba-llesteros con su precoz noviazgo, m-sico l, batera de los Panys, Mari Car-

    men Robles, se cascon Jess, un tipoestupendo ajeno aluniverso estudiantil.Mara ngeles Ca-labrs, compaera

    de aula. Eva, Maile,Pili Gayo y su gru-po representaban alas mayores e inal-canzables para losde su edad. Lgico.Charo Sez Yuguerode Langa, inteligen-tsima. Maritere, consu trenka de cuadrosy el brillo de sus la-bios provocado por

    el haz de luz que penetraba por la ven-

    tana del aula de dibujo estrellndose ensu rostro, Modes y Laura, de Constan-zana, nombres asociados, con aquellacancin del verano de 1974 El Bim-b de Georgie Dann, y otra cancinmuy triste, Bella sin Alma, algunosaos posterior. Rosa Oviedo, con susgrandes y bellos ojos, Mar CarmenGarca, interpretando a Yerma deGarca Lorca. Cristina, siempre dis-puesta a ayudar, hermana de Alejan-dro, gran jugador de pelota a mano,Mari Carmen Martn Gmez, guapsi-

    ma. Aurora Almeida con sus pantalo-nes rojos y su cabellera rubia. Dictiniamaestra vocacional. Soledad, aquellania creda e inalcanzable que cautiva medio instituto. Olvido, su amiga in-separable. Emi, la chica pelirroja. ElisaBlas de las ms buenas del insti,que pronto se ennovi con ManolilloCid, hermano de Carlos Caos y deCheo. Mari Cruz Portero y sus pocasganas de estudiar. Y esta y aquella ymuchas ms.

    La medida de la importancia delo vivido en esa etapa, as como de laconvivencia entre ambos sexos, es, sinduda alguna, el resultado que dio el he-

    cho de que nos conocimos, nos enamo-ramos y en muchos casos se unieronparejas que iniciaron su andadura porentonces y, an hoy, siguen forjando unproyecto comn de convivencia con elque seguramente soaron, como Jess

    Martnez, aos compartiendo pupitre,y Almudena, Pepe Gil y Mara del Car-men o Jos Luis y Eugenia, Segundo eIsabel, Norberto y Pili, Javi Villareal ysu mujer Pilar y tantas otras. Natural-mente tambin hubo amores fallidos,truncados, desengaos que dejaronen los protagonistas profundas llagas,quizs contempladas hoy con cario,como cicatrices que testimonian el im-borrable amor compartido en una edadfantstica que se fue.

    Todos vivieron ese tiempo fugaz a

    su manera, como canta Frank Sinatra,pero como pudieron y como les deja-ron, aprovechando los pocos mediosque a su alcance estuvieron. Algunavez contar otros sucedidos de enton-ces, de momento lo procrastino.

    En n, durante esos aos inolvida-bles, esa generacin transit por losprincipios de la vida compartiendopor el camino sueos, primeras veces,temores, dudas, ilusiones, risas, pro-yectos, y fantasas; se forjaron amista-des, todo ello adornado de canciones

    especiales, nicas e irrepetibles: lasde su generacin. La ma empez conMichel Delpech y termin con If youleave me now de Chicago.

    Solo me resta disculparme si al-guien de los aqu citados u omitidosse siente ofendido o ninguneado. Enmodo alguno ha existido, ni por aso-mo, esa intencin, sino todo lo contra-rio. Fue y es un gran honor haber co-nocido y compartido con todos y cadauno de ellos algn pequeo instante

    de la vida y, lo que es ms importante,conservar hoy da la amistad de la ma-yora de ellos.

    Fernando Retamosa Marl

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    Existe en la conciencia de todo hom-bre sensible -en la del artista con mayorclaridad- un elemento positivo prove-niente de estudiar, una y otra vez, la Be-

    lleza de lo Armnico. El tratadista AntonEhrenzweig, en su libro El Orden Ocul-to del Arte, lo denomina Orden Estti-co. Nos hace ver la anormalidad que se

    produce en nuestro campo visual al con-templar partes de un todo que rompen laarmona de ese todo. Realidad que seevidencia en las ltimas restauracio-nes llevadas a cabo en nuestro entor-no monumental.

    Ese Orden Esttico, en sus manifes-taciones de equilibrio y proporcin, serevela en el fondo emocional de nuestra

    mente. Lo sabemos, no porque en ellopensemos, sino, porque lo sentimos en elmbito de nuestro conocimiento dilatadomediante la extensin de nuestra cultu-ra nacida de lo ancestral; la cultura delcastellano viejo derivada de lo antiguoa lo moderno, con el poso del tiempo,rechaza prtesis arquitectnicas que al-teran y deforman la esencia espiritual denuestros edicios originales. Esencia es-

    piritual que se declar, en clave humana,en el deseo y derecho de nuestros ante-

    pasados a existir en la memoria colecti-va y reclama de nosotros, sus herederos,una buena suma de respeto por las cosasheredadas. La falta de respeto se ponede relieve, precisamente, en el despreciohacia los orgenes ms eles de aquellosque en su humildad -no miseria- edi-caron sus moradas y templos, con amor,al margen de tecnicismos burocrticos yocinescos. Entre otras razones por ser,dichos conceptos, producto directo de lairracionalidad institucional, voraz en lorecaudatorio, impuesta desde despachosociales modernos por personas que per-dieron los valores poticos de su natura-

    leza buclica y campesina. Considero alvocablo campesino con toda la reve-rencia que mi propia tradicin y origenme dictan; pues a pesar de mis pretensio-nes intelectuales -justicadas o no- llevoen lo ms hondo de mi sangre la realidaddel ser vinculada, ntimamente, a la tie-rra que me rodea. Y siento la necesidadvital de percibir esa tierra que me ha decobijar y que mis ancestros labraron consudor; mejor que sentir el cemento fro ygris que nada tiene que ver con mi con-dicin antropolgica.

    El hombre sensible, o culto, perci-be la realidad imperante en las cosasdel pasado por aorar ese pasado. Loaora alsentirque su sensibilidad vibracon fuerza ante aquello que sintoniza

    con su memoria gentica. Y siente, ade-ms, dentro de s la llamada de la Poesa;aquella Poesa ancestral que hizo posi-

    bles las Catedrales Romnicas o Gti-

    cas; aquella Poesa vertida en Cdices,Libros de Horas y Manuscritos Secula-res; aquella Poesa, en n, que entre loespiritual y lo prctico erigieron, conmodestos ladrillos y maderos, nuestrosantecesores arevalenses en sus iglesiasy viviendas con sus limitados recursos.

    Quiero decir, con todo esto, que elhombre culto o sensible conoce, por sa-

    bidura o intuicin, los secretos de la Ar-mona, Equilibrio y Proporcin de lo Es-ttico en cuanto a formas existentes. Y escapaz de obtener emocin contemplando

    volmenes, lneas y elementos primige-nios en cualquier entorno arquitectnicoque visite. Es por lo contrario, al no en-contrar ese Espritu de Orden Esttico,

    por lo que acusa, en su conciencia desujeto emotivo en lo culto, la decepciny desasosiego que provoca la desarmo-na al contemplar la miseria cultural vis-lumbrada en la estridencia que campeaen nuestro Conjunto Histrico-Artstico.Un Conjunto que ha perdido su valor al

    perder esa Armona de Carcter -Poesa-de la que venimos hablando y, desgracia-damente, no es posible recuperar.

    Al exponer nuestra realidad de loculto y lo sensible no olvidamos quefrente a ella se contrapuso, siempre, larealidad cocinada en entes ocialesalumbrados a la luz de la rutina. Ante lafalta de recursos de naturaleza potica yespiritual resuelven las ecuaciones est-ticas con crudeza mecnica y frialdad in-dustrial de reciclaje. Pattica realidad in-capaz de conceder asilo al libre albedrode la imaginacin del artista, a la emo-cin del poeta o, simplemente, a la ne-

    cesidad intelectual del hombre culto quequiere serlo ms. Pero sabemos de otrasrealidades. La realidad del codiciosoque, al no ver ms all de su codicia, ne-cesita obtener benecios lucrativos, en

    provecho propio, a costa de la memoriagentica de unos y la buena fe de otros.O, tambin, la realidad de los que pa-decen el Sndrome de Alicia en el Pasde las Maravillas que lo ven todo bonitoen el espejismo de su tpico horizonte;

    pero desconociendo la Poesa encerradaen el Orden Esttico y la Armona en-gendrada por el Equilibrio Visual.

    No estoy seguro de si me gustara, depoder elegir, que esos cientos de milesde visitantes, prometidos por los organi-zadores de Las Edades del Hombre, se

    hallasen aquejados de tal sndrome. Peros s que, ello, sera la solucin idnea

    para ocultar la incompetencia mostradaa la hora de ennoblecer nuestras pobresruinas, para saber conservar nuestro en-torno cultural y para restaurar decente-mente nuestro Patrimonio Histrico

    He aludido a Las Edades del Hombre depasada y no es justo. Me obligo a agra-decer, como artista y como ciudadano, alSecretario General de esa Fundacin -lantrpica sus desvelos altruistas, noblesy generosos en la consecucin de esa cir-cunstancia ocasional. Y lo hago desde elreconocimiento a su afamada humildad,

    proverbial llaneza, notoria sencillez yhabitual modestia. Virtudes archicono-cidas como seor omnmodo que fue -yya no es- de los destinos culturales abu-lenses en su feudo de la fenecida Obra

    Social de Caja de vila.La coyuntura episdica de Las Eda-

    des, en su ttulo CREDO, nos lleva a larealidad que se hace posible graciasa la obra de mis Hermanos del Gre-mio de San Lucas que, hoy, son ArtistasMuertos. Y yo Artista Vivo, que llevodesde que nac haciendo oposiciones

    para Artista Muerto, os digo que no esposible Obra sin Obrero, Creacin sinCreador, Credo sin Fe, ni Fe sin Credo.Recurramos, pues, al SMBOLO -palabrade San Cipriano a San Firmiliano- que

    en el IV Concilio de Miln se convirtien el SMBOLO DE LOS APSTOLES;gnesis que hemos de encontrar en elFuego Parclito de Pentecosts ElSmbolo, o Credo, es Verdad Reveladaque se mantiene por la Fe -Virtud Teo-logal- y nos lleva a creer y transmitir elMensaje, que es Palabra de Dios, a la luzde la Teologa Dogmtica y CannicaMas la Teologa Moral nos ensea a pre-guntar es tico que el mensajero use delMensaje para nes lucrativos y tempo-rales? es edicante el mercadeo, ampa-rado a la sombra de la Fe, por aquelloscuya misin es transmitirla? Yo no los Doctores tiene nuestra Santa MadreIglesia que sabrn responder.

    Pero s que Jess, ltigo en mano,expuls a mercaderes y cambistas quenegociaban a la Sombra del Templo. Ys, adems, que segn San Juan hasta alos que vendan palomas, para la ofren-da al Altsimo, desaloj de la Casa delPadre Y, tambin, s que el Smbolode los Apstoles -Credo- en su artculo8, atribuido a San Mateo, nos dej escri-ta la Realidad de las Realidades:

    INDE VENTURUS EST IUDICA-RE VIVOS ET MORTUOS

    Jos Antonio ARRIBAS

    Edades y realidades

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    La ltima novela publicada porManuel Vicent (El azar de la mujerrubia. Alfaguara. 2013) nos ofreceuna visin de la historia de Espaa de

    los ltimos 80 aos, en la que el au-tor se sirve de la mente nebulosa delexpresidente Surez, por la que des-lan los principales protagonistas denuestra historia ms reciente. La obragira en torno a los tres personajes que,segn el autor, fueron los artces dela Transicin: el Rey, Adolfo Surez yCarmen Dez de Rivera, a la que algu-nos llaman la Musa de la Transicin.Esta ltima es sin duda la menos co-nocida de los tres, pero su biografaes todo un melodrama que dara para

    un inmenso culebrn. Perteneca a unafamilia aristocrtica del barrio de Sa-lamanca, hija extramatrimonial de lamarquesa de Llanzol y del cuado deFranco, Ramn Serrano Ser, y mi-nistro durante los primeros aos de laSegunda Guerra Mundial. Con menosde 17 aos se enamora locamente deun joven del barrio llamado Ramn,que result ser su hermanastro. Cuan-do le informaron de este hecho tangrave, ella inicia una fuga de su mun-do anterior que le lleva en una carrera

    desesperada, primero al convento decarmelitas descalzas de Arenas de SanPedro de donde la tuvieron que sacarantes de que se volviera loca, despusa Pars, a una clnica de Suiza y porltimo a Costa de Marl. Al volver aMadrid inicia una relacin de amor/odio hacia su madre que la lleva a irsede casa y entonces el lsofo Zubiri lebusc trabajo en la Sociedad de Estu-dios del Banco Urquijo para poder so-brevivir.

    En esta galera de recuerdos enque se convierte la mente de AdolfoSurez, no todos ni claros ni exactos,aparecen algunos datos de su lejanainfancia y juventud: monaguillo enCebreros, presidente de Accin Catli-ca en vila, aplaudido y admirado porlas chicas durante las capeas de losfestejos taurinos de su pueblo; sus pri-meros pasos en la vida pblica: comosecretario del gobernador civil de vi-la, Herrero Tejedor, los recuerdos de lapoca en que fue gobernador civil de

    Segovia, donde tuvo ocasin de cono-cer al entonces Prncipe de Espaa; suactuacin heroica en el desgraciado ac-cidente de los ngeles de San Rafael,donde conoci al que con el tiempo

    llegara al culmen de la fama, JessGil, etc...

    Alguien desde las alturas se encar-g de poner en contacto a estos dospersonajes, pensando tal vez en quehaba que ir preparando el camino yestar preparados para el da de maana.El primer encuentro se produjo cuandoAdolfo Surez ya era director generalde Televisin Espaola y posterior-mente sigui colaborando y trabajan-do en el entorno prximo. Carmen, apesar de sus condicionantes familiares,tena un pensamiento de izquierdas yde hecho con el tiempo llegara a servotante del partido socialista de Tierno

    Galvn. Es indudable que la inuen-cia de esta mujer sobre el futuro pre-sidente fue de gran ecacia, por estarmuy bien relacionada con la familiareal y tener muy buenas relaciones conlos partidos de izquierda que todavapermanecan en la clandestinidad. Al-guien debi pensar que Surez era elhombre ideal para realizar el difciltrnsito desde la dictadura franquista,de ms de 40 aos, y llevar al pas has-ta las nuevas playas de la democracia yla libertad, asegurando al mismo tiem-

    po la vuelta de la monarqua borbni-ca. Se necesitaba ms que a un polticoa la antigua usanza a un gestor de ca-rcter, a un hombre nuevo, sin ataduraspartidistas, para acometer tan ingentetarea. Nuestro autor lo compara con unnuevo Hrcules, destinado a ejecutaruno de los famosos Doce Trabajos ,consistente en limpiar las cuadras delfranquismo, es decir, a hacer el trabajosucio para que otros que viniesen des-pus pudieran sentarse a la mesa y par-ticipar del nuevo banquete.

    En menos de tres aos fue capazde desmontar las Leyes Fundamen-tales del Movimiento, lograr que losprocuradores de las Cortes se hicieranel harakiri, ser nombrado por el reyprimer presidente del Gobierno, bajola prudente tutela del presidente de lasCortes Constituyentes, Torcuato Fer-nndez Miranda, y dejando en la cune-ta a polticos con un gran currculuma sus espaldas, como Areilza o Fraga.En este periplo no contaba ni con altosconocimientos jurdicos, ni con unasexperiencias polticas, ni diplomti-cas, sino con un buen olfato para verde dnde procedan los nuevos vien-tos y un saber captar las aspiraciones

    del pueblo espaol. El modelo de latransicin espaola hizo fortuna en elexterior y fue imitado en algunos pa-ses latinoamericanos. Visto desde ladistancia, no cabe duda de que apostfuerte en la jugada. La legalizacin delpartido comunista en la Semana San-ta del 1977, la oleada de atentados ysecuestros de aquellos aos convulsospropiciaron un constante ruido de sa-bles en los cuarteles que desembocanen la intentona golpista del 23-F. El fa-moso vdeo del Palacio del Congreso,que transmite esta especie de pera queresult bufa, pero bien pudo ser trgi-ca, inmortaliz a Surez, al enfrentar-se a las huestes aguerridas del coronelTejero, para defender a su amigo el te-niente general Gutirrez Mellado.

    A medida que Surez se adentra enel bosque lcteo en que la enfermedadha convertido su memoria aparecen ydesaparecen momentos de su vida fa-miliar y de la vida social de estos aos.Las personas que murieron vctimasdel cncer, como Lola Flores, su mu-jer, su hija y hasta la propia Carmencon la que a veces se rene en el bos-que, evocando algunos episodios de suhistoria comn.

    La maestra con la que el novelis-ta nos narra esta interesante historiaes tal, que puedo asegurar que la obranos divierte y nos ensea a la vez noslo la historia propiamente poltica,sino la evolucin sociolgica, econ-mica y cultural de la poblacin espa-ola de los ltimos 80 aos. Una nairona, una elegante stira, la facilidadpara encerrar el mundo entero dentrode una simple alegora o una sugeren-te metfora y todo ello envuelto en lasonoridad de su bella prosa nos da laoportunidad de conocer un poco ms

    de cerca nuestra historia reciente y almismo tiempo reexionar sobre losnuevos retos y dicultades del presentepara encarar el siempre incierto futuro.

    ngel Ramn GONZLEZ

    Dentro del bosque lcteo

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    En el jardn del olvido

    Siento que mi vida es una esferaque ya no gira y slo espera

    para que t vuelvas a soar.Siento que el mar es la baera,las montaas una fronteray el oxgeno es el bienestar.Quiero que al n mirarme puedassin que lograr extraarme apenas.Yo quiero deseos increbles,sueos que rozan lo imposibleque me harn encontrar la pazy siempre decir la verdad.La luna ya no brilla.El sol no me despierta.

    Ninguna maravillahace que me divierta.T eres mi paraso,mi amor, mi fantasa.Cuando te necesito,ah ests, vida ma.Cerraste t mis ojos.Borraste mis recuerdos.Ya no te reconozcosi te miro en el espejo.Lleg la madrugaday con ella el invierno.Me siento abandonada

    porque ya no te quiero.La lluvia en la ventanarobaba mi alegra.La luz de la maanailuminaba el da.Creer en la esperanzanos ha hecho mejores.Caer en la aoranzano calma tus dolores.Y yo te echo de menos.Ya no somos sinceros.Si ya no nos miramosse va a parar el tiempo.En el jardn del olvidoguardaremos los secretos.

    Habrn desaparecidoo seguirn todos quietos?

    Elena Clavo Martn

    Pgina poticaNo hay llanura

    No hay llanura, sino montaa tendida.

    No hay montaa, sino llanura erguida.No hay bosque, sino desierto frondoso.No hay desierto, sino bosque desarbolado.No hay roca, sino arena comprimida.No hay arena, sino roca molida.No hay mar, sino tierra inundada.No hay tierra, sino mar desterrado.No hay instante, sino eternidad fragmentada.No hay eternidad, sino instante continuo.No hay todo, sino el nada repleto.No hay nada, sino el todo vaco.

    Por Luis J. Martn.

    En Arvalo, a 21 de abril de 2013.A todos los que hacen posible La Llanura.

    Arcaica noria

    Qu pena la vieja y arcaica noria!Olvidada y llena de herrumbreen el seno del pozo yace.

    Qu pena!Que al pie del derruido pilndonde el agua verta con primorzarzamoras caprichosas all han nacido,mas, con la huella de algn Platerono pudieron.

    Segundo BragadoGotas de Lluvia 1986

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    AGENDA DE ACTIVIDADES

    Casa del ConcejoPOEMARIO

    Prximo da 31 de mayo a las 20,30 horasOrganiza: Cruz Roja

    ...ooOOO...

    Visita al Real Jardn Botnico de MadridEl prximo 26 de mayo, desde la asociacin cultural LaAlhndiga, haremos una visita al Real Jardn Botnico deMadrid.Dado que vamos a ir en autocar y a n de poder organizar

    el viaje es necesario que conrmes tu asistencia ingresandola cantidad de 15 euros en la cuenta que nuestra asociacintiene en la entidad Bankia de Arvalo, antes del prximo 20de mayo.

    ...ooOOO...

    Sala de Exposiciones de La Alhndiga

    Memoria Fotogrca 2013

    (Fotografas, postales y grabados de los pueblos que confor-man el territorio entre el Trabancos y el Voltoya)

    Del 1 al 30 de junio de 2013, con el siguiente horario: S-bados, domingos y festivos de 12,00 a 14,00 y de 17,30 a20,00 horas.

    La Fundacin Las Edades delHombre tiene como nalidad la pro-mocin de la cultura, a travs de lossiguientes instrumentos: conservacin,

    desarrollo, proteccin y difusin delpatrimonio que poseen las once dice-sis catlicas en Castilla y Len. Estosobjetivos se materializan en toda clasede estudios, investigaciones, y activi-dades sociales, culturales y artsticasque contribuyen al conocimiento y alos designios para las que dicho patri-monio fue creado.

    El Patronato est formado por losdos Arzobispos y los nueve Obispos delas once dicesis catlicas de Castilla

    y Len: Burgos, Valladolid, Astorga,vila, Ciudad Rodrigo, Len, Osma-Soria, Palencia, Salamanca, Segovia yZamora.

    El n fundacional de la promocinde la cultura, tal como rezan los Esta-tutos de la Fundacin, viene matizadopor los siguientes instrumentos: elconservar, restaurar, investigar y di-fundir el patrimonio que tienen lasonce dicesis catlicas en Castilla yLen, en orden a la evangelizacin.

    El patrimonio propiedad de la Igle-sia en Castilla y Len es numrica-mente el ms importante de cualquierregin de Europa. Signica casi el80% del total de Castilla y Len y rozael 50% del de toda Espaa. Pero estoque puede resultar verdaderamenteimpactante es el signo de la tremendaresponsabilidad en orden a su conser-vacin y a ponerlo en las manos de lasiguiente generacin.

    Perfecta muestra de la austeridaddel Cster es el Monasterio de Santa

    Mara de Valbuena, sede permanentede la Fundacin Las Edades del Hom-bre desde el ao 2002. Fundado en

    1143 por doa Estefana de Armengol,hija del V Conde de Urgel y nieta delConde Pedro Ansrez, constituye unode los conjuntos cistercienses mejor

    conservados de Europa.Su sobriedad, que nos traslada al

    siglo XII, es patente en la pureza delneas de la iglesia, en el claustro bajo,ejemplo de la transicin del romnicoal gtico, y en las estancias anejas aeste. Sobresale la sala de trabajos cuyaarmona de lneas alcanza la perfec-cin geomtrica.

    El siglo XIII nos acerca a la Capillade San Pedro, en la que destacan susfrescos, admirable ejemplo del gtico

    lineal en Castilla.La austeridad va dando paso a la

    ornamentacin, con el levantamientodel claustro alto durante el siglo XVI.Gregorio Fernndez, en el siglo XVII,nos dej su huella en la iglesia en dosrelieves de gran calidad que represen-tan la Sagrada Familia y la Lactacinde San Bernardo.

    Actualmente se puede contem-plar la exposicin La Huella delCster en Santa Mara de Valbuena,

    compuesta por obras pertenecien-tes al patrimonio monacal y otrastradas ex profeso para la ocasin.

    Entre las reas de actuacin quetiene la Fundacin queremos resal-tar, de forma fundamental , las si-guientes:

    - Promocin de las artes y lacultura en base a la evangeliza-cin.

    - Realizacin, difusin y pro-mocin de actividades artsticas yculturales propias o en colabora-cin con otras instituciones u or-ganismos.

    - Gestin, coordinacin y elabora-cin de proyectos expositivos.

    - Potenciacin de la actividad edi-torial incluyendo publicaciones pe-ridicas. bibliogrcas, musicales yaudiovisuales.

    - Organizacin y materializacinde congresos y foros de encuentro.

    - Digitalizacin de documentos eimgenes.

    En los prximos meses, la Funda-cin Las Edades del Hombre, va a serla encargada de coordinar y procurarque todo salga a la perfeccin en estaexposicin, en este Credo, que va amarcar el da a da de Arvalo y de losarevalenses entre los meses de mayo anoviembre de 2013.

    La muestra cuya inauguracin serel prximo martes 21 de mayo, tendrcomo sedes las iglesias de Santa Ma-ra, San Martn y El Salvador y los ca-ptulos en que se divide la exposicinson: Creo, Creo en Dios, Creo en Jesu-cristo, Creo en el Espritu Santo.

    Juan C. Lpez sobre textos de laWeb www.lasedades.es

    Fundacin Las Edades del Hombre

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    Nostalgias y recuerdos:La Estacin de Arvalo

    Con ocasin del accidente ferro-

    viario del pasado mes de setiembre enArvalo; al mencionar el nombre deesta estacin, mi mente se llena de re-cuerdos acaecidos en dicho lugar, allpor los aos cuarenta, cuando empeca buscarme la vida como vendedor am-bulante de gaseosas y caramelos por lostrenes de aquella poca. Los primerosviajes les haca desde Medina en el trencorreo, que sala de nuestra villa a las0,20 y me desplazaba hasta Arvalo,donde montaba en otro que procedentede Madrid iba a La Corua, al que sedenominaba El Gallego. Costaba elbillete 3,50 pesetas, Recuerdo tambinque en el invierno de un lejano 1942,llevaba varios das sin poder hacer elviaje, porque el tren correo traa muchoretraso, y mira por cuento aquella nochelleg a su hora en punto y lo perd. Ohdesilusin! Me dije, he perdido de ga-nar tres o cuatro duros. A los pocos mi-nutos llegaba la noticia de una tragediaen Arvalo, de un accidente ferrovia-rio. Hubo muchas vctimas, y siemprerecordar que por perder el tren salvla vida, porque yo usaba ese tren para

    viajar y vender.La primera vctima que ocasion

    el talgo, fue precisamente en Arvalo.Un seor esperaba que pasara un trende mercancas para cruzar las vas y sindarse cuenta que por la otra pasaba elTalgo sin parar, lo arroll. Otro recuer-do. Hace ms de treinta aos, estandoen un bar cercano a la estacin tomandouna cerveza, lleg un empleado a todocorrer, diciendo que: Al seor Cuervopor cuyo apodo o apellido se le co-

    noca, le acaba de pillar un mercan-cas. Dicho seor estaba trabajando enla brigada de vas y obras y al intentarretirar un pico de los rales y evitar un

    accidente, le cogi eltren por una piernacortndosela. Le hi-cimos un torniquete,al tiempo que el heri-do no haca ms que

    quejarse de que ledola mucho la piernacortada. Le dije quedejara de decir tonte-ras, contestndome:T me engaas, ca-ramelero. A las po-cas horas falleca.

    Otro tema muydistinto y que sufr mucho, fue cuandoen dicha estacin de Arvalo, fui de-tenido por tres agentes de Renfe, porrifar caramelos en los trenes, llevn-

    dome detenido como un vulgar delin-cuente, y lo nico que trataba de hacerera ganarme la vida, ganar unas pesetassin ofender a nadie y mantener a mi fa-milia. Pero como estaba prohibido, medetuvieron. Cosas que ocurren, cuandorealmente con este trabajo, sin hacerdao a nadie, adems de ganar unas pe-setas favoreca a los viajeros, quitndo-les la sed y endulzndoles el viaje.

    Recuerdo una vez que se produjo unincendio en uno de los coches de ma-dera del tranva entre Medina y Valla-dolid. La gente gritaba por el suceso ypese a que se tir del aparato de alarmay la pareja de la Guardia Civil tuvo quehacer unos disparos al aire para que elmaquinista parara el tren, ste no podaor por el ruido que produca la loco-motora, tuve que ser yo, quien tirandoel cubo de agua y hielo que tena pararefrescar las bebidas apagu el fuego,siendo felicitado por la propia GuardiaCivil.

    Otros recuerdos que tengo de Ar-

    valo y su estacin, era la existencia detres bares. Uno de la familia Tabanera;la cantina de la estacin, regentada porla seorita Concha, que era cargada de

    espaldas y para hacerla rer o rabiar ladeca que adems de llamarse como laplaya de San Sebastin, tena un granparecido por la montaita en el centro.

    La tercera cantina era propiedad deun matrimonio, llamndose el maridoPedro y ella Marcelina y su hijo ngel,de profesin taxista. Al lado del mos-trador haba una caricatura del dueo yuna leyenda que deca: Yo soy Pedro elsevillano, narizudo y pelicano, barerode la estacin. No tengo envidia al msrico, porque me pint Perico y me gus-ta el pelen.

    Son recuerdos y nostalgias de veinteaos de vendedor ambulante, pues nohaba estas en todo el ao, pues creoque recorr unos dos millones de kil-metros. Compraba un kilomtrico paraviajar, que hacan cierta rebaja, para3.000 kilmetros, que tenan que ago-tarse en tres meses, pero a m apenas meduraba varias semanas, puesto que dor-ma en Medina, desayunaba en Vallado-lid; almorzaba en Sanchidrin; comaen Valladolid; merendaba en Arvalo;cenaba en Valladolid y volva a dormiren Medina. En resumen quinientos kil-metros diarios, desde las seis de la ma-ana a las doce de la noche y siempre

    con la sonrisa en los labios.Jos Luis Velasco Garca

    La Voz de Medina de 3/11/1989

    Clsicos Arevalenses