darwinismo social (version 24022015) (falta que yo lo revise)

24
El ladrón entró por la puerta o el ladrón entró por la ventana. El ladrón no entró por la puerta. ____________________________ Por lo tanto, el ladrón entró por la ventana. Si la llave está apretada del lado del puntito, la luz del patio está encendida La llave está apretada del lado del puntito __________________________ Por lo tanto, la luz del patio está encendida La lámpara de la cocina está apagada. Si la lámpara está apagada y no está quemada, entonces no recibe corriente eléctrica. La lámpara de la cocina no está quemada (pues la hemos probado en el velador del dormitorio). Si la llave de luz de la cocina está en posición “on” y la lámpara no recibe corriente, entonces no hay corriente en el circuito de la cocina. La llave de luz de la cocina está en posición “on” __________________________ Por lo tanto, no hay corriente en el circuito de la cocina (y vamos al tablero y descubrimos que efectivamente ha saltado la térmica!!!!) Cuando llueve, en mi casa (que está en Bahía Blanca) hay goteras sobre mi cama, y las gotas caen con tierra. Dejé mi camisa nueva sobre mi cama. Está lloviendo (en Bahía Blanca) __________________________ Por lo tanto, están callendo gotas de agua sucia sobre mi camisa nueva. (Lo sé aunque estoy en la universidad. Así que me voy corriendo a guardar la camisa, hasta luego). LUEGO DE ESTO, DARLE PALANTE CON LO DE LENGUAJE Y ONTOLOGÍA, Y AHÍ CARGAR CON LO DE LG/METALG-USO/MENCIÓN, EL VIDEO DE LOS MONTY, EL TEXTO DE CARROLL. Edward Larson (2007) Evolución, la asombrosa historia de una teoría científica, Buenos Aires, Debate. Citas: "Decís que 'no tienen trabajo' -afirmaba Spencer burlándose del alegato a favor de las crecientes clases bajas de Londres-. Decid más bien que rechazan el trabajo o huyen rápidamente de él. Son simplemente gente que no vale para nada y que, de un modo u otro, viven a costa de los que valen para algo". Más abajo el libro sigue: Darwinismo Social - 1

Upload: pablo-oscar-usabiaga

Post on 10-Dec-2015

4 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

un apunte incompleto sobre darwinismo social

TRANSCRIPT

Page 1: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

El ladrón entró por la puerta o el ladrón entró por la ventana.El ladrón no entró por la puerta.____________________________Por lo tanto, el ladrón entró por la ventana.

Si la llave está apretada del lado del puntito, la luz del patio está encendidaLa llave está apretada del lado del puntito__________________________Por lo tanto, la luz del patio está encendida

La lámpara de la cocina está apagada.Si la lámpara está apagada y no está quemada, entonces no recibe corriente eléctrica.La lámpara de la cocina no está quemada (pues la hemos probado en el velador del dormitorio).Si la llave de luz de la cocina está en posición “on” y la lámpara no recibe corriente, entonces no hay corriente en el circuito de la cocina.La llave de luz de la cocina está en posición “on”__________________________Por lo tanto, no hay corriente en el circuito de la cocina(y vamos al tablero y descubrimos que efectivamente ha saltado la térmica!!!!)

Cuando llueve, en mi casa (que está en Bahía Blanca) hay goteras sobre mi cama, y las gotas caen con tierra.Dejé mi camisa nueva sobre mi cama.Está lloviendo (en Bahía Blanca) __________________________Por lo tanto, están callendo gotas de agua sucia sobre mi camisa nueva.(Lo sé aunque estoy en la universidad. Así que me voy corriendo a guardar la camisa, hasta luego).

LUEGO DE ESTO, DARLE PALANTE CON LO DE LENGUAJE Y ONTOLOGÍA, Y AHÍ CARGAR CON LO DE LG/METALG-USO/MENCIÓN, EL VIDEO DE LOS MONTY, EL TEXTO DE CARROLL.

Edward Larson (2007) Evolución, la asombrosa historia de una teoría científica, Buenos Aires, Debate.

Citas:

"Decís que 'no tienen trabajo' -afirmaba Spencer burlándose del alegato a favor de las crecientes clases bajas de Londres-. Decid más bien que rechazan el trabajo o huyen rápidamente de él. Son simplemente gente que no vale para nada y que, de un modo u otro, viven a costa de los que valen para algo".

Más abajo el libro sigue:

´El darwinismo social tuvo sus defensores en todo el mundo occidental. Por ejemplo, el economista político estadounidense William Graham Summer, adoptando el lema "Hurga con el hocido, cerdo, o muere" (Root, hog or die) caracterizó la competencia como "la espuela de hierro que ha conducido a la raza a todos sus logros". Ni el bienestar social ni la caridad privada debían restringir la lucha natural por la existencia , y lo recalcaba en un ensayo de 1881: "la ley de supervivencia del más apto no fue hecha por el hombre y este no puede derogarla. Interfiriendo con ella lo único que hacemos es conseguir la supervivencia de los menos aptos"´

Darwinismo Social - 1

Page 2: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

Nota mía: William Graham Summer (1840-1910) fue sociólogo y politólogo estadounidense.

orden a imponer en este apunte:

1. introducción (sin tìtulo, esta página: está bien)2. Las ideas del DS (resumen de qué se entiende por DS), está hecho.

2 bis. Agregar a esa sección todo lo dicho (que sea relevante) de la sección “temática del DS” (tag ####2)

3. Orígenes, trasfondo histórico (tag ###1, sección “los orígenes”). Hay que mezclar ambas secciones, Y DEPURARLAS DE LAS PARTES

REFUTATORIAS.4. Crítica y refutación de las ideas del DS (nueva sección, armada con

párrafos de las secciones de la versión de Guillermina) AGREGAR QUE NO EXISTEN LAS RAZAS.

5. DS y determinismo biológico: BÁSICAMENTE, resumir A UN PAR DE PÁRRAFOS lo escrito por guille, haciendo un cuento a vuelo de pájaro de

los abusos del determinismo biológico del s. XX y los abusos de la interpretación del biologicismo como determinismo biológico. COmo una

especie de “posdata, què pasó después” y que diga “fachos sigue habiendo, pero el DS es asunto del pasado, pese a algunos que ven

fantasmas y lo ven en el biologicismo”. Meter la cita de Dawkins de que podemos rebelarnos contra nuestros genes, y citar mis propios

papers(incluido el de sadaf).

Fundamentos de las Ciencias de la Administración

Apunte de cátedra:

Darwinismo social(Edición 2015)

Se denomina darwinismo social (en adelante, DS) a un conjunto de ideas cuyo denominador común es ―como su nombre indica― la pretendida aplicación al análisis de la sociedad de las teorías biológicas de Charles Darwin. Más precisamente, lo que el DS pretende es aplicar a la sociedad y sus instituciones el principio biológico fundamental que Darwin ideó para explicar la evolución de los

seres vivos: la selección natural (también llamado “supervivencia del más apto”).

El término “darwinismo social” no fue utilizado por los propios darwinistas sociales, sino que es el nombre con el que la crítica ―la de su propio tiempo y la posterior a ellos― los ha identificado. Además, si bien el DS suele ser presentado como una teoría (una teoría social), en rigor no existe una teoría homogénea que podamos identificar

Darwinismo Social - 2

Page 3: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

mediante esa denominación, sino que la etiqueta de “DS” se utiliza más bien para denotar un conjunto de ideas ―defendidas durante más de medio siglo por diversos pensadores, políticos y grandes hombres de negocios― que presentan cierto “aire de familia”, y a las que hoy llamamos así.

Las ideas del darwinismo social

Lo que asevera el DS es que tal como la naturaleza se ocupa de eliminar a los individuos y linajes “más débiles” mediante la selección natural, lo mismo ocurre entre los seres humanos que viven en sociedad. En las sociedades humanas hallamos distintas razas, distintos grupos o clases sociales y distintos individuos. Las razas compiten entre sí, igual que las clases y los individuos, y son “los mejores dotados” los que resultan triunfantes en esta competencia. Los que fracasan, fracasan por la carencia de los méritos necesarios para imponerse sobre los demás. Por lo tanto, las razas inferiores (como los indios o los negros) están sometidas a las superiores (como los blancos) debido a que a diferencia de estas últimas, aquéllas están minadas de imperfecciones. Las clases sociales inferiores (los pobres) se encuentran en su situación económica desventajosa debido a sus propios vicios y defectos. Los individuos que no alcanzan éxito social están en esa posición debido a sus propias taras (por ejemplo, los débiles mentales). El principio natural de la supervivencia del más apto es el que rige el proceso que determina esta distribución de los lugares que se ocupan en la sociedad.

Lo expuesto hasta el párrafo anterior podría decirse que es una teoría descriptiva/explicativa, es decir, fáctica, acerca de por qué hay diferencias sociales, económicas, etc. Sin embargo, el DS no se queda allí, sino que sostiene, además, que interferir con este proceso natural “sabio” (ya sea mediante la filantropía, la ayuda a los pobres, los subsidios, etc.) es un grave error, pues esa interferencia trae aparejadas desastrosas consecuencias para las sociedades, pues fomenta artificialmente la supervivencia y reproducción de los menos aptos y los “degenerados”, haciendo que su número crezca cada vez más, con lo que la sociedad en cuestión deberá arrastrar la pesada carga que este creciente número de individuos inútiles (que no producen pero consumen) significa para ella, y además, se perpetúan así en

las sociedades humanas (y en la humanidad en general) los rasgos hereditarios viciosos y vinculados con la debilidad y los defectos, con la consiguiente “degeneración” de la especie humana o de las razas humanas. Al agregar este postulado adicional, que no se trata ya de una explicación del porqué de las desigualdades que vemos, sino de una indicación de lo que debe hacerse para la organización de las sociedades, el DS se convierte en normativo, es decir, en una doctrina no acerca de “cómo son las cosas” sino acerca de “qué debe hacerse”. Este rasgo normativo es una característica fundamental del DS.

De modo que el DS sostiene que la mejor forma de organizar una sociedad es aquella que fomente que los individuos y grupos compitan abierta y desenfrenadamente entre sí en la lucha por la subsistencia: de este modo, la selección natural se ocupará de eliminar a los débiles, y, de este modo, la sociedad se irá “depurando” de sus peores elementos y se deshará de la “pesada carga” que estos constituyen para ella. A la vez, como consecuencia de esta organización social, los miembros de la sociedad serán, al cabo de las sucesivas generaciones, cada vez más aptos, más inteligentes y más sanos, con lo que la sociedad tenderá en el tiempo a ser más vigorosa debido al mayor vigor de los individuos que la forman. Es decir, no solamente se eliminarán los elementos indeseables, sino que además los mejores adaptados de cada generación estarán aún mejor adaptados que los mejores de las generaciones anteriores, con lo que la raza humana será cada vez más perfecta. Una interferencia en este proceso natural es tan peligroso ―sostiene el DS― como las interferencias imprudentes en los procesos naturales, que desembocan en catástrofes tales como inundaciones y calamidades similares.

&&&&

La tentativa de aplicar las leyes de la biología a la explicación de fenómenos sociales se da en el contexto del gran debate que tuvo lugar a fines del siglo XIX (y que continúa en nuestros días) en las ciencias sociales: “cultura versus naturaleza”. Se establecieron dos posiciones antagónicas: la de los reaccionarios frente al positivismo, al que imputan el calificativo de “mecanicismo determinista”,

Darwinismo Social - 3

Page 4: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

puesto que, arguyen, pretende explicar la sociedad como un mecanismo, siguiendo el modelo que ya se había establecido en las ciencias naturales. Consecuentemente, estos “antipositivistas” defienden la idea de que las ciencias sociales no pueden adoptar el método de las ciencias naturales, ya que su objeto de estudio difiere ampliamente. Proponen así la distinción entre ciencias del espíritu, que intentan comprender la dimensión humana por medio de un método propio, y las ciencias naturales, que se proponen explicar los fenómenos que se dan en el plano no humano.

En el otro bando se ubicaban los denominados “positivistas”, quienes creían que la metodología de abordaje de las cuestiones sociales no tenía por qué diferenciarse del de las ciencias sociales; el modo de obrar de la ciencia es el mismo, con independencia de que su objeto de estudio sea la naturaleza o el ser humano. (Hoy día, la versión contemporánea de esta idea se conoce en epistemología como monismo metodológico.) Las ciencias naturales habían realizado grandes progresos; si se pretendía avanzar del mismo modo en las ciencias sociales, era necesario adoptar los criterios que hasta el momento se habían usado en las primeras. En este contexto, los darwinistas sociales aplicaron (espuriamente, claro) la teoría de la evolución darwiniana a la sociedad. Sin embargo, la trampa del DS residía en que su propósito no era explicar sino establecer valores éticos. La crítica más demoledora contra el DS es que éste (en su interesado desdibujamiento de las diferencias entre lo descriptivo/explicativo y lo normativo) se basa, como señalamos más arriba, en la falacia naturalista, según la cual lo que es natural es bueno. Así, la cruel lucha entre las especies por la supervivencia debe ser algo bueno, pues es natural. Sin embargo, en primer lugar, la ciencia natural no puede hacer juicios de valor, sino limitarse a describir o explicar (hay un margen para ciertos juicios de valor en las ciencias sociales, pero no en las naturales). Y en segundo lugar, no hay ninguna razón para pensar que lo natural sea bueno (ni malo). Un huracán, un terremoto o rayos que matan a miles de personas son fenómenos naturales, y nada tienen de edificantes o de positivos (además de que sería falso afirmar que matarían solo a los más débiles o “defectuosos”).

Puesto que algunos de los primeros seguidores de Darwin habían sido seguidores de pensadores positivistas, como Auguste Comte y Herbert Spencer, el DS se alió fácilmente con las doctrinas positivistas. Como resultado, el positivismo

originario sufrió una curiosa transformación. En sus inicios, esta filosofía intelectualista se caracterizaba por la defensa de cierto utilitarismo, basado en la idea de que los problemas sociales eran susceptibles de una solución racional. Bajo la influencia del DS, sin embargo, el positivismo comenzó a abandonar sus aspectos racionalistas: “herencia” y “medio ambiente” reemplazaron decisiones conscientes y lógicas como los determinantes principales de la acción humana.

El centro ético del positivismo como proyecto político está conformado por la utilización de leyes naturales para la justificación de opciones morales o sociales. Al basarse en “leyes científicas”, la propuesta busca, como señala Hannah Arendt (2006), evitar responsabilidad personal por las decisiones políticas que se tomen. Así, por ejemplo, la sugerencia de Thomas Malthus (demógrafo británico de gran influencia sobre el evolucionismo), que el crecimiento mucho más rápido de la población que el de los recursos fue dispuesta por Dios para que los hombres trabajaran de forma productiva y se refrenaran a la hora de formar familias, fue utilizada en la década de 1830 para justificar una economía de libre mercado (Moore, 2006)1. Del mismo modo, algunos autores vieron en la posibilidad de aplicar la Teoría de la Selección Natural en ámbitos diferentes del biológico como un medio para justificar políticas sociales negativas desde el punto de vista moral (Wilkins, 1997).

Desde la última parte del siglo XIX existió una notoria avidez en el campo político por asimilar las advertencias malthusianas a los conceptos básicos enunciados por Darwin. Aunque la teoría de la evolución darwiniana en sí misma no implica una posición política, tanto Spencer como Galton le dieron un contenido político concreto. El primero fue más lejos que Darwin en lo relativo a la teoría de la evolución, al decir que implica mucho más que simple biología. El segundo, fascinado por la

1 En 1837 la población pobre de Londres había aumentado del tal modo que vivía hacinada. Los miembros de la middle-class (clase media) y de la upper-class (clase alta) de la época, pagaban impuestos que contribuían a paliar los efectos de la pobreza. Se trataba de una especie de economía de bienestar. Como reacción, intelectuales y dirigentes propusieron, como solución al problema del crecimiento poblacional y la poca disposición de recursos para alimentarla, que debía terminarse con las políticas de ayuda: la vida tendría que ser difícil para los sectores pobres, para que de este modo dejaran de reproducirse, equilibrándose la balanza entre población y alimentos disponibles. (Moore, 2006)

Darwinismo Social - 4

Page 5: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

herencia, se inclinó hacia el darwinismo en parte gracias a su dedicación al desarrollo de ideologías políticas conservadoras destinadas a buscar medios de “naturalizar” la desigualdad humana (Waller, 2004).

Se puede argüir, consecuentemente, que, a pesar de que la teoría de Darwin no implicaba ni el racismo ni el clasismo (Wilkins, 2008), su propuesta se convirtió en una forma de justificación de las diferencias sociales y raciales. Incluso sus ideas llegaron a ser reinterpretadas como apoyo del poligenismo racista de Ernst Haeckel. Este último fue uno de los principales divulgadores de las ideas de Darwin (a través de su propia interpretación) en el mundo de habla alemana. Argumentaba que los seres humanos no formaban una sola especie, sino un género, dividido en nueve especies separadas que habrían evolucionado separadamente desde la aparición del habla.

Aun cuando Darwin había dicho que era absurdo hablar de que un animal fuera superior a otro, y concebía a la evolución como carente de finalidad, poco después de la publicación del Origen de las especies en 1859, su mensaje central se empezó a entender como una descripción y justificación malthusiana del capitalismo industrial inglés de la época. El objetivo era una propuesta política clara: al quedar inscripta en el campo social, “la lucha por la vida” que los primeros evolucionistas definían como competencia interespecífica se redefine en términos de competencia intraespecífica. Así, la puja que aquellos advertían entre leones y gacelas, pasa a ser desde entonces entre gacelas y gacelas (Vallejo, 2010).

En otras palabras, en el contexto del libre mercado, el concepto de selección natural de Darwin llegó a transformarse en el de supervivencia del más apto de Spencer, justificando, consecuentemente, políticas y posiciones sociales “duras”. Así, por ejemplo, podemos citar al empresario John D. Rockefeller, quien en 1905 ―usando el ejemplo de la rosa «american beauty» (“belleza americana”)― dijo en una conferencia:

El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto... La rosa American Beauty sólo puede alcanzar el máximo de su hermosura y el perfume que nos encantan, si sacrificamos otros capullos que crecen en su alrededor. Esto no es una tendencia malsana del mundo de los negocios. Sino solamente la expresión

de una ley de la naturaleza y una ley de Dios.2

A pesar de que la mayoría de los autores envueltos en el proyecto del DS han empleado la selección natural como argumento a favor del capitalismo radical, el racismo, la eugenesia, el belicismo, el colonialismo, el neo-imperialismo, y hasta el genocidio, Diane B. Paul (2003) considera que el enfoque de la naturaleza sostenido por Darwin ―que incluye la “dependencia de unos seres con otros”― sirvió también de fundamento a ideologías diametralmente opuestas: el pacifismo, el socialismo, el progresismo y el anarquismo, con autores que enfatizaron el valor de la cooperación sobre la lucha entre los organismos y entre las especies.

Es interesante señalar que el darwinismo contemporáneo hace gran hincapié en la cooperación y su evolución. De hecho, este es el tema central del libro que llevó a Dawkins a la fama mundial, El gen egoísta, y luego de su publicación, se han realizado una pléyade de investigaciones, tanto en biología como en ciencias sociales, centradas en el tema de la evolución de la cooperación entre seres vivos.

DS en círculos académicos

Richard Hofstadter (1944) reintroduce el término DS en la temática de las ciencias sociales. De acuerdo con este historiador estadounidense, el DS es primariamente una posición conservadora, cuyo centro ideológico son los valores victorianos del trabajo duro, la conservación del orden social y de las diferencias sociales claras3. Especialmente, el término haría referencia a un credo reaccionario, que promueve la lucha competitiva, el racismo, el nacionalismo y el clasismo más cruel (Paul, 2003; Kotzin, 2004): “los pobres son los únicos responsables de su pobreza”. Según Hodgson (2004), a partir de esa introducción por Hofstadter ―en el contexto de la lucha contra el nazismo―,

2 La frase fue pronunciada en una conferencia escolar y está citada en Hofstadter (1959, p. 45).3 Se denominan “valores victorianos” a los valores promovidos en Gran Bretaña durante la Época Victoriana. Este período en la historia de ese país coincide con el reinado de la reina Victoria desde 1837 hasta 1901. Es la época de consolidación del capitalismo de mercado a través de la eclosión de la industrialización (segunda revolución industrial) y, consecuentemente, de Gran Bretaña como imperio.

Darwinismo Social - 5

Page 6: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

el término recibió una gran difusión en círculos académicos norteamericanos.

En 1979, Robert Bannister argumenta que el DS es un mito creado por los reformistas a fin de estereotipar a sus oponentes. En realidad, el uso del término “darwinismo” habría sido más influyente en posiciones progresistas. La posición de Hodgson parecería apoyar esta interpretación, buscando mostrar que quienes usaron el término fueron, en su mayor parte, pensadores de izquierda: “El uso del término en las principales publicaciones de académicos anglosajones fue raro hasta 1940. Citaciones del término fueron generalmente desaprobatorias de las ideologías racistas o imperialistas con las cuales estaba asociado” (Bannister, 1989). Sin embargo, la afirmación de Bannister es falaz. Es cierto que los darwinistas sociales no se llamaron a sí mismos con ese nombre; pero es absurdo, de esta premisa, pretender llegar a la conclusión de que no existieron. Las palabras de Rockefeller arriba citadas son prueba cabal de ello.

En 1997, Mike Hawkins respondió a esas sugerencias. Partiendo de la base que el DS no es una posición monolítica, sino que abarca visiones diferentes y notando que el no uso del término no implica la no utilización del concepto, Hawkins sugiere que hay dos niveles diferentes en el análisis. El primero se refiere a la visión general que el darwinismo social promueve, el segundo, es acerca de las visiones o posiciones específicas que diferentes autores derivan o desarrollan a partir de esa visión general. Entonces, puede afirmarse que los principios del darwinismo, en su aplicación a la explicación de la sociedad, han sido interpretados de manera diferente y, consecuentemente, han sido usados para defender una variedad de perspectivas ideológicas, que, a veces, entran en conflicto entre sí (Hawkins, 1997).

Lo anterior parece sugerir una diferencia entre el uso académico y el político no solo del término sino también del proyecto de interpretación de lo social por medio de principios biológicos. Por inferencia al menos, Hodgson parece sugerir que la obra de los “científicos” solo sufrió por asociación con políticas impopulares.

Sin embargo, esa sugerencia es rebatida por Richard Weikart (2004), entre otros, quién sugiere: “No hay duda de que Hitler fue un darwinista social, viendo la historia como una lucha por la existencia entre razas desiguales [...]. Es menos claro si el darwinisno social contribuyó al imperialismo y al militarismo” (Weikart, 2002).

Asimismo, sostiene, contra la posición generalmente aceptada, que tanto Darwin como Spencer “extrapolaron sus teorías evolucionarias a percepciones sociales y económicas. Ambos desarrollaron, independientemente, un darwinismo social del laissez faire, lo que hace que ambos sean progenitores de la propuesta” (Weikart, 2009).

Estas sugerencias de Weikart parecen derivadas o construidas sobre el trabajo de Stephen Jay Gould, quien sugirió que el estudio científico de la inteligencia ha sido mancillado por concepciones racistas, las que influyeron incluso en la recolección de datos (Gould, 1997).

%%%%

###1 Orígenes???

Históricamente, el DS aparece a fines del siglo XIX, en Inglaterra, tras la revolución industrial (que tuvo lugar, como se sabe, en dicho país), y podemos detectarlo todavía en declaraciones y discursos de políticos y empresarios de mediados del siglo XX. El DS sirvió de coartada ideológica para la justificación de las políticas del más crudo laissez faire (“dejar hacer”), término con el que se conoce al ultraliberalismo, ideología hegemónica en los países industriales de la Europa del siglo XIX, particularmente Inglaterra. El laissez faire consiste en la nula intervención del Estado en el mercado y en los problemas sociales (fuera de la seguridad y tal vez alguna infraestructura: la salud y la educación, por ejemplo, quedaban en manos privadas). La acción Estado, pues, debe ser reducida al mínimo, y en cambio se debe “dejar hacer” a los agentes privados. El valor defendido por los defensores del laissez faire es la competencia (entre agentes económicos); el DS afirma que ésta es “natural”, ya que como establecen las teorías de Darwin, la comptencia es un factor central de la evolución de los seres vivos.

Así como no hay que interferir en la lenta y sabia tarea de la naturaleza ―sostiene el DS―, no se debe interferir tampoco en el desarrollo de los procesos sociales y económicos, dejando que estos sucedan “naturalmente”. Aplicado a la economía, el DS da apoyo a la idea de que la competencia entre empresas y agentes económicos hará que sobrevivan los mejores, los que mejor sepan reducir costos y obtener mayores beneficios, los individuos ahorrativos y previsores, etc., con lo

Darwinismo Social - 6

Page 7: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

cual implícitamente sugiere que funcione una suerte de “selección social” ―el término es nuestro―, mediante mecanismos tales como la competencia en el mercado, que determinará qué negocios prosperarán y cuáles desaparecerán por bancarrota o pérdidas.

El origen de esta posición teórica y política suele adjudicarse a las interpretaciones de los escritos de Darwin, llevadas a cabo inicialmente en la segunda mitad del siglo XIX por el filósofo británico Herbert Spencer (que fue de hecho quien acuñó la frase “supervivencia del más apto”, pero que no acuñó el término “darwinismo social”). El DS recibió en la época (y durante más de medio siglo) numerosos adherentes y gozó de gran aceptación en círculos académicos.

Pero en rigor, ya desde décadas antes “estaban en el aire” ideas muy parecidas a las del DS, y lo que vino a hacer el DS fue darles a esas ideas una justificación pretendidamente “científica”. Veamos un ejemplo. Aun considerando que las ideas europeas llegaban con retraso a América, podemos escuchar conceptos muy parecidos a los del DS en las palabras de Domingo Faustino Sarmiento en un discurso del 13 de septiembre 1859, el mismo año de la publicación de la obra cumbre de Darwin, El origen de las especies, es decir, obvimente antes de que la teoría de Darwin pudiera aplicarse a (o influir sobre) la temática social o a cualquier otro tema:

“Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer”. (Sarmiento 1859)

Como se ve en el discurso de Sarmiento, el pobre muere no por sus circunstancias sociales adversas, sino como consecuencia “de sus propios defectos”: algo que suena muy parecido al DS. Estas ideas eran moneda corriente ya en la Europa de principios del siglo XIX. Lo que hizo el DS fue dotar a esas ideas de un “barniz científico”: el DS le puso a una ideología el disfraz de una ciencia. El hecho sería de importancia menor, de no ser por el hecho de que ―por desgracia― las ideas del DS

tuvieron enorme repercusión en los círculos académicos, políticos y sociales a lo largo de las décadas siguientes. Hoy que vivimos en la era de lo “políticamente correcto”, nos parece inverosímil que estas ideas circularan como si tal cosa y sin escándalo, pero a tal punto impregnaron el pensamiento de su época, que en 1902 un famoso escritor conocido por su ¡socialismo! como Herbert G. Wells (el autor de La guerra de los mundos y La máquina del tiempo) escribía lo siguiente:

“¿Y cómo tratará la Nueva República a las razas inferiores? ¿Cómo tratará a los negros... a los amarillos... a los judíos... a esos enjambres de gentes negras, pardas, blanco sucio y amarillas para las que no hay sitio en las nuevas necesidades de la eficiencia? Bien, el mundo es el mundo y no una institución de beneficencia; y me temo que tendrán que abandonarlo... Y el sistema ético que regirá el Estado mundial estará moldeado principalmente a favor de la procreación de aquello que es bueno, eficiente y hermoso en la humanidad; cuerpos bellos y fuertes, mentes claras y poderosas... Y el método que la naturaleza ha seguido hasta ahora al moldear el mundo, por el cual se ha impedido que la debilidad propague la debilidad... es la muerte... Los hombres de la Nueva República... poseerán un ideal que hará que la matanza valga la pena”. (Wells 1902).

El DS tuvo una gran influencia en países imperialistas y en varias naciones de América, entre ellas la Argentina. En nuestro país, formó parte de la ideología de la denominada generación del 80, cuyo representante más conspicuo fue Julio Argentino Roca (cuyas coincidencias con Sarmiento, de paso sea dicho, son notoriamente conocidas). Se explica, así, qué ideas fueron la base ideológica de lo que en su momento se llamó “campaña al desierto” (que fue uno de los dos mayores genocidios de indígenas en la historia de América, junto con el perpetrado en los Estados Unidos): eliminar de la faz de la tierra a una raza “inferior” como la de los indios era hacerle un favor a la humanidad en la vía de su perfeccionamiento.

Los darwinistas sociales sostienen que los distintos grupos humanos (disímiles en cuanto a la raza, la clase social, la nacionalidad o cualquier otro criterio) compiten por los recursos naturales o por

Darwinismo Social - 7

Page 8: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

diversos puestos en la sociedad del mismo modo en que lo hacen las especies dentro de los ecosistemas. Los adeptos al DS suelen defender la aplicación de métodos directos de “depuración” o “mejora” de la especie humana, como por ejemplo la eugenesia (es decir, la práctica de impedir que los individuos “peor dotados” puedan tener hijos y de promover que los “mejor dotados” tengan muchos hijos).4 Asimismo, conciben las luchas entre individuos y grupos sociales como una forma de progreso social y biológico y, en base a ello, propugnan un conjunto de reformas a las leyes sociales o políticas.

Con el argumento de la supuesta inferioridad innata de algunos seres humanos, el DS contribuyó a la perpetuación de las injusticias sociales y propició la muerte de miles o millones de personas. Diversos sociólogos y biólogos han denunciado las falacias sobre las que se pretendió fundar esta doctrina. En primer lugar, el DS se basa en la afirmación de que lo que es bueno para la naturaleza es bueno para los hombres y para las sociedades. Ahora bien, las teorías de Darwin no afirman en ninguna parte que la selección natural sea buena para la naturaleza. De hecho, ninguna teoría científica acerca de la naturaleza afirma que alguna cosa sea “buena” o “mala”, ya que “bueno” y “malo” no son categorías descriptivas o explicativas, sino valorativas y ético-morales. Las teorías de Darwin explican (correctamente o no) cómo son las cosas, no cómo deberían ser o cómo es bueno que sean o sería bueno que fueran. El DS comete la conocida falacia de equiparar el “es” con el “debe ser”. En otras palabras, mientras que el darwinismo es descriptivo y explicativo, el DS es normativo, por lo que no puede fundarse éste sobre

4 La eugenesia defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante métodos de manipulación y selección. Francis Galton (quien de paso sea dicho era primo hermano de Darwin), uno de los máximos exponentes de esta posición, sostuvo que la inteligencia humana era fundamentalmente hereditaria, basándose en la observación de que las personas talentosas eran hijas de padres talentosos. Según él, los incompetentes, los enfermizos y los desesperados tendían a tener muchos hijos que heredaban esas características. En consecuencia, se los debía persuadir u obligar a tener menos hijos, mientras que la gente de las clases superiores debía tener más hijos para, de este modo, mejorar la raza. Sin embargo, el supuesto de Galton es erróneo, tiene en cuenta solamente los factores hereditarios en el desarrollo de la inteligencia, dejando de lado la influencia del medio sociocultural, la herencia económica y las redes de conexiones sociales (cfr. Mazettelle y Sabarots, 2014).

aquél sin el agregado de diversas premisas adicionales (que nada tienen que ver con el darwinismo a secas).

Ahora bien, el hecho de que una teoría sea normativa no es razón suficiente para impugnarla. En ciencias sociales hay muchas teorías normativas y eso no les quita validez: por ejemplo, en el derecho, en economía y en administración, son frecuentes los juicios de valor y los juicios normativos: ante un conjunto de fenómenos, se distinguen algunos como estados deseables y otros indeseables, y se señalan las mejores maneras de alcanzar los estados deseables; asimismo, se sugieren formas de organizar los hechos sociales de modo de lograr beneficios para las sociedades y los individuos. También en medicina y psicología, por ejemplo, la determinación de qué estados son patológicos y qué estados son saludables comporta realizar juicios de valor.

Sin embargo, todo el DS descansa sobre un juicio de valor sobre la naturaleza: la idea de que la naturaleza es buena y que por lo tanto no debe interferirse en su acción. De esta idea (que no tiene la menor fundamentación, y que el DS da por verdadera sin molestarse en argumentar por qué habría de considerarse verdadera) deriva la consideración de que la naturaleza debe ser la base de la norma social. Para el DS la naturaleza es un modelo ético o moral a imitar; su ejemplo es edificante. Esto no tiene nada de darwinista: las teorías de Darwin no afirman nada acerca de “bondades” o “maldades” de la naturaleza. De modo que la pretendida bondad de la naturaleza es una tesis que el DS “se saca de la galera” y atribuye falazmente a las teorías de Darwin, en las cuales está completamente ausente. Es decir, el DS no es darwinismo aplicado y nada más, porque el DS no es meramente una teoría acerca de cómo funciona la sociedad (lo que pone a las claras la diferencia conceptual con Darwin, cuyas teorías versan acerca de cómo funciona el mundo de los seres vivos), sino una teoría acerca de cómo debería funcionar la sociedad (Darwin no dice absolutamente nada acerca de cómo debería funcionar la naturaleza, y si alguien se lo hubiera preguntado, habría rechazado la pregunta por estúpida e improcedente). Para llegar al DS, debemos añadir a las teorías darwinianas la tesis de que lo que sucede en la naturaleza es bueno. Claro que habría que preguntarse: ¿bueno para quién? ¿Bueno, según qué escala de valores, según qué criterios de bondad? Lo que el DS omite aquí es que lo que sucede en la naturaleza es bueno para

Darwinismo Social - 8

Page 9: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

el más fuerte, para el más feroz, para el más despiadado.

De hecho Darwin fue muy claro al juzgar a la naturaleza como horrorosa y cruel (por lo cual, difícilmente habría sugerido seguir su ejemplo como forma de organización social): “¿Qué libro escribiría un capellán del diablo sobre el trabajo torpe, derrochador, primitivo y horriblemente cruel de la naturaleza?”, se preguntaba en una carta que escribió a un amigo en 1856. Como escribió el poeta Tennyson pocos años antes, la naturaleza es “roja en dientes y garras”. Por supuesto, estas son reflexiones filosóficas de Darwin (y de Tennyson) acerca de la naturaleza, y no forman parte de las teorías darwinianas (que son descriptivo-explicativas, no normativas ni valorativas).

La idea de que lo natural es bueno (idea que to-davía escuchamos hoy, por ejemplo cuando oímos condenas a la homosexualidad por ser ésta antinatural ―condena ignorante, además, pues la homosexualidad es común en diversos animales), a veces complementada con la idea de que además lo natural es bello y de que la naturaleza “es sabia” fue denunciada hace más de cien años por varios filósofos como falaz: a esta idea se la conoce con el nombre de falacia naturalista (o también falacia de la apelación a la naturaleza). Esta falacia consiste, precisamente, en la equiparación de lo natural a lo deseable y lo bueno. Y es este el paso en falso fatal del DS, pues para cada afirmación de que lo natural es bueno puede contraponerse con facilidad una afirmación ―igualmente caprichosa― de que lo natural es malo (piénsese en la crueldad de las arañas o los tigres al atacar y matar a sus presas, o peor aún, en ciertas especies de avispas que paralizan a un gusano y le “inyectan” sus huevos para que sus larvas se lo coman vivo desde adentro). Y es que lo natural no es ni bueno ni malo: la bondad y maldad está en nuestra mirada humana, no en los objetos de la naturaleza.

Por otra parte, el DS se basa en una falta de comprensión profunda de las teorías de Darwin, ya que interpreta incorrectamente a la evolución biológica como “progreso” o “mejora” ―siendo que evolución significa meramente cambio. Lo único que “mejora” es la adaptación a un medio ambiente, pero tan pronto se produzcan cambios en ese medio ambiente, lo que había sido una mejora puede pasar a ser un empeoramiento, con lo cual mal puede hablarse de progreso. La idea de que la evolución es un camino que hace cada vez más perfectos a los linajes de cada especie, y en

particular, la idea de que el ser humano es el summum de esta perfección es absolutamente falsa. No hay animales (ni plantas) “mejores” o “más perfectos” que otros.

Y finalmente, el DS se equivoca, además, en su elogio de la “eficiencia” de la selección natural. Los productos de la selección natural son extremadamente ineficientes, en el sentido de antieconómicos. Puede consultarse al respecto el capítulo 12 del libro Evolución de Richard Dawkins, en el que se exponen diversos “derroches” de la naturaleza debidos al proceso de selección natural ―por ejemplo, la existencia misma de los árboles, producto de la competencia por el recurso de los rayos solares, que los lleva a todos ellos a dilapidar recursos en la fabricación de madera: si los árboles pudieran comunicarse entre sí y coordinarse para cooperar, lograrían los mismos resultados con un aprovechamiento mucho mayor de los recursos, lo que sería una solución ventajosa para todos ellos. El proceso mismo de la selección natural los hace involucrarse en una competencia que resulta (desde nuestra mirada económica humana) completamente “irracional”, porque lleva a un derroche de recursos sin ninguna ventaja a cambio. De modo que, lejos de lo que postula el DS, los resultados de la selección natural resultan, tal como dijera Darwin, absurdamente derrochadores, y por lo tanto, absolutamente ineficientes desde el punto de vista de la economía de los recursos.

Los orígenes del Darwinismo Social

Se suele atribuir a Herbert Spencer (1820-1903) el origen de este proyecto teórico-político-ideológico, aunque él mismo nunca haya usado la expresión “DS”5. Incluso él mismo descarta que la idea básica de lo que luego se llamó “DS” haya sido iniciada originalmente por Charles Darwin, presentándose a sí mismo como su creador. En el prólogo a la cuarta edición de First principles (publicada en 1880) niega que su concepto de evolución, que abarca “lo inorgánico, lo orgánico y

5 La expresión “DS” aparece por primera vez en 1877 en un texto de Joseph Fisher: “No puedo encontrar nada en la leyes Brehon que avale esta teoría de darwinismo social” (1877: 205) dice este autor, al referirse a la posibilidad de probar la existencia de evolución en el campo del sistema de propiedad en la legislación anglosajona.

Darwinismo Social - 9

Page 10: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

lo supraorgánico6”, se inspire en la obra de Darwin, y añade que su idea es anterior (Spencer, 1937). Además, resalta la influencia de las ideas de Malthus y de Lamarck. En La estática social, escrito en 1851, Spencer explica el desarrollo de la libertad individual y de los derechos humanos basándose en la teoría evolutiva lamarckiana (Sweet, 2004).

Respecto a la posición de Charles Darwin frente a la aplicación de su teoría a la sociedad, se hallan posiciones encontradas. Sus partidarios y defensores argumentan que él mismo se declaró dudoso de la propuesta. Se opuso a la aplicación del mecanismo de selección natural a las sociedades humanas (Darwin, 1880), puesto que consideraba que la política social no puede guiarse por los conceptos de lucha por la supervivencia y selección natural (Bannister, 1989). Sin embargo, algunos críticos sostienen que nunca diferenció entre “evolución biológica” y “evolución social” (Wiebke, 2011). De hecho, en su libro El Origen del hombre habla constantemente de las implicaciones sociales de la teoría evolutiva. Asimismo, titula una de las secciones del capítulo quinto de esta obra “La selección natural en su acción sobre las naciones civilizadas”. Allí sostiene:

Creo deber añadir aquí algunas observaciones, relativas a la acción de la selección natural sobre las naciones civilizadas. […]Entre los salvajes, los individuos de cuerpo o espíritu débil desaparecen muy pronto, y los que sobreviven se distinguen ordinariamente por su vigorosa salud. Los hombres civilizados nos esforzamos por detener la marcha de la eliminación; construimos asilos para los idiotas y los enfermos; legislamos sobre la mendicidad, y nuestros médicos apelan a toda su ciencia para conservar el mayor tiempo posible la vida de cada individuo. Hay muchísimas razones para creer que la vacuna ha salvado la vida a millares de personas que, a causa de la debilidad de su constitución, hubieran sucumbido a los ataques de la viruela. Aprovechando tales medios, los miembros débiles de las sociedades civilizadas

6 Por supraorgánico entiende Spencer la organización social y política de la sociedad humana, así como la religión y la moralidad. De acuerdo a su concepción de la evolución, los principios que rigen en la biología, la sociología y la fisiología enseñan la “teoría del correcto vivir” (Spencer, 1937[1860]).

propagan su especie. (Darwin, 1880: 144-145)

Suele interpretarse este pasaje como prueba de que Darwin sostenía las ideas de lo que hoy llamamos DS. Sin embargo, una lectura atenta muestra que en esta cita no queda claro si para Darwin es buena o mala esta forma de actuar de “las naciones civilizadas”, con lo que no nos permite situarlo a favor o en contra del DS.

Otro argumento que tienen en cuenta quienes consideran a Darwin precursor del DS, es la división que éste señaló entre “razas humanas” en dos clases: 1) las “razas civilizadas”, y 2) las “razas salvajes”. Esta diferenciación aparece cuando el biólogo habla de una supuesta relación entre las facultades intelectuales y el tamaño del cerebro, y acepta una cita de una clasificación craneométrica en la que se describe a los europeos con la “mayor capacidad” intelectual y a los asiáticos y aborígenes australianos con la “menor capacidad”. La cita es la siguiente:

La opinión de que existe en el hombre alguna relación íntima entre el tamaño del cerebro y el desarrollo de las facultades mentales se fortalece por la comparación de cráneos de razas salvajes y civilizadas, de los pueblos antiguos y modernos, y por la analogía que existe en toda la serie de los vertebrados. El doctor J. Bernard Davis ha probado con numerosas medidas exactas que el promedio de la capacidad interna del cerebro era de 92,3 pulgadas cúbicas en los europeos; 87,5 en los americanos; 87,1en los asiáticos; sólo 81,9 en los indígenas de Oceanía. Broca ha averiguado que los cráneos de los cementerios de París del presente siglo eran mayores que los de las sepulturas del siglo XII, en la relación de 1,484 a 1,426; y Prichard dice estar convencido de que los actuales habitantes de Inglaterra tienen la capacidad del cráneo más espaciosa que los antiguos. (Darwin, 1880: 123-124)

Asimismo, quienes acusan a Darwin de DS destacan el uso que éste hace de la distinción entre razas inferiores y superiores, en el capítulo 5 de El origen del hombre (1880), al tratar la forma en la que él creía que la selección natural afectaba a lo que él llamaba las “naciones civilizadas” (Sandín, 2002). Como prueba de su interpretación afirman que allí Darwin articula los conceptos de “raza inferior” y “superior” y da a conocer lo que él considera como “obstáculos” importantes para el

Darwinismo Social - 10

Page 11: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

incremento numérico de “hombres de cualidades superiores”. Un fragmento en el que apoyan su lectura es el siguiente:

En las sociedades civilizadas existe un importante obstáculo que impide el aumento de los hombres de una clase superior, sobre el cual han insistido principalmente los señores Greg y Galton, y este obstáculo es que los pobres y los indolentes, a menudo degradados por el vicio, se casan invariablemente muy jóvenes; mientras que las personas prudentes y económicas se casan tarde para poder procurarse mejor su subsistencia y la de sus hijos. [...] De esto resulta que los individuos perezosos, degradados y a menudo viciosos, tienden a aumentar más rápidamente que los que son más prudentes, y ordinariamente más razonables. He aquí lo que sobre este particular dice el señor Greg: «El irlandés, sucio, inepto, poco ambicioso, se multiplica como el conejo; el escocés, sobrio, previsor, respetuoso consigo mismo y noblemente ambicioso, de una moralidad rígida, espiritualista en su fe, sagaz e inteligente, pasa los mejores años de su vida luchando con el celibato, se casa tarde y deja pocos descendientes. [...] En la eterna lucha por la existencia, la raza inferior y menos favorecida sería la que hubiera sobrevivido, y no a causa de sus buenas cualidades, sino de sus defectos».” (Darwin, 1880: 150-151)

En el capítulo siguiente, Darwin trata de justificar su teoría acerca del origen del hombre en la evolución de alguna especie de primates. Hablando sobre la dificultad para encontrar una especie intermedia entre el hombre y los primates, que pruebe su hipótesis, dice lo siguiente:

Es casi indudable que dentro de algunos siglos las razas civilizadas habrán eliminado y suplantado a las razas salvajes en el mundo entero. Casi está fuera de duda que en la misma época, según la observación del profesor Schaafhausen, habrán desaparecido los monos antropomorfos. (Darwin, 1880: 177)

Quienes ven en Darwin un precursor del DS, leen en este pasaje la descripción de la exterminación futura de las “razas salvajes” del hombre que generaría sin duda alguna un “estado más civilizado” de la humanidad.

En general, la teoría de Darwin ha sido erróneamente criticada, basándose no en la teoría en sí misma sino en afirmaciones desafortunadas del autor, que revelan su racismo, típico de un inglés del siglo XIX (recordemos que incluso en las obras de Marx encontramos afirmaciones parecidas sobre “los negroides”, “los salvajes” y “las razas inferiores”). Como ya hemos señalado, estas ideas eran prejuicios difundidos en la época. Ahora bien, la presencia de ideas racistas no es en sí misma identificable con el DS; lo que hace el DS es intentar dar una justificación pretendidamente científica y naturalista a las ideas racistas y a la creencia en las bondades del libre mercado. Y aunque Darwin profesara (como casi todo el mundo intelectual de su época) esas ideas, eso no significa que aplicase sus propias teorías biológicas a su justificación.

El historiador Richard Webster afirmó que la obra El origen del hombre contiene prejuicios racistas que no están sustentados científicamente (Webster, 2005). Aunque esto es absolutamente cierto, no afecta a las teorías darwinianas de la selección natural y la selección sexual. Por su parte, el escritor turco Hârun Yahya (2003) acusa a los textos de Darwin de tener tintes racistas que sirvieron para el fundamento del DS.

La doctrina del DS adquirió un significado político polémico con una ponencia de Oscar Schmidt, presentada en 1877 en la Universidad de Estrasburgo, y publicada ―como un ensayo― en 1879 en la revista Popular Science. Allí se afirmaba:

La aspiración socialista a la perfección está asociada con su ideal de la igualdad de la humanidad. Ahora, esta ilusión es totalmente demolida por el darwinismo. El principio mismo del desarrollo niega el principio de igualdad... El darwinismo establece científicamente la desigualdad […]. El grado al que el desarrollo intelectual se eleva generalmente depende de generaciones previas. Las capacidades psíquicas de cada individuo llevan la impronta de la familia y son determinadas por las leyes de la herencia. Porque simplemente no es cierto que, independientemente del color y linaje, cada hombre, bajo circunstancias de otra manera similares, pueda lograr una cúspide similar de desarrollo mental. (Schmidt, 1879: 587-588)

Darwinismo Social - 11

Page 12: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

En sentido ideológico contrario, rebelándose contra el DS, Émile Gautier ―un anarquista francés― denunció en una serie de charlas lo que consideraba la aplicación social conservadora de la teoría darwiniana a las ciencias sociales y propuso que el mecanismo central de la evolución social es la cooperación. El éxito e interés despertado por esos discursos llevó a la publicación en 1880 de su Le Darwinisme social. Étude de philosophie sociale. A partir de allí, el concepto de “DS” se difundió a otros países.

####2 Temática del DS

HASTA ACÁ, ESTÁ LEÍDO Y REVISADO. ESTÁ BIEN LO ESCRITO, PERO MAL ORDENADO. HAY QUE REARMAR TODAS LAS PARTES DEL APUNTE.

Darwinismo social y “determinismo biológico”

Las proclamas y esperanzas del DS permanecieron firmemente en el campo de la pseudociencia en lo respectivo a ofrecer una explicación acerca del desarrollo social y de las facultades intelectuales humanas, que no fue más que un disfraz de prejuicios hasta el descubrimiento de un mecanismo científico: la genética.

A partir de desarrollos en este campo se publicaron numerosos estudios que pretendían mostrar que las características individuales son genéticamente determinadas. Por ejemplo, en 1951, Hans Eysenck trató de mostrar que los “factores de la personalidad constituyen una unidad biológica heredada como un todo” (Eysenck y Prell, 1951; p. 402).

En 1994 un artículo publicado en la revista científica Behavior Genetics encontró que un porcentaje tan alto como el 0,92 de una “habilidad cognitiva general” depende de factores genéticos (Plomin et alter, 1994, p. 207). Sin embargo, esos estudios no ofrecen un lazo directo entre la influencia genética y resultados sociales. Esa situación fue considerada directamente, también en 1994, por Richard J. Herrnstein y Charles Murray en su famoso libro The Bell Curve (La curva en campana). El punto central del libro es que la “inteligencia”, conceptualizada y medida como IQ (coeficiente intelectual) es un fuerte predictor de éxito o fracaso social, medido en niveles de ingreso, desarrollo o éxito en el trabajo, etc. En

otras palabras, que las personas más inteligentes tienden a ascender en la escala social, independiente de su nivel socioeconómico inicial. Conversamente, “problemas sociales” y conductas “antisociales” están estrechamente correlacionados con bajos resultados en medidas de esa inteligencia. La obra postula la existencia de una “elite cognitiva”, que ocupa las altas capas sociales, pero también sugiere que hay diferencias raciales ―innatas o genéticas― en relación a la inteligencia: los negros tienen resultados más bajos, seguidos por los “hispanos”, y en la cumbre se encuentran los blancos, los judíos askenazi y los asiáticos.

Las implicaciones de la obra son obvias. Sugirieren una respuesta atrayente para algunas preguntas tales como por qué algunos individuos y/o grupos son más exitosos ―económica y socialmente― que otros: es que poseen genes que los hacen más inteligentes, y su inteligencia los hace funcionar mejor en la sociedad. Esos genes privilegian, primero, familias y, luego, grupos sociales completos (incluyendo sectores sociales y sociedades), una vez que se distribuyen a través de una población. A la inversa, los menos favorecidos también tienen una dotación genética que los carga, les impide o dificulta el desarrollo o funcionamiento eficiente.

Todo lo anterior dio lugar a un fuerte debate en los medios. Consecuentemente, el 13 de diciembre de 1994, un grupo de académicos e investigadores del campo de los tests de inteligencia publicó en el Wall Street Journal un manifiesto denominado “Mainstream Science on Intelligence” (Gottfredson, 1994) como respuesta a las críticas que recibieron los tests de IQ. Según ellos, éstas eran infundadas, basadas en percepciones pasadas de moda y pseudocientíficas. Un año más tarde, en 1995, varios autores elaboraron una respuesta en The Bell Curve Debate (Jacoby, 1995), argumentando contra las percepciones presentadas por los autores de The Bell Curve.

En 1997, Stephen Jay Gould publicó La falsa medida del hombre, ampliando y profundizando esa crítica. Gould no se opone a la propuesta de variación biológica, que implica que la herencia influya sobre factores intelectuales, sino a lo que él llama el “determinismo biológico” de los autores de The Bell Curve: la idea de que nuestra constitución biológica es determinada por nuestros genes y esta a su vez determina nuestras posibilidades e imposibilidades de desarrollo en nuestra vida social. Particularmente, se opone a la

Darwinismo Social - 12

Page 13: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

creencia de que “las diferencias socioeconómicas entre grupos humanos ―sobre todo, entre razas, clases y sexos― se originan en distinciones heredadas, innatas, y que la sociedad, en ese sentido, es un fiel reflejo de lo biológico” (Gould, 1981, p. 21). Su ataque se basa en una crítica al concepto teórico de “inteligencia”, a los métodos para medirla, y a las implicaciones que se extraen de ello. Argumenta básicamente que el IQ es un artefacto (término que en el lenguaje científico se refiere a una alteración de los datos observados producida inadvertidamente por el aparataje ―material o conceptual; puede ser una ecuación o una lente, por ejemplo― utilizado por el científico que los observa), fuertemente influido por prejuicios tanto raciales como sociales, de las técnicas usadas en su medición, y que, por lo tanto, cualquier conclusión derivada del proceso es inválida, especialmente la idea de que los genes determinen el destino individual y que nada se pueda hacer al respecto, en la que algunos basan en esos estudios.

El impacto de la obra fue tal que hubo una marcada disminución en el número de estudios que buscaban mostrar un lazo directo entre los genes y resultados o correlatos socioeconómicos. Éstos fueron reemplazados por estudios que intentaban demostrar la influencia tanto de la herencia como el medio ambiente. Por ejemplo, en 2006, Richard Lynn sugirió que “la mitad del déficit cognitivo” de los negros se debe a factores ambientales específicamente económicos, como una alimentación deficiente, y la otra mitad, a factores genéticos (Lynn, 2006).

Al mismo tiempo, hubo un cambio en el énfasis del área de estudio. Pasó de centrarse en los factores que ayudan a un funcionamiento social exitoso a estudiar factores que lo dificultan o impiden. Muchos entre los pobres padecen enfermedades o viven en condiciones que dificultan su buena inserción social. Tales enfermedades y/o condiciones tienen la ventaja de poder ser, teóricamente, determinadas objetivamente, por criterios médicos. Por ejemplo, se sabe que en los países desarrollados los niveles de depresión son más altos entre las mujeres y los desempleados que entre los hombres en posiciones “de responsabilidad”. Podría ser el caso de que un factor genético, en conjunto con factores sociales, predisponga a ese tipo de problemas o a otras a reacciones negativas. En esta línea, un estudio sugirió que individuos que poseen una variación genética característica y fueron maltratados en su niñez tendrían una mayor tendencia a la depresión:

la variación genética, se sugirió, crea una vulnerabilidad.

Sin embargo, los análisis genéticos muestran que la variación en cuestión no es más prevalente entre mujeres que entre los hombres. A nivel mundial, la variación es más común en países del Sudeste Asiático, pero en esa región la depresión es menos común que en países occidentales. En 2007, Joan Chiao descubrió que el grado en el cual una sociedad es cooperativa o solidaria (a diferencia de y en contraste con una individualista) explica mejor que la genética las tasas de depresión (Chiao y Ambady, 2007). Además, otro análisis concluyó que “no hay evidencia de que el genotipo [...] solo o en interacción con sucesos estresantes esté asociado con un riesgo elevado de depresión, ya sea en hombres, mujeres o ambos grupos coordinados” (Neil et al., 2009).

Una situación similar sucedió con las investigaciones acerca de la esquizofrenia. Por ejemplo, en 2003 Silvio Bolaños Salvatierra, después de un largo análisis de los diferentes estudios, concluye que “la investigación psicobiológica sobre la etiología de la esquizofrenia ha aportado pruebas acerca de la participación poligénica en el desarrollo de la enfermedad, la cual, sin embargo, no es suficiente por sí misma para explicar la aparición de ésta”, y que “la genética podría ser la creadora de una nueva ideología al darle más peso al correlato bioquímico que al social, con lo cual se podrían generalizar concepciones que eximen de responsabilidad a la sociedad y a la familia en cuanto a la generación de la conducta esquizofrénica. Esto podría ser una estrategia de ocultamiento de prácticas de control social [...].” (Bolaños Salvatierra, 2003)

Referencias bibliográficas

Arendt, H. (2006) Los orígenes del totalitarismo (Trad. de Guillermo Solana). Madrid: Alianza Editorial.

Bannister, R. C. (1989) Social Darwinism: Science and Myth in Anglo-American Social Thought. Philadelphia: Temple University Press.

Bergman, J. (2011) The Dark Side of Charles Darwin, A Critical Analysis of an Icon of Science. New Leaf Publishing Group.

Bolaños Salvatierra, S. (2003) Análisis epistémico del modelo biológico para explicar el origen de

Darwinismo Social - 13

Page 14: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

la esquizofrenia. Actualidades en psicología, 19 (6), pp. 113-130.

Chiao, J. Y. y N. Ambady (2007). Cultural neuroscience: Parsing universality and diversity across levels of analysis. En S. Kitayama y D. Cohen (Eds.), Handbook of cultural psychology. New York: Guilford Press, pp. 237-254.

Darwin, Ch. (1880) El origen del hombre y la selección natural y sexual. Barcelona: Trilla y Serra.

Eysenck, H. J. y D. B. Prell (1951) The Inheritance of Neuroticism: An Experimental Study. The Journal of Mental Health, 47, pp. 312-323.

Fisher, J. (1877) “The History of Landholding in Ireland”, en Transactions of the Royal Historical Society, London, V: p. 250, citado en The Oxford English Dictionary.

Gottfredson, L. S. (1994) Mainstream Science on Intelligence: An Editorial With 52 Signatories, History, and Bibliography, Wall Street Journal, 13 de diciembre de 1994.

Gould, S. J. (1981) The Mismeasure of Man. New York: W.W. Norton & Co. (hay traducción al español: La falsa medida del hombre. Barcelona: Crítica, 1997)

Hawkins, M. (1997) Social Darwinism in European and American Thought, 1860–1945: Nature as Model and Nature as Threat. Cambridge: Cambridge University Press.

Herrnstein. R. y C. Murray (1996) The Bell Curve. New York: Simon and Schuster.

Hodgson, G. (2004) Social Darwinism in Anglophone Academic Journals: A Contribution to the History of the Term. Journal of Historical Sociology, pp.428–463. Consultado el 17 de febrero de 2010

Hofstadter, R. (1944) Social Darwinism in American Thought. Philadelphia: University of Pennsylvania Press.

Hofstadter, R. (1959) Social Darwinism in American Thought. New York: George Braziller.

Hoyos V., D. (2001), Ética naturalizada: evolución, naturaleza humana y moralidad., Manizales: Universidad de Cadas.

Jacoby, R. y N. Glauberman (eds.) (1995) The Bell Curve Debate: History, Documents, Opinions. Random House.

Kotzin, D. (2004) Point-Counterpoint: Social Darwinism. Columbia American History Online, consultado el 22 de noviembre de 2008.

Lynn, R. (2006) Race Differences in Intelligence: An Evolutionary Analysis. Augusta, Georgia; Washington Summit Publishers.

Mazettelle, L. y Sabarots., H. (2014) Poder, Racismo y Exclusión, en Lischetti, M. (comp.) Antropología (2da edición, 2da reimpresión), Buenos Aires: EUDEBA, pp. 329-380.

Miranda, M. et al (2005), Darwinismo Social y Eugenesia En El Mundo Latino, Siglo XXI.

Mocek, Reinhard (2000), Socialismo revolucionario y darwinismo social, Libros Aula Magna.

Moore, J. (2006), Evolution and Wonder - Understanding Charles Darwin. Speaking of Faith (programa radial), American Public Media, consultado el 24 de octubre de 2014.

Neil, R. et al. (2009) Interaction Between the Serotonin Transporter Gene (5-HTTLPR), Stressful Life Events, and Risk of Depression: a Meta-Analysis. Journal of American Medical Association. 301, pp. 2461-2471.

Novicow, J., & N. Salmerón y García. (1914). La crítica del darwinismo social. Madrid: Daniel Jorro.

Paul, D. B. (2003) Darwin, social Darwinism and eugenics. En Hodge, J.; Radick, G. (eds.), The Cambridge Companion to Darwin, Cambridge: Cambridge University Press, pp. 214–239.

Plomin R., N. L. Pedersen, P Lichtenstein. y G. E. McClearn (1994). Variability and stability in cognitive abilities are largely genetic later in life. Behavior Genetics, 24(3), pp. 207-215.

Sandín, M. (2002) Una nueva biología para una nueva sociedad. Política y sociedad. 39 (3).

Sarmiento, D. F. (1859) Discurso dirigido al Senado de la Provincia de Buenos Aires, s/r.

Schmidt, O. (1879) Science and Socialism (trad. Al inglés de J. Fitzgerald), en Popular Science Monthly. 14: pp. 577–591.

Spencer, H. (1937[1860]) Firt Principles, London: C.A. Watts & Co. Limited.

Sweet, W. (2004) Herbert Spencer. Internet Encyclopedia of Philosophy. Recuperado de http://www.iep.utm.edu/spencer/#H2, consultado el 03 de noviembre de 2014.

Tort, P. (2001), Para leer a Darwin., Madrid: Alianza Editorial.

Vallejo, G. (2010) Darwinismo Social. CECIES Pensamiento Latinoamericano Alternativo, (publicación on-line). Recuperado de http://www.cecies.org/articulo.asp?id=196

Darwinismo Social - 14

Page 15: Darwinismo Social (Version 24022015) (Falta Que Yo Lo Revise)

Waller, J.C. (2004) Becoming a Darwinian; the micro-politics of Sir Francis Galton’s scientific career. Annals of science, 61 (2), pp. 141-163.

Webster, R. (2005) Why Freud Was Wrong: Sin, Science and Psychoanalysis. Oxford: The Orwell Press.

Weikart, R. (2002) Darwinism and Death: Devaluing Human Life in Germany 1859-1920. Journal of the History of Ideas, 63 (2), pp. 323-344.

Weikart. R. (2004) Senior Fellow Richard Weikart responds to Sander Gliboff. Discovery Institute webpage. Recuperado de http://www.discovery.org/a/2247, consultado el 17 de noviembre de 2014.

Weikart, R. (2009) Was Darwin or Spencer the father of laissez-faire social Darwinism? Journal of Economic Behavior & Organization, 71 (1), pp. 20-28.

Wells, H. G. (1902) Anticipations of the reaction of mechanical scientific progress upon human life and thought, Londres, Champman and Hall.

Wiebke, S. (2011) “Meanings of Social Darwinism”, en GRIN Verlag.

Wilkins, J. S. (1997) Evolution and Philosophy: Does evolution make might right? En The TalkOrigins Archive. Recuperado de http://www.toarchive.org/faqs/evolphil/social.html, consultado el 20 de octubre de 2008.

Wilkins, J. S. (2008) Darwin. En Tucker, Aviezer (eds.) A Companion to the Philosophy of History and Historiography. Chichester: Wiley-Blackwell, pp.405–415.

Yahya, Harûn (2003) Los desastres producidos por el darwinismo a la humanidad. Estambul: Global Publishing

Darwinismo Social - 15