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rreo del Rompiendo Fronteras Alba co nro 2015 “Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen”. José Mar diciembre El Chavismo y una encrucijada histórica Por Fernando Vicente Prieto. Los riesgos del nuevo Tratado Trans-Pacífico. Por Alio Borón Populismo y Neoliberalismo Por Fernando Buen Abad

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Rompiendo FronterasAlba

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2015

“Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan,

los que odian y deshacen”.

José Martí

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El Chavismo y una encrucijada históricaPor Fernando Vicente Prieto.

Los riesgos del nuevo Tratado Trans-Pacífico.Por Atilio Borón

Populismo y NeoliberalismoPor Fernando Buen Abad

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No al Alca, una cumbre vigente. Por Jorge Taiana

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Quiénes enfrentan el desastre climático? Por Ruperto Concha Cosani

Populismo y Neoliberalismo. Por Fernando Buen Abad.

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Directora: Cris González Hernández.

Coordinación General: Patricia Guilar te.

Jefa Editorial: Natalia Coronel.

Consejo Editorial: Luisa López, Raúl García Linera, Ricardo Bajo, Javier Larraín.

Colaboradores:Atilio Borón, Ramiro Lizondo Díaz, Isabel Rauber , Luis Britto García, Alfredo Serrano, Freddy Fernández, Ernesto Mattos, Juan Manuel Karg, Carmen Bohórquez, Francois Houtard, Hugo Moldiz.

Diseño, Arte y Diagramación© Margot Chuquimia © Alfarender

Fotografías: AVN/ABI/ Producciones Correo del ALBA

Imagen de portada: Mural “México por la Democracia y la Independencia” de David Alfaro Siqueiros, Palacio de Bellas Artes, 1944.

Esta es una publicación deCorreo del AlbaLa Paz - Bolivia

[email protected]

Página Webwww.correodelalba.com

El Chavismo y una encrucijada histórica. Por Fernando Vicente Prieto

Macricidio argentino. Por Francisco Yofre.

Los riesgos del nuevo Tratado Trans-Pacífico. Por Atilio Borón

201552nro

diciembre

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“Aquí no se rinde nadie, aquí no se cansa nadie…rendirse es traición, cansarse es falta de conciencia, el que se cansa de una lucha es que no tiene conciencia

por más dificultades que haya en el camino”.

Hugo Chávez Frias 3

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serie de protestas y disturbios durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez en la ciudad de Guarenas, cerca de Caracas. Las medidas económicas y sociales impuestas por el gobierno y la creciente tasa de pobreza, originaron el descontento y la posterior masacre por parte del mismo de Gobierno.

En 1992 el pueblo se alzó contra el liberalismo y el capitalismo con una rebelión cívico-militar encabezada por el entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías quien se animó a enfrentar al sistema político destructor del presidente de derecha, Pérez.

Fue Chávez quien asumió la responsabilidad del levantamiento, junto a un grupo de militares, y una vez aceptada su derrota temporal, se dirigió al país para manifestar que “Por ahora” los objetivos de liberar al pueblo no habían sido alcanzados.

Lejos de ser una frase de rendición, ese célebre “Por ahora” se convir tió no solo en la esperanza de un pueblo, sino también para la región. Algo nuevo había surgido.

De esta manera, los alzamientos populares contra el neoliberalismo soberano que gobernaban para unos pocos se fue trasladando al resto del continente. En Bolivia la guerra del agua y del gas causaban estragos en la población; en Brasil los campesinos sin tierra comenzaban a organizarse para recuperar territorio en manos de latifundistas, mientras que en la Argentina el país estallaba por una crisis económica con un presidente que escapó dejando al pueblo en estado de orfandad. En rigor, la derecha, que pretendía reinar por mucho tiempo, dejó alas abier tas a partir de las cuales se fue armando la izquierda latinoamericana.

A la derecha no les importaba que el principal problema de los países fuera la desigualdad social y que la falta de avances en ese plano impediría la consolidación de sus gobiernos.

Finalmente, la derecha fue derrotada en Latinoamérica. Con la ausencia del Estado, la centralidad puesta en el mercado, la inflación fuera de control fueron suficientes para darle legitimidad a los nuevos tipos de gobiernos en el continente que vieron constituirse, consolidarse y reelegirse a gobiernos populares, que han llenado los vacíos dejados por los gobiernos neoliberales. Y, sobre todo, han privilegiado un tema central: las políticas sociales.Se recuperó el rol activo del Estado, se elaboraron políticas de integración e intercambio regional. Como resultado, países que venían de intensa inestabilidad política, como Bolivia y Ecuador, pasaron a tener los gobiernos más estables de su historia. Argentina, luego de sufrir una de las peores crisis pudo recuperarse y retomar el crecimiento económico.

Brasil, sumergido en una prolongada recesión durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, retomó el ciclo expansivo de su economía, a la vez que promovió la más profunda democratización social.

Entonces, como al inicio de esta editorial, vuelven a avasallarme las preguntas ante el escenario político y social en Nuestra América, ¿cuál es el objetivo de la derecha latinoamericana que utilizando a los medios privados de comunicación y del terrorismo económico intentan retornar al gobierno? Hasta el momento lo único que evidencian esas derechas con sólida ayuda externa es el deseo por desalojar a las fuerzas progresistas del gobierno, para abrir camino a las grandes fuerzas del poder económico y mediático. ¿Qué harán con el gobierno? ¿Un nuevo proceso de restauración conservadora? Sin duda retomarán los planteamientos neoliberales con achicamiento del Estado y las políticas sociales, la reducción de los procesos de integración regional en favor de Tratados de Libre Comercio con los EE.UU, como lo señala en esta edición de Correo del Alba, el analista Atilio Borón.

Empero, a pesar de haber dado un zarpazo en la región en las últimas elecciones, como en el caso particular de Venezuela y Argentina, esa derecha tiene dificultades para ganar realmente, justamente porque los profundos cambios que esos gobiernos progresistas, de la mano de Hugo Chávez, Lula da Silva, Néstor Kirchner, Evo Morales y Rafael Correa han implementado e interpretado claramente lo que los diferenciaba de las fuerzas de la restauración conservadora.

Es claro que hoy hay bases de ambos lados del tablero pero la decisión del pueblo, que es una de las formas más puntuales debe conducir ahora el más viejo saber de las sociedades, aquel que las pone ante la colosal disyuntiva, o cultura pública con economías populares no sacrificables a las leyes del mercado, o sociedades de mercado con políticas emitidas de gerenciadores especializados en tallar leyes en el cuerpo general de una Nación por lo cual apremia comenzar a batallar nuevamente y aquî otra vez una frase del gran Camilo: “La lucha es larga, comencemos ya”.

CGH

Cuando comienzo a escribir estas líneas vienen a mi cabeza palabras pronunciadas por personas que dieron su vida luchando por la desigualdad imperante en Nuestra América.

Decido comenzar con la que dijera el sacerdote colombiano, Camilo Torres Restrepo, pionero de la Teología de la Liberación y quien se dedicó a promover el diálogo entre el marxismo y el catolicismo: “Cuando hay una autoridad en contra del pueblo, esa autoridad no es legítima y se llama tiranía”, dijo un 26 de agosto de 1965. No puedo evitar que esta premisa guardada en mi memoria y en la historia, interpele la coyuntura que nos atraviesa. Y me pregunto, ¿cómo hacer para contarles a aquellos que nacieron una vez superadas las dictaduras en la región, esos años violentos con su carga de muertes, desapariciones con exclusión de las grandes mayorías? ¿Cómo transmitirles lo que significó esa época en la que a pesar de todo desafiamos miedos y prohibiciones?

Luego llegaron las privatizaciones de los recursos estratégicos y empresas públicas que produjeron las grandes rebeliones populares de fin de siglo y dieron inicio al milenio.En 1989, en Venezuela estalló el “Caracazo”, comenzó con una

La lucha es larga,comencemos ya

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explica la burguesía carece en absoluto de profundidad teórica y que sus límites semánticos sean explícitamente sus límites de clase. Pero tampoco se trata de hacer de la palabra “populismo” otro tabú de coyuntura. No es falso que autores diversos hayan explorado, por definición y por aplicación, acepciones de “populismo” que nada tienen que ver con la acepción burguesa y que de “populismo” extraen teorías y métodos económico-políticos no necesariamente serviles a las oligarquías. No obstante -en éste caso- siempre es mejor que “populismo” el uso de la palabra “socialismo” que induce a lo futuro y a lo nuevo que hasta hoy la humanidad no ha conocido. Aunque algunos quieran confundirlo con

“estalinismo”. Hay “populismos” que practican los que no son amigos de los pueblos.

Pero las palabras tienen su propio origen destino social siempre. La burguesía que usa el término “populismo” exhibe con ella el desarrollo de la historia al revés. Hacen parecer a su “populismo” como doctrina crítica contra las conquistas más recientes de los pueblos que derrotan a la hegemonía neoliberal y transforman la realidad con una nueva situación general en la lucha de clases. Los “cachorros” neoliberales anhelan supersticiosamente que la palabra “populismo” aniquile a la revolución de los pueblos, la destiña, la degrade, la rebaje… pero lo popular, su esencia y su dinámica revolucionaria no pueden ser derrotados por la palabrería burguesa. Los pueblos luchan desde su base proletaria por lograr las condiciones que permitirán avanzar sus procesos revolucionarios. El término “populismo” ha sido forzado por la burguesía a significar sólo esa parte que a ellos les conviene como parte de un sistema de agresión ideológica. Expresa su odio burgués contra la revolución.

El rostro verdadero de los populistas, falsos “amigos del pueblo”, es su esencia reaccionaria y su renuncia a toda lucha revolucionaria aplastándola con espejismos de conciliación liberal con su moral empirista e ilusionista. Recitan credos idealistas y subjetivos sobre la realidad del desarrollo social y niegan, bajo cualquier pretexto, el carácter objetivo de las leyes históricas. Los populistas adoran a los (sus) “héroes” y esperan de “la masa” obediencia ciega. Su mayor audacia radica en idear “parches”, remiendos coyunturales ante las urgencias sociales sin tocar la estructura del sistema dominante.

A nosotros no corresponde limpiar el escenario y desactivar toda trampa léxica -y política- con que se ataca a los pueblos. Eso incluye desactivar la palabrería burguesa toda; la

demagogia del reformismo camaleónico infiltrado hasta en las alcobas; la verborrea del ultra-izquierdismo y todo el vademécum simplista de su mecanicismo dogmático. Desactivar todo el diccionario del misticismo en la viejas y en las nuevas iglesias y toda la catarata infernal de las vociferaciones publicitarias que el consumismo manosea para convertir en “popular” la misión de vaciar los comercios de la burguesía, rendir culto fanático a los sistemas de crédito y a sus bancos. Ellos quieren que eso sea lo “popular” y ese “populismo” de la mercancía ni lo mencionan.

Desactivar todo ese “campo minado” representará un enorme avance como objetivo central de la revolución y de las fuerzas sociales que realmente logren realizarlo. La actitud contra la burguesía que usa todo para confundirnos debe ser intransigente y científica. Eso diferencia a los revolucionarios de los oportunistas y los reformistas. Estas definiciones tan importantes deben plantearse correctamente teniendo en cuenta el carácter fundamental de la lucha política del proletariado que también se libra en el campo de los diccionarios. Que no nos engañen. Hablar de los pueblos, luchar por ellos, imbricarse en sus batallas cotidianas y ser parte de ellas, no nos hace “populistas” nos hace pueblo. Tal como se lo entiende en las bases organizadas y movilizadas con el diccionario de quienes luchan por emanciparse.

Han acusado de “populistas” a los presidentes que más victorias electorales han amasado, a los que mayor caudal de votos y mayor transparencia han expresado. A los líderes que las bases impulsan con más fuerza; a los representantes de las políticas revolucionarias y a todo aquel que contribuye con la revolución socialista que recorre al planeta. Así de cínicos y así de irracionales son los usos que la burguesía da a sus diccionarios de propaganda. Ya conocemos bien esas argucias. En la mendacidad e hipocresía de los vocabularios burgueses se hace sinónimo de “populismo”, el “autoritarismo”, la “dictadura”, el “mesianismo” y todos esos “ismos” en los que el pueblo es un cuerpo yerto carente de fuerza propia y pelele del caudillismo y el culto a la personalidad. Todos esos “ismos” la burguesía los odia sólo cuando no le dejan ganancias, cuando no los controla ni les saca jugo. Y por eso contrata intelectuales, escritores, filósofos y poetas burgueses con “gatillo fácil” en sus “plumas” y debilidad adicta en sus cuentas bancarias. Acusarán de “populistas” a Dios, a María Santísima y al hijo de sus entrañas si así conviene al “mercado” que tanto odia a los pueblos cuando se resisten a comprarle todas sus mercancías… objetivas y subjetivas. No caeremos en la trampa.

Para Correo del Alba, Fernando Buen Abad DomínguezDr. en filosofía. Rector fundador del proyecto:

“Universidad de la filosofía”.@FBuenAbad

Como es costumbre de la burguesía manosea todo lo que se le antoja para descalificar, agredir e invisibilizar los avances de los pueblos en sus luchas revolucionarias. Especialmente, a los “cachorros” neoliberales, les gusta ese regodeo socarrón de las ar timañas lenguaraces

que deforman los conceptos para ensuciar movimientos de base. En especial paladean el sabor estercolero con que pronuncian la palabra “populismo” para ensuciar aquello que es de los pueblos. No le llaman “populista” a la farándula de Miami ni a la industria futbolera, ni a la filantropía del “buen burgués”.

Los años recientes, que los pueblos han ganado con sus muy diversas luchas, son también el escenario en el que han incidido las nuevas ofensivas de la ideología burguesa que delinearon las tendencias y matices del neoliberalismo y sus salvajadas inhumanas. En el centro de las operaciones ideológicas, naturalmente, está el interés político burgués por desfigurar toda noción, toda acción revolucionaria de la clase trabajadora obrera, campesina e indígena. Para eso, entre mil canalladas,

se aferran al término “populismo”, que es usado de la manera más ambigua como un comodín de propaganda cada vez que se les antoja menospreciar, devaluar o satanizar lo que los pueblos, y sus representantes mejor validados, hacen por sí y para sí.

Entiéndase aquí por “pueblo” a esa fuerza social en lucha permanente contra la clase dominante que constituye principalmente el proletariado como masa trabajadora con obreros, campesinos, indígenas y sectores solidarios -directa y concretamente- como artistas, intelectuales, etc. Es el conjunto de los explotados orgánicamente bajo un sistema social excluyente y sus relaciones de producción imperantes que sojuzgan también a grupos lingüísticos, raciales, religiosos, sexuales, etc., Masa de la humanidad desposeída que produce con su trabajo explotado, la riqueza.

No hay espacio aquí para recorrer los diccionarios de la ideología burguesa que aportan definiciones a granel sobre el término “populismo”. Por más “académicos” o “neutrales” que parezcan, en su acepción peyorativa uno tras otro se embelesan en reducir lo popular al “populismo”. Eso hace que, visto de fondo, todo eso que sobre el “populismo”

neoliberalismoPopulismo y

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El recientemente electo presidente de la Argentina, Mauricio Macri, ha dicho en reiteradas ocasiones que su plan de gobierno contempla asegurar una adecuada “inserción” de ese país en el mundo, retomando los tradicionales vínculos

preferenciales con Estados Unidos y Europa. Para Macri, el rumbo seguido por la Argentina desde la presidencia de Néstor Kirchner es insanablemente equivocado. Según el líder de Cambiemos la política latinoamericanista y vagamente tercermundista del kirchnerismo es anacrónica y ha arrojado a la Argentina en brazos de los gobiernos populistas de Venezuela, Bolivia y Ecuador, o de regímenes corruptos en África. Uno de los componentes de esta radical reorientación es la adhesión de la Argentina a diversos esquemas de integración auspiciados por la Casa Blanca como la Alianza del Pacífico y el Tratado Trans Pacífico (TTP), así como la redefinición en clave neoliberal del Mercosur a través de un tratado de asociación con la Unión Europea. No sería de extrañar que Macri también inicie negociaciones para firmar un TLC con Estados Unidos y, eventualmente, para facilitar la instalación de una base militar de aquel país en territorio argentino. Si Colombia, Perú y Chile, países cuyos gobiernos despier tan la admiración de Macri, tienen bases militares estadounidenses en sus territorios, ¿por qué no debería también la Argentina tener una, como prueba de su incondicional alineamiento con el imperio?

Los riesgos del nuevoTratado Trans-Pacífico

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Ambos son, por definición, iniciativas profundamente antidemocráticas dado que excluye por completo el examen y la discusión pública de sus contenidos. Una prueba más de la complicidad de la mal llamada “prensa libre” con los más mezquinos intereses corporativos la ofrece su escandaloso silencio ante una iniciativa de estas características, que evoca la omertá de los códigos de la mafia. Las discusiones y negociaciones en torno al tratado han estado herméticamente blindadas, selladas “en un nivel de secreto sin precedentes.” Por ejemplo, los miembros del congreso de Estados Unidos sólo pudieron tener acceso a porciones selectas de documentos relacionados al tratado y sólo pueden ser leídas bajo estricta supervisión. Según Wikileaks, “solo tres individuos de cada país tienen acceso al texto completo del acuerdo, pero a unos seiscientos lobistas que promueven y protegen los intereses de gigantescas corporaciones estadounidenses como Chevron, Halliburton, Monsanto y Walmart – se les concedió acceso privilegiado a secciones cruciales del texto del tratado. Los representantes de la ciudadanía en el Congreso no tienen esos privilegios; los del capital sí. Huelgan los comentarios sobre lo que puede esperarse de un acuerdo que se elabora según estos criterios.

En Noviembre del 2013 Wikileaks dio a conocer un borrador completo del capítulo de “Propiedad Intelectual” del tratado, crucial, como decíamos más arriba, por sus implicaciones sobre la producción de medicamentos, servicios de internet, patentes en el campo de la biotecnología y sobre las libertades civiles. A lo largo de 95 páginas y 30,000 palabras se establecen disposiciones para instituir un régimen internacional de gran alcance legal y de cumplimiento obligatorio, modificando o reemplazando disposiciones constitucionales, estatutos o leyes vigentes en los estados signatarios del TTP. En otras palabras, se instituye un ordenamiento legal que neutraliza por completo la soberanía de los estados miembros con el consiguiente debilitamiento de los procesos democráticos, que se verán expropiados de su capacidad para regular el funcionamiento de los mercados. Los ítems específicos del citado capítulo incluyen acuerdos relacionados con las patentes (vgr. quién puede producir bienes o medicamentos), derechos de autor (quién puede transmitir información), registros de marca (quién puede describir información o bienes como auténticos) y diseño industrial3. Como consecuencia de estas disposiciones las compañías farmacéuticas podrían “prolongar prácticamente – y algunas veces casi indefinidamente – sus monopolios

de medicamentos patentados, así como mantener fuera del mercado a medicamentos genéricos más baratos y bloquear, durante muchos años, la introducción de nuevos medicamentos”, en especial los genéricos4.

Dado que el objetivo final del TTP o iniciativas similares (entre las cuales la Alianza del Pacífico) es instaurar un orden neoliberal global no es casual que la sección más extensa de dicho capítulo esté dedicada al “cumplimiento” de las obligaciones contraídas en el marco del TTP. Como en el caso del ALCA, las obligaciones son casi todas de los estados, mientras que los derechos son casi todos de las corporaciones. Allí se estipulan nuevas medidas de vigilancia y control, con lesivas consecuencias de gran alcance para el disfrute de los derechos individuales, las libertades civiles, los editores, los proveedores de servicios de internet y la privacidad en la red, así como para el patrimonio común creativo, intelectual, biológico y ambiental. Entre las regulaciones más draconianas se encuentran aquellas que incluyen tribunales de litigio supranacionales –como los del funesto CIADI del Banco Mundial- que tendrán precedencia en relación a los tribunales nacionales. Estos organismos podrán realizar audiencias secretas y considerar evidencias igualmente secretas. No es casual, entonces, que en ese marco altamente protector de las corporaciones no exista salvaguardia alguna en materia de derechos humanos. Es obvio que el tema no interesa a los promotores del TTP. Tiene razón Julian Assange, Editor en Jefe de Wikileaks cuando observa que “de ser instituido, el régimen de

Pero, ¿qué es el TTP? Es un tratado que en años recientes ha sido impulsado por la Casa Blanca y cuya acta de nacimiento fuera firmada en Atlanta, Estados Unidos, el 5 de Octubre pasado. Es el tratado económico más grande de todos los conocidos: integra a un grupo de naciones que representan algo más del 40 del PIB y aproximadamente el 10 % de la población mundial. Forman parte del TTP Estados Unidos, México, Canadá, Australia, Malasia, Japón, Singapur, Vietnam, Nueva Zelanda, Brunei, Chile y Perú. No deja de ser sorprendente la ausencia de China en este acuerdo, así como también la de Rusia y otras importantes economías del Asia Pacífico, como Corea del Sur, Indonesia y Filipinas. No hace falta ser un experto en geopolítica para concluir que un TTP que excluya a la segunda mayor economía del mundo, y destinada a ser la primera en pocos años más, es un acuerdo contra ese país, una alianza concebida precisamente para aislar a China y recortar su gravitación en el campo internacional.

Suele decirse que el TTP es un acuerdo de libre comercio, concebido para eliminar las barreras comerciales pero en realidad es otra cosa. Tal como lo advier ten el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Adam Hersh, el TTP “es un acuerdo para administrar las relaciones comerciales y de inversión … (todo esto) en contra del libre comercio.”1 Tal como ha sido señalado por otro estudioso del tema sólo cinco de los 30 capítulos del TTP “están relacionados con las tarifas.” No es casual que los principales se refieran a inversiones, servicios financieros, telecomunicaciones, comercio electrónico, política de competencia, empresas estatales, propiedad intelectual, medio ambiente, derechos de los trabajadores, coherencia regulatoria, desarrollo, transparencia y anticorrupción y mecanismo de solución de controversias.”2 Cuestiones particularmente sensibles en la negociación son aquellas relacionadas con la propiedad intelectual (a nuestro juicio, uno de los dos temas esenciales), y las relativas al derecho laboral, la protección del medio ambiente y la también crucial temática de la solución de los diferendos y conflictos entre los estados y las corporaciones, tema sobre el cual las disposiciones del TTP arrojan por la borda cualquier noción de soberanía nacional.

Al igual que un engendro semejante, el felizmente frustrado Acuerdo Multilateral de Inversiones, el TTP es un tratado que se negocia en el más estricto secreto, como también lo es el TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership), un acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea.

Propiedad Intelectual del TTP pisotearía los derechos individuales y la libre expresión y trataría como un trapo al patrimonio común intelectual y creativo. Si usted lee, escribe, publica, piensa, escucha, baila, canta o inventa; si usted cultiva o consume comida; si se encuentra enfermo o se pudiera encontrar algún día enfermo, el TTP lo tiene en su mira”.

En suma, el TTP es el embrión de un ALCA global, que debe ser derrotado tal como sucediera con este último en Mar del Plata en 2005. Significa el reinado de un neoliberalismo global que arruinará a las economías de la periferia y sumirá a sus pueblos en la pobreza, imponiendo la dictadura de las megacorporaciones y vaciando de todo contenido a los procesos democráticos al fundar un orden jurídico supranacional al margen de cualquier grado de control popular y concebido para exclusivo beneficio de las transnacionales. Un mundo sin ciudadanos, sin derechos laborales y desinteresado por la salvaguardia del medio ambiente y los derechos humanos. Un sórdido mundo en donde sólo cuentan las ganancias del capital. Así como dijimos “No al ALCA” los pueblos latinoamericanos debemos unirnos al movimiento en ciernes que, en la gigantesca cuenca del Pacífico, ya comienza a decir “No al TTP”.

Para Correo del Alba, Atilio A. Boron.Politólogo y sociólogo.

1 Joseph E. Stiglitz y Adam S. Hersh, “La farsa del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica”, en https://www.project-syndicate.org/commentary/trans-pacific-partnership-charade-by-joseph-e--stiglitz-and-adam-s--hersh-2015-10/spanish (2 Octubre 2015)2 Felipe Frydman, “Qué es el Acuerdo Transpacífico y cómo nos afecta”, enhttp://www.ieco.clarin.com/economia/comercio-transpacifico-Argentina_0_1448855457.html3 https://wikileaks.org/tpp/index-es.html4 Stiglitz y Hersh, op. cit. 1110

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El 30% de las exportaciones y el 25% de las importaciones pasarían por el Tratado Trans-Pacífico.

El TPP es el primero de tres grandes tratados bajo el impulso de EE.UU, conocidos como los “Tres Grandes T”. Los otros son el TISA, el Acuerdo en Comercio de Servicios, que abarca 52 países, y la TTIP, Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión.

El Tratado Trans-Pacífico está integrado por 12 países: Estados Unidos, México, Canadá, Australia, Malasia, Japón, Singapur, Vietnam, Nueva Zelanda, Brunei, Chile y Perú.

No incluye a China, la segunda mayor economía del mundo después de EEUU.

Representa el 40 % del PIB que es aproximadamente el 10 % de la población mundial

Es el mayor acuerdo comercial regional de la historia, el cual engloba un 40 % de la economía mundial bajo un nuevo marco normativo para el comercio.

El tratado provocaría la pérdida de soberanía y la entrega de los recursos naturales a los capitales provenientes de EE.UU.

TTPEl y el control de la economía global

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El resultado de las elecciones parlamentarias en Venezuela abre un escenario político donde se agudizará la confrontación entre los dos proyectos históricos en pugna. Dos proyectos que no sólo remiten al

país caribeño, sino a toda la región, y que se remontan, al menos, a las luchas de dos siglos. De un lado, el sueño de Simón Bolívar: lograr la independencia plena de toda sujeción a un poder extranjero. Del otro, las oligarquías y burguesías locales, asociadas a la potencia imperial de la época. Sin duda, es un golpe duro para la Revolución Bolivariana, y por lo tanto para todo el continente. Representa una victoria para EEUU, el verdadero poder detrás de la oposición venezolana, que ansía recuperar su posición en el país que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, además de otros recursos estratégico para el funcionamiento del capitalismo. Por añadidura, este es el país que impulsó un modelo de quiebre –aún incompleto- con la democracia representativa liberal, para impulsar el poder del pueblo. Y que fue la pieza clave en la derrota del proyecto anexionista del ALCA y en la construcción del ALBA como genuino proyecto de integración, desde donde se impulsa Unasur y CELAC como alternativas a la OEA, un organismo que desde su fundación está subordinando al poder imperial. La causa principal del retroceso del 6D se encuentra en la situación económica, análoga a la sufrida por Chile durante el gobierno de Salvador Allende, cuando debió enfrentar los mismos métodos, que la CIA definió como “hacer chillar la economía”. La desestabilización económica no es un mito: es evidente que existe y se puede comprobar rastreando las noticias –en general ocultadas por los medios privados de comunicación- sobre toneladas de productos acaparados, que luego son dirigidos al mercado ilegal a precios exorbitantes. Un desgaste económico y político que se asienta en limitaciones objetivas de la estructura productiva, que no han sido superadas en estos 17 años de gobierno de izquierda.

El Chavismoy una encrucijada histórica

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reinventarnos, de aceptar lo que esté mal y de construir respuestas y soluciones a los problemas que tiene el pueblo”, aseguró. “Tiene que venir una nueva etapa en nuestra Revolución Bolivariana”. Para enfrentar esta situación, convocó a la militancia a construir “una nueva relación con el pueblo, entre el pueblo”. Maduro también identificó la tarea central: “Acelerar una profunda revolución económica productiva que cree nuevas bases y libere al país del chantaje de quienes nos someten a una guerra económica”. Y agregó: “Es una llamada de atención de la historia, una oportunidad para sustituir el sistema rentístico por un sistema autosustentado”. “Aquí sólo hay dos posibilidades –planteó posteriormente en varias ocasiones-: o se impone la contrarrevolución neoliberal fascista o se radicaliza la revolución socialista. No hay otra alternativa”. En su intervención el presidente recogió el sentir de un amplio conjunto de la militancia de base del chavismo, quienes exigen una profunda revisión, rectificación y reimpulso de las políticas, en particular en los ministerios y las demás instituciones, todavía maniatadas por la lógica del Estado liberal burgués. Esta posición retoma los lineamientos centrales de Hugo Chávez, contenidos en el Plan de la Patria 2013 – 2019 y reafirmados en el Golpe de Timón, cuando planteó la urgencia de transferir poder al pueblo: “Es comuna o nada”. La Revolución Bolivariana representó avances muy importantes para la situación de las mayorías, en todos los planos. Hacer un balance exhaustivo llevaría varias páginas, pero para citar sólo tres reivindicaciones sociales: se multiplicó por 8 la cantidad de adultos mayores pensionados (de 387 mil a más de 3 millones), se multiplicó por 4 la cantidad de estudiantes universitarios (de 700 mil a más de 2 millones y medio) y sólo en los últimos cuatro años se construyeron 900 mil viviendas. Además del efecto concreto en las familias reivindicadas, esta última política adquiere un valor simbólico de gran magnitud: con los precios del petróleo en baja y en plena guerra económica, se desarrolla una política única en el mundo. En paralelo, la orientación de Chávez apuntó a consolidar un modelo de democracia participativa y protagónica: el pueblo hecho gobierno, desde sus territorios. Sobre todo desde las leyes del poder popular de 2010, que legalizaron e impulsaron las comunas. Chávez comprendía que en esta etapa de asedio a Venezuela, la continuidad de estos programas sociales y de la propia Revolución pasaba por profundizar

la construcción del socialismo y esto, a su vez, por profundizar la democracia. Una democracia entendida de una forma muy diferente a la del liberalismo. En el programa estratégico para la etapa, el Comandante Chávez había señalado: “Este es un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI”. Para afirmar a continuación: “No nos llamemos a engaño: la formación socio-económica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Cier tamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical supresión de la lógica

del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo. Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva sociabilidad desde la vida cotidiana,

donde la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo. Esto pasa por pulverizar completamente la forma Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política”. Retomar estas tareas estratégicas es una urgencia histórica para enfrentar la ofensiva de la derecha, que pretende concretar el asalto final en los próximos meses. El presidente Maduro tiene claro que sólo puede apoyarse en el pueblo y esto implica, rápidamente, impulsar una contraofensiva. Planteadas las estrategias que corresponden a los proyectos antagónicos, los próximos días son momentos de definición para todo el campo revolucionario. El pueblo de a pie está claro y resteado con Maduro. Es urgente que el conjunto de las estructuras chavistas asuma e impulse la rectificación y se abra una nueva etapa de renacimiento. Con unidad, para asumir una lucha decisiva, dar todas las batallas y tener posibilidades de victoria.

Para Correo del Alba, Fernando Vicente Prieto. Periodista. Analista internacional.

@FVicentePrieto

La economía venezolana continúa dependiendo del petróleo para obtener ingresos que le permitan adquirir en el mercado externo los bienes que no produce. Y si bien el Estado recuperó el control de la renta originaria al nacionalizar PDVSA, el comercio exterior todavía se encuentra en manos de empresas privadas, al igual que gran parte de la distribución de los productos. Es decir que el Estado no controla aspectos estratégicos, quedando a merced de lo que Nicolás Maduro definió como “el chantaje de la guerra económica”, que afecta sobre todo a la propia base social del chavismo. Esto se agrava con dificultades internas para superar evidentes problemas de burocracia y corrupción en sectores clave, que afectan la capacidad para controlar actividades ilegales como el contrabando o regular -por ejemplo a través del establecimiento de precios máximos- a estos grupos económicos poderosos. Es decir que se establece una puja por la renta donde quienes efectivamente tienen el poder de manipular el destino de los productos se encuentran con la capacidad suficiente para garantizar sus ganancias y descargar el costo –aumentado por la crisis de los precios del petróleo- sobre los sectores populares. No hay datos suficientes para analizar objetivamente qué sectores que en 2013 votaron al chavismo hoy no lo hicieron (aproximadamente un 8% del padrón). Esta es una hipótesis que habrá que contrastar analizando los datos de votación, aún no disponibles. Pero se puede analizar que el voto castigo proviene fundamentalmente de sectores de ingresos medios y medios-bajos, por ejemplo con empleo formal, que habiendo aumentado su bienestar en los años previos, a través de las políticas de redistribución, de repente empeoraron su situación a partir de los efectos del acaparamiento y de la especulación: esto es, la dificultad para conseguir productos –que es muy irritante, porque trastoca la vida cotidiana- y de la inflación resultante, que licúa su poder adquisitivo. El gobierno estaba obligado a ir a fondo, por ejemplo tomando el control de las importaciones y la distribución de medicinas y alimentos. Pero en lugar de ir a las causas, quitando esos resortes de poder al capital privado, se jugó a intentar controlarlo, con pocas armas para hacerlo. Escenarios inmediatos

Lo más importante es lo que vendrá. Como expresó Álvaro García Linera recientemente: si no se profundiza la Revolución, se for talece la derecha. Maduro lo ha intentado y el pueblo consecuentemente chavista –que continúa siendo una fuerza muy significativa, por número y capacidad de organización- se lo reconoce. Pero no ha sido suficiente para sostener la mayoría electoral.

De modo que a partir del 5 de enero, convivirán por primera vez en la historia un Poder Ejecutivo y un Poder Legislativo de diferentes signos políticos. Esto permite prever que se agudizará la confrontación política, con el horizonte de convocar, a partir de abril de 2016, a un referendo revocatorio, posibilidad prevista por la legalidad venezolana desde la Reforma constitucional de 1999. Con ese objetivo inmediato la oposición continuará el proceso de desestabilización por la base, ahora con una cantidad de recursos institucionales enormes: no sólo tendrá la mayoría, sino además los 2/3 en la Asamblea Nacional. Esto significa la posibilidad de sumar, a las armas económicas, serios obstáculos para el ejercicio del mandato presidencial, como ya lo vienen anticipando distintos referentes de la derecha. Entre ellos, amnistiar graves crímenes -como los perpetrados durante los intentos de derrocamiento del gobierno de los últimos dos años-, censurar ministros, modificar la integración de los demás poderes y revertir los avances fundamentales del proceso revolucionario, como las leyes de Tierras, del Trabajo, de

Precios Justos, de Inquilinos, entre otras. En este contexto, la única posibilidad de seguir teniendo la hegemonía política y el gobierno, en un modelo que se somete a la elección popular en forma permanente, es ir por más y hacerlo muy rápido. Reconstruir una épica basada en políticas concretas, que movilicen y

mejoren la situación del pueblo. Esto implica, entre otras cosas, tomar el control de las importaciones de productos básicos y garantizar una red de distribución pública junto al poder popular, que no es una fuerza menor: existen 1400 comunas y 47 mil consejos comunales. Enfrentar decididamente la burocracia y la corrupción. Jugárselo todo a la radicalización democrática, con más organización popular, más socialismo: avanzar en la construcción de la nueva institucionalidad, basada en el concepto y en la práctica de “el pueblo presidente”, esbozado en los Consejos Presidenciales de Gobierno Popular. De lo contrario tendrá una derrota segura en el inminente referendo revocatorio de 2016, porque la derecha continuará la desestabilización económica, que es lo que más le ha resultado.

Retomar el Plan de la Patria, profundizar el Golpe de Timón

En esta situación crítica, el presidente Maduro ha reaccionado como lo hubiera hecho Chávez. Consciente de lo que se juega, desde el primer minuto caracterizó abier tamente ante el pueblo que se trataba de un avance de la contrarrevolución y llamó a afrontarlo con un proceso intenso de autocrítica, de unidad y de reorganización de las fuerzas revolucionarias. “No es tiempo de llorar. Es tiempo de luchar, de unir fuerzas, de revisar con objetividad, de

“Representa una victoria para EEUU, el verdadero

poder detrás de la oposición venezolana que ansía recuperar su

posición en el país”.

“La causa principal del retroceso del 6D se

encuentra en la situación económica, análoga a la

sufrida por Chile durante el gobierno de Allende”.

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GrandesLogros

Inversión del 64% en el área social: 732 mil millones de dólares para el pueblo.

Territorio libre de analfabetismo desde 2005.

El hambre se redujo de 21,10%, a menos de 5% entre 1998 y 2013.

En el Mapa Mundial del Hambre 2015 la FAO certifica que Venezuela está libre de este flagelo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la desnutrición disminuyó 57%.

El Sistema Público Nacional de Salud atiende gratuitamente al 82,4% de los habitantes.

En 16 años de Revolución los pensionados aumentaron a 2.8 millones.

Educación gratuita desde la guardería hasta la universidad. Se han creado 44 universidades. Venezuela en el 5to país del mundo con el mayor número de estudiantes universitarios.

En 1998, solo el 80% de la población tenía acceso al agua potable, actualmente el servicio llega al 95% de los venezolanos.

Con la nacionalización de Pdvsa, Venezuela decide sobre el destino de la reserva petrolera más grande del planeta: 300 mil millones de barriles de crudo. El Plan Estratégico Socialista de Pdvsa 2016-2025, garantiza más de 152 mil empleos directos. El salario mínimo de los trabajadores se ha elevado 30 veces en los últimos 16 años. 900 mil casas entregadas al pueblo con la Gran Misión Vivienda. Dos satélites propios: Simón Bolívar y Francisco de Miranda.

La Misión Transporte ha construido 48 sistemas de comunicación vial que atienden 334 rutas en los 24 estados del país. Más de 337 comunidades indígenas han recuperado 1,8 millones de hectáreas que estaban en manos de latifundistas. 6 millones de personas se benefician, a diario, con la Misión Barrio Adentro Deportivo.

de la Revolución Bolivariana

1918

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de decir que no firmaba ese acuerdo frente al resto de los países que firmaron para seguir avanzando en las negociaciones para consolidar el ALCA. También se acordó que la IV Cumbre tuviera lugar en Argentina en el año 2005. Entonces se pensaba que las negociaciones del ALCA estarían concluidas y que la realización de la Cumbre coincidiría con la firma del acuerdo. Fue en esa Cumbre de Quebec donde, por primera vez, se registraron manifestaciones en la calle y los movimientos sociales, políticos y sindicales que se oponían a la iniciativa organizaron la primer Contra Cumbre.

La vinculación y organización a nivel continental entre los diferentes actores políticos y sociales cumplió un papel de suma importancia tanto en la difusión como en la organización en todos los países de la región de actividades y movilizaciones contra el ALCA.

En toda América latina las negociaciones del ALCA habían polarizado el debate y las posiciones al interior de cada uno de los países y de las organizaciones de la sociedad civil. Por un lado estaban los defensores del ALCA y por otro las organizaciones que proponían una agenda hemisférica alternativa. El surgimiento de nuevos gobiernos populares en la región les abrió́ espacios y mecanismos de participación a los sectores de la sociedad civil que se oponían a la firma del Acuerdo de Libre Comercio.

Fue en este nuevo contexto, recién llegados al gobierno junto a Néstor Kirchner, que debimos decidir si ratificábamos o no nuestra condición de anfitriones de la IV Cumbre de la Américas. También decidimos cómo, cuándo y dónde la íbamos a hacer. Kirchner ratificó que Argentina sería anfitriona de la Cumbre y me designó como Coordinador Nacional de la misma, lo que significó un honor y una muestra de confianza muy importante. Como Coordinador tuve la responsabilidad de organizar la Cumbre, pero también de llevar adelante las negociaciones políticas. El país sede es el encargado de monitorear y garantizar la conclusión de la Declaración de los Presidentes y el Plan de Acción.

Ese proceso lo iniciamos con la presentación del lema de la Cumbre, como país anfitrión, y un primer proyecto de declaración. Propusimos que el lema fuera “Crear trabajo para enfrentar la pobreza y for talecer la gobernabilidad democrática”, argumentando que los países latinoamericanos percibían la necesidad de un cambio del paradigma económico y social. En la mejor tradición peronista, queríamos poner al trabajo en el

centro del escenario político y social, lugar del que había “desaparecido” durante los ´90, años de desempleo y precarización laboral. También sosteníamos que el gran desafío para la región era quebrar la tendencia que tensiona a nuestras democracias, es decir el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres. Las recurrentes crisis institucionales en la región, como las de nuestro país, Ecuador o Bolivia, nos daban elementos de sobra para pensar que trabajo, pobreza y gobernabilidad democrática eran tres conceptos que estaban estrechamente vinculados.

La Cumbre de Mar del Plata marcó un punto de inflexión importantísimo porque el “No al ALCA” trasciende el “no” a un acuerdo de libre comercio. El “No al ALCA” fue el “no” a un proyecto de inserción internacional subordinado a la gran potencia económica y militar hegemónica. Y, por contrario sensu, el “No al ALCA” fue el sí a un proyecto de integración regional entre países en desarrollo que buscaba for talecer la propia autonomía y la defensa de la soberanía nacional. El NO al ALCA fue el inicio de la incorporación de Venezuela al MERCOSUR y permitió el posterior nacimiento de la UNASUR y la CELAC.

No hubiera existido UNASUR como proyecto de unificación de representación política y como vocación de integración de Sudamérica, si hubiera existido el ALCA porque en esencia son contradictorios y mutuamente excluyentes. Lo que plantea la UNASUR es el encuentro de los países de la región y la decisión de desarrollar un proyecto de inserción basado en la integración entre iguales.

A 10 años de la Cumbre de Mar del Plata debemos rescatar que el rechazo al ALCA fue una decisión estratégica correcta que anticipó la existencia de un mundo multipolar en donde la integración entre iguales nos permite una mayor autonomía y un relacionamiento internacional que garantice la soberanía nacional y una defensa de los intereses populares. Lo que hicimos fue defender una perspectiva integracionista que respeta la autonomía de cada uno de los países y abre el camino a una unión y cooperación entre países en pos de sus desarrollos económicos, sociales y políticos.

Por último, es indudable que la decisión política de Chávez, Kirchner y Lula y la movilización sindical y social a lo largo y ancho del continente fueron clave para que el NO al ALCA en Mar del Plata fuera posible.

Para Correo del Alba, Jorge Taiana.Ex canciller de la República Argentina – Parlamentario electo

Mercosur –.Coordinador Nacional de la IV Cumbre de las Américas

Se cumplieron diez años de uno de los hitos más importantes que contribuyeron a la consolidación de nuestra región como actor de peso en los debates

globales y que dio origen a la creación de la UNASUR y de la CELAC, pilares fundamentales en la integración regional. Nuestro destino como países autónomos y con capacidad para forjar nuestros propios senderos en un mundo cada vez más complejo, sin duda, depende de nuestra capacidad y voluntad para profundizar el viejo sueño de la Patria Grande.

La IV Cumbre de la Américas, más conocida como la Cumbre del No al Alca, que se celebró los primeros días de noviembre de 2005 en Mar del Plata, se dio en un contexto para la región marcado por el surgimiento de nuevos líderes que intentaron resolver los déficits de la transición democrática, en especial, los problemas heredados del neoliberalismo o de la mal llamada “modernización económica”.

Tanto Néstor Kirchner, como Chávez y Lula, compartían una visión crítica sobre la herencia recibida, y confiaban en la necesidad de salir del modelo neoliberal recuperando un rol más activo para el Estado, trabajar para lograr una democracia más participativa, más justa y equitativa y comprendían que, para ello, era imprescindible avanzar en la integración regional.

En este contexto comienza a resurgir la vieja ambición de la Patria Grande. Hasta ese momento, la única propuesta de integración que existía para el continente estaba liderada por los Estados Unidos y se consolidó en el proyecto del ALCA, que no se limitaba a un acuerdo de libre comercio, sino que implicaba una propuesta de inserción mundial basada en un mundo posguerra Fría. Esta iniciativa que enunció Bush (padre), puso en marcha Clinton y fracasó bajo la Presidencia de Bush (hijo), surgió en un mundo donde se estaban consolidando distintos bloques regionales.

La primera Cumbre se realizó en el año 1994 en Miami y, como suele ocurrir en el marco multilateral, llevó la impronta del tiempo que promovió su creación. El proceso de Cumbres de las Américas fue concebido en un escenario mundial signado por la caída del muro, el auge neoliberal, la formación de bloques y la integración económica. Nació en el apogeo del llamado “Consenso de Washington” que reivindicaba las antiguas teorías del goteo o derrame que suponían que los beneficios del crecimiento llegarían de algún modo a los sectores más humildes de la población, a la vez que promovía un modelo económico que propiciaba la desaparición del llamado Estado de Bienestar, la desregulación de la economía y el libre funcionamiento del mercado como único camino para alcanzar el crecimiento.

Bajo este paradigma se produce la primera reunión entre los 34 países partícipes, y donde se comenzó a trabajar en la conformación de un “Área de Libre Comercio de las Américas” –ALCA- y se definió un cronograma de negociaciones que finalizaría en 2005 con una Cumbre que permitiera coronar el proyecto que Estados Unidos proponía a la región.

Hay que señalar que el ALCA estaba concebido como un acuerdo 34 países con realidades económicas, políticas y sociales muy diferentes entre sí. Sin embargo no preveía políticas comunes de compensación o ayuda financiera tendientes a equilibrar estas asimetrías, sino que por el contrario dejaba exclusivamente en mano de los países la capacidad para promover políticas para contrarrestar los efectos negativos que pudieran darse sobre importantes sectores de la economía, en especial el industrial.

Fue recién en la Tercera Cumbre – en Canadá en 2001 - que uno de los países dejó asentado en la Declaración (con un asterisco) que no adhería al consenso. Ese país era la Venezuela gobernada por Chávez que fue capaz

No al ALCA, una cumbre vigente

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y alguna otra precisión aislada. Pero la ambigüedad de su discurso no lo perjudicó, al contrario, ar ticuló a millones de argentinos. El oficialismo saliente logró desenmascarar que ese “cambiemos” no era otra cosa que un eufemismo en el que se escondía un “retrocedamos” a los 90. Queda para el balance saber si el Frente Para la Victoria se confió demasiado en un triunfo en primera vuelta del que finalmente estuvo lejos. La campaña para demostrar cuáles eran las intenciones de Macri recién cobró fuerza cuando ya era inminente el balotaje. El temor a que gane Macri y volver a la noche neoliberal motivó a miles de personas a militar a favor del oficialista Daniel Scioli sin que esos ciudadanos integraran alguna fuerza partidaria o espacio orgánico. Todos los días había decenas de convocatorias surgidas de la misma gente. Muchos hacían sus propios volantes para repartirlos. Fue un proceso de movilización inédito. Pero no alcanzó. Y el resultado final fue de 51 a 49 en contra. Aún reina el desánimo en el kirchnerismo, el no poder creerlo.

Meses atrás, Macri resistió la presión del establishment que lo instaba a unirse con Sergio Massa, el otro candidato opositor que en la primera vuelta quedó tercero pero obtuvo una buena cantidad de votos para derrotar al kirchnerismo. Al mismo tiempo, logró que se queden sumidos a su conducción el centenario partido Unión Cívica Radical y el espacio Coalición Cívica, que lidera la diputada Elisa Carrió, de fuertes vínculos con la embajada de Estados Unidos aunque con un caudal de votos propios marginal.

Macri, fue y es el candidato al que apostaron los grupos económicos más poderosos. Ahora él paga la cuenta con nombramientos en su gabinete plagados de CEOS y ex directores de empresas multinacionales.

Gerardo Aranguren, ex presidente de Shell, será ministro de Energía. Susana Malcorra estará al frente de las relaciones exteriores. Desde de 2012, es jefa de Gabinete del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, y cuenta entre sus antecedentes haber sido directiva de IBM y de Telecom. Al frente de la cartera de Hacienda estará Alfonso Prat Gay, ex JP Morgan. Francisco Cabrera ocupará el Ministerio de Producción habiendo sido fundador de la AFJP Máxima (una de las firmas más beneficiadas cuando en los 90 se privatizó el sistema previsional) y ex Director Ejecutivo del diario La Nación. Guillermo Dietrich estará en el Ministerio de Transporte y su experiencia consiste en ser director de una de las empresas de retailers automotrices más poderosas del país. Andrés Ibarra coordinará el Ministerio de Modernización y es un ex ejecutivo de SOCMA, empresa del padre de Mauricio Macri que fuera beneficiada durante la dictadura.

Al repasar con tanto detalle el futuro gabinete queda expuesta la perspectiva que tienen las elites latinoamericanas y sus expresiones de derecha: cerrar la experiencia autonómica de nuestros países respecto a Estados Unidos para que gobiernen empresarios globalizadores que vuelvan a “insertar” al país en el mundo. Y para ellos, el mundo comienza y termina en el Norte.

Ya anticipó Macri que pedirá –aunque sabe que no prosperará- la expulsión de Venezuela del Mercosur. Y ya señaló que su objetivo será ar ticular con la Alianza del Pacífico. Una alianza que no es otra cosa que un club de países amigos de EEUU ya que pertenecer a esta Alianza no conlleva ningún beneficio comercial entre las naciones que lo integran.

La elite argentina ha ganado las elecciones y se inscribe como un mojón clave en la ofensiva de las derechas de nuestra región. Logró cooptar a los sectores medios e instalar – una vez más- en su imaginario que vendrán cuantiosas inversiones si se adopta el libre comercio y la apertura económica. Ha logrado recrear en Argentina cier ta idea que el cambio viene a través de un supuesto diálogo, de no confrontar, de ser pasivo, unilateral, dependiente y periférico respecto al Norte. Todo lo contrario a las políticas de cooperación que se vienen edificando con los BRICS.

Resurge el espejismo de la “subordinación próspera”, la “ilusión” de un Norte que será benévolo. Sin dudas, un golpe durísimo al proyecto emancipador de nuestras naciones.

Para Correo del Alba, Francisco Yofre.Periodista y analista político.

@PanchoYofre

Macricidio a r g e n t i n o

“Dime con quién andas y te diré quién eres”. La frase, si bien es un lugar común usado y desgastado en la Argentina, sirve para conocer a uno de los políticos que más se preocupa por las compañías con las que se rodea y fotografía. Mauricio Macri, el ingeniero electo Presidente, parece coleccionar retratos con una amplia gama de figuras insignias de la derecha regional y europea. A lo largo de los años cultivó amistades y ha compartido almuerzos y fotos con

Álvaro Uribe, José María Aznar, Mitzy Capriles, Benjamín Netanyahu, Sebastián Piñera, Joaquín Larraín, Luis Lacalle, el alcalde de Guayaquil Jaime Nebot. Sería un hallazgo –de hecho no hay- ver una sola foto con algún presidente

progresista, un dirigente social o algún referente de los Derechos Humanos. Por el contrario, en su álbum la última imagen que acaba de incluir es la de Lilian Tintori, esposa del golpista venezolano Leopoldo López. Fue invitada a acercarse al bunker de Cambiemos durante la celebración por su triunfo, el espacio que conduce Macri, y allí el mandatario electo pudo tomarse una selfie con ella.

Macri ganó por sólo dos puntos de diferencia el balotaje en Argentina del 22 de noviembre. Tal vez, su mejor arma a lo largo de la campaña haya sido la inconsistencia de su propuesta bajo el paraguas de una sola palabra a la que nunca le puso contenido: Cambiemos. Supo sortear con habilidad cada vez que se le requería alguna precisión acerca de los detalles de ese cambio. Hubo algunas definiciones respecto al valor del dólar, otra sobre una inminente devaluación que aún no se sabe de cuánto será

MAURICIO MACRI:

Nació el 8 de febrero de 1959 en Tandil, provincia de Buenos Aires.

Se graduó como ingeniero civil en la Universidad Católica Argentina.

Fue presidente del Club Boca Juniors entre 1995 y 2007. Es alcalde de la Ciudad de Buenos Aires desde 2007.Está procesado judicialmente por ordenar escuchas ilegales.

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El kirchnerismotras12 años

de gobierno“Hermana mía, recibiste el bastón de mando de las manos de Néstor. Este 10 de diciembre de 2011 lo recibes de las manos del pueblo al que ambos consagraron sus vidas. Del pueblo en el que Néstor vive y vivirá por

siempre”.

Hugo Chávez Frías.

“Fuerza, Argentina. El evangelio dice ser frío o ser caliente, lo tibio me repugna; nosotros no andamos con medias tintas. Todo nuestro apoyo, nuestro corazón con Cristina”.

Rafael Correa Delgado.

Historiaen imagenes

“Mi orgullo es saber, Cristina, que usted deja la presidencia de la republica como una mujer realizada y vencedora.Es una pena que Kirchner haya muerto y no haya

visto a ella aquí, para ver al tipo de mujer que eligió para ser presidenta: Cristina deja la

presidencia como una heroína vencedora”. Inacio Lula Da Silva.

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Los hábiles publicistas del mundo “desarrollado” decidieron cambiarle el nombre a la Cumbre de París para enfrentar el cambio climático. Ahora se llama la COP21. ¿Por qué ese cambio de nombre?

Ocurre que ya van 20 anteriores Cumbres sobre el Cambio Climático, y todas esas 20 han sido decepciones o muy poco más. Y tras las últimas dos fracasadas cumbres, Copenhague (2011) y Lima (2014), donde los intereses de los países ricos chocaron de frente con los intereses de los pobres, y concluyeron en una jerigonza de palabras confitadas con buenas intenciones, ahora decidieron que esta Cumbre número 21 se llame “Conferencia entre las Partes” en inglés “Conference Of Parts”… un bonito modo de establecer que aquí no habrá ni culpables ni inocentes. Todos pasan a ser partes en conferencia (es decir, en conversación) y, por lo mismo, se parte de la base de que lo que se acuerde en París el 11 de diciembre de ninguna manera impondrá medidas obligatorias sobre los participantes. Y por ello la COP21 no podrá tener la fuerza de un Tratado internacional.

De antemano se sabe que Estados Unidos ya está a cargo de un presidente “Pato Cojo”, es decir, uno que está gastándose los últimos meses de gobierno que le quedan, y que se enfrenta a un Congreso hostil que ya anunció que no ratificará ningún acuerdo ambientalista que imponga obligaciones a Estados Unidos.

¿Quiénes harán el sacrificio?

También se sabe de antemano que varios de los más descomunales quemadores y dueños de minas de carbón, Australia, la India y Polonia, lucharán hasta el final para minimizar las medidas contra el consumo de combustibles fósiles. Por su parte, los países productores de petróleo y gas aducen que las maniobras financieras para mantener bajo el precio de los hidrocarburos tienen por efecto elevar exponencialmente la quema de esos combustibles. De hecho, mantener por los suelos los precios del gas natural y el petróleo ya ha llevado a la ruina a la mayor parte de las generadoras de energía eólica y solar en Europa y Estados Unidos. Es decir, derribar los precios del petróleo ha sido un golpe tan duro para los países productores de petróleo como para el medio ambiente del planeta entero. En estos momentos, una sola hora de trabajo de un solo obrero estadounidense del mínimo de 15 dólares/hora, equivale a 15 litros de gasolina con el precio actual, y, en términos de energía disponible, un litro de gasolina equivale a la energía de 15 trabajadores manuales (y muchísimo más, por ejemplo, en el caso del transporte de personas o mercancías).

De ahí que para la mayoría de los técnicos y expertos ambientalistas, la única manera eficaz de parar la contaminación con efecto invernadero sería disminuir muy drásticamente el consumo de combustibles que queman compuestos de carbono, tanto los fósiles como los llamados “combustibles verdes”, basados en aceites

vegetales y alcohol. Todos ellos emiten anhídrido carbónico que es el principal gas de efecto invernadero.

Pero, para que sea posible ese reemplazo por otras fuentes de energía que sean “limpias”, es necesario hacer que el precio de los combustibles fósiles o vegetales se vuelva tan caro que las empresas y las personas tengan que optar por el reemplazo. Para ello, la principal propuesta apunta a imponer un altísimo impuesto al consumo de combustibles que emiten carbón a la atmósfera.

El Presidente Ejecutivo de la industria Tesla (fabricante de autos eléctricos), Elon Musk, señaló en la Universidad de La Sorbonne, Francia, que impone fuertes impuestos a los combustibles aparece como la única forma de acelerar la defensa contra el cambio climático, y hacer que el costo de una transición hacia la energía limpia no recaiga sobre los productores sino sobre los grandes consumidores de combustible. Como ejemplo, se señaló que sólo en Delhi, la capital de la India, circulan diariamente 8 millones y medio de vehículos, que hacen de esa ciudad la más contaminada del mundo.

Por su parte, el experto en policía climática y alimentaria de Oxfam, Tim Gore, especifica que: “Los más ricos y los mayores emisores de carbón deben rendir cuentas por las emisiones que generan, sin importar dónde vivan”.Pero, a la vez, aclara que “las economías de los países que se están desarrollando tienen además a la mayor parte de los pobres del mundo, y por ello, aunque deban contribuir en forma justa reduciendo sus emisiones contaminantes,

“El 10% más rico emite la mitad de todo el carbón en la atmósfera... “¡El 50% más pobre sólo emite el 10% de esos gases!.”

(Informe Oxfam a la Cumbre de París)

¿Quiénes enfrentan el desastre climático?

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son los países ricos los que deben asumir la mayor parte del costo” de frenar las emisiones.

¿Cuáles son las metas de esta COP21?

Obviamente, la meta es frenar con la máxima eficacia posible el recalentamiento de la atmósfera planetaria. Pero decir eso es una obviedad si no se menciona qué es lo que está ocurriendo con el clima planetario. Mucho se informó hace pocos meses sobre las temperaturas brutales que asolaron al norte de África y el Oriente Medio, que llegaron a sobrepasar los 45 grados centígrados en algunos lugares, y que dejaron los suelos resecos como ladrillos, arruinadas las cosechas, mientras los lagos, ríos y tanques evaporaban el agua a toda velocidad, generando nubes que el viento llevaba a otras regiones donde se producían lluvias torrenciales y devastadoras.

En la región llamada el Daher, la franja que bordea por el sur al desier to del Sahara, la sequía ha sido ruinosa para la agricultura. Un representante de Mali en la COP21 especificó que la temporada de lluvias que normalmente se extiende por 6 meses, ahora no llegó ni siquiera a un mes y medio, arruinando las cosechas de subsistencia en el país. En el Sudeste Asiático, especialmente en Indonesia, millones de hectáreas de bosques naturales fueron incendiadas intencionalmente este año, provocando un estimado del orden de los 8 millones de toneladas de anhídrido carbónico en

la atmósfera, y ello, irónicamente, para aumentar las plantaciones de palma aceitera para producción de diesel vegetal considerado “combustible ecológico”.

Las más recientes mediciones señalan que en todos los océanos el fitoplankton, o plankton vegetal ya ha sido destruido en más de un 40%... y esos diminutos organismos no sólo son la base de toda la cadena alimenticia oceánica, sino, además, la fuente que genera más de la mitad del oxígeno que respiramos en nuestro planeta.

En realidad resulta casi ocioso reiterar las cifras del deterioro del medio ambiente donde es biológicamente posible nuestra existencia. Desde la proliferación de nuevas cepas de gérmenes resistentes a los antibióticos, la proliferación de las plagas hacia regiones que antes eran sanas, y los cientos de miles de muertos por afecciones respiratorias o cardiacas vinculadas al recalentamiento atmosférico, hasta la destrucción económica, política y social que afecta a casi la mitad de la población planetaria. Pero encarar una calamidad generalizada de tal magnitud por cier to traspasa los objetivos posibles para la COP21.

De hecho, la meta solicitada desesperadamente por los países más débiles del hemisferio sur, era lograr un acuerdo capaz de limitar, en las próximas décadas, las emisiones de anhídrido carbónico a un aumento de sólo el 1,5% de los niveles que había hace un siglo. Frente a

eso, los países ricos replicaron que esa demanda era excesiva y que no estaban dispuestos a aceptar una reducción a menos del 2,7% en las emisiones.

Finalmente, aunque sólo de palabra, se llegó a una especie de resignado acuerdo en que se buscaría limitar las emisiones a un aumento del 2%, hacia 2050.

Es decir, no habrá disminución de las emisiones. Sólo habrá un compromiso de que las emisiones, si bien seguirán aumentando, lo harán más lentamente.

¿Significa esto que una vez más habremos fracasado?

Infor tunadamente, los resultados concretos de la COP21 no se expresarán en términos globales. Pero esta vez se han producido algunas novedades sustanciales. De hecho, las dos mayores economías del mundo, China y Estados Unidos, han asumido la realidad de la crisis del medio ambiente, y entre ambas potencias se ha llegado a acuerdos específicos. Por ejemplo, China asumió el compromiso formal de reducir en 180 millones de toneladas sus emisiones de carbón a la atmósfera, y el desarrollo acelerado de las tecnologías para proporcionar energía limpia. De hecho, incluso en la reaccionaria Australia, China está avanzando en una inversión superior a 25 mil millones de dólares para la generación de electricidad por células fotovoltaicas.

En el caso de Estados Unidos, como decíamos, los compromisos del gobierno de Barack Obama no tienen más consistencia que la aprobación por parte de un Congreso donde hay mayoría de oposición, y, en el mejor de los casos, la eventual victoria de la candidata demócrata Hillary Clinton, cuyo compromiso ambientalista de ninguna manera se considera seguro.

Sin embargo, en esta Cumbre de París ha quedado en evidencia que existe un compromiso creciente por parte de los gobiernos, los partidos políticos y las organizaciones de base, de mantener el tema del cambio climático en posición destacada para todos los programas de todos los gobiernos, más allá de sus orientaciones ideológicas.Por cier to, la tragedia de las migraciones masivas de millones de seres humanos desesperados, ha sido una campana de aler ta, no sólo para la Unión Europea y Estados Unidos, sino para Australia, Indonesia, y prácticamente todos los países del sudeste asiático y de África. Ya está claro que el costo de no hacer

nada será pavorosamente mayor que el costo de un millón de millones de dólares que se está pidiendo en ayuda para la transición tecnológica de los países menos desarrollados. Recordemos que en Chile, por ejemplo, gran parte de la generación de electricidad sigue siendo por termoeléctricas que queman carbón o, peor aún, coque de residuos de petróleo.

Entre las propuestas más sorprendentes se cuenta una moción para limitar la cantidad de vacunos y otros herbívoros de carne, bajo el supuesto de que “una vaca produce más contaminación que un auto”. Por desgracia, ese tipo de opiniones infundadas se mantienen en las redes sociales, mientras que, por el contrario, se mantiene en silencio el formidable efecto polucionador de los aviones.

Igualmente, grupos de tecnócratas altamente calificados están abogando por superar los miedos irracionales que siguieron al desastre de la planta nuclear General Electric de Fukushima, en Japón, y admitir que esos accidentes no son propios de la tecnología nuclear sino del descuido de los operadores. La falla fue solamente humana, y de hecho sólo afectó a una de las dos plantas nucleares, incluso después del terremoto y la tsunami que afectó el lugar.

Según ellos, mientras no se implemente una nueva tecnología limpia para reemplazar la quema de combustibles, únicamente la generación de electricidad por plantas nucleares puede producir energía en la cantidad necesaria y a un precio accesible para los países menos desarrollados.

Después del 11 de diciembre, serán los propios países los que tendrán que iniciar contactos recíprocos y negociar la forma de conciliar sus apremios económicos con la salvación ambiental del planeta.

De una u otra manera, tendrán que ser las propias organizaciones sociales y políticas de los pueblos, las que podrán encontrar e imponer las soluciones… o asumir la responsabilidad de la catástrofe.

Los que hoy son niños están mirándonos, y nos mirarán también cuando las consecuencias se hagan sentir.

Para Correo del Alba, Ruperto Concha Cosani.Periodista. Analista Internacional.

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París fue el escenario donde se reunieron presidentes de más de 150 países y tiene por objetivo el cambio climático: cómo frenar su avance y de qué manera combatir las consecuencias que ya se hacen sentir.

“Rusia seguirá contribuyendo a los esfuerzos conjuntos para prevenir el calentamiento global. Esperamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030 hasta en un 70 por ciento en relación con el nivel básico de emisiones de 1990”.

Vladimir Putin, Presidente de la Federación Rusa.

“No existe contradicción entre desarrollo y protección ambiental. Tenemos el poder de cambiar el futuro aquí y ahora, pero solo si nos ponemos a la altura del acontecimiento para lo cual es necesaria una coordinación fructífera con China”.

Barack Obama, Presidente de Estados Unidos.

Cumbre climática mundialCOP21

“La madre tierra está acercándose peligrosamente al crepúsculo de su ciclo vital, cuya causa estructural y responsabilidad corresponde al sistema capitalista. Este sistema ha desencadenado a gran velocidad una fuerza arrolladora y destructiva a nombre de la libertad de mercado, de libre competencia y los derechos humanos”.

Evo Morales Ayma, Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

“Es necesario definir una trayectoria creíble capaz de contener el calentamiento por debajo de los 2 C, o incluso, si es posible, de 1,5 C. Será necesario establecer una evaluación regular de nuestros avances y un mecanismo de regulación a la altura de nuestros compromisos”.

François Hollande, Presidente de la República Francesa.

“Propongo crear una corte internacional de justicia ambiental, para sancionar los atentados contra la naturaleza, pues nada justifica que tengamos tribunales para proteger inversiones privadas, pero no para proteger a la naturaleza”

Rafael Correa, Presidente de la República de Ecuador.

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abier to de unas instituciones de las que el ciudadano medio está emocionalmente desconectado. ¿Qué ha llevado a esta transformación?

A lo largo de estos años en la U.E. siempre se antepusieron las necesidades de la gobernanza y el recetario macroeconómico de la Comisión a cualquier clase de mandato popular. En múltiples ocasiones los ciudadanos rechazaron la hoja de ruta que se les propuso, tal como franceses y holandeses hicieron con la propia Constitución Europea, en 2005. Pero esta oposición, lejos de ser vinculante, apenas modificó el curso de los acontecimientos. Así, la Carta Magna resucitó mediante el Tratado de Lisboa, pero el único pueblo consultado, el irlandés, contestó negativamente a su entrada en vigor, en 2008. ¿Ocurrió algo? Evidentemente no: en la cuna de la democracia –y el totalitarismo– uno puede repetir las elecciones hasta obtener el resultado deseado, de modo que tras padecer las respectivas –y efectivas- presiones Irlanda celebró un segundo referéndum que dio luz verde y desbloqueó la situación. Si este caso es sintomático del deterioro democrático que padece Europa hay que sumar que esta viene rigiéndose por una suerte de cripto-política que ha hecho de temas capitales, como la rúbrica de un TLC (Tratado de Libre Comercio) con EE.UU., secretos de Estado de los que los que ni

los Parlamentos reciben información detallada.

A la brecha entre gobernantes y gobernados cabe sumar la brecha entre Estados, con una Alemania cada

vez más autocrática, una Francia desplazada de su rol de contrapeso, una periferia sojuzgada por la Troika y unos países orientales que no han recibido los beneficios que en su día acompañaba entrar en la U.E.1 . Desde la caída del muro Alemania incrementó enormemente su peso en el seno de la Eurozona, por más que dicho acontecimiento no solventara el abismo económico, cultural, religioso y político que divide todavía hoy la nación. De hecho, superada la catarsis inicial, la antigua RDA sufrió una severa crisis que incluyó el auge de la extrema derecha callejera, la explosión paralela de cier ta “Ostalgie” (nostalgia del Este) y su ulterior plasmación política en el éxito de PDS, primero, y Die Linke, después2 La unificación fue un soberbio Vae victis: sin proceso constituyente, la RDA simplemente fue anexionada a la República Federal. Las enormes inversiones realizadas,

nada desdeñables, no detuvieron ni el éxodo juvenil ni la trágica demolición de la sociedad obrera. En cualquier caso, la atmósfera triunfalista en el oeste alemán coincidió con su ascendente influjo dentro y fuera de la U.E. Fuera, gracias a la ampliación de la Unión y la OTAN hacia el Este, convertido en mercado y fuente de mano de obra en provecho de su competitividad industrial. Dentro, mediante la imposición de contrapartidas a cambio del abandono del marco alemán, en especial la imposición del Pacto de Estabilidad que prohibió cualquier déficit público por encima del 3%. Sin embargo, la austeridad no involucró a la banca alemana, soporte financiero de las fiebres especulativas de Grecia, Irlanda o España. ¿Ocurrió algo? Esta vez sí: cuando inició la crisis el B.C.E. prestó dinero barato a los bancos en apuros y no a los Estados, favoreciendo que los primeros chantajearan con intereses altísimos a los segundos, incrementando su deuda. El resultado es que Europa asistió a la mayor socialización de pérdidas de su historia, traspasando la insolvencia desde las entidades privadas al Estado y la ciudadanía gracias al rol de una entidad pública. La receta para salir de la situación es ya un clásico: rescates condicionados a la aceptación de reformas estructurales.

Esta resolución provisional de la crisis ha acelerado la tendencia a que el poder y el capital se repartan de manera crecientemente asimétrica en el seno de la U.E., fluyendo de abajo arriba en un sentido social –de las clases populares y la sociedad civil a las élites y grupos de presión- y geográfico –desde los países del Sur a los del Norte-. Todo ello coincidiendo, además, con el harakiri generalizado de la socialdemocracia europea. El caso alemán no es excepcional, sino regla: el SPD implementó la agenda neoliberal antes que la propia Angela Merkel, a la cual asegura la gobernabilidad del país -y el conjunto de Europa- mediante la “Gran Coalición”. Las formas cuasi gélidas de la estadista y la escenificación recurrente del poderío alemán infunden certeza a sus partidarios, mientras la exacerbación de la culpabilidad ajena exime de toda responsabilidad a Alemania.

No cabe duda que la mano de hierro de la canciller ha acelerado el proceso de erosión de legitimidad y culminado el vaciamiento democrático de la U.E. La aceptación de la

Europa entró en el siglo XXI eufórica, con renovada fe en su exclusividad como espacio mundial de libertad política y bienestar social, creyendo que su

tiempo había llegado. La entrada en vigor de la moneda única, acordada en el Tratado de Maastricht una década antes, consumó un proyecto histórico que alejaba definitivamente el recuerdo de guerras y catástrofes, mientras la oposición de la sociedad civil y parte de los gobiernos europeos al unilateralismo norteamericano de Bush ponía de manifiesto, a sus ojos, la supuesta superioridad moral del Viejo Continente. Una década después la percepción es casi diametralmente opuesta: la inflación de expectativas se ha desvanecido y la

autocomplacencia ha dado paso al desencanto, cuando no el cuestionamiento

1 Véase Susan Watkins: “La situación política de la Unión Europea”, editorial de la New Left Review nº 90, enero-febrero 2015, pp. 7-29.2 Helga Schulz: “La nación tras el diluvio. Una perspectiva germano-oriental”, en Cuadernos de Historia Contemporánea, nº22, 2000, pp. 303-324.3 Perry Anderson: El Nuevo Viejo Mundo. Madrid: Akal, 2012, p.80.

llegada de refugiados de Oriente Próximo, pese a la rebelión abier ta en su propio partido, pudiera ser una maniobra para ablandar en el exterior la imagen estereotipada de rígida prusiana transmitida por quien impuso la austeridad

a media Europa y hace poco comandaba en Grecia las fuerzas del establ ishment. En cualquier caso la E u r o p a

de Merkel es la del triunfo sin paliativos del There Is No Alternative thatcheriano. La crisis griega, en peculiar aviso a navegantes, acaba de evidenciar que nunca en la U.E. fue tan mayúscula la incapacidad de la democracia “en un solo país” para atender y materializar el deseo mayoritario de los ciudadanos. Perry Anderson lo afirma de manera categórica: “de la “Europa social”, en el sentido en que la entendían tanto Monnet como Delors, queda tan poco como de la Europa democrática”3 . Diagnóstico desolador que deja sin respuesta el interrogante acerca de si las cada vez más palpables ansias de democratización política y económica serán capaces o no de derrotar al cada vez menos apreciado continente de la canciller.

Para Correo del Alba, Luis Eduardo Dufrechou Bermolén. Historiador por la Universidad Complutense de Madrid.

[email protected]

“La mano de hierro de la canciller ha

acelerado el proceso de erosión de legitimidad

y culminado el vaciamiento

democrático de la U.E”.

“La atmósfera triunfalista en el oeste alemán coincidió

con su ascendente influjo dentro y fuera de la U.E”.

CancillerEl continente de la

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La influencia, inserción profunda y manipulación de los grandes medios de comunicación y de las industrias culturales monopolizadas por las potencias imperialistas, acompañantes ideológicos imprescindibles del proyecto económico

y político del neoliberalismo y de su expansión regional, han dañado seriamente los procesos artísticos, intelectuales y culturales de compromiso y emancipación en América Latina y el Caribe durante los últimos treinta años, dejando una secuela de alienación mental muy profunda.

Las expresiones contrahegemónicas, como las místicas, música, teatro, talleres y las prácticas trabajo-formación de la Escuela Nacional Florestan Fernandez (ENFF) del Movimiento Sin Tierra (MST) del Brasil, las manifestaciones y creaciones del Teatro Alternativo o la irrupción del Ukamau y ke, el hip-hopista boliviano Abraham Bojorquez muerto trágicamente en 2009, la Misión Cultura Bolivariana, los graffiteros y muralistas callejeros, las prácticas de educación popular del Frente Darío Santillán de Argentina o las radios comunitarias y de cultura popular en varios rincones de Nuestra América, entre otros, son experiencias bellísimas e importantes, sin embargo enfrentan a los poderosos medios que controlan la opinión pública y mercantilizan las manifestaciones artísticas con finalidades económicas e ideológicas claramente identificadas: la dominación y control de las conciencias.

Luchapor construir una cultura emancipadora

La dificil

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El colonialismo mental y pedagógico de larga data colonial e imperialista se ha beneficiado del llamado proceso de globalización que no solamente ha despolitizado a grandes sectores de la población, sino que ha ampliado los márgenes de alienación y ha conseguido controlar y manipular las manifestaciones de la cultura, quitándole la potencia del compromiso social y convertirla en un valor superficial y pastiche, presto al consumismo desmesurado y voraz. La cultura popular latinoamericana y caribeña, como la educación popular, la comunicación popular, la universidad popular, sobreviven y se desarrollan en los márgenes estatales, en las fronteras sociales de los grandes centros urbanos, en medio de mezclas y migraciones humanas muy diversas, sin ser, ni marcar, una tendencia histórica alternativa a lo establecido.

Los gobiernos neoliberales y conservadores han marginalizado aún más estas expresiones, sin embargo los procesos políticos nacionalistas, revolucionarios y antiimperialistas no han tenido la for taleza suficiente para enfrentar a las industrias culturales y a los medios monopólicos de comunicación para generar un nuevo proyecto hegemónico, una nueva cultura, una reforma intelectual, moral y cultural que alcance las profundidades del sentido común y de un proyecto histórico socialista de largo alcance, con la integración y construcción de la Patria Grande Latinoamericana.

Los esfuerzos realizados en este ámbito estratégico han sido pocos, se ha avanzado con Telesur, con algunas agencias como ALAI, Bolpress, Patria Grande o ALER, con periódicos y revistas en varios países, pero todo muy limitado frente al poder del orden establecido nacional, regional e internacionalmente.

Horizonte histórico alternativo

En una perspectiva más general de la civilización y de la cultura, vinculada a los procesos políticos e ideológicos que reivindican el Vivir Bien, el Suma Qamaña, el Sumak Kawsay y el Socialismo Comunitario, se han desarrollado un conjunto de postulados de larga data histórica, muchos consideran que fueron las bases de la organización comunitaria precolonial en Nuestra América, que ponen en cuestión

los fundamentos del orden de la modernidad occidental eurocéntrica, en unos casos, o que buscan nuevas síntesis dialécticas en torno a la correspondencia entre los valores y principios cósmicos del mundo indígena americano con los avances más descollantes de la ciencia y el conocimiento humanos, en otros.

La centralidad de su debate ha sido y es importante en términos de encontrar perspectivas de construcción estratégica de la sociedad. Se trata del rescate de la relación ser humano, naturaleza y cosmos como una totalidad armónica que contiene vinculaciones

de complementación e influencia mutua, como condición vital de la existencia de la humanidad. Ahí se enraízan los postulados del Vivir Bien que implica la recuperación de la comunidad como eje ar ticulador de las relaciones humanas, en la que las prácticas de cooperación, reciprocidad y redistribución ocupan el centro de la actividad humana; de esta manera en pone en cuestión los valores del individualismo posesivo, de la competencia sin límites y del consumo destructor de la propia identidad humana.

Las posturas más radicales sostienen que se trata de puntos fundamentales de la reconstrucción total de la sociedad y la humanidad transformando absolutamente las bases del mundo moderno, sin embargo las posiciones menos ortodoxas consideran que se está produciendo una simbiosis en la cual no se desconocen los avances del conocimiento y la ciencia y tecnología más avanzados en conjunción con los valores más humanos y

equilibrados con el mundo que rodea la vida humana. Ambas posiciones se desenvuelven en ámbitos muy estrechos y limitados sin trascender efectivamente en la vida cotidiana, ni en los ámbitos institucionales de carácter académico, intelectual o universitario.

Las Constituciones Políticas de Ecuador y Bolivia han incorporado estos principios, los gobiernos y movimientos sociales y populares los desarrollan y utilizan esporádicamente, pero no se asientan en políticas públicas más agresivas debido, especialmente, al copamiento existente de las lógicas hegemónicas del mercado y el consumismo.

Experiencias pasadas

Dos experiencias históricas anteriores nos permiten valorar la importancia de avances antiimperialistas y contra hegemónicos del pensamiento y la cultura en América Latina y el Caribe: Por una parte la gesta de artistas, intelectuales, periodistas, muralistas, políticos, ensayistas y escritores de la generación del 900 –de fines del siglo XIX a principios del siglo XX--que marcó, con la pluma y el argumento la emergencia de una conciencia latinoamericanista que se manifestó en la Independencia Cubana, la Revolución Mexicana, la Reforma Universitaria, la resistencia Sandinista, el Anti Panamericanismo anexionista y el posicionamiento de la Alianza Antiimperialista y la Unidad de Patria Grande como banderas centrales y ar ticuladoras.

Por otra parte las manifestaciones de identidad, resistencia, solidaridad y unidad de América Latina y el Caribe a través de artistas, cantautores, poetas, trovadores, cineastas, literatos, novelistas, periodistas, pintores e intelectuales que en los años sesenta y setenta (1960-1970) establecieron una corriente de raigambre popular y revolucionaria marcando una for talecida tendencia capaz de poner en cuestión las manifestaciones culturales hegemónicas de la época y alcanzar un sentido común profundo, en el contexto de las luchas por la liberación nacional, la Revolución Cubana, la experiencia del Socialismo a la Chilena, la lucha contra las dictaduras impuestas por el imperialismo y la Revolución Sandinista.

Finalmente, corresponde tomar en cuenta que los movimientos de emancipación y liberación nacional, los procesos revolucionarios antiimperialistas, el choque contra las políticas económicas y comerciales de Estados Unidos y Europa, la emergencia de los gobiernos nacionalistas y los proyectos de integración como el ALBA, UNASUR o CELAC de principios del siglo XX no han estado acompañados por movimientos ar tísticos,

culturales, académicos, intelectuales de similar envergadura para enfrentar la fuerza de la imposición del mercado de las culturas oficiales del neoliberalismo, la dominación, el consumismo y la alienación.

Sin embargo, la potencia del discurso y mensaje de los líderes tercermundistas y latinoamericanos como Hugo Chávez, Lula Da Silva, Fidel Castro, Evo Morales,

Rafael Correa, Daniel Ortega o Pepe Mujica han dejado y mantienen presente una huella muy fuerte, particularmente los del comandante venezolano, que han plantado la bandera de la Patria Grande, de la Unidad de América Latina y de la reivindicación histórico-cultural de la Guerra de la Independencia con el pensamiento integracionista de Simón Bolívar, José de San Martín, José Maria Morelos, Bernardo de O’Higgins y Francisco Morazán.

Para Correo del Alba, Eduardo Paz Rada.Sociólogo boliviano y docente de la UMSA.

Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.

“El colonialismo mental y pedagógico de larga data colonial e imperialista se

ha beneficiado del llamado proceso de globalización”.

“La globalización no solamente ha despolitizado

a grandes sectores de la población, sino que ha

ampliado los márgenes de alienación”.

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Desde la hora de la independencia, el proyecto nacional ha recorrido un largo camino y enfrentado múltiples y diversos desafíos. La primera tarea fue la de construir una nación a partir de elementos como el lugar de origen, la lengua

y la religión comunes. Y la segunda e inmediata fue la de levantar el Estado sobre una base territorial y poblacional, y con una arquitectura legal asentada –al menos en teoría– en la soberanía popular y orientada a la protección de los derechos y libertades del individuo. Más tarde, el Estado Nacional fue definiéndose bajo el influjo de invasiones y amenazas exteriores, guerras por definición de fronteras y ambiciones neocolonialistas, pero también al calor de nuevas ideas sociales y conflictos políticos.

Como demostrara el pensador panameño Ricaurte Soler, la América Latina del siglo XIX fue un campo de batalla entre la vieja mentalidad colonial y los proyectos políticos postcoloniales, defendidos por los conservadores, y las nuevas ideas y los proyectos de reforma que impulsaban los liberales. En medio de ese largo combate, hubo conservadores que convocaron la reconquista colonial y apoyaron la intervención extranjera, para defender unos privilegios que les resultaban más importantes que la independencia nacional.

Más temprano o más tarde, la reforma liberal se impuso finalmente en la mayoría de países de Nuestra América y trajo consigo una modernización del Estado, de la vida política y de las costumbres. Secularización del Estado, educación pública y laica, vías modernas de comunicación, democratización de la política y emergencia de las clases medias fueron algunos legados de la reforma liberal. Particular significación tuvieron la educación laica, los conservatorios y academias de arte, que fueron instrumentos formadores de la conciencia y el espíritu nacionalistas. De esas escuelas y academiassurgieron las nuevas corrientes literarias realistas, que abandonaron los cánones

Nacionalismorevolucionario

Parte I

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estéticos europeos para lanzarse a desnudar con crudeza la realidad de nuestros pueblos. De ahí surgieron, igualmente, las nuevas tendencias de arte social, que abandonaron la visión plácida del romanticismo y denunciaron con grandes y enérgicos trazos la explotación social y las luchas populares. Y del mismo núcleo emergieron las escuelas musicales nacionalistas, que rescataron y recrearon los ritmos populares, para crear vigorosas expresiones identitarias, que la nación entera asumió como suyas y que luego se proyectaron, inclusive, a los espacios de la Patria Grande y los ámbitos del mundo: valses criollos, habaneras, pasillos, boleros, merengues, tangos y cuecas, entre otros géneros.

Como escribiera alguna vez ese notable oteador de Nuestra América que fuera el profesor Juan Bosch, el sentimiento unitario de los latinoamericanos es una vetaprofunda que corre por el fondo de nuestro espíritu:

“Una música, un cantar, una danza identifican a latinoamericanos nacidos en países muy alejados entre sí; los identifican y los unen sin que en ese movimiento de sus almas hacia la unidad juegue un papel la posición política; pero si, además de su identificación latinoamericanista, se produce también la de carácter político, entonces el vínculo que los une pasa a ser

múltiple y, por tanto, más poderoso que el que es de origen puramente político.”

Siguiendo con ese análisis de nuestra identidad espiritual, Juan Bosch apreciaba que:

“nos identifican todas las experiencias culturales que forman el conjunto de la latinoamericanidad, empezando por la lengua. Esos valores culturales pueden parecer subjetivos, pero son objetivos; tanto lo son que en la caso de la danza podemos verla y en el de la música podemos oírla. Subjetivos son, sin embargo, los hechos históricos.. a pesar de que fueron objetivos en el momento en que eran ejecutados; y ocurre que … los hechos históricos que llevaron a cabo los pueblos y sus líderes, forman uno de los componentes más fuertes de los vínculos que unen a los latinoamericanos de habla española. Se nombra a Martí o a Bolívar y todos sentimos que se está hablando de dos fundadores de la Patria Mayor.”

Volvamos al liberalismo para decir que esta corriente política facilitó en su hora el desarrollo de nuestras identidades nacionales, pero nos trajo también el librecomercio, que terminó por convertirse en un mecanismo de recolonización de nuestras economías, que arrasó con las antiguas industrias y manufacturas nacionales, creó la moderna economía de plantaciones y nos ató a nuevas formas de dependencia.

Fue en esa coyuntura que emergió el nacionalismo revolucionario, como un esfuerzo de reconstitución del Estado y de su base económica, a partir de la creaciónde un mercado interno, la defensa de los recursos naturales y el impulso de proyectos de desarrollo autónomo. Una de las primeras experiencias de este tipo fue la “Revolución Alfarista” en el Ecuador, iniciada en 1895 y concluida en 1911, que tuvo líder al general Eloy Alfaro, un revolucionario liberal que luchó por la Reforma en Centro y Sudamérica, y que luego evolucionó hacia el radicalismo. En fenómeno inédito en la historia latinoamericana, Alfaro abandonó el librecambismo de los liberales e inició en su país un audaz proyecto de desarrollo autónomo, dictando leyes proteccionistas, estimulando el desarrollo agrícola e industrial, y promoviendo la organización sindical, a la par que secularizaba el Estado, nacionalizaba los bienes de la Iglesia y creaba un avanzado sistema de educación pública, laica y gratuita. Juzgando esa experiencia alfarista, el ex Presidente colombiano Alfonso López Michelsen ha dicho que Alfaro sorprendió a la América Latina con

“el impacto de una concepción liberal, impregnada de contenido social, despojada de retórica vacua, y que tenía por meta el desarrollo económico… Fue un caso realmente excepcional en la América española el de que,

años antes de la revolución mexicana, de la aparición de Alessandri en Chile o de Irigoyen en la Argentina, hubiera aparecido en este rincón de América, que es el Ecuador, un precursor de la talla de Eloy Alfaro.”

Junto con el aparecimiento del nacionalismo revolucionario, se produjo también en nuestro continente la emergencia de nuevas ideas sobre la cuestión nacional. José Enrique Rodó llamó a la juventud hispanoamericana a recrear y desarrollar su propia identidad cultural, sin dejarse influir por las influencias exteriores y, sobre todo, por la “nordomanía”. Y también le recomendó no tomar a Estados Unidos como modelo político, pues hallaba que su utilitarismo estaba en contradicción con el espíritu democrático, que solo podría alcanzarse mediante la educación del pueblo y la igualdad social.

Por su parte, Francisco Bilbao recomendó confederar a las repúblicas de América Latina, para “salvar la independencia territorial y la iniciativa del mundo Americano, amenazadas por la invasión… Unificar el pensamiento, unificar el corazón, unificar la voluntad de la América. Idea de libertad universal, fraternidad universal y práctica de la soberanía. Acrecentamiento de fuerza por la unión, por la unidad de miras … y unidad de educación al porvenir.”

Esa nueva mirada hacia nuestra propia realidad se extendió también hacia el pasado, en busca de las raíces originarias del ser nacional. Pero ese gran emprendimiento no vino desde la historia, ciencia conservadora que por entonces andaba empeñada en la valoración de la hispanidad o, a lo sumo, en la consagración de un nuevo panteón nacional, en el que los héroes republicanos sustituyeran a los santos coloniales. Vino, más bien, desde nuevas ciencias y ar tes, que se empeñaban en el rescate de la original memoria americana, tales como la antropología, la sociología, la lingüística y el ar te mural, que vivieron una verdadera eclosión desde comienzos del siglo XX. El notable científico mexicano Manuel Gamio dijo que, así como la antropología era fundamental para el buen gobierno, ya que por medio de ella se conocía a la población para la cual se gobernaba, el ar te era una gran herramienta para crear una sustancia espiritual común, que sirviera de basamento para la unidad de lanación.

Por su parte, el ar te de vocación social tomó la posta de la creatividad, dejando atrás al viejo ar te religioso e inclusive al nuevo arte heroico y romántico de las repúblicas liberales. En Ecuador, gracias a la revolución

alfarista los indios y los negros empezaron a aparecer en los cuadros, ya no solo como motivos del paisaje campesino, sino como motivos centrales de la pintura. Parecido fenómeno empezó a darse en otros países, donde el retrato y su visión plácida de la vida cedieron paso a la multitud y sus agitaciones. Y estábamos en esas cuando irrumpió el muralismo mexicano, retomando una propuesta plástica precolombina y llenándola de siglos de historia, de personajes y gestas de nuestra propia épica, de lucha y fuerza. Su llegada produjo un estremecimiento cultural colectivo en toda nuestra América, cuyos artistas más creativos buscaron viajar a México y ser discípulos de esos formidables maestrosmuralistas: Rivera, Siqueiros y Orozco entre los primeros. Otros, desde la distancia, bebieron las lecciones del muralismo mexicano y las aplicaron en sus propios países.

Con ello, este fenómeno creativo se extendió a toda América Latina, recuperó y resignificó los viejos mitos precolombinos y también recreó los grandes fenómenos de la historia de cada país, en el empeño de construir una nuevo imaginario nacional, que se expresara a través de un arte público que conllevará un discurso político, a la vez crítico y esperanzado.

Y no habíamos acabado de beber en la fuente del muralismo cuando nuevas artes empezaron a despertar y encender el alma latinoamericana por encima de las fronteras oficiales de nuestras republiqueitas. Ellas fueron la música, potenciada y difundida por la industria fonográfica, primero, y por la radio, después, y el cine, esa magia visual que demostró a nuestros pueblos cuan parecidos eran todos ellos, en la forma y en el fondo. Así, las voces de Carlos Gardel, Juan Arvizu, Margarita Cueto y otros cantantes llenaron nuestro continente de tangos, pasillos, corridos, cuecas, valses o boleros, mientras orquestas argentinas de tango recorrían Sudamérica y orquestas colombianas de baile se movían airosamente por el Caribe. Del mismo modo, el cine mexicano y el cine argentino cautivaron los ojos y los corazones de lasmultitudes de América Latina, afirmando el alma matinal de estos países que empezaban a descubrirse como un espacio colectivo.

Para Correo del Alba, Jorge Núñez Sánchez. Doctor en Jurisprudencia. Estudios de postgrado en

Antropología, Geografía e Historia. Miembro de las Academias Nacionales de Historia de Ecuador, Colombia y Perú

y de la Real Academia Española de Historia

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La historia de la industria es el corazón de la historia del capitalismo, por eso tiene un lugar tan preponderante en el

libro cumbre de Carlos Marx, El Capital. Por lo tanto, la evolución de la industria es primordial para lograr desentrañar, en cada etapa histórica, las políticas industriales que debe llevar adelante una nación para lograr cier to desarrollo económico y social. El capitalismo entró desde los años setenta en una fase de mayor concentración y financiarización, en la cual se fueron fragilizando las economías periféricas. Lejos, atrás quedó el modelo de sustitución de importaciones vigente en América Latina, cuyo objetivo era neutralizar la falta de dólares mediante la industrialización, dejando lugar a un modelo donde la falta de dólares se resolvía mediante ciclos de endeudamiento externo que llevaron a crisis económicas de manera continuas.

Estas crisis fueron socavando la base industrial de nuestros países, desestructurando los mercados de trabajo y reduciendo la inversión pública en sectores claves para el desarrollo como la educación y la salud, producto de las políticas de ajuste y apertura comercial llevadas adelante por los gobiernos neoliberales.

La destrucción del aparato productivo llevó a numerosos capitales nacionales a refugiarse en sectores rentísticos como los de explotación de recursos naturales como la minería, el petróleo o la agricultura, o como los sectores de comercio y de servicios, que por definición tienen menores requerimientos de innovación que los sectores industriales.

Por otra parte, en países con salarios bajos como China o India, fueron surgiendo modelos de industrialización de carácter novedoso, producto de la parcialización del trabajo a nivel global. En efecto, si uno trata de seguir los flujos geográficos de los componentes

con los cuales se fabrica un teléfono celular, verá que una parte se hace en Estados Unidos, otra en Japón, en Corea, en Vietnam, en China y se termina de ensamblar en Brasil… de tal forma que la industrialización de nuestro tiempo está guiada por “cadenas globales” donde el requerimiento de logística y de financiamiento hace que solo las empresas transnacionales pueden competir en esos mercados.

Esta forma de industria implica que, hoy por hoy, la parte manual de la industria se realiza en países con mano de obra barata y, en consecuencia, que la industrialización ya no sea sinónimo de desarrollo. El dominio de las empresas transnacionales sobre la tecnología se explica también por las inversiones necesarias para hacer frente al continuo cambio tecnológico, inversión que deja afuera a las pequeñas y medianas empresas y las empresas nacionales sin posibilidad de financiamiento.

Por lo tanto, este capitalismo global tiene como principal actor a las empresas transnacionales y como medio principal para su difusión los mercados financieros internacionales, conllevando a una distribución cada vez peor de la riqueza, dado que la industria que está generando es portadora de una competencia entre los obreros del mundo para definir su localización.

Ante semejante desafío, el desarrollo económico requiere cortar con los lazos financieros que nos ata a la potencia estadounidense, porque esta condiciona todo tipo de política económica autónoma. En ese sentido, los procesos de desendeudamiento tal como vivieron los países latinoamericanos en estos últimos 15 años son un requerimiento necesario para empezar a pensar en un desarrollo autónomo. En particular, el pago de la deuda con el FMI de parte de Brasil y Argentina en el 2005, junto al rechazo político al ALCA, se constituyeron en las condiciones necesarias para pensar una región con mayor soberanía respecto de Estados Unidos, lo que ocurrió con el advenimiento de la UNASUR y la CELAC.

Por otra parte, aparece como fundamental tener una política de ciencia y tecnología guiada desde el Estado para ir acumulando capacidades que, en

el futuro, pueda convertirse en industrias con capacidad de competir en los mercados mundiales. La cuestión que aparece en estos casos es: ¿cuál es la ar ticulación que deben tener sector público y sector privado?

Esta pregunta se vuelve crucial cuando vemos que el capital nacional se encuentra replegado en sectores con escasa competencia. Estamos lejos del empresario innovador y de las concepciones en la cual la burguesía nacional desarrollista debía convertirse en el motor del capitalismo nacional. De ahí que el Estado debe tomar una parte preponderante en la industrialización del país, a través de empresas estatales productoras de bienes, que puedan articular con el sector de ciencia y tecnología existente en las universidades.

Las empresas privadas aparecen en un segundo círculo, la de los proveedores de partes y piezas para los productos industriales que puedan desarrollar estas empresas estatales, y deben ser funcionales a la estrategia de la empresa nacional. Esta es una de las enseñanzas del desarrollo industrial latinoamericano de la posguerra. Hoy en día el caso de desarrollo industrial más fantástico es el de China, que si bien tiene un sector dedicado a la exportación, este representa una porción menor de su economía –menos del 10%-. La gran parte de la economía china es constituida de empresas estatales: las industriales, los bancos, los servicio y el comercio. Es decir: si bien se trata de un proceso de desarrollo atípico, en el sentido que se origina con la revolución comunista, el proceso chino nos deja una enseñanza fundamental: el Estado se vuelve primordial como guía estratégica y herramienta del desarrollo.

Paradójicamente, la conclusión es que el motor del desarrollo en una sociedad mercantil es su parte no mercantil, esto es, el Estado. Esto se explica porque el mercado conduce a una ampliación de las diferencias, y el sector más competitivo termina eliminando los sectores no competitivos: el mercado se transforma en monopolio. Llevado a nivel internacional, la dinámica concentradora del mercado implica que las naciones exportadoras de recursos naturales como las de nuestro continente no podrán competir en los mercados industriales con tecnologías propias, dado que siempre estará sometido a competencia de industrias con mayor trayectoria y productividad. Es decir: dejar que actúen las fuerzas del mercado es reproducir nuestra estructura periférica y nuestro subdesarrollo. Por lo tanto, solo el Estado puede torcer el mercado y modificar la estructura económica de una economía periférica, llevándola hacia el desarrollo autónomo con inversión en ciencia y tecnología propia. El ejemplo de las políticas llevadas adelante por Bolivia y Argentina alrededor del litio –mineral estratégico para el futuro energético del mundo- está para atestiguarlo: las empresas estatales en ambos países son las que llevan adelante los procesos de industrialización de la materia prima. Sin dudas aún falta mayor coordinación a nivel regional entre estas empresas para lograr sinergias que permiten la afinidad cultural y política de nuestros países en el marco de las instituciones que surgieron de los procesos políticos de estos años. Para el pueblo esto tiene dos significados: primero es necesario tomar la dirección del Estado capitalista, y luego usar ese Estado como herramienta para guiar a la sociedad civil hacia el desarrollo económico.

Para Correo del Alba, Martin Burgos. Economista. Coordinador del Departamento de economía del Centro Cultural de la Cooperación.

Andamios Capitalismo transnacionaly desarrollo productivo

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PlazasrónicaC

Tuve muchas plazas en mi vida. Recuerdo la del 1 de enero de 1979, en plena dictadura cívico-militar en la Argentina, una Marcha por la Paz, en medio del conflicto con la República de Chile por el Canal de Beagle. Probablemente haya sido mi primera plaza colectiva, a los

16 años.

Después fue la del 30 de marzo de 1982, la marcha organizada por la CGT (Confederación General del Trabajo) pero no llegamos, porque la policía nos reventó a palos unas cuadras antes.

A la del 2 de abril, convocada por el presidente de facto, Leopoldo Fortunato Galtieri, para anunciar el desembarco de un contingente para combatir por las Islas Malvinas, no fui, pero sí a la del 10 de abril, para putear a Alexander Haig, enviado de los Estados Unidos.

Y también a la del 5 de octubre de ese año, organizada por los movimientos de derechos humanos, reclamando juicio y castigo a los militares asesinos. A la del 13 de diciembre también del año ‘82, organizada por la Multipartidaria en repudio a la dictadura militar, denominada “Por la Democracia y la Reconstrucción Nacional”, en la que fue asesinado el joven obrero metalúrgico Dalmiro Flores.

En la del 10 de diciembre de 1983, estuve cantando con miles “se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”, y “se van se van y nunca volverán”.

Después llegaron sucesivas plazas. Las de diciembre, acompañando a las Madres en las Marchas de la Resistencia. Esas plazas eran un momento de encuentro, de abrazos, de largas horas bajo el sol y las estrellas. He ido sola, embarazada, con mi hijo, con amores, con amigos y amigas, con compañeros y compañeras de aquí y de otros sitios. He ido como militante orgánica, como periodista, como militante unipersonal, como funcionaria del Estado, como desocupada.

Y, durante estos 12 años, hasta el 9 de diciembre pasado, tenía dos plazas en el alma. Una, la del 25 de mayo de 2004, parada bajo la lluvia con otros miles, escuchando al cantautor cubano, Silvio Rodriguez.

La otra, la del 29 de octubre de 2010, despidiendo al ex presidente Néstor Kirchner. Una había sido inaugural para mí. La otra, de una tremenda tristeza, pero a la vez, de una cierta alegría al comprobar que mi lugar era ese, en la Plaza, con miles abrazados y dolientes. En ese momento, trabajaba fuera del país: esa mañana confirmé mi deseo de volver.

Agrego, ahora una tercera plaza que resume lo mejor de estos últimos 12 años.

Y que quede claro: no han sido todas mieles para mí estos 12 años. No lo han sido en lo personal, en las posibilidades laborales, en las discrepancias que he mantenido con muchas de las medidas y políticas públicas relativas a los temas que me importan más: cárcel, abusos policiales, prevención de la tortura, situación de la infancia por citar solo algunos de enorme importancia.

Pero hace mucho tiempo que entendí que no hay proyecto colectivo que no esté atravesado por injusticias, errores y agachadas. Y que, en la cuenta final, lo que valoro no es cómo me fue personalmente, o como le fue a los temas que para mí son los más importantes, sino cómo nos fue a todos/as -o a las mayorías populares, -colectivamente.

Por eso, agrego a mis plazas grabadas en el alma esta tercera plaza, la del 9 de diciembre, en la que otra vez, tristes y amorosos, nos abrazamos decenas de miles, y entre todos y todas, abrazamos a Cristina Fernández de Kirchner.

Y cantamos, convencidos, que vamos a volver, mientras un muchacho a bordo de un camión de recolección de residuos del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tocaba la bocina, afirmando que sí, que vamos a volver.

Para Correo del Alba, Claudia Cesaroni.Periodista, abogada y docente.

Integrante de la Comisión Directiva del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos.

Conductora del programa, La Cocina del Miedo.@CCesaroni

Cristina Kirchner se despidió del gobierno tras 12 años con la Plaza de Mayo colmada de gente.

En 2001 el presidente Fernando De la Rúa abandonó el gobierno tras autorizar una masacre

que dejó decenas de muertos

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a la América

Legado de

Humani ad

El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas usurparon el gobierno constitucional en la República Argentina por medio de un golpe de estado e instauraron una política

de terror. La “desaparición”, fue una de las formas y afectó a 30.000 personas que fueron sometidas a la privación de su libertad y a la tortura, y entre ellas a centenares de niños secuestrados con sus padres o nacidos en los centros clandestinos de detención.

La cantidad de secuestros de niños y de jóvenes embarazadas, el funcionamiento de maternidades clandestinas, la existencia de listas de familias de militares en “espera” demuestran la existencia de un plan sistemático de apropiación.

En este marco, hace 38 años, aparecieron abuelas que buscaban a sus nietos para luego, en conjunto, en 1997, conformar la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados por la dictadura . Hoy son 119 identidades recuperadas en el marco de una política de derechos humanos creada para que nunca más se repita tan terrible violación de los derechos de los niños, exigiendo castigo a todos los responsables.

Las Abuelas

[email protected]@gmail.comCalle 8 de Obrajes, Nº 346 Tel. 0591-2-2782238 La Paz- Bolivia

Recuerde visitar la página oficial de la Secretaría Ejecutiva Permanente del ALBA –TCP, ahora disponible en inglés y español, con toda la información relacionada con la alianzahttp://www.alba-tcp.org/

Contactos:

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Venezuela: La cena tradicional consiste en hallacas la cual varía su preparación dependiendo de la región del país, pan de jamón, el característico pernil, acompañado de ensalada de gallina. De postre: tor ta negra, dulce de lechoza, y/o el panettone.

Bolivia: El plato de: picana tras el brindis navideño que consiste en un caldo que tiene un sabor caracterítico entre picante y dulce en el que se puede ver algunos pedazos de carne de vaca, pollo, zanahoria, maíz, papas, cebollas y tomates.

Ecuador: Lo tradicional es el pavo relleno o pollo con salsas a base de ciruelas pasas, ensaladas y algún tipo de arroz con queso y maíz y, por supuesto, vino.

Navidaden Latinoamérica

Platos Típicos:Cuba: Los platos navideños suelen ser lechón acompañado de ensaladas, yuca con mojo, mucho ajo, fricasé de pollo, congri, bananas, no pueden faltar el vino, la sidra, los postres y turrones.

Argentina: La tradición tiene influencia italianas-españolas y se suele servir pan dulce al final de las comidas. Entre los platos fríos, hay ensalada rusa, vitel tonné: carne vacuna en salsa de atún; a veces pavo o pollo o el tradicional asado. El postre incluye ensalada de frutas y helado.

Paraguay: Los platos son la sopa paraguaya, el chipa guasa (a base de choclo) y el refrescante clerico hecho con frutas de estación, vino tinto y abundante hielo con un poco de azúcar.

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“Pareciera que se ha instalado todo un sistema para recortarnos el espíritu, para convertirnos en tierra fértil de autoritarismos. Y

hay una especie de acostumbramiento, que es lo peor que le puede pasar al ser humano: al terrorismo, al genocidio por hambre, a la

falta de educación para todo el mundo”.

Juan Gelman (Periodista, poeta y ex militante montonero)