contraviento 5

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#5 agosto 08

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Poesía, relatos, opiniones y más

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Page 1: Contraviento 5

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#5agosto 08

Page 2: Contraviento 5

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2 sumario

Contraviento#5Dirección: La Pica En Flandes

Colaboraciones:Luis F. Pizarro | Julio Romero | IsidroRodríguez | Teresa Ruiz | José Luis Loarce |Alejo de la Orden | Amparo Molina | Julio A.Serrano | Javier de la Orden |

Diseño:Seño

Fotografías:De sus autores en Flick.com

Publicidad:La estampita

Números anteriores para descargar: http://contraviento07.googlepages.com

Contacto:

Queda autorizada la reproducción parcial ototal de los contenidos.

Contraviento no comparte necesariamente lasopiniones publicadas.

Distribuyendo CONTRAVIENTO en formato pdf seahorra papel y se escucha el suspiro de algún árbol.

Puertollano agosto 2008

[email protected]

FOTO PORTADA: CHEMA MADOZ

www.chemamadoz.com

3 4 6

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111214

AMPARO MOLINAla naturaleza crítica

JAVIER de la ORDENcrónicas de abelardía

LUIS PIZARROun viaje a la

literatura en el jardínde alejandría

TERESA RUIZamor

ALEJO de la ORDENevanescencia de la

dicha.reflejo del dolor

desvanecido.

JULIO A. SERRANOclaus

JULIO ROMEROcalle del espíritu

santo, 23

JOSE LUIS LOARCEes la lengua, idiotas,

es la lengua

ISIDRO RODRÍGUEZsecundina

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Deshazte de los pesados muros que exiliaron tus sentidos,abandona la oscuridad del castigo que robó al mundo tu inspiracióny disfruta la vivificante ligereza de la inquietud.

Sube a la atalaya de tu recuperado ingenio,asómate a la traslúcida ventana de la imaginacióny deja volar tus ojos por el horizonte limpio,viviendo la luz que iluminó tus sueños,respirando el aire perfumado del reino de las alturas.

Ahora, dime, hombre:¿aún tienes tiempo de dormir?

Deja al calor de un templado amanecerdeshelar tu sangre que hibernaba, entumecida por la inercia,y cuando vuelva a fluir, que sacie la sed de tantos años de tu espíritu.La leve brisa refrescará tu rostro, mas,lejos de calmarte, el corazón latiendo...

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Foto: Juanluisgx

amparo molina gonzález

la naturaleza crítica

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Crónicas de Avelardía

Como la lectura es acto ineludible en la educación positiva y siendo, como lo es, tarea del que suscribe contarverdad, no es extraño entonces que se hallen detractores hasta debajo de las piedras, individuos, pedagogos yeducólogos que se creen merecedores de portar la llama absoluta y que no cejarán en su empeño de sofocar elmás mínimo rescoldo que pueda aparecer ajeno a su fuego primigenio. Más tiempo, sin duda, nos llevaría acertara definir la verdad, pero por no ser tema del debate que nos ocupa, bastará apuntar que no existe, en singular,única y exclusiva, sino que hablaremos de verdades objetivas, así, en plural, y entiéndase por objetivas a aquelloque procede del objeto, esto es, que tantas verdades como objetos la consideren hallaremos en cualquiercircunstancia.

Pero obviamente el objeto ha de ser consciente, ya lo dijo el maestro “res cogitans sive mens”, y por tanto excluiremosa aquellos otros objetos en los que el raciocinio se ausenta de sus actos cotidianos, “res extensa sive corpus”;sustitúyase objeto por individuo, que no cuesta tanto esfuerzo, y entenderemos la verdad como una utopía, unvapor etéreo que apenas arañamos cuanto más deseamos asirlo. Y es así que hablaremos de verdades, realidades,las suyas y las mías, las de unos y otros, las de todos, que podrán o no coincidir en mayor o menor medida,acercarse y separarse, ir y venir, insinuarse, esbozarse, zigzaguear y hacer requiebros, pero, en resumen, como lahuella, nunca habrá dos iguales.

Y esto nos lleva a continuar por el sendero de apreciar que no todas las verdades son iguales y que, en justamedida, no se pueden considerar como tales todas ellas en su conjunto, pues, lógicamente, sabio será quien sepadiscernir entre el rebaño a quienes despunten en la multitud por su mayor conocimiento y su justa aplicación alhecho que les ocupe. Considerando que uno es tal junto a sus circunstancias, importante será que describa éstasy luego que cada cual opine libremente del personaje, que a buen seguro él no se enojará, que yo, por mi parte,he hecho lo propio a lo largo de estas páginas y si no coincidimos en parte, o en todo, no habremos depreocuparnos, pues triste sería todo lo contrario, que coincidiéramos en su totalidad.

Además, al erudito que indague por su cuenta o al que lea los numerosos panfletos en los que se divulgan losacontecimientos de Don Avelardo, narraciones maravillosas donde las haya, hechos fantásticos de espírituheroico, he de advertirles de que lo anteriormente dicho va por ellos y que, por viejo y no por diablo, me adelantoa las críticas que, en modo alguno, me alteran el ánimo.

Llegado, por fin, el momento de las presentaciones, se me permitirá la licencia que me he tomado en obviar dela biografía con toda naturalidad pasajes de su vida que objetivamente (porque así lo decidí, es decir) consideréde un modo u otro superficiales para el conocimiento del personaje, esto es, exalté lo necesario y difuminé locontingente, intentando, eso sí, no hacer pasar a nuestro ilustre por ningún callejón del Gato.

Acto primero

javier de la orden

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Y es así que D. Avelardo López de Palacios y Montiel vio la luz, metáfora más que desafortunada por ser nochecerrada, en día y año que permitiré al avispado lector que establezca según su ingenio tras leer los acontecimientosvenideros. Vio la luz, digo, en humilde mansión, lo que permitió que la primeriza y dolorida madre pudiera hacerostentación de unos pulmones y garganta privilegiados, expresándose con total libertad, mientras el progenitor,oídos que no oyen corazón que no siente, permanecía imperturbable a varias estancias de distancia, leyendo conplácida sencillez la recién publicada Sotileza del Pereda, a quien admiraba nuestro encomiable padre y a quien uníano sólo su amor por lo rural frente al urbanismo emergente en ese momento, sino, sobre todo, por el hecho deser paisanos y haber pisado los mismos verdes prados en su juventud.

Años después, frente a ningún pelotón de fusilamiento, D. Rodrigo López de Palacios y Soanes rememoraríafrente a los atónitos y deslumbrados ojos de su primogénito su viaje a la Isla huyendo del hambre y la miseria, susduros comienzos trabajando en el puerto de sol a sol, la fortuna acumulada y la creación de sus negocios deexportación, además de su casamiento con rica heredera. Notorio es el empeño que ponía en haberse casado trasla fundación de su empresa “Coloniales López Jáuregui”, aunque en honor a la verdad las nupcias tuvieron lugarcon anterioridad y de su suegro fue el capital que la financió. Pero este hecho no desmerece su éxito posterior enel negocio ni su instinto al dejar la isla y volver a su tierra tras las primeras revueltas independentistas. Y así,convertido en indiano rico se estableció en su tierra natal e intentó reflotar desde allí sus negocios, “ColonialesLópez de Palacios”, ahora de importación, cosa que logró con natural facilidad al cabo de poco tiempo.

¿Qué más le podía pedir a la vida el joven Rodrigo? Poseía dinero, amaba y era amado, hacía lo que le gustaba,…Pues sencillamente felicidad. Faltaba casi un siglo para que el bardo barbudo cantara su declaración del estado defelicidad permanente y la sociedad provinciana y pequeño-burguesa, elitista que decían ellos, racista que digo yo,no le dejaron alcanzarla en ningún momento. Nunca permitieron, aquellos regalados y estupendos de la vida, queen su círculo se pudiera integrar el indiano y su mulata, por muy santificados que estuvieran por el sagradovínculo. Una cosa, decían, es el amancebamiento con mulata exótica y otra muy distinta pasearla y exhibirla portoda la ciudad, luciéndola por fiestas y casino como si cualquier cosa, que el goce si es privado no perjudica lamoral, pero que ni el diablo hacía pública obtención de sus pecados. Y digo yo, ni entonces ni ahora. Y comoquiera que el dios de entonces era justo, tampoco lograron la deseada descendencia, y el paso del tiempo y laforzada soledad hicieron el resto, socavando la tranquilidad y equilibrio del que habían gozado, hasta queacabaron por sentirse tan extraños el uno para el otro que la tuberculosis acabó siendo una bendición del cielo.Para algunos justicia divina y cosa de la raza para otros, y es que el español, el verdadero español nunca ha sidoracista.

Viudo y solo, a la redundancia me someto, con un negocio que ya no atendía, harto de dimes y diretes, cansadode la monótona lluvia que le acompañaba día tras día, refugiado en la lectura que ya nunca abandonaría, comenzó,ahora sí, su viaje iniciático que le llevaría a las pedregosas llanuras manchegas. Efectivamente, puso en venta supróspera empresa y el palacete junto al mar, cambió el agua por polvo, los azules y verdes por los ocres, cambió,en suma, tristezas por tristezas, y del ganado hizo su mundo. Dueño de tierras que el horizonte no alcanzaba yen cuyo reino construyó al estilo colonial la única casa que Avelardo conociera.

Me detendría en este punto a describirles la mansión, pero dada mi innata pereza, arriésguense e imagínenla comoquieran, que ni es relevante a la historia ni necesaria a los acontecimientos. Tan sólo señalaré que se inscribieronlas propiedades dentro del término de Almodóvar del Campo, salvo unas pequeñas hectáreas y la casa que sehicieron en el de Alamillo, lugar al que habremos de volver por su mucha importancia en la historia que nos ocupa.

(Continuará)

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Ilustración: Mónica Ozamiz Fortis

Sólo quiero tu boca. Sólo. No quiero otra boca. Sólo la tuya. No quiero que memuerdan otros dientes, ni me besen otros labios, ni me lama otra lengua. Sóloquiero tus dientes, tus labios y tu lengua. Sólo quiero tu boca. No quiero oler otroolor, ni mirar otros ojos, ni sentir otras manos… Sólo quiero tus manos.

¿Sabes? He pensado en irme de este lugar. Coger mis bártulos y marcharme a otrositio. A una ciudad en la que no tenga recuerdos, donde poder empezar de nuevo,donde no esté siempre expectante, el corazón encogido, las manos sudorosas,esperando que aparezcas de un momento a otro por esas puertas, por las mismasque tantas veces nos vieron entrar y salir juntos. No quiero caminar más por estascalles en las que me tomabas la cara entre las manos y me decías esas palabras tandulces en ese idioma que yo no entendía, tan sinceras, esas palabras que se meclavaban dentro, en las entrañas de las entrañas.Ahora que no estás siento que no hablé contigo lo suficiente, que no te conté todolo que te tenía que contar, que no te hablé de los planes que tenía respecto anosotros. Me sentía como si una mariposa hermosísima de colores raros se mehubiese posado en la palma de la mano, la respiración contenida por miedo a quese espantase y volara para nunca más regresar. Incrédula de mi suerte, quieta, quieta,sin respirar, sin moverme, mirando hipnotizada los extraños patrones de sus alas…Un ligero movimiento, un suspiro, y la mariposa ya no está. En cambio las palabrasse quedaron y perduran. Siempre se quedan las palabras para que alguien las escribaen un trozo de papel. Tenía tanto miedo. Este miedo que sólo es comparable a estedolor. Siempre van juntos, a la par campando por sus respetos en los dominios demi alma que está hecha jirones. Mi corazón no es caprichoso. Mi corazón no es frívolo. No puede entregarse hoyy olvidar mañana. No es ese tipo de corazón. Es un corazón que se entregó parasiempre y ahora no puede dar marcha atrás. Tiene mucho que aprender del tuyo quesabe de veleidades, que miente, que se entrega una y mil veces, que le resulta fácilcontinuar sin el mío, una vez compañeros, hoy extraños…

Me sé de memoria el sonido de tu voz, como de memoria se sabían tus dedos loscaminos de mi cuerpo…Tengo el corazón arrugado como uno de esos trozos de papel que albergan unacarta que nos hemos arrepentido de escribir y que después de aprisionada ennuestro puño acaba en el fondo de una papelera. Así está mi corazón, como tiradoal fondo de cualquier contenedor de esos basureros que sólo visitan los gatoscallejeros.Amistad, dijiste, seamos amigos. Yo soy para ti lo que tú quieras con tal de estar atu lado. Amor reciclado, forzado a cambiar de color, de patria, de forma, deesencia… No funcionará. Los amigos no se eligen así. Esta amistad es comoponerse un zapato más pequeño, forzado con un calzador. Imposible, nos doleránlos pies, nos dolerán los pies del alma, los del estómago, los pies de los pies… nosdolerá la amistad y el cansancio.

En tu mundo los amigos no hacen el amor. ¿Y qué hacen? ¿La guerra? En mimundo los amantes no son amigos cuando aún se desean, cuando las brasas todavíaestán calientes. En mi mundo los amigos se hacen de otra forma, y se les llama, seles habla, uno se preocupa por ellos, se les escribe una carta… Los viejos amantessólo se hacen amigos cuando el cansancio y el desgaste se ha instalado en sus vidas,cuando se dejan de desear, cuando la inercia y la rutina les han podido, cuando laausencia no es dolorosa, cuando el recuerdo no es doloroso; sólo entonces. Ni antesni después.Sólo el tiempo, médico, ungüento y medicina calmará estos dolores, estas urgencias,las fiebres y las calenturas. Sólo el tiempo… ni otro cuerpo, ni otras manos, ni otrasbocas, porque, amor, sólo quiero tu boca.

Tuya siempre.

Amor:

Teresa Ruiz

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Estertor feliz de sucumbirabrumado por la dicha para máshuir del tiempo en desigual lucha-perdido en lo inefabley sentir como paralizala levedad de tus propios pasos;casi un roce esfumado.

Así sea a salvo del infortunio,el hombre deja escapar el atávicolamento de la especie satisfecha,porque el tránsito es cortoasí desde la cuna y siempremuda irremisible el presenteque ya no es, a pretérita memoria.

De ello, empero, el tronco se nutrecon lluvia de nostalgia que empapay que enraíza el almaen su verdad desnuda: fulgorque toma y que deja, no permanece;asida al momento, llora la ausencia;vórtice de todos los vientos y,a la par, anodina calmasin historia alguna que contar.

A las veces, deshacen el silencioun tejido de notas que, enamoradasde la vida, demoran su intrínsecodeleite y así procuran, nos procuran,brillantes espejismos que sustentanlos placeres y los días;con afanoso deseo por desplegarante nosotros a su modo la Creaciónallá donde el tropel de los sentidosse muestra a inexorable distanciade los más íntimos e inasibles sueños.

Ahora te incorporas de nuevo a la vidaen amplio bagaje de amor que te derramaincesante el deseo que olvidado aparecíacon un nuevo sol que disipa la tristeza.Porque vagaste demasiadas lunas sola,en jornadas eternas al lado del dolorposabas tus manos, bálsamo necesario,en afán de enamorada entrega quealumbra el paso cansado de los demás.Comienzas a abandonar un miedo tras otropara así ganar la única orilla que quedapersuadiendo al tiempo de su vulgarempeño por enterrar todo aquello que fue-pues no sabe que lo que sucedió permanece-y echada al costado de una luz apasionadaque instala, fértil, un nuevo territorioganado con esfuerzo al olvido.

Evan

esce

ncia

de la

dich

aRe

flejo

del d

olor desvanecido

Alejo de la Orden

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Cuando uno viaja a París probablemente quiere

abarcar todo lo que ha oído más a menudo: el Louvre, los

Campos Elíseos, el Arco de Triunfo, la torre Eiffel,

Montmartre, Notre Dame, el Sena… Maravilloso periplo por

una ciudad tan maravillosa como la capital francesa, sobre todo

si el viaje no dura muchos días. Sin embargo, a todos los que

viajen allí me permito recomendarles un parque increíble: el

Jardín del Luxemburgo.

Situado en el distrito 6º, muy cerca del magnífico

edificio del Panteón, y lindando con el célebre Boulevard Saint-

Michel, este lugar en un espacio para el disfrute ciudadano en

toda la extensión de la palabra. Jardines, árboles y plantas

perfectamente cuidadas; paseos extensos y limpios; un precioso

y amplio estanque central; sillas donde descansar, leer, hablar, o

simplemente mirar; pabellones abiertos donde se juega al

ajedrez; campos de petanca y de tenis, o un parque infantil (por

cierto, con una gran superficie arenosa, lo que aquí parece que

cada vez horroriza más a los padres), y la fuente de María de

Médicis, todo contribuye a que su visita sea una auténtica

gozada para los sentidos.

Pero también tiene muchas estatuas, que hacen más

interesante aún su exploración, estatuas que, por ejemplo, nos

permiten viajar a la Literatura dentro de un lugar ya de por sí

muy literario puesto que, cualquiera que lea Los Miserables de

Víctor Hugo, podrá reconocer en este Jardín del Luxemburgo el

espacio en el que Mario conoce a Cosette, dos de los

protagonistas de la célebre obra del escritor romántico francés.

Sin perjuicio de ello, el Luxemburgo nos permitirá, a poco que

hagamos una observación pausada, descubrir a George Sand,

pseudónimo de Aurora Dupin, famosa escritora francesa del

siglo XIX, amiga del compositor Chopin, que vivió con él en

Mallorca, y a la que su costumbre de vestir ropa masculina le

permitió superar las ataduras sociales de su tiempo que

impedían a una mujer acceder a determinados sitios.

Curiosamente, su estatua la representa con un fenomenal traje

femenino.

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También podremos saludar a Stendhal (1783-1842), el

autor de las conocidas Rojo y negro y La Cartuja de Parma.

Este escritor cumbre del Realismo aparece en una estatua

concebida nada menos que por Auguste Rodin, con un

medallón en el que se representa su figura, inscrito dentro de

una estela de piedra, y ello a partir de un dibujo realizado por

otro escultor, David D’Angers.

Bastante menos conocido es el poeta Gabriel Vicaire.

Muerto con 52 años, su mayor éxito, Emaux Bressans, en el que

alababa su tierra (nació en Belfort, al este de Francia), le otorgó

una fama de poeta provinciano que lo perjudicó. Sin embargo,

para algunos era adorable y a menudo admirable, y así debió ser

cuando mereció los honores de figurar junto a tanto personaje

ilustre en este parque parisino.

Poco más allá se encuentra otro poeta, el simbolista Paul

Verlaine (1844-1896), “Príncipe de los poetas”, amante de

Rimbaud, inspirador de Rubén Darío, Manuel Machado o

Pablo Neruda. Poeta maldito, autor de poemas muy bellos,

como Soñé contigo esta noche (“Soñé contigo esta noche; Te

desfallecías de mil maneras; Y murmurabas tantas cosas...; Y yo,

así como se saborea una fruta; Te besaba con toda la boca; Un

poco por todas partes, monte, valle, llanura”).

Finalizamos con uno de los más prestigiosos escritores

del siglo XX, Stefan Zweig. Puesto que nació en Viena y se

suicidó en 1942 en la ciudad brasileña de Petropolis, y apenas

vivió en París un corto período de tiempo a raíz del comienzo

de la Segunda Guerra en 1939, ¿cuál puede ser la razón de que

se le haya dedicado un busto en el Luxemburgo? Cierto es que

entre sus obras destacan las biografías de María Antonieta,

Verlaine o Montaigne, franceses insignes. Cierto es también que

fue muy amigo de Romain Rolland, pacifista francés. Sin

embargo, pensamos que dedicarle este homenaje es más bien

fruto de sus convicciones antibelicistas y de su acendrada

defensa de la tolerancia y de la cultura europea, tan amigos

como son de todos estos valores los cosmopolitas parisinos.

Hay más, y en un próximo artículo intentaremos

abordar la importancia de la escultura y los escultores en este

Edén parisino. No obstante, con lo expuesto, insistimos en la

recomendación: no dejen de ir a París, y, por supuesto, vayan al

Jardín del Luxemburgo.

© Luis F. Pizarro Ruiz. Texto y fotos.

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Julio A. Serrano. (Puertollano, 1983). Idiota y dibujante desde que tuvo uso de razón.Comenzó sus andaduras en el cómic en el año 1998 con el fanzine “La Pared del WC” (erarepugnante, hecho en fotocopias y grapado a mano). Continuó su andadura de una manera yamás decente con “El Caracol de Hojalata” (de 2003 a 2005, bajo el sello Epicentro) y con“Caracol Deluxe” (de próxima aparición). También formó parte del colectivo artístico“Hombres de Mierda” (2006).Actualmente, se alimenta de pizza y pelusas mientras trabaja en la publicación de su primerlibro en solitario: “Claus: Tocar teta”.www.tocarteta.eswww.tocarteta.blogspot.com

JESUCHIST SPORT MODE

Si Jesucristo jugase al tenis este sería suuniforme:- Cinta para el pelo con espinas marca"Hike".- Sin camiseta, mostrando su poderosotorso y pezones sonrosados, así como lacicatriz del lanzazo que le dieron en lacruz.- Pantalón blanco brillante (más bienholgado) con cruz bordada en oro marca"Rotgüeiler".- Sandalias modelo "Penitente en laSemana Santa de Cuenca" con cintasextras para una máxima sujeción.- Raqueta modelo "Apocrilipsis" de lamarca Hacendado.

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Calle delEspíritu Santo, 2317 de noviembre de 1999

Julio Romero

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C

De repente, una mañana, después de la ducha,descubres las cicatrices que durante tantotiempo has evitado reconocer. La vidaha sido dura contigo. Has ido dejandojirones en batallas frívolas y estériles.Recuerdas los ochenta como la letra de unacanción coreada con ingenuidad en unanoche eterna. Y veinte años más tarde, aún tepersiguen los cadáveres de aquellos que fueronconsumiéndose oficiando entre neones. Porquesi me lo permites, te diré que asistimos auna liturgia y que nos pusimos en pie, nosarrodillamos o nos sentamos, cuando nosincitaron a ello. Comulgamos del molinocon sus ruedas y sorbimos del indomable ytraslúcido fluido que nos embalsamaba envida. Confundidos, entre náuseas, la montañarusa no terminaba cuando abandonábamosel parque de atracciones. La noche eterna, eraeso, eterna, y no conseguíamos ver el alba.Y a un bucle, siguió un descenso y tras un breveascenso, un descenso mayor, interminable, convolteos y giros de físicas utópicas.Desafíos oníricos, que nos permitíantransitar por el infierno de una existencia,donde, desterrado el sufrimiento, sólo habíadolor. En algún trayecto olvidamos la bregacon un cuerpo tibio, la mano extendida que nosliberaba de la ciénaga y esos ojos sinhorizonte donde amanecía cada treintasegundos. Y ahora, cada mañana, observas lascicatrices y te preguntas en que estación nodescendiste y porque te obligas a continuaren este tren sin apeaderos ni destino.

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El hombre es lenguaje. “Homo sapiens”: capacidadcraneal, cerebro y a partir de ahí comunicación,expresión, evolución hacia los primeros alfabetos. Hastaque el hombre no articula una lengua, y no la escribedespués, no alcanzaría su verdadera condición. Ellenguaje, primero hablado después escrito, emancipa ylibera a la especie humana. Somos, hoy, restos evolutivosde la cultura; somos idiomas que han sobrevivido a laesclavitud, a las religiones, a la muerte y a lostotalitarismos todos. Desde la piedra Rosetta a losactuales sms el lenguaje ha servido para la comunicacióny el arte, pero también para expresarnos en la inmensidadde nuestras miserias. Sólo somos idioma.

Las lenguas escritas son un misterio y una joyade la convulsa historia del planeta habitado. El habla esel mayor signo de libertad. Sin libertad de expresión noes posible la vida humana civilizada. Dictadores ytotalitarios de toda laya cuando quisieron sojuzgar a laspersonas les prohibieron hablar su lengua. Orwell, en lanovela 1984 retrata y disecciona de manera implacablelos mecanismos de ese poder político terrorífico. Policíasdel pensamiento, de la historia, del lenguaje. Los nazisquemaron los libros en la Babel Platz berlinesa porquerepresentaban el peligro del pensamiento libre, la máximaexpresión de la lengua en libertad que es el libro impreso;en esa noche de hogueras de las SS, ardía lo másimportante, noble y propio que tiene el hombre: sucapacidad de ser lenguaje, de ser palabra, deconceptualizarse como individuo libre.

La Historia es un espejo puesto al lado delcamino infame contra las ideas, el pensamiento y, endefinitiva, la palabra. Las organizaciones de todo tipo, lossistemas ideológicos impuestos, las llamadas“superestructuras” —en anticuada jerga marxista— hantratado siempre de crear vocabulario, de renombrarnos,de alterar la toponimia del espíritu como si cambiando elnombre cambiara la realidad, el escenario. No se haentendido demasiado que la lengua tiene sus propiasreglas de evolución, de crecimiento o estancamiento, dedesaparecer o de expandirse. La lengua ha sido, es, unamanifestación de la cultura antropológica; un mágicoproducto del tiempo que nunca se estanca, siemprecambiante, reflejo de usos y costumbres, de gustos, deinfluencias extranjeras, de fenómenos sociológicos. Lalengua tiene la privilegiada condición de ser el únicopatrimonio que se actualiza y bulle con los avatares de lasociedad, en un extraño y lento vaivén de correccioneslingüísticas, cambios sociales e invenciones literarias. Mishijos no hablan como mis abuelos lo hacían, ni utilizan losmismos términos. Las sociedades super-urbanizadas,super-tecnologizadas y super-mediáticas del post-capitalismo actual es imposible que se provean de lasmismas herramientas de lenguaje que la sociedadpreindustrial de la España de los cuarenta. Ni la literaturadel Siglo de Oro expresar, por ejemplo, el concepto delhonor con el mismo lenguaje literario de nuestro sigloXXI a la hora de tratar cuestiones ético-morales.

La lengua es acaso lo más perfecto y lo más sabioque hemos construido. Lo más libre. Crece y cambia sinque lo percibamos. Son los diccionarios de la lengua losque van recogiendo su latir. Bellos cuadernos de bitácoraque relatan los avatares de su ruta. Sobre todo —los quemás me gustan, los que disfruto con su consulta— los deuso, los literarios: en español, mi lengua, “el Moliner” ysobre todo “el Seco”, con sus dos volúmenes desobrecubierta naranja que son piezas absolutamente decabecera. Los normativos, los de Academia, siempre sonmás tardíos, de más lenta digestión: que no es cuestiónque una moda terminológica se convierta en norma de lanoche a la mañana. A la lengua, que ni mucho menos esun panteón de ilustres, no debemos reverencia pero sírespeto. A su ortografía, a su gramática, a su sintaxis, a suscampos semánticos: los significados. Es un valorpatrimonial que sirve para expresarnos y comunicarnoscorrectamente, que nos refleja en su totalidad, con su

José Luis Loarce

Es la Lengua,

es la Lenguaidiotas,

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dureza y su lirismo, con toda su crudeza —que la tiene—y también con la belleza. La lengua española, una de lasmás habladas del mundo por cuestiones históricas queestán ahí, es uno de los vehículos idiomáticos másexpresivos y ricos de contenidos; una lenguafundamentalmente de cultura, muy literaria, muyadjetivadora y metafórica, muy poética. No merecenuestra lengua en absoluto la vergonzante ideologizacióny maltrato a que —desde hace unos años— se la vienesometiendo. Un expolio flagrante y malvado que hahecho del lenguaje políticamente correcto una suerte demalhadada conspiración. No sé por qué hay términos del(mi) castellano que no se pueden utilizar, que no sedeben. Se ha puesto el lenguaje bajo sospecha. Hanconvertido la lengua en delincuente (¿también“delincuenta”?), en mecanismo explotador, enargumentario machista, en herramienta deadoctrinamiento político. Políticos y políticas hansexualizado las palabras; ignorantes ellos, aparentandesconocer —pero lo saben— que el lenguaje no tienesexo, que tiene géneros: masculino, femenino, neutro,epiceno. Lo último, en mi país, es que han decretado laigualdad, como si ya no estuviera decretada, como lalibertad o la fraternidad, por qué no también la verdad(ministerio de la Verdad orwelliano) o la bondad delhombre o el respeto a los animales o el derecho altrabajo. Y a partir de ahora, entonces, sometamosentonces al lenguaje a esa aberrante operación decosmética, de rejuvenecimiento, de ingeniería ideológica.

¿Inocuo? ¿Inocente? ¿Gracioso?... Seguramenteno. Además de ser algo incorrecto, feo y hortera(“hortero”, si quieren), esta corriente que poco a poconos va calando como una lluvia fina es peligrosa por loque tiene de totalitaria. Parece un juego y no lo es, es unaarbitrariedad indigerible que busca hacerse norma y

someternos a un proceso de culpabilidad. La lengua no esculpable de nada. Dejemos de juzgar continuamente ellenguaje. No por alterar la lengua, o retorcerla, van adesaparecer las miserias del ser humano o va a sanar estasociedad éticamente enferma, cuando no moralmentepodrida. No nos hace desiguales el lenguaje sino laeducación y la cultura, el lugar o el medio donde hemosnacido y desarrollado, la opresión del poderoso y elfavoritismo, la injusticia y la prevaricación, el caciqueo yla mentira, la capacidad y el esfuerzo personal, y ahora,además, en España, la comunidad autónoma en quevivamos…

Una y otra vez más la lengua como arma políticadentro de mi país. Mi lengua, que es la de Cervantes yLorca, la de Machado y Lope de Vega, la de Neruda yVargas Llosa, la de Miguel Hernández y Góngora, no mevaldría, verbigracia, para trabajar en la Diputación Foralde Álava ni para ejercer mi título superior comohipotético docente en Tarrasa, lugares, que sepa,españoles.

Me roban el idioma los mismos que sufrieron laprohibición de su lengua singular durante la dictadurafranquista, y lo hacen en aras a su pureza lingüística y sunacionalismo antiespañol. ¿No recuerda eso a la limpiezaétnica de los nazis? (No entrarán o se irán. Robémosles sulengua propia, invasora, opresora, facha, aprendan a lafuerza, hablen cómo queremos y lo que queremos…)Estrechas patrias chicas, provincianos mezquinos,aldeanos furibundos. Un escritorzuelo incalificableescribía el otro día que abrazaba el castellano “en el exilio,en los sefarditas, en el Sáhara, en Puerto Rico”, ¿y enEspaña no?, ¿en qué España?, ¿en la del exilio interior?

Extraña democracia de la igualdad es ésta quereescribe los diccionarios y prohíbe tu lengua. Extraña,extraña democracia…

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FOTO: laia0013

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Cada septiembre, cuando todo parece impregnarse  con el olor de la goma deborrar y de las virutas de los lápices recién afilados; cuando en algunas madrugadas tedespierta el frío y por la ventana penetra el primer olor del otoño a tierra mojada,tengo la costumbre de hacer una parada en el tiempo para volver la mirada hacia lagalería  de ventanas que configuran mi existencia. Porque es eso y no otra cosa el equipaje personal: Una inmensa galería consuelo de tierra y claraboya celeste.

Las paredes de mi galería, jalonadas de ventanas de distintos tamaños, sondos larguísimos muros encalados que se pierden en el infinito de la memoria. Paseo por la galería, y voy abriendo, al azar, algunas de las ventanas. Las hay de olores, como el del membrillo madurado por el último sol de losveranos tardíos y que se guardan en las alacenas para hacer compota cuando el otoñose enseñorea. O el olor de la leña ardiendo y que alimentó con su luz, fantásticos relatos depríncipes enamorados y princesas prisioneras de dragones milenarios. Tengo ventanas de paisajes con alboradas gallegas, atardeceres violetas de laExtremadura. cielos velazqueños del madrileño Guadarrama y llanuras manchegasdonde el cielo y la tierra parecen lo mismo y el sol se adueña de todo como diciendo,aquí mando yo. También están la humedad verde de Euskadi y la paramera castellana;el asombro ante la alcarria y la elevación hacia los cielos de Asturias y Cantabria; lamajestad del Moncayo y la ribera del Ebro por La Rioja y Navarra, y los campos deolivos centenarios de la Andalucía, y la bravura del Cantábrico, y la quietud culta delMediterráneo o la atracción enigmática del Océano. Y ciudades, cientos, o quizá miles de ciudades y pueblos....... Santillana delMar, Estella, Arcos de la Frontera, Verín, San Pelayo de Navia, Ponferrada,Albacete,Guernika, Fregenal de la Sierra, Trujillo, San Vicente de la Barquera, Almagro,Ciudad Rodrigo..... Y en cada ventana de mi galería, una persona, y sobre la persona, otras, yotras y otras.

Y hoy pienso en Secundina, la rubia, que murió por amor.

O bueno, según se mire, porque también podría decirse que la muerte lesobrevino por desamor, pero eso sí, sin llegar a sufrir la quemazón del desencantoporque se quedó en el amor. Se llenó tanto todo el cuerpo de amor, que al no reconocer el engaño, sequedó allí, quieta, apretó los puños, cerró todas las salidas de su cuerpo, para que noescapara nada del amor que sentía y el propio sentimiento la ahogó dulcemente.

Isidro Rodríguez Gallardo

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Secundina, la rubia, tenía todas las paredes de su cuarto, llenas de remolinos depapel que ella misma fabricaba con cartulinas de colores. Los más hermosos remolinos eranlos que tenían las aspas, una sí y otra no, recubiertas con las envueltas plateadas de lastabletas de chocolate. Secundina, la rubia, tenía la piel muy blanca, casi transparente y dicen que cuandoniña, recién terminada la guerra, pasó unas fiebres tan tremendas que, en tres ocasiones,tocaron a entierro las campanas de la parroquia. Y desde entonces quedó como quebrada y alandar lo hacía de una forma diferente, que tú la veías, que yo me acuerdo muy bien, y parecíaque no tocaba el suelo con los pies, pero al mismo tiempo podías pensar que no los movía. Y su mirada era quieta y azul. A mí, me llamaba poderosamente la atención su sonrisa, que se iniciaba lenta, muylenta, para después inundar todo su rostro y al final le llegaba hasta el pelo.

Con el andar del tiempo, lejos quedaron ya las fiebres de Secundina, y comoconsecuencia de lo que luego supimos que era un falso progreso nacional; llegaban al pueblo,de vez en cuando, los agentes comerciales o representantes de comercio, vamos a dejarlo así. Y como los padres de Secundina tenían la única mercería del pueblo, apareció unatarde Pascual, Agente Comercial Colegiado de la firma Ferrusola, de Sabadell, lencería fina ypaños al por mayor. Ofrecía Pascual, combinaciones de nailon, sujetadores de raso, medias de cristal,bragas de encajes, sábanas y colchas para noches de bodas y un sin fin de artículos que élsabía presentar con una verborrea que, en vez de parecer lo que realmente eran,  endefinitiva trapos sintéticos,  parecían cosas mágicas y se te antojaban, por ejemplo lascolchas, alfombras voladoras de las mil y una noches.

Yo estaba allí, aquella primera vez. De mí, decía mi abuela, que era como elperejil de todas las salsas.

Y fue aquella tarde cuando Secundina, la rubia, conoció a Pascual.

Él se alojó en la fonda de Melitón y viajaba a los pueblos cercanospor las mañanas, para ofrecer la mercancía y por las tardes, sin faltar unadurante todo un mes, visitas a Secundina que se prolongaban hastadespués de la cena. Se supo rápidamente en todo el pueblo. Mi abuela decía que eralástima guardar una hija para un viajante. Yo, por aquel entonces, noentendía aquello. Sólo veía que  a Secundina le había cambiado el color de lapiel. Ya no era transparente y alguna vez hasta se le colorearon los mofletes. Se peinaba de otra forma, caminaba con más pausa y la sonrisa lebrotaba de inmediato, no como antes. Y pasó todo el mes, era Marzo y lo sé porque cumplo años, y Pascual se despidiócon la promesa de un rápido regreso. Sólo transcurrió una semana y Secundina recibió la carta. En aquella ocasión yo también estaba allí. Y nada de perejil de salsas. Estabacomprando agujas de tejer lana por encargo de la criticona de mi abuela. Lo primero que hizo Secundina al recibir la carta, fue apretujarla contra el pecho yde inmediato, allí mismo, de pie; tras el mostrador, comenzó a leerla. No he vuelto a oír un grito semejante al que salió de todo el cuerpo de Secundina. Gritó y cayó como fulminada arrastrando con sus manos toda una estantería decajas y botones. Salí espantado a la calle y eché a correr sin parar hasta llegar a mi casa. ¿Dónde están las agujas?, preguntó mi abuela. ¡Para agujas estaba yo!

Se supo todo: en la carta, Pascual decía a Secundina que no volvería más, que estabacasado en Sabadell y que tenía tres hijos.

Secundina no se recuperó. Pasó más de una semana sentada, mirando la calle detrásde una ventana, con la mirada fija, más azul que nunca y la sonrisa puesta hasta el cabello.

Y así murió, en una tarde que llovía primavera y todo el campo anunciaba vida.

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