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1 CUADERNOS DE MACOCA · 6 · Palabras para la biblioteca escolar (I) Mariano Coronas Cabrero

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CUADERNOS DE MACOCA

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Palabras para la biblioteca escolar (I)

Mariano Coronas Cabrero

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Palabras para la biblioteca escolar (I)

Mariano Coronas Cabrero

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Título: Cuadernos de Macoca. 6 – Palabras para la Biblioteca Escolar (I)

Autor: Mariano Coronas Cabrero

Edita: Mariano Coronas CabreroCalle La Paz, 1222520 Fraga (Huesca)

Imprime: Imprenta Coso, s.l. Fraga

1ª Edición: noviembre de 2018Depósito Legal: HU-208-2018

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PresentaciónA finales de abril de 1996, viajé hasta la ciudad de A Coruña a participar en las II Xornadas de Bibliotecas Escolares “Sorrisos e Bágoas” (Sonrisas y lágrimas), organizadas por O Concello de A Coruña. En media hora disponible, traté de explicar el trabajo realizado hasta aquella fecha, en la biblioteca del Colegio Público “Miguel Servet” de Fraga; trabajo que habíamos comenzado en 1988 un grupo de maestras y maestros voluntariamente. Acudí por invitación de la gente de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Desde entonces, hasta mi jubilación en verano de 2014 (y hasta hoy, ya en menor grado), recorrí o he recorrido casi todas las comunidades autónomas participando en encuentros, jornadas provinciales, jornadas autonómicas, seminarios, congresos, sesiones de formación en centros, centros del profesorado, etc. hasta aproximarme a los dos centenares de intervenciones… El anecdotario de viajes, alojamientos, encuentros, funcionamiento de los aparatos informáticos, asistencia, personas …, daría muy probablemente para redactar un Cuaderno de Macoca monográfico y más gordo que los habituales que publico cada año; de modo, que me lo pensaré…

Cuando me han invitado a participar en cualquiera de los eventos formativos a los que me he referido, he procurado ser honesto y hablar de lo experimentado y vivido, nunca elucubrar con planteamientos ideales que podía resultar difícil llevarlos a la práctica en un contexto de escuelas tan diversas como podemos encontrar a lo largo del territorio nacional. De modo que, tras unos minutos o un tiempo, explicando el contexto particular de mi centro y la organización en torno a la biblioteca escolar, pasaba ya a abrir mi “maleta pedagógica bibliotecaria” y a mostrar lo realizado en ese tiempo: boletines, guías de lectura, cuaderno de aventuras bibliotecarias, libros libres, libritos de variadas formas y contenidos, retrato lector, aleluyas conmemorativas, carteles de exposiciones, desplegables, libros gigantes, recopilaciones de folklore oral, álbumes de cromos, ABCdarios, marcapáginas, Diarios de lectura, Repertorios Alfabéticos Documentales (RAD), libritos relacionados con la actividad programada, pósteres, artículos de divulgación en la prensa o en revistas especializadas, presentaciones en PP, documentos electrónicos, blogs…

Para poder mostrar todo lo anterior y que las personas que habían acudido a la sesión, pudieran tocarlo con las manos y verlo con los ojos y la mente, es necesario desde el principio, guardar muestras de lo que vamos haciendo, posibilitando de esa manera, la ejemplificación y el intercambio. Y siempre tuve presente la puesta en valor del trabajo colectivo que hacíamos en el colegio y que fue conocido no solo por esas numerosas sesiones formativas donde se presentaba, sino también por los artículos-resumen de cada actividad que se publicaron en muchas revistas y que hoy pueden consultarse en las hemerotecas y en las “revistotecas” (si es que esto último existe).

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En ocasiones, respondía a la invitación escribiendo la ponencia o la conferencia encargada… Pero, siempre, tras la lectura de la misma, mostraba materiales e invitaba, finalmente, a los presentes a que se acercaran y pudieran ojear, fotografiar, tomar notas o lo que fuera de lo que contenía mi “maleta” (a veces, en lugar de maleta llevaba otro “recipiente”, pero con igual contenido).

Y dicho esto, solo añadiré que este Cuaderno de Macoca incluye algunos documentos sobre bibliotecas escolares que tuve que preparar con más tiempo y que no vieron la luz o la vieron poco, je, je. Aunque ha pasado un tiempo, es posible que las ideas que contienen no hayan pasado de moda… Los reúno en esta sexta entrega de mis “Cuadernos” y te hago partícipe de su contenido. Salud y buena lectura.

Octubre de 2018

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LA BIBLIOTECA ESCOLAR: Una fuente incesante de buenas noticias

(Ponencia de clausura, leída en las Terceras Jornadas Provinciales de Bibliotecas Escolares y Lectura. Burgos, 26 de septiembre de 2009)

En diciembre de 2004 se publicó un libro titulado “Palabras por la biblioteca”1. En él, 41 personas procedentes de los más variados ámbitos culturales, bibliotecarios y maestros incluidos, escribían unas páginas glosando la importancia de esta institución para la vida de las personas. El libro lo publicó la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y a él quería referirme hoy en esta introducción.

De entrada, voy a repasar lo que expresan algunas de esas personas sobre la biblioteca, para mostrar que, efectivamente, es una fuente de buenas noticias: “La biblioteca es quien tiene las respuestas de mi curiosidad”, dice Samuel Alonso. “Las bibliotecas son las instituciones que más contribuyen a desarrollar el gusto por la lectura y a extender el hábito lector entra la población”, palabras de Ana Mª Ara y Ana Mª Colsa. “Un espacio donde encontrarse, intercambiar ideas y disfrutar de los recursos culturales y tecnológicos que ofrece”, afirma Villar Arellano. Javier Azpeitia opina al respecto que “la biblioteca posibilita leer en casa ajena”. “Las bibliotecas son espacios de libertad” dice Antonio Basanta. “A través de la variedad de sus fondos, permite el acceso a todo tipo de opiniones y manifestaciones que reflejan la pluralidad y diversidad de la sociedad”, dicen al alimón, Isabel Blanco y Elena Pernas. “Un foco de cultura y un generador de proyectos e ideas”, según Manuela Busto. Blanca Calvo la define como “Luz para nuestros ojos” y Marta Clari dice que “La biblioteca nos abre la puerta a la cultura”. “La biblioteca debe contribuir a reducir algunas desigualdades”, según Alejandro Delgado. Mª Ramona Domínguez dice que “La biblioteca es una puerta abierta a mundos nuevos y desconocidos”.

“Una palabra con olor, sabor y saber, eso es la biblioteca”, según Mercè Escardó. Eulàlia Espinàs cree que “La biblioteca es un arma cargada de futuro, aún”. Para Carlo Frabetti es “La casa de los libros” y para José Antonio Gómez “Las bibliotecas son espacios públicos que favorecen la convivencia”. “Un lugar en donde todo es bueno, bonito y… gratis”, dice Mª Carmen Gómez. “Las bibliotecas son espacios delicados, vulnerables, de justicia”, afirma Belén Gopegui. Según Hilario Hernández, “La biblioteca es un espacio de convivencia”. Chus Juste dice que “Las bibliotecas son los lugares donde habitan los libros, esos seres viajeros que se mueren por salir de excursión hacia cualquier hogar”. Xilberto Llano ve a la biblioteca “decidida a triunfar sobre la ignorancia”. Roser Lozano cree que “Las bibliotecas son casa llenas de palabras”. “Las bibliotecas son las encargadas de que los pensamientos

1 “Palabras por la biblioteca”. Edición a cargo de Javier Pérez Iglesias. Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha & Asociación Cultural Educación y Bibliotecas (Madrid, 2004)

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más elevados hayan pasado de generación en generación”, al decir de José Antonio Magán. “La biblioteca es un servicio público esencial para el desarrollo de los pueblos”, palabras de Begoña Marlasca. Marta Martínez opina que “La biblioteca es una ventana por abrir” y José Antonio Merlo piensa que “las bibliotecas deberían ser consideradas de interés general”. Gonzalo Moure señala que en muchas ocasiones, “en las bibliotecas hemos profanado el silencio del libro para hacer resonar la palabra”. “Las bibliotecas con su actividad propician el pensamiento crítico y ayudan a que nuestra visión del mundo sea menos simplista; entonces se convierten en un lujo imprescindible”, afirma Javier Pérez Iglesias. Dice Michèle Petit, “Las bibliotecas son espacios de ensoñación, de humanidad, de pensamiento; son garantes de mi libertad“. Para José Luis Polanco, “La biblioteca es la piedra en el estanque”. “Un niño encuentra en la biblioteca mucho más de lo que su imaginación busca porque el ámbito que nos ofrece no tiene límites”, asegura Rosa Regás. “En la biblioteca, las estanterías nos ofrecen los libros como los árboles ofrecen sus frutos”, piensa Lolo Rico...

El primer bloque de buenas noticias, lo constituyen todas estas referencias, esas definiciones, esas caracterizaciones que han hecho todas estas personas refiriéndose a las bibliotecas públicas, y que pueden aplicarse también a la biblioteca escolar. Veamos si no: en ella podemos encontrar respuestas a nuestra curiosidad; debería ser considerada de mucho interés general dentro del colegio; es un espacio de ensoñación, de humanidad y de pensamiento; el uso de sus potencialidades propicia la generación de un pensamiento crítico; es un lugar adecuado para recuperar la palabra y romper intermitentemente el silencio; tenemos a nuestra disposición todo lo que han imaginado y escrito generaciones de escritoras y escritores, gran parte del pensamiento universal; es el lugar donde habitan muchos libros que pueden acompañar a cada potencial lector o lectora hasta su hogar, a través del préstamo; El uso de sus fondos es uno de los mejores antídotos contra la ignorancia; es lugar de encuentro y un espacio donde estimular el hábito lector; ofrece el saber y lo ofrece gratis… Y es también compensadora de desigualdades al ofrecer materiales a quienes no los poseen en casa o al ofrecer experiencias sensoriales (como la de leer en voz alta, contar…) que raramente algunos y algunas han tenido en su infancia; es un espacio civilizador que trabaja con un material sensible y que suele despertar en la mayoría de chicos y chicas un respeto hacia los contenidos, pero también hacia la persona o personas que trajinan con ellos o con ella.

Abrir una biblioteca es siempre un acto gozoso, un homenaje a la cultura y al saber, al reconocimiento de la trayectoria histórica de la humanidad… Y no penséis que esto son palabras altisonantes… Cuando un niño o una niña; cuando una persona entra en la biblioteca, hojea, coge y deja, se sienta y lee está poniendo en valor muchos esfuerzos de otras muchas personas de distintas épocas; los esfuerzos de todas aquellas gentes que, desde muy antiguo, consideraron que los seres humanos necesitaban un complemento inteligente y reposado para contrarrestar el derroche de energía que se

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utilizaba en el trabajo manual, en las disputas y guerras, en el campo, en el cuidado de los animales… Aquellas personas que tenían una especial sensibilidad, vislumbraban también la importancia de escribir y de leer y de guardar y extender el conocimiento, los acontecimientos, los sueños y fundaron bibliotecas… Cada vez que fundamos y abrimos una nueva biblioteca estamos haciendo un homenaje a esa parte inteligente y sensible, a ese lado, llamémosle, espiritual de las personas. Las bibliotecas escolares son las últimas en llegar en este proceso histórico, pero deben despertar el mismo gozo y la misma esperanza, entre quienes estamos convencidos de que su fundación y apertura contribuirán a mejorar las pertenencias culturales de quienes se acerquen a ellas, de quienes tengan la oportunidad de aprovechar todo su potencial.

Asegurar un funcionamiento cotidiano y desterrar la excepción; ese debe ser uno de los primeros objetivos de la biblioteca escolar. Las personas que se van a ocupar de dinamizarla, deben tener eso muy claro. En el centro escolar conviven tres estamentos directa y estrechamente relacionados: el alumnado, el profesorado y las familias. Los tres deben encontrar vías de acceso a ese centro de recursos que, además, entre todos y todas debemos construir y potenciar. La biblioteca escolar debe estar permanentemente abierta y facilitar al máximo que sus documentos puedan ser utilizados por niños y niñas, por maestros y maestras, por madres y padres. Cada vez que se abra la puerta o que alguien traspase el umbral para acariciar un libro o recorrer una secuencia de acciones que le conduzcan a una lectura o a una consulta informativa, estaremos asistiendo a una buena noticia. Además, desde la biblioteca escolar podemos impulsar cuatro grandes líneas de trabajo: el fomento de la escritura, la animación lectora, la educación documental y la dinamización cultural del centro.

Para el alumnado debe ser una buenísima noticia el poder acudir hasta una instalación que le ofrece múltiples posibilidades de información y de aprendizaje: libros de diferentes temáticas y formatos, revistas diversas, enciclopedias y monografías, la prensa diaria, folletos que le ofrecen otras posibilidades informativas, el acceso a Internet, CDs musicales o DVDs con documentales o algunas películas… Una instalación, un equipamiento en permanente construcción en el que, de manera autónoma, puede ejercer su derecho a mirar, hojear, leer, consultar, tomar y dejar, recorrer ociosamente las estanterías o hacerlo de manera concentrada para resolver algunas dudas o encauzar algunas soluciones a un trabajo pendiente… La biblioteca escolar es para un niño o para una niña (o podría ser) el primer centro cultural al que acude de manera fácil y diaria para familiarizarse con algunos de los elementos o de las acciones que hemos referido con anterioridad. También es un espacio que compensa algunas de las desigualdades de origen (sobre otras, poco o nada puede hacer) y democratiza el uso de los documentos que atesora. Es facilitadora de la integración y de la mezcla cultural y étnica de los chicos y chicas que pueblan nuestras aulas. Es también un espacio de encuentro del alumnado.

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Esas posibilidades, ya deberían marcar en el profesorado responsable una manera concreta de actuar, a la hora de dedicar esfuerzos personales para dignificar ese espacio y llenarlo de contenido atractivo, útil y sugerente.El alumnado tiene siempre la oportunidad, en algunos casos, de dedicar una parte de su tiempo a responsabilizarse de su apertura fuera del horario lectivo, como ayudante o colaborador bibliotecario y esa es una experiencia muy deseada y hondamente sentida por algunos niños y niñas que la recuerdan con agrado y emoción:

Nunca había imaginado que pudiera llegar a ser bibliotecaria. Para mí - ha sido una experiencia muy bonita y os voy a explicar por qué. Pues veréis, a mí no me gustaba nada leer y desde que soy bibliotecaria, no sé que me ha pasado, que siempre tengo ganas de leerme un libro. Hemos tenido días buenos y días malos, los malos ya los he olvidado; solo me voy a quedar con los buenos momentos. He visto a mucha gente leer, disfrutar de su lectura, en los ordenadores buscando información, en los blogs poniendo comentarios… Ser bibliotecaria ha sido fenomenal y creo que todos los que lo hemos sido somos más responsables. Todos los que hemos sido bibliotecarios hemos aprovechado una oportunidad maravillosa. (Ainoha Jodar)

Me gusta mucho ser bibliotecaria. Como nuestra función es atender a la - gente que viene a la biblioteca, y ordenar libros, conocemos a gente, y miramos libros sobre diferentes temas. A mí siempre me ha gustado leer, pero ahora que soy bibliotecaria, me acerco más a los libros. Antes solo me gustaban los libros de literatura, y ahora, también me gusta ojear las enciclopedias, los diccionarios, los libros de ciencias naturales, de historia, etc. Lo que más me gusta de la biblioteca, es leer, y ver como los niños se sienten a gusto leyendo o buscando información. Lo que menos me gusta, es que la gente no se comporte correctamente dentro de la biblioteca. (Ainoa Rivas)

Para el profesorado, la biblioteca escolar es un auxiliar de enorme poten-cialidad que facilita el desarrollo de su proyecto pedagógico y que le ofrece infinitas posibilidades de trabajo, de actividad, de relaciones y conexiones de la vida personal o de la vida del aula, de la actualidad más candente… con la literatura o con el conocimiento y viceversa. Acudir a la biblioteca con un gru-po de niñas y niños, con la finalidad de llevar adelante proyectos de lectura, de escritura o de investigación, es entrar en otra dimensión diferente. Sentirnos rodeados de tantas voces silenciosas que pueden empezar a hablarnos en cuanto queramos, en cuanto nos levantemos, tomemos un libro en las manos y nos pongamos a leer, debería transmitirnos mucha tranquilidad y una gran dosis de optimismo al tener en nuestras manos tanto “poder”: poder leer, po-der escuchar, poder consultar, poder descubrir, poder encontrar aquello que buscamos, poder dialogar, poder leer en voz alta, poder relacionarnos, poder interactuar unos con otros… Un poder que sólo será efectivo (y estará bien que sea afectivo) si accedemos a ella con una actitud determinada que de-beremos transmitir al alumnado. Éste debe saber que todo eso que nosotros

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queremos potenciar y por lo que es bueno o muy conveniente acudir a ese recinto bibliotecario, es algo natural y va a tener una atención constante, un esfuerzo continuado y un desarrollo amable, sin ceremonias, porque es el lugar adecuado para tomar un libro que antes hemos recomendado, para leer algunos poemas de un autor que ha sido noticia, el mejor sitio y el más cerca-no para contrastar una información escuchada en la tele o completar el trabajo que hemos iniciado en clase con una base de investigación bibliográfica; que la biblioteca escolar es un buen lugar para venir algunos recreos y algunos tiempos extraescolares y que, desde ella, podemos conectarnos a la gran bi-blioteca universal que hoy día nos ofrece Internet para obtener informaciones que quizá de otro modo resultase complicado hacerse con ellas.

El profesorado puede participar directamente en la implementación de las po-tencialidades de la misma, adhiriéndose al Grupo de Biblioteca y canalizando sus propuestas para mejorar y actualizar, para remover y dinamizar el centro desde su “centro cultural”, precisamente.

Y, a veces, para explicar la alegría es necesario contar los momentos de tris-teza. Rescato de mi blog un post escrito en octubre de 2005. Un edificio del colegio estaba en obras y durante cinco meses se nos vedó la entrada al mis-mo; es allí, en el viejo edificio donde estaba la biblioteca escolar:

”…No es posible acceder a ninguno de los libros, ni coger unos cuantos en - préstamos par desarrollar un tema; nos está vedada la posibilidad de trabajar con los atlas, con las revistas de divulgación,…; no tenemos conexión a internet ni podemos leer un CDrom… Ayer por la tarde, con el periódico en la mano, les hablaba a los chicos del mar de Aral y del intento de la ONU de regenerarlo y paliar, en parte, la catástrofe ecológica generada por su desecación parcial. Ahí quedó la cosa, ante la imposibilidad de utilizar atlas, enciclopedias u otras fuentes de información, para ampliar nuestros conocimientos o para satisfacer la curiosidad. Lo mismo pasó con el eclipse anular de sol o con los huracanes de este inicio de otoño o con el terremoto de Pakistán. La biblioteca escolar es para mí un recinto necesario donde encuentro los recursos adecuados para ofrecer a chicos y chicas otras vías de trabajo, nuevos puntos de vista, más información, etc. La echo mucho a faltar también como espacio para practicar la lectura en voz alta o de forma personal y silenciosa; para poder echar mano de libros de todo tipo para enseñar, leer, contar; para que cada cual recorra las estanterías mirando, cogiendo, hojeando, dejando o leyendo… Espero con impaciencia el momento en el que de nuevo, ese espacio mágico y crucial para acercarnos a muchos aprendizajes, vuelva a estar abierto y sea posible reanudar la actividad. Mañana es miércoles y tampoco podremos juntarnos en la biblioteca escolar con las madres cuentacuentos para leer libros que luego serán interpretados ante todos los niños y niñas del colegio. Una pequeña tragedia para mí, sin duda, eso de vivir sin biblioteca escolar…”2

2 http://gurrion.blogia.com/2005/101801-vivir-sin-biblioteca-escolar.php

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Haremos bien las maestras y maestros en estar atentos a las emociones y canalizar las nuestras y las de nuestro alumnado; canalizarlas por vías amables y afectivas que nos retroalimenten y que nos permitan asistir a momentos memorables que deben dejar huellas. Siguiendo con la línea de la referencia anterior, quiero ahora hacer una nueva incursión en ese depósito hondo y generoso que es un blog que ha ido creciendo y llenándose (no sé si de lo curricular), pero sí de lo emocional y significativo. Durante cuatro días les leí en voz alta el libro “Palabras de caramelo” de G. Moure; libro cuya lectura iniciamos en la biblioteca y que luego llevamos prestado al aula. Esto pasó el último día de la lectura; para ello leo un fragmento del blog:

“…Hoy he terminado la lectura del libro. El silencio en la clase, hasta - el final, se podía cortar. La historia les ha interesado de verdad, les ha conmovido. Nada más terminar la lectura, una niña se ha puesto a llorar desconsoladamente, hipando con fuerza. En principio me he quedado preocupado hasta que ella me ha explicado que lloraba “porque sentía mucha tristeza por lo que acababa de escuchar”. Luego ha habido otros niños y niñas que han comentado haber soltado alguna lágrima o haberse tapado para evitar que otros las descubrieran resbalando por su cara… Creo que cuando ocurren cosas así es cuando uno siente que ha asistido a algo conmovedor e importante. Cuando la lectura de un libro, de un poema consigue removernos las entrañas, nos hace reflexionar, nos interroga, nos provoca una risa abierta y distendida o una tristeza infinita… es cuando la lectura es una actividad significativa y algo revolucionaria. Noelia ha llorado, pero Lupe ha comentado: “Yo no he llorado por fuera, pero me ha dolido por dentro”, añadiendo un “Gracias, Mariano, por leernos libros”. “Gracias a que Mariano nos lo ha leído muy bien, estos últimos capítulos me han producido tristeza en mi interior, aunque al final también he sentido algo de alegría, al ver cómo Kori se recupera de su tristeza por perder a su amigo. Este libro es el mejor que le leído en mi vida y nunca había tenido unos sentimientos como éstos”, dice Guillem. “Es un libro precioso, aunque la historia sea triste. Es una historia que me entra en el corazón y me deja sin palabras. Doy gracias porque esta historia haya llegado a mis oídos”, escribe Santi.”Creo que este libro lo cogeré para leérmelo bastantes veces porque me ha llegado al corazón de verdad. Me ha gustado muchísimo”, confiesa Maika”.3

La tristeza que nos ha producido la lectura se contrarresta con la alegría de haber encontrado un libro que nos ha conmovido y nos sirve, además, para desmontar una de las tonterías más recurrentes que se usan para hablar de libros y lectura; decir que ésta es divertida. ¿Cómo podemos lanzar esa falsa y banal idea como apoyo de campañas de ánimo lector? La lectura requiere un esfuerzo, una concentración personal, una dedicación exclusiva al libro, si queremos enterarnos bien de la historia; y no siempre, ni mucho menos, es divertida, por dos razones: porque algunos libros tratan temáticas que no invitan a la sonrisa y porque el humor es una cosa muy seria; quiero decir que

3 http://gurrion.blogia.com/2005/111601-la-lectura-emocionada.php

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teñir una historia con el tenue barniz del humor tampoco es fácil. El humor propone una sonrisa no una carcajada…Pero en la biblioteca escolar están las fuentes que alimentan nuestro afán de fomento de la lectura y, o bien allí o aprovechando sus recursos, nos lanzamos a las más diversas aventuras: animar, fomentar, difundir...

Mercé es una maestra que practica con sus chavales el rito frecuente de la lectura en voz alta. La maestra coge un libro entre sus manos y lee un cuento tratando de atrapar la atención de los oyentes. Al final de la lectura (y al margen de comentarios espontáneos, de preguntas, etc.) un niño o una niña se encarga de escribir (más bien, dibujar) una reflexión en forma de frase que complete el inicio siguiente:Cuando me leen en voz alta… “A mí me tranquiliza” - “A mí me relaja” - “A mí me alegra” - “A mí me entretiene” - “A mí me ayuda a imaginar” - “A mí me da nuevas ideas” - “Yo descubro sentimientos” - “Yo entro en un mundo de fantasía” - “A mí me ayuda a trabajar” - “A mí me hace pensar” - “A mí me hace soñar” - “A mí me encanta” - “Yo escucho atentamente” - “A mí me inspira”. Las paredes de la clase de Mercè recogen, de manera vistosa y alegre (por las letras y los colores) esa lista de poderosas razones que niños y niñas de nueve años encuentran para afinar el oído y la sensibilidad, escuchando leer a su maestra.4

Para las familias, la biblioteca escolar puede ser también un espacio gozoso. El espacio físico en sí puede que sea poco frecuentado por padres y madres, pero podemos tender algunos puentes para favorecer esa conexión. Si los chicos y chicas pueden llevar libros prestados para sus padres o abuelos; si en casa se reciben algunos materiales impresos: un boletín periódico, un librito que ofrece nuevas lecturas o recopila el desarrollo de una actividad; si les llega un recortable que es necesario componer y decorar o una silueta que, con unas manos delicadas, se convertirá en un niño o una niña de otra cultura; si depositamos en sus manos una guía de lectura sobre brujas o sobre osos o sobre la convivencia o los sentimientos, sobre el mar o sobre poesía… Si las familias reciben “la maleta familiar” y todos juntos comparten los materiales de lectura, escuchan la música o visualizan una película y escriben sus sensaciones en el cuaderno adjunto… la biblioteca escolar está proporcionando momentos significativamente positivos, ofrece lecturas y reflexiones, materiales para ser guardados… ¿No me dirán que todo esto no es motivo de alegría?

Si, además, hemos conseguido encandilar a un grupo de madres y padres para que participen directamente como personas que apoyan las acciones impulsadas desde nuestra instalación estrella, el horizonte se ensancha. Ofrecemos dos horas semanales de apertura en horario lectivo para que puedan reunirse, hablar, planificar, leer, seleccionar… Un grupo de ellas se ocupará de ornamentar la biblioteca de acuerdo con las distintas temáticas que se vayan trabajando y otras se encargarán de servir de puente entre los

4 http://gurrion.blogia.com/2005/111601-la-lectura-emocionada.php

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libros y los ojos, los oídos y la mente de todos los chicos y chicas del colegio. Éstas seleccionarán algunos libros que serán contados a todo el centro; serán cálidas y emocionadas “cuentalibros”, que harán inteligibles algunas historias pues se apropiarán de las palabras leídas y las devolverán envueltas en gestos amables, en caricias sonoras que provocarán la atención de los chicos y chicas que las esperan expectantes. Recupero, para explicar y celebrar esta jubilosa aportación, un ABCdario que les dediqué en marzo de 2003, usando el ABCdario y ordenando alfabéticamente parejas verbo-nombre. Entonces quería gritar y ahora reafirmar que hay grupos de madres, comprometidas con esta tarea que…

Acunan afectos – Brindan bálsamos – Cuentan cuentos – Definen desafíos – Enseñan encantamientos – Fabrican fantasía – Guardan golondrinas – Habitan horizontes – Iluminan ilusiones – Juntan júbilos – Leen libros – Muestran mariposas – Navegan narraciones – Ofrecen oralidad – Pintan palomas – Quitan quebrantos – Reciclan rostros – Sacuden silencios – Traen ternura – Unen universos – Voltean versos y Zarandean zurrones llenos de cuentos.5

Y, además, será posible que unas cuantas madres y padres formen parte de alguna tertulia literaria. De modo que, una tarde al mes, la biblioteca escolar acogerá a un público adulto que hablará de libros, de literatura, pero también de la actualidad, de los hijos y de las hijas, de la vida… creando canales afectivos, proximidad, ayudando a derribar las pequeñas barreras que impiden la participación directa. Y todo esto es para celebrarlo; es motivo de alegría.

Y aún hay más… ¿Qué me dicen de la autoedición? En los centros de enseñanza nos pasamos la vida metidos entre libros (en los últimos tiempos compartiendo espacio con instrumentos o materiales electrónicos); por tanto, sería razonable que nos fijáramos en la posibilidad de editar materiales escritos y que contemplásemos con normalidad y con ánimo esa línea de actuación. Las actividades generadas desde la biblioteca escolar pueden proporcionar suficientes pretextos o excusas para ello: pensemos en la edición de un boletín periódico que vaya reflejando y dando cuenta de las actividades que desde allí se promueven; de una guía de uso de la propia biblioteca escolar que informe del fondo disponible y facilite el acceso; de la impresión de libritos que son el resultado de un estiramiento creativo de alguna de las acciones llevadas a cabo; de la confección de álbumes de cromos que redondean el proceso final de la actividad; de libritos que recopilan los ejercicios creativos desarrollados; de publicaciones centradas en repertorios alfabéticos para desarrollar un tema concreto; de otras publicaciones que recopilan el folklore oral, los cuentos y leyendas de los que son depositarias silenciosas las frágiles memorias de las personas mayores de la comunidad; las guías de lectura, los marcapáginas…

5 Texto del anverso de un marcapáginas que les regalé a las madres que participaron en uno de los primeros cuentacuentos o cuentalibros que hicimos en la biblioteca del CEIP Miguel Servet de Fraga.

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Otro punto de indudable interés es el que hace referencia a las apariciones en prensa de todo lo que se promueve desde la biblioteca escolar. Reflexionemos sobre el concepto “noticia” entre el público. Parece que sólo es noticia lo malo, lo negativo, lo catastrófico. La biblioteca escolar, en su dinámica de funcionamiento, es noticia positiva y alegre porque en ella o desde ella se generan acciones de trabajo, de creación, de cultivo de la sensibilidad y los afectos, de fomento de la lectura y la escritura, etc. Será muy conveniente que escribamos lo que hacemos, que le demos un formato de artículo-memoria y que lo publiquemos, buscándole acomodo en reseñas en prensa, revistas profesionales, prensa local, suplementos escolares de los periódicos regionales… sin descartar radios y televisiones locales. Unos y otros acogerán nuestra contribución a ese intercambio de experiencias tan necesario y, de paso, será motivo de orgullo y alegría que el centro escolar, que la biblioteca escolar aparezcan en los papeles por acciones de trabajo y creatividad y no por sucesos negativos (que, en caso de producirse, ya llegarán a los medios con rapidez y sin problema). Esa incursión pacífica en los medios de comunicación contribuirá, poco a poco, a superar esa sensación de invisibilidad social de las bibliotecas escolares y ponerlas en valor como espacios necesarios para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla en los centros escolares. No olvidemos también que las buenas noticias emanadas de la biblioteca escolar y difundidas en algunos medios de comunicación (proyectos, actividades realizadas, publicaciones, premios…) hablan de un pueblo o de una ciudad en la que está ubicado el centro escolar y que, en ocasiones, estamos regalando a ese pueblo o a esa ciudad un momento informativo “nescafé”, cuyo alcalde o alcaldesa debiera agradecernos…

La biblioteca escolar también debería ser centro emisor y receptor de múltiples intercambios. Esos materiales editados, nombrados en alguno de los apartados anteriores, nos van a permitir alimentar y mantener una red de intercambios, de afectos, con personas y colectivos, con instituciones que trabajan en una línea parecida y que también investigan, escriben, publican… Esa es la red natural de contactos enriquecedores que más nos interesa. Yo te mando y tú me mandas (o yo te regalo y tú me regalas, si queréis suavizar el verbo). Los materiales recibidos permiten ubicarte en el corpus general de lo que se está haciendo y comprobar, de paso, si transitas caminos razonables y te desplazas por senderos compartidos; permiten tomar nuevas ideas y también ofrecer las nuestras como generadoras de futuras actuaciones y, en general, retroalimentan a unos y a otros al vernos y reconocernos haciendo un esfuerzo que tiene sentido y que tiene objetivos comunes, aún sin habernos puesto de acuerdo. La biblioteca escolar va creciendo con estas inesperadas aportaciones y el centro se enriquece. Por tanto, este intercambio amable y gratuito es, evidentemente, generador de buenas noticias.

Por último, para mí personalmente, la biblioteca escolar ha sido una fuente inagotable de buenas noticias. He viajado a muchos sitios a hablar de los avances que hacíamos o de cómo hemos ido creciendo a lo largo del tiempo. Esos viajes me han proporcionado la posibilidad de conocer a muchas personas

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interesantes: autoras y autores, ilustradores e ilustradoras, maestras y maestros que han fundado bibliotecas en otros lugares y están emocionalmente comprometidos con ellas; incluso es posible que tenga un reconocimiento no del todo merecido porque ni soy un experto ni tengo la formación que debiera, pero sí poseo algunas cualidades de las que me siento orgulloso y que quiero señalar: la constancia, la irreductibilidad (sobre todo ante lo adverso, tan frecuente, inesperado, innecesario e inmerecido cuando es gratuito y proviene del entorno), la capacidad de trabajo necesaria para sacar adelante algunos proyectos colectivos y algunas ideas individuales. Nuestra biblioteca cumplió ya la mayoría de edad hace tiempo, va creciendo con lentitud, pero con seguridad; cada curso escolar se hace presente y bien presente en el colegio; atesora una trayectoria llena de aportaciones de interés al funcionamiento de la biblioteca escolar como dinamizadora cultural del centro y así se nos reconoce cuando se nos invita a encuentros, jornadas, simposios, cursos, publicaciones, etc. También cuando recibimos una mención honorífica (sin dotación económica) en los Premios Nacionales de Innovación Educativa de 2004 o el Primer Premio (éste sí con una interesante dotación económica) en el Concurso Nacional de Buenas Prácticas para la Dinamización e Innovación de las Bibliotecas Escolares de 2006. Y ya que nombro premios otorgados por la Administración, no debemos cejar en la petición de que se atienda con mayor ahínco y se tomen decisiones, que queden consolidadas, tendentes a reforzar el papel de las bibliotecas escolares en los procesos de enseñanza-aprendizaje; que no falten las ayudas y los apoyos necesarios. El camino es largo, pero nos gustaría que todos los pasos fueran siempre hacia delante; que solo hablemos de avances, no de parones inesperados ni de retrocesos inadmisibles.

No había estado nunca en Burgos hablando de este tema y ya tenía ganas de hacerlo, y más conociendo la existencia de “ABUBEL” y el trabajo de algunas personas aquí presentes; por eso, acepté rápidamente vuestra invitación. Después de lo que os he contado, espero que no os hayáis arrepentido de ello.Y nada más, buenos días, salud y larga vida a las bibliotecas escolares.

eib

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La Biblioteca Escolar. Otra forma de ver el mundo

(Ponencia leída en las V Jornadas sobre Bibliotecas Escolares de Extremadura, celebradas en Mérida los días 27 y 28 de octubre

de 2009)

Mínima reflexión inicial: “Pues no sé, así de entrada, puede que el título os haya parecido excesivo. A mí me pareció sugerente y ahora estoy pagando el precio de la coherencia. Si has puesto ese título –decía mi conciencia- tendrás que explicarlo y eso es lo que voy a tratar de hacer en las páginas siguientes”.

Podríamos decir que la biblioteca escolar es una ventana abierta a la curiosidad, al saber, a la interrogación, al conocimiento… y que, a su vez, esconde muchas otras ventanas por las que asomarnos para percibir la enorme y magnífica complejidad de la naturaleza, las realizaciones de los seres humanos, las construcciones hechas desde la ficción, las creaciones artísticas, los monumentos construidos con la inteligencia y el pensamiento, los proyectos fruto de la imaginación y de los sueños… Ya sé que son palabras mayores, pero es lo que tiene una biblioteca, que está llena de palabras y que trajinar con ellas nos va a permitir ver de otro modo lo que nos rodea, tender puentes, crear conexiones, descubrir misterios…

Y ya que hablamos de palabras, y dado que en la biblioteca escolar (como en cualquier biblioteca) es “donde viven todas las palabras”6, qué mejor sitio para jugar y relacionarnos con ellas… Vamos a pensar, por ejemplo, en los sustantivos. Cuando nos introducimos en esa instalación, tenemos muchísimas posibilidades de cambiar de personalidad y sentirnos, cada uno:

Artista – Bucanera – Conspirador – Detective – Exploradora – Fugitivo – Guardián – Héroe – Intermediaria – Jueza – Labriego – Maestra – Navegante – Observador –

Patrón – Químico – Ratón – Semilla – Testigo – Umbral – Válvula – Zurrón…

Y es que en la biblioteca escolar puedes probarte un amplio muestrario de trajes a tu medida y compartir vivencias con personajes extraños, y en principio desconocidos, que se dedican a las profesiones más raras y más emocionantes. Cada disfraz, cada incursión en uno de esos personajes, te proporciona otra forma de ver el mundo.

Y si, en lugar de en los sustantivos, nos fijamos en los verbos, pues nos sale un nuevo ABCdario. Esta vez sería un ABCdario de acción, de las cosas que podríamos hacer en la biblioteca escolar o de lo que podríamos hacer con los materiales que contiene; nada menos que:

6 Mariano Coronas Cabrero: “Donde viven todas las palabras” (pp. 63-66), en “Palabras para la biblioteca”, edición a cargo de Javier Pérez Iglesias., 2004

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Ampliar – Bucear – Compartir – Documentar – Elaborar – Fomentar – Germinar – Hablar – Imaginar – Jugar – Leer – Mirar – Narrar – Organizar

– Pensar – Querer – Reflexionar – Sentir – Transmitir – Universalizar – Valorar – eXaminar – aYudar y Zambullirnos en múltiples entornos diferentes, en

realidades que hasta ese momento desconocíamos...

Cada una de esas acciones marca una manera de relacionarnos con los contenidos, con los medios disponibles en ese equipamiento necesario y eso nos proporcionará la posibilidad, seguro, de ver el mundo de otra manera.

Y si nos introducimos en el bosque de los adjetivos, podemos definir una o varias retahílas alfabéticas, porque allí, en ese espacio público, colectivo y multidisciplinar podemos vivir con sensaciones muy variadas; de hecho, podemos vernos:

Acunados y Acompañados – Batidos y Burlados – Conectados y Crecidos – Distraídos y Documentados – Elegidos y Esperanzados – Fuertes y Furtivos -

Geniales y Gozosos – Huérfanos y Hospitalarios – Iluminados e Imaginativos…

No es necesario seguir porque, en definitiva, si exploramos el diccionario y seleccionamos aquellas palabras que podríamos identificar como acciones, cualidades o nombres, relacionadas con la biblioteca escolar y que nos permitirían percibir el mundo de otra manera, cada cual podría elaborar sus particulares listas, así que dejo esa posibilidad a los oyentes. Y es que, estoy convencido de que las fuerzas que generan las palabras son fuerzas modificadoras que inciden en los fundamentos de lo que somos y lo hacen de maneras diferentes. Su fuerza radica en los conceptos que sugieren, en las conexiones que propician, en las emociones que activan, en las ideas que fomentan, en las percepciones que inducen…

Tomemos ahora algunos libros al azar para reforzar la idea expresada en el título:

.. Cuando leemos “Antes, los vientos soplaban sin cesar sobre la isla de Vancouver. No existía el buen tiempo ni había marea baja. Los hombres decidieron matar a los vientos. Enviaron espías. El mirlo de invierno fracasó…” nos adentramos, con Eduardo Galeano y su “Mitos”7, en los orígenes, en lo fundacional y quedamos envueltos en sorprendentes leyendas.

.. Si escuchamos o pronunciamos: “Las tierras, las tierras, las tierras de España, / las grandes, las solas, desiertas llanuras. / Galopa, caballo cuatralbo, / jinete del pueblo, / al sol y a la luna”, nos aproximamos a un tiempo y a una historia de nuestro país y lo hacemos con los versos de Alberti seleccionados por Ana Pelegrín, bajo un precioso título-paraguas que acoge y abarca a toda una generación de poetas y cuyo nombre es: “Huerto del limonar”8.

7 Eduardo Galeano: “Mitos”. Madrid: Anaya, 20028 Ana Pelegrín (Selección): “Huerto del limonar”. Zaragoza: Luis Vives, 2007

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.. Si se ve estimulado nuestro pensamiento y somos invitados a la reflexión con preguntas como “¿Por qué razón o sinrazón llora la lluvia su alegría? ¿Qué pájaros dictan el orden de la bandada cuando vuela? ¿Y cómo se llama ese mes que está entre diciembre y enero? ¿Qué pasa con las golondrinas que llegan tarde al colegio? ¿Las lágrimas que no se lloran, esperan en pequeños lagos? ¿Has pensado de qué color es el abril de los enfermos? ¿Y dónde termina el espacio se llama muerte o infinito?...”, es que nos hemos sumergido en el “Libro de las preguntas”9 de Pablo Neruda; preguntas que no piden respuesta y sugieren reflexión y mirada extraviada.

.. Si somos conducidos por el azar hasta conceptos como “La piedra en el estanque”, “El prefijo arbitrario”, “El binomio fantástico”, “El error creativo”, “Ensalada de fábulas”, “Viaje alrededor de mi casa”, “Si el abuelo se convierte en gato”… y nos topamos con la palabra “gramática”, es muy probable que detrás esté la palabra “fantasía” y que comencemos a ver el mundo con los ojos sorprendidos de Gianni Rodari.10 ¡Qué gran compañía para maestras y maestros, y qué necesario caminar a su lado!

.. Un día llegas a una isla que se llama “Datrebil… 7 cuentos y un espejo”11 y lees “No recuerdo si antes tenía la cabeza hueca… Tal vez después se me metió algo en ella… Y se fue endureciendo, endureciendo… hasta que se rompió en mil pedazos… ¿O quizá la perdí? No lo recuerdo… Cuando tenía cabeza se me calentaba mucho, eso sí. ¡Hasta que me estalló! ¡Paf…! ¡Pef…! ¡Pif…! Un día te estalla la cabeza y ya no tienes cabeza y vete a saber adónde ha ido a parar el gusano de la memoria”. Tu sorpresa inicial se sosiega, si conoces al escritor responsable. Es lo que tiene acercarse a los territorios imaginados por Miquel Obiols.

.. Y si te topas con un título que relaciona las palabras “hombre”, árbol” y “camino” (“El hombre, el árbol y el camino”)12, es que te habrás puesto en manos de Juan Farias, que te hablará así: “El hombre, a lo largo de su camino, fue haciendo cosas que le eran necesarias: el arado, la mesa en que partir su pan, la nave con la que poder adentrarse en el mar, el arca de sus alianzas, el papel en que dejar escrita su memoria, el arco, la lanza, el lecho en el que yacer vivo y el ataúd en el que yacer muerto…”, y que te acompañará en un recorrido que irá desde el nacimiento hasta la muerte, de todos los hombres, de la humanidad.

.. Imagina ahora que cae en tus manos “I remember”13 o “Me acuerdo”, de Joe Brainard y que al leerlo descubres una fórmula sencilla pero magistral de escribir (fórmula que ha tenido muchos imitadores, después de la primera edición de ese libro en 1970): “Me acuerdo de arrepentirme de no haber hecho cosas - Me acuerdo de desear haber sabido antes lo que sé ahora - Me acuerdo de los días lluviosos a través de la ventana - Me acuerdo de la dulzura de Marilyn Monroe en ‘Vidas rebeldes’ - Me acuerdo de los pueblos vacíos, de las

9 Pablo Neruda: “Libro de las preguntas”. Valencia: Media Vaca, 200610 Gianni Rodari: “Gramática de la fantasía”. Barcelona: Reforma de la escuela, 197611 Miquel Obiols: “Datrebil, 7 cuentos y 1 espejo”. Madrid: Espasa-Calpe, 198512 Juan Farias: “El hombre, el árbol y el camino”. Madrid: S.M., 199413 Joe Brainard: “Me acuerdo”. Madrid: Plaza Edición, 2009

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lunas tintadas de verde, y de los carteles de neón justo cuando se apagan…”Un libro que mereció este comentario de Paul Auster: “A través de estas frases sencillas y contundentes, traza el mapa del alma humana y altera de forma permanente la manera en que miramos al mundo”. Un libro que nos anima a escribir nuestra particular lista de “meacuerdos”, buceando en nuestra amarillenta memoria.

.. Un día lees el “Bestiario14” de Javier Tomeo y descubres una araña filósofa que dice: “Pueden pensar algunos que soy una criatura taciturna, que anda siempre preocupada por descubrir nuevas estructuras geométricas, o por solucionar graves problemas poligonales, mientras sus hermanas más risueñas, lanzan al viento sus hilos de plata o esperan, confiadas, en el centro de un universo que supieron ordenar ellas mismas…” y dos estantes más allá, encuentras un libro de otro autor que también habla de arañas y que dice entre otras cosas: “La araña no sabe leer; por eso, como no tiene nada que hacer, se pasa el día fabricando tela de araña. Si fuese un poco más inteligente, fabricaría tela para confeccionar pantalones, faldas, chaquetas y trajes de novia. De esa manera se ganaría mejor la vida. La araña no vuela, levita. Sería curioso ver una araña con levita…”; se trata de “Hasta (casi) 100 bichos”15 de Daniel Nesquens, que tiñe con el manto del humor su particular bestiario… Y en la sección de Ciencias naturales podremos encontrar algunos libros más que nos hablarán de las arañas, en sus aspectos morfológicos y zoológicos… Ejemplos diáfanos de percepciones y miradas divergentes.

.. Y, al hilo de los diarios golpes contra la razón y la vida que nos llegan de algunas zonas de oriente: Afganistán, Irak, Pakistán…, podemos leer “Doce horas antes de que el perro alzase la cabeza para contemplar la devastación, Fairuz salió de casa vestida de colegiala; llevaba en una cartera los cuadernos con los deberes hechos la víspera. Ella y su madre recorrieron el camino hacia la escuela cantando una canción que hablaba de ratoncitos blancos…”. Con los “Cuentos crudos16” de Ricardo Gómez y, especialmente con el titulado “El perro de Goya en Beirut”, activamos la mirada interior: esa sensación de intranquilidad y vergüenza ante la barbarie a la que, por otra parte asistimos casi cada día con cierta indiferencia, debido a la distancia.

.. Y si de humor se trata, no estará mal que saboreemos las propuestas inteligentes y críticas que nos hace Francesco Tonucci en “Con ojos de niño”17 y descubriremos otras maneras de ver las cosas, cómo el punto de vista explica una misma acción de maneras diferentes: “Si amar hace amado, si comer hace comido, si partir hace partido, si salir hace salido, quiere decir que hay dos grupos de verbos: los acabados en AR, con participio en ADO, y los demás en IDO… He decubrido (dice el alumno)… ¿Descubrido?, ¡se dice DESCUBIERTO!... ¿descubierto?” (Se queda hundido el niño que no acaba de entender las relaciones entre las nociones teóricas con la realidad del habla).

14 Javier Tomeo: “Bestiario”. Zaragoza: PRAMES, 200015 Daniel Nesquens: “Hasta (casi) 100 bichos”. Madrid: Anaya, 200116 Ricardo Gómez: “Cuentos crudos”. Madrid: S.M., 200717 Francesco Tonucci: “Con ojos de niño”. Barcelona: Barcanova, 1987

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.. Y es posible que nos topemos con otro tipo de preguntas, diferentes de las que nos proponía Neruda. Henning Wiesner, director de un zoo en Alemania, escribe un libro y habla de un grupo de animales en cada página. Para atraer la atención de los lectores, plantea preguntas sugerentes: “¿Se les funden los plomos a las luciérnagas? ¿Son los cerdos tan guarros? ¿Son parientes el murciélago y el ratón? ¿Sabe inglés el pastor alemán? ¿Por qué las abejas no tienen cintura de avispa? ¿Es la oveja negra una marginada? ¿Cómo se adiestra a un dinosaurio? ¿Tienen los alces un morro que se lo pisan?...” El título del libro es una de las preguntas que hay en el interior: “¿Tienen los animales que lavarse los dientes?”18 Sin duda, otra manera de enseñar zoología, combinando el rigor y el humor y ofreciéndonos una visión un tanto diferente de muchos animales.

.. Las matemáticas no suelen ser muy benévolas con los chicos y chicas en edad escolar y llevan colgado desde siempre el cartel de “hueso duro de roer”; no se sabe muy bien si por su intrínseca dificultad o por factores externos que las han convertido en territorio inexpugnable. De cualquier modo, algunas aproximaciones parecen más amables:

“El cero, harto de no ser nada, decidió buscarse la vida fuera del Sistema Métrico Decimal.

Al otro lado del Sistema Métrico Decimal no hay nada - (le dijeron los números pares y los impares y también los idiotas, pues sabían que sin el cero todo el sistema se vendría abajo).Pues ese es mi sitio -respondió él-, ya que no soy nada.- Sí eres, sí eres – le respondieron.- No soy, no soy –respondió él…”-

Las trece historias que escribe Millás y dibuja Forges en el libro “Números pares, impares e idiotas”19 nos ofrecen una pequeña isla donde reposar en compañía de los números y, quizás, alguna esperanza.

.. Si tienes suerte, puede que te des de narices con un libro cuadrado y grandote que dice cosas como: “Había una guerra. Todas las mañanas los hombres partían hacia el campo de batalla. Los que volvían por la noche llevaban a los muertos y a los heridos. La guerra duraba desde hacía tanto tiempo que ya nadie recordaba por qué había empezado…”

Anaïs Vaugelade nos ofrece en “De cómo Fabián acabó con la guerra”20 una mirada compasiva y nos aleja de la angustia con una actuación inteligente del protagonista que aprovecha las circunstancias para darle vuelta al asunto, con un toque de tierno humor. Otra manera de ver el mundo, sin duda.

.. Y si leemos frases como “A un mentiroso solo lo cura un sordo. Los lirios crecen en bandada y vuelan de valle en valle. Optimista es el que toma judías

18 Wiesner / Müller / Mattei: “¿Tienen los animales que lavarse los dientes?” Madrid: Edad, 200619 Juan José Millás y Antonio Fraguas “Forges”: “Números pares, impares e idiotas”. Barcelona: Alba

Editorial, 200120 Anaïs Vaugelade: “De cómo Fabián acabó con la guerra”. Barcelona: Corimbo, 2000

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con chorizo y no le pasa nada. La cabeza es la pecera de las ideas. Al soplar al mosquito para que se vaya, le dotamos de algo de nuestra alma. La “F” es el grifo del abecedario. En el papel de lija está el mapa del desierto. La naturaleza es triste. ¿Ha visto alguien reírse a un árbol?...”, estamos en el territorio sorprendente de las “Greguerías”21 que imaginó Ramón Gómez de la Serna: un género literario a medio camino entre el aforismo y la metáfora, entre la crítica y el humor. Propuestas para leer y pensar; a veces para sonreír y comentar; siempre para ver y mirar con otros ojos…

.. Si el encuentro es con alguna obra de Roald Dahl, gozaremos de distintos registros y nos sorprenderán los mundos por él imaginados:

“Ocurre una cosa graciosa con las madres y los padres. Aunque su hijo sea el ser más repugnante que uno pueda imaginarse, creen que es maravilloso…” No está nada mal para comenzar un libro; un libro en el que leemos más adelante: “Una vez que lo hubo leído de cabo a rabo y se aprendió de memoria todas las recetas, decidió que quería algo más interesante.

Papá –dijo- ¿no podrías comprarme algún - libro?¿Un libro? –preguntó él- ¿Parar qué quieres - un maldito libro?Para leer, papá.- ¿Qué demonios tiene de malo la televisión? - ¡Hemos comprado un precioso televisor de doce pulgadas y ahora vienes pidiendo un libro! Te estás echando a perder, hija…”

Habréis adivinado que se trata de “Matilda”22, un libro que dibuja una mirada crítica sobre la familia y sobre la escuela, aunque ofrezca alguna salida honrosa a estas viejas instituciones.

Lo anterior, como ya he dicho, son unos pocos ejemplos, más o menos significativos, de los cientos de libros que podríamos haber señalado. Quieren ser botones de muestra que apoyen la reflexión de que dentro de la biblioteca escolar tenemos la opción permanente de situarnos en un plano explorador y lector y que de ambas acciones, combinadas con otras que se producen en nuestro interior, deben surgir un interminable número de maneras de entender la realidad, de ver el mundo próximo y lejano, de concebir las relaciones, de interesarnos con el conocimiento, de palpar las emociones, de compartir sueños y esperanzas, de adquirir diversos aprendizajes… Y todo eso, con los libros, pero también con todos los demás soportes que forman parte de los contenidos, de los fondos de una biblioteca escolar y que están igualmente a nuestra disposición y, por supuesto, con el acceso a la gran biblioteca universal que es hoy día Internet.

21 Ramón Gómez de la Serna: “Greguerías”. Madrid: El País, 200322 Roald Dahl: “Matilda”. Madrid: Alfaguara, 1989

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Participación en las Terceras Jornadas Provinciales de Bibliotecas Escolares y Lectura, organizadas por ABUBEL y el CFIE (Centro de Formación e Innovación Educativa), celebradas los días 25 y 26 de septiembre de 2009, en la ciudad de Burgos.

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Participación en las V Jornadas sobre Bibliotecas Escolares de Extremadura, celebradas en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Mérida, los días 27 y 28 de octubre de 2009

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Participación en las II Jornadas de Intercambio. Experiencias multidisciplina-res, del Programa ACEX, celebradas en Bilbao los días 13, 14 y 15 de septiembre de 2011, en el Conservatorio de Música de Sarriko Juan Crisóstomo de Arriaga.

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Y además hay, o debería haber, una sección en nuestras bibliotecas escolares que guardase toda la producción (la memoria) impresa y electrónica de cada centro. Hablemos, pues para terminar, de la autoedición. En los centros escolares trajinamos con libros, como soportes básicos de trabajo, consulta y lectura y parece razonable que seamos capaces de “escribir” algunos de ellos. Desde el trabajo en el aula o a partir de las actividades impulsadas desde la biblioteca escolar, podemos generar una serie de líneas de actuación que conduzcan a la producción de “libros libres”; documentos de variada extensión y distintos formatos que recogerán pequeñas investigaciones, procesos creativos, recopilaciones de folklore oral, juegos con las palabras… “Libros libres” que tendrán títulos como “Cinco lobitos tiene el recuerdo”, “El sexto de caballería”, “Meacuerdos”, “Para estar en la luna”, “D de dragón”… Libritos que ahora mismo os voy a presentar, como ejemplos de un trabajo de base divergente que se apoya en la idea de que somos capaces de enredar las palabras y convertirlas en nuevos mensajes, en nuevas miradas hacia nuestro alrededor, contribuyendo modestamente, con nuestras producciones, a hacer más grande la biblioteca universal.

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Horizontes Bibliotecarios: Un binomio fantástico

(Ponencia inaugural de las Jornadas de Intercambio. Programa ACEX.

Bilbao, 13, 14 y 15 de septiembre de 2011)

Todos los seres humanos vemos el mismo sol, pero en cambio no vemos los mismos horizontes. Un horizonte es una línea, un punto que se halla lejos de donde estamos pero que nos invita a caminar. El problema es que, una vez iniciado el viaje, nos percatamos con rapidez que el horizonte se desplaza en la misma dirección que nosotros y a la misma velocidad. De modo que es fácil concluir que no lo alcanzaremos nunca. Tal circunstancia podría ser motivo suficiente para abandonar o para refugiarnos en nosotros mismos con un sentimiento de frustración, de desánimo o de rabia por no poder lograr aquello que habíamos anhelado… Debemos sobreponernos a ese sentimiento negativo y darle la vuelta: el horizonte siempre nos invita a caminar, como decía al principio. Su existencia, por tanto, es una tentación dinámica, no un freno, para lograr una meta o conseguir un propósito.

Dice Eduardo Galeano en “ventana sobre la utopía”: “Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar”

No quiero identificar totalmente biblioteca escolar con utopía. Sería probablemente excesivo, aunque sí hay algo de utópico en el deseo de que en todos los centros de enseñanza haya una biblioteca escolar atendida, cuidada, abierta, usada y actualizada; puesto que aunque pueda existir un deseo y una convención más o menos colectiva de su existencia, en la realidad falta todavía mucho por hacer. Y si pensamos en los movimientos pendulares de la política educativa, de la economía y de otras variables, convendrán conmigo en que es posible que algunas de las que se han puesto en pie con notable precariedad en años precedentes, ya hayan cerrado o se hayan estancado en su proceso natural de apertura, actualización, cuidado, atención, dinamización, uso, etc. porque se ha eliminado personal, se han suspendido las ayudas, no hay un reconocimiento social de la necesidad de bibliotecas escolares, se ha caído en un proceso de invisibilidad de su existencia y de los efectos benefactores que pueden y deben producir. Horizonte, utopía, biblioteca… Tres conceptos, aparentemente muy distintos, que pueden confluir en nuestro sueño, que pueden ayudarnos a entendernos y orientar y ordenar nuestras acciones cuando pretendemos impulsar ese recurso tan necesario, y complementario al funcionamiento de cualquier grupo, asociación, colectivo, centro escolar, asociación vecinal, barrio, pueblo, ciudad… denominado BIBLIOTECA.

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Horizontes bibliotecarios

Deberíamos encontrar o definir (y ya hace tiempo que deberíamos de haberlo hecho) un protocolo de actuación en este tema que permitiera caminar en una sola dirección. Quiero decir, que se fueran dando pasos pequeños, seguros y siempre hacia delante. Cierto es que, a veces, se camina en la misma dirección, pero en sentido contrario… Pero es que, eso de avanzar hacia atrás nunca ha sido un avance significativo ni una idea precisamente genial.

Una biblioteca (con el adjetivo que queramos ponerle): escolar, municipal, popular, universitaria, pública, etc. es una construcción de la cultura y la inteligencia que no se acaba nunca y en ese sentido, tiene algo de utopía y de horizonte inalcanzable. Yo querría hoy sugerir modestamente algunas reflexiones sobre todos los que, a mi juicio, podemos vislumbrar desde su existencia; desde su fundación, apertura y permanente construcción. Para ello no será necesario mirar con los ojos; los horizontes bibliotecarios se adivinan, se intuyen haciendo una serena reflexión, una exploración y reconocimiento cuidadoso de las potencialidades que atesora, en nuestro caso, la biblioteca escolar.Dicho eso, me atrevería a señalar una docena de horizontes hacia los que la actividad, los materiales, las propuestas de trabajo, los esfuerzos de los colaboradores, etc. de la biblioteca pueden ir encaminando a las personas que necesitarán utilizarla. Esta sería la lista incompleta y desordenada (no sé si en este asunto cabe un orden determinado o es preferible un intencionado desorden) de posibles horizontes bibliotecarios:

Horizonte creativo. La creatividad no es un inesperado geisser que surge de la nada; aunque tenga algo de espontáneo y genial, es conveniente cultivarla. La lectura puede ser uno de los mejores alimentos de la creatividad. Algunos libros (amparándonos en recomendaciones inteligentes y también en encuentros sorprendentes e inesperados) van a mostrarnos caminos, van a sugerirnos propuestas y, en definitiva, a través de su lectura, en el seno de la biblioteca escolar, nos van a permitir dibujar un horizonte de pequeñas actuaciones, de actividades diversas, de propuestas de trabajo desde las que podamos crear algo nuevo, descubrir, innovar, compartir y cooperar… Es muy probable que sepáis que una de las técnicas para inventar historias que Gianni Rodari propone en su “Gramática de la fantasía” tiene el nombre de “binomio fantástico”. Vamos a considerar que “horizonte” y “biblioteca” son dos palabras tomadas al azar que han confluido en esta suerte de estrategia generadora de historias nuevas. Dos palabras “extrañadas”, “dislocadas”, aparentemente sin nada que ver y que, en cambio, necesitamos juntar para poder contar este relato fragmentado que os estoy desgranando. Esas dos palabras, como decía, forman una inteligente propuesta creativa, que hemos descubierto en un libro de nuestra biblioteca.Leyendo la prensa, impresa o digital, también presente en nuestra biblioteca, nos topamos con una columna de Juan José Millás, titulada “En resumen” y en la que no utiliza ningún verbo para escribir una crónica apresurada y

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especial del verano que acaba de terminar; sólo “parejas nombre-adjetivo calificativo”. Aprovechando esa técnica (ya intuida en la expresión “binomio fantástico”) escribimos, por ejemplo sobre los acontecimientos recordados recientemente en la ciudad de Nueva York, y lo hacemos con esta docena de parejas “nombre-adjetivo calificativo”:

“Estados Unidos - torres gemelas – terrorismo internacional – aviones suicidas - víctimas inocentes – mundo árabe – inseguridad manifiesta – golpe brutal – atentado histórico – septiembre inolvidable – recuerdo emotivo – futuro

imperfecto”.

Estos dos ejemplos quieren ilustrar brevemente el hecho de que en la biblioteca están, sin duda, buena parte de las fuentes de la creatividad. La lectura es precisamente la estrategia que nos permitirá descubrirlas, y propiciará que las usemos para generar nuevos y sorprendentes resultados.

Horizonte participativo. Una biblioteca escolar es o debería ser un lugar de alto interés en el colegio y debería gozar, por tanto, de atención, cuidados y uso frecuente por parte de todos los miembros de la comunidad educativa. Se supone que la lectura, la escritura, la educación documental son objetivos que todo el profesorado pretende lograr con su esfuerzo y dedicación. No deberíamos vivir de espaldas a la construcción constante de ese equipamiento que nos ofrece espacio y tiempo para que todos y todas aportemos nuestras ideas y nuestro trabajo. La biblioteca escolar insinúa un horizonte de participación. Podemos rechazar esa invitación o aceptarla y sumergirnos en ella para realizar aportaciones que podrán beneficiar a todos los potenciales usuarios. Y además nos ofrece la posibilidad de que sea esa, una participación colectiva, en la que se impliquen o colaboren los distintos estamentos de la comunidad en la que estamos inmersos, para enriquecerla y para potenciar y, a la vez, diversificar sus efectos.

Esa participación es también propiciadora de encuentros; unos serán físicos y/o emocionales, entre el profesorado, el alumnado, las familias que allí se dan cita para trabajar organizadamente, para realizar consultas esporádicas, para leer de manera individual, para demandar información necesaria… Otros tendrán que ver con las relaciones establecidas con quienes deben cuidar que la instalación mejore y se amplíe (administración municipal y autoridades educativas) e incluso con organismos, entidades, colectivos que pueden ayudarnos de alguna manera con sus materiales elaborados, con su experiencia, con un intercambio natural de ideas e información.

Horizonte informativo y horizonte formativo. Las fuentes informativas existentes, a distintas escalas geográficas, nos inundan diariamente con productos que es necesario digerir, que hay que aprender a digerir. El tratamiento de la información se convierte en un reto, en un desafío que necesita practicar el alumnado, que necesitamos en nuestra construcción de personas con criterio, con sensibilidad cultural, con avidez de conocer lo

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que ocurre en el mundo. Y ello pasa porque la biblioteca escolar dé alguna respuesta, encamine al menos a chicos y chicas, los forme en esa necesidad y en ese propósito. Es importante caer en cuenta que cuando hablamos de biblioteca escolar no nos referimos solamente al espacio donde se ubica. La información que manejamos, que necesitamos es accesible desde otros lugares y debemos considerarlo. Tenemos un compromiso con el alumnado, como es facilitarle el camino para el manejo de la misma. Ayer trabajábamos con atlas, monografías, enciclopedias, revistas especializadas, prensa… Hoy disponemos de Internet y accedemos con suma facilidad a millones de páginas informativas, blogs de opinión, webs, documentos digitales de todo tipo.

En este perfil que estamos desarrollando cabe también un “horizonte digital”, sin duda. Todavía podemos trabajar con soportes diversificados y dar las claves que permitan a los chicos buscar, leer, entender, reescribir y aprender. Información y formación caminan de la mano. Nos familiarizamos y progresamos en el manejo de las fuentes de información, en la educación documental; leemos, analizamos, interpretamos, reelaboramos, escribimos y así nos vamos formando y adquiriendo algunos hábitos y algunas destrezas y fomentamos la capacidad de entendimiento, la actitud crítica y el desarrollo de un criterio personal.

Horizonte lector y horizonte escritor. Seguramente, la asociación más fácil, la primera que se nos ocurre al pensar en la biblioteca escolar es la de niños y niñas que acuden a ella a leer y a escribir y maestras y maestros que facilitan la tarea. Y así es, naturalmente. De modo que, aprovechando esa inercia primigenia o fundacional, podemos presentar a chicos y chicas un amplio menú lector que les deslumbre, que les muestre que, aunque no les guste mucho o sus gustos sean muy específicos, es probable que haya documentos que les llamen la atención y estén relacionados con sus aficiones. Desmenuzamos las distintas secciones en las que está organizada para mostrar las singularidades, las peculiaridades de algunos documentos. Pensemos en la posibilidad de encontrar poesía, ficción, libros de conocimiento de las más variadas temáticas, cómic, prensa, revistas, dossieres monográficos… en soporte papel y también en acceder a través de Internet a innumerables documentos y temas… Somos maestros y maestras, profesorado, bibliotecarios y bibliotecarias, animadores culturales; mediadores, en definitiva, a quienes se nos supone (y probablemente sea mucho suponer) una incondicional y emocionada toma de partido por la lectura como fuente de información, como ejercicio voluntario y placentero, como alternativa a otras maneras de ocupar el tiempo disponible. Nuestra actitud y disposición puede que sean definitivas para contagiar y hacer creíble ante los chicos que este horizonte merece ser contemplado.

Y la lectura y la escritura siempre van de la mano. Los textos, los poemas leídos son modelos que nos permitirán –por imitación o reflexión- generar nuevos textos o poemas, relatos cortos, microrrelatos…, de manera individual o colectiva. Y todos o una selección de esos resultados podremos deslizarlos

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o derivarlos hacia la autoedición: fabricando nuestros propios libros libres para la lectura, el recuerdo, el intercambio…

Horizonte familiar. Es razonable pensar que, desde las bibliotecas escolares de nuestros centros podamos sugerir acciones que lleguen al ámbito familiar, para acompañar y potenciar las actuaciones de aquellas madres y aquellos padres que muestran preocupación e interés y que, tal vez, puedan sufrir cierta desorientación o necesitan ver reforzadas sus acciones.

Es evidente que podemos desgranar alguno de los decálogos que tenemos a mano, que nos proponen reflexiones o nos ofrecen pautas, sobre la manera o la importancia de que las familias se comprometan con estos propósitos. Yo mismo podría leeros aquel que titulé “Decálogo de una familia comprometida con la lectura”. Probablemente siga siendo conveniente acercarles una copia a las familias de nuestras aulas para que vean hasta qué punto pueden ellos comprometerse en la implementación de algunas prácticas (que nunca son garantía total de nada, también hay que decirlo).

Creo, no obstante, que la biblioteca escolar debe proporcionar una posibilidad de acercamiento y colaboración con las familias que lo deseen y generar algunas estrategias que pongan en sus manos materiales y proyectos de lectura… Y como tal horizonte, la posibilidad de abrir nuevos caminos o de definir nuevas estrategias que permitan más participación, más implicación, nuevos retos… Y es probable que, en algunos ámbitos geográficos, estos retos sean mucho más complejos que en el pasado, debido a la procedencia multicultural o multiétnica de las familias, por una parte, y a la convivencia de composiciones familiares diversas y nada estandarizadas. Pero los tiempos vienen cargados con novedades no imaginadas hace unos años y es en ese contexto nuevo e inesperado donde debemos colocarnos, donde debemos contextualizar nuestra situación y donde debemos tomar algunas decisiones que favorezcan el encuentro entre la biblioteca y las familias. La maleta familiar, los grupos de lectura, las madres y los padres colaboradores con la biblioteca, los grupos de madres y padres cuentacuentos…son solamente algunas estrategias que hacen posible ese acercamiento y esa colaboración.

Horizonte cultural. No voy a entrar en definir el término cultura, de cuya amplitud y polisemia, todos y todas sabéis. En todo caso, la dinamización cultural de un centro de enseñanza, a partir de propuestas realizadas desde la biblioteca escolar, es otro horizonte que puede y debe estimular nuestro trabajo. El desarrollo de actuaciones en base a un tema monográfico fijado por los miembros del Seminario de Biblioteca o Grupo de apoyo a la misma: poesía, prensa, pintura, medio ambiente, cómic, juego, animales, brujas, alimentación… es siempre un reto que señala y orienta durante un tiempo nuestros esfuerzos. Otras veces, puede ser objeto de atención el eje de trabajo que el centro define para cada curso escolar. Sea cual sea el punto de partida, la adopción de ese tema preferente, propiciará actuaciones en las que se llenan maletas circulantes con libros de conocimiento o de ficción sobre

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el tema elegido, se realizan exposiciones complementarias, se promueven trabajos de aula, se exponen los resultados de esos trabajos, se usan recursos electrónicos o digitales, se elaboran materiales de acompañamiento, se dan charlas informativas complementarias, se publican artículos-memoria o boletines para las familias, se realizan sesiones de “cuentalibros” o “cuentacuentos” para todo el alumnado, participan la familias, etc. Todo ello constituye una red diversa y rica de caminos que acercan a las criaturas a diversas manifestaciones culturales; participan directamente en muchas de ellas y hay un beneficio global que cada cual saborea según sus propias percepciones, acercamientos, disposición, colaboración, etc. Es bastante evidente que, por un tiempo, el centro, su actividad y las personas que lo habitan giraron en torno a esa propuesta bibliotecaria, de modo que ese horizonte cultural que dibujamos sirvió de referencia y nos orientó.

Horizonte pedagógico. El despegue definitivo de la importancia de la biblioteca escolar, o uno de los factores que contribuiría significativamente a ello, sería una variación metodológica por parte del profesorado. La posibilidad de usar activamente los fondos bibliotecarios, presencialmente o con préstamos temporales, para desarrollar el currículo de Primaria y Secundaria, de hacerse efectiva, aumentaría notablemente el valor de la biblioteca escolar. Para ello, el profesorado, desde su formación inicial, debería estar motivado y comprometido con prácticas de trabajo que desterraran al libro de texto como casi único referente de material pedagógico y se abrieran a poder trabajar con materiales diversificados (los que atesora una biblioteca organizada y actualizada, como libros de conocimiento y ficción, enciclopedias, monografías, revistas, prensa, mapas…) y entre los que lógicamente están las nuevas tecnologías y todos los recursos a los que podemos acceder con ellas: webs, blogs, wikis, portales de todo tipo, incluido el territorio google… En este punto hay un atasco histórico, perpetuado por administraciones poco sensibles o por prácticas totalmente contradictorias que intentan compaginar programas de gratuidad de libros de texto con programas de desarrollo de la biblioteca escolar. No parece que juntar ambas cosas tenga mucho sentido. Debo decir que, a mi juicio, puede que sea éste el horizonte más utópico de todos los que estoy señalando.

Horizonte afectivo. Cultivar los afectos debería ser el punto central de lo que podríamos llamar ecología emocional. ¿Es posible hacer algo de esto desde la biblioteca escolar? Creo que las personas –dentro de un centro escolar- que tienen una relación más directa con los libros, adquieren con el tiempo una aureola de “especiales”. Estamos en un país curioso (¡curioso por tantas cosas!); a pesar de que los índices de lectura son más bajos de lo que nos gustaría y de que suspendemos con frecuencia en informes como el famoso PISA, es uno de los países que más libros publica. Tenemos una vieja relación con el libro y sentimos cierta admiración y aprecio por quienes escriben y por quienes son lectores… En los centros escolares, el alumnado (los que son poco o nada lectores, exlectores tempranos, lectores intermitentes o apasionados devoradores de libros) suele sentir cierta admiración por los maestros y

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maestras que leen, a los que ven con frecuencia en la biblioteca, a quienes les prestan libros o les leen en voz alta… A quienes, en definitiva se muestran con naturalidad como lectores habituales y predican con el ejemplo, no con sermones… Como desconocemos en realidad y con precisión el alcance de lo afectivo y emocional; su poder transformador; su capacidad de influir en las personas, etc., pero estamos seguros y convencidos de esos “poderes”, es éste un horizonte que deberíamos cultivar con especial esmero. De modo que sería deseable que el profesorado abrazase con adhesión incondicional la causa de la biblioteca escolar porque, es muy probable, que de esa actitud puesta de manifiesto con frecuencia, podrían nacer otras sensibilidades, otras pulsiones extensibles a los chicos y chicas que pueblan nuestras escuelas y nuestros institutos.

Horizonte cooperativo. Cualquier paso que queramos dar desde nuestro equipamiento, en vías de fundación o ya consolidado, debería ir unido a un proyecto de cooperación con otros grupos, entidades educativas, colectivos bibliotecarios, revistas, instituciones, etc. Y si la crisis sigue castigándonos, disminuyen los recursos y aumenta el desánimo, más todavía. La cooperación permite compartir materiales, proyectos, ideas y hasta desconsuelos.

Es muy probable que en este asunto de la biblioteca escolar esté casi todo inventado (existe una amplia bibliografía, un corpus teórico elaborado a lo largo de los años por especialistas, teóricos, entusiastas bibliotecarios, dinamizadores autodidactas…), por lo que suele resultar más razonable, rentable y rápido pedir y dar, que reinventar lo que ya otras personas pusieron en práctica y que podemos rastrear y conocer de primera mano a través de la bibliografía o del intercambio.

Me estoy refiriendo a alimentar una red afectiva (y seguro que será efectiva, también) de contactos enviando o recibiendo diversos materiales: un boletín, una guía de lectura, la fotocopia de un artículo, una lista de recursos bibliográficos, la explicación del desarrollo de una actividad, los pasos dados para llevar adelante una determinada estrategia, una exposición itinerante… Y, hoy, que podemos enviar documentos casi a la velocidad de la luz, eliminando prácticamente la dimensión “tiempo”, no aprovechar esta posibilidad de intercambio y cooperación externa es, realmente, un despropósito.

.. Y permitidme, por último, que añada a esta lista incompleta de horizontes, uno más: quizá poco ortodoxo y excesivamente arriesgado: el Horizonte ACEX. Leo en el programa de estas jornadas:

“Jornadas de intercambio. Experiencias interdisciplinares: Biblioteca Escolar, Medio Ambiente, Educación Artística,

Comunicación y Deporte”.

Hay pocos establecimientos culturales tan interdisciplinares como una biblioteca, que ofrece conexión directa con todo lo que en estas jornadas vais

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a aportar, explicar, mostrar, debatir y reflexionar. Vosotros lo sabéis mucho mejor que yo, pero por el modesto y lejano seguimiento que he ido haciendo de vuestro programa (gracias sobre todo a la revista Adibidez que recibo cada año con regularidad), tenéis un horizonte de trabajo de muchísimo interés y todos los bloques que habéis señalado en el programa tienen conexión directa con la biblioteca escolar: fondos bibliográficos, materiales digitales, conexión a redes y páginas web que podrán aportar la información suficiente; pero también espacio que podrá acoger exposiciones temporales de algunas realizaciones plasmadas en fotografías, pósteres, documentos digitales y que podrán incluso archivarse en la biblioteca, cerrando en parte ese círculo.

La biblioteca puede ser el principio y el fin de algunos programas anuales y servir de soporte en el desarrollo de los mismos. Vais a presentar experiencias relacionadas con revistas; hábitos y valores; periódicos digitales; teatro; aspectos de la localidad; musicoterapia; historia. Pretendéis hablar, exponer y debatir sobre setas; planetas extrasolares; semanas de libro; ilustración; marcapáginas; sobre proyectos europeos; sobre funcionamiento de la biblioteca… Todo o casi todo ello puede pasar por la biblioteca escolar de vuestros centros y quizá sea la biblioteca el equipamiento conector y “relacionador” de todo lo que vayáis haciendo. Ese es un valor que difícilmente podréis atribuir a otro equipamiento escolar.

Puede ser un horizonte estimulante para este programa considerar estas breves y arriesgadas reflexiones (arriesgadas porque las hace alguien que antepone la buena voluntad de aportar, al conocimiento exhaustivo de vuestro trabajo, lleno –imagino- de peculiaridades difíciles de conjugar). En todo caso, espero que seáis indulgentes y que no consideréis que me he metido en camisa de once varas.

Y dicho lo anterior, voy terminando ya este parlamento, mi pequeña contribución, dando respuesta a vuestra honrosa invitación a acompañaros en la inauguración de estas Jornadas de intercambio. Después de tantos horizontes vislumbrados, me gustaría que nadie quedara confundido. Los que he señalado y otros que podríamos haber añadido y comentado (organizativo, de aprendizaje, digital, soñado, etc.) se nos insinúan recordándonos que es preferible caminar hacia ellos que quedarnos sentados contemplándolos. De modo que, os deseo que a lo largo de estas jornadas encontréis ánimo y energía; nuevas formas de mirar; espacios de cooperación y trabajo conjunto y algún horizonte nuevo hacia el que encaminar esa mezcla de deseos, posibilidades, esfuerzo, materiales, proyectos, sueños con los que nos pertrechamos cada comienzo de curso.

Personalmente, aunque os haya participado estas reflexiones y pueda parecer que soy el experto; en realidad, soy lo menos parecido a ello. Sigo teniendo más dudas que certezas, como siempre. Y ahora mismo, estoy inmerso, como cada comienzo de curso –y en compañía de otros maestros y maestras- en ese proceso de definir horizontes de actividad y buscar caminos que nos permitan

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desarrollar potencialidades, con la finalidad de dar sentido a nuestro trabajo y con la esperanza de vivir algunos momentos memorables, en compañía de los niños y niñas que habitan a nuestro lado.

En 1952, yo todavía no había nacido aunque pudiera parecer que sí a juzgar por mi apariencia, Anthony Mann rodó la película “Horizontes lejanos”. Sin duda, un binomio fantástico y cinematográfico muy conocido. Casi sesenta años después, disponeros todos y todas a escribir, planificar, rodar, compartir y vivir intensamente vuestra propia película; esta vez, titulada “Horizontes bibliotecarios”.

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Bibliotecas escolares: luchar contra la invisibilidad

(Artículo publicado en el Diario del Altoaragón el día 3 de mayo de 2012, con similar contenido)

Recién finalizado el mes de abril, el mes de los libros por antonomasia puesto que comienza con la celebración del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil (2 de abril, aniversario del nacimiento de Andersen) y termina con el Día Internacional del Libro (día 23), quería hacer una pequeña reflexión sobre las bibliotecas escolares que son quienes guardan, entre otros muchos documentos, los libros que alimentan los sueños, que satisfacen nuestra curiosidad o que facilitan el aprendizaje.

Es posible que esas instalaciones, esos recintos, esos equipamientos, cuyo funcionamiento y uso mejoran claramente la educación en un centro escolar, tengan unos niveles deficientes de visualización social. Se impone, por tanto, dotarlas de medios y estrategias que permitan dar a conocer su relevancia; la relación directa de sus aportaciones para implementar los programas de fomento de la lectura, de animación a la escritura, de educación documental y de dinamización cultural del centro escolar.

Es por ello que deberíamos hacer especial hincapié en que el impulso que generan y la actividad que desarrollan fueran más visibles para la comunidad educativa en la que cada centro se halla inmerso; para otros centros, con el fin de posibilitar un intercambio y una red que alimente experiencias, que aporte ánimos, que permita avances sensibles cooperando y también para el resto de la sociedad que debe saber que en las escuelas, en las bibliotecas escolares es posible que se siembre el germen de la cultura, de la curiosidad, de la sensibilidad, de la cooperación, del criterio propio y de algunas opciones personales de utilizar el tiempo de ocio disponible.

Y ¿cómo lo hacemos? Involucrando a las personas de la comunidad: constituyendo un Seminario de Biblioteca o Grupo de Trabajo que la gestione y le insufle vida; con el funcionamiento de Grupos de lectura (de adultos o de niños y niñas); con la participación de madres y padres en tareas colaborativas (ornamentación, tareas de registro e informatización, grupos de cuentacuentos…); con la participación directa de niños y niños en su apertura diaria y en su funcionamiento interno; con la edición de materiales de acompañamiento y recuerdo, de las actividades programadas; con la escritura de artículos-memoria que cuenten lo que se hace para ser enviados y/o publicados a distintos medios de comunicación; con las tareas de intercambio y comunicación con otros centros o colectivos cuya relación de ida y vuelta puede resultar beneficiosa en las dos direcciones. Cada persona que la conozca y colabore en su funcionamiento será un juglar que cantará sus excelencias…

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La edición de un boletín periódico que recoja todo lo que en el centro va fluyendo a partir de las potencialidades de su biblioteca escolar, al margen de otros eventos culturales generales y que llegue a muchas manos, junto con la creación de un blog o una web que permitirán colocar en la RED el catálogo; contar con rapidez lo que en ella va ocurriendo, las actividades que se van organizando y la generación de un proceso de interacción con quienes sigan esa herramienta electrónica, completarían ese cuadro de actuaciones tendentes a colocar la biblioteca escolar en situación de mayor visibilidad.

Yo creo que para facilitar, conseguir o mantener todo eso, las administraciones tienen que hacer justamente lo contrario de lo que últimamente estamos viendo que hacen; deben olvidarse de los “parones” y los recortes y pensar en los “añadidos”; añadidos económicos en la dotación anual a los centros para que, una parte sustancial, pueda utilizarse en el mantenimiento de una biblioteca escolar organizada, actualizada, dinámica, integradora, al servicio de la comunidad escolar, que enriquezca claramente la oferta educativa y cultural del centro. Porque cuando una práctica, esforzada pero progresiva, de mejoramiento (como la que se ha vivido con las bibliotecas escolares en la última década) se detiene, es posible que se inicie un tiempo de desmotivación, de retroceso metodológico, de ilusiones cercenadas… difíciles de recuperar entre quienes encabezaron durante mucho tiempo, con grandes dosis de osadía, convicción y voluntarismo, la marcha hacia los nuevos horizontes de innovación, participación, cultura y aprendizaje que la fundación, el desarrollo y el uso de una biblioteca escolar ofrecían. He ahí un reto importante para reflexionar y posicionarse.A continuación, algunos enlaces con webs y blogs, donde se cuentan proyectos y actividades:

http://macoca.org/biblioteca-escolar

http://macoca.org/bibliotelandia

http://macoca.org/preguntas-frecuentes-relacionadas

http://servetbiblio.blogspot.com/

http://ceipmiguelservet.catedu.es/biblioteca/

Son éstas algunas de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para aumentar nuestra presencia social, divulgando lo que vamos haciendo y ofreciendo espacios para la reflexión y la colaboración. No deberíamos desaprovecharlas, mientras seguimos reivindicando que no se distraiga la mirada ni las ayudas al fortalecimiento de las bibliotecas escolares.

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Preguntas frecuentes relacionadas con la biblioteca escolar

Hace unos años, Natalia B. y Mª Jesús I. me invitaron a responder a once preguntas relacionadas con la Biblioteca Escolar. La intención era crear un pequeño documento que colgarían en una web del Ministerio de Educación y Ciencia. Eso hice y el documento quedó expuesto a la curiosidad y al interés de quien quisiera leerlo, en: www.cnice.mecd.es

El caso es que los organizadores o responsables de algunas páginas web modifican o eliminan los contenidos de las mismas, con el paso del tiempo; de modo que hoy es inencontrable en esa dirección. Aún se puede encontrar en algún enlace de algún centro que lo copió y lo publicó en su web, como es el caso del grupo “Salesianos de Sevilla”, a quienes les debió gustar e hicieron un pdf con su anagrama, pero respetando mi autoría (aunque se hayan inventado mi segundo apellido y hayan sustituido, Cabrero por Barrero, je, je).Al menos, les reconozco su buena voluntad de nombrar la fuente.

1.- ¿Cómo puedo organizar las bibliotecas de aula desde la Biblioteca Escolar?

Si disponemos de una Biblioteca Escolar central, donde se encuentran todos los materiales registrados y aptos para distintos tipos de préstamo, las bibliotecas de aula deben tener la consideración de estaciones de parada temporal de esos materiales. Debemos estimular y facilitar al profesorado la posibilidad de formalizar préstamos temporales de una parte de los documentos: libros de lectura, atlas, monografías, libros de conocimientos y cualquier otro material (y en cualquier soporte) que sea necesario. Esos materiales irán a la biblioteca de aula y permanecerán allí un tiempo limitado, establecido según las necesidades del grupo que realiza el préstamo y las de otros grupos que también pueden estar interesados en usarlos. Pasado el tiempo establecido, retornarán a la Biblioteca escolar para que puedan ser utilizados por otros grupos. Además, las bibliotecas de aula pueden mantener un fondo estable, derivado de las características y estrategias que el profesorado y el alumnado definan: aportación de un libro o más por parte de cada uno de los alumnos y alumnas mientras dure el curso; peticiones de material realizadas a diversas entidades, revistas escolares, monografías, libritos, etc. generados en clase u obtenidos por intercambio con otras clases, con otros centros...

2.- ¿Qué servicios mínimos puedo ofrecer si la Biblioteca Escolar de mi centro tiene poco espacio y un horario limitado?

Es básico que, aunque sea pequeña, tenga todos sus contenidos registrados y preparados para el préstamo (al margen de que la organización sea manual o informatizada). El préstamo de materiales permite la difusión y el disfrute de los mismos por parte del alumnado, profesorado e incluso familias; por tanto,

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debemos buscar la manera y el horario adecuado para que todos los niños y niñas del centro puedan llevarse materiales prestados a su casa. Debemos estimular también el préstamo de bloques de libros por parte del profesorado para que estén temporalmente en las bibliotecas de aula. Podemos ofrecer exposiciones temáticas de libros: utilizando otros rincones del centro o bien echando mano de las maletas viajeras. En el primer caso, ofreceremos a las clases la posibilidad de visitar la exposición; en el segundo caso, los libros irán de aula en aula y permanecerán allí una o dos semanas o el tiempo que se considere conveniente y necesario. La B.E. debe ofrecer información de las novedades, de noticias culturales, etc. a través de unas buenas carteleras informativas, de un boletín periódico, mediante guías de lectura, en la página Web del centro, etc.

3.- ¿Cómo puedo dar a conocer los servicios de la Biblioteca Escolar?

Lo más adecuado es la edición y distribución de una GUÍA DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR. Esta guía debe recoger, al menos, los apartados siguientes: - Una descripción física del espacio de la biblioteca: estanterías, mesas, puestos de lectura y trabajo, rincón para infantil,... - Una lista detallada de las secciones en las que está organizada y alguna pista sobre sus contenidos. - Una relación de los servicios que puede prestar a los potenciales usuarios de la misma, incluido el profesorado y las familias. - Una relación de normas básicas de funcionamiento y de comportamiento en su interior y en relación con lo que contiene. Además, es conveniente no perder de vista las carteleras informativas, las guías de lectura, el boletín, la página Web... y otras estrategias que mejorarán la información de los potenciales usuarios.

4.- ¿Qué puede aportar la Biblioteca Escolar al profesorado?

Fundamentalmente, argumentos para reorientar su práctica pedagógica y la justificación necesaria para ir disminuyendo su dependencia del libro de texto. Una Biblioteca Escolar convenientemente dotada es el lugar adecuado para que el profesorado y el alumnado se familiaricen y profundicen en la educación documental. Eso supone plantear una batería de actividades que incidan en el manejo de los distintos documentos que la B.E. contiene. Actividades para cuya resolución sea necesario realizar: búsquedas documentales, consultas, localización de datos, interpretación de todo ello, redacción de documentos finales... La B.E. aporta un espacio especial para practicar la lectura en todas sus versiones: en silencio, en voz alta; para mirar, hojear, elegir... No es lo mismo leer en clase que hacerlo en la biblioteca. La B.E. contiene documentos diversificados que nos proponen otras lecturas, otras miradas. El profesorado tiene a su disposición materiales para utilizarlos directamente en la sala o para llevarlos al aula y trabajar con nuevas perspectivas.

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5.- ¿Hay que esperar a que los niños y niñas sepan leer para llevarlos a la Biblioteca Escolar?

De ninguna manera. Igual que en muchos hogares, la madre o el padre enseñan libros a sus hijos e hijas desde los primeros años, o inventan para ellos y ellas historias a partir de las ilustraciones de los libros o les cuentan y leen cuentos... en la Biblioteca Escolar todo lo anterior puede y debe tener continuación. Aunque los niños y niñas de 3, 4, 5 años no dominen la lectura de textos, sí están ya familiarizados con la lectura de imágenes y saben descifrar algunos códigos. Es muy conveniente que se acerquen con sus maestras o maestros a la Biblioteca Escolar; es conveniente que cojan libros de las estanterías, que los miren, que los interpreten, que escuchen la lectura de alguno de ellos, que escuchen cuentos, que vean que las imágenes se pueden explicar, se pueden contar y que ellos y ellas también son capaces de interpretarlas. Teniendo en cuenta todo lo anterior, a nadie se le escapa que los responsables de las bibliotecas escolares deben abastecer las estanterías de la biblioteca escolar con álbumes, con libros adecuados a esas criaturas; libros en los que prime la ilustración, con los que empiece a educarse también un cierto gusto estético en esos incipientes lectores.

6.- ¿Cómo pueden apoyar los Equipos Directivos a la Biblioteca Escolar?

El apoyo del Equipo Directivo es fundamental para el buen funcionamiento de la B.E. Pero sólo podrá plantear acciones coherentes si está convencido de que la Biblioteca ofrece una oportunidad de generar nuevos planteamientos pedagógicos y de que ésta constituye, además, un punto de encuentro y un foco de dinamización cultural del centro. Deberían facilitar que la responsabilidad en tareas de biblioteca escolar recayese en aquella persona o personas del centro que tengan alguna preparación, muestren ganas de trabajar y crean en ella, liberándoles de horas de presencia en el aula para que puedan realizar sus funciones, a la sombra de un proyecto de actuación para todo el centro que se incluya en la P.G.A. Liberando una partida presupuestaria anual para adquisición de novedades, reposición de pérdidas y materiales dañados y haciendo posible la puesta en práctica de acciones de dinamización y animación a la lectura. Apostando decididamente por la Biblioteca Escolar como un equipamiento de alto interés para el centro, como lugar de encuentro de todos los miembros de la comunidad educativa. Haciendo posible que la persona responsable de la Biblioteca Escolar forme parte de la Comisión de Coordinación Pedagógica. Favoreciendo el funcionamiento de un Grupo de Trabajo o Seminario de Biblioteca que se ocupe de hacer los planteamientos nuevos, se encargue de la organización y dé salida al Proyecto de Biblioteca anual (que habrá elaborado al comienzo de curso y deberá valorar al final del mismo).

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7.- ¿Cómo puede apoyar el AMPA a la Biblioteca Escolar?

Proponiendo que uno de los miembros del AMPA acuda a todas las reuniones del Seminario o Grupo de Trabajo para estar al día de lo que se va haciendo. Destinando una parte de su presupuesto anual a la Biblioteca Escolar, bien para actuaciones materiales (nuevas estanterías, nuevos libros u otros materiales) o para actividades de animación y dinamización (elaboración de materiales, boletín, etc.) Animando a madres y padres a participar en diversas acciones generadas en la B.E.: grupo de madres cuentacuentos, grupo de ornamentación y apoyo a exposiciones, grupos de lectura, etc. Mejorando la información a los asociados y asociadas respecto de lo que se va haciendo en la B.E. Generalmente, el mejor conocimiento de las cosas genera actitudes más comprensivas, participativas y cercanas a las mismas. Animando a madres y padres a que acudan a la misma a llevarse materiales en préstamo, solos o en compañía de sus hijas e hijos.

8.- ¿Qué hago con los libros que no sirven?

Los expurgos periódicos de los fondos de la biblioteca producen como resultado una acumulación de materiales con los que no se sabe muy bien qué hacer. Algunos de ellos podemos colocarlos en alguna especie de rastrillo (con motivo del Día del Libro, de alguna actividad de puertas abiertas donde se vendan otros objetos, etc.) y venderlos. Es posible que de esa manera podamos deshacernos de unos cuantos, comprados por las mismas personas que los leyeron en otro tiempo y que les apetece guardarlos en su domicilio. También podemos seleccionar ejemplares que, aunque viejos, pueden pertenecer a una época en la que había un tipo especial de ilustración o a una editorial ya desaparecida o a una colección que en su momento tuvo un fuerte tirón. Esa selección, necesariamente pequeña, puede nutrir una sección de la Biblioteca Escolar que podemos denominar “Libros singulares” y que guarda ejemplares de otro tiempo para alguna exposición de libro antiguo o para otro tipo de acciones. Quizás la Biblioteca Municipal posea un fondo antiguo al que también pueden ir algunos ejemplares. Por último, al margen de otras soluciones que se nos pueden ocurrir (regalarlos, enviarlos a alguna ONG -si están en buen estado-, colocarlos en una vitrina acristalada en los pasillos...) no nos quedará más remedio que colocarlos en cajas y almacenarlos; aunque si alguien cree que el compromiso con la perduración de los bosques es asunto prioritario, los llevaremos al contenedor de papel para que de su destrucción surja papel reciclado que se utilice para imprimir nuevos libros.

9.- ¿Qué relaciones se pueden establecer desde la Biblioteca Escolar con el entorno cultural y social del centro?

En la medida en que el centro esté abierto al entorno sociocultural, la Biblioteca Escolar ejercerá un papel más activo. En un centro escolar, la Biblioteca puede y debe ser precisamente el centro cultural del mismo, el foco dinamizador y receptor de buena parte de las iniciativas culturales que se generen o que lleguen desde fuera. Debe ser un punto informativo de las actividades culturales

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que organizan otras entidades del pueblo, barrio o ciudad: la Biblioteca Pública, la Concejalía de Cultura, las posibles Asociaciones Culturales que haya... Puede acoger temporalmente exposiciones procedentes de otras entidades u ofrecer las que en ella se realizan (organizadas por el Grupo de Trabajo de Biblioteca o por otros sectores del centro) para que continúen activas en otros recintos de la localidad. Debe mantener una estrecha relación con la Biblioteca Municipal e incluso llevar adelante iniciativas conjuntas: préstamos interbibliotecarios, exposiciones, visitas de autores/as, formación de usuarios, etc. La Biblioteca Escolar puede acoger charlas, visitas de autores, pequeñas representaciones, cuentacuentos, recitaciones... no sólo las que se generan en el centro, sino también aquellas otras que son ofrecidas por las entidades culturales antes nombradas y que, instaladas en su seno, las aproximan aún más a la comunidad escolar.

10.- ¿Que se puede hacer con internet en la Biblioteca Escolar o desde el aula de informática?

La presencia de Internet en nuestras vidas ofrece horizontes impensables hace tan sólo unos años. Sus posibilidades son tan amplias que se antojan totalmente inabarcables, pero acotando convenientemente aquellas que más nos convienen, podemos sacarle mucho partido. El correo electrónico nos va a permitir entrar en comunicación con algunos autores y autoras, de los que hemos leído sus libros. Las opiniones y reflexiones que esa lectura nos ha producido podremos transmitírselas a su autor o autora y recibir respuesta. Todo ello, con bajo coste y alta velocidad. Un buen número de escritores y escritoras tienen su propia página Web, con rasgos biográficos, fotografías, textos, ... que nos ofrecen un perfil más completo de ese nuevo amigo-autor o amiga-autora que acabamos de hacer después de leer alguna o varias de sus obras. Hoy día, en la red, hay ya muchas páginas Web con textos para leer o recuperar, con ilustraciones, documentos sonoros, documentos visuales... relacionados con la lectura, los libros, autores y autoras... Documentos que podremos leer, mirar o escuchar para luego recrear o reelaborar, “siendo interesantes fuentes en las que beber y comer para luego digerir convenientemente”. Algunas actividades de educación documental las plantearemos utilizando la red como banco informativo para recuperar documentos escritos, visuales o sonoros que sirvan a nuestro propósito. El tratamiento de los textos finales de esa búsqueda y elaboración podemos hacerlo desde el aula de informática. Pensemos también en muchos niños y niñas que carecen de equipo informático en su casa y la escuela y la Biblioteca Escolar serán los lugares donde podrán manejar esa nueva herramienta. Por último, y sin agotar las posibilidades, si el centro o la Biblioteca Escolar disponen de página Web, podremos colgar en ella, para su difusión, todos aquellos materiales generados a partir de las acciones desarrolladas, así como las informaciones que consideremos oportunas. Los chicos y chicas verán que los frutos de su trabajo alcanzan otra dimensión, pues podrán ser conocidos por otros chicos y chicas de su edad, desde otros puntos geográficos.

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11.- ¿Cómo conseguir que el alumnado participe activamente en la Biblioteca Escolar?

Hay algunas estrategias que pueden favorecer la asistencia del alumnado a la Biblioteca Escolar y su participación activa. Es conveniente que el profesorado o el encargado o encargada de la biblioteca haga una presentación de la misma al alumnado, desvelándole todas las posibilidades que ofrece. El profesorado debe llevar al alumnado a la Biblioteca Escolar con frecuencia y actuar de dinamizador creíble y apasionado de la lectura, de la búsqueda por las estanterías, de la libre elección de libro, de la consideración de todo lo que guarda. Debemos proponer iniciativas que necesiten ser desarrolladas en la Biblioteca Escolar o con los fondos que contiene, para que el alumnado compruebe que está ante un equipamiento del colegio necesario para resolver algunos desafíos, algunos interrogantes, desarrollar algunos temas, encontrar soluciones, etc. Se puede estimular la creación de un grupo de lectura o de apoyo a la Biblioteca, un “Club de amigos y amigas de la Biblioteca Escolar”, que se reúna periódicamente, que tenga cometidos concretos y que sirva de ejemplo para otros niños y niñas del centro. Debemos involucrar al alumnado de los cursos superiores en tareas de gestión de la biblioteca: en labores de registro y fichado, de ordenación, de formalización de préstamos y devoluciones, etc., creando ya la expectativa en los cursos pequeños de que cuando pasen unos años, ellos y ellas también podrán hacer las labores que ahora ven ejercer a sus compañeros. Podemos generar periódicamente “materiales-recuerdo” de las actividades que se van desarrollando en la biblioteca. Materiales con un perfil afectivo que mejoren la consideración personal de cada uno hacia la Biblioteca Escolar. Materiales como marcapáginas, pegatinas, carnets, diplomas, álbumes de cromos, tazos, imanes... Todas las acciones anteriores, o algunas de ellas, proponen encuentros positivos con la Biblioteca Escolar y pueden ayudar a que el alumnado participe y acuda a ella con mayor asiduidad.

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Póster gigante realizado para la exposición de materiales del Seminario: “Bibliotecas Escolares y Calidad de la Educación”, celebrado en Madrid en noviembre de 2002, por parte de la organización: ANELE (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza).

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ÍNDICE

Presentación .................................................................................5

La Biblioteca Escolar: Una fuente incesante de buenas noticias ......................................7

La Biblioteca Escolar. Otra forma de ver el mundo .....................17

Horizontes Bibliotecarios: Un binomio fantástico .......................28

Bibliotecas escolares: luchar contra la invisibilidad ....................37

Preguntas frecuentes relacionadas con la biblioteca escolar ........39

ABCDario de los efectos fantásticos que puede producir una Biblioteca Escolar .................................45

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Colección: Cuadernos de Macoca

Nº 1. Modelos de escritura para el alumnado.

Nº 2. La senda de las palabras.

Nº 3. Diarios intermitentes.

Nº 4. Repertorios alfabéticos y Tautogramas

Nº 5. Cartas al Director

Nº 6. Palabras para la biblioteca escolar (I)