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 © UNED. Revista de Derecho UNED, núm. 13, 2013 97 CONTRIBUCIÓN A UNA TEORÍA CRÍTICA DE LOS DERECHOS HUMANOS CONTRIBUTION TO A CRITICAL THEORY OF HUMAN RIGHTS ALÁN ARIAS MARÍN Catedrático de Filosofía Política en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; Investigador en el Centro Nacional de Derechos Humanos-CNDH. México [email protected] Resumen: Las consideraciones que se presentan en este artícu- lo se postulan metodológica y heurísticamente a través de tesis, las cuales se inscriben en el horizonte de una contribución a una teoría crítica de los derechos humanos. Las ocho tesis, en su conjunto, ex- presa temas cruciales para el debate contemporáneo de los derechos humanos, determinado por el debilitamiento de la tradicional hege- monía jurídica y la irrupción pluralista del conjunto de las ciencias sociales. Con ello, se pretende una reconsideración de los derechos humanos bajo premisas críticas y sobre la base de una concepción disímil a la dominante tradición cristiano-liberal. Abstract: The considerations presented in this article, asume a methodological and heuristic nomination through several theses, which fall within the horizon of a contribution to a critical theory of human rights. The eight theses, as a whole, expresses some decisive themes for the contemporary discussion of human rights, deter- mined by the weakening of the traditional legal hegemony and the emergence of pluralistic set of social sciences. This paper tries a re- consideration of human rights under critical assumptions dissimilar to the liberal Christian tradition.  R  EVISTA  DE D  ERECHO UNED, NÚM. 13, 2013

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  • UNED. Revista de Derecho UNED, nm. 13, 2013 97

    CONTRIBUCIN A UNA TEORA CRTICA DE LOS DERECHOS HUMANOS

    CONTRIBUTION TO A CRITICAL THEORY OF HUMAN RIGHTS

    ALN ARIAS MARN

    Catedrtico de Filosofa Poltica en la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM; Investigador en el Centro Nacional de Derechos

    Humanos-CNDH. [email protected]

    Resumen: Las consideraciones que se presentan en este artcu-lo se postulan metodolgica y heursticamente a travs de tesis, las cuales se inscriben en el horizonte de una contribucin a una teora crtica de los derechos humanos. Las ocho tesis, en su conjunto, ex-presa temas cruciales para el debate contemporneo de los derechos humanos, determinado por el debilitamiento de la tradicional hege-mona jurdica y la irrupcin pluralista del conjunto de las ciencias sociales. Con ello, se pretende una reconsideracin de los derechos humanos bajo premisas crticas y sobre la base de una concepcin dismil a la dominante tradicin cristiano-liberal.

    Abstract: The considerations presented in this article, asume a methodological and heuristic nomination through several theses, which fall within the horizon of a contribution to a critical theory of human rights. The eight theses, as a whole, expresses some decisive themes for the contemporary discussion of human rights, deter-mined by the weakening of the traditional legal hegemony and the emergence of pluralistic set of social sciences. This paper tries a re-consideration of human rights under critical assumptions dissimilar to the liberal Christian tradition.

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    Palabras clave: derechos humanos, globalizacin, multicultura-lidad, multidisciplinariedad, vctima.

    Keywords: Human rights, globalization, multicultural, multidis-ciplinary, victim.

    Recepcin original: 12/11/2013

    Aceptacin original: 25/11/2013

    Sumario: I. Introduccin. Premisas conceptuales; II. Tesis 1. Inadecuacin entre teora y prctica; III. Tesis 2. De la globaliza-cin y su matriz terica bsica; IV. Tesis 3. Imperativo multicultural; V. Tesis 4. Imperativo multidisciplinario; VI. Tesis 5. Imperativo de gnero; VII. Tesis 6. Del sufrimiento y la nocin de vctima; VIII. Tesis 7. De la construccin de una nocin crtica de vctima; IX. Tesis 8. De los derechos humanos y la lucha por el reconoci-miento; X. A manera de conclusin.

    I. INTRODUCCIN. PREMISAS CONCEPTUALES

    Las tesis que aqu se presentan se inscriben en el horizonte de una contribucin a una teora crtica de los derechos humanos. Es un postulado autocrtico irrenunciable del discurso crtico el riguro-so cuestionamiento de las propias posiciones filosficas, sociolgicas y polticas, as como de las relaciones entre ellas; aqu se sostiene que el proyecto y el discurso de los derechos humanos ha de some-terse sistemticamente a tales prcticas auto-correctivas.

    La adopcin de un perspectiva modulada por la tradicin de la teora crtica supone asumir dos premisas metodolgicas fun-damentales respecto del concepto derechos humanos. Por un lado, los derechos humanos son considerados como movimiento social, poltico e intelectual as como (su) teora propiamente dicha. Su determinacin bsica, a lo largo de su historia, consiste en su carc-ter emancipatorio (resistencia al abuso de poder, reivindicacin de libertades, regulacin garantista por parte del Estado); su sustrato poltico indeleble la exigencia y afirmacin de reconocimiento.

    Son simultneamente proyecto prctico y discurso terico (lejos de ser slo derechos). Su consistencia es la de una multiplicidad de prcticas que se despliegan en mltiples dimensiones y se configuran en variados repertorios estratgicos y tcticos 1; su intencionaldad o

    1 Esos seran hipotticamente los contenidos o notas de los derechos humanos entendidos experimentalmente en tanto que concepto.

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    sentido busca la instauracin de acontecimientos, acontecimientos polticos, es decir, irrupcin de exigencias de reconocimiento que modifican las correlaciones de fuerza y dominio prevalecientes. Esta determinacin de su carcter poltico en sentido estricto (diferen-ciado de la poltica), le imprime su sentido instituyente y, en la di-mensin propiamente jurdica, como prctica seminal, los derechos humanos como la afirmacin del derecho a tener derechos, en la brillante formulacin de Hannah Arendt 2.

    De otra parte, los derechos humanos son entendidos como un fenmeno histrico. En tanto que conjunto multidimensional de prcticas y su correspondiente saber e ideologa se encuentra es-pecificado histricamente; los factores histricos y las condiciones sociales, polticas y culturales conforman variables indispensables para comprender y explicar su desarrollo previo y su caracterizacin actual.

    El presente ensayo, construido mediante la formulacin de tesis busca, amn de acentuar con esa modalidad su intencionalidad heu-rstica, comulgar con las formas precursoras e iniciales fragmentos y no sistemas de montaje o collage tpicas del discurso de la teora crtica 3. Con estos modos se pretende una reverberacin del hecho de que, si bien ha habido importantes intervenciones crticas en el tra-yecto histrico de los derechos humanos, no se ha propuesto una re-consideracin de ese proyecto humanstico bajo explcitas premisas crticas y, mucho menos, articulada con los presupuestos tericos de una concepcin radicalmente dismil a la tradicin cristiano-liberal de los derechos humanos (al menos de 1948 a la fecha).

    II. TESIS 1. INADECUACIN ENTRE TEORA Y PRCTICA

    La exigencia contempornea de una aproximacin crtica a los derechos humanos se justifica, en primera instancia, por la no corres-pondencia entre el desarrollo discursivo y normativo del proyecto de los derechos humanos y su situacin prctica de crecientes vulneracin, irrespeto y manipulacin de los mismos. As como tambin, en segun-da instancia, en virtud de la percepcin y el diagnstico respecto a su

    2 ARENDT, H., Sobre los orgenes del totalitarismo, Madrid, Alianza, 1982, pp.379-382.

    3 La denominada primera generacin de la Escuela de Frankfurt, Max Horkhei-mer, Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm y, un tanto excntricamen-te, Walter Benjamin.

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    situacin de crisis terica, crisis conceptual y cultural presente en sus dimensiones tanto externa como interna.

    En lo exterior, expresada en la paradoja de ser hoy por hoy un discurso referencial dominante, en trminos valorativos y norma-tivos y, al mismo tiempo, ser objeto de instrumentalizaciones po-lticas, manipulaciones legitimatorias, as como de un uso banal y un abuso vulgarizador del lenguaje de los derechos humanos, por un lado. Y, por otro lado, en su dimensin interna propiamente discursiva, en cuanto a la radical inadecuacin de su composicin conceptual y sus proposiciones tericas respecto de las efectivas condiciones sociales, polticas y culturales del momento histrico contemporneo. La consecuencia indeseada y/o perversa es la prdida de sus potencialidades emancipatorias.

    El discurso actual dominante de los derechos humanos su formu-lacin hegemnica juridicista no es expresin terica suficiente de las necesidades prcticas del proyecto-movimiento de los derechos huma-nos en las condiciones actuales, tanto en sus medios e intrumentos como en sus objetivos. Existe, desde hace dcadas, la imposibilidad de vincular directa y adecuadamente la prctica y la teora de los de-rechos humanos a la forma original renovada correspondiente a su refundacin contempornea.

    La figura histrica de los derechos humanos, en su fase de re-formulacin y desarrollo, surgi reactivamente luego del final de la Segunda Guerra Mundial. Ese discurso, matriz normativa y terica de toda la evolucin posterior su forma clsica no fue expre-sin adecuada de las nuevas condiciones emergentes del mundo de la posguerra, ni cont con un diagnstico, acorde a sus propias finalidades, respecto de las tensiones de la llamada Guerra Fra, que caracterizaron a la segunda mitad del siglo XX, prcticamente hasta los aos 90. Mucho menos ha sido capaz de captar y representar de modo tericamente pertinente y prcticamente viable el desarrollo pos-terior al colapso del socialismo real, as como las determinaciones del proceso de globalizacin con una interpretacin de la matriz terico-conceptual derivada de ella. Resultado de esos dficits conceptuales y culturales, el discurso y el movimiento de los derechos humanos vive una crisis prctica y terica que reclama un replanteamiento crtico y, consecuentemente, un argumento re-legitimador.

    En rigor, los derechos humanos en su formulacin actual domi-nante, no son sino el resultado sinttico de la situacin dramtica precedente, con la emergencia de la barbarie absoluta en los campos de exterminio, aludida con el concepto-paradigma Auschwitz; se tra-

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    t de una reaccin ilustrada, de rescate de valores y principios ticos de matriz liberal-cristiana. Sin embargo, el optimismo respecto de un posible regreso a valores de convivencia civilizada, normada por el derecho, sobre la base de la dignidad humana, no apreciaba en toda su radicalidad el golpe devastador infligido a toda pretensin terica y poltica del proyecto mismo de la Ilustracin.

    Lo anterior ayuda a entender, si bien parcialmente, por qu es que las propuestas tericas de los derechos humanos y sus traduc-ciones jurdicas positivas, resultan asequibles y tiles (an si en un plano de mera denuncia) en condiciones particulares de crisis hu-manitarias y durante periodos delimitados, en ambientes represivos nugatorios de los derechos civiles y polticos, propios de dictaduras y/o Estados autoritarios; pero resultan inaplicables, inviables, en trminos generales y en las condiciones mayoritariamente predo-minantes en Estados con regmenes razonablemente democrticos.

    Las potencialidades de un desarrollo vivo, creativo, del proyecto y el discurso de los derechos humanos ha resultado obstaculizado por las modificadas condiciones histricas de las sociedades y los Estados a travs de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del pre-sente. Es por ello, pertinente y adecuado un replanteamiento crtico que tome en consideracin los factores histricos y asuma con radi-calidad las condiciones sociales, polticas y culturales actuales para ensayar una reformulacin (una re-legitimacin) contempornea de los derechos humanos.

    III. TESIS 2. DE LA GLOBALIzACIN Y SU MATRIz TERICA BSICA

    La complejidad inherente al debate contemporneo de los de-rechos humanos encuentra ciertas claves de comprensin si se le relaciona con las condiciones de su especificacin histrica. Los grandes cambios sociales, polticos y econmicos del siglo XX estn determinados por el proceso de globalizacin, la especificidad con-tempornea encuentra su configuracin principal en la globalizacin. No obstante, la conexin entre el discurso de los derechos humanos y el proceso globalizador aparece mediado por una matriz terica bsica; dotada de principios constructivos y operacionales prctico-materiales y tambin conceptual-culturales generados por las condi-ciones inherentes de la globalizacin, sus tendencias determinantes y sus tensiones polarizantes.

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    Las condiciones actuales de la sociedad globalizada muestran, por un lado, una fuerte tendencia hacia la homogeneizacin, posi-bilitada por pautas econmicas y culturales estndares, hbitos y modas a partir del consumo extendidas por todo el mundo; y, no obstante, por el otro lado, el reforzamiento de una heterogeneidad cultural a partir de la reivindicacin de identidades tnicas, religiosas, culturales y hasta de modos de vida de diverso tipo, que determinan que en dichas condiciones sociales y culturales unas y otras coha-biten en el seno de una tensa paradoja.

    Un discurso renovado de los derechos humanos podra afirmarse como un territorio discursivo de mediacin y no slo referencial normativo entre la afirmacin de los universales, con su cuota correspondiente de violencia (universales impuros), de matriz occi-dental y el cuestionamiento radical de los relativismos culturales y los particularismos nacionales, tnicos, religiosos y lingsticos (el desafo multicultural a Occidente).

    Paradoja de bipolaridad persistente, que no tiende a resolverse a favor de uno de los polos en tensin homogeneizacin o heteroge-neidad sino que, ms bien, genera un campo de fuerzas de comple-jas tensiones, pues a medida que las relaciones sociales se amplan, se produce tambin una intensificacin de las diferencias, lo que in-dica que los procesos globalizadores carecen de esa unidad de efec-tos que generalmente se da por sentada al hablar de globalizacin.

    As, el trmino globalizacin se suele relacionar con la aprehen-sin de su carcter irresuelto, sus tensiones contradictorias y sus efectos indeseados: de la sociedad de riesgo (Beck) o sociedad lquida (Bauman), con espacios que fluyen (Castells), (en) un mun-do turbulento (Rousenau) y desbocado (Giddens), susceptible al choque de civilizaciones (Huntington) fundamentado a partir del surgimiento de un sistema mundial capitalista (Wallerstein) y que produce, como efecto de su carcter paradojal, procesos de indivi-dualizacin (Beck),retribalizacin (Maffesoli), transculturaliza-cin y reterritorializacin (Garca Canclini) 4.

    4 Vase, BECK, U., La sociedad del riesgo mundial: en busca de la seguridad per-dida. Barcelona, Paids, 2008; BAUMAN, z., Tiempos lquidos, Barcelona, Tusquets, 2007; CASTELLS, M., La era de la informacin, tomo I, Mxico, Siglo XXI, 2002; ROUSSENAU, J., Distant Proximities: Dynamics Beyond Globalization, Princenton, Princenton University Press, 2002; GIDDENS, A., Un mundo desbocado, Madrid, Taurus, 1999; WALLERSTEIN, I., El moderno sistema mundial II. El mercantilismo y la consolidacin de la economa-mundo europea, 1600-1750, Mxico, Siglo XXI, 1998; BECK, U. y GERNSHEIM, E., La individualizacin: el individualismo institucionali-zado y sus consecuencias sociales y polticas, Barcelona, Paids, 2003; MAFFESOLI,

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    As, escuetamente entendido, podemos sealar que la globaliza-cin es un fenmeno social emergente, un proceso en construccin, una dialctica dotada con sentidos contrapuestos, opciones de valor ineludibles, con carga ideolgico-poltica y de matriz econmico-tec-nolgica. La globalizacin, bajo la determinacin de su fuerte varia-ble econmica, forma parte del viejo proceso siempre creciente de mundializacin del sistema capitalista (teorizado de modo cannico por Marx) 5. Se trata de una fase de peculiar intensidad del sentido expansivo de la valorizacin del capital, desdibujando las distincio-nes clsicas entre mercado local y mundial, ciudad y campo y entre trabajo manual e intelectual (trabajo productivo e improductivo). Esta fase est cargada de implicaciones sociales y culturales condi-cionadas desde una novedosa y revolucionaria base informtica y ciberntica, caractersticas de la poca contempornea, que proble-matizan los cdigos de la produccin de verdades y que realizan ro-tundamente la tendencia de que las fuerzas productivas principales, las que ms y mejor valorizan valor, sean la ciencia y la tcnica.

    IV. TESIS 3. IMPERATIVO MULTICULTURAL

    La globalizacin tambin ha alterado el significado contemporneo de la soberana poltica y jurdica y, con ello, se ha agudizado un de-bilitamiento de las estructuras estatales frente al escenario global. El desplazamiento de la centralidad del Estado (y su soberana) se con-traponen y colisionan, determinando espacios y tiempos de incerti-dumbre, agravados por nuevos tipos de violencia (algunos extremos como la violencia del terrorismo y el narcotrfico en algunos pases) donde, con la participacin del Estado, los derechos humanos que-dan situados en una tensa ambigedad crtica.

    Con el fin del bipolarismo global, un conjunto de fuerzas, reac-ciones, viejas reivindicaciones y aspiraciones encontraron en la afirmacin de la heterogeneidad un punto focal; se constituy, as, en el motor del principio de autonoma y en el potencial constructo de las identidades individuales y colectivas. El poderoso imperativo multicultural especie de gran paraguas terico y cultural de las di-ferencias se convierte en un desafo e impele a un dilogo con las culturas perifricas, pero tambin en el seno mismo de las socieda-

    M., El tiempo de las tribus, Mxico, Siglo XXI, 2004; GARCA CANCLINI, N., La glo-balizacin imaginada, Barcelona, Paids, 1999.

    5 MARX, K., El capital (8 volmenes), Vol. 1, Mxico, Siglo XXI, 1977, pp. 179-214.

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    des democrticas de Occidente, respecto a las reivindicaciones valo-rativas de diferencia y reconocimiento culturales.

    Esta irrupcin del pluralismo y la heterogeneidad en disputa con el universalismo y la homogeneidad, todava dominantes aunque erosionados, se encuentra indisolublemente asociada a la figura del Estado. La tensin entre derechos humanos, (cuyo horizonte intelectual y derechos positivizados se ubican tradicionalmente en un plano de adscripcin universal y bajo un principio de igualdad general) y, el multiculturalismo (como reconocimiento a las diferen-cias de pertenencia cultural e identidad particulares), surge cuando las demandas de grupos culturalmente diferenciados (reticentes a la aceptacin del significado universalmente vlido de los valores y las finalidades paradigmticamente expresados en la forma democrtica y en los derechos humanos), resultan imposibles de reivindicar in-asimilables sin desprenderse de su interrelacin con el Estado, ese espacio poltico de supuesta igualdad universal integrado a partir de conceptos universales y presuntas condiciones de homogeneidad.

    No obstante, lo que prevalece es la confrontacin prctica e intelectual, toda vez el carcter inescapable del conflicto de valores implcito en el impulso histricamente dominante de la perspectiva Occidental y sus formas poltico culturales (derechos humanos in-cluidos). As, las contradicciones se precipitan al territorio dirimente de la poltica y la lucha por el reconocimiento como condicin b-sica de la construccin y entendimiento de los derechos humanos.

    En esa discusin, la temtica de los derechos humanos ha ocu-pado un lugar central, tanto como objeto de crtica valorativa, toda vez que su construccin y fundamentacin se han realizado en clave monocultural (occidental), as como por el desarrollo de un debate de revaloracin, redefinicin y relegitimacin del discurso y la teora de los derechos humanos de cara a las modificadas condiciones de nuestras sociedades globales.

    V. TESIS 4. IMPERATIVO MULTIDISCIPLINARIO

    Derivada de la matriz terica bsica generada por la globaliza-cin, sus consecuencias y determinaciones, en particular una de ellas, la del debilitamiento crtico del Estado nacional y de la nocin dura de soberana, es que operan condicionando el movimiento y la teora de los derechos humanos, por ello, se ha inducido reciente-mente una mutacin en el discurso juiridicista dominante. Un des-

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    ajuste crtico que tiende a desplazar al derecho del centro dominante en el discurso de los derechos humanos y que propicia la irrupcin del conjunto de las ciencias sociales y la filosofa en su conformacin y desarrollo internos.

    El impacto de este desarrollo crtico de la teora de los derechos humanos no ha sido en referencia exclusiva del mbito jurdico, sino que se ha extendido al de las ciencias sociales en su conjunto; ha inducido una relativizacin de sus respectivos campos de cono-cimiento y una interrelacin ms intensa entre las distintas discipli-nas; asimismo, en ciertos territorios, como la filosofa del derecho y la filosofa poltica, a un radical y complementario intercambio conceptual. De lo que se desprende un imperativo multidisciplinario al discurso de los derechos humanos; exigencia que interpela toda pretensin crtica y de adecuacin a las circunstancias reales de una teora actualizada de los derechos humanos. La complejizacin, ex-tensin y debilitamiento del derecho como la modalidad hegemnica en la descripcin, constitucin y legitimacin teortica de los dere-chos humanos ha conducido a la necesidad de una aproximacin multidisciplinaria.

    El movimiento y el discurso de los derechos humanos son tema relevante y esencial, referente obligado tanto poltica como jurdica y socialmente, en el debate contemporneo. La complejidad y riqueza que engloba el concepto derechos humanos, nos impele a trasladar su estudio migracin cultural hacia una perspectiva ms amplia que la generada por la especializacin actual de las disciplinas del conocimiento humano. Si bien es cierto que el estudio del tema nos ha remitido, tradicionalmente, al terreno jurdico, tambin es cierto que el debate y la investigacin estn lejos de agotarse en ese mbi-to. El otrora discurso dominante del Derecho se ha visto impelido a un replanteamiento radical respecto de los derechos humanos y a enfrentar inditos problemas conceptuales, as como numerosos desafos tericos y metodolgicos en ese mbito.

    VI. TESIS 5. IMPERATIVO DE GNERO

    El feminismo y los estudios de gnero tuvieron un desenvolvi-miento intelectual y un arraigo material inusitado y exitoso a lo lar-go del siglo pasado. Si alguna revolucin cultural contempornea se mantiene invicta esa es la del feminismo contemporneo (con todo y sus contradicciones, divisiones y disporas). Al igual que otros movi-mientos sociales radicales que reivindican reconocimiento, insertan

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    la cuestin propia de las diferencias dentro del lenguaje universalista de los derechos humanos. Propiamente, el discurso feminista es uno que emplaza el debate sobre los derechos humanos a partir de la subversin de la distincin entre universalidad y diferencia.

    La coincidencia epocal en el surgimiento tanto del pensamiento poltico liberal de la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano como del pensamiento feminista emergente, ambos a finales del siglo XVIII, ha inducido, al menos, dos principios defini-torios de la disociacin entre feminismo y derechos humanos; por un lado, respecto del universalismo de las Declaraciones cannicas y, por otro lado, la afirmacin de presupuestos implcitos en la perspec-tiva del concepto de gnero, la nocin de diferencia y de los recursos conceptuales y polticos, presentes en la tradicin feminista.

    Gnero es un (relativamente) nuevo concepto, que adems de su inherente nimo crtico, contiene pretensiones polticas reivindicati-vas radicales. Con esto, no se trata slo de situar la nocin de gnero en relacin con la perspectiva interpretativa que lo tiene como ma-triz, esto es, con los movimientos feministas, sino la de enfatizar su carcter esencialmente poltico.

    El concepto de gnero es simbolizacin de la diferencia sexual; aqu lo propiamente simblico consiste en la institucin de cdigos culturales que, mediante prescripciones fundamentales como es el caso de las de gnero reglamentan el conjunto de la existencia humana en sociedades y periodos histricos especficos 6. Esta sim-bolizacin cultural de la diferencia anatmica sexual toma forma en un conglomerado de prcticas, ideas, discursos y representaciones sociales que influyen y condicionan la conducta objetiva y subjetiva de las personas en funcin de su sexo.

    La nocin de gnero ofrece la posibilidad de pensar el carcter de constructo cultural que tienen las diferencias sexuales, el gnero es una produccin social y cultural histricamente especificada, ms all de la propia estructuracin biolgica de los sexos, de las iden-tidades de gnero, de su funcin y relevancia en las organizaciones sociales. Desde luego, es relevante el papel innegable y paradigmti-co que opera en la estructuracin de la igualdad y la desigualdad en las sociedades.

    6 LAMAS, M. (comp.), El gnero. La construccin cultural de la diferencia se-xual, Mxico, Programa Universitario de Estudios de Gnero-UNAM/Miguel ngel Porra,1996.

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    Asimismo, detrs de los movimientos reivindicatorios, y en par-ticular del movimiento feminista, existe una semiotizacin de lo social 7; esto es, que la fuerza inventiva del movimiento feminista, su contribucin, no slo pasa por las posibilidades heursticas del concepto y la perspectiva de gnero sino tambin por todo lo que deriva de su potencial crtico y desconstructor de ciertos paradigmas tericos, pero tambin prcticos 8. Con ello, tal semiotizacin de lo social debe entenderse como el sello del horizonte epistemolgico contemporneo; resultado de las estrategias tericas ms diversas, desde la recuperacin de la dimensin del sentido de historicistas y hermeneutas, hasta el giro lingstico de estructuralistas, post-estructuralistas y filsofos del lenguaje, y que el arribo conclusivo a tesis establecidas y ya referenciales tericamente como la de que toda relacin social se estructura simblicamente y todo orden sim-blico se estructura discursivamente 9.

    Los afanes tericos del feminismo no son fciles de deslindar de la poltica feminista. Con su prctica poltica las feministas contribu-yeron a cimbrar ciertos paradigmas de la derecha y de la izquierda acerca de cmo pensar y hacer poltica. La posicin terica feminista emplaz, a travs de la idea de gnero, la desarticulacin de ciertos paradigmas de la modernidad y de la lgica esencialista en que se sustentan.

    Dos de los principales dispositivos tericos criticados, en su mo-mento, por la teora feminista, el cuestionamiento del paradigma liberal y sus ejes fundamentales, el racionalismo y el humanismo, inciden directamente en el corpus conceptual de la configuracin clsica dominante del discurso de los derechos humanos. La hosti-lidad histrico-emblemtica del feminismo respecto de las teoras embrionarias de derechos humanos (plasmada en la condena a la guillotina de la girondina Olympe de Gougs, opuesta a la ejecu-cin del rey y autora de la malhadada Declaracin de los derechos de la mujer y de la ciudadana), encontr respaldo terico y conceptual slido (aunque tardo), mediante la problematizacin con perspecti-va de gnero, de la desigualdad y la discriminacin de las mujeres en las concepciones, textos y prcticas originarios del movimiento y el discurso de los derechos humanos.

    7 GUTIRREz, G., El concepto de gnero: una perspectiva para pensar la pol-tica, en La ventana, n. 5, Mxico, Universidad de Guadalajara, 1997, p. 59.

    8 GUTIRREz, G., op. cit., pp. 60 y sigs. 9 Ibid, p. 59.

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    El arraigo de las teoras feministas en los modos culturales y de pensamiento contemporneos, su distancia crtica respecto al pro-yecto y discurso de los derechos humanos, ha mostrado desconstruc-tivamente las inconsistencias de su matriz universalista; asimismo, ha cuestionado el prejuicio radical de la izquierda, especialmente la de corte marxista, que no permita incorporar y reconocer un sus or-ganizaciones y en su discurso la especificidad de la problemtica de gnero, de su origen y carcter propiamente cultural y que con ello negaba e invisibilizaba la marginacin, el menosprecio y la subordi-nacin de las mujeres en el universo poltico cultural de la izquierda.

    VII. TESIS 6. DEL SUFRIMIENTO Y LA NOCIN DE VCTIMA.

    Una de las cuestiones trascendentes que el discurso crtico de los derechos humanos no puede soslayar, es la pregunta acerca si la teo-ra social y filosfica del siglo XXI ser capaz de encontrar significado al sufrimiento humano socialmente generado. La validez y autentici-dad del empeo crtico del discurso de los derechos humanos ante el sufrimiento de las vctimas, slo podr ser reivindicado y sustentado si mantiene la consciencia alertada respecto del reconocimiento de la fragilidad de las pretensiones de la teora crtica, as como de la condicin malamente existente de los derechos humanos en la ac-tualidad.

    El discurso crtico de los derechos humanos, en tanto que saber prctico alimentado de prcticas de resistencia, tiene que ser parte activa en esta des-construccin de los relatos socio-estatales de in-tegracin y consuelo del sufrimiento. La militancia de los derechos humanos al lado de las vctimas y el compromiso de su teora con el desentraamiento crtico de lo que provoca el sufrimiento, la violen-cia y la vulneracin de la dignidad de las personas, impone nuevas tareas a la agenda terica y prctica del movimiento de los derechos humanos.

    La meditacin acerca del sufrimiento resulta inexcusable en la actualidad, en tanto que aparece como la va material que comunica tanto con la nocin de vctima as como con el concepto de dignidad. Para la teora contempornea de los derechos humanos, la relacin entre violencia y dignidad vulnerada no es directa. Est mediada por la (nocin) de vctima. Tanto la violencia como la dignidad humana (vulnerada) son perceptibles a partir de la vida daada en las vcti-mas, cuyo registro radica en las narrativas del sufrimiento.

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    Una perspectiva crtica de la idea de vctima propicia la apertura a una doble dimensin epistemolgica, tanto propiamente cognosci-tiva como en su funcin heurstica: a) la vctima es punto de partida metodolgico, plausible para una investigacin crtica del ncleo b-sico tico de una teora de los derechos humanos, a partir del estudio de la violencia; b) la vctima es la mediacin necesaria con la dignidad daada o vulnerada que se implica en ella, toda vez que la aproxima-cin o el asedio conceptual a la idea de dignidad humana slo ocurre idneamente por va negativa, esto es, a travs de las mltiples for-mas de dao y de vulneracin de la dignidad de las personas.

    La revisin crtica de la nocin de vctima, de alta complejidad y riqueza de determinaciones, supone asumirla como la mediacin plausible entre las nuevas determinaciones y modalidades de la vio-lencia estatal y societal contempornea respecto de la dimensin de la dignidad humana.

    El apelar a las violaciones de la dignidad humana en el siglo XX, con el involucramiento del discurso de los derechos humanos en ello, posibilit el descubrimiento de la funcin heurstica de la nocin de vctima y, con ello, el concepto de dignidad humana pudo cumpli-mentar con su tarea como fuente de ampliacin de nuevos derechos.

    No obstante, resulta pertinente desconstruir crticamente la no-cin de la dignidad humana, asumirlo como una nocin vaca de contenidos conceptuales y/o como derivada de alguna fundamen-tacin axiomtica particular (de imposibles consensos); apelar a un uso del concepto de dignidad como postulado de la razn prctica contempornea, como referente de potencialidad normativa para la convivencia social 10. La dignidad humana vulnerada por la violencia tiende a convertirse, entonces, en la va que constata y confirma, en clave de derechos humanos, la condicin de vctimas, en el criterio que pondera y reconoce su sufrimiento y el horizonte proyectivo de su emancipacin.

    La revisin crtica de la nocin de vctima, con la mira en la pre-tensin de contribuir a una fundamentacin tica de los derechos humanos, supone asumirla como la mediacin plausible entre las nuevas determinaciones y modalidades de la violencia estatal y socie-tal contemporneas con la dimensin de la dignidad humana. 11 Su estudio, resulta un asunto crucial para el discurso social, filosfico y

    10 Para un desarrollo ms extenso de esta idea ver, ARIAS MARN, A., Dere-chos humanos: entre la violencia y la dignidad, Revista Derechos Humanos-Mxico, CNDH, n. 19, Mxico, 2012, pp. 33-34.

    11 Ver ARIAS MARN, A., op. cit.

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    jurdico de los derechos humanos. Anlisis y reinterpretacin de la ecuacin discursiva seera de los derechos humanos, el clsico nudo fundamental histricamente siempre repensado de la relacin violencia-vctima-dignidad. Como se sabe, la relacin entre violencia y dignidad vulnerada no es directa, se encuentra mediada por la no-cin de vctima, de ah su importancia terica y metodolgica. As, la problemtica generada por el tratamiento crtico 12 de esos temas constituye actualmente como desde su origen la columna vertebral de los derechos humanos.

    VIII. TESIS 7. DE LA CONSTRUCCIN DE UNA NOCIN CRTICA DE VCTIMA

    La perspectiva crtica de la idea de vctima como vimos en la tesis anterior propicia la apertura a una doble dimensin episte-molgica, tanto propiamente cognoscitiva como en su funcin heu-rstica: a) la vctima es punto de partida metodolgico, plausible para una investigacin crtica del ncleo bsico tico de una teora de los derechos humanos, a partir del estudio de la violencia; b) la vctima es la mediacin necesaria con la dignidad daada o vulnerada que se implica en ella, toda vez que la aproximacin o el asedio conceptual a la idea de dignidad humana slo ocurre idneamente por va nega-tiva, esto es, a travs de las mltiples formas de dao y de vulnera-cin de la dignidad de las personas, expresadas en las narrativas del sufrimiento.

    Ahora bien, la nocin de vctima, en la evolucin y cristalizacio-nes de sus significados, es una nocin vaga, cargada de polivalencia semntica y de polisemia cultural, donde los significados sacrificiales resultan dominantes. De entrada, estimula aproximaciones intuitivas y favorece los prejuicios, fuentes principales de los obstculos epis-temolgicos al conocimiento. El modo de trabajo o procesamiento racional sobre el concepto de vctima ha tenido tradicionalmente la deriva dominante del derecho, de manera que la nocin de vctima con mayor y mejor carga intelectual resulta ser predominante y uni-dimensionalmente jurdica. La parafernalia tcnico-administrativa relativa al inters pragmtico, propio del saber jurdico, ha resultado ser velo y complemento de los significados de sacrificio y resignacin inherentes a la idea de vctima, contenidos arcaizantes y de corte teolgico.

    12 Vase este argumento con mayor detalle en ARIAS MARN, A., op. cit., pp. 16 y sigs.

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    La crtica reflexiva y prctica respecto al concepto de vctima lleva a un replanteamiento respecto de ideas y prcticas asociadas con ella. Indefensin, sometimiento, debilidad, reconocimiento ne-gativo como meras vctimas, al final, predominio de variadas formas de menosprecio, redundan en un bajo de potencial de protesta, una restriccin de sus alcances organizativos, convocatorias de solidari-dad compasiva, manipulaciones polticas y facilidades al chantaje de las vctimas indirectas: la nocin convencional de vctima se limita al umbral de la queja victimante y no alcanza la proclama de la pro-testa, ni logra acceder a la conformacin de un discurso terico y prctico crtico y transformador de su condicin yaciente, adolorida y subordinada 13.

    Amn de todos esos elementos, que son intrnsecos, inmanentes, al concepto de vctima, hay que considerar los factores extrnsecos, trascendentes, tales como: el exceso de violencia y su correlativo plus de sufrimiento socialmente producido, as como la consecuencia de una multiplicacin de potenciales vctimas en las actuales circuns-tancias de las sociedades de riesgo contemporneas. Estos factores extrnsecos, que configuran el entorno o contexto que induce (poten-cia o estimula) un exceso de sufrimiento social inasimilable, inducen perentoriamente la necesidad de procurar un concepto de vctima complejo, amplio, dinmico y funcional para lidiar mejor (procesar adecuadamente) esa sobrecarga de violencia sobre la sociedad.

    IX. TESIS 8. DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LA LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO

    Es cierto que se hace y se puede hacer poltica con los derechos humanos, se les puede instrumentalizar y utilizar para objetivos aje-nos, polticamente correctos o impresentables, al servicio de los de arriba o los de abajo, por el mantenimiento del statu quo o su modi-ficacin, igualitarios o para agudizar las desigualdades. No obstante, esas instrumentalizaciones polticas, no eliminan el sentido poltico inmanente propio de los derechos humanos.

    Ese sustrato, lo intrsecamente poltico del proyecto y el discurso de los derechos humanos, radica en que lo especfico y comn de esas mltiples prcticas de resistencia, reclamo, imposicin y empla-zamiento de actos, hechos o acontecimientos de tensin de la corre-

    13 Algunas de las premisas para la construccin de un concepto crtico de vcti-ma son revisadas en ARIAS MARN, A., Aproximacin a un concepto crtico de vc-tima en derechos humanos, Revista Derechos Humanos Mxico, n. 20, CNDH, 2012.

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    lacin de fuerzas conlleva e implica exigencias de reconocimiento. Ese carcter consiste en emplazar relaciones de poder en trminos de reconocimiento, de lucha por el reconocimiento, en otras pala-bras, instaurar acontecimientos polticos, tal es lo que define lo esen-cialmente poltico de los derechos humanos 14.

    Al resistir, al decir: no!, basta!, as no!, no ms! Los indivi-duos y grupos se oponen al abuso de poder, pero tambin reivindi-can, emplazan, estatuyen una exigencia de reconocimiento respecto del otro; el que violenta, abusa, explotaReconocimiento de qu?; de la dignidad, responde el discurso de los derechos humanos, de la alteridad en pie de igualdad en virtud de ser sujetos libres. Reivindi-can emancipacin, libertades derechos, regulaciones, garantas (de cara al Estado); se plantan libremente, en pie de igualdad; con dig-nidad, se dice. Dignidad que es discernible, constatable y afirmable slo por va negativa: ante su denegacin, el abuso y las violencias que vulneran la dignidad; esto es, ante la negacin de las libertades y la desigualacin de los iguales (la materializacin de los procesos de exclusin, estudiados ejemplarmente por Foucault y el proceso de la desigualdad, modlicamente analizado por Marx 15).

    Desde esa radicalidad, relativa al carcter poltico intrnseco de los derechos humanos, es que resulta adecuado suponer que esta-ran en condiciones de posibilidad de sobreponerse al politicismo inherente en la calificacin de las vctimas y la autodesignacin de las mismas y asimismo coadyuvar al diseo e instrumentacin de una poltica, entendida como disciplina ante las consecuencias del acontecimiento, una poltica victimolgica en clave de derechos humanos.

    La nocin crtica de vctima, en tanto que elemento apto para coadyuvar a una fundamentacin tica de los derechos humanos, asume un papel trascendente en la lucha de sujetos que reivindican aspectos no reconocidos de su identidad por la va de la conciencia de haber sufrido una injusticia. Es a partir de este momento que la vctima, al igual que los maltratados, excluidos o despreciados, diversos grupos victimizados que han experimentado formas de ne-

    14 Se hara necesario para el argumento la pertinencia de la distincin entre lo poltico y la poltica; no es aqu el momento (ni hay el espacio) para tal desarrollo. En ese sentido ver: LEFORT C., La incertidumbre democrtica. Ensayos sobre lo pol-tico, Barcelona, Anthropos, 2004; y MOUFFE, C., El retorno de lo poltico, Barcelona, Paids, 1999.

    15 Para una presentacin sinttica de esos procesos en contexto de derechos hu-manos, ver ARIAS MARN, A., Globalizacin y debate multicultural. Un nuevo im-perativo contemporneo, Revista Derechos Humanos Mxico, Mxico, n. 12, 2008.

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    gacin del reconocimiento, no slo sufren a partir del menosprecio de su condicin, sino que, pueden descubrir que el menosprecio en s mismo puede generar sentimientos, emociones y el impulso moral que motivan e impelen comportamientos y acciones (prcticas) para devenir en sujetos activos de luchas por reconocimiento.

    Situar el concepto de reconocimiento, con su potencial carcter crtico, des-constructivo, en la construccin de un concepto crtico de vctima (complejo, abierto, dinmico, funcional), significa asumir la centralidad del conflicto bajo un entendimiento de su funcin po-sitiva (creativa) de integracin social, a condicin de que se le deje de ver de un modo limitado y negativo, como ha sido el caso desde la perspectiva terica dominante. Las luchas de reconocimiento, hist-ricamente, han generado la institucionalizacin de ciertas prcticas sociales que evidencian el pasaje de un estadio moral a otro ms avanzado un aumento de la sensibilidad moral, seala Honneth 16.

    La lucha de los grupos sociales por alcanzar formas cada vez ms amplias de reconocimiento social se convierte, muta, en una fuerza estructurante del desarrollo moral de la sociedad. Esa ha sido el sen-tido humanista del movimiento y la teora de los derechos humanos; toca a su reformulacin crtica, insistir en la articulacin de la no-cin yaciente de vctima con un proyecto enhiesto de resistencia y emancipacin.

    As, en dicha perspectiva, la lucha social no puede explicarse slo como resultado de una lucha entre intereses materiales en oposicin sino tambin como consecuencia de los sentimientos morales de in-justicia; una gramtica moral de los conflictos sociales 17. La vctima, cuya visibilidad es posible a travs del sufrimiento, se constituye primordialmente en esa imagen inicial de injusticia; no debiera per-manecer en la queja sino levantarse para la proclama (los derechos humanos pudieran ser el revulsivo de esa metamorfosis).

    X. A MANERA DE CONCLUSIN

    No mantenerse en la insistencia de lo negativo de la crtica, pa-sar demasiado rpidamente a la afirmacin de lo positivo, favorece en realidad la perpetuacin de lo existente falso, de lo malamente existente, ms que servir a su superacin.

    16 HONNETH, A., Reconocimiento y menosprecio. Sobre la fundamentacin nor-mativa de una teora social, Buenos Aires, Katz editores, 2010, p. 37.

    17 HONNETH, A., The Struggle for Recognition. The Moral Grammar of Social Conflicts, Cambridge, The MIT Press, 1995.

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    El conjunto de las tesis que se han presentado constituyen un esbozo inicial de exploracin, las cuestiones estn dispuestas y orien-tadas a un trabajo mayor, ms acabado, y, por ende, construido para una posterior conformacin. No obstante, apuntan horizontes de in-dagacin al igual que la tensin crtica atisba ncleos problemticos que reclaman una reactivacin del pensamiento crtico, expectativa vigente en el discurso y cultura de los derechos humanos.