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CULTURA PARA LA ESPERANZA PRIMAVERA 2005 Depósito Legal S.1135-1998 – Imprime “KADMOS” – NÚMERO 59 INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LA REALIDAD DE: «ACCIÓN CULTURAL CRISTIANA» C/ SIERRA DE ONCALA, 7-BAJO DCHA. 28018 MADRID. TEL: 91-4781220. E-mail: [email protected] SUMARIO EDIT ORIAL Guerra y Paz 1 OPINIÓN Tsunami: Exigencia de conversión 4 Guatemala: las fuerzas que desmembran al Gobierno de Berger 10 La directiva Bolkestein 19 Bioética: de dónde viene y en dónde está 25 Acerca del llamado reglamento de la Ley Penal del Menor que esta democracia reglamenta 33 Un Espíritu de Paciencia y Esperanza 43 Carta a Monseñor Romero en el 25 aniversario de su martirio-asesinato 51 TESTIMONIO La iglesia que amo 53

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CULTURA PARALA ESPERANZA

PRIMAVERA 2005 – Depósito Legal S.1135-1998 – Imprime “KADMOS” – NÚMERO 59

INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LA REALIDAD DE:

«ACCIÓN CULTURAL CRISTIANA»C/ SIERRA DE ONCALA, 7-BAJO DCHA. 28018 MADRID. TEL: 91-4781220. E-mail: [email protected]

SUMARIO

EDITORIAL

• Guerra y Paz 1

OPINIÓN

• Tsunami: Exigencia de conversión 4

• Guatemala: las fuerzas que desmembran al Gobiernode Berger 10

• La directiva Bolkestein 19

• Bioética: de dónde viene yen dónde está 25

• Acerca del llamado reglamentode la Ley Penal del Menorque esta democracia reglamenta 33

• Un Espíritu de Pacienciay Esperanza 43

• Carta a Monseñor Romero en el 25 aniversario de su martirio-asesinato 51

TESTIMONIO

• La iglesia que amo 53

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Libros

Emmanuel MounierCarlos DíazColección Sinergia, Serie VerdeMadrid: IEM, 2000

En el centenario del nacimiento de Emma-nuel Mounier merece la pena detenerse en elconocimiento de esta persona tan interesante ytan completa. De la mano hábil de su admiradory seguidor Carlos Díaz, vamos a ir adentrándo-nos en la profundidad de pensamiento y de vidade E. Mounier. Llega fácilmente a catedrático deFilosofía, y habrá personas que desde el princi-pio marcarán su vida, como el padre Pouget,que le dará una sólida preparación teológica,tan poco común en esa época para los laicos, yel conocimiento de Peguy, que le abrirá alhumanismo.

Un hecho a desta-car es que abandonala seguridad de sucátedra para lanzarsea los 27 años a unaaventura sin soportealguno: la fundaciónde la revista Esprit.Hecho al que entre-gará su vida bus-

cando suscriptores, viajando, escribiendo, corri-giendo los artículos que mandan sus amigos,dando conferencias... pero a la vez alentando,estimulando, y forjando a su vez “grupos-Esprit”, grupos de trabajo especializados dondelas ideas circulaban y se iban poco a poco com-prometiendo con ellas.

Llama la atención cómo en medio de tantaactividad pudo escribir tantas páginas de tan“reposada meditación y de sabiduría bien docu-mentada”. Esto se puede explicar por el descu-brimiento de la grandeza que habita en cadauno de nosotros o como él mismo dirá mástarde y a lo largo de su vida “el acontecimientocomo maestro interior”.

Nunca siguió el camino de la facilidad; paraaprender de los otros, para enseñar a los otros,hay que aprender mucho de sí mismo. En losencuentros comprendía rápidamente, discerníaenseguida lo esencial de cada tema, tenía notas

ya preparadas. La regla de los equipos era: “serlo que cada uno era”, sin forzar y falsear nada.Esto lo facilitaba la forma de ser de Mounier,con su capacidad de entusiasmo, su acogidacalurosa a los que pensaban de forma dife-rente. Supo crear y vivir una fraternidad al servi-cio de una cultura personalista.

A Mounier lo quede verdad le cautivódurante toda su vidaeran los problemasque se planteaban alotro, los problemasque había en elmundo y así le vere-mos dar aliento ycrear opinión en elconflicto de la 2ª guerra mundial. Se le oirá tam-bién ante el nazismo, pero también ante elcomunismo cuando no defendía la dignidad dela persona y cómo no, frente al capitalismo queya emergía cual gigante amenazante. Por todoello permaneció en la cárcel donde según cuen-tan tampoco perdió el tiempo.

Estuvo casado con Paulette 15 años, treshijas y todo en común. Conoció el dolor por laenfermedad de una de sus hijas vivido con unagran trascendencia, fruto de la profunda fe queél tuvo hasta el final. Fe, que no le impidió sercrítico con la Iglesia, cuando ésta estuvo al ladodel poder.

Muere muy joven, y en la última etapa seradicaliza su opción por la pobreza, en comu-nión con los trabajadores. En su hogar se vive eldesprendimiento, “siente atracción por lo des-guarnecido, lo puro, lo desinteresado.”

Me uno al autor para decir que quizá laúltima palabra que nos diría hoy también Mou-nier sería, análoga a la que dijo Péguy: “laúnica revolución que cuenta se hace en lasprofundidades de la persona”.

EmmanuelMounierCarlos Díaz

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Estas palabras del profeta nos vienen a lacabeza a propósito de las noticias que nosllegan sobre la Cumbre de la ONU para laRevisión del Tratado de No Proliferación(TNP) Nuclear celebrada en los primeros díasde mayo del presente año.

He aquí algunos titulares de prensa: “LaONU inicia dividida la Cumbre sobre No Proli-feración Nuclear”. “El Tratado de No Prolifera-ción queda al borde del fracaso ante el des-afío nuclear. Corea del Norte, Irán y el tráficode materiales son los problemas más urgen-tes”. “Cofi Annan, Secretario General de laONU, asegura que la amenaza de una catás-trofe nuclear ha vuelto a despertar”. “JimmyCarter, ex-presidente de Estados Unidos deNorteamérica, señala a su país como princi-pal culpable de la erosión del Tratado de NoProliferación (TNP)”.

No se trata, pues, en esta cumbre, comoen otras anteriores, de que los poseedores desemejantes armas de destrucción masivarenuncien a las mismas y se elabore entretodos un programa viable y público para sueliminación total en orden a construir la paz.Se pretende más bien mantener el monopoliou oligopolio de quienes las poseen en laactualidad, que hasta ahora y que sepamos,son –recordémoslos– Estados Unidos, Rusia,China, Reino Unido, Francia, India, Pakistáne Israel. (Terminada la redacción de este edi-torial llega la noticia de que Corea del Norteposee ya 7 bombas atómicas).

Estos países, con Estados Unidos a lacabeza, se erigen en guardianes armadosde la actual situación mundial o statu quoen continuo forcejeo con quienes, parapesar y ser algo en el concierto de lasnaciones, aspiran a poseer semejantescriminales y mortíferos artilugios.

Situación esta que nada tiene que ver conla paz entre naciones libres e iguales, pueslos detentadores de semejante fuerza dedisuasión están en condiciones, aunque noen igual medida, de imponer sus intereses yvoluntad a los demás, considerados comopotenciales enemigos a quienes siempre hayque estar en condiciones de vencer.

Nada tiene, por tanto, de extraño quenaciones o regímenes, que se tienen porsometidos, aspiren a liberarse dotándose delos mismos medios de destrucción que lospoderosos, y nada tiene de extraño que, a suvez, los poderosos perfeccionen y aumentensu armamento, también el nuclear, en mayorproporción que todos sus posibles enemigosjuntos.

Esto es así. Y así lo confirman esos910.000 millones de dólares a que asciendeel presupuesto mundial para armamento; delos cuales el 50% corresponde a EstadosUnidos. (Recuérdese de paso que con sólo el10% de tal cantidad se erradicaría en diezaños totalmente la pobreza del mundo).

Pero, volviendo al armamento nuclear,recalquemos la inconsistencia de los razona-mientos de quienes lo defienden. Todos afir-man –y así consta en el Tratado de No Proli-feración– comprometerse a no ser los primerosen utilizarlo; sólo lo harían ante un ataquenuclear del enemigo. Y –decimos nosotros– sitodos están comprometidos a no utilizarlo losprimeros, quiere decirse que nadie lo va a uti-lizar nunca, pues, lógicamente, si no hay unprimero tampoco va a haber un segundo. Y sinadie va a utilizar las armas nucleares¿para qué se quieren? Sencillamente, por-que nadie se fía de nadie, nadie cree alotro cuando dice que no va a ser el pri-mero en usarlas. Todos en el fondo seconsideran enemigos. He aquí la gran

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Guerra y PazEllos dicen “Paz”, pero piensan en “Guerra”

Editorial

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mentira sobre la que es imposible cons-truir la paz.

Mentira, por lo demás, que corre parejacon el miedo de quien conoce lo terrible de laamenaza.

No van descaminados quienes interpretantoda la actuación de Estados Unidos enOriente Próximo como un cerco a China queva emergiendo como potencia mundial, y elTratado de Libre Comercio de las Américas(ALCA) como un intento de frenar MERCO-SUR donde sería hegemónico Brasil, tambiéncon capacidad científico-técnica suficientepara producir armamento nuclear.

Ahora bien, la carrera de armamentos,incluido el nuclear, con toda la carga detragedia que lleva consigo, remite a otrarealidad, a la avaricia de las naciones porapoderarse de los recursos ajenos y pre-servar los suyos para su disfrute en exclu-siva. Todas las guerras de conquista y decolonización, todos los conflictos entre nacio-nes poderosas, por mucha carga ideológicacon que se pretenda enmascarar y por muybuenas intenciones con que determinadosindividuos e instituciones participaran ensemejantes empresas, han tenido por objetoapoderarse de recursos y bienes ajenos, y deforma espectacular y en progresivo aumentoa partir del siglo XV; caminando la Historia deimperio en imperio hasta el Imperio Nortea-mericano de nuestros días.

Recordemos por vía de ejemplo la Confe-rencia de Berlín de febrero de 1885 pararepartirse África entre las potencias euro-peas, o la Doctrina Monroe, Presidente deEstados Unidos de 1817 a 1824, que asegu-raba a Norteamérica el dominio del resto delcontinente; con derecho a intervenir, inclusomilitarmente, en la vida económica y políticade todas las naciones, como los aconteci-mientos posteriores hasta nuestros días hanpuesto de manifiesto.

(No negamos, ni mucho menos, que esadinámica de avaricia no haya funcionado alinterior de las naciones en enfrentamientosde estamentos y clases; pero simultánea-mente –y con frecuencia para paliar los con-flictos interiores– la lucha ha sido entre nacio-nes e imperios; arrastrando con frecuencia, aveces hasta con entusiasmo, a las víctimasde la avaricia interior.

Y también somos conscientes de que laavaricia –el beneficio mientras haya pobreza,no digamos ya si la engendra, es avaricia–hoy está perfectamente encarnada en las lla-madas empresas transnacionales que operanen muchas naciones al tiempo; pero que, enperfecta simbiosis, aún necesitan ampararseen la fuerza militar de los estados.

En realidad son las mismas élites, cone-xionadas internacionalmente, quienesimplantan las dictaduras, hartas veces ocul-tas bajo la capa de la democracia, hacia den-tro de los países y los imperios hacia fuera dela propia nación.)

Así pues, en una especie de darwinismohistórico, las naciones sucesivamentehegemónicas han devenido en imperioscada vez mayores hasta éste de EstadosUnidos, con pretensiones de mundialidad,de ultimidad y de permanencia. Buscaabarcar el mundo entero, impedir el naci-miento de otros imperios y moldear a su ima-gen las naciones para así pervivir mediante laaceptación de su cultura. Para todo lo cualnecesita que le teman, para que le teman pre-cisa ser el más fuerte, para ser el más fuertele es imprescindible poseer el mayor y mejorarmamento y, en armamento, la última pala-bra la tiene el nuclear y biológico, al que, portanto, no puede renunciar so pena de destruirel más firme pilar de su imperio.

La tragedia consiste en que parece serque la avaricia está instalada en el corazóndel hombre y el imperialismo en la sangre delas naciones. Y en esa dinámica ni los paísesdetentadores de las armas nucleares ni losaspirantes a poseerlas se avienen a vivir bajoimperios ajenos, con lo que el miedo y el

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armamentismo junto con su correlato, lamiseria, sigue aumentando en espiral.

Si los responsables de las naciones fue-sen responsables ya habrían comprendidoque la lógica de la avaricia hidrópica ya hadesarrollado el imperialismo hasta los límitesde la destrucción total. Ya tenemos capacidadpara acabar no sólo con todos los hombressino con el mundo mismo.

De cara al futuro es sencillamente cri-minal intentar montar nuevos imperialis-mos que oponer al actual. Mas bien unamínima ética política exige a gritos acabarcon éste sin montar otros que lo sustitu-yan.

Para lo cual en el orden político se impone–lo hemos repetido muchas veces– la crea-ción de una auténtica confederación denaciones (podría ser la ONU conveniente-mente modificada, y no, ciertamente, segúnla voluntad de imperio) con una verdaderaautoridad mundial con capacidad legislativa ypoder coercitivo (podría ser fundamental-mente de tipo económico) sobre todas lasnaciones. En ella todos los países serían tra-tados en pie de igualdad y en la que el pesode cada uno vendría más bien del número desus ciudadanos que de la fuerza económica ymilitar de que se disponga. Por supuesto queen esta organización mundial que propugna-mos debería respetarse a todos los niveles elprincipio de responsabilidad y subsidiariedaden relación con la cercanía de cada institu-ción a los ciudadanos en su condición de per-sonas.

En el orden socio-económico habría quepartir del derecho de todos, sin discriminaciónalguna, a disponer de los medios materiales yculturales necesarios para vivir conforme a ladignidad de seres humanos. Promover y rea-lizar una equitativa distribución de la riquezaexistente es el más sólido fundamento para lapaz. Justicia distributiva, pues, también entrenaciones y continentes desde la convicciónde la igualdad fundamental de toda persona,grupo, pueblo o nación.

Nosotros, con la experiencia en la mano,estamos convencidos de que la llamada clase

política es ciega y sorda a estos gravísimosproblemas con que se enfrenta la humanidad.En general, sólo saben trabajar sobre cues-tiones inmediatas y de corto alcance, bus-cando la fácil complacencia de los ciudada-nos y ocultándoles la verdadera gravedad delos problemas.

Pero fundamentalmente los políticos secomportan de esa manera por la inexisten-cia de fuertes movimientos políticos de laciudadanía que les obligue a abordar losverdaderos problemas de la humanidad.Estamos todos demasiado entretenidos conque nos pongan un semáforo en nuestraesquina (o con asegurarnos los ingresos delos turistas, o con el aumento de competen-cias de nuestra Comunidad Autónoma) comopara caer en la cuenta de que sobre nosotrospenden amenazas más serias ¿Quién habíapensado que las baratas exportaciones chi-nas podrían descoyuntar el aparato produc-tivo europeo? ¿Y cómo solucionar éste yotros problemas semejantes si no establece-mos la equidad económica a nivel mundial?¿Basta acaso únicamente con que EstadosUnidos prohíba a la UE que le venda armas?

Se impone, desde luego, una verdaderarevolución cultural y una revolución ética siqueremos construir la paz. Ética y cultura quetengan por objetivo la promoción de los últi-mos y no el aumento de la riqueza y el bien-estar de los poderosos y privilegiados. Éticano exenta de esfuerzos y sacrificios, perofecunda a largo plazo, frente al inmediatohedonismo placentero que a la larga todo lopervierte y destruye.

El pueblo, es verdad, no dispone delmando de las legiones que hacen la gue-rra pero siempre puede desertar de la vio-lencia y la injusticia, aun cargando con lasconsecuencias de su deserción. Por la for-taleza frente a la violencia y la injusticia quetrasmiten a sus adeptos los movimientos cul-turales y las religiones podemos juzgar de suveracidad y autenticidad. La guerra y la vio-lencia desaparecerán cuando religiosa, cultu-ral y socialmente estén desacreditadas yresistidas.

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Cuando el domingo 26 de diciembre meenteré de la tragedia, me quedé sin palabras.Una idea me vino a la mente con fuerza: quédecir en la homilía de fin de año, en que sesuele dar gradas a Dios por el año que ter-mina, y sólo se me ocurrió guardar silencio. Eneste comentario voy a decir unas breves ymodestas palabras, sin duda limitadas y, algu-nas, también imprecisas. En primer lugar,recordaré algunos datos, y después haré algu-nas reflexiones sobre Dios y el ser humano.

Algunos datos

1. Algunos hablan de la mayor catástrofenatural de los últimos tiempos –y eso es len-guaje poderoso. Estamos acostumbrados aun mundo plagado de crueldad por terremo-tos e inundaciones, y por lo que hacemos losseres humanos, Hiroshima hace medio siglo,República del Congo, Afganistán e Irak estosdías. Y sin embargo, el tsunami, quizás poraparecer con mayor detalle en televisión, nossacude como algo realmente cruel. El cadá-ver de un hombre que, cuando se fueron lasolas, queda empotrado en una roca, un matri-monio que tiene que elegir entre salvar a unode sus dos hijos, los miles de cadáveresechados, sin muchos miramientos, a fosascomunes, dicen más que mil palabras.

Los datos no son precisos, pero se hablade alrededor de 160 mil muertos, más miles dedesaparecidos, número que pudiera doblarsesi brotan epidemias. La zona del maremoto esmuy pobre, algunos de sus poblados son delos más pobres del planeta, y el número dedamnificados que se han quedado sin nadaalcanza los 5 millones, y una tercera parte sonniños. La tragedia es total. Muchos se hanquedado sin padre, sin madre, sin hijos, sinhijas, sin esposo, sin esposa, sin hermanos,sin hermanas... Sin casa, sin cama, sin ropa, aveces sin tener dónde ir...

Se necesitan urgentemente alimentos,medicinas y agua potable, pero el acceso alos damnificados no es fácil. Muchas de lascarreteras son malas, y el lodo hace difíciltransitar por ellas. Pasa el tiempo y muchosno pueden esperar más.

Surgen los problemas legales, cómo verifi-car la identidad de algunos cadáveres y delos desaparecidos. Y se agudizan los sufri-mientos humanos: cómo llegar a aceptar quelos desaparecidos no aparecerán –tragediaque tan en carne viva se vivió en El Salvadordurante la represión y la guerra.

La necesidad, en su expresión más deses-perada, hace que brote también la crueldadfruto de la desesperación. Hay pillaje parasobrevivir. Y según algunas fuentes noticio-sas, se buscan cadáveres para arrancarleslas alhajas, o para entregarlos, por dinero, asus familiares. Alrededor de un millón deniños están en peligro de hambre y enferme-dades, y pueden ser objeto de abusos y desecuestros para ser vendidos –lo que ya ocu-rre en algunas regiones del sudeste asiático.

Esta realidad es dantesca. En lenguajecristiano, los pueblos del sudeste de Asia sonhoy “pueblos, verdaderamente, crucificados”.Para todos, y ciertamente para los cristianos,debe ser una sacudida a desvivimos parabajarlos de la cruz.

2. Como toda catástrofe –así como loscementerios–, el tsunami ofrece una radio-grafía de nuestra realidad. Nos queremos fijarsólo en una cosa: el contraste insultante entrelos seres humanos.

Bien está que europeos y norteamerica-nos pasen sus vacaciones en lugares bellos,exóticos y a precios asequibles. Muchos deellos estaban en el sudeste de Asia. Peropara comprender a nuestro mundo, es impor-tante caer en la cuenta que eso no ocurre alrevés: dalits, thais, tagalos, no pasan vaca-ciones en Boston, Madrid o Londres. Y nadie

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Opinión

Tsunami: Exigencia de conversión

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se extraña, pues el mundo es mucho más dey para unos que de y para otros.

Las noticias han informado de los centena-res –o algunos miles– de muertos y desapa-recidos de personas del primer mundo.Hablamos con sumo respeto y suma delica-deza de esas víctimas, como de cualquierotra, pero algo hay que añadir. La televisiónha mostrado escenas en hospitales donde serecuperan los supervivientes europeos, peromucho más, proporcionalmente, de lo quehan mostrado la suerte de miles de heridos ydamnificados del lugar.

Que la televisión de Europa y Estados Uni-dos actúe así es comprensible, pues así sonlas cosas, pero hay que caer en la cuenta deque, de esa forma, los medios no comunican lomás real de lo real, los pueblos crucificados. Ytampoco acaba de desaparecer el presupuestocon el que opera la industria de la información:la verdadera noticia tiene como protagonista a“nuestro mundo occidental, democrático, indus-trial y próspero”, en definitiva, “a nosotros”.Según una sencilla revista de misiones, diezsegundos del secuestro de un blanco vale,mediáticamente, lo mismo que la suerte de diezmil africanos. Es el encubrimiento de la realidadque denuncia la teología de Pablo (Rom 1,18ss) y la teología de Juan (Jn 8, 44) –y quesospecha cualquier ser humano.

No queremos aprovechamos de tan trá-gica situación para denunciar a Occidente,pero con el tsunami aparece también lo quese tiene como dogma: el destino de Occi-dente es el buen vivir y el de tos paísespobres es ayudarles a ese buen vivir. Los paí-ses pobres son los que “salvan” a los paísesricos. “Salvación” son las materias primas delas que aquéllos con frecuencia se apoderanviolentamente –en la República Democráticadel Congo se apoderan del coltán, promo-viendo para ello una guerra que ha causadocuatro millones de muertos en seis años. Y“salvación” son los lugares de turismo a bajoprecio. Hoy se habla de “la industria delturismo”, y de ella viven, como mano de obrabarata, muchos pobres. Por eso éstos se ale-gran de que exista tal turismo y ahora quierenque se reconstruyan cuanto antes hoteles ybalnearios destruidos –es absolutamentecomprensible y ojala sus esperanzas tenganéxito. Pero no deja de dar algo –o mucho– devergüenza que la humanidad no haya puestoa funcionar su inteligencia para encontrarsoluciones más justas, más fraternas y soli-darias a los problemas de los países pobres.Las maquilas son otro ejemplo.

Además, el primer mundo tiene recursos,conocimientos y tecnología para minimizarlas consecuencias de las catástrofes en los

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Países afectados por el maremoto

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países pobres. El terremoto de El Salvadorde 2001 ocasionó unas 1.150 víctimas, y losexpertos dijeron que en Suiza sólo hubierahabido 5 o 6 muertos. Es una muestra másdel déficit de ética de Occidente en su rela-ción con el Sur. Esto se ha querido reparar enla reunión de Yakarta. Ojala sea así.

En definitiva, lo que es bien sabido, perocuidadosamente ocultado, vuelve a salir a laluz en el tsunami: los pueblos pobres son losque siempre cargan mayoritariamente con losmales de este mundo. En lenguaje cristiano“son los que completan en su carne lo quefalta a la pasión de Cristo”.

3. Hay promesas de ayuda. Naciones Uni-das habla de una ayuda sin precedentes:3.500 millones de dólares. Australia ha ofre-cido 750 millones, Japón 500, la Unión Euro-pea 350. Lo de Estados Unidos merece men-ción especial. El presidente Bush mantuvosilencio durante los tres primeros días, y des-pués ofreció 15 millones –su inauguraciónpresidencial costó la mitad de esa suma.Para entonces la Conferencia Episcopal yase había comprometido a recoger 25 millo-nes, y Bush tuvo que superar la cifra. Ofreció35 millones. El New York Times lo tildó de“mezquino”, y ahora ofrece 350 millones.Recuérdese que la guerra en Irak ha costadoya 130.000 millones de dólares, y el congresoespera que la Casa Blanca solicitará este añounos 100.000 millones más para las opera-ciones militares en Irak y Afganistán.

Por lo que toca a España, la ayuda oficialprometida asciende a unos 65 millones dedólares, pero Intermon Oxfam denuncia que,de éstos, menos del 10% serán donación ymás del 90% serán créditos.

Los grandes se han mostrado educados–y algunos suponemos que sinceramenteconsternados– ante la catástrofe. Pero aveces dicen cosas que no se deben decir.Según el analista Bigio “el 28 de diciembreBlair consideraba que estos hechos no ameri-taban que suspenda las vacaciones”. Espera-mos que no esté bien informado, aunque nose puede dudar de lo que añade: “la ayudaque daba su país, el reino Unido, a los damni-ficados era inferior a lo que costó un misil enla guerra de Irak”. En la reunión de Yakarta,Colin Powell, entonces secretario de Estadode Estados Unidos, dijo que, aunque haestado en situaciones y guerras muy duras,

nunca había visto tamaña tragedia –lo cualsuena a sarcasmo cuando él es co-responsa-ble político de los horrores de Afganistán eIrak, directamente causados por su país. Ycuando, como ayuda a la tragedia del tsu-nami, su país en un primer momento, sólohabía ofrecido una ayuda equivalente a unahora de bombardeos contra Bagdad.

4. Terminamos con el lado humano de laayuda. En el primer mundo muchas personasestán siendo generosas, aunque no puedefaltar la contumaz codicia de los bancos queno perdonan las tarifas que cobran por hacertransferencias, ni siquiera ante esta catás-trofe. Recuerda lo que dice Jesús en la pará-bola del ricachón y del pobre Lázaro. Estascosas no cambian “ni aunque un muerto resu-cite”.

Lo mejor de la solidaridad lo han mostradopersonas y colectivos, médicos que han tra-bajado 24 horas al día, bomberos que ayudanen lugares peligrosos, tos topos mexicanosexpertos en buscar supervivientes entre rui-nas... Y cuentan que varios de los europeosque han ¡do a buscar a sus familiares se hanquedado para ayudar.

Parece que las Iglesias también han que-dado impactadas, y han tenido que leer,como por necesidad, y poner en práctica “laparábola del buen samaritano”. Juan Pablo II,casi sin poder hablar, habló diariamente deltsunami y de la obligación de ayudar a lasvíctimas –así como ha criticado permanente-mente las catástrofes históricas, las dos gue-rras de Irak, la de Afganistán. Y hay muchasiniciativas generosas.

Creo que mucha gente –no necesaria-mente los gobiernos– están actuando segúnla advertencia del evangelio: “que no sepa tumano izquierda lo que hace tu mano derecha”–aunque en estos casos no suele ser malacosa que se sepa lo que dan unos para quetodos se animen a dar, aunque no sea másque por pudor. En cualquier caso, mucha soli-daridad permanecerá anónima, y será másvaliosa y humana.

Lo que no se escucha tan claramente esotra palabra de Jesús, cuando miraba a quie-nes echaban limosnas en el templo: “los de labolsa llena, han dado de lo que les sobra,pero esta mujer, la de los centavitos, ha dadomás que nadie, porque ha dado de lo que lefalta”. Lo primero es ayuda lo segundo es

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solidaridad. La mujer ha reaccionado desdeel fondo de su ser.

Hay gente, pues, que se ha dejado afectarpor la tragedia, y ésta les ha hecho cambiar“en lo escondido”. Quizás tienen ahora nue-vos ojos para ver lo que no veían antes, unarazón lúcida para dejar de verse como centrode la humanidad, y una razón compasiva, uncorazón nuevo –de carne– para superar lainsensibilidad del corazón de piedra. Eso vamás allá de la ayuda que dan. Cuántos ycuántas se han de dejado afectar así, no sesabe. Pero en ellos está la esperanza deenrumbar humanamente a nuestro Occidenteegoísta, en solidaridad con los pobres de estemundo y en el modo humano de vivirla.

Algunas reflexiones

¿Qué es lo más real tras todos estos datosy cifras? ¿Qué es lo que nos exige esta reali-dad? ¿Puede surgir de ella algo bueno?Digamos una palabra sobre ello, dejandohablar a los que viven en lugares de catástro-fes.

1. Sea lo primero apuntar al dinamismo enel que nos debemos encarnar: tragedia, sufri-miento, compasión y esperanza. Y valga pormuchos testimonios lo que nos escribe el 29de diciembre un gran amigo de la India, FélixWilfred, sacerdote y conocido teólogo, quevive en Madrás:

“No hay palabras para describir la magni-tud de la tragedia, con la pérdida de tantas

vidas preciosas y tantos destrozos materia-les. La gente está inconsolable. La mayoríade las víctimas han sido mujeres y niños. Lanoche del mismo día del tsunami enterré a unniñito de dos meses. Se le cayó de tas manosa su mamá, cuando ésta tropezó tratando dehuir de las gigantescas olas. Fue tragada porel mar.

He visitado varios poblados de la costa yhe visto escombros por todas partes, lanchasy catamarams hechos pedazos, y cadáveressobre la arena de las playas. En un hospitalcercano, los quejidos y el llanto de la gente, alreconocer los cuerpos de sus seres queridos,partían el alma. Por temor a quedar atrapa-dos por otra tragedia, durante la nochemucha gente de los tugurios está durmiendoaquí en el campus de la universidad, un lugarun poco elevado sobre el nivel de mar.

Muchos grupos y organizaciones de volun-tarios trabajan sin cesar. Incluso 48 horasdespués del desastre, han podido arrancar almar, vivos, a varios niños.

A pesar de tanta tragedia, Dios nos con-cede el don precioso del tiempo. Nos pode-mos preocupar de los demás y dar esperanzaa las víctimas. Esperanza y consuelo es loque en este momento más necesitan las vícti-mas.

Que el nuevo año sea para todos un añode Esperanza y Consuelo”.

2. Puede parecer increíble, sin ningunalógica, y pensarán algunos que sólo “hace-mos de la necesidad virtud”, pero es verdad.En medio de esas inmensas tragedias surgela vida con una fuerza incomparable. Meimpacto ver, una semana después de la tra-gedia, a unos muchachos jóvenes de SriLanka, reconstruyendo una pequeña vivienday sonriendo. Los “pueblos crucificados” sonportadores de vida.

Para “conceptualizar” esa decisión enfavor de la vida, durante el terremoto de ElSalvador en el 2001 se me ocurrió llamarla“santidad primordial”: el desfile de gentes tra-tando de sobrevivir, mujeres con “los restosde la casa” sobre su cabeza y con niños aga-rrados de sus manos, otras mujeres coci-nando y compartiendo lo poco que el terre-moto había dejado, hombres removiendo conbaldes montañas de tierra para rescatar aseres humanos soterrados... La misma sen-sación tuve al ver a la gente de Mozambique

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con las manos levantadas hacia helicópterosque sobrevolaban la isla y que eran el únicomedio de salir de ella después de la graninundación que sufrió el mismo año.

Pienso que estamos ante algo último, quese pasa por alto en los países de abundancia.Si se me permite una palabra un poco mástécnica, sobre esa santidad no se preguntauno qué hay de libertad o de necesidad, devirtud o de obligación, de gracia o de mérito.Obviamente no tiene por qué ser la santidadque va acompañada de virtudes heroicas, yque es exigida en las canonizaciones, sino laque se expresa en una vida cotidianamenteheroica. Esos hombres y mujeres no hacenmilagros, entendidos como violación de lasleyes de la naturaleza, pero dicho sin ningunaretórica, hacen milagros que violan las leyesde la historia; el gran milagro de sobrevivir enun mundo que les es grandemente hostil.

Algo parecido acabo de leer en una entre-vista que le hicieron a Ignasi Carreras, direc-tor durante 10 años de Intermon Oxfam. Conmucha ciencia acumulada dice que “al finalsiempre son las personas las que salvan lassituaciones más terribles”. Y pone el ejemplode Jules, de Rwanda. Su historia es espeluz-nante. Mataron a toda su familia, su mujer yseis hijos, y pasó mucho tiempo completa-mente ido. Pero volvió al trabajo, precisa-mente cuando los refugiados de Goma regre-saban a Rwanda, y algunos de ellos eran losasesinos de su familia. Y cuando IgnasiCarreras le preguntó cómo vivía en esa situa-ción, contestó: “Mal. Pero soy consciente deque si no soy capaz de perdonar a esta gentenunca podré conciliarme conmigo mismo”.

No sé cómo son las cosas en el sudestede Asia, pero estoy seguro de que hay muchode eso que he llamado santidad primordial.Como dice un gran amigo Jesuita de SriLanka, Aloysius Pieris, en los pobres está lareserva de la vida –y, añade, “la salvación delos ricos”. Félix Wilfred escribe: “a pesar desu pobreza y la pérdida de todo, las víctimasno han perdido el sentido de dignidad”.

3. Digamos ahora, una palabra sobre Dios.Ante las catástrofes y el mal en el mundomuchos han cuestionado a Dios a lo largo dela historia. “¿Puede Dios evitar el mal, quiereevitarlo?” Con el terremoto de Lisboa de 1775Voltaire se hizo muy en serio la pregunta. Yno bastan respuestas simples, baratas. En la

novela del genial Dostoiweski Los hermanosKaramazof Ivan dice que mientras sufranniños inocentes no le interesa Dios ni sucielo, aunque en él se repare el sufrimientode esos niños.

Y también la gente sencilla se hace aveces la pregunta. En medio de la represión,campesinos salvadoreños preguntaban alsacerdote que les acompañaba: “Cuántasveces no decimos que Dios actúa en nuestrahistoria. Pero, Padre, y si actúa, ¿cuándoacaba esto? ¿Y tantos años de guerra, y tan-tos miles de muertos? ¿Qué pasa con Dios?”

Volvamos al tsunami. ¿Qué hacía Dios?¿Por qué no lo evitó?. Para ser sincero he dedecir que espontáneamente me vinieron a lamente las palabras de Yahvé a Job cuandoéste se quejaba de los males que le sobreve-nían. Job preguntaba por qué, y Dios le que-ría cerrar la boca con estas palabras:“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tie-rra?... ¿Quién encerró el mar con doblepuerta cuando del seno materno salía borbo-tando?” (Job 38, 4.8). Sin querer sonar imper-tinente en momento tan trágico, pensé: “Noparece que la doble puerta funcionó”.

La fe puede seguir adelante, y sigue ade-lante. Esa es mi convicción personal. Pero acondición, pienso yo, de no asumir a un Diostodopoderoso, siempre y en todo, milagrero,a nuestro servicio, sino de mantenerlo comoel misterio hacia el que caminamos conhumildad y en oscuridad, aunque en definitivacon esperanza. Si se me permite una refle-xión personal, pienso que esa fe debieraestar hecha de varios elementos, como loescribí hace algunos años: “El primero es laindignación por causa del sufrimientohumano, dejando que se mantenga irrecupe-rable algo de esa indignación (que puede sercontra lo que hacen los seres humanos ocontra lo que deja de hacer Dios). El segundoes el momento utópico de esperanza de queDios –con o sin poder para superar el mal–tenga poder para mantener al ser humano ensu esperanza, “a pesar de todo”, y en su pra-xis de “revertir la historia”. Por último la deci-sión a practicar la justicia y la ternura, y acaminar en la historia con Dios, humilde-mente, en oscuridad y con protestas, perocaminando siempre”.

Algunos dan un paso más y tienen laaudacia de pensar –así lo hacía Monseñor

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Romero, Ignacio Ellacuría– que el mismoDios estuvo en Auschwitz, en El Mozote yahora en India, Sumatra, Sri Lanka, Indone-sia, así como Pablo proclama que Diosestaba en la cruz reconciliándolo todo, y Mar-cos viene a decir que en la cruz Dios sufre elabandono de Jesús, el Hijo.

En cualquier caso, la fe en Dios no puedeser real al margen del escándalo del sufri-miento del inocente, sino a través de él.Entonces puede brotar la fe como milagroinesperado e inmerecido. Más aún, a vecesocurre un milagro mayor: ese Dios silenciososigue produciendo ánimo y esperanza enmedio del sufrimiento.

4. “Dios no puede ser indiferente”, acaba-mos de escuchar. Para terminar nos pregun-tamos qué significa para nosotros no ser indi-ferentes. Quiero concentrarlo en una solacosa: la “conversión” sin escapatoria. Yquiero proponerla ante todo como la meta-noia de que nos habla el evangelio: cambiarde mente. Bien están las ayudas, pero lo quese nos pide es un cambio mucho más pro-fundo y radical.

El término está desterrado del Occidentedemocrático. Escuchando noticias de Españase oye con frecuencia –después de informarde opiniones distintas– una expresión ya con-sagrada: “el debate está servido”, es decir, “eldebate se impone”. Sin embargo, después deinformar de tragedias que hacemos los sereshumanos, el locutor de turno no dice: “la con-versión está servida”, “la conversión seimpone”. Y esa conversión es lo que másnecesitamos. En este contexto, vuelvo a citara Félix Wilfred. No propone a Occidente un“debate”, sino algo que no admite debate,pero que sí exige conversión. Escribe:

“Temo que la solidaridad de estos díaspronto morirá cuando los medios dirijan suatención a otras cosas. Y además hay otrosproblemas. Por ejemplo, uno de los doctorespreguntaba cómo poder decir a una supervi-viente que ha perdido a toda su familia y queha quedado sin casa, que debe hervir el aguapara beber. Estas explicaciones del médicoson bien intencionadas y necesarias, peromuestran que las víctimas no deben quedarconvertidas en objeto de ayuda y caridad.

Lo que he notado es que, a pesar de supobreza y la pérdida de todo, las víctimas nohan perdido el sentido de dignidad. Quieren

ser tratadas con respeto. Por eso, cuandopersonas de la clase media y alta quisieronexpresar su solidaridad donando ropa vieja,en muchos lugares las víctimas no la acepta-ron. Los pobres no deben ser tratados comobasura.

Algo muy consolador es la ayuda que estállegando de las diferentes partes de la India.Me he quedado sorprendido de las grandessumas de dinero que están donando, y veocon sorpresa que la India tiene muchos recur-sos, a diferencia del pasado, cuando depen-día de ayuda del exterior en tiempos de emer-gencia. Pero lo fundamental sigue siendocómo canalizar este torrente de simpatía yasistencia para ayudar a las víctimas a queellas construyan su propio futuro”.

El tsunami exige radicalmente a todos,ciertamente a Occidente, una conversión. Poreso me ha encantado la pregunta que se hahecho Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid,ante el tsunami: “¿hemos hecho algo mal”?, ala que González Faus añade esta otra: “¿quéestá fallando en nuestra razón?”. Son pregun-tas alrededor de la conversión.

En mi opinión, la raíz más profunda del“mal que hacemos” y del “falto de nuestrarazón” es no aceptar a las víctimas en su pro-pia realidad y dignidad, no aceptar que lasvíctimas construyan su futuro, pues nosotrossabemos mejor que ellas cuál debe ser, noestar abiertos a recibir de ellas, sino a losumo a dar a ellas, no gozar y alegrarnos deser hermanos y hermanas con ellas. En elfondo, la conversión tiene que ver central-mente con la ignorancia, la insensibilidad, laprepotencia y el desprecio hacia los pobresde este mundo. Después, por supuesto, vienela ayuda, y ojala la verdad y la justicia. El lec-tor cristiano podrá entender que entendemospor “conversión” ante todo revertir la paráboladel ricachón y el pobre Lázaro.

Ojala el tsunami nos afecte de esa forma.Si no es así, pronto se perderá en un hori-zonte distante y sin semblante, y la humani-dad seguirá como hasta ahora. Pero si noshemos dejado afectar en serio, entonces lahumanidad se pondrá en un camino de frater-nidad. El tsunami nos convertirá, nos hará“otros”, y podremos ser “hermanas y herma-nos”.

JON SOBRINO, 2005

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Descoyuntado por intereses opuestosCuando se analiza al gobierno del Presi-

dente Berger, después de un año en el poder,la imagen que surge es la de aquellos regici-das del siglo XVIII en Francia que, despuésde haber sido sometidos a brutales torturaspara que confesaran los alcances de la cons-piración para asesinar al rey, eran condena-dos a muerte y, sujetas sus extremidades acuatro caballos obligados a galopar en laplaza pública en cuatro direcciones opuestas,morían atrozmente descoyuntados y des-membrados.

Del gobierno de Berger tira en una direc-ción el caballo de los intereses empresaria-les, tanto agrícolas como industriales, comer-ciales y financieros. En la dirección opuestaintenta tirar el caballo de los intereses campe-sinos y de sus organizaciones. En otra direc-ción tira el caballo de los intereses de losexpatrulleros de autodefensa civil. Y en ladirección opuesta tira finalmente el caballoindómito de los impredecibles intereses de unCongreso dividido, inepto y a veces venal.

Con la imagen no se agota, sin embargo,el análisis, porque en ella no cabe un quintocaballo, el de los intereses del Gobierno deBush y de las transnacionales, representadospor el Tratado de Libre Comercio y las conce-siones mineras. Ni tampoco, un sexto: losintereses del crimen organizado y especial-mente los del narcotráfico.

Obsesionado con la pésima herencia delgobierno anterior

No fueron estos seis los caballos con losque se enfrentó Berger en su informe de 189páginas enviado al Congreso tras su primeraño de gobierno, ni en el discurso de 5 pági-nas con el que acompañó su entrega el día14 de enero. En ambos el principal caballocon el que el presidente afirma haber tenidoque luchar es la corrupción del anterior

Gobierno de Alfonso Portillo, la desnaturaliza-ción en él de las instituciones estatales, elconsiguiente retraso del cumplimiento de losAcuerdos de Paz, la falta de credibilidad conque su Gobierno tiene que contar y la defi-ciente gobernabilidad, consecuencia de losanteriores factores. Todo ello es verdad y elgobierno actual ha animado tanto al Ministe-rio Público como al Poder Judicial a no dejarimpunes los casos más notorios de corrup-ción de aquellas personas ya encarceladas oaún fugitivas. También es verdad, con todo,que eso pertenece ya por ahora al pasado yal gobierno actual no se le evaluará por ladifícil herencia con la que tuvo que gobernarsino por lo que hizo o no hizo desde la res-ponsabilidad para la que fue electo.

Los intereses empresarialesVeamos la amenaza de los intereses

empresariales, que ojalá pudiera transfor-marse en una gran oportunidad. A los empre-sarios el informe del Presidente los tratasiempre con condescendencia. Por ejemplo,cuando se habla de las causas del subem-pleo se menciona “la baja productividad labo-ral”, pero nada se dice de la baja productivi-dad empresarial, atestiguada en los informesanuales del PNUD sobre Guatemala. Semencionan las remesas de 2,600 millones dedólares enviadas por el millón de guatemalte-cos migrantes residentes en el extranjero,pero no se ofrece ninguna iniciativa para quelas alianzas estratégicas del gobierno con laempresa privada reduzcan las enormes comi-siones que cobran los bancos por repatriaresas divisas. El informe reconoce que “laemigración se ha generado por causasestructurales como la pobreza, la tenencia dela tierra y el difícil acceso al trabajo”, pero nohay nada en el informe que haga prever comoprograma de gobierno una auténtica reformaagraria, similar a aquellas que liberaron a Tai-wán y a Corea del Sur de la prepotencia de la

Guatemala:las fuerzas que desmembran

al Gobierno de Berger

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mentalidad conservadora que se atrincheraen la enormemente desigual tenencia de latierra en Guatemala y de ahí se propaga a lasactitudes del resto del empresariado.

El informe presidencial menciona el“severo ajuste en gastos de funcionamiento”del Gobierno y la “austeridad” que éste haadoptado en su primer año sin afectar algasto social y a la inversión pública. Echamosde menos, en cambio, que el Presidente nolance un llamado a una austeridad comple-mentaria en los gastos de consumo de lasfamilias del empresariado, de manera quepudieran formarse fondos de ahorro para lainversión y, en la tradición de la filantropíaempresarial, para el financiamiento de obraseducativas, la apropiación de nueva tecnolo-gía punta, la investigación y sobre todo elalza de los salarios. Según el informe presi-dencial mismo, “más del 30% de la poblacióntiene ingresos inferiores a Q 1,300 mensuales($ 167.75)... Esto no garantiza la alimentaciónbásica...aún dedicando la mitad de esteingreso a la alimentación, las familias nolograrían cubrir ni el cuarenta por ciento delcosto mínimo alimentario”. Esto es tanto másimportante cuanto que el informe –siempremuy lúcido en cuanto a la situación actual deGuatemala– explica que “el 85.3% de losocupados (con empleo formal) no cuentancon contratos formales de trabajo”.

Estas observaciones se justifican precisa-mente porque la filosofía del actual gobierno

es precisamente que “el liderazgo y el trabajodel equipo de gobierno precisan también dela corresponsabilidad y del compromiso sos-tenido...de la ciudadanía en general”. Es lafilosofía de “Guate participa”, como elementocrucial de su programa “¡Vamos Guatemala!”.A este tipo de participación corresponsablepodría el Presidente apelar frente a sus cole-gas del empresariado. No debe olvidarse queél mismo dijo que el suyo era “un gobierno deempresarios”. En resumen, si el caballo delos intereses del empresariado tira del actualgobierno sin que se rectifique su dirección,acabará contribuyendo a la desmembraciónde este gobierno.

Los intereses campesinos

En el polo opuesto de los intereses delempresariado se hallan los intereses del cam-pesinado y la manera como son representa-dos por organizaciones como la PlataformaAgraria, CONIC, etc. También estos interesespueden amenazar por miopía o convertirseen oportunidades de largo aliento para elpaís. Desde que tomó posesión el Gobiernoha sido presionado por las organizacionescampesinas para iniciar un diálogo serio queenfoque el problema de los campesinos sintierra y el acceso a ella, el problema de lasocupaciones de fincas, el problema de unasolución más estructural al problema agrario(aunque también lo sea para la tierra urbana)

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con el levantamiento del catastro, y el pro-blema del desarrollo rural.

El gobierno es muy consciente de que enel sector agrícola de Guatemala confluyentres problemáticas: la económica –por suaporte al PIB–, la social y la ambiental.Hablando de la problemática social, elinforme presidencial la explica por la “relaciónestrecha” del sector agrícola “con el árearural donde se localiza la población con ele-vados índices de pobreza y pobreza extrema,considerados como población vulnerable a lainseguridad alimentaria”, es decir al hambre ya la desnutrición crónica. En alguna ocasiónel Presidente se ha reunido con las organiza-ciones campesinas. Además, como loexpresa en su informe, se ha hecho presentea las zonas rurales del país con sus viajes ysus gabinetes móviles. Es el Vicepresidente,con todo, quien se ha encargado de afrontara fondo el problema. Preside él “el Gabinetede Desarrollo Rural” para “la implementaciónde un proceso de desarrollo rural incluyente yde largo plazo”. Las propuestas de la Plata-forma Agraria y de las otras organizacionescampesinas han sido presentadas al Vicepre-sidente y se han acordado plazos para sureflexión y para darles respuestas: de marzode 2004 a junio y luego de junio a fin de año.

Las preocupaciones campesinas incluyenla resolución de muchos conflictos agrarios(en enero del 2004 eran 42), que implicanocupaciones de fincas, muchas veces porquelos finqueros se niegan, al despedir trabaja-dores, a pagar las prestaciones laborales deuna vida de trabajo; incluyen también los sub-sidios de alimentos; y dinero para arrenda-miento de tierras y para proyectos producti-vos, así como la formulación de una políticade desarrollo rural. Y sobre todo el levanta-miento del catastro. De vez en cuando seatreven a proponer la reforma agraria. Laspreocupaciones del Gobierno no necesaria-mente son confluyentes con ellas. ElGobierno piensa sobre todo en un “desarrollorural integral” que cree en las áreas rurales“opciones distintas a las agropecuarias y almismo tiempo permitan la tecnificación de laagricultura a fin de hacerla competitiva”. Seadivina un plan que propone como meta finalel recorte sustancial del actual minifundio y latecnificación de las grandes extensiones lati-

fundistas. El informe presidencial lo dice cla-ramente: “A mediano y largo plazo, esto per-mitirá disminuir el peso de la población ruralsobre la tierra y la agricultura, sentandobases de fondo para la solución de la proble-mática agraria”.

Entre la industrialización del área rural –nosólo la agroindustrialización– y la tecnifica-ción de la megapropiedad agrícola, por unlado, y la reivindicación de la tierra paramuchos y la diversificación y tecnificación dela minipropiedad agrícola, no hay necesaria-mente contradicción, pero puede surgir unenfrentamiento por los diferentes horizontescon que se expresan las urgencias de llevar-las a la práctica: de mediano y largo plazo laprimera y de corto plazo la segunda. Son lasurgencias del desarrollo contra las urgenciasdel hambre. Y todavía más en el fondo se vis-lumbra una manera divergente de asumir elpeso de la tierra en la cultura guatemalteca yen general en la de los pueblos en vías dedesarrollo. ¿No será que se quiere saltardesde la dialéctica latifundio-minifundio a unaconfluencia de la gran empresa agrícola conlas granjas y los talleres sin haber cortado elcordón umbilical con la mentalidad del privile-gio excluyente por medio de la reforma agra-ria? Las tímidas referencias tanto del informecomo del discurso presidenciales al catastropueden confirmarlo. El catastro, usado nocomo un sello que avale lo existente sinocomo una investigación en lo problemático dela tierra, es –lo hemos dicho ya antes– la pro-puesta más cercana a una reforma agrariacon que los Acuerdos de Paz se comprome-ten.

Mientras tanto, los intereses campesinosestán siendo postergados y aun a veces bru-talmente contenidos en La Merced y MaríaLourdes (Costa Cuca), en Nueva Linda(Champerico), en Samayac (Nahualá), y enotros desalojos, algunos de los cuales hanterminado en intervenciones armadas violen-tas de la PNC y en derramamiento de sangre.No se exige con la misma fuerza que el fin-quero pague los salarios caídos o las presta-ciones laborales y que los ocupantes de lapropiedad ajena la desalojen. Pero amboscometen formalmente la misma ofensa contrael Estado de Derecho. La ley, reflejo del país,actúa con gran desigualdad ante la misma

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ofensa. En definitiva, también este caballo delos intereses campesinos, si no se le abreuna dirección nueva, una dirección que loencamine tanto a la satisfacción social de susenormes necesidades como a su inserción enun proyecto económico eficiente de largoplazo, puede acabar desmembrando alGobierno de Berger.

Los intereses patrulleros

En el informe del presidente Berger no hayreferencias explícitas –o por lo menos yo nolas he encontrado– al problema del pago alos antiguos miembros de las Patrullas deAutodefensa Civil (PAC), desencadenado porel gobierno de Alfonso Portillo. Y tampoco lashay en el discurso presidencial que lo acom-pañó. Sin embargo, han sido otra cara delproblema agrario. Al Presidente se le escapa-ron en su campaña promesas de pagos com-pensatorios a los ex PAC. No aguantó Bergerla presión de este caballo de Troya que Porti-llo y el FRG (Frente Republicano Guatemal-teco) le plantaron frente a la ciudadela de suprograma electoral. Berger cayó en la trampae introdujo al caballo dentro de su programa.Creyó que así aumentaba sus posibilidadesde ganar en el Occidente del país. De hecho

lo perdió casi todo a manos de Ríos Montt(Huehuetenango y Quiché) y de ÁlvaroColom (el resto menos Quetzaltenango).

Vino entonces el tira y afloja de cumplir sinpagar –programas de desarrollo en las locali-dades de donde proceden los ex PAC enlugar de desembolsos en efectivo– o sufrir lasconsecuencias de no cumplir –porque laCorte de Constitucionalidad dictamina que esinconstitucional el pago–. Los ex patrulleroshan mostrado ya de lo que son capaces envarias ocasiones, bloqueando carreteras yfronteras. Por alguna razón no demasiadoclara las fuerzas estatales del orden no seenfrentan con ellos ni con la prontitud ni conla dureza –gracias a Dios– con la que suelenenfrentarse con los otros campesinos, losocupantes de fincas. No se puede negar quela mayoría de los ex patrulleros son campesi-nos y que su situación económica y social esprobablemente precaria, aunque no lo sea lade sus líderes, muchos de ellos antiguoscomisionados militares. Por eso hemos dichoque los patrulleros son otra cara del campesi-nado. Pero tampoco se puede negar que sureivindicación de ser compensados por lo quehicieron durante la guerra no tiene asidero dederecho, pues está ensombrecida por la mul-titud de crímenes en los que participaron,voluntaria o forzadamente.

La solución que este Gobierno prefiere–¡ojalá que sin ambigüedad!–, de llevar a suscomunidades proyectos de desarrollo parecebuena, pues sin reconocer en personas indi-viduales y mucho menos en agrupacionescolectivas que no deben existir como talesdesde los Acuerdos de Paz, ningún derecho ala compensación por un trabajo ilegal y cruely doloroso para mucha gente, reconoce porotro lado sus necesidades como campesinospobres y favorece además a mucha de lagente que sufrió a sus expensas. Pero tam-bién este caballo de los intereses de los expatrulleros puede acabar, si no se lo refrena yencauza, contribuyendo a desmembrar elGobierno de Berger

Los intereses del CongresoAl caballo de los intereses del Congreso lo

hemos calificado como impredecible. Así loha sido durante todo el primer año degobierno de Berger. El Congreso está divi-

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dido. La aritmética de su composición no esfija –dos y dos no son cuatro siempre–, puesestán dándose deslizamientos de una ban-cada a otras con cierta frecuencia, pero lafragmentación de sus fuerzas es hoy mayorque hace un año, inmediatamente despuésde las elecciones.

La Gran Alianza Nacional (GANA), de Ber-ger, cuenta con 32 curules1, si bien la apoyansus aliados, el Partido de Solidaridad Nacio-nal (PSN) con 7 y el Movimiento Reformadorcon 4 para un total de 43. El Frente Republi-cano Guatemalteco (FRG) de Ríos Montttiene 30 curules. La Unidad Nacional de laEsperanza (UNE) de Álvaro Colom tiene 26.El Partido de Avanzada Nacional (PAN)cuenta con 14. Un grupo de independientes,desgajados de otros partidos, tiene 13. ElPartido Patriota (PP), desenganchado de laalianza con la GANA por su líder Otto PérezMolina, cuenta con 9. La Alianza NuevaNación (ANN) y el Partido Unionista (PU), deÁlvaro Arzú tienen 6 cada uno. Bienestarnacional (BIEN), formado también por tráns-fugas, 4. La Unión Democrática 3. La URNG2 y la DCG y el DIA tienen 1 curul cada uno.Son indispensables las alianzas en medio deesta multitud de 158 diputados y diputadas.

En este momento la Directiva del Con-greso está configurada por la GANA (3, elPresidente y el primer y tercer Secretario) ysus aliados (el PSN y el MR con el cuarto yquinto secretarios); el FRG (el segundo vice-presidente y el segundo secretario); el PU (elprimer Vicepresidente), y el PP (la terceraVicepresidenta). Si los correligionarios deestos miembros de la Junta Directiva delCongreso los siguieran disciplinadamente enla legislación, formando una alianza, conta-rían con una cómoda mayoría absoluta de 88votos. Pero estarían lejos de los dos tercios(105 curules) necesarios para votacionescalificadas, si bien la misma Junta Directivafue elegida por más votos que los de unamayoría calificada. Esta composición reflejael reagrupamiento de las fuerzas que apoya-ron a Berger en su campaña presidencialjunto con las pequeñas fuerzas del ex Presi-dente Arzú (el PU). A ellas se añade el FRG,

mostrando lo pragmático y dudosamenteético de la alianza pero también su fragilidad.

De todas maneras, el Congreso de laRepública ha sido durante el primer año delGobierno de Berger un foco de desaliento yde indignación para el pueblo de Guatemala.Desaliento por la escasa labor legislativa y eldeslizamiento de representantes de una ban-cada a otra, e indignación por el intento desubirse los sueldos –del que no tuvieron másremedio que retroceder ante el clamor popu-lar– y el desorden administrativo y financiero.El nuevo presidente del Congreso, JorgeMéndez Herbruger, afirmó en el discursoinaugural de la legislatura que este año van aacometer una tarea gigantesca: la ley marcopara los acuerdos de paz, la ley de aguas, laratificación o rechazo del TLC, la ley generalde concesiones (entre ellas, las mineras), laley de armas y municiones, la ley del sistemapenitenciario, la ley del catastro, la ley electo-ral y de partidos políticos segunda genera-ción, la ley del documento único de identidad,el código de ética del funcionario público y lasreformas al sector justicia propuestas por laCorte Suprema. El programa legislativo paraeste año no se acaba con la enumeraciónque acabo de dar.

Parece poco probable que el Congresocumpla estas metas. Su presidente recordó alos representantes que el trabajo legislativodepende de su asistencia a los trabajos delas comisiones y al pleno. Ya se sabe que lasmás usadas de las maniobras políticas en elCongreso son la ausencia en comisiones, laruptura del quórum en el pleno causada pormiopes terquedades partidistas y el relego alostracismo de representantes que se distin-gan por su independencia y entereza, comole ha ocurrido a la diputada Nineth Montene-gro, némesis de la corrupción en el ejército y,por ello, personaje del año 2004 en PrensaLibre, que ha quedado excluida de la presi-dencia de cualquier comisión.

No en vano en la encuesta de Vox Latinade fin del año 2004, un 84,5% de la poblaciónencuestada rechaza la labor del Congreso.Muy de cerca, con un 81,4% de rechazo, lesiguen los partidos políticos. Sin un Congresohonesto y eficaz, será muy difícil la gestiónpolítica del Presidente de la República. Endefinitiva este cuarto caballo de los intereses

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1 Diputados.

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del Congreso, y en último término de los parti-dos políticos, contribuirá también a la des-membración del actual gobierno si su nuevopresidente no logra desviarlo de la direcciónde incompetencia, venalidad y pereza por laque se ha desbocado.

Un presidente reprobado

Sometido al brutal tironeo de estos cuatrocaballos y sin haber sabido o podido sofre-narlos a tiempo ni tampoco, en la mayoría delos casos, mostrarles nuevos surcos pordonde correr en armonía, no es extraño queel Presidente Berger, al final de su primer añode Gobierno, haya cosechado una califica-ción más bien desalentadora en la encuestade Vox Latina de fines del año pasado. Un58% desaprueba su gestión y sólo un 38,3%la aprueba. El 3,7 restante no sabe o noquiere responder. Berger posee aún unpotencial para mejorar su gestión. Un 63%piensa que tiene la inteligencia para resolverlos problemas del país, y un 52,4% piensaque tiene liderazgo para dirigir el país, aun-que sólo un 51,5% creen que tiene la capaci-dad para hacerlo; un 65% lo considera traba-jador, un 72% lo ve como tolerante con losque lo critican, un 56% sabe que tiene expe-riencia de gobierno, un 54% cree que conocelos problemas del pueblo y un 54,5% lo consi-dera honrado. El cuadro que la encuestaarroja sobre el presidente Berger es complejoporque, por otro lado, un 68% piensa queBerger no se preocupa por los pobres y un64% que no está cerca del pueblo (a pesar deque viaja tanto al interior del país), pero sobretodo un 57% cree que pierde el tiempo enasuntos poco importantes.

Los intereses transnacionales

Frente a este panorama es notable la faltade visión crítica con que el Gobierno de Ber-ger ha manejado el espinoso tema de la ratifi-cación, el rechazo o la renegociación del TLCcon los Estados Unidos. El 14 de diciembrerecién pasado algunos jesuitas de Centroa-mérica y Panamá involucrados directamenteen el apostolado social expusieron pública yrazonadamente en la prensa de todo el istmolas razones por las cuales la ratificación delTLC sería perjudicial para el bienestar denuestros países. En Guatemala, este pronun-

ciamiento fue publicado por El Periódico. Sinembargo, no parece haber despertado nin-guna duda ni haber suscitado ningún deseode diálogo en el gobierno de Berger, no pocosde cuyos miembros son exalumnos de losjesuitas en varias etapas de su educaciónincluida la universitaria. Y no les habrían fal-tado razones para ello.

Uno de los temas más lúcidos del primerinforme presidencial es la situación terrible dela seguridad alimentaria. Se nos habla de la“presencia de desnutrición crónica en el49,3% de los menores de cinco años”, quellega hasta casi el 70% “en la niñez indígena”.Se nos dice que el “hambre severa y la preca-ria salubridad” agravan esta desnutriciónaguda en algunas zonas del país. Se nosinforma de que no hay disponibilidad sufi-ciente de alimentos “para cubrir las necesida-des mínimas de toda la población”, existiendo“una deficiencia aproximada diaria de 200Kcal. por habitante”. Leemos en el informepresidencial que esta situación se agrava porla dificultad de “acceso económico a los ali-mentos”, afectado por “la pérdida de poderadquisitivo, la falta de oportunidades deempleo y los bajos salarios”. Finalmente tam-bién leemos que “la dependencia externa decereales ha aumentado un veinte por cientoen la última década, lo cual representa el 35por ciento del suministro total del país”. Taldependencia “implica estar supeditados auna alta vulnerabilidad, especialmente siaumentan los precios internacionales deestos productos”. El análisis no puede sermás lúcido.

Lo que uno no entiende es cómo, en estascircunstancias, el Gobierno de Guatemalaacepta un TLC con los EE.UU. en donde elcomercio de cereales, a un cierto plazo,quede totalmente libre de aranceles deentrada al país, sin que, por otro lado elGobierno de los EE.UU. haya aceptado lasupresión de los subsidios a la producción yexportación de cereales que convierten sucomercio de estos productos en un comercioprivilegiado. ¿No sería mucho más razonableesperar a que el problema de los subsidiosagrícolas sea negociado y zanjado en laronda de Doha al interior de la OMC? De otraforma, ¿no estará el Gobierno guatemaltecosiendo incoherente con su pertenencia al

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Grupo de los 20? En último término, lo que senegocie en el marco de la OMC desde elGrupo de los 20 tendrá precedencia sobreotro tipo de tratados bilaterales como el TLC.

Al final del año pasado vimos qué capaci-dad de presión pueden tener los Estados Uni-dos cuando rechazaron la Ley de medica-mentos genéricos de nuestro Congreso porestar en contradicción con las garantías ofre-cidas en el TLC a las empresas farmacéuti-cas. El Gobierno se sometió a la presión yelaboró un reglamento de aplicación de la leypara satisfacer las exigencias estadouniden-ses. A pesar de este acto de pleitesía, losEE.UU. hicieron saber que era la revocaciónde la Ley misma lo que pretendían. Estepenoso incidente confirma lo que decíamosalgunos jesuitas en el Pronunciamiento arribamencionado: “la salud y la vida de las perso-nas están por encima de los derechos depatente de las transnacionales químicas, bio-genéticas o farmacéuticas”.

Finalmente, el caso de las concesionesmineras, que ha enfrentado desde septiem-bre del 2004 al mismo Presidente Berger conel Presidente de la Conferencia Episcopalcatólica, Cardenal Quezada Toruño, muestrauna falta de sensibilidad de este gobierno conlas comunidades donde las explotaciones

mineras tendrían lugar. Haber permitido a laempresa Montana de los EE.UU. realizar ellamisma la consulta –obligatoria con base en elAcuerdo 169 de la OIT asumido por el EstadoGuatemalteco– implica esa falta de sensibili-dad y la permisión de trampas vulgares comola firma de los habitantes de San Miguel Ixta-huacan y de Sipacapa en hojas en blanco,que pretendían consignar el testimonio de suasistencia a un almuerzo ofrecido por laempresa y que acabaron consignando suaceptación de la mina de oro.

Desde entonces, todo fue agravándose.Un cilindro de gran diámetro que debía llegara los terrenos de la mina para algún tipo deoperación, fue retenido por campesinos enLos Encuentros sobre la carretera panameri-cana. Después de semanas de este bloqueoel Gobierno reaccionó con gran uso de fuerzay en el curso del traslado de la herramientacilíndrica se produjo la muerte de un campe-sino. Algunos afirman que hubo campesinosque tenían armas de guerra y las utilizaroncontra la PCN y el ejército, y manifestaronque los antiguos guerrilleros ya estaban denuevo “sacando los fierros”. El presidenteBerger indicó que el obispo Álvaro Ramaz-zini, de San Marcos, donde se encuentra lamina de oro concesionada a la Montana,

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había estado agitando a los campesinos delos Encuentros. Hoy ha habido ya un diálogoentre los obispos y el presidente. Pero, porbastantes municipios del occidente indígenadel país, se han esparcido rumores de que elGobierno pretende incautar tierras para laminería y trasladar a los campesinos a otroslugares, incluso tan lejos para ellos como alPetén. Existe intranquilidad. Y para nada ayu-dan las expresiones irrespetuosas del jefe dela PNC, el señor Sperisen, que dirigió el ope-rativo de Los Encuentros, haciendo burla del“atraso de esas poblaciones” que pueden lle-gar a creer que el cilindro iba a servir parasuccionar el agua del lago Atitlán.

El tema de la minería es muy delicado. Nose puede jugar con la tierra cuando el campe-sinado está de por medio. No se puede jugarcon la tierra cuando están de por medio lascomunidades indígenas. Tanto más cuantoque las condiciones jurídicas que rigen enGuatemala las concesiones mineras son pro-fundamente onerosas para el estado, que apenas recibe un 1% de los beneficios. Si hoyestuviera en vigencia el TLC con los EE.UU.,el conflicto con la compañía minera Montanaacabaría por tener que ser enviado a lospaneles de arbitraje escogidos por el BM o laOMC, cuya resolución sería inapelable.Hemos oído al Presidente del Congreso queéste está a punto de ver una ley general deconcesiones. Probablemente será mejoresperar el resultado de esta legislación antesde que el mismo Congreso emprenda la tareade ratificar, renegociar o rechazar el TLC.

Los intereses de los narconegocios y delos demás explotadores de la violencia

El último de los caballos que pretendentironear del actual gobierno sigue siendo elcrimen organizado, y dentro de él sobre todoel narcotráfico y en general los narconego-cios. Según datos del Ministerio de Goberna-ción, en el año 2004 se incautó droga enGuatemala por un valor de aproximadamente1,000 millones de quetzales, lo cual significauna tercera parte del valor de la droga incau-tada durante el cuarto año de gobierno deAlfonso Portillo (2003) cuando el gobierno deentonces se esforzaba por recuperar la certifi-cación de los EE.UU. en este terreno.

Todo ello ha de verse en el trasfondo deuna inseguridad ciudadana institucionalizadaque a su vez depende de una violencia insti-tucionalizada que acosa y asfixia a la socie-dad guatemalteca. La percepción de la ciuda-danía sobre los esfuerzos del Gobierno deBerger de mejorar la seguridad ciudadana esmuy negativa. Según la encuesta de fin delaño pasado de Vox Latina, una mayoría–56,8%– piensa que el Gobierno no ha hechonada para combatir la delincuencia y la vio-lencia. Sólo un 36% siente que algo hahecho, aunque sea poco. Mucho peor es lapercepción respecto de la seguridad de lasmujeres: el 69% afirma que el Gobierno deBerger no ha hecho nada para disminuir laviolencia contra las mujeres y sólo un 28%cree que algo ha hecho aunque sea poco.Los números afirman que de más de 300 ase-sinatos de mujeres en el año 2003 se pasó amás de 500 en el 2004. La Red por la paz y elDesarrollo de Guatemala, liderada por RaúlMolina, cree poder llegar a afirmar que “elaño 2004 fue, sin duda, el más violento de losaños posteriores a la firma de los Acuerdosde Paz de 1996”.

En Guatemala siguen prevaleciendo loshábitos de respuesta violenta a las protestaso reivindicaciones de derechos humanos.Tiene esto mucho que ver con la persistenciaen el país de la mentalidad del terrateniente ofinquero, precisamente porque todos losintentos de reforma agraria desde abajo, esdecir para romper la estructura de enormedesigualdad en la propiedad de la tierra, quese remonta a la conquista, han fracasado.Las únicas reformas agrarias exitosas fueronlas que hicieron los conquistadores contra losindígenas, respaldada institucionalmente enlas encomiendas y repartimientos por laCorona española, y la que hicieron los refor-madores en la República liberal, todas ellasrepletas de violencia que fue institucionali-zada. La persistencia de esa mentalidad tienemucho que ver con las respuestas de desme-dida violencia de la PCN en los casos de lafinca Nueva Linda y del conflicto de LosEncuentros, además de en bastantes otrosdesalojos en que se ha llegado a destruircosechas y quemar ranchos, remedando enpequeña escala la política de tierra arrasadade los peores años del terrorismo estataldurante la guerra. Según la encuesta de Vox

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Latina, el ministro del gabinete del presidenteBerger, que peor trabajó durante el primeraño fue el ministro de gobernación, CarlosVielman, encargado inmediato de la seguri-dad en el país. Obtuvo el 22,4 % de las res-puestas.

El Presidente dijo en su discurso al Con-greso que su Gobierno relanzó los Acuerdosde Paz “como hoja de ruta hacia la naciónque anhelamos”. La metáfora puede llegar arecordar, por desgracia, el destino desgra-ciado de “la hoja de ruta” que fue diseñadahace más de dos años para acabar con elconflicto israelí-palestino y que mostró suesterilidad hasta hace unos días e incluso sucarácter de proyecto arrumbado a la orilla delcamino. El Presidente añadió que “el mante-nimiento de la paz también demanda firmezade mi parte”. Cierto. Pero la firmeza debe serequilibrada, pareja, y ejercerse tanto conquienes perturban el diálogo con protestasviolentas como con quienes no se mueven desus posiciones enraizadas en la violencia ins-titucional de siglos. Ambas actitudes quebran-tan el Estado de Derecho. El informe presi-dencial afirma que, a pesar de las objecionesque ha encontrado en el Congreso, elgobierno sigue apoyando la constitución de laComisión Investigadora del Crimen Organi-zado (CICIACS) con ayuda de la ONU. Perosu apoyo, para ser creíble, debe traducirse enuna presión política y en una habilidad nego-ciadora constantes y equidistantes hasta quelo consiga. El gobierno dice que apoya tam-bién la continuidad de la MINUGUA pormedio de la instalación en Guatemala de unaoficina del Alto Comisionado para los Dere-chos Humanos de la ONU, que tambiénencuentra en el Congreso una objeción, la deque Guatemala sería el único país del queesta oficina haría un informe anual sobre elestado de los Derechos Humanos. Una vezmás, el gobierno, para ser creíble, ha demantener que también es excepcional en elmundo la cuenta pendiente con los Derechos

Humanos que Guatemala debe. De lo contra-rio, este último caballo de los intereses de losviolentos será el que más siga descoyun-tando al Gobierno de Berger.

El gobierno actual está empeñado en con-vertir el Programa “¡Vamos Guatemala!” enun plan de largo aliento y a largo plazo para lareactivación económica de Guatemala y tam-bién para el cumplimiento progresivo de losAcuerdos de Paz y para la creación de unanueva nación. Sus componentes, “Guate soli-daria”, “Guate crece”, “Guate compite”,“Guate verde”, “Guate participa”, y otros queirán siendo presentados más adelante, tienenconsistencia, coherencia, solidez y a la vezflexibilidad. Pero si no afronta y enfrentamejor los seis problemas aquí analizados, sele irán convirtiendo en caballos apocalípticos,cuyos jinetes irán esparciendo por Guatemalael poder de los vencedores de siempre, y conél la violencia, el hambre y la muerte. El presi-dente Berger debe ciertamente tener espe-ranza –así empieza su informe y así terminasu discurso– pero no debe brotar esta espe-ranza de una visión idílica de Guatemala,sino de una visión que, aun contemplandonuevos horizontes, tenga en su campo laoposición dialéctica de una Guatemala cruel yviolenta y una Guatemala magnánima y pací-fica. Las dos se enraízan en la Guatemalareal. El horror a la polarización no debe con-vertirse en incapacidad y lentitud de afrontarlos conflictos reales. Equipada con estavisión, la esperanza del Presidente y de suequipo tal vez pueda llegar a ser aún unaesperanza que anime al pueblo de Guate-mala a sembrar milpas y cosechar para sushijos, a construir casas y a habitarlas ellosmismos, en un país donde esto no ha sidoposible para la mayoría durante más de qui-nientos años. Y no tiene mucho tiempo paraello. Todo el mundo piensa que lo que haga odeje de hacer en el año 2005 será decisivo.

JUAN HERNÁNDEZ PICO, S.J.

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I. Introducción

El Parlamento Europeo rechazó el pasado24 de febrero una propuesta del PartidoPopular Europeo que pedía que la Comisióny los estados miembros adoptaran “a lamayor brevedad” la Directiva Bolkestein parala liberalización de los servicios públicos. Lavotación fue de 269 votos contra, 242 a favory 33 abstenciones.

El rechazo de la Directiva Bolkestein haestado encabezado por los grupos Socialistay de Izquierda Unitaria Europea. Los sindica-tos de la CES también se oponen a la Direc-tiva, que lleva el nombre del antiguo comisa-rio encargado del mercado interior. Pero elrechazo de la propuesta del PPE ha sidoposible porque un sector importante de laderecha francesa en el Parlamento Europeoha votado con la izquierda. Francia tiene aunimportantes monopolios estatales en el sectorservicios y en medio de la campaña sobre elTratado Constitucional europeo la mayoría delas fuerzas políticas y los sindicatos se hanposicionado contra la Directiva.

El objetivo de esta directiva consiste en“establecer un marco jurídico que suprima losobstáculos a la libertad de establecimiento delos prestatarios de servicios y a la libre circu-lación de los servicios entre los Estadosmiembros”. La principal crítica es que ladirectiva introduce el “principio de país de ori-gen”, que no es sino una incitación legal a lasdeslocalizaciones hacia aquellos países de laUnión donde reinan los mínimos sociales, fis-cales o ambientales y donde la protección delos consumidores es menor. Si se aprueba,se podrían crear empresas con una sedesocial más o menos fantasmagórica y quedesde un simple apartado de correos puedan

intervenir en toda la Unión. Una subcontratapolaca, con trabajadores polacos o francesescontratados en Polonia, pero trabajando enEspaña se regiría por las leyes laborales ymercantiles polacas. Todo ello, naturalmente,en la lógica del Tratado Constitucional euro-peo, que especifica que la responsabilidad delas políticas sociales corresponde exclusiva-mente a los estados miembros.

Con esta directiva y otras similares, la CEestá estableciendo las bases jurídicas paradesmantelar el estado social a lo largo yancho de la Unión Europea, convirtiendo suspolíticas de privatización en Directivas deBruselas. E incluso han logrado instaurar ofi-cialmente su política neoliberal en la Constitu-ción Europea que ahora debe ser ratificada.La Directiva como tal, que se enmarca en losobjetivos de la Cumbre de Lisboa según loscuales la Unión Europea debe convertirse enla “economía más competitiva y dinámica delmundo, basada en el conocimiento, antes del2010”. Nadie menciona el precio que habráque pagar para lograr ese objetivo: la desre-gulación total

II. Ámbito de la directiva

Puesto que el sector de servicios suponeahora alrededor del 70% del Producto Nacio-nal Bruto y del empleo en la mayoría de losEM de la UE, la abolición de los obstáculoslegales existentes a la libertad de estableci-miento y a la libertad de la circulación de ser-vicios entre los EM forma el núcleo de la pro-puesta. Como dijo Bolkestein, “Algunas de lasrestricciones nacionales son arcaicas, abier-tamente engorrosas y violan la legislación dela UE. Simplemente tienen que desaparecer”;aunque esos “obstáculos” sean a menudo lasdisposiciones que las autoridades públicasadoptan para garantizar que se mantiene oconsigue: un mejor suministro de serviciosdesde el punto de vista de la mejor adminis-tración del dinero público, el acceso universala los servicios , la garantía de calidad de losservicios suministrados, leyes laborales y

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La directiva BolkesteinTHOMAS FRITZ y RAOUL MARC JENNA (*)Attac-Madrid. España, octubre del 2004

(*) El texto completo de la directiva se puedeencontrar en(http://www.europa.eu.int/comm/internal_market/en/services/services/index.htm). Artículo elaborado a par-tir de los informes de Thomas Fritz, de Attac Alema-nia, y de Raoul Marc Jenna, de Oxfam Bélgica yURFIG Francia.

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relativas a los honorarios, regulación de lascomunicaciones comerciales, etc, a fin deque la enorme industria de los servicios no seconvierta en una jungla en la que la competiti-vidad más despiadada se enseñoree de ella.

El ámbito de la Directiva Bolkestein abarcatodos los servicios considerados “actividadeseconómicas”. El criterio esencial para unaactividad económica es el de que “normal-mente se haga a cambio de una remunera-ción”, aunque dicha remuneración no la debapagar necesariamente el destinatario del ser-vicio, pudiendo ser el Estado quien la paguemediante la forma de subvención.

Un memorando de la Comisión emitidosólo en inglés, establece una lista no exhaus-tiva de los servicios que contiene la directiva,que van desde los legales hasta profesionescomo fontanería y carpintería, construcción,distribución, turismo, transporte, sanidad,cobertura sanitaria, medioambiente, arquitec-tura, cultura y cazatalentos. De acuerdo conla directiva, sólo las actividades específicasen los ámbitos de los servicios financieros, delas comunicaciones electrónicas y de los ser-vicios de transportes están explícitamenteexcluidas, porque ya habían sido desregula-das por otros instrumentos de la UE, aunquelas normativas de esta directiva se acumula-rán a las ya existentes, haciéndolas aún másrígidas. Tampoco se libran los servicios deinterés general ni otras funciones soberanas,y ello pese a que el criterio de provisión deservicio “a cambio de remuneración” estable-cido por el enunciado sugiere lo contrario,

puesto que el acceso a una amplia variedadde servicios públicos requiere el pago dealguna contribución o tasa y lo mismo seaplica a las instituciones que trabajan por elbien común, desde los suministradores deservicios voluntarios de bienestar social a losorganismos de inspección técnica. Las únicasactividades que pueden excluirse con ciertacerteza son las que carecen totalmente deremuneración (por ejemplo los serviciossuministrados gratuitamente por asociacio-nes que están financiadas por suscripcionesy donaciones de los miembros).

Además, la Comisión está ignorando eldebate que se desarrolla en paralelo sobreservicios de interés general en la UE, que seinició con el Libro Verde. Algunos sindicatos yel Comité Económico y Social Europeo hanestado invocando un acuerdo marco queexcluya en lo posible ciertos servicios de inte-rés general de la normativa europea de lacompetencia. En consecuencia, mientras quela disputa sobre los servicios de interés gene-ral está todavía lejos de resolverse, la Comi-sión intenta por una vía paralela que seapruebe la directiva Bolkestein, y que, sobrela base del criterio de remuneración, todoslos servicios de interés general pudieran serincluidos por la fuerza en el ámbito del mer-cado interior, incluso la altamente controver-tida cuestión del suministro de agua (para lacual la Directiva prevé únicamente la deroga-ción del principio del país de origen y no laexcluye de su ámbito).

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III. Libertad de establecimiento

Con el objetivo de facilitar la libertad deestablecimiento, los Estados restringirán lascondiciones de autorización exigidas para laprestación de los servicios y solamente enciertas circunstancias se podrán pedir autori-zaciones, siempre que no sean discriminato-rias, estén justificadas objetivamente porrazones de interés general y sean proporcio-nadas (no se puede pedir una autorización siel objetivo puede lograrse mediante una“medida menos restrictiva”; por ejemplomediante controles a “posteriori”). Ademásdeben ser específicas y no ambiguas, objeti-vas, y dadas a conocer con la suficiente ante-lación. Los suministradores privados podránrecurrir legalmente si las autoridades públicasno respetan las restricciones fijadas para lascondiciones de establecimiento.

Requisitos prohibidos

Los Estados ya no tendrán capacidad deformular las siguientes requisitos, que queda-rían prohibidos:

-de nacionalidad para los prestadores, susempleados, las personas que posean el capi-tal y los miembros de la dirección y control;

-el que estas personas establezcan suresidencia donde la compañía tiene su sede;

-subordinación de la autorización de esta-blecimiento a la prueba de que existe unanecesidad económica o una demanda delmercado del servicio en cuestión;

-subordinación de la autorización de esta-blecimiento a la evaluación de los efectoseconómicos potenciales de la actividad encuestión;

-subordinación de la autorización de esta-blecimiento a la adecuación de la actividad deque se trate a los objetivos económicos de lasautoridades públicas.

-que se constituya o se participe en unagarantía financiera o que se suscriba unseguro por el prestador o por una agenciasuya establecida en el territorio nacional en elque se realiza el servicio;

-certificado de haber realizado la actividaddurante un período mínimo de tiempo o dehaberse registrado como empresa; pedir un

establecimiento principal en lugar de una filialo delegación en su territorio;

-prohibir a los proveedores de serviciosque tengan un establecimiento o que esténregistrados en más de un EM.

Sólo con estas medidas se producirá pro-bablemente una avalancha de reinstalacionesen la UE. Las pequeñas y medianas empre-sas se unirán al éxodo masivo encabezadopor las grandes compañías hacia las localiza-ciones más favorables con las exigenciasmenos exigentes, para beneficiarse de losdistintos niveles de regulación existentes enla UE. Aunque hasta ahora la principal razónde esta iniciativa era la evasión fiscal, laDirectiva Bolkestein crea gran número deotros motivos, por ejemplo eludir estándaresde medio ambiente, laborales, de salud yseguridad, así como requisitos relativos a lascalificaciones y acuerdos salariales colectivospara la actividad empresarial en cuestión.

Evaluación mutua de requisitos

Además de la lista de requisitos prohibi-dos, la directiva incluye otro abanico de medi-das extremadamente delicadas que los EMdeben someter a una rígida evaluaciónmutua, y que si se consideran inapropiadas,deben cambiarse o ser derogadas:

-limitaciones cuantitativas o territorialesbasadas en la población o en una distanciageográfica mínima;

-obligación de establecerse según deter-minada forma legal (persona jurídica,empresa personal, entidad sin ánimo delucro, empresas de propiedad exclusiva depersonas físicas);

-requisitos relativos a la propiedad de capi-tal;

-obligación para determinadas actividadesde poseer un capital mínimo;

-disponer de una calificación personalpara tener capital social o dirigir determina-das empresas;

-obligación de un número mínimo deempleados;

-prohibiciones y obligaciones relativas a laventa por debajo del coste y a las rebajas;

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-obligación para un prestador de permitir elacceso a determinados servicios proporcio-nados por otro prestador;

-obligación para el prestador de proporcio-nar otros servicios específicos;

-fijar tarifas máximas y/o mínimas a lasque debe adaptarse el suministrador.

IV. Libre circulación de servicios

Principio del país de origen

El “principio del país de origen” radicalizala normativa relativa a la libertad de estableci-miento descrita anteriormente, poniendo enjuego un nuevo tipo de desregulación. Deacuerdo con este principio, los EM debengarantizar que los “proveedores están some-tidos solamente a las normativas nacionalesde su EM de origen”. Consecuentemente, lasautoridades del país donde se proveen losservicios no pueden en ningún caso aplicarsupervisión alguna: sólo lo puede hacer elpaís de origen. También se establece que el“EM de origen será responsable de supervi-sar al suministrador y los servicios que pro-vea, incluidos los servicios suministrados enotro EM” y que el EM de origen deberá comu-nicar al EM de acogida las condiciones deempleo y trabajo del personal desplazado,para que éste pueda actuar contra el presta-dor del servicio en caso de incumplimiento delas mismas.

¿Pero por qué el país de origen puedetener el menor interés en supervisar las acti-vidades empresariales en el extranjero decompañías registradas en ese país? ¿Porqué poner trabas a sus oportunidades dehacer negocios si éstos incrementarán subalanza comercial? ¿Disponen realmente lasautoridades de los recursos financieros yhumanos necesarios para realizar estastareas adicionales? Y, por último, pero no enimportancia, ¿cómo puede haber una super-visión eficiente si el país de origen carece depotestad para realizar controles “in situ” en elpaís donde se suministran los servicios?. Así,los estándares del país donde se ejercen lasactividades se aplicarían sólo a las empresaslocales y ya no a todas las otras que tienenoficinas registradas en otros Estados Miem-bros o que las han trasladado para burlarseveros requisitos locales, y el derecho apli-cable variaría según la persona o la empresa,dependiendo de qué país procediese el sumi-nistrador de servicios. De este modo los sis-temas jurídicos nacionales de cada EstadoMiembro entrarían en competencia directaunos con otros. En consecuencia, el principiodel país de origen provocaría una implacableespiral descendente en relación con losestándares y las normas.

Calidad de los servicios

Mientras que la Comisión está contribu-yendo por una parte a erosionar la calidad delos estándares “obligatorios” (garantizadospor organismos públicos) está promoviendopor otra parte, procedimientos “ voluntarios”,alentando a los suministradores de serviciosa que “actúen sobre una base voluntaria paragarantizar la calidad del suministro de servi-cios”. El Comisario Bolkestein está haciendoen consecuencia todo lo que puede paraerradicar los criterios de calidad obligatoria ydar a las empresas el derecho de decidir suspropios estándares, basados en certificacio-nes de organismos privados y códigos deconducta propios de la empresa.

Salarios basura y fraude a la seguridadsocial

Las posteriores prohibiciones que se des-prenden del principio del país de origenhacen que la identificación de los prestadores

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de servicios que están operando en determi-nado país sea prácticamente imposible. Elresultado de ello es que cualquier empresaque tenga un domicilio registrado oficialmentefuera del país en el que proporciona el servi-cio pueda actuar sin supervisión alguna. Notendrá que acatar la legalidad del país en elque proporciona el servicio, ni siquiera la nor-mativa que regula el empleo, abarcando tantoal reclutamiento de los mandos en el país deacogida como al de los trabajadores de otrosEM o de terceros países. Estos últimospodrán ser desplazados a otros EM sin nin-gún tipo de control preventivo, comprometién-dose únicamente el país de origen a readmi-tirlos posteriormente.

El objetivo de la Comisión es reducir drás-ticamente los costes laborales, y al prohibirlas provisiones relativas a acuerdos contrac-tuales entre el prestador del servicio y elreceptor del mismo que eviten o restrinjanque este servicio sea prestado por autóno-mos, allana el camino a las “aparentes” for-mas de trabajo autónomo y salarios basuraen la adjudicación de contratos, obviando laescala salarial. Así, a Comisión pone en ban-deja las cosas a los empresarios que hacendinero mediante fraudes a la seguridad social, al prohibir al país en donde se proporcionael servicio mantener y conservar documentoslaborales. Como no se puede solicitar estosimportantes documentos en el país en dondese ejerce la actividad, y ante las dificultadesde supervisión del país de origen, los empre-

sarios pueden actuar durante largos periodossin abonar las contribuciones a la seguridadsocial.

Liberalización del mercado interior

Para entender las implicaciones que sobrela liberalización del mercado interior puedesuponer la entrada en vigor del principio delpaís de origen, es necesario considerar laentrada de diez nuevos Estados miembroscuya legislación social, fiscal y medioambien-tal no es tan rigurosa como en la UE de los15. Cuando sea favorable a los intereses dela empresa privada, la directiva propone sus-tituir armonización por “el principio del país deorigen”. De hecho, esto es una incitación a larelocalización de negocios en países cuyosestándares legales sociales, f iscales ymedioambientales sean lo más laxos posible.El resultado de ello será una nueva ley enEuropa, un fenómeno masivo, que ejerceráuna presión considerable a la baja sobre losEstados que mejor protección dan con susleyes sociales, fiscales y medioambientales.

Es muy posible, además, que el principiodel país de origen en su forma más radicalcontradiga el artículo 50 del tratado de la UE,que establece que, mientras un prestador deservicio puede temporalmente realizar activi-dades en otro Estado, sólo puede prestarlosegún las condiciones que impone el Estadoa sus propios residentes.

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Agresión a los sistemas de atención sani-taria

Aunque el Tratado de la UE confirma quelas acciones comunitarias deben respetar porcompleto las competencias de los Estadosmiembros para la organización y dispensa-ción de servicios sanitarios, la Directiva pro-puesta afecta concretamente al hecho deasumir los costes sanitarios, ya que si unprestador de servicios de sanidad del EM deorigen quiere establecer su negocio en otroEM de acogida, este último no puede someterla autorización para establecerse a la asun-ción de los costos sanitarios por el prestadordel estado de origen , de acuerdo con el sis-tema sanitario del estado de acogida. Unprestador de sanidad que está establecido endeterminado país no está obligado a acatar elsistema de la seguridad social (por ejemplo,el sistema nacional de salud) del país en elque se ha instalado. Esto es un intento deli-berado de la CE de privar a los Estados decualquier forma de control de la política sani-taria. Con ello, la Comisión viola el principiode subsidiariedad del Tratado de la UE men-cionado anteriormente, siendo otro intento demodificar el Tratado mediante una Directivaque forma parte del secreto plan para expan-dir la influencia de la CE en los sistemas desalud.

Varias disposiciones de la Directiva afec-tan a la organización del sistema de seguri-dad social: las restricciones sobre mecanis-mos de control cuantitativo afectan al máximonúmero de cirujanos y farmacéuticos quedeben ser autorizados; las restriccionessobre establecimiento de tarifas mínimas y/omáximas afectan a la escala de sueldos acor-dados entre los médicos y la seguridad socialo al precio de los productos farmacéuticos.Finalmente, debido a la ausencia de supervi-sión para el ejercicio de una actividad, seimpide cualquier forma de planificación o con-trol y la puesta en práctica de estándaresrelativos a calidad y calificación profesional.

Además, se promueve solamente la movi-lidad de los pacientes en lo que respecta al

reembolso de costes, pero la cantidad deestos costes y las implicaciones de la seguri-dad social no aparecen, y la diferencia entreel coste del tratamiento en el extranjero y lacantidad reembolsada por la seguridad socialnacional puede ser enorme, favoreciendoesto a los prestadores de servicios y perjudi-cando a los enfermos menos solventes.

V. Impacto de la directiva

Las disposiciones de la directiva Bolkes-tein sobre libertad de establecimiento y de cir-culación de los servicios desencadenaránuna espiral de recortes de la protección socialy en los estándares de calidad. Las disposi-ciones que no puedan ser reducidas por eva-luación mutua serán socavadas por laentrada de empresas fantasma. Aumentará laaplicación de los estándares más bajos entoda la UE.

La competencia feroz será una regla entodas partes. Los servicios públicos y los deinterés general sufrirán cada vez más presiónpara someterse a las reglas de la competen-cia y ser privatizados– al quedar los Estadosprivados del derecho a tomar decisiones polí-ticas relativas a la educación, sanidad, cul-tura, y al derecho de libre acceso universal alos servicios – salvándose únicamente losque estén proporcionados directamente ylibres de cargas por las autoridades públicas.Si los sistemas de seguridad social se modifi-can con esta directiva, los mecanismos deredistribución social centrales sufrirán unagrave crisis.

El principio del país de origen provocará ladesvertebración y el desmantelamiento delmercado laboral: así, si una empresa polacadecide despedir en Francia a trabajadorespolacos (o de otro EM, o incluso de fuera dela UE, contratados en Polonia), por ejemplo,no tendrá que solicitar el visto bueno de lasautoridades francesas, puesto que las autori-dades polacas lo autorizan y esos trabajado-res se regulan por la legislación de Polonia,siendo además los salarios y las condicionesde trabajo los del país de origen.

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Hace unos días me preguntaba una profe-sora para qué tanto debate sobre consenti-miento informado, autonomía del paciente, etc.si no cuestionamos a fondo qué pensamos de lasalud y de la enfermedad, de la vida y de lamuerte. Mi respuesta fue que estaba haciendosobre la salud, una pregunta muy saludable...En la etimología indoeuropea, salud, tiene quever con saludo, y también con salvación, pala-bras que están emparentadas entre sí y relacio-nadas con los signos de armonía y totalidad. Encastellano –del latín, salus– se relaciona lo per-sonal de la salud, lo social del saludo y lo espiri-tual, la salvación. En inglés también, el saludo,hello, la salud, healtz, la totalidad que es whole,y lo sagrado, holy. Es interesante ver la relaciónentre todas estas palabras: buena salud esarmonía de las partes del cuerpo entre sí.Cuando nos saludamos cordialmente en vez decrear un ambiente de crispación, creamos unambiente saludable, lo que es bueno tambiénpara la salud del cuerpo. Salud también esarmonía con el medio ambiente que, a su vez,es parte de una vida sana. Y finalmente, armo-nía con lo sagrado, con aquello que nos libera,que nos salva, que da apoyo a una vida sana yesperanzada.

Todo esto me invitaba, de algún modo, acambiar el título del artículo por el de Una éticasaludable para una vida sana, como si fuerauna especie de slogan o lema para hablar sobrebioética. ¿Qué es una vida sana? ¿Cómo curary cómo cuidar bien a las personas respetandosu dignidad? Son preguntas que nos hacemosdesde una situación en la que tenemos muchísi-mas más posibilidades tecnológicas que haceunos años; pero tenemos también mayores fra-gilidades y, como consecuencia, mayores res-ponsabilidades. Hoy tenemos una capacidadmayor de intervenir en el cuerpo humano, deintervenir en el entorno, en el mundo; podemoscontrolar la reproducción, manipular los genes,diagnosticar, prevenir enfermedades, conocermás, controlar más... Conocimiento y control lle-

van consigo una ambigüedad, de ahí surgenotras preguntas: ¿Estamos usando, y se va ausar, todo ese conocimiento, todo ese control afavor de las personas? ¿Se va a usar en contrade ellas? Avanzamos quizás más deprisa, conceleridad, pero... ¿hacia dónde?

La bioética comenzó en l971, y en estas tresdécadas y media hemos confrontado nuevos“desarrollos” en vez de “adelantos”, porque nosabemos si son adelantos o no..., según comolos utilicemos serán adelantos o atrasos, pro-gresos o retrocesos. Esta situación nos planteauna pregunta ética que llevamos repitiendo a lolargo de estos 35 años: ¿Debemos, responsa-ble y éticamente, hacer todo aquello que pode-mos técnicamente hacer? Hay otras formulacio-nes que significan básicamente lo mismo:¿Toda solución técnica de un problemahumano, vale por sí sola para tratar el aspectohumano del problema?¿Las tecnologías de lasalud hacen la vida más sana?

Tratando de responder a estas preguntas,nos encontramos con una nueva cuestión:¿Con qué clase de ética vamos a tratar estaspreguntas? Vamos a responder en primer lugara esta pregunta, porque la ética se puedeentender de muchas maneras. Por ejemplo, dosmaneras distintas de entenderla: la ética de lasrecetas y la que a mí me gusta llamar con unacomparación de puerto de mar, la ética del faro.

La ética de las recetas, o de máquina vende-dora automática, es aquella en la que se intro-ducen datos, se aprieta un botón y ¡sale la res-puesta automática, mecánicamente! Surge unproblema, se pregunta qué dice la ética, quédice la Iglesia, y te responden con una res-puesta prefabricada. Es la ética de lo prohibidoy lo permitido.

La ética del faro es aquélla que no te da res-puestas prefabricadas para que tú las sigas aciegas, sin pensar. Comparándola con el tér-mino del mar diríamos que, si remas en la direc-ción del faro llegas a puerto, pero nadie te aho-rra el remar por ti mismo, incluso puede que

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Bioética: de dónde viene y en dónde está

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alrededor de tu barca esté oscuro como la bocade lobo y que además te encuentres de prontocon arrecifes, y tengas que virar para esquivar-los. Y si te preguntan por qué vas en direcciónopuesta si ibas hacia el faro, respondes que,precisamente, porque quieres llegar al faro,estás ahora rodeándolo. En la ética del faro tedan unos criterios, unas orientaciones, y a la luzde esos criterios tienes que

encontrar soluciones inusitadas en situacio-nes inéditas. La ética del faro te ilumina, teorienta y te anima para que sigas buscando quées lo que nos humaniza.

De seguir el primer tipo de ética a seguir elsegundo, hay mucha diferencia. A mí me gustaexplicar las cosas con comparaciones: cuandoel conductor es un principiante y conduce mal,en el momento que hay un peligro, pisa el freno,y entonces le dan un golpe por la espalda... Y loopuesto a pisar el freno es pisar el acelerador...Cuando no hay mas que una ética que sereduce a pisar el freno, a decir que no a todo, seproduce la reacción contraria y entonces se pisael acelerador y se dice a todo que sí. ¿Por quéfuncionar sólo con el acelerador o con el freno?Manejemos el volante, el cambio de marchas, elfreno, y el acelerador... porque ¡ésa es la éticaque necesitamos! A Santo Tomás no le dabavergüenza cuando comparaba la ética con unacuestión de cocina y decía que sólo con recetasno se hace una buena comida, porque hacenfalta recetas – en ética los principios–, pero tam-bién hay que tener la experiencia de haber coci-nado muchas veces, con éxitos y fracasos. Enética los principios ayudan, pero hay que tenerexperiencia, aprender de los propios logros yfracasos y conjugar así la experiencia con la ori-ginalidad, a la luz de los principios, a la luz delos criterios. Ésta es la ética saludable quenecesitaríamos hoy para tratar los problemas dela bioética, los problemas de una vida sana.

La bioética se sitúa ante dos hechos princi-pales: en primer lugar, la transformación de lasciencias y tecnologías que manejan la vida. Yen segundo lugar, la repercusión que esto tieneen las intervenciones sobre las personas, sobreel ambiente, sobre la sociedad. De ahí surgió lapregunta que he citado antes: ¿es responsableéticamente hacer todo lo que podemos técnica-mente hacer? La bioética nació no como unamoda, sino como una necesidad de responder aesta pregunta, y de responderla revisando tam-bién la ética. Mas tarde la bioética se ha conver-

tido de movimiento que era cuando empezó, endisciplina, en institución. Hace unos años unbioeticista, Mailander, escribió un libro criticandoesta situación y dijo: ¿No habrá perdido su almala bioética? ¿Lo que la animó desde el princi-pio?

A la pregunta ¿dónde está hoy la bioética?,yo respondería, brevemente, diciendo que estáen la encrucijada de dos urgencias: primera,hay que revisar el manejo de la vida, no sólo enmedicina, sino también en industria, en biologíay en ecología, en intervenciones sobre el cuerpohumano, sobre el entorno... proteger una vidasana. Segunda, hay que revisar la ética; por esoinsisto repetitivamente en decir una ética salu-dable, no cualquier ética, para una vida sana.

En 1971, el oncólogo Potter, en un libro quefue pionero, Bioetics bridge to the future, LaBioética, puente hacia el futuro, decía que habíaque conjugar las ciencias y los valores huma-nos. Y en aquellas mismas fechas, otra de lasdos grandes figuras en el comienzo de la bioé-tica, el obstetra Hellegers, decía que había queunir arte médica y el sentido de humanidad, delo humano. Ha pasado mucho tiempo desdeentonces, desde que nació el primer bebé porfecundación in vitro –Louise Brown– en 1978,hasta los debates sobre la clonación, sobre todoa partir de 1998, la velocidad de los descubri-mientos y la velocidad de las aplicaciones, handejado completamente atrás el paso de caracolde la ética, de la revisión de la ética, que toda-vía está por hacer. Potter hablaba de un puente,un puente entre tecnociencia y valores, unpuente entre la ética que se preocupa de losvalores y la tecnociencia, de cara al futuro de lohumano, al futuro de la vida. En este sentido,me parece que la tarea de la construcción deese puente, es todavía una asignatura pen-diente. Esta bioética que sabemos de dóndeviene y en dónde está, tendría que plantearsede cara al futuro, el ensanchar más hacia arriba,hacia el lado, hacia el fondo, a lo alto, a loancho, a lo profundo, ensanchar más su hori-zonte.

He formulado la propuesta que yo quisierahacer sobre el futuro de la bioética, con las pala-bras que empiezan con el mismo prefijo “inter”:Una bioética que recupere su vocación depuente, y se haga más intercultural, más inter-cosmovisional –para incluir algo más amplioque la referencia a las religiones– y más inter-disciplinar. Esto estaba en el origen de la bioé-

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tica en los años 70; sin embargo, creo que des-pués de 35 años, sigue siendo una tarea pen-diente.

Es fácil transmitir la tecnología más allá delas fronteras, –el teléfono móvil, por ejemplo, enTokio, en Madrid, en Nueva York, en mitad de laselva..., es algo que llega rapidísimamente atodas partes–. Mucho más difícil es dialogarsobre valores, y hoy la bioética tiene como tareapendiente, más allá de las fronteras culturales,ese diálogo de valores. Es fácil hablar de super-vivencia, del manejo de la enfermedad, delhambre, de la demografía, de cuidar del medioambiente, pero ¡qué difícil es preguntarse por elsentido de la salud y de la enfermedad, de la viday de la muerte! ¿Significa algo para nosotros laVIDA que origina, que sostiene, que des-borda lo humano y el ambiente? Esmucho más fácil, cuando sedebate sobre la eutanasia osobre temas del comienzode la vida, debatir contodo detalle aspectos clí-nicos, jurídicos..., queplantearse a fondocómo percibimos laenfermedad, la salud,la vida, la muerte.

En segundo lugar,la bioética tendríacomo tarea pendiente,la integración de las tra-diciones de espiritualidadcon las ciencias; ser másintercosmovisional. Esmucho más fácil institucionali-zar la bioética convirtiéndola en una disciplina,que es lo que hemos hecho, y 35 años despuésdel libro de Potter, hoy nos abruman la bibliogra-fía, las bases de datos, los cursos, los cursillos,las titulaciones, los Centros, los Institutos, lasFundaciones, los congresos... Hay una inflaciónde bioética. Se han multiplicado las normativas,las legislaciones, las resoluciones de los Comi-tés, las jurisprudencias sobre casos paradigmá-ticos... En definitiva, la bioética, al pasar demovimiento a disciplina, se ha hecho cada vezmás técnica, más burocrática, más instituciona-lizada. Son logros que nos vienen muy bien, sonayudas que nos hacen mucha falta, y que sonimprescindibles, pero existe el peligro de perderel horizonte. Por eso decía que la bioética nece-

sita recuperar esa vocación de puente, yhacerse más interdisciplinar.

Es un triple programa para que una éticatenga más amplitud de miras, que es a lo quelleva lo intercultural; para que tenga unas raícesmucho más profundas, que es a lo que lleva eltrato con otras tradiciones de espiritualidad; ypara que sea capaz de deshacer malos entendi-dos, de evitar que todo se reduzca a extremis-mos sí o no, blanco o negro, que es a lo quelleva lo interdisciplinar. Si la bioética se reno-vase con este triple programa, creo que tendría-mos realmente una ética de la vida saludable,para una sociedad más sana. Todo esto sepodría decir de forma menos pedante, con pala-bras muy corrientes, pidiendo que la ética se

haga más viajera, que seabra a otros horizontesmás grandes, para que

pueda tener un punto devista más profundo y puedarelativizar mucho más, todolo que tiene alrededor. Yo

llevo un año en Españadesde que vine deJapón, y estoy descon-certado por tantos extre-mismos tanto en lo polí-t ico como en loideológico, lo ético, loreligioso, que se ven en

nuestros países de aquí.En tercer lugar, que se

haga más sapiencial, conmás sabor, y no meramente

saber y conocimiento. Encuarto lugar, que tenga más vocación de traduc-tora, porque el traductor, al vivir continuamentela experiencia de la traducción, tiene la expe-riencia de estar en otro mundo, en otra cultura, yayuda al lector a meterse en el mundo de otracultura, de otra obra, de otro lenguaje, hacer depuente, mediar, reconciliar, intercambiar, comu-nicar... y evitar malentendidos.

Todo lo que he dicho querría ilustrarlo contres ejemplos concretos, ejemplos que tienenque ver con la experiencia que he vivido al ocu-parme de la bioética en Japón y el contraste queestoy experimentando este año al ocuparme debioética en Madrid.

El primer ejemplo que titulo lo artificial-mente natural –expresión que tomo de unfamoso filósofo y escritor japonés, que tiene que

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ver con los debates de los años 70 en Europa,debates que yo seguí en Japón, sobre algo muyviejo y muy superado, aunque por lo que per-cibo a veces en algunos entornos, aquí no estásuperado. A comienzos de los 70, corría muchatinta en revistas occidentales de ética y sobretodo de teología, a propósito de la polémicasobre los anticonceptivos, polémica que hoy díaestá, o debería estar, más que superada. Yo lle-vaba unos 4 años en Japón –allí 4 años es muypoco tiempo– y a finales de esa misma década,1978, en que nació el primer bebé probeta, losdebates en Europa eran sobre la reproducciónasistida. Estas dos polémicas las seguí a distan-cia desde Japón, donde me encontraba en uncontexto muy distinto al europeo. A comienzosde los 70, estaba yo traduciendo al castellano laobra “Antropología del paisaje” del filósofo japo-nés al que acabo de referirme, y que ha refle-xionado sobre el tema de lo natural y lo artificial,y sobre las intervenciones de la mano humanasobre la naturaleza, con el fin de modificarla. En1977, cuando se funda el Instituto de Bioéticaen nuestra universidad en Japón, yo tuve quepasar de Filosofía a este Instituto, para que filó-sofos y teólogos pudiésemos tratar estos pro-blemas junto con los biólogos. En esa época enque en Europa los debates eran sobre la repro-ducción asistida, estuve dialogando en Japóncon bioeticistas japoneses sobre cómo sepodría aplicar el criterio del filósofo japonés-queaplica su reflexión sobre lo artificialmente natu-ral a la ética– a los temas de ecología o a otrostemas de bioética.

Estando en ese contexto, –al principio de los70 cuando leía lo que se decía aquí en pro y encontra sobre la reproducción asistida– a mí meresultaban incomprensibles las reacciones tanexageradas de la teología romana, vaticana,diciendo que no, tanto a los anticonceptivos,como a la reproducción asistida y también meresultaba incomprensible el extremo opuesto,que simplemente ve la panacea y dice sí sincondiciones. Una vez más, no hay más quefreno y acelerador, blanco y negro, sí y no... Yeso cuando estás en una cultura que, si algoenseña por los cuatro costados, es que lascosas no son ni sí ni no, ni blanco ni negro,resulta incomprensible. Al P. Arrupe le decíansus catecúmenos que lo que explicaba estabademasiado claro para ser verdad; también a míme lo decían mis alumnos de filosofía. Es que,cuando las cosas están demasiado claras se

sospecha, porque la vida no es así. Cuandosalió la encíclica “El resplandor de la verdad”, yodije que nos haría falta una encíclica sobre “Elcalor de la bondad” pensado desde Oriente.

Desde el contexto oriental, aquellos debateseuropeos me resultaban... el blanco y el negro,el sí y el no... los dos extremos. Y al leer al filó-sofo japonés, me encontraba con que estabahablando de la intervención humana para mejo-rar lo natural sin destruirlo. Este autor pone elejemplo de los jardines japoneses diciendo: “Yocreía que el jardín japonés era muy natural, ycuando vi Versalles, la Alhambra, todo simé-trico, pensé qué racional, qué artificial, es decir,Occidente era artificial y Oriente natural. Luegome di cuenta, ¡qué tontería!, el jardín japonés esmucho más artificial que el de Versalles, miradlos bonsáis, aquí hay una dosis de intervenciónde mano humana, con una sutileza, con un cui-dado, con un detallismo... El jardín japonés noes natural, porque la naturaleza dejada tal cual,en primer lugar, seria maleza y no tendrías esejardín y, en segundo lugar, para que ese jardínreproduzca una impresión distinta en cada unade las estaciones, tiene que intervenir mucho lamano humana. El jardín japonés no es, ni natu-ral –tal cual– ni artificial –destruyendo la natura-leza. El jardín japonés es artificialmente natural,lo que significa intervenir en la naturaleza sindestruirla, para prolongar lo que la misma natu-raleza, desde su realidad, está pidiendo que lehagas”.

Aquí tenemos, desde la estética, un criteriopara la ética. A la luz de lo anterior, a mí meresultaba obvio cómo enfocar en teología moralel tema del anticonceptivo o el tema de la repro-ducción asistida. No se dice que no, ni se diceque sí, sin condiciones. Se interviene, porsupuesto, lo mismo que nos ponemos gafas queson artificiales, o se hace una operación cesá-rea, que es intervención artificial, pero se hacecuando hay que hacerlo y no se hace irrespon-sable o injustificadamente. El problema, portanto, no es que lo artificial sea malo y lo naturalbueno. Tanto lo mal llamado natural, como lomal llamado artificial –sobre todo en el caso delos anticonceptivos lo llamado natural suele seralgunas veces muy antinatural, y lo llamado arti-ficial suele ser muy natural– si son responsa-bles, muy bien, y si son irresponsables muy mal.Y se le ha dado un enfoque alternativo que nosaca de esta dualidad, de esta dicotomía, deeste extremismo occidental europeo, –en el

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caso de nuestros países de aquí, creo que toda-vía en mayor tendencia, sobre todo cuando lascuestiones se politizan y si dices A eres de unpartido y si dices B de otro. Así sólo tenemosmala ética, dos posturas extremas, de freno ode acelerador.

En España, por ejemplo, cuando ante unproblema, el portavoz de la Conferencia Episco-pal enseguida dice NO, lo que provoca que enel otro extremo mas laicista diga lo contrario, loque ocurre es que, tanto uno como otro estánregando fuera del tiesto. O el último debate tanridículo en torno al preservativo, me hacía sos-pechar que, cosas que tenían que estar supera-das hace 20 años, en España anacrónicamenteno lo están. Necesitamos una ética mucho mássaludable y, tanto la ética como la biología tie-nen que acelerar y recuperar el retraso que lle-van de 20 años.

El segundo ejemplo –perspectivas sobre lavida– lo voy a tomar de la Carta Pastoral sobrela vida, de los obispos japoneses. Yo tuve lasuerte de participar en el Comité que preparó laCarta Pastoral del año 1984 y en el que preparóla del año 2000. Algo muy aleccionador es que,tanto en un caso como en otro, el Cardenal Shi-rayanagi encargó al Instituto de Bioética queorganizase un Comité, y que eligieran a perso-nas de distintas mentalidades. Les pidió ade-más, por favor, que no hubiera más que dos otres teólogos, que la mayoría fueran seglares yque más de la mitad de esos seglares fueranmujeres, mujeres con experiencia de vida fami-liar y mujeres solteras; y que hubiera médicos.Con esas condiciones podían elegir a quienesquisieran. Se eligió el Comité y se tardaron dosaños en preparar la Pastoral del año 1984 y dosaños y medio en preparar la del año 2000.Cuando esta última ya estaba preparada, setenía una reunión mensual, después lo discutíaun grupo de cuatro personas y se lo llevaban ala Conferencia Episcopal para que lo aprobasentodos; lo pasaban a las diócesis, lo leían, locomentaban, les hacían críticas... Una críticamuy chocante fue la que decía: el borrador deeste mes nos gusta mucho, está tan bien que noparece que lo hayan escrito los obispos... Almes siguiente escribieron en esa línea, y elcomentario fue: este borrador tiene poco peso,es lenguaje demasiado corriente, pónganlo unpoco más difícil para que parezca que es de losobispos...

Entre esas idas y venidas, felizmente, haresultado una pastoral que, increíblemente, seha reeditado varias veces y se ha convertido enbest-seller porque, como muchos textos los hanescrito hombres y mujeres seglares, seentiende y tiene que ver bastante con la vida.Cuando estaba ya casi todo terminado y a puntode aprobarse, en una de las últimas reunionesnos dijo el obispo responsable que lo que sepretendía en toda aquella Carta era “una miradasobre la vida”. Todos los temas trataban de lavida y lo que se quería proyectar era “la miradade Dios sobre la vida”, pero el problema que nose había discutido y que nos quedaba pen-diente era cómo decir “mirada” y cómo decir“vida” en japonés, pues se podían escribir demás de siete formas distintas. Después de ungran trabajo se eligieron las adecuadas al sen-tido que se quería expresar: “Mirada cálida yacogedora sobre la vida”; los obispos japonesesde este modo decían: “Queremos mirar la vidacomo la mira Dios”.

Creo que, un estilo así, da una profundidad,un halo sapiencial al debate bioético. Un ejem-plo más en este sentido. Leo lo que escribe unmonje budista: Paseo al amanecer de un día debuen clima, me dejo acariciar por la brisa, sabo-reo la experiencia de estar vivo, sentir palpitarmi vida y pienso... vivir, ¡qué maravilla!,¡quéenigma!... Interrumpo el paseo, me paro ensilencio a saborear esta vivencia, estoy vivo, mivida me desborda; no es mía sola, no la con-trolo, vivir es ser vivificado por la Vida que noshace vivir. Sigo paseando, compro el periódico,titulares de muerte me desazonan, atentados,asesinatos, guerras, maltratos, hambre, mani-pulación, tortura. Y me pregunto ¿cómo cons-truir una humanidad en que nos hagamos vivirmutuamente, en vez de destruirse cada personaa sí misma, a sus semejantes y al entorno?¿Cómo recuperar la experiencia de vivir la grati-tud por estar siendo vivificados y la responsabili-dad de vivificarnos mutuamente?

Al leer esta meditación budista sobre la vida,sobre todo, los tres aspectos finales, yo me pre-gunto si toda la ética de la vida no se resumirá enesta tarea, mucho más importante que los deba-tes detallistas sobre el aborto o la eutanasia.Cuando los maestros budistas de espiritualidadhablan sobre la vida, hay tres temas recurrentesque son los expresados al final del texto: El pri-mero es percatarse que uno está vivo. Párate,que vas corriendo y vives sin vivir... no tienes

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tiempo para darte cuenta de que estás vivo... Elsegundo agradecer –expresión de gratitud– quesi vives es porque te están haciendo vivir. El ter-cero es, hacerse vivir unos a otros, en vez dematarse unos a otros... Resumiendo: Caer en lacuenta de que estoy vivo, agradecer que vivoporque alguien mayor que yo me hace vivir, yhacernos vivir unos a otros. Este es el funda-mento de cualquier tema de bioética que se trate;tratarlo con una raíces profundas, que hagan deella una bioética más sapiencial.

El tercer aspecto, con vocación de traduc-tora, es un poco más difícil. Voy a tomar lo queaquí en España se está debatiendo continua-mente: las células madre, los embriones... Losdebates en torno a la vida naciente, en Japóntuvieron lugar antes; en otoño del año 2000 seaprobó allí la ley. Yo estuve bastante implicadoen el tema porque se pidió opinión a nuestraUniversidad. En Japón tenemos más libertadque aquí porque, al ser totalmente laico, en elmejor sentido de la palabra, ni la Iglesia seimpone ni a la Iglesia excluyen. En España elproblema no es el laicismo o la laicidad, sinoque no somos totalmente laicos; si aquí fuéra-mos como en Japón, la Iglesia tendría máslibertad que la que tiene. Por eso, cuando elGobierno quiso hacer esta ley en Japón, pre-guntó a la Iglesia, a las Universidades, a losbudistas, a los católicos, a los protestantes... yrecogió en un volumen 60 opiniones. A mí meentrevistaron toda una mañana, de parte delMinisterio, para que hubiese una opinión de unaUniversidad católica que tiene Teología e Insti-tuto de Bioética. Todo eso se publicó en un libropor internet, y pidieron opinión a todo el mundosobre el tema, y después vino la ley. Es sumanera de debatir, en un contexto, repito, en elque ni excluyen ni privilegian a los religiosos, nilas religiones imponen lo suyo a la fuerza.

Los debates en torno a la regulación legisla-tiva sobre las técnicas de clonación y la manipu-lación de embriones pre-implantatorios (pre-embriones, el estadio anterior a la anidación enel endometrio uterino) han sido una encrucijadamuy importante para esa relación entre ciencia,ética y religión, debate que se llevó en Japón deuna manera que ya me gustaría que aprendie-ran de ella aquí, tanto el extremismo eclesiás-tico-no “eclesial”, sino “eclesiástico”-como elextremismo anti-eclesiástico. En otoño de 2000se aprobó en Japón la ley que prohíbe la clona-ción reproductiva, es decir, para reproducir por

clonación un ser humano. Esta ley formulareservas sobre la manipulación del comienzo dela vida, pero al mismo tiempo, abre la puerta ala manipulación responsablemente controlada,sea el uso de embriones sobrantes –yo prefierodecir excedentes– en programas de reproduc-ción asistida, sea el uso de técnicas para inves-tigar. Por lo que se refiere, tanto a la producciónde embriones humanos mediante técnicas declonación, pero sin finalidad reproductiva, comode otros embriones, a los que la ley japonesa hadado el nombre de “embriones especiales”, estaley se limitó a recomendar que se adoptasenmedidas oportunas.

Posteriormente a la ley, en el año 2001, elMinisterio de Educación y Ciencia publicó unasdirectivas muy severas, muy rigurosas, que per-miten la obtención de células troncales embrio-narias, solamente a partir de embriones sobran-tes, producidos originariamente para su uso enreproducción asistida, pero con la condición deque su destrucción haya sido ya decidida y quepara su donación se cuente con el debido con-sentimiento firmado. Además, si en el futuro sevan a utilizar técnicas de clonación para produ-cir embriones para investigación, pone unaserie de condiciones. Hasta el momento sola-mente ha reconocido un par de Centros paraque puedan hacerlo, pero con unas condicionesmuy estrictas.

En esta ley hay un detalle lingüístico muyinteresante. En japonés “humano” se dice con eltérmino, jitu, es una palabra técnica hablandodel blastocito de estos embriones in vitro, queno han sido implantados todavía. Y “humano” sepuede escribir también con un ideograma,representando la figura de un ser humano, parahablar de un feto de 8,9,ó l0 semanas, que nosexige un respeto a su dignidad. Es una distin-ción que parece muy sutil, y por eso me sirvepara el ejemplo que quiero poner de una éticacon vocación traductora, es decir, que ayuda aevitar malos entendidos.

Cuando se estaba discutiendo el proyecto deley, plantearon la pregunta: ¿Tiene dignidadpersonal ese embrión pre-implantatorio? Y elComité respondió diciendo que la expresión“dignidad personal” la reservamos para este usode la palabra jitu con el ideograma, porque estolo reservamos para hablar del respeto que nospide el feto. Luego vendrá el problema delaborto, que se discutirá aparte, y tanto los quedigan que sí como los que no, reconocerán que

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ahí hay una exigencia de un respeto a una dig-nidad. Para hablar de los embriones en el esta-dio de blastocito, todavía no implantados, usa-ron otra expresión, con una palabra que enjaponés significa “germen y brote de vidahumana” y que como tal, exige una cierta dosisde respeto, distinto del respeto incondicionalque me exige la dignidad personal de un feto detres meses, por ejemplo. Al hacer esta distin-ción, se referían a dicho “germen de vida” conun término tan exacto que facilitaban la distin-ción entre el respeto debido al embrión pre-implantatorio como germen de vida orientado ala formación de un ser humano, y el respeto exi-gido por un feto humano cuya dignidad perso-nal, curiosamente, es la primera vez que, enJapón, se afirma en una ley.

La ley sobre el aborto, que es otra ley dis-tinta, es muy permisiva y en Japón se planteaun problema debido a la coherencia de estasleyes entre sí, pero no vamos a entrar ahora enese tema. He querido utilizar este ejemplo úni-camente para explicar con qué habilidad, conqué vocación de traductora, de evitar malosentendidos, está funcionando allí esta mentali-dad lingüística y éticamente.

Ante la expresión que hace unos días unperiódico ponía en boca del portavoz de laConferencia Episcopal, de que “desechar estosembriones y usar algunos para salvar a otro,era matanza de hermanitos”, o ante lo quedecía un Obispo refiriéndose a que “desecharestos embriones para obtener células madre,era una matanza de inocentes”, hay que decirque, tanto una expresión como otra, creo queeran científicamente inexactas, éticamenteincorrectas y estéticamente de mal gusto y,sobre todo, originadoras de malentendidos. Deahí la necesidad de una ética con vocación tra-ductora, que quite malos entendidos, queayude a evitar confusiones.

Cuando he vuelto de Japón hace ahora unaño, me ha llamado mucho la atención, la situa-ción tan exagerada que se percibe en mi país,por parte de los dos extremos, en los debateséticos. Cuando se habla de células madre – yaparece todos los días en el periódico– mechoca la politización de los discursos sobreunos temas que, científica y éticamente, estántodavía debatiéndose; y no es tan fácil decir queno, poner freno, ni acelerar sin más... Hay queseguir discutiéndolo, debatiéndolo. Hay razonesen pro y en contra, y tenemos que seguir estu-

diándolo moderadamente. Y me parece que hayposturas, presuntamente defensoras de la vidahumana, que están haciendo un flaco favor aesa defensa con su actitud negativa y condena-toria; al tiempo que se está suscitando enEspaña la reacción opuesta, de quienes pien-san que la ética no es más que un freno y la reli-gión enemiga del progreso. Yo que vengo deuna cultura como la japonesa, tan caracterizadapor la conciliación y el consenso, y que tieneuna habilidad especial para buscar esos térmi-nos medios, percibo en nuestro país unambiente desconcertante, por decirlo de unamanera suave, y me parece que hay en Españauna necesidad especial de buscar términosmedios, de conciliar, de matizar.

Me llama también la atención la intromisión,en mi opinión muy inoportuna, de muchas ins-tancias eclesiásticas, cuando se ponen a dictarmoralidad a la sociedad civil. En Japón estoyacostumbrado a una Iglesia minoritaria, enmedio de una sociedad civil plural y democrá-tica, secularizada, laica en el mejor sentido de lapalabra, y con un episcopado muy acostum-brado a respetar escrupulosamente la separa-ción iglesia y Estado. Como consecuencia, eneste contexto intercultural y religioso, una Igle-sia que, ni tiene privilegios ni está excluida, sesiente más libre que aquí.

Me sorprenden los malentendidos sobreética y sociedad en España; como el caso,mitad cómico, mitad anacrónico del mes pasadoacerca de la discusión del preservativo. Cuandoleía en el periódico no sabía si reír o llorar por-que pensaba que ni siquiera tenia que ser pro-blema, no sólo como prevención de un contagio,sino como anticonceptivo corriente ya que,como sabemos, se puede utilizar para evitar unembarazo no deseado y para evitar un aborto.Hace mucho tiempo que la teología moral, laseria, ha superado ese falso problema, aunquediga lo contrario un dicasterio romano o los ase-sores de una Conferencia Episcopal, o quienesredactan un discurso del Papa. Es un tema en elque se puede disentir en la Iglesia –no digo“de”– porque yo, como creyente, no disiento dela Iglesia, sino que disiento en la Iglesia, que esdistinto, sobre todo en algo que, ni es cuestiónde moral, ni es cuestión de pecado, sino que essimplemente una cuestión de sentido común, deresponsabilidad y de buen humor. Cuando elotro día el Portavoz de los Obispos, después deldiálogo que tuvo con la Ministra de Sanidad,

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afirmaba que eso estaba escrito hace años enlibros y revistas especializadas de Teología, osea que no era nada nuevo, como los que al díasiguiente dijeron que tenia que desdecirse, sen-cillamente... ¡suspenso en teología!, porqueindica la ignorancia de por dónde va la reflexiónteológica seria.

Sin embargo, hay otros temas más seriosque el preservativo; por ejemplo, a esa afirma-ción de que “la obtención de células madre, apartir de embriones pre-implantatorios es unamatanza de inocentes”. O cuando otra persona-l idad de la jerarquía eclesiástica, decíahablando sobre temas de orientación sexual,que “la orientación sexual en sí misma, indepen-dientemente de su ejercicio, es algo desorde-nado, pecaminoso, intrínsecamente malo...” Yome llevé las manos a la cabeza, porque expre-sarse así va contra el mismo catecismo de laIglesia Católica, y contra la declaración que hizola Congregación de la Fe acerca de que, al tra-tar este tema, nunca se discrimine a las perso-nas. Otra personalidad de la jerarquía eclesiás-tica, hablando sobre el tema de la eutanasia,sobre el final de la vida, estaba diciendo algoque, en primero de Derecho le habría valido unsuspenso, por confundir legalización de un com-portamiento, con despenalización. Y en ética lehabrían suspendido por confundir despenaliza-ción de un comportamiento, con aprobación yrecomendación. Otro responsable eclesiástico,discutiendo sobre el tema de la clase de reli-gión, confundía el estudio escolar del hecho reli-gioso, con la imposición obligatoria de la reli-gión. Quizás no ha leído la encíclica de Juanpablo II, Redemptoris missio, donde dice conpalabras textuales: La fe se propone, no seimpone.

Opiniones como éstas crean malentendidosy hacen flaquísimo favor a la Iglesia que repre-sentan y a la ortodoxia que desean defender.Por eso yo, por fidelidad a la misma Iglesia y porsentirme en la Iglesia, me siento obligado nosólo a sentir con la Iglesia, sino a disentir enestos temas, responsable y razonablemente, enla Iglesia. Todo lo que he comentado me pro-duce la impresión de que la Iglesia es enEspaña una Iglesia quejumbrosa, pesimista,gruñona, que habla más del pecado que de laesperanza, cuando en realidad, el papel de laIglesia no es el de “Gendarme de la moralidad”,sino el de “Proclamadora de la esperanza”. Yme recuerda aquellos versos de Calderón en

“La vida es sueño”: Que tal placer había en que-jarse, –un filósofo decía, –que a trueque de que-jarse, había en las desdichas de buscarse.

Termino con un nuevo ejemplo. Con ocasióndel debate de la ley sobre las técnicas de clona-ción en Japón, pidieron opinión al Instituto deCiencias de la Vida de la Universidad Sofía, delos jesuitas en Tokio; nosotros apoyamos positi-vamente esa legislación –que me parece bas-tante prudente a la vez que abierta– diciendoque ciertamente la posición de la Academia Vati-cana de la Vida no es esa, pero no es una cues-tión de dogma y se puede disentir de ello res-ponsablemente. Precisamente invitamos al P.Javier Gafo –lamentablemente fallecido un añodespués– quien asesoró al Comité de la Vida deaquella Conferencia Episcopal y compartió connuestro Instituto las conclusiones que habíapublicado en Madrid el Comité de Expertossobre Bioética y Clonación de la Fundación deCiencias de la salud en Madrid. Nosotros,cuando Javier Gafo nos presentó estas conclu-siones, estábamos de acuerdo en evitar postu-ras extremas y distinguir, como hacia eseComité, dos niveles en el razonamiento moral: loexhortativo y lo prohibitivo; es decir que unacosa es manifestar reservas personales –que seperciben como vinculantes para uno mismo,para la propia creencia– hacia una determinadapráctica, y otra es, en una sociedad plural queno comparte las mismas creencias, tratar deimponer eso mismo, forzosamente a los demás.De hecho, mis colegas japoneses recibieronmuy bien el texto inglés de ese Comité. Y, porcontraste con el aprovechamiento insuficienteque me parece que se ha hecho de él enEspaña, yo confío en que se aproveche muchomás en próximas etapas legislativas; ahora esta-mos necesitados de una reforma de conjunto entemas de Bioética y de una Comisión científica yéticamente imparcial a escala estatal.

He descrito cómo percibo esos problemasporque vivo esta situación especialmente des-concertante a lo largo de este año. Y desde laperspectiva teológica, pediría que esa mismaperspectiva nos anime siempre a hablar más deesperanza que de pecado, a optar por paz envez de por guerra, y optar por todo lo que seaun talante de encuentros y de diálogos, en vezde confrontación, conflictos y crispaciones.

JUAN MASIÁ CLAVEL(Director de la Cátedra de Bioética y profesor en la Fac.

CC. Humanas, Univ. Pontificia de Comillas, Madrid)

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El “lenguaje” del Reglamento Cuando hablamos de chavales –del

mismo modo que cuando hablamos conellos–, el lenguaje que utilizamos adquiereuna enorme importancia, no sólo por la sor-prendente capacidad que tienen los chicospara captar los más inverosímiles matices decada conversación, sino porque con él pone-mos de manifiesto nuestra honradez y volun-tad de comunicación y entendimiento conellos. Poner palabras –y expresarlas en altavoz– a los pensamientos y a los sentimientoscompartidos es algo tan intrínsecamentehumano, que nos es inevitable explicitar estopara aclarar el objeto de nuestra reflexión.

Desde esta óptica, que nos exige com-prender que los chicos no son sólo destinata-rios de algo, sino sujetos partícipes de cual-quier proceso social, planteamos unacercamiento a la legislación de menores.

Para la ley, nuestros chavales no son cha-vales, no son niños o niñas, son menores. Noestán en riesgo, son de reforma –suscepti-bles de ser reformados por tanto– no sufrenpenas, sino medidas, no se les encarcela, seles interna, no tienen causas sino expedien-tes, no se les interroga, se les explora, no vana la cárcel sino a un centro educativo, nosufren aislamiento sino separación de grupo,y en la última de las ironías del sistema puni-tivo, cuando son golpeados y vejados nosufren tortura, sino rigor innecesario.

Centros de internamiento, reformatorios,centros educativos en régimen cerrado, cen-tros de reforma... son algunos de los términoscreados para definir lo que no son más que

cárceles para niños y jóvenes. En la preten-sión de evitar la violencia que nos suponepensar en las prisiones para niños, se ha idocreando una realidad paralela que esconde lamisma violencia e injusticia estructural quelas prisiones, bajo este lenguaje encubridor ymentiroso. Lenguaje justificativo de represio-nes, alejado de la necesaria comprensióneducativa que, lejos de estudiar las vidasmaltrechas, rotas, o simplemente asociales,apuntalan el control social represivo hacia losmenores, incidiendo las más de las vecessobre un sólo aspecto de la compleja proble-mática social que constituye el hecho delic-tivo, castigándolo con dureza. El Reglamentoque ahora analizamos desconecta dramática-mente el problema personal –y por ende,social– del menor y las grandes cuestionesgenerales y los conflictos que se dan en elseno de muestra sociedad.

La aprobación, publicación y la previsiblepuesta en marcha del Reglamento ha puestode manifiesto la evidente contradicción (ohipocresía) de una norma que copia casi tex-tualmente el Reglamento Penitenciario des-pués de crear todo un lenguaje específicopara la legislación penal de menores. Lo queimplica que la vida de los menores presos serige por las mismas normas que las del adultopreso, lo llamen como lo llamen.

Esta realidad que aquí se describe no esgratuita, sino que viene propiciada por las difi-cultades intrínsecas que supone el conciliar laeducación y los procesos personales con ladisciplina jurídica y los procedimientos judicia-les. Los legisladores son sabedores que una

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Acerca del llamado reglamento de la Ley Penal del Menor

que esta democracia reglamenta“El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infiernoque habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de nosufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta elpunto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos:buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar ydarle espacio.”

ITALO CALVINO. Las ciudades invisibles

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inmensa mayoría de los chavales que delin-quen perciben precozmente lo que se llama“la presión anómica”, es decir, las diferenciasentre sus posibilidades y lo que se le proponecomo adaptación, abriéndose en ellos y ellasun abismo entre la sensación de exclusión deno pertenencia al grupo que domina, quedecide y sobre todo, que posee. El efectosupervivencia, basado en “la primariedad”,aferrándose a modelos de socialización en losque sientan que no están fracasando e intu-yan que tienen un lugar en el mundo, es unfactor que el Reglamento parece obviar coninusitada obstinación. Lo que se está apun-tando en el Reglamento es el control socialdel delito del menor como parte destacada delcontrol social general cuya finalidad no puedeser otra que la conformidad social externa conel sistema social imperante y por tanto, conlas reglas del juego de dicho sistema. Laexternalización de la asocialidad será repri-mida con violencia si es preciso. La violenciade los Centros hacia donde se destinan aestos chavales, está siendo ahora legalizadapor la maquinaria de la Administración Estatal.

El periplo de la leyLa Ley de Responsabilidad Penal de los

Menores crea un procedimiento penal, para-lelo pero no idéntico al de adultos previsto enla Ley de Enjuiciamiento Criminal (de hechoson múltiples las remisiones a este texto en laLey): como menores, por lo tanto más débi-les, vulnerables y sujetos en formación, esta-blece un procedimiento judicial flexible paratratar de acompasar el procedimiento a lascircunstancias del menor; como derechopenal, no lo olvidemos, el más cruel y violentode los derechos, establece unas normas,unas garantías jurídicas y judiciales, unosprincipios, como el de la seguridad jurídica, elde la presunción de inocencia o el derecho ano declararse culpable.

El resultado concluyente, una legislacióncompleja, difícil de aplicar y sometida a la efi-cacia de su cumplimiento. El conformismosocial con que ha contado la publicación delReglamento1–a tenor de las nulas moviliza-

ciones sociales y el silencio de muchos inte-lectuales al respecto, junto con el papel atiza-dor de personajes con tirón mediático quealientan la dureza de las medidas represivas–es directamente proporcional al forzamientode la razón de ser de la maquinaria represiva.En palabras de Gerardo López2, “una especiede condicionamiento persuasivo violento paralograr a toda costa esa conformidad externa”.El sistema no pretende un cambio o transfor-mación del sujeto transgresor. Lo único queestá pidiendo es que sea hábil para confor-marse. Y quien no ha aprendido las reglas deljuego social, se le “reforzará para que lohaga”. Y si el refuerzo necesita violencia,hágase, legalícese.

En los tres años de aplicación de la Leydel Menor, la delincuencia juvenil ha sido labandera de la inseguridad ciudadana, la Leydel Menor ha sido considerada culpable o almenos la causa de todos los delitos presunta-mente cometidos por menores de dieciochoaños como si los chavales que corren por lascalles leyeran el Código Penal justo antes decada fechoría.

En este tiempo, los Centros de Interna-miento Judicial de Menores se han multipli-cado por cuatro sólo en la Comunidad deMadrid. El número y la duración de los inter-namientos también ha crecido, como palpa-ble y obstinada demostración de que la insti-tución carcelaria actúa para la conformaciónsocial por medio de la clasificación y la disci-plina, aumentando, si es preciso el númerode cárceles o centros de internamiento, comoes el caso.

No sólo los internamientos: libertades vigi-ladas, prestaciones en beneficio de la comu-nidad, centros de día... todo el catálogo demedidas educativas para la atención de losmenores infractores.

La ley del Menor es en sí misma un textolegal incompleto que remite aspectos impor-tantísimos de la regulación a la aprobación deun reglamento que debía salir en el plazo deseis meses (luego tardaría tres años ymedio).

Esta tardanza en la aprobación del Regla-mento dejó en manos de las ComunidadesAutónomas y de los centros aspectos tan

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1 El Reglamento al que hacemos referencia esde fecha 30 de julio de 2004, publicado en BOE de 30de agosto y tiene prevista su entrada en vigor enfebrero/marzo de 2005, es decir a los seis meses desu publicación.

2 LÓPEZ HERNÁNDEZ, G. (1999). Condiciónmarginal y conflicto social. Madrid. Talasa. P. 94 y ss.

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importantes de la vida de los centros como:las visitas de los familiares, los permisos, elmodo de ejercer los derechos legalmentereconocidos, o el régimen disciplinario.

La arbitrariedad a que se han visto someti-dos los menores privados de libertad enEspaña durante esto tres años y medio pode-mos describirla y hasta relatarla a través delacompañamiento que hemos realizado aestos chavales. Nos brotan muchos de susnombres y no pocas situaciones que se hanido viviendo en los centros. Pero sin duda eldato que mejor refleja este trato es la existen-cia de una veintena de denuncias por malostratos y abusos en los centros: Monteledo enOurense, Zambrana en Valladolid, Renasco yel Pinar, en Madrid, San Miguel en Granada,La Marchenilla en Jaén, Nivaria, Galdar y laMontañeta en Canarias, Los Alcores en Sevi-lla, Pi i Gros en Burjasot.

Bajo este panorama se aprueba el Regla-mento de la Ley del Menor, cuya definitivaredacción es fruto de las tensiones entrequienes veían en él una oportunidad paraendurecer la ley (los políticos), quienes que-rían legitimar el modo y manera de gestionarlos centros (Comunidades Autónomas) y losque necesitaban que el Reglamento unificaracriterios y diese pautas de actuación ante lafalta de concreción de la ley (Jueces y fisca-les).

El resultado: un Reglamento parcial quedeja algunos aspectos sin regular, y que ante-pone intereses administrativos al tan nom-brado principio del interés superior del menor,por ejemplo cuando en su artículo 35 contem-pla que “el menor podrá ser trasladado a uncentro de una Comunidad Autónoma dife-rente al del Juzgado de Menores que hayadictado la resolución de internamiento, previaautorización de éste, cuando la entidadpública competente, por razones temporalesde plena ocupación de sus centros o porotras causas carezca de plaza disponibleadecuada al régimen o al tipo de interna-miento impuesto”. Un Reglamento que realizainjerencias inadmisibles en aspectos cuyaregulación corresponde a Ley Orgánica –ile-gal por lo tanto–, que vulnera derechos de losmenores –ilegal e inconstitucional–, que dotade mayor seguridad jurídica al régimen disci-plinario a que se ven sometidos los menores,

y que hace avances en las soluciones extra-judiciales.

Por entre las tripas del ReglamentoAnte tales contradicciones legales en el

sistema penal, el Reglamento parece recurrira la vieja función legitimadora de la ideología.Ésta es la fachada que hace aparecer comoaceptable lo que de otro modo sería un ejerci-cio inaceptable del poder.3

Hacemos ahora una inserción en el articu-lado del propio Reglamento como prueba evi-dente de lo que estamos denunciando.

• Presunción de minoría de edad:El artículo 2.9 establece una norma que

rompe la presunción de minoridad, según lacual en caso de duda debía entenderse queuna persona era menor de edad. Con estanorma, cuando se “dude” de la edad de undetenido, debe encomendarse a la jurisdic-ción de adultos, a quien corresponderá ladeterminación de la edad del sujeto. Hastaeste momento, esta función la venían des-arrollando las instituciones de protección demenores.

Basta con la existencia de una duda, nisiquiera se exige la existencia de fundadassospechas de fraude en la edad del presuntomenor.

• Reconocimiento en rueda:El artículo 2.10 incardina el reconoci-

miento en rueda dentro de las “Actuacionesde la Policía Judicial”. Gravísimo atentadocontra una diligencia que la legislación deadultos configura como una diligencia judi-cial que exige la presencia del Juez y para laque la jurisprudencia constitucional ha venidoexigiendo exquisitas garantías.

Entendemos que no se trata solo de unerror de sistemática jurídica, ya que el artí-culo permite su realización en sede policialprevia autorización del Ministerio Fiscal o delJuez de Menores.

La misma L.O.R.P.M. (Ley Orgánica deResponsabilidad Penal del Menor) enco-mienda al Juez de Menores la práctica detodas las diligencias restrictivas de derechos,salvo la detención, por lo que debería restrin-girse, de acuerdo con el citado artículo y con

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3 COHEN, S. (1988). Visiones del control social.Barcelona. PPU. P.216.

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lo previsto en el artículo 369 LECr, (Ley deEnjuiciamiento Criminal) al Juez de Menoresla práctica de la diligencia de reconocimientoen rueda.

• Plazo de detención:El Reglamento recoge un plazo máximo

de 48 horas para la detención del menor, perono debe olvidarse que la ley señala un plazomáximo de 24 horas para la detención ensede policial.

• Equipos técnicos:El Reglamento pierde la oportunidad de

regular de qué manera se va a hacer efectivala previsión recogida en el artículo 27.6 quepermite a otras entidades públicas o privadasla elaboración de los informes técnicos sobrela situación socio– familiar. Hubiera sido unabuena oportunidad para dar cauce a las aso-ciaciones y colectivos que vienen acompa-ñando a los chavales infractores y cuya parti-cipación en el proceso está prevista en la ley.Nos tememos que sigue habiendo una dife-rencia de abismo entre la consideración dechavales peligrosos y chavales en peligro4

entre unas y otros. En el bien entendido queno todos los colectivos que dicen defenderlos derechos de los niños y niñas quierencuestionarse este binomio referenciado. Es

por ello que el sistema de las instituciones ysus acólitos del control social del delito y con-cretamente de los delitos cometidos por cha-vales es predominantemente represivo.Mucho nos tememos que esto tiene que vertambién con la progresiva privatización de lagestión de los Centros de Menores que estállevando a cabo la Administración. En muchasocasiones hemos denunciado ante quienesnos han querido escuchar cuánta gentedeclarada “profesional” pulula alrededor deestos chavales, hipotetizando que en muchasocasiones los Centros de Menores son nego-cios que necesitan la delincuencia para surentabilidad. El plusvalor de beneficio esdirectamente proporcional a los delitos come-tidos por la asocialidad de estos chavales.

• Soluciones extrajudiciales:EL artículo 5 del Reglamento recoge uno

de los aspectos más positivos de la Ley: lassoluciones extrajudiciales, como la media-ción, la reparación del daño causado, y lostrabajos socio-educativos. Sería deseableentonces que tales soluciones fueran reflejode una apuesta por soluciones reparadoras,no retributivas y contribuyeran a la desjudicia-lización de los menores, dado que hastaahora algunos fiscales vienen utilizándolascomo meros “atajos” del proceso, movidospor una política de economía procesal.

• Colaboración con las entidades públi-cas competentes en materia dereforma de menores:El artículo 6, al enumerar los principios

para la ejecución de las medidas, estableceque las entidades públicas competentes parala ejecución de las medidas, (el organismo decada Comunidad Autónoma responsable dela ejecución de las mismas) actuará coordina-damente con otras Administraciones elimi-nando la mención a todo el tejido asociativoque está hoy llevando a cabo una parteimportante del trabajo educativo en losbarrios. Contradicción en sus términos con loque anunciábamos en el apartado anterior,supuesto que quienes están trabajando edu-cativa y resocializadoramente con los chava-les son colectivos que conocen a los chava-les, conocen el barrio, el contexto en dondese ha producido el hecho delictivo y por lotanto, el brazo ejecutor que teje la red socialreparadora del daño.

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4 Recomendamos la lectura del artículo deMORÁN, A. en www.nodo50.org/caes. Adolescentespeligroso o adolescentes en peligro.

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• Derechos de los menores durante laejecución de las medidas:El artículo 7 señala restricciones al ejerci-

cio de los derechos de acuerdo con la ley, elcontenido del fallo condenatorio o “el sentidode la medida impuesta” es un concepto jurídi-camente indeterminado que consideramosinadmisible, ya que cualquier restricción dederechos debe estar explícitamente conte-nida en la ley o en la sentencia que se eje-cuta. El carácter predominantemente repre-sivo del Reglamento es, entonces, inoperantepara realizar la finalidad que el mismo pro-clama. Quizás es que el sistema y sus hace-dores administrativos entienden que es máscómodo actuar así supuesto que abordar laproblemática de forma razonable (las supues-tas razones de esta legislación puestas en lamesa del diálogo social) sería arriesgarse,complicarse la vida. Saben que la sociedadprefiere la seguridad a la confianza, base dela prevención.

• Competencia para la ejecución de lasmedidas:Se encomienda a las Comunidades Autó-

nomas y a las Ciudades de Ceuta y Melilla lacompetencia para la ejecución de las medidas.

Se echa en falta una referencia a la nece-saria vigilancia judicial en la competenciasobre la ejecución, no solo porque sea unagarantía inexcusable para los chavales, espe-cialmente los privados de libertad, sino por-que es mandato constitucional Corresponde,pues, a los Jueces juzgar y hacer ejecutar lojuzgado.

• Traslado de centro:El artículo 10 exige que se recabe la auto-

rización del Juez para el traslado del menor aun centro “alejado” del domicilio familiar, y noúnicamente para los traslados fuera de laComunidad Autónoma. En ComunidadesAutónomas como Andalucía o Castilla-León,por su extensión, las insulares por su condi-ción geográfica, y el País Vasco, por su espe-cial situación socio-política y el conflicto polí-tico que se mantiene abierto, sería deseableque los Jueces de Menores utilizaran esteartículo para evitar traslados que alejen almenor de su núcleo de referencia, familiar ysocial, potenciando el desarraigo inherente atodo internamiento.

• Traslado de comunidad autónoma:La Ley del Menor señala en su articulo 46

que el traslado a otro centro distinto al “máscercano al del domicilio del menor” solo sepodrá justificar en “el interés del menor de seralejado de su entorno familiar y social yrequerirá en todo caso de la aprobación delJuez de Menores que haya dictado la Senten-cia”. Así mismo, el Reglamento establececomo principio inspirador de la ejecución delas medidas “el interés superior del menorsobre cualquier otro interés concurrente.”

Por lo tanto, es manifiestamente ilegal queel artículo 35 del Reglamento prevea el tras-lado de un menor a un Centro de otra Comu-nidad Autónoma ”por razones temporales deplena ocupación de sus centros o por otrascausas”, al establecer intereses administrati-vos contrarios al interés del menor, y al incluirpor vía de Reglamento supuestos no previs-tos en la ley.

Se trata de una concesión inaceptable alas necesidades internas de organización dela Comunidad Autónoma, que vulnera no sólolo dispuesto en la Ley, sino el espíritu mismode la intervención educativa con los menores.

Si las medidas de internamiento dictadaspor los Jueces son inejecutables en los térmi-nos que exige la Ley, deberá apostarse porotras medidas del amplio catálogo que recogeel artículo 7 de la misma. Lo que vuelve ademostrar que la actuación legal institucionales siempre individual, no grupal, pues no setiene en cuenta “ni se implica al grupo socialde donde procede el delincuente, a todo suentorno existencial”.5 El centrar toda la maqui-naria legal en el chaval, dejando desatendido,olvidado y también reprimido por tanto el con-texto social en donde se desenvuelve esnecesario entenderlo dentro de la perspectivadel funcionamiento de los mecanismos selec-tivos del control social de la delincuencia. Estainterpretación del hecho delictivo que realizael chaval hay que “reconducirlo a la actividadselectiva que actúa sobre la parte más débil eindefensa de la sociedad”6. Así, todo trabajoinstitucional tendente al solo reajuste indivi-

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5 LÓPEZ HENÁNDEZ, G. Op. cit. P. 101 y ss.6 LA GRECA, G. (1982). La devianza minorile:

evoluzione della interpretazione e degli interventi. EnGiudici, psicologi e delinquenza giovanile. Milán.Giuffre. P. 203 y ss.

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dual está abocado al fracaso educativo ysocial.

• Normativa de funcionamiento delinterno:Cada centro podrá tener su normativa

interna de funcionamiento. Además se esta-blece una distinción entre “correcciones edu-cativas” y “sanciones disciplinarias”. Persistepor lo tanto el peligro, a nuestro juicio, de quepor la vía de esta normativa interna y a tra-vés de las denominadas correcciones educa-tivas se venga a endurecer el régimen de vidade los centros.

Bajo la premisa de que todo trabajo edu-cativo exige cierto ámbito de discrecionali-dad, la existencia de esas correcciones edu-cativas alcanzan pleno sentido, pero larealidad de los centros de menores hasta eldía de hoy nos hacen albergar serias dudasde que realmente esas “correcciones educati-vas” no sean sanciones encubiertas ajenas acualquier control. Francamente reveladorresulta que apenas se haga referencia en elReglamento a los beneficios, premios eincentivos que puede alcanzar el menor,como instrumento educativo de mayor impor-tancia que las “correcciones”. Elementalasunto este para sentar las bases para unplanteamiento serio de los problemas quereclaman protección y justicia para los niños,niñas y adolescentes como sujetos de dere-chos. Reconocimiento que ha de plasmarseen normas legales concretas de carácter edu-cativo y socializador y en las dinámicas ope-rativas concretas.

• Traslado de los menores:El artículo 35.5 del Reglamento establece

que corresponde a las Fuerzas y Cuerpos deSeguridad del Estado, el traslado de losmenores “sólo cuando existe un riesgo fun-dado para la vida o la integridad física”.Debe entenderse y exigirse que con caráctergeneral los traslados de los menores paraasistir a diligencias judiciales, hospitales,médicos, traslados entre centros, etc… serealicen por otros medios, acompañados delos educadores y no en furgones policiales.Especialmente en los menores internos enrégimen semiabierto.

• Comunicaciones y visitas:EL Reglamento establece un restrictivo

régimen de visitas para los menores interna-dos en centros, que resulta en ocasionesincluso más restrictivo que el dispuesto en elReglamento Penitenciario para las visitas aprisión, al permitir al director del centro sus-pender las visitas con una amplísima discre-cionalidad. Como muestra, un botón:

Se establecen un mínimo de dos visitassemanales que se pueden acumular en unasola. Con un tiempo mínimo de 40 minutospor “comunicación”. Dado que el Reglamentono aclara nada al respecto, debemos enten-der que cada visita ha de durar un tiempomínimo de 40 minutos y no la suma de lasdos.

No se permite la entrada de más de cuatropersonas por comunicación, por lo que seráfrecuente que muchas familias (padres y her-manos) no puedan visitar todos juntos almenor.

Así mismo se regula una visita de convi-vencia familiar de tres horas, al mes. Un vis avis mensual y dos llamadas telefónicas porsemana de 10 minutos.

Así mismo se prevé que el director puedasuspender las visitas en caso de que produz-can “amenazas, coacciones o agresionesverbales o físicas, se advierta un comporta-miento incorrecto, existan razones fundadaspara creer que puedan estar preparandoalguna acción delictiva o que atente contra laconvivencia o la seguridad del centro, oentienda que afecte negativamente al des-arrollo integral de la personalidad”.

Se trata de una amplio catálogo desupuestos, entendemos que algunos de ellosarbitrarios por indeterminados, como el “com-portamiento incorrecto”, sin que el Regla-mento prevea de qué manera puede el menoro sus familiares formular queja contra eseacuerdo del director del centro. Así mismo seestablece sobre los Centros una obligaciónde control exhaustivo que vulnera el derechodel menor a comunicarse libremente con suspadres, familiares, siendo además prácticahabitual de muchos centros el designar a un“educador”que está presente durante las visi-tas, en la misma sala donde estas se produ-cen, y no mediante un mero “control visual”.Así es como el elemental factor relacionalpara la supuesta inserción social del chaval,

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queda reducida entonces a un mero meca-nismo de control más.

• Comunicaciones con el letrado:El Reglamento establece una exigencia

para las visitas de letrado que vulnera el prin-cipio de legalidad al contemplar un requisitono previsto en la ley, y de modo más funda-mental y hondo, el derecho a la libre elec-ción de abogado y a la asistencia jurídicacomo parte inherentes al derecho de defensa.

Aunque reconoce al menor el derecho aentrevistarse reservadamente con su abo-gado, se exige al letrado que presente eldocumento que le acredite como defensor orepresentante en alguna causa que se sigacontra él. Se trata de una restricción que noparece prevista en la ley, y que además res-tringe notablemente el derecho de defensadel menor, obviando que la asistencia jurídicaes mucho más amplia que la defensa técnicaen una causa penal.

Sorprende por reveladora que se otorgueal menor siempre la cualidad de imputado al“referirse a las causas que se sigan contraél”, olvidando que el menor también puedeser parte actora –denunciante– y que no sóloexisten procedimientos penales, sino que elmenor puede recabar la asesoría jurídica deun letrado para la defensa de sus intereses,en muchos otras campos ( civil, extranjería,procedimientos administrativos, etc..)

Además, al privársele al menor de lacomunicación con un letrado que no seencuentre designado, viene a dificultar almenor la designación de un letrado de suelección diferente. No debemos olvidar que elartículo 17 de la Ley reconoce al menor, y noa sus representantes legales, el derecho anombrar abogado.

• Vigilancia y seguridad:Se regulan las inspecciones de locales,

registros de la persona, ropa y enseres delmenor. Aunque se denominen “registros de lapersona del menor”, el artículo 54.5 d) copiacasi literalmente el artículo 68 del Regla-mento Penitenciario que regula los cacheos.Se obliga a los registros con desnudo inte-gral, por motivos de seguridad concretos yespecíficos, cuando existan “razones contras-tadas”.

No hay ninguna referencia a los registrosde la habitación o celda del menor, que hastaahora se vienen haciendo indiscriminada-mente por parte de “educadores”y vigilantesde seguridad cuando los menores se encuen-tran en actividades o talleres. Únicamente seseñala sucintamente que “los registros deropa se harán, normalmente en presencia delmenor”.

Estamos ante uno de los binomios másfalaces y estafadores de la realidad socialque vincula a unos seres humanos con otros.El vínculo legislativo entre vigilancia y seguri-dad que ya denunció con profusión y aciertoFoucault7 con esa metáfora explicativa con-tundente: “toda la institución parapenal queestá pensada para no que no nos creamosque es prisión pero que lo es, culmina en lacelda, sobre cuyas paredes está escrito enletras negras: Dios os ve”.

• Medios de contención:Se autoriza la presencia de vigilantes de

seguridad en el interior de los centros, lo quede hecho ya venia siendo práctica habitual detodos ellos.

Se autoriza la utilización de contenciónpersonal, sujeción mecánica y aislamientoprovisional y las defensas de goma.

Este artículo viene a vulnerar los textosinternacionales suscritos por España, entreellos la Resolución 45/113 de la ONU queprohíbe al personal de los centros de deten-ción de menores portar, y utilizar armas(Reglas de las Naciones Unidas para la pro-tección de los menores privados de libertad).Las defensas de goma están consideradasarmas por el artículo 5 del Real Decreto137/1993 que aprueba el Reglamento deArmas.

Una vez más el artículo 55 copia el artículo72 del Reglamento Penitenciario, si biendenomina “medios de contención” lo que enadultos son medios coercitivos. Efectiva-mente, una porra de goma es más un mediode coerción, que un instrumento de conten-ción.

• Permisos de salida:Se establecen tres tipos:

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7 FOUCAULT, M. (1998). 28º edición. Vigilar ycastigar. Madrid. Siglo XXI.

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Permiso de fin de semana con carácterordinario para los menores en régimensemiabierto

Permiso ordinario de salida: 40 días paralos menores en régimen semiabierto y 12días para los menores en régimen cerrado

Permiso extraordinario de salida: unmáximo de cuatro días.

El artículo 45.4d) del Reglamento requierepara la concesión de los permisos de salidaordinarios: “que se hayan previsto los permi-sos en el programa individualizado de ejecu-ción de la medida”.

Esto en la práctica supone dejar a los cen-tros toda la potestad sobre los permisos anu-lando la facultad revisoria del Juez de Meno-res, pues basta con que el programa deejecución no contemple los permisos paraque esto se conviertan en inalcanzables parael menor, ni siquiera por vía de recurso, al fal-tar siempre el requisito del artículo. 45.4d).

El artículo 45.4b) exige que el menor “nose encuentre cumpliendo o pendiente decumplir sanciones disciplinarias por faltasgraves o muy graves.” En caso de que elmuchacho tenga sanciones pendientes decumplir, solo serán un obstáculo si son fir-mes, y no si se encuentran recurridas esassanciones.

El artículo 52.2 prevé que se deje sinefecto el permiso o salida, desde el momentoen que “el menor se vea imputado en un

nuevo hecho constitutivo de infracción penal”.Esta previsión del Reglamento vulnera demodo flagrante la presunción de inocencia delmenor.

• Régimen y procedimiento disciplinario:Viene recogido en el artículo 59 del Regla-

mento y es una copia del establecido en elReglamento Penitenciario con reducción delos plazos con respecto al procedimiento deadultos.

El régimen disciplinario previsto en el artí-culo 59 es más severo que el previsto en elReglamento Penitenciario al considerar comofalta muy grave conductas que en un CentroPenitenciario son consideradas como graves,como introducir o consumir drogas o poseerobjetos prohibidos.

El artículo 63 considera falta grave agredir,amenazar o coaccionar de modo leve. Difícilva a resultar explicarle a un muchacho que loque ha cometido es una falta grave, y por lotanto va a ser gravemente sancionado poruna conducta que el mismo Reglamento con-sidera leve.

• Sanciones disciplinarias:El Reglamento recoge en su artículo 65

las sanciones de:a) separación de grupob) separación de grupo en fin de semanac) privación de salidas de fin de semana

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d) privación de participar en salidas recre-ativas

e) privación de participar en la actividadesrecreativas del centro

f) amonestaciónLa sanción de separación de grupo, con

un máximo de siete días, es el aislamiento delmenor en su habitación u otra de análogascaracterísticas. De hecho así se ha venidoaplicando desde la entrada en vigor de la ley.Son muchos los centros que cuentan con cel-das de aislamiento específicas, zona cero,celdas de sancionados, etc..

Esto contraviene de manera flagrante lasresolución 45/113 de la ONU “ Reglas para laprotección de los menores privados de liber-tad” que señala en su punto 67 que “estaránestrictamente prohibidas todas las medidasdisciplinarias… que constituyan un trato cruele inhumano. , la reclusión en celda oscura, ylas penas de aislamiento o de celda solitaria”.

Entendemos que la “separación de grupo”,en tanto que supone “de facto” el aislamientodel menor, es una sanción prohibida por elderecho de menores.

Así mismo están prohibidas las sanciones“.. que puedan poner en peligro la salud físicao mental del menor”. Artículo 67, de lasReglas para la Protección de los menores pri-vados de libertad.

En cambio, el artículo. 66 del Reglamentoprevé que se dejará sin efecto la “ separaciónde grupo” en el momento en que esta sanción“afecte a la salud física o mental”. Está reco-nociendo, entonces, que la separación degrupo puede afectar gravemente a la saluddel menor.

Con independencia de lo que regule lalegislación nacional o internacional, repugnaal sentido educativo y por ende, humano,observar que realmente se prevén y aplicansanciones capaces de hacer sufrir a los cha-vales hasta tal punto de poder afectar a susalud.

Y finalmente, en los artículos 68 y 69 seestablecen unas limitaciones a la aplicaciónde sanciones que establecen un plazomáximo de siete días o cinco fines desemana para la sanción de aislamiento. Pre-visión absolutamente necesaria que viene aponer limite al abuso que por parte de los“educadores” de los centros se vienehaciendo del aislamiento que ha permitido

que algunos muchachos permanezcan aisla-dos más de cincuenta días consecutivos.

Programas educativosSalvo error u omisión por nuestra parte, no

hay ningún artículo que haga referencia alcarácter educativo, (más allá de las declara-ciones de principios del artículo 6) de lasmedidas. Ninguna referencia se hace a lacualificación de los educadores, técnicos,vigilantes, etc. que van a responsabilizarsede la ejecución de las medidas. Tampoco sehace referencia al numero y categoría de losprofesionales que van a componer los equi-pos educativos de los centros: psicólogos,médicos, psiquiatras, pedagogos, trabajado-res sociales, juristas, etc.

Se da una amplísima potestad al directordel centro, siendo deseable que existieraalgún órgano colegiado que informara sobrela situación del menor.

Cuanta más pobreza, más durezaLos hechos son los hechos. El Instituto

Andaluz de Criminología acaba de publicarun estudio –cuya autora es Fátima Pérez–que constata que la “justicia” es más dura conlos menores que proceden de familias pobresque con los que tienen una situación familiarnormalizada. El estudio asegura que el 85%de los menores juzgados sufre retraso esco-lar y que el 49% no estudia ni trabaja.

La referida autora del trabajo asegura quelos jueces no sólo tienen en cuenta elemen-tos legales a la hora de imponer el castigo alchaval, sino que evalúan las circunstanciaspersonales y sociales de los infractores. Así,analizando los casos en los que se dan lasresoluciones más leves, como la absolución ola amonestación y las más graves, como elinternamiento, son internados mayoritaria-mente aquellos chavales que revelan unasituación familiar más desfavorecida social-mente (desestructuración familiar, personali-dad problemática y escasa vinculación fami-liar). La práctica discriminatoria está servida.

El estudio demuestra una vez más que loscasos de chavales reincidentes son los queestán en un contexto social más desestructu-rado. Se indica asimismo que en lo referentea las medidas impuestas por los jueces, la leyde 2000 ha aumentado el internamiento. Sos-pechamos que el Reglamento que acabamos

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de analizar no tiene en cuenta las medidaseducativas que reclamamos y que algunoscolectivos desarrollan con enormes dificulta-des en los barrios (creación de un tejidosocial solidario para los chavales, seguridadafectiva, mediación penal extrajudicial, crea-ción de talleres socio educativos y de inser-ción en la vida profesional). Al contrario elReglamento sirve en bandeja la creación denuevos Centros de Menores gestionados pri-vadamente. ¿Cómo es que aún no existe unJuzgado de Menores dedicado en exclusivaal control jurisdiccional, con todas las garan-tías, de la ejecución de medidas? ¿No habríaque asegurar que el Ministerio Fiscal cono-ciese por sí mismo la situación de los centrosy asegurase efectivamente el objetivo de laintegración social y el principio del interéssuperior del menor?

El estudio referenciado también alude a lasituación judicial de los menores y subraya elretraso en la justicia. Desde que se producela infracción de la ley, hasta que el juez dictasentencia, transcurren entre 10 y 15 meses.Este lapso de tiempo, como afirma FátimaPérez, es excesivo si lo que se desea es lainserción social del chaval. Mucho nos teme-mos que ese deseo no coincide con la volun-tad de los legisladores. Si, como sospecha-mos, el chaval que delinque se estáconvirtiendo en un negocio, entonces empla-zamos también a los sindicatos mayoritariosa pronunciarse sobre esta realidad, más alládel corporativismo.

Algunas consideraciones finalesEl recorrido que apuntamos tiene en

demasiadas ocasiones no un final feliz, sinoun desenlace trágico. Al final de esta cadenade horrores que muchos de los chavales tie-nen que padecer, como hemos intentadodemostrar, está el “quitarse de en medio”.Nos referimos a la alta tasa de suicidios enlos centros, cuyo último exponente lo tene-mos en Santa Cruz de Tenerife: la muerte de

un menor en Nivaria a mediados de noviem-bre y el intento de otros dos menores de qui-tarse la vida en centros de Tenerife

Hemos recorrido hasta aquí algunas de lassorpresas que nos espantan en esta últimavuelta de tuerca punitiva que la Administra-ción Judicial ha inflingido hacia nuestros cha-vales. La maquinaria jurídica ha torcido unavez más lo que de humano tienen los quedelinquen casi casi “desde la cuna”. Los queseguimos creyendo que nos constituye comopersonas educadoras la participación social yel estudio del contexto para establecer unared que llamamos tejido social solidario, noshemos llevado la enésima decepción al com-probar cómo los administradores de estasociedad capitalista global generadora deexclusión, sufrimiento y muerte saben que ensus vomitorios se hacinan más y más deses-perados que no hacen sino cumplir –asocial-mente, eso sí– el designio de sus medios: pri-mero yo, segundo yo y tercero yo. Por esolegislan lo que legislan. El individualismometodológico a veces circula por las aceraspringosas de sus ciudades invivibles. La cár-cel y los centros de menores, otras cárcelescon otros nombres, deben generar beneficio,como último suspiro hediondo de una huma-nidad ojalá no definitivamente perdida. Poreso se privatizan. Quede aquí, no obstantenuestra denuncia. Nuestro pequeño grito dehoy.

PATRICIA FERNÁNDEZ

Abogada miembro de la Coordinadora de Barrios de Madrid y del Comité de Solidaridad

con las personas presasy GONZALO ROMERO

Profesor del Departamento de Didáctica de la Universidad de Alcalá de Henares en Madrid

y miembro de la Asociación Cultural Candela y del Área de Educación, exclusión y menores

del Movimiento contra la Globalización, la Europa del Capital y la Guerra

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Está claro, que ese anhelo de un mundomejor, más justo y solidario, ese sueño quealbergamos de una globalización para todos, deuna justicia que alcance el último extremo delPlaneta, está en lo mas profundo de nosotrosmismos, no ya como cristianos, creyentes, sinosencillamente como humanos; es el sueño deconvertir este mundo nuestro en una casacomún, de sentirnos unos a otros como familia,familia que comparte la misma mesa, familiasentada a la mesa de la igualdad, con la mismadignidad...Y sin embargo, sabemos bien queese sueño, ese anhelo, se enfrenta a la crudarealidad de todos los días. Todos los días nosdesayunamos con la ruptura de ese sueño;todos los días sentimos que ese anhelo vivepermanentemente amenazado por la terribleambigüedad de las cosas, de los hechos históri-cos, de las decisiones políticas de los que tie-nen la capacidad de decidir...Todos los días nosencontramos con que las estrategias económi-cas y las decisiones políticas dan al traste conesos sueños de justicia, porque el horizonte delos que tienen la capacidad de empeñarse en elbien común de manera especial –porque el inte-rés por el bien común está en todos nosotros–no es el mismo que el nuestro.

El trabajo por la justicia es un trabajo arduo,costoso... Incluso es un trabajo penoso,sufrido... No hace falta haber escuchadomuchas conferencias para constatarlo, porquees nuestra experiencia cotidiana. ¿Quién nosenseñará entonces a roturar las sendas denuestros sueños de justicia global? Es decir¿dónde encontraremos el manantial, la fuente

donde beber para no cansarnos en ese puroejercicio?¿Cuál es el ánimo, el ánima, el espírituque necesitamos para atravesar un tiempo difí-cil? A mí me parece que un espíritu de pacienciay esperanza es el que nos ayudará a atravesarun tiempo complicado, una historia difícil comoes la historia a la que estamos referidos perma-nentemente en lo cotidiano.

La palabra espíritu, espiritualidad, no hayque entenderla como algo que nos separa de locotidiano, de la vida, de lo material... La espiri-tualidad, bien entendida, no es sino intentar viviralgo con espíritu, intentar vivir con aliento, inten-tar hacerlo propio... La palabra espiritualidadnos habla de interioridad, de algo que hemos detrabajar por dentro, de hacer que lo oído, loreflexionado, lo sentido, pase al mundo de lasensibilidad. La palabra espíritu nos habla desilencio...a veces tenemos necesidad de salirdel camino de todos los días, de buscar lanoche, de hacer que resuenen los ecos en eseespacio íntimo donde uno, a solas consigomismo, o a solas con Dios, pregunta: Y tú,Señor, ¿cómo estás ahí? ¿qué quieres de nos-otros?

La palabra espíritu nos habla también dealiento, de respiración honda... La palabra espí-ritu nos habla sobre todo de mística, porque sinmística, si no estamos tocados por ella, difícil-mente vamos a poder aguantar el tirón inmensode ese mundo nuestro que empuja en direccio-nes bien distintas a las esperadas. Karl Rahner,en esa frase que todos citamos alguna vez, elcristiano del siglo XX –ahora tendríamos quedecir del XXI– o es místico o no será, venía a

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Un Espíritu de Paciencia y Esperanza

El anhelo de un mundo mejor: más justo y solidario;el sueño que albergamos de una globalización para todos;

las justas demandas de Porto Alegre...se enfrentan a la cruda realidad y a la terrible ambigüedad de las cosas,

de los hechos históricos,de las decisiones políticas,

de las estrategias económicas.¿Quién nos enseñará a roturar las sendas de nuestros sueños de justicia global?

¿Con qué ánimos?¿Con qué ánima?

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decirnos que los cristianos, o viven de hondasconvicciones, o no serán nada; ni siquierapodrán ser humanos en este mundo nuestro,porque vivirán con una subjetividad arrebatadapor la cultura del entorno. Unas conviccioneshondas, unas convicciones fuertes... eso es loque queremos decir con la expresión una mís-tica de la paciencia y de la esperanza. En miopinión, todo eso es lo que nos enfrenta a laposibilidad de decir algo con sentido.

Susan George, una de las representantesdel foro de Porto Alegre, vicepresidenta deATTAC tiene, en el epílogo del libro “Justicia glo-bal”, no una definición de la esperanza, sino loque yo creo que es su manera de hablarnos dela esperanza: cómo perder sin desanimarse. Enestas líneas que forman parte de un epílogopequeño pero sabroso, lleno de contenido,decía que, los que han estado siempre en elmundo nuevo y en la pelea por el mundo deDios –ella no lo dice en esos términos creyentesporque creo que no lo es; para ella sería unmundo percibido como casa común, como fami-lia– son todos aquellos que: “Lucharon y perdie-ron, lucharon y perdieron, lucharon y perdieron.Podemos ganar, pero a condición de acordar-nos de una realidad penosa: todo, o casi todo,tarda mucho, un tiempo increíble... la primeralección es: cómo perder sin desanimarse”.

¿Qué son entonces la paciencia y la espe-ranza? ¿Qué es el espíritu de paciencia y espe-ranza? Por un lado, la conciencia de lo muchoque tarda en lograrse; ese tiempo increíble delque nos habla Susan George, el respeto quedebemos al ritmo de las cosas, no podemos irpor delante de ellas. Pero este espíritu pacientenos dice también que es la convicción de que laespera está urdida de determinación; que no essólo quedarnos contemplando el ritmo de lascosas, sino que también podemos despejar elcauce para que el río fluya; y disponernos arecibir...–expresión muy ignaciana. Ignacio nosdice que, en los Ejercicios Espirituales sobretodo, el ánima, el ánimo, nosotros mismos, elque se ejercita, tiene que estar dispuesto y dis-ponerse a recibir–. En último término, la pacien-cia será también un don, cuando nos hayamosdispuestos a pelear para conseguirla.

La esperanza también podríamos resumirlacomo dar cuenta de las propias convicciones altiempo que nos resistimos a ceder a la aflicción,la resignación, la amargura y el derrotismo. Senos dice continuamente, sobre todo el neolibe-

ralismo que nos amenaza, que no hay remedio,que tenemos que contentarnos con lo que hay.La esperanza puja en una dirección contraria;es resistirnos, precisamente, a esa derrota; escreer que tenemos futuro; creer que lo nuestroinaugura, puede inaugurar, un tiempo nuevo. Esvivir con este convencimiento de que no esta-mos condenados al eterno retorno de las lágri-mas. En cristiano, nuestra esperanza es Cristo,pero el crucificado resucitado. A la resurrección,al tiempo nuevo, se pasa por haber puesto tam-bién en juego la vida. Nuestra esperanza es unaesperanza crucificada.

Después de esta introducción, paso a la pri-mera parte de la reflexión sobre LA PACIEN-CIA, el espíritu de paciencia.

Nosotros, como comunidad, como humani-dad que analiza, que escucha, que espera, quetrabaja, que se compromete por el mundonuevo, ¿dónde podemos adquirir este espíritude paciencia que es el que nos va a permitir, deverdad, estar en la pelea diaria sin ceder a laaflicción, sin ceder a las lágrimas, sin retirarnosa nuestros cuarteles de invierno? Me voy a fijaren tres hitos.

El primero: para adquirir este espíritu depaciencia hay que observar el ritmo vital delas cosas. Observar las cosas nos hará pacien-tes. Esa actitud tan ecológica y saludable comoes la de observar y respetar el ritmo de lascosas, las plantas, los animales, nosotros mis-mos, nos ayudará a saber de qué hablamos.Jesús, en las parábolas y en las recomendacio-nes, cuando mira la naturaleza en torno, nosenseña precisamente la sabiduría paciente,comentando el hábito de la contemplación, elhábito de la observación: Mirad cómo crecen lasplantas... mirad cómo se mueven los animales...mirad cuál es el ritmo de las estaciones...

Hay dos textos que nos hablan de estaobservación. El primero es “La historia delbambú japonés”. En mi opinión, es un relato quenos habla de manera elocuente de esta primeraactitud que nos hace conseguir la paciencia, tandeseada y tan necesaria. No hay que ser agri-cultor para saber que una buena cosecharequiere de buena semilla, buen abono y riegoconstante. También es obvio que quien cultiva latierra no se para impaciente frente a la semillasembrada y grita con todas sus fuerzas:“¡Crece, maldita sea!”. Nos dice el relato quecon el bambú japonés sucede algo muy curioso,que lo transforma en no apto para impacientes:

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Primero siembras la semilla, la abonas y te ocu-pas de regarla constantemente; durante los pri-meros meses no sucede nada apreciable; enrealidad no pasa nada durante los primeros 7años, hasta el punto de que un cultivador inex-perto estaría convencido de haber compradosemillas infértiles. Sin embargo, durante el sép-timo año, en un periodo de sólo seis semanas,la planta de bambú crece mas de 30 metros.Evidentemente no tardó sólo seis semanas encrecer; la verdad es que tardó 7 años y seissemanas en desarrollarse. Durante los primeros7 años de aparente inactividad este bambúestaba generando un complejo sistema de raí-ces que le permitirían sostener el crecimientoque iba a tener después de siete años.

Es tarea difícil convencer al impaciente deque sólo llegan al éxito aquellos que luchan enforma perseverante y saben esperar elmomento adecuado.

Por tanto, la observación de las cosas nosmuestra que el espíritu de paciencia se teje enun complejo sistema de raíces que vanurdiendo, poco a poco, la trama de la vida; quenada tiene que ver con soluciones rápidas otriunfos apresurados. Es esa capacidad deaguante de los que, como decía Susan Georgelucharon y perdieron, lucharon y perdieron... Nidice “¡maldita sea, crece!”, ni hace como losniños que, cuando se impacientan porque quie-ren que una cosa crezca enseguida, tiran deella... Nada de eso hace la historia, porque nadade eso hace posible la vida.

El otro relato, de Nikos Kazantzakis, noscuenta lo que dice Alexis Zorba: Recuerdo unamañana en la que descubrí un capullo en la cor-teza de un árbol, en el preciso momento en quela mariposa lo rompía y se disponía a salir.Esperé largo rato, pero tardaba demasiado y yotenía prisa; nervioso me incliné y me puse adarle calor con mi aliento, le di calor impaciente,y el milagro comenzó a operarse ante mí a unritmo más rápido del querido por la naturaleza;el capullo se abrió, la mariposa salió arrastrán-dose y jamás olvidaré el horror que experi-menté; sus alas aún no estaban abiertas, y todosu cuerpecillo temblaba mientras se esforzabapor desplegarlas. Inclinado, yo le ayudaba conmi aliento...¡en vano!.Era necesaria unapaciente maduración y el despliegue de las alastenía que haberse hecho lentamente al sol, peroya era demasiado tarde, mi aliento había obli-gado a la mariposa a mostrarse toda contraída

antes de tiempo. Se agitó desesperadamente yunos segundos después murió en la palma demi mano. Creo que aquel pequeño cadáver esel mayor peso sobre mi conciencia porque, hoylo comprendo perfectamente, es un pecadomortal forzar las grandes leyes de la naturaleza.No debemos apresurarnos ni impacientarnos,sino seguir con confianza el ritmo eterno.

Por tanto, el éxito es más bien fruto del creci-miento interno y del tiempo, y esa sabiduría laaprendemos si nos hacemos ecologistas caba-les, de verdad, en lo que es la observación delas cosas, el crecimiento de cuanto ocurre anuestro alrededor; si somos capaces tambiénde tener esa mirada larga sobre el tiempo,sobre la historia, no una mirada precipitada quese pone delante de los acontecimientos, sinoque sabe también esperar.

Además de lo anterior, la paciencia, esapaciencia que crea la vida, está también hecha,tejida, de determinación. La paciencia es frutode la espera, pero tiene también ese compo-nente radical de tenacidad. También está ennuestras manos. Hay un poema de BenjamínGonzález Buelta que a mí me gusta especial-mente porque viene a decir esto mismo:

Esperaré a que crezca el árbol y me dé sombra,pero abonaré la espera con mis hojas secas.Esperaré a que brote el manantial y me dé agua,pero despejaré mi cauce de memorias enlodadas.Esperaré a que apunte la aurora y me ilumine,pero sacudiré mi noche de postraciones y sudarios....

En definitiva, se nos invita a abonar el árbol,a despejar el cauce, a sacudir la noche, a vaciarla casa... la tierra y el lamento se abrirán a laesperanza... Los procesos históricos nos ense-ñan que no podemos ir delante de las cosas:esperaremos a que crezca el árbol, pero abona-remos la espera... La paciencia es, desde luego,ajena a la resignación. Por tanto, observación ydeterminación, observación y tenacidad, res-peto por el ritmo de las cosas, al tiempo quetambién nos disponemos a que eso sea posible.

Segundo hito: observar a Dios nos hacepacientes. Observar al Dios bíblico, al Yahvéveterotestamentario, al Padre de Jesús, noshace también pacientes. Decía Edith Stein: Sépaciente, Dios lo es... Si antes hablábamos delrespeto al ritmo de las cosas, Dios nos habla,sobre todo, del respeto y el ritmo que le debe-mos a los demás, a la libertad de los demás. No

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apresurar tampoco al otro, no agobiar al otro, noinvadir al otro. La paciencia es la característicade ese Dios en el que creemos, y de la expe-riencia de aquellos que se llegan hasta Él. Haydos textos en los que me gustaría fijarme espe-cialmente porque van a la entraña misma de loque acabo de decir.

El primero es el episodio de la entrega de laley que Dios hace al pueblo como expresión desu voluntad (Deut.5,1-22): No desearás la casa,la mujer, el asno, ni cosa alguna del prójimo... nomatarás...Esto tan breve es como decir: harásun espacio al otro para que viva, dejarás que lode tu vecino se despliegue en libertad, con sutiempo y con su espacio, sin que nadie lo ame-nace o quede expulsado de lo suyo, no privarása nadie de lo que le es debido. Dios nos enseñaque paciencia es respetar el ritmo y la libertaddel otro. Por el contrario, el comienzo de la idola-tría no es sino un acto de impaciencia. Lapaciencia de Dios está también calificada, quizáde una manera mucho más expresa, cuando sehabla del Dios misericordioso, del Dios que esternura, del Dios que es compasión.

El texto de Oseas 2,4-25, habla elocuente-mente de esta capacidad paciente de Dios. Eneste episodio, bajo las palabras del profeta,Dios nos muestra el amor celoso que siente porsu pueblo. En este pasaje, donde el profeta sequeja amargamente de la infidelidad de sumujer, donde Dios se queja de la infidelidad per-manente de su pueblo, ocurre algo muy elo-cuente que nos sirve para ejemplificar lo quequeremos decir ahora; hay en él una serie dereproches y una serie de amenazas que estánmediadas por un término hebreo que podríamostraducir como “por eso”.

El primer reproche sería: su madre se haprostituído ,ella, la mujer de mi alma, mi puebloquerido se ha prostituído, se ha deshonrado laque los concibió, cuando decía “me iré detrásde mis amantes”, los que me dan mi pan y miagua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebi-das... Tras este reproche viene la amenaza: Poreso yo cerraré sus caminos con espinos, la cer-caré y no encontrará más mis senderos. Perse-guiré a sus amantes, no los alcanzará, los bus-cará y no los hallará más...

El segundo reproche sería: No sabía que yoera quien le daba el trigo ,el mosto y el aceitevirgen; yo le multiplicaba la plata y el oro y ellalo empleaba en Baal. Amenaza: Por eso volveréa tomar mi trigo a su tiempo y mi mosto en su

estación, retiraré mi lana y mi lino con el quecubría su desnudez...

Tercer reproche: Se iba detrás de los aman-tes, olvidándose de mí. Por eso – de pronto, serompe la lógica del reproche y de la amenaza y,sin que haya algún signo de conversión porparte de Gomer, ni por parte del pueblo deIsrael, viene la decisión insólita por la cual estetexto se convierte para nosotros en un texto elo-cuente de paciencia que nos desvela la miseri-cordia, el corazón hondo de Dios– voy a sedu-cirla, llevándola al desierto, hablándole alcorazón. En el desierto me haré para ella brisa yrostro...

Esta es la paciencia de Dios con nosotros,con la historia. Es un texto que nos habla de eserecomienzo por el cual Dios siempre nos da unanueva oportunidad para seguir existiendo. Es laposibilidad de una nueva historia de amor, deuna nueva alianza. La paciencia, la ternura deDios, es una nueva posibilidad. Sigue haciendoposible la historia, sale de los callejones sinsalida de lo que se esperaba, para decirnos quetodavía el futuro es posible: Sé paciente, Dios loes...

Porque Tú, Señor, eres paciente, todo logobiernas con misericordia...La misericordia deDios tiene su fundamento en la paciencia, quele lleva a no abortar nada, sino a proteger losprocesos, a mirarlo todo con una larga miradade ternura que pone la dignidad del otro en pie;la mirada de bondad para que la vida, especial-mente la vida más amenazada, siga siendoposible...la caña cascada no la quebrará, elpábilo vacilante, no lo apagará...(Is.42,3)

Aprender, pues, de Dios, supone fomentareste espíritu paciente, supone pararse ante lasencrucijadas de la vida, de la historia, para ele-gir de nuevo el amor.

Tercer hito: Para seguir alimentando en nos-otros el espíritu de la paciencia, cultivándola ennosotros, hay que fomentar la vida interior. Sinvida interior no hay paciencia; sin vida interior nohay perseverancia ni resistencia porque lapaciencia empieza por uno mismo. Como diceSan Francisco de Sales: Sé paciente con todaslas cosas, pero sobre todo, contigo mismo. Ocomo dice Rainer María Rilke, el gran poeta ale-mán: Sé paciente con todo lo que aún no estáresuelto en tu corazón. Quizá sea ésa también lapaciencia que late en el fondo de los Evangelioscuando se nos dice que María guardaba lascosas en su corazón... María no entendía

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muchas cosas, pero no salía corriendo, Maríaaguardaba y, de alguna manera, en su vida fueresolviendo y respondiendo a todas esas pre-guntas... precisamente con una paciencia seme-jante a la que nosotros quisiéramos hacer nues-tra. Es, pues, tarea de todos los días examinar lavida para saber qué es lo que dirige nuestraexistencia, y cuáles son nuestras causas...Lapaciencia es una herramienta imprescindible enel proceso de la construcción personal.

Me impresionó la oración de una muchacha,Irene Ramagosa, en un diario que llegó a SalTerrae. Esta muchacha murió a los 23 años deun cáncer que arrasó su vida. En aquel diariohabía una jaculatoria que repetía todos los días:Te pido luz suficiente para ver mi propio paso...En principio, alguien que está invadido por elcáncer no tiene que hacer muchas profecíassobre su vida para saber cuáles serán sus pró-ximos pasos, más que una espera de muerte.Sin embargo, morir no ha de ser un acto pasivo;puede estar lleno de determinación, la determi-nación con la que vivía cada momento de suexistencia esta mujer, Irene... Cada día tiene susorpresa, cada día tiene su novedad, y a vecesmorir es el último acto consciente de la vida. Nohay posibilidad de hacerlo sin vida interior; nohay posibilidad de aguantar el tiempo sin vidainterior; no hay posibilidad de paciencia, deresistencia, de perseverancia, si no hay, de ver-dad, un cultivo permanente, desde la observa-ción, y como hemos dicho, desde la contempla-ción, desde el examen, desde la reflexión,desde la soledad...

Hay otra historia que también puede ayudar-nos a entender este tercer rasgo: Año 1955,Rosa Park, una mujer joven, una costurera decolor de Alabama, regresaba del trabajo y sesentó en el asiento del autobús; asiento queestaba reservado sólo para los blancos. Unblanco se lo reclamó, pero no lo cedió; la detu-vieron y fue a juicio. El juez blanco, falló, nocontra Rosa Park, sino contra la Compañía detransportes por establecer un sistema de segre-gación racial inconstitucional. Fue el principio dela abolición de las normas de segregación delos EE.UU. Rosa Park y aquel hombre, el juezFrank Jonson, cambiaron el curso de la historia.Es probable que el gesto de Rosa Park –que,como un día más, salía del trabajo, segura-mente cansada y ocupó aquel asiento– no fueramás que uno de los ejercicios de ese esfuerzointerminable, continuado, de ese “tiempo increí-

ble” del que nos hablaba antes Susan George.Pero esa vida personal, la de Rosa, asentadaen convicciones personales, en un esfuerzocontinuado de dignidad, es fruto de alguienhabitado por un espíritu paciente, cultivado en laescucha interior y en la perseverancia; pacien-cia y aguante hasta el momento oportuno...

Así sabemos que hay gestos pequeños que,en un momento determinado, se convierten enrevoluciones. Precisamente hoy, viniendo en elautobús, leía en la contraportada de El País unartículo que Rosa Montero dedicaba a loshéroes; decía lo siguiente: A mí, los que de ver-dad me interesan son los héroes discretos, esainmensa legión de personas normales, decen-tes, responsables, que se limitan a hacer frentea sus obligaciones, que dan todos los días lospasos que las circunstancias les exigen; peque-ños pasitos, unos detrás de otros, que acabanpor conducirles a la realización de autenticasproezas sin pretenderlo, sin buscarlo y sinrehuirlo.

Creo que aquí está maravillosamente bienreflejados Rosa Park y el juez Frank Jonson, delos que acabamos de hablar.

En resumen, un espíritu paciente nos mues-tra esa capacidad de padecer y soportar algo;de hacer cosas pesadas y minuciosas; de saberesperar el ritmo de las cosas; de tolerar lonuevo, lo distinto...de aprender a convivir con lopropio y respetar a los demás. Vivir con espíritude paciencia es aguantar en la adversidad; lle-var adelante las propias convicciones; dejarsetocar por la crítica: mirar con una larga mirada;creer en lo que uno puede llegar a ser; guardaren el corazón lo que aún no está resuelto; noatropellar las pretensiones de los demás;ponerse en contacto con la naturaleza; soñarcon una realidad nueva, trabajar, confiar...

Paciencia, en fin, no es un ungüento mágicoque todo lo arregla; no elimina la oscuridad, nigarantiza la certeza del intento, no tiene tras desi la claridad de la resistencia... Nosotros debe-ríamos decir más bien, y sería quizá mas pre-ciso, que nuestro espíritu es un espíritu depaciente impaciencia. Lo decía muy bien GarcíaRoca al afirmar que nosotros tenemos una granurgencia de que ese nuevo Orden Internacional,esa justicia para todos, que el mundo que espe-ramos y soñamos ¡sea ya!... Lo esperamos y lonecesitan además las victimas de ese mundonuestro, los mas amenazados... No podemosesperar demasiado, es urgente, vivimos de esa

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urgencia...Y es verdad... impacientes con lasmetas, pero pacientes con los procesos... Creoque es también una manera de afirmar o dedefinir lo que estamos queriendo decir. La revo-lución sandinista tituló uno de sus mejores librosasí: “Una paciencia impaciente”; ésa es lamédula de la resistencia.

Paso a hablar de la ESPERANZA intentandodefinirla con algunos rasgos, sobre todo paraalimentar nuestras convicciones.

Esa realidad a que nos referíamos antes delas relaciones Norte-Sur, del desentendimientode unos hermanos por otros, los crímenes, loshorrores, las barbaridades, las flagrantes injus-ticias, es decir, todo aquello a lo quenos asomamos todos los días, nopromueve precisamente la espe-ranza. Ya hemos visto cómo laglobalización neoliberal estáempeñada en afirmar que no hayalternativas; y quizá por ello, esteespíritu de paciencia y esperanzasea lo más genuino que podemosaportar los cristianos a la culturapresente. Decía Moltmann que elcristiano cumplirá verdadera-mente su misión si contagia espe-ranza a los humanos.

Probablemente la esperanza sea unode los rasgos distintivos de la comunidad cris-tiana. Dar razón de la esperanza es dar cuenta,precisamente, de esas convicciones y, al mismotiempo, resistirnos a ceder a la aflicción, a laresignación, a la amargura, al derrotismo. Pero,¿qué es la esperanza? Entre los textos que hancaído en mis manos, hay un par de definicionesque me han gustado especialmente. Una deellas: Esperanza es creer en lo que uno hace,cuando lo más fácil sería dudar, de la poetisaAnn MAckenzie. Otra está en la lápida de unratero brasileño: La esperanza es cuando eldolor presente nos hace intentarlo otra vez.

La esperanza es dar cuenta –de obra y depalabra– de las propias convicciones, sabiendoque las derrotas de ahora son, sin embargo,derrotas provisionales; que nuestra convicciónestá por encima del tiempo y seguimos pele-ando por ella. Un espíritu de esperanza es elque nos impulsa a afirmar siempre la vida y laabundancia. La pasión por la vida es la queorienta la esperanza. He venido para que ten-gan vida, y la tengan en abundancia... Cristo esnuestra esperanza, decimos los cristianos.

Cuatro pilares sobre los que se apoya laesperanza: Cuatro pilares que forman parte dela entraña de la esperanza.

El primer gran pilar es la realidad misma. Laesperanza cristiana, la esperanza en general,conoce precisamente la terrible ambigüedad delas cosas y sus costes. Sin embargo, la espe-ranza analiza, sueña, espera... No sé si recor-dáis el precioso poema en el que Charles Peguypone en boca de Dios aquella expresión: Miasombro es la esperanza. Que estos pobreshijos míos sepan cómo van las cosas, veancómo marcha todo –dice Dios– y crean que

mañana todo irá mejor; es la mayor delas maravillas.

Probablemente la esperanza es loque nos distingue suficientementecomo hondamente humanos,efectivamente, desde la realidadmisma. Si la esperanza es unavirtud, si es un poder –que esosignifica la palabra virtud– sedebe a que se afirma en la reali-dad; de lo contrario la esperanzaseria una pura ensoñación, unapura ilusión. Todas la homilías deMonseñor Romero comenzaban

mirando la realidad del país y venía adecir algo que también nos decía el verso delpoeta A. Machado: Por todas partes he vistocaravanas de tristeza, por todas partes he vistocómo, en el cantón, en el pueblecito, desapare-cidos, muertos, asesinados... El comienzo de suhomilía era una mirada sobre la realidad de supaís, para dejar caer a continuación sobre ellala Palabra de Dios y terminar diciendo: Herma-nos, algo podemos hacer.

Esa es la esperanza, ésa es parte de laesperanza a la que estamos llamados y de laque debemos ser testigos en el mundo. En elfondo, lo que Romero hacía era desvelar la rea-lidad de las cosas, llamarlas por su nombre, loque suscitaba en los pobres una gran confianza;alguien tenía la confianza de decirles la verdad,alguien que hacía generar en ellos esa con-fianza en su propia dignidad para abrir el futuro.El foro de Porto Alegre (Brasil) habla de restau-rar la verdad del lenguaje y la credibilidad de lainformación, es uno de los objetivos del mundonuevo, del otro mundo posible. Romero seguíaasí a Jesús que, en la parábola del sembrador,se presenta como un hombre de profunda espe-ranza, al tiempo muy realista también, porque

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no deja de contemplar el enorme desgaste quenuestra tarea, nuestra actividad, nuestra volun-tad, tiene sobre las cosas. Jesús cuenta cómoel sembrador siembra a voleo, y cómo, en eseesfuerzo suyo, hay cosas que se logran y cosasque no se logran... Sabemos, por tanto, queparte de nuestros esfuerzos serán baldíos, queno darán el fruto ansiado pero que al final, comodice Jesús en la parábola, habrá cosecha.

Creo que éste es el equilibrio, en el que semueve nuestra esperanza, es decir, sin dejar deafirmar lo que hay, esperamos el mundo nuevo.

El segundo pilar supone que ciertamente, laesperanza mira la realidad, pero la sueñadistinta.

El sueño, la ensoñación, la evocación, estambién parte, es también rasgo de esa espe-ranza nuestra. La esperanza cristiana es capazde imaginar el mundo nuevo, el futuro mundo dela justicia global, y soñándolo lo anticipa ya dealguna manera. Albergo un sueño – decíaLuther King– esta noche tuve el sueño de queun día toda la nación se pondrá en pie y vivirá elverdadero significado de su credo, que todos loshombres son creados iguales. Albergo un sueño–decía Dios por boca de sus profetas; a Dios,penar y suspiros... Ni Luther King, ni Isaías ocul-taban la enorme realidad, pensante, dura, difícil,por la que atravesaban los negros o los pobresdel país, pero su esperanza está transida desueños, de superación y de dignidad. LutherKing no ocultaba que el Estado de Mississipi eraen el presente, un Estado abrasado de injusti-cias, pero seguía soñando, que unos y otros, losdueños y los hijos de los dueños, los esclavos ylos hijos de los esclavos, se sentarían algún díaen la misma mesa

Ahora bien, no cualquier sueño vale, sinoaquel que posee también los ingredientes delsueño de Luther King y de los profetas: Por unlado, fidelidad a la realidad. No se inventan lascosas, sino que las describen; no se despegande las cosas, pero las sueñan distintas. Tambiéntienen esos sueños un gran componente de ter-nura. Los hijos de unos y los de otros; es unsueño de comunidad y de inclusión: todos,desde un lenguaje que mueve a dignidad. No setrata aquí de lo que decía aquella coplilla latino-americana, que quizás hemos cantado en algu-nas manifestaciones: que la tortilla se vuelva,,que los pobres coman pan y los ricos mierda,mierda...., sino de esta capacidad de soñar deverdad que todos estamos invitados a participar

de la misma mesa, de la misma dignidad, a vivirese mundo de hijos y de hermanos.

Tercer pilar: Un espíritu de esperanza nece-sita también buenas dosis de esperanza analí-tica, de reflexión, de contemplación.

A mí me gusta mucho esta palabra, contem-plación, porque me parece que no se refieresólo a la espiritualidad, a lo oracional, sino a lacapacidad de mirar para adentro las cosas, detaladrar en la realidad, de descubrir las enormespotencialidades de todo. La contemplación queestá también transida de análisis, de reflexión,de examen. Un espíritu de esperanza tiene bue-nas dosis de contemplación, porque Dios vienesiempre, Dios no se niega a sí mismo; Dios estáconmovido de cuanto nos ocurre y quiereencontrarse con nosotros –ésa es la alianza queha sellado con nosotros. Pero a lo mejor Dios noviene como lo imaginan nuestro sueños, sinoque, en realidad, llega a través de múltiplesacontecimientos, de unos signos –los signos delos tiempos de que nos habla el Vaticano II –quehemos de esclarecer, de escrutar, para sabercómo viene Dios hasta nosotros. Es la preguntadel creyente: Y tú Señor,¿cómo estás ahí?¿Quéquieres de nosotros?

Tenemos que acostumbrarnos también a esepaso, tantas veces imperceptible, de Dios. Qui-zás imperceptible porque no hemos acomodadonuestro corazón ni nuestra mirada a ese pasosuyo; pero Dios viene siempre. Los apóstolesde Emaús, en el relato de Lc24, también habíansoñado con un Mesías que traería la liberaciónde Israel, con un Mesías que lo haría todonuevo. Lo tuvieron al lado y no lo vieron, no lodescubrieron. Necesitaron que alguien lesleyera la vida; necesitaron que alguien les anali-zara los acontecimientos; necesitaron quealguien de verdad les fuera descubriendo todasesas pequeñas pistas donde Dios sigue aconte-ciendo para descubrirlo.

Hay otra narración “La historia de los tresárboles”, muy ilustrativa y que tiene que ver conese espíritu contemplativo de cómo Dios vienesiempre a nuestra vida como amor, bondad, jus-ticia y paz, pero no necesariamente como lohemos soñado, sino como Él quiere... a veces,escribiendo desde los renglones torcidos de lahistoria.

En esta historia, se nos cuenta que habíatres árboles en el bosque y cada uno tenia unsueño distinto. Uno de los árboles soñaba conconvertirse en un arca de tesoros; otro soñaba

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con viajar y ver mundo; y el tercero con ser, sen-cillamente, un árbol y seguir albergando la vida.Un día los talaron y el primero fue vendido aunos pastores que lo convirtieron en abrevaderopara el ganado; el segundo lo compraron unospescadores que construyeron con él una barca,y el tercero quedó simplemente apilado junto auna caseta...¡Se acabaron los sueños! pensa-ron los tres árboles. Pero un día, aquellos pas-tores auxiliaron a una pareja en apuros –ellaestaba embarazada, a punto de dar a luz, lesprestaron el cobertizo de su ganado y arregla-ron uno de los abrevaderos para acomodar alrecién nacido.

Años mas tarde, un hombre pidió a los pes-cadores su vieja barca y remaron mar adentro.En mitad del lago se levantó una tormenta y labarca comenzó a zozobrar, pero el hombre selevantó, increpó a los elementos y el sol volvió asalir danzando sobre las aguas. Tiempo des-pués, unos soldados agarraron el tronco apiladojunto a la caseta y se lo colgaron sobre los hom-bros a un hombre herido y coronado de espinas;luego lo clavaron hasta quedar hombre y troncoempeñados por la misma sangre...

Moraleja: Nosotros somos como esos viejosárboles: El primero soñó albergar un tesoro,pero nunca pudo imaginar el tesoro que alber-garía en su corazón de árbol, nunca imaginó eltesoro que Dios le tenía reservado. Como tam-poco imaginaba el segundo que, al soñar conver mundo, el mundo entero lo descubriría enunos ojos y en un rostro inesperado. O como eltercero, que al querer ser, sencillamente, unárbol lleno de vida, de él colgaría la vida misma.

¿Qué es lo que nos hace descubrir el donque multiplica por mil el mejor de nuestros sue-ños? Esa capacidad contemplativa, esa capaci-dad que nos hace perforar las cosas, mirarlaspor dentro. El discernimiento, el mucho exami-nar, el mucho descubrir que este mundo semueve y que probablemente se mueve en ladirección que nosotros empujamos. También laextrema atención sobre la realidad; las parábo-las de la vigilancia nos hablan precisamente deese estado permanente en el que hemos deatisbar siempre lo nuevo que llega a nosotros–ése es el espíritu del adviento– de puntillas, ycon todos nuestros sentidos abiertos para perci-bir que lo nuevo llega.

El cuarto pilar es la paciencia; y cerramos elcírculo. La esperanza tiene que estar tambiénurdida de paciencia.

Vaclav Havel, que primero fue un militanteantiautoritario, que sufrió tantas veces la cárcel,y terminó siendo el presidente de la RepúblicaCheca, recibió en 1994 el premio Carlomagnopor su contribución a la construcción de Europa,de esa Europa de las libertades, de la democra-cia, de la mejor de las Europas que hubiésemosquerido votar con convicción en una Constitu-ción un poco diferente a la que tuvimos quevotar el otro día, una Constitución un poco másde todos, una Constitución que caminara unpoco más en la dirección de nuestros sueños. Alrecoger aquel premio Havel tuvo, como buenliterato, estas palabras llenas de sentido hondo,de profundidad, de poesía: Muchas veces hequerido acelerar la historia de la misma maneraque un niño quiere hacer que una planta crezcamás rápidamente, y es tirando de ella. Creo queel arte de la espera tiene que aprenderse igualque el arte de la creación; hay que plantarpacientemente las semillas, regar la tierra y dara las plantas el tiempo que necesitan para cre-cer. No se puede ser más listo que las plantas,pero también se puede regar la historia todoslos días y con paciencia, no sólo con humildad,sino también con amor.

La paciencia y la esperanza tienen en la cre-ación el modelo. El arte de la espera ha deaprenderse igual que el arte de la creación, perola paciencia y la esperanza han de ser siemprecualidades del amor. Quien ama las plantas lasriega, las protege pacientemente cada día, lashabla....Quien quiere a sus semejantes lescuida, les tiende su mano todos los días y conpaciencia. Termino con estas frases de unacarta que Ernesto Sábato escribe a los jóvenes:El amargo presente al que nos enfrentamosexige que nuestras palabras, nuestros gestos,nuestras obras, se consagren a expresar laangustia, el dolor, el horror, el peligro...Quenuestra primera palabra sea también para defi-nir un tiempo arduo, difícil, para mirar esa reali-dad en la que estamos sumergidos, pero tam-bién nuestros gestos, nuestras obras, han deconsagrarse a la esperanza, al coraje, a la soli-daridad.

Ése es el espíritu que necesitamos y queaquí hemos denominado de paciencia y espe-ranza.

CIPRIANO DÍAZ MARCOS

Aula de Teología de Cantabria, 25 de febrero de 2005

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Querido y recordado Mons. Romero, teescribo esta carta, sabiendo que, con fe yesperanza, ya las está recibiendo en la Ciu-dad –Eterna– de Dios, en los Cielos Nuevos yTierra Nueva, donde moras en la comunióncon el Padre, en Cristo y el Espíritu –el DiosTrinitario–, y con todos los santos.

Quiere ser, Mons., un sentido memorial yhomenaje hacia tu persona, hacia lo que fuetu obra y tu vida, en tu entrega y sacrificio porseguir a Jesús, proclamando y realizando sumensaje y causa, es decir, su Reino de Dios:un Dios Padre-Amor en Cristo, su Hijo, quepropone y promociona una humanidad,mundo e historia fraterna, justa, solidaria,liberada y salvada integralmente, desde y conlos más empobrecidos, oprimidos y excluidos(víctimas) de la tierra, luchando pacífica ytransformadoramente contra todo anti-reino,esto es, contra todo valor, relación, institucióny sistema maligno, injusto, opresor y exclu-yente que causa dolor, muerte, miseria, mar-ginación…

A esta misión delReino, como Jesús,entregaste eucarís-tica y martirial (testi-monialmente) tu vida,y por esta causa,

Mons. –como le pasó a Él, Dios Encarnado yCrucificado, y a tantos mártires y seguidoressuyos–, te persiguieron, crucificaron y asesi-naron los poderosos y enriquecidos de la tie-rra –salvadoreños y estadounidenses, sobretodo (oligarcas y magnates enriquecidos,gobernantes y su administración, ejércitos)–,y su burgués sistema neoliberal capitalista deprivilegios, poder, ganancia y riqueza, pormedio y costa del expolio-saqueo de la vida yde los bienes de los pueblos empobrecidos; ytambién sufriste de la incomprensión y com-plicidad de algunos sectores de “llamados”

cristianos e iglesia,aliados con estepoder establecido.

Celebrabas esedía la (última) euca-ristía con una comu-nidad de religiosas, y en el momento de laconsagración-transustanciación, uno de suslacayos te disparó a quemarropa, y tu sangrey cuerpo se unió a la sangre y cuerpo delSeñor Jesús, produciéndose una gran sínte-sis o comunión eucarística-sacrificial deamor, solidaridad y justicia en la humanidad yen la creación: se seguía realizando y antici-pando ya la transformación y liberación esca-tológica del cosmos y de la historia: historiade fraternidad, justicia y de amor salvífico delDios de la Vida

Por idéntico motivo que a ti, los mismos lehicieron lo mismo: a tu gran amigo el sacer-dote jesuita Rutilio Grande, unos años antes

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Carta a Monseñor Romero en el 25 aniversario de su martirio-asesinato

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de tu muerte –por cuyo testimonio y martirio,iniciaste tu conversión a Jesucristo y su igle-sia liberadora los empobrecidos–; al sacer-dote jesuita (nacido en Cataluña) Lluís–“Lucho”– Espinal, asesinado en Bolivia dosdías después de tu muerte; y unos años pos-teriores de tu martirio, Mons., se repetiría lomismo con tu seguidor y discípulo I. Ellacuría(vasco de nacimiento) y sus compañeros (fueel asesinato de los 6 sacerdotes jesuitas y dedos mujeres en la UCA, del que se cumplió,hace poco, el 15 aniversario). Decías enforma provocativa y profética que te alegra-bas por la persecución y sangre de tantosmártires de la iglesia: porque no es posible,que en una situación de injusticia y muerte detantas y tantas personas y pueblos, la iglesiano sea perseguida y martirial, por defendersolidariamente la vida, la dignidad y los dere-chos de los más empobrecidos y oprimidos;por eso, en esta fidelidad, solidaridad, justiciay compromiso radical que tuviste con ellos–en esa mística y espiritualidad de encarna-ción–, cuando te ofrecieron escolta para pro-tegerte, la rechazaste diciendo: si el puebloempobrecido no tiene protección, yo, su ser-vidor, tampoco la tendré. Fuiste Mons., comodijo Juan Pablo II, un pastor celoso y vene-rado, por eso el Papa te rezó después en tutumba.

Y, del mismo modo, proclamabas– con tufe y esperanza inquebrantable– que si temataban, resucitarías en el pueblo salvado-reño, en la iglesia de Dios: tuviste razónMons., resucitaste en Cristo, y sigues vivo ypresente en la fe, en el amor y en la espe-ranza de tu pueblo, de tu iglesia y de todoslas personas o pueblos oprimidos y excluidosde la tierra, sacramento y cuerpo místico deCristo; sigues acompañadlos en su anhelos yluchas por la vida, dignidad, justicia y libera-ción de lo mismo que te mató, y que sigueactualmente empobreciendo y excluyendo ala mayoría de la humanidad. Lo sigue hoyexpresando tu pueblo: Mons. decía la verdad,tenía razón, nos defendía de la injusticia

Que hermoso y que justicia, Mons., que elpasado jueves día 24 de Marzo, JuevesSanto– Conmemoración de la Cena Eucarís-

tica del Señor, Día del Amor Fraterno–, secumpliera el 25 aniversario de tu asesinato.El Amor nunca muere, y la iglesia fraterna yprofética de Jesús sigue viva y pujante,Mons., ahí está tu proceso abierto de canoni-zación y los de otros testigos como tú: Barto-lomé de las Casas, G. Rovirosa, etc. Unaiglesia que siguiendo el ejemplo de todosestos nombres y testigos, nombrado a lolargo de este artículo, si es creíble, testimo-nial y coherente.

AGUSTÍN ORTEGA CABRERA,Estudios de Filosofía y Teología (ISTIC),

diplomado en trabajo social, experto en intervención social integral.

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La iglesia que amo

Pocas catedrales de canto y oro,muchas capillas de barro y tabla.

Pocos ricos adiestrados a la indiferencia,muchos pobres expertos en pasión compartida.

Pocos letrados calculadores y prudentes,muchos sencillos que saben de fe y esperanza.

Pocos doctores muy seguros de su doctrina,muchos testigos que escuchan de verdad.

Poco poder de fariseos y sacerdotes de carrera,mucho servicio humilde a los hermanos más pequeños.

Pocos proyectos de dólares y marcos,muchas mingas de sudor y canto.

Pocas ceremonias en palacios y cuarteles,muchas fiestas en aldeas y barrios marginales.

Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos,muchas marchas de paz, justicia y libertad.

Poco temor al Dios del castigo y de la muerte,mucho respeto al Dios del amor y de la vida.

Poco culto de espaldas al pueblo,a Cristo rey eterno en las alturas.

Mucho amor y seguimiento a Jesús el de María,compañero, profeta, hijo del Padre.

Poco, cada vez menos,mucho, cada vez más.

RONALDO MUÑOZ

Testimonio

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5. El personalismo. Emmanuel Mounier. 4 €.6. Escuchar a Dios, entender a los hombres y acercarme a

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