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30 - Argutorio 46 - II semestre 2021 La mujer en la guerra civil española sigue sien- do la asignatura pendiente. La República ha dejado a medio hacer una tarea que se arrastra desde siempre. La igualdad era un sueño. El derecho a voto, conse- guido en 1931, no es menos importante que la alfabe- tización. La contienda frenó en seco cualquier posibi- lidad, generalizada, de sacar a la mujer de las tareas domésticas, el cuidado de los hijos y la atención a sus maridos. La suerte en el bando nacional estaba echada. Frente a la movilización femenina que auspiciaban las ideologías anarquista y comunista en zona repu- blicana, los nacionales preferían dejar a Pilar Primo de Rivera y la Sección Femenina organizar la tareas de la mujer en la retaguardia. Si unas llegaban a coger el fusil y ser heroínas en el campo de batalla, otras ga- naban el cielo atendiendo a los heridos y buscando en los cuidados y atenciones familiares su mejor aporta- ción a la victoria. La propaganda, hacía el resto. La «cartelería» de la época es una muy buena referencia de cómo y para qué es «utilizada» la mujer. Las clases aceleradas de enfermería fueron en As- torga una ocupación a la que prestaron su atención las jóvenes más avezadas. Olga Monteserín y Pilar Gu- llón estaban entre ellas. Amigas, coincidieron aquel verano del Alzamiento en Astorga. Olga estaba recién llegada de París donde su padre trabajó como artista sin romper nunca la vinculación con León y su pro- vincia. Pilar estaba acostumbrada a pasar los veranos en la casa solariega de su familia, la casa de Pilar Itu- rriaga, viuda del que fuera diputado liberal, Manuel Gullón García Prieto. En vísperas del Alzamiento, el 15 de julio de 1936, llegaron a Astorga desde Madrid. Mercedes Unzeta nieta de Pilar Iturriaga, hija de Maca Gullón y sobrina de Pilarguarda documentos, fotos y co- rrespondencia de aquel verano sangriento. El Pensa- miento Astorgano adelanta ya, el primero de agosto, la disposición de los Gullón Iturriaga. En el domicilio de la distinguida señora astor- gana, doña Pilar Iturriaga, viuda del inolvidable ex diputado a Cortes por este partido señor Gullón y García Prieto, se ha establecido, bajo los auspicios de tan ilustre dama, un taller de costura al que con- curren numerosas señoritas con objeto de confec- cionar ropa interior y monos con destino a las fuer- zas patrióticas movilizadas 1 . Cuatro meses después, las protagonistas son sus hijas Pilar y María del Carmen Gullón, quienes con su prima Octavia y su amiga Olga Monteserín se ha- bían preparado como Damas de la Cruz Roja y esta- ban dispuestas a marchar al frente para poner en prac- tica sus conocimientos. Las dos hermanas fueron se- leccionadas, pero tendrían la oportunidad de «servir a DAMAS ENFERMERAS EN SOMIEDO Magín Revillo

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30 - Argutorio 46 - II semestre 2021

La mujer en la guerra civil española sigue sien-do la asignatura pendiente. La República ha dejado a medio hacer una tarea que se arrastra desde siempre. La igualdad era un sueño. El derecho a voto, conse-guido en 1931, no es menos importante que la alfabe-tización. La contienda frenó en seco cualquier posibi-lidad, generalizada, de sacar a la mujer de las tareas domésticas, el cuidado de los hijos y la atención a sus maridos.

La suerte en el bando nacional estaba echada. Frente a la movilización femenina que auspiciaban las ideologías anarquista y comunista en zona repu-blicana, los nacionales preferían dejar a Pilar Primo de Rivera y la Sección Femenina organizar la tareas de la mujer en la retaguardia. Si unas llegaban a coger el fusil y ser heroínas en el campo de batalla, otras ga-naban el cielo atendiendo a los heridos y buscando en los cuidados y atenciones familiares su mejor aporta-ción a la victoria. La propaganda, hacía el resto. La «cartelería» de la época es una muy buena referencia de cómo y para qué es «utilizada» la mujer.

Las clases aceleradas de enfermería fueron en As-torga una ocupación a la que prestaron su atención las jóvenes más avezadas. Olga Monteserín y Pilar Gu-llón estaban entre ellas. Amigas, coincidieron aquel verano del Alzamiento en Astorga. Olga estaba recién llegada de París donde su padre trabajó como artista sin romper nunca la vinculación con León y su pro-vincia. Pilar estaba acostumbrada a pasar los veranos en la casa solariega de su familia, la casa de Pilar Itu-rriaga, viuda del que fuera diputado liberal, Manuel Gullón García Prieto.

En vísperas del Alzamiento, el 15 de julio de 1936, llegaron a Astorga desde Madrid. Mercedes Unzeta –nieta de Pilar Iturriaga, hija de Maca Gullón y sobrina de Pilar– guarda documentos, fotos y co-rrespondencia de aquel verano sangriento. El Pensa-miento Astorgano adelanta ya, el primero de agosto, la disposición de los Gullón Iturriaga.

En el domicilio de la distinguida señora astor-gana, doña Pilar Iturriaga, viuda del inolvidable ex diputado a Cortes por este partido señor Gullón y García Prieto, se ha establecido, bajo los auspicios de tan ilustre dama, un taller de costura al que con-curren numerosas señoritas con objeto de confec-cionar ropa interior y monos con destino a las fuer-zas patrióticas movilizadas1.

Cuatro meses después, las protagonistas son sus hijas Pilar y María del Carmen Gullón, quienes con su prima Octavia y su amiga Olga Monteserín se ha-bían preparado como Damas de la Cruz Roja y esta-ban dispuestas a marchar al frente para poner en prac-tica sus conocimientos. Las dos hermanas fueron se-leccionadas, pero tendrían la oportunidad de «servir a

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Magín Revillo

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la Patria» en grupos diferentes. «Con destino al frente de Somiedo saldrán mañana, como damas enfermeras de la Cruz Roja, las distinguidas señoritas astorganas Pilín Gullón, Octavia Iglesias y Olga Monteserín. De-seamos un feliz viaje a tan abnegadas señoritas»2. No había sido nada fácil la decisión. La Cruz Roja remi-tió a su voluntaria una carta-orden que nada gustó, por sus formas, a la mamá de Pilín Gullón. La viuda del político liberal se dirigió de inmediato a las oficinas locales de la Cruz Roja. El delegado de la institución en Astorga, Julio Matinot, se deshizo en excusas, y para suavizar los malos entendidos se ofreció a viajar con Pilar Iturriaga y las enfermeras voluntarias a los altos de Somiedo en su coche, requisado por la ins-titución, y otro automóvil que Francisco Zamarreño había acondicionado como ambulancia.

Carta convocatoria para incorporación al frente.

La historia de las «distinguidas» y «abnegadas se-ñoritas» empieza el domingo 18 de octubre de 1936.

Puntualmente después de oír misa y desayunar salieron en los dos coches: en el primero iba el de-legado de la Cruz Roja con doña Pilar, su hija y su sobrina Octavia. En el segundo iba Olga con otras enfermeras que deseaban conocer el hospitalillo3.

El viaje se hizo por carreteras secundarias, en mal estado, curvas y pronunciadas subidas hasta llegar al pueblo llamado El Puerto de Somiedo. Después de pasar «casas viejas y ruinosas», vieron

una alargada de dos pisos que en la puerta ostenta-ba una bandera roja y gualda. Mientras bajaban del coche acudió el comandante Berrocal. Julio Mati-not se presentó y a su vez señaló a la Sra. viuda de Gullón, a su hija y a su sobrina. Hombre de mundo, el militar le besó la mano y luego saludó a las dos enfermeras. Algo más rezagado llegó el segundo coche4.

Un detallado y completo reportaje grafico recuer-da en la memoria familiar lo que fue una jornada de convivencia y celebración. La moral de la tropa era alta. Oviedo era ya de España, como gustaba titular el periódico astorgano cada «conquista nacional». «Ofi-cialmente se anuncia que a las 3 de la tarde entraron hoy las tropas nacionalistas en Oviedo, estableciendo el contacto con las fuerzas defensoras de la capital asturiana»5.

Llegada a Somiedo. Arriba desde la izda.: Olga Monteserín, Pilín Iturriaga, Octavia Iglesias y Pilar Iturriaga.

Abajo: Julio Matinot y Francisco Zamarreño.

La sorpresa será mayúscula cuando –16 de febrero de 1937– el lector de El Pensamiento Astorgano se ve obligado a recordar, de forma trágica, lo que solo se quedó en un viaje a Somiedo. «Tres enfermeras de la Cruz Roja Astorgana asesinadas» es el titular con el que se abre una información a la que precede una esquela, un tercio de la portada, donde se da cuenta del fallecimiento de

las señoritas Octavia Iglesias Blanco, Olga P. Mon-teserín Núñez y Pilar Gullon Iturriaga. Damas-Enfermeras de la Ambulancia de la Cruz Roja de Astorga. Murieron vilmente asesinadas ofrendando su vida a Dios y a la Patria, en la Pola de Somiedo (Asturias).

La misión de las damas-enfermeras astorgana de-bía haber terminado mucho antes del 30 de octubre de 1936. La correspondencia familiar así lo delata, sien-do también un privilegio de Magín G. Revillo Fuertes seguir al minuto lo que no contaba en su periódico.

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La relación de su esposa, Esther Gullón, con la fami-lia Gullón Iturriaga facilita un acceso a explicaciones que –seguramente por la censura– nunca pasarán a ser tinta impresa en las rotativas de la época. La des-aparición de las jóvenes astorganas es una realidad desde el 27 de octubre de 1936. La carta con mem-brete de Manuel Gullón García Prieto la escribe Pilar Iturriaga. Lo sorprendente es el párrafo que a manera de introducción firma el gerente de El Pensamiento Astorgano.

Querida Pilín: Mucho me alegro que lo paséis bien y seáis tan bien atendidas de los militares, lo que era de esperar pues por ser militares son caba-lleros hoy elevados al mas alto grado. Las compa-ñeras que están dispuestas a sustituiros os envidian y se disgustan porque no están ya aquí; a mi me parece bien que continuaseis, ya porque estáis en-tregadas, ya porque esos buenos militares están ya acostumbrados a vuestro modo de ser. Cariñosos recuerdos a Octavia y Olga, saludos a esos buenos jefes y militares y sabes te quiere mucho tu buen amigo. Magín6.

El Pensamiento Astorgano de 16 de febrero de 1937.

El 12 de diciembre de 2019, Diario de León publi-ca en nueve entregas, con firma de Mercedes Unzeta, la reconstrucción de unos hechos todavía inciertos y cada vez más difíciles de confirmar en todos sus ex-

tremos7. Los «secretos» que no pudo contar El Pensa-miento Astorgano son las «prorrogas de servicio» que el comandante Berrocal solicitó –hasta en dos oca-siones– de la damas astorganas. Después, y conocida su desaparición, las gestiones y documentos pasan a un nivel superior, recuperándose, incluso, instancias y solicitudes firmadas por el que fuera presidente del consejo con Alfonso XIII, el astorgano Manuel Gar-cía Prieto, como tío del padre de Pilín Gullón, el ya fallecido diputado Manuel Gullón García Prieto8.

Para recuperar el tiempo perdido, la obligada cen-sura o los silencios impuestos de cuatro meses largos, El Pensamiento Astorgano recurre a la lírica como fórmula para cubrir su desmemoria. La noticia, por desgracia, sigue sin mayores concreciones y no acaba de explicar cómo y cuándo desde «una soleada ma-ñana otoñal hirió nuestros oídos la tremenda noticia: SE LAS LLEVARON LOS ROJOS. Y la horripilante nueva corrió de boca en boca por todos los ámbitos de la ciudad, produciendo estupor y lágrimas»9.

La confirmación –menos lirica y más real para una fría noche de invierno– llega con matasellos oficial y confirmación hecha por «el Delegado de la Cruz Roja de Ginebra a su compañero de San Sebastián (segunda residencia de García Prieto) en carta del 10 del corriente. (febrero 1937)». El texto es respuesta al oficio presentado el 31 de octubre de 1936 por Cruz Roja Astorga.

El conde de Vallellano, en comunicación fe-chada en Burgos el 12 de febrero del corriente dice textualmente al presidente delegado de Cruz Roja de Astorga, don Julio F. Matinot: siento tener que manifestarle que las tres damas enfermeras perte-necientes a esa Asamblea de Astorga señoritas Ma del Pilar Gullón Iturriaga, Olga Pérez Monteserín y Octavia Iglesias Blanco y el médico don Luis Vi-ñuela Herrero, cuya evacuación a territorio ocupado por nuestras tropas pedí inmediatamente que recibí dicho oficio y por quienes desde entonces ha venido interesándome, perecieron en el punto en que fue-ron hechos prisioneros10.

Lo que fue silencio y callado recuerdo público se transformará, desde ese momento, en constante refe-rencia para una ciudad que no calla desgracias o ale-grías en los diferentes frentes y en el mismo día: «En Gijón fue muerto villanamente por las hordas marxis-tas el beneficiado sochantre de la catedral de Astorga don Francisco Mayo Vega»11. «En el frente de batalla ha muerto gloriosamente en defensa de España el va-liente joven Ángel García, hijo del digno sobrestante de la Estación del Norte de Astorga don Juan García12». «Queda cerrada la suscripción Cartilla de Restituto Al-cazar con una recaudación de 1642,50 pesetas»13.

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Las damas enfermeras astorganas, «tres blancas azucenas, que vestían la Roja Cruz sobre la capa blanca, cuidando de los heridos, como madres, con maternas entrañas»14, se convierten de inmediato en «mártires de Dios y de la Patria»15. Celebró pleno la Corporación municipal, acordó «perpetuar la memo-ria de las mártires astorganas en la forma que en su día se juzgue necesaria»16, cerró el comercio sus puer-tas, ondearon las banderas a media asta en los centros y organismos oficiales y

ofició de Pontifical en las solemnísima ceremonia funeral el Excmo. Prelado, actuando de presbítero asistente el M. I. señor Deán, de ministros de honor los señores Arcipreste y Arcediano y de misa los se-ñores Magistral y Lectoral, revestidos todos ellos de ricos y severos ternos litúrgicos17.

Juan Aponte, Vatemar, Xenón de Criptana, Pompe-yo P. Benito, Luciano de la Calzada, glosarán durante días las muchas cualidades de las damas enfermeras as-torganas. No será necesario cambiar el protocolo infor-mativo. Se puede hablar de mártires y a renglón segui-do «pasar por las armas»18 en cumplimiento de «sen-tencia dictada en Consejo de Guerra por rebelión»19 a varios vecinos, «Juan Prieto Panizo, Juan Guillermo Conde Caballero, Ángel González González, José Do-nato Molinero Taverga, Víctor Nieto Fuertes, Rafael Fuertes Martínez, Bienvenido Martín Yuste, Pablo del Palacio Mosquera y Tomás García Díez»20.

Más difícil es saber qué pasó en Somiedo y cómo fueron las últimas horas de Pilín, Olga y Octavia. Las esperanzas de «recuperar» el control de las cimas montañosas que separan Asturias y León para la «cau-sa nacional» será de nuevo realidad a primeros de ju-lio. «El sepulcro de nuestras heroínas liberado» es el titular que introduce una crónica de guerra que El Pen-samiento Astorgano reproduce de un colega gallego.

Fue el 28 de octubre del pasado año. Los rojos

que mandaba el Coritu sorprendieron a los guardias de la posición y acabaron con sus valientes defen-sores, haciendo prisioneros al comandante y a las tres enfermeras de sonrisa de niña. Al amanecer de aquella noche sin fin, su vida se escurecía para siempre, segada en flor por el instinto desatado de unos hombres sin alma, y la sonrisa blanca de las heroínas de la fe se hizo gesto de nieve sobre las cumbres altas de Somiedo.

Pero hoy, 5 de julio, los soldados de España que no perdonan el asesinato, supieron castigar aquella muerte horrible de las tres enfermeras de Astorga, aniquilando a sus verdugos y recogiendo con un-ción de Patria los cuerpos blancos sobre las cum-bres blancas.

A las 9 de la mañana quedaba ocupado el puerto de Somiedo y completamente aniquilado el batallón

que lo guarnecía, distribuido en trece posiciones, no pudiendo salvarse ni uno solo de sus defensores. Cerca de trescientos muertos, cien prisioneros, en-tre ellos ocho oficiales, toda la dotación de ametra-lladoras y morteros, 100.000 cartuchos de guerra.(...)

Pero lo que vale más que todos los pertrechos es la satisfacción inmensa, la alegría plena de haber castigado un crimen sin precedentes en la historia de todas las guerras inhumanas: la alegría de sonreír al cielo azul como soñaba el gesto infantil de las tres enfermeras de Astorga, martirizadas por unos hombres sin alma21.

No van a quedar ahí cerrados los detalles ni los tormentos de esas «almas virginales, rostros hechice-ros, flores de juventud, alburas de uniformes en que destacaba como símbolo de la fraternidad la Cruz Roja»22 que vuelven a recordarse en el primer aniver-sario de aquel fatídico 28 de octubre de 1936. Coinci-diendo con la noticia de que «Gijón es de España», se celebra «en el Cuartel del Cid de León, un consejo de guerra contra una fiera humana»23.

El procedimiento sumarísimo vió y falló la cau-sa instruida contra el vecino de Villaseca Genaro Arias Herrero (a) El Patas, que estaba acusado de tales cosas y eran estas de tal magnitud que nos re-sistimos a trasladarlas a las cuartillas.

Ello, no obstante, diremos que el fiscal, repre-sentado por el alférez del Cuerpo Jurídico, don Faustino Díaz, pidió para el procesado la última pena, porque entre otra multitud de cosas, estaba acusado de haber dado muerte personalmente a las tres heroicas enfermeras que fueron hechas prisio-neras por los rojos en el Puerto de Somiedo, ajeno completamente a su condición de mujeres y a la be-nemérita labor que realizaban24.

Las soflamas son necesarias para mantener la moral de los pueblos y, mas que nada, de sus madres y mujeres.

¡A trabajar! A trabajar por vuestros valiente sol-daditos, mujeres al servicio de España.

¡Con qué amor y disciplina saben honrar este grito las mujeres astorganas!(...)

Mujer astorgana, ¡si vieras con qué amor reci-ben los soldados las prendas que salieron de tus ma-nos! Pon en ellas un beso. El beso de la retaguardia, el beso de la mujer (madre, esposa o hermana) que es el beso de la Patria a los que consideran la muerte un acto de servicio y no la temen porque saben que la muerte en el campo de batalla es la gloria y la paz en los Cielos25.

Una comisión de mujeres y hombres, y familiares de las damas enfermeras astorganas,

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han visitado, en Pola de Somiedo, el lugar donde reposan los restos mortales de las heroínas astor-ganas. Hoy, el citado sitio, está delimitado con her-mosas flores y otros distintivos. En el pueblo de referencia se han adquirido datos fidedignos de la forma en que yacen. Tan pronto como la Comisión de ello encargada designe el lugar de la Catedral, donde han de depositarse las preciosas reliquias, se-rán éstas trasladadas a Astorga26.

La nieve será la última dificultad que tendrán que sortear los restos mortales de las damas enfermeras para hacer su regreso definitivo a Astorga. Villablino hace de muralla natural a finales de enero de 1938, días en que los comisionados «no pueden proseguir viaje, a pesar de la valiosa cooperación y auxilios re-cibidos del señor Comandante militar de aquella pla-za»27. A la vista de los inconvenientes, «se impone, pues, la necesidad de anunciar el aplazamiento del traslado de los restos de nuestras mártires, abrigándo-se esperanza de que lleguen mañana domingo, próxi-mamente a las cuatro y media de la tarde»28.

Las previsiones saltaron pronto por los aires y el domingo 30 de enero de 1938 se hizo demasiado cor-to como para cumplir con los objetivos de unas comi-siones –familiar y oficial– que llegaron, de regreso a la ciudad, a las tres de la madrugada del lunes con «los restos gloriosos de las tres heroínas astorganas»29 después de proceder en Pola de Somiedo a la exhu-mación de los restos.

Su estado de portentosa casi incorruptibilidad, a los 15 meses de sepultadas, permitió identificar perfectamente los cadáveres de las tres heróicas mujeres, que piadosamente fueron recogidos y en-cerrados en magníficos arcones.

Juntamente fueron exhumados los restos de dos bravos falangistas, víctimas también de la ferocidad marxista, a los que se dió cristiana sepultura en el cementerio de Pola de Somiedo30.

El duelo en Astorga «fue presenciado por el in-menso gentío con evidentes demostraciones de pro-funda emotividad». La capilla ardiente se instaló en la sala capitular del Ayuntamiento,

cubriendo los féretros la bendita enseña nacional y grandes ramilletes de mirtos y laurel.(...)

Fuerzas de F.E.T y de las JONS dieron guardia durante el resto de la noche y hasta la hora del sepe-lio a los cadáveres de las virtuosas señoritas.(...)

Un gentío inmenso desfiló por el Ayuntamiento hasta el preciso momento de organizarse la brillante comitiva fúnebre.(...)

Los féretros, envueltos en la bandera española, eran llevados a hombros de individuos de la am-bulancia de la Cruz Roja y escoltados por damas enfermeras uniformadas de dicha benemérita insti-tución de Astorga y León y varios números de Fa-lange.

Conducían a hombros los restos de la heroína Pilar Gullón sus hermanos don José María y don Guillermo, alférez de infantería y sargento alumno de la Academia de Ávila, respectivamente.(...)

El presidente de la Cruz Roja local, señor Mati-not, ofreció a la Iglesia, la más fiel depositaria, los restos de las heróicas damas enfermeras, mártires hoy de España y acaso también mártires de la Igle-sia, como lo hace sospechar piadosamente la casi incorruptibilidad de sus restos venerados.(...)

El alcalde señor González (don Claudio), rindió a continuación un afectuoso homenaje en nombre del pueblo a las preclaras astorganas que murieron por Dios y por la Patria en la Santa Cruzada.(...)

Finalmente pronunció con su elocuencia carac-terística un vibrante discurso el ilustre Comandante militar de la plaza señor Bermúdez de Castro.(...)

En la Capilla de las mártires y en los nichos construidos al efecto en el lugar destinado al em-plazamiento del proyectado mausoleo, se procedió a la inhumación de los restos de las mártires de So-miedo, siendo colocados los féretros, previo sorteo, el de Pilar en la cripta superior, el de Octavia a su derecha y a su izquierda el de Olga.

El Rvdmo. Prelado rezó un responso en el mo-mento de dar sepultura a nuestras mártires31.

La guerra seguía siendo noticia en Astorga y fuera

de Astorga. Nadie podía olvidarse de los golpes que a diario podía traer el correo o el telégrafo. Los jóvenes astorganos seguían muriendo en el frente: José María Pallarés, Silvino Martínez, Antonio Martínez Cabe-zas, Crespo Nieto, Casimiro Pardo, Tomás Martínez Vega, Felipe Viforcos, Laureano del Otero Castrillo, Antonio Alonso Alonso, Manuel Blanco Natal… No se oían aquí las balas ni las bombas, pero llegaban a Astorga prisioneros y heridos por doquier. No fal-taban juicios sumarísimos, listas de pasados por las armas e indultados que cambiaban la muerte por la prisión de por vida.

La Radio Nacional y toda la prensa de la España liberada han reseñado ampliamente el emocionante acto del traslado a Astorga y su inhumación en la S. I. Catedral, de los restos de las tres heroínas astor-ganas, mártires de Somiedo.

La Comisión del homenaje, reunida anoche en el Ayuntamiento, aprobó los gastos originados por el traslado de dichas preciadas reliquias, acordando

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solicitar del Ministerio del Interior el oportuno per-miso para abrir una suscripción destinada a la erec-ción del mausoleo que ha de cerrar definitivamente los restos de nuestras mártires32.

El segundo aniversario de «las mártires astorganas de Somiedo»33 será antesala de la recién creada fiesta de los Caídos, «un homenaje a los que todo lo dieron por la Patria»34. Una cruz, ocupando tres cuartos de la primera página, llama la atención sobre la convocato-ria a «un solemne funeral en la Iglesia de los Padres Redentoristas»35. En la columna a su derecha, cerran-do el emocionado recuerdo a las damas enfermeras un párrafo a manera de punto final.

EL PENSAMIENTO ASTORGANO, fidelísimo intérprete del sentimiento popular, desgrana en la infaustas conmemoración una emocional la plegaria por el alma de nuestras mártires, y deshoja sobre su tumba las más encendidas flores de su rendida devoción y de su inquebrantable fervor patriótico36.

1 ADA, “El estado de guerra en Astorga”, El Pensamiento Astorgano, 1.8.1936, portada.2 ADA, “Enfermeras al frente”, El Pensamiento Astorgano, 17.10.1936, portada.3 Ana María Azpillaga y Yarza, Testimonio y recuerdo, Ana de Sagrera, 2015, p.108.4 Ana María Azpillaga y Yarza, Testimonio y recuerdo, Ana de Sagrera, 2015, p.109.5 ADA, “Última hora”, El Pensamiento Astorgano, 17.10.1936, p. 2. 6 Fondo Unzeta Gullón, Cartas sin destino, Astorga, 26.10.1936. Ver ane-xo, documento 1.

7 Mercedes Unzeta, “Cartas sin destino”, Diario de León, 15.12.2019. https://www.diariodeleon.es/articulo/sociedad/cartas-sin-desti-no/201912150232351967896.html 8 Mercedes Unzeta, “La búsqueda”, Diario de León, 17.12.2019. h t tps : / /www.d ia r iode leon .es /a r t i cu lo / soc iedad / l a -busque-da/201912170233291968466.html9 ADA, “Tres enfermeras astorganas asesinadas”, El Pensamiento Astor-gano, 16.2.1937, portada.10 ADA, “La noticia oficial”, El Pensamiento Astorgano, 16.2.1937, por-tada.11 ADA, “Información patriótica local y provincial”, El Pensamiento As-torgano, 16.2.1937, portada.12 ADA, “Un héroe más”, El Pensamiento Astorgano, 16.2.1937, p. 2.13 ADA, “Cartilla Restituto Alcázar”, El Pensamiento Astorgano, 16.2.1937, portada.14 ADA, “Elegía”, El Pensamiento Astorgano, 16.2.1937, portada15 ADA, “Martirologio de la Patria”, El Pensamiento Astorgano, 18.2.1937, portada.16 ADA, “El Ayuntamiento en sesión de duelo”, El Pensamiento Astorga-no, 20.2.1937, portada17 ADA, “El asesinato de las enfermeras de la C. R.”, El Pensamiento Astorgano, 20.2.1937, portada.18 ADA, “Pasados por las armas”, El Pensamiento Astorgano, 18.2.1937, portada.19 Ibid.20 Ibid.21 ADA, “El sepulcro de nuestras heroínas, liberado”, El Pensamiento Astorgano, 8.7.1937, portada.22 ADA, “Memento”, El Pensamiento Astorgano, 28.10.1937, portada.23 ADA, “Información patriótica local y provincial”, El Pensamiento As-torgano, 23.10.1937, portada.24 ADA, “Información patriótica local y provincial”, El Pensamiento As-torgano, 23.10.1937, portada.25 ADA, “Mujeres al servicio de España”, El Pensamiento Astorgano, 26.8.1937, portada.26 ADA, “La tumba de la heroínas astorganas”, El Pensamiento Astorga-no, 9.11.1937, portada.27 ADA, “Los restos de las mártires de Somiedo”, El Pensamiento Astor-gano, 29.1.1938, portada.28 Ibid.29 ADA, “Reposan en la Catedral los restos...”, El Pensamiento Astorga-no, 1.2.1938, portada.30 Ibid.31 ADA, “Reposan en la Catedral los restos...”, El Pensamiento Astorga-no, 1.2.1938, portada.32 ADA, “Homenaje a nuestras mártires”, El Pensamiento Astorgano, 8.2.1938, portada.33 ADA, “Mártires astorganas de Somiedo”, El Pensamiento Astorgano, 27.10.1938, portada.34 ADA, “Publicidad. Fiesta de los caidos”, El Pensamiento Astorgano, 27.10.1938, portada.35 Ibid.36 ADA, “Mártires astorganas de Somiedo”, El Pensamiento Astorgano, 27.10.1938, portada.

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Anexo. Documento 1.