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  • Charles Darwin

    EL ORIGEN DE LAS ESPECIES

    ROBERTO FABIAN LOPEZEDITADO POR "EDICIONES LA CUEVA"

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    PrlogoCharles Darwin, el cientfico naturalista que ms contribuy a la historia de la biologa,

    naci en Shrewsbury el 9 de febrero de 1809. Quinto hijo de Robert Darwin, un prsperomdico rural, y de Susannah Potter, creci en el seno de una sofisticada familia inglesa.Luego de finalizar sus estudios en la escuela de Shrewsbury, ingres en la Universidad deEdimburgo para cursar medicina. En 1827 abandon la carrera y comenz estudios deteologa en la Facultad de Estudios Cristianos, en la Universidad de Cambridge, con el finde convertirse en clrigo rural, como lo deseaba su padre. All inici una ntima amistadcon John Stevens Henslow, cura y botnico, que lo llev consigo en largas expedicionespara recolectar plantas y lo recomend al capitn Fitz Roy como tripulante del buque in-gls Beagle.

    Ya a fines del siglo XVIII, como en busca de un portavoz, la teora de la evolucinrondaba lentamente la atmsfera de los naturalistas. Pero lo que le otorg a Darwin elcrdito de descubrir la seleccin natural fue la publicacin, el 24 de noviembre de 1859,de El origen de las especies. Esta edicin se agot el da de aparicin y, con las subsi-guientes, fueron seis publicaciones en total las que se editaron en vida de Darwin.

    El origen de las especies fue el resultado de un exhaustivo y profundo trabajo de ob-servacin e investigacin que Darwin comenz desde muy joven, cuando se dedic a es-tudiar historia natural y reanud sus colecciones de minerales e insectos, que haba co-menzado en la escuela. Sin embargo, lo que realmente consagr los aos de estudio y re-flexin fue su labor como naturalista en la expedicin alrededor del mundo, a bordo delBeagle. Tal como lo afirma en la autobiografa: "El viaje en el Beagle ha sido el aconte-cimiento ms importante de mi vida y el que determin toda mi carrera".

    El origen de las especies fue el primer relato convincente y claro acerca de la teora dela evolucin y de la seleccin natural. La obra de Darwin estaba narrada en un lenguajedirecto y coloquial, accesible a cualquier lector. En ella fue capaz de explicar en formasimple que las especies cambiaban como resultado de una necesidad nueva; que la luchapor la supervivencia eliminaba las variaciones desfavorables y sobrevivan las ms aptas;que el nmero de individuos de cada especie permaneca ms o menos constante; y expli-c, por medio de descripciones minuciosas, cmo variaban en todos los aspectos las dis-tintas especies segn el entorno.

    Una de las principales influencias en su teora de la seleccin natural ha sido el clrigoy economista britnico, Thomas Malthus, con su Ensayo sobre el principio de la pobla-cin (1798). Tambin se le atribuye gran importancia en la obra de Darwin al naturalistaAlfred Russel Wallace (18231915), quien en su ltima expedicin a las islas de Malasiaformul su hiptesis acerca de la seleccin natural. En 1858, a pesar de que no se cono-can, Wallace le comunic sus ideas a Darwin, quien ya posea una teora similar. Unosmeses antes de la publicacin de El origen de las especies, ambos cientficos haban rea-lizado una publicacin conjunta de extractos de los manuscritos.

    Darwin narr en su Diario de viaje algunas vivencias que lo llevaron al comienzo deuna crisis religiosa; lleg a escribir: "...De hecho casi no puedo comprender cmo hayanadie que pueda desear que la doctrina cristiana sea cierta". No encontraba compatible la

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    esclavitud, sustento de la economa de la burguesa, a la que perteneca, con la doctrinacristiana. Varios aos despus escribi con cierto tono irnico: "Considerando la feroci-dad con que he sido tratado por los ortodoxos, parece cmico que alguna vez pensara serclrigo".

    Luego de cinco aos de expedicin (18311836) redact, sobre la base de los apuntestomados a bordo, el Diario de viaje.

    En 1842, despus de realizar una travesa por el norte de Gales con el fin de observarlos glaciares, la mala salud de Darwin se acentu. Siempre haba sido hipocondraco, pe-ro los males comenzaban a hacerse reales. Renunci al cargo de Secretario de la SociedadGeolgica y busc, junto a su prima, Emma Wedgwood -con la que se haba casado enenero de 1839- un lugar retirado, en los alrededores de Londres. Hall una casa en DownHouse, en las afueras de Seven Oaks, que fue su ltimo hogar. Entonces mantuvo unavida apartada de los compromisos sociales y dedic unas horas por da a ampliar aspectosde su teora. Muri el 19 de abril de 1882 de lo que luego se conoci como Mal de Cha-gas. Aunque algunos mdicos, contrariando a los familiares, sostuvieron que, en realidad,la causa de su muerte fue la constante angustia.

    Es autor de: Arrecifes coralinos (1842), Mis diversas publicaciones (1844), Diario deviaje (1845), El origen de las especies (1859), Fertilizacin de las orqudeas (1862), Elorigen del hombre (1871), La expresin de las emociones en el hombre y en los animales(1872), Vida de Erasmus Darwin (1879) y, por ltimo, Power of Movement in Plants(1880).

    Darwin vaticin la inmortalidad de su obra y fue, sin duda, quien ech ms luz sobrelas tres reas principales que cultiv: la geologa, la botnica y "el misterio de los miste-rios", como se llamaba por esos aos a los problemas de la evolucin y de la seleccinnatural.

    Margarita Rodrguez Acero

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    IntroduccinViajbamos a bordo del Beagle, buque de guerra ingls, en calidad de naturalistas,

    cuando nos impresionaron mucho ciertos hechos observados en la distribucin de los se-res orgnicos que habitan Amrica del Sur, y en las relaciones geolgicas existentes entrelos actuales habitantes de aquel continente y sus antecesores. Estos hechos parecan arro-jar luz sobre el origen de las especies. De vuelta a nuestra patria en 1837, se nos ocurrique quizs algo podra sacarse en limpio de esta cuestin, acumulando con paciencia, pa-ra reflexionar sobre ellos, toda clase de hechos que pudieran tener alguna relacin o co-nexin con el problema. Despus de un trabajo de cinco aos, nos permitimos especularsobre el asunto, y formamos algunas cortas notas que ampliamos en 1844.

    Al considerar el origen de las especies se concibe perfectamente que el naturalista quereflexiona sobre las mutuas afinidades de los seres orgnicos, sobre sus relaciones em-briolgicas, su distribucin geogrfica y otros hechos semejantes, puede llegar a deducirque las especies no han sido creadas independientemente, sino que han descendido comovariedades de otras especies. A pesar de todo, tal conclusin, aun estando bien fundada,no sera satisfactoria hasta poder demostrarse cmo han sido modificadas las innumera-bles especies que habitan este mundo, hasta adquirir esa perfeccin de estructura y coa-daptacin que con justicia excita nuestra admiracin. Continuamente los naturalistas laatribuyen a condiciones externas, clima, alimento, etc., como nica causa posible de va-riacin, y aunque en sentido limitado, todava consideramos absurdo atribuir a merascondiciones externas la estructura, por ejemplo, del murdago, que toma su alimento deciertos rboles, que posee semillas que necesitan ser transportadas por ciertos pjaros yque ofrece flores de sexos separados que requieren absolutamente la accin de ciertos in-sectos para llevar el polen de una flor a otra. Es igualmente, a nuestro entender, absurdoquerer explicar la estructura de este parsito y sus relaciones con los varios seres orgni-cos distintos, por los efectos de condiciones externas o de hbito, o por voluntad de lamisma planta.

    Es, por lo tanto, de la mayor importancia llegar a la clara percepcin de los medios demodificacin y coadaptacin, por lo cual desde el principio de nuestras observaciones nospareca probable que el cuidadoso estudio de los animales domsticos y de las plantascultivadas ofrecera ms probabilidades para aclarar tan oscuro problema.

    Nadie se sorprender de lo mucho que todava queda por explicar con respecto al ori-gen de las especies y variedades, si se tiene en cuenta nuestra profunda ignorancia acercade muchos de los seres que viven en nuestro derredor. Quin puede explicar por qu unaespecie extiende en todas direcciones sus numerosos individuos, mientras que otra aliadaa la primera domina en espacio pequeo y apenas se la encuentra? No obstante, son demucha importancia estas relaciones, porque determinan el bienestar actual, y a nuestromodo de ver, se dirigen al futuro logro y modificacin de cada uno de los habitantes deeste mundo. Todava sabemos menos de las mutuas relaciones existentes entre los innu-merables habitantes que han existido durante las muchas pocas geolgicas que cuenta lahistoria, y aunque hay muchos misterios que durante mucho tiempo permanecern tales,sin embargo, despus del estudio ms deliberado y del ms desapasionado juicio de quesomos capaces, no dudamos que la opinin hasta ahora sostenida por la mayor parte de

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    los naturalistas y antes por nosotros, al afirmar que cada especie ha sido creada indepen-dientemente, es errnea. Estamos convencidos de que las especies no son inmutables, si-no que las pertenecientes a los llamados gneros descienden en lnea recta de algunasotras especies ya totalmente extinguidas, de anloga manera que las variedades reconoci-das de cualquier especie son descendientes de esa especie. Aun ms; no dudamos que laseleccin natural ha sido el ms importante, sino el exclusivo medio de modificacin.

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    Captulo ILa variacin en estado domstico

    CAUSAS DE VARIABILIDAD. Cuando comparamos a los individuos de la mismavariedad o subvariedad de las plantas actuales que desde hace mucho tiempo van siendocultivadas, y de nuestros animales domsticos ms antiguos, una de las primeras cosasque ms nos extraa es, sin duda, ver cmo generalmente difieren entre s en mayor es-cala unos individuos de otros que los individuos de cualquier otra especie o variedad es-tudiada en el estado natural. As como cuando reflexionamos sobre la vasta diversidad delas plantas y animales que respectivamente han sido cultivados y domesticados, variandodurante todas las edades, ya sea por la influencia de los climas, por un tratamiento dife-rente, nos vemos obligados a concluir que esta gran variabilidad es debida a que nuestrasproducciones domsticas se han formado en condiciones de vida menos uniformes, dife-rentes de aquellas a las que haba sido primitivamente expuesta la especie madre en lanaturaleza. Ahora bien; aunque no deja de tener alguna probabilidad la opinin expuestapor Andreu Knight de que esta variabilidad pueda tener cierta conexin con el exceso dealimento, parece, sin embargo, evidente que los seres orgnicos necesitan estar expuestosdurante algunas generaciones a condiciones nuevas para que en ellos se origine cualquiergran variacin, que contina luego durante muchas generaciones. No se sabe de ningncaso en que un organismo variable haya dejado de variar sometido al cultivo, por lo cuallas plantas cultivadas desde hace mucho, como por ejemplo el trigo, todava siguen pre-sentando nuevas variedades, y los animales que desde muy atrs pasaron al estado do-mstico son an susceptibles de mejoras y modificaciones rpidas.

    Despus de dedicarle al asunto mucha atencin, debemos decir que, al parecer, las con-diciones propias de la vida obran de dos modos: 1, directamente sobre el conjunto de laorganizacin o sobre ciertas partes tan slo; 2, indirectamente, afectando al sistema re-productivo. Con respecto a la accin directa, debemos tener presente que en todos los ca-sos, como ltimamente ha afirmado el profesor Weismann, hay aqu dos factores queconsiderar, a saber: la naturaleza del organismo y la naturaleza de las condiciones, de loscuales el primero parece ser mucho ms importante que el segundo, puesto que algunasvariaciones prximamente semejantes surgen a veces en condiciones que, en cuanto po-demos apreciarlas, son desemejantes; y por otra parte, surgen variaciones desemejantesen condiciones que parecen ser casi uniformes. Los efectos en la prole son definidos eindefinidos. Sern definidos cuando toda o casi toda la descendencia de los individuosexpuestos a ciertas condiciones, durante algunas generaciones, salga a la luz modificadade la misma manera, y no olvidemos que es en extremo difcil llegar a determinada con-clusin respecto de la extensin de los cambios que de este modo han sido definidamenteintroducidos. Puede, sin embargo, caber ligera duda sobre muchos cambios de pocamonta, tales como el tamao, a causa de la cantidad de alimento, el color motivado por lanaturaleza del mismo, el espesor de la piel y del pelo causado por el clima, etc. As, porejemplo, cada una de las innumerables variaciones que vemos en el plumaje de nuestrasaves debe de haber tenido alguna causa eficiente; y si esta tuviera que obrar uniforme-mente por una larga serie de generaciones en muchos individuos, todos se modificaranprobablemente del mismo modo. Hechos tales como las complejas y extraordinarias ex-crecencias que invariablemente siguen a la inoculacin de una pequea gota de cochini-

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    lla, nos muestran qu modificaciones singulares podran resultar en las plantas por solaconstitucin qumica en la naturaleza de la savia.

    Vemos variabilidad indefinida en las innumerables, aunque pequeas peculiaridadesque distingue a los individuos de la misma especie y que no pueden ser explicadas porherencia, ya sea del padre, de la madre o del antecesor ms remoto. Tambin aparecenalgunas veces, diferencias muy marcadas en los hijos del mismo parto y en las plantasprocedentes de una misma cpsula de semilla. A largos intervalos de tiempo, entre millo-nes de individuos criados en el mismo pas y sustentados prximamente con el mismoalimento, surgen desviaciones de estructura tan pronunciadas que merecen llamarsemonstruosidades; pero estas no pueden ser separadas por lnea determinada de otras va-riaciones ms ligeras. Todos los cambios de estructura, ya sean en extremo insignifican-tes, o profundamente marcados, que aparecen entre muchos individuos que viven juntos,pueden ser considerados como efectos indefinidos de las condiciones de vida de cada or-ganismo individual, casi del mismo modo en que un escalofro afecta a diferentes hom-bres, de manera indefinida, segn el estado de sus cuerpos o constitucin, causando toseso resfriados, reumatismos o inflamaciones de rganos diversos.

    Algunos naturalistas han sostenido que todas las variaciones estn en relacin con elacto de la reproduccin sexual; pero esto es ciertamente un error, pues hemos dado enotra obra una larga lista de plantas locas, como los jardineros las llaman, es decir, deplantas que han producido de repente un solo botn con carcter nuevo y algunas vecesmuy diferente del de los otros botones de la misma planta. Estas variaciones de vstagos,as suelen llamarse, pueden propagarse por injertos, tallos, etctera, y algunas veces porsemilla; y aunque ocurren rara vez en la naturaleza, distan mucho de ser escasas en elcultivo.

    EFECTOS DEL HABITO Y DEL USO O DESUSO DE LAS PARTES. VARIACINCORRELATIVA. HERENCIA. Hbitos cambiados producen efectos hereditarios, segnse ve en el perodo de la florescencia de las plantas cuando se las transporta de un clima aotro. En cuanto a los animales, el uso o desuso de las partes ha tenido en ellas una in-fluencia ms marcada; as encontramos en el pato domstico que los huesos del ala pesanmenos y los huesos de la pierna ms, en proporcin a todo el esqueleto, que lo que pesanlos mismos huesos en el pato salvaje; y este cambio puede atribuirse, sin riesgo de equi-vocarse, a que el pato domstico vuela mucho menos y anda mucho ms que sus salvajespadres. Aqu nicamente aludiremos a lo que puede, llamarse variacin correlativa. Loscambios importantes del embrin o larva ocasionan probablemente los cambios del ani-mal adulto. Los criadores creen que remos prolongados acompaan casi siempre a cabe-zas alargadas. Algunos ejemplos de correlacin son completamente caprichosos: as losgatos enteramente blancos y de ojos azules son en general sordos, lo cual slo sucede alos machos. El color y ciertas peculiaridades de estructura van unidos, como podramosdemostrarlo con muchos casos notables de animales y plantas.

    Toda variacin que no sea hereditaria carece de importancia para nosotros; pero el n-mero y diversidad de las desviaciones de estructura que pueden transmitirse por herencia,tanto de poca como de mucha importancia fisiolgica, no tiene trmino. Cuando aparececon frecuencia una desviacin de estructura, y la vemos en el padre y en el hijo, no po-demos decir que no pueda ser debida a la misma causa que ha obrado en ambos; perocuando entre individuos, al parecer expuestos a las mismas condiciones, se presenta en el

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    padre alguna desviacin muy rara, debida a extraordinaria combinacin de circunstancias-por ejemplo, una vez entre varios millones de individuos- y reaparece en el hijo, la nuevadoctrina de las probabilidades casi nos obliga a atribuir la reaparicin a la herencia. Aca-so la opinin exacta sobre el asunto, en general reside en mirar a la herencia de cualquierrasgo como regla, y a la no-herencia como anomala.

    Las peculiaridades que aparecen en los machos de nuestras cras domsticas, son fre-cuentemente transmitidas a los machos exclusivamente, y en grado mucho ms elevado.Sin embargo, la regla ms importante en esta materia, y en la que creemos puede confiar-se, es que en cualquier perodo de la vida en que aparece por primera vez una peculiari-dad, esta tiende a reaparecer en la cra al llegar a edad correspondiente, aunque adelan-tndose algunas veces. En muchos casos no poda suceder otra cosa; as las peculiarida-des heredadas en los cuernos del ganado vacuno pueden aparecer solamente en la cracuando esta es ya casi adulta: las peculiaridades en el gusano de seda, como es notorio,aparecen en la fase correspondiente al capullo; pero las enfermedades hereditarias y algu-nos otros hechos nos hacen creer que la susodicha regla tiene ms amplia extensin, yque, cuando no hay razn aparente para que aparezca una peculiaridad en edad determi-nada, tiende a presentarse en la cra en el mismo perodo en que apareci primero en elpadre, por lo que creemos que esta regla es de muchsima importancia para explicar lasleyes de la embriologa. Estas observaciones quedan naturalmente reducidas a la primeraaparicin de la peculiaridad y no a la causa primaria que pueda haber obrado en los vu-los o en el elemento macho: casi del mismo modo que el aumento en la longitud de loscuernos, en la cra de una vaca de astas cortas y de un toro de astas largas, aunque apa-rezcan en los ltimos perodos de la vida, se debe claramente al elemento macho.

    Habiendo aludido al retroceso o salto hacia atrs, podemos referir aqu un hecho mani-festado a menudo por los naturalistas, a saber: que nuestras variedades domsticas, cuan-do se las deja en estado salvaje, gradual pero invariablemente, retroceden en sus distinti-vos a su primitivo tronco, de donde nace el argumento de que no se pueden sacar de razasdomsticas especies correspondientes al estado natural.

    Podemos seguramente concluir que muchsimas de las variaciones domsticas msmarcadas no podran vivir en estado salvaje, puesto que en muchos casos no sabemos cu-l sea el tronco primitivo, y por consiguiente, no podemos decir si se ha verificado o no elretroceso casi perfecto, mientras que para evitar los efectos del cruzamiento sera necesa-rio que una sola variedad hubiera quedado suelta en su nueva residencia.

    CARCTER DE LAS VARIEDADES DOMSTICAS; DIFICULTAD DEDISTINGUIR ENTRE VARIEDADES Y ESPECIES; ORIGEN DE LASVARIEDADES DOMSTICAS DE UNA O MS ESPECIES. Si examinamos ahora lasvariedades hereditarias, o sea la razas de nuestros animales y plantas en estado domstico,y las comparamos con especies ntimamente unidas, descubriremos generalmente en cadaraza domstica, como ya lo hemos notado, menos uniformidad de carcter que en las ver-daderas especies.

    Las razas domsticas de la misma especie se diferencian entre s del mismo modo quelas especies muy prximas del mismo gnero en estado natural; pero estas diferencias sonen menor nmero.

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    Se ha supuesto frecuentemente que el hombre ha escogido para la domesticidad ani-males y plantas que poseen extraordinaria e inherente tendencia a variar, as como a re-sistir a los diversos climas. No disputaremos sobre si las capacidades han aumentadograndemente el valor de la mayor parte de nuestras producciones domsticas; pero cmoes posible que un salvaje conociera, cuando por primera vez domaba un animal, si estevariase o no en las generaciones sucesivas y si haba de soportar otros climas? La pocavariabilidad del asno y del ganso, o la escasa facultad del reno para sufrir el calor, o la delcamello comn con respecto al fro, impidi acaso su domesticidad? No podemos dudarque si otros animales y plantas, iguales en nmero a nuestras producciones domsticas, yque pertenecen a clases y pases igualmente diversos, fuesen tomados del estado natural yse les pudiera hacer criar por un nmero igual de generaciones, variaran en domestici-dad, por trmino medio, tanto como han variado las especies madre, de nuestras produc-ciones domsticas hoy existentes. Aunque el origen de la mayor parte de nuestros ani-males domsticos quedar siempre incierto, podemos asegurar aqu que, estudiando a losperros domsticos del mundo entero, despus de la laboriosa coleccin de todos los he-chos conocidos, hemos llegado a concluir que varias de las especies salvajes conocidascon el nombre de canidoe han sido domesticadas, su sangre, en algunos casos mezclada,corre en las venas de nuestras castas domsticas, as como ingenuamente confesamos quecon respecto a los carneros y cabras no podemos formar una opinin decidida. De hechosque nos han sido comunicados por Mr. Blyth sobre los hbitos, voz, constitucin y es-tructura del ganado indio de joroba, deducimos ser casi cierto que desciende de un troncooriginal diferente del de nuestro ganado europeo, y algunas autoridades competentes cre-en que este ltimo ha tenido dos o tres progenitores salvajes, merezcan o no el nombre deespecies. Esta conclusin, al igual que la distincin especfica entre el ganado comn y elde joroba, puede considerarse como confirmada por las admirables investigaciones delprofesor Rtiger. Con respecto a caballos, por razones que aqu no podemos dar, dudo-samente nos inclinamos a creer, en oposicin a varios autores, que todas las razas perte-necen a la misma especie. Habiendo tenido ejemplares vivos de casi todas las castas in-glesas de aves de corral, habindoselas criado y cruzado, despus de examinar sus es-queletos, nos parece casi cierto que en su totalidad descienden de la raza salvaje indiaGallus bankiva. Con respecto a patos y conejos, cuyas castas varan mucho entre s, estclaramente probado que descienden respectivamente del pato y conejo salvajes.

    La doctrina del origen de las varias razas domsticas de varios troncos primitivos ha si-do llevada a un extremo absurdo por algunos autores que creen que toda raza origen deverdadera casta, por insignificantes que sean sus caracteres distintivos, posee prototiposalvaje. Tenemos que admitir que muchas castas domsticas deben haberse originado enEuropa. Porque, de dnde si no podran haberse derivado? Lo mismo acontece en la In-dia, e incluso en el caso de las castas de perro domstico esparcidas por el mundo, quecon gusto admitimos, descienden de varias especies salvajes, no puede dudarse que hahabido inmensa suma de variaciones heredadas. Con tanta frecuencia como descuido seha dicho que todas nuestras razas de perros han sido producidas por el cruzamiento deunas pocas especies primitivas; pero no se olvide de que por cruzamientos podemos so-lamente obtener formas que en algn grado sean intermedias entre las que son peculiaresa los padres; y si explicamos la variedad de razas domsticas por este procedimiento, te-nemos que admitir la existencia anterior de formas ms extremas, tales como el galgo ita-liano, sabueso, alano, etc., en estado salvaje.

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    Ms todava; la posibilidad de obtener razas distintas por cruzamiento ha sido muyexagerada, pues existen numerosos ejemplos que demuestran que una raza puede ser mo-dificada por cruzamientos de cuando en cuando, si estos estn ayudados por la cuidadosaseleccin de los individuos que presentan el distintivo que se desea; pero obtener una razaintermedia entre dos completamente distintas, sera muy difcil. La cra del primer cru-zamiento entre dos razas puras es pasable y algunas veces se presenta en un todo unifor-me en carcter, siendo bastante sencilla la operacin; pero al cruzar estos mestizos du-rante algunas generaciones, apenas se obtienen dos que sean semejantes, hacindose en-tonces manifiesta la dificultad de la empresa.

    A pesar de las grandes diferencias existentes entre las castas de palomas, estamos ple-namente convencidos de que la opinin comn de los naturalistas es exacta cuando afir-man que todas descienden de la paloma silvestre, columba livia, incluyendo en este tr-mino algunas razas o subespecies geogrficas, que se diferencian en puntos del todo in-significantes; y como algunas de las razones que nos han suministrado esta creencia sonaplicables en cierto modo a otros casos, las expondremos aqu brevemente. En efecto, silas varias castas no son variedades y provienen de la paloma brava, deberan descenderde siete u ocho troncos primitivos, como mnimo, puesto que es imposible obtener lascastas domsticas actuales por el cruzamiento de nmero menor. Cmo, por ejemplo,puede una paloma pouter ser producida por el cruzamiento de dos castas, a menos queuna de las razas madre poseyera de antemano el enorme buche que caracteriza a la espe-cie? Los supuestos troncos primitivos deben haber pertenecido en masa a las palomas decampo, esto es, a las que no cran ni voluntariamente se posan en los rboles. Pero ade-ms de la columba livia y sus subespecies geogrficas, solamente se conocen dos o tresespecies ms de palomas silvestres que carecen de todos los caracteres de las castas do-msticas. De aqu que los supuestos troncos primitivos, o deben existir todava en los pa-ses en los que primeramente fueron domesticados, siendo desconocidos por los ornitlo-gos -a pesar de su tamao, hbitos y caracteres notables- lo cual parece improbable, o de-ben haberse extinguido en el estado salvaje.

    Pero las aves que anidan en precipicios y que son, por lo tanto, muy voladoras no esprobable que sean fcilmente exterminadas. Las diferentes razas domsticas han sidotransportadas a todos los ngulos del mundo, y debido a eso, algunas de ellas deben habersido devueltas a su pas natal sin que ni una siquiera se haya vuelto silvestre o brava.Aunque la paloma de palomar, que es la silvestre en estado ligersimamente alterado, halogrado en algunos lugares volver a dicho estado primitivo. Adems, todos los experi-mentos recientes demuestran que es difcil conseguir que los animales silvestres cren li-bremente en estado domstico, y sin embargo, en la hiptesis del origen mltiple denuestras palomas, debera suponerse que seis o siete especies, por lo menos, fueron entiempos antiguos tan completamente domesticadas por el hombre semicivilizado que, es-tando encerradas, se tornaron prolficas.

    El hombre semicivilizado consigui domesticar por completo algunas especies, inten-cional o casualmente extrajo especies extraordinariamente anormales, aunque estas mis-mas especies se han extinguido o son desconocidas desde entonces.

    Ahora bien, tomando en cada una de las castas domsticas ejemplares muy bien cria-dos, todos los indicios, hasta el ribete blanco de las plumas timoneras de la cola, se vernalgunas veces perfectamente desarrollados, y cuando se crucen parejas que pertenezcan a

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    dos o ms castas distintas, no azules ni con un solo indicio, la prole obtenida repentina-mente adquirir esos caracteres.

    En una casta que se ha cruzado slo una vez, la tendencia a volver a algn carcter de-rivado de tal cruzamiento ser naturalmente cada vez menor, y en cada generacin suce-siva quedar menos dosis de sangre extraa; pero cuando no ha habido cruzamiento y haytendencia en la casta a volver a algn carcter que se perdi en alguna generacin ante-rior, esta tendencia parece, por el contrario, poder transmitirse sin disminucin por unnmero indefinido de generaciones.

    Por la improbabilidad de que el hombre haya hecho anteriormente que siete u ocho su-puestas especies de palomas criasen libremente en domesticidad; por ser estas supuestasespecies completamente desconocidas en estado silvestre, sin que en parte alguna se ha-yan tornado bravas; por presenciar ciertos caracteres ms anormales con todas las demscolumbideas, por la reaparicin de vez en cuando del color azul y de los variados indiciosde color negro en todas las castas, ya se las conserve puras, o se las cruce; y por ltimo,por el fenmeno de ser la cra mestiza perfectamente frtil; podemos deducir sin riesgoque todas nuestras castas domsticas descienden de la paloma silvestre o columba livia yde sus subespecies geogrficas.

    Hemos discutido con alguna extensin, aunque de ninguna manera con la bastante, elorigen probable de las palomas domsticas, porque cuando por primera vez nos dedica-mos a su crianza y observamos sus diversas clases, sabiendo bien cun fielmente se re-producen, tuvimos la misma dificultad que cualquier naturalista para creer que desde elorigen de su domesticidad todas haban procedido de un padre comn, y no menor que larequerida para llegar a semejante conclusin con respecto a las muchas especies de pin-zones o de otros grupos de aves salvajes.

    Jams hemos encontrado criador alguno de palomas, de aves de corral, de patos o deconejos, que no estuviera plenamente convencido de que cada casta principal descendade una especie distinta. Todos estn fuertemente impresionados por las mismas diferen-cias de las diversas castas, y aunque saben que las razas se diferencian en muy poco, aun-que obtienen premios por la seleccin de estas pequeas diferencias, ignoran, sin embar-go, todos los argumentos generales de la materia y rehsan hacer mentalmente una sumade pequeas diferencias semejante, acumuladas durante muchas generaciones sucesivas.Sabiendo por otra parte el naturalista mucho menos de las leyes de herencia que lo queconoce el criador, y no conociendo tampoco ms que los rasgos intermedios en las largaslneas de descendencias, admite, sin embargo, que muchas de nuestras razas domsticasdescienden de los mismos padres. No podran ser ms cautos cuando se ren de la ideaque presenta las especies en estado silvestre, descendiendo en lnea recta de otras espe-cies?

    PRINCIPIOS DE SELECCIN ANTIGUAMENTE PRACTICADOS Y SUSEFECTOS. Consideremos ahora brevemente los pasos que han dado las razas domsticaspara producirse, ya desciendan de una especie nica o de varias inmediatas entre s, paralo cual hay que atribuir algn efecto a la accin directa y definida de las condiciones ex-ternas de la vida, as como algunos al hbito.

    Uno de los rasgos ms notables en nuestras razas domsticas es, sin duda, verlas adap-tarse, no ciertamente en provecho propio, a la utilidad o capricho del hombre. Algunas

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    variaciones tiles para este han surgido probablemente de repente, o par una sola opera-cin. Por suerte, muchos botnicos han credo, por ejemplo, que la cabeza de la carden-cha, provista de anzuelos, que no podran obtenerse por procedimiento alguno mecnico,es solamente una de las variedades del dipsaco salvaje, habiendo podido perfectamenteeste cambio nacer de una vez en alguna planta de semillero.

    Pero cuando comparamos al caballo de tiro con el de carrera, al dromedario con el ca-mello, a las diferentes castas de ovejas,, cuando comparamos esa legin de plantas agr-colas culinarias de huerta y jardn, creemos que es menester ver en todos estos hechosalgo ms que simple variabilidad, porque no podemos suponer que todas las castas fueranrepentinamente producidas tan perfectas y tiles como hoy las vemos, sabiendo positiva-mente, como en muchos casos sabemos, que no ha sido as. La clave de esto se encuentraen la facultad que tiene el hombre de acumular fenmenos de seleccin. La naturaleza davariaciones sucesivas, y el hombre las va dirigiendo en ciertas direcciones que le son ti-les, pudiendo en este sentido decirse que el hombre ha creado para s las razas de las querecibe tanta utilidad.

    Hay quienes ponen en prctica el principio de seleccin como si ejercieran una profe-sin. Colocan a los carneros sobre una mesa y sobre ella los estudian; repiten tres vecescon intervalo de algunos meses este primer paso, y en todas ellas marcan y clasifican alos carneros, de modo que solamente los mejores entre los mejores son, en definitiva, losque se destinan a la cra.

    Estas mejoras no son generalmente debidas al cruzamiento de diferentes castas, porquetodos los mejores criadores se oponen tenazmente a esta prctica, excepto en muy rarasocasiones o cuando se trata de castas prximamente iguales. Una vez verificado el cru-zamiento es indispensable la ms vigorosa seleccin. Si esta consistiese meramente enseparar alguna variedad muy distinta para hacer cra, el principio sera tan claro que ape-nas merecera mencionarse; pero su importancia consiste en el gran efecto producido porla acumulacin en un sentido, durante generaciones sucesivas.

    Los horticultores siguen los mismos principios; pero a la vez las variaciones son msbruscas, y nadie supondr que nuestros mejores productos sean el resultado de una solavariacin del tronco origen.

    Con respecto a las plantas, una vez establecida con precisin una raza, los plantadoresarrancan a los tunantes (las matas que al nacer se desvan del conveniente tipo).

    Hay otros medios para observar los efectos de seleccin ya acumulados, a saber: com-parar la diversidad de flores en las diferentes variedades de la misma especie en un mis-mo jardn. La ley de la variacin correlativa, cuya importancia no debe menospreciarsejams, siempre nos dar seguras diferencias; pero por regla general no se puede dudar deque una seleccin continuada, en las hojas, en las flores, o en los frutos, producir razasque se diferencien unas de otras, principalmente en estos caracteres.

    En pocas rudas y brbaras de la historia de Inglaterra se importaban con frecuenciaanimales escogidos y se daban leyes para impedir su exportacin. Una ley ordenaba ladestruccin de todos los caballos que no poseyesen cierta alzada, lo cual puede comparar-se a lo que hoy hacen los jardineros con las plantas malas. Algunos escritores clsicosromanos han dado tambin reglas explcitas sobre este punto, mostrando claramente al-

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    gunos pasajes del Gnesis, que en aquel remoto tiempo se atenda mucho al color de losanimales domsticos. Los salvajes cruzan hoy, algunas veces, sus perros con animalessalvajes de la raza canina para mejorar la casta. Por algunos de estos hechos puede indu-cirse que la seleccin no es cosa de hoy, sino que la cra de animales domsticos merecicuidadosa atencin en tiempos antiguos, como ahora entre los salvajes ms degradados.Y la verdad es que habra sido extrao que as no hubiese sucedido, cuando tan evidentees que las buenas y las malas cualidades son hereditarias.

    SELECCIN METDICA E INCONSCIENTE. ORIGEN DESCONOCIDO DENUESTRAS PRODUCCIONES DOMSTICAS. Hoy en da, los ms eminentes criado-res tratan por medio de una seleccin metdica y con un objeto determinado formar unanueva subcasta o estirpe superior a cuantos gneros existan en su pas. Pero para nuestropropsito, es ms importante una forma de seleccin que podra llamarse inconsciente, yque resulta a todo el que intenta poseer los mejores animales y hacerlos reproducirse. As,el hombre que quiere tener perros de muestra, naturalmente trata de elegir perros buenosy despus cra con los mejores, aunque no tenga el deseo ni la esperanza de alternar per-manentemente la casta. Este procedimiento, continuado por el transcurso de siglos, mejo-rara y modificara cualquier casta. Cambios lentos e insensibles de esta clase jams pue-den ser reconocidos, a menos que se hayan tomado mucho antes buenas medidas o cuida-dosos dibujos de las razas en cuestin, que puedan servir despus como punto de compa-racin.

    En algunos casos se encuentran, sin embargo, individuos de la misma casta, no cam-biados o cambiados en muy poco, en los lugares menos civilizados, donde la respectivaraza ha sido menos mejorada. Hay razones para creer que el perro setter deriva directa-mente del sabueso, dado que segn toda probabilidad, no es ms que una alteracin lentade este.

    Youalt suministra un excelente ejemplo de los efectos de la seleccin continuada y quepuede considerarse como inconsciente, puesto que los criadores no podran nunca haberesperado, ni siquiera haber deseado, producir el resultado que sobrevino, a saber: la pro-duccin de dos estirpes distintas.

    Aun entre los salvajes ms brbaros, que nunca piensan en el carcter hereditario de lascras de sus animales domsticos, cualquier animal que les sea especialmente til para unobjeto cualquiera es cuidadosamente conservado durante el hambre y las plagas a las quetan expuestos estn y esos animales escogidos dejaran generalmente ms cras que losinferiores; de modo que, en este caso, se verificara una especie de seleccin inconscien-te.

    En las plantas, este mismo procedimiento gradual de mejora por medio de la conserva-cin incidental de los mejores individuos, ya sean o no lo bastante distintos para ser clasi-ficados como variedades diversas a su primera aparicin, y ya dos o ms especies o razasse hayan o no mezclado por cruzamiento, puede plenamente reconocerse en el aumentode tamao y belleza que ahora vemos en las variedades de plantas, cuando las compara-mos con las variedades ms antiguas o con aquellas que las originaron.

    Una gran suma de cambios lenta e inconscientemente acumulados explica a nuestrojuicio el hecho notorio de que en cierto nmero de casos no podamos reconocer, y por lotanto ignoremos, los troncos silvestres, orgenes de las plantas que han sido cultivadas

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    desde hace mucho tiempo en nuestros jardines y huertas. Si se han necesitado cientos omiles de aos para mejorar o modificar la mayor parte de nuestras plantas hasta su tipoactual, tan til para el hombre, podremos fcilmente entender cmo Australia, el Cabo deBuena Esperanza u otras regiones habitadas por el hombre completamente incivilizado nohan podido darnos una sola planta que valga la pena de ser cultivada. No es que estos pa-ses, tan ricos en especies, no posean por extraa casualidad los troncos originales deplantas tiles, sino que las plantas del pas no han sido llevadas por la seleccin continua-da hasta un punto de perfeccin comparable con la adquirida por las plantas en los pasesantiguamente civilizados.

    Con respecto a los animales domsticos del hombre incivilizado, no debe perderse devista que aquellos tienen casi siempre que buscarse su propio alimento, al menos duranteciertas estaciones. Y en dos pases de circunstancias muy diferentes, los individuos de lamisma especie que posean constituciones o estructuras ligeramente distintas se lograranmejor en un pas que en el otro; y as por un procedimiento de seleccin natural podranllegar a formarse dos rubrazas. Quizs esto explique en parte por qu las cualidades quetienen los animales domsticos de los salvajes, como ya lo han notado algunos autores,tienen ms carcter de verdaderas especies que las variedades existentes en pases civili-zados.

    En la opinin presentada aqu acerca del papel importante que ha desempeado la se-leccin ejercida por el hombre, se hace desde luego evidente por qu nuestras razas do-msticas se adaptan en estructura o en hbitos a las necesidades o caprichos del hombre.Podemos, a nuestro juicio, entender adems el carcter frecuentemente anormal de nues-tras razas domsticas y explicarnos por qu las diferencias son tan grandes en los caracte-res externos, como relativamente pequeas en las partes internas u rganos. El hombreapenas puede escoger, y si puede es con mucha dificultad, las desviaciones de estructuras,excepto las que son externamente visibles; y cuidndose muy raras veces lo que es inter-no. Nunca puede verificar la seleccin, a no ser en aquellas variaciones que en escasogrado la misma naturaleza le muestra de antemano. El primer hombre que escogi unapaloma con cola ligeramente ms larga, seguramente ni se imagin lo que los descen-dientes de esa paloma llegaran a hacer por seleccin, en parte inconsciente, y en partemetdicamente continuada.

    El hombre conserva y hace cra de un individuo cor, alguna pequea particularidad deestructura, o pone ms cuidado que de costumbre al aparear sus mejores animales, y deeste modo los perfecciona hasta que los ya mejorados poco a poco se esparcen por lascercanas. Cuando ya estn mejorados por el mismo procedimiento lento y gradual, seesparcen an ms, hasta llegar a ser reconocidos como algo distinto y apreciable; es en-tonces cuando probablemente reciben por primera vez un nombre que podramos llamarprovincial. En los pases semicivilizados, en donde las comunicaciones son escasas, seraun procedimiento lento la propagacin de cualquier nueva subraza. Una vez reconocidoslos puntos ms interesantes en esta materia, el principio de seleccin que hemos llamadoinconsciente tender siempre, y tal vez ms en un perodo que en otro, segn est ms omenos de moda la raza, tal vez ms en una localidad que en otra, y segn el estado de ci-vilizacin de los habitantes, a aumentar poco a poco los rasgos caractersticos de la raza,cualesquiera que estos puedan ser. Pero ser infinitamente pequea la probabilidad de que

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    se conserve memoria alguna de los cambios lentos e insensibles por los que pasan los in-dividuos.

    CIRCUNSTANCIAS FAVORABLES A LA FACULTAD DE SELECCIN DELHOMBRE. La extremada variabilidades evidentemente favorable en esta materia, puestoque libremente da los materiales con los que trabaja la seleccin. No queremos decir quelas meras diferencias individuales no sean ms que suficientes para permitir con extremocuidado la acumulacin de una gran suma de modificaciones por todas o casi todas lasvas apetecibles, sino que como las variaciones manifiestamente tiles o agradables alhombre aparecen solamente de vez en cuando, no hay duda de que aumentarn mucho lasprobabilidades, en presencia de un gran nmero de individuos. Por lo tanto el nmero se-r de importancia para el xito. No podr obtenerse un gran nmero de individuos de unanimal o de una planta, sin que sean favorables las condiciones para su propagacin.Cuando los individuos escasean, hay que permitir que todo el mundo cre, sea cual fuerela calidad de los ejemplares que posean, lo cual impide prcticamente la seleccin. Peroel elemento ms importante en esta materia es conocer qu animal o planta es ms apre-ciado por el hombre, que dedica la ms prolija atencin aun a las desviaciones ms insig-nificantes de las cualidades o estructura del objeto de su estudio, porque sin esa atencinnada puede hacerse. La fresa comenz a variar justamente cuando los jardineros empeza-ron a prestarle cuidados a esa planta. Cruzando distintas especies, aparecieron las muchasy admirables variedades de la fresa que se han visto durante los ltimos cincuenta aos.

    Respecto de los animales, la facilidad para impedir los cruzamientos es un elementoimportante en la formacin de nuevas razas, al menos en los pases que ya poseen otrasantiguas. En este concepto, los cercados del terreno influyen sobremanera en el resultado.

    Lo que ms nos importa es que las variedades domsticas de la misma especie se dife-rencian unas de otras en casi todos los rasgos que el hombre ha atendido en la seleccin,ms de lo que se diferencian las distintas especies del mismo gnero.

    Resumamos cuanto queda dicho sobre el origen de nuestras razas domsticas de ani-males y plantas: los cambios de las condiciones de vida son muy importantes al causar lavariabilidad, ya sea por la accin directa en la organizacin o porque indirectamenteafectan el sistema reproductivo. No es probable que sea la variabilidad un efecto inhe-rente y necesario en todas las circunstancias. La mayor o menor fuerza de herencia y lapropensin a retroceder determinar si las variaciones han de mantenerse. La variabilidadest regida por muchas leyes desconocidas, entre las cuales el incremento correlativo esprobablemente la ms importante. Algo, aunque no sepamos cunto, hay que atribuirle ala accin definida de las condiciones de vida. Algn efecto, quizs grande, puede atri-buirse al uso o desuso de las partes. El resultado final es, pues, infinitamente complejo.En algunos casos parece que ha tenido parte importante en el origen de nuestras castas elintercruzamiento de distintas especies primitivas. Cuando diversas razas ya se han forma-do en cualquier pas, su cruzamiento casual, favorecido por la seleccin, ha contribuidomucho, sin duda, a la formacin de nuevas subrazas; pero la importancia del cruzamientoha sido muy exagerada, tanto tratndose de animales, como de las plantas que se propa-gan por medio de semillas. Respecto de las que se propagan por injertos, retoos, etc., laimportancia del cruzamiento es inmensa, porque el cultivador puede en este caso olvidarla extrema variedad de las mezclas y su esterilidad, pero las plantas que no se propaganpor semilla son de poca importancia para nosotros, porque su duracin es solamente tem-

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    poral. Sobre todas estas causas de cambio, parece predominar la accin acumulada de laseleccin, aplicada metdica y prontamente, de un modo inconsciente y lento, aunquems eficaz.

    Capitulo IILa variacin en la naturaleza

    VARIABILIDAD. Antes de aplicar a los seres orgnicos en estado natural los princi-pios a los que hemos llegado en el ltimo captulo, nos es preciso discutir brevemente siestos seres estn o no sujetos a alguna variacin; por lo cual, para tratar este asunto conpropiedad, deberamos dar aqu un largo catlogo de hechos ridos que reservaremos parauna obra futura. Tampoco discutiremos aqu las varias definiciones que se han dado yadel trmino especie, pues ninguna ha satisfecho a todos los naturalistas. Generalmente,esta palabra encierra el elemento desconocido de un acto distinto de la creacin. El trmi-no variedad es tambin de difcil definicin, pero en l se sobreentiende casi universal-mente la comunidad de origen, aunque rara vez pueda ser probada. Tenemos tambin lasllamadas monstruosidades, que son cierto grado de las variedades, pero presumimos quepor monstruosidad se da a entender alguna desviacin considerable en la estructura, y quegeneralmente es nociva o de ninguna utilidad para la especie.

    Puede dudarse de que las rpidas y considerables desviaciones de estructura, tales co-mo las que a veces vemos en nuestras producciones domsticas, y ms especialmente enlas plantas, puedan propagarse permanentemente en el estado natural, porque casi todaslas partes de los seres orgnicos estn tan admirablemente en relacin con las condicionescomplejas de su vida, que parece tan improbable que nazca repentinamente cualquierparte perfecta, como que el hombre hubiera inventado ya en el estado perfecto una m-quina completa. En la domesticidad ocurren algunas veces monstruosidades que parecenestructuras normales de animales completamente distintos.

    DIFERENCIAS INDIVIDUALES. Las muchas aunque ligeras diferencias que apare-cen en las cras procedentes de los mismos padres, o que podemos presumir que han teni-do un mismo origen por haber sido observadas en individuos de la misma especie confi-nados a una misma localidad, pueden ser llamadas diferencias individuales. No hay nadieque suponga que todos los individuos de la misma especie han sido fundidos, digmosloas, en el mismo molde. Sus diferencias individuales son de la mayor importancia paranosotros, porque, como todo el mundo sabe, casi siempre son heredadas, dando, por con-siguiente, materiales para que la seleccin natural obre y las acumule de la misma maneraen que el hombre lo hace en una direccin dada con sus producciones domsticas. Lasdiferencias que nos ocupan afectan generalmente a las que los naturalistas considerancomo partes de escasa importancia; pero podramos demostrar, por medio de un largocatlogo de hechos, que aun las partes que deben llamarse importantes, tanto desde elpunto de vista fisiolgico como de clasificacin, varan tambin en los individuos de lamisma especie.

    Hay un punto relacionado con las diferencias individuales, que es en extremo dificulto-so: nos referimos a aquellos gneros que se han llamado "proteos" o "polimorfos", en loscuales las especies presentan cierta desordenada variacin. Con respecto a muchas de es-tas formas, apenas hay dos naturalistas que convengan en si han de clasificarlas entre las

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    especies o entre las variedades. En la mayor parte de los gneros polimorfos, algunas delas especies tienen caracteres fijos y definidos. Los gneros que son polimorfos en un pa-s, parecen ser, con pocas excepciones, polimorfos en otro, y de igual manera en pocasanteriores, a juzgar por los moluscos braquipodos. Estos hechos desconciertan, porqueparecen demostrar que esta clase de variabilidad es independiente de las condiciones de lavida. Nos inclinamos a sospechar que vemos, al menos en algunos gneros, variacionesque no sirven ni perjudican a la especie, y que, por consiguiente, no han sido fijadas niconvertidas en definitivas por la seleccin natural, como se explicar ms adelante.

    Individuos de la misma especie presentan a menudo, como todos saben, grandes dife-rencias de estructura independientemente de la variacin, como ocurre en los dos sexosde varios animales, en las dos o tres castas de hembras estriles u obreras entre los insec-tos, y en los estados imperfectos y larvales de muchos animales inferiores. Tambin haycasos de dimorfismo y trimorfismo en los animales y en las plantas.

    Al principio causa ciertamente gran sorpresa que la misma mariposa hembra tenga po-der para producir al mismo tiempo tres formas distintas de hembras y un macho, y queuna planta hermafrodita produzca de la misma cpsula seminal tres formas hermafroditasdistintas, que encierran otras tantas clases diferentes de hembras, y no slo tres, sino hastaseis clases distintas de machos. Sin embargo, estos casos no son ms que exageracionesdel hecho comn de que la hembra produce machos y hembras, que algunas veces se di-ferencian entre s de un modo extraordinario.

    ESPECIES DUDOSAS. Las formas que poseen en gran escala el carcter de especies,pero que al mismo tiempo son tan semejantes a otras formas, o estn tan estrechamenteunidas a ellas por graduaciones intermedias, que los naturalistas no han querido clasifi-carlas como especies distintas, son por varios conceptos las ms importantes para noso-tros, porque tenemos sobradas razones para creer que muchas de estas formas dudosas,estrechamente parecidas, han conservado permanentemente sus caracteres por tanto tiem-po como las buenas y verdaderas especies. En la prctica, cuando un naturalista puedeunir por medio de eslabones intermedios dos formas cualesquiera, considera la una comouna variedad de la otra y coloca la ms comn, y algunas veces la que primero fue des-cripta, como la especie, mientras que a la otra la presenta como variedad. Pero surgen aveces casos de gran dificultad, que no enumeraremos aqu, cuando debemos determinar sihay que clasificar o no una forma como variedad de otra, aun cuando estn muy unidaspor lazos intermedios, sin que pueda resolver la dificultad la naturaleza de las formas in-termedias que se suponen comnmente hbridas.

    Cuntos pjaros e insectos de Amrica del Norte y de Europa, que se diferencian po-qusimo unos de otros, han sido clasificados por un eminente naturalista como legtimasespecies y por otro como variedades, por lo que frecuentemente se llaman razas geogrfi-cas! Mr. Wallace demuestra que pueden clasificarse estas variedades en cuatro catego-ras: formas variables, formas locales, razas geogrficas o subespecies y especies verda-deramente representativas. Las formas variables varan mucho sin salir de la misma isla.Las formas locales son bastante constantes y distintas en cada isla, pero cuando se com-paran juntas todas las de las diversas islas, se ve que las diferencias son tan pequeas ygraduadas, que es imposible definirlas o describirlas, aunque al mismo tiempo sean sufi-cientemente distintas las formas extremas. Las razas geogrficas o subespecies son for-mas locales completamente fijas y aisladas, pero como no se diferencian unas de otras en

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    caracteres importantes y muy marcados, no queda ms que la opinin individual para de-terminar cules entre ellas han de ser consideradas como especies y cules como varieda-des. Por ltimo, las especies representativas ocupan el mismo lugar en la economa natu-ral de cada isla, que las formas locales y subespecies; pero como se distinguen unas deotras por mayor cantidad de diferencias que las existentes entre las formas locales y su-bespecies, son casi universalmente clasificadas por los naturalistas, entre las verdaderasespecies. Sin embargo, no es posible dar un criterio cierto, por el cual se reconozcan lasformas variables, las formas locales, las subespecies y las especies representativas.

    Mr. B.D. Warlsh, distinguido entomlogo de los Estados Unidos, ha descrito lo que lllama variedades y especies fitfagas. La mayor parte de los insectos que se alimentancon vegetales viven en una clase o grupo determinado de plantas.

    Ciertamente, todava no se ha trazado lnea alguna que sea clara acerca de la separacinque media entre especies y subespecies o entre las formas que, en opinin de algunosnaturalistas, estn muy cerca del rango de especies, pero no llegan enteramente a serlo; nitampoco entre subespecies y variedades bien marcadas, o entre variedades menores.

    As es que, por nuestra parte, consideramos las diferencias individuales como de la ma-yor importancia para nosotros, por ser ellas los primeros pasos hacia esas pequeas varie-dades que rara vez se consideran dignas de figurar en las obras de historia natural.

    Por las observaciones anteriores se ver que consideramos la palabra especie como ar-bitrariamente y por pura conveniencia dada a una coleccin de individuos muy semejan-tes los unos a los otros, sin diferenciarse esencialmente del trmino variedad, que se apli-ca a formas menos distintas y ms fluctuantes. La palabra variedad tambin, en compara-cin con meras diferencias individuales, es arbitrariamente aplicada por cuestin de co-modidad.

    LAS ESPECIES COMUNES MUY EXTENDIDAS SON LAS QUE MS VARAN.Alfonso de Candolle y otros han demostrado que las plantas que tienen distribucin muyextensa presentan generalmente variedades, lo cual era de esperar, puesto que estn ex-puestas a diversas condiciones fsicas y entran en competencia con diferentes clases deseres orgnicos. Pero nuestras tablas demuestran tambin que en cualquier pas limitadolas especies que son ms comunes, esto es, que abundan ms en individuos, y las que es-tn ms extensamente difundidas dentro de su propio pas, darn muy a menudo lugar avariedades bien y suficientemente marcadas como para haber sido anotadas en las obrasde botnica. De aqu que las especies ms florecientes, o como podra decirse, las espe-cies dominantes (aquellas que ocupan grandes regiones, que son las ms difundidas en supropio pas y cuyos individuos son ms numerosos) son las que ms frecuentemente pro-ducen variedades bien marcadas, o segn nuestras consideraciones, especies incipientes.Y esto poda haber sido previsto, porque como las variedades, para llegar a ser perma-nentes en cualquier grado, tienen que luchar contra los otros habitantes del pas, las espe-cies que son ya dominantes sern las que probablemente se reproducirn, y su descenden-cia, aunque un tanto modificada, heredar todava aquellas ventajas que hicieron a suspadres ser dominantes sobre sus coetneos.

    LAS ESPECIES DE LOS GNEROS MAYORES EN CADA PMS VARAN CONMAS FRECUENCIA QUE LAS ESPECIES DE LOS GNEROS MENORES. Si se di-vidieran en dos partes iguales las plantas de un pas descritas en cualquier flora y se colo-

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    caran a un lado todas aquellas que pertenecen a los gneros mayores, esto es, aquellas quecomprenden muchas especies, y en el otro lado todas las de los gneros menores, la pri-mera divisin incluira un nmero algo mayor de las especies muy comunes y muy difun-didas o dominantes.

    Por considerar las especies solamente como variedades muy marcadas y bien definidas,nos vimos inducidos a anticipar que las especies de los gneros mayores en cada pas pre-sentaran variedades ms a menudo que las especies de los gneros ms pequeos, porquedondequiera que muchas especies ntimamente relacionadas, es decir, especies del mismognero, se hayan formado, deben, por regla general, estar formndose muchas variedadeso especies incipientes.

    Muchas de las especies incluidas en los gneros mayores se parecen a las variedades,debido a que estn muy ntimas aunque desigualmente, relacionadas unas con otras, y aque tienen distribucin limitada. Hay otras relaciones dignas de notarse entre las especiesde los gneros grandes y sus variedades ahora observadas. Las especies de los gnerosmayores se parecen a las variedades ms que las especies de los gneros ms pequeos. Oponiendo el caso de otra manera, puede decirse que en los gneros mayores, en los que seest manufacturando un nmero mayor que el ordinario, de variedades o especies inci-pientes, muchas de las especies ya formadas se parecen hasta cierto punto, a las varieda-des, porque difieren unas de otras en una cantidad de cosas menor que la acostumbrada.

    Adems, las especies de los gneros mayores estn relacionadas entre s del mismomodo en que las variedades de cualquier especie lo estn unas con otras. Ningn natura-lista pretende que todas las especies sean igualmente distintas unas de otras, sino que ge-neralmente pueden ser divididas en subgneros o secciones, o en grupos menores.

    Finalmente, las variedades no pueden distinguirse de las especies, si no es, primero, porel descubrimiento de formas intermedias eslabonadas entre s, y segundo, por cierto gradoindefinido de diferencia entre ellas: porque dos formas que se diferencian muy poco songeneralmente clasificadas entre las variedades, aun cuando no puedan ser enlazadas es-trechamente, sin que por esto sea posible definir el grado de diferencia que se consideranecesario para dar a dos formas cualesquiera el nombre de especies. En los gneros queen cualquier pas tienen un nmero de especies mayor que el sealado por el trmino me-dio, las especies cuentan con un nmero de variedades mayor que el asignado por dichotrmino medio. En los gneros grandes, las especies estn unidas ntima, aunque desi-gualmente, formando grupos pequeos alrededor de otras especies. Las especies muy in-mediatas a otras tienen aparentemente extensin limitada. En todos estos conceptos, lasespecies de los gneros grandes presentan gran analoga con las variedades. Y podemoscomprender claramente estas analogas si las especies existieron en algn tiempo comovariedades, y as se organizaron, mientras que son completamente inexplicables dichassimilitudes si las especies son creaciones independientes.

    Hemos visto tambin que las especies ms florecientes o dominantes de los gnerosmayores dentro de cada clase son las que por trmino medio poseen mayor nmero devariedades, y estas, tienden a convertirse en nuevas y distintas especies. As los gnerosconsiderados mayores tienden a serlo aun ms, y en la naturaleza, las formas de vida hoydominantes tienden a serlo todava ms, dejando muchos descendientes modificados ydominantes. Pero por pasos que se explicarn ms adelante, los gneros mayores tienden

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    a descomponerse en gneros ms pequeos. Y as las formas de vida en todo el universoquedan divididas en grupos subordinados a otros grupos.

    Captulo IIILa lucha por la existencia

    SU RELACIN CON LA SELECCIN NATURAL. Antes de entrar en el asunto deeste captulo, preciso es que hagamos algunas observaciones preliminares, para demostrarel alcance de la lucha por la existencia sobre la seleccin natural. Se ha visto en el ltimocaptulo que, entre los seres orgnicos en estado natural, hay alguna variabilidad indivi-dual. Pero la mera existencia de variabilidad individual y de algunas pocas variedadesbien marcadas, aunque es necesaria como fundamento para nuestro trabajo, nos ayudamuy poco a comprender cmo brotan de la naturaleza las especies,

    Pero, cmo -se preguntar- sucede que las variedades que hemos llamado especies in-cipientes llegan a convertirse, por ltimo, en especies legtimas y distintas, que en la ma-yor parte de los casos se diferencian de la misma especie? Cmo nacen esos grupos deespecies que constituyen los llamados gneros distintos y que se diferencian unos de otrosms que las especies del mismo gnero? Todos estos resultados son consecuencia de lalucha por la existencia. Debido a esta, las variaciones, por pequeas que sean, y cualquie-ra que sea el origen del que provengan, si en algo son provechosas a los individuos deuna especie en sus relaciones infinitamente complejas con otros seres orgnicos y con suscondiciones fsicas de vida, tendern a la conservacin de dichos individuos, y sern ge-neralmente heredadas por la descendencia. De este modo tendrn tambin mayor proba-bilidad de sobrevivir, pues de los muchos individuos de una misma especie que nacenperidicamente, slo un reducido nmero puede conseguir este privilegio. Hemos llama-do al principio por el cual se conserva toda variacin pequea, cuando es til, seleccinnatural, con el fin de hacer ver su relacin con la facultad de seleccin del hombre. He-mos visto que el hombre puede producir por la seleccin grandes y positivos resultados yadaptar seres orgnicos a usos propios, acumulando variaciones pequeas pero tiles, querecibe de manos de la naturaleza.

    EL TRMINO "LUCHA POR LA EXISTENCIA" SE EMPLEA EN SENTIDOAMPLIO. Debemos advertir ante todo, que usamos esta expresin en sentido amplio ymetafrico, el cual incluye la dependencia de un ser respecto de otro, y lo que es ms im-portante, incluye no solamente la vida del individuo, sino tambin el xito al dejar proge-nie.

    Dos animales caninos, en tiempo de hambre, luchan mutuamente por conseguir el ali-mento que necesitan; pero la planta que nace en los linderos del desierto lucha por laexistencia contra la sequa, aunque con ms propiedad se dira que depende de la hume-dad. De una planta que produce anualmente mil semillas, de las cuales solamente una, portrmino medio, llega a la madurez, puede decirse con ms exactitud que lucha con lasplantas de la misma clase y con las otras que ya ocupaban el terreno en que ella se levan-ta. El murdago depende del manzano y de otros pocos rboles, pero solamente en senti-do muy artificial puede decirse que lucha con estos rboles, porque si en el mismo rbolcrecen muchos de estos parsitos, el rbol languidece y muere. Pero de algunos murda-gos que producen semillas y que crecen juntamente en la misma rama puede decirse con

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    ms razn que luchan entre s. Y como el murdago es diseminado por los pjaros, deestos depende su existencia, pudiendo metafricamente decirse que luchan contra otrasplantas fructferas, para tentar a los pjaros a que los consuman y que de este modo es-parzan su semilla. En estos diversos sentidos, en que se funden los unos en los otros, cre-emos conveniente usar el trmino general "lucha por la existencia".

    RAZN GEOMTRICA DEL CRECIMIENTO. Luchar por la existencia es inevitableconsecuencia de la elevada proporcin en que tienden a aumentarse todos los seres org-nicos. Todo ser que durante el tiempo natural de su vida produce varios huevos o semi-llas, necesita sufrir destruccin durante algn perodo de su vida y durante alguna esta-cin o en alguno que otro ao, porque de otro modo, por el principio del aumento geo-mtrico llegara pronto su nmero a ser tan desordenadamente grande, que no habra pascapaz de soportarlo. De aqu que, como se producen ms individuos de los que es posibleque sobrevivan, tiene que haber forzosamente en todos los casos lucha por la existencia,ya sea del individuo con otro de la misma especie o con los de especies distintas, o conlas condiciones fsicas de la vida. Esta es la doctrina de Malthus aplicada con mltiplefuerza al conjunto de los reinos animal y vegetal, porque en este caso no hay aumentoartificial de alimento y limitacin prudente de enlaces de los dos sexos. Aunque en la ac-tualidad algunas especies aumenten en nmero, con ms o menos rapidez, todas no pue-den hacerlo as, porque no cabran en el mundo.

    Esta regla no tiene excepcin, porque todo ser orgnico se aumenta naturalmente en tanalta proporcin que, si no se lo destruyera pronto, la tierra estara cubierta por la progeniede una sola pareja. Aun el hombre, que es lento para reproducirse, se duplica en veinti-cinco aos, y en esta proporcin, en menos de mil aos su descendencia no tendra lite-ralmente sitio en el mundo para estar de pie.

    Casi toda planta silvestre en pleno desarrollo produce anualmente semilla, y entre losanimales hay poqusimos que no se aparean todos los aos. Este hecho nos hace asegurarcon confianza que todos los animales y plantas tienden a aumentar en proporcin geom-trica, que todos se reproduciran rpidamente en toda estacin en la que de cualquier mo-do pudiesen existir, y que es menester que dicha tendencia geomtrica de crecimiento seadetenida por la destruccin, en algn perodo de la vida.

    Al mirar la naturaleza es necesario no olvidar que cada ser orgnico est luchando contodos sus esfuerzos para aumentar su nmero; que cada uno vive merced a la lucha enalgn perodo de su vida; que la destruccin severa cae inevitablemente, tanto sobre eljoven como sobre el viejo, durante cada generacin o con intervalos que se repiten. Ali-grese un obstculo cualquiera, mitguese la destruccin por poca que sea, y el nmero delas especies crecer casi instantneamente hasta alcanzar una suma que no podr menosque sorprendernos.

    NATURALEZA DE LOS OBSTCULOS AL AUMENTO. La cantidad de alimentopara cada especie da naturalmente el lmite extremo al que puede llegar en su crecimien-to; pero con mucha frecuencia no determina el nmero medio de una especie el alimentoque pueda obtener, sino el que sirva o no de presa a otros animales.

    El clima desempea tambin un papel importante en la determinacin del trmino me-dio del nmero de una especie, y parece ser que de todos los obstculos, los que msefectos causan son las estaciones peridicas de fro o de sequedad extremas. La accin

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    del clima obra principalmente reduciendo el alimento, lo que causa la lucha ms severaentre los individuos, ya sea de la misma, como de distintas especies que usan la mismaalimentacin. Ms aun cuando el clima obra directamente, por ejemplo, cuando reinanintensos fros, los individuos son menos vigorosos, y por consiguiente, los que menosalimento tienen al avanzar el invierno son los que ms sufren. Cada especie, aun en elsitio en que ms abunda, sufre una constante y enorme destruccin en algn perodo de suexistencia, a causa de los enemigos que compiten por la zona y el sustento. De modo quesi estos enemigos o competidores son favorecidos en grado ntimo por cualquier ligerocambio de clima, aumentan en nmero, y como cada rea est ya completamente cubiertade habitantes, preciso es que las otras especies disminuyan.

    Cuando una especie, por efecto de circunstancias muy favorables, aumenta desordena-damente su nmero en un pequeo trecho de terreno, se producen las epidemias. As ocu-rre generalmente con nuestros animales de caza, porque este obstculo limita su nmeroindependientemente de la lucha por la existencia.

    LAS RELACIONES COMPLEJAS DE LOS ANIMALES Y PLANTAS ENTRE S,LIMITA EN LA LUCHA POR LA EXISTENCIA. Muchos casos se registran que de-muestran cun complejos e inesperados son los obstculos y relaciones existentes entrelos seres orgnicos que tienen que luchar juntos en un mismo pas; pero aqu slo dare-mos un ejemplo, que, aunque sencillo, nos interesa que se conozca. En Staffordshire, enla finca de uno de nuestros parientes, contbamos con grandes medios de investigacin ydimos con un gran brezal, estril en extremo, que nunca haba sido tocado por la manodel hombre, aunque unos cuantos centenares de terreno exactamente igual haban sidocercados veinticinco aos 'antes para ser plantados de pinos. El cambio en la vegetacinnatural de la parte plantada del pramo fue notabilsimo, y mayor del que generalmente seve al pasar de un terreno a otro completamente distinto. Pues bien: no slo el nmeroproporcional de las plantas del brezal haba cambiado por completo, sino que dos espe-cies de plantas, no incluyendo entre ellas hierbas ni crices, florecan en las plantaciones,y en vano se las hubiera buscado en el terreno baldo. El efecto sobre los insectos debihaber sido an mayor, pues eran muy comunes en la parte plantada seis clases de pjarosinsectvoros que no se vean en la inculta, frecuentada por dos o tres clases distintas delos mismos.

    Vemos tambin, por ejemplo, que el ganado determina absolutamente la existencia delpino, as como en algunas partes del mundo los insectos determinan la existencia del ga-nado.

    LA LUCHA POR LA EXISTENCIA ENTRE INDIVIDUOS Y VARIEDADES DELA MISMA ESPECIE ES LA MS ENCARNIZADA. Como las especies del mismognero suelen tener, aunque no invariablemente, mucha semejanza en hbitos, constitu-cin y siempre en estructura, la lucha ser generalmente ms severa entre ellas si llegan aestar en competencia unas con otras, que si se trata de especies de gneros distintos. Lovemos en la extensin recientemente tomada en algunas partes de los Estados Unidos poruna especie de golondrina que ha causado la disminucin de otra especie, y en el recientecrecimiento del tordo en algunas localidades de Escocia, causando la disminucin delzorzal. Podramos ver la razn de la mayor severidad de la lucha entre formas prximasque ocupan ms o menos el mismo lugar en la economa de la naturaleza; pero probable-

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    mente en ningn caso nos sera permitido decir precisamente por qu una especie fuevencedora en la gran batalla de la vida.

    Sin embargo, se puede deducir que la estructura de todo ser orgnico est relacionadade la manera ms esencial, aunque a menudo oculta, con la de todos los dems seres or-gnicos con los que entra en competencia a causa de los alimentos o residencia, o los quetiene que evitar, o a los que debe buscar para convertirlos en su presa.

    Todo lo que podemos hacer es conservar constantemente la idea de que todo ser org-nico se esfuerza por aumentar su proporcin geomtrica, y que en algn perodo de suvida, durante alguna estacin del ao, durante cada generacin o con intervalos, tiene queluchar por la vida y sufrir una gran destruccin. Cuando reflexionamos acerca de esta lu-cha, nos podemos consolar con la plena creencia de que la guerra de la naturaleza no esincesante, de que no se siente el miedo, de que la muerte es generalmente pronta, y deque los seres vigorosos, saludables y felices sobreviven y se multiplican.

    Captulo IVLa seleccin natural o la supervivencia de los ms aptos

    SELECCIN NATURAL. No podemos dudar que los individuos que tengan algunaventaja sobre los dems, por pequea que esta sea, tendrn las mayores probabilidades desobrevivir y de reproducir su especie. Tambin podemos estar seguros de que cualquiervariacin en el ms pequeo grado perjudicial sera rgidamente destruida. Esta conserva-cin de las variaciones y diferencias individuales favorables, y la destruccin de aquellasque son nocivas, es lo que hemos llamado seleccin natural o supervivencia de los msaptos. Las variaciones que no son tiles ni perjudiciales no son afectadas por la seleccinnatural, quedando como elemento fluctuante, como vemos en ciertas especies polimorfas,o tornndose fijas, segn la naturaleza del organismo y la de las condiciones que lo ro-dean.

    Tenemos razones para creer, segn se demostr en el primer captulo, que los cambiosen las condiciones peculiares de la vida originan tendencia a mayor variabilidad y, en loscasos que hemos citado, se ve que han cambiado las condiciones, lo cual sera manifies-tamente favorable para la seleccin natural, por otorgarnos una probabilidad ms de queocurran variaciones aprovechables, ya que cuando estas no tienen lugar, la seleccin na-tural nada puede hacer. Nunca se olvide de que en el trmino variaciones van incluidaslas meras diferencias individuales; y como el hombre puede producir grandes resultadosen los animales y plantas domsticas, al acumular en una direccin dada diferencias indi-viduales, del mismo modo podra hacerlo la seleccin natural, aunque mucho ms fcil-mente que nosotros, puesto que se le concede tiempo incomparablemente mayor para suobra.

    La naturaleza puede actuar sobre cada rgano interno, en cada sombra de diferenciaconstitucional, en la totalidad de la maquinaria completa de la vida. El hombre escoge sinms miras que su propio bien, Sentras que la naturaleza busca solamente bien del ser aquien atiende. Todo carcter selecto es plenamente formado por ella, como lo implica elhecho de haber sido escogido.

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    Puede decirse metafricamente que la seleccin natural est haciendo diariamente, yhasta por horas, en todo el mundo, el escrutinio de las variaciones ms pequeas; dese-chando las que son malas, conservando y acumulando las que son buenas, trabajando in-sensible y silenciosamente donde y cuando se presenta una oportunidad, en el mejora-miento de todo ser orgnico en relacin con sus condiciones orgnicas e inorgnicas devida. No vemos estos pequeos y progresivos cambios hasta que la mano del tiempo mar-ca el sello de las edades, y aun entonces tan imperfecta es nuestra vista para alcanzar laspocas geolgicas remotas, que lo nico que vemos es que no son hoy las formas de vidalo que en otro tiempo fueron.

    La seleccin natural puede modificar la larva de un insecto y adaptarla a una porcin decontingencias completamente distintas de las que conciernen al insecto ya maduro, y es-tas modificaciones pueden afectar por correlacin la estructura del adulto. As tambin,por el contrario, las modificaciones de este pueden afectar la estructura de la larva; peroen todos los casos, la seleccin natural asegurar que dichas modificaciones no sean enmanera alguna nocivas, ya que si lo fueran la especie se extinguira.

    La seleccin natural modificar la conformacin del hijo con relacin al padre y delpadre con relacin al hijo. En los animales gregarios adaptar la estructura de cada indi-viduo al provecho de toda la comunidad, si esta puede ganar con el cambio selecto; perola seleccin natural no puede modificar la estructura de una especie, sin darle ningunaventaja, para provecho de otra especie; y aunque existan en las obras de historia naturalmanifestaciones que tienden a echar por tierra nuestro aserto, no hemos podido obteneren la prctica un solo caso que haya dado resultado.

    SELECCIN SEXUAL. Esta forma de seleccin depende de la lucha entre individuosde un mismo sexo, y generalmente entre los del masculino, para llegar a la posesin delas hembras. El resultado para el competidor vencido no es la muerte, sino poca o ningu-na progenie, siendo por lo tanto la seleccin sexual menos rigurosa que la seleccin natu-ral. Generalmente, los machos ms vigorosos o aquellos que estn mejor preparados paraocupar sus puestos en la naturaleza dejarn mayor descendencia; pero en muchos casos,la victoria depende no tanto del vigor general como de poseer los seres en cuestin, lasarmas especiales limitadas a los machos. La guerra ms severa tiene lugar entre los ma-chos de los animales polgamos, que muy a menudo estn provistos de armas especiales,y los machos de los animales carnvoros tambin se presentan bien armados, aunque aellos y a otros pueda darles la seleccin sexual especiales medios de defensa, como lamelena al len, la mandbula de gancho al salmn, pues el escudo puede ser tan impor-tante para la victoria como la espada o la lanza.

    Entre las aves, la contienda es con frecuencia de carcter ms pacfico, pues hay granrivalidad entre los machos de muchas especies para atraer a las hembras, por el canto; odespliegan hermosos plumajes para verse de la mejor manera posible. Tambin hacenextraas y grotescas figuras, y luego las hembras espectadoras escogen al compaero quems atractivos les ofrece.

    SOBRE EL CRUZAMIENTO DE LOS INDIVIDUOS. Todos los animales vertebra-dos, todos los insectos y algunos otros grandes grupos de animales, se aparean para cadanacimiento. La investigacin moderna ha disminuido mucho el nmero de los supuestos

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    hermafroditas; de los verdaderos, un gran nmero se aparea, es decir, dos individuos seunen regularmente para la reproduccin, que es todo lo que nos importa.

    En primer lugar, hemos reunido un gran nmero de casos y hemos hecho muchos expe-rimentos para demostrar, de acuerdo con la opinin casi universal de los criadotes, que enlos animales y en las plantas el cruzamiento entre diferentes variedades o entre individuosde la misma variedad, pero de otra estirpe, da vigor y fecundidad a la descendencia; ascomo, por otra parte, las cras ntimas entre individuos de la misma familia disminuyenen vigor y fecundidad. Guiados por estos hechos, slo nos inclinamos a creer que es leygeneral de la naturaleza que ningn ser orgnico se fertilice a s mismo durante una per-petuidad de generaciones, sino que es indispensable que de vez en cuando, y quizs conlargos intervalos, tenga lugar el cruzamiento de un individuo con otro.

    Con la creencia de que esta es una ley de la naturaleza, no podemos, a nuestro juicio,entender diferentes y extensas clases de hechos, de otro modo inexplicables. Volvamospor un momento a los animales, de los cuales varias especies terrestres son hermafroditas,tales como los moluscos de tierra y las lombrices, aunque de todos, estos ltimos se apa-rean. Hasta ahora no hemos encontrado un solo animal de este gnero que se fecunde a smismo. Este hecho notable, que tanto contrasta con las plantas terrestres, puede compren-derse por la opinin de que es indispensable el cruzamiento ocasional, porque debido a lanaturaleza del elemento fertilizador, no hay medios anlogos a la accin de los insectos ydel viento con respecto a las plantas para que se efecte el cruzamiento entre los animalesterrestres sin el concurso de dos individuos.

    De los animales acuticos hay muchos hermafroditas que se fecundan a s mismos; pe-ro en este caso, las corrientes de agua ofrecen el medio directo para el cruzamiento acci-dental. Despus de consultar a una de las ms grandes autoridades, el profesor Huxley, nohemos podido descubrir un solo animal hermafrodita cuyos rganos de reproduccin es-tuviesen tan perfectamente encerrados que pudiese demostrarse ser fsicamente imposibleel acceso desde afuera ni la influencia ocasional del individuo distinto. Por mucho tiem-po, nos pareci que bajo este punto de vista los cirrpedos presentaban un caso de grandificultad; pero, por una feliz casualidad, hemos podido probar que algunas veces se cru-zan dos individuos, aunque ambos sean hermafroditas que se fertilicen a s mismos.

    Debe haber sorprendido a la mayor parte de los naturalistas, como extraa anomalaque, tanto en los animales como en las plantas, algunas especies de la misma familia yhasta del mismo gnero, aunque conformndose ntimamente unas con otras en el con-junto de su organizacin, sean hermafroditas y algunas unisexuales. Pero si de hecho to-dos os hermafroditas se cruzan de vez en cuando, la diferencia entre ellos y las especiesunisexuales son muy pequeas en lo que a esta funcin hace referencia.

    De estas varias consideraciones y de los muchos hechos especiales que hemos reunido,se deduce que en los animales y en las plantas es ley de la naturaleza, muy general, si noes universal, el cruzamiento accidental entre individuos distintos.

    CIRCUNSTANCIAS FAVORABLES PARA LA PRODUCCIN DE NUEVASFORMAS POR MEDIO DE LA SELECCIN NATURAL. Este es un asunto sumamenteintrincado. Gran cantidad de variabilidad, en cuyo trmino van siempre incluidas las dife-rencias individuales, ser evidentemente favorable para el objeto. Un gran nmero de in-dividuos, por las probabilidades que dan dentro de un perodo determinado para la apari-

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    cin de variaciones ventajosas, compensar la menor cantidad de variabilidad en cadaindividuo, siendo, a nuestro juicio, un elemento de gran importancia para el xito. Aun-que la naturaleza concede largos perodos de tiempo para el trabajo de la seleccin natu-ral, no concede un perodo indefinido, porque como todos los seres orgnicos se esfuer-zan para ocupar todos los sitios en la economa de la naturaleza, si hay una 'especie queno se modifique y mejore en 'grado correspondiente con sus competidores ser extermi-nada. Nada puede hacer la seleccin natural sin que las variaciones `favorables se trans-mitan por herencia, por lo menos a algunos de los descendientes. En la naturaleza, dentrode un rea limitada, todos los individuos que varen en buen sentido aunque en gradosdiferentes, tendern a conservarse. Las variedades intermedias que habiten localidadestambin intermedias a la larga sern suplantadas generalmente por una de las variedadesadyacentes. El cruzamiento afectar principalmente a aquellos animales que se unen paracada nacimiento, que andan muy errantes y que no cran con mucha rapidez.

    El cruzamiento desempea un papel muy importante en la naturaleza porque conserva alos individuos de la misma especie o de la misma variedad fieles y uniformes en carcter.As obrar evidentemente con mucha ms eficacia en aquellos animales que se unen paracada nacimiento; pero, como ya se ha dicho, tenemos razones para creer que en todos losanimales y plantas hay cruzamientos ocasionales. Si cambian las condiciones de vida ysufre modificacin la forma, puede comunicarse la uniformidad de carcter a la modifi-cada descendencia, conservando la seleccin natural solamente a las variaciones favora-bles semejantes.

    El aislamiento tambin es un elemento importante en la modificacin de las especiespor medio de la seleccin natural. En un rea limitada o aislada, si no es muy grande, se-rn generalmente casi uniformes las condiciones orgnicas e inorgnicas de la vida, demodo que la seleccin natural tender a modificar de la misma manera a todos los indivi-duos que varen en la misma especie. As se impedir tambin el cruzamiento con los ha-bitantes de las localidades prximas.

    El mero transcurso del tiempo no influye en pro o en contra de la seleccin natural, ydecimos esto porque errneamente se ha afirmado que dbamos a este elemento gran im-portancia en la modificacin de las especies, como si todas las formas de la vida estuvie-ran necesariamente sufriendo cambios por ley innata. El tiempo es solamente importante,y en este concepto su importancia es grande, porque aumenta las probabilidades de quesurjan variaciones ventajosas, que lleguen a ser escogidas, acumuladas y fijadas, as comotiende a aumentar la accin directa de las condiciones fsicas de vida con relacin a laconstitucin de cada organismo.

    Finalmente, nos atrevemos a deducir que; aunque las regiones pequeas y aisladas hansido en algunos conceptos altamente favorables para la produccin de nuevas especies, elcurso de las modificaciones habr sido por lo general ms rpido en regiones grandes, ylo que es ms importante, que las nuevas formas producidas en reas extensas, y victorio-sas sobre muchos competidores, sern las que ms se extiendan y den lugar a mayor n-mero de variedades y especies nuevas, desempeando as el papel ms importante en lahistoria del cambio del mundo inorgnico.

    De acuerdo con esta idea, en una isla pequea habr sido menos severa la lucha por laexistencia y habr habido menos modificaciones y menos exterminio. Todos los depsi-

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    tos de agua dulce sumados constituyen un rea pequea, comparada con la del mar o conla de la tierra. En consecuencia, la competencia en las producciones de agua dulce habrsido menos rigurosa que en otras partes; nuevas formas se habrn producido ms lenta-mente y las formas antiguas se habrn exterminado an con ms lentitud.

    En conclusin, diremos que para las producciones terrestres, toda regin continentalgrande que haya pasado por muchas oscilaciones de nivel habr sido la ms favorable a laproduccin de muchas formas nuevas de vida, propias para durar por largo tiempo y paraextenderse considerablemente.

    Mientras el rea existiese como continente, los habitantes habrn sido numerosos enindividuos y clases, y habrn estado sujetos a una rigurosa competencia. Y cuando se ha-ya convertido el continente por inmersin en grandes islas separadas, todava habrnexistido muchos individuos de la misma especie en cada isla. El cruzamiento en los con-fines del dominio de cada especie nueva habr quedado interrumpido; y despus de cam-bios fsicos de cualquier clase, la emigracin no habr sido posible, de modo que los lu-gares nuevos en la conformacin de cada isla habrn tenido que ser ocupados por modifi-caciones de los antiguos habitantes, existiendo tiempo suficiente para que se modifiqueny perfeccionen las variedades. Siempre que por alguna nueva elevacin del terreno lasislas volviesen a ser regin continental, habra una competencia rigurossima, podranextenderse las variedades ms favorables o mejoradas, se extinguiran muchas de las for-mas menos mejoradas y otra vez cambiara la proporcin relativa del nmero de los va-rios habitantes en el continente reunido, abrindose otra vez ampliamente para que la se-leccin natural mejorara todava ms a los habitantes, produciendo de esta manera nuevasespecies.

    Admitimos por completo que la seleccin natural obra generalmente con lentitud ex-trema, y que puede funcionar solamente cuando existen lugares en la economa natural deun distrito que pueden ser mejor ocupados por la modificacin de algunos de sus habi-tantes existentes, y cuya existencia depende con frecuencia de cambios fsicos que por logeneral se verifican de un modo muy lento, siendo imposible la inmigracin de formasmejor adaptadas. Como algunos pocos de los habitantes antiguos se modifiquen, las rela-ciones mutuas de los otros se perturbarn, creando as lugares aptos para ser ocupados porformas mejor adaptadas, lo cual, sin embargo, se ir verificando muy lentamente. Aunquetodos los individuos de la misma especie se diferenciasen entre s en algn pequeo gra-do, pasara mucho tiempo antes de que pudiesen ocurrir diferencias ventajosas en variaspartes de la organizacin. El resultado se retardara a menudo por el cruzamiento libre, yaunque muchos opondrn que estas diversas causas son ms que suficientes para neutrali-zar el poder de la seleccin natural, lejos de concederlo, creemos que la seleccin naturalobrar generalmente con mucha lentitud, slo por grandes intervalos de tiempo y en po-cos habitantes de la misma regin, as como no dudamos que estos resultados lentos eintermitentes concuerdan muy bien con lo que la geologa nos dice de la manera y veloci-dad con que han cambiado los habitantes del mundo.

    Por lento que sea el procedimiento de la seleccin, si el hombre dbil puede hacer mu-cho por medio de la seleccin artificial, no alcanzarnos a ver el lmite del total de cam-bios, de la belleza y la complejidad de las muchas coadaptaciones, ya sea con todos losseres orgnicos o con sus condiciones fsicas de vida, y que pueden haberse efectuado en

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    el largo curso de los tiempos por el poder de seleccin de la naturaleza, esto es, por la su-pervivencia de los ms aptos.

    EXTINCIN CAUSADA POR LA SELECCIN NATURAL. La seleccin naturalobra solamente por medio de la conservacin de las variaciones que son en algn con-cepto ventajosas. Podemos comprender que cualquier forma representada por pocos indi-viduos correr mucho riesgo de quedar completamente extinguida durante grandes fluc-tua