contaminacion sonora

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CONTAMINACION SONORA Permanecer en las principales arterias de la ciudad de Juliaca, podría y puede generar estrés, agresividad, alteraciones del sueño, problemas en la respiración y hasta subirnos la presión arterial. ¿El motivo? Su alto nivel de contaminación sonora, que proviene principalmente de los autos, buses y combis. “En una ciudad como Juliaca, estamos expuestos sobre todo al uso excesivo del claxon y al volumen alto de la música en el transporte público. Una exposición continua a estos ruidos puede generar una serie de daños psicológicos y físicos. El más severo es la sordera”. Esta contaminación también podemos encontrarla en nuestro salón de clases, porque ahí es donde experimentamos día a día ruidos ya sean dentro o fuera del aula, en donde nosotros contribuimos a la contaminación y no nos damos cuenta de que ello puede ocasionar directa o indirectamente daño a nuestros compañeros que se encuentran en nuestro salón. Esta pérdida de audición es progresiva y no presenta síntomas previos. “Solo un zumbido, la sensación de pesadez o de un taponamiento auditivo podrían ser las únicas señales. Pero muchas veces la persona no se da cuenta hasta que empieza a hablar más alto de lo normal”, detalla. Este riesgo se multiplica a lo largo de la ciudad. Los límites máximos permisibles no deberían pasar los 70 decibeles en la mañana ni los 60 en la noche. Sin embargo, los ruidos en estos lugares se disparan por encima de los 80 decibeles. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado al ruido del tráfico como una amenaza para la salud pública. Según el Código de Tránsito, las bocinas de los autos sirven para evitar situaciones de peligro, y no deben ser activadas para captar pasajeros, manifestar molestia, o apurar la marcha de otros vehículos, tal como se acostumbra en nuestras pistas.

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contaminacion ocasionada por el ruido

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Page 1: Contaminacion Sonora

CONTAMINACION SONORA

Permanecer en las principales arterias de la ciudad de Juliaca, podría y puede generar estrés, agresividad, alteraciones del sueño, problemas en la respiración y hasta subirnos la presión arterial. ¿El motivo? Su alto nivel de contaminación sonora, que proviene principalmente de los autos, buses y combis.

“En una ciudad como Juliaca, estamos expuestos sobre todo al uso excesivo del claxon y al volumen alto de la música en el transporte público. Una exposición continua a estos ruidos puede generar una serie de daños psicológicos y físicos. El más severo es la sordera”.

Esta contaminación también podemos encontrarla en nuestro salón de clases, porque ahí es donde experimentamos día a día ruidos ya sean dentro o fuera del aula, en donde nosotros contribuimos a la contaminación y no nos damos cuenta de que ello puede ocasionar directa o indirectamente daño a nuestros compañeros que se encuentran en nuestro salón.

Esta pérdida de audición es progresiva y no presenta síntomas previos. “Solo un zumbido, la sensación de pesadez o de un taponamiento auditivo podrían ser las únicas señales. Pero muchas veces la persona no se da cuenta hasta que empieza a hablar más alto de lo normal”, detalla. Este riesgo se multiplica a lo largo de la ciudad.

Los límites máximos permisibles no deberían pasar los 70 decibeles en la mañana ni los 60 en la noche. Sin embargo, los ruidos en estos lugares se disparan por encima de los 80 decibeles.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado al ruido del tráfico como una amenaza para la salud pública.

Según el Código de Tránsito, las bocinas de los autos sirven para evitar situaciones de peligro, y no deben ser activadas para captar pasajeros, manifestar molestia, o apurar la marcha de otros vehículos, tal como se acostumbra en nuestras pistas.