construir futuro trabajo decente_completo 01

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  • 8/2/2019 Construir Futuro Trabajo Decente_Completo 01

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    Construir futurocon trabajo decente

    Manual de formacin para docentes

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    Construir futurocon trabajo decente

    Manual de formacin para docentes

    OFICINADE LA OITEN ARGENTINA

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    Autoridades

    Ministerio de Trabajo, Ministerio de Educacin,Empleo y Seguridad Social Ciencia y Tecnologa

    Ministro de Trabajo, Ministro de Educacin,Empleo y Seguridad Social Ciencia y TecnologaCarlos Alfonso Tomada Daniel Filmus

    Secretario de Empleo Directora EjecutivaEnrique Adolfo Deibe del Instituto Nacional

    de Educacin TecnolgicaMara Rosa Almandoz

    Director Nacionalde Orientaciny Formacin ProfesionalDaniel Hernndez

    ADVERTENCIA

    El uso de un lenguaje que no discrimine ni marque diferencias entre hombres y mujeres es una de laspreocupacionesde nuestra Organizacin. Sin embargo, no hay acuerdo entre los lingistas sobre la manera de cmohacerlo en nuestro idioma. En tal sentido y con el fin de evitar la sobrecarga grfica que supondra u ti-lizar en espaol o/a para marcarla existencia de ambos sexos, hemos optado por emplear el masculino genrico clsico, en el entendi-do de que todas las menciones en tal gnero representan siempre a hombres y mujeres.

    Las publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo gozan de la proteccin de los derechos de propiedad intelectual,en virtud del protocolo 2 anexo a la Convencin Universal sobre Derecho de Autor. No obstante, ciertos extractos brevesde estas publicaciones pueden reproducirse sin autorizacin, con la condicin de que se mencione la fuente. Para obtenerlos derechos de reproduccin o de traduccin deben formularse las correspondientes solicitudes a la Oficina dePublicaciones (Derechos de autor y licencias), Oficina Internacional del Trabajo, CH-1211 Ginebra 22, Suiza, solicitudesque sern bien acogidas.

    Las denominaciones empleadas, en concordancia con la prctica seguida en las Naciones Unidas, y la forma en queaparecen presentados los datos en las publicaciones de la OIT no implican juicio alguno por parte de la Oficina Internacionaldel Trabajo sobre la condicin jurdica de ninguno de los pases, zonas o territorios citados o de sus autoridades, ni respectode la delimitacin de sus fronteras.La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artculos, estudios y otras colaboraciones firmados incumbeexclusivamente a sus autores, y su publicacin no significa que la OIT las sancione.Las referencias a firmas, procesos o productos comerciales no implican aprobacin alguna por la Oficina Internacional delTrabajo, y el hecho de que no se mencionen firmas, procesos o productos comerciales no implica desaprobacin alguna.

    Vea nuestro sitio en Internet:www.oit.org.ar

    Impreso en ArgentinaDiseo y diagramacin ZkySky

    Copyright Organizacin Internacional del Trabajo, 2005Primera edicin, 2005

    ORGANIZACIN INTERNACIONAL DEL T RABAJO. MINISTERIO DE EDUCACIN, CIENCIA Y TECNOLOGA.MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIALConstruir futuro con trabajo decente. Manual de formacin para docentes.

    1ra. ed. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina. 2005.TRABAJO DECENTE / FORMACIN PROFESIONAL / MANUAL / pub OIT

    ISBN 92-2-318015-5 (versin impresa)ISBN 92-2-318016-3 (versin web pdf)

    Datos de catalogacin OIT

    Organizacin Internacional del TrabajoDirectora de la Oficina de la OIT en ArgentinaAna La Pieyra

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    Prlogo

    Con el objetivo de promover los valores relativos a la dignidad del trabajo en elmbito de las instituciones de enseanza media, media-tcnica y ciclo Polimodallos Ministerios de Educacin, Ciencia y Tecnologa y de Trabajo, Empleo y SeguridadSocial, con el apoyo tcnico y financiero de la Organizacin Internacional del Trabajodecidieron poner en marcha el proyecto denominado Construyendo el futuro contrabajo decente.

    Mediante esta iniciativa, la Argentina como pas miembro de la OrganizacinInternacional del Trabajo se propone fortalecer estrategias orientadas a difundirlos principios del trabajo decente y los contenidos de la Declaracin sobre losPrincipios y Derechos Fundamentales en el Trabajo (OIT). Este proyecto se suma alcompromiso del gobierno nacional de situar al empleo en el centro de las polticaseconmicas y sociales e impulsar la generacin de empleos de calidad para todoslos trabajadores y trabajadoras, buscando afianzar una sociedad ms justa, equi-tativa y democrtica.

    Invertir en los jvenes es invertir en el futuro del pas. En tal sentido, el mbito educa-tivo es un espacio privilegiado para la formacin de ciudadanos y ciudadanas queencaren como sujetos autnomos su rol de futuros actores del mundo del trabajo.Reflexionar con los jvenes sobre el trabajo es contribuir a la construccin de unfuturo con trabajo decente.

    Este propsito es el que anim a las organizaciones participantes en este proyectoa incorporar en las propuestas educativas el concepto de trabajo decente y las dis-tintas dimensiones que lo definen: el respeto de los derechos laborales, la protec-cin social, el empleo productivo y bien remunerado, en un marco de dilogo social.

    Hoy ponemos a disposicin de las escuelas y docentes del pas dos textosConstruir futuro con trabajo decente y Experiencias de enseanza y aprendizaje entorno al trabajo decente y los derechos fundamentales de los trabajadores que sonel resultado de una tarea realizada por especialistas en temas laborales y educa-tivos, de manera conjunta con supervisores, directivos, docentes y estudiantes decuatro jurisdicciones educativas que participaron en la primera etapa del proyecto.Para su publicacin contamos con el apoyo financiero de USDOL (United StatesDepartment of Labour).

    Equipo de trabajo

    Comit Coordinador del Proyecto

    Ministerio de Trabajo, Empleo

    y Seguridad Social. Secretara de EmpleoEstela Barba

    Claudia Berra

    Miguel Herrera

    Ana Mara Sampaolesi

    Mara Celeste Varela

    Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa.

    Instituto Nacional de Educacin Tecnolgica

    Fernando Paoletti

    Cristina Alcn

    Laura M. Liguori

    Organizacin Internacional del Trabajo

    Laura Golbert

    Colaboradores en la produccin del manual

    Marcelo KricheskyTeresa Socolovsky

    Colaboradores en la elaboracin del manual

    Construir futuro con trabajo decente

    Susana Corradetti

    Bruno Fornillo

    Ana L. Romero

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    Esperamos que estos aportes acompaen los aprendizajes de los y las jvenes y lospreparen para asumir un futuro con ms y mejores oportunidades de trabajodecente. La presentacin de estos materiales constituye un primer hito en el logrode los objetivos trazados. De aqu en adelante, nuestra convocatoria se ampla atodos los directivos, docentes y estudiantes del pas, para compartir con ellos eldesafo que dio origen a este proyecto.

    Carlos Tomada Daniel Filmus Ana La PieyraMinistro de Trabajo, Ministro de Educacin, Directora de laEmpleo y Seguridad Social Ciencia y Tecnologa Oficina de la OITde la Nacin de la Nacin en Argentina

    ndice

    Introduccin 9

    Captulo 1. Los jvenes: la educacin y el trabajo decente 11Panorama actual 11

    Algunas propuestas y desafos 16

    Captulo 2. Breve panorama de la dinmica sociolaboraldesde la Revolucin industrial hasta nuestros das 19

    La Revolucin industrial 19

    La segunda revolucin industrial, un nuevo modo de acumulaciny las organizaciones obreras (1875-1945) 21

    El auge del Estado de bienestar (1945-1973) 25

    Los cambios econmicos, tecnolgicos y sociolaboralesa partir de 1970 27

    Captulo 3. La Argentina, una historia social del trabajo 31

    Exportacin e industria: el trabajo rural y el trabajo urbanodurante el perodo 1900-1943 31

    Panorama de medio siglo 31Panorama econmico y laboral regional 33

    Industrializacin y trabajo durante el perodo 1943-1976 37

    a) 1943-1955: la experiencia peronista 37b) 1955-1976: profundizacin industrial y racionalizacin laboral 41

    Apertura econmica y trabajo durante el perodo 1976-1999 47

    a) 1976-1983: el Proceso de Reorganizacin

    Nacional y el neoliberalismo 47b) 1983-1999: la democracia y el neoliberalismo 50

    El trabajo en el cambio de siglo 57

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    Introduccin

    Este texto se propone contar una historia. Una historia que se inicia en la Revolucinindustrial, cuando se asientan las bases del trabajo asalariado que llegan hasta elpresente. Como se desprender de la lectura de estas pginas, los cambios ocurri-dos en el mundo laboral durante estos aos fueron muchos: en la organizacin deltrabajo, en las relaciones laborales, en la conformacin de una red de proteccin so-cial que cubra a los trabajadores, trabajadoras y a sus familias de riesgos como laenfermedad, la vejez o los accidentes de trabajo.

    Es una historia con marchas y contramarchas que deja en evidencia que el concep-to mismo de trabajo est en construccin. Los avances tecnolgicos, las luchasobreras y las necesidades del capital, as como las ideas imperantes en cada pero-do fueron factores que, con distinto peso segn los momentos histricos, incidieronde manera decisiva sobre estos cambios.

    Sin duda, la situacin del trabajo y de las y los trabajadores, durante los aos pos-teriores a la Segunda Guerra Mundial no es la misma que la del presente. En esosaos, el crecimiento econmico fue acompaado por el crecimiento del empleo, conel consiguiente progreso social. Procurar el bienestar del conjunto de la ciudadanaera un objetivo que contaba con un consenso generalizado.

    Pero hoy la situacin es otra. El trabajo se ha convertido progresivamente en un bien

    escaso. Sus condiciones han cambiado, los marcos regulatorios se han debilitado,muchos trabajadores han perdido su derecho a los beneficios sociales y otros tan-tos se han quedado sin empleo. Se ha desencadenado un proceso de exclusin so-cial, de desafiliacin, cuya consecuencia es la ruptura del entramado social.Actualmente, algunas ideas imperantes cuestionan que valores como la justicia so-cial y la solidaridad sean las bases del contrato social. Incluso, se cuestiona el tra-bajo como eje de construccin de lo social. Sin embargo, como seala RobertCastel, esta situacin no lleva necesariamente a reconocer el fin del trabajo, la de-saparicin del trabajo, o el adis al proletariado; el trabajo contina siendo unanecesidad vital y el medio de conquista de la dignidad.

    Este texto propone, entonces, otra mirada: consideramos que el trabajo no es slouna fuente de ingresos para las personas y los hogares, sino tambin un mbito de

    INTRODUCCIN

    11

    Captulo 4. La Organizacin Internacional del Trabajo,los derechos fundamentales y el trabajo decente 59

    Qu es la OIT? 59

    La estructura de la OIT 61

    Convenios y derechos fundamentales 63

    La promocin del trabajo decente 66

    Dficit de trabajo decente 69

    Glosario de conceptos fundamentales 71

    Anexo 79

    Definiciones operativas sobre el empleo segnel Instituto Nacional de Estadsticas y Censode la Repblica Argentina

    Bibliografa sobre los temas trabajados 81

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    Captulo 1

    Los jvenes: la educacin y el trabajo decente

    Panorama actual

    El avance de las polticas neoliberales en Amrica latina, en los aos noventa, pro-voc transformaciones sociales, culturales y econmicas que dejaron dolorosashuellas en la sociedad. El modelo econmico impuesto no slo provoc un creci-miento del desempleo sino que, al levantar las regulaciones sobre el mercado de tra-bajo, profundiz la precarizacin laboral. La cada del salario contribuy aprofundizar las brechas sociales. Estas diferencias se agudizaron por el deterioro delas polticas universales (salud y educacin), consecuencia del desfinanciamiento enestos servicios.

    Los jvenes en particular aquellos en situacin de pobreza se convirtieron en unode los sectores ms perjudicados por este proceso. Si bien por sus potencialidadeseconmicas, sociales y culturales representan el ms valioso capital del futuro de unpas, estos jvenes hoy constituyen uno de los grupos econmicos y sociales msvulnerables de la sociedad. As lo demuestran distintos indicadores: las altas tasasde desocupacin juvenil que, en promedio, duplican las de los adultos; la baja cali-dad y escasa productividad de los empleos a los que pueden acceder; la tendenciaa trabajar ms horas en modalidades de empleo informal, intermitente y precario (ca-racterizado por su baja productividad, por bajos ingresos y sin proteccin laboral) yla temprana inclusin en el mercado de trabajo, con la consecuente temprana sali-

    da del sistema educativo.

    En casi todo el mundo los jvenes han sido especialmente afectados por la crisis delempleo. En el IV Informe de la 93 Conferencia Internacional del Trabajo2 se indicaque la tasa de desempleo juvenil es, en el mundo, del 47%, alcanzando a 88 millo-nes de jvenes. Estas tasas de desempleo son an mayores para las mujeres jve-nes que para los varones. En el informe, tambin se menciona que la gran mayorade los jvenes del mundo trabaja en la economa informal (el 93% de los nuevos

    13

    2 "El empleo de los jvenes: vas para acceder a un trabajo decente". Informe IV, Conferencia Internacional del Trabajo, 93reunin, OIT, Ginebra, 2005.

    reconocimiento social y de produccin subjetiva. Por eso, sostenemos que anhelarun trabajo en condiciones dignas es un derecho universal.

    El trabajo digno es trabajo decente y, como dice Juan Somavia, Director General dela Oficina Internacional del Trabajo, no hay un nico camino para construir una so-ciedad con trabajo decente. El trabajo decente comienza con las personas y serefiere a situaciones reales que reflejan la diversidad, y no es una camisa de fuerza,algo que tenga una solucin nica: al contrario, constituye una forma de tratar condinamismo y coherencia las diversas aspiraciones y metas de los distintos indivi-duos, culturas y sociedades Todos comprendemos las posibilidades del trabajodecente, que evolucionan al ritmo del progreso social y econmico, y que sus obje-tivos pueden ir cambiando a lo largo del tiempo.1

    Mediante este texto, esperamos acercar a todos los docentes a la problemtica deltrabajo, en general, y al concepto de trabajo decente en particular, contribuyendo ala reflexin desde un enfoque histrico.

    Esta publicacin constituye un primer paso en esta direccin. Es el producto del tra-bajo realizado por especialistas y luego confrontado con la opinin de directivos, do-centes y estudiantes de instituciones educativas que fueron seleccionadas por lasjurisdicciones convocadas.

    En el primer captulo de este libro se aborda la problemtica de la insercin laboralde los jvenes en el actual contexto de crisis del empleo y se realizan algunas con-sideraciones sobre la vinculacin entre educacin y trabajo.

    En el segundo captulo se realiza un breve recorrido sobre los cambios ocurridos enla organizacin del trabajo y las relaciones laborales, y el desarrollo y las crisis de losEstados de bienestar en Europa.

    En el tercer captulo se presenta el caso de la Argentina, se describen las modifica-ciones acaecidas en el mundo del trabajo, los derechos sociales alcanzados a lo lar-go de ms de cien aos y los actores sociales relevantes que intervienen.

    Una breve historia de la Organizacin Internacional del Trabajo, el anlisis de losprincipios y derechos fundamentales y un desarrollo del concepto de trabajo decen-te son los contenidos del cuarto y ltimo captulo. Finalmente, se incluyen dosAnexos, un Glosario de conceptos fundamentales y una extensa bibliografa de re-ferencia y consulta.

    CONSTRUIR

    FUTUROCONTRABAJODECENTE

    12

    1 Conferencia Internacional del Trabajo. 88a. reunin, 30 de mayo - 15 de junio de 2000. Alocucin del actual Director Gene-ral de la OIT, Sr. Juan Somavia, 5 de junio de 2000.

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    que ni los padres ni los abuelos de esos jvenes se desempearon en el merca-do de trabajo formal. El crculo se cierra con el pronstico de que sus hijos tam-poco lo lograron (Lasida, 2005).3

    Los jvenes que no pueden completar su formacin bsica no logran, en un mundocada vez ms complejo y competitivo, apropiarse de los conocimientos necesariospara participar en forma plena de la vida ciudadana y en el mercado de trabajo. Di-ferentes investigaciones4 realizadas en los ltimos aos demuestran con crudeza lasdificultades que hoy se les presentan a los jvenes: en estos trabajos se seala quesi bien la educacin media es una condicin necesaria para poder insertarse con re-lativo xito en el mundo del trabajo no siempre, y cada vez ms, resulta suficiente.

    De todos modos, muchos jvenes siguen valorando la escuela porque es un lugardereconocimiento social y de sociabilidad. Para ellos, participar de la cultura esco-lar se convierte en una oportunidad de reconocimiento, tanto hacia el interior de lapropia comunidad como en la sociedad global. La escuela no slo funciona como elumbral mnimo de reconocimiento social sino tambin como el soporte afectivo queviene a suturar relaciones primarias profundamente quebradas.5

    Un examen realizado especficamente sobre la situacin argentina a partir de datosde la Encuesta Permanente de Hogares (EPH, cuarto trimestre de 2004) expresa lossiguientes hallazgos y conclusiones sobre la situacin laboral de los jvenes(MTEySS - SSPTyEL, Lepore y Schleser, 2005).6

    Los jvenes conforman un grupo poblacional especialmente afectado porel desempleo. En el total de los aglomerados relevados, la tasa de desocupa-cin de los jvenes (15 a 24 aos) asciende al 26,3%, lo que representa pa-ra el total urbano nacional 718 mil personas. Con este dato, el porcentaje dejvenes en el desempleo global alcanza al 40%, cifra por dems preocupan-te si se tiene en cuenta que los jvenes componen slo un 20% de la pobla-cin econmicamente activa. Por otra parte, la tasa de desempleo entre lasmujeres jvenes es ms elevada que entre los varones de la misma edad.

    Los jvenes sufren una mayor incertidumbre econmica y social, que tiendea expresarse en una mayor vulnerabilidad ante el desempleo. La probabilidadde los jvenes de estar desempleados es 3 veces mayor que la de los adultos.

    15

    puestos de trabajo creados en frica y casi todos los puestos creados en Amricalatina pertenecen a la economa informal). Se trata de trabajos precarios. Esto quie-re decir que jvenes hombres y mujeres trabajan durante muchas horas por salariosmuy bajos, en condiciones deficientes y s in acceso a una proteccin social o a la po-sibilidad de organizacin sindical o negociacin colectiva.

    Tal vez resulte obvio sealar que el concepto de juventud es una construccin so-cial, que no tiene la misma significacin ni alcance en los diferentes momentos his-tricos, ni para los diversos sectores sociales, ni de un pas a otro. Adems, losjvenes no conforman un colectivo homogneo. Sus posibilidades y perspectivas deformacin y de empleo obedecen a mltiples factores, como el gnero, la edad, lascaractersticas del grupo familiar, el nivel de instruccin alcanzado o en curso, el ori-gen tnico, entre muchos otros factores. Las nuevas formas de organizacin del tra-bajo y la inequitativa distribucin de la riqueza agudizan la heterogeneidad delmundo juvenil: algunos sectores padecen con mayor crudeza que otros la falta deoportunidades, tanto laborales como educativas. Problemas que, a largo plazo, losafectan no slo a ellos sino al conjunto social.

    En efecto, la falta de oportunidades educativas y de trabajo decente destinado a lajuventud proveniente de hogares de bajos ingresos refleja y perpeta el crculo de re-produccin de la pobreza y agudiza las brechas sociales. Adolescentes y jvenescon educacin y formacin insuficientes slo pueden acceder a empleos precarios,cuyos magros ingresos y desproteccin social determinan la formacin de nuevosgrupos familiares pobres, los que a la vez criarn y formarn nios, nias y ado-lescentes con menores oportunidades de acceso a la nutricin, a la salud, a la edu-cacin, al pleno disfrute de sus derechos y al trabajo decente. De este modo, latransmisin de la pobreza se reproduce de generacin en generacin, cada vez conpeor pronstico.

    La situacin de desempleo juvenil no es ms que la parte visible de una problemti-ca compleja. Aunque no resulte sencillo identificar con claridad cules son los tra-yectos posibles que conforman los circuitos de inclusin laboral y social, no cabeduda de que el ingreso prematuro en el mundo del trabajo, sin una formacin ade-

    cuada y con pocas posibilidades sobre la eleccin de determinado rumbo laboral,implica integrarse en las peores condiciones. Esto es lo que ocurre en los sectoresms pobres de la poblacin, cuando los adultos responsables del hogar pierden suempleo y sus ingresos, obligando a adolescentes y jvenes a salir en bsqueda deun trabajo para cubrir parte de las necesidades de la familia.

    Esta situacin individual y familiar afecta el desempeo escolar o contribuye di-rectamente al abandono de la escolaridad. De este modo, se refuerza el crculode la pobreza y de la vulnerabilidad social. Educacin, formacin y empleo en-cierran a los jvenes pobres en un crculo reproductor de la pobreza: no lograntrabajos dignos porque no tienen formacin y no se forman porque estn urgidospor obtener ingresos. A ello se agregan las crecientes segmentaciones culturales,entre las que se destacan las propias del mercado laboral, que se expresan en

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    CONSTRUIR

    FUTUROCONTRABAJODECENTE

    3 J. Lasida, "El trabajo dentro de la formacin y la formacin como parte del trabajo. Aportes y desafos a partir de Projoven yotras experiencias uruguayas", en Abdala, E., Jacinto, C., Solla, A., La inclusin laboral de los jvenes, Montevideo, CINTER-FOR-OIT, 2005, pp.96-105.4 Vase Daniel Filmus, Ana Miranda y Anala Otero, "La construccin de trayectorias laborales entre los jvenes egresados dela escuela secundaria", en Claudia Jacinto (compiladora), Educar para qu trabajo? Discutiendo rumbos en Amrica latina,Buenos Aires, RedEtis y La Cruja, 2004.5 Silvia Duschatzky, La escuela como frontera. Reflexiones sobre la experiencia escolar de jvenes de sectores populares, Bue-nos Aires, Paids, 1999.6 Eduardo Lepore y Diego Schleser, "Diagnstico del desempleo juvenil", en Trabajo, ocupacin y empleo. Trayectorias, nego-ciacin colectiva e ingresos. Serie Estudios/2. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social - Subsecretara de Programa-cin Tcnica y Estudios Laborales, agosto de 2005. pp. 176-197.

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    al que actualmente los jvenes pueden acceder (Dvila Len y cols., 1995). 7 En otraspalabras, sus trayectorias suelen combinar etapas de desempleo, subempleo, inac-tividad, contratos temporarios y/o autoempleo, actividades que muchas veces ron-dan el nivel de la supervivencia.

    Otra situacin que padecen de manera notoria, tanto las mujeres como los varones j-venes y pobres, es la discriminacin. Esta vulneracin de los derechos humanos seaplica mediante mecanismos de seleccin que no slo tienen en cuenta el nivel de es-colaridad formal o la acreditacin educativa que presentan los aspirantes, sino tambinde qu escuela provienen, cul es su aspecto fsico, sus actitudes, su lenguaje y su lu-gar de residencia. A la mayora de los trabajos disponibles (cuya oferta es bastanteacotada), slo se llega a travs de redes familiares y personales. Sin embargo, estasredes sociales suelen ser muy acotadas para los jvenes de escasos recursos.

    Como resultado de esta situacin social compleja, cada vez ms segmentada y he-terognea, las trayectorias laborales y educativas de las personas tienen diferentespuntos de partida y de llegada. Claudia Jacinto y Alejandra Solla 8 detallan distintassituaciones de conflicto o ruptura entre los jvenes y el mundo del trabajo.

    a) La ruptura de los mecanismos de socializacin laboral y los cambios en el imagi-

    nario respecto del trabajo. En el pasado, se aprenda a trabajar realizando las tareascon otro ms experimentado. Aprender en el trabajo era una de las modalidadespara consolidar el salto entre la educacin y el trabajo. Pero ante la crisis, actual-mente muchos jvenes tienen nulo o escaso acceso, durante sus experiencias coti-dianas, a conocer trabajadores en accin, con empleos de calidad. En el contextoactual, ya no hay ejemplos de buenos trabajos, decentes; muchas veces ni siquie-ra hay ejemplos de trabajos relativamente estables. Entonces, qu modelo de tra-bajo tiene un joven? Cmo sabe y concibe qu es el trabajo si nunca vio a nadiecon un trabajo digno en su familia?

    Hoy da los jvenes acceden a trabajos inestables y precarios, o a planes socialesde emergencia que exigen contraprestaciones, las que en general funcionan como

    si fueran trabajo. En este sentido, cabe interrogarse acerca de cun formativosson estos modos de incorporarse en la actividad laboral.

    Paralelamente se produce un desplazamiento del lugar del trabajo en la constitucinde las identidades sociales, en la constitucin de la subjetividad. El lugar que antesse asignaba a la tica del trabajo hoy parece estar ocupado por una esttica delconsumo. Suele decirse que, para los jvenes, el trabajo se desdibuja como eje de

    17

    Adems, son los ms jvenes entre los jvenes los ms vulnerables al desem-pleo. Concretamente, entre los adolescentes, la probabilidad de estar desem-pleado es 4 veces mayor que la de los adultos.

    El desempleo juvenil se concentra en los grupos sociales ms vulnerables:las mujeres y los menos educados son los ms afectados por esta situacin.A la vez, la mayor parte de los jvenes desempleados proviene de hogaresde escasos recursos, muchos de los cuales se encuentran en situacin depobreza. As se genera un crculo vicioso de transmisin intergeneracionalde la pobreza.

    El 26,9% de los varones jvenes que no complet estudios secundarios es-t desocupado, mientras que entre los que completaron el nivel secundario latasa de desocupacin es levemente mayor (28,6%). En el caso de los varo-nes, el mayor nivel educativo no parece contribuir a mejorar sus oportunida-des de acceso al empleo. En el caso de las mujeres, el ndice de desempleose asocia inversamente con el nivel de estudios (a mayor nivel de estudios,menor desempleo) aunque siempre conserva un nivel superior sobre la mediapoblacional. El 40% de las mujeres jvenes con estudios secundarios incom-pletos est desempleado, mientras slo el 31,7% de las jvenes con secun-daria completa est en esa misma situacin.

    Respecto del acceso al empleo, los jvenes no enfrentan mayores dificulta-des que las halladas por los adultos. Adems, la permanencia de los jvenesen situaciones de desempleo es similar o menor que la observada en los adul-tos. Esto significa que las comparativamente elevadas tasas de desempleo delos jvenes no se explican por mayores problemas de entrada al empleo.

    La temprana insercin en el mundo del trabajo constituye el principal deter-minante del desempleo juvenil. En efecto, las trayectorias laborales que con-ducen al desempleo son comparativamente ms frecuentes entre los jvenes,tanto por la prdida del empleo como por las dificultades en incorporarse almercado de trabajo.

    Para el mbito urbano, se identifican tres grupos de jvenes sin empleo, cu-ya situacin socio-laboral resulta de atencin prioritaria en materia de polti-ca social y de empleo. Estos grupos son: a) los adolescentes que no estudian(154 mil personas), b) los jvenes con responsabilidades familiares (69 milpersonas) y c) los adolescentes que no trabajan, no buscan trabajo ni estu-dian (320 mil personas).

    Como sntesis, se puede afirmar que una de las caractersticas ms sobresalientesde la relacin actual de los jvenes con el mercado de trabajo es la precariedad delas inserciones laborales. En el extremo ms deteriorado del circuito laboral, los j-venes acceden a empleos no calificantes, con escasas posibilidades de aprendi-zaje. La rotacin y la inestabilidad tambin son caractersticas del tipo de empleo

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    CONSTRUIR

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    7 Oscar Len Dvila, Ral Irrizabal Moya y Astrid Oyarzn Chicuy, "Los jvenes como comunidades de realizadores: entre locotidiano y lo estratgico. Siete propuestas para el desarrollo juvenil", mimeo, Santiago de Chile, 1995.8 Claudia Jacinto y Alejandra Solla, "Tendencias en la insercin laboral de jvenes: los desafos para las organizaciones de lasociedad civil", en Abdala, E., Jacinto C., Solla A., La inclusin laboral de los jvenes , Montevideo, CINTERFOR-OIT, 2005,pp.123-139.

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    Dadas las dificultades ya mencionadas, resulta indispensable reflexionar a partir dediferentes ejes, para construir alternativas de polticas pblicas destinadas a la inser-cin laboral de los y las jvenes. Sobre todo, porque muchos jvenes con trabajosy contratos precarios naturalizan este tipo de situacin laboral, mientras pocos ad-vierten que las relaciones laborales estn unidas al ejercicio de sus derechos.

    En este contexto, la escuela debe promover estrategias de enseanza que proble-maticen las percepciones y creencias de los jvenes respecto del mundo del trabajo.Sin duda, el primer paso ser remarcar las relaciones entre educacin y preparacinpara el trabajo, buscando las propuestas educativas ms adecuadas. Una formacinslida en los conocimientos y competencias bsicas para la vida ciudadana y labo-ral incluye la reflexin acerca de: qu es trabajar, qu es un trabajo decente, culesson los derechos y la promocin de su ejercicio. Algunos interrogantes que puedenorientar esta reflexin son los siguientes:

    Teniendo en cuenta los cambios ocurridos en los ltimos aos y las nue-vas modalidades que se van configurando, cmo abordar la temtica refe-rida a la insercin laboral y el trabajo decente?

    Cules son los parmetros a tener en cuenta, en el actual contexto, paramedir la inclusin laboral?

    Qu dispositivos son necesarios para acompaar a los jvenes en eltrnsito desde la finalizacin de la escolaridad hasta la insercin laboral?

    Cul debera ser la calidad de la formacin si nos planteamos como ob-jetivo prioritario apoyar la preparacin para el trabajo y la insercin laboral?

    Cules son las mejores estrategias que pueden desarrollar las institucio-nes educativas para convertirse en un espacio de formacin valorado porlos jvenes y con capacidad de ofrecer modalidades formativas apropiadas,tanto para quienes asisten con regularidad como para quienes han tenidoque dejar sus estudios y no encuentran all un espacio significativo?

    Cmo pueden distintos sectores participar y asumir compromisos frentea una problemtica que afecta la calidad de vida de los y las jvenes, desus familias y de la sociedad?

    Preguntas como stas deberan servir para impulsar una reflexin junto con los j-venes acerca de la construccin de un proyecto de vida laboral centrado en dosejes. Por una parte, la empleabilidad, entendida como la aptitud para encontrar,crear, conservar, enriquecer un trabajo y pasar a otro obteniendo a cambio una sa-tisfaccin personal, econmica y profesional (M. A. Ducci, OIT). 9 Esta aptitud nopuede lgicamente considerarse en abstracto sino vinculada con la situacin y lascaractersticas de las personas y su contexto. Para mejorar su empleabilidad, hom-bres y mujeres debern fortalecer saberes y competencias que les permitan resolver,

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    la organizacin personal, aunque ser preciso diferenciar situaciones socioecon-micas, capitales culturales y sociales y, entre otras variables, tramos etarios, paracomprender con mayor profundidad estos procesos.

    Estas situaciones no nos llevan a coincidir con aquellos autores que plantean el findel trabajo. Por el contrario, acordamos con Roberto Castel cuando en Metamofosisde la cuestin social (1999) afirma que:

    "el trabajo permanece como referencia dominante no sloeconmicamente, sino tambin psicolgica, culturaly simblicamente, hecho que se comprueba por las reaccionesde aquellos que no tienen trabajo".

    b) La ruptura en las modalidades de pasaje hacia la vida adulta. Hace veinte aos sesostena que el momento en que el joven pasaba a la vida adulta estaba vinculadocon la insercin laboral, con la salida del hogar de origen y con la constitucin deuna nueva familia. Hoy, en cambio, puede hablarse de una adolescencia y de una ju-ventud interminables, pues se han desintegrado todos estos ritos de pasaje. Estefenmeno se vincula tanto con la crisis econmica como con los cambios en las re-laciones intrafamiliares. Adems, se vincula con los modos como los y las jvenesconciben y viven la insercin laboral.

    c) La ruptura del valor de la educacin como garanta para la obtencin de un buen

    trabajo. Tradicionalmente, la educacin fue concebida como el vehculo privilegiadode ascenso social y demostr esta capacidad en la experiencia de muchos secto-res. Pero actualmente la capacidad de la educacin para garantizar un buen tra-bajo se ha debilitado en trminos reales y, por lo tanto, tambin en la visin social,subjetiva, acerca de su valor. La educacin media, si bien se ha extendido notoria-mente, resulta necesaria pero no suficiente para acceder a un trabajo de calidad. Laeducacin y sus vinculaciones con la formacin para el trabajo deben analizarse en

    el marco de las modificaciones y el deterioro de las posibilidades de empleo que ca-racterizaron a la dcada de los noventa.

    Algunas propuestas y desafos

    Debemos respetar a los jvenes, escucharlos y acompaarlos.

    Debemos sentarnos a aprender con ellos, dejar de pensar en

    ellos como parte del futuro y asumirlos como protagonistas

    en la construccin del presente.

    Gustavo Gennuso

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    Captulo 2

    Breve panorama de la dinmica sociolaboraldesde la Revolucin industrial hasta nuestros das

    La Revolucin industrial

    La segunda mitad del siglo XVIII es un momento crucial para la historia de la huma-nidad. En 1789, el estallido de la Revolucin francesa signific una transformacinen el sistema poltico feudal: las nuevas ideas de libertad, igualdad y fraternidadtrascendieron rpidamente las fronteras europeas. Por estos mismos aos, se pro-duce otra transformacin igual de significativa en sus consecuencias pero que sedesarrollar de manera ms gradual: la Revolucin industrial. Nacida en Inglaterra,esta revolucin signific un cambio sustancial en el modo de produccin, en la or-ganizacin socioeconmica y en la vida misma de las personas, pues las situ en unpaisaje histrico completamente transformado. Ambos acontecimientos signan elcomienzo de la edad contempornea y establecen las bases del capitalismo.

    Una serie de condiciones hizo posible que Inglaterra se convirtiera en el pas que ex-pandi una nueva lgica econmica: su control del comercio internacional; los cer-camientos en el campo (privatizacin de las tierras feudales y expulsin de loscampesinos), que obligaron a los campesinos a migrar a las ciudades; la existenciade una antigua produccin rural de paos; y el ascenso de una burguesa que acu-mulaba da a da poder econmico y poltico.

    Con la Revolucin industrial, la fbrica se convierte en la unidad de produccin so-

    bre la que se va a levantar el nuevo sistema econmico. All, el trabajo humano seencargara de llevar la produccin hasta niveles jams alcanzados. El cambio en lasmodalidades de trabajo fue drstico: la automatizacin de la tarea resultaba alienan-te, al igual que el tiempo (alrededor de 16 horas diarias) que los trabajadores pasa-ban en la fbrica. Por ser ms dciles y diestros, se convirti en moneda corriente lacontratacin de mujeres y nios: a ellos se les pagaba todava menos que a los tra-bajadores hombres, con la excusa de que, por su contextura fsica y menor resisten-cia, producan menos.

    El contrato de trabajo se estableca, supuestamente, en condiciones de igualdad ylibertad: el trabajador venda su fuerza de trabajo diaria a cambio de un salario. Sinembargo, no era un intercambio simtrico. Como el operario estaba obligado a tra-bajar para vivir y para mantener a su familia no tena otra alternativa que aceptar el

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    con autonoma, reflexin y flexibilidad, cuestiones relativas a la organizacin del pro-pio trabajo. En segundo lugar, los y las jvenes debern reflexionar sobre sus com-promisos y derechos como ciudadanos y como trabajadores. En este sentido, ladiscusin sobre los principios y derechos fundamentales en el trabajo y la promo-cin del concepto de trabajo decente resultan fundamentales.

    Existe un amplio consenso para incluir esta temtica como parte de la agenda p-blica y desarrollar estrategias de apoyo a los jvenes en situaciones de mayor vul-nerabilidad. Esta disposicin para abordar la problemtica del empleo juvenil debertraducirse, con la participacin y el apoyo de organizaciones e instituciones de la so-ciedad, en el diseo e implementacin de las polticas pblicas. Hoy da, existe unsinnmero de experiencias de cuya evaluacin se pueden obtener importantes lec-ciones para el diseo de polticas pblicas.10

    Indudablemente, las instituciones educativas pueden brindar un importante aportefortaleciendo los aprendizajes requeridos por el mundo del trabajo y creando espa-cios de reflexin y crtica. Son ineludibles temticas como la formacin de ciudada-na, la vinculacin con el mundo del trabajo y la adquisicin de saberes destinadosa la continuidad de los estudios. Un mbito educativo transformado deber desarro-llar prcticas de enseanza que supongan la incorporacin de los diversos rasgosculturales de los jvenes, sus inquietudes y problemas, en un espacio y tiempo es-colar capaz de alojar las diferencias y de transmitir los conocimientos relevantes dela cultura contempornea.

    En todo caso, para toda sociedad, emprender acciones tendientes a favorecer la in-clusin de los jvenes implica elaborar en forma colectiva respuestas y alternativasadecuadas que ocupen un lugar destacado en la agenda pblica.

    9 Mara Anglica Ducci, "La formacin al servicio de la empleabilidad", Boletn Tcnico Interamericano de Formacin Profe-sional, Montevideo, CINTERFOR-OIT, N 142, enero-abril de 1998.10 El libro La inclusin laboral de los jvenes, coordinado por Ernesto Abdala, Claudia Jacinto y Alejandra Solla (CINTERFOR-OIT, 2005) dedica un amplio espacio a experiencias de inclusin laboral en Amrica latina.

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    truccin de las mquinas no iba a detener el proceso de industrializacin, esta for-ma de lucha an continu utilizndose para obtener aumentos salariales y dismi-nucin de las jornadas de trabajo.

    La creciente y cada vez ms intensa agitacin obrera liderada por los ms califica-dos la aristocracia obrera permiti avanzar en el derecho de asociacin. En1824, por ejemplo, se anul la legislacin que prohiba asociarse y comenzaron asurgir los sindicatos (Trade Unions). Este proceso culmin en 1830 con la forma-cin de la Unin General de Proteccin al Trabajo. Sin embargo, habra de pasartiempo y otros dramticos acontecimientos, para que los trabajadores lograranparticipar con su voto en el sistema poltico. En 1838, la Asociacin de Trabajado-res de Londres confeccion un programa llamado la Carta del Pueblo (que dio ori-gen al movimiento cartista) mediante el cual se exiga, entre otras cosas, el derechoal sufragio universal.13

    La percepcin de que la situacin de los obreros poda tornarse peligrosa para el or-den instituido se hizo ms visible, hacia 1848, con el estallido de los movimientosdemocrticos. En este contexto, se exiga el derecho al voto para todos los ciuda-danos, pues no era posible la democracia sin sufragio universal. Adems, el reclamodel sufragio no era el nico objetivo, tambin era necesario reducir las dramticasdesigualdades sociales agudizadas por la crisis que enfrentaban las economas eu-ropeas. Si bien esta ola revolucionaria fue sofocada con el uso de la fuerza por lasmonarquas absolutistas, la serie de movilizaciones obreras que recorri Europa du-rante esos aos fue considerada un punto de anclaje para la historia social moder-na. Este acontecimiento marca el final del carcter revolucionario de la burguesa yla conformacin de las organizaciones obreras que lentamente van a ir ganando es-pacio hasta convertirse en un importante factor de poder.

    La segunda revolucin industrial, un nuevo modo de acumulaciny las organizaciones obreras (1875-1945)

    Hacia 1830, la aparicin del ferrocarril dio a la economa mundial un gran impulso.Sin embargo, la crisis de la industria tex til inglesa se desencadenara en torno a 1860a causa fundamentalmente de la competencia desatada entre las pequeas empre-sas familiares. En un panorama econmico donde la baja paulatina pero constantede los precios amenazaba con recrudecer, una serie de nuevos avances tecnolgi-cos dio vitalidad a la economa capitalista de fines del siglo XIX. As, la electricidad,el avance de la qumica, el trabajo a gran escala con el metal y la consolidacin deempresas monoplicas y de grandes firmas se combinaron con la expansin del im-

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    salario fijado por el patrn. Por otra parte, de la riqueza generada por la utilizacinde la fuerza de trabajo, significativamente mayor que el salario obtenido por el tra-bajador, se apropiaba el patrn.

    En ciudades como Liverpool o Birmingham, que se constituyeron en grandes cen-tros de produccin textil, la forma de vida se revel totalmente precaria. Aunque mu-chos trabajadores combinaban el trabajo fabril con la continuidad de la vida agrcola,las ciudades y las fbricas crecan a pasos agigantados. En estas concentracionesobreras, condiciones de vida como el hacinamiento y la falta de servicios pblicosfavorecieron la reaparicin de epidemias. El clera y el tifus, por ejemplo, afectarona Glasgow en la dcada de 1830.11

    Adems de los bajos salarios y las largas e insalubres horas que los obreros pasa-ban en las fbricas, la inestabilidad laboral era una de las caractersticas de la con-dicin obrera de la poca. Las palabras de Eric Hobsbawm, un prestigiosohistoriador contemporneo, describen de modo particularmente crudo la marca cen-tral que defini la existencia de los trabajadores en ese tiempo:

    Si hubo un factor que determino las vidas de los obreros en el siglo XIX, esefue lainseguridad. Al comienzo de la semana no saban cunto dinero podranllevar a sus casas al finalizar aquella. No saban cunto iba a durar su traba-jo o, si lo perdan, cundo podan conseguir otro empleo o bajo qu condicio-nes. No saban cundo iban a encontrarse con un accidente o unaenfermedad y, aunque eran conscientes de que en un cierto momento de suvida, en la edad madura quiz a los cuarenta aos para los obreros no cua-lificados o a los cincuenta para los mas capacitados, seran incapaces dellevar a cabo en toda su extensin el trabajo fsico de un adulto, no sabanqu les pasara entre este momento y la muerte. 12

    El opresivo clima que se respiraba en las fbricas tena su correlato en las distin-tas esferas de la vida social y poltica. La distancia entre clases se tomaba comoun dato natural: que los obreros tuviesen un pasar respetable era lo mximo quela gente de bien estaba dispuesta a aceptar y tolerar. Pero las resistencias a es-

    tos marcos opresivos de existencia no tardaron en manifestarse. En sus orgenes,no se hicieron buscando cierta liberacin o derechos igualitarios para todos loshombres y mujeres sino que se encarnaron en la bsqueda de una justicia mspropia de la tradicin medieval. Las rebeliones se llevaban adelante en nombre dela costumbre y del pasado, ahora vistos con nostalgia. As, el movimiento ludista,imbuido por una visin romntica de la vida aldeana, promovi la destruccin delas mquinas, a las que juzgaba culpables de quebrar la vieja armona social. Pe-ro cuando ya fue claro que la tecnologa era un proceso irreversible y que la des-

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    11 Susana Bianchi, Historia social del mundo occidental. Del feudalismo a la sociedad contempornea, Buenos Aires, Univer-sidad Nacional de Quilmes, 2005, pg. 117.12 Eric Hobsbawm, La era del Imperio, 1875-1914, Buenos Aires, Crtica, 1998. 13 Susana Bianchi, ob. cit., pg. 119.

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    que se sumaban las voces que provean de distintos cultos religiosos que deman-daban mejores condiciones de trabajo y tambin la evidencia de que la explotacinde los trabajadores perjudicaba, en el largo plazo, la produccin en calidad y can-tidad, incidieron para que gobiernos de distintos pases comenzaron a dictar nor-mas de proteccin destinadas a los trabajadores. Sin duda, la generacin de unexcedente econmico tambin se convirti en otro factor que contribuy a esta to-ma de conciencia.

    A fines de 1880, a raz de una huelga de estibadores ocurrida en Inglaterra, el sindi-calismo se abri al conjunto de los trabajadores y comenz a crecer en nmero y or-ganizacin, procurando superar los lmites del concepto de nacin. Elinternacionalismo se asentaba en la idea de clase. Los obreros se identificaban ensu condicin de proletarios,14 y ya no como suceda anteriormente por su religin,su lengua o su nacionalidad. En 1864, el economista y filsofo alemn Karl Marx fun-da la Asociacin Internacional de Trabajadores, conocida como la Primera Interna-cional, que reuni a pensadores de distintas vertientes. Unos aos ms tarde, en1889, Friederich Engels creara la Segunda Internacional.

    En noviembre de 1884 se celebr en Chicago, en los Estados Unidos, el IV Congre-so de la American Federation of Labour. Durante este encuentro, se propuso que apartir del primero de mayo de 1886 se obligara a los patrones a respetar la jornadalaboral de ocho horas y que, en caso contrario, se respondiera con huelgas. En1886, el presidente de los Es tados Unidos Andrew Johnson promulg la llamada LeyIngersoll, estableciendo definitivamente las ocho horas diarias como jornada laboral.Sin embargo, esta ley no se cumpli y, por lo tanto, las organizaciones laborales ysindicales de los Estados Unidos se movilizaron.

    Llegada la fecha, los obreros paralizaron la produccin mediante ms de cinco milhuelgas. El episodio ms famoso de esta lucha fue el funesto incidente de mayo de1886 en la Haymarket Square de Chicago, donde, durante una manifestacin contrala brutal represin de una huelga realizada anteriormente, estall una bomba queprovoc la muerte de varios policas. Aunque nunca se pudo descubrir quin fue elresponsable de este atentado, cuatro lderes anarquistas fueron acusados, juzgados

    sumariamente y ejecutados. En julio de 1889, la Segunda Internacional instituy elDa Internacional del Trabajador, para perpetuar la memoria de los hechos acaecidosen Chicago en 1886. Esta reivindicacin fue emprendida por obreros estadouniden-ses e inmediatamente adoptada y promovida por la Asociacin Internacional de losTrabajadores, que la convirti en demanda comn de la clase obrera de todo el mun-do. El Congreso de Pars de la Segunda Internacional acord celebrar el Da del Tra-bajador el 1 de mayo de cada ao.

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    perialismo principalmente britnico y francs que provea un mercado de venta yuna fuente de materias primas para los pases centrales. De este modo, se sentaronlas bases de una etapa de bonanza econmica cuyos efectos perduraran hasta laPrimera Guerra Mundial.

    En este contexto econmico, un nuevo modo de organizar el trabajo imprimira sudinmica a la produccin a partir de principios del siglo XX. Se trata del taylorismo,que consista en una organizacin de la produccin dentro de la fbrica que des-compona el trabajo en diversas tareas de fcil aprendizaje, que el operario deba re-petir una y otra vez en el menor tiempo posible. Un ejemplo de taylorismo sepresenta en el filme Tiempos modernos, que dirige y protagoniza Charles Chaplin.Tiempo despus, el taylorismo dara paso al fordismo.

    El fordismo fue, hasta mediados de la dcada del setenta, el modo de acumulacinhegemnico que se dio en los principales centros capitalistas (as como tambin enaquellos pases que buscaban industrializarse). Segn la teora regulacionista (vaseEscuela regulacionista y Estado de bienestaren el Glosario), el fordismo implicaba laexistencia de una organizacin del trabajo capaz de sostener una produccin masi-va para amplios mercados internos. La lgica de este sistema se basaba en la in-corporacin de los trabajadores al consumo, lo que generara la demanda de losproductos. El Estado de bienestar, como veremos ms adelante, ser el modo deregulacin institucional correspondiente a este modo de acumulacin, para juntosestablecer lo que se denomin el rgimen de acumulacin fordista o, en otras pala-bras,la sociedad salarial (vase en el Glosario).

    En sus comienzos, el fordismo se caracteriz por un tipo de produccin realiza-da en lneas de montaje, de acuerdo con los principios adoptados por el indus-trial estadounidense Henry Ford, quien implement este nuevo modo deproduccin para su automvil modelo T. Henry Ford racionaliz las viejas tecno-logas y produjo una divisin del trabajo al convertir cada una de las funcionesdentro de la fbrica en una tarea especializada. Con esta dinmica, logr impor-tantsimos aumentos de productividad. As se fue homogeneizando la condicinde la clase obrera, los antiguos saberes laborales se volvan obsoletos debido a

    la implementacin de la lnea de montaje: el producto (por ejemplo, un auto) pa-saba por un circuito donde cada trabajador aplicaba una tarea preestablecida, demanera repetitiva y regulada por la velocidad de la lnea. En este sistema, el tra-bajo era mecnico y no necesitaba mucha calificacin, sin embargo, los salarioseran relativamente altos.

    Con el correr del tiempo, la jornada laboral tendi a reducirse, por una parte, por-que el aumento de la productividad permita que en un tiempo menor los obrerosprodujeran ms y, por otra parte, debido a las presiones sindicales. En Inglaterra yen otros pases, comenz a desarrollarse un sindicalismo lo suficientemente fuertecomo para presionar a los patrones con tal xito que muchas veces el recurso dehuelga slo funcionaba como una amenaza. Paralelamente, la aparicin de nuevascorrientes de pensamiento (que iban desde la filantropa hasta el socialismo), a las

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    14 Se denomina proletario a quien no tiene otra fuente de ingresos ms que la venta de su fuerza de trabajo a cambio de unsalario.

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    Aquella belle poque (vase el Glosario), que prometa bienestar para la humani-dad, concluye con el estallido de una crisis econmica sin precedentes. La debacleeconmica mundial, precipitada por la crisis que la economa estadounidense venaarrastrando desde haca ms de un ao como consecuencia de la cada de los pre-cios agrcolas, estalla el 29 de octubre de 1929, cuando cae la Bolsa de Comerciode Nueva York. Ese da se derrumbaron los valores de las acciones al diluirse lasesperanzas de los inversores luego de que los precios de numerosos productos ca-yeran por espacio de tres meses consecutivos y se vendieron precipitadamenteunos 16 millones de acciones.

    Las causas de la crisis estadounidense fueron fundamentalmente dos, en primer lu-gar, la contraccin de la demanda y del consumo personal, y los excesos de produc-cin con las consiguientes prdidas de inversiones; en segundo lugar, la reduccinen la oferta monetaria y la poltica de altos tipos de inters llevada a cabo por el Ban-co de la Reserva Federal desde 1928, con el fin de combatir la especulacin burs-til. Esta profunda crisis se propag al resto de los pases y la desocupacin afect amillones de trabajadores.

    Los comienzos de los aos treinta estaran signados por el ascenso del nazismo ydel fascismo, as como tambin por la guerra civil espaola. Esta intensa moviliza-cin social y poltica, que Europa atraviesa bajo un cielo de continua inestabilidad,culmina con la Segunda Guerra Mundial. Paradjicamente, el perodo que se habainaugurado con una fe inusitada en el progreso culmina con el lanzamiento de bom-bas atmicas sobre dos ciudades (Hiroshima y Nagasaki) de Japn.

    El auge del Estado de bienestar (1945-1973)

    Finalizada la Segunda Guerra Mundial, la economa de los pases capitalistas crecicomo no lo haba hecho antes en toda su historia. Lo particular de esta etapa es queel crecimiento se realiza ahora alrededor del globo. En efecto, Amrica latina refuer-

    za su proceso de industrializacin y lo mismo hace parte del continente asitico.Aunque para finales de la dcada del sesenta el aumento de la productividad capi-talista supere y ya nunca ser alcanzada a la de los pases socialistas, en los aoscincuenta y ms all, el socialismo real continuara creciendo sin freno. Por lo pron-to, la produccin mundial de manufacturas se cuadruplicaba entre principios de losaos cincuenta y principios de los setenta, y el comercio mundial de productos ela-borados se multiplicaba por diez.

    La complejizacin de la divisin internacional del trabajo se sostuvo con el esta-blecimiento de una moneda que haca de equivalente general, el dlar, y un pas,los EE.UU., que deba regular, no slo econmicamente, cierto equilibrio en el fun-cionamiento del capital global. Con los acuerdos de Brettons Woods, alcanzadosal finalizar la Segunda Guerra, se crea el Banco Mundial y el BIRD (ms adelante

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    Si bien el avance del movimiento obrero, capitaneado por la socialdemocracia, eraconsiderado peligroso, slo fue percibido como una real amenaza para el ordenconstituido cuando en 1917 el partido bolchevique lleg al poder en la Rusia de loszares. A partir de la Revolucin rusa, en un intento por disuadir la adhesin de lostrabajadores a las filas del socialismo, se multiplicaron los esfuerzos por mejorar laproteccin social de los gobiernos de distintos pases.

    Esta red de proteccin comenz con normas destinadas especialmente a las muje-res y a los nios, que se referan al lmite de la jornada laboral y a las consecuenciasderivadas de los accidentes de trabajo. Luego, la proteccin del trabajador, sea s-te hombre o mujer, se extendi a otros riesgos denominados sociales, como la en-fermedad, los accidentes de trabajo y la vejez. La reglamentacin sobre estasvariables es considerada el inicio de la seguridad social moderna.

    La primera propuesta sobre este tema correspondi al canciller prusiano Von Bis-marck, quien en 1889 propone la creacin de cajas de jubilacin para los distintosgrupos ocupacionales, que se finaciaran con el aporte de los trabajadores y emplea-dores. Pero la pregunta es por qu un personaje como Bismarck, conocido comoel Canciller de Hierro, es el primero en proponer estas medidas? Y, para responder-la, habr que tener en cuenta dos circunstancias fundamentales. Por una parte, eldesarrollo industrial de Alemania, que ya despuntaba como futura potencia mundial.Este desarrollo industrial implicaba la necesidad de contar con una fuerza de traba-jo considerable en trminos cuantitativos y que deba estar en buenas condicionesfsicas para encarar diariamente su labor. Por otra parte, haba que considerar seria-mente el nivel de organizacin del movimiento obrero comandado por la socialde-mocracia. Con el seguro social de Bismarck lo que se intentaba era desalentar lapropaganda socialista entre los trabajadores

    A partir de este punto de inflexin, los gobiernos comienzan a buscar acuerdos in-ternacionales con el propsito de mejorar la situacin de los trabajadores. Entre losms relevantes se encuentran la reunin de los estados europeos en las Conferen-cias de Berna de 1905 y 1906, convocadas a instancias de la Asociacin Internacio-nal para la Proteccin Legal de los Trabajadores. En estos encuentros, se discutieron

    tcnicamente normas protectoras para el trabajo de las mujeres (por ejemplo, parael trabajo nocturno) y se fijaron las bases para la prohibicin del uso de fsforo blan-co en los procesos industriales.

    Los aos inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) cons-tituyen una poca de avance y de evolucin, tanto para el pensamiento econmico ysocial como para la difusin de las artes y el trabajo industrial. Los gobiernos conti-nan promulgando leyes protectoras y los derechos de los trabajadores se consagrancon rango constitucional. Son exponentes de lo que se llam constitucionalismo so-cial la Constitucin mexicana de 1917 y la Constitucin alemana de 1919. En estosaos, se crea en el seno de la Sociedad de las Naciones, que es la organizacin in-ternacional nacida al finalizar la Primera Guerra, la Organizacin Internacional del Tra-bajo (OIT), cuya constitucin y evolucin se detalla en el captulo 4 de este libro.

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    Los cambios econmicos, tecnolgicos y sociolaborales a partir de 1970

    El proceso que a continuacin se describe se enfrent a fines de los aos setenta ypresenta serias dificultades en todos los campos. El continuo avance de la econo-ma requera mantener, como ocurra hasta ese momento, un crecimiento de la pro-ductividad y de las ganancias. Por el contrario, un freno en la productividad o unaumento desproporcionado de los salarios provocara la desestabilizacin del virtuo-so crculo de los dorados treinta aos. Durante ese perodo haba sido posible unconstante aumento de los beneficios de los capitalistas, de los salarios de los traba-jadores y un crecimiento de la economa. Pero lo que sucede a partir de la dcadadel setenta es una cada en la productividad y un estancamiento de la economamientras los precios ascienden. En esta situacin, acaso era posible mantener elpacto fordista sosteniendo los viejos niveles de ganancia y los salarios altos cuandola productividad decreca? O, en otras palabras: cmo mantener los salarios altossi la productividad no aumentaba?

    Sin duda hubo un factor predominante que ayud a desencadenar este proceso. Enuna economa mundial cuya actividad industrial y de transportes se sostena utilizan-do como combustible el petrleo, la suba inusitada de su precio en 1973 funcioncomo un disparador que llev el sistema al colapso. Por esos aos, la decisin delgobierno estadounidense de depreciar su moneda, para favorecer la exportacin desus productos ante la competencia que le presentaban Alemania y Japn, contribu-y a la desestabilizacin del sistema monetario internacional. Paralelamente, la or-ganizacin del trabajo bajo el modelo fordista era demasiado rgida frente a lavariacin y a la evolucin que experimentaba la demanda. En este contexto, porejemplo, la pujante produccin de automviles Ford Falcon ya no encontraba tan f-cilmente compradores, ya sea porque la competencia haba aumentado, ya sea porla prdida de poder adquisitivo de los consumidores.

    Por ltimo, en este contexto de estanflacin recesin ms inflacin, el Estado seencontraba frente a un dilema: o bien aumentaba los impuestos (con lo que perdaaceptacin y consenso) o bien se endeudaba con prstamos de la banca nacional o

    internacional. Para mantener o acrecentar las ganancias del capital, ya no era posi-ble mantener el pacto fordista.

    Ya por los aos setenta el triunfo de candidatos neoliberales como Ronald Reagan,en los EE.UU., y Margaret Thatcher, en Inglaterra, contribuy a crear las condicionespara un cambio en el clima ideolgico de la poca. As comienza a predominar lapostura que proclama que se deben restringir las regulaciones estatales en el cam-po econmico y laboral. Aos despus, en 1990, se elaborar el llamado Consensode Washington, un compendio de principios de corte neoliberal que se aplic en laeconoma de los pases occidentales y que signific un cambio radical de las polti-cas keynesianas.

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    denominado Fondo Monetario Internacional), con el objetivo de ayudar a equilibrarlas cuentas fiscales de los estados y promover su desarrollo. Paralelamente, y da-do el colapso de la Sociedad de las Naciones, en cuyo seno se haba creado la Or-ganizacin Internacional del Trabajo, al concluir la segunda confrontacin blica,se acuerda la creacin de una nueva entidad supranacional: el sistema de las Na-ciones Unidas.

    En este contexto, la Organizacin Internacional del Trabajo se convierte en la Agen-cia especializada en cuestiones laborales de las Naciones Unidas. Un ao antes, en1944, la Conferencia Internacional del Trabajo convocada por la OIT en la ciudad deFiladelfia (Estados Unidos) haba adoptado una Declaracin, cuyo prembulo esta-blece que la paz universal y permanente slo puede basarse en la justicia social yproclama una participacin equitativa en los frutos del progreso.

    Finalizada la Segunda Guerra Mundial y hasta mediados de los aos setenta, unaconjuncin de polticas econmicas de corte keynesiano (vase el Glosario), laayuda dada por los Estados Unidos a los pases europeos, como el Plan Marshall(vase el Glosario), as como una fuerte presencia del Estado en el campo de laspolticas sociales, permitieron que el crecimiento econmico fuera acompaadopor una mejora respecto de la equidad y el bienestar de la poblacin. sta fue lapoca en que los niveles de evolucin de las normas protectoras del trabajo, ladistribucin de la riqueza (medida por la participacin de los trabajadores en elProducto Bruto Interno o PBI), los beneficios sociales que acompaaban al traba-jo remunerado y la participacin de los sindicatos en las decisiones polticas llega-ron a su punto ms consistente.

    En este ciclo econmico, los acuerdos resultaban aceptables para todas las partes.Los empresarios, considerando que la expansin econmica permita obtener cuan-tiosos beneficios, estaban dispuestos a pagar salarios altos. Los trabajadores, cu-yos empleos estaban asegurados y bien remunerados, obtenan seguroscomplementarios que iban subiendo con regularidad. Las negociaciones sobre lascondiciones de trabajo y sobre el nivel del salario, as como otras polticas pblicasque afectaban a la poblacin, eran discutidas entre los distintos actores sociales;

    fundamentalmente, entre el Estado, los empresarios y los sindicatos. De este modo,se fue construyendo un Estado de bienestar que ampli su cobertura y que cada vezfue ms prdigo.

    Este perodo, que se extiende desde fines de la Segunda Guerra Mundial hasta co-mienzos de la dcada de los aos setenta, es conocido como los dorados treintaaos y se considera el momento de esplendor de los Estados de bienestar. En tr-minos societales, se puede afirmar que se conform un acuerdo entre Capital y Tra-bajo, aquello que la teora regulacionista (vase Escuela regulacionista en el Glosario)denomina el pacto fordista.

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    2BREVEPANORAMADELADINMICASOCIOLABORAL...

    El siglo XX concluye con cambios tecnolgicos; la posibilidad de que un capital vo-ltil asiente sus fbricas en distintas reas del planeta provoc una divisin econ-mica del mundo que agudiz las diferencias entre los pases ricos y los pobres. Enlneas generales, se instal el fenmeno de la globalizacin que, tal como la defineel socilogo Robert Castel, significa:

    Una nueva fase de la expansin del sistema capitalista que se caracterizapor la apertura de los sistemas econmicos nacionales, el aumento del co-mercio internacional, la expansin de los mercados financieros, la reorganiza-cin espacial de la produccin, la bsqueda permanente de ventajascomparativas y la competitividad que da prioridad a la investigacin tecnol-gica, la aparicin de elevadas tasas de desempleo y el descenso de niveleshistricos de remuneracin y formacin de polos econmicos regionales.15

    En efecto, estos cambios impactaron sobre el mercado de trabajo. Las modificacio-nes resultantes tanto de la incorporacin de nuevas tecnologas como de la organi-zacin del trabajo significaron un importante aumento en la tasa de desempleo. Aesto se sum un conjunto de modificaciones en las relaciones laborales. Los nuevosempleos del perodo 1980-1990 fueron atpicos, distintos de la tradicional modalidadde contrato por tiempo indeterminado (algo cada vez menos frecuente en estosaos). La limitada duracin del trabajo es actualmente para el individuo una fuentepermanente de incertidumbres y sobresaltos.

    En este proceso, como consecuencia de la desregulacin del mercado de trabajo,los trabajadores fueron perdiendo la malla de proteccin social que se haba creadodesde comienzos del siglo XX. Una vez ms, como en los aos de la Revolucin in-dustrial, los trabajadores se encuentran desprotegidos al enfrentar distintos riesgossociales, como la enfermedad o el desempleo. El empleo precario, de corta dura-cin, significa la prdida de muchos de los derechos sociales adquiridos a lo largode casi cien aos. Adems, se multiplica la situacin del trabajador que queda ex-cluido del mercado de trabajo por un tiempo indeterminado.

    El trabajo no es solamente una fuente de ingresos: es una forma de cultura y de re-

    conocimiento social. Quien no trabaja no tiene, pero, sobre todo, quien no trabajano es, segn palabras de un jurista de renombre internacional como Humberto Ro-magnoli. Adems de las graves consecuencias que acarrea la prdida de la autoes-tima, la falta de trabajo y la precarizacin de las relaciones laborales tambinprovocan la ruptura de los lazos sociales, de aquellos lazos que las personas cons-truyen tanto en el trabajo como en su entorno social. En los ltimos aos, se ha acu-ado una variedad de nuevos trminos para dar cuenta de esta nueva situacin. As,por ejemplo, autores como Robert Castel hablan de desafiliacin, mientras queotros hablan de exclusin social (vase el Glosario).

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    La estrategia propuesta en el Consenso de Washington fue, por una parte, lograr unaumento en la rentabilidad del capital disminuyendo tanto el peso de los salarios yde las cargas sociales en el costo final del producto como reduciendo el impacto delas reglamentaciones generales garantizadas por ley sobre la estructuracin deltrabajo. Por otra parte, se intent aumentar la productividad. Y, en este sentido, laincorporacin de la informtica robtica, telecomunicaciones y microelectrnicarepresent un gran cambio: la disminucin de los tiempos muertos, la elevacin dela calidad del producto, la disminucin del consumo de materias primas, la reduc-cin del espacio fsico de la planta y la articulacin del diseo de produccin.

    La creciente hegemona de las polticas neoliberales arras con muchos de los de-rechos sociales adquiridos por los trabajadores a lo largo del siglo XX. Con el argu-mento de que el Estado se haba convertido en una institucin dispendiosa,ineficiente, desbordada por las crecientes demandas corporativas y capturada porlos sectores medios mientras desprotega a los ms dbiles, la estructura del Esta-do de bienestar comenz a desmoronarse.

    Simultneamente, junto con este cambio en la concepcin del papel que el Estadodebe jugar en el bienestar de los ciudadanos, se producen cambios en la economacomo consecuencia del predominio de nuevas formas de produccin y debido a lasinnovaciones tecnolgicas. Por una parte, el sector terciario (de servicios) comienzaa predominar sobre el sector industrial. Por otra parte, la produccin industrial, sus-tentada en la mquina y en la produccin en serie, comienza a ser reemplazada pornuevas tecnologas.

    El mejoramiento en las comunicaciones y las tecnologas permiti que el capital seinstalara en distintos lugares del mundo. Especficamente, en aquellos lugares me-nos protegidos por las normas laborales y donde, sobre todo, el precio de la manode obra es barato (esto ocurri en los pases del sudeste asitico y en China). Lasfbricas, para reducir costos, externalizaron parte de su produccin y la organizacindel trabajo se modific: el viejo modelo de organizacin fordista fue reemplazado pormodelos hbridos. As, por ejemplo, se desarroll el trabajo en clulas o crculos decalidad, donde cada sector pasa a regularse autnomamente y lo que cada traba-

    jador hace no llega a afectar al grupo. En otras palabras, el capital comienza a soli-citar creatividad y se desarrolla la hiperactividad como modo de aumentar laproduccin.

    La convivencia de distintos modelos de produccin seala el fin de la homogenei-dad y uniformidad propia de la organizacin fordista. Ahora predomina la diversifica-cin, los productos ya no se realizan en serie sino que procuran adaptarse a unademanda cambiante. La conjuncin de estas modificaciones tecnolgicas y loscambios en la organizacin del trabajo constituyen lo que suele denominarse toyo-tismo (vase el Glosario). Este modelo surgi en Japn en la empresa automotriz To-yota. Sin embargo, deber tenerse en cuenta que estas modalidades deorganizacin del trabajo coexisten con otras formas de produccin e, incluso, conlas artesanales.

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    15 Robert Castel, La metamorfosis de la cuestin social , Buenos Aires, Paids, 1999.

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    Los fenmenos aqu descritos de ningn modo son privativos de Europa, de los Es-tados Unidos o de otras regiones y pases. La Argentina ha sido partcipe de estosprocesos. Como veremos en el prximo capitulo, desde principios del siglo XX la Ar-gentina comenz a desarrollar un sistema de proteccin social. Adems, se obser-var cmo aquellas reformas neoliberales, que sucintamente se han descrito en este

    captulo, se implementaron de un modo drstico, que impact sobre las relacioneslaborales y gener una prdida masiva de derechos por parte de los trabajadores.

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    Captulo 3

    La Argentina, una historia social del trabajo

    Exportacin e industria: el trabajo rural y el trabajo urbano

    durante el perodo 1900-1943

    La expansin de la produccin agroganadera para la exportacin caracteriz la eco-noma de las primeras tres dcadas del siglo XX en la Argentina. Esta economa enexpansin y desarrollo dio por resultado un mercado de trabajo abierto que, por susoportunidades, funcion como polo de atraccin para la aventura de los muchosemigrantes que llegaron a comienzos de siglo al pas, buscando un ascenso socioe-conmico. La crisis de 1930 fue un vuelco econmico y poltico. A la vez que se clau-sur la experiencia republicana inaugurada en 1916, la nueva situacin econmicainternacional oblig a los gobernantes a priorizar el mercado interno y profundizar laindustrializacin para el consumo local. Durante esta expansin se conform un sec-

    tor de trabajadores urbanos y rurales que despleg una serie de estrategias deadaptacin a los cambios de la economa. A lo largo de este perodo, los trabajado-res se constituyeron como un actor que poco a poco, en la bsqueda de mejorar susituacin laboral, fue sustituyendo el enfrentamiento por el dilogo con los empresa-rios y con el Estado.

    Panorama de medio siglo

    El siglo XX en la Argentina comenz en plena etapa de expansin y diversificacineconmica: el boom de las exportaciones agroganaderas impuls el desarrollo de in-dustrias relacionadas con el procesamiento, el transporte, la comercializacin y elabastecimiento de la produccin agraria. Esta economa en crecimiento cre un mer-cado de trabajo atractivo y dinmico que se mantuvo en expansin y transformacinconstante en los primeros tiempos, generando oportunidades muy diversas quemarcaron la suerte del trabajador.

    La expectativa de obtener beneficios de este circuito atrajo a gran cantidad de inmi-grantes europeos y tambin internos, que buscaban integrarse en las diferentes ac-tividades. El trabajo, para los inmigrantes, era la posibilidad de una vida nueva. Sinembargo, no todos tuvieron la misma suerte y muchos regresaron a sus lugares deorigen. En la Pampa hmeda, el trabajo estaba donde se presentaba cada actividad.

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    Los frigorficos resultaron un modelo de fbrica moderna e innovadora. El trabajo sedivida en etapas: traslado y limpieza de los animales, matanza, faena y procesamien-to. Si bien la maquinaria ocupaba un lugar importante, el conocimiento del trabajadoren tareas como la separacin de la carne y el hueso era esencial. El trabajo era con-trolado sobre la base del rendimiento y la fragmentacin de las tareas: el trabajadordeba adaptarse a las labores asignadas, que fluctuaban da a da de acuerdo con laentrada de animales o la estacin del ao. El control del trabajo, dado por la organi-zacin espacial y laboral de la produccin, se completaba con un riguroso sistema depenalidades: multas, sanciones y despidos eran las respuestas frente a faltas comolas llegadas tarde y lo que los empleadores consideraban holgazanera.

    La industria tuvo un nuevo impulso a partir de 1930: el aumento del precio de las im-portaciones favoreci el proceso sustitutivo y gener una ampliacin de la industriadestinada al mercado interno y de servicios. Esto deriv en una transformacin de lacomposicin del mercado de trabajo: las zonas rurales en crisis expulsaron mano deobra hacia las nuevas fbricas, aumentando el nmero de personas ocupadas en eltrabajo fabril en los cordones industriales de las ciudades de Buenos Aires y Rosario.

    A partir de la crisis de 1930, el Estado comenz a intervenir en el proceso econ-mico como articulador, regulando los precios de los productos agrarios y estimu-lando el desarrollo industrial. Adems, acentu su rol de empresario; la forma comose organizaron las empresas estatales y su impacto en la integracin regional ar-gentina tiene su ejemplo en Yacimientos Petrolferos Fiscales (YPF). La extensin dela explotacin de YPF en Salta, Neuqun, Mendoza, Chubut y Santa Cruz implicuna movilizacin de recursos y trabajo en la construccin de la infraestructura. Ade-ms de abrir nuevos polos de produccin, se construyeron barrios para los obre-ros, se abrieron caminos, se mejor la comunicacin y se instalaron escuelas paralas poblaciones que se creaban alrededor de la explotacin del petrleo. YPF noslo implic un salto en la instalacin de infraestructura sino que tambin marc uncambio en la vinculacin de la empresa con otro tipo de actividades: promovi eldesarrollo del turismo y las carreras automovilsticas en ruta. Esta empresa petrole-ra fue pionera en un tipo de concepcin del trabajo que involucraba, junto con elempleo, la preocupacin por la satisfaccin de la vivienda, la educacin y el tiem-

    po libre de los trabajadores.

    Panorama econmico y laboral regional

    El circuito de trabajo del sector agroexportador convivi e interactu con otras for-mas de trabajo y produccin. En la Patagonia, la estancia ovina y el cultivo intensi-vo en el Alto Valle fueron las actividades ms dinmicas. En el Nordeste (NEA), elquebracho primero y el algodn despus, junto con la yerba mate, conformaron unbloque de explotacin productiva y mercado laboral hasta la dcada del sesenta. Laregin del Cuyo y el Noroeste (NOA), con el vino y el azcar, fueron las primeras enincorporarse a la dinmica de produccin. La explotacin de un solo producto en zo-nas de organizacin social ms tradicional conformaron un mercado de trabajo con-

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    En tiempos de cosecha, en el campo; luego, se poda probar suerte en obras comola extensin de las vas frreas o las construcciones de la ciudad. Este circuito inter-conectaba el campo con la ciudad y tena por constante la inestabilidad. Es decirque no era seguro que se consiguiese el siguiente trabajo temporal.

    En el campo, durante la segunda dcada del siglo, se consolid el modelo de la es-tancia mixta, donde se combin la explotacin agrcola, generalmente a cargo dearrendatarios (que no eran asalariados pero tampoco eran empresarios) con la gana-dera, a cargo de los propietarios de la tierra. En los tiempos de siembra y cosecha,el trabajo de la familia del chacarero era completado con el empleo ocasional depeones, tambin empleados en la ganadera.

    El lugar de los chacareros era inestable: la precariedad de la tenencia de la tierra losconverta en la variable de ajuste. En pocas de malas cosechas, las relaciones se ha-can ms rgidas y el conflicto visible. Los precios de los insumos de trabajo: granos,bolsas para transporte de cosecha, maquinaria se convertan en un gran peso para elchacarero, quien poda quedar endeudado por un sistema de crdito poco flexible.

    En este complicado juego de relaciones se insertaba el trabajo asalariado en el cam-po. El pen cumpla mltiples funciones, poda tener una posicin fija en una estan-cia o se lo contrataba para tareas estacionales: siembra, cosecha, faena, marcadode ganado, etc. El trabajo estacional hizo que la existencia y continuidad del traba-jo dependiera del xito de la cosecha y de los precios de la carne. El trabajo del penera inestable e irregular. Los arrendatarios y los peones sufran los reveses de la au-sencia de legislacin; aunque sus reclamos en raras ocasiones coincidieron en unamisma protesta.

    En la ciudad, las oportunidades de trabajo eran ms diversas y complementaban elcircuito laboral del campo: construccin privada, construccin pblica, trabajo ad-ministrativo, comercio, servicios e industria proporcionaban una oferta variada y di-nmica. Las fbricas, talleres y otras actividades, como la extensin de las vasfrreas, demandaban cantidad de mano de obra. En principio, sta vena de otrospases pero tambin hubo aporte de inmigrantes rurales que llegaron a la ciudad en

    busca de mejores oportunidades.

    El crecimiento urbano cre consumidores para todo tipo de productos: tornillos, cal-zados, pastas, entre otros. El tamao de las fbricas que los producan variaba, sinembargo, todas se adaptaban a las necesidades del consumo: las ms grandes, porejemplo, como la industria grfica, incorporaron tecnologa de importacin y organi-zaron la produccin bajo el modelo fordista. A partir de la dcada del veinte, con laentrada de empresas de capital estadounidense, como la General Motors, se fue ge-neralizando la aplicacin de este modelo. La organizacin racional del trabajo invo-lucraba la planificacin de las actividades por un capataz y la divisin de la tarea. Eltrabajador tena menor control sobre el proceso de fabricacin y los ritmos de traba-jo, y menor decisin sobre el producto final.

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    trastante con el vinculado con la exportacin. La ausencia de una legislacin nacio-nal y la existencia de un Estado controlado por elites locales definieron en estas zo-nas condiciones de trabajo mucho ms duras que las que se desarrollaron en laPampa hmeda.

    En el espacio regional del NOA, la explotacin de la caa de azcar origin una con-centracin de capitales en manos de las elites locales. La situacin fue diferente enSalta y Tucumn. En Salta, las tierras pertenecan a los ingenios que empleaban jor-naleros, y no existan oportunidades de protesta. En Tucumn, la explotacin esta-ba a cargo de campesinos, que disputaban con los ingenios por el precio de la caa.En 1923, una de estas peleas finaliz con la intervencin directa de Marcelo Torcua-to de Alvear. La instalacin del cultivo y el procesamiento de caa de azcar movili-zaba y transformaba a la regin: para la zafra era necesaria una masa detrabajadores temporarios. stos provenan de las provincias vecinas e incluan un al-to porcentaje de indgenas. Se instalaban en torno de los ingenios y sus condicionesde vida, salubridad y alimentacin eran precarias. El trabajo combinaba el empleodel trabajador y la ayuda de su familia (como los nios pelando caas), 16 sin que es-to implicase ms de un salario.

    El punto neurlgico de esta produccin era el ingenio, el que a fines del siglo XIX re-cibi un gran impulso tecnolgico y modernizador. El trabajo en los ingenios combi-n una creciente racionalizacin y control de la organizacin. Los trabajadorespermanentes habitaban en villas cercanas, que los ingenios destinaban para ellos.Esto permita, entre otras cosas, el control de la vida de los trabajadores. La compo-sicin salarial, pago en comida, vales para comprar en almacenes de la compaa yretencin por deudas aseguraban la fijacin de la mano de obra al territorio.

    En el NEA, con el tanino, se desarroll un complejo de explotacin similar que com-binaba la actividad forestal de tala del quebracho con la elaboracin fabril del tani-no. La explotacin estuvo a cargo de La Forestal, una compaa de capital britnicoque monopoliz la produccin eliminando la competencia de los pequeos produc-tores. Esta produccin estimul la migracin de provincias vecinas. Tierras, almace-nes y obrajes pertenecan a la compaa; en algunas ocasiones, La Forestal se

    arrog incluso facultades judiciales y policiales en sus tierras. En el monte, la orga-nizacin del trabajo estuvo a cargo de los contratistas, supervisados por las empre-sas. El trabajador perciba su paga en relacin con una carga de maderapreestablecida; para cubrir estas cuotas de carga se utilizaba frecuentemente manode obra familiar, lo que no significaba mayor remuneracin. Las condiciones de vidaeran precarias y la paga estaba compuesta generalmente por vales que slo se po-dan cambiar en los almacenes de la empresa o con los contratistas. Las poblacio-

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    nes crecieron alrededor del quebracho y las fbricas de tanino. Aparecieron fbricasde ladrillos, se instalaron redes ferroviarias y ramales junto con almacenes, edificiosadministrativos y viviendas de empleados. El diagrama urbano marcaba las jerar-quas y la empresa controlaba la vida laboral cotidiana. El traslado de la produccinconsista en el abandono del rea por parte de la empresa y sta quedaba librada asu propia suerte. La prdida del trabajo era la prdida de todos los recursos: casa,escuela y mdico empresarial.

    La inmigracin y el cambio en el mercado de trabajo trajeron una serie de conflictosy problemas sociales y laborales que marc los primeros aos del siglo. Las huelgasy protestas encabezadas fundamentalmente por los anarquistas fueron desafos alos que el Estado respondi principalmente mediante dos modalidades. Por un lado,utiliz la accin represiva, como la ley de Residencia. 17 Por otro lado, comenz a de-batir propuestas en torno a la forma de reglamentar el mundo del trabajo. ste fueel caso del fallido Cdigo de Trabajo de 1904, de Joaqun V. Gonzlez.

    En 1907, se cre el Departamento Nacional del Trabajo, que muestra una de las pri-meras preocupaciones del Estado por reglamentar y legislar el mundo laboral. Mu-chas de las leyes promulgadas en esos aos en su mayora por iniciativa de losdiputados socialistas significaron un avance en la proteccin al trabajador, como laLey de obligatoriedad del descanso dominical promulgada en 1905. Simultneamen-te, surgieron las primeras cajas de jubilacin, cuyos beneficiarios eran grupos profe-sionales que ocupaban un lugar estratgico en el sistema productivo o en laadministracin pblica: militares, empleados pblicos, ferroviarios. Gozar de una ju-bilacin significaba no slo una proteccin para las personas de edad sino tambinun alivio para la familia del trabajador, que dispona entonces de mayores ingresos.Estos proyectos se dieron en el marco de un rgimen poltico restringido que se mo-dific con la sancin de la ley Senz Pea. 18A partir de 1916, se modific la relacindel Estado con la sociedad, cuando el presidente Hiplito Yrigoyen comenz a arbi-trar los conflictos obreros. Simultneamente, diferentes circunstancias llevaron a unaumento de la sindicalizacin y a modificaciones en la conduccin: el anarquismo,que no negociaba con el Estado, decay en importancia y dio lugar en la conduc-cin a vertientes sindicales ms dispuestas a la negociacin con el Estado.

    Las circunstancias econmicas y sociales de la Primera Guerra Mundial provocaronel aumento en las cifras de desocupacin y la baja en los salarios reales. La respues-ta de los sindicatos de mayor peso, ferroviarios y martimos, no se hizo esperar. Apartir de 1917 se realiz una serie de huelgas que afectaron el desarrollo de la eco-noma en un punto nodal. La intervencin personal y puntual del presidente Yrigo-yen permiti la resolucin de la ola de conflictos desencadenada entre 1919 y 1921.19

    17 La Ley de Residencia del ao 1909 permita expulsar del pas a aquellos inmigrantes que estuviesen involucrados en acti-vidades polticas ilegales. De esta forma, el Estado obtuvo una herramienta de control social.18 La Ley Senz Pea reglamenta el ejercicio del voto: secreto, obligatorio y de lista incompleta.19 Nos referimos a la Semana Trgica y a la represin desencadenada en la Patagonia contra los trabajadores.

    16 El uso de mano de obra infantil fue muy comn en las explotaciones agrarias que utilizaban mano de obra familiar. El tra-bajo infantil estaba reglamentado, sin embargo, el cumplimiento de la legislacin fue distinto segn la regin del pas que setratase.

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    a trabajadores de las empresas que haban crecido en los ltimos aos. La Federa-cin Obrera de la Construccin organiz a los trabajadores del sector de un modo quereproduca en espejo la organizacin de la empresa: los trabajadores ya no se agrupa-ban por oficio, albailes por ejemplo, sino por pertenencia a la industria de la construc-cin. Estos nuevos sindicatos adquirieron, a fines de la dcada del treinta, un pesofundamental y fueron los protagonistas de una serie de huelgas y protestas.

    Industrializacin y trabajo durante el perodo 1943-1976

    a) 1943-1955: la experiencia peronista

    En la dcada del cuarenta, el desenlace de la Segunda Guerra Mundial cre en elmundo condiciones de mercado favorables para la Argentina: los cereales y la car-ne eran productos muy requeridos. Esta situacin permiti un mayor ingreso de di-visas al pas, que se destinaron a alentar la produccin industrial orientada almercado interno. El Estado adquiri un papel central en la produccin, promovi cr-ditos baratos, nacionaliz las empresas extranjeras de servicios pblicos25 y aumen-t el gasto pblico.

    La experiencia del trabajador se modific de modo radical durante los aos de go-bierno peronista. Haba trabajo en condiciones dignas y bien pago. Para los trabaja-dores que venan del interior, el empleo urbano signific la posibilidad de acceder amejores condiciones de vida. La sancin de leyes laborales y la consolidacin desindicatos organizados como un actor legtimo transformaron las negociaciones en-tre los sindicatos, el Estado y las empresas.

    Ms trabajo y mejores condiciones de vida

    La expansin industrial consisti en la ampliacin de los establecimientos existentesy en la aparicin de muchos otros, de tamao pequeo. La maquinaria y la organi-zacin del trabajo casi no se modificaron. Lo caracterstico fue un aumento de la pro-duccin sin que sta fuera acompaada por un crecimiento importante en laproductividad. En general, la produccin estaba destinada al consumo interno. Losestablecimientos variaban en tamao y composicin: grandes fbricas de cocinas ode heladeras convivan con otras medianas o pequeas, especialmente en el sectortextil o de la confeccin.

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    25 Durante el gobierno de Juan Domingo Pern una serie de empresas extranjeras, como las dedicadas a ferrocarriles y tel-fonos, fue comprada por el Estado.

    Ello implic un cambio en la figura del Estado, el que pas a ejercer un rol protag-nico como articulador de las relaciones sociales. Las negociaciones de las empre-sas con los gremios y sindicatos implicaron un reconocim