constructores de comuniÓn en la pastoral de la salud ii

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CONSTRUCTORES DE COMUNIÓN EN LA PASTORAL DE LA SALUD II P. Silvio Marinelli Z. Orden de San Camilo Mazatlán, Sin. 22 de Septiembre 2008

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CONSTRUCTORES DE COMUNIÓN EN LA PASTORAL DE LA SALUD II. P. Silvio Marinelli Z. Orden de San Camilo Mazatlán, Sin. 22 de Septiembre 2008. Aportes del Documento de Aparecida. UN PRERREQUISITO INELUDIBLE. - PowerPoint PPT Presentation

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CONSTRUCTORES DE COMUNIÓN EN LA

PASTORAL DE LA SALUD II

P. Silvio Marinelli Z.Orden de San Camilo

Mazatlán, Sin.

22 de Septiembre 2008

Aportes del Documento de Aparecida

UN PRERREQUISITO INELUDIBLE

Para ser realmente discípulos misioneros de Jesucristo hay un presupuesto fundamental: la conversión. La conversión personal, fruto de la gracia de Dios: “no gritemos sòlo cambios de

estructuras porque de nada sirven las estructuras nuevas cuando no hay hombres

nuevos que las manejen”.

Nuestras iglesias se renovarán si se dejan evangelizar por Jesucristo. Una conversión

“eclesiológica” que conlleva la superación de un modo de comprenderse y actuar, de un modelo

que tiene una trayectoria de 5 siglos.

Nuestras iglesias se renovarán si viven el misterio de la comunión como Pueblo de Dios, animadas por el Espíritu Santo para cumplir

su misión evangelizadora.

Una conversión pastoral que haga más creíble y atractiva la vida cristiana

comprometida y la voz profética de la Iglesia.

Una conversión a un mayor compromiso social de todo el pueblo de Dios en la

gestación de sociedades más justas, más solidarias, más fraternas y más cristianas, a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de la

Iglesia.

CLAVE: LA ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA PASTORAL

Es una clave que despertó gran interés dentro de la V Conferencia:

la necesidad de la formación bíblica, de entregar la Biblia al pueblo, de fomentar la Lectio divina, hacer de

la formación bíblica un eje transversal de toda la pastoral. El Documento habla de animación

bíblica de toda la pastoral.

Por esto, la importancia de una “pastoral bíblica”, entendida como animación bíblica de la pastoral,

que sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra, de

comunión con Jesús u oración con la Palabra, y de evangelización

inculturada o de proclamación de la Palabra. Esto exige un

acercamiento a la Sagrada Escritura que no sea sólo intelectual e

instrumental, sino con un corazón “hambriento de oír la Palabra del

Señor”. (DA. 248)

• Cuando se refiere a la catequesis dice: “Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un

proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el kerigma y, guiado por la Palabra de Dios, que conduzca un encuentro personal, cada vez mayor, con Jesucristo”.

(DA. 289)

• O cuando se refiere a la piedad popular, dice: “Cuando afirmamos que hay que evangelizarla o purificarla, no

queremos decir que esté privada de riqueza evangélica. Simplemente, deseamos que todos los miembros del pueblo fiel, reconociendo el testimonio de María y también de los

santos, traten de imitarles cada día más. Así procurarán un contacto más directo con la Biblia”. (DA. 262)

Al sumar las expresiones Biblia, Palabra, bíblico y

Sagrada Escritura aparece 105 veces en el documento.

Y al valorar las comunidades eclesiales de base las orienta de este modo: “Si se quieren pequeñas comunidades vivas

y dinámicas, es necesario suscitar en ellas una espiritualidad sólida, basada en la Palabra de Dios, que las

mantenga en plena comunión de vida e ideales con la Iglesia local y, en particular, con la comunidad parroquial”.

(DA. 309)

CLAVE LA CENTRALIDAD DE LA EUCARISTÍA DOMINICAL

• Los obispos constatan la reducida asistencia a la Eucaristía dominical.

• La inquietud por destacar la asistencia y participación de todos aparece 58

veces, en temas como la formación de los discípulos (DA. 363); la parroquia (DA. 175); los programas pastorales

(DA. 251-252), etc.

CLAVE VOCACIONAL

• En el campo vocacional, se espera de Aparecida la promoción de una nueva

conciencia de la dignidad de la persona humana desde el primer momento de su concepción hasta su muerte natural, y en

todas las etapas de la existencia, entendiendo siempre la vida como una vocación. Urge un renovado esfuerzo vocacional en todas sus dimensiones.

CLAVE COMUNITARIA

• La respuesta del discípulo, aunque implica una decisión muy personal, se da en

comunidad: familia, comunidades de base, grupos, parroquia, diócesis .

• Por eso, es imperativo fortalecer la dimensión comunitaria como requisito

fundamental para ser auténtico discípulo de Cristo; de ahí la insistencia en la construcción de comunidades vivas,

dinámicas y fraternas.

CLAVE FAMILIA

•En la dimensión comunitaria se espera un decidido apoyo a la familia

como lugar natural de aparición, acogida y crecimiento de la vida; como célula fundamental de la

sociedad, formadora en valores, educadora en la fe y transformadora

de las realidades temporales.

• Es importante acoger a las familias impedidas de recibir el

sacramento del matrimonio y de la Eucaristía, lo mismo que a

aquellas que, pudiendo recibirla, no lo hacen.

CLAVE ESTRUCTURAL

• La transformación de las estructuras eclesiales, especialmente la parroquia,

para que sean auténticamente misioneras, es decir, que no solo atiendan a los que llegan a ellas, sino también a los católicos distantes; y para que superen el predominio de lo administrativo sobre lo pastoral, así como la sacramentalización

sin evangelización.

CLAVE FORMATIVA

•En el campo formativo, frente a los nuevos desafíos

religiosos y socioculturales del continente, es necesario

un nuevo enfoque de la formación, desde el

discipulado, que fortalezca la identidad cristiana católica.

En este campo, hay que educar a nuestros fieles en la lectura y meditación de la Palabra de Dios, de tal

forma que sea transversal en toda la pastoral de la Iglesia. …próximo Sínodo…

La práctica de la Lectio Divina… Educar para la vivencia y participación en una vida eucarística que conduzca a una

coherencia entre fe y vida, y a un auténtico compromiso cristiano.

• Estimular una renovación de la Catequesis para que sea más vivencial y comprometida, desde la Palabra de Dios, entendida como un itinerario de fe, con un

acento kerigmático y cristológico, que comienza en los primeros años y culmina en la formación de la fe de los adultos, haciendo

de los sacramentos de iniciación cristiana una acción permanente de crecimiento y conversión.

Buscar una pedagogía y una metodología adecuadas para la formación de laicos que tengan una mayor presencia en los

campos de la vida, la familia, la cultura, de la política, de la economía, de la educación,

de la salud y de la bioética.

Impulsar procesos sistemáticos de formación para los laicos en Doctrina Social de la Iglesia, la cual debe convertirse en eje transformador de la vida social y política de

nuestros pueblos; y en medios de comunicación social.

CLAVE MISIONERA

• Se habla de una Iglesia en estado permanente de Misión, que fortalezca el

espíritu misionero en personas y comunidades para anunciar a Jesucristo y

comprometerse en la edificación de su Reino con renovado ardor, creatividad y

audacia

• Características de la misión: Que sea una misión animadora y provocadora,

que, con gran participación de misioneros y misioneras laicas, ponga a nuestro pueblo católico en movimiento evangelizador que, desde el encuentro con Jesucristo, dé testimonio de su fe y se sienta impulsado a renovar la vida y

las estructuras de nuestros pueblos.

•Elementos propios de la misión: el testimonio, el anuncio y el ayudar al nacimiento de otras comunidades; la

liturgia, la oración y contemplación; el trabajo por la paz, la justicia y la

integridad de la creación; el diálogo interreligioso, la inculturación, el ministerio de la reconciliación, la

animación misionera y la acogida de los que regresan a la fe católica.

Estrategias evangélicas para la misión: concentrarnos en las personas, más

que en los programas; renovar nuestros ministerios de contacto personal con la gente, de salir al

encuentro, de acoger y de diálogo paciente;

Fomentar la vocación misionera, dando desde la pobreza; acoger la participación

de los jóvenes en diversas formas de experiencia misionera.

• Diseñar creativa y comunitariamente una nueva pastoral que dé la debida prioridad al anuncio de Jesucristo y a los procesos

de iniciación cristiana; fortalecer la pastoral del mundo urbano.

• Darle forma a una visión pastoral donde el laico en la Iglesia y con la luz del

Espíritu, sea de verdad protagonista en la pastoral y no solo fi el ejecutor de la

misma.

NUEVO MILENIO INEUNTE

Espiritualidad de comunión

43. 44

¿Qué significa todo esto en concreto? También aquí la reflexión

podría hacerse enseguida operativa, pero sería equivocado

dejarse llevar por este primer impulso. Antes de programar

iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los

lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas

consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las

familias y las comunidades.

Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un « don para mí », además de ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente.

Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión significa, además, capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como «

uno que me pertenece », para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.

En fin, espiritualidad de la comunión es saber « dar espacio » al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias. No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento.

44. Sobre esta base el nuevo siglo debe comprometernos más que nunca a valorar y desarrollar aquellos ámbitos e instrumentos que, según las grandes directrices del Concilio Vaticano II, sirven para asegurar y garantizar la comunión.

¿Cómo no pensar, ante todo, en los servicios específicos de la comunión que son el ministerio petrino y, en estrecha relación con él, la colegialidad episcopal? …Curia romana, la organización de los Sínodos y el funcionamiento de las Conferencias Episcopales. …

45. Los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada

Iglesia. En ella, la comunión ha de ser patente en las relaciones entre Obispos, presbíteros y diáconos, entre Pastores y todo el Pueblo de

Dios, entre clero y religiosos, entre asociaciones y movimientos eclesiales. Para ello se deben valorar

cada vez más los organismos de participación previstos

por el Derecho canónico, …

En efecto, la teología y la espiritualidad de la comunión aconsejan una escucha

recíproca y eficaz entre Pastores y fieles, manteniéndolos por un lado unidos a

priori en todo lo que es esencial y, por otro, impulsándolos a confluir

normalmente incluso en lo opinable hacia opciones ponderadas y compartidas. …

Por tanto, así como la prudencia jurídica, poniendo reglas precisas para la participación,

manifiesta la estructura jerárquica de la Iglesia y evita tentaciones de arbitrariedad y pretensiones

injustificadas,

la espiritualidad de la comunión da un alma a la estructura institucional, con una

llamada a la confianza y apertura que responde plenamente a la dignidad y responsabilidad de cada miembro del

Pueblo de Dios.

PLEGARIA “QUÉDATE CON

NOSOTROS”

EL SANTO PADRE CONCLUYÓ SU DISCURSO EN APARECIDA

CON LA PLEGARIA “QUÉDATE CON NOSOTROS”.

CORO 1

Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos aunque no siempre hayamos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a nosotros se van haciendo más densas las sombras, y tú eres la

Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y tú los haces arder con la certeza de la Pascua. Estamos cansados del camino, pero

tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad tú

has resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrección.

CORO 2

Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la

duda, del cansancio o de la dificultad: tú, que eres la Verdad misma como revelador del

Padre, ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en ti.

CORO 1

Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas

en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se acoja, se

ame, se respete la vida desde su concepción hasta su término natural.

CORO 2

Quédate, Señor, con aquéllos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con

los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han

encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su

identidad. Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la

riqueza de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia

y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con

nuestros enfermos. ¡Fortalece a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros!