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CUANDO JAPÓN SEESTREMECIÓ
Crónica del terremoto japonés del 2011
JORDI OLARIA JANÉ
www.japangaijin.com
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No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a
un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o cualquier medio,
sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin
el permiso previo y por escrito del editor.
La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).
1a edición 2017
© Jordi Olaria, 2017
Diseño del libro: Jordi Olaria
Ilustración de la cubierta: Jordi Olaria
Printed in Spain - Impreso en España.
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Tiembla la Tierra bajo mis pies11/03/2011
Como todos ya sabreis, por la tele o por intertnet, ayer a mediodía hubo un
terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter con epicentro a 10km de
profundidad frente a las costas de Sendai, al norte de Tokyo.
Yo estaba volviendo con la línea Chuo desde Musashi koganei. Recolzado sobre
el asiento, giré la mirada hacia la izquerda, y contemplé el paisaje por la
ventanilla. Hacía sol, pero en la lejanía se podían ver una tormenta acercándose.
En la estación de Nakano.
De repente, a la altura de la estación de Nishiogikubo, el tren parece como
botar... se balancea un poco izquierda derecha, para luego moverse de una forma
muy pero que muy rara. A continuación, con todo el pasaje ya pálido, el conductor
pega un frenazo y para el tren de golpe, abre las puertas y micro en mano dice
que está ocurriendo un fuerte terremoto en Tokyo.
La voz del conductor muestra un elevado nerviosismo, intranquilidad. Sus
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palabras tambalean... mantiene un par de pausas en su mensaje. Al minuto, todo
el mundo decide salir del vagón y quedarse en los andenes de la estación. Allí,
ahún pero.
En megafonía alertan del desastre.
El tren parado en Nakano y la gente haciendo cola.
Las alarmas suenan, las luces rojas parpadean, y de repente toda la estación
empieza a moverse... veo como los letreros van de un lado a otro, el altavoz que
pesa más que yo se mueve como una peonza. Más allá, un letrero de plástico de
dos metros ha caído al suelo.
Nunca olvidaré el ruido de hierro al moverse de aquella forma.
Afortunadamente, toda la estación se movió,eso sí, pero al compás, como si fuera
hecha de un solo elemento. Supongo que si no fuera así, se hubiera desplomado
encima de las.... 500 personas?
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Ventanas rotas en un edificio en la zona sud de Koenji.
Gente regresando a casa andando, en Ogikubo.
Yo allí no estoy más... bajo por las escaleras mecánicas, salgo por las taquillas.
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Justo en la entrada de la estación, la multitud expectante y temorosa. Han
colocado una radio encima de la máquina del restaurante de udon. Todo el
mundo está móbil en mano intentando llamar o enviar mensajes. Las llamas no se
pueden realizar... las líneas están saturadas. Los mensajes de email se reciben de
golpe, con mucho retraso.
Gente mirando las noticias en una tienda de Nishiogikubo.
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Entonces hay otra réplica del terromoto... la sensación es totalmente diferente
a las que he tenido anteriormente. Es como si Dios (o Peter Sellers) estuviera
empujando toda la estación hacia un lado, y viceversa. Había un grupo de chicas,
estudiantes de instituto que se agarraron entre ellas, todas gritando. Otro grupo
de abuelas y cincuentonas estaban agachadas agarrándose a una de las columnas
de la estación.
Entonces entendí que en todo el día y noche sería completamente imposible
regresar en tren. Salí a la calle, y en las tiendas habían puesto televisiones
emitiendo programas de noticias (ese día, y el de hoy, solamente emiten noticias
del terremoto). Alucinante quedé con las imágenes del tsunami arrasando todo lo
que encontraba por la costa de Sendai.
Tras un rato por ahí, decidí que tenía que regresar a casa de alguna manera. En
tren/metro imposible, taxi demasiado caro. Solamente quedaban las opciones de
o autobús o a pie. Para coger el autobús, habían unas colas interminables, por lo
que decidí armarme de valor y andar hasta casa. Empecé a andar, andar... llegué a
Ogikubo... luego a Asagaya... más tarde a Koenji para terminar en Nakano. Fueron
2 horas andando entre multitud de gente que decidió hacer lo mismo que yo.
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El estado de la estación de Nishiogikubo.
Podías encontrar salaryman con traje, corbata y maleta con cara de llevar
andando mucho rato. Mujeres ya de avanzada edad, que comentaban que el
terremoto fue fuerte, pero no tanto como el del 1923 (¿se acuerdan? ¿se acuerdan
de sus padres comentarlo?).
Al final, llegué a Nakano... tenía hambre, y al llegar donde el restaurante de
siempre, vi que no habían clientes y que las luces estaba casi apagadas. Fui hasta
la estación, y allí el caos. Había una cola enorme de gente esperando subirse a un
tren que no llegaría... otra esperando el autobus, y otra esperando llamar por
teléfono desde una cabina. Por cierto, las cabinas de teléfono eran gratuitas.
En la plaza de la salida norte de Nakano habían unos chicos de un restaurante
que daban (también gratis) sopa caliente. Por ahí siempre hay un grupo de
vagabundos, los cuales estaban contentísimos que hubiera ocurrido un terremoto
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porque tenían sopa gratis.
Estuve como una hora y media pensando si ir a casa o estar toda la noche ahí.
Al final decidí hacer lo primero. Al llegar, vi como habían unas grietas en la pared
que antes no estaban... entré, recogí las pocas cosas que se había caido (la pasta
de diente y el jabón en el lavabo-ducha, y los libros se tumbaron). En casa,
respondí un par de emails a la familia, intenté sin éxito llamar a gente. Entonces
me metí quité el abrigo, me metí en la cama y al rato empezaron con las réplicas,
por lo que dormir fue totalmente imposible.
Bajo un ataque de pánicos, me puse otra vez el abrigo, la bufanda y los guantes
y sali afuera, no se donde. Una cosa es sobrevivir a un terremoto de 8.9 grados
richter estando fuera, y otra que cada media hora la casa se agite un poco. Estaba
de los nervios fatal, fui al parque, me senté en el banquillo y cerré los ojos. Al rato,
el frio me despertó... estuve durmiendo sentado casi una hora. Eso no podía ser,
¡moriría por congelación! decidí regresar a casa.
Con la ropa de calle, me metí en el futón tapado hasta las cejas, tapándome los
oidos para no oir como se movia la lámpara y chirriaban las paredes, y logré
dormir 3 horitas... el americano llegó casi a las 4 de la noche.
Me despertó a las nueve una llamada de mi madre desde España... las líneas ya
funcionaban. Aproveché para volver a escribir a la media dozena de amigos de
Tokyo, y decidí salir afuera.
Lo primero fue ir a la tienda de electrodomésticos a comprar una linterna y
pilas. Dicen que esta tarde habrán cortes de electricidad y quiero estar
preparado. También fui a hacer una llamada por teléfono desde una cabina. Al
tercer intento, pude hablar... me tranquilizé mucho... Luego me dirigí hacia el
supermercado a comprar reservas de comida por si ocurriera algo peor, y regresé
a casa a comer...
Parece que la cosa está más tranquila... hay meneos, pero no son tan frecuentes.
Más cortos, y mucho más flojos.
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Dos días después13/03/2011
Sábado, 24 horas después del gran terremoto en japón de una fuerza de 9 en
la escala de Richter. Durante todo el día, han habido réplicas sin parar. Algunas,
provocando un movimiento de lámpara en todas las direcciones. Otras, un va-y-
ven de la casa, pero nada que nos hiciera salir de casa huyendo como si
hubieramos visto un fantasma.
La noche del viernes al sábado, dilo por estrés, dilo por las réplicas, solamente
se durmió 3 horas. Se de gente, sobretodo extranjeros, que no durmieron nada. Y
llevan dos noches así. Steve Nagata es un buen ejemplo de este aguantar
despierto.
En la plaza de Nakano, salida norte, había gente intentando recolectar dineropara las víctimas del terremoto y el tsunami del norte.
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Este es el presentador de las noticias de la Nhk, nótese que, a pesar delmaquillaje, se le nota las ojeras...
Este es uno de los múltiples mapas informativos de las teles sobre la zona.
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En la zona sud de la estación de Nakano, puestos para donar sangre. Ya hevisto a varia gente con la bebida en la mano que dan tras dar sangre.
Las cabinas de teléfono... todavía su uso era gratuito. Solamente una monedade 10Y, llamas y al colgar te devuelve el dinero. Poner gratis las cabinas de
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teléfono en nuestro país sería totalmente inverosímil. El gas... es importantesaber que en la mayoría de las instalaciones, hay un sistema de apagadoautomático en caso de terremoto. Pero hay algunas casas que el sistema esdiferente, o no se vuelve a encender solo por lo que el encendido manual esnecesario.
Tres días después14/03/2011
El domingo, tercer día de todo esta situación, quedé con una amiga para ir acomer juntos. La excusa era buena, y aprovechamos para desestresarnos, hablarmuchisimo (en ambos idiomas), disfrutar como unos cosacos con la comida ypasear y distraernos que tanta falta nos hacía.
Fuimos al Irene, un restaurante español en Nakano. No es muy difícil de llegar.Salida norte de la estación, se cruza todo el Nakano Broadway, se gira a la derecha yse anda un poco. Lo encontrareis a mano izquierda, donde una bandera española. Elcocinero es japonés, su arte os recordará al gusto de vuestras madres. Está casado conuna chica, de madre de Alicante y padre japonés. Totalmente recomendable elrestaurante Irene en Nakano
Luego fuimos a pasear por ahí, hasta un parque que desconocía donde cerezos yaestaban en flor, y en la cima de una montañita habían unos templos muy bonitos.
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Aquel atardecer fue raro. Había un nosequé en el cielo queadventuraba un fin del mundo no muy lejos. Por suerte, pronto pasó el
miedo y la gente (yo el primero) empezamos a hacer nuestras vidascomo si no hubiera ocurrido nada importante a destacar.
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