de algodón g. climent sala - webs.academia.cat

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PATOLOGtA DE LA 11'\DUSTRIA DE ACABADOS DE ALGODóN G. CLIMENT SALA La Patología profesional de esta Industria, más comúnmente conocida con el nombre de "Ramo del agua", tiene una importancia bastante consi- derable, basada en dos aspectos fundamentales: por una parte, abarca unos procesos fabriles de indudable riesgo profesional, y por otnt parte, se trata de una industria en que la mano de obra es esencialmente masculina en un porcentaje superior al 90 por 100, vü1iendo explicado este porcentaje por la obligación que dictan las disposiciones legales, y por las caracterís- ticas propias de los puestos de trabajo. Se comprende la importancia social que esto representa, al sumarse los hechos de riesgo profesional, y el de ser "cabeza de familia" la mayor ·parte ele sus obreros, con la repercusión económica que ello puede representar. Abonando lo que acabamos de decir, existe el hecho que en el Decre- to aparecido en el Boletin Oficial del Estado núm. 128 de 30 de mayo del pasado año, en el que se publicó la disposición organizando el "Asegura- miento de las Enfermedades Profesionales", y la "Obra de grandes Invá- lidos y Huérfanos de fallecidos por accidentes de trabajo o enfe.rmedades profesionales", podemos ver, cómo en la relación de enfermedades y ries- gos profesionales previstos en la misma, cita varios apartados en que "el Ramo del Agua" se ve comprendido de una manera directa o indirecta- mente. Esta disposición vino a subsanar el hecho de que hasta entonces en Espa1ia, y a diferencia de otros países, solamente la Silicosis y el Nis- tagmus de los mineros tenían trato especial dentro de la rama aseguradora de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Vamos a procurar esquematizar la Patología de esta Industria en los siguientes apartados: A) Acción del frlo y sus riesgos. 73) Ac:ción del calor y la humedad y sus riesgos. C) Intoxicaciones y dermatosis que se pueden producir. D) Patología profesional de tipo general. A) AcciÓN DEL FRÍO Y sus RIESGOS. - En el proceso fabril que nos ocupa, a diferencia de otras industJias, en que por el frío en sí mismo, o combinándose la acción del mismo a la de la humedad, tiene un induda- ble valor pa tológico profesional (conservas de pescados, tenerías, fábricas de hielo, fabricación de espejos y fieltros, etc.), aquí tiene una importancia más relativa. Su acción patológica puede darse en los dos casos siguientes: 1) Al lado de unas secciones en que predomina el calor, existen otras

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PATOLOGtA DE LA 11'\DUSTRIA DE ACABADOS DE ALGODóN

G. CLIMENT SALA

La Patología profesional de esta Industria, más comúnmente conocida con el nombre de "Ramo del agua", tiene una importancia bastante consi­derable, basada en dos aspectos fundamentales: por una parte, abarca unos procesos fabriles de indudable riesgo profesional, y por otnt parte, se trata de una industria en que la mano de obra es esencialmente masculina en un porcentaje superior al 90 por 100, vü1iendo explicado este porcentaje por la obligación que dictan las disposiciones legales, y por las caracterís­ticas propias de los puestos de trabajo. Se comprende la importancia social que esto representa, al sumarse los hechos de riesgo profesional, y el de ser "cabeza de familia" la mayor ·parte ele sus obreros, con la repercusión económica que ello puede representar.

Abonando lo que acabamos de decir, existe el hecho que en el Decre­to aparecido en el Boletin Oficial del Estado núm. 128 de 30 de mayo del pasado año, en el que se publicó la disposición organizando el "Asegura­miento de las Enfermedades Profesionales", y la "Obra de grandes Invá­lidos y Huérfanos de fallecidos por accidentes de trabajo o enfe.rmedades profesionales", podemos ver, cómo en la relación de enfermedades y ries­gos profesionales previstos en la misma, cita varios apartados en que "el Ramo del Agua" se ve comprendido de una manera directa o indirecta­mente. Esta disposición vino a subsanar el hecho de que hasta entonces en Espa1ia, y a diferencia de otros países, solamente la Silicosis y el Nis­tagmus de los mineros tenían trato especial dentro de la rama aseguradora de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

Vamos a procurar esquematizar la Patología de esta Industria en los siguientes apartados:

A) Acción del frlo y sus riesgos. 73) Ac:ción del calor y la humedad y sus riesgos. C) Intoxicaciones y dermatosis que se pueden producir. D) Patología profesional de tipo general.

A) AcciÓN DEL FRÍO Y sus RIESGOS. - En el proceso fabril que nos ocupa, a diferencia de otras industJias, en que por el frío en sí mismo, o combinándose la acción del mismo a la de la humedad, tiene un induda­ble valor patológico profesional (conservas de pescados, tenerías, fábricas de hielo, fabricación de espejos y fieltros, etc.), aquí tiene una importancia más relativa. Su acción patológica puede darse en los dos casos siguientes:

1) Al lado de unas secciones en que predomina el calor, existen otras

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CLillffi:O..'T. PA10LOcTA 11\'DUSTIUA ALCODÓN 95

de temperatura normal ambiental, y hay obreros que por su labor se tras.

ladan a menudo de unas secciones a otras, sufriendo unos cambios bruscos

de temperatura, constituyendo esto una indudable predisposición a las

afecciones de las vías respiratorias, a la par que un favorecimiento del

reumatismo. 2) Hay productores que han de mantener a ratos un contacto físico

con agua fria, y no solamente con las manos, sino que en algunos casos

les gotea por encima del cuerpo dicha agua. Estas posibindades son más

frecuentes en las secciones de blanqur.o, descruclado, extendedores y salas

de tinte. Prevención: En el caso expuesto de cambios bruscos de temperatura,

es bastante difícil la misma. La prevención ideal, obligaría a cambiarse de

ropa de abrigo, cada vez que se trasladasen de una sección a otra en que

se den las circunstancias descritas, o bien caldear los departamentos que

resulten más fríos, sin mencionar los casos frecuentes en que se entra y

sale de la nave al exterior. En el segundo caso resulta mucho más fácil. Se trata únicamente de

aislar al cuerpo del contacto con el agua. Se usan toda una gama de ves­

tiduras protectoras, debiendo de procurar pero, sobre todo si se usan pro­

tectores de goma, que no se vea interferida la acción de transpiración del

cuerpo. Entre estas vestiduras protectoras, podemos citar los delantales

de cuero y goma, perneras también de ambos materiales, sombreros e im­

permeables de goma, guantes de goma (aunque los obreros se muestran

reacios al uso de los mismos, por molestarles en la manipulación), y final­

mente los clásicos zuecos de madera. Con respecto a éstos, si bien hasta

hace poco se consideraban el calzado II\ás idóneo, debido a los inconve­

nientes que no dejan de tener (fatiga de las piernas por su peso, dejar

buena parte del dorso del pie al descubierto, la necesidad de rellenarlos

para el buen acomodo del pie, etc.) se vienen ensayando otros calzados apa­

rentemente con mejores resultados: botas de cuero con suela de goma

rayada para evitar los resbalamientos, o bien, mh.i:as ele cuero y goma,

evitando siempre las de goma sola, para conservar la transpiración del pie.

B) AcCIÓN DEL CALOR y DE LA HUMEDAD y sus RlEScos.- No pode­

mos tratar por separado estos dos factores, dada la intima conjugación de

ambos que se da en el Hamo del Agua, asociándose sus efectos en la mayoría de los casos.

En la Hilatura y Tisaje del algodón, la humedad es un medio para

el buen desaiTollo del proceso y la obtención de la calidad, mientras que

en la parte que nos ocupa, la humedad se da como resultado de la ma­

nipulación del proceso fabril. Sabemos que la lucha del organismo conb·a las temperaturas externas

elevadas, se hace a través de una termorregulación automática, mediante

medios físicos y químicos, y, no quiero entretenerlos expoujéndoles las

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96 ANALES. SECCIÓN MEDICINA

condiciones generales de dicha regulación térmica, que todos ustedes co­nocen perfectamente. Hemos de hacer resaltar que en esta Industria y debido precisamente a sumarse en .algunas de sus dependencias, la acción del calor, a una intensísima humedad constituida por vapor de agua, au­mentan considerablemente los riesgos, al soportai·se peor el calor húmedo por desnivelarse más rápidamente la acción reguladora del organismo (sa­bemos que una atmósfera saturada de humedad, no puede absorber el agua del sudor).

Esta acción del calor y de la ht medad, creemos que es la que da un mayor porcentaje de Patología Profesional en cuanto a número de pro­ductores afectados, y no solamente por las bajas que se producen, sino por la disminución de la capacidad laboral inherente a la misma. Fácilmente se pueden comprender estas aseveraciones, examinando el estudio de las tolerancias al calor y la humedad, viendo que para el primero, se consideran contraindicadas las personas que aquejen de hipertensión arterial, insufi­ciencia hepática, distonías neuro-vegetativas, y mayormente, afecciones cardiovasculares y del rifión; y para la humedad las que sufran ele: afec­ciones far1ngeas o amigclalares de repelición, reumatismos, afecciones bron­quiales o pulmonares y una diversidad de deficiencias orgánicas.

Hemos de tener en cuenta al hablar de la relación entre calor y hume­dad, que además se ha de tener en cuenta otro factor, constituido por el movimiento del aire ambiente, aumentándose o disminuyendo los tt·astor­nos del organismo, según la renovación y movilidad del aire circulante. Así vemos que, por ejemplo, una temperatma ele l5°C con una saturación de humedad y con el aire ambiental inmóvil, da la misma sensación de calor, que una temperatura de 21°C con una humedad de un 54 por 100 y un desplazamiento de aii·e regular de 2 a 6 metros/m y con una renova­ción constante del mismo.

La sintomatología de las alteraciones que se pueden producir, vamos a exponerla de una manera Gondensada: suelen aparecer los primeros sín­tomas, cuando la temperatura es de 18 a 20°C, la humedad de 80 a 90 por 100, y el ah-e circulante es de tipo medio. Es la fase de lo que podría­mos denominar "la lasitud física e intelectual'' . Si la temperahna es de unos 23 a 25°C, con una humedad del 60 por 100, se provoca In sudora· ción al menor movimiento, acentuándose la lasitud y el malestar físico. Cuando se llega de los 25 a 30°C, con una humedad del 45 al 80 por 100, ya la sudoración no se puede evaporar, la respiración aumenta su frecuen· cia, y se hace más superficial iniciándose una polipnea, hay un aumento de la temperatw·a cutánea, se produce ya una sensación de ahogo, es apre­ciable un fuerte latido arterial, y, si la vasodilatación que se produce, no puede compensar estos efectos desapareciendo la acción irradiante, aparece una vasoconstricción, explicable, como un efecto de la autorregulación tér· mica que intenta aislar al organismo del calor externo. Si las temperaturas y humedades siguen awnentando, hasta llegar a producir un aumento de

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CLIME.NT. PATOLOGÍA INDUSTRIAL ALGODÓN 97

la temperatura interna de 5°C, se entra ya en una fase de convulsiones y

espasmos que conducen a la muerte. En la práctica de esta industria, es obvio el decir que no se llega a

estos últimos estados, y dentro de la clasiflcación general establecida de

accidentes graves, benignos y ligeros, se dan únicamente estos dos últimos.

Los benignos son los que sin llegar al acaloramiento, al llamado "gol­

pe de calor", producen una intensa sudoración, una disminución de la toni­

cidad muscular, la respiración es ligeramente disneica, hay taquicardia y

una depresión general. Esta fase puede llegar a producirse en las salas de

tinte, y según las condicimJeS de las mismas. Los ligeros y muy ligeros, son los que producen sólo una ligera hiper­

termia, discreta sudoración y un malestar general, que si llega a producir

consecuencias patológicas, son de tipo tardío y de poca importancia, pero

que alteran el rendimiento del obrero con una disminución de su produc­

ción. Esta fase es la que se da en las salas de aprestos y acabados, secado­

res artificiales y algo menos, en las de descruclado y gaseado.

Se ha establecido que las concliciones óptimas para el trabajo, son de

alrededor de los 15 a 25~C, entrándose ya luego en la zona desfavorable,

aumentándose más la fatiga, si la humedad llega al 60 por 100.

Se ha podido observar en el Ramo del Agua, al igual que en la parte

de hilatura y tisaje del algodón, que con relativa frecuencia, se presentan

afecciones cardiovasculares en los obreros que ya llevan años trabajando

en los mismos, por 1o que hace suponer, que aparte de oh·os factores de­

terminantes, son debidas en buena parte las mismas, a la influencia a largo

plazo del calor y la humedad. Llegan a producirse, por lo que se podría

llamar un desgaste, una alteración de la autotermon:egulación, requirién­

dose un mayor esfuerzo cardíaco compensador. Este hecho vendría a des­

virtuar, lo que decíamos al hablar de los accidentes ligeros del calor, en

l}Ue producían consecuencias patológicas de tipo tardío y sin importancia.

Finalmente hemos de tener en cuenta, que aparte de la patología pro­

fesional descrita, puede haber también un aumento de los accidentes del

trabajo, al disminuir la presencia de ánimo, y la atención debida en la labor

que se está realizando. Prcvenci6n. y tt·atamie11to: Es indudable que la prevención ideal, la

constituiría un perfecto acondicionamiento de las naves en que predominan

más el calor y la humedad, cosa. bastante difícil de obtener en lmas con­

diciones óptimas en la mayoría de las instalaciones existentes, debido al

casi prohibitivo coste de las transformaciones a efectuar, y en algunos casos,

de los sistemas de refrigeración y extracción a instalar (se ha de tener en

cueut.a que por lo general, en muchos clepa1tamentos se han de aunar los

dos SIStemas). Lo que sí se puede y debe conseguir, es atenuar, e incluso

U~gar a hacer desaparecer en algunos casos las condiciones descritas, me­

chante unas transformaciones . consideradas como mínimas, y sobre todo,

procurar que en las instalaciones nuevas, o en las que se reformen, se tenga

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98 ANALES. SECCIÓN MEDICINA

presente la profilaxis necesaria. l!sta es una labor a cargo del Médico de Empresa, que ha ele procurarse la ayuda y colaboración de los Ingenieros y Directivos, y ¿por qué no decirlo?, en algunos casos resulta algo difícil, no por despreciarse el factor humano y médico, sino por pensarse a veces en una cosa que se llama "presupuesto" .. .

Vamos a describir los métodos utilizables en la mayoría de las jnstalacio­nes actuales.

En la lucha contra el calor, dadas las características de la mayor parte de las máquinas, y que las manipulaciones son a base de vapor de agua, no podemos variar estas circunstancias en sí, pero viene algo compensado, en que por regla general las naves o departamentos son grandes, de te­chos altos, la existencia de numerosos ventanales, claraboyas de airea­ción, etc ... , y en las secciones de aprestos y acabados y chamuscadoras, se. puede lograr hacer desaparecer sus efectos, mediante la instalación de extractores que activen el movimiento del aire y la renovación del mismo. Más difícil resulta obtener la instalación de sistemas refrigerantes, debido a su elevado coste.

En el depa1tamento del descmdado, aunque su proceso está basado en la ebullición, hay que tener en cuenta que la misma se efectúa en auto­claves, por combinarse la misma a la presión, consiguiéndose ambos efec­tos mediante vapor de agua, por lo que el paso de calor a la atmósfera es mínimo, salvo el momento de apertura de los autoclaves.

Mucho más difícil resulta la lucha contra la humedad que se da, en el blanqueo, el extendedor durante el invierno, y la combinación de la misma con el calor en las salas de tinte. La humedad viene producida por el paso de vapor de agua a la atmósfera en éstas, y por los depósitos y mani­pulaciones en el blanqueo. Para medir la humedad, hay diversos procedi­mientos: los higrómet.ros, basados en el poder de absorción de la crin, cabe­llos. Los higrómetros de condensación, más precisos, pero de difícil manejo y de cálculos complicados. Los psicómetJ·os, que es el procedimiento más re· comendable, y que están basados en un termómetro con el depósito rodeado de una tela húmeda, y en éste, la temperatura depende de la rapidez de la evaporación del agua y por tanto de la humedad atmosférica, y se hace el cálculo, comparando la temperatura que nos d6 éste con otro en seco, habiendo una diferencia entJ·e ambos tanto más grande, cuanto mayor sea el grado de saturación, existiendo unas tablas que nos dan directamente el resultado. Hay dos clases de psicómeh·os, los fijos o murales (que han de estar separados de la pared por una materia aislante, y que además han de estar situados convenientemente, para que el aire se renueve en la ve­cindad del depósito) y la otra clase es los denominados móviles, que tienen un dispositivo (aparato de Assurann) que aspira el aire a lo largo de los tubos que contienen los termómetros. Tienen la ventaja de ser portátiles y que se obtienen más rápidamente las temperaturas y el grado de hu­medad.

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CLIJifl!NT. PATOLOCÍA JNDUSTI\1" ALCODÓN 99

Además de lo expuesto anterionnente, la humedad viene determinada

por las condiciones atmosféricas, así se da el caso que a igualdad de ma­nipulación, varía mucho de un día al otro el grado de la misma, como po.sa frecuentemente en invierno en los departamentos de tinte, al predominar lo que se llama la "atmósfera baja", quedando todo el vapor de agua a poca distancia del suelo, constituyendo tilla neblina espesísima, y vemos

entonces que fallan totalmente o en parte todos los sistemas de celosías, cla­raboyas, extractores, etc. La única prevención que podemos considerar per­fecta, es la de impedir el paso del vapor al medio ambiente. Afortunada­mente los nuevos modelos de "barcas", "jigers", etc., vienen construidos de una manera en que se ha previsto esta posibilidad, recogiéndose todo

el vapor en una cámara o campana, de donde se puede dirigir al exterior, obteniéndose no solamente la solución del problema de la humedad, sino que también se atenúa en gran manera el del calor.

En la humedad que se da en el blanqueo y extendedor en invierno, se ha de prevenir contra ella, con los métodos descritos al hablar de la lucha

contra el frío, ya que en ellos no hay asociación con el calor. En el tratamiento de Jos accidentes por el calor, siendo muy raro que

se puedan producir los casos graves, nos hemos de ceñir a comentar los de carácter benigno y ligeros, que ya hemos visto, suelen dar consecuencias patológicas de tipo tardio.

En los casos más agudos que se pueden dar, consistirá en sacar al afecta­do al aire libre, frotarlo con agua no muy fría, y administrarle oxígeno y cardiotónicos si su estado lo precisa.

Un factor importante que hemos de considerar, es la pérdida de sudor.

Los trastornos cil'culatorios debidos a la hemoconcentraci6n, no aparecen hasta q11e se llega a la pérdida de tm 10 por 100 del peso, que viene a representar unos 7 litros de sudor (sabemos por cieitO, que un litro del mismo vieoe a eliminar w1as 580 calorías). En la práctica se suplen estas pérdidas con la ingestión de líquidos, pero si la sudoración es muy profu­sa, se puede llegar a un déficit del cloro, provocando sin llegar a tilla hemoconcenb·ación notable, las alteraciones circulatorias.

La prevención contra esto, se puede obtener con la administración de sal, sea en forma do sellos, o bien, añadida en una pequeña cantidad al agua para que no llegue a alterar demasiado el sabor de la misma (de 2 a 3 g por litro). Al decir "se puede", lo hemos hecho pensando en la resis­tencia a la ingestión que se suele enconb·ar.

C) I NTOXICACIONES Y DERMATOSIS QUE SE PUEDEN ·'PRODUCIR. -Al ha­blar del anterior capítulo, decíamos que constituía el más importante por el ~asible número de afectados; del que vamos a tratar ahora, podemos

decrr ~ue es el más importante por el tipo de Patología que se puede producir.

Por la exposición que acaba de hacer el Sr. ToRNÉ, vemos que resalta

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lOO ;\NALES. SECCIÓN MEDICINA

la utilización de innumerables productos químicos, algunos ele ellos fran­camente peligrosos.

Para hacer una ordenación más racionalizada seguiremos el siguiente orden:

1.0 Dermatosis. 2.0 Intoxicaciones, quemaduras e irritantes respiratorios. 3.0 Prevención y tratamiento. 1.0 Dermatosis.- Las dermatosis profesionales en aplicación a toda

la industria, ocupan por su frecuencia un importante lugar entre las en­fennedades profesionales, ya que representan un porcentaje de un 40-60 por 100 de las mismas, habiéndose calculado que el 1 por lOO de los trabajadores están afectados por las mismas, y son por tanto m1a fuente de bajas, a la par, que una predisposición al absentismo, debido a sus continuas recidivas. Después de la Industria Metalúrgica y de las Minas, ocupa el tercer lugar la Indusb·ia Textil, en cuanto al porcentaje de casos se renere.

Siguiendo la clasincación hecha por SEZARY las dermatosis profesio­nales de causa externa, se dividen en dos clases:

a) Las que se producen exclusivamente por la acción del agente externo, constituyendo las dermatosis llamadas ortoérgicas.

b) Aquellas en que la dermatitis de tipo eczematiforme, representa una reacción alérgica provocada por el agente externo, asociada a \tna predisposición especial, formando las llamadas dermatosis alérgicas o re­accionales.

Las dermatosis ortoérgicas, quedan localizadas en el punto de contacto con el agente irritante, y si cesa la acción del mismo se curan rÍipidamente, no presentándose recidivas. A diferencia de las de tipo alérgico, el mismo agente provoca la misma lesión en iglla]dacl de condiciones a todos los in· dividuos. Son producidas por toda tmn vadedad de agentes físicos, quími· cos, mecánicos, parasitarios y microbianos. Desde el punto de vista hísto· lógico, hay l111a alteración de las células epidérmicas y dérmicas, formán· dose una infiltración leucocítica polinuclear que va ganando en profundidad, produciéndose una exudación . Estas dermatosis son las más frecuentes de las profesionales, y aunque la supresión del agente causal, suele producir la rápida curación como hemos dicho antes, hemos de tener en cuenta que son susceptibles de producir sensibilizaciones secundru·ias.

Las dermatosis alérgicas que vienen condicionadas por el agente externo, y la predisposición del terreno, explican el porqué unos trabaja· dores son atacados y otros no, durante un período do tiempo más o menos largo, hasta que a éstos les aparece también la dermatitis eczematiforme, la llamada alergia tardía.

En las dermatosis alérgicas, hay que precisar que se puede considerar a una sustancia que es irritante, para la piel de ciertos obreros predispues· tos, cuando la dermatitis no se cura más que al dejar de manejar dicha

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CLIMENT. PATOLOCÍA TNI)USTRIAL ALGODÓN 101

sustancia, y además, que reaparece con frecuencia al enb·ar de nuevo en

contacto con ella (prueba de la repetición). También en algunos casos

·practicando un test epicutáneo, se puede descubrir el alérgeno causal.

Las lesiones de la piel se caracterizan generalmente por una erupción

eczematiforme, o por una dermitis papulosa y pm1iginosa, o bien, vesícu­

lo-ampollosa, estando al principio circunscritas a la región irritada, pero

ulteriormente pueden generalizarse. Los obreros pueden ser sensibilizados

por idiosincrasia, o por sensibilización adquirida, siendo lo más frecuente

el primer caso. A veces la lesión primaria puede infectarse convirtiéndose

en un eczema microbiano. La forma de presentación más frecuente de las dermatosis profesio­

nales, es el eczema de las manos, favorecido este hecho por las circunstan­

cias de las mismas (cambio del pH, microb·aumatismos, etc.). Se inicia

por una dennitis aguda con edema y vesículas, y en la fase de eczema cró­

nico, suele localizarse en el dorso de las manos, y en la cara anterior de las

muñecas, observándose cosb"itas, liquenificación y secreción.

Las dermatosis más observadas en los acabados de algodón, son las de

tipo alérgico y eczematiforme. En el blanqueo se pueden observar derma­

titis por la sosa, el cloruro de cal, los hipocloritos y cloruros. En el tinte

por los colorantes, particularmente las aminas aromáticas. Otras dermatosis

profesionales son las producidas por el formol y los naftoles {eritemas y

dermatitis de tipo eritematoescamosas). Las sales de cromo y la anilina

(ulceraciones de tlpo necrótico), los derivados de naftoles (pigmentaciones,

papilomatosis e hiperqueratosis) y los trastornos de la sudoración, con la

anhidrosis del formol, y la hiperhidrosis del cloruro cálcico y de la ani­

lina. Prevenci6n: Para la prevención de las dermatosis, hay que verificar

primero el conocimiento del producto nocivo causante, mediante un inte­

rrogatorio bien conducido, hacer el diagnóstico diferencial con las derma­

tosis no profesionales, conocer los productos usados en la manipulación

de la industria, verificar ln pn1eba del cese y reanudación del trabajo, y fi­

nalmente, mediante los tests transepidérmicos, pensando al verificar los

mismos, que la sustancia que pueda parecer más inocua, puede ser la

causante. En los sitios con riesgo posible de dermatosis, hay que procurar no los

o.cupen los afectados de hepatopatías, diabetes, eczemas seborreicos, pru­

ntos, neurodermitis, forunculosis y alcoholismo.

. Hay que cuidar la vigilancia de los productos que se usan par~ la lim­

p•e~a del cuerpo, pues algunos de los usados para las manchas de grasas

Y tmtes, particularmente los modernos detergentes, pueden ser causa de

dermatosis. Hay que procurar el aislamiento del contacto con los productos noci­

vos, mediante guantes y vestiduras adecuadas. El uso de los guantes puede

producir también dermatosis por la goma, si no se ponen previamente otros

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102 ANALES. &'ECClÓl'l IJEDlCINA

de hilo o algodón, y su uso se hace difícil por la prevención que en general hay a ponérselos, máxime teniendo en cuenta que deberían de ser apreta­dos en la muñeca, por ello, se preconiza el uso de pomadas aislantes, y entre la diversidad de las utilizables, se consideran de las más adecuadas, las compuestas a base de siliconas. Producen un buen aislamiento de la piel, no interfieren la fisiología de la misma, y son de uso limpio, no pro­duciendo ninguna reacción alérgica.

En el tratamiento de estas dermatosis, se ha ensayado la desensibili­zación alérgica, mediante antihistamínicos, y por desensibilización especí­fica, sin lograrse resultados positivos. No es posible modificar el terreno, y la sensibilización no tiene tendencia a reh·oceder.

Para la cura de las lesiones, se aplican calmantes locales, si el eczema está infectado, pomadas de Allbour y lociones de penicilina (1.000 u.i. por centímetro cúbico), también se usan pomadas de ictiol, y la hormonotera­pia si las lesiones son de tipo tórpido. Parece ser que en algunos casos da buenos resultados, el tratamiento a base ele vitamina B12 a dosis masivas, sobre todo en las que son de tipo alérgico.

En Estados Unidos suelen utilizar el sistema de rotación, dmando los períodos un tiempo, que se considere inferior al necesario para la sensibili­zación, y este sistema se está ya usando hoy en día entre nosotros con buenos resultados.

1 2.0 intoxicaciones, quemadwas, i1Títtmtes respi-rato1'ios. - Dada la complejidad y el enorme número de productos químicos utilizados, vamos a reseñar lo más importante, siguiendo el proceso tecnológico descrito.

En primer lugar, viendo en qué consiste el gaseado o chamuscado, salta a la vista que por el uso del gas del alumbrado, propano, butano, etc., puede llegar a producirse una intoxicación por el monóxido de carbono. Soslayaremos el estudio de la intoxicación aguda, sólo posible por un acci­dente, como es el de la rotUl'a de las conducciones o depósitos del com­bustible.

La intoxicación crónica suele aparecer a las primeras semanas, depen­diendo la misma de la su.sceptibilidad del sujeto. Su sintomatologia clínica está basada en tres síntomas capitales: la cefalea, la astenia y los vértigos: La cefalea suele localí:~:arse en la frente o en la nuca. La astenia no es solamente física, sino que también es psíquica. Los vértigos suelen acom­pañarse de temblores, taquicardia e hiperhidrosis.

Se suele explicar esta sintomatología de tipo neuro-ve.getativo, por una acción excitante del monóxido de carbono sobre los centros diencefálicos. En la sangre, raramente se puede encontrar anemia o leucocitosis.

' El diagnóstico muchas veces se hace difícil, y es una misión a cargo del médico de empresa, fijándose en la tríada de los síntomas típicos, el puesto de trabajo, si están afectados otros obreros del mismo sitio, y sobre todo, la comprobación de una oxicarbonemia superior a la normal, y a{m si esto es así, comprobar no sea debida a enfermedades que produ-

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CLIMENT. l'ATOT.OCÍA !NDUSTRIA' ALGODÓN 103

cen dismetabolismos, o al usG exagerado del tabaco. Debido a esta última circunstancia, cuando se recoge sangre para la investigación de la oxicarbo­nemia, se debe de hacer siempre después de transcurridas 24 horas sin

fumar. El valor de la oxicarbonemia, se mide por los centímeb·os cúbicos de

óxido de carbono encontrados por litro de sangre. Se considera normal la

cantidad de menos de 4 ce. De 4 a 6 ce es el límite tolerado en los obreros industriales. Si la cantidad es de 6 a 10 ce, ya representa una intoxicación ligera, y de 10 a 20 ce la intoxicación ya es de tipo crónko.

En las operaciones del descrudado, blanqueo y mercerizado, vemos

aparecer una serie de sustancias que las hemos agrupado en tres grupos: 1.0 Solución de hidróxido cálcico, lejías de sosa cáustica, mezclas

de sosa y carbonato sódico, peróxido de sodio, agua oxigenada y clorito sódico. En términos generales, sólo pueden producir dermatosis y que­

maduras cáusticas, siendo los más peligrosos el peróxido de sodio y las lejías de sosa y sus mezclas, particularmente por las elevadas concentra­ciones usadas. Merece mención aparte el clorito sódico, pues usado inclu­so a una concentración de un 3 a un 5 por 100, puede desprender vapo­res muy cáusticos, y muy irritantes de las vías respiratorias, habiéndose

descrito algunos casos de provocación de hemoptisis. Actualmente se usa muy poco todavia, por lo costosas que resultan las instalaciones para su empleo, pero debido a que con su acción se obtiene un blanco especial, hay una tendencia a incrementar su uso.

2.0 Encontramos el empleo de soluciones de ácido clorhidrico, de áci­do sulfí1rico, y los llamados baños de hipocloritos cálcico y sódico. En el

descrudado, los ácidos clorhídrico y sulfúrico se suelen usar a unas concen­traciones de 1,5 por 100 a 3 por 100, y en el mercerizado, el sulfúrico a un 4 a 5 por 100, de lo que se deduce que debido a estas concenh·acio­nes existe prácticamente poco peligro, habiéndolo mucho más pero, en las fases previas a su dilución. ·

El envenenamiento accidental por ingesta que puede ser posible con el sulfúrico, debido a ser incoloro y casi inodoro, es difícil que se produzca aquí, por guardarse en unos gan-afones grandes, de donde se vierte ya di­rectamente a los depósitos. Más factible son los accü.lenles debidos a su

manipulación, pudiendo producir quemaduras cutáneas, con la producción d~ las típicas escaras, negruzca para el sulfúrico, y de un color como su­CIO para el clorhídrico. Estas quemaduras se caracterizan por el violento dolor, no producen hemorragia, y dejan considerables retracciones cutá­neas. Si la quemadura es extensa, pueden producirse alteraciones de tipo general, debidas a los tóxicos liberados a nivel de los tejidos necrosados,

pud~~ndose observar albuminuria, acetonuria, hiperglucernia e hiperconcen­traciOn de la sangre con megamononucleosis, que es proporcional al grado de intoxicación del organismo.

La intoxicación profesional posible por el desprendimiento de vapores,

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104 ANALES. SECCLÓN MEDICINA

particularmente del clorhídrico, produce una intensa irritación de las vias respiratorias, pudiéndose llegar al síndrome de sofocación )' de edema pulmonar agudo.

Los baños de hipocloritos cálcico y sódico, son muy peligrosos en su preparación, pa1iiculannente el segundo.

El de hípoclorito cálcico se prepara a base de carbonato cálcico y agua, obteniéndose una solución con 30 a 35 g de cloro activo por litro. Su pe­ligrosidad radica en el polvo de carbonato cálcico, y en los vapores que se desprenden al agitarse la solución, para su perfecta disolución.

El de hipoclorito sódico, se obtiene a partir del cloro, qtle se hace pasar a través de una solución concentrada de sosa cáustica, obteniéndose una solución con 35 a 40 g de cloro activo por litro. Se comprende la peligrosidad existente al tener que manejar el gas cloro.

Hay que hacer resaltar el hecho, que una vez preparadas estas solu­ciones, y a pesar de su elevada concentración en cloro, estando la solu­ción quieta, sin agitarse, apenas desprenden vapores, sin embargo, al usarlas posteriormente en unas concentraciones ya mucho más diluidas, pero agitándose, removiéndose el líquido, se desprenden más fácilmente estos vapores.

El cloro es el principal de los gases tóxicos profesionales (máxima to­lerancia permitida en su uso es de 1 parte por millón, 6 3 mg por metro cúbico de aire). Clínicamente hemos de considerar la intoxicación agudí­sima, la aguda y la crónica.

La agudísima puede ser causa de muerte instantánea, por inhibición respiratoria tle tipo bulbar, shock laríngeo, o por edema agudo de pulmón. Es muy rara que se pueda producir, pues se requiere una inhalación ma­siva de gases, sólo posible en otras industrias, o en el proceso de su fabri­cación.

La intoxicación aguda, tiene una primera fase de initación de las vías respiratorias (lagrimeo, estornudos, tos violenta, dolor consb·ictivo de la garganta, polipnea refleja y desordenada, etc.), luego una segunda fase en que remite la sintomatología, durando desde unas horas a un dia, es muy engañosa, pues después aparece seguidamente una tercera fase llamada asfíctica, en que se presenta el edema agudo de pulmón. La proximidad de la probable muerte próxima, viene determinada por la taquicardia y debilidad del pulso, conjuntamente con la cianosis y congestión hepá­tica.

La intoxicación crónica, se manifiesta por lesiones bronco-vasculares, cutáneas y dentarias. Estas últimas son debidas a que el ácido clorhídrico formado en la saliva a'taca a los dientes, soliendo ser los más afectados los mcisivos medios. Las lesiones cutáneas vienen determinadas por el llamado Acné Clórico (o sama del cloro), que se atJibuye a la eliminación del cloro por las glándulas sebáceas. El acné cl6rico está constituido por unos comedones sebáceos de cabeza negra y filamento blanco-amarillento,

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CUMENT. PATOLOGÍA 1NDUST1Hil ALGODÓN 105 t

que suelen aparecer en la cara y partes descubiertas del cuerpo. Los tras­tomos bronco-pulmonares se caracterizan por un catarro de tipo crónico, con las posibles secuelas del mismo. Aparte de estos tres tipos de altera­ciones, hay que considerar las del estado general, presentándose astenia, anorexia, vértigos, adelgazamiento, etc.

3.° Constituido por los colorantes de fluorescencia para el blanqueo. Hasta ahora no sabemos que se hayan descrito efectos tóxicos de los mismos.

Finalizando el proceso seguido, nos queda hablar del tinte y estam­pados, que poddamos decir es el "primum novens" de esta inclustlia. Hay que tener en cuenta, que el máximo peligro de toxicidad, está en el pro­ceso de fabricación de los colorantes, y más raramente en su utilización, debido a que su toxicidad depende básicamente de las aminas aromáticas que sirven para prepararlos. Las principales son: las anilinas, difenil­aminas y la fenilenodamina y sus delivados, conocidos con el nombre de Ursoles o Foraminas, y que se transforman por oxidación completa en materias colorantes y tintes, no peligrosos en su mayoría.

Hay una diversidad enorme de ellos, cualquier tintorería de tipo medio dispone de más de 300 a 400 diferentes, siendo imposible por lo tanto la enumeración de todos ellos. Nos limitaremos a mencionar los más usuales y de toxicidad más probable, y así, siguiendo el orden de ]a e:·•posición tec­nológica que hemos oído, hablaremos en primer lugar de los colorantes directos. :E:stos vemos que se usan con un baño salino o alcalino, sin toxi­cidad, pero que en los tratamientos posteriores ya se usan las sales de cromo, el formaldehído, soligeno, nitrito sódico y el ácido clorhídrico.

De todos estos productos, el sulfato de cobre puede producir dermato­sis, el nitrito sódico y el soligeno (producto que ya viene preparado) prác­ticamente no son peligrosos. Del ácido clorhídrico ya hemos hablado, y nos queda por hablar pues de las sales de cromo y del formaldehído.

De las sales de cromo, la que se usa y aún en pequeña escala, es el bicromato potásico. Sabemos que las sales de cromo y otros delivados del mismo, suelen ser altamente tóxicos, poseyendo principalmente unos efec­tos cáusticos y alergizantes, y de ellos, el ácido crómlco es el más peligroso, con una concentración máxima permitida en la escala de toxícidades, ele 0,1 mg por metro cúbico. Estos derivados del cromo pueden llegar a pro­ducir ulceraciones típicas llamadas "pichoncito" o "agujero del cromo", dermatitis alérgicas, perforación del tabique nasal (respetando la parte ósea), alteraciones de las vías respiratorias, etc. No nos ocuparemos más ele ~~o y~ que hemos dicho que prácticamente sólo se usa el bicromnto potas10o en pequeña escala y es de toxicidad muclúsimo menor. . Más impottancia tiene el uso del formaldehido, que en la práctica de la

lmtorería se usa solo o asociado a la urea, fotmando el llamado "baño de formol-urea". Su manipulación ofrece peligro por el desprendimiento de vapores muy irritantes, pudiendo ocasionar una dermatitis de sensibiliza-

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106 ANALES. SECCIÓN MEDICINA f

ción, localizada en general en las partes descubiertas. Suele producir tam­bién una fuerte irritación de las vías respiratotias, e incluso en algunos casos puede llegar a producir vértigos, cefaleas, y neuralgias.

Nos encontramos a continuación con los colorantes sulfurosos, que se disuelven con ayuda del sulfuro sódico, usándose en su manipulación pro­ductos que ya hemos descrito anteriormente. Con respecto a estos coloran­tes, sólo hay que tener en cuenta, que el sulfuro sódico puede ocasionar el desprendüniento de pequeñas dosis de vapores sulfurosos.

En los . colorantes de tina, los de tipo "Indantrén" vienen ya prepa­rados y no conocemos por ahora ninguna toxicidad de los .mismos. La re­ducción de estos colorantes se hace en un baño de hiclrosulfito y de sosa, que ya hemos descrito ..

Los colorantes básicos tienen el carácter de bases (tiazinas, clm·ocina­tos, clorhidratos) y los mordientes usados son el taniJ1o, compuestos anti­mónicos, etc. Solamente hemos de resaltar que algunos de ellos pueden producir dermatosis.

Nos encontramos a continuación con la anilina o fenilamina, gravemen­te tóxica. Hoy en dla va usándose cada vez menos; hubo un momento que constituía un grave problema tóll.ico de los acabados de algodón. Prácticamente sólo se emplea para el'llamaelo "negro ele anilina", y aunque se usa para la fabricación de la fucsma, índigo y colorantes azoicos, éstos están ya en completo desuso.

No nos vamos a entretener de una manera extensa en la exposición de sus efectos por lo que acabamos de decir. Es un tóxico de tipo hemoli­zante y metahemoglobinizante, presentando dos formas de intoxicación, ]a aguda y la crónica. En la prünera, su sintomatología más característica nos la da la cianosis pardusca y la disnea, que son directamente propor­cionales a la cantidad de metahemoglobina producida. Debido a la hemo· lisis se presenta tmte subictérico y hemoglobmuria. La sintomatología de tipo general viene determinada por vértigos y vómitos, pulso débil, marcha tambaleante, el pulso se va haciendo blando, y finalmente viene la pér­dida del conocimiento.

La forma crónica es la que generalmente se puede producir en las tintorerías. Se manifiesta por palidez, ligera cianosis, astenia, cefalalgias y náuseas y acrohipotermia. El examen de la sangre presenta lma anemia moderada, con hipohemoglobmemia, leucopenia y linfocitosis. La reite­ración de la mtoxicación produce una afectación del hígado (con presen­tación de urobilinuria), del riñón (con albuminuria discreta) y finalmente la afectación de las vías urinarias, pudiéndose ocasionar una cistitis hemo­rrágica por la producción de úlceras y papilomas, y en caso de degenera­ción ele los mismos, la neoplasia subsiguiente, que es el llamado "cáncer anilico" de localización uro-genital.

La intoxicación se produce a través de la piel, y en forma de vapo-

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Cl.IMEl\'T. PATOLOCfA IXOUSTRIAL ALCOOÓN 107

res por vía pulmonar, y la eliminación se hace por vía respiratolia, orina y heces.

Hay que resaltar que en caso de piezas teñidas con anilinas, y que haya quedado incompleto el proceso de oxidación preciso, se pueden producir intoxicaciones más o menos graves. SAFORCADA cita un caso de muerte en un individuo muy sudoroso, producida por el uso de un jersey teñido hacía poco.

Finalmente citaremos que para limpiar manchas que se producen en los tejidos, se suelen usar derivados bencénicos, como es el benzol, que sabemos es muy tóxico, pero que por usarse sólo esporádicamente en el uso citado, no entraremos en su exposición, citando sólo que hoy en día se disponen de disolventes mucho menos tóxicos, como son los de la C. A. M. P. S. A. recomendados por la O. S. M. E. (el 5/ 15, 10/ 15 y 15/20).

Prevención y tm.tamiento: En el chamuscado o gaseado, hay que vi­gilar la producción de averías o roturas en los depósitos, tubos de C01lduc­ci6n, etc. Que la ventilación del departamento sea adecuada a las carac­terísticas del mismo, y finalmente hemos de considerar, que en la protec~ ción individual, lo idear sería el empleo de mascarillas. El uso de las mismas se hace difícil por lo engorroso de las mismas, y haber una resis­tencia por parte de los obreros, ya que deben o deberían de llevarlas du­rante todas las horas de la jornada, por lo que resulta obligado por lo tanto la intensificación de las medidas generales.

El tratamiento de la intoxicación aguda es el de la oxigenoterapia combinada con la respiración artificial. Modernamente para la oxigenote­rapia se usa el carbógeno (mezcla de oxígeno y de un 5 a 7 por lOO de gas carbónico), pues estimula el centro ele la respiración como todos sabemos. En el caso, que a pesar del uso del carbógeno la respiración sea inegular, hay que combinar su aplicación con la práctica de la respiración arti:Bcial. Tiene que administrarse lobelina, a ser posible por vía endovenosa (de 3 a 6 mg), tónicos cardíacos y prevenir el edema agudo de pulmón, practicán­dose una sangría algo copiosa (de 200 a 500). La prevención ideal sería que se fuese extendiendo el uso de resistencias eléctricas para la práctica del chamuscado.

Para la prevención contra el cloro, hemos de tener en cuenta en primer lugar la detección del mismo. .l!:sta puede verificarse utilizando diversos procedimientos, los más prácticos, o por lo menos, los más usados son: la d~tección debida a su olor caracteristico, y la producción que da el amo­n~ac.o de humos blancos en presencia de gases ele cloro. Hay otros piOce­dJmtentos muy buenos, como el uso de un papel ¡·eactivo amidoyodaclo que vira hacia el azul en pocos segundos, en una atmósfera que contenga 1(2 c.c ele cloro por metro cúbico; el aparato de Draeger, etc. La preven­ctó~ mdividual, consiste principalmente en el uso de caretas en los ope­ranos encargados de su manipulación, y de la preparación de los baños de hipoclorito cálcico y sódico, y además que estén abundantemente ali-

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JOS ANALES. SECCIÓN MEDICINA

:mentados. E l tratamiento en caso de intoxícació11 aguda, consiste en la administración de oxigeno, sangría copiosa (prevención del edema agudo de pulmón) y tónicos cardíacos.

En la prevención del empleo de los ácidos sulfúrico y clorhídrico, he­mos de considerar las precauciones a adoptar en la manipulación de los ga­n·afones que los contienen, preconizando el uso de carretillas con .medio de sujeción para su traslado, el empleo de dispositivos movidos a palanca para el vaciado de los mismos, el uso de guantes protectores, al igual que perneras y calzado adecuado. En caso que se produzcan quemaduras, hay que h·atar las mismas adecuadamente para evitar su ·predisposición a la infección.

De los usos de lejías y sosas de elevada concentración, se comprende la necesidad de medios protectores para la evitación de quemadmas, como son el uso de guantes pwtectores, y sobre todo el empleo de gafas, pues dadas las características de la manipulación de las mismas, son frecuentes las salpicaduras dirigidas hacia la cara, y es de resaltar que a pesar de la poca molestia que representa el uso de las mismas, se suele encontrar re­sistencia a ponérselas.

En el empleo del baño de formol-urea, la protección contra los vapo· res initante~ del mismo, consiste en el uso de careta y el de pomadas pro­tectoras en las partes del cuerpo descubiertas. Asimismo deben de usarse en las máquinas que lo emplean, como son el "Decati" y la "Cámara de polimerizar".

La prevención del uso de anilinas, consiste en el uso de una mascarilla ligera, sin lentes, con un cartucho de carbón activo de débil resistencia, o sea de larga sección, y al mismo tiempo deben de usarse vestidmas ade· cuadas, que deben de ser lavadas frecuentemente para evitar su impregna· ción. Hay que preconizar el uso de las duchas una vez al día como míni­mo. Como tratamiento preventivo, es aconsejable la administración de vitamina e, y una dosis de unos 50 mg de cloruro o gluconato ferroso por semana, y sobre todo, establecer un tumo rotatorio. Si se presenta una intoxicación aguda: inhalación de carbógeno, administrar analépticos, y si hay coma, practicar una sangría de 250 a 500 ce, seguida de una trans· fu$i6n de 500 a 1.000 g.

En la prevención general contra los gases y vapores, existiría un méto· do ideal, el llamado "h·abajo en circuito cerrado" (un ejemplo de lo cual, es lo que decíamos all1ablar de las nuevas "barcas" y "jigers" con respecto al vapor de agua). Los métodos de aspiración resultan un mal menor, y lo ideal sería el usarlos sólo en los casos imposibles de practicar el circuito cerrado. Mientras no se llegue al mismo, hay que insistir en el uso de campanas y · capuchas situadas encima mismo del lugar de producción de gases y vapores, combinadas con sistemas de aspiración, y en caso de gases pesados, arrastrarlos hacia un depósito de aspiración .colocado debajo del lugar de producción.

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CLIMENT. PATOLOGÍA JNDUSTRTJ\ 1 Al.GODÓN 109

Hay que llamar la atención sobre un caso peculiar que a veces se pro­

duce en esta industria, y es que en los numerosos desagües de la misma, al

coincidir en Jos mismos una diversidad enorme de productos químicos,

se producen unas reacciones y combinaciones qulmicas con desprendimien­

to de gases irritantes y tóxicos en ]a mayorla de los casos. En más de una

ocasión ha habido que modificar el sistema de desagüe, haciéndolo indi­

vidual por depósito o máquina, l1asta llegar al colector general. En otros

casos, como suele pasar con el vaciamiento del baño de formol-urea, se

desprenden vapores irritantes en una parte de la canalización de desagüe,

hasta que en una parte más alejada se va diluyendo, obligando también

a practicar un desagüe rápido y de pronta dilución. Vemos pues la nece­

sidad de que en las nuevas instalaciones o en las reformas que se practi­

quen, hay que prevenir este hecho, con un adecuado sistema de canaliza­

ción, que además de ser distinto de unas secciones a otras, ha de ser inclu­

so individual en algunas máquinas o depósitos.

D) PATOLOGÍA PRO·FESIONAL DE TIPO GENERAL.- Por tratarse de un

capítulo en el que no podemos distinguir peculiaridades especiales, salvo

las ya descritas, y en honor a la brevedad del tiempo, no enh·aremos en

detalle de su exposición, haciendo constar únicamente que en las fábricas

importantes de este ramo, tienen ob·os departamentos como el de calderas,

taller mecánico, etc., de w1a Patología Profesional distinta de la que nos

hemos ocupado, y que no comentaremos.

Como dato estadlstico de los accidentes de trabajo, se suele dar el

caso curioso a pesar de las caxacterísticas de esta industria, que los que

dan mayor porcentaje sou los debidos a caidas, golpes, hetidas o contusiones

debidas a la manipulación de herramientas y de máquinas, ocupando un

segundo lugar los debidos a quemaduras, y dentro de éstas, las debidas a

salpicaduras de sosa cáustica, por regla general de canícter leve.

No queremos terminar, sin hacer constar el hecho de que el médico

de la empresa al preconizar entre los obreros, el que hagan uso de los

n;étodos de protección puestos a su alcance, intentando convencerles explí­

candoles las ventajas de prevención que representan, suele encontrarse

con resistencias de tipo pasivo, o con una indiferencia notoria que es

triste tener que decir, y que si bien esto puede darse en muchas ramas de

la Industria, en la sección de la que nos ocupamos es más notorio, pudién­

d~se dar una explicación de que sea debido a una psicología de tipo espe­

Cial, o más bien, a un nivel intelechwl más bajo. Hay que procurar acabax

con la tradición de que con la administración de leche ya está todo hecho

Y curado. Asimismo, y resulta innecesario el decirlo, la colaboración que

?ay qu~ buscar con los directivos y técnicos, para el mejoramiento de las

mstalacwnes y medios protectores y (pido perdón al decirlo) haciendo resal­

tar a veces la relación entre los mismos y la productividad.

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110 Mi.\LES. Sk-CC!Ó;); MEDICINA

Se habrán dado perfecta cuenta de la complejidad y extensión de la Patología Profesional del "Ramo del Agua", motivando lo mismo que hayamos procurado hacer su exposición de una manera lo más resumida posible, a riesgo de alguna omisión o falta de detalle en la exposición de alguna de sus particularidades, que espero sabrán perdonar, teniendo en cuenta el poco rato disponible para su comentario.

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