cortéz, & camacho. qué es análisis del discurso

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3 El objeto de estudio del Análisis del discurso y su heterogeneidad 3.1. La tarea del analista del discurso 3.1.1. La interrelación entre forma y función Utilizando esa idea tantas veces repetida, podemos decir que lejanas quedan ya las opiniones de quienes sostienen que no hay organización lingüística superior a la oración. Y es que pensar así es lo mismo que defender la extraña postura de _que la conversación o el texto escrito consisten en una cadena desordenada de palabras. Para que nuestros dis- cursos sean coherentes hemos de utilizar una serie de mecanismos, algunos de los cuales eran desconocidos como objetos de estudio hace unas décadas: cambio de destinatario, elementos enmarcados (marca- dores de estructuración, conectivos, etc.), elementos finales, recursos kinésicos, etc, (Stubbs, 1983). y todo ello, lo ha de estudiar el analista del discurso como lo ha de hacer con los mecanismos reales que man- tienen la comunicación, la comprensión y la interacción; esto significa que dicho análisis se ha de ocupar de las formas que tienen los hablan- res de seleccionar la información, formularla y expresarla o, por el con- trario, de asumir qué es conocimiento sabido y compartido, qué se da por sentado y qué no hay que emplear. El Análisis del discurso ha recorrido un largo camino desde aquellos tempranos problemas terminológicos suscitados en los trabajos de Guespin (1971) sobre el léxico político en determinados discursos, los inicios etnometodológicos o los nacientes estudios etnográficos recopi- lados en volúmenes como el de Gumperz y Hymes (1972), hasta nues- tros días, donde hemos de considerarlo no solamente un vasto y rnulti- disciplinario marco que envuelve casi una docena de disciplinas, sino

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3 El objeto de estudio del Análisis del discursoy su heterogeneidad

3.1. La tarea del analista del discurso

3.1.1. La interrelación entre forma y función

Utilizando esa idea tantas veces repetida, podemos decir que lejanasquedan ya las opiniones de quienes sostienen que no hay organizaciónlingüística superior a la oración. Y es que pensar así es lo mismo quedefender la extraña postura de _que la conversación o el texto escritoconsisten en una cadena desordenada de palabras. Para que nuestros dis-cursos sean coherentes hemos de utilizar una serie de mecanismos,algunos de los cuales eran desconocidos como objetos de estudio haceunas décadas: cambio de destinatario, elementos enmarcados (marca-dores de estructuración, conectivos, etc.), elementos finales, recursoskinésicos, etc, (Stubbs, 1983). y todo ello, lo ha de estudiar el analistadel discurso como lo ha de hacer con los mecanismos reales que man-tienen la comunicación, la comprensión y la interacción; esto significaque dicho análisis se ha de ocupar de las formas que tienen los hablan-res de seleccionar la información, formularla y expresarla o, por el con-trario, de asumir qué es conocimiento sabido y compartido, qué se dapor sentado y qué no hay que emplear.

El Análisis del discurso ha recorrido un largo camino desde aquellostempranos problemas terminológicos suscitados en los trabajos deGuespin (1971) sobre el léxico político en determinados discursos, losinicios etnometodológicos o los nacientes estudios etnográficos recopi-lados en volúmenes como el de Gumperz y Hymes (1972), hasta nues-tros días, donde hemos de considerarlo no solamente un vasto y rnulti-disciplinario marco que envuelve casi una docena de disciplinas, sino

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¿QU~ ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

tam~ién un camp? de investigación que en algunas de sus áreas ha con-seguI~o ,su, mayona de ed~d, hasta el punto de ser una más entre algu-nas disciplinas ,de humanidades y ciencias sociales, especialmente en 1c~~~ de la ,lmgüística, Ciñéndonos ya a este último campo, en ~lAn~ISIS,,~el dISCU~SO-co~o en fonología, lexicología o sintaxis-la tareadellmgulsta consiste en Identificar unidades aSI'como lo;lJ' ,s procesos que~peran so re, estas unidades, o sea, determinar la interrelación entrarma y función en la comunicación verbal, e

3,1.2. El discurso y su estructura

Se parte generalmente del principio de que en todo tipo de discurso exis-te ~na estr~ctura q~e determina su carácter; el inicio y desarrollo de cual-qUier a~to m~eract!vo crean un proceso de «negociación» determinadoP?r la mte~clOnalldad comunicativa; sea aquel proceso más o menosdirecto, m~ o menos concreto, se estará determinando un tipo deest,ru~tura diferente. Para nosotros, la tarea del analista del discurso nodejara de ser estructural, en un sentido diferente al estructuralismo clási-co, (e? todo caso, cabría hablar de un cierto estructuralismo omnímodoo flexible).

El con~epto de discurso como acto lingüístico de comunicación sed~be ~oclar, como decíamos, a la superposición de diferentes planos odtmenstones:.recordem~s a Leech (1983/1997), con sus planos «textual»,«representacional», e «interpersonal», y reseñemos que - d 'V: Diik ' id ,anos espues,

an IJ comer e con tal teoría, afirmando que hay tres dimensiones:

a) Lenguaje en uso.~ b) Comunicación de creencias (cognición).

e) Interacción en situación social.

Estos tres niveles se subdividen a su vez en '1 Dd 11

' " otros nrve es. ar cuen-ta e e os mtegradamente es la auténtica lab d 1 al' d 1 di

d 1 de anali or e an ista e iscursoo e os grupos e analistas del discurso aunq d 1 b '_ .' ue ca a uno co a ore enpequenos campos de cada nivel. Por tanto 1 Análi d 1 did b d la J. ' , ' <:- lSlS e iscurso se

e e ocupar e descripcián de niveles) sub ' / 't: ., ' J la " , ntuetes que se tntegran en el

acto ttnguisttco ae comuntcacion. empezand 1 e 1'"''1 ' 1 b b O por a forma rnguisnca

que es e «ruve o serva le» o estructura sup f 'al d . , ', di' 1 ,. er lCl , e expresion, y des-cendien o a os ruve es mas profundos de 1 el' if da rorrna: e Slglll ica o y, por

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROG

último, la acción, o verdadera clave comunicativa: lo que hacemoshablando, lo que pretendemos con esa emisión lingüística o las conse-cuencias socioafectivas de nuestros mensajes. Es decir, el estudioso, porun lado, habrá de rastrear cómo a través de recursos lingüísticos o estra-tegias discursivas se muestra en el discurso la presencia del hablante, desUS intenciones, objetivos, etc, en la interacción, por otro, revelará cuá-les son las implicaciones sociales de este proceso, que es, por ejemplo, loque hacen los analistas del ~scurso crítico.. . ,

A medida que se va trabajando con un nivel, se va pasando al SIgUien-te; pero el orden es arbitrario, pues se podría comenzar por la acción, encuanto que se explica qué propiedades tiene el lenguaje en uso, y acabar,finalmente, en la forma. El camino que sigue el Análisis del discurso, en .•el orden que sea, oscila entre las microestructuras y las macroestructurasdel habla, texto, contexto y sociedad. Puede empezar con modelos gene-rales abstractos, o bien caracterizando específicamente sonidos, palabras,gestos, significados. En realidad, da igual, porque, cuando se estudia unnivel, se hace, generalmente, a partir de otros: el orden de palabras tieneuna intención que relaciona la estructura verbal con el significado einteracción -en un sentido muy amplio, y aplicado a dos participantes oa un grupo social-; por eso podemos hablar de niveles, pero, repetimos,de niveles integrados y plasmados en el discurso como producto.

Finalmente, el analista del discurso ha de saber que el objeto de suestudio es el resultado al que ha llegado el hablante tras seleccionar lainformación, formularla y expresarla según un largo proceso tipo lógicoque tendrá que ver con la modalidad empleada, con el registro, con elgénero, etc, lo que hace a priori que los temas y modelos metodológi-cos sean tan variados.

3.2. El estudio del discurso según su heterogeneidad temáticay metodológica

Desde sus inicios, comienzos de los setenta, hasta nuestros días, es tallavariedad de temas y modelos propuestos tanto manolo gales como dia-logales, escritos como hablados, que se hace muy difícil poder dar unavisión de conjunto. Entre un estudio que sea capaz de mostrar a travésde un análisis del corpus y de los datos obtenidos el papel clave de laentonación y de la pausa en la estructura y organización de la conversa-ción coloquial (Hidalgo, 1997), y otro que intente una tipología de las

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¿QUIO ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

más frecuentes formas de interrogación ecoica en español, analizandosus diversas funciones pragmáticas dentro del discurso en estrecha rela-ción con ~us marcadores sintáctico-semánticos y fonológicos pertinen-tes (Durnitrescu, 1996), hay una enorme diferencia temática; pero noes ,~enor que la que pueda existir entre el comentario sintáctico-prag_manco de un texto oral (Carbonero, 1997) yel intento de dar cuentade las divergencias y semejanzas que existen en las pautas conversacio-nales de dos grupos de hispanohablantes -mexicanos y españoles- enun determinado tipo de actividad: la negociación (Bravo, 1999). y to-dos ellos pertenecerán de la misma manera a lo que se ha llamadoAnálisis del discurso. Por otro lado, y es un síntoma más de su hetero-geneidad, el análisis del discurso va a ir proveyendo las herramientasteóricas y metodológicas para una aproximación crítica bien fundada alestudio de los problemas sociales, poder y desigualdad; los lingüistaseuropeos, especialmente, parecen haber asumido el grado de responsa-bilidad que les corresponde en el tratamiento de problemas socialmen-te relevantes, como la interculturalidad, en la que se inserta la xenofo-bia o el racismo, tal y como veremos más adelante, al hablar de lasdistintas perspectivas.

3.2.1. Temas principales de análisis en el discurso

A pesar de que sea cual fuere la tendencia o perspectiva en el Análisis delDiscurso, el objetivo común reside en el conocimiento de los entresijosreales de la comunicación, la heterogeneidad disciplinar hace que tam-bién sus focos de atracción sean diversos; no obstante, si nos ceñimos alos propios de las disciplinas lingüísticas o de aquellas otras relacionadasmuy directamente con ella, podemos, grosso modo, hablar de dos cen-tros principales de atracción entre los estudiosos del discurso.

A) Es muy importante el número de trabajos que se ocupa de la inter-pretación de los.enunciados y de la importancia que este aspecto deluso de~ leng~a)e pueda tener para su incorporación a un modelogramatlcal mas general (Taylor y Cameron, 1987: 4). Dicha inter-~retación es tratada d~ ~orma muy diferente por corrientes tan dis-tintas como la Pragmática de los actos de habla, por la Gramática~ncional o por Gr~c~ y sus. seguidores. Sabemos que algunos estu-diosos de la Pragmática tuvieron -y siguen teniendo- una conside-

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

rabie influencia en las teorías y metodologías propuestas por los ana-listas del discurso; guardan relación con la interpretación de losenunciados que encontramos en la teoría de los actos de habla y quees recogida con rigor por conocidos lingüistas, especialmente por lossemantistas generativistas. Los autores de estos estudios no eran sim-ples descriptivistas interesados por la conversación per se; más bienbuscaban mostrar que el ámbito de la sintaxis generativa podría, sinduda debería, extenderse al modelo previamente definido como«performance». Es en esta línea de investigación donde nosotrospodemos trazar el nuevo desarrollo de la lingüística pragmáticaejemplificada por la teoría de la relevancia de Sperber y Wilson(1986).

Este mismo foco de interés, el de la interpretación de los enun-ciados con la importancia que este aspecto del uso del lenguaje puedetener para su incorporación a un modelo gramatical más general, serepite entre los gramático s funcionalistas, quienes tratan de confir-mar cómo muchos fenómenos gramaticales deben ser explicadossegún sus funciones en el discurso; para ello, y a partir de datos rea-les, van a mostrar cómo el discurso no es sólo el receptáculo de la gra-mática en uso, sino también el punto en que se crea (Hopper, 1988);es en sus modelos repetidos donde tiene su origen y donde se forma,pero de esta dirección nos ocuparemos en el capítulo siguiente [cf. 4.4.1.]. A estas dos formas de aproximación (Pragmática de los actosde habla y Gramática funcional) como unidad temática, hemos deañadir una tercera: los intentos de aplicación al Análisis del discursode la teoría griceana [cf. 2.3.2.], teoría que, como vimos, inauguróuna manera nueva de ver la Pragmática y los problemas de la comu-nicación; frente a aquellas dos, que consideran posibles hechos lin-güísticos referenciales o pragmáticos (espaciales, temporales, conoci-mientos compartidos por los participantes de la comunicación, etc.),así como determinantes del valor del uso de un enunciado en uncontexto, la creada por Grice (1975) abre una tradición de análisispragmático del discurso según la cual la utilización del lenguaje en lacomunicación y el discurso está determinada por principios genera-les basados en inferencias pragmáticas.

B) El segundo foco de interés en el Análisis del discurso es aquel que daprioridad a su estructura; se trataría de describirlo como un nivel delenguaje distinto y altamente organizado; términos como acto, paradyacente, intercambio, enunciado, secuencia, etc. son el resultado

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¿Qut; ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

de dicha prioridad. La decisión de que este tipo de modelo o estruc_tura fuera descrito en términos de reglas y unidades se ha llevado enmuchos casos con excesivo celo. Dentro de esta ocupación, el eStu_dioso debe, primero, identificar las formas, los componentes básicosen que el habla es construida, ya partir de ahí, en segundo lugar, eXa-minar sus modelos, que en el lenguaje hablado se manifiestan a tra-vés de las diversas maneras en que ellos aparecen secuenciados.

Desde aquellos patrones que intentaban, dentro del monólogo,extender los métodos de la lingüística estructural al Análisis del dis-curso, defendiendo que la estructura de un texto se produce a tra-vés de modelos recurrentes de formas con independencia de cual-quier significado o relación con factores no textuales, hasta nuestrosdías, cuando no se concibe una línea de acercamiento que no con-sidere que la estructura discursiva está parcialmente determinadapor aspectos pragmáticos, los estudios del Análisis del discurso hanevolucionado considerablemente; a nombres ya citados comoHarris (1952) y Pike (1967), sucedieron otros de lingüistas tanconocidos como Van Dijk (1972), quien, basando la Gramática deldiscurso en la Gramática transformacional generativo-oracional,afirmó que los textos podían ser tratados como extensiones de ora-ciones y que una Gramática textual puede ser escrita de la mismamanera que una Gramática generativo-oracional; como Halliday yHasan (1976), quienes ya defendieron que aunque la «textura» seproduce en primer lugar por la cohesión, los distintos registros tam-bién consiguen su textualidad a través de la estructura; como Labovy Fanshel (1977: 350), los cuales, un año después, reconocían quea pesar de que fueran los mecanismos lógicos de los hablantes losque proveyeran el conocimiento de la conexión oracional, el papelde las estructuras de superficie en los modelos actuales de lassecuencias era esencial. Poco a poco, y en buena manera a partir delos estudios de determinados marcadores del discurso, especialmen-te los conectivos, se fue señalando la dificultad de separar el efectode la fuerza sintáctico-semántica, de la Pragmática," sugiriendo almismo tiempo que el orden de la proposición o secuencia es ante-rior a la información superficial que contribuye tanto semántica

16. Partimos de la idea de que las interferencias que se hacen a partir de las propias palabras.independientemente del contexto de situación. son procedimientos puramente pragmáticos.

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

. ., del discurso. A partir de fina-, " nte a la apanclon h"""0 pragmatlcame d eneral con lo que se aco,,· h . idiendo e manera gil

les de los oc ~nta, com: . d I lingüística, el cambio en e p an- -ado el «giro pragmatlco» e a r

ll~iento ha sido total. id al ser unidades funcionaleste id d uestas son pareCl as al' d alLas uru a es prop . l simple acto re iza o

e al tener como prototipO e id d ámás que rorrn es y . . , el «behavioreme», una uru a ~-hablar. Pike, como vimos. mvento d fi ida por función contrastiva

e orfema ya que es e m ankscalloga al 10nema o. m. C ulth d (1975) crearon una «r e» u

Y distribución; Smclalr.Yd dO fu arCl'onales'otros analistas como Labov., . de uní a es n, líci d

orden jerarqUlco Edmondson (1981) hicieron un us? exp cito .ey Fanshel. (191':) o unidades básicas, etc, El inrerés por las uru-los actoS ilocutivoS como . d municación oral hemos de aso-dades que podemos denommar e co n del proceso de producciónciarlo, por un lado, a quienes ~e ocu~:~e la psicolingüística (Levelt:del habla, especialm~nte en e roaron más de cuestiones relacionadas1989); por otro,.a q~~e~es s~ oC~~culándose, en buena manera, de loscon el discurso lm.gUlsticO,die~l al De esta manera, las «rnots duelementos gramaticales tr~ cion eS~orresponden con categoría gra-discours» de Ducro~ (1~8 a) n~ se bi etc.) o semántico-pragmáti-matical alguna (conjUnClOnes, a ver. 1O~'1 mismo podríamos decir de

d tores etc.) preClsas, o diea (opera ores, conec .'. ul l. .. (1985) o de los « s-nques» de Ro et et a u 1

los «connecteurs pragm~ . (987) or e·emploI7. Ya veremos en ecourse markers» de Schlffnn l. ' P j a tendrá para la Escuela

.' la importanCla que este tern dcapítulo slgUlente .a 1 . lth d 1975' Srubbs. 1987/1983) o ed B· . h (Smclalr y Cou ara, 1 .

e irrrung am ul lii 1985) así como para os plOne-Ginebra (Roulet, 1981; Ro d ~t," a t~ 1análisis conversacional (Sacks,ros de la Escuela etnometo o Ogl~ ~ Schegloff y )efferson, 1974).1972; Sacks y Schegloff, 1973; o ac

d, temas están lejos aún de

b . s se ocupan e estoS idNo o stante, qUlene . , la clasificación de uru a-l . omo la segmentaClOn,

reso ver cuestiones c al' d Como todos sabemos, undes o los modelos de discursos an

lrza o~ son los criterios capaces

modelo satisfactorio debe .tener e a~o cu es se mentes, así como unde dividir de forma fidedlgna. los atos en gdatodas las posibilida-

1 .f t no que comprenexhaustivo aparato c asr rca o . r de categorías ad hoc.des con objeto de evitar la creacion constante

. ¡ .mas' el actod .nadas unidades discursIVas m ni .

17 Exactamente igual ocurre con las enorm .'. la cláusula de Berrendonnerde kn~jt de Rouler (1~81). su poste~~~ (1~~~7).c;: d~~:;~:posición de Adam (1987). la(1990). la unidad del discurso de Schi r~~_de Ducrot (1980a. 1980b). etc.secuencia de Charolles (1988) o el enunctaao

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¿QU E[ o R"

3.2.2. Diferentes pautas metodo16gicas

Esta complejidad temática se a "t grava SIconsideram al,e,"y es que el término Análisis del di os go que es eviden_uruca disciplina desde el punt d " scurso nunca comprenderá Un

d " o e Vista metodológ" P a.mos ecir que cuando hablamos de Anali " "ICO" or tanto, pode_un macrotérmino que abar disti ISISdel discurso nos referimod d

ca isuntas cornbinaci d s a.o, ca a una de las cuales sup " aciones e teoría y métoál

" " one un mtento de " -an ISIS,restringiendo su al asignar un sentido al

" cance y marcando los 1'" d fcnos permita la interpretación de d " irrutes, e orma qUe

1' una etermmada m La

en e numero de formas de " ", anera. amplitudno siga unas úci aproximacron o el hecho de que su anál· .

cas pautas metodológic· ISISpara que el estudio del discurso pued as, dno t~e~e que ser obstáculo

. b. a ser un ormruo a tópropio o Jeto: determinar la interr. la "ó fi u onomo, con sucomunicación verbal. A este -e a n entre arma y fonción en lahablar de su heterog·eneidad ~~ecto ~a.~e refi

ll;ióTannen (1989: 6-8), al

OposlcIOn a tneas de . ..cretas como puede ser el Análi . . mveStIgaclón con-f lSISconversacIOnal cuand al

" no nos re erimos exclusivamente al ti o ' . . o con t térrni.etnometodólogos Sacks y S h 1 ff: p de trabajo inventado por losparticular combinación de ~eoe~o , e~ este caso, estaríamos ante una. na y metodo utilizad d

tIpO particular de datos. lo mi ", o para estu iar unversacional de Ginebra' de 1 sEmopO_~laddecirse de la Pragmática con-

l. ' a tnograna e la co . . ,

amp itud en el número de formas de " . . ;nulllca<;:IOn, etc. Estano sea un método que alguien d aproxnnacion o el que su análisis. .. pue a SImplemente li dinvestigación científica, no tienen ue se bsta a~ icar cuan o haceel estudio del discurso pueda consqt.t . r o dstac~~, reiteramos, para que

. bi 1 UIr un orruruo a tópropios o jetos, fenómenos, teorías é d .. ~ onomo, con suspor amplios que éstos sean. Serán ~br:t~~ °dsy pnn~lplos característicos,

J os el analisra los siguientes:

a) Descubrir aquellos mecanism hh

os que acen q disean co erentes textualmente ue nuestros lSCurSOSdestinatario, marcadores d 1di y respecto a la situación: cambio de

. e iscurso (marcad dconecnvos, erc.), repeticione lé . ores e estructuración,

b) Revelar los mecanismos co s. ~xlcas, recursos kinésicos, etc.1 gnltIVOSque manti 1a comprensión y la interacción. d. enen a comunicación,

de los diversos procedimient ,es eClr,.el estudioso se debe ocuparde seleccionar la informaci' osfcque segUImos los hablantes a la hora

. d on, ormularla 1trano, e asumir eué es co . • . y expresar a o, por el con--¡ noclmlent b .d

da por sentado y qué no ha o sa 1 o y compartido, qué sey que emplear.

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Determina-r la proyección socioafectiva de las palabras. Es decir, elestudioso, por un lado, habrá de rastrear cómo a través de recursoslingüisticos o estrategias discursivas se muestra en el discurso la pre-sencia del hablante -sus intenciones, objetivos, etc.-; por otro, ten-drá que revelar cuáles son las implicaciones sociales de este proceso.

d) Especificar qué utilidad pueden tener estos trabajos en el desarrollode las competencias lingüístico-discursivas y, más ampliamente, enla formación del ciudadano en general.

3.3. EI_estudiO del discurso y su modalidad oral y escrita

Una vez que nos hemos aproximado a su objeto de estudio, habremosde sefialar que el discurso se.materializa en todas las formas de comuni-cación oral y escrita; este hecho se convierte en una nueva causa de hete-rogeneidad, habida cuenta de las diferencias importantes provenientesde cada una de las modalidades.

Como ha señalado Van Dijk (2000: 23):

El énfasis en la naturaleza interactiva y práctica del discurso está natu-ralmente asociado con un enfoque del uso del lenguaje como interac-ción oral [... ] la mayoría de los trabajos sobre el discurso como acciónse concentran en la conversación y el diálogo, esto es, en el habla

Esto hace que demos una mayor importancia a todo lo relativo a laoralidad, si bien no podemos olvidar que la escritura es también unaforma de acción social y, por tanto, objeto de estudio discursivo.

3.3.1. El Análisis del discurso y su actitud ante lo oral y lo escrito

Ha habido que llegar a los estudios del discurso para que de una vezpor todas se pudiera superar esa preferencia por el «análisis» de lo escri-to. Ya sabemos que, aunque considerado como secundario con respec-to al hablado, el leguaje escrito ha sido, tradicionalmente, el objeto de~s e~tud1os lingüísricos, puesto que en la tradición filológica occiden-tal, siempre ha habido preferencia por los códigos más elaborados. Looral era una desviación, una def01midad de la corrección escrita. Estatendencia había determinado que la metodología de los lingüistas

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hiciera tabula rasa de las irregularidades encontradas en el discurso:errores de pronunciación, léxicos o gramaticales; variaciones en laforma de expresarse según la clase social, el contexto verbal o extraver_bal o la procedencia geográfica, falsos comienzos, hablas simultáneasen los diálogos, vacilaciones, repeticiones, oraciones gramaticales in _cab~~a~, etc. El. analista inventaba las expresiones ad hoc e imponía s~spr~J~lCIOs «escrirurales» a la realidad oral. Existía, además, el problemaadicional de que, cuando intentaban recoger los datos empíricament(vía magnetófono, por ejemplo), se procedía a su transcripción escrita e10 que co~l1evaba los puntos de vista de la «escrituridad», sus posibílj,dades de Interpretación; estas prácticas generaban, en el fondo, la crea-ción, por así decirlo, del propio texto oral, e, indudablemente, la intro-ducción de una forma visual heterogénea que desvirtuaba el valor del«continuum» oral y jamás recogía, por muy elaborado que fuera, el sis-tema de transcripción, la riqueza prosódica del texto: el proceso erasustituido por el resultado.

3.3.2. Hacia una caracterización de ambas modalidades

Paralela, por tanto, a la expansión del Análisis del discurso ha corrido ladel interés por la delimitación, o al menos comparación, de las modali-dades. oral y escrita, 10 que obviamente más tarde se iba a aplicar en losestudios de ambos tipos de discurso, especialmente en las distintascorrientes del discurso oral.

3.3.2.1. Grosso modo, el discurso escrito ha sido considerado, proba-blemente .de forma errónea, formal, académico, planificado (la cohesiónse ha venido expresando mediante procedimientos como los paralelis-mos lé~cos, las relaciones anafóricas, los conectores, marcadores depuntua,clón, que. señalan l:s ~elaciones. int~roracionales yextraoraciona-les), mas compleja, con múltiples predlCacIOnes, subordinaciones refor-mu~aciones, .etc.; se ha ca~acterizado, a menudo, como un le~guaje~utonomo, Sin contexto o Sin que és~e sea visible. Para algunos especia-hst~s, ~l elemento clave es la memona: arguyen que el discurso escritoe~ta mas cargado de conceptos, y recurren al ejemplo de que, cuando eld.lscurso oral se recarga, .conc~ptualm:nte, como el escrito (caso, poreJempl?, de. ~na larga sene de instruccIOnes), el oyente «pierde el hilo»con mas facilidad y recurre a tomar nota por e crito, escrituriza el men-

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

ie. El discurso oral, a juicio de Brown yYule (1983/19~3): conten~~íasaJ s información de la llamada «transaccional»; es decir, informaciónmeno . alel . ificado conceptual que «interaccional», de relaciones person ese slgnI , ., rÓ» 1: . ,entre emisor y receptor. El discurso escrito manejana mas inrormacion

saccional»· el oyente retendría, con voluntad y esfuerzo, mayordran, al . di al'mero de fragmentos de forma literal porque, . Ir pre Ispuest?«al l·ón» informativo, se fijaría más en la forma. BaJO ese planteamien-« UV . deiarí d fulas diferencias establecidas entre oral y escnto no eJarlan e.ser n-~~~nales: el discurso oral serviría para que los hablantes se relacionen: ~l

. para que el oyente se informe, para que repare en los conteru-escnto, , ..dos que su interlocutor le esta transmitiendo, dad~ su ma~or conc~n-

. Sn informativa: lo importante sería lo que se dice, no como se dicetraCIO, . d. i:! •

ni qué implica esto en los hablantes. Afirmaciones todas que son mci-les de defender, como más tarde veremos. ..

En cuanto a la sintaxis, Brown y Yule reseñan que en la oralidad exis-n mayor número de repeticiones cuya función es la de «refrescar la

te u 1 ,. . Itámemoria» al interlocutor, ya que no puede volver as paginas; slmu.t,a-neamente, también de forma errónea -puesto que no es una. cuesnoncuantitativa- señalan que hay menos conecto res que en la escn~ur~, porello ésta resulta más ordenada o articulada. Estas caractenzacionesgua~dan mucha similitud con la dicotomía de Bernstein. del c6digo :es-tringído para el discurso oral y cádigo elaborado, para el discurso escnto.Nada de esto es, como veremos, del todo cierto.

3.3.2.2. También se ha recurrido a metáforas (Halliday, 1985) paraexplicar las diferencias entre el discurso oral y el escrito: la co.mplejidaddel lenguaje escrito es «cristalina», mientras que la dellen?uaJe .habladoes «coreográfica»; ésta se basa en su fluidez y ~p~enta dInamlsm?, yaque cada secuencia provee un contexto para el siguienre p~o, no s?lo aldefinir su punto de partida, sino también enmar~ando las l?ferenclas ~ecómo éste ha de ser interpretado. Por el contrano, en el dISCurSOescn-to, y recordamos lo que ya expusimos anteriormente, existe una traba-zón entre sus partes, de modo que cada una traba y es trabada por todaslas otras; con las cláusulas complejas del lenguaje hablado no hay ~alsolidaridad ni el mutuo asimiento entre sus partes; no cree que el dIS-curso oral, 'contra lo que opinaban muchos lingüistas, sea sencill?, losContinuos cortes y zeugmas lo prueban; su modo de ser se entiendecomo proceso y no como producto; es decir, aunque el ~esultado fin~es un producto, éste va dejando plasmado el proceso mediante una sene

67

¿QUJO ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

de fenómenos (vacilaciones, falsos comienzos, repeticiones, pausasetc.). De ahí la proclividad a la nominalización en el discurso escrito, n~s?lo por la mayor densidad informativa, que se traduce en una gran can-tidad de palabras con contenido léxico-semanrico, sino por el hecho deno compartir contexto hablante y oyente. La existencia de referentesclaros g:n.era una .sintaxi~ abrupta y dinámica, «va dando saltos», por-que es factl deducir a que se refieren las palabras, frente al estatismo delo escrito. Aparte de esto, el discurso oral emplea estrategias como elénfasis en la entonación para marcar la información nueva; mientras enel escrito, se usan otras como la pasivización del agente, estructuras omi-tidas o recursos tipográficos.

3.3.2.3. La característica en la que los autores suelen coincidir al definirel discurso oral alude a la riqueza de elementos de entonación y para-lingüísticos, la escasez de planificación 18 y la posibilidad de ir rectifi-cando, interrumpiendo, intercalando digresiones, repitiendo y, en gene-ral, todo lo que supone que ahí hay otra u otras personas con las que seestá hablando en ese momento. Algunos se han ocupado de las diferen-cias, centrándose en aspectos como: (a) referencia elaborada, frente areferencia dependiente de la situación; (b) expresiones argumentativas oestilo personal, frente al impersonal, y (e) información transaccional,frente a interaccional, etc.'? Todos concluyen que las modalidades oraly escrita revelan diferentes relaciones en cada uno de los aspectos anali-zados, a la par que siempre los discursos hablado s obtenían puntuacio-nes máximas en la producción interactiva, mientras que los escritos losobtenían para la producción informativa.

18. En realidad, no es que no se planifique, sino que en algunos géneros -pongamos la con-versación-, la planificación se realiza en menos tiempo que en otros -debare, conferencia, erc.

19. A modo de ejemplo, Biber, Conrad y Reppen (1998: 108) se han ocupado, muy recien-temente, de algunas de las diferencias, a través del uso de nombres y pronombres, en textos ora-les y escrit~s, análisis que a su .vez implica el descubrimiento de los factores que condicionan oal menos influyen en la elección de nombres o pronombres en un texto, u otras cuestionescomo qué nombres p~ese~ta~ información dada o conocida y cuáles presentan informaciónnueva o cómo están distribuidos los referentes de información nueva o conocida a través deltext?, etc, Los au.tores se basan ~ara este estudio en cinco aspectos: a) «involved versus ínfor-marional producrion», b) «narranve versus non-narrarive discourse»; e) «elaborared versus situa-~ion-dependent reference»: ~) «overt expression of argurnenrarinn-, e) «impersonal versus nonJlI~personal sryle. Las modalidades oral y esc~l[a revelan diferentes relaciones en el comporra-miento de cada uno de estos aspe~tos; por ejemplo, en a) los datos revelaban una oposicióntotal hasta el punt? de que los reglsr~os con puntuaciones máximas para la «involved produc-tion» era~ los regIstros. hablados, ~Il1entras los registros con puntuaciones máximas para la«inforrnational producrion» son registros de la modalidad escrita.

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

3.3.2.4. No cabe duda de que indepe~dientem~nte del géne~o, regis;ro,delo textual o sociolecto, el estudioso del discurso tendra ante SI -y

rno al" .o sí es realmente peculiar del discurso or - una sucesron progreSIvaes~.neal de secuencias (segmentos de fonación delimitados por pausas)~u~a esquematización, basada en G. Boubnova (1995), podría ser lasiguiente:

A rB rc---~....D •. E

LCA) LCAB) LCABC) lCABCD)

Las flechas orientadas hacia la derecha representan el proceso irrever-sible de la codificación oral, así como su percepción: lo dicho, dicho es-tá... y oído. Así que, las secuencias pronunciadas son la única realidad delo oral. Estas emisiones sonoras, representadas cada una por una letra,forman la línea superior del esquema. La flecha marca la interpretaciónsemántica (del locutor y del oyente), en tanto que los paréntesis señalanla integración de la información que ha sido actualizada en el espaciosemántico global del discurso. La ligazón formal de cada secuencia conla secuencia precedente se representa por una flecha vertical ascendente,que significa el paso a la codificación de la secuencia siguiente.

Estos condicionamientos de orden psicofísico originan, por ejemplo,una sintaxis oral específica en que la observancia de las reglas de la moda-lidad escrita serían tan absurdas como imposibles de llevarse a cabo; elhablante, al disponer de una herramienta excepcional como es la proso-dia, va a emplear otros mecanismos, otras estrategias que le permitan, asu vez, prescindir de recursos justificados y necesarios en el discurso escri-to. En la situación de lo oral, la irreversibilidad del proceso y la propiaprosodia efectúan el encadenamiento de las secuencias sonoras que en sucOyuntura son yuxtapuestas. La prosodia estructura esa sucesión linealsin tácticamente vaga; al hablante le da la oportunidad, en la producción,de relacionar las secuencias sonoras entre las que no hay relaciones sin-tácticas definidas. En cuanto a la percepción, el oído no memoriza esasrUpturas. El discurso oral elabora, pues, una organización sin visibilidadque depende sólo de la tensión comunicativa. La relación entre la s~nta-XÍsy la prosodia se organiza, en el discurso oral, en función de una situa-

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¿QUIÓ ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

ción de comunicación siempre singular. La prosodia realiza segrnenta.ciones allí donde un análisis reinterpretativo de las transcripciones mos-traría una sintaxis fluida. Y allí donde los conecto res formales están pre-sentes, la prosodia decrece. Su papel de organizador activo no hace, portanto, más que acentuar las tendencias desorganizadas naturales y pro-pias de la sintaxis oral. La estructuración prosódica del continuo sonoroestá asegurado por las pausas y los contornos terminales. Sin embargo,esa sintaxis oral específica no implica que haya diferencias en los consti-tuyentes de las estructuras sintácticas. Sabemos que la situación en quese desarrolla la enunciación, por ejemplo, tiene una incidencia grandesobre los participantes, lo que, sin duda, condiciona, desde el léxico a laestructura sintáctica; no obstante, es difícil determinar si el discurso oraly el escrito utilizan los mismos constituyentes sintácticos o si las supues-tas diferencias estriban en el grado de opción: el escrito está más apega-da a la norma purista y rigurosa que el discurso oral. Lo mismo podría-mos planteamos en otros aspectos como la redundancia: que los mediosde utilizarla no son los mismos en lo oral (entonación, mímica, actitu-des ... proceso interactivo, a fin de cuentas) que en lo escrito, con sus pro-cedimientos básicamente lingüísticos.

3.3.2.5. Todo ello podemos verlo resumido en esta tabla, en la quehemos reunido un buen número de distinciones que unos y otros hanseñalado, a lo largo de los años, con respecto a ambas modalidades dis-cursivas, si bien -y sólo hace falta echar un vistazo a las celdas de la tabla-teniendo en cuenta solamente los dos extremos del continuo que real-mente existe. Por eso incluimos entre paréntesis la modalidad específica.

Discurso oral Discurso escrito

Discurso primario Discurso secundario

Comunicación natural Comunicación artificial

Inmediatez comunicativa(contigüidad en la emisión)

Distancia comunicativa

Sujeto a tiempo y espacio(aquí y ahora)

No sujeto a tiempo y espacio(posibilidad de pasado y futuro)

Informalidad, espontaneidad,inconsciencia

Formalidad, planificación, concienciareestruturadora del conocimiento

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3. EL OBJETO DE ES"rUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

Discurso oral Discurso escrito

Anclaje en el contexto Autonomía textual

Elipsis Explicitud en el texto

Cohesión medianteentradas paralingüísticas

Cohesión mediante entradas léxicas

Repetición Ausencia de repetición

Estructura lineal sencilla Estructura jerárquica compleja

Patrones para tácticos Patrones hiporácricos

Ramificaciones a la derechacon subordinaciones limitadas

Ramificaciones a la izquierda conmultitud de niveles de subordinación

Fugacidad Permanencia

Narración Exposición

Sistema de señalesacústico-fonológico (vocalidad)

Sistema de señales gráfico (grafismo)

Diálogo Monólogo

Ligereza conceptual Densidad conceptual

Privacidad Publicidad

Código restringido Código elaborado

Abertura Cerrazón

El emisor suele tardar menostiempo en emitir el mensaje

El emisor suele tardar mástiempo en emitir el mensaje

Orientación hacia la acción,hacia el acontecimiento

Orientación hacia la idea,hacia el argumento

3.3.3. La convergencia de aspectos en el estudio del discurso

Estas diferencias marcan importantes distancias en los mecanismos dis-Cursivos empleados en ambas modalidades, y como tal hem~s de ~stu-diarlas; no obstante, rechazamos la idea de que exista una blpoland~dextrema. Así, sabemos, por ejemplo, que hay muchos aspectos d~l ~lS-curso en los que tales diferencias apenas tienen relevancia; como indica

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¿Qull ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

Renkema (1999: 114), en ambas formas de comunicación pueden estu-diarse los fenómenos que se relacionan con el principio de cooperación,las estrategias de cortesía, cohesión, coherencia, etc.; debido a esto, pue-den utilizarse, y de hecho los utilizamos constantemente, los términos«destinatario» o «receptor» para denotar tanto a los lectores como a losoyentes, y «emisor» puede usarse para el escritor como para el hablante.Peto es más, hace ya años, Biber (1988) presentó su crítica respecto a laconcepción del lenguaje escrito como secundario, o derivado del oral,ya que éste también es asistemático y no representativo de la verdaderaestructura de la lengua. Para dicho autor, la oposición entre discursooral y discurso escrito no tiene tanta validez, al tratarse de dos sistemasdiferentes, si cabe, complementarios. Y no estaba falto de razón. Hastaahora, todas las peculiaridades del discurso oral o del escrito a que sealude al estudiar estas diferencias suelen ser prototípicas; se refieren aconversaciones coloquiales (oralidad) y a textos escritos muy formales,de contenidos abstractos, seguidores de la norma más culta. Entre unoy otro polo se encuentra una variedad bastante más frecuente de lo quese pudiera pensar, una variedad funcional que acarrea una infinidad deestrategias adecuadas a cada punto de la «gama» discursiva. Si se trata,por ejemplo, de una carta entre amigos, habrá, sin duda, muchos de losrasgos que hemos señalado para el discurso oral (distensión, aunquesoporte escrito, falta de planificación, fuerte presencia del contexto dela situación por las experiencias comunes y lo que es consabido, muchossignos de entonación -pretendido reflejo de los elementos prosódicos-que suponen «altibajos», etc); si se trata de otro género discursivo comouna conferencia, sucederá al contrario (es un discurso fuertementecohesionado con toda clase de marcadores de conexión, aunque elabo-rado con señales fónicas, muy nominalizado y denso en significados,bastante independiente del contexto -da igual que entre el público estéel señor Pérez o la señora Martínez; el conferenciante no está pendien-te de su relación con cada persona del público, probablemente nuncahaya compartido experiencias con ellos, etc.).

Esa bipolaridad clasificatoria no nos sirve, tampoco, en los casos dela lectura en voz alta, de una conversación telefónica (¿qué decir de ladistancia física entre emisor y receptor respecto a la inmediatez cornu-nicativa?), de un mensaje grabado (que se está oyendo en ese momentosin que el emisor esté presente), de una recitación (lo oral no implicanecesariamente inexistencia de escritura) o de los programas de radio otelevisión (que demuestran que lo escrito no significa tampoco ausencia

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3. EL OBJETO DE ESTUD·IO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

de vocalidad). En este sentido, son interesantes las matizaciones termi-nológicas de Hazael-Massieux (1995), al referirse a la anarquía existen-te propiciada por los conceptos de «langue orale-/ «langue parlée» y«langue écrite» / «langue graphiée». Ambas parejas de términos no estánformadas por sinónimos, por lo que no se pueden emplear como se hahecho continuamente de manera indistinta. Hay que distinguir, en unprimer momento, entre «oralité» (lengua oral) y «écriture» (lengua escri-ta), dos formas de manifestación de una única lengua cuyas variedadesse diferencian por las condiciones de enunciación del discurso. Aunqueambas son muy distintas, en ocasiones, el paso de una variedad a otra-la «escritura de lo oral» y la «oralización de lo escrito»> es siempre posi-ble, al existir un cierto número de formas comunes. La citada lingüistadistingue dos estados en cada una de las modalidades: por una parte, enla oralidad, separa lo hablado, estado de expresión real, generalmenteespontáneo, de lo grdfico, estado en que la lengua escrita ha escapadototalmente de la atracción de la lengua oral; es decir, es verdaderamen-te escrita y marcada por la búsqueda de formas adaptadas a la comuni-cación in absentia. Lo que hace que un discurso pueda ser denominado«oral» no es el hecho de que sea emitido de forma oral, sino de que seaproducido en una situación de oralidad; tan importante es que el mensa-je se reciba o produzca por el canal fónico, como que el receptor tengala posibilidad física de participar.

En resumen, el estudioso del discurso tendrá que tener presente quehablado y escrito no difieren en su sistematicidad. El lenguaje en pro-ducción tiene una serie de rasgos propios que han hecho posible uncambio de orientación en la investigación de la oralidad y, consecuen-temente, que exista una clara tendencia a considerar el lenguaje oralcomo un campo independiente que sigue sus propias reglas y regulari-dades. El discurso oral y el discurso escrito, a su modo, están altamenteorganizados, son regulares y coherentes, lo que no resulta incompatiblecon su revisión, vacilaciones, cambios de dirección y otros rasgos simi-lares que, frente a lo que se piensa, no son tan específicos de lo oral,CUanto del proceso. Como indicaba Halliday, las técnicas de estudio ydescripción del discurso oral equivaldrían a la edición de un libro quereflejara todos los procesos de corrección y elaboración del manuscrito(considérese que los borradores de lo escrito no se presentan). Se ad.mi-te que el discurso muy planificado es generalmente escrito, pero se olvi-da que la gran mayoría de los textos escritos se publican sólo al final deUn proceso de ilimitadas, como decíamos, tranformaciones.

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¿QU¡; ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

. Al margen de lo que hay de discutible, que es mucho, en todos losIntentos clasi?cadores, parece claro que las formas y las estructuras deam~as mo.daltdades dependerán del tipo de propuesta a la que han deservI~ ~regIstros, géneros, etc.), porque lejos de constituir una dualidadoposrtrva, son parte de un «continuum».

3.4. El estudio del discurso y su tipología: géneros, registros,modelos textuales y sociolectos

3.4.1. La tipología como un problema en busca de solución

El discurso oral, ~omo hemos in~icado más arriba, puede ser espontá-neamente producido en el habla Informal yen situaciones de conversa-ción col0'l.uiales, por ejemplo, o puede ser sistemáticamente preparadopara un discurso formal en el habla que es organizada a través de loesc~ito para su l~ctura. No tiene, por consiguiente, sentido seguirhaciendo referencia a cuestiones como las que se suscitan con la idea deque el discurso hablado sea más simple, menos complejo que el escrito;todo dependerá de qué tipo de discurso se esté considerando.

Hay que hablar, entonces, de la «tipología», de las maneras distintasde producir, transmitir y recibir el discurso. Ya, Givón (I979) hablabade ,"!odalidades de comunicación, y éstas no distinguían entre oral yescri-ta SInO entre modalidad pragmática y modalidad sintdctica; ambas, engeneral, se adaptan a diferentes estilos, si bien hay situaciones en quesól,o uno .~~ esos modos es posible (por ejemplo, el modo pragmático,mas condicionado por la referencia a las cosas de que se está hablando,es propio de situa~i~nes famili~es, del habla de los niños o de personasmenos cultas; su léxico es reducido, prefiere la coordinación, su morfo-logía es sencilla, etc:): Evidentemente, nos parece insuficiente, ya que elconcepto de Prag~auca es transversal, como vamos explicando, al DIS-CU~SO, y t~bIén. porque el Análisis del discurso debe ocuparse deexplicar en que consiste y cuándo se dan determinadas estructuras dife-renciales bien ~e su mod~idad oral y escrita y, dentro de éstas, de aque-llas ot~as propIas de s.u «upología». En este punto, nosotros intenrare-~os dIferencI~ los discursos según su posibilidad de pertenecer a ungenero determinado, a un registro, a un modelo textual o a un sociolecto,pues será a partir de aquí desde donde el estudioso ha de iniciar la carac-terización de un determinado fragmento discursivo, el cual, además de

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDA

los rasgos propios de la oralidad o «escrituridad», tendrá otros propiosde su condición tipológica.

Desgraciadamente, todavía hoy, uno de los asuntos que está sin resol-ver en los estudios del discurso es el de la tipología; su necesidad es algoen lo que vienen a coincidir los especialistas del tema: Dimt.er: .VanDijk, Werlich, Isenberg, Adam o Coirier, entre otro~, y cuya p~s!bIltdadresulta cada día más complicada, porque los cambios tecnológicos, nosolamente producen nuevos métodos de análisis, sino que también pro-ducen nuevos tipos de discursos; por ejemplo, ya hemos visto en el apar-tado anterior las dificultades a la hora de dividir el discurso, según lamodalidad, en oral y escrito, dificultades que, aunque hayan de anali-zarse, serán cada día mayores, en estos momentos en que hemos entra-do en la era digital. Una nueva visión sobre este tema podrá verse enCortés y Camacho (en prensa).

Podemos decir, grosso modo, que las tipologías que se han obtenidode la observación de los distintos aspectos analizados (la dimensiónenunciativa, la relación existente entre los interlocutores, la organiza-ción de la actividad, etc.) han seguido distintas líneas con distintos obje-tivos dependiendo de que su preocupación prioritaria fuera el análisis delas características discursivas internas, externas o la combinación deambas. Las primeras se han fijado en los elementos lingüísticos de losdiscursos, como puede ser, con respecto al verbo, el análisis de conside-raciones temporales (pasado / presente), de modo (indicativo, subjunti-vo, imperativo) y de aspecto (perfectivo / imperfectivo); tambiénencontramos aquí, aquellas tipologías que se centran en la estructurainformativa: la articulación de los temas y subtemas, la progresión terna-tica, el tema fijo y la estructura convencional que adopta, etc. Las quese ocupan del análisis de las características discursivas externas se basanen los elementos pragmáticos de la situación y fijan su atención encómo es el contexto extralingüístico: la intencionalidad del emisor, lascaracterísticas del receptor, el tipo de situación comunicativa, los temastratados, etc. La relación entre las estructuras proposicionales presentesen el texto y en el contexto extralingüístico lleva a sus seguidores aintentar describir los distintos planos de organización del discursoincluidas sus formas lingüísticas. Van Dijk (1983: 172), por ejemplo,justificaba hace años la necesidad de una tipología textual en cuanto quela diferenciación de tipos de estructuras textuales o superestructurastiene que ver con parámetros cognitivos, culturales y sociales. Entre lasrespuestas más afortunadas a esta demanda del lingüista holandés, está

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¿QUIO ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

la de Coirier (1999), quien ha establecido como criterios de clasifica-ción cuatro grandes familias: tipologías de base enunciativa (inspiradasen los trabajos de Benveniste), tipologías de base comunicativa o fun-cional (basadas en las funciones de jakobson), tipologías contextuales oinstitucionales y, finalmente, tipologías de inspiración psico o sociolin-güística.20

En cualquier discurso siempre hay una pretensión mediata, paracuya realización se necesitará -de manera inmediata- contar una his-toria, conversar con un vecino, participar en un debate claustral, etc.;en tales usos, habrá diferentes maneras de emplear la lengua, y segúnsea dicho empleo junto a una serie de manifestaciones y procesos lin-güísticos comunes, idénticos en uno y otro discurso, requeriremostambién competencias lingüísticas propias de cada una de las manifes-taciones comunicativas consideradas. Al pergeñar el hablante un dis-curso de un cierto tipo, seleccionará determinados mecanismos, tantodel sistema de la lengua como de los dominios de conocimiento o delos contextos de enunciación en los que tienen lugar los actos de comu-nicación. De este hecho se deducen varias consecuencias; una de ellases que de cada discurso estaremos haciendo un «fenómeno» lingüísticoespecífico de (re- )construcción de representaciones cognitivas» ya que,al intentar transmitir la información en determinadas situaciones, esta-remos condicionando el tipo de subgénero que hemos de emplear. Enesta selección, un cierto número de procesos de tratamiento serán rela-tivamente constantes en un tipo discursivo y en otro, en particularaquellos que competen al sistema de la lengua, pero numerosas «selec-ciones» dependerán en exclusiva de los contrastes tipológicos, de suconsideración comunicativa, especialmente. De ahí, la conveniencia deindagar los procesos que nos llevaron a que nuestra «opción» fuera laque fue realmente. Y éste es uno de los objetivos más importantes delanalista del discurso.

Aunque ha habido desde mediados de los sesenta hasta nuestros días,intentos de diferenciación entre variedades dialectales (geográficas, his-tóricas o sociales) y las variedades asociables a los usos (funcionales, con-textuales y estilísticas), lo que muestra la consideración que han dadolos lingüistas a tal menester, ha sido, sin embargo, la labor clasificatoriallevada a cabo con los modelos textuales, en general dentro de la lin-güística del texto, la que más importancia iba a adquirir. En esta línea,

20. Para ésta última, véase: Bronckart (1992, 1995) .

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

por ejemplo, Isenberg (1983/1987) s~ ocupó del es~~dio de las pro?ie-dades de las tipologías textuales, o mejor, de los requIS1tO~para una tIpO-

I la textual; un requisito fundamental defendía la necesidad de que seaog b . 1'· ..~homogénea», es decir, que se disponga de una ase tipO ogIca urutanabre la que puedan definirse todos los tipos de textos; pero, por otra

SO . 1 if darte, ha de ser «rigurosa», para que un mismo texto no sea ciasi tea o~entro de dos tipos diferentes, y «monotípica», rasgo por el cual untexto no puede abarcar internamente otros tipos de textos.

3.4.2. La importancia de una tipología

El analista del discurso precisa cada vez más una clasificación que leposibilite una taxonomía de las variaciones que se origina~ en el e~pleode los mecanismos pragmalingüísticos como consecuencia de la mter-acción social. Dicha conveniencia, aún mayor cuando se trata de estu-diar la utilidad de estos trabajos en el desarrollo de las competencias lin-güísticas, exige un intento tipológico que, al menos, consienta enreconocer, hasta cierto punto, la existencia de un agrupamiento necesa-rio para la descripción de los hechos; en este sentido, habrá de abarcartodos aquellos epígrafes clasificatorios cuya composición específica nospermita considerarlos como «tipo diferente de manifestación discursi-va». El discurso, afirma Adam (1992: 16), es un objeto de estudio tandifícil de delimitar que es metodológicamente indispensable efectuardeterminadas elecciones tipológicas, a sabiendas de su complejidad y, enocasiones, de sus borrosas delimitaciones.

Una manifestación discursiva coloquial se podrá mostrar a través deuna carta, una conversación, una entrevista o un chiste, por poner algu-nos ejemplos; una manifestación periodística aparecerá en forma dereportaje, de entrevista o de editorial; la carta puede ser personal o profe-sional; podrá predominar en ella las secuencias narrativas, en un caso, O

argumentativas en otro; la conversación distendida se puede practicar encasa, en la radio, por teléfono, etc.; el discurso literario puede manifestar-se en forma de novela, de crónica, etc. y predominar en tales géneros lassecuencias descriptivas, narrativas, etc. Cualquier fragmento discursivoque hayamos de analizar es una amalgama de rasgos derivados de distin-tos aspectos; así, por ejemplo, en un fragmento discursivo sacado de uninformativo de televisión, estos rasgos derivarán del medio (modalidadescrita para ser dicha), de un género (determinada estructura que se ha de

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¿QUIÓ ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

desarrollar con el fin de facilitar la información al espectador); de un regis_tro (fundamentalmente formal), de un lenguaje especial (necesidad delempleo del lenguaje de distintos campos: burocrático, deportivo, jurídi_co): de un tipo de secuencia textual (especialmente, expositivo). Es másen las distintas lenguas y en distintos países no se conciben de la mism~manera las implicaciones discursivas en la elección de diferentes registros.A partir de esta complejidad, podemos entender, por un lado, buena partede las críticas, o mejor reservas, hacia la utilización de clasificaciones tipo-lógicas; por otro, que, con los requisitos de Isenberg (1983/1987), difícil-mente podremos acometer cualquier tipología que vaya más lejos de lonarrativo, argumentativo, expositivo, instructivo O descriptivo. Se requie-ren, por tanto, otros criterios si queremos partir de tipos de manifestacióndiscursiva. Y a tales «tipos de manifestación discursiva» los vamos a agru-par en los cuatro grandes bloques ya citados en apartados anteriores: géne-ros (debate, discurso presidencial, reportaje, entrevista, carta, novela, ser-món, chiste, crónica, editorial, interacción doctor-paciente etc.), registros(familiar, coloquial, formal/medio, técnico-próximo, técnico-distante,solemne, etc.), sociolectos -culta, mujer, juvenil, etc.-) y modelos textuales(argumentativo, narrativo, persuasivo, etc.).

Conscientes, por tanto, de que los límites en muchos casos han deser borrosos, creemos que la pretendida clasificación puede permitir alanalista ubicar el discurso estudiado en unas coordenadas que faciliten,en gran manera, su trabajo, ya que las posibilidades contrastivas seránmayores. Adelantándonos a nuevas dudas que se puedan plantear,hemos de señalar que, por ejemplo, registro y género, que son dos con-ceptos técnicos empleados para explicar el significado y la función dela variación entre fragmentos discursivos, se han empleado en ocasio-nes como sinónimos. Investigadores que trabajan dentro de la estruc-tura sistérnico-funcional de Halliday vieron en ellos el reflejo de dosdiferentes niveles de abstracción, dos «planos semióticos» distintos:género será el plano del contenido del registro, y registro será el planode la expresión del género; de ahí que podamos considerar los registroScomo «lenguaje en acción» y el género, como «instancias convenciona-les de textos organizados»; de esta manera, los registros se aprendehe-rían directamente de los discursos usados por los predicadores en lossermones, por los periodistas deportivos al retransmitir un eventodeportivo o los utilizados por los participantes en un debate, y géneros,los discursos que encajan en la forma y organización de la conversa-ción, la tertulia, el debate o la entrevista, etc. Esta superposición inelu-

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3. EL OBJETO DE ESTUDIo' DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

dible de planos nos lleva a afirmar que el análisis del discurso ha de pre-er que el género discursivo vendrá matizado, no condicionado, por el

val·registro, que es su plano de expr~si?n. A~í, ~u quier.géne~o ant~nor-ente citado tiene unas caractensucas tecrucas propIas e ineludibles,

O:ro que habrán de explicarse en su actualización discursiva, o sea,~entro del registro que imponga la situación.

Otra duda que se puede plantear cualquier lector estará en relacióncon algunos de los considerados tradicionalmente lenguajes especiales: loperiodísti~o, lo. a~~émico o ~e.dagógico, lo literario, lo científico, lopublicitarIO, lo judicial o lo político, etc. Es verdad que, como se ha afir-mado recientemente (Santiago, 1999: 1486), podemos decir que sondiscursos especiales porque usan unas técnicas de comunicación deter-minadas, pero no son vehículo de comunicación entre especialistas, sinopatrimonio de la comunidad lingüística; así, no se puede decir que enla técnica publicitaria haya una terminología inaccesible al hablantecomún; habrá una terminología entre publicistas; pero no sólo en el dis-curso publicitario, lo mismo sucede en el periodístico, pedagógico opolítico, por citar otros casos; de ellos podemos decir que se trata de téc-nicas de comunicación que son resultado de una función determinada.Por ello, para nosotros son parcelas comunicativas caracterizadas porunas determinadas propuestas, generalmente profesionales, que inten-tan cumplir una determinada función social; tales parcelas contribuyen,por tanto, a que los discursos cumplan su función: informar, enseñar,deleitar, expandir avances científicos, anunciar, juzgar, defender o inten-tar conquistar el poder, etc.; son los macrogéneros, los cuales permitenuna ubicación previa a los géneros por parte de los usuarios (emisor ydestinatario) y cuya singularidad enunciativa reside en unas intencionesy unos temas que aunque de naturaleza compleja, sitúan a los citadosusuarios en unas condiciones de producción y recepción determinadas,que se concretarán más a partir de los géneros y subgéneros.

Cada uno de estos macrogéneros originará distintos géneros, los cua-les formalizarán las maneras de enmarcar el lenguaje para cumplir mejorsu función, lo que convertirá éstos en tipos relativamente estables a lahora de presentar los contenidos.

3.4.2.1. El término género nos pone en relación en un primer momentoCon los estudios literarios tradicionales, pues su utilización a la hora deestablecer tipos de producciones literarias (el cuento, la novela, el poema,la obra de teatro) y sub tipos posteriores, es de todos conocida. Sin

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¿QUIO ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

embargo, su empleo en el campo lingüístico parte de las teorías literariasde Bajtín, quien, como vimos en el apartado correspondiente [c.f. 2.2.2.]fue consciente de la enorme riqueza y complejidad de los géneros dis-cursivos, los cuales abarcan todo el ámbito de la actividad lingüística,gobiernan las distintas esferas del uso de la lengua y se manifiestan tantoen las breves respuestas de una conversación como en los registros for-males (técnico-próximo, técnico-distante y solemne). Los géneros pasana ser «tipos relativamente estables» de emisiones interactivas que cum-plen diversas tareas culturalmente definidas. De este modo, un debateentre dos políticos en un medio de comunicación y ante unas elecciones,tendrá una clara función electoral; otra función diferente será la del chis-te en el programa de variedades o el de la receta de cocina en el diariolocal, y cada uno de ellos tendrá una manera diferente de utilizar el len-guaje; cada género se corresponde con una manera particular de usar ellenguaje para cumplir determinadas funciones sociales (Eggins y Martin,2000: 342). Por tanto, el género es una agrupación abstracta de textos odiscursos que cumplen funciones sociales similares y tienen ciertas carac-terísticas formales en común. Los géneros nacen para cumplir una fun-ción, a cuyo servicio ponen sus posibilidades expresivas; nacen, mueren,amplían sus fronteras al ritmo de las demandas sociales y los objetivosque se marcan las sociedades, los profesionales, etc. Cada comunidad dis-pone, como apunta Payrató (1996: 190), de un conjunto prototípico degéneros, conocidos (de forma activa / pasiva) por sus hablantes; así, haygéneros que proceden de la vida cotidiana (la conversación), de activida-des específicas (juicios, sermones) o asociados al auge de los nuevosmedios de comunicación" (el debate televisivo, la entrevista, los «realityshows» o la tertulia radiofónica).

Puede haber, no obstante, considerable variación entre textos quepertenecen al mismo género (v, gr. los distintos tipos de entrevistas queprovienen de las diferencias contextuales -en la calle o en un estudio-.del tema (un escándalo del mundo del corazón o un descubrimientocientífico, etc.), o bien géneros miméticos que imitan las propiedadestípicas de otros géneros (pensemos en algunos programas de humor). yes que no podemos olvidar que la relación entre el contexto yel discur-so siempre será proba?ilística, nunca determinativa (Eggins y Martín,2000: 343). Un estudioso ha de saber que la conversación, el lenguaje

21. La ripología de los géneros periodísticos es la más estudiada en este momento: comoarticulo recopilatorio, puede verse el de Sánchez y López Pan (1998). '

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3. EL OBJETO DE ESTtlDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

del aula, la negociación, los «realiry shows» o la relación doctor-pacien-te, entre otros, son objetos de estudio porque son parte de la tipologíaen que se puede presentar el discurso.V Igual que un macrogénero (elpublicitario) abarca una serie de géneros (el. anuncio). ~s:os, a ~u ;e~,comprenden una serie de subgéneros (anuncio de televisión, radiofóni-

co, etc.).

3.4.2.2. El análisis de cualesquiera de dichos géneros, tal y comohemos señalado anteriormente, vendrá matizado, no condicionado,por el registro, que es su plano de expresión. De esta manera, las carac-terísticas técnicas propias e ineludibles sólo se podrán explicar en suactualización discursiva, o sea dentro del registro que requiera la situa-ción; por ejemplo, aunque las posibilidades de un tema específico seanmayores en unos géneros que en otros, dicho tema podrá graduar talseparación teórica. Los registros se presentan como «maneras dehablan> que vienen condicionadas por elementos de la situación en quese producen los discursos (especialmente quiénes hablan y para quéhablan, de qué hablan, por qué medio hablan). La elección de losdiversos registros dependerá, por tanto, de diversas circunstancias,como puede ser la posición social, la situación grupal, el lugar, etc.;estas distintas situaciones nos llevan a seleccionar un registro +/-espontáneo, +/- elaborado, +/- formal, etc. En cualquier tipo de dis-curso será el contexto de situación el que determine que hayamos dedecidimos por registros más o menos especializados según el campo;más o menos espontáneos o preparados, según el modo, más o menospróximos, según el tono funcional, o más o menos formales o informa-les, según el tono personal, por partir de la terminología tan conocidade Gregory y Carroll (1986). Si bien esta división nos parece acertada,habría que matizar que el tono funcional es bastante impreciso, desdeel momento en que mezcla criterios de interacción personal con otrosde organización textual, además, nos parece necesario establecer elrasgo [+ - aproximación interactiva], así como diferenciar tres aspectoscontextuales que se entrelazan y superponen: la distancia social, la dis-tancia psicológica y el grado de formalización discursiva. Con todos

22. En el discurso oral, por ejemplo, la conversación es el género más estudiado -tanto enotras lenguas como en la nuestra-, si bien hay otros cuyo interés cada vez es mayor, como ocu-rre con el el discurso presidencial, la entrevista, el debate o el citado lenguaje del aula.

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¿QUe. ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

estos rasgos, establecemos el siguiente cuadro (Cortés y Camacho: enprensa) de los registros:

Familiar Coloquial Formall Técnico- Técnico- SolemneMedio pr6ximo distante

Campo General General General Específico Específico Específico

Grado tÚ(bajo) (bajo) Variableconciencia Variable (alto) (muy alto)

lingülstica. espontáneo Espont. Formal Muy formal

Grado tÚFormalidad Mínimo Reducido Variable Variable Máximo MáximoContextual

Grado tÚDistancia Mínimo Mínimo Variable Considerable Grande Máximopsicológica

Grado tÚDistancia Mínimo Mínimo Variable Variable Variable Máximosocial

Grado dePrefijado! Prefijado! Prefijado! Prefijado!Regulación de Protocolario Adaptado

la situación recíproco recíproco no recíproco recíproco

Tipo de Cara/cara Cara!cara Cara!cara Presencial Presencial Presencialactividad

Nivel dePrivado Privado Privadoaudiencia Insrirucional Instirucional Variable

3.4.2.3. Los modelos textuales son divisiones que se establecen a partir,especialmente, de factores lingüísticos, verbales, o, si se prefieren otraspalabras, criterios internos, intrínsecos al texto, no dependientes de suentorno sociocultural. La tipología tradicional de Werlich (1975), basa-da en las estructuras cognitivas y adaptada posteriormente por Brewer(1980), distinguía los cinco tipos ya casi clásicos: narrativo, ligado a lapercep~ión del. tiempo; ~e~c:iptivo, ligado a la percepción del espacio;expostttuo, asociado al análisis y la síntesis de representaciones concep-tuale~;art.umentativo, ce~~rado en el juicio y la toma de posición, e ins-tructtuo, ligado a la previsión del comportamiento futuro. Para el autoralemán, estos cinco tipos responden a diferentes formas secuencialestípicas de cada uno de ellos, y que García (2000: 1024) ha resumido así:

l. Narración: textos con estructura temporal dominante en imperfecto(alemán), son frecuentes también las señales temporales de aperturay conclusión del texto.

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3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

2. Descripción: formas secuenciales locales, tiempo verbal presente, conseñales locales de apertura y cierre de texto.

3. Exposición: textos caracterizados por formas secuen.cialesexpli~ativasexplícitas que marcan una relación con lo ya enunciado (por ejemplo,en otraspalabras) o por formas secuenciales aditivas que sub~~ya~unarelación de semejanza con lo ya expuesto (por tanto, también, tgual-mente).

4. Argumentación: formas secuenciales contrastivas que .~rean unaestructuración dialéctica, dominante, señalando una relación de con-traste con lo ya dicho (pero, por el contrario).

5. Instrucción: formas secuenciales enumerativas marcadas con nume-rales cardinales u ordinales, letras o determinadas locuciones prepo-sicionales; su estructura textual es listada.

Cada una de estas secuencias tiene modelos oracionales prototípicos.Existen pocas investigaciones dedicadas a la identificación de las

diferentes clases de modelos textuales. Por ello, si se considera que losesquemas superestructurales+' de tales modelos son los que determinanla producción y la comprensión, atestiguar su presencia en los hablan-tes será lo que se erija en el objetivo del Análisis del discurso en cuantoa esta tipología.

Las formas narrativas -ficciones o relatos reales que explican un hechointeresante- constituyen una parte muy importante de la totalidad de losdiscursos que puede «consumir» una persona durante su vida; es incon-cebible un mundo sin narraciones; además, la narración es un espacioprivilegiado para la manifestación de distintos órdenes de estrategiascomunicativas. Las discursos argumentativos inducen, refutan, afianzancreenciasy comportamientos de los receptores. Pero, además de todos losmecanismos que empleamos para conseguir estos objetivos -o sea delanálisis de una serie de argumentos por asociación y por disociación-, elanalista del discurso se ocupará de esos recursos o trucos que, a veces, uti-lizamos y que algunos autores llaman pseudoargumentos: el ridícul~, lareducción al absurdo, la ironía, etc. Las aportaciones conllevan la disec-ción a partir de sus estructuras discursivas de los aspectos pragmáticos ~etales figuras enunciativas. Junto a discursos narrativos, los argumenran-vos han sido objeto, cada vez más, de los analistas del discurso. Y es que

23. En nuestra taxonomía, los rasgos superestrucrurales estarían compartidos por el mode-lo textual de Werlich, que tomamos como propio, y el género.

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¿QU~ ES EL ANÁLISIS DEL DISCURSO?

son muchas las manifestaciones ' d 1 onuestros receptores tengan a t~aves de as ~ua1es mtentamos qUeque hagan las cosas como ::a~:t~~~ucta etermmada: que nos VOten,~sos, convencerlos de la corrección o1~e~:~~~ dO, en la mayo~í~ de losCIendo suposiciones que la confirmen y la h e lunaoasbleveraclOn,adu,

Una d 1 if o agan p ausi e.e as rnarn estacrones discursivas or o 1

carácter argumentativo se muestra con mas''Pl 0deJdempo, eln las que elbli o o c an a es en e ma 'ro pu rcitano, ya que siempre es esperable que 1 d crogene_

sajes r da oé o a estructura e sus mespon a genencamente a establecer rel o en-1 o aciones entre argumconc usiones. Yes que como han -~I d S entos y

1505) , senara o erra y Pruñon (1, en tanto que discurso argumentativo el blici . osas 999:

determinada información como J'ustificacio'n pUl' lC~~arlOfunPresentaunab do, exp rcacion dam

prue a e otra mformación. Además 1 . :. ento ocar, fundamentar o probar es una razó o que SIrve para justificar, expli-h d on o argumento y aq II 1

a e conducir y hacer aceptable la razón es una '1" ue o a o queLa . , conc USlOn. argumentaclOn no sólo la vamos a encontrar en éner

cientes a los registros formales (té , . ,g. os. penene-sol ), eClllco-proXlmo, teclllco-dlstanteulem~e , generos como el discurso político, el debate el 1 . o

a. a, ~mo ~ue está también íntimamente ligada al h;bla enflaJe. en elSltuaClOnes informal al h or mana, en

. d es, t y como a mostrado Fuentes (1998b) q .a partrr e un texto pe t . , uiencedimiento di . r eneClente a un registro coloquial analizó los pro-

ciones: eXPl~ca:i~~;~~~:l~~:~i~~e~~~e~;~)e~;~~~~~t;~;~~s ~:f~::ula~tes para expresar, a veces de forma roliia ancontraargumentos (contraposiciones). p J, argumentos (razones) y

3.4.2.4. Los sociolectos son variedades social .so 'al if d es que caractenzan a gruposCl es estratl ica os por otro tipo d . bl . . 1 .edad, sexo grupos no r fc' al e vana es. ruve sociocultural,

, p o esion es proceden' barri . oel Análisis del discurso ha' idid " era, amos, etrua, etc. SI

mci lomas en el di de los oélos registros, ha sido la investi ación . e~tu 10. e os generos y deSociolingüística) la que ha p g . id cuabntltatlva (Dlalectología social y

ermltl o so re todo '1 . .ce años, una mayor aproximación a 'las . en est~s. u nrnos qUlll-situación social (sociolectos) Se h d vanables condlClOnadas por lali .. ,. . a emostrado que las vari blmguistrcas específicamente l'al la es extra-. o, , as SOCl es son cap d d . 1vanacion, pero se ha hecho ha t ahora. ~ces e eterrrunar a, s a ora en 10 1 fc' . fcsintáctico. No obstante en este p , s rnve es omco y mor 0-, unto es n oximaciones que han señalado c .' . ecesano separar estas apro-

uantttatlvamente 1 . d 1sexo, edad o niveles sociOculturales os rasgos propios e, y que como hechos de lengua deben

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- 3. EL OBJETO DE ESTUDIO DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO Y SU HETEROGENEIDAD

ser analizados en forma de variable sociológica diastrática -por lo queSU estudio ha de corresponder a la «sociolingüística variacionista»-, deaquellos otros que analizan la interacción social a partir del análisis deldiscurso, cuyo estudio formaría parte de 10 que Gumperz (1982) deno-minó «sociolingüística interaccional» para diferenciarla de la anterior.En nuestra lengua, en un tema tan apegado a las metodologías citadascomo es el estudio del habla de la mujer, ya se han aplicado principiosde Análisis del discurso a cuestiones tales como las relaciones de asime-tría / simetría en la relación hombre mujer (Villaseñor, 1995), el modoen que la mujer se refiere a sí misma (Martín Rojo, 1997), la posible dis-criminación femenina (Pereira, 1997), etc,

¿Qué sucede según nuestras categorías, con las lenguas especiales?,porque, en español, por ejemplo, se han estudiado los rasgos de orali-dad en el habla juvenil, de las mujeres, pero también de directivos, delegos y expertos, de juristas, etc. Cuando se habla de lenguas especiales,se hace referencia a un amplio abanico de manifestaciones, repartidasentre tecnolectos y sociolectos, cuyo uso conlleva una serie de caracte-rísticas (léxicas, morfosintácticas y discursivas) que las individualizan yque presentan, en general, una actitud más bien laxa hacia la precepti-va académica en favor de los objetivos de comunicación (Santiago,1999: 1488). Son especiales porque emplean unos mecanismos deter-minados, que llevan al analista del discurso a interesarse por su estudio.Para nosotros, la mayoría de estos tecnolectos, variedades discursivasmotivadas, especialmente, por su profesión (profesores, médicos, perio-distas, políticos, jueces, etc.) pertenecerá a los grandes macrogéneros; sematerializarán discursivamente en los discursos «profesionales», lo quepermitirá al analista del discurso ocuparse de los mecanismos discursi-vos de los profesores en el aula o de la función dialógica del juez. Encambio, los sociolectos no están condicionados por dichos motivos pro-fesionales, sino sociales, como ocurre con el habla de los jóvenes, elhabla culta, la de los soldados o con los discursos de los trabajadoresmarroquíes en España, por citar sociolectos diferentes. Hasta ahora, losdiscursos de la mujer han sido los que más atención han merecido porparte de los analistas del discurso, en aspectos tales como la interrup-ción, las pausas, el solapamiento, algunos marcadores del discurso ociertas estrategias en su habla; estos estudios son frecuentes desde haceuna treintena de años, aproximadamente, en el mundo anglo-america-no y germánico, pero hasta ahora, sin embargo, lo han sido muy pocoen las lenguas romances en general y en el español en particular.

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é 3.4.2.5¡ P?r último, procuraremos aclarar aún más el modo como 1:í;~:~:ur~.a~~~:r:r~~estf de categorías q~e conforman nuestra tipol~~

h . gu o se puede relacionar con cualquiera, pero 1d~~o;~ ¡~e ~ener:ien pres~nte es ~~e el discurso es un conglomerad o. e o, o cu se aprecia con nitidez en el género or ser una o

cie de .supe:estructura transversal a todo. Los rectángufos que se h~r-en el intenor de cada triángulo han d d an. 1 d ' e ente n erse como un ar de)~~1 os e ge~eros que requieren su registro, sociolecto y mode10 t e~u , e~os tenido en cuenta, (1) un debate sobre la inmigración e ex-

~ políticos de ~4 y 48 años, de distintos partidos y (2) el chist ntreta _opor una m~)er de veintidós años a otra de veintitrés, ambas

econ-

paneras de trabajo en la oficina. Veámoslo: COrn-

2. Clase media, mujeres, jóvenes

SOCIOLECTOS

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4 El discurso y algunas corrientes de análisis

Al hablar de las teorías liminares del Análisis del discurso [cap. 2], des-tacamos aspectos aislados, insólitos, que se empezaron a tener en cuen-ta en el estudio del lenguaje, a partir de los años setenta. Cada lingüis-ta iba «a su aire», explotaba un filón distinto que no tenía nada que vercon el resto de los descubrimientos discursivos. Paulatinamente, se ibanformando diferentes corrientes con un cierto grado de independencia,hasta que llegamos a la actualidad, en que el panorama ha cambiadoporque las interferencias son cada vez más habituales entre corriente ycorriente.

4.1. Aspectos comunes en las diferentes corrientes

Los tratadistas, en su afán por ordenar el vasto campo del Análisis del dis-curso, han diferenciado entre modelos caracterizados por su mayor inte-rés por los aspectos lingüísticos y aquellos que dan menos importancia aéstos y más a los sociológicos. Los límites, no obstante, de esa buscadaseparación resultan muchas veces borrosos, habida cuenta de que diver-gencias existentes entre ambas líneas tienden a diluirse; por ejemplo, las~iferencias que había, en sus inicios, entre una metodología claramentelingüística, como la seguida por la Escuela de Birmingham (Sinclair yCoulthard, Stubbs ...) y otra más sociológica, la Escuela etnometodológi-ea norteamericana (Sacks, Schegloff, ]efferson ...) son muy superiores alas actuales entre direcciones que podemos seguir considerando más lin-güísticas, como la Escuela de Lyons (Kerbrat Orecchioni) o la deGinebra, con su Pragmática conversacional (Roulet, Moeschler, etc.) YOtras direcciones, procedentes de las sociológicas, más actuales, de

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