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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. RES AS ahí que su libro sea rico en informa- ciones, "casi exhaust ivo ". Y del "casi ", parece dar fe Eduardo Serra- no , también mie mbro de la corta y a veces no muy bien avenida "fami- lia" de críticos, come nt aristas e his- toriadores del arte en este país. Se- rrano , defensor celoso del indiscuti- ble valor hi stór i co del pintor Andrés de Santa Marí a, saltó el 15 de abril a la palestra del Magazín Dominical !1 de El Espectador denunciando la a u- sencia en el libro de la obra escultó- rica del pint or bogotano que de sa rro- l lló casi toda su labor en Europa y que él, Serrano, había incluido en un amplio y también casi ex hau stivo 1 estudio (Andrés de Santa María, Carlos Valencia Editores 1 Museo de ' Arte Mod e rno , Bogotá , 1978) . Es verdad qu e bien podría haber men- cionado Rubiano las pequeña s escul- turas de Santa María , puesto que menciona otras, ocasionales, de al- gunos pintores como Eugenio Zer- 1 da , Pedro Nel Gómez, Alejandro Obregón , Maripaz Jaramillo y bas- tantes otros; pe ro hay que tener en cuenta qu e los p eq ueños bronces de Santa María se hicieron en Bruselas y allí están d esde sie mpre , en una ' casa particular , desconocidos en Co- lombia salvo por las tres fotografías inse rta s en el libro últimamente cita- do. Además, bien puede perdonarse el olvido, si es que lo es, en aras de lo bueno que el libro de Rubiano tiene , qu e es bastante; y de que , a pesar de las laguna s que puedan se- ñalár sele -¡q ué investigación no las tiene! -, constituye un aporte muy apreciable a la todavía verde historia del arte en Co lombia, que requiere del trabajo de todos los Rubianos , todos los Serranos y todos los que no son ni los unos ni los otros, en la tarea de irla revi sa ndo y completan- do . FRANCISCO GIL Tov AR De fotógrafos a fotógrafos Crónica de la fotografía en Colombia 1841-1948 Taller La Huella Carlos Valencia Editores. Bogotá, 1983 Mar cos Roda y Roberto y Juan Car- los Rubiano - integrantes del Taller la Huella- han venido realizando , desde hace más de un lustro , fructí- fera labor en el campo de la hi storia de la fotografía colombiana. Ya ha - bían publicado un trabajo pionero , Fotografía colombiana contemporá- nea, que ahora compleme ntan con esta Crónica, qu e es el primer in- tento en el país de enunciar un capí- tulo iné dito en nuest ra his toria plás- tica, como es el de la fotografía. Pocos meses después de aparecida esta Crónica, el Museo de Arte Mo- derno de Bogotá publicó un trabajo más aparatoso, mejor re spaldado institucionalmerite, con s fotogra- fías, pero este libro de la Huella puede reivindicar el derecho de ha - ber sido el primero y de se r el s coherente y serio de c uantos se han r ea lizado en el país. Una vez s, cómo en su libro anterior, la introducción al volumen representa una lectura bastante aguda de la his toria en Colombia del arte de Nadar. La fotografía llegó a nuestro territorio en la primera mi- tad del siglo XIX, cuando "las ideas y las artes se hallaban supeditadas a los giros que éstas daban en los cen- tros de desarrollo , de tal forma que no se terminaba de asimilar una moda cuando ya otra noved ad la tor- naba obsoleta . Co lombia era una na - ción que vivía del disfraz, de la he - rencia española de sobre llevar la po- breza con hidalguía, de acuerdo con lo cual importaba más la apariencia que la realidad [ ... ] 1 En este am- biente poco propicio para el desarro- llo de casi nada , una nueva forma de expresión se afincó en es tas tierras ". Aun antes de e ntrar en su deta- llado recuento hi stó ri co, los compila- dor es advierten: "la hi storia de la fotografía en Colombia es fiel a su esquema general del mund o y, aun- FOTOGRAFIA que técnicamente la fotografía en Colombia no aporta nada a la foto- grafía como patrimonio univer sal, su int erés para nuestro se r cultural es básico ". Historias de parroquia La noti cia del descubrimiento de la fotografía fue recogida por un pe- riódico de Bogotá , El Observador, e l22 de se ptiembre de 1839. Las pri- meras fotografías fueron r ealizadas por el pintor Luis García Hevia y el original s antiguo que se conserva perteneció al barón Luis de Gros y representa la ca lle del Observatorio . Los primeros fotógrafos fueron artesanos , pero e ntr e e ll os " se dieron básicamente d os tipos de fotógrafos. Los itinerantes: extra nj eros que bu s- caban lugares donde trabajar por tiempo limit ado, sa tur ar el mercado y continuar su co mercio n ómada con la imagen [ ... ]. Y por otra parte , l os fotógrafos nativos o ex tr a nj eros que viajaban periódi came nte a perfeccio- nar sus conocimientos ... ". En aque- lla época, la tend encia univer sa l mar - caba que el 95% de las fotografías eran retratos, y este modelo también se repetía en Co lombia: "La ge nt e se fotografiaba por gusto, no existía razón utilitaria para hacerlo. Eran las familias de los come rciantes, las señora s y los niños bien. Eran en al- g unos casos los parientes re cié n falle- cidos que p osaba n para la pos teridad con el gesto so rprendido qu e les dejó la muerte, y e ran también l os milita- res que buscaban un mé todo rápido para perpetuar su imagen de próce- re s de nueva hor a". En esta época del retratis mo , la Huella destaca al fotógrafo Deme- trio Paredes , de quien Hernando Téllez escribió: "Allí están , enfát i- cos, afirmativos, pertina ces, román- ticos·, decididos, virilm ent e galantes e impertinentes . Sop la sob re esas ca- bezas qu e col eccionó Paredes, un viento de revolución, un aire de grandes frases, de altos tropos infla- mados ". Aparte del r etrati smo, quedan t es timo ni os gráficos de otros h ec h os del siglo pasad o, principalmente de las gu er ras civiles, p ero no fue has ta la fundación del Papel Pe ri ód ico 79 brought to you by CORE View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Banco de la República

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Page 1: De fotógrafos a fotógrafosDigitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. FOTOGRAFIA Ilustrado, cuando comenzaron los primeros balbuceos de

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

RES AS

ahí que su libro sea rico en informa­ciones, "casi exhaustivo". Y del "casi", parece dar fe Eduardo Serra­no, también miembro de la corta y a veces no muy bien avenida "fami­lia" de críticos, comentaristas e his­toriadores del arte en este país. Se­rrano , defensor celoso del indiscuti­ble valor histórico del pintor Andrés de Santa María, saltó el 15 de abril a la palestra del Magazín Dominical

!1 de El Espectador denunciando la a u­~ sencia en el libro de la obra escultó­~ rica del pintor bogotano que desarro­l lló casi toda su labor en Europa y

,¡ que él, Serrano, había incluido en un amplio y también casi exhaustivo

1 estudio (Andrés de Santa María, Carlos Valencia Editores 1 Museo de

' Arte Moderno, Bogotá , 1978). Es verdad que bien podría haber men­cionado Rubiano las pequeñas escul­turas de Santa María , puesto que menciona otras, ocasionales, de al­gunos pintores como Eugenio Zer-

1 da, Pedro Nel Gómez, Alejandro Obregón , Maripaz Jaramillo y bas­tantes otros; pero hay que tener en cuenta que los pequeños bronces de Santa María se hicieron en Bruselas y allí están desde siempre , en una

' casa particular, desconocidos en Co­lombia salvo por las tres fotografías insertas en el libro últimamente cita­do. Además, bien puede perdonarse el olvido, si es que lo es, en aras de lo bueno que el libro de Rubiano tiene, que es bastante; y de que , a pesar de las lagunas que puedan se­ñalársele -¡qué investigación no las tiene!-, constituye un aporte muy apreciable a la todavía verde historia del arte en Colombia , que requiere del trabajo de todos los Rubianos, todos los Serranos y todos los que no son ni los unos ni los otros, en la tarea de irla revisando y completan­do.

FRANCISCO GIL Tov AR

De fotógrafos a fotógrafos

Crónica de la fotografía en Colombia 1841-1948 Taller La Huella Carlos Valencia Editores. Bogotá, 1983

Marcos Roda y Roberto y Juan Car­los Rubiano - integrantes del Taller la Huella- han venido realizando, desde hace más de un lustro, fructí­fera labor en el campo de la historia de la fotografía colombiana. Ya ha­bían publicado un trabajo pionero, Fotografía colombiana contemporá­nea, que ahora complementan con esta Crónica, que es el primer in­tento en el país de enunciar un capí­tulo inédito en nuestra historia plás­tica , como es el de la fotografía.

Pocos meses después de aparecida esta Crónica, el Museo de Arte Mo­derno de Bogotá publicó un trabajo más aparatoso, mejor respaldado institucionalmerite, con más fotogra­fías, pero este libro de la Huella puede reivindicar el derecho de ha­ber sido el primero y de ser el más coherente y serio de cuantos se han realizado en el país.

Una vez más, cómo en su libro anterior, la introducción al volumen representa una lectura bastante aguda de la historia en Colombia del arte de Nadar. La fotografía llegó a nuestro territorio en la primera mi­tad del siglo XIX, cuando " las ideas y las artes se hallaban supeditadas a los giros que éstas daban en los cen­tros de desarrollo, de tal forma que no se terminaba de asimilar una moda cuando ya otra novedad la tor­naba obsoleta . Colombia era una na­ción que vivía del disfraz, de la he­rencia española de sobrellevar la po­breza con hidalguía, de acuerdo con lo cual importaba más la apariencia que la realidad [ ... ]1 En este am­biente poco propicio para el desarro­llo de casi nada, una nueva forma de expresión se afincó en estas tierras".

Aun antes de entrar en su deta­llado recuento histórico, los compila­dores advierten: " la historia de la fotografía en Colombia es fiel a su esquema general del mundo y, aun-

FOTOGRAFIA

que técnicamente la fotografía en Colombia no aporta nada a la foto­grafía como patrimonio universal, su interés para nuestro ser cultural es básico".

Historias de parroquia

La noticia del descubrimiento de la fotografía fue recogida por un pe­riódico de Bogotá, El Observador, el22 de septiembre de 1839. Las pri­meras fotografías fueron realizadas por el pintor Luis García Hevia y el original más antiguo que se conserva perteneció al barón Luis de Gros y representa la calle del Observatorio.

Los primeros fotógrafos fueron artesanos, pero entre e llos "se dieron básicamente dos tipos de fotógrafos. Los itinerantes: extranjeros que bus­caban lugares donde trabajar por tiempo limitado, saturar el mercado y continuar su comercio nómada con la imagen [ ... ]. Y por otra parte , los fotógrafos nativos o extranjeros que viajaban periódicamente a perfeccio­nar sus conocimientos ... ". En aque­lla época, la tendencia universal mar­caba que el 95% de las fotografías eran retratos, y este modelo también se repetía en Colombia: " La gente se fotografiaba por gusto, no existía razón utilitaria para hacerlo. Eran las familias de los comerciantes, las señoras y los niños bien . Eran en al­gunos casos los parientes recié n falle­cidos que posaban para la posteridad con el gesto sorprendido que les dejó la muerte, y eran también los milita­res que buscaban un método rápido para perpetuar su imagen de próce­res de nueva hora".

En esta época del retratismo , la Huella destaca al fotógrafo Deme­trio Paredes, de quien Hernando Téllez escribió: " Allí están , enfáti­cos, afirmativos, pertinaces, román­ticos·, decididos, virilmente galantes e impertinentes. Sopla sobre esas ca­bezas que coleccionó Paredes, un viento de revolución , un aire de grandes frases , de altos tropos infla­mados".

Aparte del retratismo, quedan testimonios gráficos de otros hechos del siglo pasado, principalmente de las guerras civiles, pero no fue hasta la fundación del Papel Periód ico

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Page 2: De fotógrafos a fotógrafosDigitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. FOTOGRAFIA Ilustrado, cuando comenzaron los primeros balbuceos de

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

FOTOGRAFIA

Ilustrado, cuando comenzaron los primeros balbuceos de la reportería.

A fines del siglo pasado surge un fotógrafo sin el cual " los primeros cien años de fotografía en Colombia serían simplemente un inventario de fechas y nombres", ya que él realizó " la labor más destacada de los prime­ros cien años de fotografía colombia­na". Se refieren los autores a Melitón Rodríguez: "El mejor documento de Medellín y de Antioquia , a fines del siglo XIX, lo constituyen las fotogra­fías que Rodríguez tomó sin desper­diciar oportunidad. La cámara de Melitón se pasea confiadamente por la geografía social de su región. E n cada una de ellas se refleja el deseo de mostrar su terruño con un perma­nente margen de sorpresa, como creando el mundo a medida que lo iba retratando. La trilla de café , los estudiantes de medicina , los músi­cos, los circos, las minas de oro, en­tre tantos temas, son recogidos por él de manera novedosa en nuestro medio. E l mismo hecho de acoger temas vulgares y ajenos a la fotogra­fía colombiana de entonces consti­tuye toda una ruptura , una toma de posición que divide en dos e l queha­cer fotográfico nacional".

No sin mencionar a los fotógrafos aficionados, entre los que se desta­can Fernando Carrizosa y Roberto Herrera, los investigadores pasan a la fo tografía republicana, dentro de la cual se destacan los nombres de Juan N. Gómez, en Bogotá, que dejó un archivo con 50.000 negativos, y Benjamín de la Calle, e n Medellín, uno de los artistas más finos de la cámara en Colombia.

Detrás de la noticia

Culmina la investigación del taller la Huella con un recue nto de una de las vetas más ricas de la fotografía colombiana , la reportería: " Los nombres que caracterizaron la foto­rreportería colombiana de esos años (los 40] fueron los de Ignacio Gaitán , Sady González, Carlos Caicedo, que apenas se iniciaba en la profesión, y Leo Matiz, que resultó he rido mien­tras cubría , para Life , los sucesos del 9 de abril de 1948. Sin embargo, e l reporte ro que se caracterizó. en este

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acontecimiento, fue Luis B . Gai­tán" .

Y con un recuento de la espeluz­nante experiencia que vivió Colom­bia en aquella fecha , termina la anto­logía gráfica que acompaña a este libro, texto imprescindible para construir la historia de la fotografía colombiana.

El clic-clic: observador nada imaginario

D . J . A .

Historia de la fotografía en Colombia Eduardo Serrano Museo de Arte Moderno y Op Gráficas. Bogo tá, 1983

Luego de una investigación que se prolongó durante tres años, el Mu­seo de Arte Moderno de Bogotá en­trega esta paquidérmica edición am­pliamente ilustrada, que acompaña a la exposición del mismo nombre.

Me rece reconocimiento la inicia­tiva de recuperación, conservación y difusión de los registros fotográficos que remiten a la apariencia del pa­sado colombiano y acercan al cono­cimiento e interpretación de su evo­lución, cuyos alcances y limitaciones intentaré señalar después del si­guiente recuento somero de los ocho capítulos que conforman su cuerpo principal.

Primeros experimentos La noticia del surgimiento del dague­rrotipo - procedimie nto primitivo para fijar imágenes sobre chapas me­tálicas acondicionadas para activarse por efectos del sol- llega temprano a Colombia.

Fue el barón Jean-Louis de G ros, diplomático francés, quien se ins­tauró como precursor de esta otra mane ra de capturar la realidad , poco después que el mundo europeo se asombrara ante la innovadora técni-

RESEÑAS

ca. Uno de los pocos daguerrotipos que se conservan de este explorador de paisajes, inv~stigador y coleccio­nista , conocido sobre todo como pin­tor , es una bella imagen de la calle del Observatorio, que data de 1842.

Luis García Hevia, 1816-1887, también se escapa de la pintura para sumergirse en la práctica de la dague­rrotipia, continuando como fotó­grafo activo después de la partida del barón Gros hacia su Francia natal.

La posibilidad de perdurar en un retrato conduce a la élite provinciana a los patios del artesano, que les plas­maba sus propios rostros con la ma­gia del sol y unos cuantos líquidos misteriosos. Así , mientras permane­cían - aun para nuestras miradas ac­tuales- las aspiraciones de belleza, espiritualidad e inteligencia de aque­llos habitantes de la sabana, refleja­dos sobre papeles amarillentos, el re­tratista importaba técnicas para me­jorar su alquimia, entre las cuales los efectos decorativos que realzaban a sus clientes. El daguerrotipo en la Nueva Granada La fotografía empieza a generali­zarse en Europa dando lugar al gé­nero de los daguerrotipistas viajeros, artistas ambulantes que recorrieron el mundo seducidos por su gusto aventurero o contratados por casas editoras para ilustrar los libros de viajes. Colombia cautivó la atención de varios de estos pescadores de imágenes que recorrieron con sus cámaras y aparejos las principales ciudades del país, trayendo consigo elementos para diferenciarse de los demás que empezaban a constituirse en competidores.

Así, F. Goñi, primero en enfocar nítidamente el ca¡po come rcial, in­troduce las cajas fle tafilete, urnas de made ra y cuero repujado donde se preservaban y resaltaban los dague­rrotipos; E . Sage ya utiliza en 1847 colores tenues sobre sus copias para añadirles una mayor dosis de realis­mo; Federico Martiner promueve las reproducciones de imágenes sin la ayuda del sol; Alejandro Lacointe ofrece tomar sus fotografías a domi­cilio; Emilio Herbruguer retrata gru­pos hasta de ocho personas y pro-

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