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Número 42 Mar-Abr, 2016 Corriente Crítica de Trabajadores de la Cultura

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Número

42Mar-Abr, 2016

Corriente Crítica de Trabajadores de la Cultura

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[email protected]

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Corriente Crítica de Trabajadores

de la Culturawww.enelvolcan.com

[email protected] editorial deriva, en este

número de En el Volcán, de la temática de los trabajos que lo

componen. Inicia con un texto del histo-riador Felipe Echenique sobre la historia del nombre de la ciudad de México, ori-ginalmente denominada Temixtitan, en particular en el periodo que va de 1522 a 1548. Temixtitan-México pasaría a ser la ciudad de México y muchos años des-pués “Distrito Federal” en un proceso que refleja el juego de factores de muy diversa índole, subyacentes siempre en la nominación de lugares, personas, rea-lidades. Así, añadiremos que la ciudad de Temixtitan, luego de transitar por esas vías peculiares, sufre un bautizo más hoy, en que se le asperjea con el agua bendita y los rezos a la Santísima Madre de la Oportunidad Política, para aparecer como la flamante “CDMX”.

Ciertamente, ni a Moctezuma ni a Cor-tés, en sus delirios más disparatados, se les hubiera ocurrido que Temixtitan pasaría un día a convertirse en CDMX. Un len-guaje peculiar, el de las siglas. Casi pró-dromo de la robótica en ascenso. Pero con todo y su muy moderna CDMX, el rancio culto a la ficción persiste ominoso e im-pertérrito en la capital de la República y en todos sus alrededores, cercanos y leja-nos. Esa ficción nacional sistemática, se hace manifiesta, por ejemplo, en las ma-niobras delincuenciales para parirle una constitución a esa novedosa CDMX, al im-ponerle un formato a modo para “elegir” una asamblea constituyente que prescinde de una verdadera consulta a la población y protege así los intereses particulares de los parasitarios partidos políticos.

Al trabajo de nuestro colega Echeni-que sigue un artículo de Sara Lúa Gon-zález Forster, quien describe una signi-ficativa red de proyectos educativos que han estado operando durante más de treinta años en los municipios de Ixta-

Editorialcamaxtitlán y Zautla, en la Sierra Norte de Puebla. Ante la emergencia de diver-sos megaproyectos extractivistas incon-sultos y depredadores como los que se pretenden imponer en dichos munici-pios y en otros muchos del país, con la venia cómplice del Estado, la vertiente educativa juega un papel determinante. ¿En quién, si no es en la formación y en el ejemplo a las nuevas generacio-nes, podemos cifrar la esperanza? Es en ese marco que se ubica la descripción y análisis aportados por la autora. Sin atender el rubro educativo, la defensa de los territorios puede resultar vana; sin embargo, esa defensa constituye en sí un proceso educativo esencial.

Por su parte, Ricardo Melgar se ocu-pa de una interesante contienda episto-lar habida en 1927 entre Jaime Torres Bodet y José Carlos Mariátegui, signi-ficativa en el contexto de las relaciones entre intelectuales y grupos intelectua-les de América Latina, y donde ha estado subyacente la discusión sobre su papel y su responsabilidad ante los grandes pro-blemas de nuestras sociedades.

A su vez, Daniel Omar de Lucía ubi-ca la visita de Barack Obama a la Argen-tina, repasando sus alcances y los diver-sos elementos de su contexto histórico y actual, en un momento en el que el país se encuentra abrumado por una ola de medidas gubernamentales regresi-vas, emblemáticas de una política ajena al bienestar de la población.

Antonio Rengifo rememora la visita de Camilo Torres a la Universidad de San Marcos en Lima Perú, en julio de 1965. Torres fallecería en un encuentro con el ejército colombiano en febrero del año siguiente, es decir, hace medio siglo. Al texto de Rengifo le sigue un llamado del mismo Camilo Torres, “Mensaje a los cristianos”, con elementos que no sólo marcan esa época, sino la actual.

Director: Rafael Gutiérrez Yáñez

Editor: Paul Hersch Martínez

Consejo Editorial: Hortensia De Vega

Nova, Alicia Castellanos Guerrero, Rosa María Garza, Gilberto López

y Rivas, Ricardo Melgar Bao, Berenice Rodríguez Hernández y Fernando Sánchez

Martínez.

En el Volcán Insurgente. año 5, núm. 42, marzo-abril, 2016, es una publicación bi-mestral. Editor Responsable: Paul Hersch Martínez. Reserva de derechos al uso exclusivo 04-2015-061513154400-203, ISSN en trámite. www.enel-volcan.com Responsable de la última actualización: Luis Sán-chez García, fecha de la publi-cación: 21 de febrero de 2015.

Las opiniones expresadas por los autores no

necesariamente reflejan la postura

del Consejo Editorial de la publicación.

Finalmente, se han incorporado a este número varios documentos pertinen-tes de referencia, que nos recuerdan la complicada dinámica por la que estamos atravesando en tantos frentes: una decla-ración de la Organización Fraternal Ne-gra Hondureña (OFRANEH) denunciando el asesinato de la activista indígena hon-dureña Berta Cáceres, un comunicado de prensa de la Misión Internacional “Justi-cia para Berta Cáceres” llevada a cabo en Honduras en relación con dicho asesinato y otro texto de condena generado por una sólida red de organizaciones sociales en Oaxaca, resaltando que el asesinato de Berta Cáceres no es sólo un agravio a los

pueblos indígenas de Honduras, sino tam-bién un atentado contra los movimientos sociales de resistencia al neoliberalismo en Mesoamérica entera; le sigue un lla-mado desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales sobre la actual situa-ción en Brasil contextualizando la campa-ña para separar de la jefatura de gobierno de ese país a su actual mandataria.

No podemos terminar sin aludir en breve al tema de Ayotzinapa: en estos días, la cargada de la simulación de nuevos informes apunta a desgastar a lo largo del sexenio a quienes exigen un NO a la impunidad, incluyendo la parte que le toca al ejército. 

Roch

a

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Esta sentencia fue escrita entre 1521 y 1525 por Pedro Mártir de An-glería, en la parte media del libro

primero de la “Cuarta década”, en su obra Décadas del Nuevo Mundo. Lo sancionado por quien es considerado el primer cronis-ta de la Conquista, se convirtió en regla casi absoluta al momento de establecer nuevos topónimos en los territorios con los que se iban encontrando los recién lle-

1 Profesor investigador de la Dirección de Estudios Históri-cos del INAH, quien aprovecha estos renglones para agrade-cer muy entrañablemente el trabajo de corrección de estilo de Carlos Martínez Gordillo, quien auxilió con muy buena mano e inteligencia para que el texto tenga una mayor fluidez. 2 Pedro Mártir de Anglería, Décadas del Nuevo Mundo, estu-dio y apéndices por Edmundo O´Gorman, traducción del latín de Agustín Millares Carlo, México, José Porrúa e Hijos, 1964, vol. I, p. 398.

A propósito del nombre de la

ciudad de México (primera parte)

Felipe I. Echenique March

gados. Un ejemplo más, entre muchísimos otros, es la permanencia en la designación de “Indias Occidentales” para todo lo que después fue llamado por otros “América”, lo que da cuenta de una actitud terca, aun y cuando la realidad, como se aprecia en el caso de Yucatán, obligara a abandonar aquellas primeras denominaciones.

El lector actual no puede esperar una literalidad absoluta, pues hubo cambios en la manera de grafiar los nombres de las ciudades, pueblos, provincias, per-sonas, etcétera; pero aun con ello que-daron algunos aires de las designacio-nes adoptadas por los conquistadores: Zempoala (Cempoal), Tlaxcala (Tascala

Preguntaron los nuestros por gestos y señas cuál era el nombre de la provincia entera. “Yucatán” respon-dieron aquellos, palabra que en su lengua vale tanto como “no os entiendo”; mas como los españoles creye-ron que tal era el nombre de la región, resultó que en virtud de este impensado suceso se le dio y dará eter-

namente a aquellas partes el nombre de Yucatán2.

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Foto de Eduardo Miranda / Proceso

o Tascaltecal), Cholula (Churultecal), Huejotzingo (Guasucingo o Guasuçin-go), Huaquechula (Buacachula), Texco-co (Tescucu), Churubsco (Huchilohu-chico), Ixtapalapa (Yztapalapa), Izúcar (Yzcucan), Texcoco (Tesuacan), Culhua-cán (Caluaalcan), Acolman (Acuruman), Otumba (Otumpa), y otras que perma-necieron iguales como Chalco, Tacuba, etcétera. Al respecto, faltan estudios filológicos sobre las designaciones y escritura de nombres en aquellos pri-meros años de conquista y dominación española, y las maneras y modos en que terminaron siendo conocidos por las ge-neraciones subsecuentes.

Lo anterior lo traigo a cuenta por-que, de acuerdo con la información de que dispongo, sólo hay un caso relevan-te en que no se cumplió lo registrado por Anglería. Me refiero al nombre de la ciudad de Temixtitan o Temistitan,

después Tenuxtitlan o Tenoxtitlan, que se terminó escribiendo y nombrando Tenochtitlan, para luego ser llamada y consagrada como ciudad de México.

Es probable que un buen número de lectores se sorprenda con dicha afir-mación y otros, con mueca socarrona, señalen que en todo caso era Mexi-co-Tenochtitlan, pues así está escrito en muchos libros de historia, desde los pri-meros tiempos. Ante tal posición, que respeto, señalo la necesidad de explorar otras posibilidades para validar o inva-lidar las percepciones que tenemos del pasado. Pero vayamos con calma, pues intentaré explicar mi punto.

Temixtitan, ¿la ciudad de Cortés?El español más importante en la Con-quista fue, sin duda, Fernando Cortés, a quien, por alguna extraña razón no sufi-cientemente explicada, todos conocemos

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como Hernán Cortés. Él fue quien, en sus llamadas Cartas de Relación, dio a cono-cer en Europa los nombres y circunstan-cias de lo que estaba en proceso de domi-nación en lo que bautizó como la Nueva España. Para no detenerme mucho en detalles, sólo señalo que consignó y dio a conocer al llamado mundo occidental, por medio de la publicación de la Segun-da, Tercera y Cuarta Carta de Relación, en 1522, 1523 y 1524, respectivamente, que la principal ciudad de todas las que estaba poniendo bajo el dominio caste-llano era la llamada Temixtitan.

Cortés no varió la manera de escribir ese sustantivo hasta 1536, es decir, du-rante más de una década. Inclusive así se escribió en los primeros documentos que Carlos V le envió al capitán de la

Conquista, y aun el cabildo de la ciudad asumió esa manera de escribir dicho nombre, como iremos viendo a través de este trabajo.

El cambio de escritura y sus diver-sas variantes en tal sustantivo todavía está por estudiarse, aunque considero que mucho tuvieron que ver, en un pri-mer momento, los editores de allende el océano, con su continuación hasta los siglos XIX y XX en ambos continentes, lo que se percibe en documentos de muy variada índole, Así, quienes marcaron la pauta en la manera de grafiar el nombre de modo distinto a como lo hizo Cor-tés fueron los editores de las penínsulas ibérica e itálica.   

La ciudad de Temixtitan, según re-firió el extremeño, estaba rodeada de

Fuente: www.laotraopinion.com.mx

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otras tantas ciudades, ya fuese dentro de las mismas lagunas o en sus riberas externas y, todas las cuales, formaban lo que para él “débese decir de la manera de Mexico, que es donde esta ciudad [Te-mixtitan] y algunas de las otras que he hecho relación están fundadas, y donde está el principal señorío de este Mute-zuma. La cual dicha provincia es redon-da y está toda cercada de muy altas y ásperas sierras, y lo llano de ella tendrá en torno hasta sesenta leguas, y en el dicho llano hay dos lagunas que casi lo ocupan todo, porque tienen canoas en torno más de cincuenta leguas”.3

Nótese que en el escrito de Cortés está claramente indicado el nombre de la ciudad de Temixtitan, y que propo-ne que la provincia geográfica y hu-mana que la circunda debe llamarse Mexico, sin acento, y así permaneció escribiéndose hasta el siglo XVIII. Di-cha propuesta de designación no anula el nombre de la ciudad, que queda in-cluida, pero no subsumida y mucho me-nos equiparable.

La enunciación secuencial de esos dos sustantivos, Temixtitan y Mexico, no hace un compuesto, sino un bino-mio, con dos nombres diferenciados con significados propios. No obstante que el propio Pedro Mártir de Anglería, en el li-bro segundo de la “Octava década”, men-cionó, sin aportar más datos, que podían ser equiparables cuando escribió “en la lagunosa y gran ciudad de Tenustitan, por otro nombre Mexico, capital de mu-chos reinos”,4 esa equivalencia no quedó plasmada en otros documentos. El por-qué de la propuesta de Cortés puede es-perar a ser tratado en otro momento, ya que lo primero que había que mostrar es que lo expresado por él fue efectivamen-te una propuesta: llamar a la provincia que circundaba a la ciudad de Temixtitan como Mexico, y que en tal sentido tuvo seguidores y detractores.

3 Hernán Cortes, Cartas de relación, nota preliminar de Ma-nuel Alcalá, México, Porrúa, 1960, p. 62/1.4 Pedro Mártir de Angleria, op. cit, vol. II, p. 665.

Las datas o el eslabón perdidoAl no contar con documentos específi-cos, la historiografía tradicional no se ha ocupado de este asunto, por lo que me di a la tarea de buscar fuentes histó-ricas que permitieran dilucidar la cues-tión en los distintos niveles en que se despliega. En la búsqueda de esos mate-riales, caí en la cuenta de que si ahí no había mucho de dónde escoger, sí había harto donde expurgar de entre las datas de los documentos menudos que se pro-dujeron en los primeros treinta años de conquista y dominación española.

Esos pequeños datos, las datas, que indican día, mes, año y lugar donde se elabora o a donde se envía cualquier documento, son una verdadera mina de conocimientos. Es incuestionable que son importantes, pues ubican a los ac-tores en tiempo y lugar. Esa posición es indispensable, pues sin ella no habría un registro histórico de lo que produ-jeron, por una parte, conquistadores, estantes, mineros, comerciantes, fun-cionarios reales, locales o religiosos a través de cartas, actas y escrituras de todo género, y por otra, lo que con-signaron Carlos V, su madre Juana, el Consejo de Indias e incluso particulares en las reales cédulas, provisiones, man-damientos o cartas que se dirigieron a quienes residían en lo que reconocieron debería llamarse Nueva España.

En un trabajo que recién concluí y espero pronto se publique, inserté un apéndice con las datas de más de mil documentos de las primeras tres déca-das de vida colonial, y que  en buena parte son el soporte de este breve es-crito, en el que, evidentemente, no es posible mostrar ni una milésima parte de lo trabajado.

Las datas sólo se emplean para loca-lizar y ubicar la individualidad de cada uno de los documentos. Sin embargo, esa operación natural y neutra no es la que se deja ver en lo que tiene que ver con el nombre de la ciudad de Temixtitan, la cual, de una u otra manera, se oculta o se

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borra, para sólo dejar constancia de su existencia en los libros de historia.

Los casos son muchos, imposible re-señar mis hallazgos, baste poner como ejemplo emblemático. Cualquier edi-ción moderna o referencia al escudo de la ciudad que, inmediatamente se le de-signa como de México sin ningún otro añadido, no corresponde con los sustan-tivos que consignaron la cédula que en-vió Carlos V, fechada el 4 julio 1523 en Valladolid, a la “gran ciudad de Temis-titan-Mexico”, para otorgarle su escudo.    

Aún más, en el primer libro autógra-fo del cabildo de la ciudad, en la parte final, donde se insertaron distintas car-tas, cédulas y provisiones, se localiza la copia más antigua de tan emblemático documento, y en cuya parte superior del mismo se lee “escudo de armas que se dio a esta gran ciudad de Temistitan.”

Esa manera de “editar” el pasado es recurrente y la encontramos, entre otros tantos casos, en la edición misma de las actas del cabildo de la ciudad, así como en los trabajos que las han analizado. En los títulos de unos u otros, el nombre que da cuenta de la ciudad es México, pese a que en el libro primero, en su primera página, se encuentra el siguiente enun-ciado “1°, es en el año de 1524 lunes 6 de marzo de 1524”, luego está una co-rrección que hizo Antonio Espinoza de los Monteros sobre que la fecha era el 8 y no el 6, refrendada con su firma, para luego establecer: “En la gran ciudad de Temixtitan…”, lo cual indica que así se le llamaba a la ciudad y no de otra manera.

Ese primer señalamiento ya anuncia que no es tan fácil tratar las datas de los documentos, pues muchas de ellas están ocultas en alguna parte de los mismos, pero no en lo títulos que los identifica; esto es, no es fácil reconocer las datas, sobre todo de ubicación geográfica, pues  a editores, estudiosos e incluso ar-chivistas y bibliotecarios les ha pareci-do, supongo que pensando en la como-didad de todos, que era mejor actualizar la referencia geográfica.

Esto implicó, aun muy poco después de esos primeros treinta años de vida colonial,  sobreponer en caratulas, inte-riores de documentos, estantes, ramos, fondos e inclusive en títulos de docu-mentos que se editan, o de las historias que se cuentan, la designación con que finalmente se le nombró a la ciudad de México, dejando en el olvido, aunque quizás para la historia, la de ciudad de Temixtitan, así, en solitario, que tuvo vigencia por más de quince años para los que vivían en la Nueva España, y aun por un poco más tiempo para la Co-rona de Castilla y Aragón.

Después de sortear dificultades y su-perar lo que he llamado síndrome de ac-tualización archivística y editorial, en la documentación que he cotejado y anali-zado para conocer cómo fue llamada por los españoles, en ambos lados del Atlán-tico, nuestra actual ciudad de México du-rante los primeros años de la Conquista, he podido distinguir grupos, diferencias, similitudes, ritmos y momentos de quie-bre que, en un principio, sugieren que la Corona de Castilla y Aragón siguió la propuesta de Fernando Cortés, al utilizar entre 1522 y 1548 el binomio Temixti-tan-Mexico para referirse a la ciudad y provincia que la circunda.

Esa referencia unida no choca con el reconocimiento de la sustantividad de la propia ciudad de Temixtitan, tal como vemos que se usó cuando a Cortés se le reconoció y nombró en Valladolid, el 15 de octubre de 1522, “gobernador e capi-tán general de toda la tierra e provincias de la dicha Nueva España e de la dicha cibdad de Temistitan, e que hayáis ten-gáis la nuestra justicia civil e criminal.”5

Lo anterior implica el reconocimien-to de la singularidad de la ciudad en-marcada en una provincia geo-humana compleja, que el capitán de la Conquista describió como separada en su Segunda y Tercera Carta de Relación, pero de una u otra manera formando parte de ella,

5 José Luis Martínez,  Documentos cortesianos, México, FCE, 1990, Martínez. Doc. 25

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no tanto en lo físico, sino en el terre-no de los vínculos sociales y políticos que mantenían todas aquellas ciudades asentabas en la dicha provincia.  

Tres momentos reconociblesCarlos V, su madre y los de su Corte utilizaron la denominación Temixti-tan-Mexico en muchísima documen-tación enviada a la Nueva España, por lo menos durante los primeros 26 años de Conquista. En ese lapso, podemos advertir en ciertos años detalles en la enunciación de la designación de la ciu-dad que no se emplearon en otros, lo cual permite establecer por lo menos tres momentos distintos.

De 1522 a 1527 no hay novedad en la enunciación; se utiliza el binomio en la manera referida, salvo algunas variantes escriturales en el primer componente, tal vez debidas –no lo he podido aclarar del todo– a usos de edi-tores y tipógrafos.

Esa estabilidad comienza a trastocar-

se cuando, a finales de 1527, se enuncia por primera vez el nombre de la ciudad como de Mexico, en solitario. A partir del 29 de noviembre de ese año se co-mienza a deslizar, muy ocasionalmente, ese sustantivo como única referencia, aunque no se abandonó del todo Temix-titan-Mexico, que siguió estampándose, con la singularidad ya advertida de su complejidad, en reales cédulas, provi-siones, mandamientos, etcétera, pero acompañado en renglones subsecuentes con el de ciudad de Mexico.

Esa enunciación del binomio, con subsecuentes y esporádicas menciones a la ciudad de México dentro de los mis-mos documentos, llega con cierto ritmo acompasado hasta 1534. A partir de ese año inicia el tercer momento, en que se nota un cambio no sólo en el ritmo, sino inclusive en la frecuencia con que se usa la designación ciudad de México en solitario, que conforme pasa el tiempo se va convirtiendo en más usual en de-trimento del binomio, que aun y con su

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disminución no deja de estamparse por lo menos hasta 1548.

Ese extraño ciclo de acompañamien-to y seguimiento: binomio, enunciación en solitario del sustantivo Mexico, llegó a su fin el 24 de julio 1548, cuando se le expidió el título de muy noble, insigne y muy leal ciudad de Mexico. La solici-tud de semejante título la había llevado, como bien se advierte al principio del documento, el procurador Alonso de Villanueva, en Nombre de la Ciudad de Tenoxtitlan-Mexico de la Nueva España.

A partir de ese documento la Corona ya no volverá a usar Temixtitan-Mexico salvo en contadas ocasiones, como cuan-do quería dar cuenta de que alguna vez así se le designó a la ciudad y su provincia.

Tensiones entre ambos lados del AtlánticoLo anotado hasta ahora me hizo pensar en una posible tensión, no manifiesta expre-samente, entre diferentes instancias fir-mantes al momento de designar, ya bajo el nombre de la provincia, a la ciudad. Esa indecisión se exacerba a partir de 1534, cuando las referencias en solitario de ciudad de Mexico aumentan exponencial-mente. Entonces, ¿qué faltaba para que procediera el cambio de manera definitiva y se pusiera fin a las ambigüedades?

Si la masa documental que he tra-bajado deja ver en un primer momento que los años de 1527, 1534 y 1548 mar-can sutiles diferencias en la manera de designar a la ciudad, al observar con de-tenimiento se percibe que esas variacio-nes tienen que ver también con hechos y acciones que cambiaron la correlación de fuerzas entre la Corona y los con-quistadores —incluyendo, desde luego, a Cortés—, estantes, mineros y comer-ciantes de la ciudad de Temixtitan.  

Recordemos que justamente a fi-nales de 1527 se nombró a la prime-ra Audiencia y se designó a fray Juan de Zumárraga como obispo electo de México. Imposible tratar aquí todas las implicaciones que esto tuvo para los

habitantes de la Nueva España, aunque algunas en particular se relacionan más directamente con nuestro tema. Para corregir errores hay que advertir que la propia Audiencia se designó como Real Audiencia de la Nueva España, por lo que la denominación de México vendría mucho después, cuando se estableció otra Audiencia, la de la Nueva Galicia.

Por otra parte, la designación de “obispado de México” no refiere especí-ficamente que se asentaba en la ciudad de dicho nombre, pues en ese tiempo así no se le designaba, según se colige de la información reunida, y por lo tanto más tendría que ver con la utilización del tér-mino en su contexto provincial —tal y cual lo hicieron los franciscanos al esta-blecer su provincias del Santo evangelio de México en 1526—, para distinguirlo del primer obispado erigido en la Nue-va España: el Carolino o Carlonense, cuyo pastor era fray Julián Garcés y que comprendía, en esa aún mal conocida geografía, desde Yucatán hasta Tlaxcala. Mientras que el de México se extendería hacia el noroccidente de la provincia de México (incluyéndola, claro está) y cuya ciudad central era Temixtitan.

En la correspondencia de Zumárra-ga, si bien en la primera larga carta que le escribió al rey en 1529 en distintas partes refiere lo sucedido en la ciudad de Mexico, termina datando en la gran ciudad de Tenuxtitan Mexico. Él mismo firma una carta donde se ubica en la ciudad Tenuxtitlán, fechada el 6 de mar-zo de 1530, pero existe otra que firmó el notario público apostólico relativo a la excomunión de los oidores Matienzo y Delgadillo, fechada el 10 de febrero de 1531 en esta gran ciudad de Temixtitan.

No se piense que Zumárraga comen-zó a usar la designación de la ciudad de Mexico, pues ya antes en una provisión real que involucraba el accionar con-junto de autoridades civiles y eclesiás-ticas para tratar asuntos concernientes a Cortés, dada en Madrid el 5 de abril de 1528, el rey en más de una ocasión refi-

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rió la designación de la ciudad de Mexi-co, aunque en reales cédulas postreras o mandamientos volvió a usar el binomio Tenuxtitlan Mexico.

Ya señalé que esa manera de proce-der en la designación de la ciudad en la documentación proveniente de la penín-sula va construyendo la sensación de que existe una acción dubitativa, o una ten-sión que no termina de resolverse hasta por lo menos 1534, cuando se nota que de nueva cuenta dos hechos la exacerban, al hacerse más presente la designación en solitario de ciudad de Mexico.

El primero tiene que ver con la asig-nación que Carlos V, el 19 de junio de 1534, dio a la ciudad de cinco leguas territoriales y de jurisdicción civil y criminal. En dicha cédula es la primera vez que noté que la Corona refiere a la ciudad de Mexico para que acate una or-den. Es un matiz, pero no debió ser me-nor para la ciudad, o mejor dicho para los miembros del cabildo, que se sabían representantes de todos los habitantes y en tal sentido se asumían como ciudad. En consecuencia y como acto curioso en lo que hoy podríamos llamar alcance a la orden dada por el rey para delimitar la jurisdicción de la ciudad, dataron el acta correspondiente en Mexico, Tenu-xtitan, Mexico.    Nótese el trasvase del término de la provincia a un primer pla-no, pero no se dejó de usar el binomio que empleaba la Corona.

El otro hecho relevante tuvo lugar en Roma, el 9 de septiembre de 1534, con la expedición por Clemente VII de la bula para erigir la catedral de México:

[…] a dichos Reinos esté el insigne lugar de México, y a el rededor haya un dilatado, distinto, y capacísimo te-rritorio, que tendrá más de 20,000 ve-cinos o habitantes, de los cuales haya muchos fieles, así nuevamente con-vertidos, como otros extranjeros, que van a habitar y residir allí de distintas partes del mundo; y en dicho lugar de México haya entre otras iglesias, mo-nasterios, y lugar píos erigidos con la

devoción de los Reyes y de dicho Ca-pitán; y que existe una Parroquial bajo de la invocación de la Bienaventurada Virgen María, de muy buena fábrica y edificio, a la que acuden todos los fie-les, como a su parroquial, para oír las misas y demás divinos oficios y recibir los santos sacramentos; y deseando en grande manera el mismo Emperador Carlos, que aquella Iglesia Parroquial se erija en Catedral y el lugar de Mé-xico en Ciudad: Nos habiendo tomado en este particular el discreto consejo de nuestros venerables hermanos los Cardenales de la Santa Iglesia Roma-na,… erigimos e instituirnos el lugar de México, y su Parroquial Iglesia, en Catedral, con la misma advocación de Santa María, para que haya un Obispo Mexicano, y pase a México […].6

“y el lugar [provincia] de México en Ciudad”. Al leer y releer esta frase me di cuenta que posiblemente el llama-miento de Clemente VII, consultado con los cardenales, era la clave para elucidar qué es lo que durante años se había espe-rado para llamar así, sin ningún tipo de duda, a la principal ciudad del virreinato de la Nueva España y no como había sido denominada en un principio.

El libro del cabildo de la ciudad de Temixtitan comenzó sus registros el 6 (sic) de marzo de 1524 y hasta el 25 de septiembre de 1528 no se usó en ningu-na acta el nombre de ciudad de Mexico. Sólo en esa acta se consigna dicha de-signación, como una extrañeza, que va dejando de serlo conforme se van acer-cando 1534 y ya después de 1536 será una casualidad volver a encontrar la de-signación primigenia con que se abrió la data de los libros de actas del cabildo.

Por otra parte, no deja de llamar la atención que en las páginas y libros au-tógrafos de las actas del cabildo que he podido revisar, hasta por lo menos 1536,

6 Alberto María Carreño, Fray Domingo de Betanzos, fundador de la Nueva España, de la venerable orden dominicana, 2ª. ed., México, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, 1980, pág. 266.

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sólo en el primer volumen y en la pri-mera acta tiene la indicación del nom-bre de la ciudad de Temixtitan. En las actas que siguen y aun cuando se inicia otro año, se echa de menos la ubicación del cabildo, esto es, la consignación del nombre de la ciudad donde estaba ac-tuando. Lo que quiere decir, incuestio-nablemente, que se estaba de acuerdo en que la denominación de la ciudad era Temixtitan, con sus variantes escritura-les, hasta por lo menos 1536.

Además de lo señalado, cabe adver-tir, para que no queden dudas, que en al-gunas actas, no muchas, de 1524 a 1528 se consigna que se está en la ciudad de Temixtitan, sobre todo cuando se refie-re el recibimiento de los nuevos vecinos, la presentación de funcionarios ante el cabildo o cuando éstos tienen que tratar algún asunto frente a otros funcionarios. Sólo después de 1529 se ira notando que en ciertas actas, tampoco muchas, se co-mienza a introducir, como si fuera algo casual —y, por cierto, extraño al lenguaje usado en las actas del cabildo— la desig-nación de ciudad de Mexico.

Al buscar rasgos de diferencias o similitudes dentro de las actas del ca-bildo encontraríamos la inserción del binomio Temixtitan Mexico, pero ello ocurre porque se  estaban refiriendo a documentos que venían de la Corte.

Independientemente de lo anterior, es claro que sólo después de 1529, sin ninguna explicación de por medio, se comienza a introducir en algunas actas el nombre de ciudad de Mexico, sin que ello implique que en actas posteriores sea una continuidad, sino en todo caso una discontinuidad, pues en otra tantas se estampaba el referente de ciudad de Tenoxtitlan, que es la nueva forma de grafiar el nombre de la ciudad y que al parecer es la manera en que lo hizo la Corona de Castilla después de 1525. No sabemos por qué de esa mudanza, pero el hecho es que contrasta con la manera como Cortés siguió escribiendo el nom-bre de la ciudad.       

Así que a partir de 1529 lo que ve-nía siendo una constante en el cabildo de sólo referir la ciudad de Temixtitan, salvo tres ocasiones donde se mencio-

Fuente: www.alef.mx

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na ciudad de Mexico, como de manera accidental, comienza a cambiar su pro-porcionalidad y accidentalidad; esto es, pese a lo escaso de las menciones, se inicia una tendencia inversa: a generali-zar la designación ciudad de Mexico y a convertirse en más extraña Tenoxtitlan.  

Aunque al recorrer las páginas de los libros de las actas del cabildo queda sin explicación el porqué de tan pocas men-ciones del nombre de la ciudad desde donde se estaba actuando, sí dejan ver que los integrantes del cabildo estaban muy atentos a la manera en que en la península se designaba a la misma, pues pareciera que hay algún tipo de acom-pañamiento, inclusive en la manera de grafiar, que llegó al extremo ya referido de datar Mexico, Tenochtitlan, Mexico.

En los libros índices y extractos de protocolos de la ciudad, que según la edición de Agustín Millares Carlo y José Ignacio Mantecón inician en 1524, se nota la referencia de ubicación de los estantes, vecinos, comerciantes, artesa-nos, funcionarios, religiosos, etcétera, que es la ciudad de Tenustitan o Tenu-xtitan, sin ningún otro complemento hasta 1536. Después de ese año se con-signará en los documentos la designa-ción de Tenuxtitan Mexico, para que fi-nalmente después de 1548 ya nada más se mencione ciudad de Mexico.

El seguimiento de las actas de cabildo y de los protocolos y su confrontación con los documentos llegados de Castilla muestra un aparente acompañamiento del cabildo y los escribanos hacia lo que establece el Consejo de Indias a través de cartas, provisiones y cédulas, que no tienen nada que ver con cómo se debería de llamar la ciudad, sino de manera indi-recta y por la referencia que hace a ella, en el modo qué debe decirse y escribirse.

ConclusiónSi como he señalado, a  partir de 1534 y hasta 1548 la documentación salida de la corte castellano-aragonesa hacia la Nue-va España irá deslizando cada vez con

mayor frecuencia la enunciación ciudad de Mexico en detrimento del binomio Temixtitan Mexico, sólo se convirtió en algo definitivo hasta siete meses después de haber fallecido Fernando Cortés, el 2 de diciembre de 1547. No he encontrado otro hecho significativo que pudiera re-lacionarse con la toma de decisión últi-ma para darle el nombre de la provincia de Mexico a la ciudad.

Es cierto que tal designación no le fue del todo extraña al propio Cortés, que la deslizó, tres veces, en su Tercera y Cuarta Carta de Relación, pero que fi-nalmente dejó al rey la decisión de qué hacer con ella, lo que se constata en el material referido.

Resulta, si no del todo paradójico, por lo menos curioso que el ciclo de Fer-nando Cortés en lo que él llamó la Nue-va España inició cuando puso a dispo-sición de Carlos I de Castilla y Aragón y V de Alemania, como las joyas de la Corona, la principal ciudad Temixtitan y su complejo entramado geográfico y humano que para ser apreciable, él pro-puso que debería de llamarse Mexico, y termine con su muerte, trastocando el orden de la historia que él había im-puesto, pero sin desaparecer del todo, pues el nombre de la ciudad él mismo lo había propuesto tras mano, después de designar primero a la provincia para luego ver la posibilidad de que así se llamara a la ciudad, lo que sucedió sólo después de que el capitán general deja-ra de existir. Después de seis meses de su deceso y doce años de que dejó de mencionar la ciudad de Temixtitan, la ciudad de Mexico cobró carta de natu-ralización en el mundo entero.

Las historias cuentan otras historias: la que hasta aquí he bosquejado se des-prende de revisar solamente los mate-riales históricos que hasta ahora nadie ha tomado en cuenta para saber cómo es que llamaron los primeros conquistado-res, estantes, religiosos, funcionarios ci-viles y religiosos la ciudad en que vivie-ron de 1522 y hasta por lo menos 1548.

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Introducción

L a educación y la escuela han sido analizados por diversos auto-res dando lugar a interesantes

debates teóricos; algunos/as plantean que existe una estrecha relación entre la escuela y la reproducción del siste-ma de dominación de clases (Althusser, 1978), pero también existe otro enfoque que postula que en la escuela se generan “procesos adaptativos de resistencia y negociación, que hacen de la escuela un escenario históricamente construido de confrontación social” (González Apoda-ca, 2008: 49-50).

Las aportaciones del segundo en-foque abren la ventana para analizar la labor de unas organizaciones edu-cativas que, durante más de 30 años, han trabajado en distintas localidades de los municipios de Ixtacamaxtitlán y Zautla, Sierra Norte de Puebla, México (ver Figura 1).

Estas organizaciones actúan en distintos ámbitos: educación, defensa

1 Licenciada en Antropología Social por la Universidad Com-plutense de Madrid. Maestra en Antropología Social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropo-logía Social (CIESAS).

Una educación para la vida: la construcción del

Buen Vivir en una red de proyectos educativos en la

Sierra Norte de PueblaSara Lua González Forster1

del territorio y en producción a través de cooperativas. En el ámbito educa-tivo abarcan trece Telesecundarias Vinculadas a la Comunidad en distin-tas localidades, un Bachillerato-inter-nado en Tepexoxuca, una Licenciatura en Planeación para el Desarrollo Rural impartida por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (CESDER) en Zautla, y una Maestría en Pedagogía del Sujeto impartida por la Universi-dad Campesina Indígena en Red (UCI-Red) en las instalaciones del bachille-rato de Tepexoxuca (ver Figura 2).

No forman entre ellas una red for-mal, pero sí comparten una formación pedagógica similar además de un posi-cionamiento político común. Además, a lo largo de su recorrido han formado a sus propios maestros, que una vez terminada la Licenciatura del CESDER se fueron incorporando como profeso-res en las telesecundarias, mantenien-do así la “ideología” de la red. Uno de los elementos del discurso que difun-den es la búsqueda de una educación que fomente el “buen vivir”, partiendo de las necesidades de los alumnos/as.

15Figura 1: Estado de Puebla. Municipios de Ixtacamaxtitlán y Zautla. Fuente: Saldívar Moreno, 2012 y elaboración propia.

Figura 2: Proyectos educativos. Autoría propia.

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Para ello realizan talleres productivos, a la vez que otorgan mucha importan-cia a la vida en comunidad; el que los alumnos/as participen en la toma de decisiones (a través de las plenarias), que formen equipos de forma libre y que haya un comité estudiantil, mixto en género y en grado escolar. Todo ello fomenta que los estudiantes puedan adquirir una capacidad crítica, que sean capaces de expresar sus opinio-nes y organizarse, y en el futuro pue-dan proponer alternativas en sus luga-res de origen.

Debates en torno al Buen VivirSalvador Martí i Puig destaca cómo “desde finales del siglo XX hasta hoy se ha hecho evidente la emergencia en América Latina de procesos de au-todeterminación y liderazgo indígena como fenómeno político” (Martí i Puig y otros, 2013: 21). Este fenómeno ha adquirido distintos matices y expre-siones en cada país pero muchos de estos procesos han coincidido en una crítica al concepto de desarrollo, rom-piendo la idea de que existe un progre-so lineal con culturas desarrolladas y otras no desarrolladas. Se cuestiona que se mida la calidad de vida a través de sólo los bienes materiales, ya que “la metáfora del desarrollo, tomada de la vida natural, fue desvinculada totalmente de la realidad al conectar-se con el crecimiento económico, que se transformó casi en su sinónimo” (Acosta, 2014: 11).

Esta crítica al desarrollo propició alternativas, como el ecodesarrollo, el etnodesarrollo, el desarrollo sos-tenible, etc., pero sin que se llegase realmente a discutir el concepto en sí (Acosta, 2014: 15). Como algunos au-tores posdesarrollistas están afirman-do, el problema reside en la misma noción de desarrollo, “en tanto pro-puesta global y unificadora, descono-ce de manera implacable los sueños y luchas de los otros pueblos” (Acosta,

2014: 15). Además, el posdesarrollis-mo no sólo cuestiona que el paradig-ma del desarrollo no tenga en cuenta las diversas formas de percibir lo que es una buena vida, sino que el concep-to en sí promueve un estilo de vida consumista de un sistema capitalista que consigue que “inclusive en los paí-ses considerados como desarrollados, el crecimiento económico logrado se sigue concentrando aceleradamente en pocas manos y tampoco se tradu-ce en una mejoría del bienestar de la gente” (Acosta, 2014: 16).

La red de proyectos educativos que se investiga formó parte en sus inicios de las corrientes de pensamiento que buscaban conseguir un desarrollo a través de procesos educativos y so-ciales. Con el tiempo fueron cuestio-nando este paradigma y se unieron al pensamiento posdesarrollista; fruto de ello son varios textos escritos por uno de los maestros (Berlanga 2009, 2012), y la introducción de estas vi-siones críticas a sus formaciones, so-bre todo en el nivel de la licenciatura y la maestría. En la actualidad recono-cen que son más afines al Buen Vivir, concepto que utilizan frecuentemente para expresar hacia donde encaminan sus proyectos, o cuáles son sus objeti-vos, aunque advierten del peligro que existe en que se utilice ese concepto como un sinónimo del desarrollo, sin que en el fondo haya un cambio real de dicha visión.

“Todo esto de romper con la idea del desarrollo, empezamos a principios del 2003, y al principio todo el mundo nos veía como si fuéramos locos. Sin embargo, ya con diez años de por me-dio, muchos empiezan a cuestionárse-lo. Ahora ya sí, ahora ya todo el mun-do deja de hablar del desarrollo. Está tendiendo a quedar en desuso, hasta los informes de la CEPAL,22 del Ban-co Mundial ya ni hablan del desarro-

2 CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

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llo, se les olvidó. Pero cuidado, lo que nosotros también vemos es que otros conceptos o ideas o visiones como el Buen Vivir, de repente algunos lo están adoptando como la palabra que sustituye al desarrollo, y eso no pue-de ser lo mismo. No es un cambio de palabra, es un cambio de paradigma, un cambio de visión, de cosmovisión del mundo, del orden” (Entrevista a Víctor Hernández. Maestro UCI-red. 19 junio 2015. Tepexoxuca).

Existen ya propuestas guberna-mentales en Ecuador para crear unos parámetros que puedan medir el Buen Vivir con el objetivo de asentar las bases para crear políticas públicas. “El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos con el apoyo de la Secreta-ría del Buen Vivir, se encuentra tra-bajando en la definición de variables que permitan medir el Buen Vivir en el país y obtener una métrica aplica-ble en el país para el 2016” (Secreta-ría del Buen Vivir. Gobierno Nacional de la República del Ecuador, 2015). Ésta se estableció a partir de unas jor-nadas donde participaron expertos, internacionales y nacionales, donde analizaron cuáles deberían ser los pa-rámetros para realizar esta medición. La propuesta es un primer paso para constituir estándares de Buen Vivir, lo cual es cuestionable ya que, a tra-vés de estas mediciones, se pretende que se equipare el Buen Vivir al anti-guo concepto de desarrollo. Es posi-ble que se contabilicen otros aspectos además del bienestar material, pero es llamativo cómo esta propuesta del Estado de Ecuador, vuelve a repetir el patrón de instaurar estándares cuan-titativos de lo que significa una bue-na vida, para luego poder aplicarlo a nivel nacional o incluso internacional.

El paradigma del Buen Vivir “ha sido reconocido en las nuevas Consti-tuciones políticas de Ecuador (2008) y de Bolivia (2009), en una apuesta

por transformar dichos Estados en interculturales” (Martí i Puig y otros, 2013:10). Aunque éste sea un cambio importante a nivel simbólico, queda pendiente ver cómo se lleva a la prác-tica dicho cambio. También los miem-bros de la UCI-red cuestionan que el Buen Vivir pueda ser concebido como un paradigma universal y homogéneo.

“El buen vivir es una construcción que le compete a los pueblos, a los grupos, a las sociedades decidir exactamente lo que quieren construir, y ¿de qué manera?, pues siempre privilegiando la vida, la existencia, buscando la ar-monía. Pero no puede ser un modelo, no puede ser el Buen Vivir algo que se trasporta desde los aymaras a todos lados. Tiene que verse en cada lugar. Lo importante es la construcción, pen-sar en un mundo, que como dicen los zapatistas, donde quepan todos los mundos. La pluralidad, la diversidad, diferentes maneras de ver el mundo. La crisis civilizatoria tiene detrás de sí un modelo, que se ha impuesto como hegemónico, y esa hegemonía va pasando por encima de todo” (En-trevista a Víctor Hernández. Maestro UCI-red. 19 junio 2015. Tepexoxuca).

Por lo tanto, aunque el Buen Vivir tenga algunas características que pue-den llegar a definirlo, como por ejem-plo “la ruptura con el dualismo socie-dad-naturaleza, la austeridad frente a la opulencia o el despilfarro y la defen-sa de las identidades culturales” (Un-ceta, 2013: 102), es fundamental y piedra angular de esta visión el partir de una “autonomía de los procesos de cada territorio” (Unceta, 2013:102). Es decir, que cada grupo social, pueblo o comunidad genere su propia idea de Buen Vivir a partir de su propia cosmovisión y determine la forma de organizarse y relacionarse con su am-biente y con el grupo.

Los debates en torno al Buen Vivir se han tornado cada vez más signifi-

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cativos ante la creciente apertura, en las últimas décadas “de los territorios indígenas al mercado nacional e inter-nacional y, sobre todo, la voluntad de apoderarse de los recursos naturales presentes en sus territorios” (Martí i Puig y otros, 2013: 12).

A raíz de esta apertura estatal hacia los megaproyectos extractivos se han creado diversas formas de participa-ción para que las poblaciones de esos territorios puedan incidir en la toma de decisiones. “Estos mecanismos se han basado en el derecho a la partici-pación, el derecho de consulta y el con-sentimiento previo, libre e informado” (Martí i Puig y otros, 2013:14).3 Pero, aunque estos derechos estén estable-cidos como prioritarios ante cualquier inicio de actividad extractiva, la imple-mentación real ha sido en numerosos casos muy conflictiva. En ocasiones, la consulta se realiza, pero “sobre unos temas que muchas veces están previa-mente definidos en su planteamiento y en donde los indígenas tienen poca o nula capacidad de incidencia” (Mar-tí i Puig y otros, 2013:14). Y en otros casos, dichas consultas se realizan en comunidades empobrecidas, donde la posibilidad de conseguir capital, poder o trabajo puede crear disputas entre las personas de la comunidad. Incluso en los casos que existe una posición unánime y contraria a di-chas actividades extractivas, la propia vulnerabilidad de la población puede “crear presiones a los miembros de di-chas comunidades de una intensidad inusitada, pudiendo rozar la coacción o la compra de voluntades” (Martí i Puig y otros, 2013: 15).

El Buen Vivir no es un concepto neutral, adquiere muchos matices y formas en cada contexto. El dilema surge al reducir el discurso de las co-munidades o pueblos, y creer que és-

3 Estos derechos están establecidos en el Convenio 169 y 32 de la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indíge-nas (Martí i Puig y otros, 2013: 14).

tas son entidades homogéneas donde todos/as coinciden en su concepción del Buen Vivir. Sin duda que no lo son, y dentro de las mismas surgen en nu-merosos casos disputas y conflictos. Pero ante esta situación, donde mu-chos gobiernos de América Latina es-tán basando sus economías en la ex-plotación y exportación de materias primas (Martí i Puig y otros, 2013:13), el Buen Vivir ofrece una base episte-mológica para que los pueblos y comu-nidades se defiendan en esta disputa por los recursos (agua, biodiversidad, minerales, metales, gas o petróleo).

La red de proyectos educativos ob-jeto de este estudio se posiciona en contra de la entrada de empresas ex-tractivas en la Sierra Norte de Puebla (que sobre todo buscan invertir en la extracción de minerales preciosos y agua) y forman parte del Consejo Tiyat Tlali en Defensa de la Vida y Nuestro Territorio (ver Figura 3). Para estos proyectos educativos de la red, tanto el proyecto cultural de la vida buena (que es la forma que nombran el Buen Vivir), como la crítica al modelo de desarrollo impuesto desde occidente, forman parte importante de su susten-to ideológico y político.

“Para los educadores del CESDER, hablar de «vida buena» es hacer refe-rencia al «buen vivir», el cual se sus-tenta en lo que ellos llaman «la ma-triz cultural campesina». La última tiene que ver con la dignidad de los pueblos, con su identidad y con la au-tonomía de las personas, para la toma de sus propias decisiones. Desde es-tos tres referentes, el «buen vivir» implica formas de relacionarse con las personas y con el medio ambien-te que son distintas a las dominantes, la acción organizada de los sujetos en torno a proyectos colectivos y, funda-mentalmente, la discusión desde las comunidades de qué es la «vida bue-na» como aspiración social” (Maldo-nado Hernández, 2011).

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Una educación para la vida

“Y se trata de hacer política, hacien-do-nos sujetos en el proceso, sujetos de la digna rabia, de la resistencia, ca-paces de gritar ¡ya basta! y de confor-mar con los sueños proyectos de vida buena, razones de lucha y de afirma-ción de posibilidades de otros modos mundo” (Berlanga, 2012).

Una de las características fundamen-tales de la propuesta educativa de estos proyectos educativos es educar para la vida, para dar pie a construir “proyec-tos de vida buena”. Para ello, un primer paso, a nivel de las telesecundarias y del bachillerato, es enseñar diversos oficios a través de los talleres productivos. Estos talleres han ido variando, partien-do desde los intereses de los propios alumnos/as, pero siempre buscando fomentar una educación comprometida con el entorno, tanto medioambiental como social. La mayoría de los maes-tros/as creen que es importante esta formación porque no todos los alum-nos/as podrán acudir a la universidad después del bachillerato; los talleres les

dan las herramientas necesarias para comenzar a trabajar en un oficio, e in-cluso a largo plazo, crear su propia mi-cro-empresa. En segundo lugar, a nivel de la Licenciatura en Planeación para el Desarrollo Rural, el CESDER recibe alumnos/as de diversos Estados de la República, interesados por el plan de estudios que ahí se imparte, ya que une tanto fundamentos de la agroecología como formación en el ámbito social. La Licenciatura es presencial sólo una se-mana al mes, por lo que los alumnos/as deben trabajar, el resto de tiempo, en algún colectivo poniendo en práctica lo aprendido durante las clases teóricas. Lo cual supone que gran parte de su alumnado al terminar la Licenciatura ya tiene experiencia y consigue encontrar empleo en el ámbito social- en asocia-ciones u ONGs-, o en proyectos produc-tivos u cooperativas (e incluso en oca-siones crean ellos mismos/as nuevas entidades o empresas).

Es importante destacar que es-tas escuelas buscan que en el proceso educativo el alumnado sea capaz de organizarse y resolver conflictos entre ellos/as. Otorgan importancia a la vida

Figura 3: “La minería nos perjudica”. Fuente: Centro de Estudios para el Desarrollo Ru-ral (CESDER).

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en comunidad, el que los alumnos/as participen en la toma de decisiones, que formen equipos de forma libre, que haya coordinadores en cada equipo (mixto en género y en grado escolar) y que haya plenarias donde se puedan discutir lo ocurrido durante la semana. Para los maestros/as, las experiencias y conocimientos que adquieren al te-ner que trabajar en un equipo, ayudará a los alumnos/as a ser más creativos, emprendedores/as y capaces de resol-ver problemas en la vida diaria:

Ofrecemos al alumno espacios donde él se haga escuchar, donde él pueda participar, donde él se haga notar. No solamente yo maestro, vengo te doy una clase y tú atiendes y haces lo que se te indica. También hay un espacio en algún momento donde él puede cuestionar, donde él puede sugerir, puede proponer, incluso puede diri-gir alguna situación. Siento que ahí empiezan a surgir los primeros líderes (Entrevista a un maestro. 23 de Octu-bre 2014. Tepexoxuca).

También forma una parte importante del proyecto educativo el concienciar a sus estudiantes de las problemáticas de México y de la región, tanto de las dificul-tades económicas como medioambienta-les de la Sierra Norte de Puebla. En con-creto, frente a la entrada de empresas mineras en la zona, los maestros/as del bachillerato de Tepexoxuca decidieron crear un debate abierto en torno a ellas e incluso visitaron la zona donde la empre-sa Almaden Minerals como parte del pro-yecto “Tuligtic” ha comenzado ya a hacer prospecciones(a tan sólo 40 kilómetros del bachillerato de Tepexoxuca).

Es importante destacar que las re-acciones frente a los proyectos extrac-tivos, varían de una comunidad a otra, e incluso dentro de las mismas locali-dades hay divergencia de opiniones. La implantación de estos megapro-yectos afecta a gran parte de la Sierra Norte de Puebla, debido al gran núme-

ro de concesiones otorgadas (según estudios de investigación realizados por el Consejo Tiyat Tlali, actualmente hay 103 concesiones mineras, con un total de 333,729 hectáreas concesio-nadas, un 60% de ellas a la empresa canadiense Almaden Minerals).

En el municipio de Ixtacamaxtitlán, en la localidad de Santa María Sotol-tepec, después de muchas luchas por parte de los colectivos en contra de la apertura de la minera “Tuligtic”, se presentó una demanda de amparo que fue aceptada, consiguiendo una suspensión temporal del trabajo que la empresa Almaden Minerals estaba realizando. Dicha empresa se dedica a la exploración por lo que su propó-sito es ofrecer estudios geológicos a diversas compañías mineras interesa-das en extraer el material, principal-mente oro. En la cercana localidad de Tepexoxuca, donde se realizó el tra-bajo de campo de esta investigación, existe gran diversidad de opiniones con respecto a la minera. En algunos casos se cree que ofrecerá oportunida-des laborales en un zona donde existe muy poca oferta laboral y mucha mi-gración; mientras que otras personas se posicionan totalmente contrarias a la concesión minera afirmando que producirá graves problemas de salud, además de utilizar grandes cantida-des de agua, un recurso escaso en el municipio de Ixtacamaxtitlán. Los co-lectivos organizados en contra de esta minera señalan que el proyecto “Tulig-tic” será una minera a cielo abierto, un tipo de minería que “utiliza, libera y genera grandes cantidades de tóxicos al ambiente, además de que provoca impactos irreversibles a las comuni-dades, el agua y la naturaleza” (Durán y Rodríguez, 2014). Además, advier-ten del peligro de que la entrada de esta empresa rompa el tejido social y cause conflicto entre la población.

En conjunto la red de proyectos educativos que se presenta aquí y es-

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pecialmente el CESDER, se posicionan claramente en contra de la entrada de mineras, proyectos hidroeléctricos, proyectos de ciudades rurales4 y de la agricultura con semillas transgénicas. Incluso una parte del personal del CES-DER forma parte del Consejo Tiyat Tlali y realizan en distintas escuelas charlas informativas sobre esta problemática en la Sierra Norte de Puebla. Es impor-tante tener en cuenta el contexto actual de México para comprender la situación a la que se enfrentan estas escuelas y por ende también su alumnado y fami-liares. Por un lado, a nivel regional está la preocupación de las repercusiones sociales y ambientales de la entrada de estos proyectos de muerte, y en el ámbi-to nacional, es impactante la represión

4 Los proyectos de ciudades rurales, enmarcados en las políticas estatales de combate a la pobreza, “son pequeñas ciudades edificadas  ex profeso  en el área rural, que ofrecen a las comunidades indígenas y campesinas una serie de ser-vicios –entre ellos luz, agua, drenaje, educación, salud, comu-nicaciones y empleo– con el objetivo de «concentrar» a los hombres y a las mujeres del campo” (Rivera Borrego, 2012). El primer proyecto de ciudades rurales se inició en Chiapas, donde varias organizaciones protestaron al encontrar que con ello se pretendía realizar un reordenamiento territorial; “las familias campesinas e indígenas fueron reubicados a nú-cleos poblaciones compactos, que a su vez se construyen en torno de un conjunto de centros de prestación de servicios” (Hernández García, 2012). El productor, al estar lejos de sus parcelas (huertos, cafetales o milpas), ya no puede trabajar su parcela, y por lo tanto “se ve obligado a buscar otras opciones como sembrar en viveros familiares o prestar algún tipo de servicio” (Hernández García, 2012). Para varias de las organi-zaciones que acudieron al foro “Proyectos de muerte en Pue-bla”, realizado en la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP), las ciudades rurales “allanan el camino a proyectos como los mineros, pues al remover a la población de sus tierras, las em-presas inversionistas se enfrentan a una menor oposición por parte de la sociedad para el desarrollo de proyectos de mine-ría a cielo abierto” (Hernández García, 2012).

por parte del Estado hacia personas y colectivos que han protestado frente a otros proyectos extractivos en toda la República. En la licenciatura del CES-DER y en la Maestría de la UCI-Red es frecuente que se debata sobre ello, ha-biéndose organizado varias conferen-cias y seminarios en dónde se promue-ve el diálogo sobre derechos humanos, defensa del territorio y el buen vivir. Al ser una red de organizaciones con una larga trayectoria, su rechazo a estos proyectos extractivos y su inclusión en el Consejo Tiyat Tlali, tiene repercusio-nes, influyendo en la opinión pública.

Además, en el bachillerato de Te-pexoxuca los maestros/as invitaron a un colectivo de artistas que organiza-ron una actividad con los jóvenes es-tudiantes en torno al tema de las em-presas extractivas en México. Durante el taller, lo estudiantes reflexionaron acerca de los elementos que creían que alteraría la empresa minera si se esta-bleciera en sus localidades y lo mostra-ban a través de dibujos (ver Figuras 4 y 5). Debatieron en grupos sobre las diferentes opiniones que sus familiares y las comunidades tenían al respecto, a la vez que exponían sus propios pen-samientos. Al final crearon en conjun-to una pequeña representación teatral que manifestaba su oposición como

Figuras 4 y 5: Taller en el Bachillerato General de Tepexoxuca. Autoría propia.

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grupo estudiantil a la entrada de em-presas mineras en sus localidades, ter-minando con una canción donde desta-caban un “No pasarán” en referencia a dichos proyectos de muerte.

A modo de conclusiónAnte los conflictos que suponen estas concesiones a empresas extractivas, el Consejo Tiyat Tlali y los colectivos que acompañan a la población en contra de los proyectos de muerte, han ido ponien-do en práctica diversas estrategias. En-tre ellas destacan las Asambleas Infor-mativas, donde se reúne la comunidad afectada y luego se comparte experien-cias con otros colectivos que desarro-llan propuestas de resistencia similares. También difunden materiales con infor-mación sobre las concesiones mineras e hidroeléctricas, además de apoyarse en otras organizaciones “con el fin de tejer alianzas estratégicas, articular y fortale-cer las luchas en distintos lugares, crear redes con diversos medios de comunica-ción (…) y conocer y exigir a los Gobier-nos Locales su palabra y postura frente a los proyectos mineros, hidroeléctricos y de ciudades rurales”.5

Pero otra forma de acercarse a estas problemáticas es a través de la educa-ción. Es necesario reflexionar cómo lo educativo puede llegar a ser una opor-tunidad para la mejora del entorno, un espacio donde se discuta sobre los dis-tintos problemas sociales, de género, medioambientales, de violencia, etc. Dando pie al debate, a la reflexión entre el alumnado, para que en la escuela se eduque a jóvenes con capacidad crítica, que asuman un posicionamiento polí-tico. Para los maestros/as de la red, es un acto revolucionario el formar a sus alumnos para que sean responsables con su entorno social y ambiental: “Creo que es un papel también fundamental porque va formando líderes, que mañana van a ser en su comunidad mejores mu-

5 Blog Consejo Tiyat Tlali en http://consejotiyattlali.blogspot.mx/, consultado 30 mayo 2015.

jeres, mejores hombres, que ya no van a agachar la cabeza, que ya no van a ac-tuar por el “borreguismo”, ya van a ac-tuar más por sus ideales, van a decir lo que sienten” (Entrevista a un maestro. 21 octubre 2014. Tepexoxuca).

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23L os derroteros de la antropología e historia intelectual son varios, son más accidentados que com-

plejos, algunas veces convergentes y fecundos. La experiencia acumulada viene solventando encuentros y debates fecundos. Nuestra trayectoria en este horizonte sigue decantándose, persiste en su búsqueda. Es necesario precisar los hitos que involucran a los intelec-tuales y sus medios de expresión co-lectivos (revistas, boletines y páginas culturales de diarios), así como sus con-tiendas y movimientos en esos corredo-

Mariátegui y Torres Bodet:

Hitos de un desencuentro intelectual

Ricardo Melgar Bao

res intelectuales que compartían y que borraban las fronteras nacionales.

Las identidades de los colectivos intelectuales tendieron a irse configu-rando a través de sus revistas, abrien-do juego a su heterogeneidad ideológi-ca, intelectual y artística. El nosotros, como forma de enunciación, posicio-namiento y confrontación, dejó huellas sustantivas en las páginas de las publi-caciones culturales, en los epistolarios, en las memorias y en las fotografías. A partir de 1919, podríamos en nuestro continente de la emergencia de un cam-po de interacción intelectual mediado principalmente por las revistas cultura-les, en el sentido que le atribuía Pierre Bourdieu, con relativa autonomía frente a sus públicos, pero que al mismo tiem-po definía un sistema transnacional «de líneas de fuerza». 1Los intelectuales y sus revistas se involucraron en la trama de contradicciones y el proceso de pola-rización que les tocó vivir coyuntural-mente, en el seno de ese espacio social de interacción. La crítica se convirtió en el principal vehículo intelectual de con-frontación. Las corrientes vanguardis-tas no aceptaban los viejos cánones in-telectuales, apostando a modelar otros capitales culturales, nuevas jerarquías y nuevas legitimidades.

1 Bourdieu, Pierre, Campo de poder, campo intelectual, Bue-nos Aires: Quadrata Editorial, 2003, pp. 11 y ss.

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Contradicciones intelectuales en desarrollo La intelectualidad vanguardista se mo-vía en por lo menos cuatro direcciones: la confrontación con la generación pre-cedente a la cual no la querían como modelo ni como espejo; la presenta-ción pública de sus obras afirmando su voluntad de crear, innovar, ensayar y buscar; las relaciones de afinidad y con-frontación entre figuras y revistas, la lucha ambivalente entre la autonomía y la conformación de un polo hegemónico asentado en alguna ciudad capital.

A finales de 1926, Alberto Hidalgo, Vicente Huidobro y Jorge Luis Borges, publicaron una obra oportuna y polé-mica acerca de los nuevos poetas del continente. La selección lastimó el ego de los que fueron ignorados. La mues-tra mexicana incluyó a Juan José Ta-blada, Germán List Arzubide y Manuel Maples Arce –estridentistas– y a dos integrantes del grupo que llamaremos Ulises-Contemporáneos, dada la línea de continuidad existente entre estas revistas dirigidas respectivamente por: Salvador Novo y Carlos Pellicer, y el guatemalteco Luis Cardosa y Aragón. El prólogo contenía juicios equívocos:

«Nada podrá para evitarlo la política de lloriqueo y adulación que México desarrolla en el sur para que lo defen-damos contra el norte. ¡Basta ya de far-sas! No es posible enmendarle la plana a la naturaleza. Nuestro continente, en cumplimiento de quién sabe qué se-creto designio, está formado del modo, que toda una parte debe ser sajona; toda la otra latina [léase América del Sur]» (Hidalgo, et. al., 1926: 6).

Un ríspido episodio epistolar entre Mariátegui y Jaime Torres Bodet se libró con motivo de la publicación en Amauta del prólogo de Hidalgo.2 El mexicano re-plicó como inaceptables para su país las

2 Hidalgo, Alberto, et. al. «Índice de la nueva poesía his-pano-americana». Amauta, núm. 4 (sección Libros y revistas). Lima, diciembre de 1926.

frases de Hidalgo y como censurable la actitud permisiva de Amauta.3 En carta abierta, Mariátegui defendió a Amauta y su programa revolucionario y mini-mizó el exceso poético de Hidalgo y de-mandó a Torres Bodet una rectificación. En su réplica, el mexicano reafirmó sus asertos sobre Hidalgo y Amauta. En realidad, el debate expuso tres asuntos: las licencias literarias vanguardistas condensadas en el prólogo de Hidal-go; la política editorial de las revistas culturales; y la cuestión mexicana. La controversia de Mariátegui con Torres Bodet coincidió con la fase de expresión y definición ideológica de Amauta, la cual culminó en septiembre de 1928, al declararse socialista.

La política cultural de los intelec-tuales estaba a debate. Torres Bodet, al igual que la mayoría de los de su gru-po en México se declaraba apolítico, en oposición a la intelectualidad estriden-tista y socialistas de su país, que defen-día sus compromisos revolucionarios, si bien eso no les impedía recibir los ge-nerosos apoyos financieros de la élite

3 De Mariátegui, José Carlos a Jaime Torres Bodet. Lima, 27 de abril de 1927; De Torres Bodet, Jaime a José Carlos Mariá-tegui. México, D. F., 21 de mayo de 1927. Ambas reproducidas en: Correspondencia, 1915-1930, vol. 1. Lima: Empresa Editora Amauta, 1984. (Compilación y presentación de Antonio Melis), pp. 270-271; 284-285.

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gubernamental callista.4 Por lo anterior, no podía simpatizar con la orientación de Amauta, ya que auspiciaba ese tipo de vanguardismo que le era ajeno.

Al enterarse de la respuesta de Torres Bodet, Mariátegui le comunicó –por vía epistolar– su molestia al intelectual hon-dureño Rafael Heliodoro Valle,5 director de Revista de Revistas, solicitándole la publicación de una carta abierta dirigi-da al intelectual mexicano, en la que, de nuevo, demandaba una rectificación. En su respuesta, Valle prometió la próxima publicación de su carta replicante.6

La reacción de Torres Bodet fue ex-cesiva y equívoca. Hizo extensiva su crí-tica a la intelectualidad sudamericana, homologando los prejuicios antimexica-nos de Leopoldo Lugones a los ataques de José Santos Chocano contra José Vasconcelos, así como a los de Alberto Hidalgo convirtiéndolos en expresiones del « Iberoamericanismo utilitario », «que es el único de que disponen para nosotros los escritores del Sur y va más allá del límite que se marcó a sí misma la doctrina Monroe».7 El iberoamerica-nismo genuino –asumido retóricamen-te por Torres Bodet en nombre de los mexicanos– era: «Representar a estos pueblos tan orgullosamente seguros y, sin embargo, tan débiles, es nuestra mi-sión espiritual y también nuestro com-promiso geográfico indeclinable».8

Torres Bodet exageró el desencuen-tro entre los intelectuales mexicanos y los sudamericanos. En las páginas de las revistas culturales y políticas de ambas latitudes, en así como en los co-rrespondientes epistolarios, sobresalen las señas de hermandad y reciprocidad.

4 Jaime Torres Bodet (1902-1974) y Enrique González Rojo (1899-1939), colaboraban con Bernardo J. Gastélum, Secreta-rio de Salubridad, mientras que Salvador Novo (1904-1974) trabajaba con José Manuel Puig Causaranc, titular del ramo de Educación. Véase: Blázquez Espinoza, José Carlos. Entrevista a Miguel Capistrán incluida como anexo I de Jorge Cuesta. Inteli-gencia en llamas. (Una aproximación desde la Historia Cultural). Tesis de licenciatura en Historia, BUAP, mayo de 2002, p. 152.5 Rafael Heliodoro Valle a Mariátegui, México, D.F., 24 de mayo de 1927, reproducida en: Correspondencia tomo I, p. 286.6 Ibíd. 7 Torres Bodet, Jaime, «Iberoamericanismo utilitario», Revis-ta de Revistas (México), núm. 880, 1927.8 Ibíd.

Amauta no fue la excepción. La larga-mente documentada solidaridad de la intelectualidad sudamericana de van-guardia con México entre 1911 y 1927,9 no puede ser enlodada por las frases hirientes de Lugones, Chocano e Hidal-go, como señaló Mariátegui en su carta replicante. Su defensa frente a los ata-ques de Torres Bodet optó por centrarse exclusivamente en Amauta:

Diga lo que piense de Amauta, bueno o malo –no le guardaremos por esto ningún rencor– pero no coloque en nuestro programa político, abierta y seriamente revolucionario, las arbi-trarias y personales frases del bizarro poeta de Simplismo.10

Desenlace: entre la represión del oponente y la ventaja La contienda epistolar se reprodujo en las páginas de Repertorio Americano, a casi dos meses de la censura de que fue objeto Amauta y de la detención policial de su director junto a varios intelectua-les y dirigentes sindicales obreros bajo el cargo de participar en un imaginario

9 Yankelevich, Pablo. Miradas australes: propaganda, cabildeo y proyección de la Revolución Mexicana en el Río de la Plata, 1910-1930. México: INEHRM, 1997. 10 Mariátegui, José Carlos, «Entendámonos», Repertorio Ame-ricano (San José C.R.), Tomo XV, núm. 5. San José, Costa Rica, 6 de agosto de 1927, p. 79.

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«complot comunista». La carta de Ma-riátegui fue publicada en la edición del 6 de agosto de 1927 y la respuesta de To-rres Bodet un mes más tarde, en la que solicitaba a su director «por una razón de estricta equidad, la hará usted apa-recer en el mismo sitio de Repertorio en que halló acomodo a la que dio origen».11

El escritor mexicano –como lo hizo constar en su carta– era conocedor de que Mariátegui, bajo las condiciones po-líticas ya anotadas, no estaba en condi-ciones de responderle ni una línea más, por lo que pretendió con ventaja dar por cerrado lo que llamó irónicamente un «incidente». Se sentía ganador y se mos-tró condescendiente frente a su adversa-rio silente por fuerza mayor. Aprovechó la circunstancia para aludir él y a los intelectuales peruanos que llegaron en

11 Torres Bodet a Joaquín García Monge, México, 2 de sep-tiembre de 1927, Repertorio Americano, septiembre de 1927.

condición de exiliados a suelo mexicano: «Ante la nobleza y el sacrificio de estos espíritus sinceros ¡cómo palidecen las di-ferencias que tiñe la oportunidad! Y no queda, en el corazón y en la inteligencia, sino el despertar de un alto afecto huma-no».12 Lo que no menciona es que este grupo al que pertenecía Torres Bodet, le cerró las páginas a los intelectuales pe-ruanos que vivían su exilio en la ciudad de México. Olvida igualmente, los ata-ques dirigidos contra los poetas perua-nos Magda Portal y Serafín del Mar, por defender un arte y una literatura com-prometida y revolucionaria.

Torres Bodet frente a Mariátegui, re-clamó con ego alzado, ser un adalid del correcto iberoamericanismo alternati-vo, frente al extraviado hispanoameri-canismo «utilitario», en el que incluía a

12 Ibíd.

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la revista Amauta. Al respecto, afirmó: «…no quisiera que nadie me ganara el lugar de voluntario vehemente que ocu-po».13 La caja china develó otros com-promisos de Torres Bodet y por ende otro antagonismo intelectual en desa-rrollo. Su celebrado iberoamericanismo, se enlazaba con el debate que propició la Gaceta Literaria de Madrid al procla-mar a la capital española: meridiano de la cultura hispanoamericana. Al frente, le salió la revista Martín Fierro. Por su lado, Mariátegui y la revista Amauta se solidarizaron con la revista argenti-na. No podía la intelectualidad acomo-daticia e hispanista convertir a Madrid, bajo la dictadura de Primo de Rivera en meridiano cultural. Bajo dicha dictadu-ra, varios intelectuales fueron expulsa-dos de las universidades o remitidos a la cárcel o el exilio como le sucedió a don Miguel de Unamuno. La réplica españo-la no tardó en llegar desde varios flan-cos y autores, reivindicando en primer la lengua castellana, y descalificando la escritura criollo americana. Desde otro ángulo, los intelectuales congregados en torno a la Gaceta Literaria trataron de minimizar la cuestión semántica del término meridiano, al mismo tiempo que negaban la existencia de una cultu-ra sudamericana. No faltó el despliegue de estigmas racistas: « ¡Cómo se va a entender Madrid con quienes aspiran a forjarse una cultura a base de candon-gueos y frases de mulato!» (E. Giménez Caballero, director de la revista); «… si no se deciden por un súbito y ge-nial esperanto, claro es que habrán de acudir al Rastro, es decir, forjarse una lengua con materiales de derribo. Todos los diccionarios del mundo les cederán gentilmente un buen lote de género po-drido» (Benjamín Jarnés). 14

El peruano, director de la revista Amauta, pensando en términos conti-nentales, sostuvo que existían dos polos

13 Ibídem. 14 «Un debate apasionado. Campeonato para un meridiano intelectual», La Gaceta Literaria (Madrid), 1º de septiembre de 1927 Año I, número 17, pp. 3 y 6.

culturales en el continente afincados uno en la ciudad de Buenos Aires y otro, en la Ciudad de México. Afirmó también que si había que elegir por uno, optaba por la segunda. Fue congruente con di-cha apuesta, tenía que ver con la elec-ción de vida intelectual. La represión y censura de que fue objeto Mariátegui lo orilló a partir de junio de 1927, a solici-tarle ayuda a Samuel Glusberg, director de la revista argentina Babel, para radi-carse en Buenos Aires, deseo que nunca pudo materializarse. Por su lado, Torres Bodet, al igual que el ala no naciona-lista de la intelectualidad vanguardista mexicana congregados en torno a la re-vista Ulises dirigida por Salvador Novo, abonaba en otra dirección a favor de un México cosmopolita capaz de disputar la hegemonía en dicho campo cultural en formación, cuestionando a Martín Fierro, por no tener la mínima enunciación de un nosotros hispanoamericano, es decir, por quedar anclada en su horizonte na-cional. La convergencia ideológica entre los colaboradores de Ulises y los de la Gaceta Literaria era visible en ese tiem-po. Fue así que los intelectuales mexica-nos de Ulises tomaron partido a favor de la revista española, y por ende, contra la revista Martín Fierro y de carambola, contra Amauta. Sus integrantes prepa-raban ingenuamente su presentación en Madrid, como si se tratase de la puerta de ingreso al escenario cultural europeo, 15 sin preocuparles la dictadura reinante en España. Esta misma orientación fi-lohispanista se mantuvo a través de las páginas de la revista Los Contemporáneos a partir de 1928.16 Sin embargo, este gru-po intelectual mexicano poco podía ofre-cerles a sus pares latinoamericanos. No tardó en cambiar de rumbo, preludiando el ciclo conservador al que se enlazó al ritmo de la crisis de 1929 y el giro autori-tario del Callismo.

15 Navarro García, Jesús Raúl, Literatura y pensamiento en América Latina, Sevilla: CSIC, 1999, p. 150. 16 Reverte Bernal, Concepción, «Los contemporáneos: van-guardia poética mexicana», Rilce, Universidad de Navarra, II, 1986, p. 262.

28¿Por qué resulta tan molesta la visi-

ta de Barack Obama a la Argen-tina el día 24 de marzo? La razón

es tan obvia que no tuviera que generarse una discusión al respecto. No obstante, como este mundo está lleno de desinfor-mados, no viene mal recordar los motivos profundos que hacen que la llegada de un presidente norteamericano a nuestro país en el cuadragésimo aniversario del golpe militar genocida de 1976 sea tan irritativa.

En la segunda mitad del siglo XX,, Estados Unidos, (alias “Yanquilandia”, “El Gendarme del Mundo” y otros de los que mejor ni hablar), financió e ins-trumentó sucesivos golpes de Estado en países latinoamericanos, instaurando dic-taduras autoritarias y represivas alineadas completamente con su política exterior y ejecutoras favorables de la expansión de las inversiones yanquis en nuestro sufrido continente. Estas políticas tuvieron como consecuencia la perpetuación de formas de dependencia a las economías centra-les, la pauperización de la mano de obra nativa, amén de no favorecer en lo más mínimo el desarrollo de nuevas ramas de la economía, como las diversas retóricas pro imperialistas de ese entonces (¡y de ahora!), solían afirmar. Desde siempre, pero con más fuerza desde la segunda guerra mundial en adelante, la política exterior norteamericana ha significado en nuestro continente: dependencia, atraso y soluciones autoritarias y represivas. Po-líticas alentadas e instrumentadas desde los centros imperialistas y ejecutadas por

Argentina: ¡Bienvenido Mr. Obama!

Daniel Omar de Lucía

las oligarquías y burguesías semi-colo-niales de nuestros países y sus agentes políticos (militares reaccionarios, parti-dos políticos conservadores, y no tanto, clero, burocracia sindical, etcétera). El Departamento de Estado norteamericano fomentó de manera activa los golpes de Estado en: Brasil (1964); Bolivia (1971 y 1980); Uruguay (1973); Chile (1973); Argentina (1966 y 1976). Esto solo por mencionar los casos más importantes y trágicos. Quede como símbolo mayor de esta política pro-imperialista y genocida la aceitada operación política de la Agen-cia Central de Inteligencia (CIA) para de-rrocar al gobierno socialista de Salvador Allende en Chile por medio de un inten-to de golpe civil y su transformación en golpe militar fascista (Plan B), cuando la primera opción se reveló como insu-ficiente. Como exclamó indignado, en su momento, el Secretario de Estado nortea-mericano de esos años, Henry Kissinger (¡Premio Nobel Paz, igual que Obama!): “¡no veo porque tenemos que esperar y permitir que un país se vuelva comu-nista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo!”.

La frase expresa con meridiana cla-ridad el desprecio que este gran “demó-crata” sentía por el derecho de los ciu-dadanos de los países latinoamericanos a elegir el gobierno que sintieran que mejor los representaba. Con Kissin-ger y con los demás personeros que le sucedieron en su cargo, los gobiernos norteamericanos nunca dejaron de asu-

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mir “responsabilidades” para impedir que los “irresponsables” habitantes de Latinoamérica (hispanos, indios, mes-tizos, negros) cayeran en las garras del “comunismo ateo”, o de cualquier cosa que se le pareciera. Cuando no alcanzó con los golpes de Estado, no se vaciló en utilizar métodos aún más drásticos. No está de más recordar que Estados Unidos invadió Republica Dominicana en 1965 para derrocar al gobierno nacionalista de Juan Bosch; intervino en Granada en 1983 para acabar con el gobierno de iz-quierda de Bishop y, de forma particu-larmente sangrienta, en Panamá (1990) para sacar del medio al mafioso Manuel Antonio Noriega, a quien los mismos yanquis habían ayudado a encaramar en el poder cuando eso les convino. Un ca-pítulo aparte merece la tenebrosa ocupa-ción de Haití en 1993, que tomo ribetes de genocidio sanitario y que, por diver-sos medios, se mantiene hasta el día de hoy bajo la fachada de la intervención de la ONU en ese sufrido país. Es un hecho conocido que el gobierno estadouniden-se, en colaboración con elementos para-militares de distintos países latinoameri-

canos, financió y dio apoyos logísticos a los grupos armados que en la década de años 80, del siglo XX, combatieron al gobierno revolucionario de la Nica-ragua Sandinista, y que intervinieron en la guerra civil de El Salvador. Son más que conocidas las continuas agresiones militares, económicas y propagandísti-cas que Estados Unidos ha mantenido durante más de cincuenta años contra el gobierno revolucionario cubano.

Centrándonos en el caso de nuestro país y, más específicamente del gol-pe militar de 1976, la intervención del gobierno norteamericano en el mismo fue de primer orden. Documentos de la inteligencia norteamericana y estudios de académicos de la misma nacionali-dad, permiten constatar que desde 1973, agentes de la CIA venían sondeando a militares argentinos dispuestos a dar el mal paso. No está de más recordar que en 1974 fue asesinado en Buenos Ai-res el militar chileno constitucionalista Carlos Prats Cardona, quien había sido opositor al golpe de Pinochet el año an-terior. En esta operación actuó la policía política de la dictadura chilena (DINA),

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en complicidad con grupos paramilitares argentinos y con personal de la estación de la CIA en nuestro país. Personal de inteligencia norteamericano también es-tuvo vinculado con las operaciones de la banda terrorista paramilitar Triple A, montada por el gobierno peronista de derecha de Isabel Perón para reprimir al movimiento obrero y otras expresio-nes de la militancia social. Al producir-se el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el gobierno norteamericano de Gerald Ford reconoció diplomáticamen-te al gobierno de Videla el mismo día de su instalación. Los principales diarios norteamericanos destacaron el perfil de anticomunista militante del flamante go-bernante de facto argentino, resaltando que se esperaba que llevara adelante una política de lucha frontal y sin concesio-nes contra la guerrilla de izquierda. En los meses siguientes el gobierno nortea-mericano no dejo de dar su apoyo diplo-mático y financiero a la nueva dictadura. De la misma manera, la inteligencia nor-teamericana coordinaba las acciones del llamado Plan Cóndor en nuestro país y con las dictaduras de los países vecinos.

En enero de 1977, llegó a la presiden-cia de Estados Unidos el demócrata Jim-my Carter, quien sostenía una plataforma electoral que postulaba la instrumenta-ción de políticas de distensión en la gue-rra de bloques y en favor de la defensa de los derechos humanos en los países con gobiernos dictatoriales. Según una cierta “historia oficial” que se instaló en nuestro país en los años de la “democracia de baja intensidad” que siguieron a la dictadura, el gobierno de Jimmy Carter fue un cohe-rente opositor a los gobiernos dictatoriales y un aliado incondicional de los organis-mos que luchaban contra la violación de los derechos humanos en nuestro país y el resto de América Latina. ¿Esto fue así? En mi opinión, es imposible sostener que du-rante el gobierno de Jimmy Carter se haya producido un punto de inflexión radical en la política de las relaciones entre Estados Unidos y los gobiernos dictatoriales. ¡No

sucedió ni podía haber sucedido! En los años 70, el mundo seguía inserto en la guerra fría y la política de bloques. Cual-quier gobierno norteamericano, por más “progre” que fuera, no podía desconocer los fuertes compromisos que como gen-darme del orden capitalista tenía en todo el mundo y, en particular, en su clásico “patio trasero”. La política exterior nor-teamericana fue siempre como un avión con piloto automático. Tanto en la época de Truman o Eisenhower, como durante el gobierno de Kennedy. Igualmente, así fue con el anti-comunista Nixon y el defen-sor de los derechos humanos Carter. Con halcones como Reagan o Bush y con “pa-lomas” (¡con algo de caranchos!) como Clinton y Obama. Lo anterior no signifi-ca que el gobierno de Carter haya tenido una relación óptima con dictadores como Videla, Pinochet, etcétera. Factores de distinto peso en el medio político nortea-mericano no favorecieron una relación de ese tipo. La propia necesidad de la diplo-macia norteamericana de tomar distancia de la era de Vietnam-Watergate, incluyen-do el anterior apoyo desembozado a los gobiernos dictatoriales, obligaron a cam-biar el estilo. El ala “izquierda” del Parti-do Demócrata, fiel a la sensibilidad de su electorado, tomó el tema de la lucha con-tra la violación de los derechos humanos como una bandera de cierta rentabilidad política. En la segunda mitad de la déca-da de los años 70, la política exterior del nuevo secretario de Estado Cyrus Vance no era, ni podía ser, exactamente igual a la de Henry Kissinger. De hecho, la dicta-dura argentina comenzó a sentir una cierta frialdad desde el momento en que Carter asumió la presidencia. En mayo de 1977, Videla se fotografió conversando sonrien-te con Jimmy Carter durante la firma de los tratados Torrijos-Carter en torno a la devolución del Canal de Panamá. (¡Otra asignatura pendiente del imperialismo norteamericano!). Pero en los meses si-guientes, la dictadura descubrió que el gobierno yanqui reducía la cuota de ura-nio enriquecido que vendía a la Argentina,

31argumentando que nuestro país no había firmado el Tratado de Tlatelolco contra la proliferación de armas nucleares.

Un año después, el Congreso nor-teamericano incluyo a la Argentina en el embargo de armas que la Enmienda Humphrey-Kennedy había estableci-do en relación con la dictadura chilena en 1976. Paralelamente, la secretaria de Derechos Humanos del gobierno de Carter, Patricia Derian, comenzó una campaña internacional que denunciaba la existencia de campos clandestinos de detenidos en la Argentina. Nobleza obliga, no puede pasarse por alto que, según el testimonio de numerosos fami-liares de desaparecidos, algunos funcio-narios de la embajada norteamericana en Buenos Aires ayudaron a facilitar la salida del país a personas que estaban en la clandestinidad durante los “años de plomo”. En 1979, las relaciones entre el gobierno de Carter y la junta militar argentina llegaron a su punto más bajo, cuando el gobierno argentino aconsejado por su ministro de economía “Joe” Mar-tínez de Hoz (alias “El Orejón”, “José Mercado”, etcétera) se negó a secundar el embargo de granos a la URSS que el gobierno de Carter propuso a los gobier-nos de los países exportadores de trigo para sancionar al gobierno soviético por la invasión a Afganistán. La dictadura

militar argentina sería muy anti comu-nista, pero no comía vidrio. Martínez de Hoz y sus amigos de la Sociedad Rural y CONINAGRO no pensaban perderse las ventas en el importante mercado ruso, principal cliente externo de la Argentina desde los acuerdos comerciales de 1973.

Sin negar estos datos, considero que la tensión entre el gobierno norteamericano de Carter y las dictaduras latinoamerica-nas tiene que ser analizada en un contex-to estructural. El gobierno de Carter, que condenaba la violación de derechos huma-nos por medio de la violencia paramilitar, no dejo por eso de defender la política an-ti-comunista de las dictaduras latinoameri-canas, como parte de la defensa continental y su “inclusión en el mundo libre”. Lo que implica que durante el gobierno de Car-ter la lógica de la Doctrina de Seguridad Nacional siguió en pie, con algunos pocos cambios discursivos. Que la secretaria de Derechos Humanos y aun el Departamen-to de Estado norteamericano mantuvieran una relación fría con las juntas militares latinoamericanas nunca fue óbice para que las fuerzas armadas yanquis mantuvieran más que aceitadas relaciones con sus pares latinoamericanos. Lo mismo la CIA, que siempre manifestó “respeto y admiración” por la efectividad de los militares argenti-nos en la “lucha contra la subversión”. En los años de Carter, los militares argentinos

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y de otros países latinoamericanos siguie-ron cursando sus estudios de postgrado en la Escuela de las Américas, en la zona del canal de Panamá, y reconocido centro formador de torturadores. Algo semejante sucedía con la Enmienda Humphrey-Ken-nedy que ordenaba el embargo de armas a las dictaduras de Videla y Pinochet. En ningún momento Estados Unidos dejo de hacer transferencias de material bélico a los genocidas del Cono Sur. La venta de armas yanquis se siguió haciendo por me-dio de la intermediación de gobiernos alia-dos estratégicos de Estados Unidos que se prestaban a realizar el trabajo sucio que no podía hacer este país a cara descubierta. Siendo el caso más notorio el de los go-biernos israelíes, tanto los laboristas como los conservadores del Likud, cuyas rela-ciones con la dictadura argentina fueron inmejorables. Digamos que exactamente hacia lo mismo la Unión Soviética, que en esos años le vendió armas a la Argen-tina a través de los buenos oficios del go-bierno rumano de Nicolás Ceausescu. De la misma manera, los créditos de bancos norteamericanos nunca dejaron de fluir hacia la Argentina, amén de incrementarse mucho las inversiones norteamericanas en nuestro país en esos años en que la violen-cia del terrorismo de Estado había “paci-ficado” el medio sindical. Todo esto aún después que el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos confirmara documentalmente el genocidio producido en nuestro país en el informe que siguió a su visita en 1979. En julio de 1980, luego de una crisis política de larga data, una fracción de los militares bolivia-nos decidió derrocar a la presidenta pro-visional Lidia Gueiller, para impedir que asumiera la presidencia Hernán Siles Sua-zo, candidato victorioso de la coalición de izquierda UDP. Este golpe militar contó con la instigación y el apoyo logístico de la dictadura argentina, lo que incluso invo-lucró a personal militar y a paramilitares argentinos en el pustch que derivó en un episodio sangriento, con masacre de civi-les y líderes de la oposición. La dictadura

de García Meza no fue reconocida por el gobierno de Carter que, de manera salo-mónica, también se negó a apoyar al go-bierno en el exilio que monto Siles Suazo. Años después, distintas versiones han in-sistido en que la embajada norteamericana en La Paz estaba al tanto de los preparati-vos golpistas, y que le dio un visto bueno soto voce, e incluso favoreció un acerca-miento entre los narco militares y sectores empresariales locales. Insisto en que por más incómodo que le resultara al gobierno norteamericano tener que tratar con estos gobiernos, nunca la “indignación” alcanzo como para buscar someterlos a una cuaren-tena diplomática que obligara a iniciar una apertura política o a modificar sus políti-cas represivas. En lo único que el gobier-no de Carter se mantuvo intransigente en relación a la dictadura argentina fue en el tema de venta de insumos y transferencia tecnológica en el área nuclear. Pero, como ya explicamos, eso no fue una sanción por la violación a los derechos humanos sino porque Argentina se negaba a suscribir el Tratado de Tlatelolco. Una condición que el gobierno norteamericano exigía, como imposición imperial, a los gobiernos del “mundo sub desarrollado” para apoyar sus proyectos en el área nuclear. Aclaremos también que, por su lado, la diplomacia argentina estuvo, en esos años, alineada con las posiciones norteamericanas en los foros internacionales. Esto fue así durante la crisis de Irán (1978-1979), frente a la caída de Somoza y la revolución sandinis-ta (1979), la crisis de los “marielitos” en Cuba (1980), etcétera. Incluso durante la invasión soviética en Afganistán, cuando si bien la Argentina se negó a apoyar el embargo cerealero, que le dolía en el bol-sillo, apoyó diplomáticamente la posición norteamericana en los foros internacio-nales e, incluso, se sumó al boicot a las olimpiadas de Moscú de 1980, alentado por el gobierno norteamericano. Resu-miendo, si bien la tensión política entre el gobierno de Carter y las dictaduras existió, en ningún momento alcanzó para afectar los vínculos más estructurales que hacen a

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la dependencia semi-colonial de América Latina hacia Estados Unidos, ni tampoco las estrategias a largo plazo de la política exterior norteamericana para la región.

Por supuesto, la llegada al poder del gobierno de Ronald Reagan (1980), con su retórica de la “segunda guerra fría”, entusiasmó a los militares argentinos que lo presentaron como un hecho venturoso a través de la televisión estatal y demás medios controlados por la dictadura. El mismo entusiasmo que la “TV milica” había manifestado ante el triunfo electo-ral de la Maggie “Bloodie” Thatcher en Gran Bretaña en 1979. Argentina mejo-ró sustancialmente sus relaciones con Washington y hasta mandó a “asesores” a entrenar a los “Contra” nicaragüenses y a los escuadrones de la muerte de El Salvador. Tanta deferencia no alcanzó para que el gobierno de Reagan tuviera una posición favorable, o medianamente benevolente hacia la Argentina durante la guerra de Malvinas, como ingenuamente el dictador alcohólico Galtieri pensó que podría llegar a suceder. Con el “progre” Carter y con el “Halcón” Reagan la ló-gica de la guerra de bloques se mantuvo incólume. La dictadura argentina no po-día aspirar más que a jugar el papel de un efectivo aliado de los norteamericanos, defendiendo el sacro orden capitalista en su espacio nacional y regional. Bajo ningún concepto podía permitirse tener arrebatos anti colonialistas que afectaban a un aliado estratégico de primer orden de Estados Unidos, como era Gran Bretaña.

Pasaron muchos años. La guerra fría ya no dicta los parámetros generales de la política mundial y ya los golpes de Estado no son el método más efectivo para defen-der el orden imperialista. Incluso, como dato de color, un presidente negro (¡mejor dicho, mulato!) gobierna en la principal potencia imperial del mundo. Entonces, se preguntará: ¿hay razones para estar tan molestos con la visita del presidente nor-teamericano en el aniversario de la dicta-dura militar? Contestamos que sí. Porque los objetivos de la política exterior nortea-

mericana que ensangrentó América Latina durante los años de la dictadura siguen vi-gentes. Para probarlo están las intervencio-nes en el Golfo Pérsico (1990, 2003), en los Balcanes, los bombardeos a la pobla-ción civil en Somalia y los bombardeos en Afganistán llevados adelante por el señor Obama. También la caza y muerte de Bin Laden, que por más despreciable que fue-ra este personaje, no dejo de ser un clásico acto de intromisión imperial en el territo-rio de un país extranjero, al mejor estilo de película de Stalone o de Chuck Norris. Ni que hablar de las operaciones de golpe ci-vil, como las que se llevan adelante contra el gobierno de Venezuela, o el aliento al secesionismo pro-imperialista y reaccio-nario de la derecha boliviana enfrentada al gobierno de Evo Morales. En el mundo post guerra fría los golpes militares están un poco obsoletos…pero los mismos fines se persiguen por otros métodos. Sin que por eso se desdeñe del todo volver a recu-rrir a los viejos métodos, si los actuales no alcanzan. ¡Es la vieja lógica de cubrir el puño de hierro con un guante de seda!

Obama es el titular de un Estado que si-gue siendo el instrumento de un esquema de dominación mundial que nos mantiene en una posición semi colonial y subordi-

34 nada. Es irritante que Mr. Obama quiera visitar la ESMA, porque las personas que fueron torturadas y asesinadas en ese lugar fueron víctimas de una dictadura alenta-da por el gobierno de su país. Se nos dirá que tenemos que ser realistas, que tenemos que abrirnos al mundo y todos los lugares comunes con que el actual y miserable go-bierno reaccionario y entreguista lleno de gerentes de empresa nos quiere vender el buzón de: ¡bajémonos los pantalones que luego viene el derrame! El mismo verso que vendió Menem en los años 90 y que terminó en el incendio del país en 2001. Por otro lado, el gobierno norteamericano no se privó en estos años de seguir presio-nando con métodos nada suaves a nuestro país cuando necesito hacerlo. Baste con re-cordar la aprobación de la ley anti terrorista por el Congreso argentino en 2011. Una de esas condiciones que la gran democracia del norte les pone a los países “sudacas” y afines para no incluirlos en el “eje del mal”, o alguna de esas tantas construcciones dis-cursivas estrambóticas que son un eximio ejercicio de macartismo inquisitorial apli-cado a las relaciones internacionales.

Es realmente cínica, y nada inocente, la afirmación de Mr. Obama en el reporta-je que le hizo la CNN en el sentido que la ex presidente Cristina Fernández sostuvo “políticas anti- norteamericanas” produc-to de una “mentalidad setentista”. Permí-tanme que esboce una sonrisa levemente

irónica. Considero que el gobierno kirch-nerista estuvo muy lejos de tener una po-lítica “anti-norteamericana” o de carácter anti-imperialista consecuente. No solo que la ex presidenta, luego de llenarse la boca hablando de soberanía, hizo apro-bar la “ley anti- terrorista” y presionó a los diputados díscolos de su bloque para que acataran sin chistar. También fruto de presiones yanquis fue el veto a la Ley de Glaciares ejercido por la presidenta sobre un proyecto aprobado por los legisladores de su propio bloque. Desde el año 2003, los gobiernos kirchneristas llevaron ade-lante una política petrolera completamen-te funcional a las inversiones de las gran-des multinacionales del sector. Lo mismo hacia hacia los intereses de la minería extractivista. Ni que hablar de los acuer-dos leoninos con multinacionales ganste-riles como Chevron y Monsanto. Algunos me objetaran que se re-estatizo YPF. Si, cuando ya los españoles de REPSOL la habían fundido y haciéndose cargo de toda la deuda acumulada durante la ges-tión privada. No esta demás recordar que el gobierno del ex presidente Kirchner acordó la jurisdicción judicial extranjera para los pleitos con los deudores que ge-neró toda esta situación de la deuda con los “fondos buitres”. La propia ex presi-denta se jactó en varias oportunidades de que su gobierno era “un buen pagador”. Todo esto amén que en ningún momento

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se promovió una política de inversiones que diversificara la estructura producti-va del país. Todo se apostó al precio de la soja, a la renta petrolera y minera y, un poco, al sector metal mecánico como actividad complementaria. El gobierno kirchnerista continuó la política de los gobiernos precedentes de mantener tro-pas argentinas en las fuerzas de la ONU en Haití. Tropas que distintos organismos de derechos humanos han denunciado por ayudar a reprimir movimientos de protes-ta y cometer otras arbitrariedades. El an-ti-imperialismo rabioso de los gobiernos kirchneristas solo puede ser sostenido por gente con tendencia a “comprar peleas para los giles” (¡Como diría mi tía Helena que no había leído ni el Patoruzito pero que la chamullaba lunga!). Lo que el se-ñor Obama, en el mejor de los casos, pue-de llegar a reprochar a la ex presidente es no haber sido todo lo pro-norteamericana que le hubiera gustado a los señores de Washington. Coherente con lo anterior, Mr. Obama elogió al actual presidente Macri que, sin duda, refleja de manera más acabada el modelo del perfecto “ma-yordomo de los intereses imperiales” (¡Y que los mediocres de siempre me acusen de utilizar un lenguaje arcaico si quie-ren!). El mensaje es clarísimo. Los ar-gentinos se “portaron bien” eligiendo un gobierno “más sensato y maduro”. ¡Sigan portándose así! ¡Aguanten el ajuste, los recortes y toda la malaria que a la larga la bonanza capitalista se derramara sobre ustedes! ¡Todos, en el mejor estilo de una comedia de enredos yanqui con Happy End! De mientras, el presidente nortea-mericano anuncio que va a ordenar la li-beración de los archivos que existen en su país y que contienen información so-bre la represión durante la dictadura. No debiera dejar de aprovecharse esa infor-mación. Pero cuanto mejor hubiera sido que lo hubieran librado hace décadas para haber tenido más elementos para juzgar a los genocidas. La pretensión de Obama de visitar la ESMA, nunca se resaltará bastante, es un re-edición de la vieja y re-

petida historia del homenaje hipócrita de los victimarios a sus víctimas.

De mientras, la Argentina de los ge-rentes de empresa en el poder; de adali-des de la “mano dura”; de francotirado-res “republicanos impolutos”; de “pro-gresistas” que piden “sensatez”; de mo-nigotes mediáticos que llaman a volver a la “normalidad”; de letrados sesudos que piden libertad a los genocidas; de la eterna clase media de mierda que aplau-de los despidos de “ñoquis” y el “fin de los planes”; de los intelectuales “posmo” que cambiaron a Hegel por Osho; y de las divas mediáticas onda “billetera mata galán”; se preparan para darle la bien-venida a Mr. Obama con alfombra roja, Casi como si fuera un remedo de aque-lla mítica película española de Javier Berlanga (un genial e ingenioso firulete contra la censura franquista!) titulada ¡Bienvenido Mr. Marshall!

Pero existe otra Argentina. La que so-brevivió a todo. La que todavía se defien-de y debe ser capaz de ir por más. El día 24 de marzo llenemos las calles para rea-firmar nuestro compromiso con la memo-ria, la verdad y la justicia, y por el juicio y castigo a todos los culpables. Nuestro homenaje a todos aquellos que lucharon, y hasta dieron su vida por la construcción de una sociedad igualitaria, sin explota-ción ni opresión de ningún tipo. También nuestro repudio a los elementos locales que detrás de la consigna de “mirar para adelante” quieren consagrar la impunidad y el olvido amén de la miseria y la pre-carización de los derechos de las masas. Repudiemos con el mismo énfasis la im-posición imperial representada por el re-presentante mayor del imperialismo que hoy muestra el guante de seda pero que cuando sea necesario no va a vacilar en volver a desnudar el puño de hierro.

¡NO OLVIDANOS, ¡NO PERDO-NAMOS, NO NOS RECONCILIA-MOS…NI CON LOS VERDUGOS DE ADENTRO NI CON LOS DE

AFUERA!

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Camilo Torres en la Universidad Nacional de

San Marcos, Lima, PerúAntonio Rengifo Balarezo1

C amilo Torres Restrepo, el ahora legendario sacerdote y guerri-llero colombiano estuvo en la

Casona de San Marcos, en la universi-dad del mismo nombre, en Lima. Col-mó el histórico auditorio llamado Salón general. Y fue ovacionado al concluir su conferencia, como un torero luego de una artística faena.

Este suceso ocurrió el dos de julio de 1965, cuando Camilo tenía 36 años de edad y a siete meses de su muerte en combate el 15 de febrero de 1966, hace medio siglo. Pero, ¿cómo así llegó Ca-milo a San Marcos?

Yo acababa de regresar de Puno en donde me había desempeñado como supervisor regional del programa uni-versitario de Cooperación Popular. Programa impulsado por el presidente Belaúnde y basado en el desarrollo co-munal. En Lima se realizaba el II Con-greso bolivariano de desarrollo de la co-munidad. Me incorporé a dicho evento y me di cuenta que por Colombia parti-cipaba Camilo Torres.

Sabía que era un dirigente carismá-tico y que tenía autoridad como para lograr un consenso entre las agrupacio-nes políticas dispuestas a acabar con el origen de la pobreza de manera revolu-cionaria y no únicamente a realizar me-

1 [email protected], Unidad Vecinal N°3, febrero 15 del 2016.

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joras sectorialmente. Pero, quería saber más sobre él. La oportunidad se pre-sentó cuando caminando por uno de los portales de la plaza San Martín, vi en el bar Versalles, frecuentado por artistas e intelectuales, a Aníbal Quijano que re-cientemente había estado en Colombia.

Quijano fue mi profesor del curso de Estratificación social cuando estudiaba en la escuela de sociología de la uni-versidad de San Marcos. Le pedí refe-rencias de Camilo Torres. Me dijo que, efectivamente, Camilo era un dirigente que empezaba a influir en la política; pero, me advirtió: Antonio, no debes ol-vidar que un cura, siempre es un cura.

A Aníbal Quijano le pedí referencias sobre Camilo por varias razones; pero, sobre todo, porque en América se vivía una efervescencia guerrillera estudian-til; era el efecto de la onda expansiva de la Revolución cubana. Y, en nuestro país, el Movimiento de Izquierda Revo-lucionaria (MIR) había iniciado las ac-ciones guerrilleras el 9 de junio. Invitar a un sacerdote a dar una conferencia en San Marcos era insólito.

Tenía la idea de invitarlo a San Mar-cos desde que me informé que a Camilo lo tenía al alcance de mi mano. Cuando finalizó el referido congreso, observé

que Camilo estaba en actitud de espe-ra en la salida del edificio del Ministe-rio de Trabajo. Vencí mi timidez y lo abordé. Me dijo que estaba esperando a Gustavo Gutiérrez para almorzar jun-tos. Aproveché la espera para invitarlo a dar una conferencia en San Marcos, aceptó inmediatamente. Con el pre-juicio que tenemos a los sacerdotes, -como el caso del profesor Quijano-, y sabiendo que Camilo había estudiado sociología en la universidad católica de Lovaina (Bélgica), le propuse un tema académico: el rol del sociólogo en el cam-bio social. Luego, con todo desparpajo me replicó: ponle a la conferencia el títu-lo que tú quieras. Entonces, lo cambié: “Papel de los estudiantes en las luchas de liberación nacional”. Acordamos que le daría el encuentro en el Salón Dora-do del palacio de gobierno; puesto que el presidente Belaúnde clausuraría el congreso de desarrollo de la comunidad con una ceremonia protocolar. En eso llegó Gustavo Gutiérrez, sacerdote y re-nombrado intelectual, futuro autor de la Teología de la Liberación; aporte perua-no al pensamiento universal.

Ambos se percataron del desfile de las limosines alrededor del palacete de la Nunciatura apostólica en donde fla-

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meaba la bandera del Vaticano. Era el día de San Pedro y San Pablo, día del Papa, 29 de junio. Dijeron: esa no es la iglesia de Cristo. Me invitaron a almor-zar y partimos.

Bajamos en la esquina de los jirones Camaná con Moquegua, en la parroquia en donde vive Gustavo Gutiérrez. Nos dirigimos al costado de la iglesia en el Jr. Moquegua a un restaurante. Yo me excusé y los dejé conversando.

Ahora, ¿cómo organizar la confe-rencia en tan corto tiempo? ¿Quién la auspiciaría? Aunque había egresado de San Marcos, mantenía vínculos con los estudiantes de la Escuela de Sociología y con los del Frente de Estudiantes Re-volucionario (FER) de la Facultad de Le-tras. Me acordé de dos amigos y brillan-tes alumnos de sociología: Luis Rocca, presidente del Centro de estudiantes de sociología y Narda Henríquez, secreta-ria de cultura. Ellos se movilizaron y el Centro de Estudiantes de Sociología auspició la conferencia de Camilo.

Un simple pizarrón en el portón de la casona, frente al Parque Universita-rio, anunciando la conferencia, fue sufi-ciente para colmar las instalaciones del Salón General. Había una gran expecta-tiva. Para muchos era un desconocido, un misterio. No les cabía en su pensa-miento que un sacerdote fuese un revo-

lucionario; tal como lo han sido algunos sacerdotes en la Historia…

Fui al encuentro de Camilo al salón dorado del Palacio de Gobierno. Esta-ban en plena ceremonia. Apenas me vio, me dijo: menos mal que has venido temprano para sacarme de este lugar que no es de mi agrado. Fuimos a pie hasta la Casona de San Marcos.

En el trayecto fui observando a Ca-milo. Vestía terno negro. Lo recuerdo de pelo negro ondulado, tendría 1.80 m. de estatura; la cabeza y los hombros equilibrados con las caderas; la cabeza erguida y la barbilla recogida; pero con cierta prominencia. El abdomen plano, y las curvas de la columna normales. La línea de gravedad de su cuerpo corres-ponde a la de su origen de clase.

Al entrar Camilo hubo un silencio expectante que presagiaba un enfrenta-miento. Habían concurrido estudiantes del FER, con el prejuicio consabido hacia los sacerdotes, un buen número de muje-res y tres sacerdotes norteamericanos de la orden Maryknoll, no sé cómo habían sido informados. Narda, con el aplomo que la caracteriza, presentó a Camilo.

Camilo reunía todas las condiciones de un orador. Llegaba a la razón y al co-razón de sus oyentes. Explicó el origen de la pobreza apelando a los estudios de Carlos Marx y expuso los caminos para

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lograr la justicia social. Dijo que lo primero que tenían que hacer los estu-diantes era conocer, comprender y con-vivir con el pueblo y después politizar. Además, sentenció que la revolución no era patrimonio de los estudiantes; que su papel era de colaboradores; porque quien realiza la revolución, en los he-chos, es el pueblo. Los que vinieron a enfrentarlo, terminaron ovacionándolo. Al día siguiente partió hacia Bogotá. Luego iría a Santander a incorporarse al Ejército de Liberación Nacional.

A los pocos meses enciendo la radio y me doy de bruces con la noticia: Ca-milo Torres ha muerto en combate. Aca-baba de casarme y estaba próximo a ser padre estaba muy sensible, mis ojos se enrojecieron. Ahora, luego de cincuen-ta años, la guerrilla continúa comba-tiendo…

[email protected], Unidad Vecinal N°3,

febrero 15 del 2016.

Añadimos aquí una liga para escuchar la canción “Cruz de luz”

dedicada a Camilo Torres, cuyo autor es Daniel Viglietti, cantada

por Víctor Jara: https://www.youtube.com/watch?v=_rll-

f7Df10o

y un texto de Camilo Torres:(La compilación de mensajes de

Camilo Torres –a los desempleados, estudiantes, mujeres, presos políti-cos, cristianos, sindicalistas, oligar-quía, militares, comunistas, colom-bianos– está disponible en PDF en: https://www.eln-voces.com/descargas/li-

bros/eln/022-MENSAJES-CAMILO.pdf)

Mensaje a los CristianosFrente Unido, Num. 1, 26 de agosto

de 1965Camilo Torres

Las convulsiones producidas por los acontecimientos políticos, religio-

sos y sociales de los últimos tiempos, posiblemente han llevado a los cristia-nos de Colombia a mucha confusión. Es necesario que en este momento decisi-vo para nuestra historia, los cristianos estemos firmes alrededor de las bases esenciales de nuestra religión.

Lo principal en el Catolicismo es el amor al prójimo. “El que ama a su prójimo cumple con su ley.” (S. Pablo, Rom. XIII, 8). Este amor, para que sea verdadero, tiene que buscar eficacia. Si la beneficencia, la limosna, las pocas escuelas gratuitas, los pocos planes de vivienda, lo que se ha llamado “la cari-dad”, no alcanza a dar de comer a la ma-yoría de los hambrientos, ni a vestir a la mayoría de los desnudos, ni a enseñar a la mayoría de los que no saben, tenemos que buscar medios eficaces para el bien-estar de las mayorías.

Esos medios no los van a buscar las minorías privilegiadas que tienen el po-der, porque generalmente esos medios eficaces obligan a las minorías a sacrificar sus privilegios. Por ejemplo, para lograr que haya más trabajo en Colombia, sería mejor que no se sacaran los capitales en forma de dólares y que más bien se in-virtieran en el país en fuentes de trabajo. Pero como el peso colombiano se desvalo-riza todos los días, los que tienen el dine-ro y tienen el poder nunca van a prohibir

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la exportación del dinero, porque expor-tándolo se libran de la devaluación.

Es necesario entonces quitarles el poder a las minorías privilegiadas para dárselo a las mayorías pobres. Esto, si se hace rápidamente es lo esencial de una revolución. La Revolución puede ser pa-cífica si las minorías no hacen resisten-cia violenta. La Revolución, por lo tanto, es la forma de lograr un gobierno que dé de comer al hambriento, que vista al desnudo, que enseñe al que no sabe, que cumpla con las obras de caridad, de amor al prójimo, no solamente en forma ocasional y transitoria, no solamente para unos pocos, sino para la mayoría de nuestros prójimos. Por eso la Revo-lución no solamente es permitida sino obligatoria para los cristianos que vean en ella la única manera eficaz y amplia de realizar el amor para todos. Es cierto que “no haya autoridad sino de parte de Dios” (S. Pablo, Rom. XIII, 1). Pero Santo Tomás dice que la atribución concreta de la autoridad la hace el pueblo.

Cuando hay una autoridad en contra del pueblo, esa autoridad no es legítima y se llama tiranía. Los cristianos pode-mos y debemos luchar contra la tiranía. El gobierno actual es tiránico porque no lo respalda sino el 20% de los electores y porque sus decisiones sales de las mi-norías privilegiadas.

Los defectos temporales de la Igle-sia no nos deben escandalizar. La Igle-sia es humana. Lo importante es creer también que es divina y que si nosotros los cristianos cumplimos con nuestra obligación de amar al prójimo, estamos fortaleciendo a la Iglesia.

Yo he dejado los privilegios y deberes del clero, pero no he dejado de ser sacer-dote. Creo que me he entregado a la Revo-lución por amor al prójimo. He dejado de decir misa para realizar ese amor al próji-mo, en el terreno temporal, económico y social. Cuando mi prójimo no tenga nada contra mí, cuando haya realizado la Revo-lución, volveré a ofrecer misa si Dios me lo permite. Creo que así sigo el mandato

de Cristo: “Si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (S. Mateo V, 23-24).

Después de la Revolución los cris-tianos tendremos la conciencia de que establecimos un sistema que está orien-tado por el amor al prójimo.

La lucha es larga, comencemos ya...

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Minga Informativa de Movimientos Sociales

Asesinan a Berta Cáceres, dirigente indígena del pueblo Lenca de Honduras

OFRANEH

En horas de la madrugada del día de hoy (3 de marzo de 2016), fue asesinada Berta Cáceres por al menos dos individuos que se introdujeron en su casa de habitación en la Esperanza, Intibuca.

Berta durante décadas demostró un enorme coraje ante las pre-siones territoriales sufridas por el pueblo Lenca, desafiando a los re-gímenes autoritarios que han impuesto un feudalismo especialmen-te en las áreas habitadas por los pueblos indígenas en Honduras.

En los últimos años su lucha contra las represas en el territorio Lenca la conllevó a ganar el Premio Goldman, al mismo tiempo que sus enemigos políticos y empresarios asociados a la empresa DESA iniciaron una campaña de desprestigio y persecución en su contra.

El asesinato ocurre en medio de un país convulsionado por una grave crisis económica y afectado por la violencia estructural im-perante, al mismo tiempo que la administración gubernamental es cuestionada por su corrupción e incompetencia.

La lucha emprendida por Berta, en la defensa de los ríos en el territorio Lenca, es un paradigma para el pueblo hondureño, el que observa cómo la reducida élite de poder del país se viene apo-derando de los bienes comunes, apoyados por la administración gubernamental de Juan Hernández, que se ha dedicado a repartir licencias ambientales sin efectuar consulta alguna con las comuni-dades afectadas.

El dolor por el asesinato de Berta embarga a nuestro pueblo, el que siempre ha contado con el apoyo y acompañamiento de los her-manos y hermanas Lencas del COPINH. Para los hondureños com-prometidos con la defensa de la naturaleza y los derechos humanos, Berta ha sido como un faro, siempre indicándonos el camino en me-dio de la tormenta en que se encuentra sumido nuestro país.

Berta vive y la lucha continúa.

Sambo Creek, tres de marzo de 2016.

Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH

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Tegucigalpa, 21 de marzo de 2016El 21 de marzo culminó su visita a Honduras la Misión Internacional “Justicia para Berta Cáceres”,  que ha desarrollado sus actividades en el país centroamericano entre el 17 y el 21 de marzo, contando con la participa-ción de 14 representantes parlamentarios, expertos/as y activistas  provenientes  de 9 países de América Latina y Europa. Entre los/as integrantes se encontra-ban: una representante de las Madres de la Plaza de Mayo  - Línea Fundadora, diputado/as de los Congre-sos español y mexicano y del Parlamento Europeo,  una ex - Magistrada de la Corte Suprema de El Salva-dor, representantes  de importantes sindicatos como son el estadounidense AFL/CIO-CSA, y la Unión Nacional de Trabajadores de México (UNT-CSA), así como integran-tes  de organizaciones de alcance regional tales como Ju-bileo Sur, Amigos de la  Tierra América Latina y el Caribe (ATALC), y de redes globales como la  Campaña Global para Desmantelar el Poder de las Transnacio-nales y poner fin a la Impunidad, entre otro/as.

La Misión fue desplegada en aras de entrevistarse con instancias y funcionarios/as gubernamentales, judiciales y parlamentarios/as, así como representantes de  los movi-mientos sociales hondureños, representantes de las Nacio-nes  Unidas, y de la Embajada de los Estados Unidos y de la  Representación diplomática de  la Unión Europea en este país. Todo ello con el objetivo de contribuir  al es-clarecimiento del asesinato de la líder indígena lenca Berta  Cáceres a inicios del mes de marzo de este año y de  sostener la urgencia  de la liberación inmediata del integrante de MAPDER y coordinador  de Otros Mundos A.C./Amigos de la Tierra México, Gustavo Castro Soto,  así como la garantía de su integridad perso-nal y de su retorno a  México.

La fatal agresión que acabó con la vida de la ganadora del Premio Goldman 2015 e hirió al reconocido activista mexicano ha sido analizada por la Misión no como un hecho puntual, sino en el marco de la represión continua y sistemática de las y los defensores de los Derechos Hu-manos y del medio ambiente en Honduras. En  este país se proyectan e implementan, de forma violenta en los territorios de comunidades indígenas y campesinas, un

gran  número de megaproyectos de infraestructuras, tal como el Proyecto “Agua  Zarca”, contra el cual luchaban Berta Cáceres y la organización que  coordinaba, el Con-sejo de Organizaciones Populares e Indígenas (COPINH).  Por regla general, estos megaproyectos son llevados a cabo sin respetar  el derecho a la Consulta previa e in-formada de las comunidades. En  particular en el ámbito de los recursos hídricos, tras el Golpe de  Estado de 2009, se aprobó una Ley General de Aguas y de Minería que ha provocado  que se adjudicaran sin las evaluaciones ambientales pertinentes, ni el respeto del Derecho a la consulta previa e informada, un gran número de  con-cesiones y proyectos mineros. Estos megaproyectos se encuentran facilitados y promovidos por los Tratados de Libre Comercio tal como aquel firmado entre Estados Unidos y Centroamérica o los Acuerdos de Asociación y de protección de  las inversiones como aquel firmado con la Unión Europea. Estos tratados aseguran los inte-reses de las empresas  transnacionales, pero no disponen de ninguna norma vinculante que sancione el respeto de los derechos humanos. Ante esta situación, organiza-ciones de  comunidades afectadas como COPINH se encuentran en la línea de mira de  la represión. Al respecto, el Diputado español e integrante de la  Misión, Pedro Arrojo destacó que “hemos  recogido testimonios de un gran número de amenazas que han recibido  tanto Berta Cáceres como su familia y otros integrantes de COPINH desde  2013 hasta el día de hoy”.

Los  resultados preliminares de la Misión han sido pre-sentados el día de hoy en el marco de una rueda de prensa, que ha contado con una importante cobertura mediática y que ha sido retransmitida en directo a nivel  internacional. Entre sus primeras conclusiones, la Misión remarcó la gra-vedad de la falta de garantías en Honduras en términos de los principios democráticos, las libertades fundamentales y los derechos humanos. En ese sentido, recordó que lo/as jueces suelen ser el objeto de actos de intimidación, lo que conlleva una notable falta de independencia en el sistema judicial frente al Gobierno. Asimismo, la Misión constató la flagrante transgresión del Derecho Internacional en la implementación de los megaproyectos y de aquel de “Agua Zarca” en particular, en razón de las acciones y omisiones

COMUNICADO DE PRENSA

Misión Internacional “Justicia para Berta Cáceres” arroja preocupantes

conclusiones preliminares

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de la empresa DESA y del propio Gobierno hondureño. Se vinculó este hecho con los estrechos vínculos entre el Go-bierno y diversos poderes económicos tales como las gran-des empresas e instituciones financieras internacionales que participan en los proyectos. La Misión afirmó no haber encontrado ninguna voluntad política del Gobierno hondu-reño de cara a la lucha contra la impunidad en la violación de los Derechos Humanos, y que el propio sistema de pro-tección no funciona. Su fracaso explica en parte que Berta Cáceres, que gozaba de medidas cautelares dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fuera ase-sinada. A la vez, la Misión observó que no existen razones legales que justifiquen continuar restringiendo la li-bertad de Gustavo Castro Soto, prohibiendo su regreso a México. Peor aún, de acuerdo con sus integrantes, como testigo directo del asesinato de Berta Cáceres Flores, su vida corre peligro al permanecer en Honduras.

La Misión enunció recomendaciones preliminares para el Estado de Honduras de forma general y específica en lo que atañe a los casos de Berta Cáceres y de Gustavo Cas-tro. Asimismo, emitió recomendaciones preliminares para los Gobiernos de los Estados Unidos y de la Unión Eu-ropea. En ese sentido, la Misión Internacional afirmó que Consejo Europeo debería suspender el Acuerdo de  Asociación con Honduras mientras se incumpla la obligación de “alcanzar  el pleno cumplimiento de todos los derechos humanos y libertades  fundamentales”. Asi-mismo, la Misión solicitó al Gobierno  de EEUU que aclare las condiciones y términos de su  participa-ción en la investigación del asesinato de Berta Cá-ceres. Además, ante las irregularidades surgidas en la investigación del asesinato de  Berta Cáceres y de otros miembros del COPINH, la Misión apuntó que se debería evaluar la  financiación proveniente del Estado español y de la Unión Europea al Programa EuroJusticia.

Durante la Rueda de Prensa, se destacó que el Gobier-no de  Honduras se había caracterizado por la falta de transparencia y de  claridad sobre el caso de Berta Cáceres. De hecho, la Misión  Internacional, recogiendo la petición del COPINH, y respondiendo a la  amplia desconfianza social que genera la impunidad de los múltiples  asesina-tos ocurridos hasta la fecha,manifestó  su respaldo a la demanda de una investigación independiente, con la  participación de  organismos internacionales de Derechos Humanos, como  la Comisión  Interameri-cana de Derechos Humanos.

Durante la rueda de prensa, Gustavo Lozano, Acadé-mico y Abogado de la coalición de  movimientos sociales  por el agua y por la tierra (MAPDER y REMA),  recordó que “Gustavo Castro es una figura tan relevante como Ber-

ta Cáceres. La Misión Internacional denuncia su retención ilegal en Honduras”.  A su vez, Tom Kucharz, integrante de la Campaña Global  para Desmantelar  el Poder de las  Transnacionales y  poner fin a la Impunidad comentó que “próximamente  se preparará un informe final y habrá un trabajo intenso con las  instituciones parlamentarias a nivel regional e internacional sobre este  caso. El compromiso ético y moral que se lleva la Misión Internacional  es de poner todo su empeño para conseguir Justicia para Berta Cáceres”.

Contacto con la Misión:[email protected] 

La delegación fue conformada por:• Miguel Urbán Crespo - Europa, Eurodiputado PO-

DEMOS - Grupo de Izquierda Unitaria Europea, Iz-quierda Verde Nórdica GUE/NGL

• Nora Cortiñas - Argentina, Madre de Plaza de Ma-yo-Línea Fundadora

• Candelaria Ochoa – Diputada del Congreso mexicano• Pedro Arrojo – España, Diputado de PODEMOS en

el Congreso de los Diputados de España• José Olvera - México, UNT-CSA México, Unión Na-

cional de Trabajadores / Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas

• Beverly Keene   - Argentina, Coordinadora Diálogo 2000-Jubileo Sur Argentina,  integrante de la Campaña Global para Desmantelar el Poder de las  Transnacionales y  poner fin a la Impunidad.

• Mirna Perla Jiménez  - El Salvador, Ex Magistrada Corte Suprema de Justicia de El Salvador

• Brian Finnegan - Estados Unidos, AFL/CIO – CSA. Federación estadounidense del trabajo y congreso de organizaciones industriales

• Zulma Larin  - El Salvador, Coordinadora Red de Ambientalistas Comunitarios y Coordinación de la Alianza por la Gobernabilidad y la Justicia

• Natalia Atz Sunuc  - Guatemala, Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe (ATALC),  integrante de la Campaña Global para Desmantelar el Poder de las  Transnacionales y poner fin a la Impunidad.

• Gustavo Lozano  - México, Académico y Abogado de la coalición de movimientos sociales  por el agua y por la tierra (MAPDER y REMA) en articulación con el  movimiento centroamericano.

• Tom Kucharz  - España, Asesor político de la delegación de PODEMOS en el Parlamento  Europeo, integrante de la Campaña Global para Desmantelar el Poder de  las Transnacionales y poner fin a la Impunidad.

• Miguel Ángel de los Santos - México, Abogado de la Red Iberoamericana de Jueces.

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Condenamos el asesinato de Berta CáceresQuienes firmamos la presente, organizaciones

y personas comprometidas con los derechos hu-manos en el estado de Oaxaca, México, juntamos nuestras voces paracondenar el asesinato de la activista hondureña Berta Cáceres, indígena ecologista fundadora del Consejo Cívico de Orga-nizaciones Populares e Indígenas de Honduras, a quien reconocemos como hermana nuestra en la defensa de los derechos humanos relacionados con la tierra, el territorio y sus recursos.

Berta Cáceres, guardiana de los ríos, asesinada este jueves en la madrugada en su propia casa en La Esperanza, era líder de la comunidad indígena lenca y una prominente defensora de los derechos humanos. En abril de 2015 se le reconoció con el Premio Medioambiental Goldman, el máximo re-conocimiento mundial para activistas de medio ambiente, por su lucha contra la construcción de la represa de Agua Zarca, que la llevó a enfrentarse con el gobierno de su propio país; con el construc-tor más grande de represas del mundo, la compa-ñía china Sinohydro, y con la Corporación Financie-ra Internacional, institución del Banco Mundial.

El asesinato de Berta Cáceres no es sólo un agravio a los pueblos indígenas de Honduras, sino también un atentado contra los movimien-tos sociales de resistencia al neoliberalismo en Mesoamérica entera.

Aunque  el gobierno criminal de Hondu-ras  intente deslindarse del asesinato, aduciendo motivos como delincuencia común u otros, es evidente su responsabilidad, sea por acción o, mínimo, por omisión, al incumplir su obligación de proteger el trabajo de defensa de los derechos humanos.

Llamamos a nuestras y nuestros pares alrede-dor del mundo para que nuestra indignación se convierta en acción, y nos concentremos en emba-jadas y consulados de Honduras para exigir el cese de la represión de los gobiernos, de las empresas trasnacionales y de los organismos multilaterales, que han echado a andar su maquinaria asesina en nuestros países mesoamericanos para imponer a sangre y fuego su modelo neoliberal, intentando desmantelar los procesos organizativos que resis-timos de manera pacífica en defensa de la tierra y los bienes naturales, contra su privatización y para el disfrute común de la humanidad.

Exigimos a la Organización de Estados America-nos y a la Organización de las Naciones Unidas que aborden de inmediato el presente caso, a través de la Comisión Interamericana de Derechos Huma-nos, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, así como sus relato-rías y grupos de trabajo relacionadas con pueblos originarios, defensores de derechos humanos y ejecuciones extrajudiciales.

Exigimos igualmente su intervención inmediata para salvaguardar la seguridad y la integridad de las y los demás participantes en el Consejo Cívi-co de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, así como de Gustavo Castro Soto, mexi-cano integrante de la Organización Otros Mundos Chiapas/Amigos de La Tierra México, la Red Mexica-na de Afectados por la Minería (REMA), el Movimien-to Mexicano de Afectados por Presas (MAPDER) y el Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Ex-tractivo Minero (M4), sobreviviente del ataque en el que fue asesinada Berta Cáceres, y de los y las de-fensoras de derechos humanos en Honduras.

• Red de Defensoras y Defensores Comunita-rios de los Pueblos de Oaxaca – REDECOM

• Colectivo Oaxaqueño en Defensa de los Territorios

¡JUSTICIA PARA BERTA CÁCERES!¡JUSTICIA PARA EL PUEBLO HONDUREÑO!

¡JUSTICIA PARA LOS PUEBLOS DE MESOAMÉRICA!¡EL AGUA NO SE VENDE!

¡POR UN MUNDO DONDE QUEPAN MUCHOS MUNDOS!Oaxaca de Juárez, 4 de marzo de 2016

 Firman:

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• Servicios para una Educación Alternativa A.C. - EDUCA

• Consorcio para el Diálogo Parlamentario Oaxaca A.C.

• Comuna Oaxaca• Servicios Universitarios y Redes de Conoci-

mientos en Oaxaca A.C. - SURCO• Red por los derechos sexuales y reproducti-

vos, DDESER Oaxaca• SERvicios del Pueblo Mixe A.C.• Centro de Apoyo al Movimiento Popular

Oaxaqueño A.C.• Enlace, Comunicación y Capacitación A.C.• Luna del Sur A.C.• Asesoría Integral y litigios Estratégicos a

pueblos originarios - ASER-LITIGIO A C.• Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto

A. C - Flor y Canto• Tianguis Indígena Multicultural, A.C.• Espacio de Encuentro de las Culturas Origi-

narias, A.C.• Colectivo Tutuma• Iniciativas para el Desarrollo de la Mujer

Oaxaqueña -IDEMO• Grupo Mesófilo• Preparatoria comunitaria José Martí de San

Francisco Ixhuatán• MIE NILLU MAZATECO A.C.• Diversidades y no Discriminación A.C.• Ojo de Agua Comunicación A.C.• Mujer Nueva• Universidad de la Tierra en Oaxaca• Centro Intercultural de Encuentros y Diálo-

gos• Red Intercultural de Acción Autónoma• Organizaciones Indias por los Derechos

Humanos en Oaxaca - OIDHO• Comité de Defensa Integral de Derechos

Humanos Gobixha A.C. -Código-DH• Centro de Derechos Humanos Tepeyac del

Istmo de Tehuantepec, A.C.• Centro de Derechos Humanos y Asesoria a

Pueblos Indigenas A.C. - CEDHAPI• Centro Autónomo para la Creación Intercul-

tural de Tecnologías Apropriadas - CACITA• Asamblea Mixe para el Desarrollo Sosteni-

ble A.C.• Centro de Apoyo para la Educacion y Crea-

tividad Calpulli A. C.

• Coordinadora de Pueblos con el Cuidado y la Defensa del Agua - COPUDA

• Consejo de Organizaciones Oaxaqueñas Autónomas, COOA

• Voces Oaxaqueñas Construyendo Autono-mía y Libertad – VOCAL

• Coordinadora de los Pueblos Unidos del Valle de Ocotlán - COPUVO

• Consejo de Pueblos Unidos en Defensa del Río Verde – COPUDEVER

• Frente de Izquierda Revolucionaria – FIR• Comité por los derechos humanos en Amé-

rica latina – CDHAL• Consejo Indígena Popular de Oaxaca “Ricar-

do Flores Magón” – CIPO-RFM• Jóvenes por el Socialismo• Frente de Pueblos Indígenas y Migrantes –

FDPIM• Unión de pueblos Originarios – UPO• Unión de Comunidades Indígenas de la

Zona Norte del Istmo - UCIZONI• Frente de Autoridades Municipales y Agra-

rias – FAMA• Mungierndyck Defensores del Mar A.C.• Red Nacional Católica de Jóvenes por el

Derecho de Decidir - RNCJDD OAXACA• Católicas para el Derecho a Decidir A.C.• Comunidades Campesinas y Urbanas Soli-

darias con Alternativas, A.C. - COMCAUSA• Unión de Organizaciones de la Sierra

Juárez, Oaxaca, Sociedad Civil (UNOSJO S.C.)

• Colectivo Nashwin, Biología y Cultura A.C.• Ngul Kuidi: abriendo senderos de Autono-

mía• Colectivo Bolivariano• Red de Mujeres Activistas y Defensoras de

Derechos Humanos de Oaxaca• Bibaani A.C. (Ixtepec)• Comite Ixtepecano en Defensa de la Vida y

el Territorio• Unitierra Istmo• Comité para la Defensa de la Integridad

Territorial y Cultural de Magdalena Teitipac• Comunidad de Magdalena Teitipac, Tlaco-

lula• Comisariado de Bienes Comunales de Capu-

lalpam de Mendez• Gustavo Esteva

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Hoy, en Brasil, se ha avanzado un paso más en el proceso de desestabilización ins-titucional que pretende perpetrar un sec-tor del Poder Judicial, la Policía Federal, los monopolios de prensa y las fuerzas políti-cas que han sido derrotadas en las últimas elecciones nacionales. Una desestabiliza-ción del orden democrático que tiene un objetivo principal: impedir que las fuer-zas progresistas sigan gobernando el país y, especialmente, acabar definiti-vamente con el Partido de los Trabaja-dores y con su figura más emblemática, el ex presidente Lula.

 Esto es lo que está en juego y es esto lo

que explica una multiplicidad de acciones judiciales, denuncias de la prensa nunca demostradas, insultos, amenazas, ataques públicos y una persistente ofensiva parla-mentaria por parte de las fuerzas más con-servadoras y reaccionarias del país.

 Se trata de criminalizar y de responsabi-

lizar al PT y a su presidente honorario de actos de corrupción, usando hechos que la justicia aún investiga como si fueran parte de un plan organizado desde el propio cen-tro neurálgico del poder; esto es, los man-datos presidenciales de Lula y Dilma Rous-seff. Encontrar una conexión entre ambos mandatarios y los hechos de corrupción analizados por la Justicia es la gran obse-sión y, quizás, la única carta que hoy tiene la derecha brasileña para volver al poder, destruyendo los avances democráticos de la última década.

 Lo que está en juego es el futuro de

Brasil como nación democrática. Obviamente, la oposición tiene todo el

derecho de aspirar al poder. Pero después de 30 años de democracia, ya debería haber aprendido que la única forma de hacerlo es por el voto popular. Pero no lo apren-dió. Después de su última derrota electoral pretende volver al poder por la vía de un golpe judicial o de un  impeachment, cuya fundamentación jurídica y política no es otra que la necesidad de despojar al pueblo de su mandato soberano.

 Nada se ha demostrado sobre la vin-

culación del ex presidente Lula o de la presidenta Dilma Rousseff con cual-quier hecho ilícito.Pero decenas de ca-lumnias se han formulado contra ellos.

 Como quiera que sea, los poderes golpis-

tas saben como actuar. Y actúan. Si no pue-den encontrarse pruebas que confirmen las denuncias, pueden crearse hechos que, ante una opinión pública pasmada y desconcer-tada, hagan parecer culpables a quienes no lo son. El Estado de Derecho se desmonta cuando uno de los principios que lo susten-tan se desintegra ante maniobras autorita-rias del Poder Judicial y el sistemático abuso de poder de una Policía que ha demostrado ser más eficiente matando jóvenes pobres inocentes que controlando las principales redes del delito que operan en el país.

 Hoy por la mañana, un amplio operati-vo policial irrumpió en la residencia del ex Presidente Lula y lo detuvo con un manda-to de “condução coercitiva”.

CONSEJO LATINOAMERICANO DE CIENCIAS SOCIALES – CLACSOSecretaría Ejecutiva

04 de marzo de 2016

http://www.clacso.org.ar/difusion/mensaje_2016_2.php

Estimados/as colegas, amigos y amigas,

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 Un mandato de conducción coerciti-va  es un medio que dispone la autoridad pública para hacer que se presente ante la Justicia alguien que no ha atendido la debida intimación y cuya declaración testimonial es de fundamental importancia para una causa penal. El riesgo de fuga o la peligrosidad del sujeto, así como su desatención a las intimaciones judiciales, obligan al uso de este mecanismo coercitivo.

 ¿Sería razonable aplicarlo a un ex

presidente de la república que siempre se ha presentado a declarar cuando le fue solicitado?

 Sí, si lo que se quiere es humillarlo, des-

tituirlo de autoridad, postrarlo, desmora-lizarlo ante la opinión pública brasileña y el mundo. Hoy, los diarios y noticiarios de todo el planeta mostrarán un Lula llevado por la Policía Federal en medio de un fuer-te esquema de seguridad. Lo harán, como si fuera un delincuente. No fue preso ni es culpable de nada en términos jurídicos, es verdad. Pero eso, ¿a quién le importa? Pa-rece “preso” y “culpable”. Con eso basta, al menos, por ahora.

 No debe sorprender que el hecho ocu-

rra menos de una semana después que, en el festejo de los 36 años del Partido de los Trabajadores, el ex presidente Lula mani-festó que si fuera necesario e imprescin-dible, será él quién asuma el desafío de presentarse como candidato de las fuerzas progresistas a la futura elección presiden-cial. Allí, miles de militantes le brindaron su apoyo y solidaridad ante los ataques re-cibidos.

 La respuesta de la justicia golpista no

demoró en llegar. Hace 25 años elegí Brasil como el país

en que quería vivir y criar a mis hijos. Aquí

pasé casi la mitad de mi vida. Como inte-lectual, como militante y como brasileño por elección, me siento profundamente avergonzado e indignado.  Aquí no está en juego ninguna causa por la justicia, la transparencia ni el necesario com-bate a la corrupción. Aquí está en jue-go un proyecto de país y, no tengo dudas también, un proyecto de región. El golpe judicial, policial y mediático que se lleva a cabo en Brasil no es ajeno a la situación que vive el continente y a los vientos que corren a favor de las fuerzas conservadoras y neoliberales en toda América Latina.

 Intentan cambiar la historia, torciéndola

a favor de sus intereses antidemocráticos. No lo lograrán.

 Expreso aquí mi plena y fraterna solida-

ridad con el ex presidente Lula y su familia. Lo hago convencido de mi deber como

responsable de una de las mayores redes académicas del mundo. No escribo estas lí-neas en representación de las instituciones que componen el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) ni, mucho menos, en nombre de las personas que allí se desempeñan. Sin embargo, estoy seguro que serán muchos los que sumarán su grito de indignación ante una ofensiva que no conseguirá disminuir nuestra energía mi-litante ni nuestro compromiso inquebran-table con las luchas por la transformación democrática de América Latina.

Pablo Gentili

CLACSO / Secretario Ejecutivo(+5411) 4304-9145 / 4304-9505Twitter: @_CLACSOTwitter: @pablogentiliwww.clacso.org

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breve resumen biográfico no mayor a siete líneas, incluyendo aparte filiación institucio-nal, correo electrónico y una fotografía suya reciente. La elaboración de un útil índice de autores se verá beneficiada por estos refe-rentes que nos sean brindados.

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