creo en jesucristo

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“Servidores y testigos de la Verdad” Creo en Jesucristo Meditaciones 4 Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor

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Creo en Jesucristo

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“Servidores y testigosde la Verdad”

Creo en Jesucristo

Meditaciones 4

Creo en Jesucristo,su único Hijo, Nuestro Señor

Meditaciones 42

Creo en Jesucristo 3

ÍNDI

CE

Introducción a la lectura del Catecismo ................ 5

Jesús ................................................................... 5

Cristo ................................................................... 6

Hijo único de Dios ................................................ 6

Señor ................................................................... 7

Llamados a asimilar en nuestra vida los nombres de Jesús ......................................... 7

Para la reflexión y el diálogo, la oración y la vida ... 8

Creo en Jesucristo,su único Hijo, Nuestro Señor

Meditaciones 4

Catecismo de la Iglesia Católica430-455Compendio 79-84

Youcat 71-75

Meditaciones 44

Edita:Arzobispado de MadridC/ Bailén 8. 28071 Madrid

www.misionmadrid.es

Creo en Jesucristo 5

Introducción a la lectura del Catecismo

Con el n. 430, el Catecismo de la Iglesia Católicacomienza el desarrollo del bloque central del Credo,es decir, el conjunto de artículos dedicados a Jesucristo,el Hijo del Padre, segunda persona de la SantísimaTrinidad. Los términos del enunciado -Jesucristo, únicoHijo, nuestro Señor- ponen en evidencia los dos núcleosde nuestra confesión de fe en Jesucristo: Él es, poruna parte, el Hijo único de Dios y como tal es Señorde cielos y tierra y, por ello, también nuestro Señor.Por otra parte, tiene un nombre propio que alude a sureal condición y existencia humanas: se llama Jesús,nombre querido por Dios pero impuesto por loshombres (la Virgen María y san José: cf. Mateo 1,21 yLucas 1,31), y es llamado el Cristo, es decir, el Ungidopor el Espíritu Santo (cf. Mateo 3,16-17). También poreso, por su humanidad y la unción que ha recibido, esnuestro Señor.

En torno a estos cuatro nombres -Jesús, Cristo, Hijoúnico de Dios, Señor- el Catecismo pone delante denosotros todo el misterio de su persona, de su identidady de su misión: quién es y quién es para nosotros.Presentemos brevemente cada uno de ellos.

Jesús

Lo primero que los hombres pudieron conocer delSeñor es que era un hombre como ellos, con un nombrepropio, Jesús. El nombre, en hebreo, significa “Diossalva” (cf. Mateo 1,21). Así pues, en su mismo nombreaparece ya indicado que Jesús es el Salvador. Comoexplica el Catecismo en los nn. 430-433, el hecho deque su Nombre explique el núcleo de la persona deJesús, de su vocación y de su misión está anclado enla tradición del pueblo de Israel, pues en ésta el Nombreera reflejo del propio Ser. Así mismo, dado que Dios esel único al que por definición se puede llamar Salvador,se puede decir que en el nombre de Jesús encontramosel Nombre de Dios. Comprendemos, por tanto, queJesús no es un simple hombre, sino Dios y en particular,el Hijo de Dios, el cual, por nosotros y por nuestra salva-ción, se hizo hombre.

Cristo

Se trata de Cristo en los nn. 436-440 del Catecismo.En primer lugar, se aborda el origen del nombre: es latraducción al griego del término hebreo Mesías, quesignifica Ungido. Expliquemos brevemente qué es laUnción. A lo largo de la historia del pueblo de Israel,el Espíritu es derramado “parcialmente” sobre lospatriarcas y los profetas. Dios promete un Mesías enquién reposará en plenitud el Espíritu de Dios. Puesbien, esto se cumple plenamente en Jesús: es la huma-nidad de Jesús, su carne, la que ha sido definitiva yperfectamente ungida por el Espíritu (cf. Isaías 61,1-2;Lucas 4,17-21).

Merece especial atención el n. 438 que muestra ladimensión trinitaria del misterio de la Unción, siguiendoa san Ireneo de Lyon: que el Hijo sea Cristo, es decir,Ungido, expresa el misterio de la Trinidad: “uno” es elUngido (Jesús), “otro” el que unge (el Padre) y “otro” launción (el Espíritu Santo).

Hijo único de Dios

El camino que recorre el Catecismo en los nn. 441-444 es muy claro. En primer lugar explica el uso deltérmino “hijo de Dios” en el Antiguo Testamento. Dioses movido por su bondad y su amor para crear a loshombres, a quienes trata como a hijos. Ahora bien, enJesucristo se revela algo distinto. Él no es un hijo más,ni siquiera el hijo más amado de Dios, sino el Hijo (Mateo16,16) en términos absolutos, el Hijo único, porque esHijo de Dios por naturaleza, eternamente engendradopor el Padre, Dios de Dios. Como veremos másadelante, esta es la razón última y más importante porla que, cuando el Hijo se ha hecho carne, ha sido conce-bido de una Virgen, sin participación de varón. En efecto,Jesús, el Hijo eterno y único de Dios, es engendradoen el tiempo de las entrañas de María por el mismo quelo engendra eternamente, es decir, por el Padre.

Meditaciones 46

Creo en Jesucristo 7

Señor

Por último, el nombre de Señor. Es importante prestaratención a todas las dimensiones de este nombre. Noes sólo un nombre de respeto. Es algo más: cuando elpueblo de Israel tradujo al griego las Escrituras de Israel,utilizó el término Kyrios (Señor) para traducir el Yahvéhebreo. Señor, por tanto, hace referencia a la verdaderadivinidad de Jesús (cf. 1 Corintios 2,8). El Catecismorecuerda cómo la Iglesia desde el principio atribuyó aJesús “el poder, el honor y la gloria”.

Los nn. 450-451 recuerdan que llamar a Jesús Señorno es una cuestión teórica. Que Jesús sea el Señorsignifica que Él es el Soberano del cielo y de la tierra,que cuida con su Providencia de la creación y en parti-cular de los hombres, que sólo Él tiene la llave quepuede desvelar el sentido de la vida de los hombres yel sentido de la historia en su conjunto. Vivir enobediencia a Cristo, someterse a su señorío, es reco-nocer su verdadera identidad y también reconocernuestra condición de criaturas amadas por Él.

Llamados a asimilar en nuestra vida los nombres de Jesús

Renovar la fe supone asimilar los nombres de Jesúsde modo que adquieran una relevancia real en nuestravida concreta. Así, cuando decimos “Jesús”, estamosllamados a reconocer que en Él y por Él el Padre nosda su amor y nos salva. Cuando lo confesamos comoHijo, hemos de profesar que gracias a que Él es el Hijoúnico del Padre, nosotros hemos podido recibir la filia-ción divina adoptiva. Cuando lo llamamos Señor,estamos llamados a situarlo en el centro de nuestraexistencia, de nuestras decisiones, como el Señor denuestra historia. Y cuando lo llamamos Cristo y descu-brimos la fuerza del Espíritu Santo actuando en Él, senos abren las puertas para entender lo que significaser cristianos: dejarnos conducir como Él por el Espíritupara ser testigos, con las palabras, con las obras, conla vida entera, del amor que Dios tiene a todos y cadauno de los hombres.

Meditaciones 48

Para la reflexión y el diálogo- Compartir en un diálogo franco lo que más hallamado la atención a cada uno en este artículodel Credo.

- ¿Qué significa el nombre de “Jesús” para mí?

- Cristo significa “Ungido”; Jesucristo es el Ungidopor el Espíritu Santo. Nosotros también somosungidos. ¿Qué significa y qué consecuencias debetener en nuestra vida el pensar que también nosotroshemos sido ungidos por el Espíritu de Jesús?

Para la oración

Evangelio según San Mateo 16, 13 - 17Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús

preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente quees el Hijo del hombre?” Ellos contestaron: “Unos, queJuan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremíaso uno de los profetas”. Él les preguntó: “Y vosotros,¿quién decís que soy yo?”. Simón Pedro tomó la palabray dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”.

Jesús le respondió: “¡Bienaventurado tú, Simón, hijode Jonás!, porque eso no te ha revelado ni la carne nila sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.

Tomamos como texto para la oración el Prefacio VIIdominical del Tiempo Ordinario. Asombrados y agra-decidos somos llevados a contemplar el misterio delHijo eterno de Dios que, haciéndose hombre en Jesúsy siendo ungido por el Espíritu Santo y constituido Cristo,ha redimido y perfeccionado toda la creación. Y unavez contemplado, a proclamar: Jesucristo es Señor paragloria de Dios Padre.

Te damos gracias, Dios Padre nuestro, porque tuamor al mundo fue tan misericordioso que no sólo nosenviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que entodo lo quisiste semejante al hombre, menos en elpecado, para poder así amar en nosotros lo que amabasen él. Con su obediencia has restaurado aquellos donesque por nuestra desobediencia habíamos perdido.

Creo en Jesucristo 9

Para la vida- ¿Practicamos alguna forma de oración que estécentrada en el nombre de Jesús?

- ¿Somos capaces de pasar de la afirmación “Jesúses Señor” a esta otra: “Jesús es mi Señor”? ¿Cómose muestra en mi vida este señorío de Jesús?

- ¿Qué hacer, y cómo hacerlo, para que este señoríoalcance a todos los hombres?

ORACIÓN PARA LA MISIÓN MADRID

Señor Jesucristo,Hijo de Dios vivo y Hermano de los hombres,te alabamos y te bendecimos.Tú eres el Principio y la Plenitud de nuestra fe.El Padre te ha enviado para que creamos en Tiy, creyendo, tengamos Vida eterna.

Te suplicamos, Señor, que aumentes nuestra fe:conviértenos a Ti,que eres la Verdad eterna e inmutable,el Amor infinito e inagotable.Danos gracia, fuerza y sabiduríapara confesar con los labiosy creer en el corazón que Tú eresel Señor Resucitado de entre los muertos.Que tu Caridad nos urjapara encender en los hombres el fuego de la fey servir a los más necesitadosen esta Misión Madrid que realizamos en tu nombrea impulsos del Espíritu.

Te pedimos con sencillez y humildad de corazón:haznos tus servidores y testigos de la Verdad;que nuestras palabras y obrasanuncien tu salvación y den testimonio de Tipara que el mundo crea.Te lo pedimos por medio de Santa María de la Almudena,a quien nos diste por Madre al pie de la cruzy nos guía como Estrella de la Evangelizaciónpara sembrar en nuestros hermanos la obediencia de la fe.

Amén.