crisis global y déficit de responsabilidad social de las ... · responsabilidad social y ambiental...

Ocho años después del estallido de la actualcrisis, y a pesar de las promesas la solemneDeclaración del G20 en Washington1, siguensin abordarse los grandes problemas de estacrisis: de la transparencia respecto a losactivos tóxicos (de todo tipo) del planeta, a laresponsabilidad fiscal de las empresas,pasando por el incremento indecente de lasdesigualdades. Este elemento aglutina todoslos problemas.

Los paraísos fiscales aparecen implicadosen la interminable sucesión de escándalosque vivimos. Es el lugar donde la delincuenciaeconómica y financiera se mezcla con eldinero de la economía criminal. La pesadillaanunciada por Susan George en su InformeLugano.

Crisis global y déficit deResponsabilidad Social

de las Empresas

José CarlosGonzález Loren-te (Jerez, 1963).Responsable deR S E / I S R(Responsabili-dad Social, Inver-sión SocialmenteResponsable ,Sostenibilidad)de la Federaciónde Servicios de

CCOO y parte de su ComisiónEjecutiva. Miembro de EconomistasFrente a la Crisis y de Economistas sinFronteras. Socio de Facua y A Contra-mano, entre otras organizaciones.Vocal por CCOO en el Consejo Estatalde RSE (Cerse) desde su constitución.Autor de un blog y un boletín informati-vo referente, desde el sindicalismo,sobre una Responsabilidad Social delas Empresas distinta y de impactosocial real. Su carrera profesional haestado ligada al sector financiero y a lahistoria de la crisis de las cajas de aho-rro desde hace ahora justo 30 años.

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1 https://es.wikipedia.org/wiki/Cumbre_del_G-20_de_Washington

A estas alturas de la crisis, aún no sabe-mos la relación de activos tóxicos, mundialesy nacionales, ni su conexión con el sistemade redes de corrupción que están en los juz-gados (muy desordenadas y sin clasificar porgravedad).

La desigualdad y la degradación de lademocracia avanzan a pasos agigantados.Julián Assange, retenido en Londres.Snowden, en Moscú. Baltasar Garzón y elTribunal Penal internacional, bloqueados ymaltratados por el gobierno español.

A lo largo de la Historia, cada guerra, cadagenocidio ha tenido una causa, al final, siem-pre de poder económico. Parecía que tras lasdos Guerras Mundiales habíamos creadociertas instituciones (Naciones Unidas, OIT…)con posibilidades para frenar esa tendencia.Ante la evidencia de crímenes económicoscontra la Humanidad, defendemos el factorsocial como antídoto contra los riesgossistémicos.

Si continuamos así, el poder empresarialpara seleccionar gobernantes nos llevará alabismo. Berlusconi y Trump son dos ejemploscasi extremos de hasta dónde podemos lle-gar. Pero la supeditación de los gobiernos alos intereses empresariales es ya casi general.

Hasta ahora, la versión de la RSE no haservido para democratizar el poder empresa-

rial, sino para reforzarlo. La apuesta de losque se oponen al cambio ha sido que no par-ticipáramos, ocupando solos todo el campode acción. Muchas organizaciones, debidotambién a la degradación del término RSE,han decidido no actuar, considerándolo unespacio perdido. Es una trampa. Y paracolmo, entran luego a participar en unas‘buenas prácticas’ de RSE (o sostenibilidad)‘limitada’ o contaminadas. Es un aviso.

El sistema de marketing, defensa de unareputación y confianza perdidas, así comouna competitividad irresponsable incluso enel campo de la ética, están llevando a quealgunos agentes del mundo empresarial quequieren un cambio real sean barridos por unaespecie de coalición tóxica (tonto el primeroque cuente la verdad). Apelamos a lo razon-able ante esta situación. Hay que denunciarcon más contundencia todos los trucos.Necesitan un trato. Debemos demostrar quesabemos que el emperador está desnudo. Ydebemos exhibirlo, en toda su desnudez, enla plaza pública.

La visión sindical de la RSEfrente a la visión limitada quepredomina

“La Confederación Sindical Internacional con-dena el intento del mundo empresarial demanipular la esencia de sus responsabili-dades sociales. Es inaceptable que las

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Crisis global y déficit de Responsabilidad Social de las Empresas

empresas puedan definir o interpretar ellasmismas cuáles son sus responsabilidadessociales. Los sindicatos tienen que oponersea cualquier intento de utilizar la RSC a talefecto.” (Resolución Empresas MundialesCongreso de CSI 2010)2.

“...En este marco, el discurso del cre-cimiento sostenible suele convertirse en unrecurso diversivo y exculpatorio que absorbevalores del discurso ecologista dentro de lalógica de las finanzas y de la tecnocracia, y laresponsabilidad social y ambiental de lasempresas suele reducirse a una serie deacciones de marketing e imagen.” (EncíclicaLaudeato Si -194).

“…El fracaso de los gobiernos en la pro-tección de la defensa de los derechos labo-rales en la economía global ha dejado un granvacío regulador y ha ayudado a crear unaindustria de ochenta mil millones de dólaresdedicada a la responsabilidad social (RSE) y ala auditoría social… La vasta experiencia arro-jada por esta industria muestra que la RSE haprotegido a las compañías y fracasado tantoen la ayuda a los trabajadores como en laayuda a las economías sostenibles. La protec-ción más eficaz a los trabajadores es la liber-tad de asociación, el derecho a la afiliación aun sindicato y la negociación colectiva deunas condiciones razonables y un salariojusto. Allí donde estos derechos están con-sagrados como ley, los trabajadores pueden

valerse por sí mismos. Así y todo, la experien-cia de las últimas dos décadas “privatizandola regulación de la RSE” tiene inquietantesparalelismos con la autorregulación financieraque llevó a nuestras economías al borde de laquiebra en el 2007, sumergiendo al mundo enuna recesión”. Discurso CSI en presentaciónGRI, 20133.

Este discurso, cuya lectura recomiendoencarecidamente, incluye las líneas de traba-jo en el campo de la RSE, sostenibilidad,Empresas y Derechos Humanos4, y sobretodo, información de las empresas–financiera y no financieraque podría dar ungiro a la situación. Es la perspectiva desde laque trabajamos en RSE desde CCOO. Esmuy importante que se comprenda esto. Haytal confusión que a veces se piensa queapoyamos el sistema de impunidad que esta-mos combatiendo. La confusión es a vecesmalintencionada, dado el sistema de compe-titividad en que vivimos incluso las organiza-

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2 http://blogs.serviciosccoo.es/responsabilidad-social/2010/08/18/rse-ahora-los-pueblos/

3 http://blogs.serviciosccoo.es/responsabilidad-social/2014/03/05/la-voz-de-la-disidencia-en-la-rse-visi-n-sindical-de-todos-los-procesos-relacionados-con-la-rse-y-sostenibildad/

4 Dos procesos sobre Empresas y DerechosHumanos son los que pueden dar un giro a lasituación. La segunda sesión del Grupo de Trabajosobre Transnacionales y Derechos Humanos, lideradopor Ecuador, que es el que está tratando de configurarun Tratado vinculante, se celebró el pasado octubre enla sede de la ONU en Ginebra. Lo destaco especial-mente porque este tratado es el que no quieren.Sospechosamente, hay poca publicidad sobre éste ymucho menos sobre la iniciativa voluntaria (conocidacomo Principios Ruggie, que tiene gran consenso).Ambas iniciativas no son incompatibles

ciones socialmente comprometidas: nos mal-tratamos. Los activistas que trabajamos enesta línea no podemos vivir otros diez añosde soledad. A pesar del apoyo de nuestrasorganizaciones, éstas siguen a la espera deresultados…

También destaco el último informe delRelator de Naciones Unidas sobre los dere-chos de reunión y asociación, que a su vezcita la Resolución de Naciones Unidas sobrela creación de un tratado vinculante sobreEmpresa y Derechos Humanos. Puesto quese trata de un texto muy clarificador y actual,incluyo varios párrafos como anexo al final deeste artículo.

Bloqueo empresarial y acción del marketing: combinación explosiva

Cito algunas frases procedentes del mundoempresarial: “La RSE no tiene nada que vercon las regulaciones”. “Si no es voluntaria, noes RSE”. “La RSE es una iniciativa empresar-ial, y por tanto, nadie debe influirnos”.“Puesto que esto es incuestionablemente vol-untario, ya veremos si aceptamos lasrecomendaciones. Y en cualquier caso, lasinterpretaremos como nos venga bien”.

“Nos negamos absolutamente a ningúntipo de indicador” (Ha sido la frase martillo dela patronal para paralizar al Cerse). “Pero son

orientativos”, decían algunas voces. “No.Orientar significa fiscalizar”.

Una RSE inútil o dañina absolutamentevoluntaria y unos indicadores orientativos…¡prohibidos! Éste es el concepto de trans-parencia que tienen estos liberales.¿Saldremos así alguna vez de la crisis?

Este artículo5 describe muy bien la actitudde la patronal española y de organizacionescomo Marca España, por supuesto, con todoel apoyo del gobierno.

Otra frase: “La RSE no puede ser una dis-torsión al mercado”. ¿No será que realmenteel mercado ya está absolutamente distorsio-nado, e incluir criterios de transparencia y decontrol de riesgos sociales y medioambien-tales podría poner un poco de orden? Destacoesto en el momento que se pone en evidencia,de nuevo, que la contratación pública ha esta-do funcionando de manera extensiva medi-ante un sistema de amiguismos y conflictosde interés. Y no sólo era en un territorio, comomás irresponsablemente el partido que go-bierna ha intentando vendernos.

Impedir que existan unos criterios e indi-cadores para la RSE y que sirvieran de refe-rencia al sistema de Compra Publica

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5 http://www.agorarsc.org/que-dice-la-ceoe-a-la-sostenibili-dad/

Responsable es un buen ejemplo de la cola-boración público-privada en mantener un sis-tema de recursos públicos para beneficiosprivados. Algo bueno de participar en los pro-cesos relacionados con la RSE es que hemossido testigos de cómo funciona el sistema deresistencia de los que se oponen a aplicar albien común los avances tecnológicos y de lossistemas de conocimiento. Esa red deresistencias es mundial y, en nuestro país,está muy contaminado por herederos delfranquismo y por muchos clubs deinfluyentes y ‘amantes de la transparencia y laausteridad’ (ironía), como el Opus Dei, funda-ciones como Faes o incluso mucho mássiniestras, como Manos Limpias (grandesrevolucionarios y salva patrias).

La RSE son los impactos de las empresas en la sociedad, yno su gestión o las prácticasempresariales

Es muy importante que esto se comprenda.En cierta manera, ganamos la batalla en laredefinición que hizo la ISO26000 y asumió laComisión y el Parlamento Europeo. Pero estono ha sido aprovechado (de nuevo, el efectoperverso de la descoordinación social yacción de lobbies) y hemos vuelto a lasandadas de una voluntariedad antirregulato-ria, que sólo acepta ‘buenas prácticas’ sinabsolutamente ningún tipo no ya de control,sino siquiera orientación. Buenas prácticas

que, para colmo, llegan a utilizar, también eneste campo, fondos públicos para beneficiosprivados.

La RSE no es acción social

Contra el sistema de limosnas. La acciónsocial no es RSE. Es socialmente repugnanteque sigan promocionando buenas prácticasbasadas en la acción social o sucedáneos(voluntariado… por ejemplo) y no visualicequé impuestos pagan. Es increíble el usopublicitario de la discapacidad mientras pro-mueven gobiernos que boicotean la Ley dede Dependencia y consideran la sanidad o laeducación como un negocio.

No me mal interpreten las organizacionessociales, ONGs, ni las que trabajan en elámbito de la discapacidad. Hacen un trabajoencomiable que está ayudando a gente quecae en la exclusión, en la miseria, y salvandomuchas vidas. Conseguir que las empresasles aporten fondos es más que comprensible.Deberían impedir que la ayuda que reciben nosea tomada por el mundo de los negocioscomo un aval a su RSE total.

Esa RSE basada finalmente en la acciónsocial y el clientelismo fue la que utilizaron las(casi) extintas cajas de ahorros. En ciertamanera, su inmensa obra social fue sumuerte. Utilizaron la venta publicitaria de suacción social en vez de incluir criterios de

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responsabilidad social vinculados al controlde riesgos en sus inversiones, participadas yproyectos (la denominada InversiónSocialmente Responsable).

Las denominadas ‘buenas prácticas’ estánteniendo ese mismo efecto perverso. Comoconsecuencia de todo esto, la sociedad civilestá un tanto desorientada en esta materia.

Con ese criterio de marketing y de defensade la reputación se elaboraran múltiplesinformes de sostenibilidad (o informes deRSE), frecuentemente premiados.

Las empresas implicadas en sucesión dede desastres empresariales (con efectos la-borales y sociales que llevan incluso a hundirla economía de países completos) parece notener fin. Para terminar de una vez con esteciclo de impunidad y de degradación de latransparencia, sólo habría que analizar lasmemorias de estas empresas fallidas y verqué faltaba. Esta cuestión es clave, puestoque se sigue desarrollando (legislando) sobrecómo deben elaborar las empresas susinformes integrados (información financiera yno financiera en un mismo informe). ¿Quéfalló en los informes financieros y el sistemade control y auditoría?

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La dificultad de apelar alConsumo Responsable con esa RSE limitada

El impacto de las empresas en la educaciónsocial es enorme. Sobre todo los medios decomunicación, casi convertidos en oligopo-lios dependientes de grupos empresariales.La violencia y la mala educación venden. Tales el sistema de competitividad irresponsableen el que vivimos.

En una sociedad casi narcotizada por elconsumo irresponsable (Consume hastamorir, una buena campaña), avanza la idea deun ciudadano, una mascota (y su red de hote-les y hospitales correspondientes). Peor aún:un ciudadano, una pistola. Y mediante trata-dos como el TTIP se amenaza judicialmente aresponsables de ayuntamientos o fondos depensiones que excluyan este uso insensatode consumismo de sus inversiones y rela-ciones comerciales. Mala solución a la crisis.Una gestión social del cambio no está siendoconsiderada. El decrecimiento, por ejemplo,que en algunas economías, en algunosaspectos, debe considerarse, está siendodespreciado.

Una vez se ha extendido la mala edu-cación y combinada la creencia, cada vezmás afianzada, de que no hay nada que hacer-todos son iguales; la crisis de credibilidadglobal-, y con la falta de referentes, es difícil

apelar al concepto de consumo responsabley al de responsabilidad individual.

“Si asumes que no hay esperanza,entonces garantizas que no habrá esperanza.Si asumes que hay un instinto hacia la liber-tad, entonces aún hay posibilidades de cam-biar las cosas”. Una frase de Noam Chomskyque ha vuelto a revitalizar una película ahoraen pantalla que viene al caso.

Una RSE limitada no podrá resolver losproblemas que vivimos. La solución es noaceptar esos límites y exigir una verdaderaresponsabilidad a las empresas y administra-ciones públicas. Debemos instar a los gobier-nos e instituciones a hacer efectivo su deberde proteger. Debemos denunciar contunden-temente la degradación y desvíos de este tipode procesos (ahora hay una avalancha de ini-ciativas en torno a la Sostenibilidad y laCompra Pública Responsable. Vemos, alar-

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Los estados deben dejar de tratar a sus

multinacionales como niños mimados

y malcriados

mados, la contaminación, extendida por con-seguidores de todo tipo, a través de esasdenominadas ‘buenas prácticas’. De acuer-do, hay alguna de interés. Pero muchas vecessirven para extender ideas muy equivocadasque ya vienen construidas por ese sistema deRSE basado sólo en el negocio).

Puertas giratorias y conflictosde interés: hasta el infinito y más allá

La RSE, como la vida, es lo que va pasandomientras estamos en otras cosas. Poco apoco ciertos actores están ocupando el espa-cio de lo social. Las agencias de rating (siseguimos así, Goldman Sachs gobernará elmundo. Aún más. Y ya de forma descarada.El episodio de Durao Barroso es un buenejemplo. Tras demostrarse el nefasto papelde este club en el origen de la crisis Griega, ytras haber tenido la Comisión Europea unaposición prácticamente de silencio sobreesto, su presidente pasa a ser contratado porla misma). Las grandes consultoras (denomi-nadas 'big four'-las cuatro grandes-), lasescuelas de negocios, la crisis y concen-tración de poder de los medios de comuni-cación, y una legión de community managersdominan cada vez más a la opinión públicasiguen ocupando el espacio de lo social. Suapuesta es que no influyamos ni par-ticipemos, fomentando también el todos con-tra todos. No les ayudemos. Cambiemos de

una vez el rumbo del miedo. Ya han sido des-cubiertos en demasiadas ocasiones.

Hay alguna señal de rebelión de lo públicosobre los intereses empresariales: las multasy sanciones fiscales y regulatorias que esta-mos viendo. Pero tenemos la sensación deque incluso esto está basado en guerrascomerciales y no en un criterio de sostenibili-dad y bien común real. Parece que coali-ciones de países o bloque económicos consus grandes corporaciones, todas envueltasrealmente en una sucesión de violaciones denormas fiscales, comerciales, y por supuesto,derechos humanos y laborales, han comen-zado una guerra comercial en el que la ética yla sensiblería son un producto comercial más.Si Europa castiga a Apple, EEUU castiga aVolkswagen y a Deutsche Bank. Todos sonculpables, pero en vez de acometer el proble-ma de forma ordenada, parece que se hacepor intereses comerciales. Con esta perspec-tiva no se llegará a buen fin.

Se ha construido un sistema de competi-tividad irresponsable entre países y sus multi-nacionales, en el que la sociedad civil, y sobretodo las trabajadoras y trabajadores (que consus sindicatos lógicamente, harán lo posiblepor conservar sus empleos) somos rehenes.Se llega al punto de que campañas de denun-cia o boicot son auspiciadas por otra multina-cional. ONG o fundación empresarial. Crisisglobal de credibilidad, fomento de la duda

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sobre la población, que explica la situaciónde 'indefensión aprendida' y el escepticismo,incluido el político.

Sería importante apelar al orden y deteneresta locura. Los estados deben dejar de tratara sus multinacionales como niños mimados ymalcriados. Porque en el fondo se trata sólode esto: un poco de orden, para que los dere-chos sociales y medioambientales, para quelos evidentes avances de la tecnologíalleguen a toda la Humanidad y las genera-ciones futuras.

He citado a las Cajas de Ahorro (Lo quepasó… ¿pacto de estado? ¿Pacto de silen-cio porque… ‘todos somos culpables’? Perotenemos un ejemplo muy interesante paraanalizar muy cercano en el tiempo: Abengoa.A la que, por cierto, hace años (y creo queesto es primicia) enviamos una carta respec-to a la alarma que detectamos cuandoaparecía en los últimos puestos de los rank-ings sobre buen gobierno, tanto los que elab-oramos en CCOO como los externos (Habíaotras señales: También la lluvia). Los sín-tomas y déficits de información, parecidos.También parecidos los vínculos con la políti-ca, con otros influyentes empresariales ypolíticos, los fallos estrepitosos y conflictosde interés (vamos, corrupción) con auditoresy consultores.

En casi todas estas crisis, se han hecho (lohacemos cada día en cada empresa, en cadafábrica) tremendos esfuerzos por conservar elmáximo de puestos de trabajo mediante pro-cesos de equilibrios, sigilos y máxima pru-dencia. Pero esto ha tenido el efecto perver-so de proteger indirectamente a los culpa-bles, y sobre todo, en no aprender de lascausas de las crisis.

Frecuentemente, lo que faltaba era infor-mación no financiera. Pero atención: estánintentando una vez más que estos nuevosinformes no incluyan información relevantesobre impactos sociales.

En vez democratizar la empresa, esta RSEestá aumentando el poder corporativo. Elestado totalitario sobre el que Orwell avisabaen 1984 está más cercano, pero no medianteestados, sino mediante alianzas de estos congrandes corporaciones, monopolios y oligo-polios6.

La degradación de las buenasideas ¿La vida secreta de laspalabras?

Vivimos el triunfo absoluto del marketing y laapariencia sobre todos los aspectos de lavida económica y social. El factor comercial yla competitividad irresponsable estándegradando cualquier iniciativa interesanteque pueda suponer una solución a la

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6 Ver artículo RSE: ¿Truco o trato? http://blogs.servi-ciosccoo.es/gallery/6/RSEtruco.pdf

situación que vivimos. No es que esos térmi-nos cobren una propia vida secreta y seautodegraden. Es el predominio de laeconomía de la apariencia.

¿Transparencia? Observamos algo tansiniestro como la utilización de la RSE por losgrandes corruptores, que llegan a apoderarsede los términos, utilizándola como instrumen-to para atacar al enemigo. El ejemplo máxi-mo, Brasil. O en el caso en el que FACUA halibrado una gran batalla: el desenmascarar aManos Limpias como revolucionarios jus-ticieros (el colmo de la siniestra impunidadque una organi-zación de este tipose cite como ‘sindi-cato’ o ‘organizaciónde defensa de losconsumidores. Por-que en el entorno dela RSE y de la re-putación, las empre-sas están fomentan-do o creando suspropios sindicatos ygrupos de consumi-dores afines. Insistoen la denuncia deesa RSE siniestra).

Al mismo tiempo,existe una actitudreaccionaria contra

una transparencia efectiva en un mundo en elque el uso de la información privilegiada hasido el motor equivocado del crecimientoeconómico (recordemos que el Nobel aStiglitz fue por su trabajo sobre esto.Recordemos también por qué dejó el BancoMundial).

El cambio en los sistemas de informacióny la digitalización de la vida son los mástrascendentes que vivimos. Las nuevas he-rramientas digitales en teoría mejoran latransparencia y la acción de denunciantes.Respecto a esto hago una llamada de aten-

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ción ante la proliferación de nuevos códigosde conducta que castigan la difusión de deli-tos y engaños. Es lógico que se ordene latransparencia y la difusión de datos compro-metidos, pero hay una clara tendencia a blo-quear, castigar, encarcelar o incluso eliminaral denunciante. De nuevo recordemos aFalciani, Snowen y Assange. El fascismoavanza.

En definitiva, esa actitud reaccionaria vacontra la gestión del cambio (incluido el cam-bio del modelo productivo, el cambio climáti-co…)

Sostenibilidad ¿el gran paradigma? Es lla-mativo… ‘La RSE ha muerto: viva laSostenibilidad’. Ocurrirá lo mismo. Lasempresas se están volcando en demostrarcuánto colaboran para cumplir con losnuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible(ODS). Todo parece una maniobra más deconfusión. Los ODS se refieren a los Estados,no a las empresas. Éstas tienen que centrarseen sus indicadores de RSE fundamentales:pago de impuestos, igualdad (salarial), dere-chos laborales y respeto al medio ambienteen toda su cadena productiva… El marketingcontamina todas las iniciativas que tienenque ver con la Sostenibilidad (repetimos con-

tinuamente: nunca habrá turismo sosteniblesin derechos laborales ni respeto al medioambiente).

¿Ética empresarial? En nuestro país, en elfondo, la ética siempre ha tenido dueños ysus agentes están de nuevo copando losespacios de RSE. No nos hablen más deética. Cuéntennos cuánto ganan y quéimpuestos pagan7.

¿Buenas prácticas o ‘lavado verde’? Todoesto muestra una advertencia ante el error deacudir a cierto pragmatismo ante la impoten-cia (El peligro del ‘acompañamiento’) Elmayor peligro, además de lo ya dicho sobrelos vendedores de sellos, revoluciones y bi-blias, es que las buenas prácticas impidandesarrollar o aparten del debate las cues-tiones claves, por ser éstas molestas.

Necesitamos una regulaciónefectiva

Está claro que hay una actitud reaccionariacontra una regulación razonable. La oposi-ción a esto está creando una maraña de re-gulaciones laxas y gatopardianas. Mayorburocracia que, para colmo, es argumentadapor el mismo mundo empresarial que ha crea-do esto como una queja sobre los costes re-gulatorios.

Ha sido espectacular la actitud de estegobierno, combinada con lobbies y vende-

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7 Ver artículo: ¿Ética cuántica contra incentivos per-versos? http://blogs.serviciosccoo.es/responsabilidad-social/2016/01/14/tica-cu-ntica-contra-los-incentivos-perversos/

dores de sellos e iniciativas. Dinero públicopara intereses privados.

La RSE de carácter absolutamente volun-tario tiene un efecto perverso y está avalandola impunidad, degradando normas e inclusocontaminando la creación de una regulaciónresponsable.

Queda para más adelante una propuestade inventario de engaños y trampas de laTimocracia (guiño). Pistas para un próximoartículo (podría ser un libro o toda una enci-clopedia):

Influencias sobre las estrategias de RSE(Europea y Española. Ver el informe Howitt; yTodo sobre el Cerse); Informes ocultos; Perlasdel mundo empresarial y de sus fundaciones.El nuevo Código de Buen Gobierno de laCNMV. La reforma del Código Penal respectoa la responsabilidad penal de las empresas:códigos de conducta como eximentes. Loúltimo, nuevo retroceso social vía BOE; unclaro intento someter los indicadores socialesque debe exigir la Directiva de Información nofinanciera y su transposición española.Injerencias sobre los procesos sobreEmpresas y Derechos Humanos (Boicot infor-mativo sobre el tratado vinculante; influenciasobre los Planes Nacionales sobre Empresasy DDHH…).

Pero sin embargo…

Sin embargo, no hay un espacio donde seevidencie mejor el avance de la impunidad, ladesigualdad y la degradación de la democra-cia. No hay un espacio donde mejor podamosaportar nuestros datos sobre desigualdadsalarial, sobre la realidad del mundo del tra-bajo, sobre la justicia fiscal.

Es desde donde estamos explicandocómo se deteriora la democracia a través delavance de la desigualdad y los procesos re-gulatorios basados en la acción de unossupuestos y poco democráticos grupos deinterés. Los datos nos dan la razón. Hay quelograr mostrar nuestra información de unamanera más clara y conjunta.

Hemos abanderado una estrategia de par-ticipar y reivindicar RSE a las empresas nosuficientemente conocida. Hace mucho quedecidimos, precisamente para evitar esteprobable uso perverso de la RSE, participaren los procesos (‘¿truco o trato?’). No debe-mos de ninguna manera caer en la trampa deapartarnos. Ahora bien, debemos implicarnoscon mucha más decisión. Es importanterescatar el concepto de RS de manos de lasempresas, fundaciones, gurús, consultoras, yexigir que exista una verdaderaResponsabilidad Social de las Empresas.Insisto en el aviso al mundo académico, enespecial a la universidad.

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La RSE esun espacio para exigir elcumplimiento de las Normas de la OIT. Unespacio desde el que han ocurrido cosas taninteresantes como el Acuerdo deBangladesh, que incluye cuestiones vincu-lantes.

La vida gira alrededor del mundo del tra-bajo. Conseguir que las normas de la OITsean obligatorias, y se compruebe y garan-tice su cumplimiento a nivel planetario seríaun objetivo y condición básica para queexista una verdadera RSE. Hay que reivin-dicar el cumplimiento de estas normas frentea la amenaza que suponen tratados tipo TTIPo CETA, donde estas normas no sólo son

olvidadas, sinoque ademásposibilitan quelos inversoresdemanden a losactores socialesque quieran uti-lizar cláusulassociales. A noser que estassean absoluta-

mente laxas. Unnuevo toque de aten-

ción sobre las iniciativas queestán surgiendo.

El ejemplo más trascendente dondeexiste posibilidad de acción es el que debe-mos desarrollar a partir de las dos iniciativassobre empresas y derechos humanos en elámbito de Naciones Unidas. Una más basa-da en la voluntariedad, y la otra en un trata-do vinculante. Ambas vías no son incompa-tibles, pero atención: el tratado vinculante,así como realmente cualquier sistema denormas legales exigibles en el plano laboral,social o medioambiental, está intentando serboicoteado. Así que hay que dar más publi-cidad a las iniciativas de este tipo, ya que laimpunidad está basada en la no publicidadde las denuncias y también en la dispersiónde éstas, que son mezcladas con bulos ydiscursos de falsos revolucionarios. Todotiene que ver con la lucha entre normas co-

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merciales (la Organización Mundial delComercio) sobre las de la OIT y la proli-feración de tratados vinculantes en lo comer-cial, pero no sólo laxos en lo social, sino quepromueven en la práctica una persecuciónjurídica a los agentes que osen utilizarcláusulas y criterios sociales en su selecciónde contratos. Insistimos: CETA y TTIP son lasgrandes amenazas.

Por éstas y otras muchas razones hay queaprovechar ese espacio, reconquistar la RSE,reconquistar el término social. El espaciosocial nunca ha sido bandera ni objetivo delas distintas coaliciones político-empresari-ales dominantes. Ha sido nuestro patrimonio,el patrimonio de las organizaciones socialesdesde siempre, desde el comienzo de lademocracia en España. Y lo estamos per-diendo también por la falta de unidad y con-fusión, una situación paralela a la situaciónque se vive en la política progresista.

Guía para el cambio necesario

Es más que evidente que la autorregulaciónno funciona. Están demostrando que no soncapaces de informar correctamente sobresus impactos sociales reales. La cuestión erabastante simple: unos treinta indicadores fun-damentales que las grandes empresas debenincluir en sus memorias integradas, parainformar correctamente a consumidores, tra-bajadores, inversores… sociedad en general.

Lo ocurrido en el Consejo Estatal de RSE(Cerse), que tendría que haber aportadoestos indicadores, es una de las máximasexpresiones de la ofensiva contra la regu-lación social de todo el sistema. Ha sidohumillante, en palabras públicas de una apre-ciada consejera no sindical. El Cerse y la Leyde Economía Sostenible eran una posibilidadde cambiar el rumbo, de una salida social ysostenible a la crisis. Desde CCOO lo consi-deramos una cuestión de estado. Pero losestados están cayendo bajo la influencia deintereses socialmente poco responsables.Una visión de Estado basada en un ‘nomolestar a las empresas’.

Rotos y traicionados todos los consensosa pesar de nuestra buena voluntad, es im-prescindible que la sociedad española conoz-ca lo ocurrido. El ser diplomáticos ya sóloincrementa la impunidad. Es una pena,puesto que seguimos ofreciendo nuestraayuda al sistema (gobiernos y empresas) paraintentar superar la tremenda crisis global quevivimos. Y hemos, seguimos, seleccionandoindicadores de referencia para lo que deberíaser un proceso de mejora continua. Muchosde ellos consensuados. Pero luego, esosconsensos son arrojados a la basura.

En este tiempo hemos comprobado cómono sólo han promovido legislaciones contralos derechos sociales y laborales, sino queademás han boicoteado un sistema de infor-

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mación sobre los impactos sociales de lasempresas, públicas y privadas. En lacuestión de empleo no sólo la hemos tenidoesta inútil reforma laboral, sino que ademásse ha anulado un sistema para visualizar laaportación de cada empresa a la calidad delempleo. Todo un boicot a la información quedeben suministrar al mercado y a lasociedad. ¿Ése es el libre mercado?¿Estamos aún en ese paréntesis de capita-lismo que citó Diez Ferrán, presidiario y expresidente de la patronal española? ¿O esun paréntesis de la democracia?

Algunos indicadores clave que debenincluir estos informes para que se produzcaeste cambio:

- Información fiscal. Los impuestosreales que pagan las empresas. Para queconsumidores, trabajadores, administra-ciones públicas (clave el sistema de comprapública responsable, como ya se ha dicho) ysociedad en general puedan valorar fácil-mente esto, debería aparecer el porcentajereal de impuestos pagados, por países(atención: ya hay iniciativas y consultorasque están midiendo esto con la visión demarketing que denunciamos: incluyen y seasignan incluso los impuestos que pagamoslos trabajadores).

- Información sobre desigualdad salari-al. Acerca de esta cuestión hemos elabora-do una serie de propuestas, y además lashemos aplicado a las empresas del sectorfinanciero. En definitiva, lo que proponemosen este aspecto es cierto ‘cuadre’ de lacuenta de gastos de la empresa, teniendomuy en cuenta un reparto de salarios/gastosen cinco niveles salariales (¿Cuánto cuestael 5% de la plantilla que más gana, incluyen-do el Consejo de Administración? ¿Y el 20%respecto al 20% que menos gana?). Todaesta cuestión está en relación directa contransparencia y derechos consulta e infor-mación. Transcendental respecto a la per-versión de los incentivos, a apropiación de laempresa por parte de parte de la dirección oel consejo al fin y al cabo respecto a la via-bilidad de la empresa. Sostenibilidad.Nuestros informes sobre desigualdadincluyen una metodología para calcular ladesigualdad en las empresas, así comorecomendaciones a gobiernos y otrosactores8.

- Información sobre la gestión del cam-bio y sobre cómo abordan las empresas losprocesos de reestructuración.

- Información sobre la propiedad real delas empresas, entramado societario, y en losocial y laboral, el mapa de su cadena pro-ductiva, destacando la fuerza laboral realde cada empresa (que incluye cada vez más

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8 http://www.ccoo-servicios.es/rse/html/35326.html

a trabajadoras y trabajadores precarios ycasi invisibles. A destacar el abuso actualdel concepto de emprendimiento, los falsosautónomos y los trabajos realizados de ma-nera remota (nuevas realidades del trabajo.Muchas, siniestras. Avance de la nuevaesclavitud).

Las empresas deberían facilitar esta infor-mación de forma homogénea, accesible ycomparable. Puesto que se resistirán, losgobiernos deben regular de forma contun-dente. Y complementar la información con laque ya existe en los registros oficiales o dereferencia (multas, faltas, sanciones, denun-cias… son indicadores fundamentales). Y lainformación de los representantes legales ydemocráticos de los denominados gruposde interés (sindicatos representativos yorganizaciones de consumidores de referen-cia, por ejemplo. Juntos, mejor) debe estarintegrada, ya sea en las mismas memoriasde las empresas o en su registro oficial (justolo que no ha hecho el gobierno, incumplien-do la Ley de Economía Sostenible y elmandato del Cerse). Si no es así, el informecomplementario que debemos hacer (ocurralo que ocurra ya con estos procesos) debeser el informe de referencia para la sociedade incluso para los inversores.

En este informe complementario sobreRSE que debemos elaborar sindicatos, orga-nizaciones de consumidores y ONG’s (jun-

tos, mejor) debe incluirse la revisión de losindicadores que nos corresponda a cadaorganización. Este informe tiene ya de por síuna utilidad más allá de la degradación delos procesos de RSE. Muy importante: mul-tas, faltas y sanciones son indicadores bási-cos. Además, en RSE los delitos no pres-criben. La reparación (y la actitud) al dañoque puedan haber causado a la sociedad yal medio ambiente, también (y alguna enti-dad financiara tiene alguna deuda pendientecon el Estado…). Temas como la obsoles-cencia programada, y, sobre todo, la acciónde lobby (fundaciones, asociaciones oacción directa de los dirigentes empresa-riales) sobre reguladores, regulaciones y le-gislación y los mismos procesos sobre RSEy sostenibilidad son claves para nuestrosinformes.

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Los Gobiernos debenregular que las

empresas faciliten la información de

forma homogénea

Exigir una competitividadresponsable

Argumentamos que las empresas quecumplen con la fiscalidad y con los derechoslaborales y medioambientales no compiten enigualdad de condiciones. Las que incumplenlas reglas están siendo premiadas por el sis-tema. Ésta puede que sea una de las líneasprincipales de nuestra estrategia de acción,que pretendemos sea compartida. Contra eldivide y vencerás que predomina, debemosinsistir en que la vieja idea de que la uniónhace la fuerza.

Si tanto les importa la competitividad, ¿porqué se permite que empresas, normalmentenuestras grandes firmas y multinacionales,casi no paguen impuestos para desgracia delas que sí lo hacen?

Apelamos a la rebelión de las pymes yempresas de la economía social. Incluso suspatronales han dado señales de hartazgo deesta situación.

¿Cómo es posible que se permita queempresas que trabajan en países en los quese violan continuamente derechos laboralescompitan con otras que sí los respetan?

Quien no paga el ya famoso 3% quedafuera del mercado. El soborno a funcionarios

y políticos está institucionalizado a escalaplanetaria. Repito la frase de “la RSE no debesuponer una distorsión del mercado”. Puedeque la cita provenga de los verdaderos distor-sionadores, que además causan el efecto depromover una RSE que es una vuelta más delcapitalismo de amiguetes (sí, una RSE deamiguetes).

Liberar a la RSE de su secuestro corporativo

Evaluar socio laboralmente los impactossociales y laborales de las empresas.

“Ah, pero de lo que nos hablas no es RSE,es otra cosa, mucho más interesante”. “LaRSE ha muerto”. “Ahora lo que se lleva es laSostenibilidad”. Son algunas de las frasesque me dicen con frecuencia cuando expliconuestra posición, que dada la proliferación deartículos, análisis, estudios, gurús, tertu-lianos, vendedores de biblias y charlatanesde feria, no es suficientemente conocida(espero que este artículo sirva paradifundirla). Creo que sería un error abandonarel término RSE. El significado deResponsabilidad Social de las Empresas hasido secuestrado, y la lógica, una leve apli-cación de la inteligencia colectiva para lasostenibilidad, más necesaria que nunca enrelación de situación de crisis que vivimos,nos da la razón para liberarlo.

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Esa apropiación del término RSE es unavertiente más del sistema de puertas girato-rias y captura corporativa. Puede que mássutil y siniestra. Parte del mundo académico,la acción conjunta de ciertas fundaciones yasociaciones empresariales y políticas,escuelas de negocios y consultoras han man-tenido viva una visión de la RSE, absoluta-mente limitada, que no se sostiene, y hanlogrado convencer a organizaciones socialesde que esa visión unilateral es la única.

Lo presentado como ‘la doctrina de laRSE’ no existe realmente. Lo presentadocomo ‘definición de consenso’ no ha sidoresultado de tal consenso, sino imposición departe (“si no aceptáis esa definición, nosvamos”). En este momento de la historia seríaimportante un fuerte correctivo a la parte delmundo académico que está extendiendounas ideas equivocadas y socialmente dañi-nas. El factor comercial debería estar fuera delos templos del conocimiento. Frases como“todo el mundo sabe, la RSE es voluntaria”deberían estar desterradas de la Universidad.

Porque tales supuestos consensos,además, y en España especialmente, hansaltado por los aires.

He comprobado muy alarmando cómoúltimamente gobiernos alternativos acuden almundo académico para ser asesorados sobrela RSE. Aviso a navegantes. ¿No hemos

aprendido ya lo suficiente sobre los peligrosde los asesores y ‘conseguidores’ sinescrúpulos ni conciencia social?

Recuperar el sentido de laResponsabilidad Social de las Empresas,dado el poder casi infinito que han alcanzadolas multinacionales, será trascendental parael futuro de la Humanidad. Esto depende demuchas cosas, pero sobre todo depende denosotros, de que seamos capaces de hacerlojuntos, cambiando la tendencia a la descon-fianza y cainismo social que vivimos.Tenemos además el apoyo de los datos eincluso respaldo jurídico y documental. No esuna utopía. Y si alguien la considerase así,espero que se convenza de que hay Razonespara esta Utopía.

Anexo: Informe del Relator especial sobre derechos dereunión y asociación. Septiembre de 20169

Incluye una descripción del Marco jurídicointernacional (pag.17) y de los Instrumentosinternacionales y regionales de derechoshumanos.

En el capítulo V, Conclusiones y recomen-daciones (página 29):

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9 http://ap.ohchr.org/documents/dpage_s.aspx?m=189

4. Iniciativas de responsabilidad socialempresarial y cumplimiento voluntario

91. La responsabilidad social empresarial yla auditoría social conforman un sector multi-millonario creado por las empresas mundialespara supervisar el cumplimiento de las nor-mas de derechos humanos en las cadenas desuministro y a nivel empresarial. Aunqueestos mecanismos han dado lugar a algunoslogros anecdóticos y han beneficiado la ima-gen pública de las empresas, tienen unaescasa repercusión cuantificable en la pro-moción de los derechos de reunión y aso-ciación. Entre los problemas que presentanestán su naturaleza voluntaria no vinculante;la falta de consulta a los trabajadores y comu-nidades; el escaso impacto de los resultadosde auditoría en la toma de decisiones empre-sariales; y las auditorías limitadas y pre pro-gramadas en fábricas que ignoran con fre-cuencia la libertad de asociación (120). En elPakistán, por ejemplo, la fábrica de ropa AliEnterprises fue arrasada por el fuego —matando a cerca de 300 trabajadores (121)solo días después de haber sido auditada ycertificada en 2012.

92. No obstante, el Relator Especial señalala repercusión positiva que ha tenido elAcuerdo sobre Prevención de Incendios ySeguridad de Edificios de Bangladesh (122)en la mejora de la capacidad de los traba-jadores de la confección para ejercer sus

derechos de reunión y asociación. Marcasmundiales, minoristas y sindicatos son sig-natarios del acuerdo jurídicamente vincu-lante, establecido en mayo de 2013, que davoz a los trabajadores de la confección en lamejora de sus lugares de trabajo.

93. Aunque hay espacio para las iniciativasde responsabilidad social empresarial, nosustituyen la aplicación sólida y jurídicamentevinculante de los derechos a la libertad dereunión pacífica y de asociación. Cuando lagobernanza privada se convierte en el mediodominante de supervisión y aplicación, los yade por sí débiles sistemas de inspecciónpública seguirán debilitándose. Además, losmecanismos privados por lo general sonincapaces de proporcionar recursos efectivosde manera sistemática. Algunos estudiosrecientes sobre códigos de conducta indicanque pueden generar resultados negativospara el bienestar de los trabajadores, porejemplo en Indonesia, con tendencias simi-lares en China, la India y la República deCorea (123). En este sentido, el RelatorEspecial reitera su apoyo a un instrumentointernacional de derechos humanos que creeobligaciones vinculantes para las empresasnacionales y transnacionales (Cita aquí a suinforme del año anterior:

23. No existe ningún instrumento interna-cional que imponga obligaciones jurídicas alas empresas. Sin embargo, se entiende que,

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al ser universales, indivisibles e interdependi-entes, los derechos humanos han de serrespetados por todos. El Relator Especialtoma nota de la resolución 26/9 del Consejode Derechos Humanos (link) relativa a la elab-oración de un instrumento internacionaljurídicamente vinculante sobre las empresastransnacionales y otras empresas conrespecto a los derechos humanos, en la quese destaca la responsabilidad primordial delos Estados de proteger contra las vulnera-ciones de los derechos humanos cometidaspor terceros en su territorio. El RelatorEspecial considera conveniente disponer de

un instrumento negociado que establezcaobligaciones vinculantes para las empresas yque incorpore normas aplicables a todas lasempresas, tanto nacionales como transna-cionales.

24. Una carencia considerable de lasobligaciones voluntarias de las empresas esque no garantizan suficientemente la rendi-ción de cuentas tanto de los Estados comode las …(sigue el texto, se puede ver comple-to en el enlace al principio del anexo).

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crisis global y déficit de responsabilidad social de las ... · responsabilidad social y ambiental...

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