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Cuenta y Razón Fundada por Julián Marías en 1981 5 Segunda etapa noviembre-diciembre 2008 P REÁMBULO DEL P RESIDENTE DEL C ONGRESO DE LOS DIPUTADOS NOTA AUTOBIOGRÁFICA DE L EOPOLDO C ALVO-SOTELO B USTELO E NSAYOS Carlos Álvarez Lebredo, Rafael Ansón, Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín, Pedro Calvo–Sotelo Ibáñez-Martín, Salustiano del Campo, Yuri Dubinin, Fabián Estapé, Eugenio Galdón, Luis González Seara, Javier Gutiérrez Palacio, Antonio Lago Carballo, Landelino Lavilla Alsina, Agustín Muñoz-Grandes Galilea, Alberto Oliart, Matías Rodríguez Inciarte, Edelmiro Rúa, Luis Sánchez-Merlo, Adolfo Suárez Illana, Juan-Miguel Villar Mir C RÓNICAS Ciencia, Cine, Economía, Exposiciones, Gastronomía, Internet, Ocio, Teatro P ERFIL P SICOLÓGICO Fabián Estapé DOCUMENTOS Textos de Julián Marías seleccionados por Helio Carpintero La información y la política. Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo C RÓNICA MENSUAL DE LA C OMUNIDAD DE MADRID Precio: 8En memoria del Presidente Leopoldo Calvo-Sotelo Fotografía: M. Povedano

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Cuenta y RazónFFuunnddaaddaa ppoorr JJuulliiáánn MMaarrííaass eenn 11998811

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Segunda etapa

noviembre-diciembre 2008

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nº 5

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En memoria del PresidenteLeopoldo Calvo-Sotelo

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Consejo de la RevistaGonzalo Anes Rafael Ansón Blanca Berasatégui

Helio Carpintero Antonio de Juan Juan Díez Nicolás Santiago Grisolia Mario Hernández-Sánchez Barba Pedro López Jiménez Álvaro Muñoz

José A. Muñoz Rojas Stanley G. Payne Alfonso Pérez Romo José Luis Pinillos Pietro Prini Harold Raley José Rafael Revenga Françesc Sanuy Carlos Seco

José Juan Toharia Juan Torres

Consejo de Dirección

FFUUNNDDAADDOORR

Julian Marías

EEDDIITTOORR

Gustavo Villapalos

DDIIRREECCTTOORR

Javier Fernández del Moral

José María Amusátegui Gonzalo Anes Rafael Ansón Ignacio Bayón Javier BlancoHelio Carpintero Rafael Carrasco Rafael Cortés Elvira Olga Cubillo Leticia Escardó Concha Guerra Juan Iranzo Pedro López Jimenez

Manuel Muñiz Villa José Antonio Sánchez Bernabé Sarabia Felipe SegoviaFFUUNNDDAACCIIÓÓNN DDEE EESSTTUUDDIIOOSS SSOOCCIIOOLLÓÓGGIICCOOSS ((FFUUNNDDEESS))

Información y suscripcionesSerrano, 17. 2º D. 28001. Madrid

Tlf. 91 432 30 70 Fax. 91 578 27 [email protected]

www.cuentayrazon.orgwww.fundes.esISSN 0211.1381

Depósito legal M-42.035-1980Imprime Gramadosa

ENSAYO

33

Fundación de Estudios SociológicosFundador Julián Marías

ENSAYO

5

PERFIL PSICOLÓGICO. por Marian Rojas Estapé. pág 117

DOCUMENTOS

Julián Marías en sus textos (selección: Helio Carpintero). pág 123

La Información y la Política. Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo. pág 127

CRÓNICA DE LA COMUNIDAD DE MADRID. pág. 137

Ribadeo y la música en los textos de LeopoldoCalvo-Sotelo. pag 19CARLOS ÁLVAREZ LEBREDO

La creación de UCD y las elecciones de 1977. pag 25RAFAEL ANSÓN

Conversaciones y viajes con mi padre. pag 29LEOPOLDO CALVO-SOTELO IBÁÑEZ-MARTÍN

Bibliografía esencial de Leopoldo Calvo-Sotelo. pag 35PEDRO CALVO–SOTELO IBÁÑEZ-MARTÍN

Necrología de Leopoldo Calvo-Sotelo(1926-2008). pag 39SALUSTIANO DEL CAMPO URBANO

Leopoldo Calvo-Sotelo en mi memoria. pag 43YURI DUBININ

Leopoldo Calvo-Sotelo y Barcelona. pag 45FABIÁN ESTAPÉ

El presidente que yo conocí. pag 47EUGENIO GALDÓN

Un político europeo. pág 49LUIS GONZÁLEZ SEARA

Comentario a “Pláticas de familia”. pag 53JAVIER GUTIÉRREZ PALACIO

Culto y empedernido lector. pag 57ANTONIO LAGO CARBALLO

Leopoldo Calvo-Sotelo, político de centro ycentrado. pag 61LANDELINO LAVILLA ALSINA

Calvo-Sotelo: una idea clara de la políticanacional de defensa. La integración de España enla OTAN. pag 65AGUSTÍN MUÑOZ-GRANDES GALILEA

Leopoldo Calvo-Sotelo. Cómo le conocí y noshicimos amigos. pag 73ALBERTO OLIART

Leopoldo Calvo-Sotelo: Recuerdos personales. pag 79MATÍAS RODRÍGUEZ INCIARTE

Un ejemplo de ingeniero. pag 83EDELMIRO RÚA

El quinto Beatle. pag 85LUIS SÁNCHEZ-MERLO

Leopoldo Calvo-Sotelo. pag 89ADOLFO SUÁREZ ILLANA

Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo:el ingenierohumanista. pag 93JUAN-MIGUEL VILLAR MIR

Ciencia. pág 99ALBERTO MIGUEL ARRUTI

Físico y PeriodistaProfesor emérito de la Universidad San Pablo CEU

Cine. pág 101JORGE BERLANGA

Economía. pág 103

JUAN E. IRANZO

Director General del Instituto de EstudiosEconómicos

Exposiciones. pág 105FRANCISCO PRADOS DE LA PLAZA

Periodista y Crítico de Arte De la Real Academiade Bellas Artes de San Fernando. Correspondienteen Madrid

Gastronomía. pág 107RAFAEL ANSÓN

Secretario General de FUNDESPresidente de la Academia Española de GastronomíaPresidente de Honor de la Academia Internacionalde Gastronomía

Internet. pág 111RAFAEL CARRASCO POLAINO

Profesor universitario y Director de Comunicación

Ocio. pág 113RUPERTO MERINO

Teatro. pág 115GUSTAVO PÉREZ PUIG

Director teatral y realizador de televisión

CARTA DEL DIRECTOR. pág. 9

PREÁMBULO DEL PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS. pag 11

NOTA AUTOBIOGRÁFICA DE LEOPOLDO CALVO-SOTELO BUSTELO. pág. 13

ENSAYOS

CRÓNICAS

ÍNDICE

ENSAYO

9

Cuenta y Razón | junio 2008CARTA DEL DIRECTOR

Con el número extraordinario que ellector tiene en sus manos dedicado alrecuerdo del primer Presidente deGobierno de la democracia fallecido,queremos desde Cuenta y Razón ren-

dir un homenaje de admiración y respeto intelec-tual al que significó la primera continuidad de unrégimen de libertades todavía incipiente y débil.

Todavía mantengo vivas en mi recuerdo, las dossesiones parlamentarias históricas a las que tuvela oportunidad de asistir, la del 23 de febrero de1981 con el primer intento de investidura deLeopoldo Calvo-Sotelo como Presidente deGobierno, interrumpido por la intervención deTejero, y la inmediatamente posterior, en la quese logró definitivamente su nombramiento. Yoestaba desempeñando en esos momentos el cargode Director de Comunicación del Ministerio deSanidad y Seguridad Social, con uno de los auto-res de éste número, Alberto Oliart, como minis-tro. A partir de entonces, tuve la oportunidad deformar parte del equipo de profesionales quedesde diferentes ministerios trabajamos en unapolítica de comunicación conjunta del Gobiernopresidido por él.

Y entrando ya más en mi relación, recuerdo quela primera impresión que tuve derivada del tratopersonal con Leopoldo fue la de su cordialidad, la

de su profundo sentido del humor y su amablesonrisa, quizás porque esa era una de las másradicales diferencias entre su imagen pública-adusta y distante- y la realidad de su trato entra-ñablemente confiado y cordial.

Calvo-Sotelo y sus “fontaneros” más cercanos:Matías Rodríguez Inciarte, Luis Sánchez Merlo yEugenio Galdón, formaron para mí un equipoinolvidable, porque a pesar de los escasos 22meses que duró el Gobierno, para muchos fue elmomento de mayor transparencia y mayor volun-tad comunicativa. Mi recuerdo se dirige ahoraespecialmente hacia el Ministro del GobiernoCalvo-Sotelo con el que tuve la fortuna de colabo-rar en la dirección de Comunicación, José LuisÁlvarez, Ministro de Transportes Turismo yComunicación y en la última etapa, deAgricultura, Pesca y Alimentación.

Un grupo de Directores de Comunicación de dife-rentes ministerios, especialmente unidos por laamistad y la ilusión de un trabajo en el que creí-amos profundamente, iniciamos entonces con elSecretario de Estado de Comunicación delGobierno, Ignacio Aguirre Borrell los primerosintentos de profesionalizar una función quelamentablemente poco había tenido que ver conel derecho a recibir información veraz del ciuda-

Mi recuerdo de LeopoldoCalvo-Sotelo

CARTA DEL DIRECTOR

Para Leopoldo Calvo-Sotelo larelación del Gobierno con los mediosera compleja y le producía un sinfínde perplejidades, pero siempre supo

respetar, respaldar y creer en losprofesionales

La primera impresión que tuvederivada del trato personal con

Leopoldo fue la de su cordialidad, lade su profundo sentido del humor y

su amable sonrisa

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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CARTA DEL DIRECTOR

dano en el régimen anterior. Ramón del Corral (elinolvidable Moncho), Carlos Diaz Güell, JoseLuis Orosa…, entrañables compañeros con losque se fraguó la primera acción de coordinación einstitucionalización del servicio público en lainformación y que años más tarde daría lugar a laconstitución de la Asociación de Directivos eComunicación (Dircom).

Para Leopoldo Calvo-Sotelo la relación delGobierno con los medios era compleja y le produ-cía un sinfín de perplejidades, pero siempre suporespetar, respaldar y creer en los profesionales. Eldiplomático Aguirre, al que le tocó precisamenteel traspaso de poderes con el primer portavoz delGobierno de Felipe González, Julio Feo, fue sinduda una pieza fundamental en el trabajo de suPresidente, que se refería a él en su libroMemoria viva de la Transición con estas palabras:“Ignacio Aguirre puso a mi servicio la sabiduríade su carrera diplomática, la habilidad para hur-tar el bulto aprendida sin duda en los tentaderosde vaquillas, y aquel aire bondadosamente pesi-mista que se compadecía tan bien con la durezade los tiempos, y en el que se hundían sin éxitolas afiladas preguntas de las ruedas de prensa”.

Más adelante, primero en Valencia con motivo deuna celebración organizada por el OrganismoAutónomo para la Celebración del QuintoCentenario, y más tarde en la UniversidadComplutense, en un acto organizado por elConsejo Social de la Universidad y que tuve elhonor de coordinar, tuvimos la oportunidad deescuchar unas magníficas intervenciones deLeopoldo. Esta última, “La información y la polí-tica” creo que ofrece una perspectiva completa-mente inédita del personaje y resulta amena ysugerente. Creo que es por ello digna acreedorade formar parte de los textos de este número, conel que vamos a recordar su memoria.

Número que abre sus páginas con el texto delPresidente del Congreso de los Diputados, JoséBono, a quien desde aquí agradezco en nombrede todos los lectores de Cuenta y Razón su defe-rencia y que enriquece de forma notable el pro-ducto con el que todos hemos querido honrar lamemoria de Leopoldo Calvo-Sotelo.

JAVIER FERNÁNDEZ DEL MORAL

Preámbulo del Presidente delCongreso de los Diputados

11

Hace seis meses perdimos aLeopoldo Calvo-Sotelo. Perdimos aun hombre que marcó un periodotrascendental de nuestra historiareciente. Perdimos a uno de esos

políticos a los que podemos llamar Hombre deEstado sin caer en la loa desmedida.

Y hace seis meses tuve el triste privilegio de orga-nizar las exequias del Presidente Calvo-Sotelo enel Congreso de los Diputados. El primer funeral deEstado para un Presidente de nuestra democracia,lo que marcaba la especial relevancia históricadel mismo. Como Presidente del Congreso queríarendir, en la sede de la soberanía nacional, elhomenaje póstumo que Calvo-Sotelo merecía. Y,por ello, quise expresamente que fueran miembrosde nuestras Fuerzas Armadas los que recibieransu cuerpo con honores a la llegada del Palacio delas Cortes. España entera debía este reconoci-miento a quien defendió de manera tan rotundacomo elegante la primacía del poder civil.

Son obvias y notorias las diferencias políticasentre Leopoldo Calvo-Sotelo y yo mismo. Él fuesiempre un liberal-conservador, procedente deuna familia prestigiosa de la burguesía ilustrada.Y yo, desde que tengo uso de razón política, soy yme siento socialista y provengo de una sencillafamilia de un pequeño pueblo de provincias.

Él tuvo responsabilidades políticas en el franquis-mo, y yo, en aquellos años, combatí aquélRégimen con todas mis fuerzas y con todos losrecursos a mi alcance: como estudiante, comoabogado, como ciudadano.

Pero por encima de esas diferencias, compartí conLeopoldo Calvo-Sotelo tres valores que, a su vez,han marcado nuestras trayectorias políticas: nues-tro común aprecio de la tolerancia, nuestro afánpor el servicio público y nuestro amor infatigablea España.

Leopoldo Calvo-Sotelo fue una persona tolerante yun defensor del diálogo. Calvo-Sotelo sabía escu-char a quien tenía delante, sabía entender susrazones y sabía asimilar las mismas para despuésformar juicio propio. Y precisamente por ello esta-ba tan lejos de dogmáticos, fundamentalistas eintransigentes.

Leopoldo Calvo-Sotelo fue igualmente un decididodefensor de lo público, de la dignidad y la noble-za de esta dedicación. Y defendía, sobre todo, lagrandeza de servir al Estado, de hacerlo con cora-zón y con cabeza y, lo que es más importante, consentido de la justicia y en beneficio de todos losespañoles.

Y, Leopoldo Calvo-Sotelo, por último, fue también–y no quiero agotar todas sus virtudes en estasbreves líneas: otros lo hacen mejor que yo en estenúmero de Cuenta y Razón- un encendido defen-sor de España. De España como patria comúngarante de la libertad de todos los españoles. DeEspaña como patria común garante de la igualdadde todos los españoles. Leopoldo Calvo - Sotelo,hombre pragmático pero con un enorme bagajeintelectual, no cayó nunca en el error de minimi-zar lo que significaba España, su historia y su pro-yecto de futuro.

Por todo ello, merecía el homenaje que le rendi-mos en el Congreso de los Diputados el díasiguiente a su muerte y merece éste que ahora lededican sus amigos a través de las páginas, respe-tuosas y tolerantes, de la revista Cuenta y Razónque fundara Julián Marías.

Mi tributo sincero y mi homenaje permanente aLeopoldo Calvo-Sotelo, el político, a LeopoldoCalvo-Sotelo, la persona.

JOSÉ BONO MARTÍNEZ

PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

12

ENSAYO

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NOTA AUTOBIOGRÁFICA

Nací el 14 de Abril de 1926 (cincoaños antes de que la Historia seapoderase de la fecha) en la madri-leñísima calle del Barquillo, esqui-na a Prim. Tengo tres abuelos galle-

gos (de Ribadeo, La Coruña y Lugo) y un abuelocastellano (de Meneses de Campos). Mi padrenació en Tuy y mi madre en Ribadeo. Me he dichogallego siempre que convino adjetivar mi ciuda-danía española, y nunca he sentido incompatiblesambas filiaciones, tampoco después del TítuloVIII de la Constitución.

Estuve los 6 años de Enseñanza Primaria en elInstituto Escuela de Madrid, creación delMinistro Santiago Alba. La Guerra Civil y la pre-caria economía de mi madre hicieron que nuncafuese alumno de un colegio de pago. Hice elPrimer curso del Bachillerato en el InstitutoNacional Santo Tomás de Aquino de Ribadeo; elSegundo en el Instituto Nacional Peñaflorida deSan Sebastián; Tercero y Cuarto otra vez enRibadeo; Quinto, Sexto y Séptimo en el InstitutoNacional Cervantes de Madrid. Guardo un exce-lente recuerdo de la enseñanza pública. EnRibadeo, durante la Guerra Civil, me dieron clasede Historia y de Literatura Dionisio GamalloFierros, que aún no era amigo de Dámaso Alonso,y Ramón F. de Soto, Director del semanario local

La Comarca. Uno y otro me empujaron a versifi-car y en La Comarca vi con emoción por vez pri-mera mi firma al pié de unos sonetos infantiles,bien medidos aunque monocordes, con acentosiempre en sexta.

En el Cervantes de Madrid fui discípulo deAntonio Mingarro en Física y de ManuelCardenal en Filosofía: eran dos grandes maestrosy suscitaron en mí dos aficiones que todavía estánvivas. Hubiera querido ser físico o filósofo pero,una vez más, razones económicas me decidieronpor una carrera técnica, la de Ingeniero deCaminos, que cursé en Madrid entre 1946 y1951. Sigo siendo fiel a mi profesión y aún hacepoco fui a visitar el túnel de Poncebos a Bulnes,en los Picos de Europa, sólo para ver la nuevamáquina “tuneladora” impensable cuando yoestudiaba: la máquina en “unidad de acto” (comodirían los Notarios), empieza mordiendo la rocaviva y deja tras ella un túnel revestido y acabado.

Pero la vida me llevó pronto lejos de la construc-ción hacia la industria y, más tarde, a ese lugarindefinible que se llama Política.

Llegué a Madrid desde Galicia a los 14 años y

Nota autobiográfica deLeopoldo Calvo-Sotelo

Bustelo

Me he dicho gallego siempre queconvino adjetivar mi ciudadanía

española, y nunca he sentidoincompatibles ambas filiaciones,

tampoco después del Título VIII de laConstitución

Hubiera querido ser físico o filósofopero, una vez más, razones

económicas me decidieron por unacarrera técnica, la de Ingeniero deCaminos (…) Pero la vida me llevó

pronto lejos de la construcción haciala industria y, más tarde, a ese lugar

indefinible que se llama Política

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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empecé a ganar algún dinero como corrector depruebas al servicio de la Cámara Oficial delLibro, en la Plaza de Santa Ana. Mientras estu-diaba la Carrera colaboré en una revista técnica,la Revista Industrial y Fabril, que tenía dos par-tes: una de artículos firmados; la otra, muy exten-sa, de crónicas y reportajes sin firmar, caía ínte-gramente sobre mí. Entonces empecé a aprenderel difícil combate con las palabras, con las prepo-siciones, con las oraciones de relativo: y en eseaprendizaje todavía estoy. Cuando empezaba ter-cer curso en la Escuela de Caminos fundé con doscompañeros de promoción una revista técnico-literaria llamada ARCO equidistante, como decíaen su primer número, del teorema de Castiglioney de la arquitectura gótica: murió en su tercernúmero, degollada por el Director de la Escuelaque no pudo sufrir la crítica ñoña que nos permi-tíamos en ella.

Terminé la Carrera en 1951, y me dieron el pre-mio Escalona (3.000 pts., una fortuna en laépoca) reservado al número uno de cada promo-ción. Me doctoré en 1968, cuando se creó elDoctorado.

En Madrid recibí muy pronto la infección de lapolítica. Estuve en las Juventudes Monárquicasde Joaquín Satrústegui, pintando paredes a hurtode serenos, con eslóganes contra el Régimen, ycolaborando, anónimamente, en el panfleto confi-dencial que editaban las Juventudes.

Fui nombrado Presidente de RENFE en 1967.Me quedé allí poco tiempo, aunque el bastantepara conocer a fondo aquel entrañable trasunto deEspaña, archivo de sus virtudes y de sus vicios.

En 1974 mis compañeros, los empresarios de laindustria química, me eligieron para representar-los en las Cortes. Presidí la Comisión de ObrasPúblicas que dictaminó la primera Ley deAutopistas y estuve un par de años en la

Asamblea del Consejo de Europa.

Trabajé en la empresa privada veinticinco años,buena parte de ellos al frente del mayor grupoindustrial español, Unión Explosivos Río Tinto,con presencia en campos tan diversos como laminería, los fertilizantes, la petrolquímica, lametalurgia del cobre, los plásticos, los productosfarmacéuticos y hasta la edición de libros (Labory Barral) . Siguiendo una ruta clásica, entre laindustria y la política hice una larga escala en laBanca (Urquijo, Central Hispano y sus filiales enLisboa, Bruselas, Buenos Aires y Asunción).

Aquella ilusión juvenil mía de una MonarquíaParlamentaria se hizo carne muchos años des-pués, cuando el Rey Don Juan Carlos me llamó en1975 a su Primer Gobierno, todavía presidido porCarlos Arias. Pertenecí a todos los gobiernos dela Transición que presidió Adolfo Suárez, comoMinistro sucesivamente de Comercio, ObrasPúblicas y para las Relaciones con lasComunidades Europeas. Encargado en este últi-mo empleo de negociar la entrada de España enel Mercado Común llevé a mis huestes hasta ellindero de la Tierra de Promisión, pero la firmadel Tratado le tocó a mi cuñado y sucesor, elsocialista Fernando Morán a quien siempre reci-to el romance del Cid: “que non venciera Josué siMoisés no lo ficiera”. En Septiembre de 1980 menombró Suárez Vicepresidente del Gobierno y, aldimitir en Enero de 1981, me propuso para suce-derle en la Presidencia.

El 23F, cuando se votaba mi investidura (acababade decir que no el diputado socialista NúñezEncabo), “pobló el Congreso el triunfo de losguardias civiles” que hubiera dicho Rubén.Después de tres minutos dramáticos y diecisietehoras grotescas terminó aquel esperpento y fui,por fin, elegido Presidente. “A ver quién es elguapo que se hace ahora cargo del poder” habíadicho Don Antonio Maura en ocasión menos crí-tica; yo me hice cargo y reconduje la situación.Esta acepción del verbo reconducir no estaba, niestá, en el DRAE, pero se usó mucho entoncespara designar lo que tuve que hacer, que era res-tituir a los españoles la confianza en las liberta-des y en el poder civil, por encima de los tricor-nios, encomendando al Tribunal Supremo la últi-ma palabra judicial sobre los golpistas. Además,quebré una línea secular de la política exteriorespañola incorporando a España formalmente almundo occidental, que es el suyo, por la adhesión

Llevé a mis huestes hasta el linderode la Tierra de Promisión, pero la

firma del Tratado le tocó a micuñado y sucesor, el socialista

Fernando Morán a quien siemprerecito el romance del Cid: “que non

venciera Josué si Moisés no lo ficiera”

ENSAYO

15

NOTA AUTOBIOGRÁFICA

al Tratado de Washington. Y ordené el cursotorrencial del Título VIII de nuestra Constituciónen el Pacto Autonómico con el PSOE de 1981.

Entre 1992 y 1997 presidí la Fundación Ortega yGasset. Ha sido una de las mayores satisfaccionesde mi cesantía ésta de vincular mi nombre al dedon José Ortega, en cuya lectura y estudio pasémis años juveniles. No pude modernizar las blin-dadas estructuras fundacionales (Jovellanos sabíaque es necesario, aunque no fácil) pero sí me fueposible organizar una edición crítica de la ingen-te obra de Ortega y poner en pié la FundaciónOrtega y Gasset Argentina en Buenos Aires, pre-sido los Patronatos de las fundaciones AntonioNebrija y Eduardo Torroja y pertenezco también alos de la Fundación Xavier Zubiri y del InstitutoTecnológico de Galicia.

Después de la derrota de Octubre de 1982 estuvetodavía unos años en el Parlamento Español y enel Europeo, e ingresé hace diez en la trabajosa ydifícil nómina de los cesantes.

Al cesante le llueven peticiones de conferencias,artículos, prólogos, Mesas Redondas y demásandanzas por el estilo, que son tareas arduas ymal pagadas. He publicado un libro en el que serecogen algunos de estos textos, con el título dePapeles de un cesante. Hace catorce años publi-qué otro polémico, irónico, patético y apologéticoque el editor quiso llamar Memoria viva de laTransición. Nunca supe exactamente cuántos

ejemplares se vendieron, pero la editorial meliquidó muchas docenas de miles.

Todavía se ofrece en algunos stands un recientelibro con el título de Pláticas de familia sobre his-torias políticas de la mía.

Tengo en casa cajones llenos de páginas inéditas:desde las primeras a máquina (una Yost de tam-pón), de hace sesenta años, hasta las últimas enun ordenador. Mi mujer (que me sobrevivirá,como es norma) podría ganar algún dinero publi-cando, dentro de muchos años, las más imperti-nentes y políticamente incorrectas y, entre ellas,una ristra de sonetos satíricos, bien medidos ypeor intencionados, que mi amigo (el poetaMuñoz Rojas) llama acertadamente “habilida-des”.

Y eso es todo, o casi todo.

Tengo en casa cajones llenos depáginas inéditas (…). Mi mujer (que

me sobrevivirá, como es norma)podría ganar algún dinero

publicando, dentro de muchos años,las más impertinentes y

políticamente incorrectas

Fundación de Estudios SociológicosFundador Julián Marías

Ensayos

ENSAYO

19

En las referencias a la trayectoriapública y privada de Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo constituyen lugarescomunes subrayar tanto su especialvinculación con Ribadeo como su

acreditada afición musical. En su periplo vitalRibadeo se revela como un espacio primordial y,sin duda alguna, rilkeano. Y la música, la músicaclásica, es la banda sonora de toda esa vida.

Desde que formó parte de varios gobiernos delpresidente Adolfo Suárez, y especialmente tras supaso por la presidencia del gobierno de España,sus apariciones en los medios de comunicación sehicieron frecuentes y en ellas el propio Calvo-Sotelo no perdía ocasión para mostrar estas dosquerencias: en muchas de sus intervenciones, enentrevistas, reportajes o en conversaciones decarácter más informal. Ribadeo está en sus prego-nes festivos pronunciados en la Villa, en palabrasdirigidas a los ribadenses en actos públicos o enla recepción de diversos homenajes y —no haypor qué ocultarlo— en múltiples gestiones reali-zadas con eficacia y al amparo de la reserva, queredundaron en beneficio del pueblo, y de las quepermanecen como testigos obligatoriamente dis-cretos las conversaciones habidas y las notas ycartas de compromiso cruzadas en su momento.El oportuno aderezo musical, en forma de comen-tario, evocación o cita, también tuvo su hueco eneste tipo de alocuciones.

Lo que tal vez sea menos conocido es que inclusoen sus textos más formales (discursos en foros deopinión, artículos especializados o de crítica lite-

raria, entrevistas de carácter político o en sus pro-pios libros) menudean asimismo las referencias asu Ribadeo adoptivo y a sus pasiones musicales,luchando por hacerse un hueco entre otrasmuchas citas de carácter literario (especialmenteel Quijote, Ortega y los escritores del 98) queenriquecen su prosa. Sin ánimo exhaustivo espi-gamos aquí algunas de esas citadas referencias.

RRiibbaaddeeooAunque Leopoldo Calvo-Sotelo no nació en estavilla cantábrica del norte de la provincia de Lugo,sí son nativos de allí al menos la mitad de susascendientes. Durante años de infancia y juven-tud él y sus hermanas tuvieron abiertas para ellosdos casas familiares en Ribadeo: la de los Busteloy la de los Fernández-Cid Sotelo. Leopoldo, ade-más, vivió varios años seguidos de su adolescen-cia en Ribadeo, coincidiendo con sus primeroscursos de bachillerato y con los difíciles años dela guerra civil. Ahí se enraizó definitivamente yya nunca más quiso desligarse de aquellos espa-cios y de aquellas gentes a los que siempre fu fiel.

Cuando apareció su primer libro, Memoria viva dela transición (1990), la mayoría de los comenta-ristas políticos de la época coincidieron en desta-

Ribadeo y la música en lostextos de

Leopoldo Calvo-SoteloCARLOS ÁLVAREZ LEBREDO

CATEDRÁTICO DE LITERATURA GALLEGA

Incluso en sus textos más formales(…) menudean las referencias a suRibadeo adoptivo y a sus pasiones

musicales

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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car, sobre el ya de por sí interesante contenido dela obra, el hecho de descubrir en su autor a unmagnífico escritor. Ya bien sabían que lo era lasgentes de Ribadeo, incluso alejadas de los forospolíticos y literarios, y ya lo sabían también de suprogenitor, Leopoldo Calvo-Sotelo padre, que,entre otras obras, había publicado en 1928, amodo de legado ribadense, un espléndido libroque tituló Ribanova, por no titularlo directamenteRibadeo. En las presentaciones de Memoria vivael propio Leopoldo respondía a aquellas observa-ciones del tipo “no sabíamos que usted fuese afi-cionado a escribir” con su humor y sorna caracte-rísticos: “Pues lo hago todos los días, y ademásfirmo con mi nombre y apellidos, en el BoletínOficial del Estado”. Aunque lo cierto es que, bro-mas aparte, años más tarde confesaría no habersentido fruición ninguna al poner su firma en elBOE, sino más bien, en todo caso, al escribir enotro tipo de publicaciones.

Aún siendo Memoria viva de la transición un librode política, no deja de estar presente Ribadeoentre sus páginas. Para empezar, el título del pró-logo es un guiño, al tiempo familiar y ribadense,que no debe pasarse por alto. Se titula así: “Luegono protestes, lector”. Y aunque el autor por pudorno lo confiese, es exactamente el mismo títuloque su padre puso al prólogo de su ya citado libroRibanova. (Esto seguramente tampoco lo sabíanlos comentaristas capitalinos). Si de esta manerase abre el libro, también se cierra con otra refe-rencia ribadense pues está expresamente fechadoasí: “Ribadeo, agosto de 1988, Madrid, abril de1990”. Por entre sus páginas aparece lógicamen-te el ribadense Víctor Moro desempeñándose ensu cargo de Director General de Pesca en aque-llos años de la transición política.

El siguiente libro de Leopoldo Calvo-Sotelo,Papeles de un cesante (1999), tiene un caráctermás formal y menos narrativo o evocativo que elanterior pues está constituido por una misceláneade artículos, conferencias, prólogos o presenta-ciones de libros, agrupados temáticamente en esevolumen. No es fácil, pues, que Ribadeo tenga laoportunidad de asomarse a ese tipo de textos pro-ducidos o pronunciados muchos de ellos en forosde discusión sobre política española o europea.Aún así el autor recuerda en un par de ocasionessu condición de lucense y su conocimiento yvisión de Asturias y de los asturianos “desde laorilla gallega del Eo”. Especialmente interesantees su “Prólogo desde Galicia a un libro de astu-

rianos sobre Asturias”. En otros artículos recuer-da a su abuelo materno y diputado liberal porRibadeo, Ramón Bustelo, o su paso por el institu-to local de bachillerato durante los años de laguerra civil. Y sin retrechería relata la ocasión enla que obligó al periodista Raúl del Pozo a hacer-le una entrevista, previamente concertada, abordo de su bote de vela mientras navegaban porla ría de Ribadeo. La finalidad, confesada, delentrevistado era obligar al periodista, natural dela serranía de Cuenca, a “jugar en campo ajeno”.

El título del tercer libro de Leopoldo Calvo-Sotelo, Pláticas de familia (2003), ya preavisa dela presencia de Ribadeo entre sus páginas puesya se sabe que a este municipio se vinculan tantosu familia paterna como la materna. La obra seabre con un recuerdo impactante: haber oído elniño Leopoldo en “el Cantón de Ribadeo, caminode la casa de mis abuelos en la calle de la Paz” lanoticia del asesinato de José Calvo-Sotelo, su tío.A partir de ahí las primeras ochenta páginas yalgunos párrafos de los capítulos XIII, XV y XIXson estupendas estampas y apretadísima crónicade singulares episodios de la historia de Ribadeohasta 1941. Por ellas desfilan antiguos barriostípicos, hoy ya transformados, como la Vilavella,el puerto de Porcillán o el Campo de SanFrancisco de la época; el omnipresente y fresquí-simo viento del nordeste; los recordados barcostransatlánticos del industrial Bengoechea en laépoca del pujante comercio marítimo y también,con sus nombres propios, las personas que jalo-naron esos años importantes de sus estanciasribadenses: los profesores de muchas generacio-nes, Jenaro Cancio y Ramón Soto; su tambiénjovencísimo profesor y posteriormente destacadoinvestigador literario, Dionisio Gamallo Fierros;compañeros de aulas y de juegos como VíctorMoro; y su primo músico y musicólogo, CarlosÁlvarez Fernández-Cid. Aparte de estos conteni-dos y referencias, no debe pasarse por alto que enla cuidadosa edición el volumen aparece bella-mente ceñido por unas guardas que, al inicio y alfinal, reproducen la carta náutica de la ría deRibadeo. Y no deberíamos atribuir al editor tal

Pláticas de familia (…) se abre con unrecuerdo impactante: haber oído el

niño Leopoldo (…) la noticia delasesinato de José Calvo-Sotelo, su tío

ENSAYO

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decisión.

Sin ser propiamente una obra suya, es probableque donde más veces aparece Ribadeo —y tam-bién la música— relacionado con Leopoldo seaen el libro de Marino Gómez-Santos tituladoConversaciones con Leopoldo Calvo-Sotelo (1982).El autor alterna sus entrevistas con el por enton-ces presidente con otras voces: entre ellas la deLuis del Olmo, su tío Joaquín Calvo-Sotelo, espe-cialmente la de su madre Mercedes Bustelo, suprimo Antonio Fernández-Cid, alguno de sushijos, Víctor Moro y las de varios colaboradoresen sus ocupaciones de gobierno y empresariales.Entre unos y otros, entre preguntas y respuestas,aparece el Ribadeo de la infancia, del instituto,de los veraneos familiares y también la visita delos Reyes de España en 1981, con dos fotografíasdel evento. Y de nuevo los amigos: algunos de losya citados y ahora también los veteranos marine-ros Penoucos y los Tapiegos. Y no rehúsa referir-se a la derrota de su partido, la UCD, en Ribadeoen las primeras elecciones autonómicas. En otrolibro de entrevistas, las que le hizo Victoria Pregoen 2002, apenas consta una referencia a Ribadeo,con la visita que realizó el cardenal Suquía en1982, ya comentada con más detalle en Pláticasde familia.

LLaa mmúússiiccaaPor lo que se refiere a la música, es obligadorecordar que fue en el seno de sus familias riba-denses donde nació la afición musical del niñoLeopoldo Calvo-Sotelo. Y en las aulas y calles deRibadeo también prendió en él el gusto por inter-pretar el canto popular bien armonizado en susvoces. La música, pues, formó parte importantede la educación de Leopoldo y su dedicación aella como buen aficionado bandeó desde el ladode la interpretación (piano y canto) al de la audi-ción de las mejores orquestas e intérpretes clási-cos. Cabe recordar aquí que, en su época de res-ponsabilidades gubernamentales, propiciaba lacelebración de homenajes a destacadas persona-lidades con el singular procedimiento de organi-zar conciertos en su honor, aunque los homenaje-ados no estuviesen directamente vinculados a lamúsica. Su presencia en los mejores conciertosera habitual y casi siempre esperada, hasta talpunto de que si a última hora no podía asistirenviaba una nota expresa de disculpa: lo hacía enla capital y también en Ribadeo: a la CoralPolifónica o al violonchelista de la OrquestaNacional, Álvaro Quintanilla. En los homenajes

recibidos por él tampoco faltó la música; en elmultitudinario que le ofreció en 1982 el pueblode Ribadeo, estuvieron presentes los sones gaite-ros del grupo tradicional Follas Novas y las notasde las dos formaciones que dirigía Carlos ÁlvarezFernández-Cid y a las que Leopoldo tanto estima-ba y apoyaba: la Coral Polifónica de Ribadeo y laAgrupación Musical Ribadense (comúnmenteRondalla, si de rondar por las calles se trataba).

Realmente la música, sobre todo la clásica, hasido un fiel acompañante de Leopoldo Calvo-Sotelo durante toda su vida. E incluso más allá deella. A raíz de su fallecimiento, y sobre unas imá-genes grabadas aquellos últimos días, se pudo oíreste comentario de un periodista, sin duda atento,en una televisión generalista al caer la tarde dellunes 5 de mayo de 2008 en que reposó definiti-vamente en Ribadeo: “La música acompañósiempre el féretro de Calvo-Sotelo, desde su lle-gada al Congreso de los Diputados hasta su entie-rro en Ribadeo”. Bien está esta compañía musicalen la vida de uno pues, como le dice SanchoPanza a la duquesa cazadora de la segunda partedel Quijote (libro, por cierto, tantas veces y tanbien citado por el propio Leopoldo en sus textos):“Donde hay música no puede haber cosa mala”.Más allá de su biografía, los libros de LeopoldoCalvo-Sotelo también están punteados de estapasión musical.

En Memoria viva de la transición los símilesmusicales que utiliza hacen aflorar un humor queel lector agradece. Por ejemplo cuando contrapo-ne el carácter de los ministros Rodolfo MartínVilla y Landelino Lavilla equiparándolos aBruckner y a Rossini respectivamente; o sea: con-tundencia frente a finura. O cuando ese humor setorna casi negro y autoparódico: es julio de 1982y el partido UCD está en plena crisis de rupturasinternas; en una comida con Plácido Domingo yel tío Joaquín Calvo-Sotelo éste le solicita al tenorque cante unas notas que le gustan del Réquiem

Fue en el seno de sus familiasribadenses donde nació la aficiónmusical del niño Leopoldo Calvo-Sotelo. Y en las aulas y calles de

Ribadeo también prendió en él elgusto por interpretar el canto

popular

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de Verdi; Plácido accede, Joaquín tararea yLeopoldo anota: “Es un Réquiem de gala porUCD”.

En un artículo sobre la OTAN publicado en ABCy reproducido en Papeles de un cesante, LeopoldoCalvo-Sotelo escribe expresamente: “Espero quesepa disculpar el lector que asome aquí mi afi-ción a la música”. Realmente asoma también enotras páginas de ese libro, como cuando utilizatecnicismos musicales para ilustrar algunoscomentarios de alta política. Así, por ejemplo,hablando de las relaciones internacionales prefe-rentes durante el franquismo, cita dos:Iberoamérica y el mundo árabe; y añade: “Comobasso ostinato de las dos voces, siempreGibraltar”. En otro texto en el que comenta unlibro de memorias de Giscard d’Estaing, al refe-rirse al papel constitucional de las máximas auto-ridades francesas anota: “el presidente [de laRepública] tiene muy poco que hacer: no está,como el primer ministro, constantemente acucia-do por la realidad. Si el tempo del primer minis-tro es el allegro vivace, el tempo del presidente esel andante maestoso”. En este mismo artículo sedistancia elegantemente del chauvinismo francéscuando comenta que Giscard está convencido deque si La Marsellesa se tocase a ritmo lento supe-raría de lejos en calidad musical al Deutschlandüber alles de los alemanes. Leopoldo discrepa,claro. Capítulo aparte en este libro es el texto titu-lado “Antonio Fernández-Cid”, insertado origina-riamente en el programa de un concierto dehomenaje a este musicólogo, cumbre de la críticamusical española, al poco de fallecer. Del críticoFernández-Cid dice Leopoldo: “A Antonio deboyo, como tantos otros, la importancia que ha teni-do en mi vida el mundo sonoro”.

Por su carácter más introspectivo, en Pláticas defamilia apenas se siente más música que la quesurge del ameno ritmo de la prosa del autor.Solamente se anota la anécdota de que la aficio-

nada a la música, y por entonces señorita, IsabelVarela Uña hizo las presentaciones de su futuroesposo Gonzalo Fernández de la Mora y deLeopoldo Calvo-Sotelo en un concierto en elTeatro Monumental de Madrid en los primerosaños cuarenta.

Algunos textos más merecen reseñarse brevemen-te pues en ellos también se evidencian tanto elconocimiento musical de Leopoldo Calvo-Sotelocomo la voluntad de estilo y la exquisitez de suprosa. Uno es el “Prólogo” a las Memorias delMaestro Rodrigo (1999), redactadas por EduardoMoyano; en él recuerda su temprana afición aacudir a los conciertos ya en el Madrid de los difí-ciles años cuarenta del pasado siglo y, sobre todo,el lujo que para un joven estudiante de primercurso de Caminos como él suponía poder tratar ycontertuliar en aquella época, y gracias a la inter-mediación de Antonio Fernández-Cid, con músi-cos célebres como Rodrigo, Argenta o Toldrá. Delmismo año 1999 es el original prólogo al libro desu buen amigo Juan Durán-Loriga, Memoriasdiplomáticas, en el que Leopoldo Calvo-Sotelocomenta la diferente visión que de los mismoshechos pueden tener los políticos (como él) y losaltos funcionarios (como Durán), a propósito delproblema de Gibraltar. Y lo hace insertando sen-dos pentagramas: el de los contrabajos y el muydiferente de los violines en el mismo pasaje delPreludio de la ópera Carmen. Su colaboraciónlleva el sugerente y eufónico título de “Prólogocon pentagrama”.

Finalmente hay otro texto que conjuga perfecta-mente los dos aspectos comentados en este artí-culo. Se trata del prólogo que Leopoldo Calvo-Sotelo escribió para el libro Cincuenta años demúsica en Ribadeo. Biografía musical de CarlosÁlvarez Fernández-Cid (2003), magnífica pieza dequien era pariente y buen conocedor del músicobiografiado, y que por añadidura abrillanta litera-riamente este libro, del que es autor el que sus-cribe.

En una comida con Plácido Domingoy el tío Joaquín Calvo-Sotelo éste le

solicita al tenor que cante unas notasque le gustan del Réquiem de Verdi;

Plácido accede, Joaquín tararea yLeopoldo anota: “Es un Réquiem de

gala por UCD”

Al final del funeral celebrado elpasado año en Ribadeo sonaron lasnotas de la habanera El peregrino,una de las canciones típicamenteribadenses que su padre cita en

Ribanova

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Ya más recientemente, las dos circunstancias quemejor pueden aunar los tres conceptos presentesen el título del presente artículo —Música,Ribadeo, Calvo-Sotelo— tuvieron lugar al térmi-no de su dilatado paso por la vida. Al final delfuneral celebrado el pasado año en Ribadeo sona-ron las notas de la habanera El peregrino, una delas canciones típicamente ribadenses que supadre cita en Ribanova, la que tantas veces élmismo escuchó e interpretó con gusto junto apopulares cantores ribadenses de calidad como

Carlois y Fernando del Pinche (conocidos comoLos Ruiseñores del Eo), o con la Rondalla deRibadeo. Y en el funeral de Estado celebrado enMadrid días más tarde sonó durante la comuniónuna versión orquestal y coral del anónimo inglésCerca de Ti, Señor, esa conmovedora canción quetambién la Coral Polifónica de Ribadeo interpre-ta desde su fundación en 1955 y que Leopoldo,como cualquier ribadense, habrá escuchado, bienafinada, decenas de veces.

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Especialmente intensos fueron paratodos los españoles los meses trascu-rridos entre julio de 1976, cuandoSuárez y su equipo llegaron sorpren-dentemente al poder por designación

real, hasta junio de 1977, cuando se celebran ennuestro país las primeras elecciones libres ydemocráticas, que concluyen con el rotundotriunfo de la Unión de Centro Democrático(UCD). Fue el auténtico “Año de la Transición”.

En medio de las dos fechas citadas, en diciembrede 1976, los españoles aprobaron en referéndumla Ley de Reforma Política ideada por Suárez y suequipo, que se ocuparon de difundir y explicar,con el entusiasmo de quien considera que estáviviendo un momento histórico, por todo elmundo. El ministro de Asuntos Exteriores de laépoca era Marcelino Oreja y Leopoldo Calvo-Sotelo ocupó varios ministerios.

Leopoldo, quien pasó en la década de los sesentapor la presidencia de Renfe, se convirtió enministro de Comercio con Arias Navarro entrediciembre de 1975 y julio de 1976. Pero fue conAdolfo Suárez con el que ocuparía una posiciónrealmente destacada en el Gobierno de la nación,primero como ministro de Obras Públicas y, pos-teriormente, como ministro encargado de lasRelaciones con las Comunidades Europeas, ade-más de vicepresidente segundo encargado deAsuntos Económicos.

EEll pprriimmeerr GGoobbiieerrnnoo ddeemmooccrrááttiiccoo eessppaaññooll Pero volvamos al primer Gobierno democráticoespañol después de 40 años, en el que AdolfoSuárez (quien supo aprovechar inteligentementela fuerza de la televisión, como hizo durante todasu trayectoria política, recurriendo a expresionesque marcaron una época, caso del histórico“puedo prometer y prometo”) mostró las nuevastendencias tras obtener un gran triunfo en 1977que tuvo la oportunidad de revalidar en 1979. Eltriunfo de la UCD en 1977 y 1979 no figuraba enninguno de los pronósticos, pues, sobre todo en elsegundo caso, prevalecía el favoritismo del PSOEde Felipe González. Pero los electores considera-ron que todavía era demasiado pronto y que elabogado sevillano y su partido tendrían que espe-rar al siguiente tren.

Es evidente que la transición política en Españatiene muchos antecedentes y precedentes, perolos hechos más relevantes se concretan a lo largode doce meses de los que estamos hablando, un

La creación de UCD y laselecciones de 1977

RAFAEL ANSÓNSECRETARIO GENERAL DE FUNDES

PRESIDENTE DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA DE GASTRONOMÍA

PRESIDENTE HE HONOR DE LA ACADEMIA INTERNACIONAL DE

GASTRONOMÍA

Leopoldo, quien pasó en la décadade los sesenta por la presidencia deRenfe, se convirtió en ministro deComercio con Arias Navarro entrediciembre de 1975 y julio de 1976.Pero fue con Adolfo Suárez con el

que ocuparía una posición realmentedestacada en el Gobierno de la

nación

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paréntesis que se abrió en junio y se cerró enjunio del año siguiente.

UUnn ttiieemmppoo aappaassiioonnaannttee.. UUnn aaññoo mmáággiiccoo Cuando ya estaba decidida la fecha de las elec-ciones y todavía no existía el partido político quedebía encabezar Adolfo Suárez, yo como directorgeneral de RTVE (había sido nombrado en juliode 1976) me reuní con él para planificar la estra-tegia que habría que seguir tanto en la radio comoen la televisión, de la forma más atractiva posible,para apoyar la opción que él representaba.Fueron unos tiempos apasionantes, por ejemplo,cuando en la Semana Santa de 1977 y casi sinque se esperara, fue legalizado el PartidoComunista de España de Santiago Carrillo, altiempo prácticamente en que dejó de existir laSecretaría General del Movimiento, mientras des-aparecían de los pueblos y ciudades de Españatodos sus símbolos. Y, en general, se tomarondecisiones de una insólita apertura para la época,a las que contribuyó también desde sus diferentesresponsabilidades Leopoldo Calvo- Sotelo, sobretodo cuando se ocupó de las relaciones conEuropa.

Pero, sobre todo, tuvo una decisiva influencia enla génesis del Partido que protagonizó la políticaespañola entre 1977 y 1982, surgiendo absoluta-mente de la nada.

En efecto, la Unión del Centro Democrático seconstituyó gracias, en buena medida, a las gestio-nes y a la intervención de Leopoldo Calvo- Sotelo(a quien en esta obra homenajeamos), que aban-donó durante unos meses el cargo de ministropara dedicarse a coordinar y amalgamar siglas tandispares como el Partido Popular de aquellaépoca, dos democracias cristianas, dos partidosliberales y una social democracia. Fue una verda-dera obra de ingeniería política, a través de lacual Calvo- Sotelo mostró toda su habilidad y su

sutileza.

Al final, Unión de Centro Democrático se asocióprácticamente con todas las siglas de los partidosdemocráticos de los diferentes países europeos.

Con una gran sorpresa, sin necesidad de manipu-lación, dando cabida a todos y dejando que losdiferentes partidos hicieran su oferta a los ciuda-danos españoles, la Unión de Centro Democrático(milagrosamente unida por la figura de AdolfoSuárez) ganó limpiamente las elecciones en elmes de junio y pudo formar el primer Gobiernodemocrático después de la Guerra Civil. Losespañoles demostraron así su sensatez y su mode-ración, algo que sería esencial de cara al futurode la democracia española.

UUnnaa vviiccttoorriiaa ssiinn mmaayyoorrííaa aabbssoolluuttaaEn las elecciones se produjo una victoria de UCDsin mayoría absoluta. El Partido Socialista ObreroEspañol obtuvo también un excelente resultado,superando muy ampliamente al PartidoComunista de Santiago Carrillo. La AlianzaPopular de Manuel Fraga, la de los “siete magní-ficos”, apenas logró presencia en las Cortes. Lospartidos autonómicos, sobre todo, catalanes y vas-cos, lograron una importante presencia, caracte-rística que, a partir de entonces, se ha mantenidoen la democracia española, mientras seguimosdebatiendo si el sistema proporcional del que sebenefician sigue siendo el más adecuado paracrear mayorías estables.

Sólo hubo un dato preocupante en aquellos tiem-pos de optimismo político, en los que las calles seinundaban de propaganda y existía un grado deimplicación de todos los ciudadanos en “elgobierno de lo público” que hoy nos resulta envi-diable. Al margen de que ETA seguía sembrandode muerte y dolor las calles de la “España de laTransición”, la entonces llamada Comunidad

El triunfo de la UCD en 1977 y 1979no figuraba en ninguno de los

pronósticos, pues, sobre todo en elsegundo caso, prevalecía el

favoritismo del PSOE de FelipeGonzález. Pero los electores

consideraron que todavía erademasiado pronto

Yo como director general de RTVE(había sido nombrado en julio de

1976) me reuní con él para planificarla estrategia que habría que seguir

tanto en la radio como en latelevisión, de la forma más atractivaposible, para apoyar la opción que él

representaba

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Económica Europea continuaba siendo esquiva ala petición española de adhesión y mantendríasus puertas cerradas hasta nueve años más tarde.

LLooss pprreessiiddeenntteess ddeell ccoonnsseennssooAhora que está tan de moda, creo que pocos polí-ticos en España han tenido, a lo largo de la histo-ria, una actitud tan democrática, tan dialogante ytan de consenso como Adolfo Suárez y LeopoldoCalvo-Sotelo, los dos primeros presidentes denuestra renacida democracia, cada uno de loscuales jugó un papel esencial en aquellos tiempostan complejos de la Transición, cuando los sablesresonaban demasiado y las amenazas resultabancada vez menos latentes.

Frente a cualquier desafío, lo primero que pensa-ron ambos (y los colaboradores como yo, cada unoasumiendo su papel), desde la época en que eranministros y antes de acceder a la máxima respon-sabilidad política del Estado, era en la forma dearmonizar voluntades, puesto que fueron cons-cientes de que no era posible traer la democraciasin el apoyo de todos. Leopoldo siempre conside-ró que era mucho más importante sumar que res-tar y, desde esta idea de consenso, colaboró en laTransición y, posteriormente, gobernó España o,más adelante, dejó simplemente que se escucha-ra su voz de experto. Y buscó la colaboración nosólo de los políticos, sino también de las institu-ciones sociales y las futuras ComunidadesAutónomas.

De hecho, entre junio de 1976 y junio de 1977,Suárez (con el apoyo también de Calvo-Sotelo)consiguió lo más difícil en un país como el nues-tro: lograr la confianza y el consenso, contar contodos para esa aventura común que fue conseguiralgo que prácticamente hasta entonces no sehabía logrado en ningún sitio, pasar de una dicta-dura a una democracia en términos de reforma yno de ruptura, consolidar a partir de un Estadototalitario una monarquía democrática y parla-mentaria participativa y en paz.

No sólo fueron Suárez y Calvo-Sotelo. En aquellosaños trascendentales, la mayor parte de los polí-ticos de la época expresaron una actitud serena ydialogante que fue el milagro de nuestraTransición, tan valorada y admirada actualmentepor todo el mundo, donde se sigue poniendo comoejemplo cuando un profundo enfrentamiento polí-tico interno sacude a un determinado país y con-viene buscar soluciones de emergencia.

IImmppoorrttaanntteess aaccoonntteecciimmiieennttoossEn aquellos tiempos ocurrieron importantesacontecimientos. Por ejemplo, se produjo la firmade la Declaración de los Derechos Humanos enlas Naciones Unidas (septiembre de 1976) o,desde la escala nacional, el ingreso de España enel Consejo de Europa en Estrasburgo (noviembrede 1977). Además, se establecieron relacionesdiplomáticas con países como la URSS, Vietnamo Mozambique, que para el franquismo habíanejercido como grandes enemigos universales.

Suárez y sus ministros pensaban siempre en pri-mer término en la forma de armonizar voluntades.Eran perfectamente conscientes de que no eraposible traer la democracia a España sin el máxi-mo consenso. No sólo de los grupos políticos sinotambién de las instituciones sociales y de los“territorios” que posteriormente se convertiríanen Comunidades Autónomas. Y todo a partir de lareivindicación permanente de la democracia y dela Monarquía parlamentaria como ejes del siste-ma, una apuesta que el tiempo ha terminado porconfirmar como absolutamente idónea.

DDee CCaasstteellllaannaa,, 33 aa LLaa MMoonnccllooaaNo me resisto a contar alguna anécdota de laépoca. Por ejemplo, hoy todo el mundo consideranormal que la Presidencia del Gobierno esté en elPalacio de la Moncloa, es decir, en las afueras deMadrid. Sin embargo, fue una decisión muy difí-cil de tomar, puesto que las presidencias delGobierno europeas (pensemos en la francesa o enla británica) suelen estar en la zona más urbanaposible. Así fue en la España de siempre. En laPuerta del Sol primero y luego en la Plaza deColón, en Castellana, 3.

Allí mismo, en Castellana, 3 tuvieron su despa-cho Luis Carrero Blanco y Carlos Arias, anteceso-res de Suárez. Fue el mismo lugar al que llegóAdolfo cuando le nombraron presidente y allícelebró sus primeras reuniones. Pero, al final, seconvenció de que tenía que instalarse en un lugar

Creo que pocos políticos en Españahan tenido, a lo largo de la historia,

una actitud tan democrática, tandialogante y tan de consenso como

Adolfo Suárez y LeopoldoCalvo-Sotelo

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con mejores condiciones de seguridad. Y seencontró el Palacio de la Moncloa, un lugarmodesto y sin pretensiones, pero con un esplén-dido jardín y fácil de proteger. Con el paso deltiempo, nos hemos convencido de que esa deci-sión no fue tan mala.

LLaa MMoonnaarrqquuííaa PPaarrllaammeennttaarriiaaCon el transcurrir del tiempo, la MonarquíaParlamentaria Constitucional se ha reveladocomo la mejor alternativa política pero en aque-llos momentos, podrían haberse barajado otrasposibilidades. Yo, desde mi cargo como directorgeneral de Radiotelevisión Española de la época,aposté decididamente por este sistema político,siguiendo la vocación monárquica de Suárez yCalvo-Sotelo y las directrices de S.M. El Rey D.Juan Carlos. Y la sigo defendiendo con el pasodel tiempo, porque un monarca constitucionalproporciona a un país, por encima de todo, unasensación colectiva de sí mismo, al encarnar losvalores y creencias eternos de una nación, sin laparcialidad de un partido político concreto o undeterminado sector de la población. Y, sobre todo,la CORONA establece un marco de referenciaestable, lo que en países como España es funda-mental.

Creo que los reyes representan a toda la nación, atodo el pueblo, con independencia de su clase

social, credo religioso o filiación política. A mimodo de ver, es ahí precisamente donde reside lainvulnerable fortaleza de la Monarquía que, enlos años de la Transición, fue construyendo unabuena parte de un prestigio que consolidaría ple-namente el 23-F.

SSíímmbboolloo ddee uunniiddaadd nnaacciioonnaallLos reyes reinan por encima y, más allá del deba-te político, son una figura emblemática capaz deofrecer al pueblo un símbolo de unidad nacionalque representa los valores de un país ante elmundo exterior. Ni con toda la voluntad delmundo puede un presidente electo desempeñaresa función exactamente de la misma manera.Esta idea fue siempre la de Leopoldo Calvo-Sotelo.

Los reyes reinan por encima y, más allá del deba-te político, son una figura emblemática capaz deofrecer al pueblo un símbolo de unidad nacionalque representa los valores de un país ante elmundo exterior. Esta idea fue siempre la deLeopoldo Calvo- Sotelo.

Los políticos van y vienen. Los partidos políticosganan y pierden. Cambian las modas de nuestrosgobernantes. Sin embargo, la MonarquíaConstitucional sigue siendo un símbolo sólido yperdurable de la determinación de un país paraconservar lo mejor de sí mismo, al tiempo quefacilita un cambio pacífico y cuidadoso paraadaptarse a las necesidades del mundo moderno.

Y así lo pensaron los entusiastas y brillantes polí-ticos de nuestra Transición, como Calvo-Sotelo ySuárez, a quienes en estos tiempos convulsos (enlos que en las Cortes fallan a veces desde la ora-toria a los argumentos y en las declaracionesescasea la habilidad, la moderación y la sutileza)echamos bastante de menos.

Desde mi cargo como directorgeneral de Radiotelevisión Españolade la época, aposté decididamente

por la Monarquía ParlamentariaConstitucional, siguiendo la vocaciónmonárquica de Suárez y Calvo-Sotelo

y las directrices de S.M. El ReyD. Juan Carlos

ENSAYO

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nn eell pprriinncciippiioo eerraa eell vveerrbbooEl pasado día 22 de mayo, despuésde una Misa funeral oficiada en lamadrileña iglesia del Espíritu Santoal poco tiempo de morir mi padre, leí

unas breves palabras en nombre de mis hermanosy en el mío propio y entre ellas figuraban lassiguientes:

“Tan grande era su figura que nosotros, sus hijos,llegamos a creer que podíamos acudir a la casa denuestro padre por años sin término. De ahí que enlos pasados días nos agitáramos interiormente,tratando de retener alguna cosa de tantas comoparecían desvanecerse a nuestro alrededor. Sinembargo, no tardamos en descubrir que, si eramucho lo que perdíamos con su muerte, esincomparablemente más lo que nuestro padre nosha dejado.

Y es que, en efecto, nuestras actitudes fundamen-tales ante la vida, y especialmente en la familia yen la relación con los demás; las ideas que se nosocurren, las palabras con que las expresamos ylos libros donde nacen; los temas musicales y losversos que nos acompañan; los paisajes, losmares y los mapas con que nos representamos aEspaña; casi todo ello procede de nuestro padre,o, por mejor decir, de nuestros padres, porquedesde el primer momento al último, siguiendo elprecepto del Génesis, formaron una sola carne yun solo espíritu”.

La frase “casi todo ello procede de nuestro padre”y la enumeración sobre la que actúa como factorcomún (las ideas, las palabras, los libros, lostemas musicales, los versos…) podrían parecerexageradas y dictadas por la emoción del momen-to. Sin embargo, no hay exageración. Cuando una

mente de curiosidad universal, gusto por la peda-gogía y ánimo polémico se conecta a una vidafamiliar larga e intensa, la infiltración de lasideas y las palabras paternas acaba empapandotodo el terreno vital de los hijos y para catalogar-las hay que utilizar técnicas de identificación desucesivos sedimentos geológicos, depositados a lolargo de muchos años.

La función educativa de los padres empieza conesas dos voces suspendidas en el aire que el niñoempieza a oír, primero a gran altura, luego cadavez más cercanas e inteligibles hasta formar unaconversación. De esas conversaciones surgen lasprimeras preguntas del niño y entonces la vozpaterna se dirige a él. Ahí, como todos, empecé yoa aprender. Existe, sin embargo, una situaciónvital en la que el padre se convierte en un narra-dor y entonces su eficacia pedagógica es máxima.Esa situación es la del viaje y su importancia estan grande que he querido reflejarla en el títulode este artículo. Se utiliza en inglés la expresiónback-seat driver para designar al que manda influ-yendo sobre el titular del poder. Yo me atrevería aacuñar la de back-seat learner: el niño que apren-de desde el asiento trasero del coche, al ritmo delcuentakilómetros y al son de las voces paternas.Es esa una cátedra utilísima que ningunos padres

Conversaciones y viajes conmi padre

LEOPOLDO CALVO-SOTELO IBÁÑEZ-MARTÍN

Cuando una mente de curiosidaduniversal, gusto por la pedagogía yánimo polémico se conecta a unavida familiar larga e intensa, la

infiltración de las ideas y las palabraspaternas acaba empapando todo el

terreno vital de los hijos

E

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deberían descuidar y que los nuestros supieronejercer con mucha destreza.

LLeenngguuaa yy rraazzóónnPero antes de entrar en el caso especial de la len-gua de los viajes, me gustaría explicar, con carác-ter general, como hablaba y discurría mi padre.Lo que distinguía su forma de hablar era la uni-formidad, fruto de la determinación de expresar-se con toda corrección hasta en la más trivial delas situaciones. Era, quizá, una manifestaciónmás de una personalidad muy unitaria y nadarutinaria: no tenía una “lengua de gala” y una“lengua de faena”, sino una sola lengua. Habríaque precisar que esa uniformidad era, sobre todo,sintáctica: su sintaxis era siempre irreprochable.La elección de las palabras sí podía variar, segúnlas distintas situaciones, con una preferencia porla llaneza cervantina y la claridad cartesiana. Porotra parte, su incapacidad para la rutina1 le impe-día utilizar frases hechas ni, en general, formasprêt-à-porter del lenguaje. Sus palabras, que ibanmuy ceñidas a la porción de realidad a que sereferían, llevaban siempre una impronta perso-nal, clásica y austera, y muy alejada de cualquierostentación verbal.

Como lenguaje y pensamiento acaban siendo unamisma cosa, a nadie asombrará que diga que mipadre se sometía a una disciplina conceptualigual de rigurosa que la lingüística. Su forma pre-ferida de argumentación era la demostración.Nada le producía tanta admiración como un cami-no dialéctico capaz de desembocar en un quoderat demostrandum. Recuerdo una vez haber vistoen familia un debate televisivo de Valéry Giscardd’Estaing con un grupo de periodistas. Tras unaparrafada particularmente clara y precisa del pre-sidente francés, mi padre exclamó: “¡Parece queenuncia un teorema de geometría!”. Era el mejorelogio que podía hacer.

Mi padre era consciente de que los instrumentos

de la inteligencia tienen en política, y en la vidaen general, una utilidad limitada. Quien ha llega-do a una convicción por un camino no racional nosaldrá de ella por un camino racional, observabacon melancolía. Sin embargo (y esta era una desus mejores virtudes), siempre intentaba la per-suasión racional e impacientemente bondadosacon cualquier interlocutor, por desesperado queel caso pudiera parecer. Se daba cuenta tambiénde que su pasión por el raciocinio le hacía vulne-rable en la arena política. Si mi oponente es capazde identificar un error en mi razonamiento, a míse me nota, decía. Y, en efecto, su lealtad a larazón era mucho más fuerte que su compromisocon una opción política.

Esa imperiosa lealtad a la razón le llevaba a jugarsiempre con limpieza y buena fe en toda discu-sión: nunca se permitía salir de una posición dia-lécticamente desventajosa mediante bromas oquiebros verbales, ni tampoco alterando el ini-cialmente acordado planteamiento de la cuestión.Tampoco pretendía nunca subsanar una debilidadlógica acudiendo a coloristas efectos literarios.En este sentido, le gustaba repetir la famosaalternativa orteguiana: o se hace literatura o sehace precisión, pero no cabe mezclar los génerosni querer sacar de la literatura las consecuenciasde la precisión, vicio intelectual que él detectabaen algunas tendencias del periodismo españolcontemporáneo.

Quizá se pregunte el lector: tanto rigor lingüísti-co, tanta severidad lógica ¿no introducían elenvaramiento en la vida familiar? Pues no fue así,y ello sobre todo gracias al humor, que mi padreposeía en grado sumo y que es un eficaz antídotocontra muchos tóxicos morales. Trazando unaimportante línea divisoria, el filo de su humor nosenseñaba a tomarnos en serio todo lo que hiciéra-mos, pero a no tomarnos demasiado en serio anosotros mismos. Su sentido del humor le impe-día también caer en la vanidad, a la que por natu-raleza era muy poco inclinado. Debe recordarse,por otro lado, que mi padre no sólo se dedicaba arazonar, sino también a decidir y actuar. De este

Me atrevería a acuñar la de back-seatlearner: el niño que aprende desde el

asiento trasero del coche, al ritmodel cuentakilómetros y al son de lasvoces paternas. Es esa una cátedra

utilísima que ningunos padresdeberían descuidar

Su incapacidad para la rutina leimpedía utilizar frases hechas ni, en

general, formas prêt-à-porter dellenguaje

ENSAYO

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modo, en muchas ocasiones su inteligencia erainteligencia asociada a la acción y a la responsa-bilidad, y para aludir a ello acudía con frecuenciaa otra fórmula de Ortega y Gasset, que parecíaestar hecha a la exacta medida de mi padre: lainteligencia es hacerse cargo. Dicho con otraspalabras, su tarea vital no consistía sólo en hacerteoría, sino que luego la proyectaba sobre la rea-lidad, y esa segunda fase no tolera el acartona-miento, que tampoco cabe en la vida al aire libre–en el mar y en la montaña- que tanto hicimoscon él.

LLooss lliibbrrooss yy llooss ddiissccooss eenn llaa vviiddaa ffaammiilliiaarrLa viva voz de los padres resulta siempre impres-cindible en la educación de los hijos, pero muypronto necesita apoyarse en los libros. “Lo ciertoes que me crié en un jardín, detrás de una verjacon lanzas, y en una biblioteca de ilimitadoslibros ingleses”, escribió Borges en un conocidopasaje. También es cierto que las imágenes deinfancia y juventud que evocamos mis hermanosy yo tienen siempre como fondo amplias estante-rías abiertas y largas filas de libros que esperabansu turno para ser escogidos, leídos y subrayados,o, simplemente, consultados. Porque la consultade libros y diccionarios siempre tuvo, como a con-tinuación se verá, mucha importancia en nuestravida familiar. Antes hay que añadir que las aludi-das imágenes vienen invariablemente acompaña-das de una nítidamente recordada banda musical.En casa de mis padres, tanto montan, montantanto, los libros como los discos, e incluso enalgún conflicto entre música y ensayo se inclina-ba mi padre por el lado musical. Así, toda supasión por la obra de Ortega no podía evitar laconsternación que le producían unas líneas teme-rarias del filósofo desdeñando a Beethoven y ele-vando a Debussy a la cúspide de la historia de lamúsica.

No recuerdo el primer libro que me recomendó mipadre; en cambio, sí oigo inmediatamente lasnotas del primer tema musical que aprendí a reco-

nocer de los que sonaban en el tocadiscos fami-liar. Era el tema de “En las cuevas del rey de lamontaña”, del Peer Gynt de Edvard Grieg, muyapto para despertar la imaginación infantil por eldramatismo reiterado y creciente de sus acordes.Me acuerdo de pedirle a mi padre que pusiera eldisco y de cómo me contaba el trasfondo aventu-rero y romántico de la pieza de Grieg. He puestoun énfasis en el verbo reconocer, y es que de mipadre aprendimos que, igual que releer es a vecesmás importante que leer, en la afición a la músi-ca el momento clave está en reconocer los temasya anteriormente escuchados. Para mi padre (yaquí tengo que acudir de nuevo al énfasis), eltema era la perla de gran valor de toda composi-ción, el fruto verdadero de la más alta inspiraciónmusical.

Hablaba de los temas musicales con las mismaspalabras que utilizaba para hablar de las ideas.Se ponía de pie ante el tocadiscos, y con la con-centración y la solemnidad de un gran director deorquesta, nos enseñaba a estar al acecho de untema musical: el tema que se anuncia, el temaque aparece, que alcanza su plenitud, las varia-ciones del tema, el tema que vuelve en su formaoriginal para despedirse, todo ello comentado contalento de crítico musical. En este punto, losrecuerdos se agolpan en mi mente con emociónmelódicamente instrumentada: los violines quesalen entre la niebla al comienzo del cuarto movi-miento de la Quinta Sinfonía de Beethoven, eltema de Egmont (del propio Beethoven), que es elde la impaciencia y que termina con el trallazo deviolín que simboliza la caída del hacha del verdu-go, el tema Old Man River, del famoso musicalamericano, que sube aerostáticamente hacia elcielo y conforme se eleva le va dando el sol, ¡quépena que Brahms no repita más veces el maravi-lloso tema de su Primera Sinfonía…! ¡Cuántastardes musicales, cuántas conversaciones en elentreacto de conciertos, cuanta vida con el sellode la Deutsche Grammophon!

La búsqueda y el hallazgo de los discos tenían

Trazando una importante líneadivisoria, el filo de su humor nos

enseñaba a tomarnos en serio todolo que hiciéramos, pero a no

tomarnos demasiado en serio anosotros mismos Se ponía de pie ante el tocadiscos, y

con la concentración y la solemnidadde un gran director de orquesta, nos

enseñaba a estar al acecho de untema musical

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para mi padre el mismo encanto que en el caso delos libros. “En Frankfurt (donde iba con frecuen-cia en la primera etapa de su vida profesional)hay una tienda donde le silbas algo al dependien-te y te trae el disco de donde es”, nos contaba.Muchos años más tarde, de esa zozobra que con-siste en tener un tema huérfano repicando insis-tentemente en la cabeza le sacaba un magníficodiccionario norteamericano de temas musicales,que manejaba sentado al piano. Y con ello volve-mos de nuevo a los libros.

Es en materia bibliográfica donde más útil resul-ta la antes aludida técnica de identificación deestratos geológicos sucesivamente acumulados. Yes que desde el primer momento pudimos com-partir con mi padre los descubrimientos y laspasiones de la literatura infantil y juvenil. Laslecturas de una generación coinciden sólo par-cialmente con las de la siguiente, pero en la inter-sección las conversaciones con mi padre eransiempre interesantes. En esa intersección desta-caban, entre otras, las obras de Rudyard Kipling,y en particular El libro de las tierras vírgenes, quees el título que una buena traducción española deprincipios del siglo XX había utilizado para deno-minar la agregación de The Jungle Book y TheSecond Jungle Book. En relatos llenos de episo-dios llamativos, como los de las aventuras deMowgli, mi padre nos descubría con frecuenciacosas que no estaban tan a la vista. Por ejemplo,la solemnidad propia de los asuntos de Estadocon la que Akela, el jefe de la manada, se dirigíaa la asamblea del pueblo libre de los lobos reuni-da para tomar una decisión: “¡Mirad bien, lobos!¡Miradlo bien!”. Recuerdo también cuánto le gus-taba Rikki-tikki-tavi, el delicioso cuento de unajoven mangosta en lucha mortal con una pareja decobras en el jardín de un bungalow colonial bri-tánico.

Sobre el índice de El libro de las tierras vírgenesvi por primera vez a mi padre practicar una afi-ción muy característicamente suya: después deleído un libro, escoger, no el mejor capítulo, sinoel título de un capítulo que mejor captaba unaemoción sentida en la lectura. De las aventurasde Mowgli escogía “Los perros jaros”, que desig-naba la historia de la manada de rojizos perrossalvajes del Dekkan que atacaba a los lobos deMowgli. También me acuerdo de una escena pare-cida, años después, con la célebre biografía deNapoleón de Jacques Bainville. Esta vez la elec-ción paterna recaía sobre “Le redressement de

Wagram”, título que aludía, con expresiva y difí-cilmente traducible palabra francesa, a la recupe-ración de Napoleón al derrotar a los austriacos en1809, tras los contratiempos sufridos en Españael año anterior.

Una afición de estructura parecida era la queconsistía en elegir el mejor verso de un poema.Pondré un ejemplo que encontró reflejo en elDiario de Sesiones del Congreso de losDiputados. Del famoso soneto de Quevedo a lamemoria del Duque de Osuna, mi padre preferíael penúltimo endecasílabo: “la Mosa, el Rin, elTajo y el Danubio”, que trazaba el círculo de losmandos militares del Duque de Osuna en Europa.Pues bien, criticando una declaración de FelipeGonzález, entonces presidente del gobierno,quien había dicho que, a pesar de nuestra perte-nencia a la OTAN, ningún español tendría quehacer el servicio militar fuera de nuestras fronte-ras, dijo mi padre: “Me temo que el pragmatismoelectoral del señor presidente ha reducido esteprecioso endecasílabo fluvial –la Mosa, el Rin, elTajo y el Danubio- a sólo el Tajo y no lo entien-do”2.

Pasando de los endecasílabos a los octosílabos–mi padre siempre quiso que nuestro oído adqui-riese una familiaridad instintiva con esos dos rit-mos esenciales de la poesía castellana- hay otroejemplo que me viene a la memoria.Probablemente en algún verano en Ribadeo,nuestro padre nos recitó este arranque de unpoema de Núñez de Arce:

Guarneciendo de una ríaLa entrada incierta y angostaSobre un peñón de la costaQue bate el mar noche y díaSe alza gigante y sombríaAncha torre secularQue un rey mandó edificarA manera de atalaya Para defender la playaContra los riesgos del mar

Luego nos preguntaba: ¿qué verso os gusta más?Y tras escuchar nuestras dubitativas conclusio-nes, nos comunicaba la suya: Ancha torre secular.

A las conversaciones sobre libros juveniles seunía la ayuda paterna –y muchas veces, tambiénmaterna- con la preparación de trabajos escola-res. Los siete hijos varones fuimos al colegio

ENSAYO

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“Estudio”, donde se fomentaba que los alumnosutilizaran sus propias fuentes bibliográficas. Asídescubrí yo, entre otros, los libros de la colecciónQue-sais-je?, insuperable colección enciclopédi-ca francesa que siempre ocupó un lugar centralen la biblioteca de mi padre. Más adelante, pasa-das la infancia y la adolescencia, las conversacio-nes con nuestro padre se convirtieron en el resul-tado de lecturas paralelas o sucesivas de los mis-mos libros; los azares de la memoria me llevan aevocar tertulias familiares especialmente anima-das sobre las obras de Borges y los cuentos deMaupassant. Estos intercambios nunca se inte-rrumpieron: dos semanas antes de morir, me rega-ló mi padre por última vez un libro.

Me queda por describir un ejercicio paterno-filialque también tenía lugar en torno a la biblioteca:la consulta de diccionarios. La expresión de laduda sobre una palabra equivalía al billete paraun viaje que empezaba en el diccionario de laReal Academia, podía recalar en el diccionarioideológico de Julio Casares y pasaba obligada-mente por el etimológico de Corominas. El deltade posibilidades que suele ofrecer el Corominasdeterminaba a veces que el viaje continuara porotros derroteros, quizá latinos o franceses. Losresultados de las etapas del itinerario se leían envoz alta y eran comentados. De estos ejerciciosnacen algunos de mis mejores recuerdos familia-res y también una pasión por el diccionario y laenciclopedia como géneros literarios.

LLooss vviiaajjeess La infatigable afición viajera de mi padre abarcatoda su vida. Sesenta años transcurrieron entre suprimer viaje de prácticas con la Escuela deCaminos al norte de Italia y sus últimos viajesfamiliares, rodeado de su mujer, hijos, yerno,nueras y una quincena de nietos. Como antes seanticipó, mis padres siempre utilizaron el viajecomo el mejor instrumento de la pedagogía. Elobjeto primordial de esa pedagogía viajera era,por supuesto, la geografía, en sus dos ramas tra-dicionales de geografía física y geografía humana,y la enseñanza empezaba con la cuidadosa prepa-

ración del viaje sobre el mapa de carreteras.

En los viajes familiares por España siempre habíaocasión para visitar accidentes geográficos nota-bles y grandes obras públicas. La aproximaciónde mi padre al paisaje venía determinada por dosfactores muy diversos: su formación comoIngeniero de Caminos y sus aficiones literarias, ymuy en particular, a Machado y a Unamuno. Esaconfluencia explica que la palabra que con másemoción me hace evocar la figura paterna sea lapalabra “Duero”. En efecto, atravesar con mipadre Castilla la Vieja era recibir un curso deinterpretación hidrológica del paisaje, con la des-cripción de la cuenca del Duero, las divisoriasque la enmarcan, y el catálogo de sus afluentes,por la izquierda y por la derecha. El viaje podíaincluir visitas a las grandes presas del Duero enla zona próxima a Portugal, como las deRicobayo, Aldeadávila y la Almendra. En esecontexto, nunca quedaban lejos los versos deCampos de Castilla sobre el padre Duero y lacurva de ballesta que traza en torno a Soria…

Si en los viajes por España la geografía física ocu-paba el primer plano, en los viajes por el extran-jero el protagonismo le correspondía a la geogra-fía humana. Desde su juventud tuvo mi padreamigos extranjeros y se encontraba bien fuera denuestras fronteras. Siempre se preocupaba dehacernos admirar lo mucho de admirable quehabía en los grandes países que visitábamos: laclaridad verbal de los franceses, la inteligenciairónica y cordial de los italianos, la alegría y lapotencia de los alemanes… Por utilizar un térmi-no de Chesterton, mi padre fue un philanderer ofthe nations, un galanteador de las naciones, y eleuropeísmo que marcó su vida nacía de su buenconocimiento y su afecto por los principales paí-ses de Europa. Cabe añadir que en la ciencia delos viajes que mi padre acumuló a lo largo de losaños se mezclaban lo conceptual y lo vitalista, unpoco al estilo de Julio Camba. De este modo, le

A las conversaciones sobre librosjuveniles se unía la ayuda paterna –ymuchas veces, también materna- conla preparación de trabajos escolares

Por utilizar un término deChesterton, mi padre fue un

philanderer of the nations, ungalanteador de las naciones, y el

europeísmo que marcó su vida nacíade su buen conocimiento y su afectopor los principales países de Europa

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gustaba decir que para comprender bien la cultu-ra alemana había que escuchar su alegre e impe-tuosa música popular y probar el punzante sabordel Meerretich; y que el optimismo y la energía delos norteamericanos empezaban con los EggsBenedict y otras glorias de los desayunos de allen-de los mares…

Pues bien, amigo lector, entre estas y otrasmuchas conversaciones y lecturas le llegó insen-siblemente a nuestro padre la hora de su últimoviaje. Siempre le había gustado la sensación deresumen, recogimiento y cierre que transmitenlas estrofas finales de las Coplas por la muerte desu padre de Jorge Manrique, y esas mismas sere-nas notas fueron las que predominaron durante

sus últimos meses. Su mujer y sus hijos podemosdecir ahora con el poeta que “aunque la vidamurió/ nos dejó harto consuelo/ su memoria”.

1 En la homilía de la mencionada misa de 22 demayo de 2006, D. Fernando Sebastián, Arzobispoemérito de Pamplona, dijo entre otras cosas: “Élno fue un cristiano rutinario. No fue rutinario ennada. Fue un hombre sinceramente creyente, conuna fe personal, inquieta, eficiente”.

2 Debate sobre paz y seguridad en el Pleno delCongreso de los Diputados el 5 de febrero de1986. El texto de la intervención de LeopoldoCalvo-Sotelo puede verse en su Memoria viva dela transición, Madrid, 1990, páginas 255-270.

ENSAYO

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LLiibbrrooss

Memoria viva de la transición, Barcelona,Plaza&Janés Cambio16, 1990, 286 págs.

Papeles de un cesante, Barcelona, GalaxiaGutenberg, 1999, 314 págs.

Pláticas de familia. 1878-2003, Madrid, LaEsfera de los libros, 2003, 255 págs.

CCoollaabboorraacciióónn eenn lliibbrrooss

“Carlos A. Fernández-Cid ”, en Banda Municipalde Ribadeo. V aniversario, de VVAA, Ribadeo,Ed. Asociación Amadores da Música, 1977, págs.37-38

“La monarquía, marco permanente de la transi-ción”, en 25 años de reinado de Juan Carlos I,coord. por Julián Marías, Barcelona, Planeta,2000, págs. 7-14

“Julián Marías”, en Un siglo de España, homena-je a Julián Marías, Madrid, Alianza Editorial,2002, págs. 65-68

“Jordi Pujol”, en La transición política española.Los años Pujol, de Ángel Font, Barcelona, PCEditorial, 2003

“Veinticinco años de la Constitución”, en LaConstitución española de 1978 en su XXVAniversario, coordinado por J. López de Lerma. A.Prada y A. Rubiales, Barcelona, Editorial Bosch,2003, 53-54

“La Constitución de 1978”, en Impresiones sobrela Constitución de 1978, de Sabino Fernández

Campo, Madrid, Universidad Rey Juan Carlos,2004

“Las transiciones”, en Cinco lustros apenas. 25años de economía y sociedad españolas. Madrid,Colección Economía y Empresa. FundaciónRafael del Pino y Marcial Pons, 2005, págs. 11-22

PPrróóllooggooss

“Prólogo”, en Europa, un continente por descubrir,de Jean-François Deniau, Madrid, Rialp, 1982,9-14

“Prólogo”, en El polo de desarrollo de Huelva(impresiones personales), de Juan Miró Chavarría,s/lugar de edición, 1987, 2 págs.

“Mitterrand o el político”, en Mitterrand elPresidente, de Franz-Olivier Giesbert, Madrid,Espasa-Calpe, 1991, 9-15

“Prólogo”, en El Eo de los Santos, de AlbertoMediavilla, 1993

“Prólogo”, en Solo pobres, de Antonio Mingote,Madrid, Editorial Afanías, 1995

“Prólogo”, en España en Europa. Historia de laadhesión a la CE. 1957-1985, de RaimundoBassols, Madrid, Política Exterior, 1995, XI-XVI

“Prólogo”, en La apuesta del centro. Historia de laUCD, de Silvia Alonso-Castrillo, Madrid,Alianza, 1996, 13-18

“Entre Asturias y Galicia”, en Pensando enAsturias, de VVAA, Oviedo, Editorial Nobel y

Bibliografía esencial deLeopoldo Calvo-Sotelo

PEDRO CALVO-SOTELO IBÁÑEZ-MARTÍN

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

36

Fundación San Benito de Alcántara, 1998, 9-15

“Prólogo con pentagrama”, en Memorias diplomá-ticas, de Juan Durán-Loriga, Madrid, SiddharthMehta Ediciones, 1999, 11-15

“Prólogo”, en Lucenses II, de Francisco RiveraCela y Marta Rivera de la Cruz, Lugo, R.Comunicación, 1999

“Prólogo”, en Concierto de una vida. Memoriasdel Maestro Rodrigo, de Eduardo Moyano,Barcelona, Planeta, 1999, 11-13

“Carlos Cid”, en Cincuenta años de música enRibadeo: biografía musical de Carlos Álvarez yFernández-Cid, de Carlos Álvarez Lebredo, Lugo,Nigoba, 2003, 7-11

“Prólogo”, en Yo fui ministra, de CristinaLarraondo, Barcelona, Plaza&Janés, 2008, 13-14

“Prólogo”, en Europa entre bastidores. Perfiles yvivencias, de Pablo Benavides, Burgos, Dossoles,2007, 7-9

AArrttííccuullooss

A la espera de una relación completa de los escri-tos de Leopoldo Calvo-Sotelo publicados en pren-sa desde hace más de medio siglo, en curso deelaboración, recogemos aquí la mayoría de losque vieron la luz durante los últimos veinticincoaños.

“Un éxito que molesta (réplica al PSOE)”, ELPAIS, 6 de febrero de 1979

«La Transición política exterior, asignaturapendiente», Revista de Política Exterior, junio1987

“Del Nilo al Sinaí, geografía, historia y teodicea,Notas de un viaje”, Revista Gente y Viajes, junio1988.

“El aburrimiento político, la cena inventada y eldescanso del cesante”, Época, julio 1988

“La adhesión de España al Tratado deWashington”, ABC, 1 de agosto de 1988

“Las confesiones de un ex presidente”, SaberLeer, octubre 1988

“De la mayoría natural hacia una nueva mayoríade gobierno”, YA, 17 de noviembre de 1989

“Las tres devoluciones”, Cambio 16, noviembre1990

“Margaret Thatcher”, Diario 16, 21 de noviembre1990

“Breve nota sobre la afición musical”, Cambio16, febrero de 1991

“El 23 F a los diez años”, Diario 16, 23 de febre-ro de 1991

“Aún hay sol en las bardas, presidente”, Diario16, 4 de octubre de 1991

“Joaquín Satrústegui”, ABC, 18 de marzo de 1992

“1982-1992”, ABC, 28 de octubre de 1992

“Lo vivo y lo pintado”, ABC, 30 de diciembre de1992

“González tiene graves responsabilidades”, LaVoz de Asturias, 31 de agosto de 1995

“Ya está bien de la herencia recibida”, EL PAÍS,16 de febrero de 1995

“En defensa propia”, ABC, 27 de febrero de 1996

“Tres cambios de rumbo: 1976-1981-1996”, enAnales de la Real Academia de Doctores, Vol 2, nº1, Madrid, 1997, 13-21

“Juan Antonio García Díez”, ABC, 7 de mayo de1998

“El Dios geómetra y la vuelta a la geometría”,ABC, 23 de enero de 1999

“La monarquía: estabilidad y cambio”, Cuenta yRazón, nº 111 (1999) 35-46

“El Rey”, ABC, 12 de junio de 2000

“Hombre, no”, EL PAÍS, 6 de septiembre de 2002

“La vuelta al escenario”, ABC, 9 de abril de 2003

“Ignacio Aguirre”, ABC, 16 de abril de 2003

ENSAYO

37

“Siempre Francia”, ABC, 22 de abril de 2003

“Una reflexión sobre la ingeniería y los ingenie-ros al empezar el siglo XXI”, Revista de ObrasPúblicas, Año 151, nº 3440 (2004) 7-17

“La segunda Transición”, ABC, 6 de diciembre de2005

“La vieja Europa y la nueva Europa”, Cuenta yRazón, nº138 (2005) 163-172

“Nota sobre los males congénitos en la construc-ción de Europa”, separata de Anales de la RealAcademia de Ciencias Morales y Políticas,Madrid, Año LIX, nº 84 (2007) 483-492

DDiissccuurrssooss yy ccoonnffeerreenncciiaass

En el archivo de Leopoldo Calvo-Sotelo existen296 textos, muchos manuscritos, de discursos,conferencias e intervenciones suyas hechasdesde 1967. Recogemos aquí solo las publicadas.

“Algunos problemas de la empresa española”, enCírculo de Economía. Curso 1968-1969, nº 23,Barcelona, 775-784

On. Leopoldo Calvo-Sotelo, Ministro spagnolo perle Relazioni con le Comunità Europee. La Spagnae l’Europa, Discorso pronunciato a Roma, il 24ottobre 1978, nella sede del Banco di Roma, sottogli auspici del Centro Italiano di Studi per laConciliazione Internazionale. A cura del Banco diRoma. Roma, 26 págs.

“Discurso de apertura de Leopoldo Calvo-Sotelo,Ministro para las Relaciones con lasComunidades Europeas” en Patronales, sindica-tos y empresarios. Resumen de las jornadas deestudio organizadas por el Círculo de Empresariosy la Fundación Europa para la Economía.Madrid, 1979, 27-36

“Discurso del Ministro para las Relaciones conlas Comunidades Europeas, Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo”, en Acto de apertura de las nego-ciaciones entre España y las ComunidadesEuropeas, Bruselas 5 de febrero 1979. Madrid,Relaciones con las Comunidades Europeas.Prensa e Información, 33-38

Discurso de investidura. Congreso de losDiputados. 19.2.1981, Madrid, Colección

Informe, nº 30, Servicio Central de Publicacionesde la Presidencia del Gobierno, 1981, 59 págs.

Discurso ante el Consejo Político de UCD. Madrid21-11-1981, Madrid, 1981, 18 págs.

Discursos e intervenciones del Presidente delGobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, Secretaría deEstado para la Información. Colección Textos yDocumentos, Nº 1, Madrid, 1982, 92 págs. (con-tiene nueve discursos e intervenciones)

NATO: The Spanish Debate in 1981. An addressdelivered on April 4, 1984, by Leopoldo Calvo-Sotelo, former President of the Government ofSpain, at the Cabot Intercultural Center as part ofthe 1983/84 Symposium on Modern Spain and theInternational Scene, The Fletcher School of Lawand Diplomacy, Tufts University, 16 págs.

Intervención de Leopoldo Calvo-Sotelo en el deba-te del Estado de la Nación, 16 de octubre de 1985.Madrid, GrupoDis, 1985, 28 págs. (edición novenal)

“Intervención de Leopoldo Calvo-Sotelo”, enDebate sobre el Estado de la Nación 1985.Madrid, Cortes Generales, Publicaciones delCongreso de los Diputados, 1985, 171-191, 292-294

“La política exterior de la transición”, enConferencias. Círculo de Economía. Barcelona,Círculo de Economía, nº 66, octubre 1985/Febrer1986, 45-52

Intervención de Leopoldo Calvo-Sotelo en el deba-te sobre paz y seguridad. 5 de febrero de 1986.Madrid, GrupoDis, 1986, 31 págs.

Pregón de las fiestas. Verano 1987. Ribadeo, 14 deagosto de 1987.Lugo, Imprenta La Voz de laVerdad, 1987, 18 págs.

La información y la Política, Sesión de Clausuradel ciclo Deontología, función social y responsabi-lidad de los profesionales de la comunicación(separata), Universidad Autónoma de Madrid,1992, 231-241

La Europa dual, Lección Inaugural, 15 de marzode 1993 Curso Lectivo 1993, Universidad deCosta Rica, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio,Rectoría, 1996, 31 págs.

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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“Intervención de Leopoldo Calvo-Sotelo (14 dejulio de 1977)”, en La transición española en susdocumentos, de Ángel J. Sánchez Navarro.Madrid, BOE. Centro de Estudios Políticos yConstitucionales, 1998, 599-601

Una reflexión sobre la ingeniería y los ingenierosal empezar el siglo XXI, discurso del Académico deHonor Excmo. Sr. D. Leopoldo Calvo-Sotelo yBustelo, Marqués de la Ría de Ribadeo y contesta-ción del Académico Excmo. Sr. D. Andrés RipioMuntaner, Madrid, MMIII, 28 págs.

Sobre la Transición exterior, Discurso de recepcióndel académico de número Excmo. Sr. D. LeopoldoCalvo-Sotelo, Marqués de la Ría de Ribadeo y con-testación por el académico de número Excmo. Sr.

D. Salustiano del Campo Urbano, sesión del 16 denoviembre de 2005. Madrid, Real Academia deCiencias Morales y Políticas, 2005, 96 págs.

“Sobre la Transición exterior”, Separata deAnales de la Real Academia de Ciencias Morales yPolíticas. Madrid, Año LVIII, Nº 83 (2006) 581-591

OOttrrooss

Leopoldo Calvo-Sotelo escribió otras muchaspáginas inéditas, sobre cuya naturaleza y destinodejó algunas indicaciones en la breve NotaAutobiográfica que se incluye en esta Revista(págs 13-15).

ENSAYO

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El 16 de noviembre de 2005 cumplí enesta Real Academia de CienciasMorales y Políticas con el honrosoencargo de responder al discurso deingreso de D. Leopoldo Calvo-Sotelo

y Bustelo, que había sido elegido el veintidós dejunio del año anterior. Ha estado, pues, con nos-otros mucho menos tiempo del que esperábamos,pero así lo ha dispuesto un poder muy superior alde los humanos. Por esto mismo se me hace tandifícil leer hoy estas líneas que desgraciadamen-te no pueden recoger una extensa obra académi-ca, puesto que por el escaso tiempo del que dis-puso no es comparable a la que realizó en otrasactividades.

A la Academia le llegó hace pocos años la hora derecibir en su seno a una notable oleada de perso-nalidades políticas que habían protagonizado enbuena medida nuestra transición a la democracia.Alrededor de esta mesa hay varios y algunos handesaparecido, como Iñigo Cavero antes, y ahoraCalvo-Sotelo, de cuya biografía merece la penarecordar algunos rasgos. Cursó la enseñanza pri-maria en Madrid en el Instituto Escuela y lasecundaria alternando entre Ribadeo y SanSebastián, hasta que estudió Quinto, Sexto ySéptimo de Bachillerato en el Instituto Cervantesde Madrid, donde fue discípulo de AntonioMingarro en Física y de Manuel Cardenal enFilosofía. Influido por ellos hubiera querido serfísico o filósofo, pero razones económicas le con-dujeron hacia una carrera técnica, la de Ingenierode Caminos, que cursó en Madrid entre 1946 y1951. “La vida, confiesa, me llevó pronto de la

construcción hacia la industria y, más tarde, a eselugar indefinible que se llama política”

Su carrera política empezó en las JuventudesMonárquicas de Joaquín Satrústegui “pintandoparedes a hurto de serenos, con slóganes contra elRégimen y colaborando anónimamente en el pan-fleto confidencial que editaban sus Juventudes”.Su ilusión juvenil de una monarquía parlamenta-ria se convirtió en realidad muchos años después,cuando el Rey don Juan Carlos le llamó en 1975a su Primer Gobierno presidido por Carlos Arias.Perteneció a todos los gobiernos de la transiciónpresididos por Adolfo Suárez, como Ministrosucesivamente de Comercio, Obras Públicas ypara las Relaciones con las ComunidadesEuropeas. En Septiembre de 1980 fue nombradoVicepresidente del Gobierno por Suárez que, aldimitir en Enero de 1981, le propuso para laPresidencia. Ya retirado de la política, SuMajestad el Rey le premió con el título deMarqués de la Ría de Ribadeo, con grandeza deEspaña.

Necrología de LeopoldoCalvo-Sotelo (1926-2008)

PALABRAS DEL EXCMO. SR. D. SALUSTIANO DEL CAMPO URBANOPRESIDENTE DEL INSTITUTO DE ESPAÑA EN LA SESIÓN NECROLÓGICA

DEDICADA AL ACADÉMICO LEOPOLDO CALVO-SOTELO EL DÍA 3 DE JUNIO

DE 2008 EN LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS

Su carrera política empezó en lasJuventudes Monárquicas de Joaquín

Satrústegui “pintando paredes ahurto de serenos, con slóganes

contra el Régimen y colaborandoanónimamente en el panfletoconfidencial que editaban sus

Juventudes”

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El 23-F, cuando se votaba su investidura, inva-dieron el Congreso de los Diputados guardiasciviles al mando del Teniente Coronel Tejero conla intención de hacer girar la democracia haciaunos objetivos imprevistos y contrarios a la lega-lidad. Sobre este hecho, el propio Calvo-Soteloescribe: “Después de tres minutos dramáticos ydiecisiete horas grotescas terminó aquel esper-pento y fui, por fin, elegido Presidente”. Frente alos negros augurios que saturaron el ambiente,recondujo la situación, restituyendo a los españo-les la confianza en las libertades y en el podercivil por encima de los tricornios y encomendan-do al Tribunal Supremo la última palabra judicialsobre los golpistas. La vuelta a la normalidadconstitucional se consiguió finalmente tras algu-nas dificultades y hoy esta peripecia de nuestrademocracia se ha transformado en un motivo deconfianza en el funcionamiento de nuestras insti-tuciones, con el Rey por delante, y también ennuestras propias fuerzas.

En mi discurso de contestación al suyo de ingre-so hablé de todo esto, así como de su política y desu labor literaria. Sobre todo de sus librosMemoria viva de la transición, Papeles de uncesante y Pláticas de familia. En todos ellos mos-tró su buen estilo y también esa capacidad parahacer frases redondas que, escribe, “me devolví-an mis adversarios como metralla”. En una notabiográfica que me entregó se contiene un párrafoemotivo que no me resisto hoy a reproducir delan-te de su esposa y sus hijos: “Tengo en casa cajo-nes llenos de páginas inéditas: desde las primerasa máquina (una Yost de tampón) de hace sesentaaños, hasta las últimas en un ordenador. Mi mujer(que me sobrevivirá como es norma) podría ganaralgún dinero publicando, dentro de muchos años,las más impertinentes y políticamente incorrectasy, entre ellas, una ristra de sonetos satíricos, bienmedidos y peor intencionados, que mi amigo, el

poeta Muñoz Rojas, llama acertadamente habili-dades”.

Desgraciadamente tan sólo ha ocupado su plazade académico desde el 16 de Noviembre de 2005hasta su fallecimiento en 3 de Mayo de 2008. Enpuridad, nuestros Anales de la RACMYP sola-mente recogerán una contribución suya originaltitulada Nota sobre los males congénitos de laconstitución de Europa, presentada en la sesióndel 18 de Junio de 2007 al Pleno de la Academia.En ella señala como defectos originarios del pro-ceso de la Unión Europea, la indefinición de suslímites hacia el Este y la ambigüedad del Tratadode Roma, “que se refiere a la forma definitiva quehayan de tener la Comunidad primero y la Unióndespués”. Da, por otra parte, mucha importanciaal comunicado de prensa de los seis países miem-bros de entonces, fechado en Luxemburgo enEnero de 1966, que según él “adquiriría el rangode un artículo más y no el menos importante delos Tratados comunitarios”. En él se establece la“importancia de llegar a soluciones que puedanser adoptadas por todos, continuando la discusiónhasta que se alcance un acuerdo unánime”.

Glosa luego la constante actitud obstruccionistade Francia hasta que se ha hecho patente el finalinminente de la excepcionalidad francesa. A sujuicio, el problema es ahora la ampliación desme-surada de la Unión a 27 miembros, que acentúala ingobernabilidad y que solamente puede reme-diarse mediante una estructura federal. Como seve, hasta el fin de sus días conservó su interés ypreocupación por lo que tan importante fue en sugestión de nuestra política exterior.

Análogamente sucede con su visión de nuestratransición política o, si así se quiere, del adveni-miento de la segunda transición. Denunció en unsabroso artículo de ABC cómo algunos intentan

En Nota sobre los males congénitosde la constitución de Europa,

presentada en la sesión del 18 deJunio de 2007 al Pleno de la

Academia (…) señala como defectosoriginarios del proceso de la Unión

Europea, la indefinición de sus límiteshacia el Este y la ambigüedad del

Tratado de Roma

Denunció (…) cómo algunos intentanasumir la prestigiosa marca que tantoha acreditado a España en el mundo

actual. “Me irrita y me preocupa,escribe, que bajo el rótulo de

segunda transición se intente pasaruna extraña y confusa mercancía quetraiciona la experiencia misma de la

primera”

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asumir la prestigiosa marca que tanto ha acredi-tado a España en el mundo actual. “Me irrita y mepreocupa, escribe, que bajo el rótulo de segundatransición se intente pasar una extraña y confusamercancía que traiciona la experiencia misma dela primera”. La desnaturalización, para él,comienza por las bases históricas de nuestra con-vivencia política, cifradas en la Constitución de1978. Sus cimientos son los valores de la transi-ción, que resume en “la monarquía, el espíritu dereconciliación nacional, el propósito de no repe-tir los errores del pasado y la voluntad de mante-ner un sólido consenso en las cuestiones funda-mentales”.

Analiza después el carácter de los que proponenuna segunda transición, siguiendo las líneas de laexcelente obra del Profesor Álvarez Tardío, Elcamino a la democracia en España, que comparalas dos transiciones políticas de nuestro siglo XX:la de 1931 y la de 1978, gracias a la cual hemosvivido los treinta mejores años de nuestra historiacontemporánea, atribuyendo este gran éxito a que“sus protagonistas entendieron desde el principioque nadie podía arrogarse en exclusiva el títulode demócrata, por lo que la participación de todosfue imprescindible para elaborar las nuevasreglas del juego”. Acaba su artículo trayendo acolación una copla de Cervantes en la segundaparte de El Quijote dirigida a quienes pretendie-ron hacerse con la marca:

“Tate, Tate, folloncicos,de ninguno sea tocada”.

Este es el esquemático perfil del académico quenos ha dejado demasiado pronto y que ha falleci-do acompañado del sentimiento de los buenosciudadanos de España, empezando por nosotrossus compañeros. El participar en su homenaje meaviva el recuerdo de una finísima observaciónque una vez me hizo sobre nuestra Academia elinolvidable José María de Areilza. La ocasión fuela solicitud de ingreso de uno de nuestros acadé-micos actuales. A la Sesión siguiente a esta pre-sentación, hizo conmigo un aparte y me dijo:“Salustiano, he recibido el currículum vitae de unnuevo aspirante a Académico, que no puede sermejor: títulos extranjeros y nacionales, publica-ciones en varios idiomas y actividades en losmejores centros europeos. Todo magnífico, pero amí lo que de verdad me preocupa es si es una per-sona adecuada para que yo departa con él el restode los martes de mi vida”. Le aseguré que sí ycomprobé con satisfacción que pronto se hicierongrandísimos amigos y con frecuencia se intercam-biaban libros e informaciones. A mi vez yo recibíesta noble lección como algo muy valioso, que mepermite evocar hoy a Leopoldo Calvo-Sotelo conla honda tristeza de que ya no podré relacionarmemás con él los martes que me queden de vida.

Nada más y muchas gracias.

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Me encontré con Leopoldo Calvo-Sotelo el 10 de marzo de 1981, alcabo de tan sólo dos semanas des-pués de su nombramiento al cargode Presidente del Gobierno de

España. Nos habíamos conocido antes, habíamosintercambiado opiniones en varias recepciones aque asistíamos, pero en esta ocasión la conversa-ción era de un interés particular, ya que había lle-gado a ser dirigente de la política española.

La situación en el mundo era complicada, la gue-rra fría iba en ascenso y mi preocupación princi-pal era proteger de su negativa influencia lastodavía frágiles relaciones entre nuestros paísesrestablecidas tan sólo cuatro años antes de aque-lla memorable conversación. De verdad, tambiénhabía un sueño. Consistía en el rápido desarrollode estas relaciones, haciéndolas un factor notablede la vida europea, y no sólo europea. A todo esoapuntaban mis palabras en la conversación conCalvo-Sotelo.

Quedé satisfecho al notar la positiva reacción deCalvo-Sotelo. El Presidente del Gobierno era pro-

clive a expresar sus opiniones con frases cortas,de profundo contenido, a veces aforísticas. De lamisma manera procedió esta vez, exponiendo sucredo con las palabras:

Las relaciones deben ser “mejores y másamplias”.

Pero esta vez fue más prolijo en detalles y pun-tualizó que había dado instrucciones al Ministeriode Asuntos Exteriores a fin de que prepararanpropuestas para su intensificación.

Tuve las palabras de Calvo-Sotelo como punto dereferencia y esperanza que no perdía de vistaincluso en los períodos en los que no todo ibabien en nuestras relaciones.

La ocasión para cerciorarme de que Calvo-Sotelotambién recordaba lo que me había dicho se mepresentó en 1982 en el marco de la FeriaInternacional de Barcelona. Nosotros atribuíamosuna gran importancia a las relaciones comercialescon España. Estas iban desarrollándose bien. Aparte de las formas tradicionales de cooperación,junto con los españoles fundamos compañías mix-tas, únicas en su género, lo que para la UniónSoviética representaba un gran avance innovador.Por todas estas razones en la Feria nuestro paísdesplegó un pabellón de grandes dimensiones.Un día la exposición fue visitada por Calvo-Sotelo. En el itinerario de su visita no figurabanuestro pabellón. Tanto mayor fue la grata sorpre-sa cuando el Presidente del Gobierno se presentóinesperadamente ante nuestras casetas. Fue reci-

Leopoldo Calvo-Sotelo en mimemoria

YURI DUBININEMBAJADOR DE LA URSS EN ESPAÑA ENTRE 1978 Y 1986

VICEMINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES DE LA FEDERACIÓN DE RUSIA

ENTRE 1994 Y 1999

Quedé satisfecho al notar la positivareacción de Calvo-Sotelo. El

Presidente del Gobierno era proclivea expresar sus opiniones con frasescortas, de profundo contenido, a

veces aforísticas

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bido hospitalariamente. También hubo tiempopara una conversación que transcurrió con lamisma tonalidad que la ya mencionada primeraconversación nuestra.

Por fin, llegó el turno de las acciones. En otoño de1982 el Ministro de Asuntos Exteriores deEspaña, Pérez Llorca mostró interés especial pormantener una reunión con nuestro Ministro deAsuntos Exteriores A.A. Gromyko durante elperíodo de sesiones de la Asamblea General de laONU y me expresó su gran alegría al recibir laconfirmación. Quisiera describir lo que sucedió acontinuación.

El 8 de octubre de 1982 en el famoso Museo delPrado tuvo lugar la inauguración de una granexposición de Murillo. El acto fue revestido con

una importancia especial. Llegaron el Rey DonJuan Carlos y la Reina Doña Sofía. Se reunió todoMadrid. Habían invitado al Cuerpo Diplomático.Discursos. Tijeras, cortando la cinta. Comenzó elrecorrido de las salas. En la más grande de ellasme encontré cerca del Rey. Al verme, avanzó enmi dirección. Nos encontramos los dos juntos enel centro, y los presentes, suspendiendo la visitay centrando su atención en nosotros, hicieron ungran círculo. Hablábamos de las relaciones entrenuestros países.

Qué bien – dijo el Rey- que hace poco A.A.Gromyko y Pérez Llorca tuvieron una conversa-ción en Nueva York. Y una conversación intere-sante.

Con satisfacción tomé nota de que Don JuanCarlos no sólo estaba bien informado de esta con-versación, sino de que consideraba necesariodarle una apreciación positiva hablando conmigo.Entonces, en Madrid piensan de verdad que lasrelaciones entre nuestros países deben ser, comome lo había dicho Calvo-Sotelo, “mejores y másamplias”. Pues, enhorabuena. Moscú sabrá hacerlo que corresponde. La prueba de ello es todo loque ha pasado en nuestras relaciones desde aque-llos tiempos lejanos hasta el día de hoy.

En el itinerario de su visita nofiguraba nuestro pabellón. Tanto

mayor fue la grata sorpresa cuandoel Presidente del Gobierno se

presentó inesperadamente antenuestras casetas

ENSAYO

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La clase política española se ha vistoprivada de uno de los cuatro presiden-tes del Gobierno que culminaron latransición política. Sin duda entreellos figuraba y figurará en nuestro

recuerdo Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo.Calvo-Sotelo pertenecía a las contadas familiasque fueron capaces de entregar lo mejor de suvida política en un esfuerzo a veces no correspon-dido pero a merced del cual hicieron posible eljuego político, entre el final abrupto y despuéstan lamentado que fue el de D. Adolfo Suárez. Unfinal abrupto de Adolfo Suárez que consiguió supunto de gloria haciendo válida su categoríahumana y su decisión política en aquella tristesesión del 23-F de 1981. Adolfo Suárez hizo valera los Guardias Civiles armados su condición dePresidente del Gobierno de España. En aquellasesión, repetimos, triste, hubo una clara exhibi-ción de gallardía por parte de Adolfo Suárez, delGeneral Gutiérrez Mellado y también destacó encierta manera el diputado comunista SantiagoCarrillo.

Después de esta jornada, gran amenaza sólo disi-pada por actuación del rey Juan Carlos I a la unade la madrugada, dejó el paso abierto, como eraprevisto, a Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo que alos dos días era proclamado presidente deEspaña. En aquel nombramiento confluía cierta-

mente el afán político de Leopoldo Calvo-Sotelo,un hombre que había llegado a la política, estosuele olvidarse, después de un rico bagaje empre-sarial. Calvo-Sotelo fue rector de empresas muyimportantes que iban ligadas en su caso a la este-la política del Banco Urquijo. Concretamente enBarcelona se le guarda recuerdo y se le tiene granconsideración desde primer momento al queactuó en el mandato de empresas grandes encombinación con el también ingeniero de cami-nos, canales y puertos Pedro Durán Farell. Losdos actuaron con el sentido puesto en la empresaprivada y con la idea de que todo lo que había quehacer en España iba a descansar en la ida haciael mercado común, hacia la ComunidadEconómica Europea de la cual eran fervientespartidarios.

Servidor, le ha oído decir muchas veces aLeopoldo Calvo-Sotelo que había fatalmente queseguir la máxima de D. José Ortega y Gasset,aquella máxima en la Conferencia De Vieja yNueva Política. Decía Ortega: “España como pro-blema y Europa como solución”.

Existe una prueba de la apuesta política, de inte-gración y de actuación política que realizó Calvo-Sotelo ya que en aquel tiempo tuvo que lidiar conFrancisco Fernández Ordoñez porque la veloci-dad de los dos era muy distinta. Como recuerdo

Leopoldo Calvo-Sotelo yBarcelona

FABIÁN ESTAPÉCATEDRÁTICO DE ECONOMÍA POLÍTICA

Calvo-Sotelo fue rector de empresasmuy importantes que iban ligadas ensu caso a la estela política del Banco

Urquijo

En aquel tiempo Calvo-Sotelo tuvoque lidiar con Francisco FernándezOrdóñez porque la velocidad de los

dos era muy distinta

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en Cataluña a Calvo-Sotelo, en la fiesta presididapor el Rey, en los 50 años del Circulo deEconomía, el 19 mayo del 2008, uno de los capí-tulos más importantes del libro que nos fue rega-lado se denomina “Calvo-Sotelo y Cataluña”.

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“¡Sonríe, Leopoldo, queviene la tele!” Estafrase, pronunciada entono cuartelero por ungeneral de aficiones

golpistas, era un buen compendio de la actitud deuna parte de la milicia en aquellos tensos y pri-meros días de marzo de 1981. El presidenteCalvo-Sotelo había reunido con toda solemnidada la cúpula militar en la Sala del Consejo deMinistros del Palacio de la Moncloa para tratarsobre el intento de golpe y su enjuiciamiento, yaquel general le menospreciaba con una bromazafia, como haría en un cuarto de banderas. Elpresidente no tuvo que levantar mucho la vozpara hacerse oír: “General; que yo sonría, comoque usted sepa comportarse, son ambos imposi-bles metafísicos”. La cara del militar varias veceslaureado era un poema. Aunque no está claro queentendiera la expresión, comprendió inmediata-mente que Calvo-Sotelo no estaba dispuesto aaceptar ni una muesca en la dignidad de un pre-sidente constitucional de España.

En aquellos días se hizo cargo de un país en elque casi nadie creía. El abandono de Suárez, losecos de la asonada, el desmoronamiento de su

partido, las cicaterías del resto del arco parla-mentario, la miopía de algunos medios, los críme-nes de ETA, la crisis económica y el renovadoaislamiento internacional, consecuencia delTejerazo, dibujaban un panorama sombrío.Veintidós meses más tarde Calvo-Sotelo cedió elpoder a la izquierda, que lo había obtenido enunas elecciones libres, con la normalidad propiade una democracia occidental. Entregó un paísque había hecho prevalecer el poder civil y juzga-do a los golpistas, que se había incorporado aOccidente -a la OTAN, la mejor puerta paraentrar en Europa-, un país que había puesto algode orden en el galimatías autonómico, y quehabía recuperado el diálogo entre sindicatos yempresarios. Con Calvo-Sotelo, además, tomaroncuerpo en España los hábitos democráticos occi-dentales: ruedas de prensa abiertas, entrevistassin guión previo, buen y frecuente parlamentaris-mo, y una vida personal lo más parecida a la deun ciudadano corriente.

Si el Rey y Suárez idearon la Transición, Calvo-Sotelo fue su ingeniero, se ha dicho. Desde lamuerte de Franco y hasta la suya propia, dedicóla vida a proyectar, ayudar a construir y mantenerintacto el puente entre la España imposible e

El presidente que yo conocíEUGENIO GALDÓN

JEFE DE GABINETE DE CALVO-SOTELO, ACTUALMENTE PRESIDENTE DE ONO

Entregó un país que había hechoprevalecer el poder civil y juzgado a

los golpistas, que se habíaincorporado a Occidente (…) quehabía puesto algo de orden en el

galimatías autonómico, y que habíarecuperado el diálogo entre

sindicatos y empresarios

Con Calvo-Sotelo, (…) tomaroncuerpo en España los hábitos

democráticos occidentales: ruedas deprensa abiertas, entrevistas sin guión

previo, buen y frecuenteparlamentarismo, y una vida personallo más parecida a la de un ciudadano

corriente

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irreconciliada del pasado y la España democráti-ca, occidental y próspera en la que nos deja. Esepuente es la Transición. Abandonada la políticade partido, Calvo-Sotelo nunca abandonó laPolítica. Junto con su amigo Suárez, cruelmentesilenciado por la enfermedad, Leopoldo Calvo-Sotelo se sentía responsable de aquella obra de laTransición y, cuando lo creía necesario, desem-polvaba los planos para dar algún buen consejo, opara afirmar, rotundo, que no era necesaria unasegunda transición más que para deshacer elbuen camino andado.

Inteligente, divertido, culto, amigo de sus amigos,pocos políticos han tenido una imagen públicatan distinta y distante del presidente que yo cono-cí. Una cultivada timidez y un país que no estabapara bromas contribuyeron a esa imagen suya dela esfinge que no fue. En aquellas brumas espe-sas nadie advertía su mano buscando la de suesposa y compañera del alma, Pilar, en medio deun acto público. O sus frecuentes salidas a cenar,o al teatro, con sus amigos de siempre, comohabía hecho siempre. O sus charlas y paseosveraniegos con sus vecinos de Ribadeo. O su pre-sencia constante -irritante para algunos- en cual-

quier ciudad del País Vasco en aquellos funeralesde las contraventanas cerradas a los que, semanasí, semana también, acudía a aportar consuelo alas jóvenes viudas de todas las españas.

Gestionó el Estado con la generosidad y la auste-ridad de quien sabe que tiene una misión quecumplir que está muy por encima de cualquierambición personal. Algún político ocurrente delsiguiente Gobierno afirmó, tratando de ridiculi-zarle, que el equipo de Calvo-Sotelo cabía en untaxi. Es verdad que Matías Rodríguez-Inciarte,Luis Sánchez Merlo y yo -los tres formábamos suequipo más próximo-, junto con todos nuestroscolaboradores, cabíamos en un autobús mediano.No iba con su personalidad ni el exceso, ni el dis-pendio, ni los adornos. Sin embargo, su huella enla libertad y la paz de que disfrutamos es muchomás profunda, y afecta a los propios cimientos dela democracia occidental que es España. Su obrano se quedó en la apariencia y quizás por esohemos tardado en apercibirnos de su grandeza.Hoy que se ha ido empezamos a descubrirla.Descanse en paz el presidente y el fiel amigo.

PUBLICADO EN EL MUNDO EL 5 DE MAYO DE 2008

Una cultivada timidez y un país queno estaba para bromas contribuyerona esa imagen suya de la esfinge que

no fue

Su obra no se quedó en la aparienciay quizás por eso hemos tardado en

apercibirnos de su grandeza. Hoy quese ha ido empezamos a descubrirla

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El fallecimiento del segundo de losPresidentes de la Transición españo-la –el primero se halla también, tris-temente, fuera de combate- ha des-atado la consabida exaltación necro-

lógica que nos caracteriza. Este país nuestro, tanparadójico, que “hace los homes e los gasta”,según una famosa fórmula castellana, de vez encuando se precipita en el ditirambo tardío paraensalzar a la hora de la muerte a quien se tuvomedio olvidado en vida. Es lo que ha ocurrido conLeopoldo Calvo-Sotelo, al que le ha llegado, trassu desaparición física, el reconocimiento de supapel en la consolidación de la democracia espa-ñola. Sin duda, ha sido un político singular, libe-ral, culto, moderado, buen orador. En el Diario deSesiones del Congreso de Diputados dejó buenasintervenciones parlamentarias, donde brillan sufinura intelectual y una sutil ironía, entre gallegay británica, cosa que se percibe igualmente ensus Memorias.

Calvo-Sotelo contribuyó de una forma destacada,por encargo del Presidente Adolfo Suárez, a laconstitución de la UCD y al triunfo en las prime-ras elecciones de la democracia. Después, en losgobiernos de Suárez tuvo una importante partici-pación en los Pactos de la Moncloa, decisivos

para el éxito de la Transición. Fue Ministro deComercio, de Obras Públicas, de Relaciones conlas Comunidades Europeas y Vicepresidente delGobierno para Asuntos Económicos. La dimisiónde Adolfo Suárez, tanto del Gobierno como de lapresidencia de UCD, llevó a Calvo-Sotelo a lacandidatura para la Presidencia del Gobierno, enmedio de un hervidero de rumores y reunionesconspiratorias.

Cuando, en el hemiciclo del Congreso deDiputados, se estaba procediendo a su votaciónpara Presidente el día 23 de febrero de 1981, seprodujo el intento de golpe de Estado, con lairrupción de Tejero y sus guardias civiles en elCongreso y la sublevación del general Milans delBosch en Valencia.

Fracasado el golpe, Calvo-Sotelo siguió adelantecon su investidura, en medio de una gran tensióny conmoción social y una durísima campaña deacoso y derribo contra UCD, que a su vez sehallaba en un suicida proceso de división y con-frontación interna. La situación era muy compro-metida, pero Calvo-Sotelo dio muestras de ser unhombre de Estado, negándose a disolver lasCortes y convocar elecciones generales, como leaconsejaron desde diversas instancias, dentro yfuera de la UCD, lo cual tenía un evidente senti-do táctico. De haberlo hecho, la Historia deEspaña hubiera sido, sin duda, bastante distinta,antes de que se desintegrara la UCD como parti-do y se calmaran un poco los miedos de una invo-lución política. Calvo-Sotelo dio varios pasosdecisivos para consolidar la Transición. En pri-mer lugar, se juzgó y condenó a los golpistas del23-F, recurriendo el Gobierno la sentencia paraque el Tribunal Supremo impusiera unas penasmás elevadas, como así ocurrió, quedando, por

Un político europeoLUIS GONZÁLEZ SEARA

CATEDRÁTICO EMÉRITO DE SOCIOLOGÍA UCMDE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS

A Leopoldo Calvo-Sotelo, le hallegado, tras su desaparición física, el

reconocimiento de su papel en laconsolidación de la democraciaespañola. Sin duda, ha sido unpolítico singular, liberal, culto,

moderado, buen orador

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otra parte, claramente asentada la prioridad delTribunal Supremo sobre la jurisdicción militar ydejando zanjada esta espinosa cuestión para losGobiernos posteriores. En segundo lugar, se pro-dujo un giro en nuestra política exterior. Se pre-sionó para nuestra incorporación a la ComunidadEuropea, claramente torpedeada por la Franciade Giscard, comenzando por una medida indis-pensable: el ingreso de España en la AlianzaAtlántica. Este ingreso se hizo en medio de unairresponsable oposición y escandalera del PSOE,con su sibilina campaña “OTAN, DE ENTRADANO”, amenazando con un referéndum para salirde la Alianza cuando ganaran las elecciones y lle-garan al Gobierno. Luego vino el triunfo aplastan-te del PSOE en las elecciones generales y FelipeGonzález tuvo que hacer un referéndum, no parasalir, sino para quedarse en la OTAN. Estas dosdecisiones claves de nuestra política exteriorvenían también a significar el regreso de Españaal escenario internacional, propio de las demo-cracias europeas, con el ingreso en la ComunidadEuropea y el final de la soledad de la época fran-quista.

El claro talante de hombre de Estado llevó tam-bién a Calvo-Sotelo a pactar con el PSOE una leypara la armonización autonómica, la controverti-da LOAPA, modificada por el TribunalConstitucional en algunos puntos claves queimpidieron reconducir un proceso, que ahora semuestra muy desafortunado, con el desborda-miento autonomista que, en varias Comunidades,está derivando en un secesionismo soberanista.Las tendencias centrífugas en el seno de la UCDdejaron a Calvo-Sotelo sin el apoyo parlamentariosuficiente para gobernar, teniendo que disolverlas Cortes en el peor momento y en las peores cir-cunstancias, facilitando el triunfo abrumador delPSOE, que dio con la UCD en tierra. El triunfodel PSOE, por otra parte, supuso la consolidación

de la Transición, más allá de cualquier golpismoreaccionario o de cualquier revolucionarismoizquierdista de salón. Calvo-Sotelo y su equipohicieron un ejemplar traspaso de poderes algobierno del PSOE, dejando implantada una hue-lla histórica de su breve presidencia, que losespañoles deben recordar con reconocimiento ygratitud.

No se valoraron entonces suficientemente algu-nas de sus acertadas decisiones en los tiemposdifíciles que le tocó gobernar, y él supo mantenercon elegancia y sutil ironía el injusto velo que seechó sobre su mandato y su persona. En este sen-tido, resulta muy reveladora de su talante unaanécdota que cuenta en sus Memorias. El minis-tro de Defensa, Alberto Oliart, le propuso el nom-bramiento de Emilio Alonso Manglano para unpuesto clave: el de Director del CESID. “Alnuevo director –dice Calvo-Sotelo- le pedí doscosas: que procurase informar al Gobierno delpróximo golpe militar con alguna anticipación,para que no nos sorprendiera como el 23-F, y lorelacionado con Marruecos”. Calvo-Sotelo diceque, tanto Oliart como Manglano, desempeñaronsus difíciles puestos con gran habilidad e inteli-gencia. Pasaron los años, y gobernando ya FelipeGonzález, el embajador de Estados Unidos enMadrid le impuso a Manglano una medalla que lehabía otorgado el Gobierno de Washington, a cuyoacto había invitado a Calvo-Sotelo. El embajadoramericano cerró el acto, diciendo, “Si el presi-dente del Gobierno, Felipe González, no hubieratomado más que las dos decisiones que voy acitar, ya se habría ganado un puesto de honor enla Historia de España. Y citó estas dos decisio-nes: primera, nombrar a Emilio Alonso Manglanodirector del CESID. Segunda, meter a España enla OTAN”. Silenciados los aplausos de cortesía,Calvo-Sotelo pide la venia para hablar y dice:“señor embajador, permítame que rompa el proto-colo para darle las gracias por el gran honor queacaba de hacerme”. El embajador, que no enten-

El claro talante de hombre de Estadollevó también a Calvo-Sotelo a pactar

con el PSOE una ley para laarmonización autonómica, la

controvertida LOAPA, modificada porel Tribunal Constitucional en algunos

puntos claves que impidieronreconducir un proceso que ahora se

muestra muy desafortunado

No se valoraron entoncessuficientemente algunas de sus

acertadas decisiones en los tiemposdifíciles que le tocó gobernar, y él

supo mantener con elegancia y sutilironía el injusto velo que se echósobre su mandato y su persona

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día nada, dijo, “¿Yo? ¿A Usted?”. Sí, señor emba-jador, me ha metido usted de rondón en laHistoria de España. Porque esas dos decisionesno las tomó Felipe González: las tomé yo al fren-te de mi gobierno”. Y finaliza Calvo-Sotelo:

“Abracé a Manglano, saludé al embajador (queseguía sin entender), miré de soslayo, fuíme y nohubo nada”. Este final irónico con los celebresversos cervantinos constituye una espléndidamuestra de su ingenio europeo y cultivado.

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Al leer Pláticas de Familia (Madrid,La esfera de los libros, 2003) delinolvidable Leopoldo Calvo-Sotelo,confianza, es la palabra que me ins-pira su recuerdo. Una confianza que

Bush, Rodríguez Zapatero, Sarkozy, y algunosmás, están pidiendo sin cesar. El sistema es resis-tente, fiable, repiten cada día y cada hora. La con-fianza, si es solicitada, provoca como respuestainmediata la desconfianza en aquellos que lapiden. Si al menos nos dijeran que el sistema noes seguro, pero que es el único posible o que elsistema es “seguro” excepto cuado se derrumba elrazonamiento, sería diferente. Habría que pregun-tarse entonces, en qué tenemos que confiar: ¿Enlos mercados financieros? ¿En aquellos que pidenconfianza?. El dinero -en certera definición deBenedicto XVI- no es “nada”. Una sociedad nopuede sustentarse sobre algo que es egoísta y quefomenta la avaricia de un negocio sin límites quepisotea a las personas. “La crisis vocifera su pala-bra”, decía en sus versos Pedro Salinas, y pone aldescubierto la debilidad de aquello que parecíainamovible: el sistema financiero. A los poderososdel dinero y de la política se les escapa una socie-dad sin fundamento que camina inexorablementehacia un oscuro final. Empeñados en olvidar elorigen cristiano de nuestra cultura, borrando cual-quier rastro de la Cruz y huyendo del sufrimiento,nos situamos, paradójicamente, cada vez más lejosde la felicidad. Como dice el profesor AlejandroLlano: “La vistosa parafernalia del bienestar, sólopara algunos, se ha venido abajo como un castillode naipes. Estaba construido sobre arena. Ahorase discute si lo que ha fallado es el mercado o el

Estado, para que socialistas o liberales puedanapuntarse el fracaso de su contrario como el éxitopropio (…). Sólo la persona es digna de confianzaporque posee ese principio firme y dinámico a untiempo, al que llamamos espíritu. No hay que fiar-se un ápice, de los vividores sin alma, de los cíni-cos que afirman que, al buscar su propio prove-cho, están beneficiando a la humanidad”.

Es tiempo de esperanza para volver a empezarsobre bases más seguras y llenar la escena conpolíticos de la talla moral de Calvo-Sotelo.Siempre me ofreció sensación de credibilidadcomo persona y como político. En aquellos años enlos que se formaba la UCD, en la segunda mitadde los setenta, los que entonces teníamos veintipi-co años y soñábamos con la democracia a travésde una transición superadora y no traumática, veí-amos en Leopoldo Calvo-Sotelo una personalidadsolvente y culta. Me parecía que todo aquello en loque pudiera estar metido un político como él, teníaque ser serio y eficaz. Su rostro y sus actitudes así

Comentario a“Pláticas de familia”

Distinto pero no distanteJAVIER GUTIÉRREZ PALACIO

DOCTOR EN FILOLOGÍA Y CRÍTICO LITERARIO

En aquellos años en los que seformaba la UCD, en la segunda mitad

de los setenta, los que entoncesteníamos veintipico años y

soñábamos con la democracia através de una transición superadora yno traumática, veíamos en Leopoldo

Calvo-Sotelo una personalidadsolvente y culta

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lo manifestaban. En aquella UCD de Calvo-Soteloy Adolfo Suárez fuimos muchos los que encontra-mos un camino político de libertad, de coherencia,de tolerancia y de auténtica democracia. Tengomuchos amigos que coinciden conmigo en quenunca nos hemos sentido tan libres como en aque-llos días. Luego comenzó la travesía del desierto,la sensación de que la manipulación iba por tur-nos, de que la libertad se ahogaba en el río revuel-to del marketing político. España siempre ha teni-do buenos políticos. Para aquellos en los queahora pienso, lo importante era el servicio a lasociedad. Eran gentes que se habían formado yhabían aprendido el respeto a la verdad en sufamilia. Ser austero, no engañar, siempre servir y,si no fuera posible, irse sin hacer demasiadoruido. Leyendo Pláticas de Familia está claro queel destino de Calvo-Sotelo era servir a su patriacomo dirigente. Calvo-Sotelo no pretende hablaren este libro de toda su familia, de toda su épocasino reunir en algunos capítulos su “circunstanciafamiliar, amistosa y política”. La familia de Calvo-Sotelo es extensa por la derecha y por la izquier-da. Desde 1878 han recorrido, como testigos pri-vilegiados, un siglo de nuestra historia. Desde suabuelo Ramón Bustelo, liberal; su padre monár-quico; su tío abuelo Adolfo Vázquez Gómez, queinició la masonería en Uruguay, Fernando Morány muchos más políticos. Un fino sentido del humorrecorre las páginas del libro, compatible con laveracidad y el rigor. El tono es también narrativoy con calidad literaria muy notable consigue retra-tar todo un siglo.

Todas las “pláticas” son interesantes, especial-mente la dedicada a su padre y el capítulo titula-do “Aquí no hay más que un muerto”, con Pemánde fondo. Dos capítulos tratan sobre el dinero. Enel primero de ellos cuenta que, tras sus diversostrabajos, en concreto tras el de Explosivos RíoTinto, le pedían, para prejubilarse, haber cotizadoa la Seguridad Social los siete últimos años, justolos que Calvo-Sotelo había sido Ministro de laUCD pero a nadie se le había ocurrido que un

Ministro debiera cotizar:

“Le dije a Pilar, de vuelta de Explosivos, con lasmanos vacías:

-Estamos como el día de nuestra boda: según sedice en Italia, al verde.

Pero, como aquel día, nos sentíamos de verdadlibres y dichosos. La travesía del desierto duraríapoco. Suárez y yo no nos habíamos ocupado delos ex presidentes del Gobierno. Felipe Gonzálezsí se ocuparía, y aprobó un <Estatuto del ex pre-sidente> que me permitió pasar del desierto a laestepa”.

Hablando de dinero y recordando el título de estarevista en el capítulo cuarto dice: “… las dificul-tades económicas de mi familia (exageradas por elcelo excesivo de mi abuela Rosario, que goberna-ba la casa con mano firmísima y mucha cuenta yrazón determinaron que mis hermanas y yo utilizá-ramos para nuestros trabajos escolares unas cuar-tillas blancas sólo por un lado, mientras estabanocupadas en el otro por lo que parecía una circu-lar en multicopista. (…) Un buen día, hace cuatroo cinco años, leyendo distraídamente aquella cir-cular me di cuenta de que se trataba de una cartaelectoral de mi padre, fechada en marzo de 1931.”

El libro se cierra con un epílogo que, leído en2008, año de su muerte, resulta emotivo: “Si atodas estas singularidades se añade la singulari-dad máxima del problema que teníamos sobre lamesa –y que no era otro sino la construcción sobreel solar del antiguo régimen, de una nueva monar-quía parlamentaria, y la obligación en la nuevaconstrucción por el temor de que todo se vinieraabajo–, se comprenderá que aquella experienciano es aplicable a la situación en que estamos vein-te años después, con una democracia consolidadacuya fortaleza anima insensatamente a algunos aponer en cuestión sus fundamentos mismos.

Por eso no predicaré homilías prudentes a mishijos y me limitaré a desearles, desde esta última

Un fino sentido del humor recorre laspáginas del libro, compatible con la

veracidad y el rigor. El tono estambién narrativo y con calidadliteraria muy notable consigue

retratar todo un siglo

Si un político como Calvo-Sotelo mepidiera en la actualidad que le dierami confianza, sin lugar a dudas se la

otorgaría

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página, una buena navegación por el boisterous seaof liberty <por el ruidoso mar de la libertad> quedijo Jefferson.”

En fin, que si un político como Calvo-Sotelo mepidiera en la actualidad que le diera mi confianza,sin lugar a dudas se la otorgaría.

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En los artículos publicados en la pren-sa a la muerte de Leopoldo Calvo-Sotelo se subrayaba, casi con unani-midad, su condición y calidad dehombre culto. Javier Rupérez, en su

excelente artículo en ABC, tras recordar y valorarcuanto, primero como ministro y luego como pre-sidente del Gobierno, hizo porque España estu-viese anclada en los valores democráticos, afian-zase su europeidad y reforzase los vínculos con elmundo occidental y atlántico, afirmaba: “Eraculto y empedernido lector”.

Creo que nadie que haya conocido y tratado aLeopoldo pondrá en duda lo certero de esa doblecondición. La primera, si se tiene en cuenta aque-llo que Max Scheller formuló en su libro El sabery la cultura: “Cultura es una categoría del ser, nodel saber o del sentir”. Claro que para alcanzaresa categoría del ser, habrá que adquirir el saber,que, como precisaba el mismo filósofo, una vezdigerido se convierte en cultura.

Y es la lectura una de las vías más eficaces paraalcanzar y ensanchar los saberes. El empederni-do lector que fue Leopoldo Calvo-Sotelo, desdejoven fue formando de modo constante lo quellegó a ser una importante biblioteca.

Una feliz iniciativa de sus hijos ha sido, en losaños inmediatos, la de la catalogación electróni-ca, con un orden cronológico, de los diez mil

libros que integran esa biblioteca, ordenando elcatálogo en grandes secciones: Ciencias matemá-ticas, Física e Ingeniería, (con 600 títulos);Economía e Industria (casi 700), Política (unos2000), Historia (otros 2000), Filosofía (700),Religión (600), Literatura, en especial Poesía(cerca de 500), y Geografía: civilización, culturas,guías, cartografía... (con un total de 1000 títulos alos que habría que añadir unos 700 mapas), loque se entiende bien si se conoce la amplitud yvariedad de los viajes realizados a países extran-jeros por Leopoldo, en los que siempre encontrótiempo para visitar librerías. De ahí la notableproporción de libros catalogados, preferentemen-te en francés o en inglés, pero también en alemán,italiano y portugués.

(Sería grave omisión la de no decir que en algu-nas materias, por ejemplo, en literatura contem-poránea o en historia hispanoamericana, seadvierte la presencia de no pocas obras aportadaspor su universitaria esposa, Pilar Ibáñez Martín, aquien, tan pronto como en 1948, Camilo JoséCela dedicó afectuosamente un ejemplar de suViaje a la Alcarria).

Si toda biblioteca es un mundo, mucho más lo escuando se trata de una biblioteca personal, por-que es un mundo no formado de una vez, sino quees fruto de incorporaciones producidas a lo largodel tiempo y por razones motivadas por causasconcretas pero diversas. En este caso, al iniciofueron las razones de un estudiante de ingeniería,no limitadas a los libros de texto sino ampliadas alas requeridas por una vocación creciente, com-partida con una más específica y atrayente paraél: la de matemático, a la que cabría añadir quedesde que asistió a las clases del profesorCardenal Iracheta en el Instituto Cervantes deEnseñanza Media, sintió un sincero interés porlos grandes temas filosóficos, incentivado por la

Culto y empedernido lectorANTONIO LAGO CARBALLO

ESCRITOR

El empedernido lector que fueLeopoldo Calvo-Sotelo, desde jovenfue formando de modo constante lo

que llegó a ser una importantebiblioteca

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lectura de Historia de la filosofía de JuliánMarías, con prólogo de Xavier Zubiri.

Leopoldo Calvo-Sotelo, en enero de 1993, al pre-sentar el libro de Zubiri Sobre el sentimiento y lavolición, contó que siendo joven aspirante aingresar en la Escuela de Ingeniería de Caminos,decidió “matricularse en el primero de los cursosque Zubiri iba a dar en la Unión y el Fenix”.Treinta y tres lecciones formaron aquel curso que,sobre “Ciencia y realidad”, dio Zubiri, y en el quehabló del “átomo de Biohr y de la incertidumbrede Heisenberg; distinguía entre partículas y cuer-pos, negaba que los cinco electrones de un átomofueran discernibles entre sí, y terminaba sacandolas ondas y las partículas de la ecuación deSchrödinger para meterlas en la realidad físicadel mundo”. Y esto lo recordaba muy bienLeopoldo, porque conservaba los apuntes queaños atrás había tomado “en cuadernos con tapasde hule”, como joven asistente al curso, y losiguió siendo de los cuatro cursos de los añossiguientes. Y es fácil suponer que Leopoldo sería,pocos años después, lector fiel de los libros deZubiri. Y cuando se constituyó la Fundación quelleva el nombre del gran metafísico, Calvo-Soteloperteneció al Patronato.

Que Leopoldo recordase de la primera lección deZubiri, lo que queda citado en el párrafo anterior,concuerda muy bien con lo que era su atracciónpor la física o la matemática actuales y sus lectu-ras de libros de Albert Einstein (13 libros suyosestán catalogados, más otros 5 de biografías cien-tíficas y 13 sobre la teoría de la relatividad), o deLouis de Broglie, André Delachet, Fred Hoyle,Ilya Prigogine, Paul Couderc o de los españolesJulio Rey Pastor y Julio Palacios.

El paso de los años fue aumentando, en anchuray profundidad, su seria atención hacia las gran-des cuestiones disputadas en nuestro tiempo,contempladas desde su sucesiva condición de

joven estudiante, después de ingeniero, inmedia-tamente de ejecutivo, y, sin tardar, con responsa-bilidades de alto empresario.

Pero lo notable y subrayable en nuestro amigo, esque su condición de lector no encontraba barre-ras ni estaba condicionada por estrictos motivosprofesionales. Supo y asimiló, desde siempre,aquella concepción de Ortega según la cual “lacultura es el sistema vital de las ideas de cadatiempo”. Por esa razón, al repasar el catálogo desu biblioteca encontramos con qué prontitudincorporaba una rica variedad de libros, impulsa-do por su enciclopédica curiosidad. Era la suyauna biblioteca viva, puesta al día, para nada la deun bibliófilo, sino la de un serio e inteligente lec-tor, que en no pocos casos subrayaba y anotabasus lecturas. Alguna vez le oí decir que queríaenterarse del mundo en que vivía, y hacerlo a tra-vés de las mejores fuentes, de los mejores libros.

Por otra parte, a nadie puede extrañar que el cre-ciente interés de Leopoldo por la política, no sólocomo teoría sino como práctica real, se pusiese demanifiesto en el aumento de los libros de asuntopolítico en muy variadas realidades (internacio-nal, instituciones, gobernabilidad, triunfo y crisisde ideas y conductas), pero, de modo especial,referidas a España, en su evolución histórica,(hay que señalar las distintas obras de MenéndezPidal en la biblioteca), y, sobre todo, tanto en losaños del franquismo como en los tiempos de laTransición.

Mas no queda agotado el catálogo con lo hastaahora dicho. Leopoldo, como es sabido, era unfirme aficionado a la música, y de ello daba testi-monio con su asidua asistencia a conciertos. Porello no puede extrañar que en su biblioteca sehaya catalogado 130 libros de tema musical, quese complementan con una notable discoteca.

Pero su condición de “empedernido lector” abar-có también a la prensa periódica –diarios y revis-tas-, más boletines y folletos, nacionales y extran-jeros, que bien justificaría ordenar y catalogarcomo estimable hemeroteca.

Y a todo esto, no he olvidado sino dejado aparte,la referencia a los libros que han quedado fueradel catálogo por no estar en la residencia madri-leña de Leopoldo, sino en su casa de su queridoRibadeo. Allí, aparte de lecturas veraniegas,agrupó, de modo preferente, libros en gallego o de

Su condición de lector no encontrababarreras ni estaba condicionada porestrictos motivos profesionales. Supo

y asimiló, desde siempre, aquellaconcepción de Ortega según la cual“la cultura es el sistema vital de las

ideas de cada tiempo”

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autores gallegos o sobre Galicia, también merece-dores de un recuento bibliográfico, así como laspublicaciones de tema marítimo y las cartas náu-ticas o varios tomitos de la Colección Universaleditada por Calpe, si bien parece que un buennúmero de estos los había regalado a la bibliote-ca popular de una parroquia.

Y llegados a este punto, parecería lógico pregun-tarse qué autores y qué libros (además de los quequedan citados), fueron lectura preferida pornuestro amigo. Fácil interrogante, pero nada fácilla respuesta porque, que yo sepa, en parte algunalo aclaró. Leyendo sus escritos, o los textos de susconferencias y discursos, se encuentran, porigual, citas de clásicos griegos o latinos–Sócrates, Platón, Aristóteles, Plutarco, Epicteto,Horacio, Cicerón...-, que autores esenciales deotras épocas. Pero si a las letras españolas nosceñimos, hay que subrayar que en la relación,producto de la catalogación electrónica, de auto-res de los que en su biblioteca hay más de cincotítulos, aparte de los nombres esenciales, nosencontramos que desde la generación del 98hasta nuestros días no hay, apenas, ausencias sor-prendentes. Por supuesto, Unamuno ocupa el pri-mer lugar, seguido por Azorín, Antonio Machadoy Valle-Inclán, a quien calificó de “fabuloso” enuna ocasión, para enseguida referirse a “lasbellezas de su estilo, sus hallazgos de expresión yla audacia de sus metáforas”. Y en un discursopronunciado en Buenos Aires, con ocasión deinaugurar la Fundación Ortega y GassetArgentina, no vaciló en afirmar que el filósofoforma con Jorge Luis Borges y Ramón del Valle-Inclán, “la gran trilogía de la lengua castellana eneste siglo.”

De Unamuno fue lector desde muy joven, como elmismo Leopoldo contó en una intervención suyaen el V Congreso “Católicos y Vida Pública” el

día 14 de noviembre de 2003: “...cuando empecéa leer precisamente a Unamuno [fue] en los últi-mos años del bachillerato, a la edad en la quesuele situarse la crisis religiosa del adolescente”.Y añadía que por entonces, “cuando el penitentejoven [en el confesionario] se atrevía a hablar deautores que estaban en el índice o en sus aleda-ños, como el mismo Unamuno, o Renan, oKierkegaard [...] no conseguía convencer a misinterlocutores clérigos de que las lecturas de Elsentimiento trágico de la vida, o El concepto de laangustia, o la Vida de Cristo me habían ayudadoa navegar por mi crisis más eficazmente que lasrefutaciones secas de la escolástica”. Y esto lodecía quien en otra ocasión no vaciló en afirmar:“Soy eso que se suele llamar un católico practi-cante. He intentado formalizar católicamente mivida”. Pero de esta condición esencial, algo diréal referirme a las lecturas teológicas, tantas y tanfundamentales, de Calvo-Sotelo.

De la siguiente generación literaria, la del 14,Ortega fue, naturalmente, el autor más leído yreleído por Leopoldo a lo largo de su vida. Hechoexpresivo es que en el catálogo de la biblioteca sedé la cifra de 36 libros del filósofo, a los quehabría que añadir otros 25 de estudios sobre laobra orteguiana, entre los que destacan los debi-dos a Julián Marías de quien fue Leopoldo buenlector. Marañón, Madariaga, d´Ors, Azaña,Américo Castro, García Morente, Ramón Gómezde la Serna, figuran de modo secundario entre suslecturas relativas a escritores de aquella genera-ción o de su entorno.

Cuando se avanza en el tiempo y en las genera-ciones literarias siguientes, sus lecturas poéticaso de crítica fueron muy variadas: Alberti, GarcíaLorca, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, LuisRosales, su buen y admirado amigo José AntonioMuñoz Rojas... Y entre los autores de la posgue-rra civil es, sin duda alguna, Camilo José Cela elque más veces está presente (47 libros) en elcatálogo, bien acompañado por Miguel Delibes yÁlvaro Cunqueiro. De modo paralelo podría darsecuenta de los autores hispanoamericanos denuestro tiempo que leyó con interés: Borges,Neruda, Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez,Alvaro Mutis...

Y antes de dejar el campo de los creadores litera-rios, no estará de más citar a tres autores más pró-ximos en el tiempo y bien representados en labiblioteca: Carmen Martín Gaite, Ignacio

Leyendo sus escritos, (…) seencuentran, por igual, citas de

clásicos griegos o latinos, que autoresesenciales de otras épocas. Pero si a

las letras españolas nos ceñimos, (…),nos encontramos que desde la

generación del 98 hasta nuestros díasno hay, apenas, ausencias

sorprendentes

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Aldecoa y Antonio Pereira, excelente cuentistaque, curiosamente, hizo a Leopoldo protagonistade su relato Esplendor en Argüelles, en su recien-te libro La divisa en la torre, publicado el añopasado, y que, me consta, fue una de las últimaslecturas de nuestro común amigo.

Pero líneas atrás he querido llamar la atenciónhacia las lecturas de Leopoldo de libros de temareligioso, y más concretamente teológico (de losque 600 figuran en el catálogo). Ante todo, distin-tas ediciones de la Biblia, y de modo especial laconocida como de Jerusalén, comenzada a publi-car en Francia por Du Cerf en fascículos, queadquirió muy pronto, y como él reconoció en2003: “he seguido hasta hoy paseándome por laEscritura en francés../..ayudándome en la fe conla lectura del texto sagrado”.

Esa lectura fue compartida con la de grandes teó-logos de nuestro tiempo: Guardini, Rahner,Ratzinger, Daniélou, Hans Küng, Teilhard deChardin... Pero hablar de la literatura religiosaconocida por Leopoldo resulta imposible en elespacio lógico de esta colaboración. Falta citar alos teólogos no católicos, o a los defensores de la

teología de la liberación o de la interreligiosidad.Y, por supuesto, algún nombre español como el deOlegario González de Cardedal, cuyas principalesobras están presentes en la biblioteca.

Hay una cuestión aledaña que no quisiera dejarde citar. Se trata de los intelectuales extranjerosque Leopoldo leyó y, en especial, de aquelloscuyas reflexiones están ancladas en una hondareligiosidad. Valgan como nombres distantes losde Chesterton y Jacques Maritain. Si del primerofue buen lector de sus libros fundamentales, delsegundo (años atrás tan controvertido entre nos-otros), conoció bien su discutida actitud comohombre de fe y sus páginas más profundas, y deello dio testimonio en su discurso en la aperturadel curso (julio de 1981), en la UniversidadInternacional Menéndez Pelayo en Santander, alevocar la presencia del pensador francés en elPalacio de la Magdalena en el verano del año1934, cuando expuso, en varias lecciones, lasideas y reflexiones que nutrirían su libro Elhumanismo integral.

Pero... creo que he cubierto con creces el espacioque me ha sido concedido. Soy consciente de que,a pesar del número de los autores y libros citadoscomo leídos por Leopoldo, quizás no lo fuerontanto, y que faltarán nombres más significativos.

Me imagino que otras colaboraciones se referirána Calvo-Sotelo como escritor y comentarán suslibros, tan testimoniales, con una excelente cali-dad de prosa, fruto de unos saberes digeridos, deun sutil ingenio, y, sobre todo, de una esencial yenvidiable cultura.

He querido llamar la atención hacialas lecturas de Leopoldo de libros detema religioso, y más concretamenteteológico (…). Ante todo, distintasediciones de la Biblia, y de modo

especial la conocida como deJerusalén

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1. En este año 2008 ha fallecido D.Leopoldo Calvo-Sotelo, uno de los cuali-ficados personajes que, en nuestrareciente historia, asumieron la tarea deconducir la transformación en cuya vir-

tud España, bajo la forma política de unaMonarquía Parlamentaria, se organizó en unorden democrático del que es expresión laConstitución de 1978.

Al invitarme a participar en este homenaje, laFundación de Estudios Sociológicos (FUNDES) yel Director de la revista Cuenta y Razón me hanpedido unas breves páginas “sobre la personali-dad de Calvo-Sotelo, como hombre de centro en laTransición”. Esta última especificación, conse-cuente sin duda de una agudizada conciencia delo que supuso el centrismo en la conducción delproceso político de cambio, aviva en mí un estí-mulo –nunca caducado- que me lleva a corres-ponder con alguna reflexión sobre las caracterís-

ticas del aquel proceso en el que Leopoldo Calvo-Sotelo aportó sus mejores cualidades: sólida for-mación, serenidad de juicio, firmeza de ideas yobjetivos, voluntad de servicio para abrir sendasde conciliación y entendimiento por las que elpueblo español pudiera discurrir en libertad, ygeneroso esfuerzo en pro de un orden de convi-vencia justo, pacífico y estable.

Esas cualidades fueron puestas por Calvo-Soteloal servicio incondicional de la función que AdolfoSuárez le encomendó, primero, como gobernantey, segundo, como organizador de la plataformapolítica de Unión de Centro Democrático; lecorrespondió después -y el impulso fue del propioPresidente Suárez- sustituir a éste al frente delGobierno. Son datos escuetos que, por sí solos y ala vista de los resultados, excusan la necesidadde explicitar el cuidado y la convicción con queactuó Calvo-Sotelo y, por supuesto, la eficacia ybrillantez con la que cumplió cuantas tareas se leatribuyeron en momentos y circunstancias en losque el futuro de los españoles fue diseñado a par-tir del relevo generacional que supuso la decisiónregia de situar a Adolfo Suárez al frente delEjecutivo.

2. Durante la primera fase de la transición, la quetuvo como referencia más cualificadora la Leypara la Reforma Política y como punto final laselecciones de 15 de junio de 1977, pareció evi-dente a sus gestores que la vertebración del plu-ralismo político requería la existencia de una

Leopoldo Calvo-Sotelo,político de centro y centrado

LANDELINO LAVILLA ALSINA

MINISTRO DE JUSTICIA Y PRESIDENTE DEL CONGRESO DURANTE LOS

GOBIERNOS DE UCD. MIEMBRO DE LAS REALES ACADEMIAS DE CIENCIAS

MORALES Y POLÍTICAS Y DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN Y DEL

CONSEJO DE ESTADO

Leopoldo Calvo-Sotelo aportó susmejores cualidades en el proceso de

la Transición: sólida formación,serenidad de juicio, firmeza de ideasy objetivos, voluntad de servicio (…)y un generoso esfuerzo en pro de unorden de convivencia justo, pacífico y

estable

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opción que sintonizara con esa gran parte delpueblo español que, superados los temores inicia-les, había asumido la esperanza de una transfor-mación política desde planteamientos de modera-ción y templanza.

Solventes estudios sociológicos revelaban la exis-tencia de segmentos de población vinculados aidentificaciones ideológicas nítidas; pero revela-ban también que la mayoría definía su posicióncomo de centro, en sus diversas variantes. Y, sialgunos podían ver asociada esa confesada posi-ción de centro a determinados partidos, fueran designificación histórica, de nueva acuñación o deinspiración metapolítica, la mayor parte no halla-ban o no manifestaban cuál de las opciones exis-tentes podía convertirse en la expresión políticade sus preferencias y aspiraciones.

Estaba extendida la conciencia, por otra parte, deque para la implantación del sistema democráticohabía que embridar tanto las propensiones denuestra sociedad al encastillamiento doctrinal,traducido en radicalismo y creciente confronta-ción, cuanto rememorar –y conjurar su repeti-ción- las experiencias que denunciaban la raíz deesas propensiones y acreditaban también quécomportamientos de los dirigentes activaban losriesgos a ellas inherentes. Se hallaba extendida lasensibilidad respecto de tales riesgos y teníamosuna percepción contrastada de que las condicio-nes socio-económicas permitían un planteamien-to más realista y una acción más eficaz que los deotros intentos precedentes.

3. Las elecciones de junio de 1977 supusieron laafirmación en la vida política española de unauténtico y esperanzador proyecto político decentro, germinado en la firme concepción y bri-llante ejecución de la reforma política y del quedijo Julián Marías que era una mezcla ponderadade cordura e innovación.

El proyecto no surgió como un especulativo ejer-cicio de geometría política sino como fruto de unavaloración de nuestro pasado y de una reflexiónsobre el futuro deseable y necesario para laEspaña de finales del siglo XX.

La moderación española no había dispuestonunca de un instrumento de raíz popular que lepermitiera justamente gobernar y hacer oposicióneficaz con pleno respeto al sistema democrático ya las libertades públicas. UCD no fue sino laexpresión y el resultado de una voluntad cons-ciente de corregir la carencia operando decidida-mente sobre su causa.

Lo importante y verdaderamente significativo nofue tanto la aparición de esa fuerza política nuevae innovadora, cuanto la favorable respuesta deuna parte importante del electorado. Un electora-do en nada disímil del representado por partidoseuropeos de corte centrista, que rechazó losenfrentamientos y apostó netamente por laEspaña del cambio. Un electorado que sigue exis-tiendo.

UCD, con errores, defectos e insuficiencias, fueconsecuente con su concepción, con las expecta-tivas y aspiraciones del pueblo español y logró,quizá por primera vez, centrar la vida políticaespañola.

4. Haber solicitado mi participación en estehomenaje apelando a la consideración deLeopoldo Calvo-Sotelo como hombre de centrorevela –sin la menor duda- que está consolidadaen la conciencia social generalizada –y en la pro-pia valoración de su personalidad y de su trayec-toria- la pertenencia del Presidente Calvo-Soteloa aquel grupo de personas que profesaron –profe-samos– fe sincera en que era posible organizar lavida política española sobre valores y principiosen los que la libertad, la igualdad, la justicia, elpluralismo, la soberanía popular y la realidadsocial y democrática de un Estado de Derechopermitieran una fecunda convivencia integradorade todos los españoles.

La capacidad política y la eficacia gestora deLeopoldo Calvo-Sotelo supusieron una conclu-yente aportación para la efectividad de los princi-pios y aspiraciones de quienes con amplio respal-do social y con claridad y limpieza nos propusi-mos articular el vigente orden constitucional.

Las elecciones de junio de 1977supusieron la afirmación en la vidapolítica española de un auténtico yesperanzador proyecto político de

centro, (…) del que dijo Julián Maríasque era una mezcla ponderada de

cordura e innovación

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No me parece oportuno exponer o analizar lo quees –ni siquiera lo que fue entonces- el centrismo.Sí me parece pertinente evocar el espíritu en elque se fundaba y recordar a quienes condujeronel proceso de entre los que es obvio subrayar laaportación de Leopoldo Calvo-Sotelo, que –inclu-so con alarde- solía recodar que no militó másque en UCD –“y no pienso militar en otro parti-do”, añadía-, que reconoció y subrayó siempre elliderazgo de Adolfo Suárez y que gustaba deexponer, con argumentos políticos y matemáticos,su centrismo.

Compartí con Leopoldo Calvo-Sotelo el periodode nuestra común dedicación a la actividad polí-tica. Y, culminada ésta, nos reencontramos entareas académicas (Real Academia de CienciasMorales y Políticas) y consultivas (Consejo deEstado), más sosegadas aunque no menos gratifi-cantes para quienes tenían acreditada su voca-ción de servicio público. En algunas ocasiones ycon justo reconocimiento al papel cumplido porLeopoldo Calvo-Sotelo me he referido –y terminoahora recordándolo y poniendo énfasis en nuestrasintonía de pensamiento y de acción- a la actitudpolítica y a la decisión desde las que Españaafrontó el proceso de su transformación a partirde julio de 1976: ante un pueblo globalmentedeseoso de recibir una respuesta esperanzada asus prevenciones, se actuó con prudencia y auda-cia marcando nítidamente la diferencia del empe-ño respecto de las aspiraciones de una derechacontinuista (comprensiva, dogmática, o simple-mente cohibida y temerosa, según los sectores ylas personas) y respecto de las impaciencias deuna izquierda rupturista (comprensiva, dogmáti-ca, altanera o revanchista, también según los sec-tores y las personas).

La posibilidad misma de dirigir y consumar feliz-mente la transición política requería, pues, no

perder aquella posición de “centro”. El centrismose convertía así en una concreta referencia paradisipar recelos y fundar el ilusionado esfuerzo delos españoles. Y ese centrismo resultó ganador enlas elecciones generales de 1977.

5. El centrismo –rasgo distintivo en Calvo-Sotelosin las dudas que en otros centristas se desvela-ron- cumplió adecuadamente su misión. En esecumplimento quisieron ver muchos el agotamien-to de su razón de ser.

Se dice con alguna frecuencia que el centrismosolo tiene sentido cuando la derecha y la izquier-da están fuertemente radicalizadas, mientras queen la situación de España (de entonces y ahora serepite) los valores distintivos de aquél son yapatrimonio común de una y otra, por lo que elcentrismo es, de una parte, innecesario y, de otrapotencialmente perturbador en cuanto eventualimpulsor de las demás fuerzas hacia la radicaliza-ción. Es un razonamiento inverso al que asumiríacualquier observador sereno y perspicaz.

Quizá el conjunto de las fuerzas políticas mani-fiesten efectivamente una tendencia hacia el cen-tro. Pero ello no es consecuencia gratuita de uncambio objetivo en la sociedad española, en elque se hayan diluido riesgos que nos son tanfamiliares y respecto de cuyos efectos fuera irre-levante la existencia del centrismo. Sobre la basedesde luego de una sociedad moderna y desarro-llada, el dato anotado es fruto que debe ser reco-nocido y agradecido al centrismo encarnado porUCD. Fue ese centrismo, con su acusado talanteconciliador- salvo en el seno del propio partido-,el que se convirtió en referencia magnetizadorade la dinámica propia de las demás fuerzas polí-ticas. Si en otras ocasiones las fuerzas políticas ysociales españolas sufrieron tensiones a impulsocreciente de sus extremos, en la experienciademocrática de finales del siglo XX esa dinámicase invirtió espectacularmente. Y ello fue así, pre-cisamente, por el protagonismo del centrismo,

La capacidad política y la eficaciagestora de Leopoldo Calvo-Sotelo

supusieron una concluyenteaportación para la efectividad de losprincipios y aspiraciones de quienes

con amplio respaldo social y conclaridad y limpieza nos propusimos

articular el vigente ordenconstitucional

El centrismo se convertía así en unaconcreta referencia para disiparrecelos y fundar el ilusionado

esfuerzo de los españoles. Y esecentrismo resultó ganador en las

elecciones generales de 1977

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que polarizó las expectativas de crecimiento elec-toral de los partidos a su derecha y a su izquier-da. La necesidad de buscar y obtener electores enel espacio cubierto por UCD fue el factor funda-

mental que generó la orientación hacia el centrode los demás partidos. Ello fue altamente positi-vo para el sistema, aunque resultara electoral-mente dramático para UCD.

ENSAYO

65

He agradecido la invitación de FUN-DES a participar en este númeroespecial dedicado a la memoria denuestro desaparecido PresidenteCalvo-Sotelo, justo tributo a quién

jugó un papel trascendental, a mi juicio no sufi-cientemente ensalzado, en la consolidación denuestro sistema democrático. Desde estas líneasrindo mi particular homenaje a esta personahonesta, sólida, de fino sentido del humor, de fir-mes creencias que nunca traicionó y que supoanteponer su condición de hombre de Estado alinterés partidista o a su propio beneficio perso-nal, lo que le llevó a aceptar a lo largo de su vidaempresas de muy elevado riesgo y difícil salida.

Mis primeras y breves conversaciones con elPresidente tuvieron lugar en el verano del 82 enlos trayectos del palacio de Marivent al aeropuer-to de Son San Juan cuando, como Ayudante de Su

Majestad, le recogí para su despacho con el Reyy le despedí pocas horas después, ya con elDecreto firmado de disolución de las Cortes yconvocatoria de elecciones anticipadas. Hoy, alrepasar documentos, encuentro en su discurso enABC ( Enero- 82), con motivo de haber sido ele-gido el “Hombre del Año”, que, tras anunciar suintención de apurar la legislatura, hizo una mati-zación muy precisa y premonitoria, afirmando lanecesidad de disponer de una mayoría parlamen-taria que le permitiera sacar adelante, sin desfi-guraciones, el programa de gobierno- “Si la impa-ciencia de unos, el desacomodo de otros, las codi-cias de estos o el antojo de aquéllos hacen inviableese proyecto, sólo a estas actitudes sería imputablela responsabilidad de un acortamiento de la legis-latura”. Hoy entiendo bien que su semblante nofuera alegre al despedirle en Mallorca: Esas acti-tudes se habían ya producido, y aunque piensoque presumía que perdería las elecciones, ante-ponía la necesidad de que España tuviera en todomomento un Gobierno fuerte a continuar aferrán-dose al poder sin disponer del apoyo de un parti-do que, ya desde que aceptó la candidatura a laPresidencia, tras la inesperada salida de Suárez yel fracasado Congreso de Palma, estaba en trancede una descomposición que él no pudo contener.Posiblemente, su decisión no fue una jugada polí-ticamente brillante, pero sí la de un hombrehonesto, fiel a su trayectoria.

Paso ya a centrarme en el tema para el que he

Calvo-Sotelo: una idea clarade la política nacional de

defensa. La integración deEspaña en la OTAN

AGUSTÍN MUÑOZ-GRANDES GALILEATENIENTE GENERAL DEL EJÉRCITO DE TIERRA

Desde estas líneas rindo mi particularhomenaje a esta persona honesta,

sólida, de fino sentido del humor, defirmes creencias que nunca traicionóy que supo anteponer su condición

de hombre de Estado al interéspartidista o a su propio beneficio

personal

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sido convocado: El ingreso de España en laAlianza Atlántica, en el que juega un papel tras-cendental el Presidente Calvo-Sotelo.

Juzgo primero conveniente repasar nuestra situa-ción en el escenario internacional de Seguridad yDefensa en la fase previa a nuestra adhesión.Hasta el año 1953, nuestro aislamiento en estecampo, y en otros muchos, era casi total. Sólomanteníamos relaciones bilaterales con Portugal,a través del llamado Pacto Ibérico, de poca reper-cusión exterior y, más tarde, con Francia, que sereducía a realizar algunas maniobras de escasaentidad en la zona pirenaica, al intercambio dealumnos en algún centro de enseñanza y de estu-dios sobre determinados tipos de armamento.

En el 53 se alcanza un Acuerdo bilateral con losEstados Unidos, cuyo Gobierno valora la fuerteposición anticomunista del Régimen español y,sobre todo, el valor estratégico de nuestro territo-rio, especialmente idóneo para el establecimientode bases aéreas y navales en la retaguardia deldispositivo OTAN de las que estaba muy necesi-tado. Su importancia, muchas veces criticada, fuegrande. La cesión de una parte de soberanía alpermitir la utilización de las bases por una poten-cia extranjera (aunque siempre ondeó en la entra-da la bandera española) y el aumento del riesgode sufrir ataques en caso de guerra (aunque eneste caso difícilmente hubiese podido mantenerEspaña su neutralidad), tuvo dos claras compen-saciones:

-En el plano político, rompió nuestro aislamientoal suponer implícitamente un respaldo al régimenfranquista que posibilitó nuestro ingreso enNaciones Unidas dos años más tarde, en el 1955.

-En el plano militar, además de una sustancialayuda económica traducida en una parcialmodernización del obsoleto armamento de nues-tros Ejércitos, se incluyó la admisión periódica enlos centros de instrucción y enseñanza america-nos de un importante número de nuestros oficia-les y suboficiales que, por primera vez, se abríanhacia el exterior y recibían nuevos aires en losconceptos de seguridad y defensa. Su actuaciónfue siempre excelente, recibiendo altas califica-ciones y el reconocimiento de su buena prepara-ción por los mandos estadounidenses.

Pero, sin duda, el Convenio alcanzado era incom-pleto al no incluir explícitamente la cláusula de

“defensa mutua” a la que quedaban comprometi-dos, dentro del concepto de defensa colectiva,todos los firmantes del Tratado del AtlánticoNorte, que en un buen número rechazaban enton-ces la adhesión de España. Con todas sus preca-riedades, significó un importante avance al que-dar de alguna forma incrustada nuestra nación enel sistema global defensivo a través de los planesbilaterales aéreos, navales y terrestres en vías dedesarrollo acordados con los americanos para las“zonas de interés común” y que, lógicamente,había que encajar con los de la OTAN. Para ello,pronto se sintió la necesidad de crear un ConsejoHispano-Norteamericano. El Convenio fue reno-vado y actualizado cada 7 años, y tuvo especialsignificado el firmado por el Ministro Cortina enel año 1976, un año después de la muerte delGeneral Franco, que trata de mejorar la insercióny coordinación del planeamiento bilateral con elde la Alianza, y de definir con precisión la zonageográfica de interés común, que incluía la tota-lidad del territorio español y sus espacios maríti-mos y aéreos adyacentes. Copio textualmente unpárrafo del Convenio: “Con el fin de obtener elmáximo de eficacia en la cooperación para ladefensa de Occidente, el Consejo Hispano-Norteamericano tendrá como uno de sus objetivosfundamentales lograr el desarrollo de la adecuadacoordinación con la OTAN”. Para ello, además delcitado Consejo, se creó un Comité MilitarConjunto y un Estado Mayor Combinado, a travésdel cual recibíamos la información necesaria quenos proporcionaban altos mandos americanos traslas reuniones del Consejo del Atlántico Norte ydel Comité de Planes de Defensa de la OTAN.

Implantado ya en España el sistema democrático,parecía llegado el momento de comenzar lasnegociaciones para nuestro ingreso en la Alianza.Pero el Presidente Suárez se mostró muy cauto yadoptó una postura un tanto ambigua, aunque enla Directiva de Defensa Nacional que firmó en elaño 1980 anunciaba que “se tratará de lograr la

Implantado ya en España el sistemademocrático, parecía llegado el

momento de comenzar lasnegociaciones para nuestro ingreso

en la Alianza. Pero el PresidenteSuárez se mostró muy cauto y adoptó

una postura un tanto ambigua

ENSAYO

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integración en la Alianza Atlántica en condicionesventajosas”. Pero ahí se detuvo, sin que, a mi jui-cio, se pusiera gran empeño en impulsar el pro-yecto que ilusionaba a gran parte de nuestrasFuerzas Armadas y que había recibido el apoyode UCD en sus Congresos de los años 78 y 81.

¿Motivos que forzaron el retraso en el intento deadhesión a la OTAN? A mi juicio pudieron ser:

1º.- Todo el esfuerzo en la fase inicial de la tran-sición se vuelca en la consolidación del reciénimplantado sistema democrático, buscando en elinterior el mayor consenso entre los partidos polí-ticos y en el exterior todo el apoyo posible, sinintroducir temas que pudieran distorsionarlo. LaPolítica General no coloca en primer plano laPolítica de Defensa.

Intentaré resumir la posición del primer partidode la oposición. El PSOE en su Congreso de 1976se muestra absolutamente contrario a la adhesióna la Alianza, posiblemente influido por la decla-ración del Pacto de Varsovia en Bucarest, queparece dirigida directamente a España, instandoa los Estados a no emprender acciones que pudie-ran llevar a una ampliación de las dos Alianzasexistentes. Desde aquel año parece que la URSSse vuelca en captar al PSOE, en detrimento delapoyo prestado hasta entonces al PartidoComunista, al que no ve mucho recorrido. En estesentido se puede interpretar la invitación deMoscú a la cúpula socialista, sin que haya cons-tancia de que ésta adquiriera ningún compromisoconcreto. Es un hecho cierto que en los añossiguientes el PSOE va suavizando su postura,predicando una para mí extraña “neutralidadactiva” en la que, sin renunciar a la liquidaciónde todas las bases extranjeras, pasa después auna cierta aceptación de algunas de las america-nas en nuestro territorio, (unida a un firme“OTAN, NO”), con el argumento de no romper elequilibrio existente. Posteriormente introduceuna nueva matización con su conocido esloganelectoral de “OTAN, DE ENTRADA NO”, untanto ambiguo y que se presta a distintas interpre-taciones. Su última derivación, ya con un PSOEque había abandonado el “marxismo dogmático” ,(como resaltará Calvo-Sotelo en su intervencióndel año 86), parece inclinarse a una aceptaciónde una eventual aproximación a la Alianza, siem-pre sometida a su refrendo en consulta popular, loque supondrá a Felipe González una atadura a sullegada al poder. Una de las resoluciones del

XXIX Congreso del PSOE en el año 81 dice tex-tualmente: “Si cuando el PSOE llegue al Gobiernono se ha sometido el tema a consulta, el gobiernosocialista someterá a referéndum la pertenencia ono de España a la OTAN”.

2º.- Durante muchos años se había hecho uncanto a las excelencias de nuestra postura de“NEUTRALIDAD” en las dos grandes GuerrasMundiales, que si bien es verdad que evitó eldesastre del conflicto bélico en nuestro territorio,nos dejó aislados en el concierto de las Naciones.Me sumo a quienes piensan que la neutralidad esuna postura cobarde cuando están en juego valo-res trascendentales.

3º.- Faltó una explicación clara del significado dela OTAN, desconocida a muchos niveles y tenidapor muchos como una simple Alianza de FuerzasArmadas de distintos países, bajo mando militar,sin valorar su necesidad ni su contenido político.No se había resaltado que son civiles suSecretario General y todos los componentes desus Órganos Supremos, el CONSEJO DELATLANTICO NORTE y el COMITÉ DE DEFEN-SA, que es dónde descansa el poder de la toma dedecisiones que han de ser acordadas por unani-midad, sin que sirvan las mayorías, por lo quenunca pueden ser considerados como órganossupranacionales. A sus reuniones son convocadosdesde los Embajadores RepresentantesPermanentes de cada nación, a sus Ministros deAsuntos Exteriores, Ministros de Defensa y, en sucaso, Presidentes de Gobierno y Jefes de Estadosegún el contenido y trascendencia de los temas atratar. A estos órganos superiores se subordinatoda la estructura militar, con un gran peso deasesoramiento, pero sin capacidad para tomardecisiones independientes.

No se había difundido que la organización creadaen el 1949 (Tratado de Washington), con la pre-sencia física en Europa de tropas americanas y laposibilidad del refuerzo desde el otro lado delAtlántico, había hecho factible ese “equilibriodel terror” que impidió la agresión nuclear, comotan bien definió Raymond Aron (“Paz imposible,Guerra improbable”) y que, sin efectuar un solodisparo en el largo periodo de la Guerra Fría,garantizó la integridad de todos los países adheri-dos al Tratado, frente al inquietante poderío mili-tar de la URSS y Pacto de Varsovia. Hizo fortunaen el 1952 la frase desenfadada de Lord Ysmay,primer Secretario General de la Alianza, de que

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su verdadero objetivo era “to keep de Americansin, the Soviets out and the Germans down”.

Desde su creación, y más acusadamente desde laadmisión de la Alemania Occidental (1955), laseguridad se construyó sobre dos ideas muy cla-ras: Ser garantía de disuasión frente la amenazaexterior y evitar disputas en su seno que debilita-ran su potencial, como fueron el control de laancestral rivalidad franco-alemana y el manteni-miento en bajos niveles la permanente disputagreco-turca.

4º.- Se había difundido la idea de que en la deli-cada situación económica por la que atravesabanuestra nación, la adhesión era una carga dema-siado onerosa. Mi compañero de Promoción, elhoy Teniente General y entonces ComandanteLobo, uno de los grandes impulsores de nuestroingreso en la Alianza, desmontó en el año 81 esafalsa apreciación en su tesis doctoral“Consecuencias económicas del ingreso de Españaen la OTAN” (Premio “cum laude”). Desde losaños 70 se habían manejado unas cifras desorbi-tadas, sin haberse realizado estudios serios (cifrasque van desde triplicar el gasto militar a los 600millones de dólares de aportación inmediatasegún el Partido del Trabajo, o a los750.000millones de pesetas que aparecen en larevista La Calle). El Ministro Marcelino Orejapone cordura en su discurso en el Senado, afir-mando que no tendría que haber más contribu-ción económica que la derivada del propio siste-ma de la Defensa Nacional.

Ángel Lobo, tras denunciar la falta de interés porconocer las ventajas que en muchos otros aspec-tos podía significar nuestro ingreso, con respectoa su coste nos explica que cada nación tiene quenegociar los porcentajes de cotización anual paraatender a los gastos de los organismos en que par-ticipa, ya sean de la estructura civil o de la mili-tar, que se calculan en función del potencial eco-nómico y defensivo de cada país, tomando comoíndices de referencia el PIB, el Presupuesto deDefensa y el nivel de población. En el 80, elGeneral Haig, Comandante Supremo de lasFuerzas Aliadas, en Europa estimó la posibleaportación de España en 12 millones dedólares/año. El Comandante Lobo, partiendo dela cifra global del Presupuesto OTAN para 1981y aplicando los porcentajes que nos podíancorresponder (2,63 del presupuesto civil y 2,68del militar) lo afinó a unos 1.000 millones de

pesetas que rebajó a unos a 500 millones, si ini-cialmente sólo contribuíamos al presupuestocivil, cifra perfectamente asumible como despuésse demostró. En una charla informal, a la pregun-ta del coste respondió: “Un cuarto de Maradona”(que acababa de ser fichado por el Barcelona en2.000 millones). En la tesis de Lobo y citándoloexpresamente, se apoyó Calvo-Sotelo en su inter-vención ante el Pleno del Congreso el 27 deOctubre de 1981 en el debate sobre la OTAN,volviendo a elogiarlo en su libro Memoria viva dela Transición.

Se hubiera dado un buen ejemplo al pueblo espa-ñol si, en un tema tan fundamental de la Políticade Defensa, un tema de Estado, se hubiera llega-do a un consenso entre los dos grandes partidosde la nación. Pero no fue posible.

Esta es la situación que debe afrontar Calvo-Sotelo cuando acepta la candidatura a laPresidencia del Gobierno, en un acto de valor,con el sólo apoyo de un partido con evidentesfisuras. A la espinosa situación en el campo de ladefensa, se une una fuerte crisis económica y unterrorismo muy activo que dirige preferentementesus asesinatos a los miembros de las FuerzasArmadas y de las de Seguridad del Estado. En lapoblación cunde el pesimismo, el desencanto, lainseguridad y la desesperanza, como bien señalael candidato en su discurso de investidura del 19de Febrero del 81, tres días antes del triste ytorpe intento de golpe de Estado.

De su bien estructurada intervención solo me voya detener en los puntos que afectan directamentea la Defensa Nacional:

1º.- Su rotunda afirmación de la estrecha vincula-ción entre la Política Exterior y la de Defensa,que son materialmente inseparables.

Esta es la situación que debe afrontarCalvo-Sotelo cuando acepta la

candidatura a la Presidencia delGobierno, en un acto de valor, con el

sólo apoyo de un partido conevidentes fisuras. A la espinosa

situación en el campo de la defensa,se une una fuerte crisis económica y

un terrorismo muy activo

ENSAYO

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2º.- Su claro concepto de que la garantía de laseguridad nacional y la defensa de la integridadde nuestro territorio exige alcanzar un aceptablegrado de disuasión frente a amenazas exteriores,con un fortalecimiento de las instituciones arma-das unido a una adecuada acción exterior en laque debe incluirse la cooperación para la salva-guardia de los valores éticos de la sociedades delibertades y la defensa específica de los interesesespañoles, individuales y colectivos.

3º.- Su apuesta decidida por nuestra adhesión a laAlianza Atlántica, defendiendo simultáneamentenuestra vocación europeísta y atlántica, y preco-nizando que no debe haber un distanciamientoentre la Europa Occidental y los Estados Unidos,con los que nuestra relación bilateral va a adqui-rir una nueva dimensión.

4º.- El rechazo a que esta adhesión vaya a supo-ner un mayor riesgo. El valor estratégico de nues-tro territorio haría imposible, además de no dese-ada, nuestra neutralidad.

5º.- Su repulsa a que terceros países, en clara alu-sión a la URRS, condicionen nuestra políticaexterior, afirmando que se propone iniciar consul-tas con los Grupos Parlamentarios para “escogerel momento y definir las condiciones y modalida-des en que España estará dispuesta a participar enla Alianza”.

En coherencia con la postura anunciada, enAgosto envió a las Cortes Generales el Tratadodel Atlántico Norte, para debatirlo el 27 deOctubre en el pleno de la Cámara. En su inter-vención, resaltó la oportunidad de acometer estaempresa en aquel momento, por estar pendientedesde el 21 de Septiembre la renovación delConvenio con los Estados Unidos, que “seríaimprudente hacerlo ignorando la cuestión atlánti-ca”. Consideró que el ingreso en la OTAN era unasatisfacción histórica que no tuvo oportunidad derealizarse en el anterior régimen: “Nuestro desti-no está unido al de los países occidentales de nues-tro entorno… seguros de que cualquier fórmulanueva para la seguridad y la paz surgirá dentro dela Alianza misma”. Recordó que las razones porlas que se constituyó la OTAN en el 1949 siguensiendo válidas: “Los bloques siguen estando ahí…mientras haya un Muro de Berlín debe sabersemuy bien a qué lado estamos”, y razonó quehemos vivido demasiados años encerrados ennuestros problemas internos, que la amenaza a la

libertad de los españoles en los dos últimossiglos, ha nacido en el interior de la Nación…“Hay que salir al exterior”. Reiteró su rechazo ala neutralidad que calificó de imposible con citasa los socialistas Manuel Azaña (1918 – “La neu-tralidad de España en la I GM fue impuesta, nolibre”) e Indalecio Prieto (1948 – “España debeformar parte del bloque occidental; la neutralidades imposible”).

Es muy claro al señalar las ventajas que supondránuestra incorporación, que superarán en mucho alas del convenio bilateral con los EEUU, queadquirirá una nueva dimensión. La incorporacióna la Alianza supondrá:

1ª.- Garantía de Defensa (Artº 5): Cualquier ata-que a una parte se considerará dirigido a todas.Cada nación asistirá a la atacada con los mediosque juzgue necesarios.

2ª.- La participación en las decisiones en elConsejo Atlántico, que hasta ahora se toman sinla presencia de España.

3º.- Se incrementa una relación equilibrada conlos Estados Unidos. No se puede hablar de “sate-lización” de ninguno de los 15 países miembros.

4º.- Fundamental: Estrechar los lazos con los paí-ses de Europa para en su día solicitar la adhesiónal Mercado Común. (Que se culminaría el 1 deEnero de 1986)

Vuelve a rechazar el aumento del riesgo poringresar en la Alianza y argumenta que Ceuta yMelilla, a las que no se hace mención expresa enel proyecto, quedan implícitamente mejor prote-gidas, y por último afirma que la Declaración de

Consideró que el ingreso en la OTANera una satisfacción

histórica que no tuvo oportunidad derealizarse en el anterior régimen:

“Nuestro destino está unido al de lospaíses occidentales de nuestro

entorno… seguros de que cualquierfórmula nueva para la seguridad y la

paz surgirá dentro de la Alianzamisma”

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Lisboa, el ingreso en la Alianza y la adhesión alas Comunidades Europeas, juegan a favor dedescongelar el tema de Gibraltar. Por último,tacha de intolerable la amenaza de la URSS: “SiEspaña ingresaba en la OTAN, la Unión Soviéticay sus aliados sacarían las conclusiones pertinentesy sopesarían las medidas adecuadas”.

Sometida la consideración de las Cortes la autori-zación para la adhesión, el 29 de Octubre del 81lo aprueba el Congreso (186 contra 146 votos) y el26 de Noviembre lo hace el Senado (106 contra60).

El Presidente Calvo-Sotelo es consciente de ladebilidad de UCD y trata de acelerar todos lostrámites para dejar cerrado este tema fundamen-tal para España antes de cualquier posible cam-bio de gobierno que pudiera rechazar la adhesión.El PSOE, en un último intento por aplazarla,envió y fue aceptada a trámite, una proposiciónno de ley subordinando nuestra entrada a la sobe-ranía de España en Gibraltar. Calvo-Sotelo sigueadelante. Faltaba un último país de la OTAN,Grecia, en aceptar la petición de España. Lo haceel 29 de Mayo, y el día 30 se formaliza nuestroingreso dejando para posteriores estudios lasmodalidades de nuestra participación.

El 4 de Junio se iza la bandera española en elCuartel General Militar del Mando SupremoAliado en Europa, en presencia de los ministrosPérez Llorca y Oliart (Asuntos Exteriores yDefensa), del General Lacalle (JEMAD) y denuestro Embajador en Bruselas y primer embaja-dor en la NATO, Nuño Aguirre de Cárcer, quehabía realizado una extraordinaria labor de alla-namiento de todas las dificultades. Por marchar aWashington, pronto entregará el testigo a JavierRupérez, que contará ya con una delegaciónespañola con una reducida representación mili-tar, encabezada por el General Peralba, del

Ejército del Aire. Los españoles empiezan aentrar en los distintos órganos civiles de la NATOy en el Comité Militar. En Bruselas, un grupoEspaña-OTAN comenzó los trabajos para encajarnuestra presencia en la estructura militar. Porotra parte, el 2 de Julio se firmó un nuevoConvenio bilateral con los Estados Unidos.

El 28 de Octubre de 1982, tras ganar el PSOE laselecciones anticipadas, en la primera reunión delConsejo Atlántico a la que asiste el nuevoMinistro de Asuntos Exteriores, Morán anunciaque España revisará su presencia en la OTAN.Las negociaciones emprendidas quedan paraliza-das y empieza el periodo que se denomina de“congelación”. Nuestros representantes en laAlianza siguen asistiendo a las reuniones de losdistintos comités pero con una intervención míni-ma, salvo para reiterar nuestra no aceptación delmando británico de la OTAN en Gibraltar (GIB-MED). Esta “congelación” se prolongará hasta el86; no es un periodo vacío (se acumuló informa-ción), pero el retraso fue significativo. En ningúnmomento se arrió la bandera española en laOTAN.

El Presidente González había sido invitado ofi-cialmente a Washington en el 82, y posiblementetiene un cambio de actitud ante la OTAN pero,también posiblemente, se encontró atrapado porla resolución del XXIX Congreso Socialista, queen el caso de encontrar a España ya adherida a laOTAN al llegar al gobierno, abriría un periodo dereflexión con un referéndum para ratificar el tra-tado.

El 23 de Octubre del 84, González presentó alCongreso un Programa de Paz y Seguridad de 10puntos denominado “el decálogo”; entre ellos lostres que sometería a referéndum en relación conla adhesión a la Alianza: No integrarse en laestructura militar, prohibir la instalación, alma-cenamiento o introducción de armas nucleares yreducir la presencia americana en España.

El 5 de Febrero se abre en el Congreso el consi-guiente debate en el que la intervención deCalvo-Sotelo desde la oposición fue clara y con-tundente: No hay ninguna necesidad de convocaral pueblo español a un referéndum sobre un temamuy complejo sobre el que no había sido sufi-cientemente informado. ¿Qué pasaría si triunfarael NO?: Sería volver al aislamiento y a la imposi-ble neutralidad. Consideró como un error no par-

El Presidente Calvo-Sotelo esconsciente de la debilidad de UCD ytrata de acelerar todos los trámites

para dejar cerrado este temafundamental para España antes de

cualquier posible cambio degobierno que pudiera rechazar la

adhesión

ENSAYO

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ticipar en la estructura militar tratando de imitarel modelo francés de De Gaulle. Con fina ironíaafirmó: ¿Es que está preparando España unbomba atómica propia? Además, salir de laestructura militar nos privaba de un instrumentopara la reivindicación de Gibraltar.

Respecto a otros puntos del decálogo, Calvo-Sotelo admitió la integración en la UEO (Tratadode Bruselas: Alianza de los países occidentalesbeligerantes de la II GM, creada inicialmente conel objetivo real de impedir el resurgimiento ale-mán), que había estado dormida hasta el año 83en el que Francia pretendió rehabilitarla. Calvo-Sotelo advirtió del mayor compromiso que exigíala UEO con respecto a la OTAN (“Proporcionar ala nación atacada toda la ayuda y asistencia mili-tar y de otro tipo a su alcance”) y aceptó la adhe-sión a la UEO como potenciación del esfuerzoeuropeo dentro de la Alianza, y no como unadebilitación de la relación con Estados Unidos.

El 12 de Marzo tiene lugar el Referendum, conresultado afirmativo aunque por muy estrechomargen: 40% de abstenciones y 60% de votantes,de ellos el 52,5% dio el SI, el 39,8% el NO y un6,5% en blanco, es decir, sólo un tercio aproxi-madamente del censo electoral dio su voto afir-mativo. Años más tarde, Felipe González recono-ció como su mayor error político la convocatoriadel referéndum.

Descartado el modelo francés que en ningún casoaceptaría la Alianza, empieza una complicadafase para hacer positiva nuestra presencia en ella.Las negociaciones, conducidas en Bruselas por elEmbajador Jaime Ojeda con extraordinaria habi-lidad, concluyen con la aceptación de 6 Acuerdosde Coordinación en los que los planes de defensade nuestro territorio, de los espacios aéreos ymarítimos mediterráneos y atlánticos y la disponi-bilidad de nuestro territorio como gran base logís-

tica de retaguardia, quedan encajados con los dela Alianza. Con esta modalidad conseguimosacceso a los órganos superiores del Tratado, elConsejo Atlántico y los Comités de Planeamientode la Defensa (donde no estaba Francia) y dePlanes Nucleares (donde tampoco figurabaFrancia), y participación en los comités subordi-nados, Comité de Examen de la Defensa (Franciaexcluida) y el Comité Militar (Francia sólo comoobservadora). Este último es sólo un foro de acep-tación de posturas y nunca un mando operativomilitar y queda por tanto fuera de su estructura.En resumen, España participa en la definición delos objetivos de fuerza, y el planeamiento opera-tivo queda referido a los mencionados Acuerdosde Coordinación. Seguimos firmes en la no acep-tación de GIBMED, el mando británico de laOTAN en Gibraltar. El modelo concertado funcio-nó razonablemente bien y pronto nuestros repre-sentantes civiles y militares adquirieron relevan-cia.

En Noviembre del 89, con la caída del muro deBerlín, la desintegración de la URRS y la disolu-ción del Pacto de Varsovia, la Alianza comienzauna nueva etapa. Teóricamente ha terminado laconfrontación Este-Oeste y la OTAN crea laAsociación para la Paz, en la que pronto se inte-gran los países del Pacto de Varsovia buscando suprotección ante el inquietante poderío de Rusia,que incluso en el año 91 pide su adhesión a laOTAN. Empieza una etapa de distensión, delcobro de los “dividendos de paz”, que pronto severá amenazada por el resurgir de otros riesgos yamenazas, reales o potenciales (proliferación dearmas de destrucción masiva en manos de difícilcontrol, fanatismo religioso, nacionalismos radi-cales, terrorismo internacional, control de mate-rias primas, inmigraciones masivas, tráfico dedrogas y armamento…). La OTAN, con el impul-so permanente del estamento militar, revisará unay otra vez su estrategia y su estructura, para per-feccionarlas y adaptarlas a las cambiantes situa-ciones que aparecen en el escenario internacionalde este mundo globalizado, demostrando que lasFuerzas Armadas no viven “per se”, sino paraproporcionar paz y seguridad a los pueblos quesirven, a toda una civilización. Importante fue ladecisión de ampliar el Artº 5, para posibilitar laacción de la OTAN fuera de las fronteras de lospaíses miembros, para asegurar la paz dondefuera necesario.

En el 1995, por primera vez, un español, Javier

Para Calvo-Sotelo no había ningunanecesidad de convocar al pueblo

español a un referéndum sobre untema muy complejo sobre el que no

había sido suficientementeinformado. ¿Qué pasaría si triunfara

el NO?: Sería volver al aislamiento y ala imposible neutralidad

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Solana tan poco partidario de la Alianza al prin-cipio de los años 80, es designado SecretarioGeneral de la OTAN. Durante su mandato se pro-duce la primera intervención armada de la OTANcon fuego real en los Balcanes. España está yaparticipando en misiones de paz bajo mandato deONU y OSCE, y en ocasiones con intervención dela OTAN, que asume el mando. Parece incon-gruente que en este último caso, fuerzas españo-las participen en operaciones sin tener oficial-mente entrada en el planeamiento de los cuarte-les generales “ad hoc” que la Alianza establece.Por ello, el 1 de Enero de 1999, con la correspon-diente autorización de nuestro Congreso, Españase convierte en un miembro pleno de la Alianza,integrada también en la estructura militar.

17 años después se cumple el sueño de la sabia yvaliente decisión de Calvo-Sotelo, a mi juicio lamás importante empresa que llevó a cabo.Nuestro ingreso en la Alianza significó rompernuestro secular aislamiento, entender que laseguridad compartida era necesaria sin que semenoscabase la soberanía nacional; significó la

modernización de nuestras Fuerzas Armadas, lahomologación de planes, armamentos, sistemasde mando e información, logística y procedimien-tos operativos con nuestros aliados, la participa-ción en decisiones de honda trascendencia, elmirar hacia el exterior sin abandonar nuestra pro-pia seguridad.

Contemplando el hoy y el futuro, parece necesa-rio que los europeos realicemos un verdaderoesfuerzo para conseguir que el Pilar Europeo dela Defensa alcance la dimensión que precisanuestro continente, sin que ello signifique romperni debilitar el lazo trasatlántico. Si no es así, ladeseada Identidad de Seguridad y DefensaEuropea (ESDI) nunca será realidad, y a la horade reaccionar ante situaciones de crisis, aunquese produzcan en escenarios muy próximos, habráque recurrir permanentemente al amigo america-no. Y sobre todo es fundamental que todos nosempapemos de que la defensa de la dignidad delser humano, dondequiera que pueda estar violaday por lejano que sea el territorio donde ocurra, esresponsabilidad de todos y merecen la pena lossacrificios, por dolorosos que sean. Así lo hacennuestras Fuerzas Armadas y Guardia Civil, queestán dejando muy alto el pabellón español en lasya más de 50 Operaciones de Paz en las que, pordecisión del Gobierno, están o han estado impli-cadas. Desde aquí, rindo honor a cuantos cayeronen tan duras y nobles misiones.

El Presidente Calvo-Sotelo, en unos momentosdifíciles, abrió el camino al acometer una empre-sa de enorme trascendencia para España. Fue,quizás, el más importante legado que nos dejó.Por ello, como militar y como español: ¡Gracias,Presidente!

Diecisiete años después se cumple elsueño de la sabia y valiente decisiónde Calvo-Sotelo, a mi juicio la másimportante empresa que llevó a

cabo. Nuestro ingreso en la Alianzasignificó romper nuestro secularaislamiento, (…) el mirar hacia elexterior sin abandonar nuestra

propia seguridad

ENSAYO

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rriimmeerr eennccuueennttrrooUn Sábado de la primavera de 1952Isabel Garrigues - que vivía en lamisma casa en la que yo preparaba laoposición de Abogados del Estado,

dos pisos más arriba - me llamó para que fueracon ella a un guateque que había organizadoCarmen Delgado de Torres, en casa de su tíaChini Flórez de Villalba. Allí estaban amigos yamigas de Isabel y Carmen; yo conocía a algunos,a otros no.

Mientras bailaba con Isabel, baile con discos ygramola, me fijé en una jovencita monísima, sucara recordaba a las figuras de porcelana del sigloXVIII, que bailaba con un joven mucho más altoque ella y que la media de los varones que allíestábamos, con un cara que vista una vez no erafácil olvidarla por sus facciones inusuales y lospárpados de sus ojos que se mantenían caídoscuando alzaba la cabeza. Al acabar aquel baileIsabel los saludó y nos presentó: “Pilar Ibáñez,Leopoldo Calvo-Sotelo”. Mientras cambiaban eldisco, le hice a él una pregunta estúpida: “¿Túqué estudias?”; si cabe, el preguntado se estiró ydesde más altura, alzando la cabeza para mirar-me, despacio, como si aspirara al decir cada pala-bra, me dijo más prosopopéyico que mayestático,“Soy Ingeniero de Caminos”; “¿y tú?”, disminui-do por su estatura, por cómo me miraba desde sualtura física, su imponente seriedad y la de sucarrera, le dije “Soy abogado”, y ya con orgullo “y

estoy preparando la oposición de Abogados delEstado”. Volvió a sonar la música.¿Isabel?¿Carmen? me decía: “Leopoldo Calvo-Sotelo y Pilar Ibáñez, son novios”.

No había pasado un año y Carmen Delgado deTorres y yo éramos novios, dos meses después eraAbogado del Estado. Un año después Carmen yyo nos casábamos. De novios y de casados, cuan-do iba a Madrid a verla, solíamos salir con MariLuz Calvo-Sotelo, la hermana pequeña deLeopoldo, amiga de infancia de Carmen, y con sunovio, Fernando Morán, ya ingresado en laEscuela Diplomática y, después, en la carrera.

LLooss eennccuueennttrrooss eenn ccaassaa ddee llooss BBuusstteellooA don Francisco Bustelo y a su mujer CarlotaGarcía del Real, Carmen les llamaba “tío Paco” y“tía Carlota”, aunque el único parentesco era laamistad, también de generaciones, de los García

Leopoldo Calvo-SoteloCómo le conocí y nos hicimos

amigosALBERTO OLIART

MINISTRO DE INDUSTRIA Y ENERGÍA EN EL PRIMER GOBIERNO

DEMOCRÁTICO. MINISTRO DE SANIDAD Y SEGURIDAD SOCIAL

(1980-1981) Y MINISTRO DE DEFENSA (1981-1982)

P“Soy Ingeniero de Caminos”; “¿y

tú?”, disminuido por su estatura, porcómo me miraba desde su altura

física, su imponente seriedad y la desu carrera, le dije “Soy abogado”, yya con orgullo “y estoy preparando

la oposición de Abogados delEstado”

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del Real con los Delgado de Torres, con Antonio,el padre muerto de Carmen y con su madre,Áurea Flórez. En realidad de quien eran tíos “tíoPaco” Bustelo y “tía Carlota”, era de Leopoldo yde sus hermanas, Mercedes, “Chucas”, MaríaRosa, Ana y Mari Luz. Aurina Delgado de Torreslo era de Leopoldo y de sus hermanas, y Carmenera amiga de sus hermanas y de los hijos de los“tíos Bustelo”, primos carnales del “primoPoldo”, como le llamaban José Ramón, “Jipi”,Paco “Peque” y Carlos Bustelo.

En casa de los Bustelo eran famosas las esplén-didas meriendas que organizaba tía Carlota; ymás que por la interminable abundancia de cana-pés, emparedados, medias lunas, dulces y bebi-das, por las discusiones entre risas y voces que enellas se organizaban.

Cuando estábamos en Madrid, allí coincidíamostodos. Los Calvo-Sotelo, la madre, las hijas y suscónyuges, Mercedes y José Ignacio Cabrera, AnaMaría y Rafael del Pino, Maria Rosa y Luis Ericey Mari Luz con Fernando Morán y , además delresto de la familia Bustelo en peso, los García delReal, los Olmo, los Botín, los Entrecanales, losGraset, los Reparaz…Tío Paco Bustelo, Vicentedel Olmo, Carlos Botín, José Entrecanales, JoséLuis Graset y Federico Reparaz, eran compañerosde promoción como Ingenieros de Caminos y ami-gos desde su juventud.

A menudo acudían a las meriendas CarmelaTeixeira, Áurea Flórez, mi suegra, con sus hijosAurina, ya casada con Jens Jessen, y JuanAntonio, y muchos de los que habían sido los pri-meros vecinos de la colonia de chalets “laResidencia”. A todo este grupo de personas uni-das por amistad de muchos años o por parentes-co, Antonio Delgado de Torres les llamaba “laMaraña”.

La primera vez que fui me encontré con Leopoldoy Pilar. “¿Te acuerdas de mí?” “Claro, eresAlberto Oliart, te has casado con CarmenDelgado de Torres, amiga de mi hermana MariLuz, y ganaste la oposición de Abogados delEstado de la que fue número uno mi amigoAlfonso Osorio….” A partir de aquel día y, sobretodo desde que me trasladaron a Madrid, losencuentros se produjeron con la misma frecuen-cia, que las meriendas de “tía Carlota”.

Recuerdo las discusiones políticas entre

Leopoldo por una parte y por la otra sus primos“Jipi”, Paco Bustelo y sus amigos y compañerosde Universidad o de pertenencia al ASUN,Mariano Rubio, Juan Manuel Kindelán, María yAna Gómez Orbaneja, Víctor Pradera, FernandoMontesinos…Leopoldo se declaraba monárquicoconvencido, partidario de la restauración de lamonarquía en la persona de don Juan de Borbón,heredero de los derechos a la corona de AlfonsoXIII. Recuerdo el día en que acosado por Jipi, suprimo, y Juan Manuel Kindelán preguntándoleque qué haría el Rey, supuesto que lo fuera, con-testó terminante: “La monarquía es un sobrecerrado. Hasta que sea Rey tendréis que admitir-la así.”

Aquellos encuentros frecuentes en casa de losBustelo, hizo que Leopoldo se convirtiera para míen lo que yo llamo un “conocido habitual”.

NNooss ccoonnoocceemmooss mmááss aa ffoonnddoo yy eemmppiieezzaauunnaa rreeccíípprrooccaa ccoonnffiiaannzzaaPorque una cosa es ser un conocido habitual yotra cosa ser amigos y que, cualesquiera que seanlas diferencias de creencias u opiniones, se enta-bla una relación, la “filía”, basada en la recípro-ca confianza porque se comparten algunos de losvalores fundamentales de uno y otro.

Leopoldo y yo volvimos a encontrarnos y a traba-jar juntos en la RENFE. Yo como DirectorAdjunto Administrativo y Financiero desdeDiciembre de 1965 y él como Presidente, nom-brado a principios de 1967, en sustitución deCarlos Mendoza Gimeno, por su amigo y compa-ñero mío de promoción, Federico Silva Muñoz,Ministro de Obras Públicas desde el 1 de Julio de1965. Carlos Mendoza fue el que me había lleva-do a RENFE, quedándome como supernumerarioen el cuerpo de Abogados del Estado. EraDirector General don Carlos Roa, Ingeniero deCaminos como Mendoza y Leopoldo. Gran cono-cedor de los ferrocarriles, trabajador sin horas nidías, fue, con Carlos Mendoza, el gran impulsor

Leopoldo se declaraba monárquicoconvencido, partidario de la

restauración de la monarquía en lapersona de don Juan de Borbón,

heredero de los derechos a la coronade Alfonso XIII

ENSAYO

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de Plan de Modernización de la Red 1964-1973.

Al llegar Leopoldo de Presidente, estábamos fina-lizando la negociación del segundo préstamo delBanco Mundial, por valor de sesenta millones dedólares. Me habían designado para presidir lapequeña comisión que negociaba las condicionesdel préstamo, lo que hizo que entre el último tri-mestre de 1966 y la firma del préstamo en agostode 1967, yo me pasara, en viajes continuos yestancias de no menos de diez días y no más dequince o veinte, más de seis meses en los EstadosUnidos, concretamente en Washington, con sába-dos y domingos en Nueva York. Mi presencia,casi desde el principio de mi llegada a RENFE,en el Consejo de administración para presentarlos datos contables o los Presupuestos de la Red,y el continuo despacho con el Director y elPresidente para todos los asuntos que me encar-gaban y, principalmente, la marcha de la negocia-ción del segundo préstamo con el Banco Mundial,hizo que mi relación con Leopoldo pasara de serhabitual a ser profunda.

Recuerdo el día que le estaba presentando yexplicando el Presupuesto para el año 1968, queal acabar me dijo: “Trabajas mucho y muy bien,pero creo que tu reino no es de este mundo”; lecontesté que tenía seis hijos y que, al igual queél, me tenía que ganar la vida trabajando y que,hasta entonces aquel trabajo tenía un gran interéspara mí porque lo que estábamos haciendo eramejorar, y mucho, uno de los sectores, el trans-porte ferroviario, más importantes de presente yde futuro del país en el que él y yo vivíamos.

En Agosto de 1967 se firmó, en la sede del BancoMundial en Washington, el préstamo de sesentamillones de dólares por el Presidente del Banco,el Ministro de Hacienda español, en aquelmomento era Juan José Espinosa San Martín yLeopoldo Calvo-Sotelo, con la presencia delSecretario del Tesoro de EEUU, la plana mayorde los negociadores del Banco, el Embajador deEspaña y la mía, entre otros. Me sorprendió que

no estuviera el Ministro de Obras Públicas, parafirmar el acuerdo.

No pasaron muchos meses, sin que quedara claroel porqué de su ausencia. Estaba yo en mi despa-cho, en una de las torres de la estación dePríncipe Pío, cuando entró el Jefe delDepartamento de Contabilidad, Eduardo DeVicente, al que yo había llevado a RENFE. Vinoa decirme que al llamar al Ministerio de ObrasPúblicas para reclamar el ingreso del importe dellibramiento trimestral, que se estaba retrasando,del Banco Mundial el Interventor del Ministeriode Obras Públicas, le había dicho que por ordendel Secretario General del Ministerio, esa canti-dad, la contrapartida en pesetas de unos diezmillones de dólares, se había destinado a otraspartidas; confidencialmente le había dicho que alplan REDIA de carreteras. Llamé al SecretarioGeneral de Obras Públicas, Alberto MonrealLuque. Empecé a decirle que esa partida estabaya comprometida en inversiones de RENFE, deacuerdo con lo firmado en el Préstamo con lafirma del Ministro de Hacienda y la garantía delestado Español...Me cortó: “Es una orden delMinistro de Obras Públicas y no hay más quehablar” y colgó el teléfono. Inmediatamente se loconté Roa, y de acuerdo con él, le pedí aLeopoldo que me recibiera con toda urgencia,porque el asunto no era para contarlo por teléfo-no.

Entré en su despacho en Santa Isabel, antiguopalacio de Fernán Núñez y, entonces, de laPresidencia, Secretaría General y Consejo deRENFE, recuerdo que ya había oscurecido. ALeopoldo, los dos de pie, le conté el intento deconversación con Monreal Luque, y lo que aque-llos significaba; cogió el teléfono y le pidió a lasecretaria que le pusiera con el Ministro, me dijoque, por favor saliera del despacho. La espera enla secretaría no llegó ni a dos minutos. SalióLeopoldo y me dijo que se iba al Ministerio ahablar con el Ministro, que le esperaba. Pasé casitres cuartos de hora con el Jefe del gabinete deLeopoldo, Juan Antonio García Díez, al que JipiBustelo, Técnico Comercial del Estado como él, ysus amigos llamaban “Carpojo”, y con el quesiempre me reía, porque tenía, entonces, tantagracia como ingenio. Llegó Leopoldo y me llamóa su despacho. “He presentado al Ministro midimisión” “Supongo que le habrás presentadotambién la mía”. “No es posible que salgamos losdos juntos, yo me iré en Junio, no sé quien me

Mi presencia, casi desde el principiode mi llegada a RENFE, en el Consejo

de administración (…) hizo que mirelación con Leopoldo pasara de ser

habitual a ser profunda

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sustituirá. Tú puedes presentar la tuya en Julio oAgosto. Me ha dicho que a ti se te pagará lo quete corresponda de tu sueldo hasta el vencimientode tu contrato”. “Ya sabía Federico que yo noestaba aquí para comprometerme ante laDirección del Banco Mundial como persona yluego pasar porque no se respetara el Acuerdoque tú firmaste con el Ministro de Hacienda.Ahora comprendo por qué no fue Federico aWashington y por qué Monreal ha estado tan maleducado conmigo. Federico esperaba tu llamaday que o tragaras o presentaras tu dimisión.Enhorabuena Leopoldo”. No dimos la mano.

Ahí empezó nuestra amistad basada en la con-fianza, creo que recíproca, en la honestidad delotro y un sentido compartido del deber y lealtadcon la misión con la que uno se había comprome-tido y obligado.

LLaa rreellaacciióónn ssee vvaa hhaacciieennddoo ccoonnttiinnuuaa yy sseepprrooffuunnddiizzaaA partir de aquel momento, ante cualquier cir-cunstancia de cambios políticos o de sucesos, élme llamaba o yo le llamaba a él. Estaba enBarcelona, en casa de mis padres comiendo, eramayo de 1968. “Don Leopoldo Calvo-Sotelo alteléfono, desde Madrid”. “Alberto: ¿Has visto loque está pasando en París? ¿Esa revolución estu-diantil no te parece gravísima?” “Leopoldo, queyo no soy de derechas como tú. A mí lo deHagamos el amor no la guerra, contra la guerrade Vietnam, o lo de La imaginación al poder, meparece divertido. Posiblemente esta especie deanarquismo juvenil acabará disolviéndose.Aunque también creo como tú que tendrá unefecto expansivo en otras sociedades europeas y,muy especialmente, en la nuestra”.

Cuando empezaban los rumores de crisis ministe-riales me acercaba a su despacho, distinto encada momento, o nos llamábamos por teléfonopara intercambiar la información que teníamos. Aveces nos encontrábamos para tomar algo - nuncatomaba café por, decía, sus úlceras de estómago -y hablar de problemas políticos o profesionales.Estos últimos se hicieron más agudos y más fre-cuentes cuando se produjo la fusión de Río Tintoy Explosivos.

En el 73, cuando entré en el Banco HispanoAmericano como Consejero y Director General,me pidió, un tiempo después, que entrara en elConsejo de Administración, “para tener un amigo

en el Consejo”, se lo pedí a Luis Usera, presiden-te del Banco Hispano, y fui consejero y asistí a lacomisión ejecutiva, como Leopoldo me habíapedido. Un tiempo después, complicadas las rela-ciones de poder en Explosivos Río Tinto entreIgnacio Herrero, Javier Benjumea, yaVicepresidente Ejecutivo, y Leopoldo, se produjouna vacante de los Consejeros del Hispano en elBanco Urquijo, del que yo ya era Consejero.Hablé con Pedro Gamero del Castillo y con LuisUsera y Leopoldo fue nombrado consejero delBanco Urquijo. Se presentó en mi despacho delBanco. “Nadie me ha hecho un favor ten grandecomo el que tú me has hecho”, me dijo. “No exa-geres Leopoldo. No ha habido ninguna objeción,ni en esta casa ni en aquélla, cuando di tu nom-bre; al contrario, elogios y alabanzas a tu persona.Además aquélla es tu casa desde que, al poco deacabar la carrera, te decidiste por tu carreraempresarial. Eso es lo primero que me dijo JuanLladó. Todos los que importan piensan que te lomereces sobradamente.”

Llegó el momento en el que yo tuve que pedirleun gran favor. Que colocara a mi amiga y cuñadaAurina Delgado de Torres, porque necesitaba,moralmente, ganar algún dinero. Estábamos losdos solos en el patio circular del primer pisocuando le dije: “Leopoldo, te lo pido porque lonecesita para sentirse segura. Tú sabes que laoperaron a principios de este verano pasado. Loque te voy a decir sólo lo sabemos, en estemomento, tus amigos Diego Figuera, que la operó,Manolo Varela que estuvo en la operación, elequipo de Diego, Carmen y yo. A Aurina le que-dan unos meses de vida, cuando la abrierontuvieron que volver a cerrarla, tenía metástasispor toda la cavidad abdominal…” Aún recuerdocomo se me quedó mirando y como le temblaba lavoz cuando me dijo: “Aurina es la única amigaque yo he tenido en mi vida”. Respiró hondo y yamás sereno me dijo que aquella misma tarde iríaa verla y le diría que la necesitaba en su secreta-ría personal. Cuento esto porque detrás de sumáscara de impasibilidad, había un Leopoldoprofundamente afectivo y sentimental.

Detrás de su máscara deimpasibilidad, había un Leopoldo

profundamente afectivo ysentimental

ENSAYO

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Todo lo que he contado y muchas cosas más quepodría contar, forjaron entre dos personas distin-tas en convicciones, creencias y actitudes ante lavida, esa unión de confianza recíproca de la quehe hablado antes. Confianza que continuó en ladifícil etapa política que de una u otra maneracompartimos. Estoy seguro que así continuó en ély desde luego en mí, a pesar de que, en los últi-mos años, la edad y mis largas ausencias deMadrid, fueran dilatando nuestros escasosencuentros.

Soy testigo de excepción, en todos los momentosimportantes que he vivido con él, en épocas y

situaciones a veces muy difíciles, de esa honesti-dad fundamental de Leopoldo Calvo-Sotelo:cuando llegaba la hora de la verdad, nunca falla-ba. Era posible que, hasta ese momento, desple-gara todas sus artes de gallego genético, para darvueltas a los temas, con sus lejanías silenciosas,o cortantes, con sus frases lapidarias o agudas,según quien fuera el interlocutor, pero, como ledije una vez: “llegada la hora de la verdad túentras a matar te cueste lo que te cueste.”

La muerte ha cerrado su vida entre nosotros, nosu recuerdo.

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ENSAYO

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Leopoldo Calvo-Sotelo era una personainteligente, lúcida, con una visiónequilibrada de la historia, producto desu vasta cultura y de una integridadradical en sus principios y en su com-

portamiento personal.

Son rasgos, éstos, de una personalidad, pormuchas razones ejemplar con la que tuve el pri-vilegio de compartir una intensa actividad profe-sional primero y, luego, una profunda amistad.

No pretendo ser objetivo en estas líneas, aunqueme gustaría colaborar a que se haga justicia his-tórica a Leopoldo Calvo-Sotelo, desde la distanciay aposentados los tiempos. Dejaré, para ello,constancia de algunos recuerdos que ayuden aconocer mejor facetas de una personalidad tanrica en matices.

Mi colaboración con Leopoldo Calvo-Sotelo seinicia a comienzos de 1978 en el Ministerio paralas Relaciones con las Comunidades Europeas.Él ha dejado constancia cariñosa en sus memo-rias de nuestro primer encuentro cuando, sin ape-

nas conocerme, me ofreció la Subsecretaría delMinisterio. Con ello, abrimos un período de traba-jo, codo con codo, de casi tres años, hasta que afinales de 1980 pasó a ocupar la Vicepresidenciadel Gobierno para Asuntos Económicos.

Fue, éste de las Relaciones con las ComunidadesEuropeas, un período en el que Leopoldo Calvo-Sotelo puso a contribución del proyecto europeode España sus excepcionales cualidades persona-les y políticas.

Su energía, su convicción europeísta y su pesopolítico, muy superior al de la cartera que desem-peñaba, hicieron que el caminar de España haciala integración en Europa, que se alcanzaría en1986, ya bajo la Presidencia de Felipe González,se produjera sobre una base conceptual muy sóli-da y con una estrategia y equipo negociador queno se alteraría, después, de forma significativa.

La firmeza en las posiciones, la defensa inteligen-te del interés nacional y, en todo momento, la dig-nidad ante sus interlocutores, unidos a la eficaciaen sus actuaciones y a la altura técnica de laargumentación marcaron, con su huella este pro-ceso.

Sabía Leopoldo cómo medir los tiempos, el senti-do de cada gesto y decidir los momentos en queera indispensable dar un puñetazo en la mesa deBruselas, pero sabía, además, combinarlos condestreza con otras tácticas de seducción sutil ydel manejo de los intereses contrapuestos de losdistintos actores en el teatro de la negociación.

Acertó plenamente al identificar la trascendenciade lo que denominaba “negociación interior”,

Leopoldo Calvo-Sotelo:recuerdos personales

MATÍAS RODRÍGUEZ INCIARTEVICEPRESIDENTE DEL BANCO SANTANDER

Mi colaboración con Leopoldo Calvo-Sotelo se inicia a comienzos de 1978en el Ministerio para las Relaciones

con las Comunidades Europeas. Él hadejado constancia cariñosa en sus

memorias de nuestro primerencuentro cuando, sin apenas

conocerme, me ofreció laSubsecretaría del Ministerio

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cuya finalidad consistía en que múltiples sectoreseconómicos afectados por nuestra adhesión a lasComunidades Europeas y la sociedad, en general,comprendieran y aceptaran la importancia de estereto. Vio, con claridad, que sin un respaldo de lasociedad española era imposible mantener unimpulso amenazado por tantos intereses contra-puestos.

En perspectiva, fue uno de los principales logrosdel proceso de negociación ya que, como ha mos-trado la trayectoria más reciente de la UniónEuropea, entre sus problemas más sobresalientesse encuentra el aislamiento entre un proceso quese percibe como burocrático y alejado de la reali-dad viva de las sociedades europeas.

Dedicó también Leopoldo muchas horas a armo-nizar las posiciones internas de la Administraciónespañola ya que cada papel que se presentaba enEuropa era el resultado de no pocas discusionesentre los distintos Ministerios afectados, de modoque se debía negociar, simultáneamente, en dosfrentes: la Comisión, en Bruselas, y el Consejo deMinistros en Madrid.

Sólo una personalidad como la suya fue capaz deatender a tantos y tan delicados frentes con laautoridad y el rigor que las circunstancias exigí-an.

Cuando Leopoldo Calvo-Sotelo fue nombrado en1980 Vicepresidente del Gobierno había dejadoencarrilada y bien encaminada nuestra negocia-ción europea.

Del paso de Leopoldo por la Vicepresidenciarecuerdo, como Secretario General que fui de laComisión Delegada del Gobierno para AsuntosEconómicos, presidida por él, su forma de dirigirla acción de los Ministros del área económica.

Eran tiempos difíciles, ya que en esos años sesufrió todo el rigor de la crisis energética y sudevastador impacto en los precios en el creci-

miento económico y en el empleo.

Emprender reformas, en esas circunstancias ycon un apoyo político mermado por la crecientedebilidad parlamentaria de UCD, fue una labortitánica. Una vez mas, con la perspectiva de losaños, parece sorprendente que se hubiera podidollegar a acuerdos entre sindicatos y empresarios oque, en el ámbito financiero, se avanzara decisi-vamente en la liberalización del los tipos de inte-rés, dando paso hacia un sistema financieroabierto y competitivo. Tuvo la habilidad, paratodo ello, de apoyarse en el Presidente delGobierno Adolfo Suárez a quien pidió que presi-diera, de forma alterna, las sesiones de laComisión Delegada que se celebraban una sema-na en Castellana y otra en el Palacio de laMoncloa.

Era para mí extraordinario, un entonces jovenSecretario General de la VicepresidenciaEconómica, asistir a un contraste tan marcado depersonalidades como la de Adolfo Suárez y la deLeopoldo Calvo-Sotelo. Presidían, cada unosegún su estilo, sesiones de trabajo en las que seabordaban desde cuestiones en apariencia meno-res (fijación del precio del tabaco, por ejemplo) ya las que Adolfo daba una importancia mayúscu-la (por su impacto en la opinión) al lado de otrasmas trascendentes y de largo plazo (reformas eco-nómicas, presupuestos del Estado) que concen-traban la atención de Leopoldo. Era un espejo dela intuición política y los reflejos del Presidentedel Gobierno, al lado del rigor intelectual y laexperiencia empresarial de su Vicepresidente.

Tras no pocos traumas políticos –y me viene a lamemoria el Congreso de Palma de Mallorca,donde la UCD puso al descubierto su profunda

Sabía Leopoldo cómo medir lostiempos, el sentido de cada gesto y

decidir los momentos en que eraindispensable dar un puñetazo en la

mesa de Bruselas

Presidían, cada uno según su estilo,sesiones de trabajo en las que seabordaban desde cuestiones en

apariencia menores (…) y a las queAdolfo daba una importancia

mayúscula (por su impacto en laopinión) al lado de otras mas

trascendentes y de largo plazo (…)que concentraban la atención de

Leopoldo

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división interna- cuando Leopoldo Calvo-Soteloaccede a la Presidencia del Gobierno, lo hace encircunstancias casi imposibles de gestionar. Nose hizo, en ningún momento, ilusiones sobre ladifícil tarea que tenía por delante.

En la primera conversación que tuvimos –y en laque me anunció que iba a ser designadoPresidente- tenía clara conciencia de lo que se levenía encima. Tenía que gestionar un partidodividido, con apoyos parlamentarios menguantes,dentro de una crisis económica aguda.

Tuve ocasión de presenciar directamente, prime-ro como Secretario de Estado y más tarde comoMinistro de la Presidencia, la forma en queLeopoldo dirigía el Gobierno. Su claro sentido delas prioridades, con autoridad, alentando la dis-cusión pero sin dejar que esta se extendiera endivagaciones inútiles.

Era, en ocasiones, cortante ya que no teníapaciencia con las intervenciones vacuas o de pre-tensiones puramente retóricas. Ponía siempre pordelante, lo que no en pocas ocasiones le fue cen-surado por algunos compañeros del Gobierno, lascuestiones de Estado sobre las del partido y lasreformas que podían dejar huella sobre lasmaniobras oportunistas de ventaja corta. Actuó,siempre, con la dimensión de un hombre deEstado.

No insistiré, ahora, en la acción decidida que seplasmó, en un periodo muy corto de tiempo, en lasolución del complejo proceso militar del 23 – F,la incorporación de España a la OTAN y el des-arrollo de las Autonomías. Fué una muestra evi-dente que las dificultades del día a día no leimpidieron abordar las cuestiones grandes ydejar, en un período corto, una huella profunda de

la acción del Gobierno.

Ponía siempre por delante las cuestiones de Estadosobre las del partido y las reformas que podíandejar huella sobre las maniobras oportunistas deventaja corta.

Esta es la forma en que me gustaría que fuerarecordado, en su faceta pública, como una perso-na que nunca antepuso sus intereses personalesde partido ante los de la Nación, el de un hombrehonesto que, en tiempos difíciles, puso al serviciode su país su inteligencia, su experiencia de hom-bre de empresa, su amplia cultura y su voluntady esfuerzo en favor del progreso de España.

Por encima de todos estos recuerdos políticos,cuyo final se remonta a 1982, llevaré siempreconmigo la estricta relación de amistad que fui-mos tejiendo a lo largo de los años, cuando com-partimos algunas experiencias empresarialespero, principalmente, en muchos momentos decharla reposada, solos o en compañía de LuisSánchez Merlo y con Eugenio Galdón, numerosascenas en su casa, con la presencia siempre dili-gente, atenta e informada de su esposa Pilar y enlas que, sin la urgencia y apremios de la política,se podía disfrutar de un Leopoldo Calvo-Sotelodesconocido para quienes no eran sus amigos:relajado, cordial, con un extraordinario sentidodel humor. No había ocasión de la que no salieraenriquecido por un comentario, una anécdota,una reflexión aguda, casi siempre teñida de iro-nía.

Hemos perdido mucho con la desaparición deLeopoldo Calvo-Sotelo. Celebro que Cuenta yRazón haya tenido la iniciativa de reunirnos, ensus páginas, para celebrar su recuerdo.

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ENSAYO

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Alo largo y a lo ancho de mi carreraprofesional siempre he mantenidoque son las personas las que con sulabor, su esfuerzo, sus sacrificios ysu comportamiento, dignifican a las

empresas, a las compañías o las instituciones a lasque pertenecen y, nunca, en caso alguno, suelesuceder al revés. El caso de Leopoldo Calvo-Soteloes un ejemplo claro y palpable en lo que a la pro-fesión de ingeniero de Caminos, Canales y Puertosse refiere. Desde sus múltiples cometidos profesio-nales hasta su tránsito por la política, donde llegóa la más alta magistratura posible, fue un honorcontar con su presencia; fue un alto honor el hechode tenerle entre los nuestros, como compañero ymaestro. Para los ingenieros de Caminos ha sidoun ejemplo a seguir, porque, entre otras cosas,estuviere donde estuviera, Leopoldo fue siemprede ingeniero por la vida. Yo, personalmente, y laprofesión a la que represento desde el Colegio leestaremos siempre agradecidos.

Lo cierto es que ni en la Escuela de Madrid ni enel Colegio, a nivel profesional, ostentó cargo algu-no de relevancia, pero no es menos cierto que enambas instituciones su personalidad siempre sedejó sentir de una forma notable; siempre nos mos-tró su sensibilidad por el presente y el futuro de laprofesión.

DDooss aannééccddoottaassComo anecdótico podríamos citar aquella circuns-tancia, acontecida en su más tierna infancia “inge-nieril” y que de alguna forma, para bien, marcó suvida. Corría el año 1950 y por entonces salió undecreto con la intención de trastocar la docencia ylos parámetros estructurales de la carrera de inge-niero de Caminos o, por lo menos, así los pensónuestro personaje y sus compañeros de estudios.Ocurrió que Calvo-Sotelo ostentaba el título deDelegado de Alumnos de la Escuela, que siempre,

desde antaño significó algo en nuestro centrodocente. Y en su calidad de delegado y con losfundamentos que le asistían pidió audiencia con elministro del ramo, Ibáñez Martín. El ministro lerecibió, pero en vez de hacerlo en el ministerio lecitó en su casa, en el propio domicilio particulardel eminente político. Y allí se presentó nuestropersonaje. Llamó a la puerta y le abrió quien luegosería su esposa para toda la vida.

La otra anécdota, de las muchas que se podríarelatar es algo más seria. Siendo presidente delGobierno de la nación aconteció que el colectivode los abogados del Estado conmemoraba el felizcentenario de la creación de su institución. Tras loselocuentes discursos sobre la relevancia y las fun-ciones de los abogados del Estado; abogados poraquí, abogados por allá, el bueno de nuestroLeopoldo hizo uso de la palabra y les dijo, más omenos, “Me honra figurar en este solemne acto queconmemoráis, pero es curioso el hecho de que cuan-do se constituyó el cuerpo de los Abogados delEstado fue un presidente del Gobierno, MateoSagasta, que era ingeniero de Caminos Canales yPuertos quien bendijo el acto y que cien años des-pués sea otro presidente del Gobierno, que tambiénes un ingeniero de Caminos quien tiene el honor derecibiros en estos momentos. Da la sensación quenuestras vidas profesionales se entrecruzan”. Calvo-Sotelo daba la impresión de ser un hombre serio,impenetrable, adverso a la sonrisa y, en cambio,era un hombre afable y con un alto sentido del

Un ejemplo de ingenieroEDELMIRO RÚA

PRESIDENTE DEL COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS

Leopoldo fue siempre de ingenieropor la vida. Yo, personalmente, y laprofesión a la que represento desde

el Colegio le estaremos siempreagradecidos

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humor, de ello podemos dar fe quienes le conoci-mos y quienes le trataron de una forma más casual.

LLaa iimmppoorrttaanncciiaa ddeell iinnggeenniieerroo ddeeccaammiinnoossHe mencionado que Calvo-Sotelo, con toda su rele-vancia como político y con el inmenso prestigioacumulado a lo largo de su trayectoria como serhumano y como fiel servidor a la sociedad que lecorrespondió vivir, era, antes que nada, ingenierode Caminos y como ingeniero de Caminos fue todasu vida. Una vida, una trayectoria, forjada a basedel respeto a los demás y la consideración en todoslos aspectos. No quiero dejar en el olvido dos delos párrafos de su discurso de ingreso en la RealAcademia de la Ingeniería, porque significan, dealgún modo, la manera de pensar y la clarividenciade sus conceptos. En el primero de estos espaciosde su discurso nos relata un hecho, ya casi unaanécdota dado el tiempo transcurrido, sobre unpeculiar acontecimiento nada más iniciarse la pri-mera etapa de la democracia. Y él lo relató así:

“El último Gobierno de Arias Navarro, constituidoen diciembre de 1975, contaba con cinco ingenieros,todos, por cierto, de Caminos, y al Colegio le pare-ció necesario celebrar aquel hecho insólito con unalmuerzo muy numeroso de compañeros; presidía elColegio José Antonio Fernández Ordóñez, que noera precisamente un conservador; la comida fuegastronómicamente modesta, por el gran número decomensales, por el dudoso local y porque los tiemposno daban para más, pero el Presidente creyó opor-tuno ofrecer a los más jóvenes una entrada menosonerosa, con derecho sólo a tomar café y a oír losdiscursos; conforme iban llegando los torpementediscriminados se iban colocando de pie, apoyadosen los muros del local. Describo con algún detalle elescenario para que se comprenda bien la batalla quedesencadenó unas palabras enérgicas de FernándezOrdóñez criticando el Régimen anterior; la mayoríade los comensales sentados, que eran conservadores,reaccionaron a aquel descolocado mitin con unaexcesiva violencia verbal; el proletariado externo

que se recostaba en los muros, respondió invadiendola zona privilegiada, y allí fue Troya. Villar Mir,vicepresidente de aquel Gobierno, puso a duraspenas orden con el micrófono y acabaron ganandolos conservadores porque eran más. Espectáculopoco ejemplar aquel, pero revelador a mi juicio de lasituación confusa de la ingeniería contemporánea.”

En el segundo comentario que recojo de su diser-tación, Calvo-Sotelo se pregunta una vez más, lan-zando la demanda al viento, por el qué y el quiénde los ingenieros de Caminos. Y dice literalmente:

“Me preguntaba yo al principio de esta interven-ción: ¿Qué somos, qué podemos ser, qué debemos serlos ingenieros en este siglo XXI? Ha crecido tanto laextensión de los conceptos ingeniería e ingenieroque no es fácil encontrar una definición comprensi-va de todos los significados, que abarque hasta lagenética y la guerra preventiva. Curiosamente es laprimera definición, la del Diccionario de laAcademia de 1803, la que hoy me parece más com-prensiva. Decía el Diccionario hace doscientos años:“Ingeniero: el que discurre con ingenio las trazas ymodos de ejecutar alguna cosa”. Ésa era entonces,y sigue siendo hoy, la esencia de la función “inge-nieril”. Mediar entre la idea y la cosa. Engendrarla cosa a partir de la idea. Ahí está la raíz gen, tanantigua que hay que rastrear sus orígenes en elsánscrito, en el tronco común indoeuropeo, la nobley antigua raíz gen que vertebra nuestro nombre deingenieros, y que ilumina también a tantos otros tér-minos ilustres. Engendrar la cosa a partir de laidea.”

Él no se cansaba de decir que la técnica ha sidodurante un par de siglos la protagonista de la his-toria en Occidente y el ingeniero, dueño, actor ysacerdote de ella, ha ocupado un lugar eminente.Está claro que sin hombres como él, de su tallahumana y profesional, eso que decía no hubierasido posible.

Daba la impresión de ser un hombreserio, impenetrable, adverso a la son-

risa y, en cambio, era un hombreafable y con un alto sentido del

humor

No se cansaba de decir que la técnicaha sido durante un par de siglos la

protagonista de la historia enOccidente y el ingeniero, dueño,

actor y sacerdote de ella

ENSAYO

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En las horas compartidas con la fami-lia Calvo-Sotelo en el salón de losPasos Perdidos del Congreso, conmotivo de la muerte del ex Presidentedel Gobierno, rememoraba uno de

sus hijos gemelos la charla radiofónica que man-tuvo su padre con el dúo Gomaespuma con moti-vo de la publicación de su libro Memoria viva dela Transición. Concluía la genial pareja el progra-ma, en el que parecieron pasarlo en grande conalguien a quien no faltaba precisamente sentidodel humor, espetándole: “Es que es usted como elquinto Beatle».

Efectivamente, con el referente de Suárez,González, Aznar y Zapatero, los cuatro presiden-tes con mandatos presidenciales mas dilatados,los escasos dos años de presidencia de Calvo-Sotelo parecían reservarle la posición de quinto ydiscreto eslabón perdido en la historia de la jovendemocracia española.

Se ha hablado mucho del ‘quinto Beatle’ y se haadjudicado este título a varios colaboradores(Brian Epstein, Billy Preston, Stuart Sutclifffe)del grupo de Liverpool, pero finalmente hay coin-cidencia en darle ese crédito a Neil Aspinall,amigo de infancia, representante, productor, con-fidente y consejero de los Beatles con los que hizo

coros, tocó instrumentos y hasta les sirvió de chó-fer y guardaespaldas en los difíciles inicios delcuarteto. Aspinall tuvo cinco hijos y murió haceun mes, a los 66 años, de un cáncer de pulmón.

La historia siempre se encarga de colocar a cadauno en su sitio y, para satisfacción de quienestuvimos la suerte de conocer a Leopoldo Calvo-Sotelo en todos sus registros, parece abrirse pasoel consenso a la hora de reconocer que fue unhombre de Estado que, en breve espacio de tiem-po, desempeñó una inestimable labor paraEspaña.

He tenido el privilegio de ser testigo de excepciónde un periodo que va desde la primavera de 1977,primeras elecciones generales, hasta el inviernode 1982, victoria socialista. Y puedo asegurarque en esos años, en los que tuve la oportunidadde ser uno de sus colaboradores, Leopoldo Calvo-Sotelo se enfrentó a complicadas tareas queahora, con la perspectiva del tiempo trascurrido,puede ser útil recordar.

Con ilusión y limitados recursos, a Calvo-Sotelole tocó poner de acuerdo a liberales, socialdemó-cratas, democristianos y ‘azules’ para confeccio-nar las listas con las que UCD se presentó a laselecciones en junio de 1977. Aquí surgieron losprimeros disgustos ‘interiores’: no cabían todos en

El quinto BeatleLUIS SÁNCHEZ-MERLO

SECRETARIO GENERAL DE LA PRESIDENCIA DEL GOBIERNO CON LEOPOLDO

CALVO-SOTELO

Como a Neil Aspinall, le tocó ensuerte desempeñar un gran númerode papeles, no siempre brillantes nireconocidos por una opinión pública

que ahora, con su desaparición,empieza a descubrir que el quinto

Beatle tocaba bien…

A Calvo-Sotelo le tocó poner deacuerdo a liberales, socialdemócratas,

democristianos y ‘azules’ paraconfeccionar las listas con las que

UCD se presentó a las elecciones enjunio de 1977

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las listas y algunos de los excluidos trataron dematar al mensajero. Leopoldo no se arrugó yaguantó bien las escaramuzas a pesar de que pos-teriormente trataran de responsabilizarle de unavictoria menos fulgurante.

A su llegada al Palacio de la Trinidad -sede delreducido equipo que inició las negociacionespara le entrada en el Mercado Común- Calvo-Sotelo tuvo que inventar desde la nada y lidiarcon el poderoso Palacio de Santa Cruz. Como porno haber no había ni calefacción, tuvo que reunir-se con el Comisario Lorenzo Natali, encargado dela ampliación, con los abrigos puestos. Mas alláde las limitaciones, Leopoldo consiguió nuclearun equipo de altura, ya transversal: Solbes,Rodríguez Inciarte, Nin, Westendorp, Bassols,Ferran, Benavides, Fernández Lerga,… Y todoello en el marco de las reiteradas dificultadesimpuestas por Francia a la adhesión de nuestropaís. De nuevo los ‘amigos’, esta vez exteriores, seconvertían en potentes obstáculos.

Tras la dimisión de Suárez y la celebración delinexplicable congreso de Mallorca, Calvo-Sotelose convirtió involuntariamente en lo que él ilus-traba como “el clavillo del abanico” de un parti-do que empezaba a desflecarse. En mi opinión,Adolfo Suárez, que había sido víctima de tantasquerellas internas y cuentas pendientes, eligió aLeopoldo como su sucesor porque se fiaba de él,desde el respeto y la no explícita admiraciónmutua entre hombres de cualidades y personali-dades tan distintas.

El intento de golpe de Estado el día de su inves-tidura como Presidente del Gobierno colocó allímite del abismo una situación ya objetivamentecompleja, con un contexto económico complica-do, un terrorismo muy activo y un partido someti-do a fuertes tensiones internas. Aquélla larganoche pudimos intercambiar, cuando nos lo per-mitieron, instrucciones y confidencias que han

quedado para siempre entre nosotros. Pero tam-poco un gravísimo episodio, como el 23F y unarranque en la Moncloa donde no dio tiempo nipara deshacer las maletas, le privaron de la ener-gía y el ánimo para formar, otra vez de formatransversal, un gobierno sarkozyano: FernándezOrdóñez, Cabanillas, Rosón, García Diez, Oliart,Martín Villa, Becerril, González Seara, Arias-Salgado, Pérez Llorca,….

Leopoldo siempre defendió que los grandes pro-blemas nacionales había que proyectarlos sobreel telón de fondo de las soluciones europeas. Y nocesó en su empeño hasta conseguir integrar nues-tra defensa en la Alianza Atlántica. Esto le dejójirones dentro y fuera de su propio partido. Lomismo sucedió con la Ley del Divorcio y laLOAPA. A pesar de ello, no hizo concesionesfáciles ni tampoco vaciló en recurrir la sentenciaa los que habían intentado poner patas arriba elfrágil andamiaje de nuestra joven democracia.

Aún conociendo lo que anticipaban las encues-tas, decidió disolver el Parlamento. Actuando convisión práctica y generosa, al margen de conve-niencias personales, facilitaba el cambio quereclamaba una abrumadora mayoría de la socie-dad española. La polémica e inteligente decisión,tampoco comprendida por una parte de los suyos,levantaba acta de la superación de un momentohistórico y daba paso a una nueva mayoría con unamplio respaldo popular. Esto, que también con-tribuyó, de forma decisiva, a estabilizar el siste-ma democrático, únicamente es capaz de visio-narlo alguien con un gran sentido del Estado.

A pesar de todo, en la campaña electoral de 1982al entonces presidente del gobierno se le reservóun papel meramente testimonial, aunque no sedudó en asignarle la responsabilidad por el fraca-so electoral. Ello no le privó de coraje para ins-truir a sus colaboradores en el objetivo de facili-tar, al máximo, el traspaso de poderes al nuevo

Tras la dimisión de Suárez y lacelebración del inexplicable congresode Mallorca, Calvo-Sotelo se convirtió

involuntariamente en lo que élilustraba como “el clavillo delabanico” de un partido que

empezaba a desflecarse

Leopoldo siempre defendió que losgrandes problemas nacionales habíaque proyectarlos sobre el telón de

fondo de las soluciones europeas. Yno cesó en su empeño hasta

conseguir integrar nuestra defensaen la Alianza Atlántica

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gobierno socialista. Fue su último acto de servicioal país antes de hacer las maletas camino de sucasa de siempre en Somosaguas.

Como a Neil Aspinall, le tocó en suerte desempe-ñar un gran número de papeles, no siempre bri-

llantes ni reconocidos por una opinión públicaque ahora, con su desaparición, empieza a descu-brir que el quinto Beatle tocaba bien… aunque loque más valoraba la leyenda urbana era su habi-lidad con el piano.

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Se me pide desde esta prestigiosísimarevista, editada por la fundación quecreó uno de los mejores amigos de mipadre, que le “sustituya”, por razonesde todos conocidas, en la tarea de ren-

dir cumplido homenaje al recientemente desapa-recido Leopoldo Calvo-Sotelo.

A la vista de la insalvable distancia que mediaentre “sustituido” y “sustituto”, lo más prudentey razonable sería no aceptar, sin más, semejanteencargo. Sin embargo, cometería una incompren-sible injusticia si dejara en blanco las páginas dehomenaje, tan merecidamente ganado porLeopoldo, que hoy se brindan para ser cubiertaspor su amigo Adolfo. Permítanme, por tanto, unabreve intrusión con el solo objeto de acompañar,en nombre de toda la Familia Suárez, a los promo-tores y protagonistas de tan acertada iniciativa.

De todos es conocido el hombre relativamenterígido, sereno y enormemente exigente, en espe-cial consigo mismo, que fue el ex presidente.Aquel hombre profundamente respetuoso, discre-to y sólidamente cimentado en la Fe católica. Sibien recuerdo a Leopoldo como un hombre con elque se podía discrepar –aventura esta no exentade riesgo-, tengo claro que era mucho más fácilconstruir con él.

Pero a buen seguro, lo más importante para mihoy, no sea el recordar un pasado y unas virtudes,sin duda, mejor glosadas en las páginas que mesiguen y anteceden. Si algo me toca a mí hacer,eso es resaltar la profunda amistad que unió aestos dos grandes personajes. Una amistad entredos personas diametralmente opuestas, si meapuran, pero que halló su fundamento en un pro-fundo respeto mutuo que se fue construyendo yconsolidando, cómo no, en la superación de lasmúltiples discrepancias surgidas a lo largo de esecamino que juntos recorrieron. Todo ello desem-bocó en un caudal de enorme cariño del que fuitestigo de excepción en los últimos años. Comotal testigo, si me permiten la broma, les diré queuna de las cosas que más les unió siempre fue laprofunda antipatía, por no decir desprecio, queambos sintieron por un tormento sufrido encomún: Giscard d’Estaing. Aquel ex presidentefrancés de tan infausto recuerdo para todos losespañoles de bien, que frustró durante su manda-to una y otra vez nuestras legítimas aspiracionesde acceso a la Europa Comunitaria y obstaculizó–Dios sabe por qué cobarde razón- la lucha deuna España plenamente democrática contra lamiserable e injustificable barbarie asesina que harepresentado siempre la violencia etarra.

En lo relativo a su labor conjunta, de todos bienconocida, debo resaltar un aspecto, a mi juicio,fundamental: mi padre siempre encontró enLeopoldo un leal colaborador. Un colaboradorque enriqueció el debate con un agudo y fundadocriterio personal. Un criterio, no necesariamentediscrepante, pero defendido con tanta firmezacomo brillantez. Por ello, y por otras muchas razo-nes que la discreción debida me invita a callar,Leopoldo merece ser recordado por todos losespañoles como uno de esos hombres que, dirigi-dos por Su Majestad El Rey, devolvieron, a lolargo de ese bienio trepidante y mágico de 1976-

Leopoldo Calvo-SoteloADOLFO SUÁREZ ILLANA

ABOGADO

De todos es conocido el hombrerelativamente rígido, sereno y

enormemente exigente, en especialconsigo mismo, que fue el ex

presidente. Aquel hombreprofundamente respetuoso, discreto

y sólidamente cimentado en la Fecatólica

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1978, la soberanía al pueblo español, abriendoeste país al periodo más largo de paz y prosperi-dad de toda su historia, bajo el “imperfecto”manto de la Constitución de la Concordia.

Si nos fijamos en su trabajo ya como Presidentedel Gobierno, es obligado reconocer que le tocólidiar un tiempo especialmente convulso. Untiempo marcado, desde su inicio, por un golpe deEstado perpetrado durante la votación misma desu investidura. Pese a ello, dejó siempre constan-cia de su prudencia, su sentido común y su altu-ra de miras. De su mano llevó a España a la inte-gración en la Alianza Atlántica, como a él le gus-taba decir. Una integración polémica a la que seoponía inicialmente mi padre, por entender quedebía ser esta el “arma de presión” para lograrnuestra previa incorporación a la ComunidadEconómica Europea, bloqueada por países que,como Francia, encontraban en España a un seriocompetidor por las deseadas ayudas comunita-rias, muy especialmente en el caso de las destina-das a la agricultura. Hoy, es justo reconocer quelogró esa integración y sentó también las sólidasbases para que, tres años después, se pudiera fir-mar el ansiado Tratado de Adhesión a la CEE.

He sido objeto de infundadas críticas por afirmarque Leopoldo ha sido, sin duda, el presidente delGobierno de mayor talla intelectual de nuestrareciente democracia. Sigo sin entender ni com-partir tales críticas y, por ello, quiero hoy reafir-marme en lo dicho. En nada ofendo a mi padre, nia los demás ex presidentes, al señalar la superio-ridad de Leopoldo en este campo. Cada una de laspersonas que han tenido el honor de presidir lossucesivos Gobiernos democráticos de Españadesde 1978, poseen una característica que leshace sobresalir y marca su personalidad. En elcaso de Leopoldo Calvo-Sotelo esa cualidad era,con toda seguridad, su altísima capacidad y pre-paración intelectual.

Tal capacidad se ponía de manifiesto en todas susapariciones públicas y brillaba con especialintensidad en los debates que, por aquel enton-ces, se sucedían vertiginosamente en el hemici-clo, donde se reveló como uno de los mejores par-lamentarios que han intervenido en la Carrera deSan Jerónimo.

También se hacía presente esa inteligencia, cómono, a la hora del humor –no en vano quizá sea eseel reino más propicio para la inteligencia sere-na–. Su fina ironía inundó constantemente cadarincón del recinto que hoy guardan Daoíz yVelarde, donde, amarrándola bien al respeto,firmó sentencias que todavía se recuerdan, comoaquel famoso “convencido… pero nada convincen-te”.

He tenido, a lo largo de estos últimos años, laoportunidad de disfrutar con él y junto a su que-rida Pilar, de muchos momentos de charla. Hellegado incluso a ser el blanco de esa fina y afila-da ironía cuando hemos discrepado -divertidísi-mamente, por cierto- acerca de mi desbordantepasión por el campo, en nada compartida por él.

Lo suyo era el mar…

Pero si grande fue el político, su verdadera gran-deza residía en el hombre. Se ganó –no sin ciertomerecimiento- fama de hombre frío y distante.Sin embargo… ¡qué lejos de la realidad se encon-traba esa apariencia! He sido también testigo deldolor profundo de dieciocho nietos por la incom-prensible desaparición de un abuelo sensible quevivía entregado a ellos, a sus juegos y a toda sugran familia. Esa fue, sin duda, la mayor de susobras. Su tesoro.

Y ya mirando hacia arriba, recuerda este indignosustituto que prometió brevedad y, si quiere hacerhonor a su apellido, no debe alargar mucho mássu intrusión. Por ello, en mi nombre y en el detoda la Familia Suárez, termino y dejo constanciade mi admiración, mi respeto y mi profundo cari-

La amistad entre Suárez y Calvo-Sotelo halló su fundamento en un

profundo respeto mutuo que se fueconstruyendo y consolidando, cómono, en la superación de las múltiplesdiscrepancias surgidas a lo largo deese camino que juntos recorrieron

En mi nombre y en el de toda laFamilia Suárez, termino y dejo

constancia de mi admiración, mirespeto y mi profundo cariño hacia la

figura de Leopoldo Calvo-Sotelo

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ño hacia la figura de Leopoldo Calvo-Sotelo; mesumo a este merecido homenaje y, desde unamisma Fe compartida, le deseo la paz y la vidaeterna que siempre esperó, y me permito pedirlea él que, desde ese Cielo que a buen seguro habi-ta ya, siga siendo el leal servidor que siempre fuedel interés común de todos los españoles.

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El pasado 16 de Septiembre tuve elhonor de intervenir, en la RealAcademia de Ingeniería, en unasesión dedicada a la memoria deLeopoldo Calvo-Sotelo. Y hoy me

honra de nuevo recordar en estas páginas la figu-ra señera de Leopoldo, con conceptos y expresio-nes que naturalmente tienden a coincidir con losde mi intervención en la Real Academia.

Leopoldo Calvo-Sotelo fue un ingeniero humanis-ta. O un humanista ingeniero. Se pueden inter-cambiar el sustantivo y el adjetivo. Y también sepodría decir que Leopoldo Calvo-Sotelo fue inge-niero y muchas otras cosas. Estudió la carrera deingeniero de caminos con una dedicación ejem-plar y, a la vez, su insaciable curiosidad le fue lle-vando a las humanidades, al conocimiento deotras lenguas, a las constantes lecturas de filoso-fía, de historia, de derecho y de economía, y tam-bién de los Evangelios y de la Biblia, desde susprofundas convicciones religiosas. Y tambiéndedicó su tiempo al ejercicio de la escritura y dela música; pues Leopoldo fue siempre un ensayis-ta sobrio y elegante, y su afición a la música nosólo fue pasiva sino también activa, como pianis-ta.

Desde muy joven optó por conservar y cultivarsus dos vocaciones, la ingenieril y la humanista.Estaba preparando el ingreso en la Escuela deCaminos con Tomás Rodríguez Bachiller cuandoasistió por primera vez a un curso impartido porXavier Zubiri. De aquella experiencia nos dice

Leopoldo en su libro Papeles de un cesante:

“Quien, como yo, había dudado mucho entre lasciencias y las humanidades a la hora de elegirestudios, (…) escuchaba con alivio y como unadelicia impagable las palabras precisas, informa-das y actuales de un filósofo eminente sobre losgrandes problemas de la ciencia contemporánea”.

Ese valor de las palabras precisas, informadas yactuales que Leopoldo destaca en Zubiri, fuesiempre un gran activo en la excelente dialécticade Leopoldo. La formación universal que se pre-ocupó en adquirir a lo largo de su vida le sirviópara ampliar constantemente las fronteras de sugigantesca cultura, para enriquecer su pensa-miento lógico, para mejorar el dominio de la len-gua propia y de las cercanas, y para ensanchar asílos cauces de expresión de su inteligencia pene-trante.

Esta vocación y esta dedicación humanística deLeopoldo Calvo-Sotelo no pasaron desapercibi-das. Leopoldo fue miembro del Patronato de lasFundaciones Xavier Zubiri, Camilo José Cela y

Leopoldo Calvo-Sotelo yBustelo: el ingeniero

humanistaJUAN-MIGUEL VILLAR MIR

PRESIDENTE DEL GRUPO VILLAR MIR Y DE OHLACADÉMICO DE LA REAL ACADEMIA DE INGENIERÍA

La formación universal que sepreocupó en adquirir a lo largo de su

vida le sirvió para ampliarconstantemente las fronteras de su

gigantesca cultura

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Carlos de Amberes; fue Patrono y Presidente dela Fundación Ortega y Gasset, Presidente delPatronato de la Universidad Antonio de Nebrija yPatrono del Real Instituto Elcano de EstudiosInternacionales y Estratégicos. Fue tambiénmiembro de la Real Academia de CienciasMorales y Políticas; participó asiduamente en laFundación Príncipe de Asturias, como jurado delPremio de Cooperación Internacional, y fue cola-borador del Instituto Internacional de CienciasPolíticas, entre otras destacadas y fructíferas acti-vidades.

A esta selecta labor intelectual en el campo de lashumanidades y de las ciencias sociales, hay queañadir la propia de su condición de ingeniero,que se materializó en la gestión y el asesoramien-to de importantes empresas, privadas y públicas,y de instituciones de la profesión, como el AltoConsejo Consultivo del Instituto de la Ingenieríade España, la Fundación Eduardo Torroja de laque fue Presidente y, desde hace unos años, de laReal Academia de Ingeniería, donde, en noviem-bre de 2003, fue recibido como Académico deHonor en presencia de su Majestad el Rey DonJuan Carlos.

Precisamente fue en su discurso de ingreso en laReal Academia de Ingeniería, en el que nos ofre-ció una sugerente reflexión sobre la evolución dela técnica en la percepción del público, y lacorrelativa caída de la relevancia social de laingeniería y de los ingenieros, desde su apogeo enel siglo XIX y principios del XX hasta el enfria-miento que advertimos en las últimas décadas.

Ese discurso es un ejemplo cercano de cómoLeopoldo Calvo-Sotelo fue capaz de integrar susdos almas, la de humanista y la de ingeniero, yañadiría yo aún una tercera, la del político, la del“arte de lo posible”. El político tomó del huma-nista las razones y la intención, y del ingeniero eldiscernimiento y la creación de la realidad posi-ble.

Me permito traer dos citas reveladoras de ese dis-curso de ingreso en la Academia. DecíaLeopoldo:

“Ortega repite una y otra vez que la realidad radi-cal es la vida, (…) a cada paso insiste en que lavida no se nos da hecha, como a la roca o al ani-mal, (…) el hombre es una extraña criatura cuyoser consiste en hacerse su propia vida, (…) eninventar su propia vida. La vida del hombre esproyecto. (…)”.

Y Leopoldo destacaba entonces la emoción que leprodujo leer por primera vez, hace más de mediosiglo, siendo un estudiante de ingeniería, lasiguiente frase de Ortega: “Nuestro problema,casi de ingeniero, es la existencia humana”.

Más adelante, en aquel discurso de ingresoseguía Leopoldo:

“¿Qué somos, qué podemos ser, qué debemos serlos ingenieros en este siglo XXI? (…).

Y añadía que “curiosamente, es la primera defi-nición, la del Diccionario de la Lengua de 1803,la que hoy me parece más comprensiva. Decía elDiccionario hace doscientos años: “Ingeniero: elque discurre con ingenio las trazas y modos deejecutar alguna cosa”.

“Esa era entonces, en 1803, y sigue siendo hoy -continuaba Leopoldo- la esencia de la función delingeniero. Mediar entre la idea y la cosa.Engendrar la cosa a partir de la idea. (…) Ahíestá el ingeniero. Cosificando las ideas, convir-tiendo los proyectos en obras, encarnando en pro-yectos y en obras sus ideas … Ésa era hace dos-cientos años y ésa es nuestra función al comenzarel siglo XXI”.

Vemos en esas frases de qué forma tan sencillaencuentra Leopoldo definiciones abiertas delingeniero que él siempre fue, ingeniero tanto dela ciencia y de la técnica como de la vida.

Tuve la suerte de conocer a Leopoldo Calvo-Sotelo muy pronto, en 1950, hace ya 58 años,cuando yo acababa de aprobar el examen deingreso en la Escuela de Ingenieros de Caminos,Canales y Puertos, en la que cursaba el primercurso, y él comenzaba el quinto y último curso dela carrera. Como novato que yo era, pasé por la

Leopoldo Calvo-Sotelo fue capaz deintegrar sus dos almas, la de

humanista y la de ingeniero, yañadiría yo aún una tercera, la delpolítico, la del “arte de lo posible”

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tradición establecida por la “fiesta de la mecha”,en la que los alumnos del último curso, próximosa acabar sus estudios, con Leopoldo a la cabeza,nos recordaban a los de primer año “la mecha”que habríamos de pasar, lo mucho que nos queda-ba por sufrir.

En aquellos años de estudiante, Leopoldo yaempezó a dar muestras de su interés por las cues-tiones sociales, culturales y políticas. En cuanto aestas últimas basta citar su temprano ingreso, alos 16 años, en las Juventudes Monárquicas; y elhaber sido uno de los fundadores en 1957 delpartido de la misma orientación, Unión Española.Le gustaba mostrar su inclinación monárquica yde hecho tenía a gala llevar frecuentemente en lasolapa una insignia de Don Juan III.

Destacó siempre por su precisa oratoria y por subrillante dialéctica. Y su afición literaria le llevó,ya en la Escuela, a crear y a ser redactor jefe deun periódico llamado Arco, que se vendía en lapropia Escuela a 15 céntimos de peseta el ejem-plar y que contaba con colaboraciones de inge-nieros de caminos, de profesores, de compañerosde promoción e incluso de su tío, el dramaturgoJoaquín Calvo-Sotelo.

Tener algo en común con Leopoldo para mí hasido siempre un motivo de orgullo. Os ruego medejéis recordar alguno de esos viejos trofeos quecompartimos. Los dos fuimos unos estudiantesaplicados y conseguimos aprobar el examen deingreso muy pronto. En alguna ocasión me recor-daba Leopoldo que los dos batimos récords deprecocidad al ingresar en la Escuela de Caminos,siendo los dos los más jóvenes de nuestras res-pectivas promociones. Leopoldo fue número unode su promoción y yo hube de seguir su ejemplo.Ambos dirigimos, a la vez, dos de los mayoresgrupos industriales de España; Leopoldo, UniónEspañola de Explosivos y yo, Altos Hornos deVizcaya. Los dos nos negamos, a pesar de serrequeridos, a ser ministros de Franco. Y poco

después, también, los dos compartimos carterasministeriales en el primer Gobierno de la monar-quía.

Luego nuestros caminos se separaron. Yo meincliné por volver a la empresa privada y él, encambio, optó por seguir en la política, lo que, enuno de los momentos más difíciles de nuestra his-toria, llevó a Leopoldo a aceptar y tomar el timóndel Gobierno de España cuando se había desata-do la tormenta más peligrosa.

El ingeniero humanista ha quedado en el recuer-do como un político inteligente, culto, eficaz,serio y adusto.

Fue la persona con la mayor capacidad dialécticaque he conocido, fruto de la universalidad de susconocimientos y de que usaba el lenguaje conprecisión logarítmica, a lo que unía un peculiarsentido del humor, una mirada divertida, burlonay piadosa a la vez, sobre los acontecimientos y laspersonas.

Y la mejor prueba de que Leopoldo Calvo-Soteloguardaba dentro de sí a un humorista, es queAntonio Mingote, que tiene la vista más agudaque el común de los mortales, le escogió paraescribir el prólogo de una de sus mejores obras,Sólo Pobres, su celebrado libro de viñetas dedica-das en exclusiva a los pobres, del que destaco unpárrafo de ese prólogo, aunque merecería una citamás larga, porque el prólogo destila humor a cadafrase. Escribe Leopoldo:

“El pobre de Mingote habita bajo el ojo de unpuente, el ojo de medio punto de un puente defábrica. Teníamos en la Escuela de Caminos delCerrillo de San Blas una asignatura que llevabaese nombre: “Puentes de Fábrica”; me dicen queya no la hay en la moderna escuela monclovita. Yes que ya no se hacen puentes como aquellospensando en los mendigos: hoy los puentes son dehormigón, con grandes luces y tableros altos, y nosirven para alojar pobres; tampoco las casas de

Los dos nos negamos, a pesar de serrequeridos, a ser ministros de Franco.

Y poco después, también, los doscompartimos carteras

ministeriales en el primer Gobiernode la monarquía

Dedicó lo mejor de su inteligencia yde su esfuerzo a trazar caminos y a

tender puentes de entendimiento, deconvivencia y de progreso para

nuestro país

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hoy, sin aleros, sirven para recibir nidos de pája-ros. Un signo de nuestra época podría ser este deseguir haciendo pobres sin hacer ya los puentesde fábrica donde se alojaban”.

Leopoldo fue siempre además una persona llenade sensibilidad y de ternura, de profundo sentidofamiliar y religioso.

Me permito recordar una anécdota antigua. En1951, a raíz de una importante polémica suscita-da por el reconocimiento del rango de IngenieríaIndustrial a los estudios del ICAI de los jesuitas,la capacidad de liderazgo de Leopoldo Calvo-Sotelo se puso a prueba al encabezar la protesta;algarada que finalizó con una invitación a la resi-dencia del ministro de Educación. En efecto, elExcmo. Sr. Don José Ibáñez Martín, ministro degran prestigio, recibió a Leopoldo en su mismacasa para escuchar sus argumentos. Abrió lapuerta María Pilar, hija del Ministro, y en esemismo momento surgió otro argumento muchomás poderoso que los que Leopoldo llevaba pre-parados. Fue un flechazo certero. Unos años des-pués, Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo y MaríaPilar Ibáñez-Martín Mellado se casaron y llena-ron su casa con ocho hijos. Aunque Ortega yGasset fue el filósofo de cabecera de Leopoldo,tenemos que convenir que la vida del hombre noes sólo un proyecto. A veces se abre una puerta yuna sola mirada, para Leopoldo la de Pilar, puedecambiar de golpe cualquier proyecto y la vida delpropio autor del proyecto.

Y esa sensibilidad y esa ternura afloran en algu-na de sus poesías, en las que Leopoldo, tambiénpoeta, mostraba su facilidad versificadora, conuna especial predilección por los sonetos, perotambién por el verso libre. Como en esta poesíacuyo título es “Pilar”.

Pilar iba delante, con los niños.

Desde un lugar muy próximo, inmediato,como en el tren parado por la noche,me llegaba su voz clara y distinta,hablándoles, riñéndoles, queriéndoles.

Todo iba bien. ¿Por qué un poso de angustia,de soledad me oscurecía el alma?

Todo iba bien. Anduve mucho.Tarde vine a saber que nunca llegaríahasta el huerto concluso de las voces.

Y aquí estoy, extramuros, solo, mientrasPilar sigue adelante con sus niñosy me llega su voz inalcanzable,hablándoles, riñéndoles, queriéndoles.

Mediante este artículo quiero dar un homenajepóstumo a mi excepcional y querido amigo y com-pañero Leopoldo Calvo-Sotelo. Para ensalzar lamemoria de un ingeniero humanista que dedicó lomejor de su inteligencia y de su esfuerzo a trazarcaminos y a tender puentes de entendimiento, deconvivencia y de progreso para nuestro país.

Fundación de Estudios SociológicosFundador Julián Marías

Crónicas

CRÓNICA DE CIENCIA

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Darwin fue mucho más que un cientí-fico. Se le puede considerar un filó-sofo, con base en la ciencia. En1859 se publicó El origen de lasespecies que fue, probablemente, el

libro más discutido del siglo XIX. No sólo revolu-cionó el pensamiento científico sino que las con-secuencias del mismo tuvieron implicacionesreligiosas. Hoy sus teorías han sido ampliamentediscutidas. De Darwin se puede decir que fue unnaturalista, más que un biólogo. Coleccionó plan-tas, minerales y animales, con gran paciencia ymeticulosidad. Hoy la Biología vive otros proble-mas. Se afirma que el siglo XXI verá la matema-tización, la razonalización de la Biología.

Conviene tener presente que en aquel momento,mitad del siglo XIX, dominaba en las cienciasnaturales la ideología del fijismo. Según estaescuela, las especies eran invariables, y los oríge-nes de esta teoría están en Aristóteles. Las espe-cies, explica Darwin, han ido variando a lo largodel tiempo, estimuladas en su variación por elentorno en el que viven y la competencia de otrasespecies. No existe una tendencia intrínseca, queobligue a las especies a evolucionar en una direc-ción determinada. La evolución no tiene un final.Especies aisladas, trasladadas a lugares diferen-tes, cada una de ellas variará de una manera inde-pendiente y sin referirse a las otras. El resultadoserá un grupo de especies diferentes, aunquerelacionadas. La selección natural, tal como laexplicó Darwin, fue muy controvertida por razo-nes religiosas y científicas. Quedaba así explica-do el proceso evolutivo. Pero, por aquellos años,la Biología engendró una nueva ciencia, laGenética. Fue un monje agustino, Gregor Mendel

(1822-1884), quien formuló los principios básicosde la teoría de la herencia en 1866. Pero lasinvestigaciones de Mendel no fueron conocidaspor Darwin.

En relación con del fijismo surgió el catastrofis-mo, cuyo representante principal fue el naturalis-ta Georges Cuvier (1769-1823). La historia geoló-gica de la Tierra puede explicarse por una seriede catástrofes, cuyas consecuencias habían sidola extinción de las especies que habitaban en laszonas siniestradas y la aparición de otras, quehabían emigrado de aquellas zonas del planeta yse habían asentado en los sitios donde no habíanocurrido los siniestros. Cuvier clasificó a los ani-males desde un punto de vista morfológico. Y asílos dividió en vertebrados, moluscos, articuladosy radiados. Cuvier vislumbró una correlaciónentre la anatomía de las especies y laPalentología, que reforzaba la concepción fijistade la naturaleza.

Darwin tuvo dos precedentes: Georges LouisLeclerc, conde de Buffon y Jean-BaptisteLamarck. El primero contribuyó a destruir el fijis-mo y el catastrofismo. En algún momento de suvida, pensó que si bien Dios había creado unos

Charles Darwin: su tiempo y elnuestro (y II)ALBERTO MIGUEL ARRUTI.

FÍSICO Y PERIODISTA. PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDAD

SAN PABLO CEU

Darwin fue mucho más que uncientífico. Se le puede considerar unfilósofo, con base en la ciencia. En

1859 se publicó El origen de lasespecies que fue, probablemente, el

libro más discutido del siglo XIX

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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cuantos seres vivos, los demás eran sólo sus des-cendientes. El segundo, Lamarck estudió losmotivos por los que una especie evoluciona. PeroDarwin no sólo se inspiró en otros naturalistas,sino que sus continuas lecturas hicieron que, porejemplo, Auguste Comte, Adam Smith y Malthusinfluyeran en su pensamiento. Comte con su ideade progreso, Adam Smith con su estudio de lasestructuras sociales, y Thomas Malthus con suEnsayo sobre el principio de la población. Darwinen El origen de las especies no se extiende sobrela selección natural en los seres humanos. Mástarde, en 1871, publicó El origen del hombre y laselección en relación con el sexo. Al año siguientedio a conocer La expresión de las emociones en elhombre y los animales. Sostiene que las razashumanas son, en principio, de igual valor, aunqueno niega que el grado de evolución puede serdiferente hasta dentro de una misma raza.

Su obra más importante El origen de las especiesfue objeto de numerosos debates científicos yreligiosos. Así, escribe en su Autobiografía: “Tanpronto como me convencí, en el año 1837 ó 1838,de que las especies eran producciones mutables,no pude evitar la idea de que el hombre tiene quecaer dentro de la misma ley. En consecuencia,recopilé notas sobre el tema para mi propia satis-facción, sin tener por mucho tiempo la intenciónde publicarlas. Aunque en El origen de las espe-cies no se discute nunca la derivación de ningunaespecie en particular, pensé que era mejor, paraque ningún hombre honesto pudiera acusarme de

ocultar mis ideas, añadí que a través de la obra encuestión podría arrojarse alguna luz sobre el ori-gen del hombre y su historia”. Lo que le llevó apublicar el libro sobre el origen del hombre.Según Darwin, el mamífero del que provenía elser humano era una especie de primate ya extin-guido. Llegó a esta conclusión, porque anteshabía sostenido que los mecanismos evolutivos enel ser humano también se habían regido por lasleyes generales de la evolución. Esta conclusióntuvo muchos enemigos. Si anteriormente se habíavisto que la Tierra no era el centro del Universo,ahora el origen animal del ser humano levantómuchas polémicas y molestó a no pocos.

Como resumen diremos que quedan muchascuestiones sin resolver, que el darwinismo no loexplica todo, que ciertas formas del darwinismono son incompatibles con el creacionismo, y quela Biblia no puede ser interpretada a la letra.Todo ello no disminuye la grandeza de la figurade Darwin. Probablemente, surgirán nuevas difi-cultades, pero ya se sabe, la ciencia es un conti-nuo tejer y destejer.

Si anteriormente se había visto quela Tierra no era el centro del

Universo, ahora el origen animal delser humano levantó muchas

polémicas y molestó a no pocos

CRÓNICA DE CINE

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Se dice que nunca Hollywood lloró tantocomo con la muerte de Gary Cooper,hasta ahora el actor más querido de todala Historia del cine. Pero puede que esehonor lo ostente hoy también con todo

derecho Paul Newman, un mito más allá delestrellato, esa encarnación del ser humano contodos sus atributos cercana a la perfección, admi-rable en todas sus facetas, del que nadie puededecir una mala palabra, ni siquiera en alguna desus peores películas. Su presencia iluminaba lapantalla hasta en los ambientes más turbios. Si legustaba interpretar papeles de perdedor, de tiposatormentados y con alguna que otra sombra cana-llesca, los acababa dotando de un brillo excepcio-nal y aires de excelencia irremediablementeseductora.

De su mirada penetrante y esos ojos azules queenamoraron al mundo, entre la picardía y la fran-queza, se han hecho todo tipo de glosas, aunquefuera daltónico. Mostraban a la vez fragilidad yfortaleza indoblegable, dos dulces cuchillos quereflejaban la hondura de un alma en vilo. Y antetodo, una indestructible altura moral. Todas esasvirtudes invitaban a contemplar la crudeza de larealidad desde el sueño. A pesar de ser uno de losmáximos exponentes del arte del método y las téc-nicas del Actor’s Studio de Lee Strasberg, sus

mejores interpretaciones emanaban de su propianaturaleza magnética. Desde sus primeros traba-jos, ese potente y quebrantado Rocky Graziano deMarcado por el odio, el herido ejercicio de carác-ter autodestructivo en La gata sobre el tejado dezinc, o su capacidad para hacer un tratado de epo-peya metafísica como Billy el niño en El zurdo, yhacer pensar que Teneese Williams escribía pen-sando en él, pues ningún otro podía llegar a sualtura en El cálido y largo verano, o Dulce pájarode juventud.

La filmografía de Newman está llena de títulosinolvidables. Con una completa galería de perso-najes de culto. Uno no puede acercarse a unamesa de billar sin acordarse de su papel en Elbuscavidas, recuperado décadas después graciasa Martin Scorsese en la magnífica El color deldinero, ni comer unos huevos duros sin recordar-le en La leyenda del indomable, o silbar bajo lalluvia sin rememorar la melodía de Dos hombres yun destino. Tenía las mismas aptitudes para lucir-se en el drama como en la comedia. Podía ser elvaquero cínico de Hud, el atribulado talento pararesolver intrigas de suspense en El premio de OttoPreminger o Cortina rasgada de Hitchcock, eldetective al viejo estilo de Harper, investigadorprivado, o el flamante truhán engañabobos de Elgolpe. Cuando no el juez más soberbio y rufianes-co al oeste del Pecos en El juez de la horca delgran John Huston.

Estuvo 9 veces nominado al Oscar, pero estaba yadesengañado de obtenerlo cuando le dieron elhonorífico por su carrera, confesando que hubie-ra preferido que se lo dieran por un trabajo enconcreto, hasta que a la vejez lo consiguió con Elcolor del dinero. Cierto es que a esas alturas de sumítica condición le sobraban reconocimientos.

Ultima sesión: adiós,Mr. Newman

JORGE BERLANGA

A pesar de ser uno de los máximosexponentes del arte del método y las

técnicas del Actor’s Studio de LeeStrasberg, sus mejores

interpretaciones emanaban de supropia naturaleza magnética

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Nombrar a Newman es hablar del cine y muchomás en su fabulosa condición de icono. Está tam-bién el colosal actor de teatro, el amante de lavelocidad y las carreras de automóviles, el direc-tor inquieto, el amante esposo siempre fiel a sumujer Joan Woodward, el padre roto por la muer-te prematura de su hijo, el hombre comprometidocon diferentes causas humanitarias, y el ancianoenfermo con una enorme y última dignidad quedecide abandonar el hospital e irse a morir encasa. El mundo ha llorado unos ojos azules quese cierran definitivamente, pero que permanecenen la leyenda de un cine que todavía podemosrevisitar milagrosamente mientras desaparecenlos grandes mitos de la pantalla de la faz de la tie-

rra. Cualquiera diría que los grandes actores vanmuriendo a la vez que también fenece el artecinematográfico que ellos representaron. Dentrode poco las estrellas serán efigies creadas porordenador, pero nos queda esa forma de irradiarvida, de encender la pantalla con la chispa de laemoción que podía tener una simple mirada deNewman, una sonrisa irónica, o hasta su forma decaminar. Una magia que no se enseña en losmétodos de las escuelas dramáticas, ni podránunca lograr una máquina. Enamoró tanto amujeres como a hombres y hoy no tiene sucesor,por más que lo intentara Tom Cruise. Su final,como el de todos los grandes, prolonga su leyen-da.

CRÓNICA DE ECONOMÍA

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La garantía de suministro en todomomento debe constituir el principalobjetivo de la política energética.España es un país que ha sufrido unaconstante dependencia energética

exterior, como consecuencia de la falta de recur-sos autóctonos necesarios para hacer frente a laya conocida evolución económica del país. Estecrecimiento económico que se ha venido experi-mentando en los últimos años ha incrementadoesa tasa de dependencia de manera sobresaliente,en concordancia con el aumento del consumoenergético final para el desarrollo industrial y eluso privado. Como consecuencia de ello Españase sitúa con una tasa de dependencia en torno al85,1% a finales de 2007. El petróleo representamás de la mitad de nuestro abastecimiento deenergía primaria; procede casi íntegramente delexterior, de un mercado cartelizado por la OPEP.Ahora bien, una de las grandes alternativas alcrudo es el gas natural.

El suministro de gas natural ha evolucionado enlos últimos años de manera notable en España,convirtiéndose en un elemento clave para lareproducción de electricidad final, a través de losdenominados ciclos combinados que permitenllevar a cabo la generación con una reducciónenergética del proceso y una clara minimizaciónde impacto medioambiental con respecto a otras

tecnologías de obtención de energía eléctrica parael consumo. España se aprovisiona de sus necesi-dades de gas natural procedente de un abanicorelativamente amplio de países, según lo precep-tuado en la propia Ley de Hidrocarburos, queindica la necesidad de no someterse a concentra-ción de más del 60% de las necesidades de apro-visionamiento en torno a un único país exporta-dor. Es evidente que el sector del gas natural enEspaña ha tenido un fuerte desarrollo en los últi-mos años, siendo el porcentaje de crecimiento dela demanda de este producto superior a la deman-da global energética española. La producciónnacional es muy escasa, algo más de 1,2% de laoferta anual, por lo que se hace necesario el apro-visionamiento a través de los gasoductos, y en sucaso, a través de los buques metaneros, que cadavez se hacen más necesarios debido al aumentode la demanda de gas natural. Gran cantidad delgas que es importado por España, concretamenteuna tercera parte, se lleva a cabo a través de gaso-ductos, principalmente provenientes de Argelia yde Noruega. El resto se recibe directamente delas regasificadoras situadas en la Península(Cartagena, Bilbao, Huelva, Barcelona ySagunto).

El sector energético ha sido uno de los más afec-tados por la intervención del sector público en lamayoría de los países desarrollados entre los añossesenta y ochenta del siglo XX. Los problemasenergéticos se trataban de resolver mediante laplanificación centralizada, en cuyo marco lasempresas privadas apenas tenían margen demaniobra. Sin embargo, la nueva regulación haimpulsado la competencia. En efecto, la Ley delSector Eléctrico de 1997 tiene como objetivointroducir competencia y libertad de empresa enel sector. Los pilares sobre los que se sustenta sonlos siguientes: a) separación de actividades entrereguladas y no reguladas; b) libertad de entrada

La eficiencia energéticaJUAN E. IRANZO

DIRECTOR GENERAL DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS

El suministro de gas natural haevolucionado en los últimos años de

manera notable en España,convirtiéndose en un elemento clavepara la reproducción de electricidadfinal, a través de los denominados

ciclos combinados

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en estas últimas; c) derecho de acceso de tercerosa la redes; d) libre elección de suministrador y e)creación de un mercado mayorista de electricidaden el que los precios se fijan libremente en fun-ción de la oferta y la demanda. La separación deactividades entre reguladas y no reguladas tienepor objeto introducir mayor competencia en aque-llos segmentos donde no se presentan problemasde monopolio natural, y que, por tanto, puedenfuncionar perfectamente en un marco de libertad.En el caso de sector eléctrico, las tareas que pue-den funcionar en régimen de competencia confor-me al nuevo modelo son las de generación ycomercialización, mientras que las de transportey distribución, por presentar características demonopolio natural debido a que son actividadesde red, continúan reguladas con objeto de evitarel abuso de poder de mercado y garantizar unacceso no discriminatorio a las redes para todalas empresas que operan en los segmentos com-petitivos. Un elemento clave del nuevo sistema loconstituye el derecho de acceso de terceros a lasredes de transporte y de distribución. Cualquiercomercializador podrá utilizar las redes de distri-bución instaladas en la zona donde se encuentrensus clientes para hacer llegar a éstos la electrici-dad que han adquirido. Para ello deberán pagar asu propietario, que tiene la obligación de permi-tir el acceso a las mismas, un canon o peaje cuyacuantía será fijada administrativamente para evi-tar el abuso del poder de monopolio derivado dela existencia de una única red.

La Ley del Sector Eléctrico establece, asimismo,la separación jurídica entre las actividades regu-ladas y las liberalizadas, de tal modo que, dentrode una misma empresa, no se pueden realizar

conjuntamente actividades reguladas y no regula-das. No obstante, el mismo grupo empresarial sípuede operar en ambos segmentos medianteempresas jurídicamente independientes y mante-ner una separación contable de sus operaciones.

Asimismo, la Ley del Sector de Hidrocarburos de1998 (LSH) supone la liberalización del sector yla creación de un nuevo sistema cuyo funciona-miento es similar al del eléctrico. Se estableceuna distinción entre las actividades que puedendesarrollarse en régimen de libre competencia ylas actividades reguladas, encontrándose dentrodel primer grupo la posición, la producción y lacomercialización del gas natural, mientras quelas actividades de regasificación, almacenamien-to, transporte y distribución serían sometidos aregulación, y su retribución fijada administrativa-mente. Los distribuidores deberán hacerse cargodel suministro de gas a los clientes que perma-nezcan a tarifa y permitir el acceso a sus redes acomercializadores y clientes cualificados.

En este contexto de fuerte dependencia exterioren los abastecimientos energéticos, la fusión GasNatural – Unión Fenosa permite mejorar su capa-cidad de negociación en los mercados internacio-nales, puesto que aumenta su poder de demandaen los abastecimientos de gas, lo que influyepositivamente en la mejora de la garantía desuministro. En el mercado nacional se crea unoperador mayor, lo que permite, con la regulaciónactual, mejorar el grado de competencia, sobretodo en el sector eléctrico, lo que redundará enbeneficio de los consumidores.

La producción nacional es muyescasa, algo más de 1,2% de la ofertaanual, por lo que se hace necesario el

aprovisionamiento a través de losgasoductos, y en su caso, a través de

los buques metaneros

En el caso de sector eléctrico, lastareas que pueden funcionar en

régimen de competencia conforme alnuevo modelo son las de generacióny comercialización, mientras que las

de transporte y distribución, (…)continúan reguladas

CRÓNICA DE EXPOSICIONES

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Apenas hemos dejado atrás el verano yen el otoño presente aparecen ya lasmuestras artísticas del curso 08-09en un amplio Programa cada vez másambicioso y rico. En el verano pasa-

do, como ocurre desde hace algunos años, pudimosver algunas muestras itinerantes presentadas deacuerdo con las costumbres veraniegas que experi-mentaron también un cambio, pues de las vacacio-nes sedentarias de estos paréntesis-descansos delos quehaceres profesionales, pasamos a llenarestos tiempos de descanso con vacaciones másnómadas, más del gusto de estos tiempos en que sepersigue la búsqueda de novedades que no faltan nien número ni en categoría. Y esto ocurre hasta talpunto que no se da abasto a ver novedades y a asis-tir a encuentros siquiera sea en visitas rápidas. Losmedios de comunicación, tan abundantes y varios,recogen sus contenidos y significaciones, pero aúnasí es imposible recoger tanta información. Hay porfuerza que seleccionar y este es nuestro caso.

VVeeiinnttiiccuuaattrroo aarrttiissttaass,, vveeiinnttiiccuuaattrroo oobbrraassEn este sentido recogemos en el presente númerode Cuenta y Razón la exposición inaugurada elpasado 1 de octubre, en la Abadía de Silos,(Burgos) bajo el título de “Silensis”. Se trata de unasignificativa muestra de 24 artistas de renombre,compendio de anteriores exposiciones individualesde cada uno de ellos. Una labor programada y rea-lizada desde hace ocho años por el Museo NacionalCentro de Arte Reina Sofía.

En la ocasión presente, como apuntamos, se trata

de una exposición recopilación de un singular pro-grama. Veinticuatro obras de otros tantos autoresque en su día, cada uno, protagonizó una muestraespecialmente elaborada para esas ocasiones oseleccionadas entre las obras en los casos de auto-res ya desaparecidos. Las veinticuatro muestras seinstalaron en el Monasterio. La comisaría de estamuestra es María José Salazar que seleccionó laobra de cada autor para rememorar las firmas deAntoni Tápies, Lucio Muñoz, Manuel Rivera, JoánMiró, Manolo Millares, Eduardo Chillida, MiguelAngel Blanco, José María Sicilia, Xavier Mascaró,Cristino de Vera, Rafols Casamada, Carmen Laffón,Miguel Barceló, Susana Solano, NavarroBaldewerg, Sergi Aguilar, Esteban Vicente,Francesc Ruíz, Gustavo Tornér, Juan CarlosSavater, José Manuel Broto, Sergi Belinchón,Carlos Franco y Martín Chirino.

Una lista amplia, tanto, que no es posible detener-se en cada uno de estos artistas, ni para señalarsiquiera los rasgos más definidores, lo que, por otraparte, resultaría innecesario también, dado el relie-ve y nivel de conocimiento de cada firma, de primerorden en el tiempo en que se centra la muestra. Si

Veinticuatro artistas de latransición en el Monasterio de

SilosFRANCISCO PRADOS DE LA PLAZA

DE LA REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO.ACADÉMICO CORRESPONDIENTE EN MADRID. CRÍTICO DE ARTE

La exposición, inaugurada el pasado1 de octubre en la Abadía de Silos,(Burgos) bajo el título de “Silensis”,se trata de una significativa muestra

de 24 artistas de renombre

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cabe, sin embargo, señalar la condición común deejecutores del arte contemporáneo, tan rico y suge-rente con sus propuestas e inquietudes, impulsoresde experiencias, ensayos y resultados obtenidos enunos momentos definidos en el titular de la mues-tra: “Silensis”, que abarcan tiempos de transiciónen los que se abordó con gran entusiasmo la difícilmisión de imponer con seriedad unos planteamien-tos que no siempre contaban ni con la aceptación,ni con la comprensión del público.

Se trata de una buena selección de firmas aunque,como ocurre con toda selección, haya de lamentarla falta de algunos casos igualmente importantes ydefinidores. El caso es comprensible pues en todaselección tiene forzosamente que señalarse deantemano su extensión y alcance, estableciéndoseunos límites; de lo contrario, dejando que las cifrasse extiendan y crezcan sin medida numérica, seríaimposible prever cualquier resultado y perseguircualquier fin. En el caso presente, se tienen enconsideración las propuestas y resultados bajo ladoble mirada: didáctica y configuradora de integra-ción renovadora de la expresión artística que noniega otras expresiones anteriores, bajo otras ópti-cas nutrientes. Este grupo de autores plásticos antela urgencia de unirse a las corrientes que en otrospaíses de Europa ya se habían iniciado, se compro-metieron con ímpetus de renovación y puesta aldía, impulsando expresiones plásticas continuado-ras y renovadoras al mismo tiempo. Fue el suyo unmovimiento silencioso pero firme y coherente.

PPeerriiooddoo ddee ttrraannssiicciióónn eenn uunn aammpplliioopprrooggrraammaaSe trata como dijo el director del Museo NacionalReina Sofía, Manuel Borja-Villel, en el acto deinauguración de la muestra, de la cúspide de unaparte del proyecto diseñado hace años y que culmi-na con lo que calificó como periodo de transición.Informó que en el próximo año seguirá el programacon una serie de exposiciones de alto rango, comoes el caso de una retrospectiva de Julio González yotras muestras que nos situaran en los epicentrosde las vanguardias del siglo XX. ¿Ejemplos?;

Rodchenko, Popova o Vantongerloo.

Más adelante, ya en 2010, el Museo abordará eltema de “otras modernidades” para potenciar sumirada internacional. Pero esto entra de lleno en elfuturo y en el futuro tendremos ocasión de ocupar-nos del desarrollo del proyecto en su íntegro conte-nido. Hoy cabe felicitarse de sus ámbitos, propues-tas y alcances.

LLooss eessppaacciiooss ddee eexxppoossiicciioonneess ddee SSiilloossVolviendo al tema de la exposición “Silensis”, hayque destacar el hecho del encuentro del arte con-temporáneo con el arte arquitectónico delMonasterio de Silos y sus patios y claustros con-ventuales y toda la carga ambiental de sus jardines,huertas y alrededores del lugar impregnados de latranquilidad y paz que emanan de la Abadía. Unaconjunción estética difícil de afrontar pero, sinduda, conseguida en sus resultados. Los distintosniveles de las salas, pasillos y espacios de exposi-ciones, se aprovechan para el descanso visual delas obras expuestas, fruto de un montaje sorpren-dente pleno de intención didáctica. De esta conjun-ción estética brota una fusión de soluciones e inte-reses. La aventura artística se expande a la socie-dad que visita la muestra con sus ricos matices através de la convivencia ambiental: cultura históri-ca, evolución artística, turismo… se encuentran,en exposiciones como esta a la que nos referimos.Al interés de lo expuesto, un interés independien-te en sí; el lugar en que se exponen las obras apor-ta un enriquecimiento de interrelación. El visitan-te queda así emplazado a un mayor detenimientoen la contemplación. Y es que el Monasterio deSilos no requiere una sola visita, invita a repetidasescapadas en épocas diferentes para apreciar losmatices cromáticos de sus muros en las amaneci-das, en las puestas de sol, en los verdes de las arbo-ledas… Los sones del gregoriano dejan en elrecuerdo el reclamo de un regreso al lugar pararecrearnos de nuevo con al música y las voces queresuenan y calan en el ánimo. Ponemos este ejem-plo como podíamos referirnos a otros varios talcomo el recuerdo que despierta el elegante y her-moso ciprés que por su parte y presencia en ellugar en que creció, entró en la literatura haciéndo-se patrimonio emocional de todos y cada uno denosotros. Hoy, Silos y su Abadía incorporarán a susvalores y atractivos un ejemplo más de atención alintegrar en el interior de sus muros y estanciasmonacales las artes de la pintura, el grabado y laescultura.

Hay que destacar el hecho delencuentro del arte contemporáneo

con el arte arquitectónico delMonasterio de Silos

CRÓNICA DE GASTRONOMÍA

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Desde hace varias décadas, se ha pro-ducido una significativa evolucióndel mundo de la cultura, un escena-rio restringido tradicionalmente (almenos hasta el siglo XIX) a compo-

nentes como la literatura, la pintura, la escultura,la arquitectura, la música, la danza o el teatro y alque se incorporarían en el siglo XX, con unaenorme fuerza, otras disciplinas como el cine, lafotografía o los medios audiovisuales.

También a finales de la centuria anterior se pro-duce la incorporación, con gran fuerza, del uni-verso de la moda y el diseño, cuyos creadores hanrecibido, con gran entusiasmo la etiqueta de artis-tas. Y ya en el siglo XXI, llega el turno de la gas-tronomía, la última expresión cultural, acreditadacomo tal en muy diferentes instancias, condiciónque siempre hemos defendido con pasión desde laAcademia Española de Gastronomía.

Igual que a la hora de apreciar un cuadro, unballet, una escultura, una película o una obramusical, al analizar una creación gastronómica, laemoción que puede producirse se percibe a travésde los sentidos. Y cada uno de ellos juega unpapel en el descubrimiento de las sensacionesculinarias y su definición.

CCrreeaaddoorreess ggeenniiaalleess yy aattrreevviiddoossLa cocina es el territorio donde tiene lugar uno de

los grandes espectáculos del siglo XXI, porquelos grandes cocineros de hoy son verdaderos artis-tas, creadores geniales y atrevidos, maestros de laarmonía y la sutileza, proveedores de hedonismoy, por ello, estrellas mediáticas para sus especta-dores. Pero nada sería sin el barniz cultural quela cocina tradicional lleva aparejado por su rela-ción con la historia de los pueblos y de su patri-monio.

La gran revolución experimentada en los últimosaños ha situado la gastronomía a la altura de lasbellas artes y las más ambiciosas manifestacionesculturales. Hoy acudimos al restaurante como alteatro o a la ópera. Por eso, los maestros de losfogones agradecen igual los aplausos finales quelas estrellas del “bel canto” o los mejores come-diantes. Como el resto de los artistas, tambiénestán preparados para recibir protestas o críticas.Así debe ser, porque el arte del buen comer se haconvertido en ingrediente fundamental de la cul-

La gastronomía, últimaexpresión cultural del siglo

XXIRAFAEL ANSÓN

SECRETARIO GENERAL DE FUNDESPRESIDENTE DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA DE GASTRONOMÍA

PRESIDENTE DE HONOR DE LA ACADEMIA INTERNACIONAL DE

GASTRONOMÍA

Igual que a la hora de apreciar uncuadro, un ballet, una escultura, una

película o una obra musical, alanalizar una creación gastronómica,la emoción que puede producirse se

percibe a través de los sentidos

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tura, con una amplitud y una importancia compa-rables a las de otras actividades técnicas o artís-ticas. Es un eje fundamental de la cultura de lospueblos, al tratarse de una disciplina fundamen-tal para proteger la salud de las personas, de granrepercusión desde el punto de vista estético ymuy influyente en el comportamiento social.

CCoocciinnaa ttrraaddiicciioonnaall yy ccoocciinnaa ddee aauuttoorrProduce verdadera satisfacción comprobar cómose reivindican las cocinas populares y tradicio-nales, la necesidad de conservar los usos y cos-tumbres de nuestros pueblos y de nuestras ciuda-des. Pero también la cocina de autor, es decir, laque se ofrece en esos restaurantes en cuyos fogo-nes ofician los grandes artistas de la restauración,nada alejados, en realidad, de los sabores desiempre.

Y el componente cultural de la cocina se relacio-na también mucho con la salud. No conviene olvi-dar que, al menos en las sociedades desarrolla-das, se come para mantener la salud, aunque tam-bién por placer, respetando unos hábitos alimen-tarios que son consecuencia de una historiasociocultural de gran riqueza. España, comopotencia turística internacional, siempre ha ido ala cabeza en todo tipo de iniciativas relacionadascon este sector y también lo está siendo en esteconcepto del “turismo saludable”.

RReeccoonnoocciimmiieennttoo ccuullttuurraall ddee llaa ccoocciinnaa eenneell CCoonnggrreessoo ddee llooss DDiippuuttaaddoossEl máximo reconocimiento a la importancia cul-tural de la buena mesa ha llegado también aEspaña, después de que, a finales de septiembre,la Comisión de Cultura del Congreso de losDiputados instara al Gobierno, a través de unaProposición No de Ley, a establecer que la buenamesa es una parte fundamental de nuestro patri-monio cultural. El Parlamento español se conver-tía así en el primero de un país de Europa en rea-lizar un reconocimiento institucional de estaenvergadura hacia su cocina.

Recordemos los principales antecedentes quehan permitido esta gozosa noticia para nuestragastronomía. Ya en el año 1996 se firmó un acuer-do entre la Academia Internacional deGastronomía y la Comisión Europea, representa-da por su Comisario de Cultura, el españolMarcelino Oreja, declarando la cocina y la gastro-nomía como parte del patrimonio cultural.

En dicho documento ya se establecían acuerdosconcretos relativos a la recopilación de las rece-tas y productos que constituyen el patrimoniogastronómico de Europa, así como a rutas turísti-co-gastronómicas y a la posibilidad de celebrarreuniones internacionales en las que se pusierade relieve la importancia de la gastronomía comoelemento básico de la evolución cultural de lospueblos.

LLaa ggaassttrroonnoommííaa yy eell ppaattrriimmoonniioo ccuullttuuaallPorque desde la Academia siempre hemos tenidoclaro que la alimentación, la cocina y la gastrono-mía forman parte fundamental del desarrollosocial, económico y cultural de todas las nacio-nes. Y en el caso de España, podemos presumirde un patrimonio extraordinario en este ámbito,así como de una industria claramente pujante.Uno y otra merecen el mayor de los reconoci-mientos y todos los esfuerzos para su preserva-ción e impulso.

Por eso, habíamos requerido al Congreso de losDiputados una declaración de que la cocina y lagastronomía de los pueblos de España es unaparte fundamental del patrimonio cultural denuestro país. Y, a través de su Comisión deCultura, el órgano del poder legislativo ha apro-bado, por absoluta unanimidad, una ProposiciónNo de Ley en la que se insta al Gobierno a esta-blecer precisamente nuestra petición, es decir,“que la cocina y la gastronomía de las nacionali-dades y regiones de España constituyen partefundamental de su patrimonio cultural”.

Además de este reconocimiento, también se insta

El arte del buen comer se haconvertido en ingrediente fundamen-tal de la cultura, con una amplitud yuna importancia comparables a las

de otras actividades técnicas oartísticas

Desde la Academia siempre hemostenido claro que la alimentación, la

cocina y la gastronomía forman partefundamental del desarrollo social,

económico y cultural de las naciones

CRÓNICA DE GASTRONOMÍA

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al Gobierno a dos esfuerzos más. Por un lado, “allevar a cabo las medidas necesarias para apoyarlas acciones impulsadas por las administracionesautonómicas para la conservación y vigencia delpatrimonio gastronómico cultural, así como sudifusión a nivel internacional”.

Y por el otro, a “trabajar para facilitar la coopera-ción y la coordinación con las diferentes adminis-traciones con el objetivo de preservar, actualizary desarrollar nuestro patrimonio gastronómico-cultural y a difundir los aspectos más positivos dela alimentación, la cocina y la gastronomía espa-ñolas en el mundo”.

Los contenidos de esta Proposición no de Ley fue-ron defendidos en la Comisión de Cultura delCongreso (que preside la diputada ClementinaDíez de Valdeón) por el portavoz socialista deCultura, Rafael Simancas, y en el debate tambiénparticiparon el diputado del PP José MaríaLassalle Ruiz y la diputada de Convergencia iUnió Montserrat Surroca.

NNuueevvoo rreeccoonnoocciimmiieennttoo ddeell PPaarrllaammeennttooEEuurrooppeeooPara completar las buenas noticias, me gustaríarecordar también que el Parlamento Europeocelebró el 5 de Noviembre, con motivo del XXVAniversario de la Academia Internacional deGastronomía, un nuevo acto de reconocimiento ala aportación de la cocina y la gastronomía euro-peas a la cultura.

En fin, que el esfuerzo durante estos años detodos los que estamos implicados en el mundo dela buena mesa y la restauración ha merecido lapena y hoy la disciplina que tanto nos apasionacuenta con el pleno apoyo de las autoridades a suevidente condición de acontecimiento cultural.

Reconocimiento del ParlamentoEuropeo a la aportación de la cocina

y la gastronomía europeas a lacultura

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CRÓNICA DE INTERNET

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Cuando existe una crisis económica enlo primero que recortan costes lasempresas, sean del sector que sean,es en Comunicación y Publicidad.Normalmente primero se recorta en

partidas relacionadas con la comunicación inter-na y más adelante en las partidas relacionadascon la publicidad y las Relaciones Públicas.

Sin embargo, los datos que predijeron los analis-tas y que se están demostrando, reflejan que estehecho es cierto en los sectores físicos, pero notanto en los sectores online o digitales. EnInternet la crisis de la publicidad no es tan rele-vante, no es tan crítica (permítaseme la redun-dancia).

Esto se debe a que la publicidad en Internet pre-senta algunas ventajas frente a la offline que haceque los recortes presupuestarios afecten antes a lapublicidad de este segundo tipo.

La publicidad online es estratégica, dinámica,económica, interactiva, flexible, seria y persona-lizada. Se optimiza más el público que recibe elimpacto publicitario, permite la interacción con

los receptores, clientes potenciales, los resultadosde las campañas se reciben en tiempo real y elcambio de estrategia de comunicación puede rea-lizarse en cuestión de minutos.

En un informe de la consultora IDC de mayo de2008 titulado U.S. Internet Advertising 2008-2012 se indica que a pesar de la crisis económi-ca que ya se vaticinaba en ese momento, el sectorde la publicidad online no iba a sufrir de formatan drástica las consecuencias. El crecimiento dela publicidad online iba a ser del 14,9% entre el2008 y el 2012. La publicidad online va a repre-sentar el 15,6% de la inversión publicitaria total.Para este año la publicidad online se prevé quellegará a ser el segundo sector más importantedespués del marketing directo y por delante de lapublicidad más tradicional como la prensa, laradio o la televisión.

Al final, los hechos acaecidos entre mayo y octu-bre de 2008 demuestran que las consecuenciasde la crisis económica han sido mayores de lasesperadas en todos los sectores, siendo el sector

La crisis económica y lainversión en publicidad en

InternetRAFAEL CARRASCO POLAINO

PROFESOR DE TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN Y DIRECTOR DE

COMUNICACIÓN

Para este año la publicidad online seprevé que llegará a ser el segundosector más importante después del

marketing directo y por delante de lapublicidad más tradicional como la

prensa, la radio o la televisión

La publicidad en Internet presentaalgunas ventajas (…) es estratégica,dinámica, económica, interactiva,

flexible, seria y personalizada

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de la publicidad online uno más.

Sin embargo también es cierto que los efectosnegativos, a pesar de haber existido, han sidomenores en este sector de la comunicación digi-tal. Según un informe de paidContent las conse-cuencias de los recortes de inversión en publici-dad online han supuesto un descenso en lasexpectativas de crecimiento. Estas expectativasindican que el crecimiento de las inversiones hadescendido entre un 10% y un 20%, pero no hahabido un retroceso ni una disminución. Tan sólolas cifras de crecimiento esperadas no son tanaltas.

Anteriormente se ha comentado que la inversiónen publicidad online crecerá en detrimento de lasinversiones en medios tradicionales. Podemos seraún más concretos. Según un informe de EnderAnalysis la publicidad online crecerá en granmedida en detrimento de la publicidad en televi-sión a lo largo de este año, si bien es cierto queeste hecho esto se producirá de momento princi-palmente en Inglaterra. Según este análisis, lapublicidad online crecerá en 2008 un 26,4%mientras que la inversión de publicidad en televi-sión descenderá un 2,5%.

Las herramientas publicitarias que menos estánnotando la desaceleración o la disminución delcrecimiento esperado son las relacionadas con lasbúsquedas de los usuarios, con los motores debúsqueda tan utilizados hoy en día. Esta técnicapublicitaria es un servicio que ofrecen los busca-dores por el que cuando un usuario de Internetbusca sobre una información de su interés, en lapágina de resultados aparecen, además de losresultados comunes, otros resultados que han

pagado por ser mostrados, de empresas que ofre-cen algún tipo de producto o de servicio relacio-nado con la búsqueda realizada. Si una personabusca información sobre Alemania, por ejemplo,además de todas las páginas indizadas que hablande este país, aparecerán, de forma destacada yseparada de los resultados de la búsqueda,empresas que ofrecen viajes a Alemania, dealquiler de coches en Alemania o de hoteles yrestaurantes de ese país. Esto puede hacer queempresas como Google no sólo no noten la crisissino que además sigan creciendo.

Las empresas se están dando cuenta de que esmuy importante, de cara a rentabilizar su comuni-cación con el mercado, realizar una sinergia defuerzas entre sus estrategias publicitarias online yoffline si quieren solventar la crisis sin necesidadde tener que eliminar por completo estas campa-ñas de comunicación.

Es un momento de retos para las empresas depublicidad. Si quieren obtener de la situación exis-tente una ventaja o una evolución positiva, debenofrecer a sus clientes resultados, conocimiento efi-cacia y éxito, y estos objetivos sólo pueden conse-guirse a corto plazo a través de La Red.

Las herramientas publicitarias quemenos están notando la

desaceleración o la disminución delcrecimiento esperado son las

relacionadas con las búsquedas de losusuarios

CRÓNICA DE OCIO

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Un nuevo teatro acaba de abrir suspuertas en Barcelona. La empresateatral FOCUS, con Daniel Martíneza la cabeza, ha reformado el viejoedificio que albergaba el Teatro

Goya, convirtiéndolo en un recinto escénicomoderno y funcional, un referente en la rehabili-tación de espacios escénicos.

Josep María Pou asume la dirección artística delnuevo Teatro Goya siguiendo el ejemplo deCalixto Bieito al frente del Teatre Romea yJavier Daulte en la Sala Villarroel. Tres directo-res escénicos de reconocida solvencia y prestigioal frente de tres teatros gestionados por unamisma empresa, convirtiéndose así en un modeloen el que deben fijarse aquellos que están gestio-nando distintos espacios escénicos privados endiferentes ciudades españolas.

En esta temporada, el Teatre Romea ofrece ensu programación tres obras de producción madri-leña, La tortuga de Darwin, La vida es sueño yPagagnini, un claro ejemplo de la presencia denuestro teatro en la cartelera de Barcelona, y alque deberían seguir otros teatros públicos y priva-dos de dicha ciudad.

El Teatro Goya inicia su andadura con la impre-sionante obra Els nois d’història de Alan Bennett,que bajo la sabia dirección e interpretación deJosep María Pou hacen de esta obra uno de losacontecimientos teatrales de la temporada. Doce

actores en escena, con escenografía de PacoAzorín, que hacen de este espectáculo una obracompleta que aborda el permanente conflictoentre una educación basada en los valores o unaeducación que sigue las directrices del mercado.Eterno conflicto que adquiere la mayor relevanciateniendo en cuenta los tiempos que vivimos.Esperemos pronto poder disfrutar de este espec-táculo en Madrid en su versión en castellano.

En la capital, el Teatro Bellas Artes, bajo ladirección de Jesús Cimarro, es también un mode-lo de programación en la temporada 2008-2009.Teatro y música se dan la mano buscando la com-plicidad del público bajo las premisas de calidad,riesgo y una factura impecable de las produccio-nes que ofrece con textos de Ingmar Bergman,David Mamet, Pirandello o Tirso de Molina,directores como José Carlos Plaza, José Pascual,Emilio Hernández y cantantes como la iniguala-ble Concha Buika o Amancio Prada. El inicio detemporada con Sonata de otoño nos ha permitidodisfrutar en la escena del buen hacer de MarisaParedes, al que seguirá el excepcional Don Juan,el burlador de Sevilla y el Enrique IV, con la inter-pretación y dirección de José Sancho, y para másadelante el esperado Noviembre de Mamet, conSantiago Ramos a la cabeza del reparto.

FOCUS en Barcelona al frente de los teatrosGoya, Romea y Villarroel y Pentación en Madrid

Barcelona-MadridRUPERTO MERINO

La empresa teatral FOCUS, con DanielMartínez a la cabeza, ha reformado

el viejo edificio que albergaba elTeatro Goya, convirtiéndolo en un

recinto escénico moderno y funcional

FOCUS en Barcelona al frente de losteatros Goya, Romea y Villarroel yPentación en Madrid al frente delTeatro Bellas Artes constituyen dos

modelos de programación (…)ejemplo de que el teatro privado

puede ser un servicio público

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al frente del Teatro Bellas Artes constituyendos modelos de programación con una claradirección artística que apuesta por el teatro decalidad, sin improvisaciones, con temporadasdefinidas y acotadas, ejemplo de que el teatro pri-

vado puede ser un servicio público y que convier-te estos espacios en un referente atractivo paradisfrutar de ese momento único que constituye elhecho teatral.

CRÓNICA DE TEATRO

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He mantenido y sigo manteniendo,desde el mes de agosto, la teoría deque esa crisis económica tremendaque afecta al mundo entero, noafectará, en absoluto, al teatro en

Madrid.

Mi teoría se basa en una sencilla operación eco-nómica: En una ciudad de cinco millones dehabitantes, más la población flotante, que pode-mos medir en más de quinientas mil personas dia-rias, no se puede pensar seriamente que no acu-dan diez mil personas, que son las necesarias,para llenar todos los teatros de esta ciudad. Elporcentaje realmente es irrisorio. Es impensableque de cinco millones y medio no haya diez milpersonas con 25 euros (4.000 pesetas) para ir alteatro. Si así fuera, sería el momento de recurriral suicidio, asistido o sin asistir, puesto quedemostraría que la crisis afectaba a todo el país ya todos los estamentos del mismo.

Aunque no soy experto en economía, creo que lacrisis hiere a las clases más necesitadas y, porotra parte, a las grandes empresas, pero el teatrosiempre ha sido un modesto negocio, que ha vivi-do de la clase media y la clase media alta y a esas

personas le quedan, sin ningún esfuerzo esas4.000 pesetas necesarias para ir al teatro, ya queen realidad es un 2% de los cinco millones ymedio de personas.

Siguiendo mi tesis, estamos comprobando queunos teatros van mejor que otros, como siempre;lo que interesa llena y lo que no, no llena. No obs-tante, en términos generales, en estos meses deseptiembre, octubre y noviembre, casi todos losteatros están recaudando cifras estupendas. Loque no podemos adivinar es lo que ocurrirá deahora en adelante, ya que afortunadamente nosomos Nostradamus, que tampoco lo adivinaría,como nunca acertó nada en sus predicciones,pero todo hace intuir que las cosas seguirán igualy la mayoría de empresarios podrán respirar tran-quilos y planificar el futuro sin inquietud alguna,salvo la de tratar de acertar con aquellos espectá-culos que conecten con el público y prescindien-do de la crisis que, desgraciadamente, en otrosterrenos es francamente grave para muchos.

En resumen, como diría César González Ruano:“El teatro es un enfermo con una mala salud dehierro”.

¿Crisis en el teatro? ¡No!GUSTAVO PÉREZ PUIG

DIRECTOR TEATRAL Y REALIZADOR DE TELEVISIÓN

Es impensable que de cinco millonesy medio no haya diez mil personas

con 25 euros (4.000 pesetas) para ir alteatro. Si así fuera, sería el momento

de recurrir al suicidio

En términos generales, en estosmeses de septiembre, octubre ynoviembre, casi todos los teatros

están recaudando cifras estupendas

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ENSAYO

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PERFIL PSICOLÓGICO

11..-- HHéérrooee ddeell mmuunnddoo lliitteerraarriioo aall qquuee mmááss aapprreecciiaassHans Castorp (personaje protagonista de La montaña mágica) llegué a el a través de mi mujer.

22..-- ¿¿CCoonn qquuiiéénn ttee iirrííaass aa uunnaa iissllaa ddeessiieerrttaa??Con alguna de mis nietas, con la venia de sus padres,

33..-- DDooss lliibbrrooss ddee ccaabbeecceerraaLa montaña mágica (de Thomas Mann) y cualquier libro de Balzac

44..-- LLeemmaa ddee mmii vviiddaa“Volverla a ver”

55..-- MMooddeellooss ddee iiddeennttiiddaaddMi hija Isabel y su esposo Enrique Rojas

66..-- MMoommeennttoo mmááss ffeelliizz ddee ttuu vviiddaaPor 1942, cuando en la facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona distinguí entre las tresmuchachas del Curso a la que iba a ser compañera de mi vida, Mariantonia Tous.

77..-- PPoorrcceennttaajjee ddee ccoorraazzóónn yy ccaabbeezzaaAntes de 1982, dominaba el corazón. Después, con la soledad forzada, he tenido que descansar todo mipesar en una familia maravillosa que me ha dado la providencia.

88..-- ¿¿CCuuaalliiddaadd qquuee pprreeffiieerreess eenn uunn hhoommbbrree??El Amor a la Verdad.

99..-- ¿¿YY eenn uunnaa mmuujjeerr?? Que se deje cortejar sin ir más lejos.

1100..-- UUnnaa cciiuuddaadd yy uunn ppllaattooBarcelona. La cecina de Castilla y León.

10 preguntas a…Fabian Estapé

CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA POLÍTICAPOR MARIÁN ROJAS ESTAPÉ

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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Fundación de Estudios SociológicosFundador Julián Marías

DocumentosJULIÁN MARÍAS EN SUS TEXTOSSELECCIÓN: HELIO CARPINTERO

DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS

CATEDRÁTICO DE PSICOLOGÍA

LEOPOLDO CALVO-SOTELO BUSTELO

LA INFORMACIÓN Y LA POLÍTICA

DOCUMENTOS

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Julián Marías fue un entusiasta de Europa,tanto en las horas altas como en las horasbajas de la empresa europea. La realidadde la nueva Europa, y su destino, le ocu-paron y preocuparon muchas horas, y

dedicó a ellos numerosos escritos. Compartía esapasión europea con la sentida por LeopoldoCalvo-Sotelo, de la que éste dejó en nuestraRevista un testimonio personal imborrable(Cuenta y Razón nº 138. año 2005): “Yo soy euro-peísta viejo, desde que contribuí a la fundación,allá por los años cincuenta del pasado siglo, deuna semiclandestina Asociación Española deCooperación Europea hasta que terminó en 1986mi mandato como diputado en Estrasburgo, inclu-

yendo dentro de este lapso de treinta años loscinco en los que anduve negociando comoMinistro o como Presidente del Gobierno la entra-da de España en la Comunidad. Mi historia euro-pea es larga, ya un poco amarillenta por el pasodel tiempo, y resumirla ante un auditorio bieninformado, como FUNDES generosamente mepropone, es tarea difícil de atender para mí y qui-zás aburrida de escuchar para ustedes”.

HELIO CARPINTERO

DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y

POLÍTICAS

CATEDRÁTICO DE PSICOLOGÍA

DocumentosEUROPA: LA SEGUNDA SALIDA

DOCUMENTOS

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El estado de ánimo de los europeosante la empresa de su unificación seresume en una sola palabra: descon-tento. Nada más peligroso si se inter-preta con las significaciones, que

pueden ser próximas, desaliento o desilusión. Siesto es así, la construcción de una Europa unidaestaría condenada a no realizarse o acaso a algopeor: a ser algo rutinario, inerte, cansino, sinentusiasmo.

Por fortuna, hay otro sentido de descontento,aquel que Ortega calificó de “divino” y definiócomo “un amor sin amado y un dolor que senti-mos en miembros que no tenemos”. Este descon-tento es uno de los motores de la historia y de todaposible perfección en la vida humana.

Lo primero que hay que hacer es analizar ese des-contento que indudablemente sentimos y nopodemos desconocer ni mitigar. Tan pronto comose empezó a hablar en serio de la unión de Europa—algo bien distinto de su evidente y ya antiguaunidad—, a raíz de la última Guerra Mundial, mepreocupó que se presentara con una figura pre-ponderante, casi exclusivamente económica. Laeconomía, dije hace más de cuarenta años, esmuy importante, pero no despierta entusiasmo, ysin entusiasmo no se hace nada verdaderamenteinteresante. Es, como suele decirse en matemáti-

cas, condición necesaria, pero no suficiente. Ensuma, hacen falta otras banderas.

La Comunidad Europea ha nacido bajo el signode la economía, y apenas se ha ido más allá.Ahora bien, todo lo económico tiene la condiciónde medio o recurso; pero medios y recursos sonalgo necesario para, fines o, si se prefiere, proyec-tos. El olvido de éstos es la causa principal deldescontento que nos invade y que acompaña sim-bólicamente a ese nombre geográfico, Maastricht.

Pero hay algo más. Se siente confusamente, perocon suma fuerza, que los pasos que se han dado yse siguen dando hacia la unificación de Europano son demasiado europeos, y si se apuran lascosas tienen algo de antieuropeos, de contrarios alo que más profundamente ha sido y debe serEuropa. Ha sido desde que hay memoria de ellauna unidad previa a sus naciones, una sociedadde implantación de cada una, que ha consistidoen la base de su sustancia común; las nacioneseuropeas son “de Europa”, están hechas de ella,son inconcebibles aisladas, y todo intento deretracción de una de ellas en sí misma es unaforma de separatismo.

Pero esto quiere decir que en cada una tienen queestar presentes las demás, que el desconocimien-to mutuo —que hoy es muy grande — afecta a larealidad de cada una y la empobrece. Las nacio-nes conviven —y no sólo “coexisten”— enEuropa, y si esto no se realiza la vida europea esprecaria y problemática.

La consecuencia inevitable es que la realidad pri-maria de Europa es el conjunto de sus naciones,cada una de las cuales tiene una vigorosa perso-nalidad, una unidad de convivencia saturada, unestilo, un proyecto, cuya convergencia podrá serel de Europa. La historia de Europa, desde finesdel siglo XV, es un proceso de nacionalización, de

Europa: la segunda salidaJULIÁN MARÍAS

Todo lo económico tiene la condiciónde medio o recurso; pero medios yrecursos son algo necesario para,

fines o, si se prefiere, proyectos. Elolvido de éstos es la causa principaldel descontento que nos invade y

que acompaña simbólicamente a esenombre geográfico, Maastricht

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constitución de sociedades y Estados distintos delos medievales, definidos por una radical partici-pación de los individuos en ellos. Ese proceso serealizó en varias etapas o promociones, con des-igual plenitud, y en algunos casos no acabó decumplirse, o por dificultades insuperables deltejido social, sobre todo en las zonas balcánicas,o por falta de proyectos históricos atractivos yfecundos.

Existe una dosis de resentimiento contra las ver-daderas naciones, originado en las que por diver-sos motivos no han alcanzado la plenitud, o porfracciones de ellas que no han participado ade-cuadamente en los proyectos nacionales y hansentido una patológica voluntad de marginación.Pero si estas tendencias negativas se imponen, sepasará por alto lo que es más real y se engendra-rá un malestar que puede comprometer definitiva-mente la formación de una verdadera comunidad.

Lo cual no quiere decir “nacionalismo”, sino pre-cisamente todo lo contrario. El nacionalismo esuna “inflamación”, una dolencia que ha acometi-do a las naciones deficientes, o tardías, o a socie-dades que no han sido nunca nacionales. Lejos deser una crispación, un narcisismo o un exclusivis-mo, la condición nacional ha significado normali-dad, espontaneidad, apertura. No se olvide quelas primeras naciones de Europa han sido tran-seuropeas, han ido más allá de su propio continen-te.

.Esta espontaneidad es la que más falta en lasinstituciones encargadas de fraguar la unión euro-pea. No sólo hay un predominio de lo económico,sino un espíritu primariamente administrativo yburocrático, que consiste en segregar innumera-bles normas y regulaciones, que amenazan consofocar la espontaneidad de la vida y de paso des-truir lo que ha sido la mayor riqueza de Europa:

su diversidad.

Repárese en que una de las amenazas capitalesde nuestra época es la tendencia a la uniformi-dad, a la homogeneidad. Sin duda estos caracte-res hacen las cosas más fáciles, pero menos inte-resantes y desde luego menos creadoras. Es másfácil regular los movimientos de un batallón quelos sonidos de una orquesta. (Y si se pasa de unbatallón a un ejército, la homogeneidad deja defuncionar como una ventaja). El mundo se haenriquecido enormemente en cosas, en productos,pero a la vez se ha empobrecido en formas, inclu-so de vida, de tipos humanos. Si se persigue lahomogeneización de la maravillosa variedadeuropea, se conseguirá que los hombres se apar-ten con aversión de la imagen que se les ofrece.

La empresa que parece atractiva y digna deEuropa es la coordinación de esa variedad, elgoce de ella por todos. Que los europeos puedandisponer de los productos de toda Europa pareceespléndido; que cada país tenga que limitarlospara ajustarse a unos patrones fijados en una ofi-cina internacional, que renuncie a sus costum-bres, a su inventiva, a su estilo de vida, parece yes un desastre que no merece sino repulsa.Añádase a esto que lo que se anuncia es una res-tricción de la libertad. Europa ha sido en toda suhistoria una permanente vocación de libertad: eneso consiste su peculiaridad y su justificación.Los europeos no la han poseído siempre, pero hansabido que les faltaba y han procurado reconquis-tarla. Toda limitación de la libertad es directa-mente contraria a la índole más propia de Europa.

No se puede negar ni ocultar ni disimular el des-contento que Europa siente en este momento.Pero menos aún es aceptable quedarse en él. Hayque ver en qué consiste, cuáles son sus causas —diríamos mejor sus motivos—, e intentar el reme-

El nacionalismo es una“inflamación”, una dolencia que haacometido a las naciones deficientes,o tardías, o a sociedades que no hansido nunca nacionales. Lejos de seruna crispación, un narcisismo o un

exclusivismo, la condición nacional hasignificado normalidad,

espontaneidad, apertura

El mundo se ha enriquecido enorme-mente en cosas, en productos, pero ala vez se ha empobrecido en formas,incluso de vida, de tipos humanos. Sise persigue la homogeneización de la

maravillosa variedad europea, seconseguirá que los hombres se apar-ten con aversión de la imagen que se

les ofrece

DOCUMENTOS

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dio. Como Don Quijote, la Europa unida tiene queemprender una segunda salida, con la experien-cia de los fallos y errores de la primera.

La primera condición es partir de lo más real, lasnaciones, e intentar crear unidades viables deconvivencia allí donde no habían podido estable-cerse, en lugar de complacerse en una atomiza-ción que sólo puede ser un semillero de conflictosdestructores y, por añadidura, estériles, de losque no podrá salir nada fecundo ni interesante.

En segundo lugar, hay que lograr la presencia

recíproca de las naciones europeas, su conoci-miento mutuo, que supere la aterradora ignoran-cia en que, con pocas excepciones, están los euro-peos respecto de sí mismos. Y no menos impor-tante es la apertura hacia el lóbulo americano deOccidente, que es la verdadera unidad proyectivahacia la cual tenemos que orientarnos. Temo quehaya habido un predominio de las naciones“intra-europeas” en la comisión de ese error, enel cual no es probable que hubiesen caído lasnaciones “transeuropeas”, más fieles a la condi-ción de Europa en su conjunto.

Finalmente, hay que buscar un proyecto de vidahistórica europea, capaz de atraer y aglutinar alas diversas naciones para hacer juntas algo querealmente valga la pena, que suscite la ilusión, elentusiasmo que han sido siempre condiciones detoda gran empresa. Creo que si se iniciara estasegunda salida, en lugar de una resistencia mor-tecina se vería una movilización ilusionada.

PUBLICADO EN EL Nº 71 /72 DE CUENTA YRAZÓN (SEPTIEMBRE–OCTUBRE 1992)

Hay que buscar un proyecto de vidahistórica europea, capaz de atraer y

aglutinar a las diversas naciones parahacer juntas algo que realmente

valga la pena, que suscite la ilusión,el entusiasmo que han sido siemprecondiciones de toda gran empresa

DOCUMENTOS

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EI Consejo Social de la UniversidadComplutense de Madrid me invitó ensu día a que clausurase el Ciclo deConferencias sobre “Deontología,Función Social y Responsabilidad de

los Profesionales de la Comunicación”, que se hadesarrollado en esta facultad coincidiendo con eltrigésimo aniversario de su creación. Fue inútil miresistencia inicial, bien fundada sin embargo,sobre mi notoria falta de autoridad académica enla materia delicadísima de que se trata. Pero misamigos Javier Fernández del Moral y Juan ManuelEchevarría me vencieron, si no me convencieron,recordándome que ya me había atrevido hacealgún tiempo con un tema próximo en la Ciudadde las Artes de Valencia, y que aquél atrevimien-to no había ido, a su juicio, demasiado mal. Aldarme por vencido me amparé en el prestigio deOrtega y Gasset, quien repetía malignamente estaaguda observación: “sólo al político se le invitapara que hable de lo que no sabe”.

Como ahora ya no estoy en el duro oficio de bus-car votos puedo añadir impunemente ante ustedesque acaso al periodista le puede pasar algo pare-cido: también el periodista puede verse obligadomuchas veces a hablar de lo que no conoce biendel todo. Y así, con esta afirmación políticamenteincorrecta, me voy metiendo en harina, en la hari-na siempre polémica de las relaciones entre lapolítica y medios de comunicación, asunto del quesí debiera saber yo algo, al menos como sufridor

paciente durante mis ya lejanos años de Gobierno,y al que voy a dedicar las reflexiones inconexasque siguen. Me propongo hablar, primero, sobrelas nuevas herramientas de comunicación y suinfluencia en algunos modos de la política, conuna referencia especial a la televisión en elParlamento y a la que se viene llamando desdehace unos años la diplomacia directa; e intentaréfinalmente, dócil a la rúbrica general de esteCiclo, decir algo sobre el protagonismo de losinformadores en el ámbito de la libertad de expre-sión, reinstaurada en España, como todas laslibertades, al principio de la Transición política.

Quienes entramos en la política a la muerte deFranco hemos vivido como testigos siempre y, aveces, como actores los grandes cambios políticosdel último cuarto de siglo, los que se suelenincluir bajo el rótulo, ya desgastado y borroso, dela Transición. A ellos me he referido, y por exten-so, en demasiadas ocasiones; no quiero reincidirhoy. Prefiero hablar de otros cambios acaecidos,no ya en la sustancia, sino en los modos de la polí-tica, como consecuencia de las nuevas técnicas dela información y de la comunicación que se hanestablecido invasoramente en las últimas décadas.Cambios que se han superpuesto a los sustancia-les antes aludidos.

Y empezaré, como he anunciado, y es casi inevi-table, por la televisión. La televisión, que tanto seha metido en nuestra vida cotidiana, tenía quedejar huellas profundas en la política. Comentaréalguna que no se suele comentar. La hegemonía dela televisión ha acentuado el sesgo presidencialis-ta de nuestra Monarquía parlamentaria. Cuando laconstitución le da su figura definitiva, en 1978, latelevisión empezaba a ser en España un medio decomunicación dominante. Nuestro nuevo sistemapolítico se funda y consolida bajo el dominio de latelevisión, de ahí que el caso español se prestemás que otros al estudio de la influencia que los

La Información y la Política*LEOPOLDO CALVO-SOTELO BUSTELO

Como ahora ya no estoy en el durooficio de buscar votos puedo añadir

impunemente ante ustedes queacaso (…) el periodista puede verse

obligado muchas veces a hablar de loque no conoce bien del todo

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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medios tienen sobre el juego político. Sin la pre-tensión de improvisar ahora ese estudio, explica-ré, brevemente por qué creo que la televisión favo-rece la ambición presidencialista que alienta todohombre de poder.

La televisión presenta a diario, en todos los hoga-res, la imagen del Presidente del Gobierno, deforma que llega a ser para el ciudadano más fami-liar que cualquier otra; el ciudadano conoce elrostro del Presidente como puede conocer la voz yel rostro del cónyuge o del amigo. Esa presenciacotidiana, aunque no comportase mensaje políticoalguno, es ya una campaña electoral eficacísima afavor del Presidente mientras dura su mandato. Encambio, la imagen televisada del Parlamento nocontribuye al prestigio de la institución, porquepresenta frecuentemente muchos escaños vacíos,o señorías que leen el periódico durante la sesióncuando no aburridos, con lo mirada perdida, bos-tezando o arremangándose la nariz; todo eso esnormal en cualquier parlamento, pero la opiniónpública no sabe que es así y se irrita cuando lo veen el suyo.

Antes de la televisión, los electores se han sentidovinculados al sistema político a través del diputa-do o del cacique, a los que conocían personalmen-te y de los que se sentían próximos; la Asamblea,en si misma lejana, era la integral de todas aque-llas proximidades, y de esa resultante se seguía suprotagonismo político. Hoy los electores sientenmás próximo al Presidente del Gobierno que a suspropios representantes en el Parlamento, y a éldan o niegan su voto antes que al Partido.

He contado alguna vez que en 1977 visitó Madridel speaker de los Comunes y yo le acompañé alCongreso de los Diputados, en una hora en la queno había sesión, precisamente cuando se instala-ban en el hemiciclo los circuitos de televisión ylos pupitres individuales para la votación electró-

nica. El speaker se llevó las manos o la cabeza,excepcionalmente sin peluca, y me dijo con serie-dad y humor británicos:

“Ministro, van ustedes a estropear su nueva demo-cracia representada apenas inaugurada: la elec-trónica va convirtiéndose en el peor enemigo de lademocracia; ante todo, porque no se puede ejercerel primer derecho de un ciudadano libre apretan-do un botón, hay que votar como en la tradición delos Comunes, saliendo todos los diputados al pasi-llo y volviendo a entrar a la Cámara, por una puer-ta los que votan que si por otra los que votan queno, para ser contados, como las ovejas, por loswhips; luego, y sobre todo, porque la televisión, ala que deberían ustedes haber mantenido fuera dela Cámara, acaba en poco tiempo si entra en ellacon el juego de las sesiones parlamentarias.

Han pasado veinticinco años desde esa adverten-cia y la televisión se ha colocado definitivamenteen todos los Parlamentos, como un Gran Hermano.También, por supuesto, en el Parlamento inglés demi amigo el speaker. La Televisión ha contribuidoen todos ellos a trivializar los grandes debates,porque la televisión lo trivializa todo, hasta ungolpe militar, como sucedió en el 23F. La políticaprecisa distancia, misterio, mito; no se puede invi-tar a las cámaras a entrar en la alcoba de los pac-tos, o en la cocina de los desacuerdos o entre losbastidores de una asonada. Luego, se deberáinformar sobre unos y otros extensa y detallada-mente, pero salvando siempre un último reductode intimidad para que el lector lo llene con lagrandeza que tal vez no tuvieron.

El ojo de la televisión se quedó abierto el 23Fsobre el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimoy los telespectadores pudieron ver lo que allí suce-dió con más detalle que los diputados mismos,agazapados urgentemente bajo los escaños; y alver aquel esperpento, pudieron haber dicho comoAmiel cuando por fin ejerció de varón:

“¿Y por esto se ha armado tanto ruido? Rubén,convertido en periodista, se habría limitado aescribir: «Puebla el Congreso el triunfo de losguardias civiles». Si el 18 de Brumario hubierapodido ser televisado, la Historia se habría queda-do sin Napoleón Bonaparte. La realidad vistaimpresiona menos que la realidad contada. Sobretodo si se cuenta bien, si se explica y se interpretacon maestría.

La televisión presenta a diario, entodos los hogares, la imagen delPresidente del Gobierno (…). Esapresencia cotidiana, aunque no

comportase mensaje político alguno,es ya una campaña electoral

eficacísima a favor del Presidentemientras dura su mandato

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Por otra parte, desde Kennedy la televisión ha idoimponiendo un tipo de líder político telegénico,atractivo físicamente, que domina el gesto, expre-sivo y sobrio a la vez, de los grandes actores decine, que sabe mirar a la cámara (a los telespecta-dores) y encontrar en ella la inspiración.

El calor y la persuasión que el hombre común sóloencuentra en los ojos de un espectador real y aten-to. Se dice que un político adornado con esospoderes comunica bien. ¿Qué comunica? Ni sesabe ni importa. Lo que importa y se sabe es queestablece una buena relación directa entre su per-sona y las personas que lo ven y lo escuchan, unarelación audiovisual en la que el político ofrece unprimer plano y deja que el telespectador, invisiblepara él en la penumbra de un cuarto de estar,escrute a diario en la pantalla las arrugas de surostro y las inflexiones de su voz. (En el primerplano está la principal diferencia del político tele-génico con el orador de mitin o con el actor de tea-tro, diferencia que aproxima el político al actor decine; recuérdese el caso de Reagan). El verbocomunicar se ha hecho intransitivo, termina en símismo, no necesita de un complemento, directo.Habría que incorporar esta nueva acepción a lasque trae en Diccionario de la Real AcademiaEspañola, que sólo recoge en su última edición unintransitivo “comunicar” referido al teléfono ocu-pado. Mac Luhan hubiera dicho que el medio hadevorado al mensaje.

La televisión contagia al lenguaje político sus exi-gencias retóricas: frase corta, percutiente, resumi-dora o exageradora del concepto, y tantas vecesvacía. Por ahí se han ido colando primero el epí-teto y luego, inevitablemente, el insulto. El comu-nicador televisivo comunica más pasiones queideas, más convicción que análisis, más descalifi-cación que identificación; y para eso le resulta efi-cacísimo el improperio.

Un proceso parecido ha potenciado el papel deltitular de prensa. En cada intervención pública elpolítico debe dar ya elaborados al periodista los

titulares que ha fabricado para él un equipo decolaboradores entrenados, independientes deaquellos que le preparan los textos de los discur-sos. Y con insultos televisados y titulares prefabri-cados se apedrea a los electores todos los días, yasí van formando criterio paro decidir su voto.

¿Es que antes de la televisión se formaba mejor elcriterio de los electores? No es fácil decir, senci-llamente, que sí. Pero una buena parte de la infor-mación política se establecía a través de personas,interactivamente, o por la lectura, que supone unamayor participación y la posibilidad de volveratrás, de releer.

Pero aún hay materia más grave en la influenciade la televisión sobre los modos de la política.Acabo de decir que la televisión ha entrado en elParlamento. Hubo resistencias iniciales de losdefensores de la pureza parlamentaria, que fueronderrotados. (También fueron derrotados, porpequeño margen, los que pretendieron prohibirdiscursos leídos en la tribuna). Desde que el ora-dor se sabe televisado, no habla para el hemiciclo,sino para el telespectador, y el diputado percibeque no es a él a quien el orador se dirige, queaquello no va primariamente con el, y se desinte-resa de la tribuna. El viejo aforismo según el cualnunca un discurso ha cambiado el sentido de unavotación se ha hecho más verdadero desde que latelevisión ha ganado un escaño en el parlamento;porque el orador parlamentario ya no habla paraconvencer a sus colegas y ganar la votación de unaLey: habla para movilizar a los electores y prepa-rar su voto para las urnas próximas.

Por las dos razones que he brevemente comentado-la potenciación del Presidente y la distorsión delParlamento- el advenimiento de la televisión hahecho que los regímenes nacidos con ella escorenhacia el presidencialismo, ayudando en el casoespañol algunas previsiones constitucionales quereman en el mismo sentido.

He dicho alguna vez, hablando de la transición,

La Televisión ha contribuido en todosellos a trivializar los grandes debates,porque la televisión lo trivializa todo,hasta un golpe militar, como sucedió

en el 23F

La televisión contagia al lenguajepolítico sus exigencias retóricas: frase

corta, percutiente, resumidora oexageradora del concepto, y tantas

veces vacía

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que «en el principio fue el Rey”, y que no hubolugar en el principio a un debate, típicamenterepublicano, entre presidencialismo y par-lamentarismo. El nuevo régimen que nos afanába-mos en alumbrar los hombres de la transiciónentorno a Adolfo Suárez iba a ser, tenía que ser,una Monarquía parlamentaria. Y, sin embargo,una cierta tentación presidencialista dejó su hue-lla en aquellos años inaugurales.

Antes de las primeras elecciones, antes de laConstitución, Adolfo Suárez no es un primerministro, no es un Primus inter pares. Pares en elGobierno; tampoco es un Presidente del Consejo;es claramente, un Presidente del Gobierno. Él seveía a sí mismo ungido con el carisma de los fun-dadores, arropado directamente por la opiniónpública, que todavía no se había expresado a tra-vés de las urnas. Cuando se hace necesaria unaLey Electoral, en Febrero de 1977, aparece tam-bién en ella algún acento presidencialista: porejemplo, los Ministros del Gobierno no pueden sercandidatos al Congreso o al Senado; pero elPresidente del Gobierno, sí. (Yo tuve que dimitircomo Ministro de Obras Públicas para organizarcomo candidato la coalición electoral UCD). ElPresidente se distinguía así de los demásMinistros en un punto esencial. Esta norma, des-aparecida luego, fue también un gesto más entrelos que hizo aquel Gobierno pre-constitucional,para demostrar a una oposición reticente la lim-pieza de nuestro propósito democrático, para quenadie pudiera decir que los Ministros (nombradospor el Rey a propuesta de Suárez, pero sin refren-do democrático alguno) se prevalían de su condi-ción ministerial para captar votos. Pero, en cual-quier caso, es claro su color presidencialista.

La televisión ha reforzado este color a lo largo delos mandatos de Adolfo Suárez y de FelipeGonzález, excelentes actores los dos. Puedo yoalabarlos con autoridad, y con envidia, porque nome ha sido dada la capacidad extraordinaria quemi antecesor y mi sucesor tienen para moverse enlos nuevos modos de la política que vengo comen-

tando.

Es útil medir la distancia que separa a un oradorde su público; esa distancia es mínima cuando elpúblico se reduce a una persona, y máxima cuan-do se trata de un mitin al que asisten miles de per-sonas; entre uno y otro caso hay distancias inter-medias: la de una mesa redonda, la de una confe-rencia o la de un Parlamento. Cada una de esasdistancias exige del orador una técnica distinta:Adolfo Suárez brillaba en las distancias cortas;Felipe González brilló por igual en todas. Pero latelevisión impone una distancia nueva, más cortaque cualquier distancia real: lo mismo mi antece-sor que mi sucesor son también excelentes en ella.

De ninguna forma pretendo haber agotado, nisiquiera analizado con suficiente exactitud, lacomplejísima relación entre televisión y política.Pero debo dejar aquí esa materia, para decir algosobre otros escenarios en los que también las nue-vas herramientas de la información han inducidocambios sustanciales.

En el campo -tan conocido y tan labrado- de lasrelaciones exteriores, las técnicas nuevas decomunicación han generalizado durante las últi-mas décadas la diplomacia directa, que ha renova-do los hábitos seculares del diálogo entre gobier-nos y cancillerías y ha transformado pro-fundamente la función tradicional de los embaja-dores. A mí me tocó vivir el tránsito de un sistemaa otro cuando empecé a ocuparme en 1978 de lanegociación con las Comunidades Europeas. Esacomplicada y agria negociación exigía un diálogofrecuente, formal e informal, con los Gobiernos delos países miembros y con los órganos rectores delas Comunidades. Yo empecé a dialogar siguiendoel camino trillado de enviar un telegrama en cifraal Embajador español correspondiente, rogándoleque trasmitiera el mensaje al Ministro o alComisario de turno. Y que me diera, de vuelta por

El orador parlamentario ya no hablapara convencer a sus colegas y ganarla votación de una Ley: habla para

movilizar a los electores y preparar suvoto para las urnas próximas

Adolfo Suárez brillaba en lasdistancias cortas; Felipe Gonzálezbrilló por igual en todas. Pero latelevisión impone una distancianueva, más corta que cualquier

distancia real: lo mismo mi antecesorque mi sucesor son también

excelentes en ella

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la misma ruta, el resultado de su gestión. El cami-no era largo y sinuoso. Para empezar, la cifra esta-ba entonces en manos celosamente monopolizado-ras del Ministerio de Asuntos Exteriores, y teníaque asegurarme discretamente de la diligencia yla fidelidad con las que realizaba su necesariaintervención. (La creación de un órgano adminis-trativo independiente con rango ministerial paradirigir la negociación con el Mercado Común fue,naturalmente, mal recibida en Exteriores, que lasintió como una mutilación. Y para nosotros, losnegociadores, era por lo menos incómodo quetodas nuestras comunicaciones externas tuvierannecesariamente que transitar por un territorio nosiempre amigo). Lo primero que hice cuando elPresidente Suárez me encargó de la negociacióncon la Comunidad Europea fue pedirle la cifrapara la unidad administrativa que yo regía en elPalacio de la Trinidad: la solicitud pareció casiirreverente en el Palacio de Santa Cruz, sede delMinisterio de Asuntos Exteriores, y me vi obliga-do a repetirla ante el Consejo de Ministros, queme la concedió. Fui a buscar la cifra (por aquellostiempos la cifra se encarnaba en una pastilla codi-ficadora que había que introducir en los teletipos),fui a buscarla con mi estado mayor y la trajimos enprocesión solemne, como si fuera un Santo Grial,desde el Palacio de Santa Cruz al de La Trinidad.

La cosa mejoró con la cifra propia, pero no lo bas-tante. Una dificultad sobrevenida a las muchospreexistentes en la negociación me obligó a solici-tar una entrevista urgente con el ministro alemánde Exteriores, Genscher (Presidente en ejercicio,a la sazón, del Consejo de Ministros de laComunidad): Necesitaba yo hablar con él antes dela reunión del Consejo comunitario que se habíaconvocado para un jueves, cinco días mas tarde.Envié con mi cifra un telegrama a nuestroEmbajador en Bonn, estupendo diplomático conuna brillantísima hoja de servicios y, además,viejo amigo mío. La respuesta me llegó por lamisma cifra, y en ella mi amigo me hacía ver en unprecioso castellano, lo inusitado que (según lasnormas de la diplomacia tradicional) era preten-der una reunión en tan breve plazo y con personatan relevante. Me hirvió la sangre de impacienciay resolví pedir a mi secretaria que me pusiera conel Sr. Genscher al teléfono. Entonces apenas cono-cía yo a Hans Dietrich, de quien luego fui amigo,pero se puso inmediatamente, escuchó mi versióndel problema (en mi mal inglés que, sin embargo,no era peor que el suyo) y me dijo:

«Pues venga usted a almorzar conmigo en mi des-pacho el mismo jueves; hablamos durante elalmuerzo y después vamos juntos a Bruselas parallegar a tiempo al Consejo».

Hice lo que me dijo, empezamos a hablarnos detú, resolvióse aquella cuestión y declaró inaugura-da la diplomacia directa, que a partir de aquelmomento iba a utilizar constantemente.

Al embajador en Bonn le contesté con un telegra-ma cifrado contándole toda la historia y anuncián-dole mi llegada a primerísima hora del jueves. Eltelegrama empezaba diciendo “Me sorprende elsuyo número tantos», giro que en el código noescrito de la vieja diplomacia significaba ciertodisgusto del Ministro. Y luego celebramos el epi-sodio con una buena comida.

Los embajadores sienten que la diplomacia direc-ta les hacer perder pié y desean vehementementeasistir a las conversaciones que el ministro haconvenido sin pasar por él para recobrar, al menosen parte, el territorio perdido. No era fácil haceveinte años despegarlos de esa pretensión. Así mesucedió en la primavera de 1980. Los agricultoresfranceses del Sudoeste ponían el grito en el cieloy los tractores en las carreteras para protestar delingreso de España en el Mercado Común, contra-rio, según ellos, a sus intereses. Para entrar en esacomplicada situación quise ver al gran cacique dela zona, Chaban-Delmás, duque de Aquitania enel argot parisino, perdedor frente a Giscard en laspresidenciales, gran personaje, y gran actor querepresentaba magistralmente su propio papel:cuando fui a verle ocupaba el perchoir, la presi-dencia de la Asamblea Nacional, y me recibió ensu precioso despacho del Palais Bourbon, junto alSena. El embajador en París vino conmigo.Cuando agoté (con dudoso éxito) la cuestión queme había llevado a verle, me preguntó Chaban porla política interior española, y satisfice su interéscon precisión y claridad. Luego le pedí que mehablara de la política interior francesa; antes deresponderme se levantó y fue a comprobar, teatral-mente, que no había nadie escuchando tras las dospuertas de su despacho. Satisfecho de su inspec-ción volvió a nosotros y, aún de pié, mirando dearriba abajo al embajador, pero dirigiéndose a mí,dijo: «Querido Ministro, le hablaré con la mismaclaridad con la que usted me ha hablado si suembajador se compromete a no precipitarse sobreel teletipo al volver a su despacho para contarpuntualmente al ministro español de Exteriores lo

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que yo haya dicho confidencialmente aquí».

El Embajador murmuró unos palabras entre lasque yo percibí su «compromiso» y «honor” y elPresidente dio rienda suelta a su verbo meridionalcon mucha más gracia que discreción. No sé si elveterano embajador envió, o no, su telegrama aMadrid: enviándolo no hubiera hecho más quecumplir con su deber.

Si le pedí a Chaban que me hablara de la políticafrancesa no fue sólo por interés o curiosidad, sinotambién por dar a nuestra conversación un mayorequilibrio. Me explicaré. En los tiempos inicialesa la Transición había en nuestros interlocutorescomunitarios una actitud entre afectuosa y supe-rior, comparable a la del entomólogo que estudiaun insecto interesante y raro; España era todavíadiferente, sobre todo vista desde Francia con losojos de Mallarmé o de Bizet, y no se acababan decreer allí lo que venía pasando aquí desde el adve-nimiento del Rey Don Juan Carlos. A mi me fasti-diaba un tanto sentirme examinado como si fueraun animal extraño, y me esforcé siempre en pre-sentar a una España normal, que había entrado yapor el seguro camino de la democracia, y que notenía mas que los problemas normales de cual-quier otra democracia. El esfuerzo fue dando buenresultado hasta el 23F: el 24F algún hispanista,amigo mío y de España, dejó en mi secretaría unmensaje redactado así:

¿Con que España ya no es diferente? No pudecontestarle contundentemente hasta la condena delos golpistas por un Tribunal Civil, un año mástarde. La diplomacia directa no ha dejado sin fun-ción a los embajadores, ni mucho menos, pero hamudado profundamente la naturaleza misma de sufunción. Esta mudanza es uno de los hechos queha de tener en cuenta la anunciada reforma delServicio Exterior.

¿Qué puede hacer en estos tiempos un embajador,así cortocircuitado por la diplomacia directa?

Entre otras muchas cosas, e importantes, quierodestacar uno que tiene que ver con nuestra cues-tión: puede devolver al ministro la distancia y eltiempo de la negociación clásica; la distancia queenfría y el tiempo que sedimenta. La proximidadestá llena de ventajas, pero en una realidad esen-cialmente perspectiva, como es la realidad políti-ca, el punto de vista próximo no es el único, ni talvez el mejor. Sé que estoy diciendo algo paradóji-co: estoy diciendo que en la diplomacia clásica elministro estaba lejos y el embajador le daba laproximidad; hoy el ministro está próximo, hablapor teléfono o en videoconferencia con sus cole-gas, y el embajador está lejano, porque no siempreasiste a la conversación. En la diplomacia directalos ministros se hablan coloquialmente. «Call mePaco’’, decía Fernández Ordóñez en la primerareunión. Paco llegó a la política exterior unos añosdespués que yo, se encontró ya plenamente esta-blecida la diplomacia directa y la usó a fondo por-que, además era extraordinariamente simpático yestaba dotadísimo para ella. Y pienso que, ade-más, no le viene mal al ministro que alguien le déluego una versión formal del mismo problema queél ha tratado mano a mano, versión por escrito ytratándole en tercera persona, de Vuecencia.

No es esta la única paradoja que se da en nuestrostiempos de comunicaciones frecuentes y rápidas.El 9 de noviembre de 1989 me llamó desde Berlínmi gran amigo Pío Cabanillas padre, diputadoeuropeo, que asistía allí a una reunión comunita-ria. Cuando recibí la llamada acababa yo de ver yoír por la televisión en Madrid los pormenores dela gran noticia, la mayor noticia del fin de siglo, lacaída del Muro de Berlín. Supuse que Pío me lla-maba para darme la noticia, o para comentar elhecho extraordinario. Pero no era así: me llamabapara concertar un almuerzo conmigo a su regreso.Casi sin dejarle hablar le pregunté:

“¿Qué hay del muro?»

Note que le sorprendía la pregunta y me respon-dió:

En los tiempos iniciales a la Transiciónhabía en nuestros interlocutorescomunitarios una actitud entre

afectuosa y superior, comparable a ladel entomólogo que estudia un

insecto interesante y raro

En la diplomacia clásica el ministroestaba lejos y el embajador le daba la

proximidad; hoy el ministro estápróximo, habla por teléfono o envideoconferencia con sus colegas

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«Lo de siempre. Lo he pasado esta mañana por elCheck Point Charlie. Había poca gente».

Cuando me llamaba Pío desde Berlín, precisa-mente desde Berlín oriental, no sabía nada delmuro roto. El testigo próximo que era él ignorabalo que sabía el espectador lejano que era yo. Unpaso más y llegaremos a eso de que la única rea-lidad que cuenta es la virtual que transmiten lastelecomunicaciones.

MacLuhan ya contaba hace ochenta años la cono-cida anécdota que les voy a recordar. Una mujerrecibe la visita de una amiga y le muestra orgullo-sa a su hijo pequeño:

‘¡Qué guapo es! -comenta elogiosamente laamiga.

«Pues esto no es nada», -responde la madreorgullosa. «-Ahora vas a ver las fotografías queacaban de hacerle”.

Nunca la sentencia clásica según la cual las cosassuceden para ser contadas ha sido tan verdaderacomo hoy. El hombre ha luchado durante sigloscontra el tiempo y el espacio, trasladándose peno-samente por malos caminos para dar o recogerinformación. Hoy las técnicas nuevas han abolidoel espacio y el tiempo, y todo lo que sucede en eluniverso mundo se nos aparece contemporáneo ycoespacial. Tardaremos mucho en acomodarnos aesta aldea global sin distancias espaciales o tem-porales, y como la distancia es el lugar para lareflexión, tendremos que acostumbrarnos tambiéna conductas poco reflexivas y precipitadas.

Estos son algunos de los rasgos superficiales delinflujo que ejercen las nuevas herramientas de lacomunicación sobre la política, rasgos superficia-les que yo he descrito superficialmente también.Quisiera ahora analizar un estrato más hondo deese influjo, que afecta, a mi juicio, a la esenciamisma de lo que entendemos por política.

Cuando, a la muerte de Franco, Su Majestad elRey me propuso entrar en el primer Gobierno dela Monarquía, era yo novato; como yo la mayoríade los compañeros de gobierno, en el arduo oficiode la política. Y sabía muy poco de la no menosardua relación entre los políticos y los medios,relación que hasta entonces había vivido muy pro-tegida por la censura de las inclemencias que traeconsigo la libertad de expresión.

Ciertamente los últimos gobiernos del franquismohabían ido aflojando con mucha parsimonia lasclavijas de la censura, desde la famosa Ley Fraga,pero fue la desaparición de Franco la que soltó lasamarras a los medios de comunicación, que habí-an vivido el final de la dictadura atados, aunqueno bien atados. Fueron los periodistas quienesdieron vista primero al nuevo continente de lalibertad de expresión, como primero dio vista aAmérica Rodrigo de Triana; fueron los periodistaslos que adivinaron antes que nadie la prometedo-ra tierra avistada, los que la ocuparon resuelta-mente con su infantería sin esperar a la artilleríade los Decretos o de las Leyes, los que no volverí-an a ceder ni un ápice en su derecho de conquis-ta. Además, en este caso, Rodrigo de Triana, losperiodistas, se apoderaron del continente nuevo,olvidando que había sido Colón, que habían sidolos políticos quienes habían llevado a la tierra depromisión.

Y los políticos vimos con ingenua sorpresa desdeel Gobierno cómo la libertad de expresión en esta-do naciente caía en manos de los periodistas,cómo se hacían inmediatamente cargo de la nuevasituación y ocupaban en ella posiciones privile-giadas. Sin la menor duda se merecieron esa pri-micia porque algunos de ellos habían entrevisto (ydeseado) antes que nosotros la tierra prometida.Andando el tiempo, muchos años más tarde, losperiodistas han revalidado ese merecimientouniendo a su oficio de sacerdotes que dan culto ala libertad de expresión el mundo más arriesgadode soldados que la defienden: las graves circuns-tancias del País Vasco les han llevado a la prime-ra línea en el combate por la libertad, en él arries-gan a diario su vida y ya son muchos los que lahan perdido por negarse a la resignación, a laautocensura y al silencio cómplices. Quede aquími homenaje a los que ya no están y mi solidari-dad con los que siguen valientemente en la bre-cha.

Los políticos vimos con ingenuasorpresa desde el Gobierno cómo la

libertad de expresión en estadonaciente caía en manos de los

periodistas, cómo se hacíaninmediatamente cargo de la nueva

situación y ocupaban en ellaposiciones privilegiadas

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Los tiempos de la libertad naciente eran más ale-gres y más sencillos, y los hombres de la prensalos aprovecharon bien. Nunca he sabido traduciradecuadamente la expresión francesa Prendre Iedessus: ponerse encima, qanar el barlovento, con-quistar una posición de ventaja serían aproxi-maciones al sentido original de ventajismo quetiene la locución. Algo de todo eso hicieron connosotros los periodistas en aquellos tiempos y nos-otros, los novicios de UCD, les dejamos hacer.

A esa actitud de ventaja en el juego, de superiori-dad en la dialéctica prensa/política, vino a sumar-se muy pronto el efecto Watergate, el periodismode investigación. Si se repasan los titulares de laprensa de entonces se comprobará que las decla-raciones de los ministros se publican regidas porverbos subordinadores; ahí van algunos ejemplos:

“El ministro de Economía acepta que la inflaciónestá subiendo». «El ministro de Defensa confiesaque hay inquietud en los cuartos de banderas».«El Presidente del Gobierno concede que no se hacoordinado bien la acción para remediar la sequíaen el sudeste».

Nunca la afirmación se presenta como iniciativaespontánea del político sino como algo que learranca a la fuerza el periodista investigador alpolítico ocultista. Subyace en esta actitud el con-vencimiento que algunos periodistas tienen deque el Ministro siempre quiere ocultar algo, deque hay secretos que sólo un periodismo audazlibera y lanza al torrente circulatorio de la noticia,de que la libertad de expresión no es querida porel que manda, sino sufrida por él. La conclusiónnatural de esta equivocada convicción sería que elimpulso de la Transición (camino hacia la liber-tad), el motor del cambio, ha sido la prensa libreen mayor medida que los políticos o los gobiernos,que más bien han jugado a ser rémora.

No digo que a veces no haya ocurrido así: pero nosería lícito generalizar la excepción. Me decido adar otros dos ejemplos:

La ley del divorcio se tramitó parlamentariamentedurante mi presidencia, en aquel tiempo recibídos o tres visitas del Presidente de la ConferenciaEpiscopal; los periodistas esperaban en las esca-leras de la Moncloa. Y este era el diálogo habitual:

“¿Han discutido ustedes sobre la Ley del divor-cio?»

“No. -contestaba yo- Hemos tratado de llevaralgunos beneficios de la Seguridad Social alclero regular”

“Pero también el Presidente de la ConferenciaEpiscopal habrá manifestado la oposición enér-gica de la Jerarquía a la Ley del divorcio».«Siento defraudarles. No ha habido ni una pala-bra sobre esa materia”

Al día siguiente algún titular hablaba de las pre-siones de la Jerarquía sobre el Gobierno en mate-ria de divorcio. Y sin embargo, yo había dichoestrictamente la verdad. La ley estaba pacificadaantes de su entrada en Comisión, gracias a losbuenos oficios de Pío Cabanillas padre, de IñigoCavero y de José Antonio Escartín. En el argot dela época pacificar era llegar a un acuerdo de míni-mos: la jerarquía no aceptaba el divorcio, natural-mente, pero se comprometía a hacer una oposiciónmoderada. Es cierto que el vehemente deseo quetenía Fernández Ordóñez de unir su nombre a laLey le llevó a sustituir aquel talante pacificadorpor una beligerancia inútil, defendiendo enmien-das no relevantes, y hasta menos progresistas por-que buscaban inspiración en la anacrónica Ley dela Segunda República. La beligerancia de Paconos trajo disgustos sin cuento, sobre todo en elendeble grupo parlamentario de UCD, pero nomodificó de manera sustantiva el acuerdo anterior.Sólo el Arzobispo Suquía (el cura que nos casó aPilar y a mí en 1954) vino a verme a Ribadeo enAgosto de 1981 para decirme, a título personal yamistoso, su preocupación. Oficialmente no recibíningún otro mensaje, pero esta verdad real nocuenta, cuenta la verdad virtual de los medios, ylos medios siguieron asegurando la existencia deuna presión de la Jerarquía sobre el Gobierno.

Algo parecido sucedió después del 23F con unapretendida presión militar. Yo me cansé de repetirque no había tal, que los militares no presionan,que eso es lo que hacemos los civiles desarmadoscon nuestra sola palabra en el Parlamento o en laprensa. Insistía en que los militares, cuando quie-ren intervenir, no presionan: sacan las armas y lasusan, como habían hecho el 18 de Julio o el 23 deFebrero. Pero era inútil: muchos periodistas oíanel ruido de los sables y hablaban de la democraciavigilada. Respondía yo que nuestra democraciaera vigilante, no vigilada, y que hasta la Moncloallegaba un incómodo ruido metálico, pero no desables sino de tenedores en los restaurantes delujo donde conspiraba UCD.

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Porque después del 23F me reuní con losConsejos Superiores de los tres Ejércitos en laMoncloa: conservo notas de aquellas conversacio-nes y en ellas no hubo sino disciplina, preo-cupación, lealtad y ofrecimiento de colaboración yde apoyo. Pero no tiene sentido hablar de una ver-dad política diferente de la que han consagradolos medios de comunicación. Y los medios consa-graron, inapelablemente, aquello de la democra-cia vigilada.

Durante el largo régimen anterior los gobiernos sehabían expresado siempre con libertad y comodi-dad a través de una prensa respetuosa, cuando nosumisa; mientras que a los periodistas críticos seles negaba esa libertad. No exagero demasiado sidigo que hubo una completa inversión de esos tér-minos a partir de 1976: los periodistas empezarona expresarse con toda libertad, sin más limites quesu propia prudencia, primero, y las normas de laempresa editora después; y los gobiernos empeza-ron, empezamos, a encontrar dificultades parahacer llegar a los ciudadanos con precisión y conclaridad lo que queríamos decir. El político pasa-ba a ser un mundo qui locutus erat per periodista.Y el periodista rechazaba su condición inicial deintermediario entre el político que genera lo noti-cia y el ciudadano a quien va destinada, para apo-derarse primero de la noticia misma y, ya propie-tario de ella, interpretarla después según sus pro-pios criterios, o sus propias convicciones, o suspropios objetivos. Una vez instalado en esa posi-ción dominante no era difícil que algún periodistase preguntara: «Y ¿para qué me hace falta a mí elpolítico? Todo lo más será un pretexto, un soporte,para que yo monte sobre él la noticia’’. Y por ahípudo llegar alguno a prescindir del pretexto y ainventarse directamente la noticia. Pudo llegaralguno, he dicho: por favor, no generalicen miimprudencia.

Esta explicación un poco larga, aunque inevita-blemente resumida y caricaturesca, conduce a

una tesis que subyace bajo ella. La tesis, muyconocida hoy, aunque no tanto entonces (pese aMac Luhan) es que no existe autónomamente esoque llamamos realidad política; la única realidadpolítica que existe es lo que cuentan los medios.Si el clásico sabía que las cosas suceden para sercontadas, hoy sabemos que ser contadas es la rea-lidad radical de un epifenómeno que llamamoshechos políticos.

Hoy nos parecen temores y escrúpulos de novicialos que nos agitaron a quienes estábamos en losprimeros Gobiernos de lo Transición, pero enton-ces no eran desdeñables.

Para los periodistas, aquel año 1976, en el quedescubrieron la libertad naciente, tuvo más ale-gría que los que siguieron con las libertades yaadultas; por lo menos las ventas de los diarios quecontrolaba la OJD pasaron entonces por un máxi-mo relativo. Luego se organizarían las estructurasde la nueva libertad con mayores estorbos y menorfrescura. Pero esto necesita alguna explicación.

Los años de UCD (1976-1982) fueron años felicespara la libertad de prensa en estado naciente. Losgobiernos de Suárez y los que yo presidí sufrierona cuerpo limpio, entre alegres, ingenuos e insen-satos, el acoso eficaz de los periodistas. Luegovinieron las hirientes columnas y brillaron losmalignos columnistas. Plumas antes redondas quese habían ido afilando prudentemente en el tardo-franquismo se volvían con la libertad nacientequevedescas e inverecundas contra nosotros: ynosotros aguantábamos aquello con resignación,creyendo que era el precio justo que pagar por lalibertad recobrada, y sabiendo que se tildaría dereaccionaria cualquier resistencia a pagarlo.Pienso que los periodistas vivieron entonces suedad de oro: el gobierno no había aprendido aún adefenderse de ellos o a intentar comprarlos con lafórmula infalible de la primicia, la confidencia, ola filtración, y las empresas periodísticas no lesimponían aún demasiadas fidelidades ni obedien-cias. Empezaba a sonar el estruendo político másen la prensa que en el parlamento y empezaba a

No existe autónomamente eso quellamamos realidad política; la única

realidad política que existe es lo quecuentan los medios

Los gobiernos empezaron,empezamos, a encontrar dificultades

para hacer llegar a los ciudadanoscon precisión y con claridad lo que

queríamos decir. El político pasaba aser un mundo qui locutus erat per

periodista

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hablarse en el parlamento no para los diputadossino para los periódicos.

La libertad de expresión en estado naciente habíaconsolidado la hegemonía de los medios en elcotarro político nacional, pero todavía no habíancuajado las nuevas estructuras. En aquellos años,los años de UCD, disfrutábamos también de unademocracia naciente. Vendrían luego los años dela democracia arrogante: tomo prestado el adjetivode una recientísima conferencia de Juan LuisCebrián. Y por fin los años de una democraciaadulta, en los que estamos. Es una licencia líricahablar todavía de la joven democracia española.Los que desde el gobierno contribuimos a instalar-la, hace un cuarto de siglo, ya no somos jóvenes eintentamos rejuvenecernos hablando así; o preten-demos atribuir a su pretendida juventud proble-mas que ya no son juveniles, sino de madurez.

Cuando la libertad se hace adulta ¿es necesario orazonable o, simplemente, tiene sentido que losmedios mantengan la hegemonía, la posición deprivilegio que ocuparon durante la Transición? Seme ocurre una metáfora ciertamente exagerada,seguramente arriesgada, que se enuncia así: lassociedades humanas sintieron pronto la necesidadde defenderse y designaron o un grupo de ciuda-danos para la noble función de la defensa; andan-do el tiempo algunos de estos defensores profesio-nales cedieron a la tentación de gobernar a lasociedad que los había segregado sólo para sudefensa, no para mandar en ella, y llegaron losgolpes y los pronunciamientos. Donde sucedió asíla sociedad tuvo que sujetar a los militares en sufunción original, después de no pocos esfuerzos ypenalidades. También la sociedad libre necesita,para alimentar su libertad, unos profesionales dela prensa libre: pero tendrá que defenderse deellos si cayeran en la tentación se usar el poderque han recibido, o que se han tomado, más alláde los límites para el cumplimiento de su función.

Lo libertad de expresión adulta ha hecho máshiriente para el político el entorno mediático en elque está obligado a vivir. No es fácil acomodarsensibilidades verbales, acuñadas durante años, ala semántica nueva del lenguaje político y mediá-tico. Una vez más recuerdo con nostalgia los pri-meros tiempos de la transición durante los cualeslos problemas eran más arduos pero las formaseran mejores, y pienso que habría que ver en esadegradación de las formas un efecto, pero tambiénuno de las causas de ese descenso en la calidadhumana y profesional en la grey política que sue-len detectar los sociólogos. La solución a largoplazo ha de venir por una mejora en la educaciónciudadana; pero los políticos son gente apresura-da y querrán acudir antes a un instrumento legal,como nosotros acudimos hace veinte años a la LeyOrgánica 1/1982 de protección civil al honor, a laintimidad personal y familiar y a la propia imagen.Porque hoy tienen que presionar mucho a un ale-vín de político el afán de servicio al país o la vani-dad para que se prefiera un sector público,expuesto habitualmente a las inclemencias denuestra libertad adulta, a la seguridad y las com-pensaciones económicas de un sector privado, quesólo excepcionalmente sufre los zarpazos de losmedios.

Una vez más recuerdo con nostalgia los primerostiempos de la transición durante los cuales losproblemas eran más arduos pero las formas eranmejores

Y bien, señoras y señores, hasta aquí llegan misapuntes antiguos y mis notas recientes sobre laardua cuestión que me ha propuesto laUniversidad. Y no extraigo conclusiones, comoaconsejan los maestros de retórica que debehacerse al final de una intervención bien ordena-da, porque ésta no ha sido precisamente una orde-nada intervención.

Termino dando otra vez las gracias a quienes mehan invitado y felicitándoles por el Ciclo deConferencias que hoy se clausura.

*Calvo-Sotelo, Leopoldo. “La información y lapolítica” en “Deontología, Función Social yResponsabilidad de los Profesionales de laComunicación”. Consejo Social de la UniversidadComplutense. Madrid, 2002

Plumas antes redondas que se habíanido afilando prudentemente en eltardo-franquismo se volvían con la

libertad naciente quevedescas einverecundas contra nosotros

Crónica de la Comunidad de MadridAGENDA CULTURAL Y TURÍSTICA

FUNDES. noviembre-diciembre 2008

Cuenta y RazónFundada por Julián Marías en 1981

CRÓNICA

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De la mano de noviembre llega a laagenda cultural de la capital unamplio abanico de opciones paradisfrutar del arte, las letras, el tea-tro... En este mes que empieza, la

Comunidad de Madrid brinda a propios y ajenos,actividades para los gustos e intereses más diver-sos.

Hasta el 16 de noviembre podremos seguir disfru-tando de la vigésimo quinta edición del Festivalde Otoño, que ocupará la mayor parte de las salasy teatro madrileños con espectáculos comoWarum Warum (Por qué Por qué) de Peter Brook,en el Teatro de la Abadía, del 4 al 8; Sutra, deSidi Larbi Cherkaoui en Naves del Español delMatadero (días 7,8 y 9), donde a continuación serepresentará Versus, de Rodrigo García, del 12 al15; Factory 2, que se presentará en el TeatroValle-Inclán, bajo la dirección de Krystian Lupa,los días 8 y 9 del mes; o Die Zofen (Las criadas)de Jean Genet, dirigido por Luc Bondy en elTeatro María Guerrero (días 14, 15 y 16); pormencionar solo algunos.

Siguiendo con los actos conmemorativos de 1808,los bailarines y coreógrafos, que fundaron elNuevo Ballet Español en 1995, Ángel Rojas yCarlos Rodríguez, presentarán Baile de Máscaras,espectáculo en el que, como ellos mismos hanexplicado, «el pintor Goya, Napoleón, FernandoVII y el pueblo serán los personajes que, ayuda-dos de la música, la danza y la voz, llevarán a losespectadores a través de este viaje retrospectivodel pasado al presente». El espectáculo coreográ-fico contará con numerosos elementos audiovi-suales, proyecciones en pantallas y escenariosmóviles. La música, obra del compositor JoséNieto, será interpretada por diez músicos en

directo. Así, entre el 18 y el 30 de noviembre sólohabrá que acercarse al Teatro Albéniz para entraren contacto con el periodo histórico de la Guerrade la Independencia, desde una perspectiva inno-vadora y diferente a todas las presentadas hastaahora.

El Real Coliseo de Carlos III, en San Lorenzo deEl Escorial, uno de los más antiguos teatroscubiertos conservados en España, también cuen-ta con una interesante y variada programación,que este mes de noviembre nos ofrece desde hitosde nuestro teatro de la importancia de Luces deBohemia, de Valle-Inclán, a espectáculos musica-les, como Sonatas Barrocas Europeas, dirigido porAlfredo Bernardini. Las representaciones cam-bian temporalmente de ubicación a la sala B delTeatro-Auditorio de San Lorenzo de El Escorial.

El Festival de Cine de Alcalá de Henares (ALCI-NE), ya reconocido como uno de los certámenesde cortometrajes más importantes en el ámbitonacional y referencia obligada para expertos y afi-cionados, vuelve en su trigésimo octava edición.Como cada año, las secciones ya conocidas delprograma estarán presentes, como es el caso delCertamen Nacional de Cortometrajes o elCertamen Europeo de Cortometrajes, pero ven-drán acompañadas de otras nuevas, donde cobra-

Crónica de la Comunidad deMadrid

AGENDA CULTURAL Y TURÍSTICA

Entre el 18 y el 30 de noviembre sólohabrá que acercarse al Teatro Albéniz

para entrar en contacto con elperiodo histórico de la Guerra de la

Independencia, desde unaperspectiva innovadora y diferente

Cuenta y Razón | noviembre-diciembre 2008

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rá especial importancia la vía de la internaciona-lización. ALCINE, a lo largo de sus anterioresediciones, y gracias a su especialización en elcortometraje, el soporte más recurrido como ele-mento de iniciación cinematográfica, ha sido elescenario donde profesionales de primera fila delcine español han dado sus primeros pasos artísti-cos. Así, ALCINE puede alardear de que figurascomo Fernando Colomo, Santiago Segura, Alex dela Iglesia, Mariano Barroso, Juanma Bajo Ulloa,Jordi Mollá, Fernando León de Aranoa, AlejandroAmenábar o Isabel Coixet, hayan pasado por elfestival.

Bajo el título Lenguajes de Papel. Colección CircaXX. Pilar Citoler la Comunidad de Madrid y elCirculo de Bellas Artes han programado unadoble exposición que reúne más de 300 obras dela odontóloga aragonesa que puede presumir detener en su haber una de las más importantescolecciones privadas de arte contemporáneointernacional que existen en España. Debido a laamplitud y diversidad de la colección –que reco-rre las principales corrientes artísticas desdeprincipios del siglo XX hasta nuestros días enmás de 1.200 obras- la muestra se centra en pie-zas realizadas en papel, abarcando todas las téc-nicas que admite este soporte y exhibe el trabajode artistas entre los que cabría citar a Nolde,Picasso, Julio González, Benjamin Palencia, LeCorbusier, Miró, José Caballero, Michaux,Barceló, Plensa, Tapies, Saura, Francis Bacon,Andy Warhol, Vostell, Alexinski, Calder,Nicholson, Palazuelo, Elena Asins, San Francis,Chillida, Kelly, Rauchenberg, Feito, Appel... Enla Sala Alcalá 31 se expone hasta el 16 denoviembre la parte de la colección que recogeúltimas tendencias, instalaciones, fotografía apartir de instalaciones y transvanguardia italiana.Por su parte, en la Sala Picasso del Círculo deBellas Artes se podrán ver obras pertenecientes alas primeras vanguardias y movimientos como laabstracción, la figuración y el pop art.

Continuando con las exposiciones, esta vez en elcampo de la fotografía, en la sala de exposicionesdel Canal de Isabel II se realiza un homenaje dereconocimiento a los orígenes de la fotografía y laactividad profesional desarrollada durante añospor los numerosos estudios fotográficos en todaEspaña, a través de una significativa selección deimágenes de las trayectorias de dos estudios, tandiferentes como complementarios, el EstudioGYENES, en Madrid, y el de Foto RAMBLAS, en

Barcelona, que sirven de ejemplo de los otrosmuchos existentes entre los años cincuenta ymediados de los noventa, aportando así una sin-gular perspectiva sobre personalidades y perso-najes de la época, así como el cruce de miradasdesde dos grandes ciudades: Madrid y Barcelona.Con un título tan sencillo como elocuente, GYE-NES, Madrid. FOTO RAMBLAS, Barcelona, seexponen hasta el 16 de noviembre las casi 230instantáneas que componen la muestra. Por unaparte hay 82 obras del Archivo Gyenes –que secustodia en la Biblioteca Nacional de Madrid-, delas cuales 78 son vintages y las otras cuatro sonuna producción de la Consejería de Cultura yTurismo a partir de la digitalización de los origi-nales también de la Biblioteca Nacional. Ésta secompone desde imágenes de artistas del mundodel ballet, flamenco, cine, teatro y música, hastapersonalidades políticas y la alta sociedad o laFamilia Real. Por otra, 143 obras, de los cuales38 son vintages, todas propiedad del fotógrafoSantos Montes, del Archivo Foto Ramblas, dondese muestran imágenes más prosaicas y espontáne-as de la vida barcelonesa, donde aparecen vedet-tes y boxeadores, además de artistas y retratos decorte más publicitario y familiar.

Otra exposición de fotografía que podremos dis-frutar hasta el 16 de noviembre es la que presen-ta trabajos de Ramón Masats (Premio de Culturade la Comunidad de Madrid en la modalidad deFotografía el año 2002 y Premio Nacional deFotografía el año 2004) en el Centro de Arte Dosde Mayo, en Móstoles. Las obras, pertenecientesa la Colección de Arte Contemporáneo de laComunidad de Madrid, son imágenes en blanco ynegro, que recorren la España de los años cin-cuenta y sesenta del pasado siglo, sus tópicos ysus ritos, su grandeza y su miseria, el mundorural, el urbano, la religión, las fiestas, la culturay el arte... siempre a través de retratos de algunosde sus representantes.

Cambiando de nuevo de soporte, nos acercamos ala colección Gustos, colecciones y cintas de vídeo,que reúne 22 piezas de vídeo de 21 artistas, per-tenecientes todas ellas parte de la Colección deArte Contemporáneo de la Comunidad de Madridy otras colecciones privadas madrileñas especia-lizadas en este medio. La exposición, inauguradaen septiembre, podrá visitarse hasta el 11 deenero de 2009, en el Centro de Arte Dos de Mayo,en Móstoles. La exposición reúne una selecciónde artistas y trabajos, tanto nacionales como

CRÓNICA

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internacionales, que representan un significativoabanico de lenguajes estéticos, y que caracteri-zan, a modo de muestrario, la evolución actual delvideoarte contemporáneo, agrupados para su pre-sentación en tres epígrafes temáticos: Pasajesdomésticos y otros interiores, En las calles delmundo, e Intercambios culturales.

La Red de Exposiciones Itinerantes de laComunidad de Madrid (Red Itiner) es una plata-forma cultural de colaboración con los munici-pios, entre cuyos objetivos se encuentra la promo-ción de la creación artística de la Comunidad, ladifusión de nuestro rico patrimonio histórico ycultural, mediante muestras de marcado carácterparticipativo y didáctico. De las muchas exposi-ciones que podrán verse este mes cabría destacarentre las más interesantes: El cartel taurino quese presenta en Rascafría, entre el 15 de octubre yel 18 de noviembre; Memoria de Madrid, presen-te en Alcobendas entre el 21 de octubre y el 5 denoviembre; 1808: la respuesta de los madrileños(23 octubre-10 noviembre) en San Lorenzo de ElEscorial; Theoria Scalpta (23 octubre – 25noviembre, Alcalá de Henares); del 4 al 19 denoviembre podrá verse en Arganda Los orígenesdel cine; o Madrid, mayo 1955. Cas Oorthuys, enGalapagar, entre el 5 y el 20 de noviembre.

Para los más jóvenes, entre el 6 y el 26 de estemes, el Museo Casa Natal de Cervantes en Alcaláde Henares organizará unos Talleres Infantiles yJuveniles cuyo objetivo es acercar a los partici-pantes la figura de Miguel de Cervantes, su obra,la época en que vivió y la sociedad de su tiempo,cumpliéndose así uno de los objetivos del museo:divulgar la figura y la obra de Miguel deCervantes utilizando la casa donde según losestudiosos nació el escritos como referente yherramienta para el aprendizaje.

Por su parte, Alcalá, una ciudad en la historia esel nombre que recibe la exposición organizada

por la Consejería de Cultura y Turismo, con lacolaboración de la Real Academia de BellasArtes de San Fernando y del Ayuntamiento deAlcalá de Henares, dentro de su programa de pro-moción y difusión del Patrimonio Histórico de laComunidad de Madrid. En ella, se recorre la evo-lución histórica de una de las ciudades másimportantes de la región madrileña y sus múlti-ples aportaciones a la cultura española, que lahan hecho acreedora del título de CiudadPatrimonio de la Humanidad.

La muestra, que cuenta con un total de 177 pie-zas procedentes de más de 25 prestadores, conobras procedentes de museos, archivos, bibliote-cas, iglesias, conventos y otras instituciones,tanto nacionales como internacionales, está for-mada por documentos históricos, obras de pintu-ra, escultura, platería y artes menores, así comode dibujos y planos. La visita está estructurada encinco apartados a través de los que se muestra lahistoria de esta singular ciudad: Antigüedad.Leyenda y realidad de un ilustre pasado; Alcalá.La villa de las tres culturas; La “ciudad delsaber”: Humanismos y Renacimiento; NuevaRoma. Contrarreforma y espacios de devoción; yCrisis de un modelo urbano.

La exposición, inaugurada en septiembre, podrávisitarse, en la Sala de Exposiciones Temporalesde la Real Academia de Bellas Artes de SanFernando, hasta el próximo 16 de noviembre.

En el apartado musical, el 24 de noviembrepodremos asistir al concierto que celebra laOrquesta y Coro de la Comunidad de Madrid(ORCAM) en el Auditorio Nacional de Música. Lafunción, dirigida por Jacques Mercier, estarácompuesta por piezas de Mozart, Roussel, y elestreno absoluto de Resplandor, de AlbertoPosadas. Igualmente, el Auditorio Nacional deMúsica acogerá a la Orquesta Sinfónica deMadrid, el conjunto orquestal más antiguo deEspaña, que, bajo la dirección de Philippe Bach,interpretará el Concierto de Santa Cecilia, el mar-tes, 18 de noviembre.

Una buena oportunidad para invertir en arte yantigüedades de calidad nos la ofrece FERIAR-TE, la Feria de Arte y Antigüedades que cada añohace de Madrid el centro del mercado del arteantiguo, las artes decorativas y la pintura porexcelencia. Su trigésimo segunda edición, que secelebrará del 15 al 23 de noviembre en el Parque

Para los más jóvenes, entre el 6 y el26 de este mes, el Museo Casa Natalde Cervantes en Alcalá de Henares

organizará unos Talleres Infantiles yJuveniles cuyo objetivo es acercar alos participantes la figura de Miguel

de Cervantes

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Ferial Juan Carlos I, contará con 170 profesiona-les participantes, entre galeristas y anticuariosnacionales e internacionales, que exhibirán parasu venta directa más de 18.000 piezas de altovalor artístico, pertenecientes a diversos estilos,épocas y especialidades, con un mínimo de 100años de antigüedad, así como los estilos ArtNoveau y Art Decó, pintura y escultura de autorescontemporáneos de reconocimiento histórico-artístico.

La gran novedad de esta edición de FERIARTEserá la Galería del Joven Coleccionista, donde sepodrán encontrar piezas de una cotización inferiora 3.000 euros, con el fin de fomentar el jovencoleccionismo y acercar las artes decorativas atodo tipo de público.

Otra cita con el arte la protagoniza FAIM, la Feriadel Arte Independiente de Madrid, que celebrará,en el Palacio de Congresos, entre el 21 y 24 denoviembre su IX edición. FAIM es la primera pla-taforma de arte sin intermediarios y cuya inten-ción final es la de apoyar e impulsar la obra de

artistas independientes. Así, en más de 1.000m2se darán a conocer obras, de artistas nacionales einternacionales, apenas divulgadas en los circui-tos habituales.

En definitiva, la temporada cultural de Madridiniciada en el mes de octubre ve como su progra-mación se renueva y enriquece con múltiplesrepresentaciones artísticas y muestras culturalesque irrumpen en la cartelera madrileña aumen-tando así las ya innumerables posibilidades turís-ticas y de ocio que ofrece la región.

Una buena oportunidad para invertiren arte y antigüedades de calidadnos la ofrece FERIARTE, la Feria deArte y Antigüedades que cada año

hace de Madrid el centro delmercado del arte antiguo, las artes

decorativas y la pintura porexcelencia

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noviembre-diciembre 2008

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