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Cátedras y Encuentros Urbanos 2008 Vicepresidencia de Gestión Cívica y Social Dirección de Proyectos y Gestión Urbana Julio de 2009 Memorias Memorias

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Cátedras y Encuentros Urbanos

2008Vicepresidencia de Gestión Cívica y SocialDirección de Proyectos y Gestión Urbana

Julio de 2009

MemoriasMemorias

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María Fernanda Campo SaavedraPresidenta Ejecutiva

Luz Marina Rincón MartínezVicepresidenta Ejecutiva

Lina María Castaño MesaVicepresidenta de Gestión Cívica y Social

Dirección de Proyectos y Gestión Urbana

Plinio Alejandro Bernal RamírezCoordinador de Proyectos y Gestión Urbana

Ana María Henao González

Jefe Hábitat

Julián Camilo Arenas TorresColaborador

No. 1 Julio de 2009ISSN: 2145-1753

Diseño y diagramaciónMaría Cristina Garzón P.

ImpresiónLEGIS S. A.

Cátedras y

Encuentros Urbanos

2008

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La Cámara de Comercio de Bogotá, por medio de la Dirección de Proyectos y Gestión Urbana y del Comité Cívico de la Cátedra Abierta Bo-gotá, en alianza con las Universidades Rosa-rio, Javeriana, La Salle, EAN, Pedagógica Na-cional y Distrital, han llevado a cabo diferentes iniciativas tendientes a promover espacios de reflexión y conocimiento sobre temas de Bogotá de interés para los ciudadanos y los empresarios desde diferentes perspectivas, que contribuyen a fomentar en la comunidad el sentido de pertenencia y conciencia cívica de sus problemáticas y desafíos.

Conscientes de que el conocimiento de nues-tro entorno es el primer paso para la apropia-ción e identidad, al igual que el reconocimiento de la ciudad es una oportunidad para que los habitantes se acerquen a ella de una manera distinta, se realizó durante el 2008 la Cátedra Abierta Bogotá, los Encuentros Urbanos y la Cátedra Abierta en Localidades de Bogotá.

Esta publicación recoge a modo de memorias, una síntesis de las Cátedras y Encuentros Ur-banos 2008, con el propósito de dejar registro de las reflexiones que los expertos desarro-llaron sobre las diferentes configuraciones y progresos que ha afrontado la ciudad en su proceso de evolución.

PRESENTACIÓN

Es satisfactorio para la Cámara de Comercio de Bogotá, entregar la publicación Memorias. Cátedras y Encuentros Urbanos 2008 a em-presarios, estudiantes, profesionales, fun-cionarios de entidades públicas y privadas, docentes y ciudadanía en general; pues consi-dera que es un aporte importante que permite ilustrar acerca de la participación ciudadana en las políticas de ordenamiento territorial, así como de la experiencia urbana a través de re-corridos por la ciudad; y del pasado, presente y futuro de la localidad de Teusaquillo.

De manera especial, agradezco la colabora-ción de los diferentes autores, porque, gracias a su aporte investigativo, ha sido posible esta publicación.

María Fernanda Campo SaavedraPresidenta EjecutivaCámara de Comercio de Bogotá

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4 Cámara de Comercio de Bogotá

CONTENIDO

CÁTEDRA ABIERTA BOGOTÁ Participación ciudadana en las políticas de ordenamiento territorial 9

1. BOGOTÁ, ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y PARTICIPACIÓN Luis Ignacio Gallo Peña. Experto en ordenamiento territorial 10

Introducción 10

A. ¿Cuál es el enfoque de la planeación y el modelo político en el que se inscribe el ordenamiento territorial en Bogotá? 12B. ¿Cuál es la gobernabilidad frente al territorio? 15

2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA PLANEACIÓN DEL TERRITORIO: LA EXPERIENCIA DEL PLAN MAESTRO DE ESPACIO PÚBLICO DE BOGOTÁ Pedro Eliseo Sánchez Baracaldo. Experto en participación social 19

Introducción 19

A. Plan Maestro de Espacio Público de Bogotá –PMEP–, Decreto 215 de 2005 191. Estrategia social del PMEP 19 B. Propuesta metodológica 221. Enfoque operativo de las Redes de Gestión Social 222. Metodología 23

Etapas:

Fase 1: Aprestamiento y movilización de actores 23 Fase 2: Priorización de temas problemas y compromiso de los actores 23 Fase 3: Formulación y aplicación de estrategias 24 Fase 4: Seguimiento y consolidación 24

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 5

ENCUENTROS URBANOS 29

1. EL PARQUE COMO ESPACIO DE VIVENCIAS EN LA CIUDAD Nubia Moreno Lache y Liliana Rodríguez Pizzinato. Grupo de Investigación GEOPAIDEIA. Universidad Distrital y Universidad Pedagógica 30

Presentación 30

A. La ciudad: escenario de reflexión geográfica 31 B. El Parque Simón Bolívar: un complejo deportivo, recreativo y de esparcimiento constituido en escenario de vivencias en la ciudad 34 1. Reconocimiento espacial del Parque Metropolitano Simón Bolívar 34

Bibliografía 38

2. RELACIONES DE CONTIGÜIDAD: UNA MIRADA A DOS PARQUES DE LA CIUDAD Alexander Cely Rodríguez, Carolina Moreno Cruz, Felipe Castellanos Sepúlveda. Grupo de Investigación GEOPAIDEIA. Universidad Distrital y Universidad Pedagógica 39

Presentación 39

A. El Parque de la Independencia y la llegada de un nuevo siglo 401. Antecedentes 402. La evolución e importancia del Parque de la Independencia 41B. Parque Nacional “Enrique Olaya Herrera”: popular, metropolitano y cosmopolita 43C. Los parques y su relación con el crecimiento urbano de Bogotá 46

Bibliografía 48

3. EL RÍO ARZOBISPO: UN ESCENARIO NATURAL DE HISTORIA URBANA Carlos Alberto Zambrano Barrera. Grupo de Investigación GEOPAIDEIA. Universidad Distrital y Universidad Pedagógica. 49

Introducción 49

A. El nacimiento 49B. Curso del río Arzobispo 50C. Formas del río Arzobispo 52

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6 Cámara de Comercio de Bogotá

D. Desembocadura 53E. Propuestas futuras 53

Bibliografía 55

CÁTEDRA ABIERTA EN LOCALIDADES DE BOGOTÁ 2008Pasado, presente y futuro de la localidad de Teusaquillo 57

1. LA LOCALIDAD DE TEUSAQUILLO EN EL CRECIMIENTO Y DESARROLLO DEL CENTRO DE ACTIVIDAD METROPOLITANA DE LA CIUDAD Fernando Jiménez y Humberto Molina. Expertos en desarrollo urbano 58

Introducción 58

A. La ciudad de las casas 1935-1955 63B. La ciudad del urbanismo moderno y los macroproyectos 1955-1986 64

2. PERFIL ECONÓMICO DE LA LOCALIDAD DE TEUSAQUILLO Ricardo Ayala Ramírez. Director de Estudios e Investigaciones de la Cámara de Comercio de Bogotá 68

Introducción 68

A. Entorno económico 68B. Estructura empresarial 69C. Articulación a las cadenas de mayor potencial 70D. Acciones prioritarias de la localidad para fortalecer el capital social y productivo 711. Factores asociados al entorno económico 712. Factores asociados a la estructura empresarial 71E. Análisis DOFA de la localidad de Teusaquillo 72

3. TEUSAQUILLO POSITIVA: MÁS ALLÁ DE LO LOCAL Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y de Obras para la Localidad de Teusaquillo 2009-2012 Juan Carlos Almonacid. Alcalde de la localidad de Teusaquillo 74

Introducción 74

A. Antecedentes 74B. La apuesta 75C. Prioridades estratégicas 77

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 7

1. Movilidad 772. Seguridad y convivencia 773. Participación 784. Corresponsabilidad 79D. Objetivos estructurantes 79

AUTORES 83

Luis Ignacio Gallo Peña 83Pedro Eliseo Sánchez Baracaldo 83Nubia Moreno Lache 83Liliana Rodríguez Pizzinato 83Alexander Cely Rodríguez 84Carolina Moreno Cruz 84Felipe Castellanos Sepúlveda 84Carlos Alberto Zambrano Barrera 84Fernando Jiménez 84Humberto Molina 85Ricardo Ayala Ramírez 85Juan Carlos Almonacid 85

Los conceptos y las opiniones que se expresan en los artículos que hacen parte de esta publicación, son de responsabilidad exclusiva de sus autores. En ningún caso reflejan la posición de la Dirección de Proyectos y Gestión Urbana de la Cámara de Comercio de Bogotá.

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Cátedra Abierta BogotáAgosto 25 de 2008

PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LAS POLÍTICAS DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL

La Cátedra Abierta Bogotá ofrece espacios de reflexión y generación de conocimiento sobre los mecanismos y formas de participación ciudadana en el ordenamiento de la ciudad.

Foto Centro InternacionalFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

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10 Cámara de Comercio de Bogotá

Introducción

Con la adopción del Plan de Ordenamiento Te-rritorial en el 2000, el Distrito realizó un giro sustancial en sus políticas de ordenamiento del territorio. Se trató no sólo de un ejercicio de acondicionar las normas del territorio a la ley 388 de 1997 y sus nuevos instrumentos, sino también de un ejercicio juicioso y pro-fundo de reflexión sobre el modelo de ordena-miento territorial y el papel de cada pieza del territorio.

La discusión sobre expansión o densificación se convirtió en eje del debate. No sobra re-cordar, que el acuerdo 07 de 1979 planteó un modelo cerrado a los bordes acelerando el proceso de densificación predio a predio que ha marcado la trasformación del suelo urbano de Bogotá; mientras este proceso se dio de forma acelerada, la contención de la expansión de la Sabana se vio ampliamente superada por las necesidades y dinámicas de la ciudad, desarrollándose, de manera infor-mal, amplias zonas de las denominadas Áreas Agrológicas III1.

El acuerdo 06 de 1990 propuso, entonces, un modelo híbrido, en el cual se abrieron dichas áreas bajo la figura de las Áreas Suburbanas; manteniendo la redensificación de la ciudad construida, aunque intentó regular la intensi-dad de los usos sujetándolos a la prevalencia del espacio público, tema que no alcanzó ma-yor desarrollo.

El Plan de Ordenamiento Territorial de 2000 y su revisión de 2003, al igual que la propues-ta de nuevos instrumentos (como los planes zonales, Unidades de Planeamiento Zonal –UPZ–, Unidades de Planeamiento Rural o los planes parciales en el marco del desarrollo de una mayor intervención del Distrito en la regu-lación del suelo), han permitido abrir nuevos caminos acerca de temas esenciales de la gestión urbana, como quién paga la ciudad, cómo se generan y cómo se distribuyen las rentas que se causan por la acción del mis-mo Distrito. Además, la mayor conciencia de la ciudad frente a temas como la gestión del riesgo, la calidad del aire, el ruido, la movi-lidad, ha ido generando una mejor respuesta urbana y ambiental.

1. BOGOTÁ, ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y PARTICIPACIÓN

Luis Ignacio Gallo Peña

1. En el artículo 133, literal f, las densidades restringidas para las Áreas Agrológicas III, serán fijadas por el Departamento Administrativo de Planeación Distrital, de acuerdo con la solución de servicios presentada por los interesados, previo concepto favorable de las empresas de servicios públicos y de la Junta de Planeación Distrital.

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 11

Paralelamente a estos avances, el ordena-miento territorial ha ido creando una nueva cultura de participación e intervención en las políticas del territorio. El principio de partici-pación democrática previsto en la Ley 388 de 1997, ha propiciado el surgimiento de grupos sociales y políticos que activamente intervienen en los debates sobre temas de ciudad. Sin embargo, al mismo tiempo, los avances tanto técnicos como en participa-ción, han ido cargando de mayor compleji-dad los procesos de producción de suelo y de ciudad, incluido el trámite de una licencia de construcción. Los logros conceptuales, de política para una mejor ciudad, se ven opacados por las dificultades instituciona-les para tramitar las demandas ciudadanas y para lograr que los instrumentos de planea-ción se conviertan en reales detonantes de procesos de transformación urbana y no de procesos inacabables de tira y afloje.

A mayor complejidad del sistema de or-denamiento territorial, mayores costos de transacción para los agentes operadores de la ciudad, urbanizadores, promotores y los ciudadanos comunes y corrientes. Es evi-dente un aumento considerable del número de trámites, del aumento de los tiempos de respuesta, de la mayor carga sobre las enti-dades. Igualmente, es perceptible una mayor participación de las comunidades y grupos organizados en la defensa de los que consi-deran debe ser su territorio.

En el marco de la invitación de la Cámara de Comercio a su Cátedra Abierta Bogotá, acer-ca de la relación entre ordenamiento y parti-cipación, se plantean como debate de fondo dos temas: de qué manera deberían resol-verse en el escenario político los conflictos relacionados con el territorio y, en particu-lar, con la gestión del mismo. La tendencia que prevalece, es la de entender la partici-pación como un tema de las comunidades

y, por tanto, marginal al proceso de toma de decisiones. Por lo general, se concluye en análisis de experiencias de procesos de pequeña escala, que las grandes decisiones son tomadas desde otros escenarios o deter-minadas por políticas ya establecidas. Nada más equivocado. El tema de la participación no puede ser visto como un proceso com-plementario y parcial para algún segmento de los diferentes agentes que intervienen en la ciudad. Participación hay mucha, pero de algunos actores que tienen el acceso a los círculos de toma de decisión.

Se pretende llamar la atención sobre cuál es la concepción de la planeación del territorio de Bogotá desde el punto de vista político, y cómo orientar los procesos de participación hacia un sistema de relaciones políticas ca-racterizadas por la igualdad de acceso y la generación de reglas que permitan resolver los conflictos del territorio por la vía demo-crática, lo cual pasa necesariamente por la concepción de los instrumentos de planea-ción.

El segundo tema tiene que ver con el relacio-namiento entre el nivel nacional y las entida-des territoriales en el marco de la autonomía municipal plasmada en la Constitución Na-cional y al interior del Distrito, Hoy, la dis-cusión, en especial desde el orden nacional y algunos sectores gremiales, no valora la importancia de los nuevos instrumentos ni la nueva visión propuesta por la ley 388 de 1997; sino que, por el contrario, son juzgados bajo la lupa de la eficacia del trámite. Desde esta limitada perspectiva, parece hacer ca-rrera la cultura del atajo; creándose, desde el ámbito nacional, instrumentos como los macroproyectos urbanos o las iniciativas de suspensión de planes parciales urbanos, que deforman el sentido de la ley y colocan a los entes locales en unos niveles de negociación asimétricos frente a las iniciativas naciona-

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les, y al ordenamiento municipal y distrital en el papel de actores pasivos frente a deci-siones tomadas o más bien impuestas, des-de el orden nacional. En este sentido, cabe preguntarse cuál es la real gobernabilidad del Distrito como ente local frente al manejo de su territorio, y más allá qué posición tiene el Distrito frente a los cambios normativos que desde el nivel nacional han sido formulados desde el 2005.

Profundizar estas preguntas, seguramente servirá para lograr canales directos y trans-parentes, donde las diferentes fuerzas logren los espacios que permitan resolver las dife-rencias, bien sea de concepción o de pro-cedimiento; y establecer agendas conjuntas que permitan avanzar en la consolidación de la propuesta del sistema urbanístico colom-biano, y no caer en los facilismos de bus-carle, mediante atajos, a los interesados la solución a corto plazo, mientras los proble-mas estructurales siguen sin ser enfrentados y corregidos.

A. ¿Cuál es el enfoque de la planeación y el modelo político en el que se inscribe el ordenamiento territorial en Bogotá?

La planeación territorial, por sus connotaciones al intervenir el conflicto sobre el territorio y pro-poner visiones de futuro para la sociedad en su conjunto frente al espacio que habita, convierte a su ejercicio en un hecho eminentemente polí-tico. Sin embargo, los debates acerca del Plan de Ordenamiento Territorial, se han centrado en aspectos técnicos de trascendencia, principal-mente en temas como expansión y densifica-ción, integración regional y áreas protegidas. Desde el punto de vista político, no ha sido planteada la discusión respecto al tipo de pla-neación que el Distrito ha venido desarrollando. Con excepción de algunos reclamos aislados, pero frecuentes, acerca de la falta de partici-pación o la sugerencia de toma de decisiones parcializadas hacia el capital. En ese sentido, se plantea la necesidad de reflexionar frente al tipo de planeación que debería entenderse asociado con el modelo político imperante en la ciudad y la forma en que se tramitan y da respuesta a las demandas de ella.

Modelos contemporáneos de planeación y modelos políticos.

Modelos contemporáneos

1. Tradicional Desde el saber Tecnocrático

2. Participativa Desde la gente Democrático

3. Equitativa Desde los vulnerables Socialista

4. Incremental Desde la autorregulación Liberal entre actores

Fuente: Elaboración del autor

Decisiones Modelo

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 13

De manera general, se reconocen desde la perspectiva política cuatro tipos básicos de planeación. Mediante un somero análisis de ellos, podríamos afirmar que Bogotá tiene una planeación híbrida, en proceso de tránsito de un modelo incremental, liberal y de ciudad desregulada, que predominó hasta la entrada en vigencia del Plan de Ordenamiento Territo-rial; hacia un modelo de planeación tradicional, altamente tecnificado y con ingredientes limi-tados de planeación participativa y equitativa. Este tipo de reflexión cobra vital importancia en la forma en que se hace la planeación, pues dependiendo del punto de partida o mayor én-fasis, es posible estructurar la metodología y procesos de ordenamiento territorial.

La planeación incremental “deja al Estado por fuera de la toma de decisiones, considerándo-lo un actor más que compite en el campo de la política; y da un papel preponderante a los procesos de concertación y negociación de los diferentes actores”. La hipótesis de esta forma de planeación supone que entre los diversos actores se produce una autorregula-ción, razón por la cual se justifica el retiro del Estado.

Estas posiciones, concebidas desde un mo-delo político liberal, apuntan al mercado, para que sea él el que regule y asigne los recur-sos. Como resultado de estos procesos, esta planeación sólo pretende lograr cambios in-crementales para ir acondicionando las deci-siones de planeación de forma paulatina a las condiciones cambiantes del entorno. Desde esta perspectiva, es posible encajar la pro-puesta y desarrollo de la planeación urbana con base en los acuerdos 07 de 1979 y, par-ticularmente, del 06 de 1990.

Este último carecía de un modelo territorial orientador y se estructuró más como un con-junto de procedimientos jurídicos para tramitar las diferentes actuaciones urbanísticas; dejan-

do que fuera el mismo mercado que estable-ciera las pautas de localización o intensifica-ción de usos. Resultado de esta concepción, por ejemplo, se refleja en la incorporación de nuevas áreas urbanas, donde la totalidad de los bordes fueron abiertos y donde cada pro-pietario, de forma aislada, podía incorporar su predio al suelo urbano.

La elaboración del Plan de Ordenamiento Terri-torial iniciada en 1998, marcó un cambio en la concepción de la planeación. Bajo un gobierno altamente técnico y de estructura vertical, la ciudad concentró sus esfuerzos en desarro-llar al detalle un modelo territorial que asigna a cada porción del suelo una función específica. Desde este enfoque, se llegó a una planeación tradicional soportada en la capacidad técnica del Estado para orientar el desarrollo. En ésta se presume al Estado como representante del interés general, lo que justifica su acción. El ejercicio del poder se soporta en los conoci-mientos técnicos que respaldan las decisiones políticas. De acuerdo con esta tipología, que tiende a ser voluntarista e imponer modelos de sociedad y transformaciones a la estruc-tura social, económica y territorial, se aprobó el Plan de Ordenamiento de 2000 y, posterior-mente, el proceso de revisión de 2003.

De todas maneras, los procesos desde 1998 han avanzado por incorporar elementos de la planeación participativa mediante la apertura de espacios de participación en la formulación del Plan de Ordenamiento Territorial, como de los instrumentos complementarios, por ejem-plo, las Unidades de Planeamiento Zonal. Sin embargo, el modelo aún no abre el espacio a los procesos de decisión a los diferentes ac-tores y agentes para lograr consensos acerca de los proyectos a futuro de la sociedad. En el escenario planteado por la Constitución Políti-ca de democracia participativa y en el manda-to de la ley 388 de 1997, este es un tema aún por revisar.

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14 Cámara de Comercio de Bogotá

Por último, un interrogante aún presente se relaciona con la posición política frente al mo-delo de ordenamiento territorial y los elemen-tos que deberían formar parte de una agenda en el ordenamiento y la gestión de la ciudad. Hasta el momento, las políticas para las áreas más desfavorecidas de la ciudad se han cen-trado en un componente de inversión públi-ca de grandes proporciones, en temas como servicios públicos, espacio público, colegios, entre otros. Sin embargo, los temas estructu-rales –como la segregación urbana, la caren-cia de áreas de empleo en zonas periféricas que implican grandes desplazamientos de la población, entre otros temas– hacen pensar en la necesidad de revisar aproximaciones desde la planeación equitativa, la cual asigna al Estado la toma de posición a nombre de los más vulnerables, frente a los procesos de concertación y negociación asociados a la planificación.

La definición de un tipo de planeación consti-tuye una apuesta y un camino más cierto a la caracterización y posicionamiento de la visión objetiva que se pretende realizar; lo que, ade-más, deberá verse reflejado en las metodolo-gías y en los instrumentos a ser puestos en marcha tanto en su formulación como en su implementación.

Los instrumentos de planeación en diversos contextos, dan cuenta de modelos híbridos que incorporan diferentes componentes de cada una de las tipologías. Esto muestra la necesidad de concebir esquemas flexibles ajustados a diferentes momentos:

En casos de crisis, donde se requiere de toma de decisiones inmediatas y un fuerte lideraz-go, la planeación tecnocrática cumple un pa-pel más estratégico; lo que articula, igualmen-te, con la función dada al Estado en el manejo de los desastres naturales.

Por otra parte, frente a procesos de definición del hábitat urbano o rural, temas como el rea-sentamiento de población o definición de áreas de expansión, parecería ser más conveniente los modelos de planificación más abiertos y con un fuerte componente participativo.

La protección de la población más vulnerable, asociada a género, incapacidad, niñez, ancia-nos, etc., requiere de instrumentos particula-res para garantizar sus derechos y recibir una atención prioritaria. En ese sentido, la planea-ción de la ciudad debería desarrollar acciones específicas en este campo. Sin embargo, es común la falencia, por ejemplo, en el manejo de información, pues ésta nunca tiene en cuen-ta la desagregación hombre/mujer. Además, si bien se construyen políticas públicas de pro-tección de ciertos grupos, en el ordenamiento territorial pocas veces se ven reflejadas.

Temas como la accesibilidad al espacio público o los modos de transporte en las diferentes for-mas de viaje de hombres (viajes largos: vivien-da-trabajo) y de mujeres (viajes cortos: llevar los hijos al médico, etc.); o cómo una decisión de privatización de un servicio esencial afecta la población más pobre, o cómo una norma urba-na que aumentó el precio del suelo termina des-plazando la población de un territorio, son algu-nos ejemplos del largo camino por recorrer.

El último tipo de planeación ha terminado pri-mando en nuestros países, donde el desarro-llo urbano se da por pequeños micropactos, que resuelven la localización de usos o infra-estructuras respaldadas por el poder econó-mico y político; cargando las externalidades negativas a la colectividad. Si bien las fuerzas económicas y políticas también deben formar parte del juego del proceso de planeación y ordenamiento, éstas deben enmarcarse en un proyecto más amplio, concertado y enfocado a objetivos de carácter colectivo.

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 15

Por lo general, mediante un análisis profundo de nuestras normas urbanas, éstas muestran que como reguladoras y orientadoras del de-sarrollo son falsas, pues carecen de esa capa-cidad; por consiguiente, tanto la forma en que fueron definidas como sus mismos conteni-dos, dejan que el mercado opere libremente.

Las revisiones del POT responden a los pac-tos políticos realizados en campaña y que pertenecen a círculos cerrados de poder, que luego se matizan bajo procesos técnicos (una pequeña tecnocracia que entiende el tema) y se adornan de procesos de participación para dotarlos de legitimidad.

B. ¿Cuál es la gobernabilidad frente al territorio?

La década de los ochenta generó un cambio en las políticas nacionales de manejo del Estado. Ante su crisis, comenzó a entregar parte de sus funciones a los municipios. La descentra-lización municipal inició así un largo camino, una vez ratificada en la Constitución Política: Colombia es un Estado Social de Derecho, or-ganizado en forma de República unitaria, des-centralizada, con autonomía de sus entidades territoriales…2. En cuanto a los usos del suelo y el ordenamiento del territorio, el artículo 311 de la Constitución estableció que, Al municipio como entidad fundamental de la división polí-tico-administrativa del Estado le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el pro-greso local, ordenar el desarrollo de su terri-torio, promover la participación comunitaria, el mejoramiento social y cultural de sus habi-tantes y cumplir las demás funciones que le asignen la Constitución y las leyes. Y asignó a

los concejos municipales la definición de los usos del suelo.

En ese plano, la ley 388 de 1997 propuso el marco de ordenamiento territorial munici-pal con restricciones frente a su articulación regional, la cual quedó evidenciada con la sentencia mediante la cual se eliminaron las competencias de los ámbitos nacional y de-partamental establecidas en la ley, por tratarse de temáticas correspondientes a la Ley Orgá-nica; limitando así la posibilidad de generar una planificación de carácter más amplio.

Sin embargo, en los últimos años, asistimos a un proceso sistemático de retorno a la cen-tralización de las decisiones sobre el territorio. Desde diferentes sectores, las decisiones del gobierno nacional están limitando la autonomía municipal y pasando por encima de las deci-siones del ordenamiento territorial de los mu-nicipios y distritos. Este hecho, tiene especial preponderancia en el caso de Bogotá, pues los temas más complejos y de mayor conflicto se sitúan en la esfera de la intervención nacional.

En primer lugar, en el caso bogotano, 75% de su suelo es de carácter rural y es un elemento esencial del ordenamiento territorial y de las políticas sociales y de inclusión, trabajadas desde la perspectiva del proceso regional que ha venido impulsando el Distrito en el marco del Plan Maestro de Abastecimiento y en las políticas de seguridad alimentaria. Sin em-bargo, la capacidad de definición de usos del suelo rural se ve limitada por la ley 1152 de 2007, de Desarrollo Rural, en la cual el artícu-lo 11 determina3: El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural será responsable de liderar y coordinar la formulación de la política general

2. Constitución Política de 1991, artículo 1º.3. La ley fue declarada inexequible por problemas de procedimiento en los procesos de participación en su formulación, durante el proceso de

edición del presente artículo. Sin embargo, se mantiene la referencia, pues es válida en el sentido de soportar la visión que desde el ejecutivo nacional se propone frente al ordenamiento territorial y al hecho que sobre estos contenidos no hubo objeciones de fondo..

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16 Cámara de Comercio de Bogotá

de desarrollo rural, con base en criterios de ordenamiento productivo y social que permi-tan determinar las áreas prioritarias de desa-rrollo rural. Y que para el efecto, establecerá el uso actual y potencial del suelo, ordenará las zonas geográficas de acuerdo con sus ca-racterísticas biofísicas, sus condiciones eco-nómicas, sociales y de infraestructura, y de-finirá los lineamientos, criterios y parámetros necesarios que deben ser considerados para la elaboración de los Planes de Ordenamiento Territorial en las zonas rurales de los munici-pios. El artículo 14 establece: Los Consejos Municipales de Desarrollo Rural,…, deberán incorporar el ordenamiento productivo de acuerdo con lo establecido en el artículo 11 de esta ley.

El segundo tema tiene que ver con la minería. Uno de los temas críticos de Bogotá se re-laciona con la actividad minera en la cuenca del río Tunjuelo y en los municipios vecinos, especialmente Soacha, de donde Bogotá se abastece de materiales de construcción. A pesar de los esfuerzos del POT de intentar intervenir bajo la figura de los Parques Mine-ro-Industriales, su capacidad de acción es ex-

tremadamente limitada; pues la competencia sobre la totalidad de los títulos mineros y del manejo ambiental en las minas más grandes depende de las entidades del gobierno nacio-nal. Las discusiones sobre este tema se ven enmarcadas en una política nacional amplia-mente favorable a la expansión de la actividad minera. El Plan Nacional de Desarrollo esta-blece como política “consolidar y promocio-nar ‘El País Minero’”; fortalecer la acción del Estado en materia de promoción de la inver-sión privada en la exploración y explotación minera y la evaluación de las condiciones y el potencial geológico del país, teniendo como meta para el período 2006-2010, el desarro-llo de actividades de exploración geológica en 120.000 km2, geoquímica en 120.000 km2 y geofísica en 90.000 km2. Además, el Códi-go de Minas ordena que “ninguna autoridad podrá establecer ni exigir permisos, licencias o requisitos adicionales para la procedencia de las propuestas”. En este contexto, el go-bierno nacional tiene autonomía absoluta para otorgar licencias mineras a los privados que la soliciten, y no hay articulación con ningún instrumento de planificación municipal, ni consulta a autoridades municipales.

Foto Localidad de UsmeFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 17

Un tercer tema se relaciona con los macro-proyectos urbanos definidos mediante el decreto 4260 de 2007. Mientras el Distrito ha invertido importantes recursos y un alto costo político en el montaje de las operacio-nes estratégicas, la promoción de un modelo regional desconcentrado y el fortalecimien-to de los planes parciales para el logro de una mejor calidad urbana y la distribución de cargas y beneficios, desde el gobierno na-cional se propone que los macroproyectos constituyan determinantes de ordenamiento de superior jerarquía para los municipios y se entiendan incorporados en sus Planes de Ordenamiento Territorial. Y, por tanto, “en los procesos de revisión y ajuste de los Planes de Ordenamiento Territorial, los municipios y distritos deberán dar estricto cumplimiento a las disposiciones contenidas en los res-pectivos macroproyectos”. En cuanto a la iniciativa, “las entidades territoriales, áreas metropolitanas y particulares podrán su-gerir al Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial que se identifiquen o determinen los macroproyectos”; es decir, el municipio o Distrito pasa a ser un actor pasivo frente a su territorio, tal como lo rati-fica el artículo 11 del decreto, cuando dice: “Formulado el macroproyecto, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial dará aviso mediante comunicación escrita a los representantes legales de los municipios y/o distritos en cuya jurisdicción se ejecu-tará el macroproyecto, con el propósito de que las acciones urbanísticas que pretendan desarrollar estas entidades territoriales en las áreas que hagan parte del macroproyecto sean concertadas con el Ministerio de Am-biente, Vivienda y Desarrollo Territorial”. De la misma forma, una vez adoptado el macro-proyecto por el Ministerio, se “enviará copia del acto administrativo que lo adopte a los municipios, distritos y autoridades ambien-tales con jurisdicción en el área en la cual se ejecutará el macroproyecto”.

Igualmente, se establece que “los macropro-yectos reglamentados en el presente decreto únicamente requerirán la adopción de planes parciales para su ejecución cuando así lo de-termine el acto administrativo que lo adop-te y la entidad ejecutora tendrá la iniciativa para su formulación”. De esta manera, queda desorganizada la base del sistema de orde-namiento y gestión planteada por la ley 388 de 1997.

Desde este marco, se adelantan macropro-yectos en los municipios de Soacha, Mos-quera y Madrid, de 37.000 viviendas, aproxi-madamente; logrando así juntar un anillo de pobreza al otro lado del río, rompiendo con el esquema de planeamiento regional y atentan-do ambientalmente contra la Sabana de Bo-gotá, definida por el mismo Ministerio como ecosistema estratégico.

Un último aspecto, está relacionado con el manejo ambiental, del patrimonio cultural y de megaproyectos de infraestructura y los niveles de decisión nacionales y regionales: la definición de la sabana de Bogotá como ecosistema estratégico (ley 99 de 1993), la declaratoria de la reserva forestal de los ce-rros orientales y el manejo de la zona rural en el territorio distrital por parte de la Corpora-ción Autónoma Regional CAR), el manejo del río Bogotá, la zona rural de Sumapaz (parque nacional) y las condiciones de desarrollo del borde norte de Bogotá (futura reserva fo-restal regional) y temas como el patrimonio cultural en cuanto a los Planes Especiales de Protección (caso Villa Adelaida) y el pro-yecto del aeropuerto El Dorado, muestran un panorama, donde las áreas y temas de mayor conflicto e interés ciudadano, quedan por fuera de la gobernabilidad distrital. Cabe preguntarse al respecto, cuál es la real ca-pacidad de la ciudad para definir su rumbo, cuando temas tan críticos y estratégicos son definidos en otros escenarios o por decisio-

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nes inconsultas de otros niveles de la admi-nistración pública, no siempre coincidentes con los desarrollos y políticas del Distrito Capital y cuál es la estrategia de Bogotá para abordar dicha problemática.

Desde la perspectiva de la concepción política de los instrumentos de planeación y por ende de participación, y del sistema de relaciona-miento para la toma de decisiones sobre el territorio entre niveles territoriales, el Distrito y, en general, los municipios colombianos,

cuentan con serias limitaciones en el ejercicio de sus competencias frente al ordenamiento del territorio. En ese sentido, como cabeza del proceso territorial de ordenamiento y líder en la intervención del suelo urbano, se esperaría de Bogotá la construcción de una posición frente a estos temas de orden nacional. Para ello re-quiere necesariamente resolver los problemas de gobernabilidad de su territorio; y establecer los mecanismos para lograr avanzar, desde el ejercicio de su autonomía y el conocimiento de su territorio, en estos temas estratégicos.

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Introducción

La decisión de los individuos y las comunida-des de asociarse está mediada por el interés de mejorar la calidad de vida de los entornos que habitan; es un comportamiento natural propio de las aglomeraciones humanas. Ade-más, es un derecho protegido por la mayoría de las formas sociopolíticas de organización. En este sentido, el espacio público de las ciu-dades es un lugar propicio para la experiencia asociativa y un indicador determinante de la calidad de vida de los conglomerados que ha-bitan los espacios urbanos.

En términos asociativos y como principio de cooperación, la idea de conformar redes sociales cuyo propósito sea la preservación y mejora del espacio público, debe consti-tuirse en un hábito, debe ser una rutina que promuevan los mismos ciudadanos y sus re-presentantes en todas las instancias sociopo-líticas y económicas. Se trata de fortalecer y empoderar estas formas organizativas y dar-les un estatus de interlocutores legítimos de la sociedad con capacidad de negociación y concertación frente a sus miembros y a los representantes institucionales.

En Bogotá, el Plan Maestro de Espacio Públi-co –PMEP–, decreto 215 de 2005, propone la constitución de Redes de Gestión Social

–RGS– para operar con carácter mixto –pú-blico-privado- en generación, mantenimiento y aprovechamiento económico del espacio público; esto sin prejuicio de la independencia y autonomía de otras formas organizativas. Es en este marco que a continuación se presenta una propuesta para que operen dichas redes en los términos que el PMEP lo dispone. Dos partes conforman este documento: el marco normativo dado por el PMEP y una metodolo-gía para su operación.

A. Plan Maestro de Espacio Público de Bogotá –PMEP–, decreto 215 de 2005

1. EstrategiasocialdelPMEP

El PMEP definió una estrategia de gestión social del espacio público, en la que una de sus fundamentales líneas de acción consistió en la creación y consolidación de RGS en las Unidades de Planeamiento Zonal –UPZ– (y los demás instrumentos de planeamiento4). A continuación veamos los contenidos básicos de dicha estrategia:

En el capítulo II denominado “Estrategia de gestión social” –artículo 9º–, se define el ob-jeto que busca descentralizar la gestión social, y promover la creación y consolidación de las Redes de Gestión Social del espacio público a través de los instrumentos de planeamiento.

2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA PLANEACIÓN DEL TERRITORIO: LA EXPERIENCIA DEL PLAN MAESTRO DE ESPACIO PÚBLICO DE BOGOTÁ

Pedro Eliseo Sánchez Baracaldo

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20 Cámara de Comercio de Bogotá

Por consiguiente, y como parte de la tarea de promover las RGS, entre 2005-2006, la Secretaría Distrital de Planeación –SDP–5 contrató una consultoría en la que se indagó por las posibilidades de encontrar formas de organización social susceptibles de cooperar con entidades públicas o con actores inte-resados en la implantación de alguno de los instrumentos de planeamiento mencionados. Esto, según la hipótesis que ve en la imple-mentación de dichos instrumentos la mejor posibilidad de recuperar, mejorar y aprovechar el espacio público.

El autor realizó los inventarios de los instrumen-tos adoptados en un sector de la ciudad deno-minado por el POT, Centralidad de escala na-cional e internacional Chicó-Lago, dentro de la UPZ No. 97. Se valoró el impacto de los instru-mentos de planeamiento en curso, la incidencia de éstos en la estructura socioeconómica de la UPZ (áreas de actividad/usos del suelo) y las posibilidades de hacerlos funcionales dentro de la estrategia de gestión social de las RGS.

Se propuso la medición y seguimiento a las instituciones (dotacionales sin regularizar

4. Planes de Regularización y Manejo, Planes de Implantación, Planes Parciales, Planes Zonales, y Operaciones Urbanas Integrales –OUI–, como lo propone el Plan Maestro de Espacio Público.

5. Contrato 154 de 2006. “Elaboración de lineamientos y directrices en el marco de la política de gestión del Plan Maestro de Espacio Público en materia de diseño de proyectos de espacio público y de gestión social de escala local, y los parámetros para el desarrollo de operación integrales en centralidades”.

Foto Carrera 15 con Calle 94Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

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y pendientes de plan de implantación) que pudieran vincularse al propósito de generar, mantener y aprovechar económicamente el espacio público. Dado que cada institución de la escala metropolitana y urbana está en la obligación de cumplir con este requisito y de incorporar en el proceso a las comuni-dades de su entorno inmediato; así, dichos procesos se constituyen en escenarios de oportunidad6.

Para el efecto, en el caso citado de la Cen-tralidad Chicó-Lago, la SDP priorizó la imple-mentación del instrumento Operación Urbana Integral –OUI– y dentro de ésta propuso para cada proyecto identificado una RGS como ga-rante y complemento del diseño económico y urbano de éstos; con el fin de que los actores y las comunidades involucradas hagan se-guimiento y procuren el cumplimiento de los estándares mínimos en cuanto a espacio pú-blico generado, recuperado y acordado para su aprovechamiento económico.

Como par te del mandato al que obliga el de-creto 215 de 2005, éste, en su ar tículo 11, definió el “Programa de creación y consoli-dación de redes para la gestión social”, en donde la administración distrital estimulará y promoverá la creación y el for talecimien-to de RGS, las cuales tendrán por objeto apoyar la función pública relacionada con el manejo y utilización del espacio público, y promover la adecuada apropiación social del mismo. Este programa está constituido por:

• Las acciones tendientes a promover la in-tegración de organizaciones comunitarias, entidades públicas y organismos privados

en la creación y consolidación de las Re-des de Gestión Social.

• La adopción, ejecución y seguimiento de proyectos identificados, formulados y compartidos por estas redes, en los cuales se buscará cualificar los correspondientes tejidos de espacio público, según las direc-trices establecidas por los planes de cada uno de los instrumentos de planeamiento.

De acuerdo con este programa, la viabilidad de las RGS estará estrechamente vinculada a la capacidad de los actores de formular y ejecutar proyectos según las orientaciones del PMEP; hecho que en buena medida depende de la capacidad de aquellos de ubicar secto-res de oportunidad, en donde la renovación urbana y sus posibilidades a través de las OUI y demás instrumentos citados adquiere una preeminencia evidente.

Entonces, desde el sector público, mediante el PMEP se configura un contexto político e institucional favorable para crear y conso-lidar las primeras redes de gestión social en las localidades del Distrito y en las UPZ correspondientes. En la creación de las pri-meras 20 redes –meta del PMEP a 2008–, deben participar todas la entidades públicas cuya misión esté orientada a la generación, consolidación o preservación del espacio público.

Específicamente, en esta tarea trabaja también el Departamento Administrativo de la Defenso-ría del Espacio Público –DADEP–, conforman-do RGS en las ocho localidades que recorre el río Tunjuelito, en las UPZ respectivas, y con todas las organizaciones sociales existentes

6. El PMEP incluye un programa que puntualmente obliga la creación y consolidación de redes para la gestión social del espacio público, a través de las Unidades de Planeamiento Zonal y los demás instrumentos de planeamiento.

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que se quieran vincular al proyecto de recupe-ración de este río.

Es claro entonces que si en la ciudad constan-temente se está recuperando y construyendo espacio público, es necesario generar un es-cenario de articulación entre los sectores co-munitario, privado y público, en el que:

• Se analicen los impactos y oportunidades que las intervenciones en el espacio públi-co generan para los habitantes.

• Se definan iniciativas que permitan pro-mover la apropiación ciudadana del espa-cio público.

Foto Parque el Virrey Carrera 15Fuente: Cámara de Comercio de Bogotá

En síntesis, se debe proceder abriendo espa-cios de debate con los sectores comunitario y privado, de modo que sea posible introducir criterios de diseño social de los proyectos y con el fin de identificar y manejar adecuada-mente los impactos sociales que ellos mismos generan. Se trata de que los habitantes de los sectores objeto de las intervenciones tengan un lugar concertado en los planes y benefi-cios que se derivan desde los componentes económicos y urbano asociados al diseño del proyecto. Así mismo, de vincular y facilitar la cooperación entre sectores público y privado, en donde cada uno aporte sus competencias y en donde prioritariamente prevalezca el respe-to e integración a los beneficios del proyecto por los pobladores vinculados a su entorno.

B. Propuesta metodológica

1. EnfoqueoperativodelasRedesde GestiónSocial

Las redes deben soportarse en preceptos de eficacia asociados a la competitividad, soste-nibilidad social y económica; además de ser conformadas con criterio gerencial y operar como un sistema de alianzas público-privado de acuerdo con los preceptos del mandato constitucional de la democracia participativa, de los lineamientos de la ley 388 de 1997 y del Plan de Ordenamiento Territorial de Bo-gotá. Las RGS son entonces la práctica de la participación ciudadana.

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Por tanto, el enfoque operativo es el de unas redes organizadas con carácter mixto, autó-nomas e independientes en su constitución y cooperativas con las estructuras y dinámicas institucionales, comprensibles del valor de lo público y dispuestas a construir consensos a partir de los conflictos.

En el territorio distrital, tal como está estable-cido en el POT y en el PMEP, habrá un punto medio en el que cada Unidad de Planeamiento Zonal –UPZ– constituirá una red y hacia arriba se consolide una red de redes en lo local y hacia abajo, una red de redes por proyectos. Siendo las áreas de renovación urbana en donde las posibilidades de generar más y mejor espacio público son mayores, las Operaciones Urbanas Integrales –OUI– se constituyen en una clara opción para la incorporación de las RGS como parte del diseño social del proyecto urbano. También, teniendo en cuenta que son zonas generalmente asociadas a deterioro social.

2. Metodología

Los contenidos de la metodología propuesta se sustentan en los desarrollos del contrato 154 de 2006 de la SDP, “Elaboración de linea-mientos y directrices en el marco de la polí-tica de gestión del Plan Maestro de Espacio Público en materia de diseño de proyectos de espacio público y de gestión social de esca-la local, y los parámetros para el desarrollo de operación integrales en centralidades”; en procesos de participación previos a la adop-ción de instrumentos de planeamiento como la UPZ; en esquemas de formulación de pla-nes parciales de renovación, y en las orienta-ciones derivadas del “Programa de las Nacio-nes Unidas para los asentamientos humanos” (UN-Hábitat) (Herramientas para la gestión urbana participativa - 2002).

Esta metodología compromete cuatro fases que incluyen 16 pasos a seguir. En ella se asu-

men como línea de acción los deberes esta-blecidos por el decreto 215 de 2005 –PMEP–, en relación con la estrategia de gestión social y aquellos que se derivan de la estrategia de coordinación institucional, junto con los com-promisos que se adquieran con los sectores privado y comunitario que se vinculen a los proyectos.

Como lo establece el citado decreto, son un conjunto de acciones coordinadas que tienen por objetivo asegurar la efectiva generación, administración, utilización, mantenimiento y protección del espacio público en el territo-rio distrital. Al respecto, la metodología se entiende como la concurrencia de políticas, actores y acciones, y significa que los invo-lucrados encuentren un camino posible en beneficio del hábitat y la convivencia en el espacio público.

Veamos cuáles son las fases y etapas que conforman la metodología y su desarrollo punto por punto:

Etapas:

Fase 1: Aprestamiento y movilización de ac-tores

• Levantamiento de base de datos: actores y gestores locales

• Movilización de actores-gestores• Elaboración compartida de un perfil so-

ciopoblacional y urbano del lugar

Fase 2: Priorización de temas problemas y compromiso de los actores

• Examen detallado – caracterización de los problemas

• Construcción de marcos de colaboración y formación de consensos

• Formalización de compromisos

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Fase 3: Formulación y aplicación de estrate-gias

• Formulación de estrategias prioritarias• Negociación y acuerdo sobre planes de

acción• Diseño y puesta en marcha del proyecto• Integración de proyectos y planes en enfo-

ques estratégicos

Fase 4: Seguimiento y consolidación

• Puesta en marcha de los planes de acción o proyectos

• Control (monitoreo) y evaluación• Ampliación de escala y réplica (de lo zonal

a lo local)• Institucionalización: las redes como hábi-

to urbano

Ahora veamos más en detalle en qué consiste cada una de estas fases:

Fase 1: Aprestamiento y movilización de actores

• Levantamiento de base de datos: actores y gestores locales

En esta primera etapa debe recurrirse a las entidades distritales encargadas de los víncu-los con los distintos grupos ciudadanos y a las asociaciones comunitarias para actualizar, junto con ellas, las bases de datos de los ac-tores del territorio. Es indispensable anunciar e involucrar en la puesta en marcha del pro-yecto a las alcaldías locales.

• Movilización de actores-gestores

Los actores que habitan o tienen interés en los territorios identificados deben ser con-sultados de forma amplia sobre los distintos temas relacionados con la disposición y dis-frute del espacio público en sus territorios.

Después de haber sido identificados los ac-tores principales por localidad (UPZ o área del proyecto) y en la medida que surja algún proyecto asociado a la práctica del PMEP, se deberán especializar las bases de datos re-curriendo a las instituciones del ramo y a los mismos comunitarios a través de los medios de comunicación convencional: teléfono, ra-dio, televisión, entre otros. A medida que el proceso de involucramiento avanza, debe-mos enfocarnos en los actores clave (los de mayor representatividad, los de mayor tradi-ción cooperativa; en fin, aquellos de los que se pueda inferir mayores niveles de compro-miso y persistencia). En síntesis:

ü Aquellos que se encuentran en el territorio en cuestión, que se afectan o que influyen su dinámica de forma directa;

ü Aquellos que son depositarios del bien común, los que cuentan con la informa-ción sociocultural del lugar y quienes fa-cilitarían los vínculos entre cooperantes;

ü Aquellos que por la tradición o por la pe-ricia técnica y operativa conozcan de la mecánica de involucramiento con otros actores y agentes del espacio público.

En esta fase de acercamiento debe garantizar-se la representación de los grupos más vul-nerables (minorías étnicas, grupos de muje-res, habitantes de calle, no propietarios, entre otros) que habitualmente son marginados de los procesos de concertación.

Al respecto, el Documento Técnico de So-porte –DTS– del PMEP, recomienda no co-menzar las discusiones en la red pretendien-do definir las estructuras jerárquicas como juntas directivas, coordinadores, voceros; ni tampoco iniciar discutiendo la personería jurídica de la red, la cual, además, puede comenzar a funcionar sin personería alguna (DTS del PMEP).

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• Elaboración compartida de un perfil so-ciopoblacional y urbano del lugar

Los proyectos que se adelanten en el marco de la gestión social en el espacio público deben estar antecedidos por una caracterización so-cial, económica y urbana del lugar en cuestión, y serán elaborados juntamente por los actores comunitarios e institucionales. La certeza de conocer los elementos vinculantes y el tipo y escala de problema o necesidad a resolver, será garantía del inicio de la solución.

De acuerdo con los lineamientos del PMEP, la caracterización del lugar debe tener en cuenta que los proyectos y las actividades de la red estarán asociados a garantizar, mantener y administrar las previsiones de espacio público que se deriven de las Ope-raciones Urbanas Integrales –OUI– pro-puestas, o de aquellos otros instrumentos de planeamiento o proyectos que se pongan en marcha.

Foto Carrera 15 con calle 85Fuente: Cámara de Comercio de Bogotá

Fase 2: Priorización de temas problemas y compromiso de los actores

• Examen detallado – caracterización de los problemas

En el examen-caracterización detallado del territorio deben precisarse las áreas de inter-vención o del proyecto, la disponibilidad de re-cursos, los compromisarios, el plan de acción y la formulación de las estrategias prioritarias. Se trata de realizar un ejercicio prospectivo (escenarios futuros) que sintetice el conoci-

miento y los recursos disponibles para la eje-cución del plan de acción.

• Construcción de marcos de colaboración y formación de consensos

Los agentes promotores del respectivo ins-trumento de planeamiento deberán preparar un plan de convocatoria (públicos, privados y comunitarios) en los territorios prioritarios para debatir los distintos aspectos de la ca-racterización (fase 1) y establecer consensos respecto de la forma de operar y aquellos as-

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pectos propios de la conformación de la red: miembros, sede y reglamento.

• Formalización de compromisos

Como resultado de las reuniones preliminares de las cuales debe elaborarse una memoria, cada uno de los asociados asumirá los com-promisos propios al acompañamiento futuro de la red en aquellas labores consecuentes con el lugar social que ocupa en el territorio. Para formalizar los compromisos, los actores lo harán públicamente frente a los asociados en la modalidad de pacto.

Fase 3: Formulación y aplicación de estrategias

• Formulación de estrategias prioritarias

En esta etapa, ya los actores se conocen y han intercambiado posturas e información so-bre su experiencia en procesos similares; en términos cualitativos, es posible conocer las limitaciones y posibilidades de éxito de la ges-tión de la red. Igualmente, deben estar con-ciliados los intereses opuestos; pues se ha elaborado un diagnóstico detallado de la zona y se han establecido los marcos de colabora-ción, formación de consensos y formalización de compromisos.

Es el momento en que se conforman los equi-pos de trabajo y se acuerdan las tareas de mayor valor estratégico.

• Negociación y acuerdo sobre planes de acción

Ahora, se inicia la aplicación de las estrategias prioritarias. En esta etapa, los equipos de tra-bajo consolidan la información documental, validan las memorias del proceso, aseguran compromisos e inician el trabajo técnico ten-diente a elaborar los planes de acción.

• Diseño y puesta en marcha del proyecto

El equipo de trabajo delegado por la red asumirá la responsabilidad de la puesta en marcha del proyecto. Además, es importante anotar que no existe un proyecto único o modelo; los proyec-tos pueden ser tan disímiles como espacios pú-blicos existentes y pueden atribuírseles formas de uso y mantenimiento. El éxito del proyecto estará dado por la rigurosidad del diagnóstico y el apego a la metodología que se aplique.

Durante el trabajo realizado con la SDP (con-trato 154 de 2006), se priorizó la constitución de las redes en UPZ con centralidad urbana, y en las que los proyectos se vincularían a la formulación y puesta en marcha de las Operaciones Urbanas Integrales –OUI–. De esta forma, se garantizaría que la aplicación de los instrumentos de planeamiento (artí-culo 11 del decreto del PMEP) incorporara el componente de la gestión social, simul-táneamente con la puesta en marcha de la OUI. Dicha red velaría, entre otras funciones, porque las condiciones exigibles de espacio público generado y recuperado se cumplan en beneficio de la estructura del mismo y de los usuarios del sector.

Como ya se dijo, son variados los tipos de proyectos a desarrollar en el espacio público. De hecho, el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (DADEP), propone dos tipos de proyectos que pueden ajustarse a los nuevos o renovados espacios que surjan de la aplicación de los instrumen-tos de planeamiento; veamos:

ü “De aprovechamiento económico: son propuestas financieras para el recaudo e inversión de los recursos obtenidos por la venta del servicio de usufructo del espacio público intervenido. En estos proyectos se requiere de una propuesta administrativa, presupuestal y jurídica sobre el mante-

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nimiento, regeneración, sostenibilidad y manejo del espacio público.

ü Construcción, mantenimiento y soste-nibilidad: son proyectos que no implican un aprovechamiento económico de los espacios públicos, al menos en su prime-ra etapa. Se realizan en zonas residencia-les de baja consolidación, preferiblemente ubicadas en estratos 1 y 2; caracterizadas por la creciente degradación del espacio público y que requieren con urgencia la inversión pública. En estos casos, las comunidades y sus organizaciones apor-tarán la mano de obra para la realización del proyecto y la administración distrital entregará los materiales necesarios para su cristalización”.

Una vez realizada la intervención, y como se ha planteado para la operación de las RGS, se firmará un pacto entre las entidades distritales y las comunidades, en las que se comprome-ten, por un lado, a crear equipos de trabajo comunitario que garanticen la sostenibilidad e impacto de las inversiones; a promover en todo caso la intensificación de su uso, a vigilar y controlar sus áreas, a gestionar campañas de limpieza y embellecimiento, y a desarrollar iniciativas que permitan su aprovechamien-to económico y, por consiguiente, su mejo-ramiento y sostenibilidad. Por su parte, las entidades distritales y las alcaldías locales se comprometerán a brindar capacitación y ase-soría continua. (Documento de trabajo DADEP, Redes de Gestión Social del Espacio Público: lineamientos conceptuales, metodológicos y operativos, marzo 2007).

• Integración de proyectos y planes en en-foques estratégicos

En esta etapa, el equipo de trabajo realiza un balance sobre la realidad del proyecto y cruza los avances frente a las exigencias mínimas

de factibilidad; es el momento del replanteo en cuanto al enfoque estratégico del proyec-to. Se trata de ratificar la disponibilidad de los recursos y el apego a los acuerdos con las instituciones y sus requerimientos legales.

Fase 4: Seguimiento y consolidación

• Puesta en marcha de los planes de acción o proyectos

Esta etapa se desarrolla durante toda la fase 4 y es el resultado de la aplicación de los acuer-dos. La mayor carga de trabajo recae sobre el equipo técnico y éste, a su vez, acordará un cronograma de presentaciones de seguimien-to a los miembros de la red. El valor del ejerci-cio reafirma el compromiso de los asociados y canaliza las energías y el tiempo previsto para el cumplimiento de las metas.

Es necesario que la RGS esté en permanente contacto con el equipo a cargo del diseño ur-bano del proyecto.

• Control (monitoreo) y evaluación

En el tiempo de la presentación de los avances, el equipo técnico dispondrá de un formato que recoge las observaciones de los miembros de la red, y los resultados de su aplicación se pre-sentarán en la siguiente reunión. Se trata de un formato simple de memoria o plano guía que contiene los datos básicos de protocolo: fecha, nombres, temas, compromisos y responsables.

• Ampliación de escala y réplica (de lo zonal a lo local)

Cada una de las etapas adelantadas ha sido registrada por módulo, y con el conjunto de módulos o etapas se constituye la memoria del proceso. El propósito es construir un do-cumento de soporte que sirva para los próxi-mos procesos. Se trata de que la experiencia

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sea replicable y susceptible de aplicar en una escala mayor; por ejemplo, pasar de un par-que de bolsillo a uno vecinal o zonal, de un proyecto de calle a uno de corredor de movi-lidad local, hasta la participación en la ejecu-ción de una OUI.

• Institucionalización: las redes como hábi-to urbano

En términos generales, se trata de establecer un procedimiento para formular proyectos aso-ciativos prioritariamente en áreas de renovación urbana de las UPZ, que incluyan diseño social y cuyo propósito sea la preservación y mejora del espacio público, considerando los beneficios

y la inclusión de los habitantes y usuarios del área de los proyectos. Éste debe ser un hábito que promuevan las instituciones, los mismos ciudadanos y sus representantes en todas las instancias sociopolíticas y económicas.

Finalmente, para que las propuestas se con-creten, es necesario entender e integrarse a procesos en marcha, como la Escuela Dis-trital de Espacio Público, propuesta por el DADEP; la Red Pública para la Prestación de Servicios al Usuario del Espacio Público, propuesta por el PMEP; y de acuerdo con las directrices que surjan del Sistema Distrital de Gestión del Espacio Público diseñado por el mismo PMEP.

Foto Parque el VirreyFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

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Encuentros Urbanos

Septiembre 6 al 20 de 2008

Los Encuentros Urbanos ofrecen a los habitantes una experiencia sobre el territorio, con una visión

educativa y de aprendizaje a través de recorridos temáticos dirigidos

por expertos.

Biblioteca Virgilio Barco - Complejo Parque Simón Bolívar

Parque de la Independencia – Parque Nacional

Río Arzobispo – Universidad Nacional

Fotos localidad de TeusaquilloFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

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30 Cámara de Comercio de Bogotá

PresentaciónLa ciudad es un texto que se abre a nuestros ojos desprevenidos o intencionados, en la cual sus actores sociales escriben y reescriben di-versas historias, en el concierto de lo formal y de lo informal, de lo concreto y de lo simbóli-

1. EL PARQUE COMO ESPACIO DE VIVENCIAS EN LA CIUDAD

Nubia Moreno Lache y Liliana Rodríguez Pizzinato

co, de lo objetivo y subjetivo, que identifican a sus habitantes. El complejo del Parque Simón Bolívar, es un nicho en el que se encuentran distintas especialidades y temporalidades que lo identifican como un escenario en el que se combina lo urbano, con tintes de paisaje rural de manera mágica.

Parque de los Novios. Glorieta Calle 53 Carrera 50. Fuente: Archivo del autor Fuente: Archivo del autor

Este espacio de esparcimiento conocido como “Parque Simón Bolívar”, ubicado en “las loca-lidades de Teusaquillo, Engativá y Barrios Uni-dos, cuenta con un área inicial de 55 hectáreas pertenecientes a la Beneficencia de Cundina-marca; forma parte de los terrenos que fueron transferidos al Distrito Especial como pago por algunas deudas adquiridas con el mismo. Fue creado mediante acuerdo 50 de 1968 con el nombre de Parque El Salitre. Los terrenos de este parque están localizados entre la Avenida del Congreso Eucarístico, carrera 63, entre las

autopistas Eldorado y Calle 68. En este parque se planeó la construcción de un zoológico, el cual nunca se realizó. El parque inicial tenía un pequeño lago, senderos peatonales que unían las canchas de balompié y baloncesto, piscina, juegos infantiles y equipamientos de servicios” (Zambrano, 2003:136).

Hoy, el complejo “Parque Metropolitano Si-món Bolívar” expresa el dinamismo y trans-formación característica de las ciudades informales, en las cuales las redes de infor-

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mación y transformación urbana, permiten desarrollar procesos de gestión y toma de decisiones que tienen un impacto local. La recreación y el esparcimiento que allí se con-solida, es un ejemplo de los flujos y trans-formaciones que se intercambian permanen-temente en la escena urbana. La presencia educativa es otro de los elementos que la

caracterizan a través de la instauración y de-sarrollo de la Biblioteca Virgilio Barco, la cual impregna un tinte especial que divaga entre el arte, la ciencia, el conocimiento, la cultura y la recreación; constituyendo subespacios dentro de sí misma y aun cuando no hace parte directa del parque, sí lo es del complejo que él mismo ha constituido.

Entorno Biblioteca Virgilio Barco Entorno Biblioteca Virgilio Barco Fuente: Cámara de Comercio de Bogotá Fuente: Cámara de Comercio de Bogotá

A. La ciudad: escenario de reflexión geográfica

El concepto de espacio geográfico es evi-dencia y elemento constitutivo de la relación individuo-sociedad e individuo-naturaleza. En ese sentido, se encuentran diversos elemen-tos integrantes que permiten la identificación, codificación y representación que el hombre posee sobre su lugar habitado, es decir, sobre su espacio ocupado y construido; de allí que resulta un concepto amplio de precisar.

Algunas definiciones sobre espacio geográfi-co lo asumen como el resultado que da cuen-ta de la “… forma y evolución partiendo de unos conjuntos de relaciones, pero estas rela-ciones se establecen en un marco concreto: el de la superficie de la Tierra” (Dollfus, 1976:8). De igual forma es posible entenderlo como la

resultante de acciones humanas en tanto el espacio “… nace en la iniciativa humana y expresa el proyecto propio de cada sociedad. Esta afirmación caracteriza el espacio como esencialmente dinámico y como producto hu-mano. Una de sus cualidades básicas es su historicidad determinada por unas condicio-nes precisas y se configura acumulativamente en el tiempo” (Méndez, 1980, citado por Ce-rón, 1993:119).

En ese orden de ideas, se entiende que el espacio geográfico es el resultado de pro-cesos históricos que equivalen a cambios en la realidad; por tanto, es, a su vez, una construcción social que goza de la facultad económica, política y cultural dada por la sociedad que la transforma y dinamiza. En él se encuentran estructuras agrarias, in-dustriales, urbanas, éticas, estéticas y cul-

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turales con una lógica y manifestación que permiten establecer las relaciones naturales y ar tificiales.

De igual forma, el espacio geográfico se cons-tituye en la principal fuente de recursos natu-rales y humanos que paralelamente actúan y generan contrastes regionales por la acción: dominante-dominado. “El hombre desde su origen requiere relacionarse con su espacio para producir, convirtiendo al medio geográfi-

co en objeto de las actividades humanas. Esta relación se materializa a través del trabajo, entendido como una categoría social, en la medida que una persona no actúa individual-mente frente a la naturaleza, sino en el marco de la formación social a la cual pertenece. Se establece, entonces, que la relación sociedad-naturaleza se verifica a través de los procesos productivos, los cuales adquieren una carac-terización específica en el tiempo y en el espa-cio” (Cerón, 1993:122).

Entorno Biblioteca Virgilio Barco Glorieta Cra. 50. Calle 63 Fuente:Archivo del autor Fuente:Archivo del autor

La concepción de espacio geográfico se modifica por su evolución y dinamización a través del tiempo y por la visión cultural e ideológica que el hombre posee de él eviden-ciado en la representación. La importancia del conocimiento espacial en todas sus dimen-siones y posibilidades es de vital importancia dentro del saber geográfico; ya que además de conocer y comprender el espacio, permite argumentar la enseñanza y el aprendizaje de la denominada “geografía funcional”, desde y para el sujeto, desde y para el espacio, basa-da entonces, en la apropiación y percepción que posee el hombre sobre su espacio, para así poder generar estrategias prácticas y ade-

cuadas para su utilización, comprensión, sig-nificación y apropiación.

Ahora bien, al hablar del espacio geográfico referido a la ciudad, ésta puede ser concebida desde una proyección tridimensional porque deja ver elementos funcionales, culturales y físicos, que se entrelazan para constituir una imagen o diversas imágenes de la ciudad. En este aspecto tridimensional, el hombre como ser transformador de un espacio ejerce gran influencia sobre ella, ya que él es quien la transforma a través del tiempo por medio del uso del suelo. Lo funcional, lo cultural y lo físi-co permiten detectar elementos fundamenta-

Actividades que se instauran en diferentes

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les de la ciudad, que van desde su mismo em-plazamiento hasta su expansión, teniendo en cuenta la distribución, dinámica y utilización misma del espacio urbano. De esta manera, el espacio urbano va a consolidar por la ac-ción humana la denominada Imagen urbana. Imagen que se complementa con la concep-ción teórica de Carter (1987), cuya aplicación permite hablar de la ciudad bajo dos grandes dimensiones: la ciudad en el área y la ciudad como área.

Es posible, por tanto, comprender que la ciu-dad se constituye en un sistema de relacio-nes que se manejan dentro y fuera de ella, evidenciando su dinámica y complejidad entre su estructura interna y las regiones cercanas. Entonces, la ciudad adquiere estatus e inicia un proceso de crecimiento que en los con-textos urbanos mundiales ha sido acelerado y contrastante, llegando a la instauración de las denominadas ciudades de cuarto orden o en otros escenarios espaciales a la imple-mentación de las denominadas tecnópolis. En Colombia, este proceso no ha sido ajeno y aun cuando distamos de estos últimos tipos de connotación urbana, ciudades como Bogo-tá son prueba de un acelerado y contrastante proceso de expansión y transformación espa-cial; lo que, a su vez, ha llevado al surgimiento de unas nuevas relaciones e interacciones de y para sus habitantes y unos nuevos lengua-jes de la ciudad, los cuales demandan lectu-ras y comprensiones en la amplia gama de la estética urbana.

En ese orden de ideas, la ciudad se concibe como un compendio de elementos físicos, culturales y funcionales que llegan a estable-cer relaciones con otros espacios y dentro de él mismo, en tanto “la ciudad es un espacio geométrico, social, económico y vivencial, también es un espacio físico que se locali-za sobre un punto concreto de la superficie terrestre, y que se constituye y organiza con

relación a un entorno cercano e inmediato y a otro más distante” (Zárate, 1984). Es per-tinente resaltar la acción del hombre en la ciudad, ya que ella permite estructurar en el espacio urbano valores sociales, políticos y económicos por medio del establecimiento de funciones administrativas, residenciales, educativas, financieras, recreativas y comer-ciales que conducen de una u otra manera a lo que puede comprenderse bajo el crisol de la “humanización del espacio”; pues no se detiene en una reflexión exclusivamente epis-temológica sobre la acción del hombre en el lugar, sino que busca interpretar las diversas maneras como dialógicamente en el espacio se evidencian interacciones y apropiaciones de la ciudad en los sujetos que la constituye. Por ello, se puede comprender cómo el sujeto incorpora, habla y lleva a su ciudad, indepen-diente al lugar en el que se encuentre sobre la superficie terrestre.

Centro de Alto RendimientoFuente: Archivo del autor

La ciudad, por tanto, evidencia una estructura urbana que es entendida desde las diversas formas de especialización del suelo en zonas diferentes, teniendo en cuenta las característi-cas demográficas y sociales que existen. Así, la ciudad presenta el aspecto macroestructu-ral y microestructural; es decir, aquellos que

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reflejan el juego de relaciones existentes en la ciudad y que se hacen latentes en la arquitec-tura, la estructura social, la concentración de servicios, los diversos sectores como el resi-dencial, financiero e industrial y las relaciones socioeconómicas que generan entre sí, sin obviar elementos tan importantes en la ciudad y en la percepción que de ella poseen sus ha-bitantes (como nodos, hitos, bordes, sendas y cinturones comerciales) que construyen la concepción individual de la ciudad, y que, a su vez, son la producción colectiva que sustenta la imagen y representación de ella.

B. El Parque Simón Bolívar: un complejo deportivo, recreativo y de esparcimiento constituido en escenario de vivencias en la ciudad

1. Reconocimiento espacial del ParqueMetropolitanoSimónBolívar

Simón Bolívar, no es sólo un ámbito diseñado para la recreación, el descanso y la cultura, sino que, además, es un espacio cargado de percepciones, emociones, sueños, que lo configuran como un espacio habitado por el sujeto. A continuación se intenta establecer un acercamiento entre estas dos perspectivas como una forma de pensar en la ciudad de manera alternativa.

El Parque Simón Bolívar corresponde a un programa de Plan Maestro para la ciudad de Bogotá, en donde se combinan diferentes ele-mentos que posibilitan la instauración de un escenario multifuncional con sus especificida-des espaciales dentro del mismo, lo que via-biliza los contrastes y divergencias de manera más latente en una aparente homogeneidad. Entonces, es posible hablar del parque como “una agrupación de varios parques cada uno con características y procesos diferentes, aunque integrados” (Zambrano, 2003:139). Como un gran espacio en la ciudad, el Parque Simón Bolívar asume el nombre de Comple-jo; pues en su interior se encuentran lugares y territorios que conforman espacialidades e interacciones puntuales para los habitantes de la ciudad, así como para los visitantes que a él acuden. Dichos espacios corresponden los siguientes sitios:

ü Parque El Salitre: conformado por el com-plejo deportivo, así como por el parque de diversiones; particularmente para la población infantil en donde lo lúdico y la interacción con el desarrollo del pensa-miento quinestésico son ejes articulado-res del mismo.

ü El parque de atracciones mecánicas, que ha transitado históricamente desde ser uno de los grandes escenarios en la ciudad, hasta convertirse en un proyecto contemporáneo de atracciones para el de-sarrollo de la recreación, en este campo, para los habitantes de Bogotá.

Templete Eucarístico. Parque metropolitano Simón Bolívar

Fuente: Archivo del autor

El reconocimiento de la ciudad, es una oportu-nidad para el ciudadano de acercarse de ma-nera distinta a ella; la funcionalidad del espa-cio no está signada solamente por el uso que define la institucionalidad, sino también por la apropiación y sentidos que delegan en él sus habitantes. Por ello, el Parque Metropolitano

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ü El área recreo-deportiva, que busca, ads-crita a los diversos planes de las alcaldías, tanto Mayor de Bogotá como locales, im-pulsar la actividad deportiva en los habi-tantes urbanos.

ü La zona de Acuaparque, creada no sólo con la finalidad del esparcimiento y la recrea-ción, sino también con el deseo de motivar la natación como práctica deportiva.

ü La Escuela de Salvamento Acuático, bajo la dirección de la Cruz Roja, se constituye en un espacio de formación acuática que pretende impulsar el desa-rrollo de esta práctica depor tiva. Esta escuela, en los últimos años, la acom-paña de manera especial el desarrollo del Complejo Acuático, único en el país; que cuenta con una infraestructura y proyección para impulsar no sólo la práctica de este depor te en la formación disciplinar y profesional, sino también en motivar su práctica como rutina de salud y esparcimiento para los habitan-tes de la ciudad.

ü Biblioteca Virgilio Barco, constituida como escenario para la lectura, consulta y desa-rrollo de diversas actividades acompaña-das del mundo cultural, artístico y de co-nocimiento.

ü Jardín Botánico “José Celestino Mutis”, corresponde a un especial escenario de conservación botánica en la ciudad y en el contexto nacional. En él convergen espe-cies de flora particulares, así como algunas de fauna, que recrean a la ciudad, mues-tran alternativas de aprendizaje y consoli-dan políticas de conservación ambiental.

ü Unidad Deportiva El Salitre, es uno de los equipamientos más antiguos de lo que se conoce como El Salitre y en él se encuentran ligas de formación deportiva, acompañadas por la instauración del complejo Compen-sar, los cuales en conjunto son un escenario particular para el desarrollo de prácticas de-portivas de los habitantes de la ciudad.

ü Parque de los Novios, que cuenta de manera particular con el desarrollo de la recreación pasiva como su principal punto de atracción. No obstante, él es escenario de eventos de-portivos, sociales y de espectáculos.

ü El Museo de los Niños, antecesor de Ma-loca, es uno de los espacios más intere-santes de la ciudad, por lo menos en su origen; que busca articular a la población infantil con aspectos de la ciencia, el arte y el conocimiento en general, en un esce-nario acompañado especialmente por lo verde en medio del cemento urbano.

Parque Simón Bolívar Biblioteca Virgilio Barco Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

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Dada la relevancia y sentido de los espacios que emergen en el Complejo del Parque Si-món Bolívar, es importante y necesario que se construyan alternativas y mecanismos para interactuar con dichos subespacios; articu-lando los planteamientos ambientales a partir de la complejidad y dinamicidad que se pre-senta en el espacio geográfico, para que cada día se aprovechen de mejor manera estos es-pacios que oferta la ciudad a sus habitantes y que se logren crear y fortalecer prácticas de interacción con él.

Inquietarse y cuestionarse por la formación ciudadana y por el conocimiento de un lugar que ofrece a las nuevas generaciones, espa-cios e interacción, es de extrema necesidad para cualquier escenario nacional e interna-cional. Esta inquietud toma mayor fuerza por cuanto es relevante priorizar esfuerzos por buscar y alcanzar verdaderas y reales alterna-tivas que permitan resolver conflictos latentes en los espacios geográficos de manera armó-nica, creando ámbitos para la participación ciudadana; logrando construir relaciones más sonoras en las instituciones educativas, en los lugares de trabajo, en los espacios públicos y en los múltiples escenarios en donde inte-ractúan hombres y mujeres que constituyen la ciudad y, por ende, la sociedad.

Pensar en la ciudad, específicamente en los parques, para el caso el Simón Bolívar, como escenario de reflexión y aprendizaje, eviden-cia la exaltación del significado de espacio y de lugar. Es decir, la geografía refleja, de una u otra manera, la fragmentación de la socie-dad del siglo XXI y la individualización de la sociedad, la cual cada día tiene más ciuda-danos consumidores, pero también deman-dantes de espacios de recreación y esparci-miento. Ciudadanos que a su vez requieren de una formación y una reflexión para cons-truir nuevas posibilidades de interactuar con el espacio geográfico que habitan, por tanto, es mucho más comprensible aterrizar en las categorías urbanas el concepto de espacio entendido como “… un conjunto indisoluble, solidario y también contradictorio de siste-mas de objetos y sistemas de acciones, no considerados aisladamente, sino como el contexto único en el que se realiza la histo-ria” (Santos, 2000:54).

En el escenario urbano es apropiado construir formación ciudadana para que pueda articu-lar el sentido y el ser del sujeto en la ciudad. Formación ciudadana que debe propender a lograr un manejo adecuado y apropiado del espacio urbano desde actitudes en torno a la utilización de los diversos espacios que la

Parque de los Novios Complejo Acuático Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá Fuente:Archivo del autor

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constituyen, como la calle, el supermercado, el parque, entre otros, hasta la generación de actitudes que permitan entender y entenderse en la multiplicidad de sujetos que interactúan en ella; trascendiendo la misma temporalidad de la ciudad, con una proyección a futuro, con la posibilidad cada vez más real de ser puntos y letras armoniosas complejamente orquestadas, con semiótica y estética de manera que reflejemos la creación del gran libro de la ciudad.

La ciudad, escenario y representación del es-pacio urbano, se puede comprender desde el punto de vista de las sinergias que la constitu-yen. De este modo, se entiende que el hombre, como integrador de la ciudad, construye una concepción e imagen de ella y por medio de ésta desarrolla relaciones sociales, políticas y económicas con una funcionalidad específica; que, finalmente, demuestran la dinámica de la ciudad por medio de la cultura urbana, por las expresiones que la ciudad encierra, por las imágenes que se forman y se construyen de

ella, siendo el espacio la categoría y escena relevante para tal acción.

Desde el punto de vista de la filosofía, la catego-ría de espacio presenta varias interpretaciones y concepciones. De esta manera, para Aristóteles éste fue concebido como “lugar” y no como se presentó en la concepción de los atomistas quienes lo reducen a “lo vacío”. En Descartes, el espacio se va a concebir desde la extensión con propiedades particulares, como la continuidad, exterioridad, reversibilidad y tridimensionalidad, entre otras. Para Newton, el espacio evidencia y es respuesta de la realidad en sí, independien-te de los objetos y de las transformaciones de dichos objetos situados en él. Para Kant, el es-pacio corresponde a una forma de la intuición sensible, una forma a priori de la sensibilidad; por tanto, el espacio va a ser la resultante de la condición de la posibilidad de los fenómenos, una intuición pura, la condición subjetiva de la sensibilidad. Mientras que para Hegel, el espa-cio equivale a una fase, un momento del desen-volvimiento dialéctico de la idea.

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Presentación

La ciudad es un espacio humano, humaniza-do, es apenas uno de los resultados de los procesos de participación del ser humano con el espacio geográfico; pero es también escenario de nuestra experiencia vital, esce-nario inexorable de la realización efectiva de nuestras intencionalidades, proyectos y es-peranzas que como sociedad y como sujetos albergamos. La ciudad no es comprensible si separamos la realidad de sus habitantes y la de sus múltiples espacios; los dos son históricos, por tanto, objeto y origen de re-presentaciones, imaginarios y significados, son inseparables por su misma naturaleza: la construcción del espacio urbano.

Nos ocuparemos entonces de ver desde dis-tintos puntos la relación inmanente entre el ser humano partícipe de la ciudad (ciudadano), la ciudad como construcción colectiva y las diversas manifestaciones resultantes de esa tensión, que pueden presentarse en símbo-los, hitos, narraciones, edificaciones, obras, etc., cuidando de atender a nuestra cotidiana reflexión ante las prácticas y saberes que en-riquecen las formas de enseñar y aprender a partir del medio urbano.

Entendemos la ciudad como un espacio con-creto y mensurable, y, a la vez, empíricamente abarcable, en palabras del profesor Fernando Cruz Kronfly, “lugar de utopías, y miedos, riesgos y aventuras, encuentros y desencuen-tros, evocaciones y rupturas”7; en resumen, una construcción cultural donde coexisten muchas formas de usar, modificar y pensar esa misma construcción. En este sentido, cualquiera de los recorridos que registramos aquí tiene una unidad semán-tica, a modo de una narración; es coherente con la continuidad y, así mismo, con la dis-continuidad, con lo visible y con lo que es necesario descubrir, con el tiempo y con el espacio. Si bien partimos de un lugar y llega-mos a otro, el recorrido no es lineal, porque una parte de nuestra experiencia de vida se realiza o se ha realizado allí, porque la historia nos enfrenta con la necesidad de ver el estado actual de la ciudad en retrospectiva.

Particularmente, en este artículo, nos con-centraremos en darle una mirada desde la experiencia, la historia, la enseñanza y la cul-tura a dos parques emblemáticos de Bogotá; además de aproximarnos a algunos barrios que más que el entorno de estos parques,

2. RELACIONES DE CONTIGÜIDAD: UNA MIRADA A DOS PARQUES DE LA CIUDADCarolina Moreno Cruz, Felipe Castellanos Sepúlveda y Alexander Cely Rodríguez

7. Cruz Kronfly, Fernando. “Las ciudades literarias”. En: Giraldo, Fabio y Viviescas, Fernando (1996). Pensar la ciudad. Bogotá: Tercer Mundo Editores, pp. 191-213.

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constituyen parte integral de su construcción y cambio. El Parque de la Independencia y el Parque Nacional “Enrique Olaya Herrera”, son aquí objeto de nuestra reflexión en cuan-to a expresión del crecimiento, significación y función de la ciudad: espacios públicos, espacios patrimoniales, espacios populares, espacios literarios, espacios subjetivos, y to-dos estos escenarios posibles de enseñanza y aprendizaje.

A. El Parque de la Independencia y la llegada de un nuevo siglo

1. Antecedentes

El siglo XX en Colombia comenzó con la lla-mada Guerra de los Mil Días que se extendió entre 1899 y 1902 y continuó con la separa-ción de Panamá en 1903. Desde el último año del siglo XIX y el primer día del siglo XX, todo parecía ir en contra de nuestro país. Colom-bia vivía según la historia, una de las guerras más cruentas que llevó al país a un desangre de cerca de tres años y en donde todos sus habitantes tuvieron que ver con la idea de con-servadores o de liberales; cada uno de estos partidos políticos creía que era la salvación del país y esto desencadenó una época de odios que no sabemos todavía si después de tantos años haya acabado.

Desde la promulgación de la Constitución Política de 1886, nuestro país estaba gober-nado por una hegemonía de presidentes con-servadores; el siglo XIX había terminado bajo el gobierno de Manuel Antonio Sanclemente (1898-1900), quien por enfermedad le cedió el poder a José Manuel Marroquín (1900-1904) y, posteriormente, el general Rafael Reyes (1904-1909), quien le entrega el poder a Ramón González Valencia (1909-1910), y éste, a su vez, lo entrega un año después a Carlos E. Restrepo (1910-1914).

Bogotá hacia 1910 tenía algo más de 100.000 habitantes; era una ciudad pequeña compara-da con la dimensión de las ciudades de hoy en día. Los bordes de la ciudad eran la iglesia del barrio Egipto por el oriente, la Estación del Ferrocarril por el occidente, la fábrica de cer-vecería Bavaria por el norte y el cruce de las calles 6ª y 7ª por el sur (Zambrano y Castel-blanco, 2002).

La ciudad había sido construida desde su fun-dación en forma de damero o cuadrícula, fac-tor que ha incidido históricamente en el uso del suelo y en la organización misma de la ciudad. Desde un comienzo, las plazas y pla-zoletas tuvieron un significado importante en la localización de las distintas construcciones, especialmente los edificios administrativos y la ubicación de las iglesias, algunas de ellas levantadas en los límites de la ciudad (Egipto, San Agustín, San Francisco, La Tercera, Ve-racruz, San Diego, La Capuchina y Las An-gustias); así mismo, la ciudad se caracteriza por la presencia de distintos parques y pla-zas, como la Plaza de San Victorino, el Parque España (antigua Plaza de las Maderas) que posteriormente se reduciría a la actual Plaza España, el Parque de los Mártires (anterior Huerta de Jaime) y el Parque Santander (Par-que de las Hierbas), y al extremo oriente de la ciudad bordeando los cerros de Monserrate y Guadalupe, se encontraba el Paseo Bolívar, el cual fue la base para la posterior construcción de la Avenida Circunvalar.

En el extremo norte de la ciudad (hoy calle 26) estaba ubicado el Parque Centenario, que había sido construido para conmemorarse los 100 años del natalicio del Libertador en 1883. Al lado de este parque, existía un bosque que recibía el nombre de Bosque de Reyes, segu-ramente en honor al presidente de entonces; hacia 1909, el Bosque de Reyes pasó a con-vertirse en el Parque de la Independencia, en

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el cual se llevaron a cabo la mayoría de los eventos conmemorativos del centenario de la Independencia entre el 15 y el 31 de julio de 1910 (Zambrano y Castelblanco, 2002:14).

2. La evolución e importancia del Parque de la Independencia

En el marco de la celebración del centenario de la Independencia que se llevó a cabo en el recién inaugurado Parque de la Independencia, se desarrolló la Exposición Agrícola e Indus-trial, la cual pretendió mostrar una imagen de cambio que estaba necesitando el país; ésta fue una gran feria de carácter nacional, donde en tres pabellones se realizó la exposición de los productos provenientes de distintos lugares del país. Un primer pabellón fue el Central, allí se expusieron textiles de Boyacá, Antioquia y Bogotá; lozas y cristalerías, productos de cau-cho y cuero; jabones y espermas, entre otros productos (Zambrano y Castelblanco, 2002).

Aparte de la construcción de los pabellones donde funcionó básicamente la exposición, se construyeron en el parque varios quioscos que se caracterizaron bajo un interés propio hacia las artes. El Quiosco de la Música, se-gún Zambrano y Castelblanco (2002), podía albergar hasta cien músicos; donado por la compañía de chocolates Chávez y Equitati-va, importante empresa en ese momento. El Quiosco de la Luz se caracterizó por ser el único que se construyó con cemento; esta obra fue donada por los hijos de Miguel Sam-per quienes, además de ser los dueños de la fábrica de cementos Samper, eran los propie-tarios de la Compañía Eléctrica y ésta, a su vez, donó la luz para la exposición y para la iluminación de algunas avenidas mientras du-raron las festividades.

El Parque de la Independencia se engalanó para la celebración; las esculturas y panteo-nes históricos fueron símbolos muy represen-tativos en su momento. La estatua ecuestre del Libertador se inauguró el 25 de julio de 1910, en celebración a la fecha del natalicio de Bolívar; esta estatua fue trasladada del lu-gar en 1955, cuando por decisión del gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla se construyó el monumento de Los Héroes, ubicado en la actual Autopista Norte con calle 80.

Así mismo, en el parque se encontraba el Templete de Bolívar (el cual hacía parte de los monumentos del Parque Centenario). Esta obra fue construida en 1884 por el arquitecto italiano Pietro Cantini; años después fue tras-ladada al actual Parque de los Periodistas (Eje Ambiental entre carreras 3ª y 4ª) para la con-memoración del sesquicentenario de la Inde-pendencia y fue remodelada en 1988 para la celebración de los 450 años de la ciudad.

En su momento, el Parque de la Independen-cia fue una excelente idea para avanzar en el desarrollo urbano de una ciudad que para

Foto El Kiosco de la Luz Parque de la IndependenciaFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

Otro pabellón fue el de la maquinaria, en el que se expusieron los adelantos para la elaboración de productos de ebanistería, hilandería, fun-dición y máquinas para el beneficio del café; mientras que el tercero, el Pabellón Egipcio, acogió las ventas de comida y de refrescos.

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1910 tenía una gran crisis higiénica, pero en la cual todavía persistía la imagen de la ciudad culta de finales del siglo XIX. El emplazamiento del parque permite analizar después de casi 100 años las distintas situaciones de índole político, social y cultural que han permitido la evolución urbana de Bogotá.

En la primera década del siglo XX, el parque constituía un borde de la ciudad junto con todo el sector de San Diego; por los mismos años fue inaugurado el Teatro Olimpia adya-cente al parque, el cual ayuda aún más en el sentido cultural del lugar. En los años veinte, en la ciudad aterrizan los primeros aviones, circulan los primeros carros, se escuchan los primeros programas de radio y se exhiben las primeras películas de cine; en la arquitec-tura se comienzan a interrelacionar distintos estilos; ya no sólo predominan los estilos italianos y franceses que desde mediados del siglo anterior estuvieron en apogeo, sino que, además, incursiona el estilo norteame-ricano impulsado en la construcción de una gran cantidad de obras públicas, edificios y viviendas. En 1926 se inauguró la escultu-ra de La Rebeca, obra del maestro Roberto Henao Buriticá, elaborada en mármol blanco, la cual representa a una escala real, una mu-jer semidesnuda reclinada sobre una fuente recogiendo agua; fue ubicada en el Parque Centenario del cual, en la actualidad, sólo existe el lugar donde se encuentra la escultu-ra (calle 25 entre carreras 10 y 13).

En la década de los treinta, se construyó el Parque Nacional, la Plaza de Toros y la Bi-blioteca Nacional. En la ciudad se distinguen los comerciantes de descendencia turca, pa-lestina y libanesa y comienza una forma de comercio puerta a puerta (Zambrano y Cas-telblanco, 2002).

Los años cuarenta se caracterizaron por ser una década de transición más política que

urbanística; sin embargo, después de “El Bo-gotazo”, la ciudad requirió de cambios tras las necesidades que se presentaron. En la dé-cada de los cincuenta se construye el Hotel Tequendama, los puentes de la 26 y con ellos desaparece básicamente el Parque Centenario y se reduce en gran medida el Parque de la Independencia. En el decenio 1960-1969 se construye el Centro Internacional; sin embar-go, el Parque de la Independencia en vez de fortalecerse como lugar de esparcimiento y recreación se deteriora, y la inseguridad y el desaseo predominan. Entre 1970 y 1980 se construyen el Planetario (1970) y las Torres del Parque (1971) que, junto con el edificio Colpatria (1978), permiten una nueva identi-dad al lugar.

Hoy en día, el Parque de la Independencia es una excelente excusa para pasar un do-mingo, observar las fotografías de la Bogotá antigua que se encuentran en el remodelado Quiosco de la Luz antes de entrar al Plane-tario o al Museo de Bogotá, subir al mirador del edificio Colpatria, caminar por las escali-natas de Zalamea, disfrutar un recorrido por las Torres del Parque y, por qué no, hacerle una mirada curiosa a la Santamaría; es decir, el parque es una excusa perfecta para vivir la ciudad.

Foto caminos Parque de la IndependenciaFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

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B. Parque Nacional “Enrique Olaya Herrera”: popular, metropolitano y cosmopolita

Poco más de 75 años les lleva de ventaja a las nuevas generaciones este parque que muy seguramente conocerán, por la fuerza de la ciudad, por la fuerza de algunas costumbres que dicen que los parques son buenos lugares para enamorar y enamorarse. Por lo menos, eso dirán los que llevados por sus pasiones dieron cuantiosísimas vueltas a ese paseo en forma de rotonda, que ofrece desde cualquier punto una vista casi entre sueños –más bien entre enredaderas– la fuente que algún día trajeran del claustro de Santo Domingo parar amenizar el parque.

Y sí, ese reloj era suizo, porque no había na-die que supiera más de relojes como la colonia suiza; seguía corriendo desde 1938 cuando la primera de miles de fotos se tomó junto a él. Cuántas e interminables horas habrá marcado incesante el artefacto suizo, mientras Bogotá allá al oriente, al norte y al sur, en principio, se iba desperezando tal como lo exigía ese atra-bancado siglo XX, lleno de urbanistas, de ar-quitectos, de planeadores, de ordenadores; se iba urbanizando o modernizando o qué más da, civilizando, porque tener un gran parque como el de Nueva York, capital del mundo, o un gran paseo como la Londres primermundista, era estar a tono con lo que pasaba fuera que no era menos interesante de lo que pasaba aquí.

Enrique Olaya Herrera se llama el parque, por-que fue en la presidencia de este liberal que Bo-gotá empezó a tomar en serio la cuestión de lo público; aunque debería llamarse Karl Brunner, por aquello de que las obras deben recompen-

sar los esfuerzos de quienes las imaginan, ade-más porque le cambió a Bogotá el concepto de parque: un parque abierto, disponible, peatonal, familiar y festivo. Eso viene de allí, de los años treinta, cuando la tranquilidad capitalina era en-vidiada y se afirmaba el imaginario de Bogotá como la “Atenas Suramericana”. De hecho, la construcción de un teatro en inmediaciones del Parque Nacional daba cuenta del interés por darle un talante más cultural a esos nuevos es-pacios urbanos; para la época (1936) el edificio del teatro que diseñó Carlos Martínez fue una muestra más de la entrada de la modernidad a Bogotá, aún hoy sorprende su innovación y es catalogado merecidamente como patrimonio arquitectónico.

Dijo Pablo de la Cruz –diseñador del parque junto con Brunner– que “el parque era para el pueblo, para que se enseñase a cuidarlo”8, y por eso había impedido la construcción de una verja en el costado de la carrera 7ª, y tenía la razón, ¿por qué invertiría la ciudad tanto dinero en adquirir predios tan importantes como La Cascajera, parte de la hacienda La Merced y terrenos de la familia Montaña, sólo para hacer un gran jardín cerrado? “Es un parque popu-lar”, era lo que se decía de aquella inmensidad arborizada y ambientada al estilo europeo:

“… Encontraba uno toda clase de gente de Bogotá de las diferentes categorías sociales, si así les podemos llamar. Iban incluso caballeros de las altas esferas sociales, muy bien trajeados, con su sombrero coco, con su guardapolvo en los zapatos, con su paraguas, muy refinado, con su corbata. Esto espacial-mente en el Parque Nacional para asistir a los conciertos de la Banda Nacional”9.

8. Peña Cifuentes, Ana Tulia (2002). “Transformación espacial del Parque Nacional “Enrique Olaya Herrera” entre carreras 7ª y Circunvalar”. Tesis de Pregrado, Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá.

9. Forero, Paulo (1943). “No nos divertimos”. En: Revista Cromos, vol. LVI. Citado por: Zambrano, Fabio (2003). Construcción del espacio público. Tres parques de Bogotá: Nacional, Simón Bolívar, El Tunal. Observatorio de Cultura Urbana, Bogotá.

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Y, ¿por qué razón llamarle popular a un parque situado al lado de uno de los barrios más ex-clusivos de la época como lo era La Merced, encopetado en extremo con ese estilo republi-cano ingles? Pues tampoco podría llamársele club por este hecho, ni mucho menos era ex-tensión de las grandiosas quintas; lo cierto era que unos metros más arriba –como le decimos aquí al oriente–, empotrado en una falda de los cerros, crecía el barrio obrero de la cervece-ría Bavaria, más allá La Macarena y el Bosque Izquierdo, al sur Las Cruces y al occidente el Centenario y Palermo. Crecía y crecía la Bogo-tá moderna como el progreso del liberalismo y como la eugenesia de los conservadores. Unas cuantas décadas después, la Sabana nos está quedando pequeña y el Parque Nacional, el de los enamorados, el de los almuerzos al aire libre, el del paseo dominical, se nos volvió metropolitano y cosmopolita, es decir, como lo dirían los que vivieron esa época antes de la violencia: “se les salió de las manos”.

Pero bueno, es necesario que las cosas cam-bien y qué mejor cuando estamos conscien-tes de ese cambio. El Parque Nacional cambió radicalmente la visión de los espacios público y popular: primero, porque pasó de ser un punto de aislamiento a ser un punto de en-cuentro de los ciudadanos; y segundo, porque era un puente entre lo urbano y la naturaleza. Antes, los cerros simplemente se veían de le-jos como fuentes de aquellas quebradas que bajaban y partían la Sabana y muchas veces la inundaban; ahora, los cerros estaban al al-cance y bastaba una caminata para evidenciar su proximidad, su latencia.

Pero vamos al cambio, porque el Parque Nacio-nal no ha sido el mismo siempre; ha respon-dido a la fuerza de la ciudad, a acondicionarse

a su transformación y crecimiento. A mitad del siglo XX, poco después de que Bogotá sobre-llevara un cambio espacial y social drástico, desatado por los hechos del 9 de abril de 1948, se convirtió en prioridad la renovación urbana y, dentro de ella, un especial cuidado de los cerros orientales, de los cuerpos de agua y en sí de lo que se llamó “zonas verdes”. Le Corbusier y su Plan Piloto aconsejaron decla-rar reserva forestal a los cerros orientales y un punto de partida obvio era ampliar el Parque Nacional, que después de 1959 empezarían a contemplar predios de la Comunidad de Mon-serrate10.

Si alza usted su mirada hacia los cerros, éste se ubica en el costado occidental de la ciu-

Foto Parque NacionalFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

10. Zambrano, Fabio (2003). Construcción del espacio público. Tres parques de Bogotá: Nacional, Simón Bolívar, El Tunal. Observatorio de Cultura Urbana, Bogotá, pp. 39-67.

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dad, ¿cómo? La cara occidental del cerro de Monserrate, allí donde serpentea ese camino de peregrinación, ese es el parque Nacional, y el cerro que le sigue que se llama El Cable, ese también es el parque. Además de ese sector histórico entre las carreras 7ª y 5ª, se le suman los sectores Bosques y Cerros. El parque creció en las décadas de los seten-ta y los ochenta, a través de resoluciones, expropiaciones, demandas y otras acciones legales, a pesar del intrincado trazado de la Avenida Circunvalar y de las críticas de los vecinos del barrio La Merced, que decidie-ron mudarse para el norte a fin de cuentas. Y muchos ni se enteraron que el parque de su niñez, de su juventud, había crecido y cam-biado tanto, porque se pusieron de moda otros parques, entre ellos, los de barrio, los de localidad y los metropolitanos, aunque el Parque Nacional había sido los tres al mis-mo tiempo tal vez desde su fundación.

Bogotá, se desbordó sin remedio. La violen-cia, el hambre, la pobreza y, por qué no, los sueños, trajeron grandes olas de emigrantes: boyacenses, santandereanos, paisas, llane-ros, costeños, negros, blancos e indígenas, campesinos, negociantes y obreros, todos en busca de una ciudad próspera. Fue menester responder y cambiar la consigna, había que urbanizar. Y entiéndase aquí por urbanizar no sólo una acción de crecimiento físico de la ciudad, sino también un fenómeno cultural y económico que obliga a la sociedad y a los entes gubernamentales a reaccionar con la provisión de servicios en red, transportes, vías y, por supuesto, espacios públicos. En los años ochenta se consolida el actual Par-que Nacional junto con otros parques distrita-les, como El Tunal, Simón Bolívar, La Florida, Timiza y El Salitre.

El Parque Nacional es un collage, es una mix-tura de setenta años de desarrollo urbano de Bogotá; de otra manera no podríamos abarcar

su historia y establecer esa íntima conexión con la gente que lo ha vivido y lo ha dignificado de tal forma que hoy podamos retornar a él re-cordando muchos momentos. Allí permanece el gran mapa de Colombia, que fue la excusa para alguna tarea escolar de geografía; la intri-gante presentación del monumento al silencio de Eduardo Rodríguez Villamizar; el lecho na-tural hacia los cerros y después artificial hacia la carrera 5ª del río Arzobispo; el paseo de los novios que se detuvo casi en los años treinta y, allá, arriba, ese pedacito de bosque alto an-dino que si no fuera por la niebla descendente de esos días grises bogotanos, no tendría ni forma ni sentido geográfico.

¿Por qué seguir llamándolo popular? Porque el parque representa nuestra historia, eso que tenemos en común, porque allí está el vende-dor ambulante, el celador, el turista, la familia, el cuentero, el deportista y hasta el estudiante. ¿Por qué llamarlo metropolitano? Por la mis-ma razón que hoy podemos decir que vivimos al sur de la ciudad pero nuestro lugar de tra-bajo está en el norte, porque somos nómadas dentro de la ciudad y nuestras necesidades, intereses, preferencias y posibilidades nos ha-cen desplazarnos y tener una idea de lo que es ciudad. ¿Y por qué un parque cosmopolita? Porque allí se refleja nuestra vida como ha-bitantes del mundo, como seres humanos en busca de nuevos espacios de recreación, algo que compartimos todas las culturas y que toma sentido hoy más que nunca ante la in-dividualización, fragmentación y sistematiza-ción de las actividades humanas en un mismo espacio.

Como ciudadanos tenemos una imagen del parque, como profesionales que hemos esco-gido enseñar las ciencias sociales a partir de la observación y vivencia del espacio urbano debemos abogar por construir esa imagen, más amplia e incluyente. Por eso vemos en este recorrido –que nos lleva a pensar en la

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construcción de lo público, en la noción de ciudadano, en la cultura urbana y en los pro-cesos de urbanización– un escenario propicio para la enseñanza de las relaciones hombre-sociedad-naturaleza, considerando la ciudad como la expresión más explícita de la cons-trucción social del espacio geográfico.

El Parque Nacional “Enrique Olaya Herrera” no se construye desde un solo punto de vista; por el contrario, acudimos hoy a reflexionar sobre él, los que nos interesa la ciudad en una perspectiva pedagógica, los que ven en ella un mundo de posibles historias no contadas, los que intentan ordenarla, los que resisten su tendencia a la segregación; en fin, los que la viven y saben que sus vidas transcurren al unísono con la ciudad y buena parte de ella representa nuestras concepciones, supues-tos, preguntas y certezas.

C. Los parques y su relación con el crecimiento urbano de Bogotá

Es importante resaltar que a medida que la ciudad crece y sus parques se diversifican, la estructura barrial también se modifica; esto se da por la constante interrelación de los ha-bitantes de un barrio con aquellos espacios públicos que, de una u otra forma, desde sus orígenes, marcan hábitos en el modo de co-municarse con la ciudad.

Pensar de manera aislada el surgimiento de parques como el Parque Nacional “Enrique Olaya Herrera” y el Parque de la Indepen-dencia, sería desconocer el diálogo que han establecido los sectores populares de los barrios emplazados cerca de ellos, como La Perseverancia y La Macarena, incluyendo uni-dades residenciales y administrativas, como las Torres del Parque, Bosque Izquierdo y La Merced, entre otros, que cotidianamente, par-tiendo de sus historias y experiencias, han sabido construir y deconstruir maneras de

relacionarse con estos espacios que común-mente llamamos parques.

Hallar esta dialéctica resulta interesante cuan-do se ausculta la historia de los barrios y sus cambios, que no sólo se deben indagar en tér-minos económicos y sociales, sino también culturales y políticos; puesto que son éstos, en su conjunto, los que logran develar cómo el surgimiento de un parque representa a la vez la historia de quienes lo rodean.

La ciudad en su multiplicidad de escenarios nos muestra que no existe ningún elemento totalmente incomunicado de otro. El parque, entendido como un espacio que alberga ma-nifestaciones de diverso tipo, es la muestra de que esta afirmación es real y para compren-derla, sólo basta adentrarse en las calles que bordean a los Parques Nacional y de la Inde-pendencia, para evidenciar que sus habitantes han sido testigos de cambios y que en sus esquemas espacio-temporales dan especial reconocimiento al parque como componente activo de las experiencias de vida como co-munidad y como sujetos.

Algunos de los barrios que se nombraron anteriormente, tienen en su historia hilos que comunican con alguno de los parques metropolitanos del centro de la ciudad. En el caso del barrio Bosque Izquierdo, existe una especial correspondencia con el Parque de la Independencia, puesto que don Anto-nio Izquierdo sería en sus inicios uno de los dueños de los terrenos donde hoy se levanta este parque. Si se mira el barrio como tal, se puede observar cómo, al realizar un re-corrido por sus labradas calles, se dirigen los pasos no sólo por los parques de bolsillo que se han venido construyendo en los úl-timos años, sino también hacia un mirador esplendoroso sobre el Parque de la Indepen-dencia. Este barrio guarda en su estructura arquitectónica un lugar privilegiado para el

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esparcimiento, pues nos acerca aún más a lo que en otros lugares tiende a olvidarse; estamos hablando de las zonas verdes, las cuales guardan un vínculo con los parques adyacentes en su objetivo por mantener una calidad de vida digna para sus habitantes.

Foto Iglesia de la PerseveranciaFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

Siguiendo con este recorrido barrial, pode-mos encontrarnos con el sector de La Per-severancia, el cual tiene en su haber una carga histórica y cultural que muestra cómo las clases sociales interactúan en la configu-ración de lo público, ya sea en torno a uno o varios parques, o más concretamente, en hitos políticos que la configuran como única en la ciudad.

La Perseverancia es la muestra viva del con-traste entre lo antiguo y lo moderno; sus ca-lles albergan en la memoria lo que ayer fue escenario de disputas políticas e innumera-

bles modificaciones y aportes arquitectónicos que, entre otras cosas, invitaban a la interac-ción social y, por qué no, a la diversión y al esparcimiento. A esto último corresponde la construcción del Parque de la Independencia y del Parque Nacional, cuyos espacios fueron el destino obligado los fines de semana para el regocijo familiar.

Los nuevos obreros, asalariados, dependien-tes del accionar de la cervecería Bavaria, an-tes campesinos dedicados a la tierra, tuvieron que adaptarse a las condiciones de la urbe y buscar en ella aquellos espacios que le eran esquivos en la cotidianeidad laboral y familiar; la aparición de los parques de carácter públi-co aportó una nueva forma de apropiación del espacio en estrecha relación con el tiempo libre.

Entre los barrios adyacentes a los Parques de la Independencia y Nacional, también se en-cuentra el barrio La Macarena y al igual que en La Perseverancia, actualmente se pueden encontrar entre sus habitantes el recuerdo de un pasado obrero, que en su conjunto estuvo relacionado con las migraciones de trabajado-res que al llegar a la ciudad se instalaron en él hacia finales del siglo XIX.

El ritmo social de este barrio es bastante alto hoy en día; no sólo por ser vecino de dos de los parques metropolitanos más importan-tes de la ciudad, sino también por ser paso obligado de universitarios, comerciantes y transeúntes de diversa índole, que hacen del barrio epicentro de intercambios sociales y culturales. La experiencia de la construcción de las To-rres del Parque es diferente. Su origen radica en gran medida en la ola de innovación arqui-tectónica que lideró Rogelio Salmona, quien combinando la naturaleza de los espacios supo relacionar lo artificial de las construc-

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ciones con lo natural de los parques. De esta manera, el Parque de la Independencia y el Parque Nacional entran en la escena cotidia-na de los habitantes de las Torres del Parque, aportando la combinación perfecta para la tranquilidad que evoca el antaño.

Finalmente, el barrio La Merced, urbanística, arquitectónica y socialmente distante de La Perseverancia y La Macarena, marca un im-portante hito urbano que evidencia las diferen-cias sociales de principios del siglo XX. Si se considera que los primeros habitantes de este sector hacían parte de las élites económicas y políticas de la época y soportaron, hasta bien entrado el siglo, la proximidad con los barrios obreros y el impacto del Parque Nacional, es posible comprender la disparidad social y es-pacial que aún permanece y se representa en barreras simbólicas y físicas.

Bibliografía

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Introducción

La Sabana de Bogotá estaba ocupada por la-gos en cuyas riveras se desarrollaba la vida de los Muiscas. Entre sus actividades, éstos destinaban algunos espacios como lugares de descanso. Tal es el caso de Teusaquillo. De es-tos remansos que bordeaban las lagunas y sus afluentes sólo queda algún vago recuerdo que se pierde en los vaivenes de la vida actual.

El recorrido de las riveras del río Arzobispo es una provocación a la reconstrucción de la me-moria. Una memoria cargada de historias desde las más personales hasta las colectivas; de las descripciones simples de sus visitantes hasta los complejos análisis ambientales urbanos. Es una construcción colectiva a partir de las diferentes formas que tenemos de apropiarnos de los espacios, de construir significados en relación con los lugares que recorremos.

3. EL RÍO ARZOBISPO: UN ESCENARIO NATURAL DE HISTORIA URBANA

Carlos Alberto Zambrano Barrera

Foto Vista calle 45ª con transversal 26Fuente: Archivo del autor

Aunque tiene un cauce, un caudal y un to-rrente visible, el Arzobispo es un espejo, pero no de agua sino de la sociedad. Bajo sus paredes de concreto, adoquín y asfalto permanecen seres cuya existencia apenas es perceptible. Seres a los que apenas se les ha dejado un pequeño huequito para que lleven su subsistencia. Cuando asoman a la superficie nos recuerdan que la sociedad de consumo que se desenvuelve en la superfi-cie no tiene espacios pensados para ellos. Los hedores, las basuras, las ratas son sus más fieles compañeros.

Recorrer el río Arzobispo significa dar una mi-rada al transcurso histórico que ha marcado su curso natural. Desde la época precolombi-na hasta el presente, este río ha estado ligado al desarrollo y crecimiento de la actual ciudad de Bogotá.

A. El nacimiento

Con el levantamiento de la Cordillera de los Andes a finales del terciario se dan las con-diciones superficiales para que las aguas llu-vias corran por las hondonadas. En los cerros orientales de la Sabana de Bogotá se forman diversos ecosistemas de páramos que per-miten atrapar la humedad para abastecer de forma permanente los cursos de agua que descienden siguiendo los declives de las la-deras para juntarse en cursos superiores en tamaño. Estos cursos de agua se dan cita en las riveras del río Bogotá para verter allí sus aguas.

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Con la llegada de los indígenas, en fecha aún incierta, éstos se adaptaron al sistema hídrico de la Sabana. Pero, según la mitología, el dios Chibchacum encolerizado por el mal compor-tamiento de los Muiscas, desbordó los ríos Tibitó y Sopó, de tal suerte que la Sabana se transformó en una enorme laguna. Tiempo después, Bochica arrojó una vara de oro so-bre unas rocas localizadas al sur de la laguna, rompiéndolas, de tal suerte que permitió el desagüe de la laguna, por el que sería llamado Salto del Tequendama.

El desagüe de la Sabana se ha venido realizan-do en forma lenta. Esto favoreció la formación de lagunas y humedales, los cuales cumplen diferentes funciones, entre ellas, la de regular el sistema hídrico de la Sabana.

El Zipa, gran cacique Muisca, tenía su residen-cia en Hunza (Funza) y su lugar de descanso era Thybzacá. Fue éste, precisamente, el lugar escogido por Gonzalo Jiménez de Quesada para fundar la ciudad de Bogotá. El nombre de Thybzacá o Teivzaquillo quedó en el olvido durante mucho tiempo. Muy cerca del lugar de la fundación había un pueblo de indígenas al que los españoles denominaron “Pueblo Viejo” y que durante la Colonia se transformó en un resguardo indígena. En este lugar sería fundado mucho tiempo después, el barrio que lleva el nombre de Teusaquillo.

Al tiempo que la ciudad nacía, los territorios alrededor de la Sabana se ordenaban en ex-tensas heredades o haciendas distribuidas de acuerdo con el abolengo de los nuevos propietarios. Así es como un ex militar, quien había jurado que si salía bien librado de un combate, daría un viraje a su vida orientándola hacia el culto a Dios; llega a Colombia como

el arzobispo Fray Luis Zapata de Cárdenas y recibe un predio que se extendía al lado y lado de un río, incluyendo el resguardo indígena en el que desarrolló su labor evangelizadora.

Según Leidy Galindo, son los indígenas quie-nes dan el nombre de “río Arzobispo” en ho-nor a su evangelizador11. Sin embargo, otros documentos muestran que el nombre original del río fue desconocido por los españoles y como éste quedaba en la heredad del menta-do arzobispo, pues todos terminaron por de-nominarlo: “el río del arzobispo”.

B. Curso del río Arzobispo

El curso actual del río ha sido modificado en varias oportunidades. Los indígenas trataron a este río como lo dictaba su mitología, era sa-grado porque de allí provenía la vida. Mientras que los españoles al iniciar la construcción de la ciudad daban prioridad al centro de la fundación como eje fundamental de la vida. De allí que las construcciones se orientaban hacia la Plaza de Armas o Plaza Fundacional. Mientras que la parte trasera de las casas se dejaron hacia los ríos. Esto es posible visua-lizarlo aún en muchas poblaciones de origen hispánico. Esta concepción del espacio ha marcado el tratamiento dado a los ríos hasta nuestros días.

La naciente ciudad se abastecía del agua pro-veniente de los ríos San Agustín, San Francis-co, Salitre, Fucha y Tunjuelo. De éstos, por efecto de gravedad, se trasladaba el agua por acequias hasta los chorros y las pilas. Sin em-bargo, el crecimiento de la ciudad exigía cada vez mejores obras de infraestructura para abastecer a la población y para evacuar las aguas residuales de los predios, pues éstos

11. Galindo Cárdenas, Leidy. “Agua que no puedes beber, déjala correr”, artículo [on line]. [Consultado: el 1-8-2008]. Disponible en: http://www.anote.colnodo.org.co/cronicas.htm?AA_SL_Session=17f3a303107abaaa49ab8bdc8a06cdac&x=4918

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eran vertidos a los mismos ríos de donde se tomaba el agua.

En 1793 se construye, bajo el virreinato de José de Espeleta, la pila pública de San Victo-rino12 para abastecer de agua a los residentes del naciente barrio del mismo nombre. Para lo cual se construyeron acequias que permitie-ran el flujo de agua desde el nacedero del río Arzobispo hasta la pila.

El rastro del río parece hundirse bajo algún puente de la amnesia, lo cierto es que la ha-cienda del arzobispo colindaba con otros pre-dios como la hacienda El Campín y la hacienda El Palermo. Al norte se desarrollaba un caserío alrededor de la manufactura de chapines.

Las pistas sobre el sector emergen nuevamen-te cuando el 7 de septiembre de 1902 se da

un magnánimo evento, el segundo partido de fútbol en Colombia. El anterior había pasado diez años atrás pero sin la relevancia que se le dio a este encuentro13. Aunque el origen del fútbol colombiano se lo pelean barranquilleros y pastusos, y algunos afirman que no existe un consenso acerca de la fecha en que llega a nuestro territorio14, lo cierto es que en “Pue-blo Viejo” se creó una cancha y el equipo rojo se enfrentó al equipo azul con un resultado de dos goles a uno a favor del primero.

En la década de los treinta, después de varios experimentos hípicos, el Hipódromo de la 53 reunía a la pequeña burguesía capitalina para realizar apuestas. Se apostaba por Macedo, Talero, Pibe o Rioduquera, entre los más re-cordados15.

Tanto el fútbol como la hípica parecían perfi-lar la vocación que seguiría el curso del río y del sector: de lugar de esparcimiento a lugar de residencia de las altas clases sociales de la ciudad. Como lo señala Jan Marco Mü-ller: “(…) en 1930 ya se había urbanizado el sector de Teusaquillo, seguido por Chapi-nero, el Chicó y Santa Bárbara”16. Siguiendo la tendencia de un desplazamiento migratorio de las clases altas del Centro Histórico de la ciudad hacia el norte en sucesivas etapas. La continua urbanización del norte de la ciu-dad implicó el desarrollo de infraestructura de servicios de toda clase: de transportes, bancarios, acueducto, alcantarillado, comer-cio, etc.

Foto Esquina Carrera 40 con transversal 17Fuente: Archivo del autor

12. Historia de los humedales. [on line]. [Consultado: el 1-8-2008]. Disponible en: http://encolombia.com/medioambiente/hume-bogota-evo-lucion3.htm

13. Santos Molano, Enrique (2005). “Fútbol, una pasión incontenible”. En: Revista Credencial Historia, edición 185, mayo de 2005 [on line]. [Consultado: el 10-8-2008]. Disponible en: publicación digital de la página web de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República:http://www.lablaa.org/blaavirtual/revistas/credencial/mayo2005/futbol.htm

14. http://www.colombia.com/futbol/la_seleccion/historia.asp [Consultado: el 15-8-2008].15. Portal de Bogotá. Hipódromos en Bogotá [on line]. [Consultado: el 14-8-2008]. Disponible en: http://www.bogota.gov.co/portel/libreria/php/

frame_detalle.php?patron=01.01010201&h_id=1668416. Bähr y Mertins, citados por Jan Marco Müller en: “Centro histórico versus periferia urbana: un conflicto de ordenamiento territorial y estrate-

gias de solución en Bogotá y Leipzig”. En: Perspectiva Geográfica, N° 10, II semestre 2003 - I semestre 2004; UPTC-IGAC; Tunja, Colombia, p. 129.

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C. Formas del río Arzobispo

De la arquitectura indígena se pasa al mode-lo español. De acuerdo con Pablo Páramo17, el espacio se escinde con la llegada de los españoles, en un espacio reservado para las altas clases sociales y otro para la gente del común. El espacio de la Plaza Mayor es visto como el lugar ideal para los primeros, mien-tras que los ríos y quebradas quedan bajo el signo de la pobreza.

En las construcciones españolas se aprecia un enorme jardín central, al decir de Jacqueli-ne Osorio, Eduardo Uribe y Fernando Molina18, en torno al cual giran todos los espacios. En estos patios se levantaba una pila de agua central y un jardín que simbolizaba una natu-raleza dominada en contraposición al entorno percibido como salvaje: “… a la ciudad por el contrario, es decir, al espacio urbano, se le ofrece una lisa y muy simple fachada…”19.

La transformación del patio central se da en los albores del siglo XX, siguiendo con estos autores, quienes observan que se crean dos nuevos espacios: un patio de “recibo” y uno de “servicio” en la parte posterior de las vi-viendas. El patio de recibo se transforma, a su vez, en el antejardín: “El patio interior sale a la calle para llenarla con los colores de las plantas…”. En los conjuntos residenciales, el jardín desaparece para dar paso a las zonas comunales donde siempre existe la posibi-lidad de tener un jardín, y en algunos casos los balcones son lugares perfectos para que florezcan20.

Con la urbanización de la ciudad, el tranvía co-municando a Bogotá con Chapinero; la prime-ra cancha de fútbol, donde se reunían grupos de amigos (que habían estudiado en Londres) para los cotejos; y el posterior hipódromo para los grupos más pudientes de la socie-dad, el norte de la ciudad era Teusaquillo que aún conservaba la pureza de las aguas del río Arzobispo y era posible pescar un “capitán” o una “sardinata” o algún “guapachón”. En sus riveras crecían algunos sauces sembra-dos desde la Colonia por orden del rey don Carlos V21. Cedros, alcaparros, romeros y un sinfín de especies animales como el curí, los armadillos, aves migratorias y endémicas de la Sabana, así como innumerables tipos de mariposas e insectos que hacían parte de su ecosistema.

Con la idea de una clase alta pro-europea, este nuevo barrio, Teusaquillo, importa la arquitec-tura de estilo victoriano para acoger ilustres

17. Páramo, Pablo (2007). El significado de los lugares públicos para la gente de Bogotá. Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá D.C., p. 35.

18. Osorio, Jacqueline; Uribe, Eduardo y Molina, Fernando (1998). Las flores de los jardines de Santa Fe de Bogotá. Departamento Administra-tivo del Medio Ambiente, DAMA, Bogotá, pp. 16 y ss.

19. Ibidem20. Ibidem, p. 20.21. “Historia de los humedales”, http://encolombia.com/medioambiente/hume-bogota-evolucion3.htm

Foto Casona Localidad TeusaquilloFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 53

personajes de la época, como Jorge Eliécer Gaitán, Enrique Santos Montejo, Laureano Gó-mez, el general Gustavo Rojas Pinilla, Mariano Ospina Pérez, entre otros. Los diseñadores de estos espacios fueron: Karl Brunner, Galindo Guerra, Hans Wiesner, Alberto Manrique, en-tre otros arquitectos.

A pesar de la arquitectura victoriana, se so-brepone la idea hispánica de que la ronda del río es un espacio para la parte posterior de las edificaciones. La fachada siempre da frente a una calle. De igual manera, la calle sobrepasa los usos y funciones asignados al río y su ron-da. Estos últimos siguen siendo los espacios asignados para lo que no queremos ver y por eso le damos la espalda.

D. Desembocadura

La ciudad desborda los límites imaginados y transforma el paisaje. El crecimiento de la ciu-dad tanto hacia el norte como hacia el sur y el occidente, conlleva una continua urbanización y un cambio en las funciones de los usos del suelo. De un barrio residencial habitado por lo más selecto de la sociedad capitalina, se pasa a uno de uso mixto. En algunas calles el co-mercio inicia su predominio sobre la vivienda.

Los antejardines dan paso a zonas de parqueo y, en el mejor de los casos, a extensiones de los restaurantes. Los edificios de apartamen-tos se levantan imponentes al lado de las ca-sas, y éstas, hoy, son ocupadas por empre-sas.

Actualmente hay un proceso de extrañamiento del espacio público. Las nuevas construccio-nes se aíslan del entorno, dejando abandona-dos los espacios inmediatos para que sean

ocupados por los habitantes de la calle. Del río Arzobispo se pasa a la idea de “caño”; este úl-timo como construcción social, quizá hereda-do de la Colonia. Es el lugar donde se arrojan los desperdicios de las casas y el comercio. Es el lugar “donde se reúne la ‘chusma’, ‘la plebe’; es el escenario del trabajo donde labo-ran aguaderos y lavanderas, muleros, leñado-res, esclavas, mulatos e indios”22.

Hoy en día reemplazados por indigentes y re-cicladores, que buscan un espacio para ser y estar. El alambre de púa es su pared natural; éste les brinda la seguridad que necesitan, los aísla de los que los aíslan. Desde la seguridad de la alambrada se puede ver, mas no entrar.

También es el espacio de los indigentes que quieren serlo. Los espacios vacíos de afecto facilitan el consumo de la vida en pequeñas bocanadas de humo a espaldas de los edi-ficios, a espaldas de los padres, frente a la indiferencia de una juventud que se consume en su soledad.

E. Propuestas de futuro

A pesar de las transformaciones físicas, eco-nómicas y sociales, este río se niega a morir. Entre la nostalgia de la Bogotá antigua y los males del crecimiento, una nueva mirada de optimismo corre por su cauce.

La comunidad circunvecina a sus riveras se ha venido organizando. Se han creado orga-nizaciones23 de vecinos que buscan mejorar la calidad de vida y esto incluye la transfor-mación del río Arzobispo en un parque lineal. Se esperan efectos de corto y mediano pla-zo, pero con beneficios tanto locales como regionales. La Alcaldía Mayor de Bogotá y la

22. Páramo, Pablo. Op. cit., p. 35.23. Se puede consultar, entre otros, los siguientes links para mayor información: http://rioarzobispo.blogspot.com/ http://rioarzobispo.org/

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54 Cámara de Comercio de Bogotá

Secretaría Distrital de Planeación cuentan con un proyecto de recuperación de sus rondas con la construcción de ciclorrutas, plazoletas, zonas verdes, puente peatonal y mobiliario ur-bano que permita la apropiación de los veci-nos, de un espacio público que como tal nos pertenece a todos.

Esta propuesta, de peatonalización de la ron-da del río, implica un cambio profundo en la concepción de la calle. El hecho de que tanto casas como edificios no estén directamente sobre la ronda, sino sobre una calle, es un he-cho trascendente en la medida que simboliza el predominio del desplazamiento vehicular sobre el peatonal.

En la actualidad se percibe una fuerte tenden-cia a evitar la circulación por la ronda del río.

Los habitantes del sector priorizan la circula-ción por medios motorizados antes que los desplazamientos a pie. De allí que los frentes de las construcciones queden sobre la calle y no sobre el río.

La calle como espacio de circulación es el escenario del conflicto entre el peatón y los vehículos24. Esta tensión ha sido resuelta a fa-vor de los segundos. De allí se deriva que la calle como espacio de interacción social y de interacción con el entorno ha perdido terreno. Este vacío entra a ser ocupado por los seres de la calle.

Para Jorge Tapia25 es posible integrar diversos conceptos de calle, pero el caso que nos ocu-pa es el concepto de río. Entonces es válido interrogarse acerca de cuál es la construcción social que se hace sobre el río Arzobispo en las inmediaciones de una urbe capital. Dentro de esta construcción conviene desglosar al-gunas variantes que permitan una visión inte-gral del concepto en cuestión. Entre estas va-riantes tendríamos: ¿Cómo se recorre el río? ¿En qué direcciones se recorre? ¿Para qué se recorre? ¿Qué funciones se le da al río desde una perspectiva cultural y social?

Las respuestas a estos interrogantes son la puerta de entrada para intensos y extensos análisis de la dinámica urbana en torno a es-cenarios multifacéticos.

Foto Canal arzobispoFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

24. Tapia Q., Jorge (2007). “Potencialidades y desafíos del movimiento peatonal en las calles de una metrópoli”. En: Territorio y sociedad, la dimensión de los agentes actuantes. Jorge Tapia y Miroslawa Czerny (coordinadores). Universidad Autónoma de México; Universidad de Varsovia. Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados en Planeación Territorial de la Universidad Autónoma del Estado de México; México D.F. p. 46.

25. Ibidem, p. 40.

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 55

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Cátedra Abierta en

Localidades de Bogotá

2008Octubre 2 al 16 de 2008

Localidad de Teusaquillo

Teniendo en cuenta el proceso de descentralización que ha adelantado la ciudad desde hace varios años,

es importante que la Cátedra Abierta Bogotá se acerque a las localidades de la ciudad. Por tal razón, se desarrolló la Cátedra Abierta en Localidades de Bogotá con el propósito de estimular la discusión sobre temas de interés para la localidad desde diferentes

perspectivas.

Las siguientes ponencias son una fiel trascripción de lo afirmado por cadauno de los conferencistas invitados

durante la Cátedra Abierta en Localidades de Bogotá.

PASADO

PRESENTE

FUTURO

Fotos localidad de TeusaquilloFuente: Cámara de Comercio de Bogotá

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58 Cámara de Comercio de Bogotá

Introducción

El objetivo fundamental de esta conferencia es el seguimiento del proceso de desarrollo de la ciudad y particularmente de la localidad de Teusaquillo.

La localidad de Teusaquillo es de gran impor-tancia porque alberga el centro de la actividad metropolitana de la ciudad. Recorrer los pasos que se han dado en las 142 hectáreas para lle-gar hasta lo que hay hoy, es el objetivo de esta conferencia. Este proceso se inició alrededor de 1930 y a través de los años este territorio congrega entidades de la alta jerarquía de la ciudad. Bogotá tiene 20 localidades, de las cuales 19 son urbanas y tan sólo una, la lo-calidad de Sumapaz, de carácter rural, ocupa 80% del territorio de la ciudad. Esta área está declarada como zona de preservación am-biental, por lo cual se espera que nunca sea ocupada por procesos de urbanización.

La localidad de Teusaquillo se encuentra delimitada al norte por la avenida 63, José Celestino Mutis; al oriente con la avenida Caracas, al sur por la avenida 26 y la línea del ferrocarril, y en el costado occidental la avenida 68 o del Congreso Eucarístico. Es

interesante aclarar que la zona oriental de la localidad forma parte de un área de planifica-ción que se viene desarrollando desde hace veinte años, llamado Plan Centro, que cubre el área de los cerros hasta la calle 45 y hasta la carrera 30. Por este motivo, esta zona su-roriental de la ciudad siempre está referida al Plan Centro.

PASADO

1. LA LOCALIDAD DE TEUSAQUILLO EN EL CRECIMIENTO Y DESARROLLO DEL CENTRO DE ACTIVIDAD METROPOLITANA DE LA CIUDAD

Fernando Jiménez y Humberto Molina

Foto Centro internacionalFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

En la foto, vista del Centro Internacional, se muestra que la localidad se encuentra adya-cente al Centro Internacional; lugar importante por ser un área de actividad financiera, econó-mica y de servicios de Bogotá, y constituye un conjunto completo.

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Esta área se desarrolló a partir de los años cincuenta, cuando se construye el Hotel Te-quendama y el comienzo de un gran plan de renovación en esta área que posee 62 hectá-reas. Bien puede considerarse la importancia de los componentes de la localidad y de los elementos adyacentes a ella, los cuales enri-quecen el apelativo de centro de la actividad metropolitana de la ciudad. El POT del 2000 tuvo en cuenta una realidad de la ciudad: el centro expandido; esto es, básicamente, una línea en la cual se articulan diversos subcen-tros de actividad que va desde el Centro Histó-rico de la ciudad, el centro tradicional hasta la calle 26, el Centro Internacional hasta la calle 39, Chapinero, la avenida Chile, el lago y llega hasta la calle 100.

Es importante tener en cuenta este concepto para entender la dinámica urbana de Teusaqui-llo. Este concepto marca uno de los aspectos del cambio acelerado que ha sufrido la ciudad. Teusaquillo, en un principio, fue la periferia ur-bana a comienzos de los años cincuenta. Una ciudad de 600 mil habitantes.

En las décadas de los cincuenta y sesenta se cambia la localización de zonas con un desa-rrollo reciente, como el sector entre la avenida 39 por el río Arzobispo y la calle 26 que in-corpora usos metropolitanos. Recientemente, este dinamismo que le confiere a Teusaquillo los cambios de uso en una época y, en espe-cial, entre la carrera 30 y la avenida Caracas, se está reactivando.

Los planificadores y los promotores inmobi-liarios creyeron que el centro de Bogotá y, en particular, las actividades de más alta jerar-quía como las actividades bancarias, finan-cieras, empresariales y corporativas iban a desplazarse hacia el norte. Primero, hacia la calle 72, luego a la calle 100 y finalmente has-ta el sector de Santa Bárbara. Esto nació de la creencia que las actividades de alta jerarquía

siguen a la localización de la población de los más altos ingresos de la ciudad.

Foto vista parque central BavariaFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

Por tanto, el Centro Internacional produce el efecto de generar todo un cambio de usos entre la franja de la avenida Caracas y la carrera 30. La población de altos ingresos que habitaba en lo que anteriormente era la periferia urbana de una ciudad de viviendas unifamiliares, entonces se desplaza, prime-ro hacia la zona entre las calles 72 y 85, al norte, entre la carrera 7ª y la avenida Cara-cas. Por consiguiente, algunas actividades de comercio conspicuo y comercio de lujo, particularmente boutiques, se desplazan ha-cia esta zona de la calle 72, como es lógico. Pero lo que no es lógico es que se desplacen también los bancos y las actividades corpo-rativas.

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60 Cámara de Comercio de Bogotá

Sin embargo, en Bogotá los promotores inmo-biliarios apostaron que eso iba a ocurrir y, por tanto, dio lugar a un desarrollo; pero un desa-rrollo que en el transcurso de cuarenta años –a lo largo de la avenida Chile se trasladaron algunas empresas y dos o tres sedes banca-rias–, no logró constituirse en ningún centro internacional. De todas maneras, la mayor concentración de empleo, tanto de comercio como de servicios, de actividades corporati-vas y financieras, siguió estando localizado en el centro de Bogotá y continuó su expansión en sentido norte como también, en sentido occidente, pero más lentamente.

Más adelante, los grupos de altos ingresos se desplazaron más allá del sector del Chicó y entonces se le apostó a la calle 100, como nuevo centro corporativo de la ciudad. Se pue-de observar que es, simplemente, un desarro-llo longitudinal en donde hay algunos hoteles y el edificio llamado Wall Trade Center, que tampoco es un gran centro empresarial. Hoy en día, cualquiera de los edificios empresaria-les que se encuentran en la zona de El Salitre, pesa mucho más en el empleo y en la activi-dad económica de la ciudad que cualquiera de la zona de la calle 100.

En primer lugar, hubo esa creencia y gran equi-vocación que, entre otras cosas, afectó al cen-tro y a los alrededores del centro, incluida la localidad de Teusaquillo. Pues debido a esta migración de la población de altos ingresos se presentó una filtración de la vieja vivienda del entorno inmediato de casas que se encuen-tran ubicadas entre las calles 45 y 26 y entre la avenida Caracas y la avenida 30, por parte de actividades económicas. Además, existe el fenómeno típico de filtración de vivienda cuan-do una población de altos ingresos abandona esas viviendas y entra otra población de meno-res ingresos. Como veremos más adelante, la localidad de Teusaquillo es la única en Bogotá que posee una estratificación social homogé-

nea, fenómeno muy interesante. Hoy, con la reactivación del eje metropolitano del Centro In-ternacional-El Salitre-Aeropuerto Eldorado, por el contrario, lo que se está fortaleciendo y de manera acelerada es el Centro Internacional.

La última entidad que cometió el error de tras-ladarse del centro al norte de la ciudad fue la Bolsa de Valores; que resistió, inteligentemen-te, en el centro como deben estar todas las bolsas en el mundo, cerca del sector financie-ro. En este momento, el sector financiero ha decidido que se queda y reactiva sus sedes corporativas en el Centro Internacional, a lo largo del eje de la calle 26. Mientras la Bolsa de Valores se fue, en donde no va a estar ni la alta actividad empresarial, ni la alta actividad financiera. Esto significa que el proceso del dinamismo urbano entre las calles 26 y 45 va a estar marcado por el dinamismo de estas actividades.

Ahora bien, las características de la localidad de Teusaquillo son, entre otras: el área urbana de Bogotá –es decir, las 19 localidades– posee 36.000 hectáreas, de las cuales aproximada-mente 34 mil ya están ocupadas; por lo cual a Bogotá le quedan menos de 2.000 hectáreas para su expansión muy limitada. La localidad citada la conforman 31 barrios en un área de 1.420 hectáreas, que corresponden al 4% del territorio urbano; lo que significa que su área está entre las localidades más pequeñas de Bogotá, luego de La Candelaria. Igualmente, posee una población de 142.000 habitantes que representan apenas 2% de los habitantes de la ciudad. Estos datos son interesantes, porque la población de la localidad es menos que proporcional a lo que representa su por-centaje en el territorio de la ciudad. Otra ca-racterística de la localidad es la densidad, que es de 92 hab./hectárea, mientras que el resto de la ciudad es de 220 hab./hectárea; es decir, la localidad tiene la densidad más baja de todo el conjunto urbano de la ciudad.

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La localidad se encuentra dividida en seis UPZ (Unidades de Planeamiento Zonal) con los ba-rrios que comprende cada una.

La primera de ellas, es la de Galerías, que se encuentra más al norte y más al oriente. Esta zona se desarrolla alrededor de los años cin-cuenta y sesenta. Es un sector de viviendas unifamiliares con una predialización muy in-teresante, porque son predios generalmente grandes con 20 metros de frente y 40 metros de fondo, de manera que resultan viviendas muy amplias, pues poseen características de ser construidas por arquitectos lote a lote. Teusaquillo no tiene sino dos pequeños secto-res de desarrollo progresivo que representan sólo 62 manzanas, aproximadamente; el resto de la localidad está hecha en fragmentos por arquitectos. En este sentido, la localidad es supremamente distinta al resto de la ciudad. Pero ¿qué pasó en este lugar? En 1963 este sector poseía una población de 44 mil habi-tantes, luego en 1993 contaba con 33 mil ha-bitantes; ya había perdido alrededor de 11 mil habitantes en el curso de veintidós años. Esto se explica por dos razones: primera, por los fenómenos de migración de los antiguos habi-tantes a otras zonas más al norte de la ciudad. Segunda, se presenta una activa filtración de actividades económicas en esas antiguas vi-viendas, fundamentalmente de servicios y al-gunas de comercio.

La segunda UPZ, llamada Teusaquillo, com-prende entre las calles 45 y 34 y entre la ave-nida Caracas y la avenida NQS. Este sector hasta finales de los años cincuenta era el más conspicuo desde el punto de vista residencial de Bogotá. En esta zona vivían las viejas fa-milias santafereñas de políticos, empresa-rios, banqueros, comerciantes, entre otros. En 1963 contaba con 40 mil habitantes y en 1993 con 27.700; en estos treinta años esta zona perdió cerca de 13 mil habitantes. Lo an-terior se debió a las migraciones de población

y a la incursión de actividades económicas. Cabe resaltar que estas dos zonas han perdi-do simultáneamente población, y que en los años cincuenta habían ingresado a la expan-sión urbana como periferia. En un lapso de 35 años, cosa que rara vez ocurre en el mundo, una ciudad de viviendas unifamiliares hechas por arquitectos, se cruza con otro tipo de ac-tividades y se vuelve expulsora de población, y rápidamente se va integrando a un centro metropolitano.

Foto Centro Cultural Virgilio BarcoFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

La tercera UPZ, Simón Bolívar, ha tenido una dinámica poblacional muy pobre, puesto que comprende el complejo de parques metropo-litanos Simón Bolívar. Sin embargo, su pobla-ción se ha duplicado, pero no es muy repre-sentativa como para detenernos en ella.

La cuarta UPZ, La Esmeralda. En esta zona se encuentra el barrio Nicolás de Federmán que posee la estratificación más alta de toda la localidad, estrato 5, aunque casi toda la lo-calidad es de estrato 4; existen sectores que deberían aumentar de estrato. El sector se ca-racteriza por una alta densidad, dado que son bloques rígidos, lo que a su vez no permite el cambio de uso y genera un comportamiento completamente diferente al resto de la loca-lidad. Además, ha aumentado en población,

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principalmente por la incursión de los barrios con urbanismo serializado: Pablo VI, La Es-meralda y el barrio Rafael Núñez, que añaden una gran cantidad de habitantes y una densi-dad muy alta, porque pasó de 21 mil habitan-tes en 1963 a 35 mil en 1993. Sin embargo, pierde alguna población entre 1993 y 2005, principalmente por la filtración de actividades económicas. En el barrio La Esmeralda, donde existen viviendas unifamiliares que bordean el CAN, se han localizado actividades comercia-les de servicios que han transformado dichas viviendas. El barrio Nicolás de Federmán se ha permeado de usos institucionales, y el barrio Nuevo Campín, localizado sobre el borde de la carrera 30, está comenzando a acoger acti-vidades de comercio pesado; por este efecto cae la población en unos mil habitantes.

La quinta UPZ, es el sector de Quinta Pare-des, que comprende el área de mayor edad de toda la zona y que es de desarrollo progresivo, porque las primeras casas en este barrio apa-recen alrededor de 1938 y tuvo un desarrollo lento hasta finales de los años cuarenta; se consolidó paralelamente con la Universidad Nacional. La población en esta zona ha ten-dido a ser relativamente estable, alrededor de 25 mil habitantes.

Finalmente, la sexta UPZ, corresponde al sec-tor de El Salitre Oriental y Occidental, que in-gresan al desarrollo urbano después de 1993 y que ha aumentado a una población de casi 15 mil habitantes.

Entonces, la localidad comienza con 119 mil habitantes en 1963 y hoy tiene 138 mil, y al-canza su máxima población en 1993 antes de los desarrollos de Ciudad Salitre. Esto explica que la localidad pese a perder muchos habi-tantes a lo largo de la historia, los ha recupera-do gracias a las zonas de reciente desarrollo y de altura con altas densidades multifamiliares. Esto pone de presente que este dinamismo

está ligado (i) a las tipologías edificatorias; (ii) al acelerado cambio de uso; (iii) a la filtración de actividades, especialmente a la localización central, y (iv) a la influencia del eje metropoli-tano Centro Internacional-Eldorado.

Foto Calle 26 con carrera 10Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

Finalmente, Teusaquillo es la localidad que junto con Chapinero, tienen los mejores in-dicadores de calidad de vida. Igualmente, posee alrededor de 132 manzanas en estrato 3, 691 manzanas en estrato 4 y 39 en es-trato 5, para un total de 862 manzanas de uso residencial. Las demás manzanas co-rresponden a equipamientos metropolitanos, parques y manzanas de usos comerciales y económicos, son alrededor de 1.100 man-zanas; es decir, la tercera parte de la locali-dad corresponde a otros usos, sobre todo un gran número de zonas verdes. Ocurre algo muy interesante: si se comparan estos datos con los de Bogotá, se puede vislumbrar que

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 63

a escala de Bogotá, 50% de la ciudad se en-cuentra en estratos 1 y 2, en Teusaquillo no existen estratos 1 y 2; igualmente, 37% de la ciudad se encuentra en estrato 3, es decir, en Teusaquillo hay menos de la mitad de estrato 3 que lo que hay en Bogotá. El 80,2% está en estrato 4, a la escala de la ciudad este estrato es apenas del 5,16% de la ciudad; es decir, Teusaquillo es la localidad de estrato 4. El in-greso total de los hogares en la localidad, de acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida de 2003, es de $ 3.000.000 por hogar, el de Bogotá es de $ 1.800.000; el ingreso per cá-pita en Teusaquillo resultó de $ 1.200.000, en la ciudad es de $ 637.000, apenas la mi-tad. El tamaño del hogar en Teusaquillo es del 2.8, en Bogotá es de 3.6, es decir, ho-gares más pequeños; la línea de pobreza es de 11,6% de los hogares, en Bogotá es de 45,5% de los hogares. En Necesidades Bási-cas Insatisfechas (NBI), Teusaquillo no tiene, mientras que Bogotá es de 5,06%; población bajo la línea de indigencia, en Teusaquillo es de 3,6%, en la ciudad de 11,9%. Y por últi-mo, el índice de calidad de vida es de 96.1 para Teusaquillo, mientras que en Bogotá es de 89.3.

Veamos a continuación el proceso de planifi-cación urbana de la localidad de Teusaquillo. Existe un punto que se debe enfatizar desde el inicio y es el tipo de entorno urbano que presenta esta localidad en el siguiente sentido: el territorio presenta la más alta concentración de áreas ambientales y de espacios públicos, parques, ciclorrutas, alamedas y vías peato-nales.

El conjunto de parques y de equipamientos deportivos asociados al Parque Simón Bolívar, el Parque Central y los conjuntos de viviendas multifamiliares de Pablo VI, el Centro Urbano Antonio Nariño y Ciudad Salitre, aportan una considerable cantidad de áreas de espacio público y zonas verdes, y los grupos de pe-

queños parques de barrios de la localidad, agrupan un total de 4.780 hectáreas de áreas de uso público que representan 30% de la lo-calidad. La arquitectura urbana se caracteriza por edificaciones de baja altura con tipología de vivienda unifamiliar, aunque existen barrios que no corresponden a este concepto; pero éste fue el modo de vivienda generalizada en la localidad, unifamiliar, con sólo dos pisos y en algunos casos con aislamientos. Con una participación muy esporádica de edificios de cuatro pisos que los hacían familias que que-rían tener un apartamento para vivir todos jun-tos o tener algunos beneficios de renta. Pero este modelo de casa no alcanzaba a tener más de cincuenta casas por hectárea.

Por consiguiente, la localidad posee un con-texto urbano lleno de heterogeneidad, que se caracteriza por la ubicación de equipamien-tos de alta jerarquía que posee la ciudad, a saber: el CAN, la Gobernación de Cundi-namarca, el Centro Administrativo Distrital, la Fiscalía General de la Nación, el Parque Metropolitano Simón Bolívar, el Estadio El Campín y su Coliseo cubierto, la Ciudad Uni-versitaria, que es el primer equipamiento que aparece en el sector, y las sedes de doce ins-tituciones universitarias privadas, el Centro de Exposiciones, Corferias y los conjuntos residenciales de gran calidad arquitectónica como ambiental, hacen que este conjunto sea único en la ciudad y, por tanto, se pue-de afirmar que este es el centro de actividad metropolitano de Bogotá.

A. La ciudad de las casas 1935 – 1955

Ahora veremos el desarrollo de la localidad partiendo de la “ciudad de las casas”, que abarca de 1935 a 1955. Bogotá en 1932: para esta época la ciudad era un núcleo bas-tante compacto; unido por dos vías, la carre-ra 7ª y la carrera 13, con el nuevo núcleo de Chapinero.

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64 Cámara de Comercio de Bogotá

Chapinero inició su desarrollo a finales del siglo XIX. En 1933, en la localidad existían al-gunas urbanizaciones que aún no conforma-ban un núcleo hacia el norte de Chapinero. En 1934 se comienza la venta de lotes en este sector. Dentro del planeamiento de la ciudad se tenía como prioridad consolidar la franja al occidente de la carrera 13.

En la ciudad, ya existía una dirección de planea-ción en las ideas del arquitecto Karl Brunner; llegó en 1929 proveniente de Austria, y tuvo una buena acogida dado su reconocimiento mundial. Este arquitecto fue invitado para tra-bajar en la dirección de urbanismo en la Se-cretaría de Obras Públicas, y dirigir el proyecto de la consolidación del sector de la carrera 13 hacia el norte y el núcleo Bogotá-Chapinero. Simultáneamente con este plan, se llevaban a cabo las obras con las cuales se celebraba el cuarto centenario de la fundación de la ciudad. Entonces, Brunner tiene dos obligaciones: la primera diseñar el plano urbano general de Bo-gotá y, la segunda, definir el grupo de proyec-tos prioritarios a desarrollar en la ciudad para 1938. Para esta época, la Universidad Nacional compra 120 hectáreas de la finca El Salitre a la familia Vargas, dueña de dicha finca.

En 1936 se funda la Universidad Nacional y en 1939, José Joaquín Vargas dona su finca de

1.400 hectáreas al departamento de Cundina-marca para apoyar la niñez desvalida. Ya para 1938 aparece El Campín, la Universidad Na-cional, el Hipódromo de la 53 con carrera 24, que antes se encontraba en el barrio La Mag-dalena y de hay recibió su nombre. Después, en el lote del hipódromo, se urbaniza lo que fue el almacén de cadena Sears. Todo esto trajo desarrollo urbanístico para el sector. El plan propuesto por Karl Brunner se desa-rrolló durante diez años. Pero pasados estos años, Bogotá es elegida sede de una reunión de carácter internacional, la IX Conferencia Panamericana a celebrarse en abril de 1948. Para esto se comenzaron a ejecutar obras de primer orden, como la avenida de las Amé-ricas que conectaba el Aeropuerto de Techo con el centro de la ciudad, para darles a los visitantes una grandiosa entrada a la ciudad. Esta avenida contaba con amplias zonas ver-des y tenía de ancho 100 metros. El diseño lo realizó el arquitecto Brunner. Entonces, esta avenida se constituye como el gran eje vial de la ciudad hacia el occidente.

Pero los sucesos del 9 de abril de 1948, con el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gai-tán, suspenden la conferencia al tercer día y, posteriormente, el centro de la ciudad queda destrozado. El hecho que Brunner estuviese en Bogotá, le dio a los líderes la idea que esta ciudad tenía que modernizarse y adaptarse a las dinámicas mundiales de industrialización. Por tanto, en 1950, luego de una presión muy fuerte ejercida por los grupos influyentes de la ciudad, el alcalde de ésta debió contratar a un experto que sería el encargado de traer las ideas de la ciudad moderna a Bogotá.

B. La ciudad del urbanismo moderno y los macroproyectos 1955 - 1986

Así las cosas, se contrata al reconocido arqui-tecto y urbanista Le Corbusier (sobrenombre

Foto Casa Barrio la Soledad Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

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profesional de Charles-Edouard Jeanneret) para afrontar el reto de formular el Plan Piloto hasta 1955 y luego se contratan a los aseso-res Winner y Sert para llevar a cabo el Plan Regulador hasta 1952. Para esta época ya se había consolidado la oficina de urbanismo, a la cual Brunner le había impreso su carácter y calidad de trabajo para poder interactuar con estos nuevos urbanistas muy capacitados. Ahora bien, todos estos planes se venían de-sarrollando en cuatro escalas: la escala regio-nal, la escala metropolitana, la escala urbana, y el proyecto del centro cívico de la ciudad. Con la adopción de estos planes, Bogotá entra en la planificación de su futuro. Pero lo que hi-cieron estos urbanistas fue conservar la gran estructura verde que poseía la ciudad a lo lar-go de los ríos y quebradas que descienden de los cerros.

Mientras todo esto tiene lugar, el Ministerio de Obras Públicas decide llevar a cabo una gran intervención sobre la avenida de las Américas, el Centro Urbano Antonio Nariño –CUAN–; éste posee torres de 14 pisos de viviendas y sus servicios complementarios, y una gran zona verde. Esto causó gran escándalo en la sociedad bogotana, hubo oposición de los ciudadanos hacia este tipo de construccio-nes, primordialmente por la creencia de que los edificios se iban a caer; así mismo, porque si éstos se caían, las personas se quedaban sin tierra y se creía que los ciudadanos que vivían en estos apartamentos ante el primer sismo se quedaban sin techo y sin tierra.

Pero surge otro problema: estos apartamentos no se podían vender porque en esa época en Bogotá no existían reglamentos de propiedad horizontal. Por lo anterior, el Centro Urbano Antonio Nariño estuvo abandonado cerca de ocho años. Finalmente, primero lo arrendaron, y luego de la aprobación de la reglamentación de propiedad horizontal, los arrendatarios te-nían prioridad para comprarlos.

Éste es uno de los sitos más bellos en térmi-nos ambientales que existe en la ciudad, por tal razón es un lugar que vale la pena conocer. Además, el CUAN posee un centro de servi-cios, teatro y una gran cantidad de activida-des en conmemoración a los 50 años de su antigüedad.

Vale la pena resaltar, que este tipo de cons-trucción era una revolución para la época por-que no existe el lote individual, ni siquiera el lote que es ocupado como vivienda; y supone unas densidades de vivienda por hectárea que eran desconocidas: alrededor de 250 hab./hectárea muy superior a los 50 hab./hectá-rea, que era lo que se manejaba antiguamen-te. Esto era algo que significaba, en primer lugar, un cambio completo en la concepción tradicional de la vivienda y de la propiedad; en segundo lugar, un cambio en la forma de ocu-pación del lote mismo, y en tercer lugar, en la densidad urbana y en la forma de relacionarse con la ciudad.

Foto Centro Urbano Antonio NariñoFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

Esto refuerza lo que he venido afirmando an-teriormente. Los ciudadanos estaban asusta-dos y creyeron que estos apartamentos eran

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“una casa en el aire” y que este tipo de vivien-da no tiene valor porque puede desaparecer, como el aire, en el mismo momento en que se presente un sismo o cualquier temblor. Todo esto llegó hasta el punto de que se escribie-ron artículos de críticas en contra de este tipo de vivienda y se afirmaba que estos edificios tenían serios problemas que podían atentar contra la moral.

Es precisamente en este punto, donde se le da un duro golpe a la “ciudad de las casas”, por-que los que empiezan a vivir en el CUAN, co-mienzan a tener una mejor calidad de vida por las amplias zonas verdes con las que cuentan; solamente 20% del suelo está ocupado.

Es interesante mirar cómo en 1952 la localidad es más central con respecto al área urbana de la ciudad; ya no es periferia como en sus ini-cios, sino que ya forma parte del entramado urbano de la ciudad, siendo un punto central por la ubicación de grandes equipamientos metropolitanos. Con esta expansión comienza a presentarse algo interesante: los consultores internacionales en 1952 proponen conformar bajo una sola figura territorial, la unión de Bo-gotá con los municipios colindantes hacia el occidente y oriente luego del río Bogotá, y es cuando se anexan los municipios de Usaquén, Suba, Engativá, Fontibón, Usme y Bosa. Es de-cir, que se tiene la visión de una gran metrópoli como lo eran las metrópolis europeas y ameri-canas de ese tiempo y habría que constituirse un Distrito Especial. Esto es lo que encuentra como recomendación el general Rojas Pinilla, cuando asume la Presidencia de la República en 1953 y las primeras decisiones se toman en 1954. De lo anterior es importante resaltar la intención o ideal entre los seis municipios, y el Distrito Capital de comenzar a mirar en otra escala muy grande de planeación. Y es lo que actualmente está sucediendo: Bogotá no está creciendo sobre Bogotá sino, por el contrario, sobre los municipios de la Sabana.

Posteriormente, durante el gobierno de Rojas Pinilla se inició la construcción del Aeropuer-to Eldorado y la construcción de una segunda avenida que une el nuevo aeropuerto con el centro de la ciudad, la avenida 26. Todo esto, teniendo en cuenta la reciente inauguración del Hotel Tequendama, para ofrecer servicios a empresarios estadounidenses que inician operaciones en el sur del continente y que requerían de estos servicios hoteleros de al-tísima calidad. Inmediatamente, en el lote que era de las fuerzas militares, se inicia la cons-trucción de los primeros edificios del Centro Internacional; y el lote que correspondía a Ba-varia, entra en estudios y se construye el pri-mer centro empresarial que tiene la ciudad, y es una obra de arquitectura y urbanismo muy apreciada por los visitantes de la ciudad.

Foto Calle 26Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

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De la misma manera, que seis años antes, se había establecido la relación centro-Aeropuer-to de Techo; ahora se establece con el nuevo Aeropuerto Eldorado y el centro, y esta vez la avenida atravesaba los terrenos donados por José Joaquín Vargas a la Beneficencia de Cundinamarca. Simultáneamente se inician los estudios para la construcción del Centro Ad-ministrativo Oficial –CAO–, que los bogotanos de la época lo nombraron “caos”; porque se pretendía instalar sobre el eje de la avenida 26, en un punto equidistante entre el Aeropuerto El-dorado y el centro. Tanto es así que se propuso ubicar el Palacio Presidencial en esta zona, ale-jándolo del centro de la ciudad. Todo esto, por el antecedente del 9 de abril de 1948, porque en las revueltas y la violencia popular, el presidente con su familia se quedó encerrado con apenas cuatro guardias del Palacio para protegerlo.

Así mismo, se propuso ubicar unas entidades que necesariamente debían estar cerca del palacio, como los ministerios. Por esta razón se contrató una firma de arquitectos para ade-lantar esta obra y que ahora se conoce como Centro Administrativo Nacional –CAN–.

Al mismo tiempo, se inaugura Corferias en 1954, en un lote de 14 hectáreas en frente del Centro Urbano Antonio Nariño. Corferias, en su momento, fue el centro ferial más grande de América Latina y se inauguró con la prime-ra feria internacional industrial. Esto fue muy importante porque los bogotanos tuvieron la primera visión del mundo global.

Luego del gobierno de Rojas Pinilla, en 1957 se revisa todo lo que se había hecho hasta el momento, como el Plan Piloto propuesto por Le Corbusier, y es en este período donde compiten en Bogotá dos modelos de pers-pectivas de desarrollo de la ciudad. El pri-mero, dirige la ciudad al norte, en donde se traslada la actividad residencial; y el segun-do, dirige la ciudad hacia el occidente, en donde se están ubicando los equipamientos gubernamentales y, por ende, las actividades de más alta jerarquía que los siguen. Y es el urbanismo el que completa este trabajo a lo largo del eje de la calle 26 con el desarrollo del Parque Simón Bolívar y la zona de El Sa-litre como áreas de protección y recreación diferentes a las rondas de los ríos.

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Introducción

Las localidades de Bogotá cada vez adquieren mayor importancia en su contribución por el desempeño de la actividad productiva de la ciudad y la región. Por el tamaño de su pobla-ción y por su estructura empresarial, algunas de ellas se han consolidado como “ciudades dentro de la ciudad”. Por ello, la existencia de un entorno físico, institucional, capital hu-mano y disposiciones normativas favorables determinan las decisiones de localización em-presarial y las condiciones para un mejor des-empeño económico que, sin duda, debe estar apoyado por la gestión de los gobiernos local y distrital.

A. Entorno económico

La localidad de Teusaquillo cuenta con un en-torno que ha permitido el desarrollo de la acti-vidad de servicios y ha creado un importante centro de comercio. Sus principales activida-des productivas son: comercio de alimentos, víveres en general, bebidas y tabaco, produc-tos farmacéuticos, medicinales y odontológi-cos, artículos de perfumería, cosméticos y artículos de arreglo y aseo personal, artículos de ferretería, cerrajería y productos de vidrio, excepto pinturas, cacharrerías y misceláneas, productos veterinarios, libros, periódicos, ma-teriales y artículos de papelería y escritorio,

artículos de metales preciosos, de relojería, de joyería, alfombras y tapetes, floristerías, empaques, bicicletas; fabricación de prendas de vestir, ropa exterior e interior para hombres, mujeres y niños, corsetería, camisería, vesti-dos de baño, ropa sobre medidas; actividades de servicios relacionadas con las de impre-sión, arte, diseño y composición, edición, ar-quitectura e ingeniería y actividades conexas de asesoramiento técnico, asesoramiento empresarial y en materia de gestión, asesorías deportivas, traducción, trámites de documen-tos, servicios de reproducción, fotocopias e impresión heliográfica, y expendio de comida preparada a la mesa, cafeterías, expendio de bebidas alcohólicas para el consumo en el es-tablecimiento.

La localidad cuenta con un alto nivel de cober-tura en servicios públicos domiciliarios bási-cos, baja oferta de servicios de salud públi-ca, pero amplia en IPS privadas. Sin duda, ha hecho esfuerzos significativos por reducir el número de delitos de alto impacto en la loca-lidad, como hurto a personas, vehículos, resi-dencias y establecimientos. El uso del suelo está parcialmente reglamentado y cuenta con dos centralidades urbanas y dos operaciones estratégicas. La población mayor de cinco años tiene alto número de años de educación (12.5 años en promedio), superior al prome-dio de Bogotá, 8.7 años. La localidad tiene el

PRESENTE

2. PERFIL ECONÓMICO DE LA LOCALIDAD DE TEUSAQUILLO

Ricardo Ayala Ramírez

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más bajo número de personas con necesida-des básicas insatisfechas.

Sin embargo, existen factores por mejorar, como el avanzado nivel de deterioro de su ma-lla vial, que demanda la atención urgente de la Administración Central, en un plan vial para la localidad que incluya la ampliación de las vías locales con capacidad para un volumen vehi-cular mayor que garantice la movilidad por la localidad.

B. Estructura empresarial

La localidad de Teusaquillo cuenta con un teji-do empresarial de base microempresarial. De las empresas registradas en la localidad, 86% son micro, concentradas en 33%, comercio, que representó el centro de la economía lo-cal; 16%, servicios inmobiliarios y de alquiler; 14%, industria; 10%, restaurantes y hoteles; 7%, transporte, almacenamiento y comunica-ciones, y 3%, la actividad financiera.

Foto Estadio el CampinFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

Foto Park WayFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

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La mayoría de empresas de Teusaquillo se lo-calizan en la parte nororiental de la localidad, cerca de sus avenidas principales y barrios tradicionales. Los barrios que se destacaron por su concentración empresarial son: La Soledad, San Luis, Palermo, Alfonso López, Chapinero Occidental, Galerías (antiguo barrio Sears), Quesada, Teusaquillo y Quinta Pare-des.

En la UPZ Galerías se localizó el mayor nú-mero de empresas y en la UPZ Teusaquillo se concentró el mayor número de grandes em-presas.

Por número de empresas, el comercio de la localidad de Teusaquillo está conformado por 3.623 empresas, que concentra 31% del total de las empresas. Se destacan las actividades de alimentos, víveres en general, bebidas y ta-baco, productos farmacéuticos, medicinales y odontológicos, artículos de perfumería, cos-méticos y artículos de arreglo y aseo perso-nal, artículos de ferretería, cerrajería y produc-tos de vidrio, excepto pinturas, cacharrerías y misceláneas, productos veterinarios, libros, periódicos, materiales y artículos de papelería y escritorio, artículos de metales preciosos, de relojería, de joyería, alfombras y tapetes, floristerías, empaques, bicicletas.

La actividad inmobiliaria de Teusaquillo está constituida por 1.703 empresas, que re-presenta 16% del total de las empresas. Se destacan los servicios relacionados con la impresión, arte, diseño y composición, edi-ción, arquitectura e ingeniería y actividades conexas de asesoramiento técnico, asesora-miento empresarial y en materia de gestión, asesorías deportivas, traducción, trámites de documentos, servicios de reproducción, foto-copias e impresión heliográfica.

Por su parte, el sector industrial de Teusa-quillo está conformado por 1.529 empresas,

que representa 14% del total de las empresas. Se destacan las actividades de fabricación de prendas de vestir, ropa exterior e interior para hombres, mujeres y niños, corsetería, cami-sería, vestidos de baño, ropa sobre medidas, actividades de servicios relacionadas con las de impresión, arte, diseño y composición, edición y fabricación de otros productos quí-micos.

C. Articulación a las cadenas de mayor potencial

El 5,8% de las empresas tienen un alto po-tencial de articulación a una o más cade-nas productivas, así: 1.778 son empresas de productos alimenticios; 1.076, de cons-trucción e ingeniería civil; 489, textiles y de confección; 468, salud, y 467, papel y artes gráficas.

En la cadena de productos alimenticios, el mayor potencial se encuentra en los eslabo-nes de transformación, 57% y de comerciali-zación, 37%.

Para el caso de la cadena de la construcción e ingeniería civil, el mayor potencial se encuentra en los eslabones de transformación, 76% y de proveedores de insumos a las empresas que desarrollan actividades de este tipo, 16%.

En el caso de la cadena de textil y confecciones, el mayor potencial está en los eslabones de co-mercialización, 52% y transformación, 46%.

Para el caso de la cadena de salud, el mayor potencial está en los eslabones de transforma-ción 74% y proveedores de insumos, 26%.

En la cadena de papel y artes gráficas, el ma-yor potencial se encuentra en los eslabones de transformación, 76% y de proveedores de insumos a las empresas que desarrollan acti-vidades de este tipo, 12%.

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Del total de empresas de la localidad, 12% rea-liza operaciones de comercio internacional.

D. Acciones prioritarias de la localidad para fortalecer el capital social y productivo

1. Factoresasociadosalentorno económico

Para mejorar las condiciones del entorno eco-nómico y social, es necesario que se adelante en la localidad un conjunto de acciones como las siguientes:

• Desarrollar e implementar el programa “Banco de talentos y empleo”, para ofre-

cer oportunidades a los desempleados de la localidad.

• Diseñar programas que busquen fortale-cer las relaciones entre la comunidad y las instituciones que prestan los servicios de seguridad, y promover la resolución pací-fica de conflictos y así complementar las acciones adelantadas por la Fuerza Públi-ca de la localidad.

• Diseñar y ejecutar con la Administración Central un plan vial para corregir el grado de deterioro de su malla vial, que incluya la ampliación de las vías locales con capaci-dad para un volumen vehicular mayor que garantice la movilidad por la localidad.

Foto Calle 53Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

2. Factoresasociadosalaestructura empresarial

• Ampliar el acceso de los microempre-sarios y pequeños empresarios a los instrumentos de apoyo y sostenimiento empresarial de tipo técnico, de tal for-ma que permita superar los problemas asociados a la calidad y diseño de los productos.

• Ampliar el volumen de recursos dirigidos a los microempresarios y pequeños em-

presarios, como alternativas de financia-miento empresarial.

• Implantar programas en el sector produc-tivo de la localidad que permitan promover un programa de incubadoras de empresa y fomentar la formalización de sus activi-dades productivas.

• Diseñar un programa que permita asociar las 5.774 empresas que pueden articularse a las cadenas de productos alimenticios, construcción e ingeniería civil, salud, textil y confección, y papel y artes gráficas.

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• Diseñar e implementar un programa que permita articular los esfuerzos públicos y privados en proyectos productivos para mejorar la operación de las empresas, permanencia en el mercado y enfrentar los retos de los actuales y futuros.

• Promover la inversión privada en activida-des de alto desarrollo tecnológico.

• Promover la vinculación de los empresa-rios en las instancias de participación lo-

cal como el Consejo de Planeación Local, para articular los esfuerzos del sector pri-vado en la generación de oportunidades laborales.

• Articular los instrumentos y las estrate-gias del Plan de Desarrollo Local y Distrital para que los programas referentes con el empleo y el desarrollo económico tengan una mayor cobertura y mayor impacto en la población de la localidad.

Foto Gobernación de CundinamarcaFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

E. Análisis DOFA de la localidad de Teusaquillo

DEBILIDADES

ü Bajo presupuesto de inversión pública lo-cal.

ü Destina pocos recursos a proyectos de desarrollo económico local.

ü Baja vocación exportadora de las empre-sas de la localidad.

ü Baja articulación empresarial y de trabajo en cadenas.

ü Alto número de hurto a personas, residen-cias y de establecimientos.

ü Alto número de empresas liquidadas.ü Alto número de personas desempleados.

OPORTUNIDADES

ü Desarrollar e implementar un banco de empleo.

ü Incrementar los recursos del gobierno lo-cal y distrital para la promoción del desa-rrollo económico local.

ü Mejorar el acceso de micro y pequeños empresarios a los instrumentos de apoyo financiero y técnico ofrecidos por el go-bierno nacional y las entidades privadas.

ü Implantar programas de incubadoras de empresas y/o jóvenes empresarios.

ü Promover la inversión privada en activida-des de alto desarrollo tecnológico.

ü Desarrollar un plan integral de manejo y adecuación de los cerros.

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ü Implementar un proyecto de articulación para las 5.774 empresas con potencial para articularse a una de las diez cadenas de mayor potencial de la ciudad.

FORTALEZAS

ü Concentra grandes equipamientos de es-cala metropolitana de alta representativi-dad y dinámica en el plano distrital.

ü Tiene el Índice de Condiciones de Vida su-perior al de Bogotá.

ü Tiene un alto porcentaje de personas afi-liadas al sistema de salud en el régimen contributivo.

ü Los años promedio de educación en la población mayor de cinco años son supe-riores respecto a Bogotá.

ü Cobertura de servicios públicos básicos como acueducto, alcantarillado y energía cercana al 100%.

ü Bajo número de personas en situación de pobreza y con necesidades básicas insa-tisfechas.

ü Es centro de atracción turística y paisajís-tica de la ciudad y la región.

AMENAZAS

ü Deterioro creciente de la malla vial.ü Aumento del número de empresas liqui-

dadas.ü Existe una Unidad de Planeación sin regla-

mentar.

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74 Cámara de Comercio de Bogotá

Introducción

El objetivo fundamental de esta conferencia es la presentación del Plan de Desarrollo de la Localidad de Teusaquillo, llamado “Teusaqui-llo. Más allá de lo local”.

Presentar el Plan de Desarrollo de la Locali-dad de Teusaquillo es fundamental, porque el plan de desarrollo, es una apuesta política. El escenario de lo público es donde se toman decisiones que afectan a la ciudadanía en general y es donde se puede observar clara-mente el ejercicio de la política y la visión de lo que debe ser la sociedad. Igualmente, estar enfrente de un territorio que posee una pobla-ción fija de 142 mil habitantes y una población flotante de cerca de 450 mil habitantes de si-milar tamaño a una ciudad como Pereira, uno de los primeros retos a enfrentar es buscar cómo reducir los niveles de incertidumbre en los pobladores en el futuro.

A. Antecedentes

La localidad tiene un proceso continuo de cambios que le han permitido tener una con-solidación en todos los aspectos. Cuando se

observan las cifras de la localidad, puede ad-vertirse que tiene las Necesidades Básicas In-satisfechas (NBI) en cero; tiene dos colegios públicos y se supone que es de estratos me-dios, por lo cual se puede pensar que no hay problemas. En la localidad los problemas sí existen, pero en una dimensión diferente a la dimensión en que se han venido midiendo los problemas de la ciudad y del país. Este terri-torio históricamente se había movido al ritmo del país, y actualmente se mueve al ritmo de lo que es la ciudad en el ámbito local.

FUTURO

3. TEUSAQUILLO POSITIVA: MÁS ALLÁ DE LO LOCAL

Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y

de Obras para la Localidad de Teusaquillo 2009-2012

Juan Carlos Almonacid

Foto Vista nuevos desarrollos inmobiliarios sobre la calle 54

Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 75

Teusaquillo posee las siguientes caracterís-ticas:

Primera. Es un territorio en constante transfor-mación, totalmente consolidado, pero afronta un proceso de cambio en el uso del suelo. Esta es una zona de uso comercial mezclada con residencial, pero la presencia de escenarios metropolitanos, como el Parque Simón Bolí-var, el Estadio El Campín, Corferias, el CAN, entre otros, generan una dinámica económica especial que conlleva que el uso del suelo se modifique.

Segunda. Es una de las localidades con ma-yores índices de escolaridad; la mayoría de la población que reside en ella posee formación técnica o profesional, es decir, se cuenta con un recurso humano muy importante.

Tercera. Tiene una población con una vulne-rabilidad creciente por el fenómeno de pobre-za silenciosa; esta vulnerabilidad es clásica de los sectores medios urbanos y aparece luego de la reforma laboral de 1991. Este tipo de pobreza consiste en un proceso paulatino de empobrecimiento de personas que en al-gún momento llevaban un estándar de vida medio o alto, producto de su trabajo y de su formación; pero que en un momento de su vida perdieron el empleo, por lo cual el nivel de ingresos disminuye de manera sustancial y, por consiguiente, su capacidad de consu-mo. Lo anterior se refleja en indicadores como el atraso en los pagos de administración, en el pago de los servicios públicos, en la reno-vación de las prendas de vestir, entre otros. Particularmente, este fenómeno puede llegar a ser grave, dependiendo del tipo de población que afecta; en algunos casos puede conver-tirse en una pobreza estructural, teniendo en

cuenta que muchos pobladores superan la edad para ingresar al mercado laboral y por sus propios medios no pueden acceder a los servicios de salud, Plan Obligatorio de Salud (POS), por la misma falta de ingresos, ni tam-poco dentro de un sistema como el Sisbén (Sistema de Identificación de Beneficiarios), porque viven en viviendas de estratos 3 o 4, por lo tanto les es negado el acceso a este sistema.

B. La apuesta

Entonces, teniendo en cuenta el panorama an-terior, la apuesta es la siguiente: “El Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y de Obras Públicas de la Localidad de Teusaquillo se fundamenta en la construcción de las con-diciones para el ejercicio integral, progresivo y sostenible de los Derechos Humanos Inte-grales, establecidos en el pacto constitucional y en los convenios e instrumentos internacio-nales con énfasis en la búsqueda de la pron-ta efectividad de los niveles básicos de tales derechos. Para avanzar en la garantía de los derechos humanos y disminuir las desigual-dades injustas y evitables, en el marco del Estado Social de Derecho, el gobierno local propiciará la creación y la redistribución de la riqueza para los y las habitantes de Teusaqui-llo; reconocerá las diferencias generacionales, étnicas, culturales, de género, de oportunida-des y de capacidades; y hará de la calidad de vida el referente principal de su accionar, al interior de una concepción del desarrollo con sentido humano. En esta perspectiva, la ges-tión pública se realizará de manera integrada y participativa, comprometiendo la sociedad en la superación de la pobreza sobre la base de la corresponsabilidad de los ciudadanos y las ciudadanas”26. En pocas palabras, vamos a

26. Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y de Obras para la Localidad de Teusaquillo 2009-2012. Teusaquillo Positiva: más allá de lo local.

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76 Cámara de Comercio de Bogotá

El Plan de Desarrollo lo estructuramos con base en tres temas centrales:

El primero de ellos es el de la vulnerabilidad económica, y este tema lo observamos des-de dos puntos: primero, las personas que no poseen las condiciones para insertarse en un mercado laboral, para lo cual pensamos en todo un planteamiento de política asisten-cial, específicamente en los adultos mayores. También en este tópico ingresan las personas con discapacidad. Segundo, este punto, que a primera vista parece insignificante, es el de las prótesis dentales; pero que cobra mucha importancia cuando un adulto mayor sin pró-tesis dental comienza a padecer problemas de salud, porque no puede alimentarse adecua-damente. Por tanto, estos problemas de las

poblaciones vulnerables son por los que se debe trabajar fuertemente desde el punto de vista institucional.

De la misma forma, consideramos que el componente alimentario en la construcción de capital humano es fundamental, y como verán más adelante, hemos hecho una apuesta para dar suplemento alimenticio a los niños y niñas de los dos colegios públicos hasta grado once y, por supuesto, a los jardines infantiles que tiene el Bienestar Familiar en la localidad.

El segundo tema central del Plan de Desarro-llo es el de la productividad. En este tema “se pretende alcanzar mayores niveles de produc-tividad en la localidad potenciando ventajas comparativas existentes en lo cultural, patri-

aportarle, a reconocernos y respetarnos como seres humanos; a reconocer los derechos del otro y a reconocer las responsabilidades indi-viduales respecto a este tema del desarrollo. Esta apuesta se encuentra fundamentada en los derechos que poseen todos los ciuda-danos, es el derecho del habitante de calle,

del reciclador, del ciudadano y ciudadana que viven en la localidad en condiciones de vulnerabilidad. Y este punto es muy impor-tante porque en el ejercicio de gobierno es necesario tener sensibilidad y, sobre todo, cuando se desea el crecimiento de un pro-ceso político y económico con base en el territorio.

Foto entorno de la Registraduría Nacional del Estado CivilFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

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monial y turístico, así como en lo ambiental. Es una oportunidad para aportar al desarrollo de Bogotá y fomentar la construcción de es-cenarios de consolidación económica para nuestras ofertas locales”27. En este punto nos concentramos en mirar la vocación del terri-torio. Comenzamos a analizar el tema del te-rritorio en conjunto con el tema de la ciudad y encontramos que Bogotá tiene una tendencia hacia el sector de los servicios. Particular-mente a Bogotá llega 54% del turismo del país y de éste 27% está asociado a los negocios, directamente a intercambios comerciales y el 22% está asociado a conferencias, eventos, seminarios, temas de intercambio cultural; y por supuesto, existe un turismo muy fuerte asociado a servicios médicos, sin olvidar el turismo promovido por la embajada de los Es-tados Unidos. Todo lo anterior, se suma a que la localidad posee la infraestructura más im-portante en el tema recreativo y deportivo de la ciudad, así como de un proyecto de ciudad llamado anillo innovación del cual forma parte Corferias.

Todos estos antecedentes mostraron que se debía seguir con esta línea de acción, a sa-ber: el fortalecimiento del turismo de negocios mediante la consolidación de la oferta hote-lera, gastronomía, de transporte, entre otros. Otra de las fortalezas que tiene el territorio es el tema cultural; se piensa en construir una oferta cultural y artística lo suficientemente atractiva para que la localidad pueda trascen-der más allá de lo local. Además, se tiene en cuenta el tema de negocios asociado a Corfe-rias. Le apostamos a que las personas vean un territorio atractivo y que otras vean una po-sibilidad laboral en la localidad; y que los ha-bitantes de ésta tengan la oportunidad de salir, no sólo pensando en la ciudad, sino también en la región, en el país y en el mundo.

C. Prioridades estratégicas

1. Movilidad

Este es uno de los temas que más afecta a los ciudadanos de la localidad. Por supues-to, si un territorio desea ser competitivo debe tener unas condiciones que estén a tono con ello; por ejemplo, una malla vial adecuada. A este respecto, el Plan de Desarrollo desea que la localidad realice intervenciones perió-dicas anuales para garantizar la sostenibilidad de la malla vial y, así mismo, que la inversión realizada sea más efectiva. Por tal razón, lle-gamos a un principio de acuerdo con el IDU, para que la localidad se responsabilice sólo de la malla vial local y el Distrito de la malla vial arterial y de transporte público. De la mis-ma forma, la construcción de espacio público para la movilidad, andenes, para que exista todo un proceso de accesibilidad, y beneficiar a los ciudadanos que por diferentes razones no pueden tener accesibilidad física al espa-cio público. Por todo lo anterior, teniendo en cuenta la necesidad de las ciudades moder-nas de estructurar el espacio físico para hacer el territorio eficiente en el uso de las vías y de la infraestructura.

2. Seguridadyconvivencia

El tema de la seguridad y convivencia es muy álgido, pues desde los últimos años existe la siguiente apuesta política para tratar este tema. Proviene del gobierno nacional en lo referente a la Seguridad Democrática, que se estructura, básicamente, sobre la reacción; que además funciona bastante bien en las áreas rurales porque es un tema de control de territorio, pero en ámbitos urbanos este tema no funciona de la misma manera (Bogotá con 7 millones de habitantes aproximadamente

27. Ibidem.

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y Teusaquillo con 142 mil habitantes en po-blación fija y una población flotante de cerca de 450 mil para sólo 215 policías en tres tur-nos).

Lo que planteamos frente a este tema es lo siguiente: es fundamental trabajar sobre el tema de la confianza entre la institución y la comunidad. Estructuramos un programa llamado Alcaldía a mi barrio, y consiste en que con el equipo de trabajo y la comuni-dad, juntos observamos los problemas que

ésta afronta en el diario vivir; por ejemplo, las condiciones de la malla vial, el deterioro de los parques, entre otros problemas que no son fáciles de identificar desde las instancias de planeación y dirección. Todo esto con el propósito de dar confianza y dar a entender que así como tenemos derechos también tenemos deberes, y la corresponsabilidad es un acuerdo entre la comunidad y la ad-ministración pública para hacer más efectiva la labor del Estado, para que se refleje en la seguridad.

Foto Gobernación de Cundinamarca Calle 26 - Cra. 50Fuente:Cámara de Comercio de Bogotá

Esta labor nos ha venido dando resultados sa-tisfactorios, la localidad ha logrado aumentar los indicadores de percepción de seguridad interna y bajar los índices de inseguridad, se-gún los datos del último informe de seguridad presentado por la Cámara de Comercio de Bogotá. El uso del espacio público para los ciudadanos, mediante una mejor iluminación en las vías públicas y los parques, fue el factor que permitió mejorar la seguridad. Todo esto ha llevado a aumentar el nivel de confianza, lo que se refleja en un mayor número de denun-cios. El denuncio es fundamental, por la infor-mación no se paga en dinero; la recompensa

está dada porque los ciudadanos se sientan solidarios y responsables frente a la sociedad. Lo anterior se refleja en la asignación del pre-supuesto porque la inversión se encaminó a los procesos comunitarios de trabajo de la po-licía con la comunidad, mas no se invierte en la compra de patrullas, de armas o de motos.

3. Participación

La participación tiene posibilidad cuando una administración desea hacerla, pero también requiere de una formación o capacitación. Por ejemplo, en un proceso de formulación del

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 79

Plan de Desarrollo, existe una participación; pero sucede que la gran mayoría de la pobla-ción llega sin poseer la información mínima para aportar a la construcción del plan. En estos procesos, la participación se mide por el número de refrigerios repartidos; si repartí 2.000 refrigerios estamos bien en participa-ción y si son sólo 50, la localidad esta mal. Pero las cosas no son así, se debe buscar que los ciudadanos planteen ideas, proyectos o propuestas. En este punto existen dos temas centrales: el primero, que se debe trabajar en la formación de los ciudadanos para partici-par desde sus competencias y sus habilida-des, desde el conocimiento de cada ciudada-no para poder aportar. Segundo, para que se dé la participación es necesario que exista un proceso pedagógico.

Quisiera dejar claro que la participación no tie-ne razón de ser si no se puede incidir en las políticas o tomar decisiones; por esta razón, durante los meses de noviembre de 2008 a febrero de 2009, haremos un ejercicio muy interesante que consiste en plantear junto con la comunidad, los proyectos que se van a desarrollar a través de talleres, y que cada ciudadano haga parte y participe de acuerdo con sus fortalezas o sus gustos. Todo esto nos permitirá avanzar en la interpretación de las demandas sociales y en la diversidad de los ciudadanos que son el fundamento de las políticas públicas.

4. Corresponsabilidad

Este Plan de Desarrollo busca quitar la pre-tensión de abarcarlo todo. Creemos que una sociedad no puede crecer si no existe la co-rresponsabilidad en el ejercicio del gobierno. Se deben construir sueños comunes entre

la comunidad y los gobernantes para que se cumplan los objetivos de los planes de desa-rrollo. Y ésta es la idea, dejar un primer paso para la construcción de un futuro mejor para la localidad.

D. Objetivos estructurantes

Por supuesto, nosotros trabajamos con la li-mitante de tener unos lineamientos dados por el Plan de Desarrollo Distrital. Este plan tiene siete objetivos estructurantes; Teusaquillo po-see sólo cinco de estos siete:

El primero de ellos es la “Ciudad de Dere-chos”; en este punto queremos “una localidad en la cual se garantice y se respete el ejercicio y cumplimiento de los derechos para toda la ciudadanía, con la institucionalización de po-líticas de estado que permitan trascender el período de gobierno y consolidar una Teusa-quillo donde los derechos humanos sean po-sibles para todas y todos”28. Es decir, en la ciudad tenemos el derecho a desarrollarnos libremente, y a reconocer las diferencias de género, caso LGBT (lesbianas, gays, bisexua-les y transexuales), o de discapacitados, por lo que es necesario garantizar un mínimo de derechos a estas minorías presentes en la lo-calidad.

En segundo lugar es el “Derecho a la Ciudad”, pues es el derecho que tenemos todos y to-das de acceder a los bienes públicos, poder disfrutarlos y aprovecharlos. Razón por la cual queremos “una localidad en la que el ordena-miento físico esté al servicio del desarrollo in-tegral, sostenible y equitativo de la sociedad, de forma tal que la distribución equilibrada de sus infraestructuras, contribuya al logro de un acceso universal a su oferta de servicios”29.

28. Ibidem.29. Ibidem.

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Este tema es importante, porque los ciudada-nos deben salir de sus casas para comprar bienes y servicios, a trabajar, recrearse, en-tre otros. Entonces, el espacio público es un escenario permanente de intercambios, por lo cual se debe garantizar la calidad del espacio público en temas de iluminación, accesibili-dad, mantenimiento, entre otros; y, así mismo, garantizar la apropiación por los ciudadanos de este espacio de manera adecuada.

El tercer objetivo estructurante es “Ciudad Glo-bal”. Ésta es una de las apuestas más impor-tantes y consiste en dejar de pensar en el terri-torio en una escala local y comenzar a pensarlo

más allá de las fronteras nacionales. Este eje maneja toda la apuesta económica en temas de emprendimiento y de turismo. Por lo cual queremos “una localidad atractiva, confiable y competitiva, capaz de poner el crecimiento económico al servicio del desarrollo social, sobre la base de la acción corresponsable en-tre lo público y lo privado; una localidad cuyo desarrollo además de estar basado en facto-res materiales y financieros, lo esté en factores relacionales y simbólicos capaces de transfor-mar la capacidad intelectual de la sociedad, de generar y producir conocimiento y de afianzar el capital social; una localidad con la capacidad de pensar en lo global y actuar en local”.30.

30. Ibidem.31. Ibidem.

Foto CorferiasFuente:Cámara de Comercio de Bogotá

En cuarto lugar la “Participación”. Tenemos el deseo de alcanzar “una localidad cada vez más democrática en la que las ciudadanas y los ciudadanos incidan en las formas y con-tenidos de la acción de gobierno y se hagan corresponsables del destino del territorio en su conjunto”31. Por supuesto, la pretensión

es trabajar sobre este concepto político, que puede parecer una utopía, pero es una cues-tión fundamental en la construcción de país.

Finalmente, el quinto, la “Gestión Pública Eficiente”. A este respecto “queremos una localidad en la que la operación del aparato

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estatal esté al servicio del ciudadano, garan-tice la articulación interinstitucional para la prestación de sus servicios y modernice sus mecanismos de interlocución y sistemas de información”32.

La siguiente gráfica muestra que para gestio-nar un territorio, son necesarios una serie de elementos que deben armonizarse. Por su-puesto, están inmersos los doce sectores de

32. Ibidem.

la ciudad (gestión pública, gobierno seguridad y convivencia, hacienda, planeación, desarro-llo económico, educación, salud, integración social, cultura recreación y deporte, ambien-te, movilidad y hábitat) como tenemos res-ponsabilidades en cada uno de ellos debemos mantenerlos armonizados para que el flujo de los recursos sea cada vez mejor y, por ende, los beneficios se transfieran directamente a los ciudadanos.

Fuente:Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y de Obras para la Localidad de Teusaquillo 2009 – 2012. Teusaquillo

Positiva: Más allá de lo local

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Con el fin de lograr los anteriores objetivos, el Plan de Desarrollo plantea: en “Ciudad de De-rechos”, 12 programas, 20 proyectos y 42 me-tas; en “Derecho a la Ciudad”, 10 programas, 18 proyectos y 22 metas; en “Ciudad Global”, 3 programas, 7 proyectos y 13 metas; en el objeti-vo de “Participación”, 3 programas, 5 proyectos y 8 metas; y finalmente, en “Gestión Pública Efi-ciente”, 1 programa, 3 proyectos y 4 metas.

Por último, la financiación de todo lo anterior se realizará de la siguiente forma: la localidad posee alrededor de 44 mil millones de pesos de presupuesto, por lo cual se deriva la res-ponsabilidad de las decisiones cuando se es servidor público. La repartición se contempla en el siguiente cuadro por objetivos estructu-rantes y por año:

Vigencias 2009 2010 2011 2012 TOTAL (1) (2) (3) (4) (5)

Ciudad de Derechos 3.793.160.000 4.102.480.000 4.263.220.000 4.454.360.000 16.613.220.000

Derecho a la Ciudad 3.493.700.000 3.778.600.000 3.926.650.000 4.102.700.000 15.301.650.000

Ciudad Global 748.650.000 809.700.000 841.425.000 879.150.000 3.278.925.000

Participación 299.460.000 323.880.000 336.570.000 351.660.000 1.311.570.000

Gestión Pública 1.647.030.000 1.781.340.000 1.851.135.000 1.934.130.000 7.213.635.000

Total 9.982.000.000 10.796.000.000 11.219.000.000 11.722.000.000 43.719.000.000

Objetivosestructurantes

Finalmente, quiero dejarles este mensaje: el futuro requiere de recursos y la posibilidad que se dé depende de qué tan adecuadamente se haga su ejecución. Nosotros creemos que la

Fuente: Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y de Obras para la Localidad de Teusaquillo 2009 – 2012. Teusaquillo Positiva: Más allá de lo local.

propuesta apunta a mejorar la calidad de vida de la localidad y que queden las bases sobre las cuales el siguiente alcalde local deba se-guir construyendo un futuro mejor.

Fuente: Plan de Desarrollo Económico, Social, Ambiental y de Obras para la Localidad de Teusaquillo 2009 – 2012. Teusaquillo Positiva: Más allá de lo local.

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 83

Luis Ignacio Gallo Peña

Arquitecto de la Universidad de los Andes con estudios en Ciencia Política, experto en el desarrollo y aplicación de políticas públicas territoriales, en particular en el desarrollo de instrumentos de planeación y gestión del sue-lo, ordenamiento territorial, hábitat y vivienda. Asesor de la Alcaldía Mayor de Bogotá y sub-director del Departamento Administrativo de Planeación de Bogotá. Consultor del PNUD y del Ministerio de Desarrollo Económico para la ley 388 de 1997. Director del CPU de la Uni-versidad de los Andes.

Docente de la Pontificia Universidad Javeriana y de la Universidad de los Andes. Consultor privado de diferentes entidades de todo el país. Director del Taller de Gestión Urbana en Centros Históricos de la Maestría de Restau-ración de Monumentos, Facultad de Arquitec-tura Universidad Javeriana. Coordinador del Área de Urbanismo, Facultad de Arquitectura Universidad de los Andes.

Pedro Eliseo Sánchez Baracaldo

Antropólogo y arquitecto de la Universidad de los Andes, con experiencia en participación ciudadana en proyectos de ordenamiento e in-fraestructura urbana. Ha sido consultor del IDU para el proyecto “apropiación sociocultural de andenes y ciclorrutas”. También ha realizado el acompañamiento social al proceso de regla-mentación urbanística de 70 UPZ, como son, entre otras, Refugio-Chicó-Lago y Restrepo, y el Plan Zonal del Centro de Bogotá.

AUTORES

Fue consultor del Banco Interamericano de De-sarrollo para el proyecto de renovación urbana del centro de Bogotá. Diseñó la metodología para conformar redes sociales definidas en el Plan Maestro de Espacio Público, proceso lide-rado por la Secretaría Distrital de Planeación.

Nubia Moreno Lache

Licenciada en Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica Nacional. Especialista en teorías, métodos y técnicas de investigación social. Magíster en Educación con énfasis en docen-cia de la geografía, Universidad Pedagógica Nacional. Doctoranda en Educación del con-venio interinstitucional, Universidad Pedagógi-ca Nacional, Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” y Universidad del Valle.

Miembro del Grupo de Investigación GEOPAI-DEIA y Red Latinoamericana de Didáctica de la Geografía (REDLADGEO). Campos temáticos de investigación: Didáctica de la geografía, ciudad y literatura, espacio y cultura. Profesora de la Uni-versidad Distrital “Francisco José de Caldas”.

Liliana Angélica Rodríguez Pizzinato

Licenciada en Ciencias Sociales, Universidad de la Sabana. Magíster en Educación con én-fasis en docencia de la geografía, Universidad Pedagógica Nacional. Miembro del Grupo de Investigación GEOPAIDEIA y Red Latinoame-ricana de Didáctica de la Geografía (REDLAD-GEO). Campos temáticos de investigación: Didáctica de la geografía. Profesora de la Uni-versidad Distrital “Francisco José de Caldas”.

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Alexander Cely Rodríguez

Licenciado en Ciencias Sociales, Universi-dad Pedagógica Nacional. Especialista en teorías, métodos y técnicas de investigación social. Magíster en Educación con énfasis en docencia de la geografía, Universidad Peda-gógica Nacional. Doctorando en Educación del convenio interinstitucional Universidad Pedagógica Nacional, Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” y Universidad del Valle.

Miembro del Grupo de Investigación GEOPAI-DEIA y Red Latinoamericana de Didáctica de la Geografía (REDLADGEO). Campos temáti-cos de investigación: Didáctica de la geogra-fía, ciudad y literatura y localización. Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional.

Carolina Moreno Cruz

Licenciada en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica Nacional. Experiencia en investigación en los proyectos: Interpretar, argumentar y proponer: pensamiento crítico y geografía en la escue-la y La construcción del conocimiento social desde la geografía y su incidencia en la for-mación del pensamiento crítico. Pertenece al grupo GEOPAIDEIA. Docente del Bachillerato Internacional en el colegio Victoria School en las áreas de Historia y Geografía.

Felipe Castellanos Sepúlveda

Estudiante de sexto semestre de la licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales. Monitor del Grupo de Investigación en didáctica de la geografía GEOPAIDEIA del Departamento de Ciencias Sociales de la Uni-versidad Pedagógica Nacional.

Carlos Alberto Zambrano Barrera

Licenciado en Ciencias Sociales, Universi-dad Pedagógica Nacional. Magíster en Cien-cia Política, Pontificia Universidad Javeriana. Docente universitario desde 1997. Entre los logros alcanzados están: dirigir tesis de grado en la Universidad Libre; escribir módulos para educación virtual; ser docente de profesores universitarios en la modalidad virtual con el Centro de Educación Virtual de la Universidad Los Libertadores; coordinar el proceso de recepción de hojas de vida y el proceso de selección de aspirantes al concurso docente del Distrito Capital en el marco del contrato entre la Secretaría de Educación de Bogotá y la Universidad Los Libertadores; realizar ca-pacitación a docentes en el departamento de Arauca sobre didáctica.

Fernando Jiménez

Arquitecto de la Facultad de Arquitectura y Be-llas Artes, Universidad de los Andes. Máster en Arquitectura de la Universidad de Harvard. Decano de la Facultad de Arquitectura, Univer-sidad de los Andes, 1973-1978. Asesor del PNUD al gobierno de Honduras, evaluación del plan nacional de vivienda y desarrollo urbano y propuesta de estructura técnica y administra-tiva para el nuevo ministerio de asentamientos urbanos, 1980. Codirector del proyecto ur-banístico de Ciudad Salitre (220 hectáreas), 1987-1991. Director del proyecto de recupe-ración del Eje Ambiental de la avenida Jiménez de Quesada, Bogotá, D. C., 1996-1997.

Director, Plan Maestro de Desarrollo - pro-yectos urbanístico, paisajístico; localización del portal de Usme del sistema TransMilenio, actividad múltiple y vivienda, proyecto técnico para la ciudad nuevo milenio, desarrollo de la

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Cátedras y Encuentros Urbanos - 2008 85

centralidad El Danubio, 1999-2002. Director del taller de planeación regional y urbana, pro-grama de maestría en planeación regional y urbana, Universidad Javeriana, Bogotá, D. C., 2007-2008.

Humberto Molina

Licenciado en Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Colombia. Especialización para Investigadores en Ciencias Económicas, Uni-versidad Nacional de Colombia. Estudios en Planeación Económica, DEA, Universidad de Paris Institute D’Etudes de Developpment Economique et Sociales, Iedes. Consultor del programa de Naciones Unidas para el Desa-rrollo, PNUD. Mesa de Planificación Regional Bogotá-Cundinamarca. Asesor en la formula-ción del Plan de Ordenamiento Territorial, De-partamento Administrativo de Planeación de Bogotá, DAPD, 2000.

Director general del Centro de Planificación y Urbanismo, CPU, Universidad de los Andes. Investigador invitado para la elaboración del Reading International “The Transformation Suply Sistems in the Third World Cities”, Institute for Housing Studies IHS Rotterdan (Holanda). Codirector del taller de tesis, y catedrático, “Taller de planeación regional y urbana”, programa de maestría en planea-ción regional y urbana, Universidad Javeria-na, Bogotá.

Ricardo Ayala Ramírez

Economista de la Universidad Nacional de Colombia con estudios en Maestría en Teoría

y Política Económica; experto en análisis de políticas para el desarrollo local, en particular en el comportamiento y dinámica de la econo-mía, empleo y competitividad.

En su experiencia profesional ha participado en los Estudios de Competitividad de Colombia y de Bogotá que realizó la firma Monitor Com-pany; ha coordinado la realización de los estu-dios de Análisis de Brechas de Competitividad de Bogotá en América Latina; planes económi-cos para la competitividad de los municipios de Cundinamarca; perfiles económicos y em-presariales de las localidades y municipios de Cundinamarca, y observatorios y estudios so-bre aspectos económicos, sociales y de com-petitividad de Bogotá y Cundinamarca.

Ha sido docente de las Universidades Colegio Mayor del Rosario y Externado de Colombia. Es director de Estudios e Investigaciones de la Cámara de Comercio de Bogotá.

Juan Carlos Almonacid

Arquitecto de la Pontificia Universidad Ja-veriana con amplia experiencia en el sector público, cerca de veinte años. Trabajó con Catastro Distrital, la Contraloría General de la República ante el antiguo Instituto de Crédito Territorial (Inscredial). Fue director de cons-trucciones del DAS (Departamento Adminis-trativo de Seguridad). Trabajó con el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). Así mismo, edil de la localidad de Teusaquillo para el período 2003-2007. Actualmente, es el alcalde local de la localidad de Teusaquillo para el período 2008-2012.