correo del sur no 335

8
Número 335 Mayo 19, 2013 LAS CAUSAS DE FALLO CORDERA ...NO LLEVABA PUESTA LA SOTANA ANDREOTTI: LA ANOMALÍA ITALIANA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA EN DEFENSA DE LA LAICIDAD EN MÉXICO

Upload: gerardo-barreto

Post on 09-Mar-2016

230 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Correo del Sur, suplemento dominical de La Jornada Morelos

TRANSCRIPT

Page 1: Correo Del Sur No 335

Número 335Mayo 19, 2013

LAS CAUSAS DE FALLO CORDERA

...NO LLEVABA PUESTA LA SOTANA

ANDREOTTI: LA ANOMALÍA ITALIANA

ERRADICACIÓN DE LA POBREZA

EN DEFENSA DE LA LAICIDAD EN MÉXICO

Page 2: Correo Del Sur No 335

2 Domingo 19 de Mayo de 2013 CORREO del SUR

Como bien lo ha contado Leonardo Lomelí en el prólogo a éstas “Reflexiones sobre una

época”, ante “lo inevitable de su pérdida” (noviembre de 2010), un grupo de colegas y amigos de Rafael Cordera “asumió la tarea de realizar diversos tipos de homenaje para

mantener su presencia entre nosotros”, procurando hacer extensivo el conocimiento de su obra en diversos campos a un público

más amplio. Los actos realizados fueron, justo es recordarlo, genuinas expresiones del verdadero sentimiento de dolor que animaba a las personas que amaron a nuestro querido Fallo, pero también, sin formalismos de por

medio, a los representantes de las instituciones universitarias en las cuales él volcó sus mayores

capacidades, sus dones para crear relaciones positivas aun en las circunstancias más

complejas. Fueron aquéllos inolvidables actos de reconocimiento y fraternidad.

Las causas de

de la preparación del volumen anto-lógico de sus trabajos se encargó el maestro Felipe Becerra, viejo discí-

pulo y camarada de nuestro autor, quien tenía en su haber el haberse dedicado a estudiar de la rica historia de esta Facultad de economía, desde su fundación hasta nuestros días. Por desgracia, el maestro Becerra, amigo nuestro también, falleció antes de que el libro estuviera concluido, razón por la cual los profesores alejan-dro Pérez Pascual, Javier Cabrera, Rafael Buendía, alfredo Popoca, Fernando arru-ti y José Luis Victoria, convocados por el director de la Facultad, Leonardo Lomelí, tomaron en sus manos la tarea de elabo-rar la versión que ahora presentamos y que viene a ser, digamos, un doble tributo póstumo a la memoria de Rafael Cordera y de Felipe Becerra.

el libro recoge las tesis del autor en tor-no a tres grandes temas o, dicho mejor a tras grandes causas del México contem-poráneo: el sindicalismo; la juventud y la educación. escritos en momentos muy diferentes de la vida nacional e incluso ale-jados en el tiempo ( la investigación sobre el sindicalismo se remonta al comienzo de los años setenta), hay en ellos una cohe-rencia interior que los explica y justifica: hacer de la investigación académica un instrumento útil para resolver los proble-mas nacionales. Lo mismo si se trata de reconocer la significación de la democra-cia sindical que de defender la universidad pública, Cordera adopta un claro compro-miso personal y moral que no elude el de-bate y la crítica de otras posturas, como lo demuestra ésta compilación, a la que ha-bría que sumar las filosas contribuciones periodistas realizadas durante décadas en variadas publicaciones.

Sin embargo, con la venia del lector, dejo pendiente la reseña del libro pues prefiero preguntarme en voz alta algo que tal vez merezca ser explicado con más detalle: ¿de dónde vienen las pre-ocupaciones del joven profesor Rafael Cordera por el sindicalismo y, particular-mente, por la insurgencia sindical que encabeza su tocayo y camarada Rafael Galván? Preocupaciones a las que, más adelante, el investigador y funcionario de la UNaM, añadiría su interés vital por los jóvenes, atrapados en su significación es-

tadística como un “bono” a favor del país, pero irremediablemente perdidos en el marasmo de una economía sin aliento y en una política que aun no sabe recono-cer el valor de la ciudadanía.

Me parece que la respuesta a estas preguntas se vincula al modo mediante el cual Cordera asume las lecciones ob-jetivas del 68 que es el universo donde se forjan los ideales y las convicciones de la parte más activa y responsable de su ge-neración. y es que, siguiendo a Paz en su célebre –aunque ahora un poco empolva-da Postdata--, la crisis de ese año, bajo el ruido de la protesta y la pólvora mostró la necesidad de abolir la contradicción secular entre desarrollo y subdesarrollo, entre modernidad y atraso, es decir, la inaplazable obligación de hacer posible una forma de convivencia contrapuesta a la reproducción de la desigualdad que aparece como el signo de México.

extender la democracia en todos los ámbitos pasó a querer o no a ser la aspi-ración general de la sociedad civil y la medida de los avances y retrocesos de la Nación. La época se define a partir de cómo se resuelven en la práctica (o no) las grandes aspiraciones identificadas con la modernidad que en nuestro caso adquiere ropajes vaporosos y efímeros. Si bien el 68 da luz verde a esta conciencia emergente, como joven que es, Fallo Cordera asume que, más allá de la ausencia de libertades políticas, está la hipocresía absoluta de quienes desde el poder y la empresa fus-tigan el supuesto hedonismo juvenil, cues-tionando las expresiones universales de la contracultura como un peligro para las buenas costumbres y la moral conservado-ra. La ruptura es inevitable. Hijo del desa-rrollo, Cordera no se aviene al tipo ideal de joven que la burocracia “revolucionaria” del partido “semiúnico” ha construido para sí misma, incrustándola en una cultura pe-trificada, aislacionista y a la vez folklórica y por lo tanto ajena a las corrientes que mueven al mundo. estuviera o no politiza-da, el diazordacismo convierte a la juven-tud con sus valores e identidades propias en una peligrosa amenaza que debe com-batirse desde sus raíces, sobre todo cuan-do la respuesta de los jóvenes estudiantes a la ausencia de salidas es la de unirse a las causas populares y al trabajo directo con

Page 3: Correo Del Sur No 335

Domingo 19 De mayo De 2013 3CORREO del SUR

Fallo Cordera*los obreros, cuyas organizaciones comien-zan a dar señales de que algo se mueve, aunque en el otro extremo sean también jóvenes los que toman el largo y trágico camino de la lucha armada , la violencia que desemboca en las desbocada preten-sión de “destruir la universidad” mediante la cual se trata de justificar la estigmatiza-ción de los jóvenes como un grupo al que se debe controlar, reducir, cooptar, pero no incluir como sujeto de la vida pública. Mucho ha cambiado desde entonces en el país, pero la pregunta de fondo sigue sin respuesta: Qué queremos de México, qué de nuestros jóvenes, qué de la educación y nuestras obsesiones democráticas en un concierto de exclusión e injusticia social

en ese opaco contexto, Cordera es de los primeros en extraer la lección de que los cambios requeridos para salvar a Mé-xico no serían la obra de un grupo de ilu-minados ni tampoco el resultado de un mero ajuste en las cúpulas del poder de-cidido sin el concurso consciente de las masas organizadas para impulsar reformas de estado, razón por la cual se vuelca a la solidaridad militante con los contingentes más avanzados de la clase obrera, que eran los electricistas democráticos de Galván.

La situación de los trabajadores, en efecto, constituye en México un piso com-pleto de la pirámide simbólica descrita por Paz, el basamento corporativo que permi-te al poder jerárquico gobernar sin gran-des contratiempos sociales, no obstante el despojo y la miseria de quienes quedan ex-

cluidos del desarrollo. La sabiduría aparen-te de los que mandan estaba en esterilizar la conciencia de quienes podrían impug-narlos, pues la expansión de la economía garantizaba salarios y seguridad social, pero sobre facilitaba la ingente tarea de desmontar la resistencia de todos aquellos que a la orilla del camino, en la marginali-dad más absoluta, esperaban pasivamente que les llegara el turno del progreso.

Comparados con los capítulos sobre

los jóvenes y la educación, que son radio-grafías precisas e incontrovertibles sobre una situación alarmante denunciada casi con desesperación por Cordera, los en-sayos sobre el sindicalismo parecen rei-terar aspectos propios de la historia cuya actualidad podría ser cuestionada. Sin embargo, en mi opinión personal es allí donde nuestro autor perfila la que sería su visión en torno a los cambios que Méxi-co por justicia y por necesidad de moder-nizarse debiera realizar. Bajo la influencia de Galván, pero también de otros autores contemporáneos, universitarios también, Fallo hace suya una proposición que, an-dando el tiempo, le dará sentido a toda su práctica académica y a la responsabilidad institucional: la convicción de que México es un país en construcción, diverso, com-plejo y desigual, potencialmente poderoso pero inacabado, diferente pero no insular, cuya transformación sería imposible sin planteamientos claros, capaces de cons-truir acuerdos sostenibles en el tiempo y consecuentes con la difícil evolución de nuestra polarizada sociedad. esa visión es-tratégica, por cuanto abarca toda una épo-ca histórica, tiene como sujeto a la Nación y al estado como máximo responsable de instrumentar y cumplir el proyecto nacio-nal de desarrollo, tal y como aparece en la historia real y se plasma en los principios constitucionales; en el programa capaz de reflejar el interés general sobre las parti-cularidades, los localismos o los intereses que legítimamente (o no) se disputan la

hegemonía. Por eso Cordera se centra en los “proyectos políticos” de origen sindical, (que en su época eran las “alternativas” más ambiciosos y a la vez las únicas realis-tas frente al modelo depredador que había entrado en crisis) más que en las tácticas o la estrategias (que también le preocupan) de los distintos movimientos sindicales de la época. Con esto quiero subrayar que ya incluso en sus primero trabajos, junto al sindicalista hallamos en Rafael Cordera

al intelectual crítico que intenta, desde una ladera distinta a la del gobierno y la izquierda tradicional, responder a la mani-fiesta crisis de las instituciones y las ideo-logías dominantes para buscar una salida nacional a los problemas de México. Por eso, la forma cómo Cordera estudia las aportaciones, significados y peculiarida-des de aquél sindicalismo renovador es útil todavía hoy para comprender mejor la mecánica del corporativismo en Méxi-co, pero también representa una línea de estudio imprescindible a la hora de hallar las fuentes la transición mexicana a la de-mocracia, pues la derrota de la Tendencia democrática y el movimiento popular que le sigue, ayudará a que “las razones de la Nación”, consagradas en la Constitución, pretendieran sustituirse por las variadas ideologías del mercado, agrupadas bajo los términos de un supuesto nuevo libe-ralismo, cuya omisión central es el des-conocimiento de la desigualdad como el nudo gordiano de todo posible progreso. La cómoda postura de atacar la retórica oficialista como si fuera la expresión del “proyecto constitucional de desarrollo”, aprovechando el derrumbe ideológico del régimen, abrió las compuertas a la vi-sión mezquina y degradada que hoy pre-valece en los grandes circuitos del poder en torno a la preeminencia del mercado sobre el estado.

Ciertamente, recordar, como insistía Cordera, la necesidad de contar con un programa donde se hagan explícitos los

objetivos nacionales parecería innecesario a estas alturas, pero lo cierto es que hoy, sea en nombre de la globalización o de la democracia, se niega cualquier posibi-lidad de darle direccionalidad al curso de la vida mexicana, (que no sea el acuerdo puntual para ciertas reformas) es decir, se rechaza como carente de sentido la nece-sidad de proponerse objetivos racionales de largo aliento, civilizatorios o epocales en el seno de una sociedad diversa y plural

que aspira a sustentarse en el respeto a los derechos humanos.

y, sin embargo, asuntos tan graves como la atención a la juventud, la educa-ción, o la no menos importante defensa del medio ambiente, solo pueden abor-darse desde una perspectiva donde las prioridades sean jerarquizadas por la na-turaleza misma de los problemas que se pretende resolver y no por su peso espe-cífico en el mercado o en la asignación de los escasos recursos de los que dispone-mos. Pienso que la revisión de los textos de Cordera nos facilitará el camino hacia ese “acuerdo en lo fundamental” que pe-día otero como fundamento de la con-vivencia de los mexicanos, sin ceder a la uniformidad que mira al pasado.

No me extenderé más con estos co-mentarios que ya resultan muy largos. Queda pendiente la revisión de ese bino-mio juventud/educación que es la parte más creativa, eficaz y actual de estas re-flexiones. Para fortuna nuestra, la presen-cia insustituible del dr. Sarukhan y el dr, Martuceli nos abrirán las puertas a una mejor comprensión de éstos dos cuestio-nes clave si las hay. Fallo estaría muy feliz de escuchar a sus maestros y amigos en torno a las que fueron sus grandes eleccio-nes éticas e intelectuales: el mejoramiento de la Universidad y la causa de los jóvenes.

P.D.el libro, además de los ensayos y artículos de Cordera sobre la insurgencia sindical,

la juventud y la educación, contiene a manera de epílo-go las exposiciones realizadas durante el Homenaje que la Facultad le rindiera el 15 de febrero, con la presencia del Rector José Narro, del director Leonardo Lomelí y los distin-guidos universitarios José Woldenberg, david Pantoja, María eugenia Romero Ibarra, alfredo Popoca y Carlos Javier Cabrera. a fuer de ser since-ro, como lector y también como amigo de Fallo hubiera preferido que el Homenaje, trascendente por sí mismo, se editara por separado, qui-zá incluyendo materiales de otras fuentes universitarias, como, digamos, la extraor-dinaria semblanza que el dr. Jaime Martuceli escribiera para la revista Universida-des, asi como los hermosos textos dedicados a su me-moria por Santiago, su hijo, y Maca su mujer. Gracias, un abrazo a todos.

Adolfo Sánchez Rebolledo12:49 Jiutepec, Morelos,

14 de mayo de 2013

*Comentarios al libro Reflexiones sobre una época”, textos de Rafael Cordera Cam-pos. Compilador Felipe Becerra Maldona-do. Facultad de economía, UNaM, Méxi-co, 2012. La presentación se hizo el 14 de mayo en el auditorio Jesús Silva Herzog de la Falcultad, contando con las intervencio-nes del dr. José Sarukhan, ex Rector de la UNaM y el dr. Jaime Martucelli.

Page 4: Correo Del Sur No 335

4 Domingo 19 de Mayo de 2013 CORREO del SUR

...No llevaba puesta la sotana

Tal vez los embates en contra del laicismo estatal que han emprendido entre otros y de manera prominente el gobernador del estado de Chihuahua tengan a la postre la virtud de generar

una resistencia en cadena a este grave retroceso que conduce infaliblemente a la cancelación de libertades. En los inicios del siglo pasado, cuando la jerarquía de la iglesia católica y

el gobierno del general Porfirio Díaz vivían una luna de miel, prodigándose toda clase de cuidados y concesiones, uno de

los altos prelados declaró que finalmente las leyes de reforma eran “leños muertos”. Sus palabras fueron el detonante para el surgimiento de cientos de clubes liberales en todo el país, integrados por personas a quienes les quedaba muy clara la

regresión a las épocas de oscurantismo e intolerancia ideológica y por ende religiosa. De estos clubes emergerían luego varios de los precursores y protagonistas de la revolución de 1910.

Las condiciones son evidentemente distintas, desde luego. Sin embargo, la violación a un principio histórico toral de la sociedad

y del estado mexicano, como es el laicismo, habrá de generar respuestas sin duda. Veremos también si los órganos estatales

encargados de cuidar el cumplimiento de la Constitución por parte de las autoridades se ponen a la altura de sus deberes.

desde que el gobierno de Benito Juárez expidiera las leyes que die-ron cima a la separación de estado

e iglesia, los mexicanos pudimos gozar de libertad de conciencia. Nos libramos, -aunque no del todo-, también del pesado aparato eclesiástico que controlaba cada momento de las vidas, imponiendo reglas, acumulando riquezas sin pagar impuestos, censurando escritos y palabras, coludién-dose con tiranos y opresores nacionales o extranjeros, monopolizando la educación y aherrojándola bajo los dogmas, valiéndose de la coerción estatal para enclaustrar de por vida a jóvenes en los conventos, agra-vando la pobreza de los pueblos con cargas económicas sin fin, conspirando y actuando contra la independencia nacional, defen-diendo privilegios, usando la fe religiosa como instrumento político. Todo esto re-presentó el viejo sistema en el cual trono y altar formaban una entidad unificada.

de este pasado ominoso ¿Qué podrían hacer regresar quienes ahora buscan aca-bar con el estado laico y constituir uno confesional? de la misma forma habría que preguntarse ¿Qué no se ha ido?. en este breve espacio podemos sólo tocar algunos de los temas. empecemos por el último.

Las creencias de la gente, han sido usualmente un botín para ciertos políticos, siempre dispuestos a engañar y confundir, tratando identificar a su persona, a sus dis-cursos, a sus actuaciones, con la fe de los creyentes. de esta manera, buscan que los electores abandonen el campo de la racio-nalidad, se abstengan de exigir cuentas y estén dispuestos a pasar por alto incompe-tencias y hasta fechorías. el objetivo es que los votantes no vean en el funcionario –o en el partido político- al encargado de ejer-cer una función pública de manera eficaz y en interés del pueblo, sino al devoto adora-dor de imágenes y deidades. Si se alcanza el propósito de enredar a los profesantes de la fe, el resultado es funesto desde muy diversos ángulos. La primera víctima es la dignidad de las personas, que se ve burlada y convertida en objeto de un brutal tráfico político. Por eso, son los propios creyentes quienes resienten el mayor agravio cuando ven a sus imágenes sagradas, a sus ritos, utilizados como instrumentos para alcanzar o conservar el poder estatal. Los campesi-nos-sirvientes del medioevo difícilmente podían alcanzar a comprender este meca-nismo, formados por generaciones en la idea que equiparaba al rey o al señor con la divinidad. Pero, los católicos modernos a quienes se dirigen con mayor frecuencia estas imposturas, sí están en condiciones de distinguir la afrenta. Gracias a esta capa-cidad de discernimiento es que pudieron hacerse las reformas liberales.

Sobre el punto queda por explicar la conducta de los altos jerarcas católicos. Las razones no varían demasiado. Cuando se asocian –y siempre lo hacen, de hecho están ávidos de esta coparticipación- con los mandos del gobierno, para promover acciones en donde se mezclan la religión y la política, actúan netamente como juga-dores políticos. ¿acaso uno de los obispos que asistió a la consagración del estado de Chihuahua al sagrado corazón de Jesús por el gobernador César duarte, estaba haciendo otra cosa diferente a la lisa y lla-

Víctor orozco

Page 5: Correo Del Sur No 335

Domingo 19 De mayo De 2013 5CORREO del SUR

...No llevaba puesta la sotana Erradicación de la pobreza y de la cultura

de la pobreza[1]

“…La Cultura de la Pobreza es una forma específica de ver el mundo y vivir en

él, de practicar las reglamentaciones y valores sociales, de las actitudes hacia el trabajo, la familia, la patria, la conciencia y la participación ciudadana, entre otras

cosas…”FRB

na puja política cuando dijo a los feligreses que los mexicanos deben elegir a gober-nantes que tengan sintonía con dios, “por-que si no, nos van a destruir”? ante catorce mil fieles, con los tres poderes del estado representados allí, con el gobernador un-gido como oferente “…a dios y a su divina voluntad todo lo que somos, todo lo que

tenemos en el estado de Chihuahua”, el prelado no hacía sino decir a su rebaño, “ya saben por quien votar”. esta nefasta alianza para promover sus propios intere-ses, entre dirigentes de los dos aparatos, la iglesia y el estado, constituye el más formi-dable enemigo de las libertades públicas.

No en balde, entre juristas y estudiosos de las relaciones entre religión y política, existe una opinión casi unánime en el sen-tido de que la laicidad de la entidad polí-tica es una condición indispensable para garantizar a su vez la libertad ideológica y en consecuencia la libertad religiosa, que es una de las concreciones de la primera. el principio de laicidad, se dice, constituye una garantía institucional de la libertad de religión, a su vez correspondiente con el pluralismo religioso, característico de las sociedades actuales. el Tribunal europeo de derechos Humanos por vía de ejemplo ha dictado una y otra vez sentencias en el mismo sentido: el estado no puede invo-lucrarse en actos religiosos de ninguna ín-dole, so pena de violentar esta libertad reli-giosa, merced a la cual los individuos tienen el derecho de profesar y practicar el credo de su preferencia o abstenerse de tener al-guno, en un plano de igualdad con todos los demás. Por ello ha considerado contra-rios a los instrumentos internacionales que consignan los derechos humanos, actos tan simples como colocar crucifijos en las aulas de escuelas públicas, toda vez que impli-can una intromisión del estado en asuntos que sólo conciernen a la conciencia de las personas. de manera similar han opinado diversas instancias protectoras y promoto-ras de los derechos humanos en estados Unidos y en américa Latina.

en México, una reciente reforma cons-titucional incluyó el concepto de laica para caracterizar a la república. en realidad no hizo sino enfatizar un distintivo del estado mexicano presente desde 1859. aún así, fun-cionarios y prelados insisten en montar de nuevo un gobierno confesional. Hasta hoy la respuesta a estos intentos ha sido débil y ha venido sobre todo de ámbitos universitarios y periodísticos. en Chihuahua, ningún parti-do político ha salido en defensa del estado laico. de los funcionarios públicos, sólo el senador panista Javier Corral actuó en con-gruencia con el mandato legal. es sorpren-dente que el representante de la masonería, organización que en el pasado se caracterizó por su compromiso con las libertades, ahora abdique de sus principios. esperemos que la claudicación no comprenda a todos los ma-sones. Leí que apoyó la actuación del gober-nador con un argumento pueril: “Según lo que yo he visto en la reproducción de los vi-deos y la transcripción del párrafo que tanto se le ha cuestionado al gobernador, no veo que lo haga en calidad del jefe del ejecutivo, sino como César duarte Jáquez, no dice ‘yo, César duarte Jáquez, gobernador del estado de Chihuahua”. estas razones me recuerdan una anécdota que contaba el profesor Raúl Gómez: había por los años cincuenta un jo-ven cura pueblerino muy enamoradizo, apa-sionado de las vírgenes de carne y hueso. Los padres de la última seducida, acudieron en queja ante el obispo, quien mandó llamar al acusado para leerle la cartilla de sus de-beres como hombre de dios. el avispado y fogoso curita de inmediato arguyó en su de-fensa: “Pero señor obispo, si cuando la llevé a la sacristía no llevaba puesta la sotana”.

I. Economía, pobreza y cultura de la pobreza

Para enfrentar el problema de la po-breza extrema, una de cuyas caras es la pobreza alimentaria, existe una

notable coincidencia. entre los actores sociales del país, prácticamente nadie es capaz de negar que la pobreza es un pro-blema crucial en México. ello debe ser-

vir para enfocar la discusión no sobre la existencia de la pobreza, pues ésta ya se reconoce como grave y amplia, sino para no distraernos e ir hacia la construcción de medidas para atender a quienes ca-recen de lo indispensable y acometer las condiciones que producen esa situación.

A PÁGINAS 6 Y 7

Page 6: Correo Del Sur No 335

CORREO del SUR6 Domingo 19 de Mayo de 2013

DE PÁGINA 5

Erradicación de la pobreza...

algo muy distinto ocurre respecto a las causas que producen la pobreza hasta esos extremos. ahí las coincidencias se pierden. Por esa razón, también hay divergencias en cuanto a estrategias y acciones para atacar el problema. en ese terreno urgen las de-cisiones y acciones para mejorar el rumbo o de plano cambiarlo. Sobre todo cuando resulta evidente, a escala mundial, que la estrategia neoliberal es incompatible con el sostenimiento de un estado benefactor, que ha sido la versión más avanzada, en el sistema capitalista, para intentar un repar-to más equitativo de la riqueza social.

en México, ni siquiera en los momentos estelares de nuestro desarrollo económico pudo acabarse con la pobreza extrema,

aunque es innegable el beneficio y ascen-so económico extraordinario de la socie-dad mexicana, en la etapa del llamado -no sin cuestionamientos- “milagro mexicano”.

es un hecho que ni en los períodos de auge económico del país ha sido posible abatir la pobreza, en particular la extre-ma, por el contrario sus dimensiones han crecido significativamente. Con intensidad notable desde el último cuarto del siglo pasado a la fecha. Los datos son contun-dentes y muestran una clara tendencia al aumento de la hiperconcentración de la riqueza en agravio de la mayoría absoluta de la población.

Tan prolongada incapacidad que he-mos tenido los mexicanos, para sumar a todos al desarrollo y los beneficios de la riqueza nacional, nos cobra hoy la factu-ra en muchas formas de deterioro, ma-nifiesto en todos los órdenes de vida. es evidente que existe una preocupante afectación en la calidad de vida en gene-ral, lo cual trastocó ya lo mismo la riqueza alimenticia que las condiciones laborales, las relaciones comunitarias, la seguridad pública y el medio ambiente, en fin, se trata de un perjuicio integral. ante tal si-tuación interesa saber ¿por qué fue que eso ocurrió?, ¿cómo pudimos llegar a este punto?, ¿cuál es el recuento de los daños? Claro, la respuesta más inmediata a estas preguntas deberá referirse, por fuerza, a las determinantes económicas y políticas, pero en este terreno del deterioro en las condiciones generales de vida que en-frentamos, el problema es más complejo

todavía. así que la mejor respuesta a esas preguntas abarca –debe hacerlo- otros núcleos problemáticos decisivos con ca-racterísticas propias. Uno de ellos es el que se describe enseguida.

dicho de una manera muy sencilla, sucede que una característica particular de los humanos es que con sus acciones de vida, sobrevivencia y relación con el entorno, generan lo que desde las cien-cias sociales se denomina cultura. Sabe-mos que cada grupo o conjunto social, llámese familia, clan, tribu, clase, élite, nación, etcétera, genera formas propias de cultura que impregnan todo lo que hacen y cómo se organizan, pero en la interrelación con otros grupos hay inter-

cambios e influencias mutuas que, en un momento dado, terminan por provocar cambios en las pautas culturales de esos grupos interrelacionados. Por circuns-tancias y causas muy diversas, depende

de la fuerza cultural que tengan los com-ponentes determinantes de cada grupo que uno influya más en el otro.

aquí interesa destacar que desde hace años, en particular en México desde los años 60, se estudian las características de lo que se denomina como Cultura de la Pobreza. Se trata de una forma específica de ver el mundo y vivir en él, de practicar las reglamentaciones y valores sociales, de las actitudes hacia el trabajo, la familia, la patria, la conciencia y la participación ciu-dadana, entre otras cosas. y sucede que, por tan prolongada existencia y crecien-tes dimensiones, la Cultura de la Pobreza

pudo adquirir tal fuerza que constituye hoy la expresión más amplia de la cultura nacional. No faltarán quienes nieguen con vehemencia tal afirmación, al considerarla una exageración e incluso una estupidez sin fundamento. ojalá que la razón termi-ne por estar a su favor.

Por lo pronto, podemos mencionar al-gunas características que se observan en la Cultura de la Pobreza, y dejar que cada quien considere -para sí- el alcance que pueden tener, sobre cada uno de nosotros, en la sociedad mexicana contemporánea:

- dificultad o imposibilidad para satisfacer una o varias necesidades básicas regularmente (alimentación, vivienda, vestido, educación, re-creación, equipamiento doméstico, transporte, etcétera). -dificultad para realizar actividades fa-miliares planificadas y de convivencia.-Comportamiento social irresponsa-

ble y abusivo (evasión de cualquier contribución fiscal, corrupción, in-vasión y apropiación indebida de espacios públicos o comunitarios, etcétera).

-Muy baja valoración y comprensión de la participación política ciudadana.-desinterés total por los asuntos públi-cos y comunitarios que no les afectan directamente.-Muy bajo nivel cultural y educacional.-empobrecimiento del lenguaje e in-capacidad para el goce estético.-Muy baja participación de manera voluntaria y gratuita en organizacio-nes sociales o políticas.-desconfianza en el desempeño de casi todas las instituciones.-Resignación fatalista ante las adversi-dades y sumisión ante injusticias.

-Se critica al gobierno y se le responsa-biliza de todo.-Bajo nivel de conocimiento de dere-chos y responsabilidades ciudadanas.-Contacto permanente con acciones de violencia y delincuenciales.-Proclividad y tolerancia hacia la trans-gresión de normas.-Baja valoración personal y sobre la capacidad propia de influir en el en-torno.-desconfianza y rencor hacia quienes tienen posiciones elevadas.

Una abundante información existente indica que las características de la Cultura de la Pobreza, arriba enunciadas, pueden hallarse en un amplio porcentaje de los mexicanos y mexicanas de hoy, pertene-cientes a todos los deciles de ingresos, no sólo a los marginados. Se puede com-probar, una vez más, que la Cultura de la Pobreza -para tornarse hegemónica- re-quiere de una pobreza cultural del siste-ma social en su conjunto, que provoca el decremento continuado en la calidad de todos los ámbitos de la vida nacional. en el caso mexicano, nuestra actual pobreza cultural comprende –o comienza por- la ausencia de un modelo o proyecto, con fuerza suficiente para ordenar la vida na-cional. ese referente existió tras la Revolu-ción de 1910 y se expresó legalmente en la Constitución de 1917, se puede discutir sobre cuando se agotó, pero es indudable que hoy ya no funciona.

No es posible ubicar el punto de la ruta hacia una situación de anomia generaliza-da en que estamos, pero el desplome insti-tucional ya nos afecta con amplitud.

2. Erradicación de la pobreza alimentaria y erradicación de la cultura de la pobrezade entrada debe aceptarse que, en las condiciones de desesperación y caren-cias en las que viven los millones de compatriotas víctimas de la pobreza alimentaria, toda atención es necesaria y cualquier paliativo está justificado, la ayuda debe darse sin regateos.

Subrayado eso, es necesario aceptar también que atender la pobreza alimen-taria, aún en el improbable supuesto de ser capaces de erradicarla, no es suficiente

para remontar la pobreza en su mayor am-plitud ni las dimensiones del deterioro que le son correspondientes.

Menos todavía, erradicar la pobreza alimentaria, puede bastar para desmontar la Cultura de la Pobreza y sus perniciosos efectos. Ni siquiera un inesperado auge económico, que trajera prosperidad a to-dos, representaría la superación mecánica de la Cultura de la Pobreza que ha conta-minado al conjunto social y la vida institu-cional del país.

erradicación de la pobreza y erradica-ción de la cultura de la pobreza, no son cuestiones sinónimas, aunque en ciertas

Page 7: Correo Del Sur No 335

Domingo 19 De mayo De 2013 7CORREO del SUR

condiciones históricas, como las de la ac-tualidad mexicana, se pueda decir que sí se condicionan mutuamente, a tal grado que la existencia de una de ellas implica la existencia de la otra.

ese es el principal propósito de estas líneas, llamar la atención hacia el proble-ma específico que constituye la Cultura de la Pobreza y su influencia determinante como obstáculo, como lastre formidable, en la construcción de alternativas que pue-dan intentar resolver nuestros problemas.

atacar la Cultura de la Pobreza, para intentar remontar sus efectos, no requiere de esperar a erradicar la pobreza, incluso enfrentar ésta última, es o debe ser, un as-pecto en la estrategia para reducir la po-breza en general. en esa ruta es indispen-sable promover y realizar –también- una verdadera cruzada nacional de formación cívica y construcción de ciudadanía dirigi-da a toda la población. Urge aprobar esa asignatura pendiente

Un conjunto de alternativas ya existe como ensayos puntuales en el país y en el extranjero. Constituyen un abigarrado grupo de enclaves con propuestas, en una diversidad de temas, para la construcción y reconstrucción social, en la perspectiva de lograr el bienestar común.

3. Propuestas

· Incorporar, desde ahora, la proble-mática de la Cultura de la Pobreza, en el conjunto de estrategias y ac-ciones de combate a la pobreza que se proponga realizar. No como un mero agregado marginal sino otor-gándole la centralidad que reclama. · Promover vigorosas estrategias y campañas, por todos los medios, para la formación cívica y la construcción de ciudadanía.· es indispensable que haya decisión, voluntad política, honestidad y com-promiso para constituir un esfuerzo incluyente y eficaz.· Responsabilidad, transparencia, equidad y eficiencia en la asignación, distribución y uso de recursos.· Participación efectiva de las instan-cias ciudadanas en la toma de deci-siones, así como en la planeación, el seguimiento y evaluación de las accio-nes. · Creación de una entidad coordinado-ra de la tarea nacional de erradicación de la pobreza y de la Cultura de la Po-breza.· acopio, incorporación y apoyo a las propuestas, experiencias, cono-cimientos y recursos, nacionales e internacionales, ya existentes, sobre alternativas para la erradicación de la pobreza.

4. ConclusionesSon muchos los inconvenientes para todos de no lograr detener la fábrica de pobres en que está convertido el país desde hace años (pobres en bienes materiales y cultu-rales). Como primer paso, ojalá así se reco-nozca y se exprese en el Plan Nacional de desarrollo. Pero sobre todo conviene ac-tuar, en lo dicho antes, a quienes estamos a favor de erigir una verdadera democracia en México, la cual no puede surgir –ya lo vimos- de la masa ignorante y empobreci-da, sólo puede hacerlo si se construye una ciudadanía responsable, consciente e in-formada (como sostenía ortega y Gasset). de no ocurrir eso no será posible lograr el “México Próspero” que ahora se propone.

[1] [1] Ponencia presentada por el autor en el Foro de Consulta Ciudadana México Próspero. Plan Nacional de de-sarrollo 2013-2018.

Giulio andreotti ha representado, durante una larga fase histórica, de la asamblea Constituyente hasta aquel con-cluyente junio de 1991 en que se le designó senador vi-

talicio, la más pronunciada anomalía italiana: la normalidad de la coexistencia de vicios y virtudes públicas en un mismo repre-sentante de las instituciones, inconcebible en otro país sujeto al control de una opinión pública decente. en otro país no habría tenido siquiera una historia judicial como aquella en la que se ha visto implicado, porque, sobre todo después del asunto Sin-dona, las vicisitudes de [Paolo] Baffi y [Mario] Sarcinelli [gober-nador y vicedirector del Banco de Italia, respectivamente, fue-ron calumniosamente acusados a instancias de la logia P-2 para impedir que vigilaran el Banco ambrosiano de Roberto Calvi], el homicidio de Giorgio ambrosoli [abogado liquidador de la Ban-ca Privata Italiana de Sindona, que encargó su asesinato a un sicario en 1979] y el fuerte vínculo con la Sicilia de [Salvo] Lima [alcalde de Palermo, parlamentario democristiano relacionado con la Mafia, que lo asesinó en 1992], habría salido de escena y se le habría olvidado, al menos por parte de los medios.

y en cambio ha salido siempre reforzado, hasta el punto de ser nombrado senador vitalicio y poder decir luego con mucha desenvoltura que ambrosoli “se lo había buscado”, con un rela-tivo, molesto encogerse de hombros general y transversal hacia aquellos pocos que protestaban por tanta soberbia.

No hay duda de que el poder andreottiano en Sicilia ha sido penetrante y que sus lugartenientes locales, Lima en primer lu-gar, habían descendido enteramente a esa zona gris funcional a los intereses mafiosos. Que fuera mafioso o menos, al menos según el Código Penal, se puede deducir de una sentencia que tiene la autoridad de algo juzgado, que ha “desempaqueta-do” en dos partes su comprometimiento con la organización criminal: hasta un cierto periodo, sí, no durante el resto de sus días. Que Lima no fuera mafioso en sentido técnico-jurídico era convicción profunda de Giovanni Falcone y hay que presumir que la misma convicción la tuviera, en consecuencia, andreotti, tanto como para resolver rápidamente el caso de un difamador enviado a la cárcel por calumnias por haberlo señalado como instigador de un homicidio político “excelente”.

es verdad de un modo u otro que la Mafia tenía gran confianza en Lima y sus conexiones romanas, tanto como para hacérselo pagar cuando la sentencia de casación clausuró inexorablemente el primer maxiproceso con largas condenas y muchas cadenas perpetuas.

Permanece, sin embargo, en todo su alcance político, aun-que sea privado de consecuencias judiciales, ese comprome-timiento que tantos lutos y tanto sufrimiento ha infligido a la sociedad italiana y a las instituciones.

La justificación formal de esta santa alianza, durante un lar-go periodo, fue la Guerra Fría, la defensa frente al comunismo, la fidelidad del PCI a la URSS y, por tanto, la necesidad de aco-ger en el campo propio a una amplia porción de burguesía que

englobaba también a grupos criminales. Lástima que pegaran tiros, pero eran efectos colaterales imposibles de eliminar y no se podía andar con sutilezas si se querían salvar los valores del occidente democrático: en buena ley, aunque protegida por la “lupara” [la escopeta de cañones recortados típica de la Ma-fia], siempre era, con todo, una democracia que conservar. Una justificación así de artera no podía aguantar después de la ads-cripción formal y substancial del PCI al campo occidental, con la aceptación del paraguas atlántico como garantía de estabilidad democrática, y buena parte de la dC sacó las consecuencias, con decididas tomas de posición contra la Mafia. el mecanismo, sin embargo, estaba bastante probado y otras piezas de la política, de las instituciones, del empresariado italiano, de las finanzas continuaron, y continúan, haciéndolo funcionar al precio de aba-tir a cuantos, como Piersanti Mattarella [presidente democristia-no de la región de Sicilia, asesinado por la Mafia en 1980], querían cambiar. emblemática fue la batalla de Pio La Torre [sindicalista y parlamentario comunista siciliano, asesinado por la Mafia en 1982], que había comprendido a fondo la fuerza destructiva de este mecanismo de poder, la íntima relación de Mafia, negocios, instituciones, control del territorio con la militarización: no podía ni puede haber democracia sin la paz y con la Mafia.

debilitado hasta la irrelevancia el poder andreottiano, que-dó el modelo como oneroso legado sobre una sociedad obli-gada a echar cuentas. entendámonos, este es el verdadero pe-ligro y no se puede apuntar con el dedo de manera simplista sólo contra andreotti, Lima o [Vito] Ciancimino [democristiano, alcalde de Palermo, miembro de Cosa Nostra condenado en 1993 a ocho años de cárcel] individualmente para después, có-modamente, absolver a todos los demás: del resto se ha visto como, desaparecidos estos actores principales, rápidamente han recogido la herencia los nuevos grupos que han llenado rápidamente los huecos. de una breve fase de desasimiento es-tratégico, debido a la revuelta moral y política producida por las muertes del 92, se ha pasado a un presente hecho de paten-tes comprometimientos, de aceptación de la intermediación mafiosa en todos los campos de los negocios y las finanzas, de contigüidades reivindicadas como irrelevantes o directamente virtuosas – el mozo de cuadra de arcore héroe [Vittorio Manga-no, mafioso que trabajó como empleado en los establos de la mansión milanesa de Berlusconi, considerado un “héroe” por éste y sus secuaces al negarse a decir nada que hubiera podido reportarle beneficios penitenciarios cuando agonizaba en pri-sión]– que hacen de la Mafia un poder todavía más fuerte y del comprometimiento con la misma un modelo todavía ganador.

Muerto andreotti, hace falta ahora liberarse del andreottismo.Giuseppe di Lello (1940), destacado magistrado anti-Mafia

en la audiencia de Palermo, fue europarlamentario (1999-2004) y senador (2006-2008) en las filas de Rifondazione Comunista.Il Manifesto, 7 de mayo de 2013.

Andreotti: La anomalía

italiana

Page 8: Correo Del Sur No 335

En defensa de la laicidad en México

CORREO del SUR Suplemento dominical de

director General: León García Soler director: adolfo Sánchez Rebolledodiseño gráfico: Hernán osorio

en los días recientes hemos atestiguado diversas manifestaciones de actores políticos que violen-tan y ponen en peligro al principio de la laicidad

que, por mandato constitucional, caracteriza a la Re-pública mexicana.

en concreto, los gobernadores de Chihuahua, Cé-sar duarte, de Veracruz, Javier duarte y del estado de México, eruviel Ávila, todos del Partido Revolucionario Institucional, han realizado pronunciamientos o parti-cipado en actividades de indiscutible índole religiosa. en los tres casos, al realizar esas acciones, actuaron en su carácter de gobernadores constitucionales de sus respectivos estados. Por su parte, el Partido del Traba-

jo y el Partido acción Nacional celebraron una alianza electoral en durango para la que pidieron -y obtuvie-ron- la bendición de un arzobispo.

Se trata de actos inadmisibles que representan un re-troceso histórico, violentan a la constitución, vulneran la laicidad estatal y, en esa medida, amenazan a la demo-cracia. La laicidad, al garantizar la separación y recíproca autonomía entre la esfera religiosa y la esfera política y al someter a las iglesias a las leyes del estado, constituye una condición necesaria para que la pluralidad y la diver-sidad puedan expresarse y recrearse libremente. Solo en un estado laico se garantizan la igualdad en derechos -sin importar las creencias o convicciones de las personas- y

las libertades de conciencia y de religión. Nuestra consti-tución es clara al respecto: prohíbe las discriminaciones por razones religiosas (art. 1) y recoge, entre otras, esas libertades (art. 24). Los actores políticos y en particular quienes ejercen cargos de gobiernos están obligados a promover, proteger, respetar y garantizar esos derechos fundamentales.

Por lo anterior, los firmantes de este comunicado re-probamos públicamente esos actos y hacemos un llama-do a los dirigentes de los partidos políticos nacionales y a los gobernantes y representantes de los diferentes ór-denes de gobierno para que defiendan y salvaguarden la laicidad del estado mexicano.

Fernando arruti, antonio Ávila, arturo Balderas, Ricardo Becerra, elsa Cadena, Rosaura Cadena, esperanza Carrasco, agustín Castilla, Rolando Cordera, enrique Contreras Montiel, Gabriela Pérez Noriega, Rodolfo echeverría, Guillermo ejea

Mendoza, Carolina Farías, antonio Franco Gutiérrez, Christian Uziel García, Javier Gil, Pavel Gil, Luis emilio Giménez Cacho, anamari Gomís, Luz elena González escobar, Germán González-dávila, Gustavo Gordillo de anda, Lucía Guijarro, Paulina Gutiérrez, Rollin Kent, Salvador de Lara, Paul Leduc, Javier Martín Reyes, María Marván, Manuel Vargas Mena y amezcua, Rosa elena Montes de oca, María Cruz Mora, Paloma Mora, Ciro Murayama, Federico Novello, Luis olvera, adrián Gerardo Pérez Cortés, alfredo Popoca, enrique Provencio, Rodolfo Ramírez Raymundo, alejandra Rojas Pérez, Jorge Javier Romero Badillo, Federico Rosas Barrera, olga Salazar Camacho, Luis Salazar Carrión, Pedro Salazar Ugarte, Natalia Saltalamacchia,

adolfo Sánchez Rebolledo, elena Sandoval, Hortensia Santiago, Raúl Trejo delarbre, diego Valadés, Rodolfo Vázquez, Paula Sofía Vázquez Sánchez, José Woldenberg, Flor Zamora.

13 de mayo de 2013, México.