cuento

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Jhbjkb “En este país la vida no es fácil”, esa era la típica frase de Olivia, su madre, una mujer de unos 50 años dueña de un local de comida rápida en el centro de Talcahuano. A Dominga no le gustaban los barcos, ni el olor a pescado, ni nada de aquel puerto que la había visto crecer y, a pesar de que nunca había salido de ahí, sólo quería dejarlo. El viaje a la capital vendría después, una cálida noche de enero en que todo sucedió muy rápido. Las mañanas de ida al colegio eran fatales, invierno y verano el roñoso baño era un témpano, el lugar más frío del mundo, además del pan añejo, siempre duro. A pesar de aquello a Dominga nunca le faltó el beso de despedida que, a modo de bendición, le daba su madre. El día en que dio la Prueba de Aptitud la tostada estaba crujiente y no hubo ducha matutina ¿qué mejor? Olivia, mientras caminaba rumbo al colegio junto a su hija, sabía lo que vendría y, aunque estaba sumamente triste y asustada, sonreía. - Hija, recuerda que en este país la vida… - Sí mamá, en este país la vida no es fácil –interrumpió la joven– sí sé. - Te amo –dijo cariñosamente la mujer. - Yo más –sonrió Dominga y se internó en el establecimiento en que, por sorteo, debía rendir la prueba. Le habían dicho desde pequeña que en la confianza estaba el peligro, Dominga nunca creyó en ello, quizás ese sería su error años después. Su amor por los libros le ayudó en Verbal, su buena memoría en Historia y Ciencias Sociales y el preuniversitario que a duras penas pagó su madre hizo lo propio en Matemática

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Cuento

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Page 1: Cuento

Jhbjkb“En este país la vida no es fácil”, esa era la típica frase de Olivia, su madre, una mujer de unos 50 años dueña de un local de comida rápida en el centro de Talcahuano.

A Dominga no le gustaban los barcos, ni el olor a pescado, ni nada de aquel puerto que la había visto crecer y, a pesar de que nunca había salido de ahí, sólo quería dejarlo. El viaje a la capital vendría después, una cálida noche de enero en que todo sucedió muy rápido.

Las mañanas de ida al colegio eran fatales, invierno y verano el roñoso baño era un témpano, el lugar más frío del mundo, además del pan añejo, siempre duro. A pesar de aquello a Dominga nunca le faltó el beso de despedida que, a modo de bendición, le daba su madre.

El día en que dio la Prueba de Aptitud la tostada estaba crujiente y no hubo ducha matutina ¿qué mejor? Olivia, mientras caminaba rumbo al colegio junto a su hija, sabía lo que vendría y, aunque estaba sumamente triste y asustada, sonreía.

- Hija, recuerda que en este país la vida…- Sí mamá, en este país la vida no es fácil –interrumpió la joven– sí sé.- Te amo –dijo cariñosamente la mujer.- Yo más –sonrió Dominga y se internó en el establecimiento en que, por sorteo, debía

rendir la prueba.

Le habían dicho desde pequeña que en la confianza estaba el peligro, Dominga nunca creyó en ello, quizás ese sería su error años después.

Su amor por los libros le ayudó en Verbal, su buena memoría en Historia y Ciencias Sociales y el preuniversitario que a duras penas pagó su madre hizo lo propio en Matemática