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  • 7/29/2019 Cultura de la esperanza y sociedad sin exclusin

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    Cultura de la esperanza y sociedad sin exclusin.

    Franz J. Hinkelammert

    Editorial DEI, San Jos, Costa Rica. 1995

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    Contenido

    Prlogo p.4Primera parteA manera de introduccinCaptulo ILa crisis del socialismo y el Tercer Mundo. p.12

    Captulo IISubjetividad y Nuevo Orden Mundial: qu queda despus de la guerra de Irak?

    p. 25

    Segunda parteEl totalitarismo emergente p.48Captulo INuestro projecto de nueva sociedad en Amrica Latina: el papel regulador delEstado y los problemas de la auto-regulacin del mercado p. 49Captulo IILa cultura de la desesperanza y el herosmo del suicidio colectivo p. 106

    Captulo IIILa lgica de la exclusin del mercado capitalista mundial y el proyecto deliberacin p. 163

    Captulo IVCapitalismo sin alternativas? p. 189Sobre la sociedad que sostiene que no hay Alternativa para ella

    Captulo VEl cautiverio de la utopa:las utopas conservadoras del capitalismo actual, el neoliberalismo y el espaciopara alternativas p. 213

    Tercera parte p. 237

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    La ciencia moderna y la irracionalidad de lo racionalizado Captulo IEs el antropocentrismo occidental el culpable de la debacle ecolgica actual?

    p. 238Captulo IILa tica del discurso y la tica de la responsabilidad: una posicin crtica.

    p. 251Captulo IIILa irracionalidad de lo racionalizado. P. 301Comentarios metodolgicos sobre la racionalidad instrumental y su totalizacin.

    Captulo IVLas fuerzas compulsivas de los hechos hacen imposible una sociedad en la que

    todos quepan. Del sometimiento a las fuerzas compulsivas de los hechosp. 338

    Cuarta parte p. 355Economa y teologaCaptulo IEconoma y teologa: las leyes del mercado y la fe p. 356

    Captulo IILa teologa de la liberacin en el contexto econmico-social de Amrica Latina:economa y teologa o la irracionalidad de lo racionalizado p. 381

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    Prlogo

    En el desarrollo de nuestra historia actual, el ao 1989 parece tener un significadoespecial. Toda una evolucin del sistema mundial anterior culmina ese ao con laprueba visible del colapso del socialismo histrico. La cada del muro de Berln ennoviembre de 1989 es el smbolo ms visible y claro de ese hecho.

    Sin embargo, se trata de la culminacin de un proceso que se percibe ya a partirde la dcada de los setenta. Esta es la dcada de reestructuracin del sistemacapitalista mundial en la que se produce un corte entre el capitalismo de reformasanterior, y un nuevo capitalismo extremo y desnudo que se implanta

    mundialmente en el curso del decenio de los ochenta en nombre de los "ajustesestructurales" y de la globalizacin y homogeneizacin del mundo por la va de losmercados. Hoy es comn referirse a este capitalismo, sin mayor precisin, comoneoliberalismo. Se trata de un capitalismo de tabula rasa que abandona todaperspectiva de evolucin social en favor de sus polticas "de choque". Es uncapitalismo que Milton Friedman, uno de los principales representantes de estenuevo capitalismo, llega a llamar "capitalismo total".1

    Con la cada del muro de Berln en 1989 este capitalismo total ve llegado sutriunfo definitivo. Celebra el "fin de la historia", ms all del cual la humanidad no

    puede aspirar a nada nuevo. Creen tener en su bolsillo todo futuro humano porvenir. Se establece un imperio para el que no existe ningn competidor, y que nodeja por fuera nada en la tierra. Y donde podran producirse grietas, el imperio seproclama el seor: The west against the rest (El oeste en contra del resto:Huntington).

    Los artculos que se publican en este libro analizan este nuevo capitalismo. Casitodos han sido escritos despus de 1989. Se trata del perodo en el que loscambios ocurridos desde la dcada de los setenta han recibido su aparenteconfirmacin. En lugar del pluralismo de sistemas y de soluciones ha aparecido unasola solucin homognea, que se implanta ahora en el mundo entero. No haymundos, sino que el capitalismo homogeneizado es el mundo. A pesar de loscambios vertiginosos que siguen ocurriendo, aparece la resignacin para unos y el

    1 Ver Sorman, Guy: "Sauver le capitalisme-Le dernier combat de Milton Friedman", en Le Devoir(Montral, Canad), 5 avril de 1994, pg. B2

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    aburrimiento postmoderno para otros. Pero aparece tambin una reformulacingeneral de la resistencia a este sistema y de las perspectivas alternativas para elfuturo.

    El sistema aplasta, no obstante ese aplastamiento produce reacciones. La victoriaha sido total, pero se hace sentir una realidad: que la victoria total lleva en susentraas la derrota. La victoria parece peor que una victoria de Pirro. Pirro, un reyde la antiguedad, dijo despus de su victoria: otra victoria igual, y estoy perdido.Se cuid de tener otra victoria igual, y sigui siendo rey. El capitalismo total, encambio, gan otra victoria igual, la segunda victoria de Pirro. Por ende estperdido. No est perdido a pesar de tener todo el poder. Est perdido precisamenteporque ha logrado tener todo el poder. Es una sociedad sin rumbo que esconde sudebilidad detrs del escudo de sus golpes de fuerza. La apariencia vaca de unapoca de cambios esconde el hecho de que se trata como lo formula Xabier

    Gorostiaga de un cambio de poca.

    Hoy aparecen incluso autores de la derecha que expresan este temor. En un librotitulado La dictadura liberal. El secreto de la omnipotencia de las democracias en elsiglo XX, Jean-Christophe Rufin percibe, aunque no lo exprese en trminos tantajantes, que el secreto de la omnipotencia presente de la burguesa puede ser suimpotencia 2.

    En el perodo en el que se hallaba cuestionado el poder de la burguesa, sta tenael poder para enfrentar problemas bsicos de la sociedad burguesa. Enconsecuencia pudo realizar el capitalismo de reformas, que le permiti inclusivehablar de la "cara humana" del capitalismo. Hoy no tiene esta capacidad. Por eso anadie se le ocurre ya hablar de ninguna "cara humana" del capitalismo. Laburguesa, justamente por ser omnipotente, ha perdido la capacidad, y por tantoel poder, para enfrentar los problemas sociales, pero tambin del medio ambiente,de nuestro tiempo. Como nadie la puede cuestionar, nadie la puede obligar. Sinembargo, si nadie la obliga, la omnipotencia de la burguesa la hace impotente. Alno estar enfrentada a ningn cuestionamiento serio y con poder de negociacin, laburguesa no puede producir sino el capitalismo salvaje de nuestro presente. No

    obstante, este capitalismo salvaje corta la rama del rbol sobre la cual todosestamos sentados. El capitalismo omnipotente se revela como una mquinaautodestructora, un monstruo que se devora a s mismo. La mano invisible delautomatismo omnipotente del mercado indica el camino hacia la muerte.

    2 Ver Rufin, Jean-Christophe: La Dictature librale. Le secret de la toute-puissance des

    dmocraties au 20esicle. Paris, 1994.

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    Los artculos que siguen analizan este sistema del capitalismo total desde variosngulos. El bloque introductorio empieza con un anlisis de la crisis del socialismoy su impacto sobre el Tercer Mundo: "La crisis del socialismo y el Tercer Mundo" 3.Se trata de una conferencia pronunciada en el dcimo aniversario del asesinato delarzobispo de San Salvador, monseor Oscar Arnulfo Romero. Resume la situacinde aplastamiento del Tercer Mundo y el surgimiento de una nueva democracia, queproporciona ahora un marco democrtico a un igualmente nuevo totalitarismo delmercado que se est imponiendo. Se trata de una democracia que se hadespedido de los derechos humanos como su razn de ser, y que se ha hechocompatible con el terrorismo de Estado. Es la democracia que se requiere parapoder sustentar la poltica del capitalismo total.

    Este mismo conjunto introductorio se complementa con un artculo sobre la guerradel Golfo: "Subjetividad y Nuevo Orden Mundial: qu queda despus de la guerra

    de Irak?". Esta guerra mostr este abandono de los derechos humanos del serhumano concreto por parte del imperio, y la mistificacin de un poder que hallegado a ser totalizado.

    El tema de la compatibilizacin de la democracia con el totalitarismo emergenteimpregna los cinco artculos que siguen, escritos entre 1990 y 1995. Ellos sonresultado de discusiones constantes en el Departamento Ecumnico deInvestigaciones (DEI), y de conferencias y seminarios realizados en el contexto deesta institucin.

    El primer grupo de artculos analiza "El totalitarismo emergente". El primero deellos, "Nuestro proyecto de nueva sociedad en Amrica Latina el papel reguladordel Estado y los problemas de la auto-regulacin del mercado" 4, se refiere al anti-estatismo neoliberal y sus consecuencias para la sociedad. La tesis central es queel anti-estatismo es, y siempre ha sido, la ideologa adecuada para el surgimientode Estados totalitarios. Todos los Estados totalitarios de este siglo han surgido ennombre del anti-estatismo. Este es un maniquesmo simple, que aparece ennombre de la desaparicin del Estado, aunque a la postre siempre anuncia un"Estado mnimo" para el futuro. Justifica el aplastamiento de toda resistencia

    3 Hinkelammert, Franz: "La crisis del socialismo y el Tercer Mundo", en Pasos30 (Julio-agosto,1990).4 Hinkelammert, Franz, "Nuestro proyecto de nueva sociedad en Amrica Latina. El papelregulador del Estado y los problemas de la auto-regulacin del mercado", en Pasos33 (Enero-febrero, 1991); "Las tareas futuras del Estado, frente al mercado y la sociedad civil, en el IstmoCentroamericano", en Stein, Eduardo-Arias, Salvador (edsd): Democracia sin Pobreza. Alternativade Desarrollo para el Istmo Centroamericano. San Jos, DEI, 1992.

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    frente al poder central de la sociedad, que puede disponer entonces del Estado asu antojo.

    El segundo artculo "La cultura de la desesperanza y el herosmo del suicidiocolectivo" corresponde a una conferencia pronunciada en octubre de 1990 enun encuentro de la organizacin DESCO en Lima, Per.

    El tercer artculo -"La lgica de la exclusin del mercado capitalista mundial y elproyecto de liberacin" 5 enfoca la formacin de la ideologa neoliberal comouna ideologa tautologizada, que permite justificar ciegamente la dinmica de losmercados sin considerar las consecuencias sobre el ser humano y la naturaleza.A este sigue: "Capitalismo sin alternativas? Sobre la sociedad que sostiene queno hay Alternativa para ella" 6. La tesis del capitalismo actual, segn la cual no hayalternativa para lo que est, revela justamente la emergencia de un nuevo

    totalitarismo. Si no hay alternativa no hay libertad, y el ser humano ya no tienenada que elegir. Deja de ser un ente que se autodetermina. A esto corresponde lafrase el "fin de la historia".

    El quinto artculo de este grupo se llama: "El cautiverio de la utopa: las utopasconservadoras del capitalismo actual, el neoliberalismo y el espacio paraalternativas" 7. Se dedica al anlisis del cierre de los espacios de esperanza que seopera mediante el "cautiverio" de las utopas. La negacin de las alternativasopera por medio de la utopizacin de la sociedad dada. Cuanto mayor es esautopizacin, menos espacio queda para el pensamiento de alternativas.Alternativas que no se pueden pensar, tampoco se pueden realizar. Elpensamiento de alternativas slo puede ser controlado cuando la sociedad queniega la posibilidad de alternativas, se presenta como la realizacin virtual de lautopa. El totalitarismo del siglo XX en todos los casos ha aparecido en nombre dela utopa realizada en la sociedad que se totaliza. Este proceso lo hallamos en lasideologas utopistas del neoliberalismo de hoy.

    A este conjunto de artculos sobre el totalitarismo emergente sigue un segundoconjunto de cuatro artculos dedicado a "La ciencia moderna y la irracionalidad de

    5 Hinkelammert, Franz: "La lgica de la expulsin del mercado capitalista mundial y el proyecto deliberacin", en Pasos, Nmero especial 3/19926 Hinkelammert, Franz: "Capitalismo sin Alternativas? Sobre la sociedad que sostiene que no hayalternativa para ella" en PasosNo. 37 (Setiembre-octubre, 1991).7 Hinkelammert, Franz: "El cautiverio de la utopa: las utopas conservadoras del capitalismoactual, el neoliberalismo y la dialctica de las alternativas", en PasosNo. 50 (Noviembre-diciembre,1993).

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    lo racionalizado". El primer artculo de este conjunto lleva el ttulo: "Es elantropocentrismo occidental el culpable de la debacle ecolgica actual?". La tesiscentral del artculo es que el llamado antropocentrismo occidental no es ningnantropocentrismo. No pone en el centro de su reflexin al ser humano, sino a unaabstraccin de ste. Esta abstraccin aparece en forma de un ser pensante que esuna secularizacin del alma eterna de la Edad Media, y que reduce, en ltimainstancia, al ser humano a un ser calculador de alguna racionalidad medio-fin. Ellapresupone un dualismo estricto espritu-materia, segn el cual el espritu es unaobjetivacin de la dominacin humana que no reconoce los lmites de la conditiohumana vinculados con su ser natural. Resulta as un mercadocentrismo y uncapitalocentrismo, pero no un antropocentrismo. Poner al ser humano en elcentro, es justamente la tarea de cualquier sociedad alternativa que hoy se puedapensar.

    A este artculo sigue un anlisis de la tica del discurso, como ella es presentadapor Apel y Habermas: "La tica del discurso y la tica de la responsabilidad: unaposicin crtica" 8. Nuestra discusin se concentra en la tica de Apel, la cual creoes la ms elaborada filosficamente. La discuto a partir del problema de laaproximacin asinttica infinita a metas definidas en trminos trascendentales. Setrata del problema de la crtica a la razn utpica. Estimo que la tica del discursopuede ser una posicin que en cualquier intento de formulacin de una tica actualtenga un lugar decisivo. Pero, a la vez, me parece ser una conceptualizacin de latica que necesita pasar por una crtica profunda para poder responder, de maneraefectiva, a sus propias aspiraciones.

    A este artculo sigue otro acerca de: "La irracionalidad de lo racionalizado.Comentarios metodolgicos sobre la racionalidad instrumental y su totalizacin".Aqu se trata de formular los antecendentes metodolgicos de las posicionesanteriores; de formular qu es lo racional en la vida social. Las racionalizaciones ennombre de la eficiencia que hoy pretenden ser la nica racionalidad verdadera,tienen un efecto evidente de irracionalidad. De all que se puede hablar sin miedo aequivocarse de la irracionalidad de la racionalizado. Para destacar estairracionalidad, debe haber un concepto posible de racionalidad ms all de la

    racionalizacin en nombre de la eficiencia. El artculo busca formular estascondiciones de la racionalidad, que permitan enjuiciar la irracionalidad de la

    8 Conferencia pronunciada en el IV Seminario Internacional. A tica do Discurso e a FilosofiaLatino-americana da Libertao. So Leopoldo, Rio Grande do Sul, 29 de septiembre-1 de octubrede 1993. Publicada como: Hinkelammert, Franz J.: "tica do discurso e tica de responsabilidade:Uma tomada de posio crtica", en Sidekum, Antnio (ed.): tica do discurso e filosofia dalibertao. Modelos complementares. So Leopoldo, Ed. Unisinos, 1994.

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    racionalizado.

    El cuarto artculo tiene el ttulo: "Las fuerzas compulsivas de los hechos hacenimposible una sociedad en la que todos quepan. Del sometimiento a las fuerzascompulsivas de los hechos". Se trata de una conferencia pronunciada en junio de1995 el da de las iglesias (Kirchentag)en Hamburgo, Alemania.

    El libro concluye con un ltimo conjunto de artculos con el ttulo: "Economa yteologa". Son dos artculos en los que intentamos hacer una reflexin sobre ladimensin teolgica de los anlisis anteriores. El primero lleva el ttulo: "Economay teologa: las leyes del mercado y la fe" 9. El mismo introduce en estaproblemtica descrita como economa y teologa, que ha impregnado desde elcomienzo las reflexiones del DEI. Los anlisis de las ciencias empricas, aunquestas sean crticas, no agotan el problema de la liberacin humana. Hay un ms

    all de esas ciencias que si bien supone sus anlisis, puede aportar dimensioneshumanas no accesibles a este anlisis, pero necesarias para poder enfrentar unaliberacin humana hoy ms acuciante que nunca.

    Este conjunto concluye con un artculo acerca del desarrollo de la teologa de laliberacin: "La teologa de la liberacin en el contexto econmico-social deAmrica Latina: economa y teologa o la irracionalidad de lo racionalizado" 10.Intenta resumir las experiencias de la historia reciente en trminos de una reflexinsobre la teologa de la liberacin en la Amrica Latina de hoy. La situacinhistrica que vivimos da pautas para su desarrollo necesario. La teologa de laliberacin se ha transformado en un signo del tiempo. Ya no vive la situacin delos comienzos, en los cuales tena que justificar su existencia. En la actualidad setrata de una corriente de pensamiento que tiene su presencia en nuestro mundo.Por eso ya no se niega a esa teologa, sino que los poderes de este mundo tratande apropirsela. Esto tiene que ser tomado en cuenta por los propios telogos dela liberacin, para hacer presente que si bien es una teologa del mundo, no es unateologa de "este" mundo la que se quiere apropiar.

    Todos los artculos incluidos en este libro, excepto dos, han sido publicados antes,

    en su gran mayora en la revista Pasosdel DEI. He introducido sin embargo algunos

    9 Hinkelammert, Franz: "Economa y teologa: las leyes del mercado y la fe", en Pasos No. 23(Mayo-julio, 1989).10 Hinkelammert, Franz: "La teologa de la liberacin en el contexto econmico-social de AmricaLatina: economa y teologa o la irracionalidad de lo racionalizado", en Pasos No. 57 (Enero-febrero, 1995).

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    cambios, inclusive en los ttulos. No obstante estos cambios son mnimos. Por estarazn no los he marcado de modo especial, si bien en las notas correspondientes aeste prlogo doy las referencias de estas publicaciones. Muchos de estos artculoshan sido publicados con posterioridad en otras revistas o ducumentos, pero no hecredo necesario referirme a ello de forma explcita.

    Quiero aqu agradecer a las compaeras y los compaeros del DEI, as como a losmuchos talleristas que han participado en las actividades del DEI en sus dieciochoaos de existencia, su acompaamiento, sus aportes y sus crticas. Ellos tienenmucho que ver en los aciertos de los anlisis, que espero los haya, pero tambinen sus errores, que supongo los habr tambin.

    Asimismo deseo expresar mis agradecimientos por el apoyo del instituto"Missionswissenschaftliches Institut" de Aachen, Alemania, que ha hecho posible la

    publicacin de este libro.

    San Jos, agosto de 1995

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    Primera parte:

    A manera de introduccin

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    Captulo ILa crisis del socialismo y el Tercer Mundo

    Quisiera desarrollar algunas tesis sobre el cambio de la relacin entre los pasesdel Tercer Mundo y los del Primer Mundo, el cual ha sido fuertemente impregnadopor la crisis del socialismo en la Unin Sovitica y los pases de Europa Oriental. Setrata de un cambio profundo ocurrido en la dcada de los ochenta, pero que sehaba ido preparando en las dcadas anteriores.

    1. Primera tesisCreo y esa ser la primera tesis que en los ltimos aos ha acontecido una

    transformacin del capitalismo mundial, que sali a la luz en el momento msdramtico de la crisis del socialismo, es decir, con la cada del muro de Berln ennoviembre de 1989. Yo me encontraba en ese momento en la Repblica Federalde Alemania, y para m hubo una conexin simblica fuerte entre la cada del muroy la masacre de la comunidad jesutica de San Salvador, que ocurri apenas una

    semana despus. Lo que me llam en especial la atencin fue que los medios decomunicacin europeos se concentraron casi de forma exclusiva en la cada delmuro, mientras que el otro acontecimiento, que mostraba tan abiertamente loque haba llegado a ser el Tercer Mundo, qued reducido a algunas noticiasmarginales en la radio y algunos diarios. Se trat de una liquidacin en el clsicoestilo del totalitarismo de los aos treinta, mediante la cual se elimin uno delos centros de la teologa de liberacion del mundo occidental, y ante la que losmedios de comunicacin occidentales reaccionaron como haban reaccionado losmedios de comunicacin de los totalitarismos en aquel entonces, en tanto que losgobiernos occidentales, conducidos por el de Estados Unidos (EE. UU.) (ste, a

    travs del FBI, secuestr a la ms importante testigo y la oblig, medianteamenazas, a cambiar su testimonio) colaboraron para ocultar el hecho.11

    11Los medios de comunicacin de las democracias occidentales hablaron ms bien del escritorRushdie. Este haba sido amenazado de muerte en Tehern. Rushdie moraba en Londres; la seoraThatcher lo protegi y l sali vivo. En la misma poca, es decir, durante muchos meses de l989,hubo una campaa de prensa en El Salvador amenazando la vida de los jesuitas. Estos se

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    Un mes despus se llev a cabo la intervencin militar en Panam, la que contcon el consenso de todas las sociedades occidentales. Las noticias sobre estaintervencin, tampoco casi llegaron a la poblacin. El control de los medios decomunicacin en este caso, tambin se llev a cabo segn los mtodos clsicosdel totalitarismo de los aos treinta: en la tarde del primer da de la intervencinse mat a un periodista del diario espaol ElPas, lo que fue una seal eficientepara todos los medios de comunicacin all presentes.

    No existe necesariamente una relacin causal entre ambos hechos la cadadel muro de Berln y la masacre de los jesuitas de San Salvador, aunque eltiming llama mucho la atencin. Pocos momentos histricos de los ltimos aosfueron tan propicios para la masacre que se realiz en San Salvador, como ste.No obstante, por ms que la relacin no sea causal, sin duda hay una relacin

    simblica innegable. Esta nos demuestra que un capitalismo que trat de aparecerdesde los aos cincuenta hasta los setenta como un capitalismo con rostrohumano, ya no necesita hacerlo. Ahora de nuevo se puede presentar como uncapitalismo sin rostro humano.

    El capitalismo se siente hoy en la situacin de: hemos ganado. Aparece unafilosofa del Departamento de Estado del gobierno de EE. UU. que habla del fin dela historia (y, relacionndolo con Hegel, de la realidad de la idea absoluta), y quepromete un futuro en el cual ya no habr historia ni conflictos esenciales, en el

    encontraban en El Salvador y, por tanto, bajo una amenaza mucho ms seria. Las agencias denoticias de las democracias occidentales estn tan representadas en San Salvador como enTehern. Pero casi no dijeron nada. Tampoco lo hicieron despus de la masacre, sino que siguieronhablando de Rushdie, quien estaba ya completamente seguro. Margaret Thatcher tampoco mostrel ms mnimo inters por los jesuitas. En Amrica Latina hay muchos Rushdies, no obstante jamsreciben proteccin. Se los mata, y ninguna democracia occidental se molesta.El conocido filsofo francs Glucksmann, quien recibi el premio de la paz de los libreros alemanes,en su laudatio para Havel habl de tres hroes de la lucha contra el totalitarismo en 1989:Solschenizyn, Rushdie y Havel. Ver: Friedenspreis des Deutschen Buchhandels l989. Vclav Havel.Ansprachen aus Anla der Verleihung. Frankfurt a. M., 1989, pgs. 35s. Slo que estos

    luchadores, a los que aprecio, estn vivos. Los que luchan por la libertad en Amrica Latina y elTercer Mundo, en cambio, por donde se mire, son asesinados. Son muertos por las democraciasoccidentales. Democracias occidentales en El Salvador, Brasil, Colombia, Venezuela, Honduras, quecuentan con el apoyo indiscriminado de las democracias occidentales de Europa y EE. UU. Lamasacre de los jesuitas no es ms que uno de los muchos casos. No habrn sido ellos losverdaderos hroes de la lucha en contra del totalitarismo en 1989? Las democracias occidentalesdisparan a las vez que celebran sus premios de la paz, sin hablar siquiera de la guerra que ellasestn llevando a cabo. Glucksmann deca: Fjense bien: en el ao 1989 se anuncia el fin de estesiglo", pg. 36. No ser ms bien la masacre de San Salvador la que nos anuncia lo que viene?

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    cual el Primer Mundo habr encontrado su paz, y en el cual el Tercer Mundo ya nocontar.12

    El mundo que ahora aparece y se anuncia, es un mundo en el que existe unsolo seor y amo, y un solo sistema. Tenemos un mundo con un solo imperio, quellega a todas partes este imperio cubre y engloba el mundo entero. De repentese hace claro que ya no queda ningn lugar de asilo. Frente a un nico imperio, nopuede haberlo. El imperio est en todas partes. Llega a tener el poder total, y losabe eso. Y en todas partes el imperio comunica que tiene todo el poder. Laautoproclamada sociedad abierta constituye la primera sociedad cerrada, de laque no existe ningn escape hacia fuera.

    Esto significa: por primera vez el Tercer Mundo se encuentra por completosolo. En su conflicto con el Primer Mundo de los pases capitalistas centrales, ya

    no puede contar con el apoyo de ningn otro pas. Ya no puede recurrir a ningnSegundo Mundo que de alguna manera sea solidario con l. En el grado en el queeste Segundo Mundo de los antiguos pases socialistas sigue existiendo, se haretirado de la solidaridad con el Tercer Mundo para transformarse en parte delnorte enfrentado al sur. Como se ha dicho en muchas partes de Amrica Latina: elSegundo Mundo no puede prosperar si no es admitido por el Primer Mundo albanquete en el que se devora al Tercer Mundo.

    Junto con esto aparece una conviccin ms profunda, cuya importancia esinnegable: se pierde la conciencia de que existe una alternativa. Parece que ya nohay alternativas, y el Todo, la forma en la cual se autopresenta el Primer Mundo,es la expresin de este estado de conciencia: Somos un mundo que es la IdeaAbsoluta! Cuando Kolakowski se enfrent al stalinismo de los aos cincuenta, lereproch ser un chantaje con una sola alternativa(!).13 Sin embargo, no se podaimaginar lo que ocurre cuando este chantaje con una sola alternativa es realizadopor un sistema mundial que tiene mundialmente el poder absoluto. En efecto,hasta ahora hemos llegado a esa situacin en la que el chantaje con una solaalternativa puede ser llevado a cabo sin restricciones. Hoy, este chantaje se haimpuesto al mundo entero.

    12 Ver Fukuyama, Francis: "The End of History?", en The National Interest, Summer, october1989. Ver Gallardo, Helio: "Francis Fukuyama y el triunfo del capitalismo burgus. El final de lahistoria o el deseo de finalizar el ser humano?", en Pasos(DEI) No. 27 (1990); "Francis Fukuyama:el final de la historia y el Tercer Mundo", en PasosNo. 28 (1990).13Kolakovski: El ser humano sin alternativa, 1956. Desgraciadamente l no volvi a hablar delproblema despus de que se traslad a Inglaterra. Que hoy vive de nuevo en una sociedad queniega cualquier alternativa, Kolakovski ya no lo dice.

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    La crisis del socialismo no le ha quitado al Tercer Mundo nicamente laposibilidad de buscar solidaridades en su conflicto con el Primer Mundo. Yatampoco puede recurrir al socialismo en ese campo imaginario de la concepcinde alternativas. Ya no puede usar al socialismo para demostrar que en efectoexiste una alternativa, aunque sta sea tan imperfecta como se quiera. Ya nopuede decir que existe tal alternativa, que se puede mejorar y que tiene futuro;que comprueba que es posible tener otro futuro, tener en el futuro algo distintode lo que es el presente.

    El capitalismo de las dcadas de los cincuenta y los sesenta fue un capitalismode reformas econmicas y sociales, que incluso se preocup del desarrollo de lospases del Tercer Mundo para no dejar oportunidad a posibles movimientosalternativos. Pero este capitalismo cree saber hoy que no existe ninguna

    alternativa, haga lo que haga. Por tanto, se vuelve a constituir en un capitalismodesenfrenado, en un capitalismo sin rostro humano.

    Casi todos sabemos que estamos en un viaje desenfrenado a un abismo. Noobstante, el capitalismo ni siquiera trata de frenar. Nos dice: conoce usted unaalternativa? A la vez, sigue haciendo todo lo posible para que no aparezca unaalternativa a este viaje hacia la muerte.

    Esta es nuestra primera tesis: la crisis del socialismo ha debilitadoextremadamente al Tercer Mundo, pero a la vez, a las posibilidades desobrevivencia de la propia humanidad.

    2. Segunda tesisEste fenmeno del debilitamiento del Tercer Mundo es complementado por

    otro que podramos discutir a partir de la pregunta: necesita todava el PrimerMundo al Tercer Mundo?

    Sabemos que las estructuras de produccin del Tercer Mundo se handesarrollado sobre la base de su fuerza de trabajo, usada en la produccin yexportacin de sus materias primas. La importancia del Tercer Mundo haconsistido en el aprovechamiento de sus materias primas, producidas por lafuerza de trabajo existente. Donde no haba suficiente fuerza de trabajo, el PrimerMundo consigui sta mediante el trabajo forzado de la esclavitud. Estas materias

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    primas proporcionaron la base para el desarrollo de los pases actualmentedesarrollados.

    Sin duda, se perciben hoy ciertas tendencias hacia la prdida de importancia dela produccin de materias primas del Tercer Mundo. Muchas materias primasnaturales son sustituidas por materias primas sintticas, lo que tambin hacesuperflua la fuerza de trabajo que las produca. Muchas materias primas se siguenproduciendo en el Tercer Mundo, sin embargo cada vez es menor la posibilidad deusar toda la fuerza de trabajo disponible para su produccin.

    Esto lleva a una reestructuracin del Tercer Mundo: de un mundo en el cual seexplotaba la materia prima explotando la fuerza de trabajo existente, se lotransforma en un mundo en el cual vive una poblacin que ha sido convertida ensuperflua. La esencia de la poblacin del Tercer Mundo es hoy, a diferencia de lo

    que ocurri hasta hace cien aos, que se trata, desde el punto de vista del PrimerMundo y de sus necesidades econmicas, de una poblacin sobrante. Se siguenecesitando del Tercer Mundo, de sus mares, su aire, su naturaleza, aunque seaapenas como basurero para sus basuras venenosas, y se siguen necesitando susmaterias primas. Pese a que ciertas materias primas pierden relevancia, el TercerMundo sigue siendo de importancia clave para el desarrollo del Primer Mundo. Loque ya no se necesita, es la mayor parte de la poblacin del Tercer Mundo.

    Por esa razn el Primer Mundo no se retira del Tercer Mundo, sino quedesarrolla ahora una imagen de ste como un mundo en el que existe unapoblacin que sobra. Esta poblacin sobrante, de la que se habla en trminos deuna explosin poblacional, es vista crecientemente como un peligro y ya nocomo algo que se puede explotar. En realidad, el desarrollo tcnico actual tieneun carcter que no permite explotar a esta poblacin. La estructura delcapitalismo es tal, que ya no puede explotar a la poblacin mundial. Peroentonces, a esa poblacin que no puede explotar la considera superflua. Es unapoblacin vista como sobrepoblacin, que no debera siquiera existir, pero que allsta. Este capitalismo no tiene nada que ver con el destino de esta poblacin.

    El concepto de explotacin, pues, ha cambiado. Como se sabe, el conceptoclsico de explotacin se refiere a una fuerza de trabajo disponible, que es enefecto usada en la produccin, y a la cual se expropia el producto de sus manos.Se trata del concepto de explotacin tal como fue desarrollado en la tradicinmarxista. Ahora, en cambio, aparece una situacin en la que una poblacin ya nopuede ser usada para la produccin capitalista, y donde no hay intencin de usarlani ninguna posibilidad de hacerlo en el futuro. Surge un mundo en el que el ser

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    explotado se convierte en un privilegio. Para precisar, el viejo concepto deexplotacin apareci a principios del siglo XIX en Europa, esto es, en un mundo enel que en perodos de alta coyuntura haba pleno empleo de la fuerza de trabajo ydonde, por tanto, el desempleo era un problema de la oscilacin del empleo y decoyuntura. En el capitalismo tardo actual, esta situacin ha cambiado. Se viveuna situacin en la cual segmentos siempre ms grandes de la poblacin delTercer Mundo ya no son explotados en este sentido. Cuanto ms sobranteparece ser la poblacin, menos vigencia tiene el anterior concepto de explotacin.Por eso ha perdido en gran parte su importancia. Esto se percibe asimismo en lapropia conciencia obrera. Cuando se da cuenta de que goza de un privilegio frentea todos aquellos que resultan superfluos, el obrero cada vez menos se siente unexplotado. Cambia toda la relacin con la explotacin. Eso ocurre tambin en elmundo industrializado, si bien alcanza extremos mucho ms pronunciados en elTercer Mundo.

    Esto significa que la poblacin sobrante del Tercer Mundo carece por completode poder. Quien sobra, no puede ir a la huelga, no tiene poder de negociacin, nopuede amenazar. El dicho orgulloso del obrero del siglo XIX: Todas la ruedas separan, si tu mano firme lo quiere, no puede ya ser pronunciado por la poblacindel Tercer Mundo, aunque todava lo pareca en el tiempo de la crisis del petrleo.No obstante, se trataba de pases determinados muy contados, con condicionesexcepcionales, y en un momento tambin excepcional. Lo mismo vale para ellema: Proletarios de todos los pases, unos. Esta fue la expresin de grupos quese sentan con un poder de negociacin que naca de la unidad. Hoy hay uncolapso igualmente de este lema. Los pueblos del Tercer Mundo tienen un poderde negociacin tan mnimo, que no pueden imponer su participacin. La situacinde su poblacin sobrante se ha transformado en una situacin tal, que se hallanamenazados en su propia existencia.

    Esta es la segunda tesis: los pases centrales del Primer Mundo siguennecesitando a los pases del Tecer Mundo, pero ya no necesitan de su poblacin.

    3. Tercera tesisEn esta situacin, los pases del Tercer Mundo pierden la capacidad para

    efectuar cualquier poltica de desarrollo.

    En la situacin actual, la nica posibilidad de desarrollo de los pases del TercerMundo consiste en un desarrollo relacionado con el mercado mundial, lo que a la

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    postre significa, con el mercado de los pases centrales industrializados. Estarelacin est restringida a la produccin de materias primas. Y aunque stasdisminuyen en importancia, sin embargo se desarrolla una competencia siempremayor entre los pases del Tercer Mundo por esos mercados, cada vez mslimitados. El resultado es la cada de los precios. As, pese a exportaciones msgrandes en trminos fsicos, la disposicin de divisas se estanca o disminuye. Deah que un desarrollo de los pases de Amrica Latina, o del Tercer Mundo engeneral, sobre la base de esta estructura tradicional de produccin, sea menosposible cada da. Para que fuera posible el desarrollo con integracin de lapoblacin existente, ste tendra que basarse en un crecimiento rpido de unaproduccin industrial que se integre en la divisin mundial del trabajo.

    Tenemos indicios claros de que los pases centrales no aceptan ya este tipo dedesarrollo. Vemos ms bien una destruccin sistemtica de todos los pasos que

    podran llevar a l. Aunque algn pas pequeo pueda an escapar a este destinoimpuesto por los pases del centro, la tendencia visible del Tercer Mundo es haciala destruccin o estancamiento de las industrias surgidas en los decenios desdelos cincuenta hasta los setenta. Los pases del centro no esperan ninguna ventajade un desarrollo del Tercer Mundo, pero s muchas desventajas.

    Y cuanto ms entran en este clculo los problemas actuales del ambientemundial, peor resulta la situacin. Se sabe que un desarrollo sensato del TercerMundo, ya no puede ser una copia del desarrollo que han tenido los pasesdesarrollados. El ambiente no podra resistir. Se sabe igualmente que un desarrollosensato obligara al propio Primer Mundo a rehacer toda su estructura deproduccin y de decisiones tecnolgicas, para someterla a las condiciones desobrevivencia de la humanidad entera en el marco de la naturaleza existente.Como no hay disposicin para eso, el Primer Mundo se prepara para usar ladestruccin del ambiente del Tercer Mundo en su provecho, con el fin de podermantenerse el ms tiempo posible. Estamos frente a un herosmo del suicidiocolectivo.

    Aqu radica la importancia de la deuda externa del Tercer Mundo, que permite

    a los pases del Primer Mundo controlar las posibilidades de desarrollo de lospases de aqul, con vistas a impedir su xito. Esta deuda se ha transformado enel instrumento decisivo para poder dictar la poltica econmica y de desarrollo delos pases endeudados del Tercer Mundo. Si se observa la tendencia de losajustes estructurales impuestos, resulta obvio que el condicionamiento centralconsiste en impedir la entrada de los pases subdesarrollados por medio deproductos industriales en la divisin mundial del trabajo.

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    La deuda externa del Tercer Mundo es un instrumento ideal para conseguireste objetivo. Se suprime el desarrollo del Tercer Mundo en nombre de metasque, directa y aparentemente, no tienen nada que ver con l. El objetivo se haceinvisible. Lo que es visible es la deuda de estos pases, y su obligacin de pagarla.El resultado es que los pases del Tercer Mundo son reducidos a una produccindesesperante de materias primas, que suprime su potencial de desarrolloindustrial.

    Si se quisiera resumir esta poltica en pocas palabras que condensen lo que hoydomina al Primer Mundo como una fobia, se podra decir: Nunca ms otro Japn!Japn aconteci una vez, pero nunca ms volver a acontecer! O acaso se creeen serio que se est dispuesto a aceptar un Japn del tamao de Brasil o de laIndia?

    Esta es nuestra tercera tesis: los pases capitalistas centrales han perdido suinters en una poltica de desarrollo del Tercer Mundo, y han pasado a bloquearlaen el marco de todas sus posibilidades.

    En consecuencia, tenemos tres tesis:

    1. El capitalismo vuelve a ser capitalismo desnudo; ya no teme que hayaalternativas y, por ende, ya no busca compromisos.

    2. Para los pases del centro el Tercer Mundo es econmicamente necesario, perono se necesita su poblacin.

    3. Los pases del centro consideran una amenaza un desarrollo basado en laintegracin industrial en el mercado mundial; la deuda externa del Tercer Mundoles sirve como instrumento para regular, controlar y, eventualmente, impedir estetipo de desarrollo.

    4. Algunas reflexiones sobre la solidaridadSurge en la actualidad un tipo de solidaridad que es diferente de la solidaridad

    obrera del siglo XIX. Esta era el fundamento de un poder de los obreros, queresultaba de su unin. Por eso poda ser en esencia una solidaridad obrera queenfrentaba al capital como fuerza destructora. La solidaridad de una poblacin

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    transformada en poblacin sobrante, no puede tener ya este carcter. Ella noconstituye un poder de negociacin. No obstante es tambin, al igual que lasolidaridad obrera, una solidaridad de ayuda mutua. Sin embargo, desde hace unao dos dcadas, ya no constituye un poder. Es solidaridad de pobres, no deproletarios.

    Ella puede constituir un poder, solamente en el grado en el que exista unasolidaridad de grupos integrados a la sociedad con los excluidos. Ella no se puedelimitar a ser solidaridad de un grupo que lucha, sino que tiene que ser unasolidaridad humana ms all de cualquier grupo, pero que incluya a los excluidoscomo su condicin primera. Se trata de la solidaridad de la opcin preferencial porlos pobres.

    Las tendencias del capitalismo actual, como hemos visto, no apuntan slo a la

    negacin de la solidaridad, sino, adems, de la propia posibilidad de sta. Lasolidaridad hoy, por tanto, presupone enfrentar a este capitalismo con lanecesidad de una sociedad justa, participativa y ecolgicamente sostenible. Si noplantea esta alternativa al capitalismo actual y a sus tendencias destructoras, esasolidaridad no ser ms que una quimera. Ahora bien, el capitalismo, al negarincluso la posibilidad de esta alternativa, niega la misma posibilidad de lasolidaridad humana. Al luchar a muerte contra todas las alternativas posibles,lucha a muerte contra la posibilidad misma de la solidaridad. Declara a sta algoilusorio, un atavismo, dado que si todas las alternativas son ilusorias, entoncestambin la solidaridad lo es. Luego, se persigue al intento mismo de ser solidario,como algo que es o ignorante o criminal. La solidaridad es perseguida comoutopa destructora.

    El pensamiento burgus actual transforma la solidaridad en algo diablico. En elgrado en el que esta solidaridad expresa lo que en la tradicin cristiana es el amoral prjimo, ese pensamiento considera la propia prdica de ese amor una prdicadiablica, una tentacin lucifrica.14

    14Popper lo expresa as: "Todos tenemos la plena seguridad de que nadie sera desgraciado en lacomunidad hermosa y perfecta de nuestros sueos; y tampoco cabe ninguna duda de que no

    sera difcil traer el cielo a la tierra si nos amsemos unos a otros. Pero... la tentativa de llevar elcielo a la tierra produce como resultado invariable el infierno. Ella engendra la intolerancia, lasguerras religiosas y la salvacin de las almas mediante la Inquisicin" (Popper, Karl: La sociedadabierta y sus enemigos. Buenos Aires, Paids Studio, 1981, tomo II, pg. 403).

    Ver tambin Michael Novak: "...las sociedades tradicional y socialista ofrecen una visin unitaria.Infunden en toda actividad una solidaridad simblica. El corazn humano est hambriento de estepan. Recuerdos atvicos asedian a todo ser humano libre. El pramo que encontramos en el

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    Eso conlleva una extrema negacin de cualquier dignidad humana. Al ser lasolidaridad y el amor al prjimo denunciados como diablicos, tambin lareivindicacin de la dignidad humana lo es. Para la sociedad burguesa, hasta elmismo Jess es transformado ahora en el demonio, al cual hay que combatir.

    Al negar la solidaridad, se niega la dignidad humana. Esto no es una simpledeclaratoria de principios abstractos, sino un asunto real. La dignidad humana sebasa sobre la posibilidad de vivir de forma digna. El reconocimiento de ella esnecesariamente el reconocimiento del derecho a vivir de forma digna. Esosignifica: comer, tener casa, educacin, salud, etc. Si no se reconoce eso comoun derecho humano, no hay reconocimiento posible de la dignidad humana.

    No obstante, la meta de vivir de manera digna es una alternativa posible,

    solamente si existe una alternativa. Si niego la posibilidad de cualquier alternativa,niego al ser humano la posibilidad de poder vivir de manera digna. As, le niego sudignidad en todas las formas concretas y transformo la dignidad humana en unprincipio abstracto, sin ningn contenido. Resulta claro: seres humanos que hansido hecho superfluos, y que en consecuencia son considerados superfluos, notienen ya dignidad humana; y millares de declaraciones no cambiarn este hecho.Los explotados son violados en su dignidad humana, pero al superfluo ni siquiera

    corazn del capitalismo democrtico es como un campo de batalla sobre el cual los individuosvagan profusos en medio de cadveres"(Novak, Michael: The spirit of democratic capitalism. New

    York, An American Enterprise Institute-Simon & Schuster Publication, 1982. Citamos segn laedicin en castellano: El espritu del capitalismo democrtico. Buenos Aires, Ediciones TresTiempos, 1983, pgs. 56s). Y concluye: "Los hijos de la luz' son en muchos aspectos un peligromayor para la fe bblica que los hijos de las tinieblas" (Op.cit., pg. 71).Ya en Nietzsche tenemos esta crtica: "El cristianismo, nacido de races judas, inteligiblesnicamente como planta de aquel suelo, representa el movimiento de oposicin contra toda moraldecra, de razay de privilegio. Es la religin antiariapor excelencia, la transmutacin de todos losvalores arios, el triunfo de las evaluaciones de los chandalas, el evangelio de los pobres y de loshumildes proclamando la insurrecin general de todos los oprimidos, de todos los miserables, detodos los fracasados; su insurreccin contra la raza, la inmortal venganza de los chandalasconvertida en religin del amor" ("El crepsculo de los dioses", en Friedrich Nietzsche: Obras

    inmortales. Barcelona, Visin Libros, 1985, tomo III, pg. 1209).Lo demonaco para el pensamiento burgus es el amor al prjimo, la solidaridad y la religin delamor. Se trata de una rebelin en contra del Dios bblico. Al declarar el amor al prjimo y lasolidaridad como demonacos, este Dios es eliminado. Es tranformado en el seor del infierno. Lalibertad burguesa se revela como lo que es: una lucha contra Dios. Lo que promete, es lo que diceNovak: "El pramo que encontramos en el corazn del capitalismo democrtico es como uncampo de batalla sobre el cual los individuos vagan profusos en medio de cadveres".Prometen elinfierno en la tierra, despus de haber expulsado de sta el amor al prjimo, la solidaridad y lareligin del amor.

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    se le concede una dignidad que pueda ser violada. Esto explica el nombre notableque se usa para designar a todos los movimientos de liberacin en el mundooccidental: cncer!. No recuerdo un solo movimiento de liberacin, tanto enWashington como en Europa, que no haya sido denominado cncer. Un cncer quehay que cortar. Esa es la forma en la que el mundo burgus se relaciona con losmovimientos de liberacin. La ltima vez que se habl en Amrica Latina de uncncer, fue en referencia al Frente Sandinista de Liberacin Nacional de Nicaragua.Sin embargo igualmente se aplic este trmino en el caso de Libia, de Chile, yantes, creo que fue la primera vez, de Indonesia en 1965. La palabra cncersustituy una palabra que era central para los nazis: parsitos. Esta se refera alos mismos fenmenos. Sustituida por la palabra cncer, es hoy omnipresente enla represin de los movimientos de liberacin en el Tercer Mundo, y, ms all deellos, en la represin de cualquier tipo de disidencia.

    Si se toma en serio esta relacin entre la existencia de alternativas y ladignidad humana, se ve asimismo que la lucha de la sociedad burguesa en contrade cualquier alternativa para destruirla, es a la vez una lucha por la destruccin dela propia dignidad humana. Al ser humano no se le concede el derecho de vivirdignamente. Puede vivir, y vivir bien, si logra en el mercado el espacio parahacerlo. Si no lo logra, el mercado comprueba que tampoco tiene dignidadhumana ni derecho a reclamarla. Por ende, en el proceso de destruccin de lasalternativas, y en la produccin de sobrantes, se trata de destruir la mismasensacin humana de dignidad en un grado tal que estos seres humanos hechossuperfluos, se vean a s mismos superfluos. Creo que toda la lucha ideolgicaactual gira alrededor de esto. Este es el contenido de la guerra psicolgica. Creotambin que la crisis del socialismo ha abierto la posibilidad de llevar estanegacin de la dignidad humana hasta su punto culminante.

    Esto no vale slo para el proceso de produccin de sobrantes en el TercerMundo. Un proceso parecido se lleva a cabo en el Primer Mundo, aunque a nivelesms limitados. En el fondo, la guerra psicolgica, que por lo menos en el TercerMundo es omnipresente, trata de convencer a los seres humanos hechossuperfluos de que en efecto lo son con la consecuencia de destruirse

    mutuamente, en vez de ser solidarios entre ellos. Creo que el primer autor quedescribi con plena conciencia este mecanismo fue Nietzsche. Es sorprendentehasta qu grado perciba que el ser humano hecho superfluo tiene queconsiderarse como tal para destruirse a s mismo unos a otros.15

    15Nietzsche se puede leer como un programa para la sociedad burguesa del siglo XX, primero delnazismo, y hoy del llamado Mundo Libre: "Si el que sufre, el oprimido, perdiera la fe en su derecho

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    Situaciones de este tipo son hoy visibles en muchas sociedades de AmricaLatina: en Repblica Dominicana, Honduras, Colombia, Per, Argentina, etc.

    Estos procesos permiten ver que la solidaridad tiene en la actualidad otrosrasgos de los que tuvo anteriormente, adems de que no hay duda de que hallegado a tener de nuevo una importancia central. No se trata apenas de llamar aunirse y a ayudar. Se trata de volver a constituir por completo la dignidadhumana, negada en su propia raz. Es necesario aclarar que la negacin dealternativas es la negacin de la dignidad humana, y nosotros insistimos en estadignidad.

    No se trata de que tengamos la alternativa elaborada en la manga. Acaso elgenocidio del Tercer Mundo es legtimo si la poblacin-vctima no dispone de la

    elaboracin de una alternativa para los pases del Tercer y del Primer Mundo? Sien la actualidad no tenemos una alternativa elaborada a la destruccin delAmazonas o del Himalaya, esta destruccin es legtima? Sabemos que estadestruccin del ser humano y de la naturaleza tiene que terminar, y es problemade todos buscar la alternativa. El capitalismo se est embarcando en el suicidiocolectivo de la humanidad entera. Ser legtimo ese suicidio solamente porquenadie tiene elaborada una alternativa? Ahora bien, es necesario elaborarla.

    Muchas propuestas de alternativas se han quebrado. Sin embargo, no veoninguna razn para el triunfo que la burguesa celebra. Cada alternativa quebradaes una prdida de esperanza de poder escapar al suicidio colectivo que lasociedad burguesa est preparando. Adems, las alternativas no se elaboran a larpida en un congreso o en un escritorio solitario. Cada vez ser ms difcilelaborar alternativas, por cuanto cualquier alternativa tiene que incluir

    a poder despreciar la voluntad de podero, entrara de lleno en la fase de la deseperacin total... Lamoral protega a los malparados contra el nihilismo, al tiempo que conceda a cada uno un valorinfinito, un valor metafsico, y lo emplazaba en un orden que no estaba de acuerdo con el poder y

    el rango del mundo: enseaba la entrega, la humildad, etc. Admitiendo que la creencia en estamoral se destruya, los malparados ya no hallaran en ella su consuelo y pereceran" (Nietzsche,Friedrich: La voluntad de podero. Madrid, EDAF, 1981, No. 55, pg. 60).Es lo que l llama el nihilismo activo: "El nihilismo como sntoma de ello, indica que losdesheredados ya no tienen ningn consuelo, que destruyen para ser destruidos: que privados de lamoral ya no tienen ninguna razn para entregarse, que estn afincados en el terreno del principioopuesto y tambin quieren podero por su parte forzando a los poderosos a ser sus verdugos"(Ibid., pg. 61).

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    consideraciones tcnicas que no deben ser elaboradas de modo superficial. Y laburguesa tiene monopolizada la misma capacidad tcnica de elaborarlas.

    Lo que tenemos que mostrar es que no habr sobrevivencia humana si no seencuentra una alternativa al sistema que de manera tan estrepitosa parece estarganando. Las alternativas no surgirn sino en el caso de que toda la poblacinmundial grite por ellas, porque sabe que las necesita. Las alternativas no seproducen como salchichas, para ofrecerlas despus. Tiene que existir laconciencia de que sin ellas estamos perdidos. Solamente en este caso se lasencontrar. Jams tendremos una alternativa en forma de una receta, porque laalternativa no surgir sino en el caso de que la humanidad llegue a saber que lanecesita.

    A pesar de eso, se conocen los elementos bsicos para esta alternativa. Se

    trata de un nuevo orden econmico y financiero mundial, de un orden de losmercados de las materias primas, de la reconstitucin de una poltica econmicareferente al empleo y la distribucin de ingresos, de una poltica de educacin ysalud universalistas, y del establecimiento de un orden ecolgico que canalice losmercados de tal manera que el crecimiento econmico respete los lmites de lareproduccin de la naturaleza a largo plazo. Sin embargo, de todo esto resultaruna alternativa nicamente si es asumido de forma efectiva por la sociedad paraimplantarlo en su ejercicio diario del poder.

    No se trata de una alternativa clasista. Se trata de una alternativa para toda lahumanidad. Pero su bsqueda, y la insistencia en ella, sigue siendo un problemade clases. Es una lucha de clases desde arriba la que impone la renuncia a laalternativa. La burguesa ya no tiene un adversario formado como clase. Noobstante, ella sigue siendo la clase dominante que se comporta como en unalucha de clases, aunque sta sea slo desde arriba. Se requiere disolver estaposicin de la burguesa, para poder discutir y actuar con lucidez. Si la burguesano cede en esta su lucha de clase, no habr alternativa. Ella tiene el poder dedestruir a cualquiera, y hoy no hay manera de derrotarla mediante una respuestaa nivel de esa misma lucha de clases. Si ella no cede, iremos al abismo.

    Queda nicamente la resistencia para llevar a nuestra sociedad a un replanteode s misma. Quiero terminar con unas palabras de Marek Edelman, uno de loslderes del levantamiento del ghettode Varsovia en l944: Mejor es hacer algo,que no hacer nada. Este algo es lo que tenemos que hacer.

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    Captulo I ISubjetividad Y Nuevo Orden Mundial:qu queda despus de la guerra de Irak?Prefacio El Occidente encontr un mtodo de verter sangre que se puede lavar fcilmentecon agua, sin que quede ninguna mancha. Recuerdo una conversacin entreactores de teatro en Chile en los aos cincuenta: hablaron sobre la sangre que seusa en el escenario para poderla dejar correr, sobre todo al final de las tragediasde Shakespeare. Uno de ellos dijo: la mejor sangre se produce en Hamburgo, se la

    puede lavar con agua sin que quede ninguna mancha.

    Eso simboliza al Occidente y a toda nuestra civilizacin. Produce sangre queno deja ninguna mancha. Ya el cobro de la deuda externa del Tercer Mundoproduca esa sangre limpia en tres continentes.16 La guerra de Irak demostr quecualquier tipo de sangre puede ser limpia. En cambio, Hussein produce sangreque deja manchas. Bush y su general Schwarzkopf posiblemente han vertido mssangre en Irak que Hussein. Sin embargo esa sangre no deja manchas, mientrasque las manos de Hussein estn llenas de sangre. Por tal motivo la democracia delos pases civilizados anuncia que va a convocar un tribunal, ante al cual Hussein

    tiene que aparecer como acusado. Aquellos en cuyas manos no se ve ningunasangre, juzgarn a aqul cuyas manos s estn manchadas de sangre.

    Occidente destruye el mundo, y finalmente a s mismo, produciendo una sangreque no deja manchas. Jams un genocidio ha sido tan limpio como el de la guerrade Irak. La guerra era justa, del mismo modo que todas las guerras de Occidenteson justas y siempre lo han sido. La guerra era legal, como ninguna guerra nuncalo fuera: todos los pases que todava se consideran civilizados la legalizaron, y lamisma ONU la aprob. La guerra era tan limpia, que apenas haba unos pocosmuertos, algo ms de cien. Aquellos en contra de quienes se realiz esta guerrajusta no cuentan, y desaparecieron en el hoyo negro de los aparatos militares.No se trata de muertes, sino que ellos ya no existen. Los pilotos volaban conguantes blancos a Bagdad para destruirlo, y volvan con sus guantes blancos. Los

    16La aparecin de la epidemia del clera en muchos pases de Amrica Latina, se debems al cobro de la deuda externa que a algunas bacterias. Sin embargo, el Occidente sesiente inocente. Ha hecho cumplir la ley.

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    militares que daban las noticias en las pantallas eran representantes del ltimojuez, que extirpa la maldad. Frente a una guerra tan limpia, el presidente Bush sejunt con el predicador cristiano Billy Graham para elogiar a Dios por su infinitajusticia. Toda la poblacin mundial aprob el genocidio.

    Un genocidio tan limpio desemboca en el final de la cultura occidental. Ella notiene nada que decir. Ha abandonado el escenario y dejado en su lugar unamquina de matar, que es capaz de producir genocidios tan limpios como el de laguerra de Irak en cualquier parte del mundo. Se trata de una fbrica mvil quepuede ser levantada en cualquier lugar en poco tiempo para entrar en actividad.Es tan mvil, como lo son las empresas de maquila que funcionan en las zonaslibres del Tercer Mundo.

    Cmo se produce esta sangre que no deja manchas?

    1. El desvanecimiento de la subjetividaden el Imperio de la Ley Tenemos muchas declaraciones sobre el Nuevo Orden Mundial. No obstante,

    ninguna nos dice mucho acerca de lo que es o pretende ser. En consecuencia, esnecesario hacer hablar a estas pocas y deficientes declaraciones.

    Lo mejor que se me ocurre para hacer eso, es analizar este Nuevo OrdenMundial a partir de un acontecimiento histrico del que se pretende que sea eltestimonio ms elocuente de este orden. Se trata de un acontecimiento queconmovi al mundo durante los primeros meses de 1991, y que a la opininpblica le fue presentada como la primera presencia de este Nuevo Orden. Merefiero a la guerra de Irak. Alrededor de esta guerra se hicieron las declaracionesms conocidas sobre este orden, y se prometi su realizacin como su resultadohacia el futuro. Terminada la guerra, se habl mucho menos de un Nuevo OrdenMundial, y hoy se procura no hablar siquiera de la misma guerra.

    El Nuevo Orden Mundial nace con esta guerra. Cu es el sujeto de esteorden? Este aparece como sujeto de la guerra, y al final como sujeto para laguerra. Sin embargo, al ser sujeto para la guerra, su propia subjetividad sedesvanece.

    Por ello, nuestro anlisis de la Subjetividad y Nuevo Orden Mundial ser msbien un anlisis del desvanecimiento de la subjetividad con el surgimiento del

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    lema del Nuevo Orden Mundial. Nuestra pregunta es: cmo se desvanece lasubjetividad en el Nuevo Orden Mundial? Y nuestra respuesta ser: el NuevoOrden Mundial se presenta como un Imperio de la Ley, frente al cual ya noexiste incluso el concepto de derechos humanos. La subjetividad y los derechoshumanos siempre estn vinculados de forma directa. El Nuevo Orden Mundialsurge como un orden de la ley frente al cual no hay, y no deben haber, derechoshumanos. Este Imperio de la Ley barre con los derechos humanos.

    Al analizar esto debemos recordar que la creacin del lema del Nuevo OrdenMundial no es un invento original, sino una respuesta. En los aos sesenta sehaba empezado a hablar de la necesidad de un Nuevo Orden. Se trataba de laexigencia de un orden que respetara los derechos humanos de las poblacionesdel Tercer Mundo, en su aspecto de derechos econmicos y sociales. El NuevoOrden Mundial actual invierte este exigencia primaria y la transforma en su

    contrario: su llegada es la negacin definitiva de cualquier orden basado en losderechos humanos, una negacin que es sostenida en nombre del Imperio de laLey.17

    Quiero ver ahora algunos pasos de la subversin y del desvanecimiento de losderechos humanos, como se dieron en la guerra de Irak. Ellos no se originan enesta guerra, sino que se desarrollaron en el tiempo anterior. No obstante sehicieron patentes durante esta guerra, y fueron introducidos en la opinin pblicamundial mediante la propaganda de guerra de este perodo.

    2. El buen trabajoQu es un buen trabajo (good job)en la guerra del Irak?

    Los pilotos de Estados Unidos (EE. UU.) volaron a Bagdad y escribieron sobresus cohetes saludos para Hussein o con amor. Cuando los pilotos volvieronde su misin de destruccin, dijeron que haban hecho un buen trabajo. Portodos lados se haba hecho un buen trabajo: de parte de los pilotos, de los

    17 La actual ideologa del Imperio efecta este tipo de negacin con todas las principalesexigencias de los movimientos de oposicin de los aos sesenta. En especial con la exigencia decambios de estructuras, que invirti en exigencia actual de ajuste estructural; con lasreformas, que invirti en la exigencia actual de reformas que anulan todas las reformasanteriores en nombre del anti-intervencionismo. Incluso invirti el lema de la transicin: uninforme del Banco Mundial del ao 1979 sobre Chile se titul: Chile, una economa en transicin.

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    generales, y tambin de los polticos. El mismo presidente Bush elogi a lossoldados estadounidenses por el buen trabajo que haban hecho.

    No solamente los pilotos de EE. UU. haban hecho un buen trabajo. En suprimera ofensiva diplomtica despus de la guerra, el presidente Bush visitCanad. All elogi la participacin de las tropas canadienses en la operacinTormenta del Desierto, y les dijo que esa participacin junto a las tropasestadounidenses haba constituido un trabajo de primera clase, del que mesiento muy orgulloso. Aadi que la victoria aliada haba dejado una sensacinmaravillosa en nuestro pas (La Nacin(San Jos), 14. III. 1991).

    Algunos meses despus, cuando se reinici la propaganda de guerra en contrade Irak, se deca:

    Los norteamericanos se dieron cuenta de que no haban terminado el trabajoy les gustara volver a empezar (La Nacin, 11. VII. 1991).

    El aniquilamiento de Irak fue un buen trabajo. Los soldados en buena partedesempleados antes de entrar al ejrcito bien podran haber entrado a unafbrica de zapatos, y tambin all habran hecho un buen trabajo. En vez de esoentraron en una fbrica de muerte, y all hacan un buen trabajo. DestruyeronBagdad y volvieron diciendo que haban hecho un buen trabajo, como lo habranhecho si hubieran entrado en una fbrica de zapatos. Produjeron una ciudaddestruida, del mismo modo que obreros de construccin producen una ciudadconstruida. En los dos casos se trata de trabajo, y si se lo hace bien, da un buentrabajo. Los unos producen muertos, y los otros producen vivos. Ambosproducen. No hay ninguna diferencia ya que ambos producen con altaproductividad, ambos son eficientes.

    Esta eficiencia del trabajo de los soldados al destruir Irak, tena una expresinclara y cuantitativa. En un editorial de un diario costarricense se afirm,siguiendo la propaganda en EE. UU.:

    Sin duda, Bush querra evitar prdidas innecesarias de vidas humanas.Alrededor de un centenar de muertos en las fuerzas aliadas arrojaba unexcelente balance frente a los 150.000 iraques fallecidos (La Nacin, 30. IV.1991).

    Se trata de una relacin de 1:1.500, que sin duda indica que el trabajo fuebien hecho y con eficiencia. Se trata de una forma nueva de medir las tasas de

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    ganancia de las fbricas de muerte. Por cada muerto de los aliados, comocapital18 adelantado se cobra 1.500 muertos iraques.

    Esto muestra el respeto que el presidente de EE. UU. tena por la vidahumana. Cuanto ms iraques perecieran, ms vidas humanas se podas salvar.El general Schwarzkopf, por su parte, llam a los iraques perros rabiosos,calificativo que haba sido utilizado aos antes por Bush con ocasin delbombardeo de Libia a Khadafy. Y cuando Bush, un poco despus, rechaz el usode la fuerza militar en apoyo a los curdos levantados, declar:

    ...que la sangre de los estadounidenses es demasiado valiosa como paraderrocharla en la guerra civil iraqu (La Nacin, 6. IV. 1991).19

    El trabajo y la eficiencia han desembocado en un paroxismo. Del mismo modo

    que hoy nuestra opinin pblica habla sobre el buen trabajo de los soldados enuna fbrica de muerte cuando destruyen una ciudad, hablaba Heidegger en losaos cincuenta. Para l, Auschwitz era simplemente una de las muchas fbricasque la modernidad haba construido. Era una fabrica de muerte, as como otrasfbricas son, por ejemplo, fbricas de zapatos:

    La agricultura, hoy, es una industria motorizada de alimentacin, en suesencia lo mismo que la fabricacin de cadveres en cmaras de gas ycampos de exterminio, lo mismo que el bloqueo y la provocacin del hambreen pases, lo mismo que la produccin de bombas de hidrgeno .20

    En realidad no era eso todava, porque an haba una opinin pblica capaz dedistinguir entre una fbrica de muerte y una de zapatos. Quien no saba hacer la

    18En el lenguaje de la teora econmica neoclsica, adelantar tambin significa un sacrificio.Un comentarista dijo acerca del sacrificio humano que implicaba la guerra de los aliados en Irak:La lgica militar y la lgica de la paz se conjugan, por lo tanto, en el mandato de la ONU y ambasdimensiones exigen, por lo tanto, la redencin total de Hussein. De lo contrario, vano sera esteholocausto (La Nacin, 27. II. 1991). Hay que adelantar de manera eficiente, si se quiere que elsacrificio en efecto un holocausto haya tenido sentido. Por eso hay que seguir hasta el final.19Hussein ha sido frente a los curdos, tan eficiente como lo fueran los aliados frente a Irak. Eltambin querra evitar prdidas innecesarias de vidas humanas, y de seguro ha tenido asimismoun excelente balance. Pero en su caso se concluy que era un asesino: le hizo falta el trmiteante la ONU, y no tena una orden legal de la comunidad de las naciones para hacer lo que hizo.Por ende, a diferencia de los aliados, tiene las manos llenas de sangre.20Segn Schirmacher, W.: Technik und Gelassenheit. Freiburg, 1985, pg. 25, citado por Faras,Vctor: Heidegger und der Nationalsozialismus(con prlogo de Jrgen Habermas). Frankfurt a/M,Fischer, 1989.

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    distincin, tena que esconder su opinin o chocaba con los dems. Todo elmundo se diriga en contra de l para denunciar el hecho.

    De este tiempo proviene una ancdota que puede ilustrar lo dicho. Cuando enel siglo XVIII ocurri en Pars un atentado contra el rey Luis XV, del cual el reyescap, el autor del atentado, Daumiens, fue condenado a morir descuartizadoen pblico en una plaza de esa ciudad. Hallndose de viaje el verdugo de Pars, susuplente recibi la tarea de ejecutar la condena. Daumiens muri lentamente,bajo sufrimientos infinitos. Cuando, despus de algunos das, volvi el verdugode su viaje y le contaron lo acontecido, contest que de haber estado en Pars, lhabra hecho un trabajo mucho mejor.

    Por qu era esta una ancdota que vala la pena contar? Simplementeporque se saba que el trabajo, sea el del campesino, el artesano, el obrero, el

    mdico o el educador, es algo humano y creativo. Es trabajo que crea vida. Laactividad del verdugo, en cambio, no es trabajo. Crea muertos. Slo el propioverdugo estaba convencido de que lo que l haca era un trabajo igual a todoslos otros.

    En nuestro lenguaje, por lo menos desde la guerra de Irak, ya no subsiste estadistincin. El lenguaje del verdugo ha vencido. Se ha transformado en nuestrolenguaje comn21.

    El genocidio se ha emancipado y se ha transformado en un proceso tcnico.Es lasolucin, junto a la cual no existe ninguna otra. Como genocidio emancipadodeja de ser genocidio, pues es lasolucin. Es quirrgico, la accin de la policasanitaria. En nuestro lenguaje de verdugos, el genocidio se ha transformado enun asunto medicinal. Se cortan cnceres y se realizan amputaciones. No hacemos

    21Este lenguaje del verdugo ha entrado en la opinin pblica por la generalizacin y aceptacinde un lenguaje que se haba desarrollado antes dentro de los servicios secretos. Lo ms probablees que el presidente Bush, quien antes fuera jefe de la CIA, haya adquirido este lenguaje all.

    Hasta qu grado los funcionarios de los servicios secretos haban sido penetrados por estelenguaje, lo puede mostrar un libro que se hizo famoso un ao antes de la guerra de Irak. Se tratade: Ostrovsky, Victor-Hoy, Claire: By Way of Deception. The Making And Unmaking of a MossadOfficer. New York, St. Martins Paperbacks, 1990. Ostrovsky, ex-funcionario de uno de estosservicios secretos, critica los procedimientos de estos servicios. No obstante, est tancompenetrado de su lenguaje y es tan inconsciente de sus primitivismos, que no se libera ni unmomento de l. Es un libro cnico en contra del cinismo. Leyndolo, uno percibe que, en efecto,en la guerra de Irak este lenguaje se transform en el lenguaje de la opinin pblica. Es ellenguaje del verdugo.

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    ya ninguna diferencia entre el trabajo del mdico y la accin de los genocidas: secortan cnceres22. No hay alternativas.

    Las alternativas son peores, dicen los pases civilizados del Occidente.

    3. La inversin de la opinin pblicaAl comenzar la guerra de Irak, el presidente Bush declar que no estaba

    mandando a sus soldados al frente con las manos atadas.

    Segn el mito estadounidense, los soldados de EE. UU. tuvieron que luchar enVietnam con las manos atadas, y por eso perdieron la guerra. Tener las manosatadas, significa tener que respetar derechos humanos. Se pretende que en la

    guerra de Vietnam, la opinin pblica oblig a las tropas de EE. UU. a respetar losderechos humanos. En consecuencia, no pudieron realmente luchar. Desde luego,quien conozca algo de la historia de la guerra de Vietnam se preguntarsorprendido qu derechos humanos habrn sido respetados en esa guerra.Unicamente exista el lmite de no poder usar armas atmicas para no extender laguerra a escala mundial. Todas las otras armas de aniquilamiento fueron usadas,inclusive armas qumicas (agent orange)y napalm. La guerra termin porque sehaba perdido. Si bien es cierto que la opinin pblica oblig a este final, bajo laimpresin penetrante de la brutalidad de la guerra.

    Esta importancia de la opinin pblica fue interpretada como la razn de laderrota. Se pretendi que se haba atado las manos a las tropas, impidindolesluchar con todos los medios. En efecto, despus de la guerra de Vietnam eraimposible ganar la opinin pblica de EE. UU. para una guerra similar. El horror erademasiado grande. La vergenza y el horror se unieron para formar lo que sellam el sndrome de Vietnam.

    Desde entonces, todos los gobiernos de EE. UU. lucharon contra el sndromede Vietnam. Queran la libertad de estas manos atadas. El sndrome de Vietnam

    se transform en un sndrome de los derechos humanos. Todo tena que ser

    22El 28. V. 1991 la OTAN decidi constituir una fbrica de muerte propia: un poder militar mvilpara reacciones rpidas compuesto de cuatro divisiones. Los militares se encuentran tanentusiasmados con la productividad y la eficiencia de tales fbricas de muerte, que todosquieren tener ahora una propia. La fbrica de muerte de la OTAN est destinada a los pases deEuropa Oriental y del Medio Oriente. La OTAN sostiene que se tratar de acciones desolidaridad (La Nacin, 29. V. 1991).

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    posible. La guerra de Irak lleg a ser la declaracin de libertad en el sentido deliberarse de los derechos humanos. Ningn soldado estadounidense deberavolver a ir a la guerra con las manos atadas.

    Surge entonces una opinin pblica cambiada por completo. Ya no se tratabade la opinin pblica con la que haba soado la Ilustracin, y que tuvieraposteriormente cierta importancia. Una opinin pblica que controlaba einformaba, y cuyo punto de referencia era la vigencia de los derechos humanos.La opinin pblica que aparece ahora, en cambio, ya no vigila el cumplimiento delos derechos humanos, sino que vigila a aquellos que siguen insistiendo en elcumplimiento de estos derechos.

    Esta inversin de los derechos humanos ya se haba dado antes de la guerrade Irak. Sin embargo, con esta guerra se hizo patente. La primera vez que la viv,

    fue en 1989, con ocasin de un congreso en Brasil. Un sacerdote participanteinform sobre los escuadrones de la muerte especializados en el asesinato denios de la calle, en especial en Rio de Janeiro y So Paulo. Se trata deformaciones parapoliciales que asesinan anualmente centenares de nios, y quemuchas veces los torturan hasta la muerte para horrorizar a los otros nios de lacalle. Persiguen nios vagabundos que, como mendigos, molestan a los negocios,y que muchas veces pasan al crimen, sobre todo al robo. Los escuadrones de lamuerte son contratados por hombres de negocios, y efectan su actividadcontra pago. Cuando pregunt al sacerdote porque no se diriga a la opininpblica para denunciar estos hechos, contest: eso es imposible y hastapeligroso, porque la opinin pblica est del lado de estos escuadrones de lamuerte23.

    Se trata de la misma opinin pblica que est del lado de los bancosacreedores, en el cobro de una deuda externa fraudulenta del Tercer Mundo quearruina y pauperiza a continentes enteros. No obstante, lo verdaderamentenuevo es el hecho de que la opinin pblica apoya hoy el crimen sistemtico por ejemplo, el asesinato sistemtico de nios de la calle como solucin aproblemas sociales que, por lo menos en buena medida, son producto del propio

    cobro de la deuda externa.

    23 Estos escuadrones de la muerte para el asesinato de nios de la calle, existen en muchospases de Amrica Latina, sobre todo en Colombia, Venezuela y Guatemala, y tienden aexpandirse.

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    Esta opinin pblica determin la imagen de la guerra de Irak. La fbrica demuerte que produca un Bagdad muerto, produca a plena luz frente a la opininpblica, y sta aplauda. Hasta estaba orgullosa de su productividad. No habaningn mundo externo que pudiera haber sido diferente de aqul mundo quesostena la fbrica de muerte. No se poda ir a ninguna parte donde se denunciaraa esta fbrica. Todo el mundo la apoyaba, con excepciones minsculas. Laopinin pblica del planeta estaba a favor del aniquilamiento de Irak, y no habadisenso relevante.

    El resultado fue una censura de la informacin, como nunca haba existido enel mundo. Tan planetaria como era la transmisin de las noticias, era tambin lacensura. Pero asimismo, en otro sentido, era distinta. La censura no escondanada frente a una opinin pblica que hubiese estado ansiosa de noticias. Eraexactamente al revs. La opinin pblica no quera informaciones, y por eso

    llam a la censura. Quera ser protegida de las informaciones, no quera saber.Cuando en EE. UU. algunos periodistas intentaron burlar la censura e informar, lamisma opinin pblica los tild de traidores.

    La opinin pblica no quera ser informada, y por eso no fue informada. Lacensura actu a pedido de esta opinin pblica. El resultado fue el hoyo negro enel que desapareci Irak, igual a los hoyos negros de los aparatos secretos deAmrica Latina en los que desaparecen tantas personas. Hasta hoy no se sabeprcticamente nada de lo que pas en Irak, del mismo modo que no se sabe nadade los desaparecidos en Amrica Latina. Se dispuso una amnesia sobre Irak, quefue hecha a propsito. La propia opinin pblica la produjo. Jams habrinformaciones, excepto en los samisdatde las culturas marginales, consideradascomo subversivas. La opinin pblica, a la cual se debe dirigir la informacin,impide que se le informe.

    El hecho de que no se sabe casi nada, demuestra sin embargo que se sabetodo, aunque no en la forma de noticias especficas. Como se sabe todo, aunqueno en forma de informacin, la opinin pblica se puede comportar como si nosupiera nada. El hecho de que ella insistiera en la censura comprueba que sabe

    que all se realiz un gran genocidio. Pero no quiere saberlo. Por eso exige lacensura, que le permite no saber lo que sabe. Al mismo tiempo sabe y no sabe.Es exactamente igual a lo que acontece en los pases totalitarios, donde se sabede los hoyos negros de los servicios secretos, sin a la vez saberlo.

    Esta censura es entonces democrtica, por cuanto la gran mayora de lapoblacin la pide. Es tan democrtica como los asesinatos de nios de la calle en

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    Brasil, o las intervenciones militares en Granada y en Panam. La democracia seha despedido de los derechos humanos. Eso es posible democrticamente,dado que la opinin pblica se despidi de su funcin de vigilar que esosderechos humanos se cumplan.

    Eliminados los derechos humanos, los soldados ya no tenan atadas susmanos. Por fin se poda superar el sndrome de Vietnam, que en verdad era unsndrome de los derechos humanos. Pero no era solamente eso. El sndrome deVietnam era tambin resultado del horror que esa guerra haba significado paralos soldados y para la poblacin. A partir de la eliminacin de los derechoshumanos se produca, por tanto, una nueva moral. As como los derechoshumanos se basan en el no matars, esta nueva moral se basa en el nomatars a un ciudadano de EE. UU.. De lo que se sigue: matars para queningn ciudadano de EE. UU. sea matado.

    Para los ciudadanos estadounidenses, la guerra resultante era una guerra sinhorrores. Eso origin la fbrica de muerte Irak. Nada era imposible, todo eralcito. Todo un pas fue aniquilado ante un pblico que aplauda.

    No obstante, la prueba para la nueva moral despus del sndrome de Vietnamera el uso del napalm. El napalmse hallaba en el centro de la conciencia moral delsndrome de Vietnam. El horror de esta arma era consciente en todos losciudadanos. En la guerra de Irak se us napalmpara probar la madurez de losciudadanos de EE. UU., para comprobar que una nueva conciencia moral habanacido. Se lo us no por razones militares, sino por razones morales. De estemodo se mostr que la moral de la opinin pblica se haba fortificado losuficiente, como para aprobar la vuelta al uso de esta arma asesina. Esta era laprueba de que el sndrome de Vietnam estaba superado. La nueva moral sedistingue por la capacidad de violar los derechos humanos, sin que le tiemble lamano.

    En un discurso sobre el estado de la nacin, hablando de la guerra en Irak, elpresidente Bush afirm que de todas las naciones del mundo slo EE. UU. tiene

    tanto la estatura moral como los medios para cumplir la vieja aspiracin de unNuevo Orden Mundial. Somos la nica nacin en este planeta capaz de aglutinara las fuerzas de la paz. En el Nuevo Orden Mundial, la brutalidad no tendrrecompensa y la agresin se enfrentar a la resistencia colectiva.

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    CITA: Triunfaremos en el Golfo Prsico. Y cuando lo hagamos, la comunidadmundial habr enviado una advertencia duradera a cualquier dictador o dspota,presente o futuro, que suee con cometer una agresin ilegal.

    En la guerra est en juego una gran idea,

    ...un nuevo orden mundial en el que las diversas naciones caminen juntas conuna causa comn para conseguir las aspiraciones universales de la humanidad:la paz, la seguridad, la libertad y el imperio de la ley (La Nacin, 30. I. 1991).

    Cuando el presidente Bush anuncia el Imperio de la Ley, se trata de unaamenaza. El Imperio de la Ley significa pagar las deudas. El Tercer Mundo tendrque seguir pagndolas, sin consideraciones. Si no paga con dinero, pagar consangre. Pero pagar: en nombre de la ley. La ley estaba en contra de Irak, y fue

    aniquilado en nombre de la ley. Cuando Bush habla del Imperio de la Ley, esosignifica que no vale ningn derecho humano. Los derechos humanos sonderechos de vida, los cuales tienen validez frente a la ley, no por la ley. Ellosrelativizan la ley. Los derechos humanos significan que el cobro de la deudaexterna del Tercer Mundo es un crimen, un genocidio cometido en nombre de laley. De la misma manera, tambin la guerra de Irak fue una guerra deaniquilamiento, un genocidio en nombre de la ley. Esta no condena el genocidio,sino que lo exige. Los derechos humanos, en cambio, son derechos frente a lasconsecuencias asesinas que se derivan del Imperio de la Ley.

    La absolutizacin de la ley no es de por s algo nuevo. Desde John Lockeconstituye el centro de la ideologa burguesa. Cuando Locke habla de la guerrajusta, declara que aqul en contra del cual se hace una guerra justa, no mantieneningn derecho humano:

    ...el poder que un conquistador adquiere sobre aquellos a quienes vence enuna guerra justa es totalmente desptico24.

    Locke est fascinado por la tesis de que el poder burgus sea un poder

    absolutamente desptico:

    ...poder desptico es el absoluto y arbitrario que permite a un hombre atentarcontra la vida de otro cuando as le agrade25.

    24Locke, John: Ensayo sobre el gobierno civil. Madrid, Aguilar,1969, 18025Ibid., 172.

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    Segn Locke, este poder desptico es legtimo siempre que la expansin de lasociedad burguesa encuentra resistencia. Quien efecta esa resistencia no tieneningn derecho, frente a l todo es lcito:

    Este [poder desptico] existe en realidad cuando un agresor se ha salido de laley de la razn que Dios estableci como regla para las relaciones entre loshombres y de los recursos pacficos que esa regla ensea, recurriendo a lafuerza para imponer sus pretensiones injustas y carentes de derecho; alhacerlo, se ha expuesto a que su adversario acabe con l, tal como lo haracon cualquier animal daino y violento que amenaze con quitarle la vida. Poresa razn, los prisioneros capturados en una guerra justa y legtima, ysolamente ellos, se encuentran sometidos a un poder desptico que no naceni puede nacer de un pacto, sino que es en el fondo una prolongacin del

    estado de guerra. Qu pacto puede hacerse con un hombre que no es dueode su propia vida?26.

    Ese tambin es el lenguaje del presidente Bush, es el lenguaje del Imperio dela Ley. Por este motivo, tanto Bush como el general Schwarzkopf hablan de susadversarios como de perros rabiosos.

    Cuando Bush habla del Imperio de la Ley, declara invlidos los derechoshumanos. De eso se sigue su nueva moral que consiste en la capacidad deasesinar sin que tiemble la mano. El Imperio de la Ley nicamente puede existirsobre la base de esta moral. Se trata de la moral de las tropas de lite. Vuelve elgran dictador de Charlie Chaplin. Juega futbol con el globo, como lo hace elgeneral Schwarzkopf cuando en la pantalla frente al mapa de Irak explica sujuego de guerra.

    4. La proyeccin del monstruo: el crimen que consiste en exigir elcumplimiento de los derechos humanos

    En Auschwitz se mat a los derechos humanos, en la guerra de Irak sedemostr que estn muertos. Despus de Auschwitz tuvimos un perodointermedio que fue determinado por el horror frente al exterminio de todo unpueblo. Nunca ms Auschwitz significaba nunca ms exterminio, nunca msgenocidio, nunca ms la violacin sistemtica de los derechos humanos. Eso era

    26Idem.

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    un obstculo para cualquier poltica imperial. La declaracin de los derechoshumanos de la ONU era un obstculo de este tipo. El gobierno de EE. UU. nuncala ratific. Y los propios derechos humanos como obstculo fueron usadosdespus para explicar la derrota en la guerra de Vietnam. Los derechos humanosfueron vistos como una enfermedad: el sndrome de Vietnam. La exigencia de surespeto pareca ser una anomala de la sociedad occidental.

    La guerra de Irak demostr que se ha superado esta enfermedad. Despus deIrak la defensa de los derechos humanos se ha transformado en un actosubversivo, en contra del cual est la misma opinin pblica. El movimiento depaz fue mostrado como el verdadero peligro; la guerra de Irak, en cambio, comouna Guerra para la Paz, como el nico camino realista para asegurar la paz. Sehabla el lenguaje de Orwell: la Guerra es Paz, la Paz es Guerra. Quien est enfavor del respeto de los derechos humanos y de la paz, es denunciado como

    partidario de Hussein, como totalitario, se le imputa la culpa por Auschwitz, se lopinta como pro-nazi, se le atribuye la voluntad de querer desatar una guerra peorque sta. Acaso no quiere aqul que exige el respeto a los derechos humanos yla paz, que perezcan ms ciudadanos estadounidenses, o incluso que lapoblacin de Israel muera por armas qumicas?

    Aparece una forma de informacin que slo en apariencia es informacindirecta. Se la lleva a cabo por espejismo.

    En los pases del socialismo histrico se aprenda a leer entre lneas. Era laforma de saber lo que la censura quera suprimir. Se haba desarrollado unamaestra en eso, y los chistes de Radio Eriwan desenmascararon mucho, y eran ala vez el medio para desarrollar el arte de leer entre lneas.

    Sin embargo, frente a nuestros medios de comunicacin este arte sirve muypoco. De all que para la misma poblacin de los pases del socialismo histrico,hoy son menos transparentes todava que para las otras. Nuestros medios decomunicacin las pueden manipular infinitamente, porque frente a ellos hay quedesarrollar otro arte, esto es, el arte de leer espejismos. Radio Eriwan no ayuda,

    por lo menos no de forma directa.

    La imagen en el espejo slo da una imagen de la realidad si se sabe que ella esun espejismo. Luego, hay que derivar de modo indirecto de la imagen en elespejo la realidad, que en el espejo aparece invertida. En ste la realidad se ve demanera virtual, no directa. Si se toma la imagen en el espejo como la realidad,sta se escapa por completo. Ni siquiera aparece. En vez de ver la realidad, uno

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    ve apenas monstruos. Sin embargo, de estos monstruos hay que derivar lo quees la realidad detrs. Tambin esta realidad puede ser monstruosa. Pero losmonstruos que aparecen en el espejo no son los monstruos que existen en larealidad. Son solamente sus imgenes invertidas.

    Cuando se proyecta el monstruo en Manuel Antonio Noriega, ste estransformado en el centro mundial del trfico de drogas y en el jefe superior detodas las mafias de drogas existentes o por haber. Es transformado en eldictador sangriento, el nico que todava existe en Amrica Latina. Sidesaparece, por fin el trfico de drogas podr ser combatido y la democraciaestar segura en el mundo. Hoy el monstruo Noriega se ha reducido de nuevo asus dimensiones reales y normales. Ha sido un dictador corriente, que en eltrfico mundial de drogas no era ms que una figura de tercera categora, y queadems logr esta posicin por medio de la DEA, la polica anti-droga del

    gobierno de EE. UU.

    La pregunta es: ha sido esta proyeccin del monstruo un simple bla-bla, osignificaba algo real? Ciertamente, no dice gran cosa sobre Noriega, pero sobrequin podra decir algo?

    Cuando el presidente Bush deca sobre Hussein que era un nuevo Hitler, quehaba montado el cuarto ejrcito ms grande del mundo y que amenazaba conconquistar toda la tierra, proyectaba un monstruo en Hussein. Este tambin hasido reducido ahora a dimensiones mucho ms pequeas. No es el criminal nicoque era Hitler, y su ejrcito estaba indefenso frente a la fbrica de muerte que elejrcito de EE. UU. mont al lado de su frontera.

    La proyeccin de Hussein, que haca de l un Hitler, no nos dice mucho sobreHussein. Entonces, sobre quin nos dice algo?

    Ella no es por completo vaca, ni es simple mentira. Aunque estasproyecciones no dicen nada, o casi nada, acerca de Noriega o Hussein, dicenalgo. Dicen algo sobre quien hace estas proyecciones, y dicen poco sobre quien

    se proyectan. Cuando el presidente Bush describe a Hussein como un Hitler,cuando toda la poblacin de EE. UU. le sigue en eso, y cuando al fin toda lacomunidad de las naciones casi sin excepcin sigue esta proyeccin delmonstruo en Hussein, eso nos dice algo sobre el presidente Bush, sobre los EE.UU., y sobre la situacin de la comunidad de las naciones.

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