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DÁNAE, LA JUSTICIERA DE LOS

BOSQUES : Capítulo 1- el comienzo.

Dánae, era una chica especial. Era introvertida con los humanos,

estudiosa y muy amante de los animales. También era casera, madrera y

no le gustaba pasar demasiado tiempo con la gente. Ella había pasado

mucho, no confiaba ya en nadie y viendo que después de la muerte de

sus padres, los seres humanos no hacían más que causarle problemas,

dejó todo y se marchó de la civilización. Comenzaría una nueva vida en

los bosques.

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Hubo unos bosques que a ella le gustaron, tenían cataratas y mucha

vegetación y fauna salvaje. Todo parecía un sueño. Dánae sólo llevaba

consigo un cuchillo de monte, agua, algunas prendas, un libro de

medicina natural y comida. No llevaba nada más. Pensó que se instalaría

al lado de la cascada, aunque algo alejada para que no tuviese

problemas de humedad y moho. Dejó sus cosas allí cuando escuchó unos

pasos. Ella se ocultó, subiéndose a un árbol con mucha vegetación,

usando el camuflaje.

Sacó su cuchillo y se acercó a ver lo que pasaba. Inmediatamente dio un

paso adelante y divisó a un pobre ciervo que había caído en una trampa,

concretamente un cepo. Dánae, tranquilizó al pobre animal y

ayudándose con el cuchillo, hizo palanca y el cepo se abrió. Luego curó y

vendó la pata de la criatura y ésta salió alegremente trotando de allí.

Más adelante de las sombras salió un ser lleno de armas.

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Cuando vio a Dánae, éste soltó todo y le preguntó:

- ¿Y el ciervo que cayó en esta trampa?

Dánae a esto le contestó con otra pregunta:

- ¿Y el supuesto ser humano que debería estar avergonzado de usar tan

brutal trampa?

- Perdona, soy cazador. Cazo para comer, después les quito la piel y lo

aprovecho todo.

- Perdona, soy amante de los animales. Pero creo que hay otras formas

de cazar, no deberías de haber usado una trampa tan cruel y atroz.

¿Sabes el daño que le causas a la criatura que cae en estas cosas hasta

que las llegas a matar? ¿Realmente crees que es necesario hacerles tanto

daño?

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- No. Lo siento. Yo no quiero hacerles daño. Me llamo Daniel. ¿Y tú eres?

- Dánae. Estás perdonado. Soy nueva aquí, quise huir de la sociedad y lo

he conseguido. Aquí me alimentaré de los animales que encuentre ya

muertos, así no deberé matar a ninguno, de todos modos, crearé un

huerto y una casa entre otras cosas.

- Me caes bien y además me haz ayudado a abrir los ojos, a partir de hoy,

seré justiciero de animales. Los ayudaré y protegeré, igual que tú.

Gracias.

Un ser mágico se apareció delante de Daniel y de Dánae. Ellos jamás

habían visto nada así y se quedaron sin palabras.

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- Dánae, a partir de ahora serás protectora de la naturaleza y de los seres

que la habitan. Con este colgante en forma de corazón, podrás entender

lo que los animales te digan y todos te respetarán. Por cada buena obra

que realices, serás generosamente recompensada con un don mágico.

Mas si haces una mala obra, por cada una que hagas, afectará

negativamente y te irá reduciendo tu poder. Y tú Daniel, por ser el

compañero de ella te daré este anillo, que simboliza un pacto y una

alianza con la Madre Tierra, éste funciona igual que el colgante. Ah se

me olvidaba, Dánae, este colgante parpadeará y brillará cuando haya

peligro y te necesite algún ser del bosque, contra más intensa sea la luz y

contra más rápido parpadee, más urgente será el aviso. Con cualquier

duda que tengáis, sólo deberéis pedir ayuda a los seres mágicos del

bosque y yo o alguno de los nuestros vendrá a ayudaros. Un abrazo

nueva compañera, nos vemos.

Tan rápido como apareció, el ser mágico se esfumó. Pronto volverían a

verle, porque ese sería el comienzo de una muy buena vida, custodiando

el bosque y a sus habitantes.

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