de antropóloga externa a antropóloga local- diferentes modos de implicación

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  • 7/24/2019 De Antroploga Externa a Antroploga Local- Diferentes Modos de Implicacin

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    Cuadernos de Antropologa Social

    ISSN: 0327-3776

    [email protected]

    Universidad de Buenos Aires

    Argentina

    Stagnaro, Adriana A.

    De antroploga externa a antroploga local: Diferentes modos de implicacin

    Cuadernos de Antropologa Social, nm. 23, 2006, pp. 81-103

    Universidad de Buenos Aires

    Buenos Aires, Argentina

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180914247006

    Cmo citar el artculo

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    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180914247006http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=180914247006http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=1809&numero=14247http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180914247006http://www.redalyc.org/revista.oa?id=1809http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=1809http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180914247006http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=1809&numero=14247http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=180914247006http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180914247006http://www.redalyc.org/revista.oa?id=1809
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    De antroploga externa a antroplogalocal. Diferentes modos de implicacin

    Adriana A. Stagnaro*

    RESUMEN

    El trabajo presenta una reflexin sobre la prctica antropolgica a partir de unasituacin de trabajo de campo dada en la investigacin de empresas y laboratoriosbiotecnolgicos argentinos. Se analizan tres momentos en el desarrollo del proceso de

    indagacin, relacionados con distintas perspectivas tericas y metodolgicas, para discutir-las y contrastarlas en trminos de alcances y limitaciones. El recorrido se detiene a conside-rar la fecundidad de la nocin de implicacinreflexiva,sustento del enfoque que se ponderacomo el de mayor capacidad interpretativa.

    Palabras clave: Trabajo de campo, Situacin de investigacin, Empresas y laboratoriosbiotecnolgicos, Implicacin reflexiva,Interpretacin.

    ABSTRACT

    This paper presents a reflection on the anthropological practice starting from afieldwork situation given in the investigation of Argentinean biotechnological companiesand laboratories. Three moments are analyzed in the development of the inquiry process,related with different theoretical and methodological perspectives, to discuss them and to

    contrast them in terms of reaches and limitations. The journey stops to consider the fecundityof the notion of reflexive implication, sustain of the focus that is pondered as that of moreinterpretive capacity.

    Key words: Fieldwork, Researching situation, Biotechnological companies andlaboratories, Reflexive implication,Interpretation.

    Cuadernos de Antropologa Social N 23, pp. 81103, 2006 FFyL UBA ISSN: 0327-3776

    *Instituto de Ciencias Antropolgicas, Facultad de Filosofa y Letras Universidad de Buenos Aires.Tesista doctoral del Proyecto UBACyT Comunidades cientficas: antropologa del mundo con-temporneo. [email protected]. Fecha de realizacin: noviembre 2005. Fecha de entre-ga: diciembre 2005. Aprobado: abril 2006.

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    RESUMO

    O artigo apresenta uma reflexo sobre a prtica antropolgica a partir de uma

    situao de trabalho de campo que aconteceu no decurso da pesquisa em companhiasbiotecnolgicas e laboratrios argentinos. So analisados trs momentos no desenvolvimentodo processo de pesquisa, relacionados com diferentes perspectivas tericas e metodolgicas,para discut-las e contrast-las em termos de seus alcances e limitaes. O percurso focalizaem especial a fecundidade da noo de implicao reflexiva, sustento da posio considera-da como a de maior capacidade interpretativa.

    Palavras chave: Trabalho de campo, Situao de pesquisa, Companhias e laboratoriosbiotecnologicos, Implicao reflexiva, Interpretao.

    INTRODUCCIN

    Este artculo pretende reflexionar sobre una situacin de trabajo de campo,dada en el desarrollo de mi investigacin en empresas y laboratorios de biotecnologade la Argentina, a la luz de la nocin de implicacin. (Althabe y Selim, 1998;Althabe y Schuster, 1999; Althabe y Hernndez,. 2005; Hernndez, 2001). En elanlisis y despliegue de los acontecimientos ocurridos en mi prctica antropolgicair conjuntamente contrastando los alcances y lmites de una interpretacin basa-da en la implicacin del antroplogo en el mundo social del cual pretende darcuenta, frente a otro tipo de enfoque ciertamente ms tradicional yepistemolgicamente afianzado en las ciencias sociales y, particularmente en nuestradisciplina ligado a la representacin del antroplogo como sujeto externo y dis-tante, donde el dispositivo de la observacin-participante, puesto el nfasis en elprimer trmino, asegura un corte ab initio con las dinmicas sociales en juego,

    condicin de una supuesta cientificidad.

    Vayamos entonces al relato de la situacin de campo. Durante una entre-vista realizada en el contexto de una revisita antropolgica a Gentec, empresabiotecnolgica estudiada en el transcurso del ao 1994 y parte de 1995 (Stagnaro,1996 y 1999), mi interlocutor, uno de los gerentes fundadores de dicha empresa,alude al comienzo del dilogo a un hecho que, da por sentado, sera de mi cono-cimiento: Viste, bueno ahora estamos mucho ms organizados, asentados y tranqui-los. En parte ya superamos todos los efectos y coletazos del famoso juicio, aunque toda-va la seguimos peleando.1Difcil fue mantener la exigencia de la profesionalidad

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    dado el estado de perplejidad en que me encontraba a fin de solicitarle que porfavor, se explayara respecto del aludido juicio, debido a que yo nada saba ni supe,

    en su momento, de dicho acontecimiento. Tal estado se fue profundizando a me-dida que el entrevistado, no sin asombro, (pens que lo sabas) fuera desarrollan-do la situacin de conflicto de competencias y legal, establecida entre la empresaque representaba y otra, lder del mercado de medicamentos producidosbiotecnolgicamente.

    El juicio tena larga data, haba sido iniciado por aquella lder, Gen-Sud2

    contra Gentec, por m estudiada, luego de la constitucin de esta ltima en1990, como pequea empresa biotecnolgica dedicada a la produccin de medi-camentos, con base en la investigacin y el desarrollo, a iniciativa de un grupo decientficos-empresarios, que conformaban el nivel jerrquico de la empresa. Aprincipios de la dcada de 1980 y mucho antes de la fundacin de Gentec, habansido convocados por la direccin de una firma farmacutica nacional, para desa-

    rrollar en ella un relevante e innovativo proyecto biotecnolgico, inexistente enaquel momento, como campo de investigacin y produccin en la Argentina.Esta experiencia laboral, profesional y cientfica se extendi por un perodo deocho aos y se conform en el antecedente inmediatamente anterior en la consti-tucin de sus trayectorias como empresarios de la ciencia.

    La demanda judicial reclamaba los daos y perjuicios emergentes de lapresunta apropiacin de conocimientos, tcnicas y prcticas desarrollados en ellaboratorio de aquella empresa, sin autorizacin de su direccin, determinandocomo monto del reclamo una elevada suma de dinero. El proceso judicial se habadesarrollado simultneamente al tiempo de mi estada de investigacin en Gentec,extendindose hasta, y an despus, el momento de la revisita. A pesar de ello, enninguna instancia particular del trabajo de campo, (observacin, entrevistas, con-versaciones informales, seminarios, reuniones con la jerarqua directiva, chanzas y

    charlas) obtuve informacin alguna respecto de esa situacin.Esta exclusin de la interaccin con los actores se presentaba contradictoria

    respecto a la modalidad, a primera vista inclusiva, que adopt mi ingreso ypermanencia en el campo. Fui presentada a los directores de la empresa por unestudiante de biologa en los inicios de su carrera, que a su vez se desempeabacomo empleado tcnico del laboratorio. Luego de exponer los objetivos y proble-ma del proyecto de investigacin que pretenda llevar a cabo, propuse a solicitudde la direccin dar a mi estada la forma de pasanta como becaria de iniciacinde la UBA, familiar a la dinmica de trabajo existente ya que haba varios becariosde la Facultad de Ciencias Exactas, que bajo la forma de pasantes, desarrollaban

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    all sus prcticas cientficas. Esta propuesta finalmente aceptada por el consejo dedireccin, permitira que mi presencia en el laboratorio fuera asimilada dando

    lugar a una temporalidad cotidiana y extensa y a un acceso sin restricciones a losdiferentes espacios de prcticas cientficas y gerenciales. Receptivamente entoncescomenz mi inmersin en la vida de laboratorio (Latour y Woolgar, 1995).

    La negociacin y regulacin de las formas concretas de acceso y estada enlos espacios de la empresa-laboratorio, se fueron acordando a lo largo de variasentrevistas con cada uno de los cinco gerentes. Cabe desmenuzar aqu los trmi-nos de esa negociacin desde la perspectiva de la direccin por un lado y desdela forma de adscripcin propuesta por m por el otro, teniendo ambas en cuen-ta las caractersticas del trabajo cientfico y tecnolgico propio del laboratorio,punto central de mi atencin en ese momento.

    La jerarqua gerencial tom formalmente conocimiento de mis intereses deinvestigacin, por medio de la presentacin de mi proyecto, aprobado por laUniversidad de Buenos Aires, en el contexto de solicitud de una beca de inicia-cin a la investigacin. Los temas propuestos versaban sobre las formas de rela-cin entre ciencia bsica y aplicada y su expresin en el proceso de produccindado en el laboratorio, la percepcin distintiva por parte de los distintos actoressociales de la existencia o no de esa dicotoma en sus prcticas tcnicas y cientfi-cas habituales, el anlisis de las categoras nativas y su interpretacin a la luz de laliteratura especfica.

    Respecto a la formacin como antroploga, adems de haber ledo mi cu-rrculum vitae, se enteraron informalmente de mis condiciones personales por lasreferencias dadas por el estudiante tcnico que ofici de enlace, y a travs de lapresentacin personal, donde advirtieron mi previa formacin en leyes, comoabogada y escribana, dato que suscit singular inters.

    La propuesta de estancia prolongada y continua en el espacio social y tem-

    poral del laboratorio, estuvo condicionada a mi desempeo y a las posibilida-des fsicas de compartir la mesada3con las personas que all trabajaban. Con-trariamente, la posibilidad de realizar entrevistas, participar de reuniones en ellaboratorio o en la direccin, estar presente en la visita de funcionarios del Minis-terio de Salud Pblica o de representantes de otros laboratorios, consultar la bi-blioteca y en fin desplazarme libremente por los distintos espacios, no estuvosujeta a condicin alguna. Como personaje externo no fui rechazada en ningunaocasin. Mi presencia fue admitida y slo limitada, en principio, por las condi-ciones materiales de trabajo en el espacio de laboratorio, muy estrecho, para elnmero de personas que all se desenvolvan. Debido a ello, experiment la sensa-

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    cin de incomodidad, de estar ocupando un espacio ilegtimo, dada mi incompe-tencia tcnica para las tareas all realizadas. Al mismo tiempo, mi inters por ob-

    servar el crisol de la ciencia, asistir a los experimentos, ser testigo de la fusin deconocimientos y prcticas, me condujo a solicitar nuevamente la autorizacin dela direccin, luego de pasado un tiempo prudencial, para realizar labores sencillasen el espacio de mesada del laboratorio. Estas consistan en el pesado de sustan-cias en la balanza, anotaciones de prcticas, control de rotulados, verificacin delbuen funcionamiento de la heladera, entre otras, que ya haba comenzado a hacerde hecho gracias a la buena disposicin de los tcnicos y becarios para ensear-me sus conocimientos tcitos y sus habilidades manuales y prcticas. El hacermepartcipe de sus tareas y de su comportamiento social, ayudaba a relajar la tensinproducida por la presencia extraa. Mi mocin fue finalmente aprobada aten-diendo al mejor funcionamiento de la dinmica del trabajo. La investigacin con-tinu entonces bajo esta forma de participacin ampliada.

    Ahora bien, cmo explicar entonces el cuidado ocultamiento del proce-so judicial y sus consecuencias relevantes en la constitucin de las identidadesindividuales y colectivas de los actores sociales y su posicionamiento en el espaciosocial del laboratorio? Se eriga efectivamente este dato como una situacin ana-ltica,4es decir, como dispositivo de anlisis interpretativo, capaz de echar nuevaluz al modo de interlocucin entablado y a la comprensin de las dinmicas pro-pias de la esfera social indagada?

    Para responder a estas preguntas es necesario realizar un esfuerzo reflexivo-retrospectivo en el anlisis de distintos momentos en que se puede desdoblar eldecurso de la investigacin.

    PRIMERMOMENTO: DISTANCIAEILUSIN

    En las etapas iniciales del estudio, el inters se centr en elucidar el proble-ma de investigacin elaborado, cuyo objetivo general, sesgado por intereses socio-epistemolgicos, consista en ...dar cuenta de las interrelaciones entre el procesode produccin y aplicacin del conocimiento cientfico, en el mbito de centrosde produccin biotecnolgica (Stagnaro, 1994, Proyecto de beca de iniciacin)

    El relevamiento e interpretacin antropolgica de las categoras nativasde los cientficos, se plante como primera aproximacin y tarea a realizar y eldispositivo metodolgico de la observacin participante de sus prcticas y discur-sos en el locus del quehacer cientfico, se puso entonces en juego.

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    Para no caer en la tentacin de hacer una historia whig5de mis eleccionesmetodolgicas, cabe aclarar que siendo ste el comienzo de mi experiencia en la

    investigacin antropolgica, la resonancia de la formacin disciplinar como te-ln de fondo (Malinowski, 1969, 1973, 1989; Firth y otros, 1974; Lvi-Strauss,1976), tuvo un papel importante en la puesta en prctica del enigmtico disposi-tivo de la observacin-participante. Como aplicada principiante, reproduje estre-chamente el protocolo disciplinar, cuyo dogma prescriba la necesidad de regis-trar absolutamente todo lo observado, visto y odo, en el lugar o inmediatamentedespus de haber dejado el campo. As comenzaron unos comunes cuadernos denotas, a poblarse de registros fragmentarios, la ms de las veces desasidos: malascopias de frmulas o burdas descripciones de equipos sofisticados de laboratorio,nombres complejos de sustancias, rtulos de los etiquetados. Otros ms articula-dos: listas de bibliografa biotcnica, dibujos y diagramas de los espacios de me-sada, escritorio y biblioteca del laboratorio, diseos de la sala de conferencias,partes de dilogos ininteligibles, que luego con el tiempo recobraran sentido.

    La tarea de registro y descripcin del espacio material y social, si bien sepresentaba como actividad genuina para justificar mi posicin de antroploga enese micro universo, devolviendo a los actores una imagen especular por ellos acep-tada; era a su vez, por momentos, percibida por m como montona y tediosa noobstante ser el procedimiento legitimante del nada fcil estar ah. Adems era lapostura y actitud necesaria que dara lugar y abrira las puertas a la ms atrayenteparticipacin, la otra actividad implcita en el contradictorio dispositivo de laobservacin participante.

    En principio, no dispona de protocolos instituidos para reproducir lospasos indicados para acceder a la participacin, pero s de una amplia y diversaliteratura sobre la forma convencional o no, de acceso al campo e insercin delantroplogo en diferentes y especficas arenas sociales, especialmente en culturas

    extraas o subalternas, donde cada investigador relataba el procedimiento inicitico,con mayores o menores detalles segn el estilo de escritura propio y los efectos delmismo en la expuesta subjetividad (Barley, 1995; Caplan, 1988; Cardoso deOliveira, 1988; Cardoso, 1986; Da Matta, 1978; Evans-Pritchard, 1978; Rosaldo,.1991; Pratt, 1991)

    Otro tipo de literatura surgida a partir del contexto econmico, poltico eideolgico de la expansin del capitalismo a escala mundial, (Marcus y Fischer,1986; Rabinow, 1996; Marcus, 1995; Hess, 1992; Fischer, 1991) propone la ne-cesidad de una discusin en trminos metodolgicos de las formas de haceretnografas en las complejas configuraciones adoptadas por los campos sociales

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    como la ciencia, la tecnologa y el mercado, pero sin poder despegarse, a mi enten-der, de los compromisos de los enfoques convencionales, destacando que la nove-

    dad en el mtodo estaba incorporada en un discurso de autopresentacin reflexi-va, donde la escena de la implicacin metodolgica era descripta en un lenguajealgo ms comprometido con problemas ticos, intereses de investigacin y algunaforma de activismo. Esa tendencia, con el correr del tiempo, parece irse transfor-mando en una actitud casi mecnica. (Marcus, 1995).

    Dentro del marco de la investigacin, el dispositivo de la observacin-participante fue desplegndose entonces, e implementado, con la utilizacin detodas las herramientas puestas a disposicin por los cnones de la etnografa, a finde moldear un modo de estar ah. A mi entender participar significaba serpartcipe, tomar parte en las actividades y prcticas tcnicas y sociales en que fueraaceptada, en el mbito de mi exploracin (experimentos, entrevistas, dilogos,seminarios, reuniones); para luego dar cuenta de ellas en el proceso de escritura,vinculndolas a alguna temtica terica integrante del problema de investigacin,que le insuflara a aquellas prcticas cotidianas, un plus de significado, prueba dela validez y legitimidad de la intervencin antropolgica.

    Las herramientas, conocimientos e intereses de investigacin con las quecontaba, me permitieron relevar las categoras nativas de ciencia pura y cienciaaplicada y su relacin como interfase, las distinciones de los actores entre sercientfico y ser tcnico o tecnlogo y los consecuentes posicionamientos en lacambiante organizacin social de la investigacin biolgica, que los actores, comoempresarios de la ciencia, se sentan interpelados a redefinir, en el desarrollo de susactividades. Su doble pertenencia a terrenos que definan como cientfico y tecno-lgico y su constante atravesar las porosas fronteras entre ellos, en el mbito de laempresa, provocaban reflexiones contradictorias, asumiendo posicionamientostambin cambiantes y opuestos: ya no estn en la ciencia cuando se invisten

    como empresarios y reclaman fondos al sistema cientfico, pero reconocen que esimportante seguir haciendo ciencia y defender la conexin directa con ella,cuando hacen investigacin y desarrollo de un producto para luego ser comercia-lizado en el mercado de frmacos.

    El rol asumido de articuladores entre dos esferas con distintos lenguajes, latecnocientfica y la empresarial, los ubicaba en un espacio de comunicacin interfase considerado por los actores como propio y original. Posicionadoscomo empresarios establecan alianzas con otros laboratorios o empresas del sec-tor, o competan con ellos por la obtencin de subsidios, crditos o caudal deventas. (Stagnaro, 1999b)

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    Estos son entonces, sucintamente expresados, los alcances del dispositivode la observacin-participante en el caso analizado. All se revelan, asimismo, sus

    lmites: Imposibilidad de restituir el sentido de las lgicas internas y externas quealimentan la dinmica social de la empresa biotecnolgica bajo estudio, y porconsiguiente, obstculo para interpretar dentro de ella el desplazamiento de laantroploga a una posicin de total externalidad, a pesar del modo inclusivo enque la entrada al campo se haba plasmado y consensuado. Este lmite interpelaal antroplogo no desde el error, sino desde el enfrentamiento con distintos tiposde dispositivos, ya sean existenciales, cognitivos, sociales o polticos (Fabian, 1983)quien los deber evaluar y mensurar en el propio proceso de aproximacininterpretativa de su produccin.

    SEGUNDOMOMENTO: ANSIEDADYESPECIFICIDAD.

    En un segundo estadio del desarrollo de la investigacin la atencin estuvopuesta en la bsqueda y anlisis de las antropologas y prcticas etnogrficas de laciencia y de las nuevas tecnologas contemporneas, en sus formas centrales operifricas, a fin de conocer las preguntas formuladas y la orientacin de la inves-tigacin legitimadas en el campo especfico.

    En la literatura consultada, encontramos las primeras etnografas de la cienciallevadas a cabo por antroplogos norteamericanos, (Traweek, 1988; Martin, 1987;Dubinskas, 1988; Rapp, 1990; Downey, 1992; Rabinow, 1996a y 1996b) dondelas contribuciones del trabajo antropolgico se centran en general en el esfuer-zo de contextualizar las afirmaciones universales sobre la neutralidad y autonomade la ciencia y de la tecnologa provenientes de la concepcin tradicional o here-dada, ubicndolas y situndolas en mbitos socioeconmicos y polticos locales y

    diversos, pasibles de comparacin, de cuya confrontacin se vern emerger lossignificados culturales. Este poner en contexto a la ciencia y tecnologa actual, selogra a travs de la atencin dirigida a las voces de los cientficos, ingenieros ytcnicos, como tambin respecto a las de todos los actores interpelados por suexpansin en dos movimientos simultneos: hacia dentro de la ciudad fortifica-da de la tecnociencia, (ver Downey y Dumit, 1997) para obtener una constantelegitimacin y autonoma de poder; y hacia afuera, convocando a todos los suje-tos extraos a ella, a participar de su desarrollo (Fischer, 1999; Traweek, 1996).

    Entre estos estudios de rasgos culturalistas, destaco el trabajo etnogrficopioneramente emprendido por Sharon Traweek (1988, 1992, 1995 y 1996) en las

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    comunidades cientficas de fsicos de partculas en Estados Unidos y Japn, aprincipios de los aos 70, donde indaga la forma en que se organiza y vara el

    sentido comn en ambas comunidades, demostrando que existe congruencia enlas construcciones culturales del tiempo y del espacio que elaboran los fsicos ensus prcticas cotidianas y a partir de su sistema de conocimiento (Traweek, 1988).La divergencia aparece en el estudio comparativo de la forma de enculturacin delos jvenes investigadores, donde operan distintos modos de interaccin en elproceso de formacin como cientficos y en las prcticas de orientacin de sustutores y mentores, siendo tambin diferente el tipo de relacionamiento que loscientficos, tcnicos e ingenieros establecen y pautan con los sofisticados equiposy mquinas (aceleradores de partculas). Desde el punto de vista de una mirada degnero, la autora revela la participacin distintiva de las mujeres cientficas japo-nesas en puestos de relevancia y alta responsabilidad dentro de la comunidadcientfica de la especialidad, a partir del tejido de redes internacionales legitimantes.Esto ltimo ligado a la forma de operar de una divisin internacional del trabajoen la ciencia, que asigna diferentes jerarquas a los saberes producidos en los pasesde bajo estatus, requiriendo consecuentemente la confirmacin y legitimacinpor parte de los pases lderes.

    Dentro de esta vertiente tambin encontramos el campo de investigacinantropolgica de las nuevas tecnologas iniciado por los trabajos de Strathern(1992), Franklin (1997) y Dumit (1995), tendientes a demostrar las implicacionessociales y los efectos culturales de las innovaciones informticas, modlicas y desimulacin que se incorporaron al tradicional saber y hacer mdico, obligando atodos, doctos y legos, a una nueva reflexin sobre el tipo de frontera entre natura-leza y cultura, con base en la reconceptualizacin de nodos de densa significa-cin (Haraway, 1991 y 1997) como los de gen, feto, semilla, persona, enferme-dad. Especficamente el trabajo de Dumit sobre el desarrollo de la tecnologa de

    escaneo PET (Positron emission tomography) producida en los laboratorios uni-versitarios de investigacin en Estados Unidos, muestra cmo esta nueva tecnolo-ga se configura en el cono de la denominada Dcada del Cerebro de 1990.6Sutrabajo trata de la continua presencia e incremento del biotecnopoder no sloen sus usos fcticos, sino en su despliegue dentro de los discursos que circulan eimplican mutuamente a los legos, los expertos y todo tipo de mediadores, resal-tando algunas de las formas en las cuales las prcticas cientficas y biomdicasestn culturalmente situadas (Dumit, 1997).

    Estas bsquedas de significados culturales, valores y representaciones so-ciales por parte de los antroplogos contribuyen asimismo a descentrar el labora-

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    torio, como locus principal de atencin y observacin de las prcticas y discursoscientficos, tal como fue planteado por los primeros estudios sociales de la ciencia,

    reorientando la unidad de anlisis etnogrfico desde el laboratorio hacia una va-riedad de otros sitios, como por ejemplo la comunidad cientfica trasnacional deinvestigacin, polos tecnolgicos en el campo de produccin industrial, fronterasdifusas entre las comunidades expertas y legas, lugares de encuentro y debate comocongresos y conferencias, esferas de articulacin de conocimientos y capitales,academia y empresas.

    Estas etnografas de sesgos culturalistas aspiran a contextualizar a la cienciay la tecnologa, tanto histrica como culturalmente, concibindolas como pro-ductos a su vez cognitivos y sociales. Asimismo, en un esfuerzo de reconstruccincultural(Hess, 1992) de los discursos cientficos y de sus formas de difusin yapropiacin diferencial, buscan desentraar la significatividad que le otorgan endistintos niveles no slo los expertos de una determinada comunidad, sino tam-bin los que le asignan los miembros de la sociedad en la que se generan. Enton-ces, la nocin de cultura propia de los anlisis tradicionales de la antropologa,es extrapolada aqu, a los estudios de la ciencia y utilizada a nuestro entendercomo concepto cobertura, en su aplicacin ms laxa, permitiendo situar lasprcticas cientficas en contextos culturales determinados. Quizs la funcin msinteresante sea la de localizar esas prcticas y los discursos propios de la tecnociencia,concebidos hasta ahora por otras disciplinas la filosofa y ciertos enfoques tradi-cionales de la sociologa de la ciencia como universales apriorsticamente, aten-diendo a la racionalidad abstracta y autnoma que los constituye desde el mo-mento mismo de su produccin especfica. Este aporte de la perspectiva culturalistade la ciencia y tecnologa actual, al mismo tiempo que avanza y diluye las fronte-ras entre los tradicionalmente separados aspectos, por un lado el especficamentecognitivo y por el otro, el ms ampliamente social; se aferra a una metodologa

    cuyo punto de partida es un intento de entender el mundo desde el punto devista del nativo con el programa adjunto de la descripcin densa.

    A partir de esta propuesta programtica, asistimos posteriormente al des-pliegue de una revisin metodolgica de las convenciones de la etnografa tradi-cional (Clifford y Marcus, 1991; Rosaldo, 1991; Rabinow, 1985) donde se discu-ten los presupuestos polticos y epistemolgicos de la escritura etnogrfica, dandolugar a la nueva etnografa en sus versiones reflexiva y crtica.

    Al giro reflexivo dado por la antropologa, producto de un movimientointelectual original tendiente a criticar la forma de produccin del texto etnogrficoy los lmites del conocimiento por l generado, se le va a plantear la necesidad de

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    agregar una mirada crtica (Hess, 1992 y 1997). Esta consistira en la capacidaddel antroplogo de identificar qu tipo de valores y polticas se hallan inscriptos

    en los textos, para poder focalizar en el estudio de las comunidades cientficas ytcnicas, las cuestiones acerca de la tica y de la poltica de las agendas de investi-gacin, las jerarquas internas y la arena ideolgica externa de la comunidad deexpertos bajo estudio. Para plasmar esta mirada crtica, los recursos de la nuevaetnografa se presentan como especialmente apropiados para analizar la jerarquasocial que en general esgrimen los cientficos-observados sobre el antroplogo-observador, dada la capacidad demostrada por aquella de deconstruir la relacinjerrquica inversa del observador sobre el observado propia de los contextoscoloniales y poscoloniales. Y ms an, la capacidad de proveer modelos alternati-vos a las formas reificadas de pensamiento y escritura sobre la ciencia y la tecnolo-ga hechas por los big men de la ciencia, que hagan emerger otras voces desodasy opacadas como las de la mujer, de los actores que se hallan en los ms bajos

    niveles de las jerarquas cientficas y tcnicas, de los grupos tnicos no representa-dos y del pblico en general. Partiendo de una decisin no slo intelectual oepistemolgica, sino de carcter poltico-estratgica, el antroplogo puede en elproceso de investigacin revelar y cuestionar las estructuras de dominacin, ba-sndose en la concepcin de que tanto el conocimiento antropolgico, como losactores y conocimientos estudiados estn poltica y socialmente construidos.

    Si bien esta reflexin terica y crtica de los esquemas tericos, presupuestos,valores y categoras de nuestra disciplina se presenta como un paso hacia adelante, enlo que hace a la inclusin de otras voces en la construccin del texto etnogrfico, anno encontramos en ella un slido anlisis terico para abordar y profundizar aquellacrtica. La apelacin a la necesidad de focalizar temticas donde se releven cuestionesde poder y poltica no son suficientes, si antes no nos detenemos a caracterizarlas.Nos quedamos entonces, nuevamente varados en las costas salvajes de la polifona

    seducidos por un pargrafo, hasta que vemos que la polifona en un texto, es desafor-tunadamente una vez ms, slo lo escrito (Rabinow, 1985:9).

    Por otra parte, el aporte de estos esfuerzos de reflexin ya sea textual ocrtica de la interpretacin cultural, si bien permite pensar a la ciencia y la tecno-loga como microculturas, haciendo intervenir tambin las voces de los otrosexternos a ellas y relevando identidades culturales y comunitarias, exige an a ladisciplina enfrentarse con un proceso de elaboracin metodolgica yepistemolgica, en un dominio de investigacin que se plantea como completa-mente nuevo, el de las emergentes transformaciones cientficas, tecnolgicas yeconmicas en curso.

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    Con respecto al problema planteado en nuestro trabajo de campo, las cate-goras de anlisis aportadas por el culturalismo y sus derivadas herramientas

    interpretativas, no han constituido un enfoque apto para dar respuesta al interro-gante generado desde el interior del modo de interlocucin, o sea el significadodel ocultamiento de un hecho nodal como la existencia del juicio, permaneciendoaquellas categoras y herramientas en una exterioridad, que impide hacerlas jugary conectarlas con las dinmicas sociales propias de la coyuntura, del momentoespecfico de situacin de la prctica antropolgica.

    TERCERMOMENTO: ENCUENTROEIMPLICACIN.

    Retomemos ahora el punto central de reflexin de nuestro trabajo: inter-pretar las caractersticas de la situacin de investigacin demarcada, la que preten-demos comprender a la luz de la nocin de implicacin reflexiva. (Althabe yHernndez, 2005). A partir del anlisis e interpretacin de distintas situaciones deinvestigacin dadas en sus prcticas antropolgicas, los autores sostienen que laimplicacin por parte del investigador es el marco infranqueable de la produccin desaberes, entendiendo por implicacinla forma de inmersin total del antroplogoen el espacio social y simblico que pretende indagar independientemente de suintencin, motivos o conciencia, dada a travs del establecimiento de un campode interlocucin con los actores sociales en juego, donde el investigador asume elrol de un actor incluido en la dinmica social singular. Esta pertenencia sui generis,como actor y simultneamente como productor de conocimiento, sustenta la ten-sin, representada en cada situacin etnogrfica, entre el rol que le toca desempe-ar segn la lgica imperante de la interaccin social (produccin de s mismo en elespacio-tiempo de los otros) y la necesidad, en tanto investigador, de dar cuenta

    del modo de produccin de lo social y de la identificacin de las lgicasestructurantes del modo de comunicacin,espacio social y simblico de apropia-cin local de las lgicas abstractas en una determinada coyuntura y forma social.(Althabe y Schuster, 1999; Hernndez, 2006, en esta compilacin).

    El dispositivo de la implicacin aplicado a la prctica de investigacin comorecurso competente de participacin, entendida esta ltima como encuentro eintercambio comunicacional con el otro, dentro mismo de su tiempo y espaciosocial, deber ser acompaado por la actitud reflexiva,forma de repensar e inter-pretar metdicamente por parte del antroplogo el o los roles desempeados

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    en la arena social y los productos cognitivos elaborados a partir de su implicacin,en tanto materia prima del conocimiento de las interacciones sociales dadas en las

    diversas situaciones de investigacin.La articulacin de la implicacincon la reflexividad, experimentada en un

    movimiento dialctico, da lugar a un anlisis ms profundo, enriqueciendo y ahon-dando el despliegue de la una en la otra, expandiendo as el horizonte interpretativo(Hernndez, 2006, en este nmero).

    Regresemos entonces a nuestra primer pregunta sobre el significado de laexclusin parcial de la antroploga del conocimiento e informacin acerca deunos de los elementos que hacen a la constitucin del modo de comunicacindado en su trabajo de campo inicial y revelado durante una posterior revisita: elocultamiento por parte de la direccin de Gentec de la existencia de un procesojudicial iniciado en contra de la empresa en tanto sociedad comercial jurdica-mente constituida y la consiguiente exclusin de este tema de los intercambioscotidianos con los restantes actores sociales involucrados en ese micromundoempresarial y cientfico. Exclusin que por otra parte se contradeca con la moda-lidad de participacin ampliada, adoptada para su estancia de investigacin, pro-ducto de la negociacin de los trminos de la insercin de una extraa en la em-presa de la ciencia.

    Cabe entonces interpretar en esta instancia el por qu de la aceptacininicial, o sea cmo los actores sociales construyen la incorporacin de la antroplogay le otorgan una determinada identidad social dentro de su mundo y simultnea-mente cmo ella teje las posibilidades de intercambio.

    En un primer momento la direccin de la empresa la adscriben a una posi-cin subordinada ubicndola en uno de los estamentos de menor jerarqua en lasposiciones internas, la de becaria y pasante. Esta adscripcin no la incomoda yaque condice con su estatus de investigadora novel y por otra parte le permite

    relacionarse ms fcilmente con los grupos sociales de tcnicos, becarios y pasan-tes con quienes comparte la posicin de subordinacin. Dentro del espacio socialasignado trata de generar un intercambio basado en la cercana social dada por suestatus de becaria y compaera de la actividad laboral en el laboratorio. Ello, sindejar de advertir el carcter contradictorio de su situacin, que entraa en s mis-ma la dialctica de la inclusin y de la exclusin de las dinmicas sociales y simb-licas de las distintas categoras de actores que participan en el laboratorio, desem-pea el rol propuesto a fin de profundizar el conocimiento y la interaccin. Trata,al mismo tiempo, de no quedar enquistada en esa ubicacin, que de persistir laconducir a la exclusin parcial o total de las lgicas y razones gerenciales.

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    Esta posicin cambia en las situaciones de entrevista a los directores queposeen un doble perfil: el de gerentes de la empresa y el de cientficos responsables

    de la produccin del laboratorio. En esos momentos es reinvestida por los acto-res como testigode la autoconstruccin de sus identidades individuales y so-ciales en el proceso de fundacin, afianzamiento y desarrollo del proyectoempresarial, de su saga.

    El desplazamiento experimentado desde la idea original de crear una em-presa dedicada a la innovacin y desarrollo de sustancias activas producidasbiotecnolgicamente a ser ofrecidas al mercado farmacutico, hasta la necesidadplanteada por el condicionamiento de las reglas de ese mismo mercado, de hacersecargo no slo de la investigacin y desarrollo de un producto, sino de la produc-cin del medicamento, su control de calidad y venta, los impulsa a un campodesconocido, donde tendrn que hacer una fuerte apuesta recurriendo no slo asus reconocidas capacidades cientficas, sino tambin a las gerenciales, terreno steltimo donde no se sienten seguros.

    La insercin de la antroploga en el momento de constitucin y consolida-cin de los actores sociales como empresarios y su alejamiento de las normas yprcticas vigentes en el mundo acadmico, hacen viable su investidura dentro delcampo social, como testigo participante de ese proceso. Esta posicin otorgadarevela el inters de los sujetos de que la investigadora lleve ese testimonio haciadentro a sus subordinados y personal competente como asimismo hacia afueradel laboratorio el mercado farmacutico y la academia, proyectando una ima-gen positiva de sus capacidades tcnicas y sociales de accin y negociacin.

    En un posterior momento de la investigacin, se produce un aconteci-miento, que revela a la antroploga haber sido excluida del conocimiento de unasituacin importante: el estado de conflicto jurdico que se establece y desenvuel-ve entre la empresa estudiada, en carcter de demandada y otra con gran peso en

    el campo biotecnolgico, la demandante. Como ya relatamos, esta situacin deconflicto tiene como consecuencia efectos de significacin social y simblica res-pecto a la constitucin de las identidades individuales y sociales de los directoresde la empresa, debido a la larga experiencia profesional ejercida en la empresademandante, de la cual se alejaron, segn sus palabras, por desavenencias con laparte gerencial. Una vez fuera de esa empresa, en trminos no muy amigables,decidieron crear y llevar adelante un proyecto propio.

    Cmo comprender la exclusin, teniendo presente que la misma constitu-ye un modo de implicacin? Aqu se plantea a la antroploga un camino diver-gente: o adopta una perspectiva externalista y distante, explicando la exclusin

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    como el derecho de los actores de no exponer el conflicto a un personaje queperciben como extrao y aceptando la imposibilidad de acceder al conocimiento

    de la situacin de conflicto, sin mayor anlisis; o realiza un esfuerzo de reflexinpara comprender la situacin de implicacin por exclusin, llave del entendi-miento del espacio de comunicacin entablado con los actores sociales, del cualparticipa an sin quererlo.

    En la situacin analizada, la exclusin de la antroploga del conocimientodel estado de enfrentamiento judicial con actores externos al laboratorio, aseguraque no podr portar en los intercambios cotidianos con los subordinados, el tes-timonio acerca del conflicto subyacente. El ocultamiento opera, en consecuencia,como inhibidor de la penetracin de los trminos y modos del conflicto en losactuales intercambios, evitando as que los actores subordinados se compenetrencon estados de desequilibrio e inestabilidad ante el quiebre de la imagen de solidezcientfica y gerencial que se quiere reflejar hacia el interior. La interdiccin opera

    aqu con el efecto simblico de fortalecer el culto de la empresa edificado por losactores, tanto subordinados como gerentes, en un esfuerzo de xito individual ycolectivo, basado en las percepciones de seguridad y legalidad que las formasestatutarias confieren a la empresa. La presencia de la antroploga, condicionadapor los efectos del pacto de silencio gerencial, ayuda a consolidar el espaciosocial interno, en virtud de la seguridad experimentada en el intercambio cotidia-no con los subordinados. Es por ello que su participacin ampliada es aceptada.

    Por su parte, los actores subordinados, si bien confrontan cotidianamentecon la gerencia distintas visiones acerca de su quehacer y posicin jerrquica,comparten con ellos un marco simblico de fuerte compromiso con el destinoexitoso del proyecto en el cual estn embarcados, atendiendo a la posibilidad efec-tiva de desarrollar sus capacidades cientficas y tcnicas en un ambiente altamenteinnovador y creativo.

    Respecto a la posicin de testigo participante de la saga atinente a laconstruccin de las trayectorias acadmicas, profesionales e individuales de cadauno de los directores, esas cinco frreas voluntades, unidas en un desafo locale histricamente anticipado de crear una empresa de la ciencia, el eventual cono-cimiento de la antroploga de la demanda judicial desacreditara la fuerza deste-llante de los relatos de tipo hagiogrfico, en base a los cuales construyen sus perso-najes. La exclusin entonces se corresponde con el mantenimiento intacto delmarco simblico y social construido con esfuerzo, en la elaboracin de sus histo-rias individuales y sociales, demarcadas por el pasaje exitoso y pionero del estanca-do mundo acadmico y estatal al pujante mundo empresarial.

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    Retomando la propuesta de Althabe y Hernndez, para quienes la impli-cacin entra en escena en una forma particular: mediante las exclusiones de las cuales

    el antroplogo es objeto. El anlisis de dicha dinmica (incorporacin o expulsin delcampo de interlocucin) le permitir comprender el modo de gestin del colectivo so-cial. Las causas que autorizan la participacin del investigador en situaciones deinteraccin o, al contrario, que justifican su expulsin, responden a una particularmicrofsica del poder (2005:80), podemos ahora preguntarnos, tomando comobase nuestra interpretacin de la situacin de implicacin dada y ya en un segun-do nivel de examen, cules son las lgicas que animan y estructuran el camposocial bajo estudio y asimismo cul de ellas es su principal organizadora.

    El espacio y tiempo social del laboratorio est estructurado por dos lgicasen constante tensin: la empresarial y la cientfico-tecnolgica. La primera tienepor funcin privilegiar la reproduccin de las jerarquas dentro de la empresa yvelar por la produccin material y la obtencin del beneficio econmico. La cien-tfico-tecnolgica, generar conocimientos biotecnolgicos, susceptibles de sermaterializados en productos medicinales de uso humano. Tambin reafirmar elrol de cientficos de los actores que se sienten expulsados de la lgica acadmicaque inspira la bsqueda del conocimiento puro dentro de comunidades aisla-das, no impregnadas por las reglas de la aplicacin y la bsqueda de ganancias. Elencuentro o divergencia de estas lgicas, producen efectos concretos en el estilo dela dinmica y organizacin social dada dentro del laboratorio, generando conflic-tos en el proceso de elaboracin de las identidades individuales y sociales de lossujetos (ver Stagnaro, 2005).

    As, en el caso estudiado pudimos identificar que el modo de comunica-cin dado en esta empresa se organiza predominantemente en base al logro delxito, la innovacin y la competencia, obtenido por medio de la apropiacin pri-vada del conocimiento. La que es normada y protegida por el estatus jurdico y

    legal propio del laboratorio industrial. Todos los actores subordinados y jerrqui-cos comparten el respeto por la ciencia, materia prima del actual desafo empresa-rial, potenciado por la fuerte apuesta de competir activamente en el biomercado.

    En este contexto, el nuevo proyecto iniciado tendiente a abarcar y adminis-trar todo el proceso de innovacin y desarrollo, ms los de produccin, control decalidad y comercializacin, genera la necesidad de un mayor reclutamiento decuadros tcnicos y profesionales, que se vera coartado ante una situacin de ines-tabilidad directiva, producida como posible efecto del antes aludido conflicto. Afin de mantener e incrementar su representacin simblica de innovadores exitosos,construyen y alimentan una imagen interna y externa de confiabilidad, base del

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    reconocimiento de la seguridad y responsabilidad de la empresa en la produccinde medicamentos de uso humano.

    CONCLUSIN.

    Ha llegado el momento de interrogarnos sobre cul es el plus cognitivo queaporta la perspectiva de la implicacin reflexiva en la situacin etnogrfica presen-tada, en este caso, en un espacio-tiempo profesional de actividad finalizada,7comolo es la empresa con base en la ciencia.

    En primer lugar, constituye como objeto de anlisis a la situacin de inter-cambio y lo que en ella se juega, lo que importa un desplazamiento irreversible delinvestigador desde una posicin de distanciamiento ilusorioasegurado, por ejem-plo, por el dispositivo terico-metodolgico de la participacin-objetivante(Bourdieu y Wacquant, 1995) o incluso asimismo desde una posicin de curiosi-dad cientfica (Rabinow, 1996); hacia una de inmersin y participacinen el cam-po de interlocucin establecido con los actores. En consecuencia, el producto deesos intercambios constituir la base para generar una comprensin de las relacio-nes sociales desde el interior del juego social.

    En nuestro caso, durante la temporalidad extensa del trabajo de campo, seevidencia un cambio de concepcin de la unidad de anlisis, que se presenta pri-mero como el punto terico de interseccin entre el proceso de produccin delconocimiento y de su aplicacin, donde prevalece el inters epistemolgico res-pecto de las categoras nativas relevadas con el mtodo etnogrfico de rasgos clsi-cos.

    En un segundo momento, el relevamiento de esas categoras nativas va aser realizado desde una interrogacin especficamente antropolgica, al analizar el

    campo cientfico e industrial como esferas de produccin de hechos cientficos yempresariales, pero a su vez tambin de significados culturales y sociales locales.Ninguno de estos dos modelos van a permitir concebir y explicitar el objeto deestudio como el entramado social donde se producen los intercambios y genera losocial, en donde el investigador est implicado como parte de la puesta en escenacotidiana de las dinmicas sociales, debido a que fueron diseados teniendo comobase naturalizada la escisin dicotmica entre observacin-participacin; sujeto-objeto; externo-interno; neutralidad-implicacin.

    En segundo lugar, el abordaje de la implicacin-reflexiva considera las si-tuaciones o acontecimientos dados en la prctica etnogrfica como las unidades

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    principales de interpretacin. El marco interpretativo est elaborado en base a laforma en que la praxis del investigador es reinvestida en su totalidad en el campo,

    horizonte desde el cual interpelar a los datos relevados de las descripciones yrelatos, integrndolos no ya como datos provenientes de una total exterioridad,sino como productos comunicacionales que han emergido de la interaccin.

    En el caso estudiado la situacin de exclusin, pudo ser interpretada comocoherente con el paisaje interior de la empresa, restituyendo los mltiples signifi-cados que se desprenden de la autorizacin concreta obtenida para realizar la in-vestigacin, la negociacin de las modalidades de presencia y la inmersin acepta-da por los actores, constitutivas todas ellas de distintos niveles de la dimensinheursticade la insercin del antroplogo en el campo. (Bazin y Selim, 2001)

    En tercer lugar, la contradiccin constitutiva, atribuida a la posicin del an-troplogo en tanto actor y productor de saberes; interpela seriamente tanto alrecurso metodolgico de ruptura, separacin y objetivacin del sistema de cono-cimiento de los otros; o a su extremo opuesto de mimetizacin total con la formade percepcin y significacin nativa. Es en el marco de la tensin producida entreel rol que le es adscripto en el mundo de los otros y la contradictoria distanciaquedebe defender y erigir constantemente en el decurso de su investigacin, donde seproduce el conocimiento desde el interior de los campos sociales, propia del saberantropolgico.

    Finalmente queremos resaltar que recin luego de aceptar esta tensin comomarco interpretativo podremos entender el trnsito de una posicin de totalexternalidad (identificada con los primeros momentos de la investigacin) a otrade relativa fusin mtica con la categora social de los subordinados ( a travs de laincorporacin a su mundo del trabajo, por ms ficcional que esta fuera) paraarribar finalmente a la aceptacin como actora interna(en el momento de la revisita)revelada por la no necesidad de mantener el ocultamiento. Es decir, que el movi-

    miento o traspaso del rol defigura externa tolerada a la de actora interna del camposocial se trasunta en la forma en que es construida y deconstruida la temporalidaddurante la investigacin.

    NOTAS

    1Registro de entrevista realizada en agosto de 1996.

    2Los nombres y designaciones personales y societarias son ficticios.

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    Cuadernos de Antropologa Social N 23, 2006, ISSN: 0327-3776

    3Ver Hernndez, Valeria Estudiando el orden jerrquico a travs del dispositivoimplicacin-reflexividad, en este volumen.

    4Ver Hernndez, Valeria Estudiando el orden jerrquico a travs del dispositivoimplicacin-reflexividad, en eeste volumen.

    5Expresin metafrica que alude a la mirada anacrnica propia de la historiainterna de la ciencia, desde el estado de conocimiento del presente, hacia un pasadodescontextualizado de la cultura, normas, valores y saberes de la poca.

    6Declarada y sancionada por el Congreso de los Estados Unidos firmada por elPresidente George W. Bush en 1989.

    7Tal como ha sido caracterizada por Grard Althabe en sus seminarios de posgradodictados en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires(1995, 1996, 2000)

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