"cruza el jordán... no retrocedas"

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CONGRESO MUNDIAL DE LA ASOCIACIÓN GENERAL JULIO 2015 “Cruza el Jordán... no retrocedas”

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RA - Agosto 2015 - Sermon Ted Wilson

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CONGRESO MUNDIAL DE LA ASOCIACIÓN GENERALJULIO 2015

“Cruza el Jordán...no retrocedas”

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Transcripción del sermón del presidente Ted N. C. Wilson en el Congreso de la Asociación General de San Antonio, Texas, el sábado 11 de julio de 2015

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este mismo momento, Cristo está ministrando en nuestro favor en el Lugar Santísimo del verdadero Santuario, en el cielo. Él desea derramar la lluvia tardía del Espíritu Santo sobre su pueblo para terminar su obra en esta Tierra. Desea que nos humillemos ante él y que nos apoyemos completamente en sus brazos eternos. Desea que compartamos sus buenas nuevas de salvación de que somos salvos por gracia, y no por nosotros, para que nadie se gloríe, pues es don de Dios, tal como leemos en Efesios 2:8 y 9; al compartir su justicia de justificación y santificación, que obra en nosotros “así el querer como el hacer, por su buena voluntad”, como nos dice Filipenses 2:13. Al compartir que la obra que él ha comenzado “la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”, como lo declara Filipenses 1:6. Pero nosotros somos laodicenses, y necesitamos humillarnos ante el Señor y comprar de él, tal como instruye Apocalipsis 3:18, “oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”.

Sí, Señor. Tómanos, moldéanos, haznos y llénanos. Reavívanos y refórmanos por medio de tu poder san-tificador diario al leer tu santa Palabra y tu Espíritu de Profecía, y al orar fervientemente por el Espíritu Santo en nuestra vida. Sí, reavivamiento y reforma para este nuevo quinquenio y hasta el fin del tiempo de gracia. “Reavivamiento y reforma: Tú, tu familia, tu iglesia, tu comunidad”. Deseamos esta experiencia por medio de la sangre y la gracia de Jesucristo, y un caminar diario con él. ¡Deseamos ir a casa!

Conocemos las señales de Mateo 24 y sabemos que los cambios políticos están ahora más allá del control de la mayoría de los Gobiernos actuales; que las condiciones económicas son frágiles y poco fiables; que los desastres están aumentando en intensidad y destrucción; que los cambios sociales están desafiando a la misma Palabra de Dios; y que el ecumenismo está creciendo rápidamente en su influencia falsa, no bíblica y neutralizadora sobre la sociedad; y, sin embargo, aún estamos aquí. Pero Dios

¡Buenos días, hermanos y herma-nas en Jesucristo! Dios nos ha bendecido grandemente con el privilegio de adorar juntos en San Antonio en este último sábado de

mañana del 60° Congreso de la Asociación General. Venimos de todas partes del globo: personas llenas del Espíritu Santo y preparadas para proclamar los mensajes de los tres ángeles con mayor poder al aprender de Jesús cada día lo que significa ser sus seguidores, unidos esta mañana como el gran movimiento adventista de Dios y familia espiri-tual. Agradecemos al Señor por las formas en que ha guiado este Congreso de la Asociación General durante los últimos diez días, y le damos toda la gloria por la unidad y la singularidad de propósito en cumplir su misión para esta Tierra moribunda.

Tal como lo dije hace cinco años, la Iglesia Adven-tista del Séptimo Día es el movimiento remanente de Dios compuesto por aquellos que, según Apocalipsis 12:17, guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo, y nos encontramos en un viaje rumbo al cielo. Debemos avanzar, no retroce-der, ¡porque ya estamos casi en el hogar! Estoy más convencido que nunca de que el retorno de Jesús está cerca, ¡incluso a las puertas! Nuestro himno lema del Congreso, que nos ha servido bien por tantos años, “Una esperanza”, proclama la gran expectativa de los adventistas del séptimo día en todo el mundo: ¡Jesús viene pronto!

[Wilson repite esta frase en diez idiomas más: español, francés, portugués, swahili, ruso, coreano, árabe, chino, hindi y tagalog.]

Y en tantos otros idiomas del mundo compartimos esas palabras de ánimo y esperanza. Es el gran lema de este Congreso de la Asociación General de 2015: “¡Levántate! ¡Resplandece! ¡Jesús viene!”

Anhelamos el regreso de Jesús. Pero ¿por qué es-tamos todavía aquí? [...] Jesús ha anhelado regresar. Ya no tenemos más profecías de tiempo. Terminaron en 1844 con el comienzo del Juicio Investigador. En

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se le llenó de angustia, y su identificación con el pesar del Hijo de Dios hizo caer amargas lágrimas de sus ojos. [...] El dolor, la indignación y el horror embargaron el corazón de Moisés cuando vio la hipocresía y el odio satánico que la nación judía manifestaba contra su Redentor, el poderoso Ángel que había ido delante de sus mayores. Oyó el grito agonizante de Jesús: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?’ Lo vio cuando yacía en la tumba nueva de José de Arimatea. Las tinieblas de la desesperación parecían envolver el mundo, pero miró otra vez, y lo vio salir vencedor de la tumba y ascender a los cielos escoltado por los ángeles que lo adoraban, y encabezando una multitud de cautivos. Vio las relucientes puertas abrirse para recibirlo, y la hueste celestial dar en canciones de triunfo la bienvenida a su Jefe supremo. Y allí se le reveló que él mismo sería uno de los que servirían al Salvador y le abriría las puertas eternas”.

Dios reveló a Moisés la historia de la iglesia cris-tiana, la predicación del evangelio por parte de los discípulos, cómo todos aquellos que aceptaron el mensaje de Cristo se volverían, por fe, parte de la simiente de Abraham, al “comunicar al mundo la Ley de Dios y el evangelio de su Hijo” (PP 453). Vio al mundo cristiano profesar aceptar a Cristo pero negar la Ley de Dios. Vio que el séptimo día sábado sería ignorado y rechazado por la mayoría pero respetado por un remanente fiel. Patriarcas y profetas, página 453, dice: “Se le mostró la última gran lucha de las potencias terrenales para destruir a los que guardan la Ley de Dios. [...] Escuchó el pacto de paz que Dios hará con los que hayan guardado su Ley [...]. Vio la segunda venida de Cristo en gloria”. Entonces, vio la Tierra Nueva, la Tierra Prometida, más hermosa que cualquier otra cosa desplegada ante su vista. Patriarcas y profetas, páginas 453 y 454, lo describe de esta manera: “Con gozo indecible, Moisés mira la escena, el cumplimiento de una liberación aun más gloriosa que cuanto hayan imaginado sus esperanzas más halagüeñas. Habiendo terminado para siempre su peregrinación, el Israel de Dios entró por fin en la buena tierra”.

Vayamos por unos momentos al monte Nebo, donde Moisés vio esta visión profética del futuro.

[Se le muestra al público un corto video de Wilson en el monte Nebo.]

Qué privilegio tuvo Moisés al ver lo que Dios estaba por hacer por su pueblo a lo largo de la historia hasta hoy. Pronto cruzaremos el Jordán simbólico, hacia la Tierra Prometida, donde nos darán la bienvenida el Padre, Cristo, el Espíritu Santo, Moisés, Elías, Enoc y los ángeles.

dice: “¡Levántate! ¡Resplandece!” Nos está diciendo que seamos testimonios poderosos del maravilloso mensaje de Cristo a este mundo caótico, indicando que el Gran Conflicto está a punto de finalizar, y ¡Je-sús regresará por su pueblo! Tres veces en el último capítulo del último libro de la Biblia, Apocalipsis 22:7, 12 y 20, Jesús mismo dice: “Yo vengo pronto”. Señor, ¡queremos ir a casa! Queremos cruzar el río Jordán, a la Tierra Prometida. Abre el camino delante de nosotros. Llévanos a través de las aguas. Colocamos nuestra confianza completamente en ti. Guíanos a través del Jordán embravecido a nuestro hogar eterno y no permitas que retrocedamos. Ayúdanos a depender enteramente de ti para cada necesidad, a pesar de la tentación de retroceder. Tú eres nuestra Roca y nuestra Salvación. ¡Ayúdanos a cruzar el Jordán y a no retroceder!

Vayan conmigo a Deuteronomio 34:1 al 5. “Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que

está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental; el Neguev, y la llanura, la vega de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar. Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá. Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová”.

Moisés estaba tan cerca y, sin embargo, tan lejos. La Biblia indica que, cuando Moisés murió, Dios mismo lo enterró. Sabemos que Dios resucitó a Moisés y lo llevó con él al cielo como un ejemplo de aquellos que morirán en Cristo y serán resucitados por medio de su poder vivificador, al son de la trompeta, en su segunda venida.

Hace aproximadamente un año, tuve el privi-legio de estar en la cima del monte Nebo y mirar las planicies y los valles, al norte, hacia el mar de Galilea, cruzando el río Jordán hacia Jericó, al sur al Mar Muerto. Fue una experiencia emocionante el darme cuenta de que Dios habló con Moisés allí y le permitió ver la historia futura de los altibajos de Israel, su compromiso reavivado hacia Dios, y sus caídas una vez más en prácticas idólatras centradas en sí mismos. Vio su sujeción a poderes extranjeros. Vio a Jesús venir como un bebé, y su maravillosa y perfecta vida y ministerio. Vio la agonía en el Getsemaní, la traición, los azotes y la crucifixión. Patriarcas y profetas, página 452, dice: “El corazón

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Pero, volviendo a los israelitas, todavía estaban del lado oriental del río Jordán después de sus cuarenta años en el desierto. Aún no habían cruzado el Jordán. Dedicaron treinta días de luto luego de la muerte de Moisés. No fue sino hasta que él se había ido que entendieron plenamente el papel paternal que tuvo, en su vida, su sabiduría y sus consejos. Sin embargo, no estaban solos. La columna de nube de día y la de fuego de noche sobre el Santuario eran recordatorios constantes de que el Dios todopoderoso estaba a su lado. Hermanos y herma-nas, el Dios todopoderoso está con nosotros hoy en este domo y alrededor del mundo al prepararnos para cruzar el Jordán. ¡No retrocedamos!

Como ayudante de Moisés, Josué se convirtió en el líder reconocido de Israel. Era valeroso, tranquilo, firme, afectuoso, leal, y tenía completa fe en Dios. Fue

a Josué a quien Dios eligió para guiar al pueblo de Israel a la Tierra Prometida gracias al poder completo y sobrenatural de Dios.

Nuestra lectura bíblica en Josue 1:2 nos dice que Dios habló directamente a Josué diciendo: “Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán”. ¡Pasa este Jordán! ¡No retrocedas! ¡Cruza el Jordán! “Tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel [...] todo lugar que pisare la planta de vuestro pie”. Josué y el pueblo de Israel no habían de desanimarse ni retroceder. Dios continúa, en los versículos 6 y 7, con palabras para nosotros hoy en San Antonio: “Esfuérzate y sé valiente. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas”.

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Creyentes adventistas del séptimo día, tengan ánimo en el Señor, pídanle que nos ayude a mantener su Ley moral y hacer de la santa Palabra de Dios el centro de todo lo que hacemos. No se queden atascados de un lado o del otro del camino. Manténganse en medio de la voluntad de Dios, ¡crucen el Jordán, no retrocedan!

La santa Palabra de Dios; ¡qué libro precioso es! Su Ley, sus profecías, sus instrucciones, su evangelio, sus cartas de amor para nosotros. ¡Pueden contar con la Palabra de Dios!

Tengo tres Biblias conmigo y son preciosas. Dos de ellas pertenecieron a ministros ordenados del evangelio que han muerto en Jesús. Esta primera Biblia fue de mi abuelo, N. C. Wilson. El primer N. C.

Mi abuelo era un estudioso maravilloso de la Palabra. Me escribía cartas de ánimo cuando era un joven pastor. Yo amaba a mi abuela y a mi abuelo Wilson. Ambos amaban la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía.

Esta segunda Biblia era de mi querido padre, Neal C. Wilson; el segundo N. C. Papá me enseñó a reverenciar y creer en la santa Palabra de Dios. Papá amaba predicar de la Palabra, una fuente inagotable de instrucción de Dios. Tanto mi preciosa madre como mi querido padre amaban la Santa Biblia y el Espíritu de Profecía. Ambos me legaron una confianza completa y amor por una lectura simple de la Palabra de Dios y una gran apreciación por el Espíritu de Profecía. Nunca oí un solo comentario desdeñoso de mis padres acerca de la Biblia o del Espíritu de Profecía; solamente gran respeto y aceptación.

Les ruego que tengan ese mismo amor y respeto por este Libro y por el Espí-ritu de Profecía. Si no has leído mucho de ninguno de los dos por un tiempo, toma tu Biblia y léela. Toma El camino a Cristo, El Deseado de todas las gentes, El ministerio de curación, El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas, los Testimonios o cualquier otro libro del Espíritu de Profecía y léelo. Ve lo que Dios hará por tu corazón y tu vida. Participa con los miembros de iglesia en todo el mundo, al comenzar este quinquenio, leyendo diariamente un capítulo de la Biblia y aproximadamente dos páginas de la serie del Gran Conflicto. El quinquenio pasado fue una alegría leer la Biblia completa, y este quinquenio será igual. Por supuesto, si ya estás realizando tu propio plan de lectura, por favor sigue adelante, pero experimentemos la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía en nuestra vida cada día.

Como adventistas del séptimo día, aceptamos plenamente la Biblia como la Palabra inspirada de Dios. Entendemos que el Espíritu de Profecía es la luz menor, inspirada por esa misma inspiración celestial que nos guía a la luz mayor, la Biblia. En el último congreso de la Asociación General al que asistió Elena de White, presentó su mensaje y se bajó de la plataforma. Se detuvo y regresó, tomando la gran Biblia del púlpito en sus manos y proclamando: “Les recomiendo este Libro”. Hermanos y hermanas, si deseamos cruzar el Jordán, leamos con seriedad la Palabra de Dios, permitiendo que sus instrucciones, a través de la dirección del Espíritu Santo, cambien nuestra vida. David dijo, en el Salmo 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. ¡Puedes confiar en la Palabra de Dios y su Espíritu de Profecía!

Y aquí está mi Biblia. La he tenido durante cinco años, desde aquella vez en que perdí otra Biblia preciosa en un avión. Compré esta y la he atesorado. Sin

Dios dice: “¡Levántate! ¡Resplandece!”

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Al humillarnos ante el Señor y ante los demás, al suplicar a Dios por la lluvia tardía del Espíritu Santo, al permitir que el poder santificador del Espíritu Santo nos haga más y más como Cristo, ¡veremos “maravillas” entre nosotros, al esparcirse el mensaje del advenimiento como reguero de pólvora!

En el versículo 9, Josué dijo al pueblo: “Escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios”. Dios prometió echar a los habitantes de la Tierra Prometida.

¡Los siguientes acontecimientos son fasci-nantes! Josué 3:14 al 16 registra: “Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos”.

Era la época de primavera y el nivel del agua estaba elevado. Patriarcas y profetas, páginas 459 y 460, dice: “El ejército descen-dió a la orilla del Jordán. Todos sabían, sin embargo, que sin la ayuda divina no podían esperar cruzar el río. Durante esa época del año, la primavera, las nieves derretidas de las montañas habían hecho crecer tanto el Jordán que el río se había desbordado, y era imposible cruzarlo en los vados acostum-brados. Dios quería que el cruce del Jordán por Israel fuera milagroso”.

Muchas veces Dios nos lleva a situaciones difíciles o imposibles en las que le damos la gloria a él cuando vemos la manera en que propicia nuestro progreso en medio de esa dificultad. Hermanos y hermanas, crucemos el Jordán, ¡no retrocedamos! ¿Reaccionamos dándole la gloria a Dios cuando abre el camino para nosotros? Por eso Dios desea que recordemos sus inter-venciones en nuestra vida y que dejemos hitos recordatorios para nunca olvidar que debemos “cruzar el Jordán y no retroceder”.

El versículo 17 dice que los sacerdotes que llevaron el Arca al medio del Jordán permanecieron allí hasta que el pueblo hubo cruzado el río. Antes de que se retiraran los sacerdotes, Josué solicitó que un represen-tante de cada una de las doce tribus tomara

embargo, desde aquella vez, he perdido ESTA Biblia dos veces, pero las dos veces el Señor me la devolvió milagrosamente. Es preciosa no solamente porque es mi Biblia de estudio y de predicación, ¡sino porque es la Palabra de Dios! La persona que encontró esta Biblia la última vez que la perdí me dio una conexión especial para que no la vuelva a perder. ¡Es la “correa de la Biblia de Ted”! Amigos míos, puede ser que vuelva a perder esta Biblia actual, ¡pero nunca perderé la santa Palabra de Dios, porque nunca puede ser perdida! La Palabra de Dios es segura y fundacional. Es eterna y puedes creer en esta Palabra, ¡tal como lo dice!

Este Libro precioso, la Biblia, es fiel y confiable. Puedes leerlo en el lenguaje sencillo de tu elección ¡y resuena con fidelidad!

Sí, Dios de verdad creó este mundo recientemente en seis días literales consecutivos y descansó en el séptimo día sábado, y nos pide que hagamos lo mismo como una señal eterna de nuestra lealtad a él. Los israelitas de verdad cruzaron milagrosa-mente el Mar Rojo. Dios sí proveyó el maná. ¡Los Diez Mandamientos fueron escritos por el propio dedo de Dios! El servicio del Santuario realmente muestra la salvación y el ministerio de Cristo en la Tierra y en el cielo. Jesús sí vino como un bebé, vivió una vida perfecta, murió por nosotros, resucitó por nosotros, ascendió al cielo ¡y regresará del mismo modo! Cristo está ministrando por nosotros como nuestro Sumo Sacerdote y entró en el Lugar Santí-simo en 1844 para completar su Juicio Investigador. ¡Jesús verdaderamente vendrá otra vez! La Palabra de Dios es fiel y verdadera, y puede ser entendida tal-como-se-lee.

Josué 1:8 y 9 dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche me-ditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”.

Esta fue la señal de Dios para que los israelitas cruzaran el Jordán. Josué mandó que se realizaran los preparativos para cruzar.

Josué 3:1 dice que Josué se levantó temprano y todo el pueblo de Israel fue hasta la orilla del río. La prueba había llegado. Una vez más, ¡era el momento para ver los grandes milagros de Dios! El versículo 3 dice: “Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella”. El versículo 5 instruyó: “Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”.

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“¡Puedes confiar en la Palabra de Dios y su Espíritu de Profecía!”

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involucrarnos en el evangelismo; ya sea por medio de la testificación personal, el evangelismo en Grupos pequeños o el evangelismo público en sus variadas formas. Cada vez que predico una serie completa de evangelismo, como lo hice en mayo en Harare, Zimbabue, me vuelvo a energizar espiritualmente y me cimento más en la comprensión bíblica mara-villosa que Dios nos ha dado como adventistas del séptimo día. Me entusiasmo tanto con el mensaje adventista lógico, sólido y precioso de Dios. Ex-horto a todos nuestros administradores, pastores y miembros laicos en todo lugar: involúcrense en el evangelismo personal y, especialmente, público, aun cuando piensen que no funcionará allí donde viven. Adapten sus métodos, pero testifiquen. Cada esfuerzo que hagan, bajo la dirección de Dios, por alcanzar los corazones de las personas, dará fruto. ¡El evangelismo no está muerto! ¡Está más vivo que nunca! ¡Dios está presente en el evangelismo! Es el plan de Dios. ¡Él lo bendecirá!

Estamos juntos en esto, bajo la mano omnipotente de Dios, líderes y miembros de iglesia trabajando de la mano por la misión. Observen a Dios trabajar mientras aprendemos a confiar completamente en su poder. Testimonios para la iglesia, tomo 9, página 95, dice: “La obra de Dios en este mundo no podrá terminarse hasta que los hombres y las mujeres que componen la feligresía de nuestra iglesia se interesen en la obra y unan sus esfuerzos con los de los ministros y los dirigentes de la iglesia”. Dios desea que nos unamos en el esfuerzo misionero más completo que el mundo ha visto alguna vez. La lluvia tardía del Espíritu Santo descenderá, y la obra será terminada.

Miembros de iglesia, permitan que el Espíritu Santo revolucione su forma de pensar. Tomen la misión de la iglesia en sus manos diariamente, trabajando de cerca con los líderes de iglesia y los pastores. Fomenten una participación total. No se involucren solamente en la mecánica de la iglesia. Sí, deben involucrarse en el trabajo interno de la iglesia para mantenerla avanzando, pero aún más: necesitamos una potenciación total de miembros laicos para llevar la carga de los programas evan-gelizadores y misioneros de la iglesia, junto con los pastores y los obreros de la iglesia. ¡Cuéntale a otra persona acerca de tu relación con Cristo! ¡Es hora de ir a casa! “¡Levántate! ¡Resplandece! ¡Jesús viene pronto!” Acepten el mandato de Dios: “Cruza el Jordán, no retrocedas”.

Jóvenes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, esta es su iglesia. Este es su movimiento adventista. Esta es su misión. Cristo es su Maestro. ¡Aprovechen toda oportunidad de servicio por otros en el nombre

una gran piedra del fondo del río, para representar a su tribu al construir un monumento recordatorio. Josué 4:6 y 7 dice: “Para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? Les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre”.

Siempre ha habido una necesidad de recordar, es-tablecer algo que nos haga recordar constantemente. Ese fue el propósito del monumento recordatorio del cruce de los israelitas, para recordar lo que Dios había hecho. Ese es justamente el motivo por el que desea que recordemos lo que está sucediendo aquí en San Antonio, lo que el Espíritu Santo está haciendo en nuestra vida, que nuestra misión es proclamar: “¡Levántate! ¡Resplandece! ¡Jesús viene pronto!” Ustedes son los “hitos”. Dios tiene un propósito es-pecial para cada uno de nosotros, quienes formamos su iglesia remanente; que recordemos cómo nos ha guiado en el pasado.

En Notas biográficas, página 216, leemos: “Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: ‘¡Alabado sea Dios!’ Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada”.

¡Qué privilegio testificar del poder de Dios al guiar su movimiento adventista y lo que él hará durante los días finales de la historia de la Tierra! Por supuesto, Dios no solamente desea que recordemos, desea que participemos activamente en la misión real de su iglesia, la razón por la que tú y yo somos miembros de esta preciosa Iglesia Adventista del Séptimo Día. Exhorto a todos los miembros de iglesia locales, en todo lugar, a participar en un poderoso reavivamiento y reforma: ¡Tú, tu familia, tu iglesia, tu comunidad! Miembros laicos, los desafío a involucrarse en la misión diaria de la iglesia mucho más de lo que lo han hecho antes. ¡Contamos con ustedes! ¡Dios cuenta con ustedes! Ustedes son un “hito”, un me-morial y testimonio viviente de la verdad de Dios. Involúcrense lo más posible en el evangelismo y la misión. Tomen tiempo para leer y orar por el plan estratégico mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, “Alcanzar el mundo”. Es tu plan. Es nuestro plan. Es el plan de Dios. El evangelismo es el motor de la iglesia. Todos nosotros debemos

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de Jesús! Acepten el mandato de Dios: “Cruza el Jordán, no retrocedas”.

Pastores, profesionales del área de la salud y docen-tes: ustedes están haciendo una tarea maravillosa para el Señor. Permanezcan fuertes en la Palabra de Dios. Permanezcan cimentados en los pilares del movimiento adventista de Dios. Acepten el mandato de Dios: “Cruza el Jordán, no retrocedas”.

Esposos, esposas y familias, no permitan que nada se infiltre en sus hogares que los distraiga de los planes de Dios para ustedes y para sus hijos. Eliminen cualquier influencia de la televisión, los medios sociales, la música, los libros y otras que los distraerán de Jesús y de su verdad bíblica. Acepten el mandato de Dios: “Cruza el Jordán, no retrocedas”.

Exhorto a todos los que conformamos la iglesia a dejar de lado cualquier diferencia de opinión, a humillarnos ante Dios. Ahora es el momento de unirnos bajo Cristo, nuestra Justicia.

Obreros evangélicos, página 499, nos dice: “Con amante simpatía y confianza, han de unirse los obreros de Dios. El que dice o hace cualquier cosa que tienda a separar los miembros de la iglesia de Cristo está contrarrestando el propósito del Señor. Las luchas y las disensiones en la iglesia, el estimular las sospechas y la incredulidad, son cosas que deshonran a Cristo”. Dios habló a través de Elena de White con una súplica conmovedora para cada uno de nosotros en Testimonios, tomo 9, página 175: “Oro para que él suavice y subyugue todo corazón. [...] Que no haya exaltación de sí mismo. Si los obreros humillan sus corazones delante de Dios, vendrá la bendición”.

Al unirnos bajo la dirección de Dios, él está guiando a sus hijos hacia el Jordán de muchas maneras alre-dedor del mundo, pues el Cielo toca sus vidas y las de aquellos con quienes entran en contacto. Pienso en Tihomir Min, un joven búlgaro-vietnamita, que conocí el año pasado en Hanoi, que compartió su testimonio personal y su viaje continuo hacia la verdad de Dios. Tihomir se preguntaba acerca de Dios y de sus raíces mientras crecía en Bulgaria con una madre búlgara y un padre vietnamita. Cuando tenía alrededor de diez años, sus padres se divorciaron. Tihomir enfrentó desafíos en su búsqueda de Dios, incluyendo ataques de espíritus malignos cuando intentaba encontrar paz. Oró diciendo que si había un Dios, por favor lo ayudara. Repentinamente, comenzó a encontrar alivio y ánimo. Finalmente encontró un sitio web cristiano que le ofreció ánimo, algunos CD y el libro El conflicto de los siglos. Descubrió que el administrador del sitio era un adventista del séptimo día. Al leer El conflicto de los siglos, Tihomir sintió la necesidad de leer la Biblia, lo cual lo entusiasmó grandemente y

“Al unirnos bajo la dirección de Dios, él está guiando a sus hijos hacia el Jordán de muchas maneras alrededor del mundo”.

cambió su vida. Dijo: “Mi vida cambió cuando abrí mis ojos para Dios”.

Tihomir se sintió compelido a viajar a Vietnam. Encontró a parte de su familia allí, pero descubrió una familia mucho mayor y más grande, la familia de Dios. Mientras se encontraba en Vietnam, Tihomir experimentó algunos desafíos y buscó una iglesia. Intentó encontrar una iglesia adventista del séptimo día, pero la iglesia no posee un solo edificio propio y hay solamente un pequeño grupo de creyentes en la ciudad donde él se encontraba. La División Sudasiática del Pacífico, la Unión del Sudeste de Asia, la Misión Vietnamita, la Asociación General y otros tienen pla-nes de ver la obra de Dios establecida de una manera más fuerte en esa ciudad capital de Vietnam. Si hay alguien a quien le gustaría ayudar de alguna manera, por favor contáctese con la División Sudasiática del Pacífico o con nuestra oficina [Asociación General].

Tihomir buscó en Internet para encontrar la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Hanoi. Finalmente,

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encontró información y dijo que no sabía en rea-lidad qué creíamos, pero quería visitar la iglesia para descubrirlo. Comenzó a reunirse con nuestro pequeño grupo de guardadores del sábado, compuesto principalmente por trabajadores de ADRA-Vietnam. Tihomir continuó asistiendo porque encontró a tantas personas felices y animadoras. Con el tiempo, llegó a conocer mucho más a Cristo y nuestras doctrinas bíblicas. Se regocijó al descubrir por fin la paz. Tihomir fue bautizado y se unió a la pequeña iglesia adven-tista del séptimo día en Hanoi. Aún tiene desafíos personales y dificultades en su caminar cristiano, pero está testificando a muchas personas en altos

niveles de la sociedad, y está aprendiendo más y más acerca de caminar con Dios a cada paso del camino. A pesar de los problemas que aún enfrenta, dice que encontrar a Dios fue lo mejor que le ha sucedido en la vida. Oren por Tihomir en su caminar diario con el Señor, mientras Dios lo dirige hacia el cruce del Jordán y la Tierra Prometida.

Pienso en Dolores Slikkers, una miembro de iglesia amante y generosa que, junto con su devoto esposo, Leon, ayudó a tantos alumnos a encontrarle verdadero sentido a la vida, glorificando a Dios a través de sus profesiones. En marzo de este año, en la reunión de la junta directiva de la Universidad Andrews, había

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una silla vacía enfrente de la placa con el nombre de Diolores, y algunas flores hermosas colocadas allí por Niels-Erik Andreasen, el presidente de la Universidad Andrews, como muestra de respeto y esperanza. Es que Diolores falleció en diciembre del año pasado en un accidente automovilístico, pero espera al Rey venidero que la guiará para cruzar el Jordán a la Tierra Prometida junto con centenares de alumnos a los cuales ella ayudó.

Pienso en Ricky, un joven sordomudo de Riveralta, Bolivia, cuyas oraciones fueron respondidas luego de comenzar a estudiar la Biblia por su cuenta. Según Winston Sarzuri, director de Ministerios

Personales y evangelismo de la Misión Boliviana Oriental, y Robert Costa, secretario ministerial asociado de la Asociación General, Ricky entró en contacto con la iglesia y sus enseñanzas bíblicas a través de Internet. En la escuela pública donde estudiaba Ricky hay varios otros jóvenes alumnos sordos. Entre los jóvenes sin esa dificultad, había una fiel muchacha adventista del séptimo día que estaba pidiendo a Dios que le mostrara la manera de compartir con sus compañeros el amor de Jesús, su poder salvador y la gozosa esperanza que trae. Cuando se percató de que Ricky realmente estaba interesado en estudiar la Biblia, se apresuró a apren-

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der en tiempo récord el lenguaje para sordomudos a fin de testificar por Cristo. Gracias a esta joven, que compartió de Jesús con Ricky a través del lenguaje para sordomudos, él aceptó a Cristo y todas nuestras creencias fundamentales. Llegó a ser un discípulo fuerte y un instructor bíblico que enseñó el mensaje adventista a otros ocho alumnos sordos. En abril de este año, todos los alumnos sordos de esa escuela asistieron a una serie de evangelismo en Bolivia dirigida por John Bradshaw, de It Is Written [Escrito está]. La líder gubernamental local a cargo de los sordos asistió a las reuniones, a fin de traducir en lenguaje para sordomudos, y quedó impresionada al ver el interés de nuestra iglesia por el grupo de sordos, ¡y ahora ella está interesada en las creencias adventistas del séptimo día! Ella y su esposo, que es sordo, están en contacto con nuestros pastores locales, con el fin de obtener materiales adventistas para los sordos. Mostremos siempre interés en gru-pos con necesidades especiales. Tomemos tiempo para aquellos que están en situaciones especiales, con quienes podemos compartir a Cristo y este precioso mensaje adventista. Como resultado, una nueva congregación está en el horizonte con muchos potenciales miembros sordomudos en Santa Cruz, la ciudad más grande de Bolivia. En abril, Ricky fue bautizado. Salió del agua con gestos de alegría en lenguaje sordomudo, contándole al mundo cuán feliz estaba de entregar su vida a Jesús.

Compañeros miembros de iglesia presentes en este domo, y aquellos que observan desde todo el mundo, no se desanimen al marchar

rumbo al cruce del Jordán. ¡Estamos acercándonos a casa! ¡Ya casi estamos allí! No se distraigan ni se desanimen. Avancen con confianza completa en el Creador, Redentor, Cordero y Sumo Sacerdote que nos dice en Hebreos 4:15: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Ese tiempo de necesidad puede estar sobre ti ahora y ciertamente vendrá en el futuro cercano según las profecías bíblicas, cuando nuestra única esperanza y salvación será apoyarnos totalmente en Cristo, la Roca. Él es lo que necesitamos ahora mismo en nuestra tarea mundial de proclamar el mensaje de los tres ángeles que el Cielo nos ha confiado.

Jesús, con su gracia, su fuerza, su amor incom-parable y su justicia, es el centro del mensaje de los tres ángeles y es la única respuesta para lograr el cruce del Jordán. Clamemos por las promesas maravillosamente consoladoras y animadoras del

Salmo 37:5 al 7: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. Guarda silencio ante Jehová, y espera en él”.

¡Dios te está llamando hoy a unirte a la procla-mación final de la salvación de Cristo, sus buenas nuevas y su pronta venida!

Creamos en la Palabra de Dios, creamos en los libros proféticos de Daniel y Apocalipsis, creamos en el Espíritu de Profecía. ¡Jesús viene pronto! ¡Qué día será aquel! Crucemos el Jordán, no retrocedamos a la incredulidad y el cinismo.

Somos salvos gracias al poder justificador y san-tificador de Jesucristo, y en él solamente; salvos por su justicia. El servicio del Santuario de Dios señala a Cristo y a su justicia, y debería ser estudiado a fondo y compartido. Caven hondo en su comprensión de nuestro Salvador, Jesucristo. Manténganse alejados de la superficialidad y la sugerencia de solamente decir “Jesús” e ignorar las verdades doctrinales de Cristo. Mis hermanos y hermanas, todas nuestras creencias bíblicas fundamentales y doctrinas fun-damentales tienen a Cristo en el centro de cada una. Qué privilegio compartir este mensaje profético, y pedirle humildemente a Dios por reavivamiento y reforma por medio del poder del Espíritu Santo. Cruza el Jordán, no retrocedas al legalismo, el misticismo, la superficialidad o el sentimentalismo sin sentido.

El mensaje de los tres ángeles ha de ser proclama-do con el poder del Espíritu Santo por cada uno de nosotros. Vivamos la verdad gracias a la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, y nuestro dili-gente estudio de la Biblia y del Espíritu de Profecía. ¡Crucemos el Jordán, no retrocedamos hacia las ideas mundanas o no bíblicas acerca de la teología o hacia el descuido de una vida cristiana práctica!

Aceptemos y promovamos el mensaje de salud completo de Dios, que puede ser una bendición, física, mental, social y espiritualmente. Utilicemos este brazo derecho de ministerio de salud integral para alcanzar a las personas en la misión a las grandes ciudades y en las áreas rurales. Es emocionante ver cómo las personas están aceptando el énfasis en la salud con un compromiso pleno de permitir que Dios controle su vida y su estilo de vida. ¡Crucemos el Jordán, no retrocedamos al escepticismo, al criti-cismo, el fanatismo ni el formalismo!

Uno de estos días, muy pronto, alzaremos la vista y veremos una pequeña nube negra del tamaño de la palma de una mano. Se hará más y más grande y brillante. Todo el cielo participará en este evento culminante con millones de ángeles conformando esa maravillosa nube con un reluciente arcoíris

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por arriba y relámpagos debajo. Justo en el centro de esa increíble nube estará aquel a quien hemos esperado, el que es nuestro amante Salvador y Señor, Jesucristo, viniendo como el Rey de reyes y Señor de señores. Alzaremos los ojos y diremos: “Este es el Dios a quien hemos esperado”; y Cristo nos mirará y dirá: “Bien hecho, siervos buenos y fieles, entren en el gozo de su Señor”. Por fin estaremos con él y recibiremos la recompensa de los justos que han dependido completamente de Jesús. Cruzaremos figuradamente el Jordán para comenzar el viaje final por el espacio e ingresar en la Tierra Prometida en el cielo. Estaremos con él en un lugar perfecto, para nunca más separarnos, como cumplimiento de sus promesas expresadas en Apocalipsis 22, el último libro de la Biblia. En los versículos 3 al 7 leemos que “no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha

enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.

Esas son las promesas de Dios para ti, para mí y para esta iglesia remanente, el movimiento ad-ventista de Dios. Esa maravillosa Tierra Prometida revelada en Apocalipsis es donde iremos cuando seamos elevados para encontrarnos con él en el aire. Cruzaremos el Jordán e iremos al cielo para estar con él para siempre. ¡Qué día será ese! ¡Por la gracia y la justicia de Jesucristo, quiero estar allí ese día!

Si ese es tu deseo, al someterte en humildad a Cristo y compartir su amor y sus mensajes proféticos con el mundo, ¿quieres colocarte en pie conmigo en este momento?

Al encomendarnos en las manos de Jesús, nues-tro Capitán todopoderoso, ¡él nos guiará a través del Jordán y a la Tierra Prometida! ¡Alcancemos el mundo con las extraordinarias buenas nuevas de victoria final por medio de la sangre y la gracia de nuestro Creador, Redentor, Sumo Sacerdote, Rey venidero y mejor Amigo, Jesucristo! ¡“Levántate! ¡Resplandece! ¡Jesús viene pronto!”

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