de el heraldo del istmo -...

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AÑO I ll. Panamá, República de Panamá, l5 de Febrero de 1906, NUM. . -51 EL HERALDO DEL ISTMO ~REVISTA ILUSTRADA —~ Director: GUILLERMO ANDREVE . "Bien faire et laisser dire ." ~ y 7~ v ~Y~~Y V(~V ~Y~ ~Y~ ~V~ ~, . ~Y~ ~Y Y Y Y(1V~ '\•. ~ ` t~° N `V~~ U~ w . TT~w `lN `V~ Y ~ Ml'lvR* 11 1R)l 1V~ . NI cl Y V ~ _~ 1 V fvl ~l V fv ~1 v hY G Digna de que un gran plata, ' 3 i d .La pinte junto á una flor ~~ Rubén Dario En un vaso de marfil, Entre todas sus amiguitas escogió "El Heraldo del Istmo" á Raquel Arias para que lo representa ra en la " Fiesta de los Niños" que, organizada por está Revista, tuvo lugar el día 25 de Diciembre pasado . Terminada la repartición de juguetes, en el amplio salón del Hotel Central, la bella Ra• que¿ recitó, con . arte y sentimiento, lindos versos escritos expresamente para este acto por nuestro compañero de labores el poeta Miró, y por su tarea de in- telectualidad, su dicción clara y sonora, su manera de interpretar la poesía, lo correcto de sus atavíos y todos los encantos de su personita, obtuvo buenas palma das como premio merecido y elocuente. Quedó, pues, desde ese dia " la belle Rachel", lindos ya el emblema—símbolo digámoslo así—de este quincenario y al mismo tiempo la amiga preferida de, la juventud literaria de la Capital. Viéndola expresarse llena de emoción y encanto, ante un auditorio selecto y numeroso como el que la rodeaba, toda de blanco cómo una gardenia inmaculada, pareciónos, digno de ella, el sexteto del poeta ,mexicano Gutiérrez Nájera: ¡Oh mármol! oh nieves! oh inmensa blancura .! esparces doquiera tu casta hermosura; i Oh tímida vírgen! oh noble vestal! estás en la estatua de eterna belleza; De tu hálito blando nació la pureza, Al angel das alas, sudario al mortal" Al publicar hoy, pues,su retrato, con el traje y tal como ella asistió á la Fiesta de los Niños no ha- cemos otra cosa que darle una prueba de nuestro ca- rdo y presentarla á nuestros lecto res como una ami: ga. dilecta de este periódico.

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AÑO I ll.

Panamá, República de Panamá, l5 de Febrero de 1906,

NUM.. -51

EL HERALDO DEL ISTMO~REVISTA ILUSTRADA —~

Director: GUILLERMO ANDREVE.

"Bien faire et laisser dire."

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~Y~~Y V(~V ~Y~ ~Y~

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Digna de que un gran plata,

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3i d.La pinte junto á una flor

~~Rubén Dario

En un vaso de marfil,

Entre todas sus amiguitas escogió "El Heraldodel Istmo" á Raquel Arias para que lo representara en la "Fiesta de los Niños" que, organizada por

está Revista, tuvo lugar el día 25 de Diciembrepasado. Terminada la repartición de juguetes, enel amplio salón del Hotel Central, la bella Ra•que¿ recitó, con. arte y sentimiento, lindos versosescritos expresamente para este acto por nuestrocompañero de labores el poeta Miró, y por su tarea de in-telectualidad, su dicción clara y sonora, su manera deinterpretar la poesía, lo correcto de sus atavíos y todoslos encantos de su personita, obtuvo buenas palmadas como premio merecido y elocuente.

Quedó, pues, desde ese dia "la belle Rachel",lindos ya el emblema—símbolo digámoslo así—de estequincenario y al mismo tiempo la amiga preferidade, la juventud literaria de la Capital.

Viéndola expresarse llena de emoción y encanto,ante un auditorio selecto y numeroso como el que larodeaba, toda de blanco cómo una gardenia

inmaculada, pareciónos, digno de ella, el sexteto del poeta,mexicano Gutiérrez Nájera:

¡Oh mármol! oh nieves! oh inmensa blancura.!Tú esparces doquiera tu casta hermosura;i Oh tímida vírgen! oh noble vestal!

Tú estás en la estatua de eterna belleza;De tu hálito blando nació la pureza,Al angel das alas, sudario al mortal"

Al publicar hoy, pues,su retrato, con el traje ytal como ella asistió á la Fiesta de los Niños no ha-cemos otra cosa que darle una prueba de nuestro ca-rdo y presentarla á nuestros lectores como una ami:ga. dilecta de este periódico.

El Heraldo delIstmo, 210

La agonía de la princesaA princesa Alina se moría . Y

moríase de un mal raro y misteriosoque los más sabios médicos del mun-do reunidos á su cabecera no acer-taban á definir.

Una mañana, al clarear el albala princesa que durante toda su ex-traña dolencia había permanecidosumida en una especie de letargo,incorporóse de pronto en el lecho ycomenzó á hablar en voz baja y can-sada como el murmullo de un niño

dormido:He soñado esta noche un delicioso sueño.

Una blanca visión ha descendido del cielo ro-zándome el rostro con sus alas y me ha basado con un beso nuevo, jamás por mi sentido.Ah! yo ignoraba que existiese ese beso, sua-ve como el plumón de cisne de mi mantorojo; dulce como el arrullo de mi palomafavorita, fresco y perfumado. como las rosas denieve, cuajadas de rocío, que se abren en mijardín por las mañanas. Pasó sobre mis labiosleve y ténue como un soplo . . . . Aun lo sientoy quisiera sentirlo eternamente. Me muero de

asfixia ... Ay!.... Quién me diera ese besoque pasa sobre el alma como una fresca brisaacariciadora!

Y la princesa entreabría la boca abrasadapor, la fiebre—al igual de una flor roja quema-da de olores y de sol—como en demanda de lacaricia que habia de refrescarle el alma sedienta.

Aquel anhelo fué interpretado de mododistinto por los que la escucharon.

Empieza el delirio precursor de la muer-te . . . .—mascullaron los sabios doctores metien-do la cabeza. Y retirarónse can sus brebajesá un ángulo de la estancia.

Ay de mil—suspiró en tanto el infeliz Reyciego en un desgarrador sollozo .—No hay espe-ranza para el único ser querido que me resta;echa de menos el ignorado beso de la madremuerta Así pudiera el mío consolarla! . . .

E inclinándose, mientras de sus ojos sinvida se desprendían hilo á hilo las lágrimas,imprimió sus labios, temblorosos por la pena,sobre la frente de la niña enferma Dibujósesobre las facciones de ella una impresión desufrimiento y movióse inquieta murmurando:

—Cosa desagradable es sentir que salpica lafrente, marchitándola, una lluvia tibia . . ..Ah! no! es un beso que huele á lágrimas . No,no lo quiero . Ohl cómo me hace sufrir! Qué tor-mento!

Y, como abramada por enorme peso, do-bló sobre el hombro la hermosa frente, ajadade pronta por un pliegue profundo, expresiónde un doloroso pensamiento fijo!

El desgraciado Rey alejóse . vacilante ytambaleándose, ciego como estaba. más quepor la edad por las penas largamente lloradas,y entonces el más jóven de los médicos, unhermoso armenio casi adolescente. á quien laagonía de la princesa torturaba el corazón,acereóse al lecho y quedó extasiado en la con-templación del exquisito perfil pálido de lavirgen moribunda.

Pobre niñas—murmuró luego.—Sueña conel amante beso del esposo ideaL! ;Puede aúnsalvarse! . . ..

Y, en un rapto delirante de pasión . incli-nóse á su vez y besó amorosa y tiernamente.uno tras otro, los cerrados ojos cíe la prin-cesa.

JOSEFINA MOLL (FLoR DALIZA)•

Ahl qué beso de tortura!—gritó ella retor-ciéndose con angustia en un espasmo convulsi-vo. Es una brasa de fuego que me ha quema-do la pupila Qué martirio!—va no verémás!—gimió luego dolorosamente.

Y, abriendo los divinos ojos ensombreci-dos porsobrehumano dolor, miró extraviadaal rededor con mirada extraIIamente velada, yvolvió á cerrarlos al instante.

Alejóse el insensato tropezando como el

Rey—;también las lágrimas ciegan!—mientrasque la vieja nodriza alzábase del pié del lecho,toda temblorosa por la edad y con los ojosinmensamente agrandarlos de estupor, contem-plaba fijamente la vi ginal cabeza inclinada . so-bre el hombro como una futesía blanca sobresu tallo. Su mano fría y descarnada posóselargo rato sobre el débil corazón enfermo, ymientras besaba religiosamente con sus besosya helados, primero las manos cruzadas sobreéi, finas y diáfanas como un manojo de mus-tias azucenas. y luego los adorables piecesitosrosa que asomaban entre el encaje del revuel-to lecho. decía sollozando:—Pobre alma mía.!El beso que ella presiente es el beso de nievede la muerte Dénle paz los mios!

Oh! qué frío!—balbuceó la princesa tíri-tando.—Es como si una aguja de nieve me hu-biese traspasado el corazón helándome - has-ta el fondo del alma . . . . Oh! qué frío! Qué ho-rrible frío?

-Y, extremeciéndose toda en una convul=

sión suprema, estiró perpendicularmente losdelicados brazos y quedó después inmóvil ; só-lo-de sus labios entreabiertos se escapaba en-un soplo de vida. un vago susurro de frasesncoherentes que finalizaba en un gemido las-timero . . . .

En aquél instante y al mismo tiempo queel primer rayo de sol, por una de las altísimasojivas penetró en la estancia la paloma pre-dilecta de la princesa. llevando en el pico unaadmirable rosa nevada, henchida de - ricía Y deperfum.s. Parada al borde del lecíi camo encontemplación de la desesperada agonía de - laprincesa picoteó furiosamente la dor que co-menzó á deshojarse ; y al fin lanza ido un sua-visimo arrullo fué á posarse sobre el pecho desu dueña V acariciando con sus s3lojas atasblancas la-mejilla fria hundió el d .milutopi-co. fragante en una lluvia de hojis de rosa,dentro de la dulce boca pálida.

Era aquel su saludo matinal.Entonces—¿creyó ella en su delirio que 'era

aquella la caricia anhelada 6 vislumbró ya enel cielo su próxima realización?—la princesasonrió dLIcemente y una expresión de dichasuprz_ni _dató sus facciones, en tanto un tem-bloroso hilo de luz iba á engarzarse, titilandoradiosamente como una lágrima de aurora enel fleco de oro de las pestafías

Y quedó así inmóvil, muda y fría, nn ra-yo de sol en los ojos y los labios entreabiertosen una inefable sOnl1sa de amor.

FLOR DALIZ A.

Ponce. Pto RICO.

- AE_TEF-FR E_GCD(PARA GUILLERMO ANDREVE: ALTO Y CULTIVADO TALENTO ).

Ventidós primaveras y ventidós inviernosha visto sucederse:Asistió á los ponientes de dos soles.-Los hielos de la vida ha cruzado su plantaNi el placer lo cautiva ni la pena lo espanta!Nació en mi mafiana de ultramonte, do expandesus auroras el cielo para vestir-elAndede púrpura y zafir;

"--y donde las campiñas tienen lirios y rosas,y fuentes cristalinas y mujeres graciosas

Ha conocido el mal y proclamado el bien:ha ceñido el cilicio y apurado la hiel:sabe de penitencia y sabe de alegría:ha rogado en el templo y danzado en la orgía .

Siempre ha sido su culto para la soledad:El subasta á sí mismo porque sabe luchar.y va solo en la vida-así lo quiso el cielo-amparado en su anhelo de morir v llegar Hoy está recogido dentro de una ilusiónsu espíritu vibrante, como un rajo de lunadentro del ígneo cáliz de una rosa en botón . . ..y espera que agonice la noche de la vida.y que alborée ]a gloria como tina prometidavisión.

para que torne al astro el rayo de la lunay sus hojas de fuego palidezca la llor

E. CARRASQUILLA MALLARINO.1!'-31-140x .'

En el jardín.—¿Qué es un jazmín, esa !sor impecable

de pétalos tan blancos como tocasde monja°

—E, una estrofa perfumadaque cantó en el palacio de su amadaun troc . tlor para pedirle un tieso.- -¿l'n Lesol Y qué es nnb;wP

—Dulce mia.un besu es el milag-ro de dos locas!

1Fu tanto que así hablaban los amantes.ocultas en las hojas de uu cerezo -do. aves se besaban como locas)

PF,DRo SONDEREGGER.

P:uumtá, loot-, .

61 Heraldo dEl Istmo - 211

Lvlf' . Arnoici ShanklinApesar del poco

tiempo que tiene de re-sidir entre nosotroSel señor ítilr . ArnoldShanklin ha sabido ha-cerse ya personalidadmuy grata para Pana-má en el, desempeño clesus funciones comoConsul General de losEstados Unidos deAmérica en esta Capi-tal, cargo que conacierto viene desem-peñando desde hace-ya algunos meses,con la simpatía de to-dos; sin abandonar poresto la sendadesus al-tos deberes.

Posee varios idiomasMr. Arnold Shanlcliny entre estos elcastellano que lo ha.bla como buen lin-güista y sus manerasfinas lo mismo que subuen comportamientolo aquilatan como ca-ballero cumplido y di-plomático inteligente.

Talvez mañana lle-gue á ser él, para an-te nuestro Gobierno.ministro de su patria yalli, en ese alto puestosera seguramente tanapreciado por su com-portamiento y sus mé-ritos no comunes, co-mo actualmente lo esel Honorable CharlesE. Magoon..

Vea el, señor Con-.sal General de los Es-tados Unidos en estaslíneas un saludo res-petuoso y una pruebade amistad de EL HE-RALDO DEL HrSTMO.

PARA ALMAFí7ERTE, EL MAESTRO

c' )N~1 -L DE. LO:-1 1:STADOS PNIDOS

S7IfiITAliA el sa á. bas e de\\~/í/ naturalista que á base de

les sistemas combinadosKuhne -KneiLp y en uno cle los

\ más pintorescos pueblecillos cer-eanos. tIene establecido mí viejoamigo el doctor Real, cuando

3iF tuve. incidentalmente . oportuni-dad rle ver un hombre joven aún.muy bien parecido, y de altivopor ..e. que me interesó viva-lllente.

—Es un ceso de neurasteniaacentuadísima . ocasionada por elgran recargo cae Materia morbosaque en principio le produjo unad:speps;a atónita. Hubiera de-generado en monomanía, pero elenfermo ya está fuera de peligroy casi puedo garantiza• ama cura

tau radical como rápida : si quieres conversarcon él uu r:ato, te lo permito; tiene, de .si, his-toria, algunos relates muy interesantes, ..

.—Ya casi nf sé hablar. y apenas llego á ex-

plicainc—me dijo con dulzura y sonriendotristemente el joven aludido—no obstante . tra-taré ue referirle una página cae mf pasado ínti-ma de ese maldito pasado que tantos dolores

sembró en mi vida: la forma de mi relato ni si-quiera será medianamente literaria: no podríahacerlo porque ya he percudo el hábito de la la-bor intelectual que algún tiempo cultivé consuma contracción y en la que tal vez habríaconsenwido, con los años, algún éxito de notaque fuera bello corolario de una vida consagra-rla con idolatría al trabajo más hermoso y noble,al divino arte de Apolo . . . . Bien pudiera ser queesa misma ambición de gloria haya sido la cau-sa de mis desdichas pasadas y tal vez futu-ras . . ..

; C Yuntos esfuerzos titánicos, cuántas tareasímprobas. cuánta pesadumbre de hiel, cuánTaslágrimas de sangre, cuesta la adquisición idealde ese gajo de lauro intangible, tras el que co-rremos atraídos por tina especie de auto-suges-tión fascinadora, hasta que los reveses y las lu-chas nos desencantan y nos despeñan desdello-sanlente en el antro insondable delfxé . . . .1

Perdónemo usted las digresiones : voy á eo-menzar mi tan sencillo como monótono relato;

ale hago llama• Edgardo Pruner ; mi fami-lia de noble abolengo francés, descendiente deaquel general de Enrique IV, Laforee, y empa-rentada con los Fouquet y otros, y cuyos títuloscuentan muchos años de antigüedad, se me hizo,sencillamente, insoportable desde mf más tierua infancia, por sus estiramientos, sus reve

rencias, sus atavismos aristocráticos y sus ten-dencias avasalladoras y señoriles ; nací trayen-do en la masa de la sangre, en vez de sus par-tículas azules, glóbulos rojos y bien rojos, san-gre de jornalero, sangre de luchador. tendenciasde apóstol, de reformista : cuando abrí por pri-mera vez los ojos ya era anarquista, pero anar-quista del b'_en, socialista de la humanidadcomo lo fué Jesucristo.

Claro se está que con tal bagaje de ideas yante más amplias perspectivas, yo no fuera1'e :, ja.d finté; ni mucho menos, de mi familia, ápesar de que era el más pequeño ; por mi parteretribuía en idéntica. forma su grado de afecti-vidad, pagándoles con elmayor despego, y, álos quince 6 diezy seis años, era yo casi autóno-mo debido á ello en parte y en :parte á nuestraindepeadiente y liberal educación francesa.

Harto d, etiquetas palacieagas, de recepcio-nes suntuosas y de festines pantagruélico-bá-quicos, huí alegremente del hogar paterno yencaminé mis pasos á la tierra que ha sido yque aun creemos de promisión todas los europeos. No son para referidas, n siquiera pararecordadas, las infinitas penurias que podó en elParís argentino : aquí hice de todo menos deladrári : fuí lustrabotas, aa'ete, almacenero, pa-sante de escribano, ayudante de farmacia ycuando alcancé á dominar el idioma castellano,el que ya había estudiado teóricamente en Fran-cia, fuí . . . .¡asómbrese usted¡ . .--fuí periodistacon ribetes de literato, como pudiera haber sidobarrendero . . . . ó ministro . En el periodismotodo se acepta, todo tiene cabida; es el gremiomás intelectualmente cosmopolita y heterogé-neo: en él todo se amalgama perfectamente;pGr regla general para ser bien acogido no seha menester ciencia, sino audacia ; en esto esigual á la política ; conozco periodistas forjadosá réelalae que son enteramenterrulos . . . .Es tam-bién el gremio más anarquizado y es posibleque sea el más intrigante, como suele ser elmás desfachatado, veleidoso y falto de dignidad;lo que hoy essibe con la mano, mailana .lo bo-rra con el cado y lo que Doy ataca furiosamen-te, mañana lo defiende con heroísmo, según susintereses, circunstancias y miras privadas ; losque actuamos, ó hemos actuado, en él ya ni ve-mos esas podredumbres porque estamos liabi-tuados, sistemáticamente, á ese medio y tras unsueldo crapuloso, endilgamos un llamado á lacaridad . . .-Y por eso en el periodismo diariohay sitio para todos, aunque generalmente na-die ocupa el lugar que le corresponde. Yo erauna nulidad, lo reconozco; no obstante me dimaña y en muy poco tiempo alancé la direrción de un hebdo_nadario muy importante, másliterario que informativo. . Cuando esto'acou-teció ya bacía dos años que yo era casado ; i seasombra usted ? . . . .Indudablemente fué una locura que cometí á la ligera, el contraer tan gra-ves responsabilidades y compromisos citandoapenas contaba veinte años; pero lo hice pordos razones : la vida de crápula y bohemia meagostaba en todo sentido, y además, aquellosamores fueron un idilio . . . .un hermoso idilio,uno de esos sueños -poéticos, visionarios, colorde rosa, materializado en una vida efímera ymantenido con una desdichada huérfana : ja-más me pesó haberlo hecho, fué mi páginatierna, imborrable, de vida hermosa y siempreconsideré que las horas amargas sobrevenidasmás tarde no compensaban en nuestra balanzaá las dulces de mis amores . . . . Ya le referiré áusted esto en más propicia ocasión . . ..

e'.

Yo usufructuaba un regular haber en la re-vista cuyos destinos regla ; mi hogar era unnido de encantos alegrado con has argentinasrisotadas de una parejita de hermosos vástagosque idolatro y que me aman con locura porqueá ello les enseñó la madre que tanto adoré Una. lágrima . . . t por qué ocultarla? . . . . esuna lágrima de ternura que dedico á la memo-ria de la que fué mi infortunada compañera, dela que aun lo es, porque su frnagen está graba-da con rasgos imperecederbs en mi recuerdo,en mi ideas _en: mi marchito corazón : . . .

El HEraldo dEl Istmo - 212-

Todo iba muy bien; pero no se había hechopara mí una felicidad medianamente duradera;y tenía que saldar con creces mis juveniles locuras, mis torpes desarreglos, mis abusosinca-lificables . . . .Siempre fuera mi complexión físi-ca- excelente, pero yo estaba debilitado, ago-biado por el exceso de trabajo y tenía ya heri-do el sistema nervioso y el intelecto por lacontinua serie de luchas, decepciones y pesaresque sobrevinieron, como una consecuencia ló-gica, á mi separación del hogar paterno . Nohay duda de que mi cerebro era aun demasiadojoven para sufrir impasible varios aflos de ru-dezas, miserias y trabajos, así es que tuve for-zosamente que ceder al avance del mal y misnervios sucumbieron al peso de la terrible do-lencia generalizada en el siglo de las luces ..

Tuve la primera crisis una noche (¡tristenoche!) á la hora en que, según mi costumbre,acudía á la redacción. Me atacó un vahídopronunciadísimo, los oídos me zumbaron comouna. colmena, todos los músculos se distendie-ron en flojeras temblorosas, vibró entero misistema nervioso, un sudor glacial me inundó,acometióme una congoja de muerte, indefinibley caí semi-desvanecido. tinos lo atribuyeroná debilidad general, otros á una dispepsia agu-da ó á una colitis embrionaria y otros al co-mienzo del desarrollo de la enfermedad malditaque eStá en moda: la Areurastenia . . ..

¡Los nervios! : . .Maldije tantas veces áErasistrato por haber definido el sistema ner-viosol . . . .¡Como si élfuera culpable! ¿verdad?

En mi casa, solícitamente atendido, prontorecobré mi estado normal ; pero la semilla esta-ba sembrada en terreno propicio y debía ger-minar bien pronto. Desde ese día aciago parami existencia, comenzó uná era de padecimien-tos desconocidos que jamás habría imaginado;físicamente no sufría, minaa sentí dolores queme atormentaran, pero él a" ebro me aplastabacon sus diversas sensaciones de peso y de va-ciedad y una interrogaéión se estereotipó ensus celdillas, perenne como una maldici6n ma-terna, y con una insistencia mortificante, abru-madora . . . .—"Si caes enfermo no podrás tra-bajar: si no trabajas ¿quién sostendrá á tufamilia carecedora de toda otra fuente de re-cursos? . . . ." Esa idea fija, sugerida por mi de-bilidad nérvea, obsesionándome consecutiva-mente, me hizo tan aprensivo que mis nerviosconcluyeron de resentirse y la enfermedadmental siguió en crescendo.

Ya sume hacia insoportable el seguir ácargo de la dirección del periódico. No escri-bía, el semanario estaba muy descuidado, losaccionistas comenzaron á quejarse : hice ungran esfuerzo de voluntad; quise reaccionar ylo conseguí, pero, desgraciadamente, por muypocos días . . . . ¡Era un neruusténicoll . ..

Usted ignora, señor, cuántos y de qué mag-nitud son los sufrimientos de un enfermo deesa especie, de un enfermo que, sin sentir nada,se va amortiguando poco á poco . . . .iQué horastan terribles se pasan! Cuánto se sufre! . . ..Aun se me erizan involuntariamente los cabe-llos y me pregunto espantado si no resurgirá lafatal dolencia . . . .Me horroriza la idea y noquiero ni pensar en ello porque temo á una su-gestión de mi débil cerebro . . ..

. .

. .---- - - Tiene usted razón : ya estoy tranquilo . . ..Prosigo: ¡qué angustiosas horas he pasado!cuántas veces, cuando, á la madrugada, regre-saba á mi domicilio, creí no llegar ya más! . . .Salía de la redacción y temblaba de miedo . . . .enseb sida emprendía mi camino, ansiosamenterápido, tambaleante á veces, poseído del vérti-go, transpirando gotas heladas y viscosas, ycon las extremidades endebles como si fuerande trapo, y el respirar jadeante . . . . Llegaba á laesquina de mi casa y-me aj~resuraba con ansiasagónicas, -arrimándome á las paredes y ayudán-dome con'el bastón . . . . ¡qué `deseos, qué an

gustias, qué hambre de llegar á mi habitaciónme acometía entonces, de repenteL . . .¡qué fie-bre me-devorabal . . . .M esposa, mi Beatríz,'meesperaba todas, todas las noches . . . . ella, la po-bre, delicada, cloro-anémica de pesar por missufrimientos . . .Yo llegaba y. desesperado, mearrojaba 'sollozando sobre el lecho ; ¡cuánto

sufría! . . .En verdad no sé qué fuerza extra-natural me ha sostenido para poder sobrellevartántos y tántos padecimientos,

La idea del suicidio me acarició muté asE -ces como único recurso de salvación ; p

Beatriz? ¿ymispequeiluelos? . . ..

,íi carácter cambió radicalmente á conse-cuencia de la misma enfermedad y muchas ve-ces pagaba las caricias de mi infortunada espo-sa con necedades ó incorrecciones ; yo estabaloco, créame usted, completamente loco.

Consulté varios facultativos, algunos denota, otros especialistas, y no supieron qué ha-cer conmigo . _ _ . ¡Inútiles, inútiles de la cien-cial . . . .de la cirncial . . ..

—Pasée usted, distraígase, viaje, no piense.no trabaje en nada . . . .—;Imbéciles! . . . . ¿y el

pan de los míos? . . . ¿ó es que también solo tie-nen derecho á ser patológicamente felices lospotentados, esos parásitos de la vida humana,esas miasmas estancadas en el lago inmenso delglobo viviente? . . ..

Y seguía trabajando, sí, pero trabajandomaquinalmente, sin darme cuenta de mi obraporque ya había perdido hasta las nociones delsér . . . .Físicamente yo aparentaba un esqueletoandante . . . . Y moralmente . . . .con decirle á us-ted que una noche me quedé helado en mi mesade trabajo al hacer un esfuerzo de imaginación!Aquello fué el lúgubre éxodo de mi florecientecarrera literaria ; tuve forzosamente que re-nunciar á élla y por el momento también átodo otro trabajo. Con el fruto de algunosahorros nos sostuvimos durante varios meses,Figúrese usted el desquicio de nuestra casa,teniendo en cuenta que en mi pobre Beatrizseguía acentuándose más y más otra fatal do-lencia . Mi mayor desesperación era el no po-derme curar para hacer frente á'todas las vici-situdes . . . . ¡qué terrible desesperación! . . ..

La miseria comenzó á cernir ie sobre nues-tras cabezas y el que fuera alegre hogar, bienpronto se anegó en tétricas nebulosidades : mimujer se moría . . . . Esa monstruosa enfermedadtan generalizada en esta parte de América leroía las vísceras lentamente pero á concien-cia . . . .También maldije indignado á Koeh! . . ..

El descanso que tomé y la necesidad de ali-viar los males de los mios me hicieron sacarfuerzas de, flaqueza y me decidí á trabajar denuevo, en cualquier casa, tratando de dominarmi alterado cerebro ; pero no encontré ocupa-ción, ni me encontraba tan apto como yo creía,para desempellarla: una fatiga. estertorosa meconsumía; al caminar simulaba un ébrio, laspiernas me flaqueaban horriblemente, todo ámi alrededor danzaba bajo la inquisidorains-peceión de mi fosforescente pupila; el ascensode una escalera, ó de solo un declive me valíauno de esos vahidos . . . .Mteré mis visitas álos galenos, pero inútilmente ; pensé en curar-me por mí mismo,. y transcurrí semanas ente-ras metido en la biblioteca pública consultandotoda obra que pudiera ilustrarme al respecto:allí me leí, me releí y estudié, cuidadosamente,algunas obras de Dehove y Achard, Laudré,Paul Glatz, Mathieu. Fleury, Linossier, Guebe,Ingegnieros, y ¡qué se yo! una infinidad detomos sobre dispepsias, neurastenias, nervios,higiene, diagnóstico médico, . . . . y en resumenconcluí por atontarme con tanta prescripción,con tanta sintomatología, con tal cúmulo dediversas opiniones y, en final . no supe qué ca-mino seguir

Poco después, una fría y triste maIIana deAgosto, mi esposa no pudo abandonar el lecho:después (le auscultarla ligeramente, me dijoel físico :—Hay para un mávimun de tresdías . . . .—Alcanzó á vivir cinco . . . . cinco díasque ¡ojalá no los hubiera vivido! porque aque-llo fué una agonía lenta, un suplicio horribleque me desgarraba el alma y me mataba envida . . . . ¡Pobre Beatríz! Murió como una san-ta! Y lo era, créame usted, lo era . . . . Cuandomás tarde regresé del cementerio se desató fu-rioso el horrífico huracán que á duras penascontenía. en mi pecho y al verme solo. abando-

nado, triste, enfermo, en aquel hogar helado,otrora nido de mis . felicidades y donde mispobres huerfanitos lloraban desgarradoramenteun vacío por siempre irreparable, me dió unataque del que, realmente, ignoro cómo he sal-

vado. Vecinos caritativos, almas nobles, reco-gieron á mis criaturas mientras á mí se meatendía, aunque no muy solícitamente, en un

hospital ; es increíble y sin embargo es verídi-

co : en esos establecimientos, donde todo debie-ra ser filantropía y amor, esto no existe paraquien no se amolde concienzudamente á lascreencias alentadas por las hermanas de la ca-ridad . . . de caridad! . . . . Eso es irrisorio, se-

flor. es bochornoso! Habrá algunas que en rea-lidad lo sean, paso por ello; pero una enorme

mayoría . . . .solo sirve para amargar tácitamen-te, con refinada crueldad, las horas tristes deldesdichado enfermo que no comulga con susreligiosidades. Yo me negué á confesar yello bastó para que se me desatendiera y hastase me amenazara con brutalidad . . . . Todo lotuve que soportar resignadamente de ese ene-migo terrible por la postración y enervamientode los pobres pacientes . . . . Me apodaban "el 'fracmasón," "el maldito" . . . .Y todo porqueno tenia sus creencias. porque amo la religiónde la ciencia, de la luz y la verdad ; se practicarban herejías conmigo, ni m€s ni menos, here-jías inquisitoriales . . --En cnanto pude salir deaquella "casa de caridad" que no quiero nom=brar. lo hice alegremente porque prefería se-guir~arrastrando una vida maldita de miserias,privaciones y dolores, pero lejos de aquel antroinfernal del sufrimiento paradógica.mente lla-mado "casa de Dios"

Yo deseaba haber muerto en esa ocasiónpero. . . .mis pequeiluelos me abrazaban cariííosamente preguntándome con interés:—¿Estásmejor, papaíto? . . . .Pobres criaturas, ¿abando-narlas ? No. Besé las manos de sus salvado-res, por la verdadera obra caritativa que ejecu-taron y me rehice: había que sucumbir luchan-do hasta el último minuto, hasta que estallarael último nervio de mi cuerpo. . . Corrí convul-sivo en busca de ocupación : hice muchas ges-tiones infructuosas y no pudiendo hallar mejoracomodo ingresé en calidad de motorista en la.compa$ía de tranvías eléctricos "La CapitaL"En aquella época se acababa de implantar radimentariamente entre nosotros ese adelanto y,la gente se mostraba muy rehacia para trabajar:en él. Practiqué solo dos días y al tercero,como el personal idóneo fuera muy escaso, meconfiaron la conducción de un coche ; no meera difícil manejar precisamente -el freno ylá,manivela de tracción, y hasta hubo de hacermemucho bien, en un principio. mi nueva tarea,porque me distraía bastante. tonificando Hge-ramente mis roídos nervios . Pero por desgra-cia, bien pronto me acostumbré al paisaje deitrayecto que recorría tan amenudo y se mehizo monótono, monotonía más acentuada aúnpor la propensión á ella causada por mi dolen-cia. Y no se hizo esperar mucho el triste des-enlace de mi tragedia : un día amanecí más al-terado que de costumbre; la atmósfera opaca ysumamente pesada, húmeda, grisácea, contri-buía en mucho, con su calor irritante, á que yosintiera tal malestar : preveía toda una malajornada, pues ya algunas veces me acometierauna especie de vértigo talyendo en la plataformadel tranvía, que solo una casualidad me habíalibrado de estrellar aquél contra algún obs-táculo.

Más taciturno y visionario que de costum-bre tomé mi servicio con temor, Emprendimosviaje á Flores : dos vueltas enteras dimos; yoiba conteniéndome . En el tercer viaje veníami tranvía por la calle San Juan á la altura deCaridad: allí existe una bajada, una leve pen-diente de dos ó tres cuadras de extensión.,Miré entonces hacia adelante y ví, como si fue-ra allá lejos v abajo, muy abajo, á mis piescasi, un grupo de gente rodeando á un enormecarretón, que lleno de bolsas yacía volcado so-bre los rieles . Debí haber cortado la corrientey tomado las medidas necesarias á fin de dete-ner la marcha á una distancia prudente, pe-ro . . . . me arrastró el vértigo, entrechocáronseto:los mis nervios. oscurecióseme la vista yo

El HEraldo dEl istmo - 213

I,0UB1F,T Yestaba loco, perdí el conocimiento, no hice casodel aullido de algún pasajero y preso de aquolla locura rápida, momentánea, abrí toda lacorriente, largué el freno y el tranvía, comofebrilmente impulsado, se lanzó con la rapidezdel relámpago sobre aquel grupo que lo obsta-culizaba. Yo, cadavérico, helado, apretandoconvulsivamente el guarda-barro, mirando confijeza sin ver nada en realidad, columbré la ca-tástrofe como una pesadilla, como en un des-varío nada pude pensar, no me pude reponer,llegó el tranvía como una exhalación, chocófuriosamente y . . . . no supe más.

El final lo-conocí algunos meses más tarde:de la colisión resultaron varios muertos y heri-dos y ambos vehículos inutilizados. No se mehizo responsable del desastre porque mi defen-sor comprobó ; previo examen pericial, que elregulador estaba cerrado y que, por haber es-tado el freno descompuesto, no había podidodetener el coche al venir barranca abajo. Eldoctor López, con su buena voluntad y compa-decido de mis sufrimientos, los que yo le expu-siera sinceramente, me salvó de una prisión in-famante, que, en realidad ¿la merecía? . . . Esemismo abogado, noble alma á quien deberé mivida además de mi honor, se hizo cargo de misdos hijos y me recomendó tan eficaz é imperio-samente al digno Doctor Real, que aqaí metiene usted casi sano sin que me cueste eroga-ción alguna pecuniaria, pero habiendo con-traído, para siempre, una deuda enorme, impa-gable, una deuda de ilimitado agradecimientonacida al calor de toda la sinceridad y de "todoel carislo que saben concentrar en su más ínti-mas fibras, los que ya nada esperan de estemundo, los como yo vencidos en las luchas porla vida, los desheredados de la suerte, los mal-ditos de la Ilusión y de la Dicha

Luis M. BLAZQUEZ.

La Plata (R. A.), Septiembre de 1905.

LienzosVersos de Manuel Moreno Al-

ba .—Prólogo de Emiliano Her-nández—Barranquilla.—1905.

Manuel Moreno Alba es un intelectual que sur-ge, con una rica plétora de juventud mental, enla Colombia lírica de nuestros soles modernos, yaduna notas de pulcritud y gracia- á-la- orquesta-ción parnasina de la tierra de Silva, GuillermoValencia é Ismael López . Bajo el día fervorosode la costa colombiana, el artista pule con frial-dad la belleza cerebral en el mármol de la estro-fa casi impecable, y su verso sugiere, si nó unadefinitivamuerte de la emocionabilidad, á lo He-redia, sí un positivo culto por la forma culta, loque hace pensar, por virtud evocativa de la se-mejanza, en ciertas arquitecturas hispanas,eurítmicas, pero graves. hTo deja de surgir áveces de la lira moderna del nuevo poeta, algúnarpzgio que hable sinceramente y digade la vi-da, pero esto sucede poco, y por lo tanto, noconstituye'timbre dominante ni la orientaciónartística de las producciones sabiamente selec-cionadas de Lienzos . Sin embargo, este juicio es-tá muy lejos de ser absoluto, si se atiende á que_Moreno Alba apenas comienza á internarse en lafloresta úber de la gaya ciencia, y á que su bastan-te fresca juventud no permite una cabal defini-ción artística v se halla todavía en estado deplasticidad y puericia, estado del cual ha de sa-lir brillantemente triunfal, si juzgamos por lapre-victoria de Lienzos.

Nuestro juicio es únicamente personal ; ynuestro parecer, comosincero, quiere alejarse deprejuicios de escuela, y odia el 3fagister dixit quealgunos profesan en este siglo de la psicología y elrádium;ycomo no desamos escalpelizar en la estro-fas ni anatomizar e o los idea les miembros del ver.so, compendiamos en estas parcas líneas el avis queti libro de Moreno Alba nos merece y sonreímosá su admirable Musa, y amamos la gentil since-ridad conque Emiliano Hernández. el venezolanogenialísimo, nos la presenta en un prólogo, cuyaprosa le sabe al espíritu á uvas corintias que tu-viesen galantes dejos champanianos.

1 .. nh: LA R.

El día 20 del mes en curso entregará el señorEmile Loubet el mando de la más grande Repúbli-ca del universo al señor Clemente ArmandoFalliéres, nombrado para reemplazarlo por laAsamblea nacional francesa.

Emile Loubet que fué electo Presidente el 18de Febrero de, 1899, por muerte de Felix Faure,

no ha olvidado en el poder las doctrinas republi-canas que antes si7sténtara,y baja del alto puestoque ocupa con la satisfacción de haber cumplidosu deber.

Fallieres, el escogido para sucederlo, es unpolítico moderado y firme que ha estudiado pro- -fundamente la ciencia de saber callar, y su ex-altación ha sido recbida con general contentoen Francia, pues todos esperan que su gobiernoha de ser beneficioso para su país.

- -Publicamos hoy estas líneas y los retratos de

Falliéres y Loubet á título de información so-lamente, acompaíiando unas y otros en los si-guientes datos biográficos de los dos Presidentes,tomados del AlmanacA T7ermnt.

a

Emile Loubet nació en Marsanne, Drome, el31 de Diciembre de 1838, siendo sus padres unoshumildes labradores. Estudió derecho con buenéxito y ejerció de abogado por largo tiempo enMontelimar, lugar en que desempeñó los puestosde Concejero Municipal y Alcalde . Candidato ála diputación en 1878, derrotó á su adversarioMeleris, }} fué electo por 132&5 votos.

En 188 entró al Senado, y en 1887 en el ga-binete Tirard desempeñó el *Ministerio de Tra-bajos públicos.

A la caída del Ministerio Freycinet, en 1892,desempeñó la cartera del Interior con Ribot.Reelecto senador, fue nombrado Presidente delSenado á la muerte de Challemel—Lacour, y lue-go Presidente de la República.

Clemente Armando Falliéresnació en Mezin.Loira Y Garona, el6 de Noviembre de 1841 . Estu-dió derecho y se graduó brillantemente, ejer-ciendo luego la abogacía. Ha sido Ministro delo Interior en 1882, 1883 y 188-1 ; de InstrucciónPública en 1883 y 1889, y de Justicia en 1888y 1891 . Pertenece al partido republicano y es enla actualidad Presidente del Senado.x

Indudablemente, en el orden político nohayhonor mayor después de ser soberano de la po-derosa Albión, que el de regir por espacio deocho años los destinos de la tierra en que hanimperado Carlomagnoy Enrique IV, y ser elpri-mer ciudadano en París, la ur s regina que imponelas leyesy las costumbres al universo, el cerebrodel mundo de donde parten todas las grandesideas, y cuyo óleo solicitan para ser ungidowdela gloria todos los grandes genios de la tierra . Ymayor ha de ser, si el llamado á ese honor no esun autócrata ni un millonario, sino un humildeabogado que á fuerza de inteligencia, probidad

y constancia, como ese buen Falliéres, hallegadoá la cima sin que se señale en su carrera públi-ca una sola claudicación . Y en la magnífica Lu-tecia que ha visto la coronación de_ Napoleón yde Hugo, que tiene una iglesia de uestra Se-ñora para las regias glorificacionesy un panteóndel Padre Lachaise para las eternas quietudes,él atraerá todas las miradas . Y en la gran cos-mópolis que cuenta con un museo del Louvre y

CLEMENTE ARMANDO FALLIERESuna llanura de Longehamps, un Teatro de laOpera y una Biblioteca sin segando, y que havisto el entusiasmo intelectual en la primera delCyrano de Bergerac y los desbordes del arrabalde San Antonio en los días ya lejanos `de la Co-muna, inquietará desde su palacio del Eliseo la

Mp inestable de los césares que esbozan sus si-las como sombras trágicas de tiempos que mu.rieron, y la tranquilidad porcopólica de los pres-bíteros de la iglesia gala que muere del maldel siglo.

Préstame tu caballo, Don Quijote Préstame tu caballo, don Quijote;

despierta de su sueño á Sancho Panza:quiero ser, con tu escudo y con tu lanza,de nuevos malandrines el azote.

Recorreré el camino en raudo troteguiado por la intrépida esperanzade dominar el odio y la asechanzaque en lo profundo de las almas note.

Y si en lo aciago y rudo de la bregael pesimismo 6 la maldad me ciegay me invaden el odio y el asecho,

No dejaré tu lanza en el caminoexpuesta á los rigores del destino:clavada la hallarás sobre mi pecho!

Fér.ix CALLEJAS.

EMILE LODBET

El Heraldo dEl Istmo-- 274-

Del Colegio "San José"El Certamen conque ha clausurado sus tareas

de 1905 el Colegio °San JosE", ha sido induda-blemente laDota mas esquisita y harmoniosa deestos últimos días, al par que un triunfo com-pleto para . la Directora y demás profesores, ypara las - alumnas un éxito verdadero, de ' esosqne dejan grata huella -indeleble en la memo-ria .

No :podemos—apesar de nuestro deseo"—ha-cer una revista detenida de la velada ; bien se lomerece la fiesta, pero nos alta tiempo para esalabor grata y en vol.ind s, saltando de un nú-riero ~i otro del programa, sin pararnos paraanálizlr detalles, vamos :á decir nuestra opiniónfranca y sincera.-,

i Con humildad de campeiiinos o=tires, tranquilamente arzellanados',On •nubáras sillas, . bajo la placidez dL'.úu--cielo admirable _de veraño . sobré en-yo:fondo de un azul oscuro se desta-caban como lirios de oro :las estrellas,presenciamos el espetáculo, teniendopar vecinos á una muchacha de ojosnegros y expresivos y á un viejo ve-terano, silencioso y triste como esta-tua de una ciudad abandonada.

Abrió la fiesta Teodolinda deAlba con un discurso adecuado quesupo expresarllenade esmero y gra-cia, obteniendo por`ello Lis primeraspalmadas en esa noche, y deja el es-cenario á Raquel Arias y Rosario de'Alba que e,.ecutan un ejercicio al pia-no. El telón se cierra y vuelve á .abrirse en seguida con unquinteto-•de Araranjeras, admirablemente ves-tidas con nuestra clásica pollera.Forman el cuadro encantador Rebe-ca Paniza; Abigaíl Aramro, 1latildeRasch, Ana Teresa Vallarino •y Bea-triz Arias y sus vocecitas dulces,harmonizadá divinamente, son unadelicia: la buena ejecución de estenúmero lo hace acreedor á un vis queel público pide, que £ue concedidocon generosidad llégale el turno áuna comedia infantil en cuyo des-empeñalas niñas supieron ganarsebuenas palmadas, distinguiéndose ensu labor de arte Narcisa Mata, Isa-bel Espinosa y Rosario de Alba.

Recitaciones, piezas de piano,números- alegres que mucho agra-daron ejecutados por la Estudian,tina del Colegio, un Coro de Pnra- - -yuas adaptado con arte S gracia y

-un dúo en inglés en el que se lucie-

I '_- "_ . - . :.ron &faiía Arias y Emma BenedetC,fueron los números siguientes, cuyaejecución satisfizo al-auditorio.

Después tocéle el turno al clon de la velada:la preciosa zarzuelita Choza y Palacio . Digna deencomio es la labor de la Señorita blarina Ueróscon respeto á este número . Hacer copiar, estu-diar, pensar, recitar, decir, accionar y hacer laobra en solo ocho días, es tarea enorme y muyd ágna de loa cuando se cosecha, como esta vez•un triunfo asombroso.

La obra, bien repartida v mejor sacada, agra-dó mucho por su argumento moral y su músicajuguetona, alegre y variada. Raquel Arias, labuena amiguita de EL HERALDO DEL ISTSio, be-llo ejemplar del tipo istmeño, caracterizó su pa-pel admirablemente: viéndola en escena venía ánuestra memoria este cuarteto que compuso pa-ra una artista el malogrado poeta Juan de Arona:

Qué mujercita: un tesoro:No se cansa uno de verla:Pulida como una perla,Como una pepita de oro!

En detalle y en vestuario nada dejó que pe-dir ; supo destacar su figura de entre el conjuntocomo parte que era, y su dicción clara dióle co-secha de buenas y merecidas palmadas.

Elidita Paniza—un biiou admirable, cristali-zación de un amplio ideal de fina belleza infan-til—no omitió esfuerzo para lograr un triunfocompleto en su difícil papel de Juana v lo obtu-vo á las mil maravillas : su voz es bastante ex-tensa, bien timbrada y muy dulce, voz es quellega al alma y la conmueve y como domina laescena y se posesiona facilmente y su compañe-rita Raquel no se le .queda atrás, en el duo es-tuvieron encantadoras haciendo lujo de una vo-calización muy rara entre nosotros .

B_atriz de la Guardia lo ;,ró hacer reir consu salero no estudiado y Ana Terv,a Vallarino-apesar de su corta edad--bien ine>ece que la elo-giemos mucho, pues soró el papel de !',í ru,e n. conarte, naturalidad -vsoltura . . Las• demá--sobretodo drena Mata ilue posee r, rail disposicionespara el arte v que con sobra de razón ,e capeótodas las simpatías de los espectadores—de ,em-peñaron bien sus ,ales.

Beatrfz Arias, la A'niparilo terrible é inquie-ta, con suma gracia, siempre sonriente v opor-tuna, supo dar animación á los coro, que re-sultaron buenos . La indumentaria lujoso . rica vescogida y los juegos escénicos ejecutados todostoa propiedady aciei to.

-Era al amanecer! . . ..En el Oriente

el sol mostraba un arco luminoso:yo á tu lado remaba suavementey el barco resbalaba silencioso.

Al apacible canto de las ola,se mezclaban, á veces . los rumore,de tiernas y sencillas barcarolesque-entonaban los rudos pecado-es.

Llegaban á nosotros los rúfdasde la ciudad, que despertaba inquieta.como de inmenso menstruo los rugido.al sentir el peiiCro que lo reta.

Odio . digiste, odio las ciudadescupo círculo estrecho nos ahoga:amo del : mar las vastas soledades ;hacia adelante, hacia adelante },o~i!

Y yo, entre tanto . la rizada espumamás ligero cortaba con la quilla.y se iban esfumando entre la brumalos pí'idos contarnos de la orill :>_

6.r-velada terminó con un CuLdro vivo tit,L,do ~.a ( ,.efe di, fu (~rilizariírn, cuco fotograbadopublicamos en e,te mismo iAmero. lo mamo queel del qu ;J .tcto de \'om"ioarr.

Tal el5'ertámen del (Vez10 ` c•an José", elmejor plzi.t,-1 de la República hoy dia . El públi-co todo quedó como:etamente satisfecho delrc,ult,do v pCr+rintiz:unrn que los exámenes fue-ron un triunfe mayor . más hermoso, más nobley má- digno de loa que la @esta que acabamosce re,eñar .

SIEBEL.

Una brisa pasaba, fresca y pura.rizane;o apenas las azules ondas,y queriendo jugar con tu hermosura-enmarañaba tus gvedejas blondas.A reces la gaviota descuidada . "de ,u vuelo fugaz en la harmonía:con el ala de espuma salpicada

'azotaba tu frente y se perdía-Buscando entonces en mi pecho abrigoreclinabas tu lánguida cabeza

-v hablábamos de amor sin más testigoque la muda, la azul naturaleza.L•'ntonces me jurabas anhelante.junta tu ardiente mano con la mía, -que tu amor, como el mar, era gigante,r que eterno como él . no moriría.Y -sinembargo me oMilaste há mucho,holla,te de mis flore, las corolasy en mi, oídos como siempre escuchoel eterno gemido de hu olas.

lirn , rrn, FABREGA.

COLEGIO "SAA' JOSE.——CORO DE NARANJERAS,

1~~ t'J L1T~11L 1~ ~J~

El Dios RojoPanamá crece cada díamás, y

al darse humos de cosmópolis se"desarrollan en ella lo, sucesos que F

hacen azarosa la vida en las grandes capitales . El pobre caserío de

b 11~ Pt~-,'~ 1pescadores indios . -abundante en

°III i~mariscos, se transforma en be-lla y culta ciudad, y al hacerlogermina en su seno la semilla decrímenes que profusamente rega-ron Balboa y Pedro Arias de Av¡-la. A nuestros oídos sensibles degentiles-hombres de los llanos vlas costas, llega el rumor de crímé-nes antes no vistos en el burgo.Ayer fué un robo audaz con ribetessacrílegos . Ho}- el descuartizamien-to de una niña y la explosión de unbulto (tal vez una bomba anarquis-ta?) y á cada momenta los amagosde incendio que ya par tercera vezdesde el 3 de Noviembre de 1903 se

han convertido en verdaderos y es-pautablestorbellnos de llamas, des-tructores de la riqueza privada.

De uno de ellos, el del doce deEnero, habló Emiliano Hernán-dez en su bella C'r~nira RnjR, yno agotado el interés que des-pertara v los relatos á que dieraocasión, en la madrugada del 31de Enero al 1" de Febrero, se de-clara otro más terrible que el ; ri-

a z`mero, porque se cebó en partede la población rica v comercial

, .~

„~en sumo grado . Comenzó su obrael Dios Rojo en la casa apellidzdipor quién sabe qué caprichoLa Cnnuirdia, á las dos v me-dia,, r aceptando la - cola-boracion de un fuerte viento Norte redujo á ce-nizas en poco tiempo cerca de cuarenta casas.El espectáculo era espantable y á la vez hermo-so, y si en el pecho no se albergaran sentimien-tos de amor al prágimo, admiraríamos á Nerón ygustosos lo proclamaríamos el esteta más grandeque han visto Ios siglos. porque efectivamenteno hay espetáculo más gaandioso y que más noshaga pensar en nuestra pequeñez que el ofrecidoá ojos atónitos por el Dios Rojo en sus ratos si-niestros de alegría desoladora .

El Heraldo dEl Istmo - 215

COLEGIO "SAN. JOSE" .—CUADRO VSVO . "LA CORTE Ds LA CiVILiZACiÓN."

Pero el sentimiento ahoma el arte, y al ver _elevarse

al cielo las llamas rojas, las llamas azu-ladas, las llamas multicolores, pensamos en tán-to buen amigo cuya riqueza, pequeña ó grande,resultado de laborioso afán queda reducida á ce- - -

-nizas, pensamos (egoístas incorregibles!) en que Se salió de plomadamañana podemos ser nosotros las víctimas de la la colectiva estupidez, caminoterrible deidad, y nos felicitamos cuando

tras del rebenque, del tajo y la picota.esfuerzos supremos se logra atajar la lengua di -fuego, aplacar la cólera del Dios. Rojo é impedir - Apóstoldel Derecho, un petardistaque

multiplique

sus ratos siniestros de ale- de frac y cubilete,gría spldeadora y bella . -volcó sobre la turba -

-

- de los descamisados-

- todo un cajón de frases.

Su vibrante discurso_~T2

causa fue de apoplético entusiasmo,que tuvo que sangrar tranquilamentela científica guardia pretoriana,á punta de cañón _y bayoneta.

Y yo, del caballete de un tejado,miré la rebujiña,-como no soy apóstol del derecho-con toda la frialdad de un erudito

-LUIS C. LOPEZ.

En CarnavalPARA UNA MlST1C\

Cuando la sombra lenta va cnbrltalas naves de la iglesia abátidonada,te ví frente al altar arrodilladaimplorando la gracia de Piaría.

En tu pálido rostro se veíaimpresa del dolor la huella airada.y en tanto que llorabas desoladagozoso afuera el Carnaval.

En tu oído vibraron las inquietasrisas de muchedumbre indiferente.despertando en tu sér ancias secretas.

Y miré con ásombro-al sorprenderlas-cómo al influjo de tu fé crecientese trocaron tus lágrimas en perlas.

..EL INCENDIODEL 19— (INA VISTA DE LA CARRERA DE LA CONSTITUCIÓN ANTES DEL SINIESTRO

GUILLERmo ANDREVE.

El HEraldo dEl Istmo - 216

®e CarnavalPARA MANUEL S . CERVERA-QUE ES POETA.

Hace un año, con una Colombina,y al anémico atisbo de un farolte miré. (Dialogaba . una ocarinacon el monosilábico tambor).

Los cerebros, como con crinolina,congestionados por la animación. -Pero tú, con la faz llena de harina,triste, muy triste bajo el dominó

Como si fuera una caricaturade trapero sin garfio, tu figurahizo reír á mi sinceridad:

Porque te vi tristón entre la inquietamuchedumbre : tenías l~ caretacolocada al revés de mi antifaz.

Luis O . LOPEZ.

Noza:AoEn la composición En Carnaval del Director

de esta Revista aparece incompleto, el cuartoverso del segundo cuarteto, diciendo:

gozoso -afuera el Carnaval,en vez de :

gozoso afuera el. C"I?MaVal reíaque es como debe ser.

Allí mismo hay un uncias por ansias, y alfinal del artículo El Dios Rojo un soldeadora pnrdesoladora que el lector tendrá la bondad de rtificar, as¡ como algunos otros errores de menorimportancia que hállará en el texto del presen-te número .

Sil prensaEstá ya en prensa la importante obra guía-

Directorio de la ciudad de Panamá, de los señoresPastor Jimenez y Diocleciano Ramos y García,de cuyo mérito nos parece demás hablar.

La edición nítida y lujosa la hace la casatipográfica de Chevalier, Andreve & Cía., pro-pietaria de esta Revista, y al1regará un inte-rés más, elde la estética al intrínseco que laobra posee por la multitu de datos, documentosy observae¡ nes utilísimas que con perseveran-cia y a£an prolijos han logrado compilar susautore,s .'En - ril estará ya á la venta y desdeahora recomendamos á nuestrossuscritores apro-vechen la ocasión de comprar un libro de posi-tiva necesidad en la vida práctica para los quehabitan ó piensan habitar en esta ciudad..

Golnhlactbos.-Can agrado -notamos el progreso de nuestros

muy apreciables colegas El Fignro g El bfanda

Ilustrado, de la Habana . El último número quedel primero nos llega, agrega á su selecto ma-terial de siempre el encanto estético de u a her-mosísima portada . También hallamos nuevamente, entre otras firmas notables, la muyquerida del gallardo prosador Manuel MárquezSterling, como siempre al pié de un cono :ptuo-so artículo. El 7Lundo Ilustrada, avanza cadadía una gran jornada, á no dudarlo. Ultima-mente ha recibido para sus talleres una enormerotativa de cuatro pisos que vale á la empresaveinticuatro mil pesos oro de costo iniciál.

También Liras, el amable quincenario de Ar-te de los estimables jóve : es Carbonell y Garrido,se hace más intzresante cada vez, y en uno desus últimos números halamos un béllo soneto deFelix Callejas que no resistimos al deseo de Ipoblicar. Se titula Préstame fu caballo, Don Qui-jote, y aparece en el presente número.

A. los colegas cubanos nuestros felicita-cioges .

Doña Patricia de LafaurieCon verdadero p e s ar re-

gistramo s hoy el fallecimientodespués de lenta v cruel enferme-dad de la veneraúle matrona seño-ra Doña PATRICIA DE LAFAURIE,tronco dignísima de una distingui-da familia . La señora DE LAPAU.RIE que vió la luz en la hermosatierra de (Juba, vino muy joven áPanamá en compañía de su esposo,y ésta fué para ella como una se-gunda patria . Muere después deuna vida ejemplar, á los ochenti-seis años de edad, siendo sentidahondamente por sus deudos á loscuales acompañamos en su duelo.muy especialmente á don EugenioChévalier nuestro grande y buenamigo, socio de la firma Chevalier,Andreve & ('ía . propietaria deesta Revista.

Que descanse en paz eterna-mente la extinta y que hallen susdeudos la resignación necesariapara soportar el rudo golpe quelos agobia hondamente . son nues.tros sinceros deseos.

3osefína Moll

Como ofrecimos en un núme-ro anterior publicamos hoy elretrato de la bella é inteligentehorinqueña señorita Josefina Moc,con cuya colaboración se honraEL HERALDO DEL ISTMO . La sim-patía que el talento de Flor Dalizaha despertado en nosotros ha veni-do á afirmarla intensamente subelleza delicada y gentil, y ganasnos dan de proclamarla reina y de

rendirle tributo de admiración y de amor, quebien se merece, deshojando á sus plantas rosas,rosas v más rosas .

feberíco B. IDe3etHonroso nos es por más de un concepto pre-

sentar nuestro saludo de bienvenida al distingui-do caballero don Federico Alfonso Pezet, Encar-gado de Negocios del Perú en Panamá y CentroAmerica.

El señor Pezet que en su carrera diplomáticaha alcanzado más de un triunfo ha sido en otraépoca un periodista brillante y de alto valorin-telectual, y desde luego nos permitimos esperarque, siquiera de cuanto en cuando, honre las co-lumnas de nuestra Revista con producciones desu pluma .

Gracias

Las damos muy sinceras á nuestro joven co-lega La Luciérnaga, por la reproduccción amableque en su último numero hace de los Párrafos

sobre Darío Ile-riera, que escri-bió el Directorde esta Revista.

SaluboPedro Sonde-

regger es un jo~.',~s

' cen intelectualde veintidós a-ños, nacido en la

_

más heróica ciu-dad de Colom-bia la noble, yque hoy, con unbagage literarioapreciable . sehaya entre nos-otros . Grato de-ber es el nuestroal saludarlo y alpublicar en estenúmero unosversos suyos,que darán lige-ra idea de sumentalidad almuy ilustre Ysensato lector.

EL INCENDIO'DEL 14—uomi:wos DE MAYOR AcrlvmaD DEL FuEGo

F.L TNCF.NDIO DEL 1 9 -PARTE. INVEVDIADA DE LA CARRERA DE LA CONSTITUCIÓN