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CORRONS S E R M O M

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  • C O R R O N S S E R M O M

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  • SERMONQUE EN LAS SOLEMNES FIESTAS,

    Q U E C S L E B R d

    LA MUY ILLUSTRE CIUDAD DE MANRESA

    A S. X G i r A C I O B 3E X O X O X A

    FUNDADOR DE LA COMPAIA PE JESUS,

    CON MOTIVO DEL FELIZ RESTABLECIMIBNTO D E LOS f>. W LAMISMA COMPAIA,

    2 ) l W 0

    E N L A S E O D E A ( U E L t A C I U D A DE N EL T>IA 3 1 h JVLIO DE 1 8 1 6 .

    E L ILLUSTRE D, D. JOS CORRONS JN O N IG O L E C T O R JL B E L A SAN T A IG L ES IA

    C A T E P R A L

    BlBUOTECa PtiCGLAU PRlMfi DOrA---:-" : iip J C A T S l SO Fu\M S

    M A N R E S A __ _ ^

    E N L A O F I C I N A B E IGN A CIO A B A B A L IM PRESORBEL GOBIERNO 9 Y DEL COLEGIO HE LOS P P, JESUITAS

  • Fortis in bailo.... fu t magnus secundum nomen suwn^maximus in salutsm electoruni Z)ei, expugnare insurgentes hostes*___________________ Eccles. cap. 46. x. & j.

  • 2 ! P o r que causa se amotinaron las naciones, y les

    pueblos formaron proyectos vanos? Alzronse los R e y

    es de la tie rra , y se mancomunaron los Principes

    contra el Seor y contra su ungido. Rompamos (de

    can ) los grillos, que nos ech an , y sacudamos de

    nuestras services el y u g o , que nos sugetan. Mas

    el que habita en los cielos se reir de e llo s , y el Se

    or har burla de e llos, desconcertndo sus planes, ( i) .

    As O . m. cantaba David las gloriosas victorias,

    que Jesu-Christo deba conseguir del infierno y mun

    do coligados contra l. Que los principes de tinieblas

    temiendo ser vencidos por el Seor y despojados de

    la p resa , formen en sus tenebrosas cavernas el de

    signio de perderlo. Que unos Fariseos hipcritas ra

    za de v ivo ras, que no pueden sufrir la lu z de la

    verd a d , que los condena, fingiendo crim enes, amon

    tonando calumnias, cohechando testigos, atropellando

    le y e s , recaben gritos y am enazas, que la debilidad

    de un Magistrado h ech o , sin q aererlo , el instrumen

    to de sus iras, condene la cru z al ju s to , al inno

    ce n te , al bienhechor pblico. Que se glorie l i pr

    fida Synagoga con su triuinfo efimero. La victoria de

  • Jesu-Christo empieza desde la Cruz. En el mismo

    instante, en que espira, toda la fbrica del mundo

    con sus horrorosos sacudimientos y pavorosas seales

    d gloria ai Crucicado, testifica su innocencia, y

    condena sus asesinos. Aunque por un momento desa

    parece de entre los v iv o s , n o , el Padre no consien-

    f e , que su Santo padesca la corrupcin* Embiado

    para establecr en la tierra el reyno de D io s , la gran

    de Iglesia, consumar la obra despecho de todos sus

    enemigos. Sale al tercer da de la lobreguez de la tum

    ba v iv o , immortal, y glorioso; los cielos y la tier

    ra aplauden al ven ced or; con tal victoria empieza

    un nuevo orden de siglos; y e llin age humano li

    bre del infame cautiverio andar seguro por las de

    liciosas sendas de la paz.

    A u n q u e, ni aquella persecucin, ni este triumfo

    deba acabarse en Jesu-Christo. E l mismo, al embiar

    sus Apstoles, les habia anunciado la g u e rra , que

    les moveran el mundo y el infierno; y aun les ha

    bia d ich o , que venia la h o ra , en qu e, dndoles muer

    te se creyese hacer un obsequio Dios. ( 2 ) Mas

    confiad (aada), y he vencido al mundo y despoja

    do al fuerte armado; vosotros le vencerels tambin

    por mi virtu d , y teniendo parte en mi c r u z , la ten

    dris muy grande en mi glora.

    T u tam bin. Sagrada Orden de Ignacio, obra ad

    mirable no tanto del hroe de L o y o la , como de la

    mano de D io s , tu tambin estabas destinada por tu

  • instituto mismo correr la suerte de los primeros

    Apstoles, como lo estabas exercer en el mundo

    su ministerio. Siendo la Compaa de Jess, debas

    ser viva imagen de aquel que te ennobleci con su

    mismo augusto nombre. (3) E l Seor te puso en una

    pelea fuerte paraque vencieses en lla ; venciste, ah

    g zate , no tanto por tu t^ictoria misma, quanto por

    que Jesu-Christo ha triumfado con tigo, contigo tu

    gran padre y fundador, contigo la Santa Iglesia, con

    tigo la paz del m undo, contigo el bien publico de

    todo el linage humano.

    Ciudad illu stre, amada patria m a , que eres el

    pas escogido, al que Dios embi aquel varn graa-

    de que su mano diestra formaba, paraque echase en

    t el cimiento de la elevacin asombrosa de su esp

    r itu ; donde por un portentoso xtasis de ocho dias

    le mostr los altos designios, que su gracia haba

    formado sobre de l , y donde Ignacio sabedor ya

    de los divinos consejos concibi la Compaa de va

    lientes militares que deba levantar para oponerla los

    enemigos de Jesu-C hristo, y de su Ig lesia : t i , la

    que este nuevo ApostoI y padre de unos hijos ani

    mados de un zelo apostlico llamaba su ptria segn

    D io s , y te amaba tiernamente como m adre, por

    decirlo a s i, de su espritu j ah I justamente llevada

    de un entusiasmo sagrado aplaudes con esta solemni

    dad la exltacion de Ignacio al C ielo , y del feliz

    restablecimient) de su instituto en la tie rra , Igna-

  • co coronado con la diadema de hermosura, y reci

    bido entre ios Prncipes de la Sania Ciudad de Dios,

    y sus iiijos contados otra vez entre los fuertes, que

    guardan ei lecho del celestial Salomon, entre los pro<

    fesores, d ig o , de las ordenes religiosas, que como

    campeones aguerridos impvidos pelean gloriosamen

    te por su casta esposa la Iglesia.

    Permteme por lo mismo, que en el da de hoy

    alabe al Padre y k los h ijos; y paraque admires y

    adores al mismo tiempp la mano de Dios en tan gran

    de acontecim iento, paraque le pagues mas cumplida

    mente el-tributo de la gratitud d ebida, te h?ga ver

    esta augusta Compaa no menos gloriosa en su

    exterm inio, que triumfante en su restitucin. (4) De

    saparecid por un triumfo de la impiedad (5 ); los ene

    migos de ta religin como aborrecieron Ignacio, asi

    odiaron la Com paa, como heredera de su espri

    tu y de su ze!o : mas Dios la ha hecho aparecer

    otra vez para el bien de su Iglesia y de todo el

    Ifnage humano.

    Esto vengo deciros, paisanos m ios, congratu*

    Undome con vosotros por tan feliz como deseado su

    ceso: y paraque todo ceda mayor gloria de Dios,

    iffiplore'rBos su gracia por la mediacin de su mmacula-

    da Madre.

    A V E M A R IA .

    Forlis ifi bello & c.

    P arece, Seores, que el Eclesistico quando hi-

  • zo el elogio de J o su , formaba al mismo tiempo un

    cabal retrato de gnacio. A s lo senta el Papa G re

    gorio X V . (6) Y ciertam ente, su nom bre, que con

    vena con tanta propiedad la magnanimidad y va

    lor , con que combata por su R e y , y por su ptria,

    no era tambin como un proftico anuncio de que

    Ignacio, qual fuego devorador, consumira la mmun-

    da escoria del v ic io , inflamira en el amor de

    Dios los mas helados corazones? Q ue en su pecho,

    como en una fragu a, se forjaran uuas armas irre*

    slstibles para la defensa de la Iglesia y salud de los

    escogidos? iQ u e encendindose su z e lo , como el ra

    y o , peleara Infatigablemente, ya por s m ism o, ya por

    una Compafia de intrpidos com batientes, derrotan

    do quantas huestes armase el infierno contra el Se

    or y contra su pueblo? A h ! no fu vana ni vac/a

    la signifcacion de su nombre. Y desde lu e g o , ad>

    m ira d , O.m., la sabidura de D io s , el qual quando

    con un ju ic io terrible permite se armen contra su

    Iglesia fieros enem igos, con su misericordia forma

    h ro es, que la defiendan valerosamente.

    Porque no penseis, que fuese una mera casuali

    dad ,* que en el mismo tiempo en que Lutero soste

    na abiertamente sus errores en la dieta de VVormes,

    Ignacio se consagrase Dios en el templo de M on-

    serrate: que quando el uno predicaba el libertinage,

    l otro practicase en est ciudad toda la austeridad

    de la penitencia, y que mientras el hombre de p e-

  • cad o , el hijo de perdicin escrivienao en el desier

    to de Alstat contra la T rad icin , contra los Sacra

    mentos , contra los vo to s, contra la autoridad del R o

    mano Pontfice, contra el Evangelio mismo, allanaba

    el camiio toda iniquidad, el escogido de Dios se

    pultndose vivo como los Pablos y Antonios entre

    los riscos y lbregas concavidades de una cu eva , es-

    criviese el libro de los exercicios espirituales, aquel

    libro adm irable, como lo llama la Ig lesia , e el qaal

    reduciendo a rte , digmoslo a s , la ciencia de sa

    lu d , por una larga serie de verdades eternas, confo

    por otros tantos escalones, levanta al hombre la

    cumbre de la perfeccin. N tampoco era en vano, el

    que quando Calvino ganando los espritus facciosos, for

    maba por medio de maosas artes una secta contraria

    la religin, Ignacio m editase, qual perito ingenie

    r o , edificar una cindadela fuerte en su defensa. N o :

    estas no eran oposiciones sin destino, no eran aca

    sos fortuitos : eran preparativos de la sabidura de

    Dios para la seguridad de su Iglesia. Ign acio , al qual

    como en otro tiempo Pablo quando fu arrebatado

    al tercer c ie lo , se le han revelado los consejos de

    la D iv in id a d , sabe estos arcanos; y asi e s , que mi

    rndose puesto por Apostol y fundador de un rden

    apostlico desde luego da principio su misin. T u ,

    afortunada M anresa, tu fuiste el primer teatro de su

    ministerio: tu le viste salir todos los das de su pe

    nitente retiro y le oste predicar por tus calles y pia-

  • zas el temor santo, el casto amor del S e o r, las

    maxmas de saluda explicar el catecismo los nios,

    y ai rudo pueblo, inflamando sus oyentes con el

    vivo fu eg o , en que arda su corazon. N o , y no

    pued o, Seores, seguir hoy toda la carrera, que

    con acelerados pasos corri este gigante. Barcelona,

    A lca l , Salam anca, P ars, que fuisteis la palestra de

    sus estudios, contadnos su zelo apostlico. Espaa,

    Francia-, I ta lia , Roma Seora del m undo, capital

    del Orbe christiano, decidnos la muchedumbre de

    herges, que reduxd al gremio de la Iglesia , los in -

    4)umerb!es pecadores que convirti , los tibies que

    en fervoriz , los justos que elev la perfeccin con

    la prctica de sus exercicios, y con la energa de

    sus sermones. Nada resiste su eiccia: la palabra

    de Dios anunciada no con voces de humana sabidu

    ra artificiosamente dispuestas para persuadir, sino e a

    la maaifestacion de virtud y poder tiene en boca de

    Ign acio , toda su fuerza y majestad, y mas penetran

    te que una espada de dos lo s , llega dividir el

    alma y el espritu.

    Este apostlico zelo de Ignacio deba ser el mo

    delo del de sus hijos, y sus victrias eran el pre

    ludio de las de aquellos. Porque vedle ya juntando

    scios, hombres capaces por sus talentos, por su sa

    bid ura , por su caridad, y por su zelo de proseguir

    gloriosamente la guerra declarada al v ic io , la he-

    rega , los dolos, y promover la gloria de Dios.a

  • ( i O )Vd estos nuevos soldados empun:ndo las bande

    ras de Jess en Montinartre sobre el sepulcro de!

    primr apstol y mrtir de la Francia S. Dionisio,

    para tremolarlas por todo el mundo; y od Igna

    c io , que en tono de Capitan ablndoles mas al co-

    razofi, que los odos: grande e s , hermanos mos.

    Ies d ic e , la empresa, que nos consagramos j pero

    3 que cosa hay demasiado gran de, hecha por amor

    da Jesu-Christo? Vmos combatir contra todas las

    huestes del infierno. Seremos el blanco de los tiros

    de la impiedad; caliinas, oprobios, persecuciones,

    sern nuestra suerte ; mas tambin lo fueron de Je-t

    su-Christo y de sus primeros apstoles. Con tal que

    se establezca el reyno de D io s , que importa sea

    por la buena fam a, 6 infmia de los que le anuncian? I Dichosos nosotros, si somos hallados dignos de

    padecr lgo por el nombre de Jess ! quanto mas

    feliz aqu el, que por l vertiere su sangre i A estas

    voces de Ignacio parceme ver como el fuego sagra

    d o , en que arde su corazon, prendiendo en todos

    sus hijos les inama repentinamente; s , all nace la

    Compaa. Y observd b ie n . Seores, que como eii

    smbolo de las persecuciones, que le esperan, nace

    y a sobre el sepulcro de unos mrtires.

    Mas el espritu de Ignacio abraza todas las na

    ciones, y se estinde todos los tiempos. Para per

    petuar aquella nueva milicia escribe su instituto. Y ,

    I que instituto ? No ; y no soy capz de d e cir , O. m., ni

  • ( r i )aa comprchendr todo su mrito importancia. D e

    fensa de la religion, guerra Ja b erega , dilatacin

    de ia f , conversion de pecadores, adelantamiento

    (k la piedad, conservacin de las buenas costumbres,

    educacin de la juventud en la ciencia prctica de

    las virtudes Christianas y sociles, ved ah en com-

    pndio los fines qu se propone: oracion , egemplos

    santos, libros de -piedad, obras de misericordia, pre

    dicacin de la divina palabra, catecismos familiares,

    direccin de las almas, egercicios, congregaciones,:

    misiones nacionales y estrangeras, estidio incesante

    en las puras fuentes de la verdad, ved ah ios me

    dios que seala. Los profesores de este instituto per

    fectamente negados si mismos^ y sugetos sin re-

    serva un comn sup erior, que hace las veces d

    D id s, ni tienen otro deseo, otra voluntad, otro em

    p le o , que el que les seala una obediencia sin lmf*

    tes por el bien de !a religion: ni les es de m ayo

    gusto morar en la templada E u ro p a, que en el fre

    septentrin, en la ardiente A m rica, mostrndose

    Igualmente contentos en dirigir al que est sentado

    en el trono, que en acompaar al que camina un

    funesto cadahalso, sin cegarse de aquel respiendof,

    ni cobrar espanto de este suplicio^ por el instituto,

    cerrada la puerta toda ambicin de lionores, p re-

    ^ in n c ia s , dignidades, cada uno solo debe repntr-

    se un siervo intil en el Seor. Por el instituto::::

    mas digmoslo de una vez-: el instituto de Ignacio

  • establece en sus hijos una forma de vida, cuyo prin

    cipio es la caridad, cuyo fundamento la humildad,

    cuyo estidio la verdad , cuya regla el Evanglio,

    ca yo fin la mayor gloria de Dios. Sobernos Pont

    fices, que en tan grande nmero con el santo Con

    cilio de Trento lo aprobsteis y confirmsteis; Crlos

    Borromos, Franciscos de Sales, Felipes N ris , T e

    resas de .Jess, Vicentes de P a u l, Pedros de Alcn

    tara, que lo colmasteis de eldgios; crticos juiciosos,

    sanos polticos, consumdes telogos , sbios en fin

    que lo exminsteis fondo, todos os convencisteis,

    de que el instituto que Ignacio did la Compaa,

    era una obra maestra no del ingnio hum no, sino

    de aquella sabidura, que se concibe y nace en el

    eno del mismo D ios. ( 7 )

    Representosle ahora manera de un diestro ge

    neral dndo las convenientes rdenes sus h ijos, y

    repartindolos oportunamente voluntad del Romano

    Pon tfice, al qual los somete con voto especial, por

    las regiones de la E urd p a, y aun del nuevo mundo,

    ya en el primr ao de levantada aquella nueva mi

    licia. O d , como, al embirles, les dice con grande

    esfuerzo, como echndo el sello su m isin; Jd,

    compaeros mios , encenddlo , infiamdlo todo con

    aquel fuego celestial, que Jesu-Christo traxo la

    tierra: i t e mcendite^ infiammate I d , combatid la

    h erega, derrocd los d olos, hacd guerra al peca

    do , extended el reyno de Dios.

  • ( 13 )iQ a e no pueda yd ahora decir largamente las glo

    riosas victorias, que los F bros, Bobadillas, Jayos,

    Cansios consiguen en la Alemania y pases del Nor

    t e , de los M elanctores, Biceros , Zuin glios, y de

    todas las hustes luteranas! los reso rtes , que ios

    B roecios, y Oliverios mueven en Inglaterra para aho

    gar el funesto cisma de Enrique los afnes de los

    Laynezes y Salmerones ayudando los P .P . congrega

    dos en T re n to , en arrancr la infeliz zizafSa, qife

    en la mstica heredad del Salvador habia sembrado

    el hombre enemigo I T solo, Taumaturgo X avier,

    t solo presentas mi imaginacin el asombroso gru

    po de mil obreros, y ni aun tantos fueran bastan

    tes para correr las immensas regiones, que tii solo

    co rriste , y para tantos millones de ineles, que la

    gracia sac por tu predicacin y milgros de las ti

    nieblas y sombras de m uerte, y los traslad al rey-

    io de la luz. En pos de ti mire con placer muchos

    centenres de mrtires hermanos tuyos; y luego mu

    chos millares de apstoles, que si no haliroa el mar

    tirio ea sus misiones, no buscaron por ellas (p . m.)

    otro com ercio, que el de las virtudes, otra conquis

    t a , que la de las almas, otro im perio, que el de

    Jesu Christo, otras riquezas, que la mayor gloria de

    Dios. M espritu corre en un instante las quatro par

    tes del globo ; y viendo en todas los hijos de Ig

    nacio confundiendo la vaca ciencia y cortando el vue

    lo los herges, convirtindo pecadores, reformndo

  • ( 1 4 )costum bres, promoviendo la piedad, insfruyendo los

    ignorantes, ediScaado los sabios, ja h ! yo no puedoi

    contenerm e, sin que exclame con el Apstol: iquan.

    hermosos son los p ies, de los que evangelizan la paz,,

    de los que anuncian bienes! (8) Iglesia Santa \ con

    ^ue jubilo mirabas esa Compaa de guerreros to

    dos empuando la espada, todos muy diestros en Ja.

    pelea! iq u e tiernos abrazos les dabas, quando v o li

    van preseatarte los despojos, que haban arranc-)

    do tus enem igos, y los de Jesu-Christo I

    Mas l a y l que quanto la Iglesia aprecia U Com

    paa , tanto la odia el infierno. En los arrebatos d

    su furor ha formado el proyecto de perderla. gQuao**

    to no persigui al mismo Ignacio? Q u e obstculos

    no opuso al establecimiento de la Orden ? Mas era

    obra de D io s; no pudo impedirlo. M aere Ign acio , y

    como silo hubiese m uerto, pues dexa unes hijos sc4

    mejatites si (9) animados de su mismo espritu , de sa

    misma caridad, de su mumo zelo por la gloria de

    Dios y bien de su iglesia. E l fuego celestial, qua

    eaeendi en e llo s, no se apaga: el Instituto -es un

    taller de nuevos apstoles, los segundos suceden

    los primeros, les segundos los terceros. Rabioso el

    infierno no puede sufrir una guerra tan desastrosa :

    rail veces se esfuerza exterminar la Compaa : le

    vntale continuas persecucines, date todos los dias

    fluevos y encarnzdos ataques; j>ero en va n o : to

    dos paran ea un nuevo acrecentamiento de estimacin pblica.

  • ( 1 5 )P e ro , O. m ., q u e repentina mudanza? i qu e es-

    peciculo tan triste , como inopinado se nos presen

    ta los ojos Gran D io s , es imposible al entendi

    miento humano sondear los abismos de tu sabiduria*

    para saber donde est tu mayor gloria. N o , Jos m

    seros y dbiles mortales no nos es dado mas^ que

    adorar con respectuoso silencio tus juicios veces

    terrib les, pero siempre santos, siempre encaminados

    la m ayor exltacion de tu nombre. Llega , O . m.

    la hora y el poder de las tinieblas. Cbrese de. re

    pente el Cielo de negras nubes, la continua luz de

    los relmpagos deslumbra los ojos, se disparan cia

    todas partes veloces rayos 9 atilrdense los oidos con

    el horrsono estallido de los truenos, braman enfu

    recidos los vien tos, levntanse encrespadas o la s, y

    ia violencia de Ja mas deshecha tormenta aquella

    n a v e , que sicaba los mares con tanta magestad He-

    vaddo la p a z , la sa lu d , y bendicin todas las gen

    tes batida contra mil escollos se hace trozos ; presen

    tndose los ojos de la Europa atnita y de todo

    el mundo consterndo el lgubre espectculo de 'los

    desgraciados marinros luchando contra la corriente

    de los mayores desastres.

    S ; amanecieron aquellos tiempos peligrosos que los

    Santos Apstoles hablan vaticndo. (10 ) De las im -

    mindas hezs de L u tro , de Calvino , y de las an-

    t.guas heregas naciron unos monstruos hediondos,

    se levantaron digo unos hombres vanos, ' osados, in-

  • dm itos, corrompidos en su co razon , reprobos en la

    f e , quienes sugiri el infierno el vasto plan no

    ya de cortar las frondosas ramas, sino de arrancr

    de raz el mstico rbol de la religin , amainar la

    Iglesia hasta sus cim ientos, y paraque fuese mas uni

    versal el estrago, envolver en sus ruinas los tronos

    de los Monarcas, d isolverlos gobiernos legtim os, sa

    car de sus qulcas la sociedad hum ana, aunque pa

    ra ello fuese necesario inund.r en sangre las nacio

    nes. ( i i ) Estos diablicos planes trazaban en sus clubs

    tenebrosos los que habmos odo nombrar illuminados^

    francmasones:::: perdname lugar santo, si pronuncio

    dentro de tus muros y oyndolo los altares del Dios

    de la santidad tales nombres de horror:;;: S ; estos

    proyectos fraguaban en sus directorios secretos los ge-

    fes de la filosofa empedos en establecr en sistema

    la immoralidad, el desenfreno, el crim en, y alzar

    sus infernales sectas, sobre las ruinas de la C ruz y

    del Evangelio.

    Aumentaron aquella immensa turba de impos, que

    qual funesto contagio se ava propagado rpidamente

    por toda la cuita E u ro p a , y qual langosta talaba to

    do lo b u en o, la aumentaron, vuelvo d e c ir , unos

    lobos rapuces, que cubiertos con la piel de mansas

    ovejas se mantenan, xio ya con el espritu , sino pre

    cisamente con el cu erp o, en la mima grey de Jesu-

    C hristo; una raza de refinados hipcritas, sepulcros

    blanqueados por defuera, por de dentro llenos de podre-

  • dumbre ; unos cenizentos melanclicos farisos refrac

    tarios contumaces los decretos de la Ig lesia , y B u

    las dogmticas de los Soberanos Pontfices, cuya mo

    ral severa , cuya doctrina pura (como la llaman con

    afectacin, cuya pretendida y decantada reforma de

    la diciplina eclesistica toda se dirige minar sor

    damente los cimientos de la subordinacin en la Igle

    sia , y tira en drechura la ruina del cuerpo ms

    tico de Jesu-Christo. Y a entendis P. m io, que ha

    blo de los prfidos sectarios de Jansenio (12 ) quie

    nes al primer grito de revolucin en la msera Fran

    cia arrojaron la mscara, alargaron la mano los fac-

    ciosos, mesclados con ellos soplaron el fuego de la

    sed icin , y demostrron por la milsima v e z , que

    un Imperio Catlico todo enemigo de la Ig lesia . Ma

    dre no espera sino la ocaslon para declararse tambin

    enemigo del Estado.

    Ah 1 se corri el vtlo , que cubra el tenebro

    so misteri* de la iniquidad. Los hechos han hablado

    tan claro , los funestos acontecimientos, de los que

    habernos sido tristes testigos, lo han puesto tan pa

    ten te, que ya no es posible, no estar c ie g o , no

    ver los planes de los impos. No : mientras existiese

    la Compaa tan zelosa como invicta defensora de la

    Santa Si4Ia Apostlica, mientras permaneciesen arma-

    des ios Guardias de Corps del Papa (como los IJa-

    maba el R ey filsofo ) eran intiles quantos ataques

    se daban su infalble autoridad, que se tiraba

    3

  • ( - 1 8 )destruir con todo encarnizamiento. iVIientras Jos hijos

    de Ignacio tuviesen en sus diestras manos la educa

    cin de ia ju v e n tu d , mientras su voz rezonase des

    de los pulpitos, mientras dirigiesen las almas, mien

    tras gozasen de la confianza de los R e y e s , ni el li-

    bertinage poda progresar sin estorvo, ni establecer

    se en sistma las maximas antireligiosas y subversivtsi

    del rden p ib lco , ni descatoiizarse las Naciones, ni

    revolucionarse el universo. H a'ble, Seores ha

    ble la verdad por boca de los mismos de la Cabala :

    S i los Jesutas (dice (13 ) uno de los mas fieros) si

    los Jesutas no hubiesen cad o, habran de cubierto

    los designios de los Francmasones iluminados, los ha<

    hieran publicado, impedido sus efectos.

    E llo e s , que en los delirios de su furor haban

    decretado tambin la extincin de todas las ordenes

    regulares. (14 ) S : esos baluartes, de que est cir

    cunvalada la Santa ciudad de D io s , eran un podero

    so obstculo, que entorpeca sus esfuerzos. Pero co

    nocieron , que les era necesario antes de todo desha

    cerse toda costa de la Compaa de Jess, de esa

    corporacion de sbios, que mas eficazmente paraliza

    ba sus planes, como siempre haba atravesado los de

    las anteriores heregfas. Conocieron, que les era for

    zoso derribar primero ese antemural fuerte, para dar des

    pus un ataque general los demas institutos rellgio-

    s o s , la Iglesia misma, y los tronos. Batironse

    en efecto. Mas con que armas? Sbios, que me

  • ( 1 9 )escuchis 9 decid vosotros por mi los iasldiosos ina-

    D ejos, las prfidas tramas de la filosofa, y janseois-

    iBo, para perder los innocentes Jesutas (15 ) N o ,

    O. m. : el herege y el filsofo nunea se embaraza*

    ron en los medios de realizar sus proyectos. Amon

    tnense delitos delitos, frjense atroces calumnias,

    circulen folltos escritos con plumas mojadas en vene*

    no y biel de dragones, acseseles de todos los cr

    m enes, comtanse horrendos atentados para imputar-*

    selos, ponga la filosofa en movimiento todas sus m*

    quinas, vlgase de los favoritos alumnos su yo s, salgan

    nuevos prfidos Am anes, que sorprendan I06 bonda->

    dosos A su eros, ( 1 6 ) , emplense oportunamente terri

    bles amenazas, gstense sumas inm eniat, la yuista re-

    l i jo s a del jansenismo costee todos Il s gastos, ( 1 7 ) ;

    y desaparescan de una vez (dicen) esos temibles gra

    naderos del fanatism o, sin ca yo aniquilamiento no

    podraa progresar las luces del s ig lo , sin cnya e x -

    tlneion no podran regenerarse ias naciones, sin cu

    ya ruina no acabaramos con t i Chrhto A h fuerza

    de tantos, tan violentos, y desesperados ataques da

    consigo en tierra el magestnoso edificio. Con tan es

    trepitosa cada se estremece todo el universo. U f-

    nos ios filsofos cantan ya la victoria contra la reli

    gin misma. Todo est perdido (dicen) la segur est

    puesta a raz del rbol. Ya es menester un m i-

    lagro para salvar la Iglesia, (18) Insensatos! jQuan

    poco conocis esa ig le s ia , la que asestais vuestros

  • ( 20 )tiros! N : la Iglesia no est fundada sobre la Com

    paa, sjno sobre Jesu-Christo mismo su divino au

    tor. branse las cataratas de los c ie lo s , rmpanse

    los diques del m ar, salgan de madre los rios, so

    plen furiosos ios vientos, embistan juntos la casa del

    Se or, ella no caer fundada sobre una roca incon

    trastable: Dios lo d ixo; sus palabras no pasarn. Mas

    t fuiste exterminada y disuelta Compaa illuste :

    per en tu mismo exterminio iquan gloriosa apare

    ces los ojos del observador atento l la gloria de

    los mrtyres es la tu y a : poco he dicho Jesu-Christo

    te hace imitadora de su gloriosa Cruz.

    Y gte asociar tambin al triumfo de su resur

    reccin? L a fiera persecucin, con que te ha ago-

    viado el siglo filosfico, ser el presagio de una v i e - .

    tria la mas memorable? El problem a, O. m ,, no

    era obscuro para los sbios, quienes la densa nu

    be de p lvo , que alz el deshecho torbellino, no

    pud fascinarles. Ellos vean la solucion en Dios

    defensor invicto de su Iglesia, cuya ruina se medi

    ta b a , (19) y justo vengador de la inocencia: veyan-

    la en el desengao de los gobiernos, que no podan

    tardar conocer los proyectos de sus enemigos. Lar-

    cabala, la calumnia, la maledicencia, la envidia, (20)

    pudo quitar los hijos de Ignacio lo que estaba

    tiro de sus fu egos, mas n o , lo que no puede q u i

    tarse un varn fuerte. Pudiron ser hundidos en

    un mar de tribulaciones,- pero no perdieron la mag-

  • ( 21 )nanimidad, que infunden la inocencia y la virtud

    slida. (2 ) Grandes en la prosperidad lo son aun

    mas en la persecucin. Esperan firmemente en el Se-

    i1or, en quien es cosa buena el esperar, y contra

    el qual nada pueden el infierno y el mundo co

    ligados.

    Alzase el Se or, y empieza juzgar su causa.

    D a al mundo lecciones terribles s , pero saludables.

    Apnas se han pasado seis aos de tan funesta y do

    lorosa catstrofe, ya casi no se conoca asilo , donde

    no hubiese penetrado el contgio filosfico. La impie

    dad , rota la fuerte barrera, que detena sus rpidos

    progresos, la im pudencia, el desprecio de las leyes

    y de toda autoridad divina y humana todo lo arras

    tra , qual arrebatado torrente, que rompe todos los

    diques. A l golpe de tan general corrupcin bambo

    lea el rden social. Rebinta con espantosa explosion

    la revolucin francesa immenso volcn encendido en

    las entraas del mundo civiizdo por los enemigos

    de los altares y de los tronos: ea vano los gobier

    nos procuran con pasos tmidos circunscribir el m

    bito del incndio: nada es capz de cortarle: los fi

    lsofos, esos decantados amigos del linage humano,

    corren.con la funesta tea en la mano para poner en

    combustin al mundo entero : ya no se guarda cir

    cunspeccin, ni moderacin alguna. La religin San

    ta atacada veces con disfraz y artificio, veces

    ablertameate y sin rebozo ea sus ministros en su

  • ( )G $ fe, ea su discpm a, y hasta en su dogm a, (2a)

    sufre 2a mft$ era de todas las persecuciones; los tro

    no y obierDos legtimos ia mas rencorosa de todas

    las g u erras; el estrago, la desolacioo, Ja sangre, la

    muerte,:::,^ mas p a ra q u e, O. m . representar otra

    v e z vuestros ojos tan funestas escenas, y lastima-

    tos eoQ la memoia de t a i n o s horrores

    A la lu4 de lecciones ta9 olorosas, al golpe de

    tantos males despierta el Hnge huoino, y v clara-

    meate el fatal paradero, que lo cojduce el fila-

    sofism a, que se pjfegfooa au libertador. Conoce que

    esa hidra de cien ca b e ra s ese moostcuo devastador,

    que no teme k las autoridades, no a los exrcitoa,

    no 39 derrotas, n o , na dehe combatirse can las

    areias sioo con la iostruccldin p ublica, con una ed u -

    cacioa sana que focoie, digniosto a s , una nueva

    generacin bien arraigada en aquellos eternos princi

    pios de ju stic ia , sobre I08 quales cstriva la religioni,

    el d rd e a , la p a z , y feUcidd. (23) Aunque derro

    cado ya par la crniJiipoente mano de Dios aquel iiq*

    ptQ que tena como encadenada su insiioo male-

    chor la desgracia de muchas naciones descansen aho

    ra atas de sus d o lores, como descansa un ejifermo

    atigado del peso de una dilatada dolencia, teme e l

    hom bre, que este aparente repofo no sea un presa

    gio de nuevas convulsiones polticas, guando la

    vuelta del perodo despleguen las caasaa morhificas

    CQQ mayor fu e rza ; que ]os espiiitus no seaa a g iu -

  • ( 13 )dos ofra vez con una funesta iiKjoietd ; que cl fue

    go mal apagado en los padres no vuelva k encendet-

    se con mayor actividad en las pasiones de los hijos.

    A q u , el suspirar por los hijos de Ignacio, cu

    ya maestra y singular talento en insinuar la verdad,

    en hacer odioso el vicio y la virtud am able, ai sus

    mas ceudos enemigos han tenido la osada de nega-

    io. A qu el desear aquellos C o legio s, en los quale,

    como en otroj tantos pblicos seminarios de la f , de

    las buenas costum bres, de todas las ciencias tiles se

    sembraban en los tiernos corazones de los jvenes

    fecundas semillas de piedad, de doctrina p u ra , de

    principios sanos, de todas las virtudes christians y

    Eociaies, que regadas despues con el suave roco de

    los egemplos de aquellos padres, y creciendo en

    frondosos rboles llevaban copiosos y sazonados fru

    tos. Aqu el dirigir todo el mundo Catlico como por

    un divino impulso sus clamores al supremo gefe de

    la re lig i n , toda la Espaa al virtuoso Fernando, pi

    diendo el prdnto restablecimiento de tan benfico ins**

    titto. (24) A h ! 8que podas p ed ir, Iglesia de Je-

    8u-Christo, tu cabeza v is ib le , que fuse mas con

    forme tus desos ? j Que podas solicitar , religiosa

    E spaa, de tu religioso p rin cip e, que agradase mas

    este defensor de la augusta esposa del Crucificado?

    Pero O. m. Dios es quien preside todos los

    acontecimientos; l quien tiene en su mano los co

    razones de los que mandan; l , quien mortifica y

  • ( 24 )v iv ifica , quien ab ate , y ievanfa. S : habla Dios por

    boca de su V ic a rio , y de los R eyes ima'genes suyas

    en la tierra : y al imperio de esta voz vivificante re

    nace la Compaa ; se levanta de sus ruinas. Mas

    con que gloria? Como el Sol despues de un rcio

    tem poral, disipadas las nubes, que le cubran, bri

    lla con mayor claridad y alegra con su hermosa ca*

    ra el emisfrio , ta l, si Seores, tal vemos renacer

    la Compaa. N o , y no puedo aqu contenerme, sin

    que publique el gloriossimo e l gio , que hace de

    ella el immortal Pio V ii. ( S i quizs este hombre

    todas lices grande, ste prodigio de firm eza, es

    te modelo de santidad, este imitador perfecto d e je -

    su-Q iriso perseguido, este P on tfice, del qual se

    honrar la Iglesia hasta el fia de los sig los, quizs;

    d ig o , no ser un justo estinaadr de las cosas? Si

    no habr pesado bien sus hechos y sus dichos ea

    la balanza .fiel del santuario? ) Per

  • 99cen, pars romper la$ olas de! m ar, que todas

    horas nos amenaza eon el naufragio y la muerte.*

    M s, iparaque decir tambin el testimonio de nues

    tro amabilsimo Soberano, quando su decreto, (P.m .)

    est en las manos de todos , y lo leis mil veces

    baados vuestros ojos en dulces lgrimas? Desapare-

    ciron, desapareciron ilustre Compaa, los fos bor

    ronee , que tus enemigos derramaron sobre tu hermo-

    fa im gen; quda con tan justos elogios, con tan

    verdicos testimonios plenamente vengado tu honor

    d la s ngras calum nias, que en los aciagos dias e

    tu abatimiento esparcieron contra t , como porfa,

    unas piiimas venles, sirviendo, tal v e z sin peasrlo,

    los proyectos de la im piedad, las que si pudieron

    por algn tiempo fascinar los menos advertidos, no

    lo pudieron con los prudentes, con los sbios de to

    das ciases, estados, y condiciones, que lloraban

    amargamente en sus retiros, viendo los hilos, de que

    haban urdido su infernal trama los fidsofos, y el

    crul golpe que haban dado la Iglesia.

    N d , Catlicos, no hay sabidura, no hay pru

    d encia, no hay consejo contra el Seor. La Compa

    a vive. {O h ! que espectculo tan encantador se

    me presenta los ojos! Y veo Jerusalen, la c iu

    dad Santa, enjugarse las lgrim as, dexar los vestidos

    de lu to , y tomr los vistosos ropages de su gloria

    y fortaleza. Vo al linge humano dulcemente em

    belesado coa ia deliciosa perspectiva de los bienes,4

  • ( a 6 )de que v gozr. All lo Mjos, en Is profun-

    didd de una carerna mansin de tinieblas y de

    horrr, miro al destructor iosofsmo, que atjo coa

    cien cadenas, y rugfndo como el k a en las sel*

    vas vuelve sus sangrientos ojos cia la presa, que

    se le arranc ya de las manos. Un blado y suvts

    zro serna ei C ie lo , amanecen los dias de la fe-*

    lic id sd , empieza un nuevo rdea de filglos. ( 2 )

    N , Iglesia Santa, ya no te pisarn mas los picf

    de los incircuncisos immundos la Compaa estar

    en torno de t , terrible para tus enemigos como UQ

    exrcto formdo en batalla. Que el espritu de error

    y de mentira exhale >desde el pozo del abismo el

    humo de las h eregas, para obscurecer la brillnte

    antorcha de tu f : le disipar la sabidura de los

    hijos de Ignacio. Que el dragn, que vid San Juan, vomite de sus negras fauces las hedindas cenagar

    sas aguas de los vicios para envolver con ellas tue

    hijos lavdos en la pura sangre del Cordro: parar

    al torrente aselador la predicacin de los hijos de

    Ignacio. Que el rebelde Jansenista, que d francma

    s n , que el filsofo maquine en sus tenebrosos clubs

    tu ru in a , paralizar sus esfuerzos, y atentados el

    zelo de los hijos de Ignacio.

    ' Con la sabidura ( deca Salomn ) me vinieron

    todos los bienes. Qun grandes pues no - los pro

    ducir en el mismo estdo civil la educacin, que

    recibir nuestra juventud de los hijos 4 e go a d o

  • ( a r )tanto mas aptos para esta obra dfcilidima , quanto

    CoDsunidos antea ellos mismos en la verdadera sa

    bidura se dedican este importante mimsterio pt

    religin9 por v ir tu d , por el inters preciso del bien

    p b lico , comunicndo sin embdia la que a^rendie-

    ron sin ccon en las puras fuentes de la Yer-*>

    dad ?

    M e enagno, P* m ., al contemplr nuestra ju*

    ventud en sus escuelas , oyado ios rudimentoi

    de la f , instruyndose fondo en las grandes

    verdades de la Religin , recibiendo en sus tiernas

    almas las semillas de las virtudes christlanas y so*

    c a le s , bebindo como una suve feche ^eliitemor

    del Seor principio de toda sabidura, el amor k

    la v ir tu d , el Iiorror al v ic io , el respeto debido

    D io s , las cosas santas^ la R e lig i n , y sa$

    ministros, la obediencia los padres, la veneracin

    los m ayores, la sugecon las le y e s , la subor

    dinacin las potestades legtimas. Me arrebte al

    verlos arregnose en aquellos eternos principios, so

    bre los quales estrva y gira c\ bien de la rep

    blica , en la justa ida del verdadero h o n d r, en

    aquellos elementos, que sirven de base los co*-

    nocimientos necesarios la vida ium ana, y formn

    dose con el auxilio de las ciencias , ciudadanos

    tTTes para todas las clases de Ja sociedad. Ah/I

    una nueva generacin nace en la tierra , el hom^

    bre recobra k dignidad de su especie, y el mun-

  • do vuelve aquel estado, en que cada uno lle-

    na exactamente los debres de su destino. ( 2 6 )

    Por una revolucioa feliz de id as, de inclinacio

    nes , y de afectos, florecern la ju stic ia , el desin

    ter s , la buena f , el p u d r, la am istad, la be-

    nefcencia, con todas las virtudes civiles y reli

    giosas. En fn , cerradas las profundas llagas, que

    abri en el curpo morl de la nacin la doctri

    na infernal de los Sofistas, y ahogado el gnio

    del m al, descender de los cielos la alma p a z , y

    la vermos dulcemente enlazada con la tranquilidad

    de los rein os, con la felicidad de las fam ilias, y

    con el bien individual de cada uno de los hom

    bres.

    A ca so , O. m ., me erijo en profeta por mi

    proprio espritu ? | Que adivino mentiras ? que

    profetizo cosas vanss? Iglesia de Jesu -C hristo , que

    aplaudes la renaciente Compaa y la recibes con

    tanto gozo en tu seno, t das bien conocer la

    dulce esperanza que tienes altamente depositada en

    tu corazon, y lo mucho que te prometes de esos

    varnes apostlicos. P ueblos, naciones todas, que

    presurosas corris como porfa poneros baxo

    la sombra de ese frondoso rb o l, asi descubrs,

    quan persuadidas estis, de que sus frutos lo son

    de bendicin y salud para todas las gentes. 'T u

    misma experien cia , amada ptria m a, la experien

    cia de los felices tiempos pasados, no fu la que

  • te hizo siempre suspirar por el recobro de los h i

    jos del grande Ignacio, de esos defensores de la

    re lig in , de esos acreditdos maestros de la juven*

    t d , y por lo mismo bienhechores del linge hu-

    mno ?

    Ah ! La tirna devocion que arde en tus ve

    n as, esa devocion tan santa como ju s ta , que prof-

    sas al hroe de L o y o la , de cuyo espritu eres co

    mo la madre ; el alto aprcio que te han m ereci

    do siempre sus h ijo s , de quienes fuiste la cuna,

    tu amor la religin catlica , y el zelo por el

    bien p b lico , stas nobles virtudes que forman el

    carcter de los hroes, y son el t u y o , como te

    hizieron rompr en un santo alborozo la prime*

    ra voz de averse aquellos restituido la Iglesia y

    la nacin, asi no te permitieron un momento de

    reposo hasta tenerlos en fu seno. Y a rebosando de

    jbilo estrechas entre tus brazos esos venerables

    ancinos, preciosa porcion , que Dios nos ha em-

    biado de aquella ilustre Compaa, en cuyo zelo,

    fidelidad, y generosos esfuerzos la R e lig io h , el

    T ro n o , la S ocied ad, t misma libras las esperan

    zas de tu bien. Ah l que no tengan que andar

    pisando espinas ; y pues este amno y delicioso

    sulo fecundado con la divina semilla que sembr

    en l su Santo fundador, y regado con los sud-

    res de sus dignos hijos llev tan copiosos y sazo-

    ndos frutos en la edad de nuestros m ayres, que

  • no sea ahora una tierra estril intil ; que no

    tengan lles que luchar con unos decendientes in

    dciles , y baxr al sepilcro con el dolor de no

    habrios podido corregir de sus extravios.

    Y mientras esperas el cumplimiento de tan plau

    sibles anncios, prosigue , ciudad ilustre , desaho

    gando con esta solemnidad ei jbilo tan patritico

    como christiano , que innda tu corazon. Prosigue

    aplaudiendo la augusta Compaa de J e s s , glo*

    riosa quando exterm inada, triumfante quando resta*

    blecida. Prosigue aplaudiendo Ignacio , el qual

    ha vencido desde el C ie lo , quando sus banderas

    han vuelto tremolarse en la tierra. Pro.'lgue con-

    gratulndo la Iglesia santa circunvalada otra vez

    por Jesu-Christo* su esposo de aquel mro der brort-

    c e , en que siempre se estrell el furr de sus

    enemigos. Prosigue feHcitndd al linge humno, de

    cuyos mles compadecido el S e o r, y dndole una

    de aquellas timas miradas , con que serna el

    Cielo y disipa las tempestades, le ha hecho

    necer los sspirdos dias de prosperidad, y de paa.

    Pero principalmente adora la sabidura de D ios, que

    por la humillacin labra la slida grandeza de los

    que ama, por la cru z los conduce la g loria , por

    la muerte la vida ; y que si permiti que U

    Compaa ennoblecida con su adorable nombre fu-

    se odlda del infierno, perseguida del m unde, ca

    lumniada de sus enem igos, y por fin desecha, pa

  • ra coafigurarto s mismo cruci^^do 5 resucltDdo-

    la coa su palabra, la que todo ob ed ece, Ja ha

    asemejado su imagen gloriosa.

    N o , P. m ., egta no es pbra de los hombres,

    siao de la diestra del E x ce lso : bendigmosle pue$

    cantmosle cnticos de lo r, pprque ?e ha glorio-^

    smente engrandecido: rog^mosle conadamene

    que habindo empezado la obra U ;Con^o^ga has-*

    tft la consumacioa* Que fecunda la ma^re qi!i& h#

    hecho renacr, para que , lo sea de nuevos aps*r

    toles, que perpeten en la tierra el ministrio d

    los primeros. Que aliste en su milicia nuevos sol

    dados , que defiendan valerosamente su ca u sa , y

    peleen con acierto sus batallas. Que siendo el So

    berano dueo de la mies la prepare coa abundan

    cia y enve para recoger la muchedumbre de obre

    ros llenos de fervor y zelo. Que derrme sobre la

    renaciente Compaa, el espritu de sabidura y ca

    ridad, para trabajar felizmente en promover su ma

    yor gloria. Este fu el norte de Ignacio, ad ma

    yorem Dei gloriam. D io s , que en sus escrituras

    empe su palabra de glorificar ios que le glori

    ficasen ( 2 7 ) ; con que gloria tan inefable le re

    tribuye en el Cielo la que recibi de l , digmos

    lo a s , en la tierra. F u tambin el norte de sus

    h ijos, ad mayorem D ei gloriam. Por esto Jesu -

    Christo los ha exltado no solo con la gloria de

    su c r u z , si tainbieu coa un trium fo, que es vi

  • va imgen del auyo. Sea tam bin, O. m ., el nor

    te de nuestra vida , ad mayorem D ei gloriam,

    Glorifiqumos D io s , como nos exrta el Apstol,

    llevndolo no solo en el espritu , si que tambin

    en el cuerpo. Peleemos contra el pecad o, no solo

    e a nosotros mismos, si que tambin en nuestros

    herm anos, segn ios talentos que cada uno de no^

    sotros haya recibido de Dios. Y as sermos coro

    nados en la celestial Jerusalen, con aquella corona

    de g lo ria , que segn San P e d ro , no ha de mar

    chitarse jams. Esta os deso k todos*

  • Andense algunas notas para mayor ilustracin del Sermn,

    ( J ) Psalmo 2 y. I.( 2 ) Joann. Cap. i6 3 |Oua'ntos Jlevdoi de

    un zelo mal informdo, y juzgndo Ja Compaa de Jfsus perniciosa la Iglesia promovieron, 6 alomenoi aplaudieron su extincin l No pensaba ciertamente as el S. Concilio de Trente. No pensaban asi tan grao nmero de Obispos, que en el mismo tiempo, en que la Compab era tan reciamente atacada , daban testimonio de los grandes frutos, que de lla cogian los fieles de sus Dicesis. Tampoco los veinte Pontfices Romanos, que la aprobron, eiogicon 6 confirmaron , sealadamente Bend XIV, quin en su Bula de 17 Octub, de 1742 dice; la Compaa hace co-tinuamente Jos tnayorgs servicios a la Iglesia de Dio, ^ue sus constituciones son muy sbias , y que despues de dos s ig lo s, su gobierno se sostiene C9it muy buen suceso y edificacin.^^ Vanse tambin las de 24 Abril, y 27 Setiembre de 1748 , y otras del mismo. Clemente XIII con su Bula Apostolicum de *7 Enero d *7 4 i para defenderla de las injurias que reciba, y no menos que ila la autoridad de la Santa Sede, no solo la confirm solemnemente, si que tambin atestigu h la faz de todo el mundo los grandes servicios que siempre hava hecho, y segua haciendo la igl- ia. Es verdad que CIem* XIV en Brebe Dom i- us ac Redemptor, con que la suprimi, dice que la Bula de su antecesor fu mas bien arrancada, que im-

    S

  • pelrada. Mas sobre sto puede leerse la contestacin, qiie di 04 Miguel Blzald al annimo, quQ va aadida al sarmti que predic en Pampona en 21 Junio de Vsrte tartfciffn la obra Memorias para servir a la historia EccL durante el siglo X l^ IIL impresa en Madrid en 1815 tom. 3 los aos 1769, 1773, 1774. I/os imparcfles resolvern si lo fu antes bien el Brebe dei mismo CIm. XIV. Sea lo que se quiera, es un hecho, que los dos Pios VI y VII han seguido las huellas da Ciem. Xll , y de tantos prcdecesors syos; quedando aislado y solo Cem. XIV entre a a Ppa*, que aprobroii, elogiron, confirm- ron, 6 restablecieron la Compaa. Pudo moho con l el bien de la paz, que crey depender de la des- trnccin de los Jesutas , y 'esta concideracion super un su espritu las otras razone

  • ( 3 ) ,o y restitucin, porque si bi mira , la C - pdSa no qued destruida enteramente, n el peridico procurador Qem ral nm? 179 1814 se le n vaticinio del B. Jpsto Pecador, q

  • como antes, en sus fructuosos ministerios no queriendo aquel Gobierno se diese egecucion al brebe ; siendo de notar, lo que se dice en el rezo de S. Josef de Calazanz su esclarecido fundador, que e Santo muri aviendo profetiBtdo Ordinis prope eversi restitutio-' nem. Del mismo modo permanecieron' los Jesutas en la Rusia, sin que jams se les hubiese notifcdo el Brebe de su extincin , por no averio querido Catalina 11 siendo as, que los Jesutas lo solicitaron cori un humilde memorial presentdo aquella soberana. Antes bien , aviendo acudido la Emperatriz Clem. XIV la resolucin del Pontfice comunicada por su Nncio el Conde Garamp al Obispo de Warmia fu: ios Je- stas de Rusia y Prusia queden como estn en rde al hbito,, privilegios y reglas hasta nueva desion. Condescendi tambin despues Pio VI. ( v ase el citado sermn en la respuesta al annimo, y los nmeros 17B, 179 del Procur. Gen.). Por esto, quando en el sermn se hallen palabras, qws signifiquen destruccin, resurreccin, 6 cosa semejante , entindanse exterminio^ restitucin, 6 refiranse aquellos reynos, en que tu vo efecto el Breve del soberano Pontfice.

    ( 5 ) Formles palabras del Real Decreto de 29 Mayo de 1815 por el que son restablecidos los Jesutas en los Dominios de Espaa. iSu Magestad Don Fernando VII (que Dios guarde) dice , que ha llegado convencerse , que los enemigos de la Compaa Jo eran mas propriamente de la Religin santa de J ,C.... que los verdaderos enemigos de la Religin y delos\ Tronos fueron los que tanto trabajron y minaron con calumnias, ridiculezes, y chismes para desacreditar ia Compaa de J es s, disolverla y pnseguir sus inocentes individes. Que ella acab por ei triumfo de a impiedad | Que mas poda decirse en defensa y elogio de la Compaa I j Quanta verdad es, que Dios justo en todos sus caO)nos / santo en todas sus

  • obras, qae es el vengador de la inocencia y defensor de los que esperan en l !

    ( 6 ) Dicho Papa aplic aquel texto S. Ignacio en la Bula de su canonizacin.

    ( 7 ) Despues de la aprobacin del Cncilio de Trento , y de la de veinte y dos Papas ; despues de los elogios, que tantos Obispos, Reyes, Telogos, Crticos , Polticos , y especialmente tan grandes Santos han dado al instituto de San Ignacio, admirando todos en i una consumada prudencia, una sabidura celestial, y como una gracia particular para llenar completamente los varios ramos y ministerios que abra- za, parece que ya nada queda que afiadir i en su alabanza ni en su defensa. (Lase su Apologia impresa en Lausane en 1764, y el citado Procurador Gen. desde el num. 10 hasta el 22 inclusive de Enero de 1815). Sobre todo hgase juicio de l por los grandes Santos, que su observancia produxo ; por los centenares de Mrtyres, y millares d Misioneros apost( licos, que ha dado la Iglesia ; por los pueblos idolatras y salvages, que ha conducido al christianismo y la humanidd? por los incalculables bienes, que ha acarreado los hombres con la slida educacin de la juventd no solo en las letras, sino mucho ma* an en las virtudes christianas y sociales. Del infinito niimero de sabios en todas las ciencias, que tuvo la Compaa en poco mas de dos siglos dan testimonio tedas las Bibliotecas. Solo con que se lea la citada Apologa (pat. 2. cap. 20) se ver si la poca de lo Jesutas fu el tiempo de la ignorancia. Con razn dice el autor de las citadas Memorias (tom. a,

    73) que la sola parcialidad mas excesiva poda disputrles ia gloria de haver contribuido al resta- hlecimiinlo de las luces y al renacimiento del gusto*

    Mas, por lo mismo que este instituto era tan il ia Iglesia y i l*s Estados, lo combatiron viva*-

  • mente los enemigos de estos y de aquella. Y es muy digno de observarse aqu, que mientras el crimen de los Jesutas en Portugal consista en ser desertores de un instituto piadoso y sabio, el de los de Pranci era el ser muy zelosos observadores de un instituto vicioo hasta tocar al punto de impiedad. La iniqui.- dad minti contra si misma. Per la filosofa portugu*. sa no estaba la altura de la francesa. Era ciertamen te digna de los gefes de la maniobra en Francia, y mas atrevida que la de Carvalho la empresa de probar, que la Iglesia hava errado, consagrando la impiedad

  • dio de Ja pasin y de la injusticia. Uaos Magistrados , de quines deca D'Alembert, qae eran h s executo* res de la alta justicia por la filosofa, d& la qual o- mban las rdenes, unos Magistrados fautres de los Jansenistas de los qiiaes protegan la rebellin las Bulas dogmilicas d los Papas, el parlamento en fin t Pars se arrog el juicio obre ei instituto de los Jesutas, sobre sus votos religiosos, sobre su doctrina, sobre sus ministrios ecclesisticos. El 6 Agosto se pronunci el decreto definitivo: el instituto fu calificado de impio, los votos se declarron invlidos, la doctrina fu gradiida de detestble, el modo de sus ministrios de pernicioso, la profesin se pint como un crimen de estado; as qu, los Jesutas sin que se les permitise defendrse, fueron echados de sus casas, secularizados por unos tribunles seglares excluidos de las funciones pblicas , y an prohibidos de confesar y predicar, sino prestaban ei juramento de renunciar y detestar su instituto. Verdaderamente la filosofa logr el momento de vengarse de los Jesutas^ eomo deca DAembert. K lla e s , (afada) quien ha cotP dendo los Jesutas por boca de h s M agistrdos, y el JansenismG ha hecho en la causa de solicitadr 6 fiscl. l S. Atanasio de la Francia Mr, de Beau- mont con su Pastorl citada reclam Jos derechos de la Iglesia usurpados por ios Tribunales seglares, y vin dic vigorosamente ia causa de Jos Jesutas. Otros Obispos alzron tambin la voz y publicaron instruccines contra los atentados de los parlamentos.' El Papa Clem. XII bien persuadido, que la ruina de la Compaa no poda dexar de ser muy perniciosa la Iglesia, hizo los mayores esfuerzos paraque ios decretos no tuvieran efecto. Escrivi Lus XV., los Obispos, la Asambla del Clero. En su Brebe de 3 de Setiembre dirigido los Cardenales franceses les manifiesta iiaver declarado solemnement en un Consistorio secre

  • ( 40 ) .to vanas y nulas aquellas sentencias. Toda fu infrue- luoso. El Sr. de Beaumont fu desterrado, los Obispos perseguidos, sus instruccines sufran la pena de los libelos, los Brebes del Papa eran suprimidos, y no faltron parlamentos que los coadenron al fuego. Un gobierno frme buvira reprimido la insolencia de unos- tribunales que se alzban contra las leyes de la Iglesia , y decretos del Trono : per eran unos agentes facciosos de la filosofa y jansnismo , y se vean protagi- dos del ministro el Duque de Choiseul, y de la Cortesana Pompadour, cuya influencia en l crte es bien sabida. (Lanse las citadas Memorias , y el Procurador Gen., especialmente en los nmeros 156,157, 158 165, 166; 167 del afo i8i4i)

    (8) Apost, ad Rom. cap. 7 f . 10. Cant. Canile. c. 3 S ,~ O m n e s tcnsntes gladios ^ ad bel la

    ( 9 ) MsrtuHS e s t, ^ quasi non est mortuus, reJ- qult enim similem k post se, Eccl. cap. 30.

    (10) Paul. ep. 2. ad Timoth. cap. 3. Petr. ep. s. cap. 3.Jud. ep. V" 18.

    (11) D'.spues de los funestos trastornos de la Europa en lo religioso y poltico , bo puede dudarse , que ya desde muchos afos exista una espantosa conspiracin contra el altr y el trono, con el fin de exter- minr la Religion, disolvr los g o b i e r n o s legtimos, cs- tablecr el atesmo, y el mas desenfrenado libertingc. Estaban en est infernl proyecto los Calvinistas, filsofos , francmasones , illuininados , jansenistas. Lase la preciosa obra de Barrul Conspiracin de les Sofistas de h irjtpiedad ; la famosa Pastoral de los Obispos refagido en Mallorca ; y raas de otras muchas, t apr3ciable obra Causas de la espantosa revolucin francesa &c., que escrivi en Itlia el abio Jesuta D. Lor:izo Hervft y Panduro Bibliotecario de N. SS. P. Po VII y S5 imprimi en Madrid en dos to-

  • nws en 1807. Este ilustre literato con os documentos en la mano tamquam productit tahulis , con las observaciones y discursos de tros muchos sabios, que inserta, y an mas con los hechas, demuestra ei concurso de todas aquellas razas de impos i realizar el proyecto. En quanto los Jansenistas, vase mayor abundamiento la obra L a realidad del proyecto de Boitrg- Fintarne demostrada por la execucin. Pues , aunque contra la verdad del tal proyecto claman desaforadamente los del partido est Justificada por la relacin jaridica de Mr. Filleau primr abogado del Rey en la presidencia de Poitiers, y tan dejiiostrada por los hechos, que si no existid aquel misterio de iniquidad, l que invent la histria fu un profeta que vaticin los tortuosos caminos, que seguiran ios Jansenistas en 0 por venir. Sus mximas subversivas de la autoridad Pontificia abren el paso las qe destruyen la potes* tad de los Reyes, y su obstinada rebelda las Bulas de los Papas, ensa rebelarse contra el Trono. N o podamos entendr (deca sabiamente Cario Maguo) Vicomo los que desobedecen Dios y sus Pontiji- n^ees pueden sernos fieles y obedientes. La sedicin ha sido siempre el carcter de la herega. El Jansenismo se ha querido hacer pasar por un fatiasma : per este fantasma daba Lus el grande , mas cuy- dado (dice el Calvinista Limiers) que una liga de rebeldes. El Delfn su nieto en una memoria que dex escrita, y se public por rden del Rey deca : que el Jansenismo es una cabala unidisim a, y de las mas peligrosas que jamJs haya havido. El Duque de Orleans Regente del Reyno afirmaba, que si l fu era R ey, no querra tener sbditos, que en una rebel- on dixeten que les haba faltdo a. gracia para ser fieles, D tales hombres dicen los SS. Obispos (pastor, art. I . ) 7que en los tiempos de ia revolucin francesi sa se reunieron en gran nmero con todos los ene-

    6

  • wmigos de la Iglesia y del Estado para arruinarfo to- wdo; que en Pistoya alborotaron la Italia baxo el pre~ 99 texto perfido de reformas de su capricho ; y que al- wborotarn siempre las nacines que tengan la deggra- 99eia de abrigarlos: Ecclesisticos siempre rebeldes los 99decreto8 de la Iglesia y de los Papas, y por lo mis- 99 mo peligrosos en los estados por su espritu revolu- 99 cionario, por su afectado sistema de lo que ello lia- 99 man moral svera y doctrina sana en fin por su es- 99pritu cismtico, que hace su verdadero carcter, de- 99 clarado ya por la Iglesia. Hasta aqui los SS* Obispos. Lase el num. 178 del Procur, General.

    ( 12 ) Para formar el justo concepto de Jansenio, lase su carto secretsimo y enigmtico con Sair-Cyran, extrado del exemplar, que se halla en la Biblioteca Vaticana. Se hallar en la obra de Hervs tomo 2 num. 20 de los Documento. Y para conocer el carcter de los dems Patriarcas de la secta, como el dicho San- Cyran, Andilly, Arnauld, Quesnel, y donde van i parar su doctrina, y sus maxmas, vease el Escritor, tom. I especialmente desde el art. 19, con los documentos justificativos del tom. 2.

    ( 13 ) Mirabeau Ancdotas de la Crte de Berln(14) Lase Barruel citado, la Pastoral de los

    Obispos, y en Hervs el carto de los Gefes de 1a filosofa con Federico de Prusia.

    (15) Como los Jesutas ya desde su fundacin desplegaron tan vivo zelo contra la herega, esta tambieit se desencaden furiosamente contra de ellos. Merecen referirse aqui las palabras de un Calvinista, el qual (como se le en la obra : L a verit diffesa col disve^ a rsi, nelia sincera esposizione di fa tti sinistramente acennati oontra la Compagnia di Jesu da celebri Reffle^ sionisti &c. la que puede verse en la Bibliot. Epis- eop. de Vich, tratando de los medios de propagar el Calvinismo deca : los Jesutas, que nos opoutn mas

  • que todis 6 dehen m atarse, si esto no se puede, deben echarse de los pueblos, alomenos oprimirse con mentiras y calumnias. Con este ojeto el Calvinista 5- rien escrivid el Teatro Jesutico^ qae atribuy al limo. Sr. Alfonso d S. Tioms Obispo de Mlaga : mas este insigne Dominico Je desminti Juego en Ja Querimonia Catlica que dirigi ai Papa Inaoc, XI y public en Mlaga en i686 , la quaJ obra, mejor se dir repertorio de embustes, avindose impreso ocultamente en Espaa, fu prohibida por ia Inquisicin en 1655 y condenada despues en Roma en 1687. En la Bibliot. Episcop. de Vich existe un exemplar de aquella Querimonia C atlica, muy digna de Jerse, no solo por Ja solidz, con que es rebatido el impostor, si tambin por ser una gloriosa apologa de los Jesutas. El odio mortal con que desde el principio se encarnizaron contra eJJos los modernos fariseos, no puede dudarse. Jansenio su Gefe declaraba qual era el suyo con estas palabras de la Santa Escritura : perfecto odio oderam como se dijo en su oracion fnebre pro*nunciada en Li vayna. El de Verger Abad de S:in-Cy- nn se v con horror en su libro Petrus donde apenas hay pgina , en que no $e desencadene contra io6 mismos con injurias Jas mas atroces. (La realidad del Proyecto &c. p. 3. art. 4.) Sus discpulo siguieron exactamente sus huellas. Blas Pascal escrivi Jas Cartas Provinciales, del qual libro dice el mimo Voltayre, que todo estribcf sobre f a l s e , que es una satyra ingeniosa, que en l se aprende el arte He ia burla., el de presentar cosas indiferentes ba

  • Aunque estos arsenales de injurias y calumnias eran ceir surados , proscritos por ambas potestades y comienados al fuego, el partido nada perda , porque las fbulas, que alli se haban insertado, se reproducan, en infinito libelos. El Redactor de la gazeta jansenstica fu uno de los que mas eficazmente se encargaron de- resucitarlas. Organizse en Pars un vasto- laboratorio-donde unos falsarios infatigables trabajaban noche y da en fabricar piezas destinadas calumniar los Jesutas* De tales libelos deca Bayle (palabra Loyola): wes necesario es- 9 tar iniiy ciego para no ver, que muchos libros, que 5se publicHi todos los dias contra la Compaia, le sub- wministrarn> buenas armas: *i elk pagaba ios autores paraque publicasen tales historias., empleara bien su jdiqero. Y la palabra Belarmino : no puede ha- 99cerse mejor servicio, los Jcsuitaf, y en general i 59todo partido que se pretende infamar, que el publi-- 9cr calumnias que muy fcilmente se refutan. En la poca de las hostilidades, se public en Francia una enorme copilacion con el nombre de Extracte de Jas aserciones peligrosas y pemkiosas. en todo gnero , que los llamdos Jesutas en todo tiempo y constantemente han sostenido, ensedo, y publicdo , en sus libros^ con aprobacin de sus superiores y generales. No fu ciertamente el mismo parlamento de Pars, quien se tom tan improbo y fastidioso trabajo : escogi sus trabajado* res de los talleres del partido Jansenista. Tres apelantes conocidos Clemencet, Coudreste, y Gourlin fueron los principales redactores de este apresto- de calumnias,, en el qual hierven en nmero incalculable las inexactitudes groseras,. los yerros de la ignorancia, las falsedades de la malicia , obra que sin sacr culpado un solo Jesuta, transforma i todo el que- sea observador de su instituto en un nwnstruo de delitos, de los que los unos excluyen los otros. (Lase la refutacin de esta obra de tinieblas en la Pastorl de Mr,. Beajimontv

  • ( 45 ) .lanse las cartas, que el Papa Cni. XIII escrivid los Obispos de Angcrs -de Alais, que la havan apre- bdo y publicado , y se ver el juicio que de qwel infme libro haca Su Santidad). Lleg tanto el prurito de acriminarlos, q e se les hizo un delito de seguir el-sistema de Molina Jesuita Espaol, que escrt- vi un libro que titul Concordia del; libre alvedrio coa la Gracia , sistema que , qualquiera que sea en si niis- Hio (porque no tomamos su defensa), no ha sido con* dendo, antes bien la Iglesia k> ha dexdo las discusiones- de- las escuelas; y es bien precioso, que hai- yan querido hacer de la palabra M olinism o, un apodo injurioso, y dado en rostro los- Jesutas, con que seguan una opinion poco probable , si asi se quie** re, per no condenada, aquellos mismos sectarios que obstinadamente sostienen unas doctrinas tantas veces y tan solemnemente proscritas (vanse las citada Memo^ rias los aos 1760 y 1762). Per obsrvese atentamente , como ponen la ltima mano al retrato de ios Jesutas , y los coloridas con que le iluminan. Hablando de los medios-, de que sa valen estos para errgran- decerse ; Ellos (dicen) acreditan la constitucin {UnU v>genitus^ que di-Clemente XI contra los errores de wQuesuei.) y por ia constitucin se acreditan i s misarnos. La constitucin es obra suya. Si sta e bue- 99 na ellos son buenos , su doctrina es buena , ellos son la luz de la Iglesia, todo el mundo debe ir sus w escuelas. (Vase ia obra La realidad del proyecto de Bdurg-fontaine part. 5 q. 2. a. 10). Y' no es puei por las Cartas P rovinci'ils, na por la M oral prctl- da , no por ios dems infinitos libelos , por donde se debe juzgar de los Jesatas ; estos escritos no los re-- trataron con todos los colores que les convienen. Deben juzgarse por ia constitucin Unigenitus : su doctrina , por confesin de sus contrarios, es la misma e la. de esta famosa Bula dogmtica- Pxxliaa- hacer;

  • mayor elogio de los Jesutas, queriendo infamarles ? De xen pu estos ya de defenderse ; su causa es la de la Iglesia Catlica,

    No es menos cierto el empeo de los filsofos, franc- raaspjies, illuminados en destruir la Compa , que pre sentaba tan fuerte obstculo su proyecto contra el al tr y el trono Lase el carteo de los filsofos con Federico, en Barrul y otro escritores ; lase Hervs tom. I . a?t. 17 doftde trae espj?cies dignas de saber se. fls$ tambin en el Procurador Gen, (num. 166 de 1814), lo que un Ingls francmasn de los grados mas altos, que en 1752 viajaba por la Italia, dixd en confianza al P. Raffay profes6r de filosofa en An* cona. Los esfuerzos filosficos , deca DAlembert, de-* ban dirigirse d^sdf luego contra los Jesutas, que eran los granad^rQs del faniUism o, palabra que en su dic- fiionano #ignioa religin. No es que lo$ fii-sofos ama* sen raas loa Jansenistas Voltayre deca, que hitvie-> ra quer/do que cada Jesuta fuese arrojado al mar con un Jansiista al cudlo ; los lanzron como unos dogos coRtra lo Jesutas, per ellos mismos er:m la mano oculta que nane} los parlanrentos de Francia, y los ministerios de las Crtes, para que descargasen el golpe. El Procur. Gen. (num. i66 citado) dice as: 19Se sorprende cada uno al ver, que la filosofa ha 9 introducido en los Gabinetes, de los Prncipes , los mas ardientes enemigos de los. que ha querido perii dr verdaderos granaderos del fanatismo filosfico. Y prosigue nombrndolos. (Vase tambin Hervs tom. 1 a- r? p. 5i y las citadas Memorias i los ao* *-759 1 y ^7^7-) Estndo todo dispuesto, abre la escena el sanguinario Carvalho. No la referimos por demasiado sabida , ni emprendemos demostrar la falsedad de las imputaciones por sobratiamente demostrada. P&ra Jgzgap de las cosas del Paraguay lanse las M'intoras tom, i- al a5o i/iik &)bcd ios atentados- contra k>s Reyes-djp

  • Portugal y de Francia es necesario ohf Voltayre, el qual deca, qe cfff o que se dice del P , Malagri^ a contra el monarca Portugus serta la cosa mas ridicula y mas horrorosa, Y sobre el asesinato de Lus XV, qie, i lo atribuyese los Jesutas, sera no mas que un eco vil de los Jansenistas ; afiadiendo que levantara en su favor toda la posteridad^ si los acusase de un d e lito, del que la Europa y Damiens (este fu el agresor) los han justificado (Lase el Pro- cur. Gen. num. 157 167 170 de 1814-Hervs l- tim. citado, y las dichas Memorias.) Los mismos autores de la Enciclopedia en el art. Jesutas dicen lo siguiente, r Sometidos al despotismo mas exceiivo en 9-SUS casas, son de este los mas humildes fautores en wel Kstado, Ellos predican los vasallos una obedien- wcia sin reserva los Soberanos. g Con que etos mismos Jesutas sern sin embargo regicidas ? Si, porque asi conviene sus enemigos : y estas acusaciones contradictorias irn la par en las cuentas dadas por lo parlamentos, como en los libelos esparcidos para apoyarlas. Tanta era la ceguedad de aquellos jueces, que no veyan la contradiccin , ni la absurdidad de la imputacin. Como tain{ioc0 vieron , que declarndoles (por una hiperboIe unica en a historia) todos cttlpables dtf todos los d elitos, manifestaian esta la evidencia, que el odio y ia venganza se haban erigido en jue- ees. Juague con lo poco que se ha dicho el observador imparcial de la verdad de los dems cargos y crmenes, Quanto no se empefron despues sus enemif gos en persuadir, que el Papa Cem. XIV muri envenenado por eilos ? Per ei mismo Federico respon- dindo DAlembert le deca: wno creas facilmente las calumnias que se dibulgan contra estos buenos PP, No hay cosa mas falsa, que este noticion de aver si- do envenenado el Papa. Lanse sus cartas en Her- vs (tom. 2 num, 3, de los Docum. pag. iBo)yiiU

  • Memorias (al aao 1774) en las que se puede ver, que juicio debe formarse de las carias y de la vida de dementa XIV, que escrivi Caraccidi , el qual requirido paraque presentase los originales de aquellas, jams pudo subministrar esta prueba. Dicho escritor hace mencin en la vida de Clem. XIV de la sospecha de que fu env'enendo: per un hombre casi convencido de falsedad no es una autoridad que imponga mucho.-

    ( 16 ) Lase la historia de ios Hebreas en tiempo de Esther, Hay alguna semejanza de lo que pas con aquel pueblo por los engaos de Aman, y lo que ha sucedido en el exterminio y restablecimieolo de lo Jesutas.

    (17) Que para promovr la destruccin de los Jesutas se gastaron sumas crecidsimas, es ua hecho ine- gable. Se derramaba el dinero,- para componer y dar luz libros que los abrumasen de calumniasy esti- lEular favoritos que se ensangrentasen, digmoslo as, contra de eliofi. A sola la Cortesana Pompadour se le regalaron eii una ocasin 6o3 pesos fuertes la mayor parte en diamantes por Carvalho paraque pert.uadiese i Luis XV su estraamiento. (Lase el documento que trae Herv tom, i pag. 55)* El mismo Ministro no solo haca distribuir por los Embajadores de Portugal en varias Cortes libros atestados de infamias contra los Jesaitas, si tambin haca grandes regalos, pagaba pensiones, condecoraba con cruces i los que podan favorecerle en su empresa. Almada Embajador de Portugal en Roma gast pesos con el librero Pa- gliarini , paraque imprimiera libelos de esta especie, como ste lo confes quando se le prendi de rden de Clem. XI.

    L a caxa religiosa de los Jansenistas es otro hecho ciertisimo. Se sabe quien lo fund, los ingresos en la misma , que eran muy considerables , y no se ignoran sus contribuyentes, y los que reciban pensiones. Ya e

  • tenan de esto varias noticias; pero la cosa se hizo mas pblica con ocasion dei famoso pleyto que sigui en el parlamento de Pars Rolland uno de sus Presidentes contra el Abate Majinville sobre la herencia de su tio Filletieres, que havia sido caxero. Consta en autos , que el mismo Rolland havia gastdo de su proprio dinero mas de 6o0 libras para promovr la destruccin de los Jesutas. (Lase en el Procur. Gen. nmeros 156 158 de 1814, y mas extensamente en Hervs tom. i art. 19 5 , y tom. s en los Docum. nm. 31 y 34).

    (18) Tales ran, y por el misma estilo otras muchas las frases, con que ios Gefes del filosofismo expresaban su goro por la ruina de los Jesutas , mirndola como el preludio de la de todo el christianismo. (Vase Barrul tom. i art. 5 y el Procur. Gen. nmeros 174 175 178 y otros). Se engaaban torpemente. La Religin chrstina no depende de la existencia de los Jesutas. Las puerta del abismo no prevalecern contra ella. Sin embargo la Iglesia se resinti grandemente de la destruccin de aquel cuerpo, y no menos que la Iglesia los Estados. Los funestos resultados de aquella catastrofe son bien notorios. La corrupcin de costumbres hizo tan rpidos progresos, y cundi tanto el filosofismo, que parece podemos decir con el Profta : Misericordiee Domini , quia- non .?- mus consumpti. (Jerem, Threnor. cap. 3).

    ( 19 ) Uno de estos Sabios en 1787 imprimi en Italiano una obra con este ttulo: Segunda Memoria j Catlica, que contiene el triumfo de la f y de la w Iglesia, de los Monarcas y de las Monarquas, y de wla Compaa de Jesiis, y sus apologas, con el ex- wterminio de sus enemigos, para presentarse al Papa Mv los Principes christinos. Vase en Hervs tom.1 art. 17 5 la persecucin, que luego se movi contra esta obra

  • ( 20 ) La Asamblea del Clero frloc iiiblaba as Lus XV. {Memorias tom. 3 pag. 13: v Esca Com- >1 paa Seor, drade la primera poca de su sta- blecimiento no ha cesado da experimentr contradio- wcioiies: ios enemigos de la f la haa perseguido siema* 99 pre ; y en el seno mismo de ia Iglesia ha ei>con- 9trdo enemigos tan peJigrosoi rivales de sus sucesos, 9*iy de sus talentos, como atentios aprovecharse de WSDS menores altas. Y el Procur. General (nm. 166) dke as: 95Una pureza inalterable de costTbrcs y de

    doctrina, una subordinacin religiosa la Ctedra wPontifica], y al Trono de los Reye, una superio- wridad de mrito incontestable, un gran brillo de con- w sideracin exterior haban sido en diversas pocas los w acusadores zelosos de esta sociedad celebre.'

    ( 21 ) Con gusto copiariaroos aqui la Oracin fnebre , que se dice pronuncid en Bresiau en ias exequias que se celebrron Lorenzo Ricci Generl que era de ia Compaia en la poca de la supresin. Ella es una pieza llena de robustez y eloqttencia patetica , y esenta de toda- expresin que pueda desagradar aquellos, quienes se debe el mayor respeto en la tierra, jala eorriese impresa.

    ( 22 ) Lase la Pastorl de los SS. Obispos refa- gidos en Mallorca.

    ( 33 ) 55La doctrina infeml de los filsofos (dioe el Proc. Gen. nm. 176 de 1814) es una especie 95 de contgio que ha ido cundiendo por todas partes 55nfectando las diferentes clases de la sociedad. Es un 55principio cierto, que para curar radicalmente los raa. w les, deben extirparse sue causas : pero siendo tan di* diferente el mal moral del fsico, deben emplersete- w medios del todo diferentes. El principio dei mal f- wsico por oculto que sea, est en el cuerpo: el del 5* mal morJ en el espritu ; y ste no se cura con ope- wraciones sangrientas, sino con instrucciones pblicas

  • ( 5o ) 99y convncentesraciocink),... Desde e instante en que Mrebent la explosion en Francia se ha visto el uni- w verso en una agitacin la mas cruJ, Jos pueblos whan sido inundados de males y la tierra regada en wsangre.... En vano alarmados ios pueblos han corri- do las armas: mientras exista el principio, no 59 solo se sacran , si tambin se executran unas con- seqencias terribles, por aquella razn confirmda por wla experiencia, que en el rden morl la epinion gobierna los espritus, y estos los cuerpos, de ma- Mnera que la opinion gobernar siempre aJ munido, wle destruir, si llega extraviarse. Y que medio- hay para corregir la opiaion quando se ha extra- Mviado? Ser la paz, la guerra La tempes- td podr haver hecho pedazos de las ramas del r- bol de la libertad; pero quedarn las races, mien.* tras ao las arranque la instruccin pblica. dignos pues no son de la estimacin generl , y de ia mas alta consideracin aquellos, que con la educacin de la Juventd pueden formar, digmoslo as, una nueva generacin? Los Navarros en su representacin al Rey nuestre Sefor pidiendo el reitableci- miento de los Jesutas le decan : w Parece , Seor, 59 que Dios hava dotado singularmente aquellos va* orones evanglicos con el talento de ingerir sanas 99ideas en el corazn del hombre, formndole para 99 todos los estdos. V, M. mismo eS' el mejor garn- w te de esta verdad, solo con que extienda la vista w por sus exrcitos , sus tribunles , sus secreRiras , sus ministrios, y por el Clro mismo. En todos estos ramos habr observdo V. M. quan fieles le han 9 sido todos los vasllos , que de sus esculas , como de una dulce y clara fuente salan i fertilizar vues- tra Monarqua (Proc. Gen. nm, loi)., C 24 ) Constitucin solemne Sollkitudo ommum 'Eccl, de N. SS, P, Po VII de 7 de Agosto de 1814.

  • (sOReal Decreto de S. M. Don Fernando VII de 39 Mayo de 1815, zr Lanse las muchas representacine dirigidas al Rey nuestro Seor con este obgeto y pu- blicdas en los Peridicos, y se las ver todas llorar los inmensos males que siguieron ia ominosa destruccin d los Jesutas.

    ( 25 ) Lase la alocucion del Procurador General al Rey nuestro Seor publcda en su peridico en los nmeros 198 y 199, igualmente los nmeros 174 y loi del mismo.

    ( 26 ) Francisco Bacon de Verulamio testigo nada sospechoso no dud decir : w Ad psedagogicam quod attinet, brebrissimum foret dictu : consuie scholas Je- suitarum : nihil enim, quod in usum venit; his melius. (De dignit. et augm. scient. lib. 7). Una nueva sociedad (dice el mismo) ha hecho ia mas feliz reforma en las escuias. Y porque tales hombres no son de todas las naciones ? (Annal. de la Fiio- sof. tom. i).

    ( 27 ) Hay en la oratoria un modo de amplificar per verba superlata las que dicen mas de lo que realmente puede ser ; y este modo es muy frequente en los Oradores y Poetas : Cicern lo usa mucho en las alabanzas de Cesar (in orat. pro Marcello) en las de Pompyo (pro lege Manilia) y en otras partes, y Virgilio casi en todas las pginas de su Eneyda : en-- tnces las cosas, que se dicen, las entienden todos in censu accomodo , y no en toda la xtension material de las palabras. Por lo mismo, quando en el sermn se pintan los bienes , que se esperan de la educacin pblica puesta en las manos de los Jesutas, no se quiere decir, que vmos vr reproducido el estdo de innocencia, en que Dios haba crido el hombre, y en el que vivi este antes del pecado ; sbese que en el mundo, en el presente estdo de cosas, habr siempre vicios, pecados, es

  • cndalos , -desrdenes ; soio se quiere decir , que con la educacin slida, que aJli se describe , mucho piieden mejorar las costumbres pblicas mejoradas las qtiales, el linage humano ser feliz , quanto le sea posible en la tierra ( Lase otra vez la allocucion del Procurador Generl al Rey nuestro Seor en los nmeros 198 y 199). Ni tampoco se pretende decir, que esta slida edncacioii sea tan privativa de las escalas de la Compaa, que no pueda recibirse en otras partes : pero no puede negarse que ios Jesutas ia desempenron con grande esmero, y con muy feliz suceso ; y que con 8u destruQcion las fuentes do la . educacin pblica quedron tan obstruidas, como abiertas las de los males y desgracias, que manera de un impetuoso torrente, inundaron las nacioaes.

    A P E N D I C E ,

    Aunque ch estas notas se ha hecho observar, que muchos libros atestados de injurias y calumnias contra los Jesutas que se publicaron por sus enemigos, havian sido proscritos por' los Papas, por los Obispos, por la Inquisicin, por la Sorbona, por los Tribunales , y an quemdos algunos publicamente ; es oportuno aadir , que en el libro titulado ; Indice ltimo de Jos libros prohibidos , y mandados expurgar , para todos Jos Rey nos y 5e#o- rios del Catlico Rey de las Espaas el Seor Don Crlos IF . ~ Kn Madrid zr En la imprenta de Don Antonio de. Sancha afo 1790 = 86 contienen los siguientes.

  • (iS3 )Pg. 184 zr La Monarchie des - plipres, traduite

    du Latia de MeJch Ichofer. = Remiir ues - et diverses pieces import, sim le merae sujet. A Amsterd. 1754 z: Idee m Gouvemem. des Jesuites. rr Requtes presentees N. S. P. Clem, VIL z: iustruc- cioR aux Princes sur la maniere, dont se gouvernent les Jesuites, trad, del Ital. = Extrait du trait des chores dignes d amendement en la Compag. par le P. J. Mariana 1 tom. Edicto de 13 Mayo de 1759, sin que valga licencia alguna comunidad , ni particular para leerlos 9 ni reteirlos,

    Pg. 229 Retrato es Jesutas feit ao natural I.. tom* anonimo a Lisboa. Edicto de i764r

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