carta encÍclica sobre pneumatología

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  • 8/22/2019 CARTA ENCCLICA sobre pneumatologa

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    CARTA ENCCLICA

    DOMINUM ET VIVIFICANTEM

    DEL SUMO PONTFICE

    JUAN PABLO II

    SOBRE EL ESPRITU SANTO

    EN LA VIDA DE LA IGLESIA

    Y DEL MUNDO

    Venerables hermanos,

    amadsimos hijos e hijas:

    salud y bendicin apostlica!

    INTRODUCCIN

    1. La Iglesia profesa su fe en el Espritu Santo que es Seor y dador de vida .As lo profesa el Smbolo de la Fe, llamado nicenoconstantinopolitano por elnombre de los dos Concilios Nicea (a. 325) y Constantinopla (a. 381), en losque fue formulado o promulgado. En ellos se aade tambin que el Espritu Santo

    habl por los profetas . Son palabras que la Iglesia recibe de la fuente mismade su fe, Jesucristo. En efecto, segn el Evangelio de Juan, el Espritu Santo noses dado con la nueva vida, como anuncia y promete Jess el da grande de lafiesta de los Tabernculos: " Si alguno tiene sed, venga a m, y beba el que creeen m ", como dice la Escritura: De su seno corrern ros de agua viva .1 Y elevangelista explica: Esto deca refirindose al Espritu que iban a recibir los quecreyeran en l .2 Es el mismo smil del agua usado por Jess en su coloquio con

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    la Samaritana, cuando habla de una fuente de agua que brota para la vidaeterna ,3 y en el coloquio con Nicodemo, cuando anuncia la necesidad de unnuevo nacimiento de agua y de Espritu para entrar en el Reino de Dios .4

    La Iglesia, por tanto, instruida por la palabra de Cristo, partiendo de la experienciade Pentecosts y de su historia apostlica, proclama desde el principio su fe en elEspritu Santo, como aqul que es dador de vida, aqul en el que el inescrutableDios uno y trino se comunica a los hombres, constituyendo en ellos la fuente devida eterna.

    2. Esta fe, profesada ininterrumpidamente por la Iglesia, debe ser siemprefortalecida y profundizada en la conciencia del Pueblo de Dios. Durante el ltimo

    siglo esto ha sucedido varias veces; desde Len XIII, que public la EncclicaDivinum illud munus (a. 1897) dedicada enteramente al Espritu Santo, pasandopor Po XII, que en la Encclica Mystici Corporis (a. 1943) se refiri al EsprituSanto como principio vital de la Iglesia, en la cual acta conjuntamente con Cristo,Cabeza del Cuerpo Mstico,5 hasta el Concilio Ecumnico Vaticano II, que hahecho sentir la necesidad de una nueva profundizacin de la doctrina sobre elEspritu Santo, como subrayaba Pablo VI: A la cristologa y especialmente a laeclesiologa del Concilio debe suceder un estudio nuevo y un culto nuevo delEspritu Santo, justamente como necesario complemento de la doctrina conciliar.6

    En nuestra poca, pues, estamos de nuevo llamados, por la fe siempre antigua ysiempre nueva de la Iglesia, a acercarnos al Espritu Santo que es dador de vida.Nos ayuda a ello y nos estimula tambin la herencia comn con las Iglesiasorientales, las cuales han custodiado celosamente las riquezas extraordinarias delas enseanzas de los Padres sobre el Espritu Santo. Tambin por esto podemosdecir que uno de los acontecimientos eclesiales ms importantes de los ltimosaos ha sido el XVI centenario del I Concilio de Constantinopla, celebrado

    contemporneamente en Constantinopla y en Roma en la solemnidad dePentecosts del 1981. El Espritu Santo ha sido comprendido mejor en aquellaocasin, mientras se meditaba sobre el misterio de la Iglesia, como aqul queindica los caminos que llevan a la unin de los cristianos, ms an, como la fuentesuprema de esta unidad, que proviene de Dios mismo y a la que San Pablo diouna expresin particular con las palabras con que frecuentemente se inicia la

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    liturgia eucarstica: La gracia de nuestro Seor Jesucristo, el amor del Padre y lacomunin del Espritu Santo est con todos vosotros .7

    De esta exhortacin han partido, en cierto modo, y en ella se han inspirado lasprecedentes Encclicas Redemptor hominis y Dives in misericordia, las cualescelebran el hecho de nuestra salvacin realizada en el Hijo, enviado por el Padreal mundo, para que el mundo se salve por l 8 y toda lengua proclame:Jesucristo es Seor, para gloria de Dios Padre .9 De esta misma exhortacinarranca ahora la presente Encclica sobre el Espritu Santo, que procede del Padrey del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoracin y gloria: l esuna Persona divina que est en el centro de la fe cristiana y es la fuente y fuerzadinmica de la renovacin de la Iglesia.10 Esta Encclica arranca de la herenciaprofunda del Concilio. En efecto, los textos conciliares, gracias a su enseanza

    sobre la Iglesia en s misma y sobre la Iglesia en el mundo, nos animan a penetrarcada vez ms en el misterio trinitario de Dios, siguiendo el itinerario evanglico,patrstico v litrgico: al Padre, por Cristo, en el Espritu Santo.

    De este modo la Iglesia responde tambin a ciertos deseos profundos, que tratade vislumbrar en el corazn de los hombres de hoy: un nuevo descubrimiento deDios en su realidad trascendente de Espritu infinito, como lo presenta Jess a laSamaritana; la necesidad de adorarlo en espritu y verdad ; 11 la esperanza deencontrar en l el secreto del amor y la fuerza de una creacin nueva : 12 s,precisamente aqul que es dador de vida.

    La Iglesia se siente llamada a esta misin de anunciar el Espritu mientras, juntocon la familia humana, se acerca al final del segundo milenio despus de Cristo.En la perspectiva de un cielo y una tierra que pasarn , la Iglesia sabe bien queadquieren especial elocuencia las palabras que no pasarn .13 Son laspalabras de Cristo sobre el Espritu Santo, fuente inagotable del agua que brotapara vida eterna ,14 que es verdad y gracia salvadora. Sobre estas palabras

    quiere reflexionar y hacia ellas quiere llamar la atencin de los creyentes y detodos los hombres, mientras se prepara a celebrarcomo se dir ms adelanteel gran Jubileo que sealar el paso del segundo al tercer milenio cristiano.

    Naturalmente, las consideraciones que siguen no pretenden examinar de modoexhaustivo la riqusima doctrina sobre el Espritu Santo, ni privilegiar alguna

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    solucin sobre cuestiones todava abiertas. Tienen como objetivo principaldesarrollar en la Iglesia la conciencia de que en ella el Espritu Santo la impulsaa cooperar para que se cumpla el designio de Dios, quien constituy a Cristoprincipio de salvacin para todo el mundo .15

    I PARTE - EL ESPRITU DEL PADRE Y DEL HIJO, DADO A LA IGLESIA

    1. Promesa y revelacin de Jess durante la Cena pascual

    3. Cuando ya era inminente para Jess el momento de dejar este mundo, anuncia los apstoles otro Parclito .16 El evangelista Juan, que estaba presente,escribe que Jess, durante la Cena pascual anterior al da de su pasin y muerte,se dirigi a ellos con estas palabras: Todo lo que pidis en mi nombre, yo lohar, para que el Padre sea glorificado en el Hijo... y yo pedir al Padre y os darotro Parclito para que est con vosotros para siempre, el Espritu de la verdad.17

    Precisamente a este Espritu de la verdad Jess lo llama el Parclito, y Parkletosquiere decir consolador , y tambin intercesor o abogado . Y dice que es otro Parclito, el segundo, porque l mismo, Jess, es el primer Parclito, 18 alser el primero que trae y da la Buena Nueva. El Espritu Santo viene despus de ly gracias a l, para continuar en el mundo, por medio de la Iglesia, la obra de laBuena Nueva de salvacin. De esta continuacin de su obra por parte del EsprituSanto Jess habla ms de una vez durante el mismo discurso de despedida,preparando a los apstoles, reunidos en el Cenculo, para su partida, es decir, su

    pasin y muerte en Cruz.

    Las palabras, a las que aqu nos referimos, se encuentran en el Evangelio deJuan. Cada una de ellas aade algn contenido nuevo a aquel anuncio y a aquellapromesa. Al mismo tiempo, estn simultneamente relacionadas entre s no slopor la perspectiva de los mismos acontecimientos, sino tambin por la perspectiva

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    del misterio del Padre, del Hijo y del Espritu Santo, que quizs en ningn otropasaje de la Sagrada Escritura encuentran una expresin tan relevante como sta.

    4. Poco despus del citado anuncio, aade Jess: Pero el Parclito, el EsprituSanto, que el Padre enviar en mi nombre, os lo ensear todo y os recordartodo lo que yo he dicho .19 El Espritu Santo ser el Consolador de los apstolesy de la Iglesia, siempre presente en medio de ellosaunque invisiblecomomaestro de la misma Buena Nueva que Cristo anunci. Las palabras ensear y recordar significan no slo que el Espritu, a su manera, seguir inspirandola predicacin del Evangelio de salvacin, sino que tambin ayudar a comprenderel justo significado del contenido del mensaje de Cristo, asegurando sucontinuidad e identidad de comprensin en medio de las condiciones ycircunstancias mudables. El Espritu Santo, pues, har que en la Iglesia perdure

    siempre la misma verdad que los apstoles oyeron de su Maestro.

    5. Los apstoles, al transmitir la Buena Nueva, se unirn particularmente alEspritu Santo. As sigue hablando Jess: Cuando venga el Parclito, que yo osenviar de junto al Padre, el Espritu de la verdad, que procede del Padre, l dartestimonio de m. Pero tambin vosotros daris testimonio, porque estis conmigodesde el principio .20

    Los apstoles fueron testigos directos y oculares. Oyeron y vieron con suspropios ojos , miraron e incluso tocaron con sus propias manos a Cristo,como se expresa en otro pasaje el mismo evangelista Juan.21 Este testimoniosuyo humano, ocular e histrico sobre Cristo se une al testimonio del EsprituSanto: El dar testimonio de m . En el testimonio del Espritu de la verdadencontrar el supremo apoyo el testimonio humano de los apstoles. Y luegoencontrar tambin en ellos el fundamento interior de su continuidad entre lasgeneraciones de los discpulos y de los confesores de Cristo, que se sucedern enlos siglos posteriores.

    Si la revelacin suprema y ms completa de Dios a la humanidad es Jesucristomismo, el testimonio del Espritu de la verdad inspira, garantiza y corrobora su fieltransmisin en la predicacin y en los escritos apostlicos, 22 mientras que eltestimonio de los apstoles asegura su expresin humana en la Iglesia y en lahistoria de la humanidad.

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    6. Esto se deduce tambin de la profunda correlacin de contenido y de intencincon el anuncio y la promesa mencionada, que se encuentra en las palabrassucesivas del texto de Juan: Mucho podra deciros an, pero ahora no podis

    con ello. Cuando venga el Espritu de la verdad, os guiar hasta la verdadcompleta; pues no hablar por su cuenta, sino que hablar lo que oiga, y osanunciar lo que ha de venir .23

    Con estas palabras Jess presenta el Parclito. el Espritu de la verdad, como elque ensear y recordar , como el que dar testimonio de l; luegodice: Os guiar hasta la verdad completa . Este guiar hasta la verdadcompleta , con referencia a lo que dice a los apstoles pero ahora no podiscon ello , est necesariamente relacionado con el anonadamiento de Cristo pormedio de la pasin y muerte de Cruz, que entonces, cuando pronunciaba estaspalabras, era inminente.

    Despus, sin embargo, resulta claro que aquel guiar hasta la verdad completa se refiere tambin, adems del escndalo de la cruz, a todo lo que Cristo hizo yense .24 En efecto, el misterio de Cristo en su globalidad exige la fe ya questa introduce oportunamente al hombre en la realidad del misterio revelado. El guiar hasta la verdad completa se realiza, pues en la fe y mediante la fe, lo cual

    es obra del Espritu de la verdad y fruto de su accin en el hombre. El EsprituSanto debe ser en esto la gua suprema del hombre y la luz del espritu humano.Esto sirve para los apstoles, testigos oculares, que deben llevar ya a todos loshombres el anuncio de lo que Cristo hizo y ense y, especialmente, elanuncio de su Cruz y de su Resurreccin. En una perspectiva ms amplia estosirve tambin para todas las generaciones de discpulos y confesores del Maestro,ya que debern aceptar con fe y confesar con lealtad el misterio de Dios operanteen la historia del hombre, el misterio revelado que explica el sentido definitivo deesa misma historia.

    7. Entre el Espritu Santo y Cristo subsiste, pues, en la economa de la salvacinuna relacin ntima por la cual el Espritu acta en la historia del hombre como otro Parclito , asegurando de modo permanente la trasmisin y la irradiacin dela Buena Nueva revelada por Jess de Nazaret. Por esto, resplandece la gloria deCristo en el Espritu Santo-Parclito, que en el misterio y en la actividad de la

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    Iglesia contina incesantemente la presencia histrica del Redentor sobre la tierray su obra salvfica, como lo atestiguan las siguientes palabras de Juan: El medar gloria, porque recibir de lo mo y os lo comunicar a vosotros .25 Conestas palabras se confirma una vez ms todo lo que han dicho los enunciadosanteriores. Ensear ..., recordar ..., dar testimonio . La suprema y completa

    autorrevelacin de Dios, que se ha realizado en Cristo, atestiguada por lapredicacin de los Apstoles, sigue manifestndose en la Iglesia mediante lamisin del Parclito invisible, el Espritu de la verdad. Cun ntimamente estamisin est relacionada con la misin de Cristo y cun plenamente se fundamenteen ella misma, consolidando y desarrollando en la historia sus frutos salvficos,est expresado con el verbo recibir : recibir de lo mo y os lo comunicar .Jess para explicar la palabra recibir , poniendo en clara evidencia la unidaddivina y trinitaria de la fuente, aade: Todo lo que tiene el Padre es mo. Por esoos he dicho: Recibir de lo mo y os lo comunicar a vosotros .26 Tomando de lo

    mo , por eso mismo recibir de lo que es del Padre .

    A la luz pues de aquel recibir se pueden explicar todava las otras palabrassignificativas sobre el Espritu Santo, pronunciadas por Jess en el Cenculoantes de la Pascua: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, novendr a vosotros el Parclito; pero si me voy, os lo enviar; y cuando l venga,convencer al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en loreferente al juicio .27 Convendr dedicar todava a estas palabras una reflexinaparte.

    2. Padre, Hijo y Espritu Santo

    8. Una caracterstica del texto jonico es que el Padre, el Hijo y el Espritu Santoson llamados claramente Personas; la primera es distinta de la segunda y de latercera, y stas tambin lo son entre s. Jess habla del Espritu Parclito usandovarias veces el pronombre personal l ; y al mismo tiempo, en todo el discurso

    de despedida, descubre los lazos que unen recprocamente al Padre, al Hijo y alParclito. Por tanto, el Espritu ... procede del Padre 28 y el Padre dar elEspritu.29 El Padre enviar el Espritu en nombre del Hijo, 30 el Espritu dar testimonio del Hijo.31 El Hijo pide al Padre que enve el EsprituParclito,32 pero afirma y promete, adems, en relacin con su partida atravs de la Cruz: Si me voy, os lo enviar .33 As pues, el Padre enva elEspritu Santo con el poder de su paternidad, igual que ha enviado al Hijo,34 y al

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    mismo tiempo lo enva con la fuerza de la redencin realizada por Cristo; en estesentido el Espritu Santo es enviado tambin por el Hijo: os lo enviar .

    Conviene notar aqu que si todas las dems promesas hechas en el Cenculoanunciaban la venida del Espritu Santo despus de la partida de Cristo, lacontenida en el texto de Juan comprende y subraya claramente tambin larelacin de interdependencia, que se podra llamar causal, entre la manifestacinde ambos: Pero si me voy, os le enviar . El Espritu Santo vendr cuandoCristo se haya ido por medio de la Cruz; vendr no slo despus, sino como causade la redencin realizada por Cristo, por voluntad y obra del Padre.

    9. As, en el discurso pascual de despedida se llega puede decirse al culmen

    de la revelacin trinitaria. Al mismo tiempo, nos encontramos ante unosacontecimientos definitivos y unas palabras supremas, que al final se traducirn enel gran mandato misional dirigido a los apstoles y, por medio de ellos, a la Iglesia: Id, pues, y haced discpulos a todas las gentes , mandato que encierra, encierto modo, la frmula trinitaria del bautismo: bautizndolas en el nombre delPadre y del Hijo y del Espritu Santo .35 Esta frmula refleja el misterio ntimo deDios y de su vida divina, que es el Padre, el Hijo y el Espritu Santo, divina unidadde la Trinidad. Se puede leer este discurso como una preparacin especial a estafrmula trinitaria, en la que se expresa la fuerza vivificadora del Sacramento queobra la participacin en la vida de Dios uno y trino, porque da al hombre la graciasantificante como don sobrenatural. Por medio de ella ste es llamado y hecho capaz de participar en la inescrutable vida de Dios.

    10. Dios, en su vida ntima, es amor ,36 amor esencial, comn a las tresPersonas divinas. EL Espritu Santo es amor personal como Espritu del Padre ydel Hijo. Por esto sondea hasta las profundidades de Dios ,37 como Amor-donincreado. Puede decirse que en el Espritu Santo la vida ntima de Dios uno y trinose hace enteramente don, intercambio del amor recproco entre las Personas

    divinas, y que por el Espritu Santo Dios existe como don. El Espritu Santo espues la expresin personal de esta donacin, de este ser-amor.38 Es Persona-amor. Es Persona-don. Tenemos aqu una riqueza insondable de la realidad y unaprofundizacin inefable del concepto de persona en Dios, que solamenteconocemos por la Revelacin.

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    Al mismo tiempo, el Espritu Santo, consustancial al Padre y al Hijo en la divinidad,es amor y don (increado) del que deriva como de una fuente (fons vivus) todaddiva a las criaturas (don creado): la donacin de la existencia a todas las cosasmediante la creacin; la donacin de la gracia a los hombres mediante toda laeconoma de la salvacin. Como escribe el apstol Pablo: El amor de Dios ha

    sido derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo que nos ha sido dado.39

    3. La donacin salvfica de Dios por el Espritu Santo

    11. El discurso de despedida de Cristo durante la Cena pascual se refiereparticularmente a este dar y darse del Espritu Santo. En el Evangelio de

    Juan se descubre la lgica ms profunda del misterio salvfico contenido en eldesignio eterno de Dios como expansin de la inefable comunin del Padre, delHijo y del Espritu Santo. Es la lgica divina, que del misterio de la Trinidadlleva al misterio de la Redencin del mundo por medio de Jesucristo. LaRedencin realizada por el Hijo en el mbito de la historia terrena del hombre realizada por su partida a travs de la Cruz y Resurreccin es al mismotiempo, en toda su fuerza salvfica, transmitida al Espritu Santo: que recibir delo mo .40 Las palabras del texto jonico indican que, segn el designio divino, la partida de Cristo es condicin indispensable del envo y de la venida delEspritu Santo, indican que entonces comienza la nueva comunicacin salvficapor el Espritu Santo.

    12. Es un nuevo inicio en relacin con el primero, inicio originario de la donacinsalvfica de Dios que se identifica con el misterio de la creacin. As leemos yaen las primeras pginas del libro del Gnesis: En el principio cre Dios los cielosy la tierra ... y el Espritu de Dios (ruah Elohim) aleteaba por encima de las aguas.41 Este concepto bblico de creacin comporta no slo la llamada del ser mismodel cosmos a la existencia, es decir, el dar la existencia, sino tambin la presencia

    del Espritu de Dios en la creacin, o sea, el inicio de la comunicacin salvfica deDios a las cosas que crea. Lo cual es vlido ante todo para el hombre, que ha sidocreado a imagen y semejanza de Dios: Hagamos al ser humano a nuestraimagen, como semejanza nuestra .42 Hagamos , se puede considerar que elplural, que el Creador usa aqu hablando de s mismo, sugiera ya de algunamanera el misterio trinitario, la presencia de la Trinidad en la obra de la creacindel hombre? El lector cristiano, que conoce ya la revelacin de este misterio,

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    puede tambin descubrir su reflejo en estas palabras. En cualquier caso, elcontexto nos permite ver en la creacin del hombre el primer inicio de la donacinsalvfica de Dios a la medida de su imagen y semejanza , que ha concedido alhombre.

    13. Parece, pues, que las palabras pronunciadas por Jess en el discurso dedespedida deben ser ledas tambin con referencia a aquel inicio tan lejano,pero fundamental, que conocemos por el Gnesis. Si no me voy, no vendr avosotros el Parclito; pero si me voy, os lo enviar . Cristo, describiendo su partida como condicin de la venida del Parclito, une el nuevo inicio de lacomunicacin salvfica de Dios por el Espritu Santo con el misterio de laRedencin. Este es un nuevo inicio, ante todo porque entre el primer inicio y todala historia del hombre, empezando por la cada original, se ha interpuesto el

    pecado, que es contrario a la presencia del Espritu de Dios en la creacin y es,sobre todo, contrario a la comunicacin salvfica de Dios al hombre. Escribe SanPablo que, precisamente a causa del pecado, la creacin ... fue sometida a lavanidad... gimiendo hasta el presente y sufre dolores de parto y deseavivamente la revelacin de los hijos de Dios .43

    14. Por eso Jesucristo dice en el Cenculo: Os conviene que yo me vaya ; Sime voy, os lo enviar .44 La partida de Cristo a travs de la Cruz tiene lafuerza de la Redencin; y esto significa tambin una nueva presencia del Espritude Dios en la creacin: el nuevo inicio de la comunicacin de Dios al hombre por elEspritu Santo. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestroscorazones el Espritu de su Hijo que clama: Abb Padre! , escribe el apstolPablo en la Carta a los Glatas.45 El Espritu Santo es el Espritu del Padre, comoatestiguan las palabras del discurso de despedida en el Cenculo. Es, al mismotiempo, el Espritu del Hijo: es el Espritu de Jesucristo, como atestiguarn losapstoles y especialmente Pablo de Tarso.46 Con el envo de este Espritu anuestros corazones comienza a cumplirse lo que la creacin desea vivamente, como leemos en la Carta a los Romanos.

    El Espritu viene a costa de la partida de Cristo. Si esta partida caus latristeza de los apstoles,47 y sta deba llegar a su culmen en la pasin y muertedel Viernes Santo, a su vez esta tristeza se convertir en gozo .48 En efecto,Cristo insertar en su partida redentora la gloria de la resurreccin y de laascensin al Padre. Por tanto la tristeza, a travs de la cual aparece el gozo, es la

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    parte que toca a los apstoles en el marco de la partida de su Maestro, unapartida conveniente , porque gracias a ella vendra otro Parclito .49 A costade la Cruz redentora y por la fuerza de todo el misterio pascual de Jesucristo, elEspritu Santo viene para quedar se desde el da de Pentecosts con los

    Apstoles, para estar con la Iglesia y en la Iglesia y, por medio de ella, en el

    mundo. De este modo se realiza definitivamente aquel nuevo inicio de lacomunicacin de Dios uno y trino en el Espritu Santo por obra de Jesucristo,Redentor del Hombre y del mundo.

    4. El Mesas ungido con el Espritu Santo

    15. Se realiza as completamente la misin del Mesas, que recibi la plenitud del

    Espritu Santo para el Pueblo elegido de Dios y para toda la humanidad. Mesas literalmente significa Cristo , es decir ungido ; y en la historia de lasalvacin significa ungido con el Espritu Santo . Esta era la tradicin profticadel Antiguo Testamento. Siguindola, Simn Pedro dir en casa de Cornelio: Vosotros sabis lo sucedido en toda Judea ... despus que Juan predic elbautismo; como Dios a Jess de Nazaret le ungi con el Espritu Santo y conpoder .50

    Desde estas palabras de Pedro y otras muchas parecidas 51 conviene remontarseante todo a la profeca de Isaas, llamada a veces el quinto evangelio o bien el evangelio del Antiguo Testamento . Aludiendo a la venida de un personajemisterioso, que la revelacin neotestamentaria identificar con Jess, Isaasrelaciona la persona y su misin con una accin especial del Espritu de Dios,Espritu del Seor. Dice as el Profeta:

    Saldr un vstago del tronco de Jes

    y un retoo de sus races brotar.

    Reposar sobre l el espritu del Seor:

    espritu de sabidura e inteligencia,

    espritu de consejo y fortaleza,

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    espritu de ciencia y de temor del Seor.

    Y le inspirar en el temor del Seor .52

    Este texto es importante para toda la pneumatologa del Antiguo Testamento,porque constituye como un puente entre el antiguo concepto bblico de espritu, entendido ante todo como aliento carismtico , y el Espritu comopersona y como don, don para la persona. El Mesas de la estirpe de David ( deltronco de Jes ) es precisamente aquella persona sobre la que se posar elEspritu del Seor. Es obvio que en este caso todava no se puede hablar de larevelacin del Parclito; sin embargo, con aquella alusin velada a la figura delfuturo Mesas se abre, por decirlo de algn modo, la va sobre la que se prepara laplena revelacin del Espritu Santo en la unidad del misterio trinitario, que semanifestar finalmente en la Nueva Alianza.

    16. El Mesas es precisamente esta va. En la Antigua Alianza la uncin era unsmbolo externo del don del Espritu. El Mesas (mucho ms que cualquier otropersonaje ungido en la Antigua Alianza) es el nico gran Ungido por Dios mismo.Es el Ungido en el sentido de que posee la plenitud del Espritu de Dios. El mismoser tambin el mediador al conceder este Espritu a todo el Pueblo. En efecto,dice el Profeta con estas palabras:

    El Espritu del Seor est sobre m,

    por cuanto que me ha ungido el Seor.

    A anunciar la buena nueva a los pobres me ha a enviado,

    a vendar los corazones rotos;

    a pregonar a los cautivos la liberacin,

    y a los reclusos la libertad;

    a pregonar ao de gracia del Seor .53

    El Ungido es tambin enviado con el Espritu del Seor .

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    Ahora el Seor Dios me enva con su espritu.54

    Segn el libro de Isaas, el Ungido y el Enviado junto con el Espritu del Seor estambin el Siervo elegido del Seor, sobre el que se posa el Espritu de Dios:

    He aqu a mi siervo a quien sostengo,

    mi elegido en quien se complace mi alma.

    He puesto mi espritu sobre l .55

    Se sabe que el Siervo del Seor es presentado en el Libro de Isaas como elverdadero varn de dolores: el Mesas doliente por los pecados del mundo.56 Y ala vez es precisamente aqul cuya misin traer verdaderos frutos de salvacinpara toda la humanidad:

    Dictar ley a las naciones ... ; 57 y ser alianza del pueblo y luz de las gentes... ; 58 para que mi salvacin alcance hasta los confines de la tierra .59

    Ya que:

    Mi espritu que ha venido sobre ti

    y mis palabras que he puesto en tus labios

    no caern de tu boca ni de la boca de tu descendencia

    ni de la boca de la descendencia de tu descendencia,

    dice el Seor, desde ahora y para siempre .60

    Los textos profticos expuestos aqu deben ser ledos por nosotros a la luz delEvangelio, como a su vez el Nuevo Testamento recibe una particular clarificacinpor la admirable luz contenida en estos textos veterotestamentarios. El profeta

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    presenta al Mesas como aqul que viene por el Espritu Santo, como aqul queposee la plenitud de este Espritu en s y, al mismo tiempo, para los dems, paraIsrael, para todas las naciones y para toda la humanidad. La plenitud del Espritude Dios est acompaada de mltiples dones, los de la salvacin, destinados demodo particular a los pobres y a los que sufren, a todos los que abren su corazn

    a estos dones, a veces mediante las dolorosas experiencias de su propiaexistencia, pero ante todo con aquella disponibilidad interior que viene de la fe.Esto intua el anciano Simen, hombre justo y piadoso ya que estaba en l elEspritu Santo , en el momento de la presentacin de Jess en el Templo,cuando descubra en l la salvacin preparada a la vista de todos los pueblos a costa del gran sufrimiento la Cruz que haba de abrazar acompaado por suMadre.61 Esto intua todava mejor la Virgen Mara, que haba concebido delEspritu Santo ,62 cuando meditaba en su corazn los misterios del Mesas alque estaba asociada.63

    17. Conviene subrayar aqu claramente que el Espritu del Seor , que seposa sobre el futuro Mesas, es ante todo un don de Dios para la persona deaquel Siervo del Seor. Pero ste no es una persona aislada e independiente,porque acta por voluntad del Seor en virtud de su decisin u opcin. Aunque ala luz de los textos de Isaas la actuacin salvfica del Mesas, Siervo del Seor,encierra en s la accin del Espritu que se manifiesta a travs de l mismo, sinembargo en el contexto veterotestamentario no est sugerida la distincin de lossujetos o de las personas divinas, tal como subsisten en el misterio trinitario y son

    reveladas luego en el Nuevo Testamento. Tanto en Isaas como en el resto delAntiguo Testamento la personalidad del Espritu Santo est totalmente escondida : escondida en la revelacin del nico Dios, as como tambin en elanuncio del futuro Mesas.

    18. Jesucristo se referir a este anuncio, contenido en las palabras de Isaas, alcomienzo de su actividad mesinica. Esto acaecer en Nazaret mismo dondehaba transcurrido treinta aos de su vida en la casa de Jos, el carpintero junto a

    Mara, su Madre Virgen. Cuando se present la ocasin de tomar la palabra en laSinagoga, abriendo el libro de Isaas encontr el pasaje en que estaba escrito: EL Espritu del Seor est sobre m, por cuanto que me ha ungido el Seor ydespus de haber ledo este fragmento dijo a los presentes: Esta Escritura queacabis de or, se ha cumplido hoy .64 De este modo confes y proclam ser elque fue ungido por el Padre, ser el Mesas, es decir Cristo, en quien mora elEspritu Santo como don de Dios mismo, aqul que posee la plenitud de este

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    Espritu, aqul que marca el nuevo inicio del don que Dios hace a lahumanidad con el Espritu.

    5. Jess de Nazaret elevado por el Espritu Santo

    19. Aunque en Nazaret, su patria, Jess no es acogido como Mesas, sinembargo, al comienzo de su actividad pblica, su misin mesinica por el EsprituSanto es revelada al pueblo por Juan el Bautista. Este, hijo de Zacaras y deIsabel, anuncia en el Jordn la venida del Mesas y administra el bautismo depenitencia. Dice al respecto: Yo os bautizo con agua; pero viene el que es msfuerte que yo, y yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El osbautizar en Espritu Santo y fuego .65

    Juan Bautista anuncia al Mesas-Cristo no slo como el que viene por elEspritu Santo, sino tambin como el que lleva el Espritu Santo, como Jessrevelar mejor en el Cenculo. Juan es aqu el eco fiel de las palabras de Isaas,que en el antiguo Profeta miraban al futuro, mientras que en su enseanza aorillas del Jordn constituyen la introduccin inmediata en la nueva realidadmesinica. Juan no es solamente un profeta sino tambin un mensajero, es elprecursor de Cristo. Lo que Juan anuncia se realiza a la vista de todos. Jess de

    Nazaret va al Jordn para recibir tambin el bautismo de penitencia. Al ver quellega, Juan proclama: He ah el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.66 Dice esto por inspiracin del Espritu Santo,67 atestiguando el cumplimientode la profeca de Isaas. Al mismo tiempo confiesa la fe en la misin redentora deJess de Nazaret. Cordero de Dios en boca de Juan Bautista es una expresinde la verdad sobre el Redentor, no menos significativa de la usada por Isaas: Siervo del Seor .

    As, por el testimonio de Juan en el Jordn, Jess de Nazaret, rechazado por susconciudadanos, es elevado ante Israel como Mesas, es decir Ungido con elEspritu Santo. Y este testimonio es corroborado por otro testimonio de ordensuperior mencionado por los Sinpticos. En efecto, cuando todo el pueblo fuebautizado y mientras Jess despus de recibir el bautismo estaba en oracin, seabri el cielo y baj sobre l el Espritu Santo en forma corporal, como una paloma 68 y al mismo tiempo vino una voz del cielo: Este es mi Hijo amado, en quienme complazco .69

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    Es una teofana trinitaria que atestigua la exaltacin de Cristo con ocasin delbautismo en el Jordn, la cual no slo confirma el testimonio de Juan Bautista,sino que descubre una dimensin todava ms profunda de la verdad sobre Jess

    de Nazaret como Mesas. El Mesas es el Hijo predilecto del Padre. Su exaltacinsolemne no se reduce a la misin mesinica del Siervo del Seor . A la luz dela teofana del Jordn, esta exaltacin alcanza el misterio de la Persona misma delMesas. El es exaltado porque es el Hijo de la divina complacencia. La voz de loalto dice: mi Hijo .

    20. La teofana del Jordn ilumina slo fugazmente el misterio de Jess deNazaret cuya actividad entera se desarrollar bajo la presencia viva del EsprituSanto.70 Este misterio habra sido manifestado por Jess mismo y confirmadogradualmente a travs de todo lo que hizo y ense .71 En la lnea de estaenseanza y de los signos mesinicos que Jess hizo antes de llegar al discursode despedida en el Cenculo, encontramos unos acontecimientos y palabras queconstituyen momentos particularmente importantes de esta progresiva revelacin.

    As el evangelista Lucas, que ya ha presentado a Jess lleno de Espritu Santo y conducido por el Espritu en el desierto ,72 nos hace saber que, despus delregreso de los setenta y dos discpulos de la misin confiada por el Maestro,73mientras llenos de gozo narraban los frutos de su trabajo, en aquel momento, sellen de gozo Jess en el Espritu Santo, y dijo: "Yo te bendigo, Padre, Seor del

    cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y selas has revelado a pequeos. S, Padre, pues tal ha sido tu beneplcito" .74Jess se alegra por la paternidad divina, se alegra porque le ha sido posiblerevelar esta paternidad; se alegra, finalmente, por la especial irradiacin de estapaternidad divina sobre los pequeos . Y el evangelista califica todo esto como gozo en el Espritu Santo .

    Este gozo , en cierto modo, impulsa a Jess a decir todava: Todo me ha sidoentregado por mi Padre, y nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; y quien esel Padre sino el Hijo, y aqul a quien se lo quiera revelar .75

    21. Lo que durante la teofana del Jordn vino en cierto modo desde fuera ,desde lo alto aqu proviene desde dentro , es decir, desde la profundidad de loque es Jess. Es otra revelacin del Padre y del Hijo, unidos en el Espritu Santo.

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    Jess habla solamente de la paternidad de Dios y de su propia filiacin; no habladirectamente del Espritu que es amor y, por tanto, unin del Padre y del Hijo. Sinembargo, lo que dice del Padre y de s como Hijo brota de la plenitud del Esprituque est en l y que se derrama en su corazn, penetra su mismo yo , inspira yvivifica profundamente su accin. De ah aquel gozarse en el Espritu Santo .

    La unin de Cristo con el Espritu Santo, de la que tiene perfecta conciencia, seexpresa en aquel gozo , que en cierto modo hace perceptible su fuentearcana. Se da as una particular manifestacin y exaltacin, que es propia del Hijodel Hombre, de Cristo-Mesas, cuya humanidad pertenece a la persona del Hijo deDios, substancialmente uno con el Espritu Santo en la divinidad.

    En la magnfica confesin de la paternidad de Dios, Jess de Nazaret manifiestatambin a s mismo su yo divino; efectivamente, l es el Hijo de la misma

    naturaleza , y por tanto nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; y quien esel Padre sino el Hijo , aquel Hijo que por nosotros los hombres y por nuestrasalvacin se hizo hombre por obra del Espritu Santo y naci de una virgen, cuyonombre era Mara

    6. Cristo resucitado dice: Recibid el Espritu Santo

    22. Gracias a su narracin Lucas nos acerca a la verdad contenida en el discursodel Cenculo. Jess de Nazaret, elevado por el Espritu Santo, durante estediscurso-coloquio, se manifiesta como el que trae el Espritu, como el quedebe llevarlo y darlo a los apstoles y a la Iglesia a costa de su partida atravs de la cruz.

    El verbo traer aqu quiere decir, ante todo, revelar . En el AntiguoTestamento, desde el Libro del Gnesis, el espritu de Dios fue de alguna maneradado a conocer primero como soplo de Dios que da vida, como soplo vital sobrenatural. En el libro de Isaas es presentado como un don para la personadel Mesas, como el que se posa sobre l, para guiar interiormente toda suactividad salvfica. Junto al Jordn, el anuncio de Isaas ha tomado una formaconcreta: Jess de Nazaret es el que viene por el Espritu Santo y lo trae comodon propio de su misma persona, para comunicarlo a travs de su humanidad: El os bautizar en Espritu Santo .76 En el Evangelio de Lucas se encuentra

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    confirmada y enriquecida esta revelacin del Espritu Santo, como fuente ntima dela vida y accin mesinica de Jesucristo.

    A la luz de lo que Jess dice en el discurso del Cenculo, el Espritu Santo esrevelado de una manera nueva y ms plena. Es no slo el don a la persona (a lapersona del Mesas), sino que es una Persona-don. Jess anuncia su venidacomo la de otro Parclito , el cual, siendo el Espritu de la verdad, guiar a losapstoles y a la Iglesia hacia la verdad completa .77 Esto se realizar en virtudde la especial comunin entre el Espritu Santo y Cristo: Recibir de lo mo y oslo anunciar a vosotros .78 Esta comunin tiene su fuente primaria en el Padre: Todo lo que tiene el Padre es mo. Por eso os he dicho: que recibir de lo mo y oslo anunciar a vosotros .79 Procediendo del Padre, el Espritu Santo es enviadopor el Padre.80 El Espritu Santo ha sido enviado antes como don para el Hijo que

    se ha hecho hombre, para cumplir las profecas mesinicas. Segn el textojonico, despus de la partida de Cristo-Hijo, el Espritu Santo vendr directamente es su nueva misin a completar la obra del Hijo. As llevar atrmino la nueva era de la historia de la salvacin.

    23. Nos encontramos en el umbral de los acontecimientos pascuales. Larevelacin nueva y definitiva del Espritu Santo como Persona, que es el don, serealiza precisamente en este momento Los acontecimientos pascuales pasin,muerte y resurreccin de Cristo son tambin el tiempo de la nueva venida delEspritu Santo, como Parclito y Espritu de la verdad. Son el tiempo del nuevoinicio de la comunicacin de Dios uno y trino a la humanidad en el EsprituSanto, por obra de Cristo Redentor. Este nuevo inicio es la redencin del mundo: Tanto am Dios al mundo que dio a su Hijo nico .81 Ya en el dar el Hijo, eneste don del Hijo, se expresa la esencia ms profunda de Dios, el cual, como

    Amor, es la fuente inagotable de esta ddiva. En el don hecho por el Hijo secompletan la revelacin y la ddiva del amor eterno: el Espritu Santo, que en lainescrutable profundidad de la divinidad es una Persona-don, por obra del Hijo, esdecir, mediante el misterio pascual es dado de un modo nuevo a los apstoles y a

    la Iglesia y, por medio de ellos, a la humanidad y al mundo entero.

    24. La expresin definitiva de este misterio tiene lugar el da de la Resurreccin.Este da, Jess de Nazaret, nacido del linaje de David , como escribe el apstolPablo, es constituido Hijo de Dios con poder, segn el Espritu de santidad, porsu resurreccin de entre los muertos .82 Puede decirse, por consiguiente, que la

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    elevacin mesinica de Cristo por el Espritu Santo alcanza su culmen en laResurreccin, en la cual se revela tambin como Hijo de Dios, lleno de poder .Y este poder, cuyas fuentes brotan de la inescrutable comunin trinitaria, semanifiesta ante todo en el hecho de que Cristo resucitado, si por una parte realizala promesa de Dios expresada ya por boca del Profeta: Os dar un corazn

    nuevo, infundir en vosotros un espritu nuevo, ... mi espritu ,83 por otra cumplesu misma promesa hecha a los apstoles con las palabras: a Si me voy, os loenviar .84 Es l: el Espritu de la verdad, el Parclito enviado por Cristoresucitado para transformarnos en su misma imagen de resucitado.85

    Al atardecer de aquel primer da de la semana, estando cerradas, por miedo alos judos, las puertas del lugar donde se encontraban los discpulos, se presentJess en medio de ellos y les dijo: "La paz con vosotros". Dicho esto, les mostr

    las manos y el costado. Los discpulos se alegraron de ver al Seor. Jess repiti:"La paz con vosotros. Como el Padre me envi, tambin yo os envo". Dicho esto,sopl sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espritu Santo" .86

    Todos los detalles de este texto-clave del Evangelio de Juan tienen su elocuencia,especialmente si los releemos con referencia a las palabras pronunciadas en elmismo Cenculo al comienzo de los acontecimientos pascuales. Talesacontecimientos el triduo sacro de Jess, que el Padre ha consagrado con launcin y enviado al mundo alcanzan ya su cumplimiento. Cristo, que habaentregado el espritu en la cruz 87 como Hijo del hombre y Cordero de Dios, unavez resucitado va donde los apstoles para soplar sobre ellos con el poder delque habla la Carta a los Romanos.88 La venida del Seor llena de gozo a lospresentes: Su tristeza se convierte en gozo ,89 como ya haba prometido antesde su pasin. Y sobre todo se verifica el principal anuncio del discurso dedespedida: Cristo resucitado, como si preparara una nueva creacin, trae elEspritu Santo a los apstoles. Lo trae a costa de su partida ; les da esteEspritu como a travs de las heridas de su crucifixin: les mostr las manos y elcostado . En virtud de esta crucifixin les dice: Recibid el Espritu Santo .

    Se establece as una relacin profunda entre el envo del Hijo y el del EsprituSanto. No se da el envo del Espritu Santo (despus del pecado original) sin laCruz y la Resurreccin: Si no me voy, no vendr a vosotros el Parclito .90 Seestablece tambin una relacin ntima entre la misin del Espritu Santo y la delHijo en la Redencin. La misin del Hijo, en cierto modo, encuentra su

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    cumplimiento en la Redencin: Recibir de lo mo y os lo anunciar a vosotros.91 La Redencin es realizada totalmente por el Hijo, el Ungido, que ha venido yactuado con el poder del Espritu Santo, ofrecindose finalmente en sacrificiosupremo sobre el madero de la Cruz. Y esta Redencin, al mismo tiempo, esrealizada constantemente en los corazones y en las conciencias humanas en la

    historia del mundo por el Espritu Santo, que es el otro Parclito .

    7. El Espritu Santo y la era de la Iglesia

    25. Consumada la obra que el Padre encomend realizar al Hijo sobre la tierra(cf. Jn 17, 4) fue enviado el Espritu Santo el da de Pentecosts a fin de santificarindefinidamente a la Iglesia y para que de este modo los fieles tengan acceso al

    Padre por medio de Cristo en un mismo Espritu (cf. Ef 2, 18). El es el Espritu devida o la fuente de agua que salta hasta la vida eterna (cf. Jn 4, 14; 7, 38-39), porquien el Padre vivifica a los hombres, muertos por el pecado, hasta que resucitesus cuerpos mortales en Cristo (cf. Rom 8, 10-11 ) .92

    De este modo el Concilio Vaticano II habla del nacimiento de la Iglesia el da dePentecosts. Tal acontecimiento constituye la manifestacin definitiva de lo que sehaba realizado en el mismo Cenculo el domingo de Pascua. Cristo resucitado

    vino y trajo a los apstoles el Espritu Santo. Se lo dio diciendo: Recibid elEspritu Santo . Lo que haba sucedido entonces en el interior del Cenculo, estando las puertas cerradas , ms tarde, el da de Pentecosts es manifestadotambin al exterior, ante los hombres. Se abren las puertas del Cenculo y losapstoles se dirigen a los habitantes y a los peregrinos venidos a Jerusaln conocasin de la fiesta, para dar testimonio de Cristo por el poder del Espritu Santo.De este modo se cumple el anuncio: El dar testimonio de m. Pero tambinvosotros daris testimonio, porque estis conmigo desde el principio .93

    Leemos en otro documento del Vaticano II: El Espritu Santo obraba ya, sinduda, en el mundo antes de que Cristo fuera glorificado. Sin embargo, el da dePentecosts descendi sobre los discpulos para permanecer con ellos parasiempre; la Iglesia se manifest pblicamente ante la multitud; comenz la difusindel Evangelio por la predicacin entre los paganos .94

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    La era de la Iglesia empez con la venida , es decir, con la bajada del EsprituSanto sobre los apstoles reunidos en el Cenculo de Jerusaln junto con Mara,la Madre del Seor.95 Dicha era empez en el momento en que las promesas ylas profecas, que explcitamente se referan al Parclito, el Espritu de la verdad,comenzaron a verificarse con toda su fuerza y evidencia sobre los apstoles,

    determinando as el nacimiento de la Iglesia. De esto hablan ampliamente y enmuchos pasajes los Hechos de los Apstoles de los cules resulta que, segn laconciencia de la primera comunidad , cuyas convicciones expresa Lucas, elEspritu Santo asumi la gua invisible pero en cierto modo perceptible dequienes, despus de la partida del Seor Jess, sentan profundamente quehaban quedado hurfanos. Estos, con la venida del Espritu Santo, se sintieronidneos para realizar la misin que se les haba confiado. Se sintieron llenos defortaleza. Precisamente esto obr en ellos el Espritu Santo, y lo sigue obrandocontinuamente en la Iglesia, mediante sus sucesores. Pues la gracia del Espritu

    Santo, que los apstoles dieron a sus colaboradores con la imposicin de lasmanos, sigue siendo transmitida en la ordenacin episcopal. Luego los Obispos,con el sacramento del Orden hacen partcipes de este don espiritual a losministros sagrados y proveen a que, mediante el sacramento de la Confirmacin,sean corroborados por l todos los renacidos por el agua y por el Espritu; as, encierto modo, se perpeta en la Iglesia la gracia de Pentecosts.

    Como escribe el Concilio, el Espritu habita en la Iglesia y en el corazn de losfieles como en un templo (cf. 1 Cor 3, 16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de

    su adopcin como hijos (cf. Gl 4, 6; Rom 8, 15-16.26). Gua a la Iglesia a toda laverdad (cf. Jn 16, 13), la unifica en comunin y misterio, la provee y gobierna condiversos dones jerrquicos y carismticos y la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1 Cor 12, 4; Gl 5, 22) con la fuerza del Evangelio rejuvenece la Iglesia, larenueva incesantemente y la conduce a la unin consumada con su Esposo .96

    26. Los pasajes citados por la Constitucin conciliar Lumen gentium nos indicaque, con la venida del Espritu Santo, empez la era de la Iglesia. Nos indican

    tambin que esta era, la era de la Iglesia, perdura. Perdura a travs de los siglos ylas generaciones. En nuestro siglo en el que la humanidad se est acercando alfinal del segundo milenio despus de Cristo, esta era de la Iglesia, se hamanifestado de manera especial por medio del Concilio Vaticano II, como conciliode nuestro siglo. En efecto, se sabe que ste ha sido especialmente un concilio eclesiolgico , un concilio sobre el tema de la Iglesia. Al mismo tiempo, laenseanza de este concilio es esencialmente pneumatolgica , impregnada por

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    la verdad sobre el Espritu Santo, como alma de la Iglesia. Podemos decir que elConcilio Vaticano II en su rico magisterio contiene propiamente todo lo que elEspritu dice a las Iglesias 97 en la fase presente de la historia de la salvacin.

    Siguiendo la gua del Espritu de la verdad y dando testimonio junto con l, elConcilio ha dado una especial ratificacin de la presencia del Espritu SantoParclito. En cierto modo, lo ha hecho nuevamente presente en nuestra difcilpoca. A la luz de esta conviccin se comprende mejor la gran importancia detodas las iniciativas que miran a la realizacin del Vaticano II, de su magisterio yde su orientacin pastoral y ecumnica. En este sentido deben ser tambinconsideradas y valoradas las sucesivas Asambleas del Snodo de los Obispos,que tratan de hacer que los frutos de la verdad y del amorautnticos frutos delEspritu Santo sean un bien duradero del Pueblo de Dios en su peregrinacin

    terrena en el curso de los siglos. Es indispensable este trabajo de la Iglesiaorientado a la verificacin y consolidacin de los frutos salvficos del Espritu,otorgados en el Concilio. A este respecto conviene saber discernirlos atentamente de todo lo que contrariamente puede provenir sobre todo del prncipe de este mundo .98 Este discernimiento es tanto ms necesario en larealizacin de la obra del Concilio ya que se ha abierto ampliamente al mundoactual, como aparece claramente en las importantes Constituciones conciliaresGaudium et spes y Lumen gentium.

    Leemos en la Constitucin pastoral: La comunidad cristiana (de los discpulos deCristo) est integrada por hombres que, reunidos en Cristo son guiados por elEspritu Santo en su peregrinar hacia el Reino del Padre y han recibido la buenanueva de la salvacin para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente ntimay realmente solidaria del gnero humano y de su historia .99 Bien sabe laIglesia que slo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones ms profundasdel corazn humano, el cual nunca se sacia plenamente con solos los elementosterrenos .100 El Espritu de Dios ... con admirable providencia gua el curso delos tiempos y renueva la faz de la tierra .101

    II PARTE - EL ESPRITU QUE CONVENCE AL MUNDO

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    EN LO REFERENTE AL PECADO

    1. Pecado, justicia y juicio

    27. Cuando Jess, durante el discurso del Cenculo, anuncia la venida del EsprituSanto a costa de su partida y promete: Si me voy, os lo enviar ,precisamente en el mismo contexto aade: Y cuando l venga, convencer almundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al

    juicio .102 El mismo Parclito y Espritu de la verdad, que ha sido prometidocomo el que ensear y recordar , que dar testimonio , que guiarhasta la verdad completa , con las palabras citadas ahora es anunciado comoel que convencer al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la

    justicia y en lo referente al juicio .

    Significativo parece tambin el contexto Jess relaciona este anuncio del EsprituSanto con las palabras que indican su propia partida a travs de la Cruz, eincluso subraya su necesidad: Os conviene que yo me vaya; porque si no mevoy, no vendr a vosotros el Parclito .103

    Pero lo ms interesante es la explicacin que Jess aade a estas palabras:pecado, justicia, juicio. Dice en efecto: El convencer al mundo en lo referente alpecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente alpecado, porque no creen en m; en lo referente a la justicia, porque me voy alPadre, y ya no me veris; en lo referente al juicio, porque el Prncipe de estemundo est juzgado .104

    En el pensamiento de Jess el pecado, la justicia y el juicio tienen un sentido muy

    preciso, distinto del que quizs alguno sera propenso a atribuir a estas palabras,independientemente de la explicacin de quien habla. Esta explicacin indicatambin cmo conviene entender aquel convencer al mundo , que es propio dela accin del Espritu Santo. Aqu es importante tanto el significado de cadapalabra, como el hecho de que Jess las haya unido entre s en la misma frase.

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    En este pasaje el pecado , significa la incredulidad que Jess encontr entrelos suyos , empezando por sus conciudadanos de Nazaret. Significa el rechazode su misin que llevar a los hombres a condenarlo a muerte. Cuandoseguidamente habla de la justicia , Jess parece que piensa en la justiciadefinitiva, que el Padre le dar rodendolo con la gloria de la resurreccin y de la

    ascensin al cielo: Voy al Padre . A su vez, en el contexto del pecado y dela justicia entendidos as, el juicio significa que el Espritu de la verdaddemostrar la culpa del mundo en la condena de Jess a la muerte en Cruz.Sin embargo, Cristo no vino al mundo slo para juzgarlo y condenarlo: l vino parasalvarlo.105 El convencer en lo referente al pecado y a la justicia tiene comofinalidad la salvacin del mundo y la salvacin de los hombres. Precisamente estaverdad parece estar subrayada por la afirmacin de que el juicio se refieresolamente al Prncipe de este mundo , es decir, Satans, el cual desde elprincipio explota la obra de la creacin contra la salvacin, contra la alianza y la

    unin del hombre con Dios: l est ya juzgado desde el principio. Si el EsprituParclito debe convencer al mundo precisamente en lo referente al juicio, es paracontinuar en l la obra salvfica de Cristo.

    28. Queremos concentrar ahora nuestra atencin principalmente sobre esta misindel Espritu Santo, que consiste en convencer al mundo en lo referente alpecado , pero respetando al mismo tiempo el contexto de las palabras de Jessen el Cenculo. El Espritu Santo, que recibe del Hijo la obra de la Redencin delmundo, recibe con ello mismo la tarea del salvfico convencer en lo referente al

    pecado . Este convencer se refiere constantemente a la justicia , es decir, a lasalvacin definitiva en Dios, al cumplimiento de la economa que tiene comocentro a Cristo crucificado y glorificado. Y esta economa salvfica de Dios sustrae,en cierto modo, al hombre del juicio, o sea de la condenacin , con la que hasido castigado el pecado de Satans, Prncipe de este mundo , quien por raznde su pecado se ha convertido en dominador de este mundo tenebroso 106 yhe aqu que, mediante esta referencia al juicio , se abren amplios horizontespara la comprensin del pecado as como de la justicia . El Espritu Santo,al mostrar en el marco de la Cruz de Cristo el pecado en la economa de la

    salvacin (podra decirse el pecado salvado ), hace comprender que su misines la de convencer tambin en lo referente al pecado que ya ha sido juzgadodefinitivamente ( el pecado condenado ).

    29. Todas las palabras, pronunciadas por el Redentor en el Cenculo la vspera desu pasin, se inscriben en la era de la Iglesia: ante todo, las dichas sobre el

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    Espritu Santo como Parclito y Espritu de la verdad. Estas se inscriben en ella deun modo siempre nuevo a lo largo de cada generacin y de cada poca. Esto hasido confirmado, respecto a nuestro siglo, por el conjunto de las enseanzas delConcilio Vaticano II, especialmente en la Constitucin pastoral Gaudium et spes. Muchos pasajes de este documento sealan con claridad que el Concilio,

    abrindose a la luz del Espritu de la verdad, se presenta como el autnticodepositario de los anuncios y de las promesas hechas por Cristo a los apstoles ya la Iglesia en el discurso de despedida; de modo particular, del anuncio, segn elcual el Espritu Santo debe convencer al mundo en lo referente al pecado, en loreferente a la justicia y en lo referente al juicio .

    Esto lo seala ya el texto en el que el Concilio explica cmo entiende el mundo: Tiene, pues, ante s la Iglesia (el Concilio mismo) al mundo, esto es la entera

    familia humana con el conjunto universal de las realidades entre las que sta vive;el mundo, teatro de la historia humana, con sus afanes, fracasos y victorias; elmundo, que los cristianos creen fundado y conservado por el amor del Creador,esclavizado bajo la servidumbre del pecado, pero liberado por Cristo, crucificado yresucitado, roto el poder del demonio, para que el mundo se transforme segn elpropsito divino y llegue a su consumacin .107 Respecto a este texto tansinttico es necesario leer en la misma Constitucin otros pasajes, que tratan demostrar con todo el realismo de la fe la situacin del pecado en el mundocontemporneo y explicar tambin su esencia partiendo de diversos puntos devista.108

    Cuando Jess, la vspera de Pascua, habla del Espritu Santo, que convenceral mundo en lo referente al pecado , por un lado se debe dar a esta afirmacin elalcance ms amplio posible, porque comprende el conjunto de los pecados en lahistoria de la humanidad. Por otro lado, sin embargo, cuando Jess explica queeste pecado consiste en el hecho de que no creen en l , este alcance parecereducirse a los que rechazaron la misin mesinica del Hijo del Hombre,condenndole a la muerte de Cruz. Pero es difcil no advertir que este aspecto

    ms reducido e histricamente preciso del significado del pecado se extiendahasta asumir un alcance universal por la universalidad de la Redencin, que se harealizado por medio de la Cruz. La revelacin del misterio de la Redencin abre elcamino a una comprensin en la que cada pecado, realizado en cualquier lugar ymomento, hace referencia a la Cruz de Cristo y por tanto, indirectamente tambinal pecado de quienes no han credo en l , condenando a Jesucristo a lamuerte de Cruz.

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    Desde este punto de vista es conveniente volver al acontecimiento dePentecosts.

    2. El testimonio del da de Pentecosts

    30. El da de Pentecosts encontraron su ms exacta y directa confirmacin losanuncios de Cristo en el discurso de despedida y, en particular, el anuncio del queestamos tratando: El Parclito... convencer al mundo en la referente al pecado. Aquel da, sobre los apstoles recogidos en oracin junto a Mara, Madre deJess, baj el Espritu Santo prometido, como leemos en los Hechos de los

    Apstoles: Quedaron todos llenos del Espritu Santo y se pusieron a hablar enotras lenguas, segn el Espritu les conceda expresarse ,109 volviendo aconducir de este modo a la unidad las razas dispersas, ofreciendo al Padre lasprimicias de todas las naciones .110

    Es evidente la relacin entre este acontecimiento y el anuncio de Cristo. En ldescubrimos el primero y fundamental cumplimiento de la promesa del Parclito.Este viene, enviado por el Padre, despus de la partida de Cristo, como precio de ella. Esta es primero una partida a travs de la muerte de Cruz, yluego, cuarenta das despus de la resurreccin, con su ascensin al Cielo. Anen el momento de la Ascensin Jess mand a los apstoles que no seausentasen de Jerusaln, sino que aguardasen la Promesa del Padre ; serisbautizados en el Espritu Santo dentro de pocos das ; recibiris la fuerza delEspritu Santo, que vendr sobre vosotros, y seris mis testigos en Jerusaln, entoda Judea y Samara, y hasta los confines de la tierra .111

    Estas palabras ltimas encierran un eco o un recuerdo del anuncio hecho en el

    Cenculo. Y el da de Pentecosts este anuncio se cumple fielmente. Actuandobajo el influjo del Espritu Santo, recibido por los apstoles durante la oracin en elCenculo ante una muchedumbre de diversas lenguas congregada para la fiesta,Pedro se presenta y habla. Proclama lo que ciertamente no habra tenido el valorde decir anteriormente: Israelitas ... Jess de Nazaret, hombre acreditado porDios entre vosotros con milagros, prodigios y seales que Dios hizo por su medioentre vosotros... a ste, que fue entregado segn el determinado designio y previo

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    conocimiento de Dios, vosotros lo matasteis clavndole en la cruz por mano de losimpos; a ste, pues, Dios lo resucit librndole de los dolores de la muerte, puesno era posible que quedase bajo su dominio .112

    Jess haba anunciado y prometido: El dar testimonio de m... pero tambinvosotros daris testimonio . En el primer discurso de Pedro en Jerusaln este testimonio encuentra su claro comienzo: es el testimonio sobre Cristo crucificadoy resucitado. El testimonio del Espritu Parclito y de los apstoles. Y en elcontenido mismo de aquel primer testimonio, el Espritu de la verdad por boca dePedro convence al mundo en lo referente al pecado : ante todo, respecto alpecado que supone el rechazo de Cristo hasta la condena a muerte y hasta laCruz en el Glgota. Proclamaciones de contenido similar se repetirn, segn ellibro de los Hechos de los Apstoles, en otras ocasiones y en distintos lugares.113

    31. Desde este testimonio inicial de Pentecosts, la accin del Espritu de laverdad, que convence al mundo en lo referente al pecado del rechazo deCristo, est vinculada de manera inseparable al testimonio del misterio pascual:misterio del Crucificado y Resucitado. En esta vinculacin el mismo convenceren lo referente al pecado manifiesta la propia dimensin salvfica. En efecto, esun convencimiento que no tiene como finalidad la mera acusacin del mundo,ni mucho menos su condena. Jesucristo no ha venido al mundo para juzgarlo ycondenarlo, sino para salvarlo.114 Esto est ya subrayado en este primer discursocuando Pedro exclama: Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Diosha constituido Seor y Cristo a este Jess a quien vosotros habis crucificado.115 Y a continuacin, cuando los presentes preguntan a Pedro y a los demsapstoles: Qu hemos de hacer, hermanos? l les responde: Convertos yque cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, pararemisin de vuestros pecados; y recibiris el don del Espritu Santo .116

    De este modo el convencer en lo referente al pecado llega a ser a la vez un

    convencer sobre la remisin de los pecados, por virtud del Espritu Santo. Pedroen su discurso de Jerusaln exhorta a la conversin, como Jess exhortaba a susoyentes al comienzo de su actividad mesinica.117 La conversin exige laconviccin del pecado, contiene en s el juicio interior de la conciencia, y ste,siendo una verificacin de la accin del Espritu de la verdad en la intimidad delhombre, llega a ser al mismo tiempo el nuevo comienzo de la ddiva de la gracia ydel amor: a Recibid el Espritu Santo .118 As pues en este convencer en lo

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    referente al pecado descubrimos una doble ddiva: el don de la verdad de laconciencia y el don de la certeza de la redencin. El Espritu de la verdad es elParclito. El convencer en lo referente al pecado, mediante el ministerio de lapredicacin apostlica en la Iglesia naciente, es relacionado bajo el impulso delEspritu derramado en Pentecosts con el poder redentor de Cristo crucificado y

    resucitado. De este modo se cumple la promesa referente al Espritu Santo hechaantes de Pascua: recibir de lo mo y os lo anunciar a vosotros . Por tanto,cuando Pedro, durante el acontecimiento de Pentecosts, habla del pecado deaquellos que no creyeron 119 y entregaron a una muerte ignominiosa a Jessde Nazaret, da testimonio de la victoria sobre el pecado; victoria que se haalcanzado, en cierto modo, mediante el pecado ms grande que el hombre podacometer: la muerte de Jess, Hijo de Dios, consubstancial al Padre. De modoparecido, la muerte del Hijo de Dios vence la muerte humana: Ser tu muerte, ohmuerte .120 Como el pecado de haber crucificado al Hijo de Dios vence el

    pecado humano. Aquel pecado que se consum el da de Viernes Santo enJerusaln y tambin cada pecado del hombre. Pues, al pecado ms grande delhombre corresponde, en el corazn del Redentor, la oblacin del amor supremo,que supera el mal de todos los pecados de los hombres. En base a esta creencia,la Iglesia en la liturgia romana no duda en repetir cada ao, en el transcurso de lavigilia Pascual, Oh feliz culpa , en el anuncio de la resurreccin hecho por eldicono con el canto del Exsultet .

    32. Sin embargo, de esta verdad inefable nadie puede convencer al mundo , al

    hombre y a la conciencia humana , sino es el Espritu de la verdad. El es elEspritu que sondea hasta las profundidades de Dios .121 Ante el misterio delpecado se deben sondear totalmente las profundidades de Dios . No bastasondear la conciencia humana, como misterio ntimo del hombre, sino que se debepenetrar en el misterio ntimo de Dios, en aquellas profundidades de Dios quese resumen en la sntesis: al Padre, en el Hijo, por medio del Espritu Santo. Esprecisamente el Espritu Santo que las sondea y de ellas saca la respuesta deDios al pecado del hombre. Con esta respuesta se cierra el procedimiento de convencer en lo referente al pecado , como pone en evidencia el acontecimiento

    de Pentecosts.

    Al convencer al mundo del pecado del Glgota la muerte del Corderoinocente, como sucede el da de Pentecosts, el Espritu Santo convencetambin de todo pecado cometido en cualquier lugar y momento de la historia delhombre, pues demuestra su relacin con la cruz de Cristo. El convencer es la

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    demostracin del mal del pecado, de todo pecado en relacin con la Cruz deCristo. El pecado, presentado en esta relacin, es reconocido en la dimensincompleta del mal, que le es caracterstica por el misterio de la impiedad 122que contiene y encierra en s. El hombre no conoce esta dimensin, no laconoce absolutamente fuera de la Cruz de Cristo. Por consiguiente, no puede

    ser convencido de ello sino es por el Espritu Santo: Espritu de la verdad y, ala vez, Parclito.

    En efecto, el pecado, puesto en relacin con la Cruz de Cristo, al mismo tiempo esidentificado por la plena dimensin del misterio de la piedad ,123 como hasealado la Exhortacin Apostlica postsinodal Reconciliatio et paenitentia .124El hombre tampoco conoce absolutamente esta dimensin del pecado fuera de laCruz de Cristo. Y tampoco puede ser convencido de ella sino es por el Espritu

    Santo: por el cual sondea las profundidades de Dios.

    3. El testimonio del principio: la realidad originaria del pecado

    33. Es la dimensin del pecado que encontramos en el testimonio del principio,recogido en el Libro del Gnesis. 125 Es el pecado que, segn la palabra de Diosrevelada, constituye el principio y la raz de todos los dems. Nos encontramos

    ante la realidad originaria del pecado en la historia del hombre y, a la vez, en elconjunto de la economa de la salvacin. Se puede decir que en este pecadocomienza el misterio de la impiedad, pero que tambin este es el pecado, respectoal cual el poder redentor del misterio de la piedad llega a ser particularmentetransparente y eficaz. Esto lo expresa San Pablo, cuando a la desobediencia del primer Adn contrapone la obediencia de Cristo, segundo Adn: Laobediencia hasta la muerte .126

    Segn el testimonio de del principio, el pecado en su realidad originaria se dio enla voluntady en la conciencia del hombre, ante todo, como desobediencia ,es decir, como oposicin de la voluntad del hombre a la voluntad de Dios. Estadesobediencia originaria presupone el rechazo o, por lo menos, el alejamiento dela verdad contenida en la Palabra de Dios, que crea el mundo. Esta Palabra es elmismo Verbo, que en el principio estaba en Dios y que era Dios y sin l nose hizo nada de cuanto existe , porque el mundo fue hecho por l .127 ElVerbo es tambin ley eterna, fuente de toda ley, que regula el mundo y, de modo

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    especial, los actos humanos. Pues, cuando Jess, la vspera de su pasin, habladel pecado de los que no creen en l , en estas palabras suyas llenas de dolorencontramos como un eco lejano de aquel pecado, que en su forma originaria seinserta oscuramente en el misterio mismo de la creacin. El que habla, pues, esno slo el Hijo del hombre, sino que es tambin el Primognito de toda la

    creacin , en l fueron creadas todas las cosas ... todo fue creado por l y paral . 128 A la luz de esta verdad se comprende que la desobediencia , en elmisterio del principio, presupone en cierto modo la misma no-fe , aquel mismo no creyeron que volver a repetirse ante el misterio pascual. Como hemosdicho ya, se trata del rechazo o, por lo menos, del alejamiento de la verdadcontenida en la Palabra del Padre. El rechazo se expresa prcticamente como desobediencia , en un acto realizado como efecto de la tentacin, que provienedel padre de la mentira .129 Por tanto, en la raz del pecado humano est lamentira como radical rechazo de la verdad contenida en el Verbo del Padre,

    mediante el cual se expresa la amorosa omnipotencia del Creador: laomnipotencia y a la vez el amor de Dios Padre, creador de cielo y tierra .

    34. El espritu de Dios , que segn la descripcin bblica de la creacin aleteaba por encima de las aguas ,130 indica el mismo Espritu que sondeahasta las profundidades de Dios , sondea las profundidades del Padre y delVerbo-Hijo en el misterio de la creacin. No slo es el testigo directo de su mutuoamor, del que deriva la creacin, sino que l mismo es este amor. El mismo, comoamor, es el eterno don increado. En l se encuentra la fuente y el principio de toda

    ddiva a las criaturas. El testimonio del principio, que encontramos en toda larevelacin comenzando por el Libro del Gnesis, es unvoco al respecto. Crearquiere decir llamar a la existencia desde la nada; por tanto, crear quiere decir darla existencia. Y si el mundo visible es creado para el hombre, por consiguiente elmundo es dado al hombre.131 Y contemporneamente el mismo hombre en supropia humanidad recibe como don una especial imagen y semejanza de Dios.Esto significa no slo racionalidad y libertad como propiedades constitutivas de lanaturaleza humana, sino adems, desde el principio, capacidad de una relacinpersonal con Dios, como yo y t y, por consiguiente, capacidad de alianza

    que tendr lugar con la comunicacin salvfica de Dios al hombre. En el marco dela imagen y semejanza de Dios, el don del Espritu significa, finalmente,una llamada a la amistad, en la que las trascendentales profundidades de Dios estn abiertas, en cierto modo, a la participacin del hombre. El Concilio VaticanoII ensea: Dios invisible (cf. Col 1, 15; 1 Tim 1, 17) movido de amor, habla a loshombres como amigos, trata con ellos (cf. Bar 3, 38) para invitarlos y recibirlos ensu compaa .132

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    35. Por consiguiente, el Espritu, que todo lo sondea, hasta las profundidades deDios , conoce desde el principio lo ntimo del hombre.133 Precisamente poresto slo l puede plenamente convencer en lo referente al pecado que se dio

    en el principio, pecado que es la raz de todos los dems y el foco de lapecaminosidad del hombre en la tierra, que no se apaga jams. El Espritu de laverdad conoce la realidad originaria del pecado, causado en la voluntad delhombre por obra del padre de la mentira de aqul que ya est juzgado .134 EL Espritu Santo convence, por tanto, al mundo en lo referente al pecado enrelacin a este juicio , pero constantemente guiando hacia la justicia que hasido revelada al hombre junto con la Cruz de Cristo, mediante la obedienciahasta la muerte .135

    Slo el Espritu Santo puede convencer en lo referente al pecado del principiohumano, precisamente el que es amor del Padre y del Hijo, el que es don,mientras el pecado del principio humano consiste en la mentira y en el rechazo deldon y del amor que influyen definitivamente sobre el principio del mundo y delhombre.

    36. Segn el testimonio del principio, que encontramos en la Escritura y en laTradicin, despus de la primera (y a la vez ms completa) descripcin del

    Gnesis, el pecado en su forma originaria es entendido como desobediencia ,lo que significa simple y directamente trasgresin de una prohibicin puesta porDios.136 Pero a la vista de todo el contexto es tambin evidente que las races deesta desobediencia deben buscarse profundamente en toda la situacin real delhombre. Llamado a la existencia, el ser humano hombre o mujer es unacriatura. La imagen de Dios , que consiste en la racionalidad y en la libertad,demuestra la grandeza y la dignidad del sujeto humano, que es persona. Peroeste sujeto personal es tambin una criatura: en su existencia y esencia dependedel Creador. Segn el Gnesis, el rbol de la ciencia del bien y del mal debaexpresar y constantemente recordar al hombre el lmite insuperable para unser creado. En este sentido debe entenderse la prohibicin de Dios: el Creadorprohbe al hombre y a la mujer que coman los frutos del rbol de la ciencia delbien y del mal. Las palabras de la instigacin, es decir de la tentacin, como estformulada en el texto sagrado, inducen a transgredir esta prohibicin, o sea asuperar aquel lmite : el da en que comiereis de l se os abrirn los ojos yseris como dioses, conocedores del bien y del mal .137

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    La desobediencia significa precisamente pasar aquel lmite que permaneceinsuperable a la voluntad y a la libertad del hombre como ser creado. Dios creadores, en efecto, la fuente nica y definitiva del orden moral en el mundo creado por

    l. El hombre no puede decidir por s mismo lo que es bueno y malo, no puede conocer el bien y el mal como dioses . S, en el mundo creado Dios es la fuenteprimera y suprema para decidir sobre el bien y el mal, mediante la ntima verdaddel ser, que es reflejo del Verbo, el eterno Hijo, consubstancial al Padre. Alhombre, creado a imagen de Dios, el Espritu Santo da como don la conciencia,para que la imagen pueda reflejar fielmente en ella su modelo, que es sabidura yley eterna, fuente del orden moral en el hombre y en el mundo. La desobediencia , como dimensin originaria del pecado, significa rechazo de estafuente por la pretensin del hombre de llegar a ser fuente autnoma y exclusiva endecidir sobre el bien y el mal. El Espritu que sondea las profundidades de Dios

    y que, a la vez, es para el hombre la luz de la conciencia y la fuente del ordenmoral, conoce en toda su plenitud esta dimensin del pecado, que se inserta en elmisterio del principio humano. Y no cesa de convencer de ello al mundo enrelacin con la cruz de Cristo en el Glgota.

    37. Segn el testimonio del principio, Dios en la creacin se ha revelado a smismo como omnipotencia que es amor. Al mismo tiempo ha revelado al hombreque, como imagen y semejanza de su creador, es llamado a participar de la

    verdad y del amor. Esta participacin significa una vida en unin con Dios, que esla vida eterna .138 Pero el hombre, bajo la influencia del padre de la mentira, se ha separado de esta participacin. En qu medida? Ciertamente no en lamedida del pecado de un espritu puro, en la medida del pecado de Satans. Elespritu humano es incapaz de alcanzar tal medida.139 En la misma descripcindel Gnesis es fcil sealar la diferencia de grado existente entre el soplo delmal del que es pecador (o sea permanece en el pecado) desde el principio 140 yque ya est juzgado 141 y el mal de la desobediencia del hombre. Estadesobediencia, sin embargo, significa tambin dar la espalda a Dios y, en ciertomodo, el cerrarse de la libertad humana ante l. Significa tambin una

    determinada apertura de esta libertad del conocimiento y de la voluntadhumana hacia el que es el padre de la mentira . Este acto de eleccinresponsable no es slo una desobediencia , sino que lleva consigo tambin unacierta adhesin al motivo contenido en la primera instigacin al pecado y renovadaconstantemente a lo largo de la historia del hombre en la tierra: es que Diossabe muy bien que el da en que comiereis de l, se os abrirn los ojos y seriscomo dioses, conocedores del bien y del mal . Aqu nos encontramos en el

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    centro mismo de lo que se podra llamar el anti-Verbo , es decir la anti-verdad. En efecto, es falseada la verdad del hombre: quin es el hombre y cules sonlos lmites insuperables de su ser y de su libertad. Esta anti-verdad es posible,porque al mismo tiempo es falseada completamente la verdad sobre quien esDios. Dios Creador es puesto en estado de sospecha, ms an incluso en estado

    de acusacin ante la conciencia de la criatura. Por vez primera en la historia delhombre aparece el perverso genio de la sospecha . Este trata de falsear elBien mismo, el Bien absoluto, que en la obra de la creacin se ha manifestadoprecisamente como el bien que da de modo inefable: como bonum diffusivum sui,como amor creador. Quin puede plenamente convencer en lo referente alpecado , es decir de esta motivacin de la desobediencia originaria del hombresino aqul que slo l es el don y la fuente de toda ddiva, sino el Espritu que, sondea las profundidades de Dios y es amor del Padre y del Hijo?

    38. Pues, a pesar de todo el testimonio de la creacin y de la economa salvficainherente a ella, el espritu de las tinieblas 142 es capaz de mostrar a Dios comoenemigo de la propia criatura y, ante todo, como enemigo del hombre, comofuente de peligro y de amenaza para el hombre. De esta manera Satans injertaen el nimo del hombre el germen de la oposicin a aqul que desde el principio debe ser considerado como enemigo del hombre y no como Padre. El hombrees retado a convertirse en el adversario de Dios.

    El anlisis del pecado en su dimensin originaria indica que, por parte del padrede la mentira , se dar a lo largo de la historia de la humanidad una constantepresin al rechazo de Dios por parte del hombre, hasta llegar al odio: Amor de smismo hasta el desprecio de Dios , como se expresa San Agustn. 143 El hombreser propenso a ver en Dios ante todo una propia limitacin y no la fuente de suliberacin y la plenitud del bien. Esto lo vemos confirmado en nuestros das, en losque las ideologas ateas intentan desarraigar la religin en base al presupuesto deque determina la radical alienacin del hombre, como si el hombre fueraexpropiado de su humanidad cuando, al aceptar la idea de Dios, le atribuye lo que

    pertenece al hombre y exclusivamente al hombre. Surge de aqu una forma depensamiento y de praxis histrico-sociolgica donde el rechazo de Dios ha llegadohasta la declaracin de su muerte . Esto es un absurdo conceptual y verbal.Pero la ideologa de la muerte de Dios amenaza ms bien al hombre, comoindica el Vaticano II, cuando, sometiendo a anlisis la cuestin de la autonomade la realidad terrena , afirma: La criatura sin el Creador se esfuma ... Ms an,por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida .144 La ideologa de la

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    muerte de Dios en sus efectos demuestra fcilmente que es, a nivel terico yprctico, la ideologa de la muerte del hombre .

    4. El Espritu que transforma el sufrimiento en amor salvfico

    39. EL Espritu, que sondea las profundidades de Dios, ha sido llamado por Jessen el discurso del Cenculo el Parclito. En efecto, desde el comienzo esinvocado 145 para convencer al mundo en lo referente al pecado . Esinvocado de modo definitivo a travs de la Cruz de Cristo. Convencer en loreferente al pecado quiere decir demostrar el mal contenido en l. Lo que equivalea revelar el misterio de la impiedad. No es posible comprender el mal del pecadoen toda su realidad dolorosa sin sondear las profundidades de Dios. Desde el

    principio el misterio oscuro del pecado se ha manifestado en el mundo con unaclara referencia al Creador de la libertad humana. Ha aparecido como un actovoluntario de la criatura-hombre contrario a la voluntad de Dios: la voluntadsalvfica de Dios; es ms, ha aparecido como oposicin a la verdad, sobre la basede la mentira ya definitivamente juzgada : mentira que ha puesto en estado deacusacin, en estado de sospecha permanente, al mismo amor creador y salvfico.El hombre ha seguido al padre de la mentira , ponindose contra el Padre de lavida y el Espritu de la verdad.

    El convencer en lo referente al pecado no deber, por tanto, significartambin el revelar el sufrimiento? No deber revelar el dolor, inconcebible eindecible, que, como consecuencia del pecado, el Libro Sagrado parece entreveren su visin antropomrfica en las profundidades de Dios y, en cierto modo, en elcorazn mismo de la inefable Trinidad? La Iglesia, inspirndose en la revelacin,cree y profesa que el pecado es una ofensa a Dios. Qu corresponde a esta ofensa , a este rechazo del Espritu que es amor y don en la intimidadinexcrutable del Padre, del Verbo y del Espritu Santo? La concepcin de Dios,como ser necesariamente perfectsimo, excluye ciertamente de Dios todo dolor

    derivado de limitaciones o heridas; pero, en las profundidades de Dios, se da unamor de Padre que, ante el pecado del hombre, segn el lenguaje bblico,reacciona hasta el punto de exclamar: Estoy arrepentido de haber hecho alhombre .146 Viendo el Seor que la maldad del hombre cunda en la tierra ... lepes de haber hecho al hombre en la tierra ... y dijo el Seor: me pesa dehaberlos hecho .147 Pero a menudo el Libro Sagrado nos habla de un Padre,que siente compasin por el hombre, como compartiendo su dolor. En definitiva,

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    este inescrutable e indecible dolor de padre engendrar sobre todo laadmirable economa del amor redentor en Jesucristo, para que, por medio delmisterio de la piedad, en la historia del hombre el amor pueda revelarse ms fuerteque el pecado Para que prevalezca el don .

    El Espritu Santo, que segn las palabras de Jess convence en lo referente alpecado , es el amor del Padre y del Hijo y, como tal, es el don trinitario y, a lavez, la fuente eterna de toda ddiva divina a lo creado. Precisamente en lpodemos concebir como personificada y realizada de modo trascendente lamisericordia, que la tradicin patrstica y teolgica, de acuerdo con el Antiguo y elNuevo Testamento, atribuye a Dios. En el hombre la misericordia implica dolor ycompasin por las miserias del prjimo. En Dios, el Espritu-amor cambia ladimensin del pecado humano en una nueva ddiva de amor salvfico. De l, en

    unidad con el Padre y el Hijo, nace la economa de la salvacin, que llena lahistoria del hombre con los dones de la Redencin. Si el pecado, al rechazar elamor, ha engendrado el sufrimiento del hombre que en cierta manera se havolcado sobre toda la creacin,148 el Espritu Santo entrar en el sufrimientohumano y csmico con una nueva ddiva de amor, que redimir al mundo. Enboca de Jess Redentor, en cuya humanidad se verifica el sufrimiento de Dios,resonar una palabra en la que se manifiesta el amor eterno, lleno de misericordia: Siento compasin .149 As pues, por parte del Espritu Santo, el convenceren lo referente al pecado se convierte en una manifestacin ante la creacin sometida a la vanidad y, sobre todo, en lo ntimo de las conciencias humanas,

    como el pecado es vencido por el sacrificio del Cordero de Dios que se ha hechohasta la muerte el siervo obediente que, reparando la desobediencia delhombre, realiza la redencin del mundo. De esta manera, el Espritu de la verdad,el Parclito, convence en lo referente al pecado .

    40. El valor redentor del sacrificio de Cristo ha sido expresado con palabras muysignificativas por parte del autor de la Carta a los Hebreos, que, despus de haberrecordado los sacrificios de la Antigua Alianza, en que si la sangre de machos

    cabros y de toros ... santifica en orden a la purificacin , aade: cunto ms lasangre de Cristo, que por el Espritu Eterno se ofreci a s mismo sin tacha a Dios,purificar de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo.150 Aun conscientes de otras interpretaciones posibles, nuestra consideracinsobre la presencia del Espritu Santo a lo largo de toda la vida de Cristo nos llevaa reconocer en este texto como una invitacin a reflexionar tambin sobre lapresencia del mismo Espritu en el sacrificio redentor del Verbo Encarnado.

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    Reflexionemos primero sobre el contenido de las palabras iniciales de estesacrificio y, a continuacin, separadamente sobre la purificacin de la conciencia llevada a cabo por l. En efecto, es un sacrificio ofrecido con [ = por obra de ] un

    Espritu Eterno , que saca de l la fuerza de convencer en lo referente alpecado en orden a la salvacin. Es el mismo Espritu Santo que, segn lapromesa del Cenculo, Jesucristo traer a los apstoles el da de suresurreccin, presentndose a ellos con las heridas de la crucifixin, y que les dar para la remisin de los pecados: Recibid el Espritu Santo. A quienesperdonis los pecados, les quedan perdonados .151

    Sabemos que Dios a Jess de Nazaret le ungi con el Espritu Santo y conpoder , como afirmaba Simn Pedro en la casa del centurin Cornelio.152Conocemos el misterio pascual de su partida segn el Evangelio de Juan. Laspalabras de la Carta a los Hebreos nos explican ahora de que modo Cristo seofreci sin mancha a Dios y como hizo esto con un Espritu Eterno . En elsacrificio del Hijo del hombre el Espritu Santo est presente y acta del mismomodo con que actuaba en su concepcin, en su entrada al mundo, en su vidaoculta y en su ministerio pblico. Segn la Carta a los Hebreos, en el camino de su partida a travs de Getseman y del Glgota, el mismo Jesucristo en suhumanidad se ha abierto totalmente a esta accin del Espritu Parclito, que delsufrimiento hace brotar el eterno amor salvfico. Ha sido, por lo tanto, escuchado

    por su actitud reverente y aun siendo Hijo, con lo que padeci experiment laobediencia .153 De esta manera dicha Carta demuestra como la humanidad,sometida al pecado en los descendientes del primer Adn, en Jesucristo ha sidosometida perfectamente a Dios y unida a l y, al mismo tiempo, est llena demisericordia hacia los hombres. Se tiene as una nueva humanidad, que enJesucristo por medio del sufrimiento de la cruz ha vuelto al amor, traicionado por

    Adn con su pecado. Se ha encontrado en la misma fuente de la ddiva originaria:en el Espritu que sondea las profundidades de Dios y es amor y don.

    El Hijo de Dios, Jesucristo, como hombre, en la ferviente oracin de su pasin,permiti al Espritu Santo, que ya haba impregnado ntimamente su humanidad,transformarla en sacrificio perfecto mediante el acto de su muerte, como vctimade amor en la Cruz. El solo ofreci este sacrificio. Como nico sacerdote seofreci a s mismo sin tacha a Dios .154 En su humanidad era digno deconvertirse en este sacrificio, ya que l solo era sin tacha . Pero lo ofreci por

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    el Espritu Eterno : lo que quiere decir que el Espritu Santo actu de maneraespecial en esta autodonacin absoluta del Hijo del hombre para transformar elsufrimiento en amor redentor.

    41. En el Antiguo Testamento se habla varias veces del fuego del cielo , quequemaba los sacrificios presentados por los hombres.155 Por analoga se puededecir que el Espritu Santo es el fuego del cielo que acta en lo ms profundodel misterio de la Cruz. Proveniendo del Padre, ofrece al Padre el sacrificio delHijo, introducindolo en la divina realidad de la comunin trinitaria. Si el pecado haengendrado el sufrimiento, ahora el dolor de Dios en Cristo crucificado recibe suplena expresin humana por medio del Espritu Santo. Se da as un paradjicomisterio de amor: en Cristo sufre Dios rechazado por la propia criatura: No creenen m ; pero, a la vez, desde lo ms hondo de este sufrimiento e

    indirectamente desde lo hondo del mismo pecado de no haber credo elEspritu saca una nueva dimensin del don hecho al hombre y a la creacin desdeel principio. En lo ms hondo del misterio de la Cruz acta el amor, que lleva denuevo al hombre a participar de la vida, que est en Dios mismo.

    El Espritu Santo, como amor y don, desciende, en cierto modo, al centro mismodel sacrificio que se ofrece en la Cruz. Refirindonos a la tradicin bblicapodemos decir: l consuma este sacrificio con el fuego del amor, que une al Hijocon el Padre en la comunin trinitaria. Y dado que el sacrificio de la Cruz es unacto propio de Cristo, tambin en este sacrificio l recibe el Espritu Santo. Lorecibe de tal manera que despus l solo con Dios Padre puede darlo alos apstoles, a la Iglesia y a la humanidad. El solo lo enva desde elPadre.156 El solo se presenta ante los apstoles reunidos en el Cenculo, soplsobre ellos y les dijo: Recibid el Espritu Santo. A quienes perdonis lospecados, les quedan perdonados ,157 como haba anunciado antes JuanBautista: El os bautizar en Espritu Santo y fuego .158 Con aquellas palabrasde Jess el Espritu Santo es revelado y a la vez es presentado como amor queacta en lo profundo del misterio pascual, como fuente del poder salvfico de la

    Cruz de Cristo y como don de la vida nueva y eterna.

    Esta verdad sobre el Espritu Santo encuentra cada da su expresin en la liturgiaromana, cuando el sacerdote, antes d