cuadernillo Óscar acosta-2014

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  • Homenaje pstumo.

    scar AcostaAntologa mnima de su obra potica

    y narrativa

  • D.R. Guancasco EditorialColeccin: Homenajes PstumosD.R. scar Acosta

    Correo electrnico: [email protected] www.guancascoeditorial.com

    Primera edicin: Guancasco Editorial. 2014. San Pedro Sula, Honduras, C.A.

    Diseo de cubierta: Guancasco EditorialIlustracin de portada: Guancasco EditorialDiseo y diagramacin de interiores: Gustavo Campos

    Consejo Editorial:Jairo Meja Rodrguez Gustavo Campos

    ISBN:

    CUADERNILLO SIN VALOR COMERCIAL.

    No est permitida la reproduccin total o parcial de este li-bro, ni su tratamiento informtico, ni la transmisin de nin-guna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrnico, mecnico, por fotocopia, por registro u otros mtodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

  • ndiceEl libro de poemas 7El nombre de la patria 8Los amantes 9Jorge Luis Borges 10El fuego 11El rostro 13Llegar a ti, entonces, es buscar... 14La muchacha que ronca 15El vengador 16El regresivo 17La veleta 18

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

    7

    Biografa

    scar Acosta, escritor, periodista, antlogo, ensayista, di-plomtico y acadmico, naci en el barrio Las Delicias de Tegucigalpa el 14 de abril de 1933 y muri en julio de 2014, a los 81 aos.

    Es autor de los libros Poesa menor, Formas del amor, Tiempo europeo, Tiempo detenido, Escritura amorosa, Vitrales, Escrito en piedra, Poemas para una muchacha, Familia numerosa, Mi pas y Poesa, seleccin 1952-1971, del libro de cuentos El arca que apareci en Lima en 1956 y de una biografa del pol-grafo hondureo Rafael Heliodoro Valle, as como de cen-tenares de artculos sobre temas literarios.

    Su obra potica ha sido traducida al francs, alemn, ita-liano, griego, portugus y rumano y sus libros han sido publicados en Tegucigalpa, Lima, San Salvador, Madrid y Roma.

    Es Premio Nacional de Literatura Ramn Rosa, Premio Ru-bn Daro de Poesa de Nicaragua, Premio de Literatura Jos Trinidad Reyes de la Universidad Nacional Autnoma de Honduras, Premio de Ensayo Rafael Heliodoro Valle de la UNAH y Medalla Presidencial Pablo Neruda del ao 2204, entre otros.

    Ha sido Presidente de la Asociacin de Prensa Hondure-a, Presidente del PEN Club de Honduras y Director de la Academia Hondurea de la Lengua, as como Secreta-rio de la Legacin de Honduras en Per y Embajador de nuestro pas en Espaa, Italia y El Vaticano. En Roma fue Vicepresidente y Presidente del Instituto Italo Latino Ame-ricano (IILA).

  • scar Acosta

    8

    Fue el primer Jefe del Departamento Editorial de la Univer-sidad Nacional Autnoma de Honduras (1958-1965), sien-do director de la Revista de la Universidad y de la revista Honduras Literaria., rgano mensual de esa institucin. Fue subdirector del diario El Da de Tegucigalpa, en donde labor quince aos consecutivos, y editor de la revista Vida del diario El Heraldo. Asimismo fue presentante en Hon-duras de la Comunidad Latinoamericana de Escritores que tiene su sede en Mxico y de la Comisin de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana (SIP).

    Ha sido el editor de las revistas Presente y Extra, dirigiendo la de la Secretara de Relaciones Exteriores y la de la Aca-demia Hondurea de la Lengua, entre otras.

    La obra literaria de scar Acosta ha sido comentada favo-rablemente por Alfonso Reyes, Miguel ngel Asturias, Ge-rardo Diego, Jos Mara Souvirn, Pablo Antonio Cuadra, Sebastin Salazar Bondy, Jos Manuel Caballero Bonald, Otto Ral Gonzlez, Sergio Ramrez, Manuel Jos Arce, Enrique Anderson Imbert, Jos Luis Cano, Jorge Carrera Andrade, Roberto Armijo, Sara Rolla, Hernn Antonio Bermdez, Mario Gallardo, Marcos Caras, Helen Umaa y Eduardo Bhr.

    Texto extrado de El arca, edicin del cincuentenario 1956-2006.

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

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    El libro de poemas

    Estas pginas llevan el mismo rumbo.Todas ellas forman una alameda de nortea sur; rboles solos en la noche.No hay descanso para ellas. Las interrogael hombre cuando necesita un espejo,cuando la lgrima busca un ojo redondo,cuando una caricia requiere constructor;se buscan, hacen falta, se abren solascomo una enorme y misteriosa flor de plumas.Leamos, en voz baja, el libro de poemas.

  • scar Acosta

    10

    El nombre de la patria

    Mi patria es altsima.No puedo escribir una letra sin orel viento que viene de su nombre.Su forma irregular lo hace ms bellaPorque dan deseo de formarla, de hacerlacomo a un nio a quien se ensea a hablar,a decir palabras tiernas y verdaderas, a quien se le muestran los peligros de la mundo. Mi patria es altsima.Por eso digo que su nombre se descomponeen millones de cosas para recordrmela.Lo he odo en los caracoles incesantes.Venan en los caballos y en los fuegosque mis ojos han visto y han admirado.Lo traan las muchachas hermosas en la vozy en una guitarra. Mi patria es altsima.No puedo imaginrmela bajo el maro escondindose bajo su propia sombrapor eso digo que ms all del hombre,del amor que nos dan en cucharadasde la presencia viva del carcter,est ardiendo el nombre de la patria.

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

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    Los amantes

    Los amantes se tienden en el lechoy suavemente van ocultando las palabras y los besos.Estn desnudos como nios desvalidosy en sus sentidos se concentra el mundo.No hay luz y sombra para sus ojos apagadosy la vida no tiene para ellos forma alguna.La cabellera de la mujer puede ser una rosaextenuada o un ro de agua astuta.El fuego es solamente un golpe oscuro.Los amantes estn tendidos en el lecho.

  • scar Acosta

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    Jorge Luis Borges

    Conoc a Borges en Jerusalnen una concurrida reunin judapara celebrar la feria internacional del libroy le habl de aquellos hondureosque en tiempo pretritosescribieron en diarios bonaerenses.

    Me confes que no haba ledo nadade Rafael Heliodoro Valle, ni de Arturo Meja Nieto,ni de Marcos Caras Reyesy mucho menos del infortunado Jaime Fontanay me di cuenta que no querasaber nada de mi empobrecida nacin.y que para l nunca haba existidoTegucigalpa.

    Quiero decir, en su descargo,que Borges estaba completamente ciegocuando convers conmigo.

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

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    El fuego

    Frot el indio la yesca,el pedernal, el pinocon otro pino viejo,la madera, las hojasde roble, la cortezade los ceibos cados,el cuerpo del animalsalvaje, el carbnmineral endurecido.

    El mundo cambi entoncesotro espejo movibleque no era el del agua,alz su brazo rojoen la espesa maleza,en el mbito crudode miles de aosa la sombra, iluminadossolamente por el rayoo por el centelleode los lcidos ojosde las fieras.

    T te callaste entoncesviendo crecer la lenguaclarsima, la llama

  • scar Acosta

    14

    que levant su lanza,su corona de espinasy que lami la nochecomo animal salvaje.Ante tu limpio rostrode indgena doncellanaca otro milagro:el milagro del fuego.

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

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    El rostro

    De tu rostro pursimo y resplandecientesurge una luz silenciosaque todo lo desnuda, descubreparasos y mares de ceniza,oculta sombras con su bella campanay vuela como un pjaro.Olvidar tu rostro es ahogar el corazn,tratar de ignorarlo es vivira ciegas, dando tumbos;no es necesario volver a decirque tu rostro nos promete un reinoen un universo inmvil y destruido.

  • scar Acosta

    16

    Llegar a ti, entonces, es buscar...

    Llegar a ti, entonces, es buscarla voz de un nio entre las multitud,recoger el miedo interminableque origina un viento nocturno,iluminar el amor con una lmparade primitivo y de dulce aceite,tocar con los dedos un pjaro de azcarque besa el cuello de las mujeres,limitar la invasin de la nieveque llega con sus armaduras de froy verte tranquilo y reposadoquemando el intacto silencio.

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

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    La muchacha que ronca

    En la noche apacibleen que los pjaros descansanen las ramas del almendro del patioy en que los gatos caminan

    despaciosos sobre los tejadosse oyen, a lo lejos, las ambulancias rapidsimasy las sirnas de la polica,

    mientras t, apartando las sbanas, te haces a un lado, fatigada, cierras los ojos intentando dormir

    y te sorprende que te digaa la hora de desayunarque roncas sin saberlo.

  • scar Acosta

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    El vengador

    El cacique Huantepeque asesin a su hermano en la selva, lo quem y guard sus cenizas calientes en una vasija. Los dioses mayas le presagiaron que su hermano saldra de la tumba a vengarse y el fratricida, temeroso, abri dos aos despus el recipiente para asegurarse que los restos esta-ban all. Un fuerte viento levant las cenizas cegndole los ojos para siempre.

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

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    El regresivo

    Dios concedi a aquel ser una infinita gracia: permitir que el tiempo retrocediera en su cuerpo, en sus pensamientos y en sus acciones. A los setenta aos, la edad en que de-ba morir, naci. Despus de tener un carcter insoporta-ble, pas a una edad de sosiego que anteceda a aquella. El Creador lo decidira as, me imagino, para demostrar que la vida no slo puede realizarse en forma progresiva, sino alterndola, naciendo en la muerte y pereciendo en lo que nosotros llamados origen sin dejar de ser en suma la misma existencia. A los cuarenta aos el gozo de aquel ser no tuvo lmites y se sinti en poder de todas sus facul-tades fsicas y mentales. Las canas volvironsele oscuras y sus pasos se hicieron ms seguros. Despus de esta edad, la sonrisa de aquel afortunado fue aclarndose a pesar de que se acercaba ms su inevitable desaparicin, proce-so que l pareca ignorar. Lleg a tener treinta aos y se sinti apasionado, seguro de s mismo y lleno de astucia. Luego veinte y se convirti en un muchacho feroz e irres-ponsable. Transcurrieron otros cinco aos y las lecturas y los juegos ocuparon sus horas, mientras las golosinas lo tentaban desde los escaparates. Durante ese lapso lo lle-gaba a ruborizar ms la inocente sonrisa de una colegia-la, que una cada aparatosa en un parque pblico, un da domingo. De los diez a los cinco, la vida se le hizo cada vez ms rpida y ya era un nio a quien venca el sueo.Aunque ese ser hubiera pensado escribir esta historia, no

  • scar Acosta

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    hubiera podido: letras y smbolos se le fueron borrando de la mente. Si hubiera querido contarla, para que el mundo se enterara de tan extraa disposicin de Nuestro Seor, las pa-labras hubieran acudido a sus labios en forma de balbuceo.

  • Antologa mnima de su obra potica y narrativa

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    La veleta

    Un gallo cant tanto desde una cpula que importun a las brujas que en la noche celebraban en un bosque de Hungra hace setecientos aos su sexto congreso mun-dial. Estas lo maldijeron ordenndole quedarse inmvil y mudo donde estaba. Luego se olvidaron involunta-riamente de l y desaparecieron entre la sombra. As na-ci el primer gallo de lata de la historia o sea la veleta.

  • Este libro se termin de imprimir en Diseos Impresos Mltiples

    Su tiraje consta de 40 ejemplares