crónica [fanzine]

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En excavaciones arqueológicas recientes, llevadas a cabo en el área que otrora fuera cuna de la antigua civilización azteca, se ha descubierto lo que parece ser una “fosa común” con cientos y cientos de cadáveres, presumiblemente, de los cruentos sacrificios humanos que los antiguos habitantes de la zona llevaban a cabo, según refirieren los cronistas de la época. A simple vista la noticia puede pasar desapercibida, sino fuera porque entre los cientos y cientos de esqueletos extendidos por kilómetros y kilómetros de territorio agreste e impenetrable, en medio de jornadas de 25 horas al día de la docena de arqueólogos, forenses e historiadores que incansable y heroicamente, desde el anuncio del hallazgo, han llegado a la región procedentes de diversas regiones del orbe, en medio, pues, de estas exploraciones se ha hecho, quizás, el hallazgo que impulsara la carrera de estos hombres de ciencia y el más controvertido de la historia reciente. La estructura ósea de uno de los cadáveres desenterrados, peculiarísima, pronto despertó la atención de los medios y los expertos del mundo. Pronto la noticia sería el titular de todos los medios de comunicación alrededor de la tierra: «Hallada la calavera del diablo!». Escépticos, gnósticos, agnósticos, creyentes, no creyentes, musulmanes, judíos, cristianos, budistas, taoístas, todos los credos, monoteístas, politeístas y animistas, todos, centraron su atención al descubrimiento. El personaje de los relatos escatológicos, de los idilios proféticos, el padre de la mentira, la serpiente, el autor del milenario “non serviam”, el ángel caído, el señor de las tinieblas, amo del inframundo, rey del averno, el destino de los condenados, el gran seductor, el diablo, por alguna razón, por algún designio misterioso reposaba, sus mortuorios restos (¿humanos?), entre los centenares de víctimas inmoladas hacia siglos por los aztecas. Saltan las opiniones aquí y allá, los ánimos se encienden por doquier… los argumentos son de lo más variados: desde las elucubraciones teologales más exquisitas hasta la plática del borracho y la del de fe de carbonero.

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Page 1: Crónica [fanzine]

En excavaciones arqueológicas recientes, llevadas a cabo en el área que otrora fuera cuna de la antigua

civilización azteca, se ha descubierto lo que parece ser una “fosa común” con cientos y cientos de cadáveres, presumiblemente, de los cruentos

sacrificios humanos que los antiguos habitantes de la zona llevaban a

cabo, según refirieren los cronistas de la época.

A simple vista la noticia puede pasar desapercibida, sino fuera porque

entre los cientos y cientos de esqueletos extendidos por kilómetros

y kilómetros de territorio agreste e impenetrable, en medio de jornadas de 25 horas al día de la docena de

arqueólogos, forenses e historiadores que incansable y heroicamente,

desde el anuncio del hallazgo, han

llegado a la región procedentes de diversas regiones del orbe, en medio,

pues, de estas exploraciones se ha hecho, quizás, el hallazgo que impulsara la carrera de estos hombres de ciencia y el más

controvertido de la historia reciente.La estructura ósea de uno de los

cadáveres desenterrados, peculiarísima, pronto despertó la

atención de los medios y los expertos del mundo.

Pronto la noticia sería el titular de todos los medios de comunicación alrededor de la tierra: «Hallada la

calavera del diablo!».Escépticos, gnósticos, agnósticos,

creyentes, no creyentes, musulmanes, judíos, cristianos,

budistas, taoístas, todos los credos, monoteístas, politeístas y animistas,

todos, centraron su atención al descubrimiento.

El personaje de los relatos escatológicos, de los idilios proféticos, el padre de la mentira, la serpiente, el autor del milenario “non serviam”,

el ángel caído, el señor de las tinieblas, amo del inframundo, rey

del averno, el destino de los condenados, el gran seductor, el

diablo, por alguna razón, por algún designio misterioso reposaba, sus

mortuorios restos (¿humanos?), entre

los centenares de víctimas inmoladas hacia siglos por los aztecas.

Saltan las opiniones aquí y allá, los ánimos se encienden por doquier…

los argumentos son de lo más variados: desde las elucubraciones teologales más exquisitas hasta la

plática del borracho y la del de fe de carbonero.

Acaso en orden a qué extraño ritual los aztecas hicieron de carne y hueso

a este ángel poderoso que con su rebelión minó las legiones

celestiales… acaso en virtud de qué ciencia oculta, secreta, nocturna, los aztecas lograron llevar al extremo las

modificaciones corporales para luego, cual chivo expiatorio, cual culpa infinita, llevar al sujeto de

prueba ante el tabernáculo siniestro y arrebatarle la vida a la catártica

representación del mal…Las teorías entorno al hecho seguirán una curva de crecimiento sin igual,

es lo que nos queda vaticinar…