cuentos

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EL MUÑECO DE NIEVE Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada. La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entrego a la tarea de moldearla. Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo. Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba... Pero pronto los días empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El muñeco se fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo. Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.

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EL MUECO DE NIEVE

Haba dejado de nevar y los nios, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recin formada.

La hija del herrero, tomando puados de nieve con sus manitas hbiles, se entrego a la tarea de moldearla.

Har un mueco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.

Le salio un niito precioso, redondo, con ojos de carbn y un botn rojo por boca. La pequea estaba entusiasmada con su obra y convirti al mueco en su inseparable compaero durante los tristes das de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...

Pero pronto los das empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El mueco se fundi sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botn rojo. La nia lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran leccin: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazn en cosas perecederas.

LASABEJITAS JUGUETONAS

En un panal haba tres abejitas, que por primera vez iban a buscar nctar de las flores del campo. La reina de las abejas le dio un cntaro vaco a cada una y les orden traerlos bien llenos al caer la tarde. Las abejitas partieron volando a cumplir su tarea. La abeja mayor empez inmediatamente. La del medio, se dedic a escuchar las historias que le contaban las flores y los insectos. La ms pequea junt muestras de todos los colores que encontraba en las florecillas. Sin que se dieran cuenta, de lo entretenidas que estaban, lleg la hora de volver al panal. En la entrada las esperaba la reina y su corte.La abejita mayor entreg su cntaro lleno y fue felicitada por todas las abejas. Luego le toc a la del medio. Cuando mostr su cntaro con solo la mitad con nctar, la reina le dijo enojada:Eso es todo lo que traes? No, dijo la abejita.Adems tengo muchas noticias y chismes que me contaron las flores y los insectos.Y as entretuvo a la reina y al panal por mucho tiempo. Las abejas tambin la felicitaron.Al final le toc a la ms pequea. La reina le pregunt:Y t, cunto nctar traes?, la chiquita dijo:Yo, traigo un tercio del cntaro con nctar y muchos colores, para que todas nos pintemos y nos veamos muy lindas...las abejas se pintaron e hicieron una fiesta.Ese da aprendieron que todos los talentos

son bienvenidos en el panal.

LOSCONEJITOSDECOLORES

Haba una mam coneja que tena muchos conejitos. Todos eran muy blancos, y tambin, como todos los nios, eran muy juguetones y un poquito locos. As que siempre estaban jugando por el campo.Pero, un da, todo el paisaje apareci tambin blanco. Haba nevado!Cuando la mam coneja fue a buscar a sus pequeos, no los poda encontrar, porque como eran blancos, se confundan con la nieve. Entonces fue a buscar pinturas y pint a sus conejitos de todos los colores. Ahora s poda verlos, fcilmente, jugando en la nieve blanca!.Todo anduvo bien, hasta que un da, al mirar al campo, no pudo encontrar nuevamente, a sus conejitos queridos. Haba llegado la primavera con todo su esplendoroso colorido!.Llam a sus nios y uno a uno los lav y los volvi a su color natural, el blanco. Ahora los poda observar tranquilamente como corran por el florido campo. Estaba muy feliz. Pero, un da, pasado el tiempo... volvi a nevar! ...y este cuento vuelve a comenzar.

EL OSITO GOLOSO

Haba una vez un osito que se mora de ganas de comer miel, pero las abejas lo picaban cuando se acercaba al panal.Entonces pens en hacer mejor las cosas y fue al valle, cort un gran ramillete de flores y se lo llev a las abejitas.Las abejas se conmovieron y le regalaron un frasco lleno de dorada, dulce y pegajosa miel.El osito qued muy feliz con su miel, pero mucho ms por tener tantas nuevas y buenas amigas.

ELTRENQUE QUERA VOLARHaba un tren, muy grande y pesado, que pasaba todo el tiempo pensando en volar. Los otros trenes le decan que era imposible, que solo los pjaros y los aviones volaban. Entonces el tren deca Quiero ser un pjaro! Quiero ser un avin!, pero segua siendo un pesado tren de carga que quera volar.Hasta que un da, hubo una gran tormenta, la cual destruy un puente que una dos cerros, justo cuando se acercaba el tren que quera volar. Frente a l se encontraba el vaco. El maquinista aplic el freno y salt a tierra para salvar su vida. En ese momento, el tren que quera volar vi su oportunidad. Desconect los frenos con un fuerte sacudn y aceler directo al vaco. Y entonces vol, vol, vol...Y era tan fuerte su deseo de volar, que se mantuvo en el aire a pesar de su cuerpo de hierro. Y sinti que era un pjaro. Y sinti que era un avin.Se mantuvo en el aire mientras las nubes, que haban bajado a ver la hazaa, pasaban sonriendo a su lado. Lleg volando al otro lado del barranco y las ruedas tomaron su camino de metal. Desde ese da, el tren que quera volar fue completamente feliz y se olvid de ser un pjaro o un avin.Entendi que lo suyo era ser un tren de carga y sonrea cuando alguien deca que para un tren era imposible volar.