cristocentrismo

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7 SEGUNDO TEMA CRISTOCENTRISMO DE LA CATEQUESIS Los escritos del NT y los himnos de San Pablo dejan ver una conciencia grande de los bautizados sobre el significado de la persona y obra de Jesús, salvador y primogénito de toda la creación, dándole, junto con los títulos mesiánicos los epítetos más plenos., Col 1, 15-19; Flp 2, 6-11; Ef 1, 3-14: “¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Quien por medio de Cristo nos bendijo (v.3) con toda clase de bendiciones. Antes de la creación del mundo nos eligió (v.4): -para ser consagrados (v.4), nos predestinó (v.5) a ser sus hijos (v.5), nos otorgó la gracia (v.6) nos purificó (v.7), nos dio sabiduría y prudencia (v.8), nos dio a conocer el misterio de su voluntad (v.9), nos marcó con el sello del Espíritu Santo (v.13), nos hizo herederos de su gloria (v.14) y quiere que el universo encuentre su unidad en Cristo (10). Este despliegue del amor infinito del Padre se va cumpliendo paso a paso en el Hijo como respuesta de amor al amoroso plan de su Padre: Por medio de Cristo (v.3), por Él (v.4), por Jesucristo (v.5), por medio de su Hijo muy querido (v.6), por él, por medio de su sangre (v.7), en Cristo (v.10), por medio de Él (v.11), por Él (v.13) “Jesucristo, con su presencia y manifestación, con sus palabras y sus obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, y con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación” (DV 4). Él es el acontecimiento último hacia el que convergen todos los acontecimientos de la historia de la salvación. (Lc 24, 27). La Verbum Domini, con el titulo “Cristología de la Palabra” en los números del 11 al 13 nos hace comprender que Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios. Y aún en el No. 14 citando a San Juan de la cruz en su “subida del Monte Carmelo” profundizará más esta verdad. Citando la carta a los Hebreos (1, 1-2) nos recuerda como Dios habló con obras y palabras a lo largo de la historia y como el pueblo fue comprendiendo cada vez mejor el hablar de Dios por medio de los profetas, pero la condescendencia de Dios de que su Palabra divina se expresa verdaderamente con palabras humanas es cuando su Hijo se hace Uno de nosotros; ahora “la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro que podemos ver: Jesús de Nazaret”, Quien de modo perfecto escucha, cumple en sí

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02 Cristocentrismo

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Page 1: Cristocentrismo

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SEGUNDO TEMACRISTOCENTRISMO DE LA CATEQUESIS

Los escritos del NT y los himnos de San Pablo dejan ver una conciencia grande de los bautizados sobre el significado de la persona y obra de Jesús, salvador y primogénito de toda la creación, dándole, junto con los títulos mesiánicos los epítetos más plenos., Col 1, 15-19; Flp 2, 6-11; Ef 1, 3-14: “¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Quien por medio de Cristo nos bendijo (v.3) con toda clase de bendiciones. Antes de la creación del mundo nos eligió (v.4): -para ser consagrados (v.4), nos predestinó (v.5) a ser sus hijos (v.5), nos otorgó la gracia (v.6) nos purificó (v.7), nos dio sabiduría y prudencia (v.8), nos dio a conocer el misterio de su voluntad (v.9), nos marcó con el sello del Espíritu Santo (v.13),nos hizo herederos de su gloria (v.14) y quiere que el universo encuentre su unidad en Cristo (10). Este despliegue del amor infinito del Padre se va cumpliendo paso a paso en el Hijo como respuesta de amor al amoroso plan de su Padre: Por medio de Cristo (v.3), por Él (v.4), por Jesucristo (v.5), por medio de su Hijo muy querido (v.6), por él, por medio de su sangre (v.7), en Cristo (v.10), por medio de Él (v.11), por Él (v.13)

“Jesucristo, con su presencia y manifestación, con sus palabras y sus obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, y con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación” (DV 4). Él es el acontecimiento último hacia el que convergen todos los acontecimientos de la historia de la salvación. (Lc 24, 27).

La Verbum Domini, con el titulo “Cristología de la Palabra” en los números del 11 al 13 nos hace comprender que Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios. Y aún en el No. 14 citando a San Juan de la cruz en su “subida del Monte Carmelo” profundizará más esta verdad. Citando la carta a los Hebreos (1, 1-2) nos recuerda como Dios habló con obras y palabras a lo largo de la historia y como el pueblo fue comprendiendo cada vez mejor el hablar de Dios por medio de los profetas, pero la condescendencia de Dios de que su Palabra divina se expresa verdaderamente con palabras humanas es cuando su Hijo se hace Uno de nosotros; ahora “la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro que podemos ver: Jesús de Nazaret”, Quien de modo perfecto escucha, cumple en sí mismo y nos comunica la Palabra del Padre (Jn 8, 55; 12,50; 17,8). Cumpliendo esta misión plenamente en el misterio pascual, en donde, ante el “mensaje de la cruz” (1 Cor 1, 18) el Verbo enmudece, se hace silencio mortal, porque se ha “dicho” hasta quedar sin palabras. En este gran misterio, Jesús se manifiesta como la Palabra de la Nueva y eterna Alianza… Cristo, Palabra de Dios encarnada, crucificada y resucitada, es Señor de todas las cosas; Él es el vencedor, el pantocrátor y ha recapitulado en sí para siempre todas las cosas. Así, en Cristo se da una profunda unidad entre creación y nueva creación y de toda la historia de la salvación.

Por eso la Guía de Formación para los Catequistas de México (DIPAK, 2009) en el No. 23 dice: “el Catequista no puede olvidar que la muerte y resurrección de Jesús es el centro del mensaje que transmite, fuente de vida espiritual y núcleo esencial de su testimonio apostólico”

Es tarea propia de la catequesis mostrar a este Jesucristo: su vida y su misterio, y presentar la fe cristiana como seguimiento de su persona (CT 5; CATIC 520 y 2053).

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<El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo> (DGC 80).

Jesucristo no sólo transmite la Palabra de Dios: Él es la Palabra de Dios (Jn 1, 1-14). Por eso, la catequesis —toda ella— está referida a Él.

En este sentido, lo que caracteriza al mensaje que transmite la catequesis es, ante todo, el « cristocentrismo » (1) que debe entenderse en varios sentidos:

En primer lugar, significa que «en el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad». (2) En realidad, la tarea fundamental de la catequesis es mostrar a Cristo, todo lo demás, en referencia a él. Lo que, en definitiva, busca es propiciar el seguimiento de Jesucristo, la comunión con El: cada elemento del mensaje tiende a ello.

– El cristocentrismo, en segundo lugar, significa que Cristo está «en el centro de la historia de la salvación», (3) que la catequesis presenta. El es, en efecto, el acontecimiento último hacia el que converge toda la historia salvífica. El, venido en «la plenitud de los tiempos» (Gal 4,4), es « la clave, el centro y el fin de toda la historia humana». (4) El mensaje catequético ayuda al cristiano a situarse en la historia, y a insertarse activamente en ella, al mostrar cómo Cristo es el sentido último de esta historia.

– El cristocentrismo significa, igualmente, que el mensaje evangélico no proviene del hombre sino que es Palabra de Dios. La Iglesia, y en su nombre todo catequista, puede decir con verdad: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado» (Jn 7,16). Por eso, lo que transmite la catequesis es «la enseñanza de Jesucristo, la verdad que El comunica o, más exactamente, la Verdad que es ÉL». (5) El cristocentrismo obliga a la catequesis a transmitir lo que Jesús enseña acerca de Dios, del hombre, de la felicidad, de la vida moral, de la muerte...sin permitirse cambiar en nada su pensamiento. (1Cor 15,1-4: “Ahora hermanos, quiero recordarles la Buena Noticia que les anuncié: la que ustedes recibieron y en la que perseveran fielmente, por ella son salvados, siempre que conserven el mensaje tal como yo se lo prediqué; de lo contrario habrían aceptado la fe en vano.) (6)

Los evangelios, que narran la vida de Jesús, están en el centro del mensaje catequético. Dotados ellos mismos de una «estructura catequética», (7) manifiestan la enseñanza que se proponía a las primitivas comunidades cristianas y que transmitía la vida de Jesús, su mensaje y sus acciones salvadoras. En la catequesis, « los cuatro evangelios ocupan un lugar central, pues su centro es Cristo Jesús ». (8)

Pero este cristocentrismo, por su propia dinámica interna, introduce naturalmente en la dimensión trinitaria del mismo mensaje. La Palabra de Dios, encarnada en Jesús de Nazaret, hijo de María Virgen, es la Palabra del Padre, que habla al mundo por

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medio de su Espíritu. Jesús remite constantemente al Padre, del que se sabe Hijo Único, y al Espíritu Santo por el que se sabe Ungido. Él, pues, es el “camino” que introduce en el misterio íntimo de Dios (“nadie va al Padre si no es por mí. Si me conocieran a mí conocerían también al Padre” Jn 14, 6-7).

Pues, como dicen los Obispos: “la transmisión de la fe debe asumir como propia la ley fundamental de la catequesis, aquella de la doble fidelidad, a Dios y al hombre, en una misma actitud de amor” (Instrumentum Laboris del Sínodo de la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe Cristiana, Roma 2012, No. 104).

Los cristianos, en el Bautismo, quedan configurados con Cristo, es decir “hijos en el Hijo”, en comunión con el Padre y con el Espíritu. Por lo tanto su fe es trinitaria. Se siguen tres consecuencias importantes para la catequesis:

a) toda catequesis deberá ser Cristocentrico-Trinitaria (“Porque por medio de Cristo, todos tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu” Ef 2, 18).

b) Toda catequesis debe mostrar la vida íntima de Dios y c) las implicaciones vitales para la vida de los seres humanos; pues la

comunión con el Dios Trinidad lo lleva necesariamente a una sociedad fraterna, compuesta por hijos de un mismo Padre, iguales en dignidad personal (9)

1) Cf CATIC 426-429; CT 5-6; DCG (1971) 40.2) CT 5. 3) DCG (1971) 41a. 39. 40. 44.4) GS 105) CT 66) EN 15 e.f.7) CT 11b8) CATIC 1399) DGC 100