crenzel - el nunca más y la memoria

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  • 7/25/2019 Crenzel - El Nunca Ms y La Memoria

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    Prohistoria

    ISSN: 1514-0032

    [email protected]

    Sin Institucin

    Argentina

    CRENZEL, EMILIO

    Dos prlogos para un mismo informe. El Nunca Ms y la memoria de las desapariciones

    Prohistoria, nm. 11, 2007, pp. 49-60

    Sin Institucin

    Santa Fe, Argentina

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380135838003

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

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    http://www.redalyc.org/revista.oa?id=3801http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380135838003http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=380135838003http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=3801&numero=35838http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380135838003http://www.redalyc.org/revista.oa?id=3801http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=3801http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380135838003http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=3801&numero=35838http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=380135838003http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380135838003http://www.redalyc.org/revista.oa?id=3801http://www.redalyc.org/revista.oa?id=3801
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    CRENZEL, Emilio Dos prlogos para un mismo informe.El Nunca Ms y la memoria de lasdesapariciones, prohistoria, ao XI, nmero 11, Rosario, Argentina, primavera 2007, pp. 49-60.* Este artculo deriva de un trabajo ms amplio sobre la historia poltica del informeNunca Ms. Ver CRENZEL,

    Emilio Ariel Gnesis, usos y resignificaciones del Nunca Ms: La memoria de las desapariciones en Argen-tina, Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires,2006, indita.

    Dos prlogos para un mismo informeElNunca Ms y la memoria de las desapariciones*EMILIOCRENZEL

    Recibido con pedido de publicacin el 17/07/2006Aceptado para su publicacin el 05/12/2006

    Versin definitiva recibida el 30/01/2007Emilio Crenzel es Doctor en Ciencias Sociales

    por la Facultad de Ciencias Socialesde la Universidad Nacional de Buenos Aires

    [email protected]

    ResumenEn este artculo se analizarn dos prlogos alinformeNunca Ms, elaborado por la Comi-sin Nacional sobre la Desaparicin de Perso-nas en 1984. El primero, escrito por la Comi-sin, expuso la interpretacin del gobierno deAlfonsn sobre el pasado de violencia polticay horror, y postul una nueva lectura sobre laidentidad de los desaparecidos y el papel de lasociedad argentina en esos hechos. El segun-

    do, elaborado por la Secretara de DerechosHumanos de la Nacin fue aadido en 2006.Su comparacin ilustrar los cambios y conti-nuidades en la memoria del pasado reciente enel pas.

    Palabras claveNunca Ms prlogo memoria dictadura democracia

    AbstractIn this article I analyze two prologues to the

    Nunca Ms(Never Again) report, elaboratedby the Nat ional Comm ission on theDisappearance of Persons, in 1984. The first,written by the Commission, exposed Alfonsnadministrations understanding of the politicalviolence and horror during the period, and

    proposed a new perspective about the identityof missing persons and the role of the Argentine

    society in these events. The second one,elaborated by the Secretariat of Human Rightsof the Nation, was added in 2006. Thecomparison between both prologues willillustrate the changes and continuities in therecent memory in Argentina.

    Key WordsNunca Ms prologue memory dictatorship democracy

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    E n 1983, cinco das despus de recuperada la democracia poltica en Argentina, elpresidente constitucional Ral Alfonsn cre la Comisin Nacional sobre la Desa-paricin de Personas (CONADEP) para investigar el destino de los desapareci-dos.1Esta comisin deba entregar un informe resumiendo su investigacin, que fue publi-

    cado en noviembre de 1984 bajo el ttulo Nunca Ms yrpidamente se convirti en unxito editorial. Hasta hoy, este libro es la produccin escrita ms difundida sobre las des-apariciones ocurridas en Argentina y su ttulo se convirti en un emblema de la memoriacolectiva nacional sobre esos hechos.2

    El libro propuso, de manera oficial, una nueva lectura del pasado de violencia polti-ca al atribuir a las fuerzas armadas la responsabilidad en las desapariciones. Su relatointegr las fases pblicas y clandestinas de este crimen, propuso un conocimiento novedo-so sobre su magnitud y alcances, afirm la condicin de sujetos de derecho de los desapa-recidos y legitim las voces de los familiares y sobrevivientes al incorporar sus testimo-nios como piezas centrales. De este modo, enfrent al discurso dictatorial que justificaba o

    negaba toda responsabilidad en las desapariciones al sostener el carcter sistemtico deesa prctica, retratar su atrocidad y establecer la responsabilidad militar en ellas.En marzo de 2006 la Secretara de Derechos Humanos de la Nacin reedit este

    informe, adicionndole un nuevo prlogo. En este artculo, propongo analizar la perspec-tiva que conjuga ambos prlogos y los cambios y las continuidades que se esbozan en susinterpretaciones sobre el pasado de violencia poltica que vivi el pas, cmo interpretan larelacin de la sociedad argentina con esos hechos, qu atributos hacen presentes y desdecules claves narrativas postulan la identidad de los desaparecidos y en qu orden de valo-res asientan la esperanza de que el horror no se repita.

    El prlogo de la CONADEP

    El prlogo original del informeNunca Msexpone una gramtica general de sentidosobre el pasado reciente.3En sus primeras lneas evoca un tiempo dominado por la violen-cia poltica producto de los extremos ideolgicos. Esta violencia no es historizada, ni ex-plicados los motivos que la originaron y, lejos de encontrar sus races en la historia nacio-nal, es presentada como un fenmeno que trascendi las fronteras locales.4

    1 Esta comisin se cre por decreto del Poder Ejecutivo Nacional nmero 187 del 15 de diciembre de 1983 y

    estuvo integrada por personalidades de la sociedad civil y representantes de la Cmara de Diputados de laNacin.

    2 El informeNunca Msha vendido, hasta mayo de 2006, 448 mil ejemplares incluidas sus traducciones.Fuente: elaboracin propia sobre la base de datos de EUDEBA.

    3 VERN, Eliseo Semiosis de lo ideolgico y del poder. La mediatizacin, Secretara de Extensin Univer-sitaria, Facultad de Filosofa y Letras, Oficina de Publicaciones del Ciclo Bsico Comn, Universidad deBuenos Aires, Buenos Aires, 1995, p. 28.

    4 COMISIN NACIONAL SOBRE LA DESAPARICIN DE PERSONAS (CONADEP)Nunca Ms.Infor-me de la Comisin Nacional sobre la Desaparicin de Personas , EUDEBA, Buenos Aires, 1984, p. 7.

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    La CONADEP repudia de plano la violencia previa al Golpe y enfatiza el cariz queasumi la respuesta del Estado frente a esta situacin desde marzo de 1976. De estemodo, su presentacin de la secuencia de la violencia invierte la proposicin del imagina-rio revolucionario que una dcada atrs justificaba la violencia popular como una respues-

    ta a la del sistema y valida la interpretacin castrense de la accin del Estado como unarplica al terrorismo. Sin embargo, rebate la raz de la perspectiva castrense al delimitarla responsabilidad dictatorial en las desapariciones.5De igual modo, confirma el saberconstituido por el rgimen militar sobre el terrorismo pero establece el estatuto especfi-co que comportaron las desapariciones como crimen.6

    De este modo, elNunca Msreproduce la perspectiva del poder poltico presente enlos decretos de juzgamiento a las cpulas guerrilleras y a las Juntas militares desde unlenguaje afincado en la ley e imparcial, opuesto al ejercicio ilegtimo o ilegal de laviolencia.7Por otro, mediante esta operacin recorta el pasado y delimita su objeto deestudio: lo actuado por las fuerzas armadas tras el golpe de Estado del 24 de marzo de

    1976. Pese a que luego en su corpus semenciona la existencia de desaparecidos y centrosclandestinos de detencin en Tucumn y otras zonas del pas en 1975, bajo el gobierno deIsabel Pern, esos hechos son relegados del prlogo.8

    La periodizacin del pasado delNunca Msse sostiene, entonces, sobre una pers-pectiva institucional basada en la dicotoma entre democracia y dictadura. Esta mirada,por un lado, silencia las responsabilidades polticas y morales del gobierno peronista, lasfuerzas armadas, la sociedad poltica y la sociedad civil durante el periodo de enfrenta-miento entre los dos terrorismos antes del Golpe. Por otra parte, presenta a las desapari-

    5 ...a los delitos de los terroristas, las fuerzas armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peorque el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el podero y la impunidad del Estadoabsoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos. CONADEPNunca Ms..., cit.,p. 7.

    6 Se nos ha acusado, en fin, de denunciar slo una parte de los hechos sangrientos que sufri nuestra nacinen los ltimos tiempos, silenciando los que cometi el terrorismo que precedi a marzo de 1976, y, hasta dealguna manera, hacer de ellos una tortuosa exaltacin. Por el contrario, nuestra Comisin ha repudiadoaquel terror, y lo repetimos una vez ms en estas mismas pginas. Nuestra misin no era la de investigar suscrmenes sino estrictamente la suerte corrida por los desaparecidos, cualesquiera que fueran, proviniesende uno u otro lado de la violencia. Los familiares de las vctimas del terrorismo anterior no lo hicieron,seguramente, porque ese terror produjo muertes, no desaparecidos. Por lo dems, el pueblo argentino hapodido escuchar y ver cantidad de programas televisivos, y leer infinidad de artculos de diarios y revistas,

    adems de un libro entero publicado por el gobierno militar, que enumeraron, describieron y condenaronminuciosamente los hechos de aquel terrorismo. CONADEPNunca Ms..., cit., pp. 10-11.

    7 El presidente Alfonsn, tres das despus de asumir su mandato, mediante los decretos 157 y 158 dispuso eljuzgamiento de las cpulas de las organizaciones guerrilleras Montoneros y Ejrcito Revolucionario delPueblo, como tambin de las tres primeras Juntas militares de la dictadura. Ver Boletn Oficial, 15 dediciembre de 1983, pp. 4-5. Sobre las caractersticas del discurso imparcial, ver BOURDIEU, PierreQu significa hablar?, Akal, Madrid, 2001, p. 100.

    8 Para el registro de las desapariciones previas al Golpe ver CONADEPNunca Ms..., cit., pp. 16, 58, 299 y383.

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    ciones como producto de la emergencia de un estado del Estado, el dictatorial, que enforma reticular y capilar violent la vida con impunidad. En ese proceso, la sociedad esretratada como conjunto en una posicin dual: como posible vctima y como observadoraajena que, si justifica el horror, es debido al terror imperante. En ambos casos, inocente del

    ejercicio de la violencia y del horror.9

    El prlogo de la CONADEP al Nunca Mspropone un nosotros externo a todaviolencia, una comunidad imaginada de ciudadanos ajenos a las divisiones yenfrentamientos.10Por un lado, proyecta esta imagen hacia el pasado en los trminos deajenidad descriptos respecto de la violencia poltica, las desapariciones y las ideologasque las sustentaron. A la vez, la postula hacia el presente y al futuro al establecer el some-timiento a la ley como la regla de oro de la convivencia y de la lucha poltica.

    El prlogo del informe no propone la pregunta sobre cmo fue posible el horror,habitual tras procesos de exterminio, y se reserva la interrogacin para discutir la negacincastrense de toda responsabilidad o para retomar las preguntas que, imagina, posee el

    lector sobre las desapariciones.11

    Slo en su corpusel informe se limita a interrogar alPoder Judicial por su inoperancia ante la violacin de la ley pero instala, como preguntamedular, una interrogacin prospectiva: cmo evitar que pueda repetirse lo sucedido?12

    La ausencia de la pregunta sobre los factores que hicieron posible el horror se complemen-ta con la inexistencia de referencias a algn tipo de continuidad con prcticas desarrolla-das por sucesivos gobiernos dictatoriales y actores polticos durante la segunda mitad delsiglo XX para explicarlo.13Tambin, con la falta de menciones a valores culturales pre-

    9 En cuanto a la sociedad, iba arraigndose la idea de la desproteccin, el oscuro temor de que cualquiera,por inocente que fuese, pudiera caer en aquella infinita caza de brujas, apoderndose de unos el miedo

    sobrecogedor y de otros una tendencia consciente o inconsciente a justificar el horror: Por algo ser, semurmuraba en voz baja, como queriendo as propiciar a los terribles e inescrutables dioses, mirando comoapestados a los hijos o padres del desaparecido. CONADEP Nunca Ms..., cit., p. 9.

    10 Sobre el concepto de comunidad imaginada ver ANDERSON, Benedict Comunidades imaginadas: re-flexiones sobre el origen y la difusin del nacionalismo, FCE, Mxico, 1997.

    11 Cmo no atribuirlo a una metodologa del terror planificada por los altos mandos? Cmo podran habersido cometidos por perversos que actuaban por su sola cuenta bajo un rgimen rigurosamente militar, contodos los poderes y medios de informacin que esto supone? Cmo puede hablarse de excesos individua-les? [] Arrebatados por la fuerza, dejaron de tener presencia civil. Quines exactamente los habansecuestrado? Por qu? Dnde estaban?. CONADEPNunca Ms..., cit., pp. 8-9.

    12 Cmo fue posible mantener la impunidad de tantos delitos, consumados con la evidencia de un mismomodus operandi y muchos de ellos ante numerosos testigos?, cmo se explica que los jueces no hayanubicado a ningn secuestrado, despus de varios aos que tomaron estado pblico las versiones de quienes,con mejor suerte, fueron liberados?, qu les impidi allanar oportunamente tan slo uno de los lugares decautiverio?. CONADEPNunca Ms..., cit., p. 391. La enormidad de lo acontecido, la transgresin a losfundamentos mismos de la especie, provocar todava aquel ser cierto?, con que algunos intentabansustraerse del dolor y del espanto, pero tambin de la responsabilidad que nace del saber, del estar enterado,porque a ello sigue, inexorablemente, el preguntarse: cmo evitar que pueda repetirse?. CONADEPNun-ca Ms..., cit., p. 15.

    13 Ver CAVAROZZI, Marcelo Los ciclos polticos en la Argentina desde 1955, en ODONNELL, Guillermo;SCHMITTER, Philippe C. y WHITEHEAD, Laurence compiladores Transiciones desde un gobierno

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    vios de la historia poltica del pas donde asentar la expectativa de que no se repita. Estasausencias se resuelven al postularse al presente, la democracia restaurada, como el ordenen el cual la Comisin asienta esta esperanza.

    Por otra parte, el prlogo propone una imagen de vastedad e imprevisibilidad sobre

    quienes podan sufrir las desapariciones, dada la consideracin de victimarios de su ene-migo. Seala que, dentro de su delirio semntico, todo era posible.14Esta proposicintiende a escindir, por un lado, el ejercicio del horror de toda racionalidad. 15 Por otro,presenta a los desaparecidos con un perfil heterogneo e inclusivo, pero con fronteras.Fueron quienes enfrentaron injusticias, participaron de luchas reivindicativas, se opusie-ron a la dictadura o intentaron cambiar el orden social, pero tambin los amigos de cual-quiera de ellos, y amigos de esos amigos, gente que haba sido denunciada por venganzapersonal y por secuestrados bajo tortura.16

    As, la identidad de los desaparecidos adquiere la imagen de una masa abierta quecrece en espiral.17Pese a esa amplitud, un atributo restrictivo amalgama sus identidades: la

    ajenidad con la lucha armada, al excluirse de este universo a los combatientes de la guerri-lla. No son sus memorias las que el informe abarca ya que las mismas forman parte de otrorelato, el del combate.

    Esta frontera del prlogo se reconfigura en el corpusdel libro. La exclusin de losguerrilleros se extiende a la militancia poltica. En la mayora de los testimonios que inclu-ye el informe (64%) la Comisin presenta a los desaparecidos slo mediante sus nombres,

    autoritario: Amrica Latina, Paids, Buenos Aires, 1988, Tomo 2, citado por MARCHESI, Aldo Laslecciones del pasado, memoria y ciudadana en los informes Nunca Ms del Cono Sur, Facultad de Huma-

    nidades y Ciencias de la Educacin, Montevideo, 2001, mimeo, p. 11.14 ...desde gente que propiciaba una revolucin social hasta adolescentes sensibles que iban a villas-miseria

    para ayudar a sus moradores. Todos caan en la redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simplemejora de salarios, muchachos que haban sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eranadictos a la dictadura, psiclogos y socilogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jvenes pacifis-tas, monjas y sacerdotes que haban llevado las enseanzas de Cristo a barriadas miserables. Y amigos decualquiera de ellos, y amigos de esos amigos, gente que haba sido denunciada por venganza personal y porsecuestrados bajo tortura. Todos, en su mayora inocentes de terrorismo o siquiera de pertenecer a loscuadros combatientes de la guerrilla, porque stos presentaban batalla y moran en el enfrentamiento o sesuicidaban antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores. CONADEP NuncaMs..., cit., pp. 9-10.

    15 DRUCAROFF, Elsa Por algo fue. Anlisis del Prlogo a Nunca ms, de Ernesto Sbato, en Nuevosterritorios de la literatura latinoamericana, Actas de las VIII Jornadas de Investigacin de LiteraturaHispanoamericana, Instituto de Literatura Hispanoamericana, Buenos Aires, 1997. Esta estrategia discursivaprolonga la asociacin entre racionalidad y poder y locura y oposicin utilizadas por la dictadura queestigmatiz con el apelativo de locas a las Madres de Plaza de Mayo. Sin embargo, esta es empleada paracalificar como irracional al Estado terrorista. Para una mirada que entiende toda prctica poltica comoexpresin de racionalidades diversas, ver FOUCAULT, Michel Qu es la ilustracin?, Ediciones de laPiqueta, Madrid, 1996, p. 19.

    16 CONADEPNunca Ms...,cit., pp. 9-10.17 CANETTI, EliasMasa y Poder, Muchnik Editores, Barcelona, 1994, p. 39.

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    en un 16% los describe como personas o seres humanos, en una proporcin similar sobrela base de los vejmenes que sufrieron como secuestrados, detenidos, desaparecidos,presos o prisioneros y slo en un 3% menciona su condicin militante.18Dentro de estepequeo conjunto, se retratan sus compromisos sectoriales y slo en una nfima propor-

    cin su participacin poltica, siempre ajena a la insurgencia armada.19

    A partir de estosatributos, la Comisin postula la condicin de vctimas inocentes de los desaparecidos,por su ajenidad con la guerrilla y la poltica asumiendo el tono del reclamo dominante bajola dictadura entre los organismos humanitarios y los familiares, que procuraba enfrentar laestigmatizacin dictatorial de los desaparecidos. As, su denuncia de los derechos violadosse asienta en la condicin moral de las vctimas, ms que en el carcter universal e ina-lienable de estos derechos.20

    A pesar de ello, la Comisin defina el alcance y gravedad que asumieron las desapa-riciones: tenemos la certeza de que la dictadura militar produjo la ms grande tragediade nuestra historia, y la ms salvaje. De esta forma, les asignaba unstatus especial, cali-

    ficndolas, adems, como un crimen de lesa humanidad.21

    El uso de las metforas infer-nales para describir la experiencia de la desaparicin complementaba estas sentencias.22

    Mediante estas aseveraciones, la Comisin pona de relieve el ejercicio de un mal absolu-to, que vulnera los valores religiosos, los derechos civiles y polticos de Occidente y lapropia humanidad del hombre, los fundamentos mismos de la especie. Esta inscripcinde las violaciones como una afrenta universal y radical rebate, en su propio territorio, eldiscurso dictatorial que justificaba sus actos esgrimiendo estos mismos valores.23

    En sntesis, el prlogo de la CONADEP al Nunca Msconjug, por un lado, lasnuevas premisas interpretativas para juzgar y pensar el pasado instaladas por el gobierno

    18 Elaboracin propia sobre la base de CORRALINI, Juan; DI IORIO, Emiliano; LOBO, Ana y PIGLIAPOCHI,JavierPolticas de memoria: el Nunca Ms, Buenos Aires, 2003, indito.

    19 Slo tres identidades militantes son puestas de manifiesto en el informe: la de un dirigente radical de laprovincia de Santiago del Estero, la de militantes peronistas y la de grupos cristianos vinculados al peronismo.El nico vnculo mencionado entre el conflicto social, la guerrilla y las desapariciones que propone elinforme parte del testimonio de una sobreviviente que relata la iniciativa militar por presentar una huelgaobrera como resultado de la agitacin guerrillera para justificar la represin del conflicto social y, a la vez,asesinar a cautivos clandestinos. CONADEPNunca Ms...,cit., pp. 377-378.

    20 Para una perspectiva similar sobre este punto, ver NOVARO, Marcos y PALERMO, Vicente La dictaduramilitar 1976/1983. Del golpe de Estado a la restauracin democrtica, Coleccin Historia Argentina,nm. 9, Paids, Buenos Aires, 2002, p. 489.

    21 CONADEPNunca Ms...,cit., pp. 7 y 11.22 Para el uso de estas metforas para representar el horror nazi, ver TRAVERSO, EnzoLa historia desgarra-

    da. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales, Empresa Editorial Herder, Barcelona, 2001, p. 235. Para suuso en informes previos sobre la violencia de Estado en Argentina, ver FORO DE BUENOS AIRES PORLA VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOSProceso a la explotacin y a la represin en Argentina,Buenos Aires, 1973, p. 5; y por los desaparecidos liberados, ver COMISIN ARGENTINA PARA LADEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS Testimonios de los sobrevivientes del genocidio en laArgentina, Barcelona, 1979, p. 1.

    23 CONADEPNunca Ms...,cit., p. 8.

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    de Alfonsn en 1983. Estas claves se fundaban en el rechazo a la ilegalidad e ilegitimidadde la violencia guerrillera, suponan el ejercicio de las desapariciones como una metodolo-ga ilegal adoptada en su combate por el Estado y circunscriban esta ilegalidad, desde unaperiodizacin institucional, a la dictadura instalada en 1976. Esta mirada eclipsaba el ejer-

    cicio de las desapariciones bajo el gobierno peronista y las responsabilidades de las fuer-zas armadas, la sociedad poltica y civil en su ejercicio y permita postular a la democraciacomo garanta de que el horror no se repitiera.

    El prlogo de la CONADEP, tambin, caracteriz a las desapariciones como la vul-neracin de los principios morales, religiosos y polticos de Occidente y present a losdesaparecidos resaltando su humanidad y su condicin de sujetos de derecho. Sin embar-go, los despoj de todo vnculo con la guerrilla y la poltica, reproduciendo el discursohumanitario que enfrent la estigmatizacin dictatorial de los denunciados. Por ltimo,frente a la gravedad de las violaciones a los derechos humanos reclam la actuacin de laley y la justicia. As, inaugur una memoria ciudadana sobre este pasado al inscribirlo en la

    clave de los valores del orden poltico recuperado en 1983 la cual comport las limitacio-nes mencionadas sobre la identidad poltica de los desaparecidos.

    El nuevo prlogo. Rupturas y continuidades en la lectura del pasado reciente

    En abril de 2006, el informeNunca Msfue reeditado al cumplirse el trigsimo aniversa-rio del golpe militar de 1976. Como novedad, esta edicin present los anexos actualiza-dos de las listas de desaparecidos denunciados y los centros clandestinos registrados desde1984 a la actualidad.24Tambin incluy un nuevo prlogo escrito por la Secretara deDerechos Humanos de la Nacin integrada por destacados abogados de presos polticos ydenunciantes de la dictadura en el exilio.25

    En primer lugar, la adicin del nuevo prlogo demostr, dadas las importantes reper-cusiones pblicas que gener, que el pasado de violencia poltica y horror lejos de estarcristalizado y muerto es materia de debate en el presente. En segundo lugar, evidenci queel Estado, como desde 1983, es un actor central en este escenario de luchas por dotar desentido a este pasado. Por ltimo, confirm la importancia del Nunca Msen las ideas yrepresentaciones de la sociedad argentina sobre esos hechos ya que su reedicin reafirmasu condicin de vehculo de transmisin de la memoria, y la adicin del nuevo prlogo

    24 Tras el fin de la labor de la CONADEP en 1984, la Subsecretara de Derechos Humanos primero y laSecretara de Derechos Humanos de la Nacin despus, continuaron recibiendo denuncias por desapari-cin y recabando nueva informacin sobre la existencia de centros clandestinos de detencin.

    25 Sus autores fueron Eduardo Duhalde y Rodolfo Mattarollo secretario y subsecretario de Derechos Huma-nos de la Nacin quienes militaron en organizaciones revolucionarias de los aos 1970s., fueron defenso-res de presos polticos, denunciaron en el exilio a la dictadura y ejercieron diversos cargos en organismosinternacionales de defensa de los derechos humanos.

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    convierte al informe en un instrumento para exponer una nueva lectura del mismo, en estecaso de carcter oficial.26

    El nuevo prlogo, desde sus primeras lneas, propone una nueva forma de pensar elpasado ya que contrapone el tratamiento de los crmenes dictatoriales que impulsa el go-

    bierno de Kirchner respecto de sus predecesores constitucionales desde 1983 y ya no a lostiempos de violencia y dictadura con la democracia. En esta lectura, el presente es califica-do como un momento histrico y excepcional, fruto de la poltica oficial y de su en-cuentro con las inclaudicables exigencias de verdad, justicia y memoria mantenidas pornuestro pueblo a lo largo de las ltimas tres dcadas. As, gobierno y pueblo, son postula-dos como actores que impulsan, sin contradicciones, metas comunes.27

    As, al igual que el prlogo de la CONADEP, el nuevo no historiza el pasado deviolencia poltica y el horror que atraves el pas y omite, tambin, las responsabilidadesdel Estado, las fuerzas armadas, la sociedad poltica y civil en las desapariciones previas alGolpe. A la vez, postula la relacin de la sociedad argentina con el horror desde una mirada

    inversa al original, pero igual de totalizante, en la que el pueblo, sin fisuras, enfrenta elterror dictatorial y la impunidad. Esta perspectiva simplifica la historia de la lucha por losderechos humanos al eclipsar la soledad que rode a los denunciantes del crimen durantela dictadura, desconociendo que las luchas por la verdad, la justicia y la memoria no fueronsimultneas y omitiendo la pluralidad de lecturas sobre ese pasado que se expresan en elpas.28

    Adems de sostenerse en la comparacin de sus polticas sobre el pasado en losestrados judiciales, la diferenciacin del gobierno actual de sus predecesores se revela en

    26 La reproduccin literal del Nunca Ms y la resignificacin de su sentido mediante la adicin de otrastextualidades prolonga el proceso abierto en 1995. Desde entonces, diversos grupos de la sociedad civiltomaron la iniciativa de editarlo incluyendo junto a l sus propias perspectivas sobre la violencia poltica,la dictadura y las desapariciones. Ver CRENZEL, Emilio Gnesis, usos,cit.

    27 Nuestro pas est viviendo un momento histrico en el mbito de los derechos humanos, treinta aosdespus del golpe de Estado que instaur la ms sangrienta dictadura militar de nuestra historia. Estacircunstancia excepcional es el resultado de la confluencia entre la decisin poltica del gobierno nacional,que ha hecho de los derechos humanos el pilar fundamental de las polticas pblicas, y las inclaudicablesexigencias de verdad, justicia y memoria mantenidas por nuestro pueblo a lo largo de las ltimas tresdcadas. COMISIN NACIONAL SOBRE LA DESAPARICIN DE PERSONAS (CONADEP)NuncaMs. Informe de la Comisin Nacional sobre la Desaparicin de Personas, EUDEBA, Buenos Aires,2006, 7ma edicin, p. 7.

    28 Para la historizacin de las luchas por la verdad, la justicia y la memoria del movimiento de derechoshumanos ver JELIN, Elizabeth La poltica de la memoria: el movimiento de Derechos Humanos y laconstruccin de la democracia en Argentina, en ACUA, Carlos; GONZLEZ BOMBAL, Ins; JELIN,Elizabeth; LANDI, Oscar; QUEVEDO, Luis; SMULOVITZ, Catalina y VACCHIERI, AdrianaJuicio, cas-tigos y memorias, Derechos Humanos y justicia en la poltica Argentina , Nueva Visin, Buenos Aires,1995. Para la relacin del autoritarismo dictatorial y los patrones jerrquicos y autoritarios en la sociedadargentina, ver ODONNELL, Guillermo Democracia en la Argentina, micro y macro, en OSZLAK, OscarcompiladorProceso, crisis y transicin, Coleccin Biblioteca Poltica Argentina, CEAL, Buenos Aires,1984, Vol. I, nm. 58.

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    la confrontacin tcita con la explicacin de la CONADEP sobre la violencia a la cual sepostula como una simetra justificatoria entre la violencia guerrillera y estatal.29Median-te esta operacin, el nuevo prlogo cuestiona la explicacin dominante desde 1983 sobreestos hechos, considerndola una justificacin del terror de Estado. Por otro, niega toda

    relacin entre la actividad guerrillera, que no condena, y ese terror.30

    Como se dijo, elprlogo de la CONADEP postul al terror de Estado como respuesta a la violencia guerri-llera, pero no lo justific o relativiz sino que lo conden categricamente.31Por otro lado,las desapariciones afectaron a la militancia radicalizada que no comparta la lucha armada,pero tambin a la guerrilla que no se visualizaba derrotada en marzo de 1976, a la cual lasfuerzas armadas imaginaban con voluntad de retomar la iniciativa poltica.32

    A diferencia de su antecesor, el prlogo de 2006 postula al terrorismo de Estadocomo funcional a la meta dictatorial de imponer un sistema econmico excluyente. Esdecir, como el instrumento racional de unos pocos en pos de sus fines materiales. Estaexplicacin se refleja, adems, en el desplazamiento de la mencin de los responsables

    directos del crimen, por la descripcin, escueta y abstracta, de los impulsores de la trans-formacin econmica y en la prevalencia de la mencin de las relaciones sociales destrui-das por la dictadura en el plano de las conquistas sociales y, ya no, en la prdida de lacondicin ciudadana, en la presencia civil, en palabras de la CONADEP, de los desapa-recidos.33As, el nuevo prlogo privilegia la asociacin entre la dictadura y el intento declausurar el modelo de acumulacin de capital y distribucin del ingreso forjado por el

    29 Es preciso dejar claramente establecido porque lo requiere la construccin del futuro sobre bases firmesque es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de juego de violencias

    contrapuestas como si fuera posible buscar una simetra justificatoria en la accin de particulares, frente alapartamiento de los fines propios de la Nacin y del Estado que son irrenunciables. CONADEP NuncaMs..., 2006,cit., p. 8.

    30 Por otra parte, el terrorismo de Estado fue desencadenado de manera masiva y sistemtica por la JuntaMilitar a partir del 24 de marzo de 1976, cuando no existan desafos estratgicos de seguridad para el statuquo, porque la guerrilla ya haba sido derrotada militarmente. CONADEP Nunca Ms..., 2006, cit, p. 8.

    31 Rodolfo Mattarollo, subsecretario de derechos humanos y uno de los autores del prlogo de 2006, afirmincluso que el prlogo de la CONADEP expresaba una perspectiva similar al negacionismo europeo de loscrmenes nazis al proponer a la violencia de abajo como antecedente del terror de Estado. Ver De los dosdemonios al terrorismo de Estado, enPgina/12, 15 de mayo de 2006, p. 10, reportaje de Victoria Ginzberg.

    32 MIGNONE, EmilioDerechos humanos y sociedad: el caso argentino, Centro de Estudios Legales y Socia-les, Buenos Aires, 1991, p. 67, seala que la memoria militar de la amnista de 1973, tras la cual loscombatientes de la guerrilla renovaron sus compromisos militantes, tuvo un peso importante en la decisinde exterminio de la ltima dictadura. Este argumento es compartido desde una perspectiva afn al pensa-miento castrense por MASSOT, Vicente Matar y morir. Violencia poltica en Argentina, Emec, BuenosAires, 2003, p. 236.

    33 La dictadura se propuso imponer un sistema econmico de tipo neoliberal y arrasar con las conquistassociales de muchas dcadas, que la resistencia popular impeda fueran conculcadas y prosigue En laaplicacin de estas polticas, con la finalidad de evitar el resurgimiento de los movimientos polticos ysociales la dictadura hizo desaparecer a 30.000 personas, conforme a la doctrina de la seguridad nacional,al servicio del privilegio y de intereses extranacionales. CONADEPNunca Ms..., 2006, cit., p. 8.

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    primer peronismo dejando de lado, a la vez, toda mencin al reordenamiento poltico au-toritario que pretendi fundar tras el Golpe de marzo de 1976.

    Al asumir esta perspectiva, hace suya la mirada que, desde el vigsimo aniversariodel Golpe y reforzada por la crisis econmica y poltica de diciembre de 2001, postularon

    los organismos y otros actores para explicar el terror dictatorial.34

    Pese a ello, al retratar alos desaparecidos por sus datos identitarios bsicos (nios, jvenes, hombres y mujeres detodas las edades); sus perfiles ocupacionales (obreros, periodistas, abogados, psiclogos,profesores universitarios, docentes, estudiantes) o como hombres y mujeres de todos losestamentos sociales, propone una imagen amplia e indiscriminada de sus identidades queretoma la narrativa humanitaria forjada entre los denunciantes del crimen durante la dicta-dura y que excluye, como la CONADEP, a la guerrilla de ese universo pero, adems, a lamilitancia poltica.35

    Por ltimo, al igual que el prlogo original, el nuevo caracteriza como crmenes delesa humanidad a las desapariciones y postula que la memoria de lo ocurrido debe ensear

    a valorar la democracia y el Estado de derecho.36

    Pese a ello, enfatiza que en esa tarea sedebern vencer los intereses que posibilitaron el terror de Estado y las polticasneoliberales.37As, insiste en vincular el terror de Estado con un modelo econmico y

    34 Ver LORENZ, Federico De quien es el 24 de Marzo? Las luchas por la memoria del golpe de 1976, enJELIN, Elizabeth compiladora Las conmemoraciones: las disputas en las fechas in-felices, ColeccinMemorias de la Represin, Siglo XXI, Madrid, 2002, Vol. 3. En el mismo sentido, a diferencia del prlogooriginal que inclua la cifra de 8.961 desaparecidos registrados oficialmente, advirtiendo el carcter provisorioy seguramente ms amplio de la misma, el nuevo instala la de 30 mil desaparecidos sin presentar el nuevoregistro a 2006 de desaparecidos denunciados oficialmente, cifra que sobrepasara los 13 mil casos.

    35

    Retrata a los desaparecidos como: Obreros, dirigentes de comisiones internas de fbricas, sindicalistas,periodistas, abogados, psiclogos, profesores universitarios, docentes, estudiantes, nios, jvenes, hom-bres y mujeres de todas las edades y estamentos sociales fueron su blanco. CONADEP Nunca Ms...,2006, cit., p. 8. Sobre el proceso de constitucin de la narrativa humanitaria como dominante en ladenuncia de los crmenes dictatoriales y el desplazamiento paralelo de la clave revolucionaria, verMARKARIAN, VaniaLeft in Transformation: Uruguayan Exiles and the Latin American Human RightsNetworks, 1967-1984, Routledge, Nueva York, 2005. La autora analiza el caso uruguayo, pero el procesodescripto y sus conclusiones son extensibles al tono que adquiri la denuncia bajo la dictadura argentina.

    36 Es responsabilidad de las instituciones constitucionales de la Repblica el recuerdo permanente de estacruel etapa de la historia argentina como ejercicio colectivo de la memoria, con el fin de ensear a lasactuales y futuras generaciones las consecuencias irreparables que trae aparejada la sustitucin del Estadode Derecho por la aplicacin de la violencia ilegal por quienes ejercen el poder del Estado, para evitar queel olvido sea caldo de cultivo de su futura repeticin. MARKARIAN, VaniaLeft in Transformation, cit.,p. 8. Tras esta afirmacin se sostiene la necesidad de afianzar la tica de la responsabilidad en todos losrdenes de la actividad pblica y la nica manera de otorgar a las polticas pblicas un contenido de justiciareal y concreto. Curiosamente, la apelacin a esta tica, integr el argumento oficial a favor de la ley dePunto Final. Otro tanto sucedi en Uruguay, cuando fue utilizada para ratificar la Ley de Caducidad de laPretensin Punitiva del Estado. Ver RONIGER, Luis y KIERSZENBAUM, Leandro Los intelectuales ylos discursos de derechos humanos en el Cono Sur, enEstudios Interdisciplinarios de Amrica latina y elCaribe, Vol. 16, nm. 2, Tel Aviv, julio-diciembre, 2005.

    37 Actualmente tenemos por delante la inmensa tarea de revertir una situacin de impunidad y de injusticiasocial, lo que supone vencer la hostilidad de poderosos sectores que con su complicidad de ayer y de hoy

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    social y en comprender a la democracia no ya como una rupturaper secon el pasado sinocomo un orden que prolong ciertas premisas instaladas por la dictadura. Ello se evidenciaal postular elNunca Ms respecto de los crmenes dictatoriales pero, con igual determina-cin, para con la injusticia social.38Este estilo conclusivo se afirma con la ausencia del uso

    de la interrogacin como recurso en sus pginas.

    Conclusiones

    En este artculo se analizaron las lecturas contenidas en dos prlogos escritos para unmismo libro, elNunca Ms, constituido en emblema de la memoria sobre la desaparicinde personas en Argentina.

    El nuevo prlogo a este informe conjuga, desde una mirada fundacional, una nuevalectura de los tiempos de violencia poltica y horror. A diferencia del prlogo de laCONADEP, no delimita el pasado del presente contraponiendo la democracia poltica a ladictadura, sino que propone ese corte entre las polticas del gobierno actual respecto de las

    de sus predecesores constitucionales. Esto se manifiesta en su cuestionamiento a las leyesde impunidad y a los indultos, en la crtica a la prolongacin del orden material fundadopor la dictadura en democracia y en la refutacin de la explicacin, dominante desde 1983,sobre la violencia poltica y el terrorismo de Estado que brinda el prlogo de la CONADEPsosteniendo que justifica el terror estatal. Su explicacin del terror de Estado, en cambio,vincula al horror con la instauracin de un modelo econmico y social y, por ello, suesperanza en elNunca Msconjuga la meta de castigo ante los crmenes y la afirmacin dela justicia social.

    Sin embargo, entre ambos prlogos tambin se verifican continuidades. Al igual queel original, el de 2006 no historiza la violencia poltica ni el terror de Estado, no se pregun-

    ta por las responsabilidades de la sociedad poltica y civil en su ejercicio, excluye deluniverso de desaparecidos a la guerrilla y postula la relacin de la sociedad argentina consu pasado desde una mirada inversa pero tambin totalizante que reproduce la ajenidad,inocencia y victimizacin con la cual la CONADEP la retrat en 1984.

    Los cambios entre ambos prlogos revelan la emergencia de una nueva lectura delpasado que busca oficializarse. Esta incluye las determinaciones materiales para explicarel terror y los crmenes y, especialmente, cuestiona el derrotero asumido por la democracia

    con el terrorismo de Estado y las polticas neoliberales la hicieron posible. CONADEP Nunca Ms...,2006,cit., p. 8.

    38 El NUNCA MS del Estado y de la sociedad argentina debe dirigirse tanto a los crmenes del terrorismode Estado la desaparicin forzada, la apropiacin de nios, los asesinatos y la tortura como a las injusti-cias sociales que son una afrenta a la dignidad humana. El NUNCA MS es un vasto programa a realizarpor el Estado nacional, por las provincias y municipios y por la sociedad argentina en su conjunto, siqueremos construir una Nacin realmente integrada y un pas ms justo y ms humano para todos.CONADEPNunca Ms..., 2006,cit., p 9. Este proceso de ampliacin de los trminos del lema, se habadesenvuelto tambin desde 1996 en los usos delNunca Mspor parte de diversos actores de la sociedadcivil. Ver CRENZEL, Emilio Gnesis, usos,cit.

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    desde 1983 en su tratamiento, proponindose a s misma como fundante de un nuevo tiem-po. Sus rasgos comunes nos advierten de la perdurabilidad de una matriz de la memoriaque rehuye historizar los enfrentamientos que desgarraron a esta sociedad en trminoscomplejos, a proponer su gnesis y desenvolvimiento incluyendo las responsabilidades

    que los tornaron posibles y a inscribir la humanidad concreta de quienes sufrieron la des-aparicin afirmando as, en plenitud, el carcter universal de los derechos humanos. Lapotencia de estos rasgos se evidencia en su presencia en un prlogo que se pretende anta-gnico con su precedente y fundante de una nueva visin sobre estos hechos.

    Estas persistencias, en sntesis, revelan las dificultades que, veinte aos despus depublicado el prlogo original delNunca Ms, conserva la sociedad argentina para pensare interrogar su pasado e inscribirlo en un relato histrico.

    Buenos Aires, enero de 2007

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