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CONOCIMIENTO ESPIRITUAL.
Introducción
Son muchas las dudas que me abruman al comenzar la presentación de este último
eslabón de la Teoría del Conocimiento
-¿Con qué “autoridad” podría agregar el sutil Espíritu a la cadena cognoscitiva?
-¿Será, por lo menos, vislumbrada su enorme importancia y complejidad? O ¿será como
arar en tierra estéril?… no frutos.
Me atreveré porque debo ser consecuente con mis principios espirituales y porque sería
una ganancia si me prueban desviado o equivocado… ya sé que es incompleto. Por el bien
común, espero sus colaboraciones.
Aunque no es difícil entender porqué un bebé no comprende las explicaciones sumatorias
de su hermanito mayor; que este –a pesar de su interés- no comprenda las explicaciones
dietéticas de su prima; así como esta joven tampoco comprende la explicación que su
padre le da a su pregunta acerca de los “hoyos negros”; así como el padre no comprende el
que su esposa haya fallecido a temprana edad… aún así nos resistimos a aceptar que es
imposible que nuestras –evolutivas pero siempre limitadas- percepciones y raciocinios
sean capaces de dar respuestas “verdaderas” a lo que –a distintas etapas del desarrollo (no
necesariamente edades)- consideremos interrogantes importantes; es decir, siempre nos
faltará “algo” para poder comprender los orígenes y objetivos de nuestra diminuta pero –
nos pareciera- importante humanidad.
Creo que el procedimiento lógico para tratar de descubrir la esencia de la necesidad
espiritual –o por lo menos atisbar su significancia- no es divagando con especulaciones
esotéricas sino que aplicando las bases de la Teoría del Conocimiento; busquemos claridad
en nuestras (no solo mis) experiencias.
Todo lo que hacemos, consciente o inconscientemente, esperado o inesperado, es
consecuencia de las leyes del “propósito” de la naturaleza.
Un buen amigo en la universidad era comunista y fumaba Liberty, cuya cajetilla se
caracterizaba por un estampado de la estatua de la Libertad sobre un fondo rojo… solo la
conexión de estos dos hechos causó su despido de la empresa donde trabajaba y el
refugiarse en Cuba… volvió a Chile a colaborar en el gobierno socialista y,
consecuentemente, la dictadura militar le envió a un campo de concentración… Su
propósito, ser “ingeniero al servicio del pueblo”, estaba en conflicto con los propósitos de la
sociedad dominante en ese momento histórico… “choque” entre dos fuerzas de distinta
intensidad.
A esto, algunos lo llaman destino… cuyo significado etimológico podría ser “sin tin”.
Así como solo parte de la Física se ha podido explicar con relaciones matemáticas entre
energía, masa, espacio y tiempo, así el “destino” tampoco se explicaría por casualidades al
azar sino que por relaciones legales aún no formuladas… y, según sea el propósito de la
humanidad, no sería raro que nunca se expresen matemáticamente.
Todo propósito obedece a un plan; como el de la humanidad no es excepción, debemos
tratar de conocer las informaciones relevantes de cada una de sus etapas y analizarlas con
todos nuestros recursos mentales. ¿Cuáles son los niveles de importancia, qué criterio
(deber/deseo) se necesita para satisfacerlas?
Para responder estas y otras interrogantes necesitamos armonizar conocimientos lo más
reales posibles… Nada de fácil porque nuestra exclusiva capacidad de decisión –el libre
albedrío –en mayor o menor grado- está legalmente influenciada por “deseos y vanidades”…
es decir, por la sociedad.
Nuestros conflictos, tanto personales como sociales, han sido causados por saber tanto de lo
que no necesitamos y poco de lo vital.
La semilla animal llamada instinto germinó creando al potencialmente fructifico árbol del
conocimiento, el que –al alimentar sus troncos, ramas y hojas mentales con la “sangre
cordial y sabia”- sería capaz de conocer el por qué y el para qué de nuestra existencia.
Entendemos en parte, por ejemplo, la función del sol pero no entendemos aún para que nos
vitalizó.
Nos hemos especializado, arbitrariamente, en recolectar y conjugar distintas imágenes de la
Realidad para, desde la juventud, crear diversas enredaderas subjetivas, des armoniosas,
conflictivas y, lo peor, acomodaticias.
Y esto es un contrasentido porque no he conocido un niño que no se haya fascinado por
alguna de las maravillas de la Naturaleza.
Esta contradicción nos invita a pensar que las “maravillas” de la Realidad no pueden ser
consecuencia de nuestra “creatividad” y que nuestra humanidad ha sido alterada y
desvirtuada… por nosotros mismos; creando culturas dogmáticas e ilusas y/ó aberraciones
intelectuales en que predomina la ignorancia científica-filosófica. Esta anomalía repercute
en la falta de desarrollo de nuestro ser y, finalmente, causa una conformación errada de la
humanidad… Y él no reconocer y no tratar de corregir… es triple error.
Conservar la salud física nos llevó a estudiar cómo trabaja nuestra anatomía y como se
conjuga fisiológicamente con las propiedades de los alimentos; y aunque nuestra calidad de
vida depende ello, nos jactamos de dañarla con vicios…
Peor ha ocurrido con la necesidad de nivel superior, la que incide en nuestra salud
sicológica y espiritual pues de ello dependería nuestra vida eterna.
Las semillitas sembradas en un campo modificarán el aspecto y la esencia de él… y llegará el
momento de cosechar.
Tú eres un campo; ¿qué debes querer cosechar?; ¿tienes la mejor semilla?
La cosecha humana es de Sabiduría/Revelación/Reconciliación.
Uno de los frutos es reconocer que la existencia de la mente creadora es previa a las leyes
físicas y sicológicas.
La incompleta comprensión de la Física nos ha conducido a la medicina y a una tecnología
empobrecedora de lo intelectual… y la pobreza de alma es peor que la económica.
Trataremos de demostrar que el conocimiento espiritual permite “conocer” lo que está más
allá de lo que percibimos con las deficiencias de nuestras facultades sensoriales y racionales.
o EXPERIENCIA
·Personal
El uso de la razón comienza con el conocimiento empírico.
Cuando tenía unos 17 años acompañé a mi madre a un “reposo” en las Termas de
Cauquenes; uno de los programas de los atardeceres fue la presentación de un mentalista.
Después de saludar, miró fijamente a la concurrencia, se acercó a la fila donde estaba con
mis recientes amigos y me pidió que por favor abandonara el salón; lo hice molesto y
confundido. Mientras esperaba en el hall de entrada, recordé que, algunos años atrás –en
casa de una familia amiga que solía invitarme a jugar “canasta”- un espiritista tampoco me
permitió en su sesión…
Al escuchar los aplausos finales -e impulsado por un no sé qué- me aproximé al mentalista
–rodeado de admiradores- y le pregunté por qué no me permitió gozar del espectáculo; con
voz suave pero firme me contestó “por qué habrías interferido con mi trabajo”;
inmediatamente pensé en la recientemente leída “La Rebelión de las Masas”… Él,
amistosamente, murmuró: “eres rebelde, pero no masa”. ¡Uff!, me retiré profundamente
extrañado.
A esa edad ya había entendido que la Energía era la explicación para todos los fenómenos
de la Naturaleza, desde las tormentas eléctricas hasta las pasionales… tenía un par de
experiencias de hipnotismo (sin entenderlas) y una de un vaso, que “movido por el espíritu
de una persona muerta”, formaba frases con letras esparcidas sobre una mesa (experiencia
que sí creo haber entendido), pero no concebía ni la telepatía ni la levitación… y, el
mentalista acababa de hacerme experimentar la primera… ¿o sería simple coincidencia?
Una anécdota previa.
Mi madre era católica y mi padre libre pensador. Cuando tenía 12 años de edad les enfrenté
con enojo y les acusé de mentirosos porque me habían hecho creer en “el viejito pascuero”
y les anuncié que no iría más a la iglesia, que no aceptaría jamás regalos de Navidad y que
no asistiría más a las clase de Religión en el laico Instituto Nacional (de Santiago de Chile)
porque “evidentemente” Dios era otra patraña engañadora. Mi madre lloró aduciendo que
“no tenía nada de malo… que todo el mundo lo hacía…”. Mi padre no dijo una palabra pero
en sus ojos leí arrepentimiento y aprobación.
Al poco tiempo, mi mamá me pidió que por favor asistiera a las clases de religión como
oyente… capté que se sentía culpable de mi ateísmo y acepté; convencí a mis compañeros
judíos de presenciar las clases y el sacerdote, algo extrañado, nos “agradeció” la petición…
Nunca supo que era por mi mamá y porque ya era invierno y nos helábamos afuera del aula.
Un día, el sacerdote predicó sobre la moral y después de escuchar las respuestas hipócritas
de algunos alumnos, nos preguntó a “las visitas”; los judíos dieron su honestas opiniones y
yo dije secamente: “la moral es un prejuicio estúpido que inventaron los burgueses para
explotar al pueblo”; el gran aplauso irritó aún más al cura y abandonó el aula. A los pocos
minutos, ya en otra clase, vino un funcionario a comunicar que se me requería en la
Inspectoría; dejé el aula en medio de un gran murmullo… El Inspector General estaba con el
sacerdote; me comunicó la gravedad del caso y que el sacerdote demandaba mi expulsión;
le di mi versión haciendo hincapié que no apreciaba ofensa en mi respuesta basada en el
materialismo dialéctico; don Enzo Marmentini, masón, entendió, simpatizó y trató de
suavizar el enojo del sacerdote y culminó preguntándole “Padre Martinez, ¿no es de buen
cristiano el perdonar?”… Pensé “Jaque mate”… Fui sentenciado a no asistir mas a clases de
Religión; acepté y empecé a “explicar” que no eran clases de Religión sino… Don Enzo me
hizo callar con su mirada y me dijo que permaneciera un minuto con él. En ese minuto me
recomendó que satisficiese mi curiosidad e inquietudes leyendo “Los Grandes Iniciados”
(nunca le agradecí su oportuno –y a la larga- trascendente consejo)… (mi mamá
comprendió con dolor en el alma).
Esta fue la primera de las dos ocasiones en que se trató de expulsarme del Instituto y me
“marcó”; son incontables mis expulsiones por “repulsiones ideológicas”; hasta llegaron a
ser “físicamente dolorosas” (tortura) pero –a la larga- fueron para “mejor”… ¿masoquismo?
¡No!, porque fueron superadas por curiosísimas “atracciones”… Un botón de muestra: en
un viaje de trabajo a India, madre Teresa de Calcuta, después de contarme sus “problemas”
con el Vaticano, y a sabiendas de que era ateo, me ofreció que trabajase con ella; no acepté
“por razones familiares”… muchos años más tarde encontré mi caso tipificado en el Nuevo
Testamento.
El escudo de armas de Chile se caracteriza por mostrar un cóndor, un huemul y el lema:
“Por la Razón o la Fuerza”. Esto llamó la atención de la activa y honesta mente de Fidel
Castro quien caviló “¿por la razón o la fuerza, o por la razón y la fuerza, o por la fuerza de la
razón?”. Cuando supe, pensé en el polarizado pasado de Chile, masonería y militarización, y
en el –consecuente- deficiente sistema educacional que me obligaba a enviar a mis hijos a
que pervirtieran sus mentes en escuelas “democráticas”, y acoté: “o por la irrazón de la
fuerza…
Posteriormente, mientras mi percepción se tornó más compleja, el di·lema fue simplificado
a “República de Chile”…
·La experiencia propia se enriquece con la de los demás.
Un profesor universitario desafió a sus alumnos con la pregunta.
-"¿Creó Dios todo lo que existe?"
Un estudiante contestó:
-Sí, lo hizo.
-¿Dios creó todo?
-Sí señor.
-Si Dios creó todo, entonces Dios hizo el MAL, y como las obras son reflejo de sus autores,
entonces Dios es malo.
El estudiante se quedó mudo mientras el profesor se jactaba de haber probado, una vez
más, que la fe divina era un mito.
Otro estudiante levantó su mano y dijo:
-¿Puedo hacer una pregunta, profesor?
-Por supuesto.
El joven se puso de pie y preguntó:
-¿Profesor, existe el frío?
-¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?
-De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en
realidad es ausencia de calor. "Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio porque tiene
o transmite energía, fenómeno que es evidenciado por el calor. El cero absoluto es la
ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de
reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cuando no
sentimos suficiente calor". Y, ¿existe la oscuridad?
-Por supuesto; contestó el profesor.
El estudiante prosiguió:
-Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad
ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no; incluso existe el prisma de
Nichols para descomponer la luz blanca en sus varios colores, con sus diferentes longitudes
de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz que surja en las tinieblas iluminará la
superficie con la que choca. ¿Cómo se puede saber cuan oscuro está un espacio
determinado? Midiendo la cantidad de luz presente en él, ¿no es así? Oscuridad es un
término que el hombre ha inventado para describir lo que sucede cuando no hay luz
presente.
Finalmente, el joven preguntó al profesor:
-Señor, ¿existe el mal?
El profesor respondió:
-Por supuesto que existe, lo acabo de comprobar, vemos crímenes y violencia en todo el
mundo, esas cosas son del mal.
El estudiante, con sonrisa en los ojos, culminó:
-El mal no existe, señor; o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la
ausencia de Dios, es -al igual que los casos anteriores- un término que el hombre ha creado
para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó el mal.
No es como la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz.
El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus mentes.
Así como decimos frío cuando no hay calor, u oscuridad cuando no hay luz, así decimos mal
cuando no hay Bien.
El profesor enmudeció pero asentó con la cabeza.
¿El nombre del joven estudiante? Algunos ya lo habrán adivinado por su criterio de
“relatividad”: Albert Einstein.
En estos ejemplos empíricos “personales” se puede apreciar la esencia del conflicto
humano, las “confusiones” racionales.
Einstein, uno de “los pocos sabios que en el mundo han sido”, nos sugiere que, como las
primeras impresiones suelen conducir a conclusiones erróneas, “todo debe ser analizado y
criticado, con mayor razón lo que se cree obvio”.
Sabia sugerencia pero –como también lo ha demostrado la experiencia histórica- es
imposible de llevarla a cabo exitosamente.
“Analicemos y critiquemos” sus “logros”.
·Histórica.
No se asusten, seré breve porque comprendo que todo historiador honesto cree poseer la verdad... pero no puede haber tantas verdades… hasta contradictorias. Bastaría con examinar los análisis periodísticos de los sucesos de la última semana para comprobar la variedad de interpretaciones y conexiones… Un solo ejemplo bastará: ¿Qué tendría más sentido, el estudiar que el señor Churchill haya declarado “mi mejor amigo es mi perro” o que haya declarado la guerra al “nazismo”… ¡lo primero ha tenido más relevancia en nuestro “progreso”!... La ex vida de perros se ha convertido en un activo comercio internacional. En verdad, después de leer “1984”, no creo que haya que tomar muy en serio a los acontecimientos históricos; ¿qué importancia real tienen esas narraciones florísticas, subjetivas y lorísticas de las biografías y acciones de individuos que gestaron esta sociedad babilónica…? Con mi hijo nos divertimos leyendo versiones peruanas y chilenas de la guerra del “Pacífico”… en lo único que coincidían era en que los jesuitas habían bendecido las armas de ambos bandos… Al fin y al cabo, todo es parte de la farándula; sólo hay que cuidarse de no ser el bufón.
o RAZÓN
“En el comienzo” el humano entendió que era el único ser viviente terrestre capaz de
relacionar informaciones sensoriales y experimentales para inferir conclusiones que le
permitiesen satisfacer sus necesidades “materiales” e imaginar respuestas a lo no evidente,
a lo “misterioso”… Por eso las tres madejas de la razón se originaron y retroalimentaron –
secreta y conflictivamente- en los monasterios.
Esos sabios consagraron sus vidas a aplicar métodos deductivos e inductivos al estudio de
la Teogonía, la Cosmogonía, la Sicología, la Física y de sus respectivas aplicaciones, las
Teúrgia, Genetlíaca celeste, Psicúrgicas y Medicina especial (que derivó en la Alquimia);
sus interrogantes trascendentes originaron a las Ciencias y a las Filosofías.
·Ciencia
Es innegable que la madeja Ciencia ha elaborado tejidos asombrosos pero también, desde
su origen, se ha enredado y deshilachado.
Ilustremos el conflicto recordando algunos casos “ejemplares”.
Cinco siglos aC, Sócrates –considerado en nuestros días como uno de los individuos más
relevantes de la historia- fue condenado a muerte por combatir la ignorancia, tanto de los
vanidosos jerarcas nominados por la sociedad como la del pueblo… y hasta la suya: “Solo sé
que nada sé”.
Creó la mayéutica, que –usando la técnica “ironía socrática”- invitaba a aprender a pensar
inductivamente para establecer las verdaderas relaciones entre individuos y naturaleza,
pues no se trata de acumular conocimientos sino de relacionarlos objetivamente… “La
teoría es virtuosa solo si se aplica beneficiosamente”, de lo contrario es “viciosa”.
Por supuesto que estas ideas contrariaron al “democrático” estado ateniense y a la
religiosidad vigente y fue acusado de “corromper la moral de la juventud”. Su irónica
respuesta al veredicto judicial fue que sería mejor ahorrarse el gasto de la cicuta y cobrarle
una pequeña multa, proporcional a su importancia como filósofo.
…“Afortunadamente” no hay reencarnación… ¡lo condenaríamos de nuevo!
Brinquemos en el tiempo para repasar el caso del clérigo católico Copérnico y el de Galileo
quienes -por sus teorías heliocéntrica y de los movimientos de la Tierra- protagonizaron
una verdadera revolución científica que les causó, en tiempos del autodenominado
“Renacimiento”, ser condenados por la dogmática “Santa” Inquisición. Más allá de la
relevancia de sus descubrimientos, debemos enfatizar que demostraron que la Ciencia no
debía sustentarse en principios cualitativos –como lo hicieron Ptolomeo y Aristóteles- sino
que en la formulación de leyes físico-matemáticas, cuantitativas.
Otro ejemplo de “avance” de la razón científica, tan o más significativo que los
mencionados, es el de la “evolución de las especies”, porque no solo es considerado factor
básico de nuestra situación actual sino que también porque demuestra que los tejidos
científicos pueden ser entrelazados –honesta y/o deshonestamente- con las demás madejas
de la razón.
Indiscutiblemente el concepto “evolución” es importantísimo pues está presente en todo…
en los 7 días de la creación bíblica, en el veloz espermatozoide fecundador del ovario, en las
espinillas de la pubertad, en la recuperación de la fiebre, en la energía de un átomo de
hidrógeno… en fin, en todo fenómeno observable –incluyendo a la sabiduría- es decir, es
una propiedad característica de la Naturaleza.
Darwin, un joven inteligente, estudioso de las Ciencias y de la Biblia –desde el punto de
vista anglicano- formuló una Teoría de la Evolución basándose en sus observaciones de
animales y de fósiles en distintas partes de la Tierra.
Sus conclusiones las publicó bajo los explicativos títulos “El origen de las especies por
medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la
vida”, “El origen del hombre y de la selección en relación al sexo” y “La expresión de las
emociones en los animales y en el hombre”.
Lógicamente un estudio de esta envergadura no solo atrajo la atención de científicos y
público en general sino que fue un estímulo que incentivó nuevas especializaciones
científicas y obligó a revisar y corregir conceptos “dudosos”. Pero también, como toda obra
humana, contenía errores (En la escuela primaria me enseñaron los -ya corregidos- errores
de “detalles” como los largos de los cuellos de las jirafas y el de las abejas “suicidas”); también
causó polémicas (el especular que la supervivencia es un “fenómeno natural de mutaciones
accidentales… en que solo importa la alimentación y la reproducción” no es Ciencia) e
¡inspiró la multiplicación de iglesias cristianas!… aunque Darwin opinase que la religión era
“una herramienta de supervivencia tribal”, y -¡cuando no!- también fue un aliciente para
algunos parásitos sociales que - bien o mal intencionados- imaginaran, propusieran y
usufructuaran “mejoras”, filosofías utópicas –no científicas- que hasta contradecían al
humanismo darwiniano (nazis, fascistas, racistas, anarquistas, pacifistas, belicistas,
socialistas, colonizadores, reformadores socio-religiosos, materialistas, imperialistas… que no
solo introdujeron teorías de “diseño”, de “propósito”, de eutanasia, de esterilización
selectiva…).
Fuera del paréntesis porque me parece lo más relevante; en la era victoriana se
amalgamaron los avances científicos de Watt, Newton, Malthus, Darwin y otros para
justificar la mal llamada “Revolución Industrial”, que agudizó la formación y explotación del
hombre-nasa; inició la primera era del carbono; obligó al mundo a sufrir guerras locales -
de “independencia”- y “mundiales”… Abreviando, inició la deshumanización que hoy
llamamos “globalización”.
Hace “sospechar” el que mientras Sócrates, Copérnico, Galileo fueron perseguidos por sus gobiernos y admirados por la posteridad, Darwin haya sido uno de los 5 no miembros de la realeza británica que, en el siglo XIX, fue honrado con “funerales de Estado” y sepultado en la Abadía de Westminster, pero cada día es –injustamente- más olvidado.
En mi adolescencia, repudiábamos la expresión “darwinismo social”, por ser opuesta a los movimientos reformistas y socialistas en beneficio de la “explotada clase obrera”… Hoy, creo, entiendo mejor.
En esos mismos años, en nuestra versión del Castellano, usábamos la palabra Re no solo para designar a la segunda nota musical sino que también para exagerar a los adjetivos: rebueno, remalo… (no solo humorísticamente: rebaño)… sonrío al relacionarlas con estos dos aspectos de la evolución de la razón: Renacimiento y Revolución (Industrial)… Si el reloj lo permite, pronto repasaremos la realidad de la Reacción, la Relatividad, la Religión…
Es nuestra responsabilidad tratar de limpiar el camino de suposiciones y supersticiones; y
la llamada “Teoría de la Evolución”, directa o indirectamente, ha sido ligada a muchas
falacias.
“Curiosamente” suele ocurrir que cuando surge una necesidad o un peligro, pronto
encontramos una o más formas de satisfacerla o evitarlo.
Justo cuando la evolución científica tomó rumbos atentatorios contra nuestra existencia,
emanó lo que consideramos la Ley -no teoría- universal fundamental: la Termodinámica, la
raíz de nuestro conocimiento pues –sepámoslo o no- está asociada a toda experiencia
universal.
Aunque presente en la mayoría de los currículos de enseñanza media y utilizada a diario
en la “tecnología moderna”, es “conceptualmente ignorada”… ¿Por qué?... No especularé
sobre lo que me parece “curioso y sospechoso” sino que resumiré sus bases para que
ustedes puedan profundizarlas y –si no juzgar- por lo menos sospechar:
La “idea” Termodinámica (TD) ha estado por siempre en nuestra conciencia (“se apagó el
fuego”; “nada se resuelve con llorar sobre la leche derramada”…), sin embargo, no se
manifestó en la evolución científica hasta en la primera mitad del siglo XIX -“ayer”- cuando
Carnot y otros se preguntaron, ¿porqué el calor pasa naturalmente de lo caliente a lo frío y
NUNCA en sentido inverso? La respuesta a este hecho elemental no solo modificó la
concepción científica que se tenía del universo y de la vida sino que nos señaló lo
desastroso de su violación… “La raíz de la crisis económica que está en marcha no es la
limitación de recursos sino que la irreversible degradación entrópica”. Disculpe, ¿la qué…
del calor tropical?
Lo primero que debemos entender es que no podemos “crear” ni energía ni materia; toda
“utilización” sólo es posible transformando la una en la otra… y siempre a costa de una
deducción del total previo al intercambio.
El nombre científico de este “impuesto” energético es Entropía.
El término, acuñado en 1868, define y cuantifica a la energía que ya no está disponible para
convertirla en trabajo o materia. Otros nombres para la entropía son: “energía disipada”,
“inservible”, “contaminación”, “polución”, “corrupción” y –curiosamente- “profanación”.
La entropía no debe ser sólo interpretada como el agotamiento de la energía solar sino que –por razones más que suficientes- como la causa de la trágica muerte de la humanidad, mucho antes de que se apague el “astro rey” (resabio de la infancia).
La ley cero de la termodinámica nos informa que si se ponen en contacto dos cuerpos que están en equilibrio térmico con un tercero, no habrá transferencia de energía térmica entre ellos.
La primera ley se puede apreciar e inferir si, por ejemplo, se observa lo que ocurre si se tapa un vaso que contiene agua caliente y un trozo de hielo.
La segunda ley establece que la materia y la energía pueden intercambiarse en una sola dirección, de usable a no-usable (disipada), o –si se prefiere- de disponible a agotada, o de ordenada a desordenad
Lo que significaría: -El comienzo fue momento de máximo orden’, cero caos. -La energía es constante pero no re-generable.
-El uso de energía hace aumentar la entropía
-Los procesos energéticos no son reversibles.
También debemos entender que:
-La relación entre sistemas universales puede ser de tres tipos: -Aislados, los que no intercambian ni energía ni materia con el mundo exterior. -Cerrados, los que intercambian energía pero no materia, y
-Abiertos, los que intercambian energía y materia con el mundo exterior.
Según esto, se puede incrementar la energía (el orden) en un sector ‘aislado’ o ‘cerrado’ del
universo pero a costa de una degradación en otros sectores.
Llegará el día en que la energía sea 0 y, consecuentemente, la entropía será máxima, caos
total. Fin del...
(¿Cuántos ya no están leyendo con atención, en lugar de pensar dónde profundizar estos
conocimientos para entender las “razones” de nuestra existencia y su deshumanización?…
antes de que sea demasiado tarde… ¡piensen en sus amados descendientes!).
Virtualmente, la Tierra es un sistema cerrado con respecto al sol; lo que implica que
nuestras fuentes primarias de energía deberían considerar sólo recursos renovables, es
decir, si nos consideramos seres humanos –racionales y espirituales- y parte del Universo,
tendríamos que renunciar al crecimiento productivo industrial “ilimitado” y equilibrar el
consumo de energía con su renovación. (En términos generales, toda fuente de energía es
renovable, es cuestión de tiempo).
Y ¿hemos sido racionales y espiritualmente responsables con respecto a esta advertencia
científica?
Unos dicen que sí y otros que no… Si no hay concordancia es porque hay confusión, “enredo”
causado ya sea por falta de información o de capacidad para procesarlas.
Para completar y ayudar a una mejor comprensión de la evolución, destaquemos los
avances científicos posteriores a la “revelación” termodinámica.
A comienzos del siglo XX el mundo fue conmovido por la teoría de la relatividad, que
confirmó a la ley de entropía como “la premier ley científica, ¡la que destruye la noción de
progreso histórico!” y que demostraba que la “Física clásica” era solo una aproximación
tosca de la realidad cosmológica.
Posteriormente, Eddington –pionero de la astrofísica- la declaró “ley metafísica suprema
del universo”, la única ley de alcance macro cósmico.
Böhr se sumó con su notable y extraña Teoría Cuántica
Y (no quisiera usar la palabra finalmente) un sacerdote conjugó todas estas ideas en el Big
Bang… ¡La Ciencia había establecido que “es posible que el TODO se hubiese originado de la
NADA”; es decir, en cierto modo, la cumbre de la evolución de la “razón” coincidía con el
“inicio espiritual”.
Obviamente, la “buena nueva” no contó con el apoyo de las organizaciones científicas
“oficiales” (pro-“tecnología”) que reaccionaron con diversas maniobras, tales como
publicaciones tendenciosas (“La Búsqueda Científica del Alma”, “Guerra de dos mundos”…),
premiando farsas escandalosas (Nobel a “La partícula de Dios”)… y hasta “acusaron” a Böhr
de tener una herradura en la puerta de su cabaña campesina (Su aparente simple respuesta
es genial: “mucha gente dice que da buena suerte”). La concepción termodinámica tampoco
contó con las simpatías del bando socio-religioso pues, según declararon, ella no estaba
incluida entre las leyes de Dios… La verdad es que ella revela el carácter anti espiritual de
sus rituales e “intereses” híper consumistas… Lourdes, Mallorca, Loja…
Para evitar malos entendidos, mencionemos que algunas confusiones científicas son
resultado de “apresuramientos” lingüísticos. Por ejemplo: ¿qué significa “átomo”?... No, no
qué es sino que significa… a = sin; tomo = parte… sin división… Y ya habían comenzado a
pensar en sus partes: núcleos, electrones, positrones… ¿A quién culpamos por este tipo de
anomalías (el computador insiste en que use “animalidades” o anormalidades… preferiría
“errores”), a los científicos atarantados o al griego o a…?
En otro capítulo ya mencioné el “horror” de los nombres y la cantidad de días de los meses
del calendario.
¿Agregamos la vanidad a la larga lista de causas de absurdos conflictos de comprensión
racional?
Para darle a la experiencia histórica de la Ciencia un final feliz, recalquemos la ya insinuada
idea de que la Termodinámica junto con corregir, completar, integrar y universalizar la
noción newtoniana de los conceptos energía-materia y espacio-tiempo; y -al afirmar que el
TODO proviene de la NADA- nos demuestra que, por nuestras limitaciones, nos es
imposible racionalizar los orígenes y los porqués del universo y de la vida… concepto clave
que nos invita a pensar en un conocimiento espiritual.
·Filosofía.
Como no basta con buenas intenciones, también me sería imposible desenredar la madeja
de la experiencia “filosófica”, definida en el capítulo respectivo como el ejercicio mental de
la “razón pura”.
Teniendo presente que estamos “descubriendo” el Conocimiento Espiritual, me limitaré a
invitarles a discutir algunas de sus controvertidas y “extrañas” subjetividades “históricas”.
Las respuestas filosóficas a las preguntas trascendentes y a sus derivadas han determinado la diversidad de comportamientos de las distintas civilizaciones o paradigmas. Conceptos como Orígenes, Universo, Vida, Humanidad, Sociedad, Justicia, Ética, Libertad, Democracia, Estética, Etcétera… dependen no solo de la razón sino que, en gran medida, de nuestros sentimientos, emociones y prejuicios “culturales”. Por ejemplo, nuestra ideología “Occidental” está basada en sus antecesoras griega y hebrea. Analicemos, lo más racionalmente posible, algunas “ideas” claves. La primera de ellas es…
por supuesto, ¡qué es idea!
“La expresión verbal del resultado de la elaboración del cerebro humano” (¿sólo verbal?...
¿cerebro?). No todo lo que se dice es ‘idea’; muchas veces no pasan de ser informaciones o
proposiciones, que no requieren de una racionalización lógica del o de los por qué.
-“Me duele el pié”;
-“¿Por qué?”;
-“Porque tengo un callo”, o “Porque los zapatos nuevos me quedan apretados”, o “Porque
los nervios del pie derecho están estimulados y envían señales electro-químicas al cerebro
y este lo traduce en dolor para invitarme a que me saque el zapato y lo lleve a la zapatería”,
o “Porque Dios me está castigando por el robo de un caramelo en el supermercado”... ¿Se
entiende la ‘idea’? Sería un poco más complicado si la declaración fuese del tipo “te amo”.
Las ideas han sido clasificadas en lógicas, epistemológicas y semánticas; todas ellas tienen
el propósito de proporcionarnos conocimiento: acumulativo o no acumulativo.
El acumulativo es el que, típicamente, adquirimos a través de las disciplinas llamadas ciencias; no es condición necesaria el que tenga que ser adquirido mediante un flujo regular, o que se incremente automáticamente con la edad; sólo podemos decir que, normalmente en el curso del tiempo, fluye constantemente… como un río… manso o turbulento. Curiosamente, este tipo de ideas es evolutivo y auto-correctivo; algunas, como la de “gravedad”, se han ido ‘perfeccionando’ por más de 25 siglos; otras, como la de la concepción ptolemaica del orden universal, han sido descalificadas por falsas. Es decir, consideramos “verdadero” lo que tenemos acumulado hasta el momento y no pensamos que algunas de estas ideas podrían, en el futuro, ser demostradas incorrectas; mucho menos consideramos la posibilidad de que la médula substancial de la ideología contemporánea pueda ser revolucionada por otro paradigma. El conocimiento no acumulativo tiene que ver, principalmente, con aspectos morales y estéticos. La mayor diferencia entre estos dos tipos de conocimientos radica en su desarrollo. El del acumulativo ha sido asombroso; si Newton –muerto sólo en 1727- resucitara, se asombraría con los avances científicos logrados en los últimos 300 años, pero (debiera escribirlo con mayúsculas) en corto tiempo entendería la ciencia y tecnología ‘moderna’ ¡mejor que nosotros! (¿Quién me puede comprobar que estoy equivocado?) Por el contrario, el conocimiento no-acumulativo, prácticamente, ha permanecido estacionario (muchos son los que argumentan que ha retrocedido); si resucitaran los filósofos griegos de hace 25 siglos, se encontrarían con que los problemas ‘trascendentales’ ¡son los mismos que ellos se formulaban!... y nos reprenderían por no haber seguido algunos de sus puntos de vistas, que –según ellos- habrían evitado algunas de las ‘tragedias’ que ‘gozamos’ en nuestros días. Sería un error lógico el inferir que el conocimiento acumulativo es ‘bueno’ y útil para el ‘progreso’ y que la filosofía y las artes sean ‘malas’ y –comprobadas- inútiles. Sería menos erróneo el inferir que a los humanos ‘se nos hace más fácil’ investigar y racionalizar lo que percibimos físicamente que lo ‘invisible’.
Por esto, algunos filósofos clasifican a los conocimientos en Concreto (real, natural) y Abstracto (“producto” de la mente humana). La verdad es que esta apreciación es discutible y desconfiable porque la mayor parte de nuestros conocimientos “culturales” son mezcla compleja de ambas ramas y en ello radica la causa del actual estado físico-social del mundo. Más allá de las divagaciones filosóficas, lo importante es entender que el conocimiento, como un todo, acumula, no meramente hechos sino que sus causas y efectos, y que son sus interpretaciones innovadoras las que hacen posible nuevas acciones que mejoran o empeoran el porvenir. (No puedo evitar el pensar en la significante degradación causada por el fútbol y otras insignificancias). Todo conocimiento está sujeto a corrección; comprender esto es tanto o más importante que el que los estudiosos se pongan de acuerdo sobre respuestas a interrogantes específicas (no políticos porque ellos viven de crear caos). Una pregunta que presiona: ¿Cómo trabajan las ideas? No tengo ‘idea’, porque ellas se confunden con los ideales, esfuerzos del deseo humano para satisfacer esperanzas o “ilusos sueños despiertos”... Un ejemplo, “Todas las personas son creadas iguales”; por cierto que entendemos que se refiere solo a algunos aspectos de los seres humanos, pero queda a nuestro juicio decidir exactamente cuales; casi todos encabezamos la lista con “los mismos derechos”; pero tampoco precisamos cuales… (¿Qué tendrán que ver los “derechos” con la copulación…?) También es difícil entender que este “ideal” es el deseo de alguien que –humildemente- debiera haber dicho: “Todas las personas deberían ser iguales con respecto a...” La diferencia entre son y deberían ser ha ocasionado polaridades notables: variedades de idealismos versus variedades de realismos (cuál de ellos menos idealista… ejemplos actuales: democracia, socialismo, las ideas de Martí). Ha sido común en la historia humana que todo “realismo” haya sido reducido a mero idealismo… Si esto es complicado, imagínense como sería si añadiésemos las implicaciones del uso de la palabra “creadas”; es decir, los ideales –en la práctica- no buscan ni aportan conocimiento sino que fomentan la división y la discordia… para bienestar de los llamados políticos. Otra pregunta relevante sería: -¿Cuál es –o sería- el objetivo de la Filosofía, la del conocimiento ideológico que podemos idealizar racionalmente? -Dar respuesta a nuestros orígenes y propósitos; conocer “las causas primeras y las
finalidades últimas” mediante la identificación y armonización racional de nuestros
“valores”.
-¿Cuáles serían esos valores?
-El más importante del mundo físico es la Energía…
-Pero todo es energía, luego todo sería importante…
-Mejor dicho, las formas energéticas más relevantes: Universo, Realidad, Vida, Salud,
Humanidad… el Yo.
-Pero, por lo menos, Tú y la Humanidad comprenderían factores no físicos…
-Sí, los valores del Alma: entendimiento, justicia, raciocinio crítico, amor, tolerancia, perdón,
paz interior, esperanza, perseverancia, motivación, supervivencia, gratitud, respeto…
-Blá, blá; la gratitud… (¿a quién… de quién; o a qué?... “gracias por permitirme que te
ayude”), el compartir recursos –como conocimientos- el perdón y el respeto son
componentes del amor… Paz interior, ¿no exterior?... ¿¡supervivencia!?... Ese lenguaje
clerical nos “suena” idealísimamente vago; ¿por qué no tratamos de aclarar mediante un
ejemplo? Propongo la idea Vida; nos serviría de entrenamiento pedagógico para el análisis
en el “quehacer educacional”.
Por ser imposible, prescindamos de la definición… democráticamente, aceptemos la
poética “…es un sueño”.
Lo importante es la calidad de vida, y ella –creo- dependería de su objetivo… Y, una vez más, este dependería de muchísimas alternativas subjetivas. En las respuestas más populares abundan los adjetivos para sostener que hay que conformarse con lo que se tenga y aprender a “gozarla”, es decir -cualquiera que sea el sentido de la palabra “gozar”- sentirse feliz en la insatisfacción; lo que demostraría que los objetivos transitorios no dan satisfacción. Algunos pocos aducen que no vale la pena preocuparse o esforzarse porque cuando se está cerca de la meta “llega la muerte a poner el punto final”. Otros pocos declaran que hay que desarrollar y fortalecer todos los potenciales físicos y mentales para alcanzar un nivel económico que les permita “vivir confortable y placenteramente”… Se turban si se les pregunta acerca de los ricos enfermos o de los talentosos que no les interesa el dinero ni los “placeres de la vida”. Poquísimos son los que declaran que el objetivo está en lograr la espiritualidad que los encamine al “más allá”. Sin duda el tema Vida Humana -como toda otra idea- es “in-complicado”. No creo que pueda
negarse que, en mayor o menor medida, pareciera ser una malla de temores y esperanzas,
de expectativas y sacrificios para cumplirlas… pero ¿no es todo esto subjetivo, es decir,
controlable?
Cuando uno analiza críticamente su pasado, reconoce errores de planificación y de
ejecución pero, por sobre todo, de “pérdida de tiempo”; se reconoce que se demoró
mucho en ‘llegar a las metas’; se lamenta el no haber ido aún más lejos en la Gran
Aventura de búsqueda apasionada… pero, al mismo tiempo, se agradece el no ser parte
de esa multitud de muertos en vida, que no buscaron porque les hicieron creer que ya
poseían el Tesoro.
Si proyectamos el enfoque personal a lo social, es interesante consignar que los “ideales” han impulsado e impulsan a los humanos a actuar. Todos los eventos históricos están conectados a ideale$… ¿qué ideal ha perdurado sin estar asociado a hechos?... O ¿será que el pragmatismo es el motor de la dinámica social?... Idea para discutir. Algunas culturas han sido el resultado de las inter-relaciones de un elevado fundamento ideológico con sus interpretaciones “populares”. Obviamente, también ha ocurrido que ideas superiores hayan sido reducidas a dogmas o prejuicios. De hecho, los medios de comunicación ‘venden’ al pueblo adaptaciones oscuras y distorsionadas de las propuestas de pensadores honestos (¿Recuerdan el caso de Darwin?). También es ‘curioso’ el que bloques de conocimientos sean aceptados por grupos concentrados en zonas geográficas y nunca alcanzan a propagarse por todo el mundo… ¿Es la llamada “Globalización” un mito inalcanzable? (¿la dispersión babilónica?) ¿Querrá decir que esto ocurre porque está “planificado” que el raciocinio siempre sea impreciso, controvertido y defectuoso, por más ‘científico’ o ‘racionalista’ que nos lo hagan cree?... ¿Es “insuficiente” o…?... Esto significaría que no podemos asegurar que una civilización sea mejor o peor que otras pues lo dado a conocer por filósofos, sociólogos, sicólogos, científicos e historiadores no reflejaría ni la esencia y propósito de la conciencia que lo originó ni el grado de aceptación y aplicación del grupo humano que lo practicó (el caso cubano de fines del siglo XX es ejemplar)… ¿No faltará “algo” que no es el sub-consiente? - Hasta en “ciencia” encontramos conjeturas racionalmente lógicas que no concuerdan entre sí (la teoría de la Relatividad –por ahora- no es compatible con la del Quantum... y ambas son asombrosamente lógicas). No es necesario ser político para entender que las sociedades amalgaman y acomodan los ideales con los intereses de personas o/y grupos. Juicio relevante en el tema que nos preocupa pues la enseñanza de la realidad depende de cómo la interprete la Educación “formalizada” por el sistema; hay un abismo entre considerar a la Educación como una ‘herramienta’ para obtener sabiduría o para causar la esclavitud intelectual. Estas ambigüedades y arbitrariedades, por un lado han borrado a la Filosofía del currículo
educacional básico y, por otro lado, han causado una curiosa reacción científico-filosófica.
Mucho del pensamiento “griego” retornó en el paradigma actual. Joad, J. Huxley, B. Russell,
H. G. Wells, que encabezaron la “marcha” a Utopía, no sólo fracasaron sino que hasta
descubrieron su error. El caso de Lew Wallace es no solo ilustrativo sino que, también,
notablemente ejemplar. Se propuso escribir el libro que terminase con el cristianismo, sin
embargo -después de dos años de estudios en Norte América y Europa- al comenzar a
escribir el segundo capítulo se postró ante la evidencia y arrodillado, oró llorando…
posteriormente escribió Ben Hur). C. S. Lewis y otros utópicos terminaron por reconocer
que “Cristo vuelve”… (no hay vuelta que darle)…
Esta experiencia de alta alcurnia, ¿no nos estará sugiriendo que hay otro “camino” para
comprender a la humanidad?
En resumen.
Tanto las experiencias personales como las históricas evidencian las desigualdades y, por lo
tanto, limitaciones (¿por diseño?) de nuestras capacidades físicas, racionales y creativas
pero también demuestran que sus cultivadores excelsos han vislumbrado el peldaño
espiritual.
Las condiciones están dadas…
·Religión
El análisis de las madejas eminentemente racionales reveló que el “buen uso” de la razón
no nos condujo a la pretendida perfección; en realidad fue un abuso que demostró su
incapacidad para satisfacer nuestras necesidades “trascendentes”… sin embargo, había
indicios que sugerían la existencia de un don cognoscitivo superior, que se manifestaría en
la religiosidad.
Entonces, ¿qué es –o sería- religiosidad?
Obviamente, como se trata de un piso superior al del –por pocos alcanzado- raciocinio
científico-filosófico, su definición será difícil de enunciar y, más difícil, de entender. Por eso,
antes de analizar subjetividades esco-elásticas, leamos y meditemos a partir de la “visión”
de un sabio: “el hombre nace, vive y muere en el espacio entre las crestas de dos olas y
nada sabe del océano que le rodea”.
Sí, pero como –por alguna razón- somos curiosos evolutivos, tenemos que tratar de
descubrir el periscopio que nos permita visualizar, por sobre las crestas de las olas, las tres
posibles estaciones del “camino”, Vida –Muerte – Vida/Muerte eterna; y así poder navegar
rumbo al Inicio, en el barco guiado por el timonel mejor calificado.
Si la Ciencia es razón empírica y la Filosofía es razón pura, ¿Qué sería la religión?… El coro
grita: razón impura… los expertos murmuran “inspirada razón creativa” ¡Es el barco!... Pero
–previsible- hay demasiados barcos.
¿¡Inspirada razón creativa!?... Hummm; si hemos criticado el “azar” científico, ¿cómo vamos
a aceptar que podríamos ser escogidos y llevado$ por uno de los tantos “barcos” que, con
distintos mapas y precios, aseguran conocer el puerto Espiritual?... Somos nosotros los que
debemos “escoger”; aprender a pescar, a remar y a construir nuestros propios botes.
Más aún, es lógico imaginar que -por la gran cantidad de opciones- la religión adolezca de
limitaciones y excesos similares o peores que las de sus hermanas (Ciencia/tecnología;
Filosofía/economía).
Tratemos de “aclarar” esta idea con un ejemplo religioso típico; el milagro.
Se le define como “lo que se experimenta pero no puede explicarse porque colma a la
capacidad de conocimiento”. ¿De acuerdo? Bueno, esto querría decir que “por definición”,
TODO -o NADA- es milagro pues todas nuestras explicaciones –en último término- o son
suposiciones convencionales o usan palabras cuyo significados reales ignoramos… ¿“¡colma
la capacidad de conocimiento”!? (Es el colmo, esta definición es milagrosa pues reconoce
que hay un límite cognoscitivo)... Vale la pena “criticar lo obvio”.
Es absolutamente razonable dudar –pero no negar- que las creencias religiosas contengan
las respuestas verdaderas… Pero, para ser racionalmente justos, debiéramos analizar la –
no inesperada- sospecha de que –como en el caso del átomo- llamemos religión a lo que no
lo es (¿sobrenombre, apodo, mal entendimiento… o simple engaño?), lo que podría
significar que, conceptualmente, la Religión tuviese una cualidad “misteriosa”… tan difícil
de percibir, alcanzar… o de lograr que ni los “fieles religiosos” la pueden captar.
Como el movimiento se prueba andando, recurramos –una vez más- a las “curiosas y
extrañas” experiencias.
Siguiendo el consejo de don Enzo leí “Los Grandes Iniciados” y me asombré con los “inicios”
de la búsqueda de respuestas a las preguntas “trascendentes”, a las ¿no necesariamente
materiales pero sí energéticas?... a la “misteriosa emergencia (doble significado) de la
espiritualidad”
Como la malintencionada “moda” es oponer la Ciencia a la Espiritualidad, les resumiré el
cómo se originó y desarrolló la esencia del eslabón espiritual para así poder sumarlo
“legalmente” a la cadena del conocimiento:
La doctrina sagrada en Egipto, anterior a la aparición de la raza aria, está descrita en los libros de Hermes. En ellos se aprecia que los sacerdotes de Amón-Ra poseían un
alto conocimiento de la Metafísica. El Libro de los Muertos -custodiado por momias por más de 4 mil años- revela a un Verbo Solar (la Ciencia actual acepta que tanto nuestro origen como nuestro fin están determinados por la energía solar).
En los Vedas, la raza aria da a conocer la doctrina trinitaria de Krishna, la que derivaría en el brahmanismo. (Recuerdo con simpatía al siervo de Krishna… su “muletilla” era “¿Sabes qué?”; la misma que hoy es tan popular en Norteamérica… “Do you know what?”).
24 siglos después de Krishna, Buda enriqueció la doctrina agregándole la idea de
que la Vida sería una serie de existencias ligadas por la ley del Karma. El budismo, aunque conservó las bases metafísicas, fue una revolución social y moral contra el aristocratizado sacerdocio brahmánico. (Posteriormente ocurrió algo similar entre el judaísmo y en el cristianismo... y, “esperamos”, que vuelva a ocurrir antes que…).
En Grecia, la vestimenta mitológica cubre a una doctrina metafísica tan
racionalmente profunda que engendró a las Ciencias. En la teosofía dórica y délfica, en los escritos de Pitágoras y de Platón se encuentran claves esenciales del conocimiento de la Verdad.
La tradición de Israel, originada en Egipto, Caldea y Persia, fue conservada
oralmente por La Cábala y en los libros de Génesis y de los profetas bíblicos. Estudiosos de la lengua hebrea han desvelado el triple nivel de significados de, prácticamente, cada versículo y casi cada palabra de los 10 primeros capítulos de Génesis.
Los Evangelios, a través de la Palabra y parábolas, revelan la cima del pensamiento
metafísico. El Evangelio según San Juan y Apocalipsis facilitan la comprensión de las enseñanzas y de las “promesas” de Cristo Jesús.
No deja de ser “muy curioso o raro” el que en Él volvamos a encontrar las doctrinas
de la Trinidad y del Verbo Divino que, siglos antes, habían sido enseñadas en los
templos de Egipto y de la India…
La importancia de estos conceptos es innegable, sin embargo las culturas dC nos “enseñan”
que esos teósofos de la “antigüedad” eran seres contemplativos, pasivos, débiles y poco
prácticos; tampoco nos dejemos engañar en esto.
En verdad, no ha habido seres en el mundo más activos y más determinantes que ellos.
Sus postulados inferían que la Verdad reside, no solo en el conocimiento del mundo físico
exterior sino que también en nosotros mismos, en nuestras vidas intelectuales, síquicas y
espirituales. Lo que llamaron alma era la clave para conocer la realidad. Fueron
visionarios, forjadores de espíritus, moralistas, organizadores; vivieron sólo para sus ideas
y porque excedieron los límites sensoriales, racionales y de creatividad, pudieron percibir
la cúspide de la “pirámide cognoscitiva”… y, consecuentemente, concibieron y diseñaron
filosofías religiosas para las generaciones del futuro y así, a pesar de ser ignorados o
adulterados, elevaron el nivel espiritual de la humanidad.
¿Cómo no va a ser “curiosísimo” el que hayan llegado a conclusiones similares?
Un botón de muestra:
La Regla de Oro, la que básicamente establece: EL OBJETIVO DE NUESTRAS VIDAS ES SERVIR A DIOS, para eso nos creó –adjetivos menos, adjetivos más- la idea la encontramos en: la Biblia (Mateo 7:12); Mahabharata 5:1517; Udana-Varga 5.18; T’al Shang Kan Ying 213-210; Talmud 31:5; Shayast-na-Shayast 13:29; Confucio Analect 15:23; en el Corán, en el Baha’w’linh y ha sido fuente de todos los patriarcas de la humanidad. Pedagógicamente, tengo que insistir en la idea de que, a través de la meditación y de la
revelación, podemos llegar a conclusiones idénticas con respecto a las causas primarias y a
los últimos destinos.
Recuerden lo que les narré con respecto a científicos y filósofos notables que alcanzaron el
don de creer racionalmente en lo invisible.
También les mencioné que somos muchos –pero no suficientes- los que hemos descubierto
que todo es energía y –por lo tanto- todo está regido por leyes… que suelen ser
identificadas como “premios, castigos, suerte, casualidades o (sin reír) “estaría de Dios”.
En mi caso, lamento el haber confundido Dios con Iglesia y que –por el afán social- haya
sido “despertado” tan tarde, a los 61 años de edad… valga el “más vale tarde que nunca”…
pero ¿cuánto me falta?
La excelsa “herramienta” mental que no solo “construye meditación, sabiduría y revelación”
se denomina FE.
Tratemos, con humildad y benevolencia, de “evidenciarla” con palabras… ¿Debo pedir
disculpas por anticipado?
o FE
Aunque la experiencia en capítulos anteriores fue más divertida que aclaratoria,
empecemos analizando las “definiciones” enciclopédicas de este concepto que,
arbitrariamente, llamé “herramienta mental cúspide”.
- Del latín fides: consanguíneo, semejante, del mismo género. Fidere: confiar.
- Fidelidad, sumisión, obediencia a un deber o a una persona. Lealtad.
- Ser fiel a sus promesas; intenciones sinceras.
- Creer, confiar en y ser leal a Dios.
- Creer en las doctrinas tradicionales de una religión.
- Creer firmemente en algo que no ha sido comprobado. Confianza completa.
- Algo que se cree con una convicción fuerte; Ej. Un sistema de creencias religiosas.
Sin. Creer, sin dudas ni cuestionamientos; verdaderamente.
(¿Qué les parece? Hay que ser muy “confiado” para “Creer… verdadera-mente”, por ejemplo,
“en un sistema de creencias”… ¡y eso que me salté “la fe ciega”).
Me parece que, por sus exagerados y acomodaticios “matices”, estas “definiciones” no nos
aclaran lo que es la fe pero sí nos ayudan a entender la “razón” de las aberraciones
eclesiásticas… ¡Hay fe para todos los gustos… y deseos!... Con mucha confianza y pleno
convencimiento puedo declarar que, gracias a Dios soy ateo que tengo fe en la falta de fe…
Desde el punto de vista del diccionario, es lícito decir que se puede tener fe en toda
creencia que pretenda justificar hábitos culturales o satisfacer necesidades –aparentes o
reales- causadas por apreciaciones de fenómenos “invisibles” o “misteriosos”; por ejemplo,
en mitologías o en teorías científicas o en ideologías filosóficas o socio-culturales o en
individuos o –aún más común- en uno mismo.
Una vez más, debido a la subjetividad literaria, esto implica, por un lado, que la fe podría
ser causada y/o encausada y controlada por convicciones intelectuales o por temor a un
poder humano, es decir, se trataría de una fe decidida o impuesta por y entre nosotros
mismos; y por otro lado implica que aunque todos podemos creer poseerla… hasta ahora
nadie ha sido capaz de “mover (energía) montañas” con ella…
Estos arbitrios, como todo lo “humano”, son falaces. (Recuerdo de mi niñez: la fe del padre
Gatica, que predica pero no practica).
Esta acomodaticia –pero “real”- concepción enciclopédica no solo difiere sino que se
contrapone al de la “fe divina”, que –siendo “consecuencia de la meditación, sabiduría y
revelación”- por “definición” ocurre “espontáneamente” y afecta a la mente y al alma por
igual.
En la Biblia se afirma que la Fe es “como una semilla de mostaza” (interesante comparación);
que “Es la certeza o sustancia de las cosas que se esperan, la convicción o demostración de
las cosas que no se ven”; “lo que permite predecir basándose en percepciones no sensoriales
pero verdaderas”; que “es el combustible que nos energiza para ayudar a los que piden
socorro, para cotejar caminos con los perdidos, para hacer lo que Dios manda”; que ella
“debe contar con virtud, conocimiento, fuerza de voluntad, perseverancia, piedad, afecto a los
demás”; y, para recalcar la diferencia entre la fe humana y divina: “La crisis de fe causa
ceguera espiritual”, es decir, el peregrinaje humano culminaría con la fe divina… Esto sería el
pasaporte legal para el Conocimiento Espiritual.
La experiencia de la adquisición de la fe divina es personal, es como “un nuevo nacer”.
Cuando el “rayo de la fe” impacta a un individuo, su conducta toma otra orientación
(Hechos 9:3); todos los intereses mundanos son supeditados al placer de “agradar” a Dios
(Gal. 2:20; Heb 11:6).
Soy enemigo de las memorizaciones y si me preguntasen en este momento, respondería: La
Fe es otra capacidad energética humana que –al igual que las demás facultades
cognoscitivas- es fase de la evolución mental; la que nos permite satisfacer la necesidad de
reconocer y aceptar que la Humanidad tiene un objetivo determinado por la entelequia
energética-espiritual llamada Dios.
Ella muestra el “camino” para entender que nuestras existencias y responsabilidades están
consideradas (no determinadas) en el Plan Divino, el que, a pesar de su esclarecimiento,
ha seguido siendo ignorado, falseado, acomodado, dogmatizado y hasta comercializado
“legalmente”.
Y esta es una aseveración fundada en la fe... hermana mayor de la razón. (Mañana diría lo
mismo pero con distintas palabras… agregaría el actuar consecuentemente).
¿Será posible una explicación científica alternativa?
Si pudiésemos explicar– a ciencia cierta-como este –u otro- don mental surge y “opera” en
nuestro cerebro, tal vez podríamos hacer entender las causas de los malentendidos. La
verdad es que ni siquiera podemos demostrar que el cerebro sea el contralor de toda
actividad mental (son tantos los que se cobijan en el corazón y más los que descansan en
las democráticas “secretarías de pensamiento nacional”. Científicamente explicamos
algunos cómos de la captación y racionalización de las percepciones y sensaciones pero
ignoramos los por qué y para qué. Suponer no es Saber…
Por esto algunos autodenominados científicos prefieren negar la fe… y se sienten
ofendidos si se les replica que lamentamos sus limitaciones intelectuales pues, si son
consecuentes, también debieran negar a la razón. Sin embargo, la mayoría de los
verdaderos científicos ya creen que el universo (energía-materia) fue creado por una
“fuerza (Big Bang) inmaterial” (la NADA)… es decir, a partir de una energía “espiritual”.
Recalquemos que no hay atajos en el camino a la sabiduría y madurez espiritual… y que no
es necesario saber cálculo integral o recitar oraciones.
Aunque la fe es estrictamente personal, sus formulaciones y la divulgación de creencias
“súper-racionales” se ha concentrado en las religiones. Pero ellas, al igual que las
instituciones promotoras de las demás ramas del conocimiento, se han limitado a acciones
populistas o a dogmatizar aspectos secundarios o a los negocios.
Consecuentemente, es irrelevante “hablar” de una fe verdadera pues ella podría ser tan
“verdadera” como lo son las subjetivas percepciones sensoriales y sus variadas
racionalizaciones.
Parte del “problema” es que no se reconoce que las capacidades cognoscitivas surgen y se
desarrollan a determinadas edades mentales y que sus evoluciones dependen,
normalmente, de los recursos y esfuerzos personales, es decir, de cuan objetivas/subjetivas
hayan sido las etapas previas. Por supuesto, pueden existir excepciones; han habido, por
ejemplo, niños que han derrotado a campeones de ajedrez; es (¿o era?) común que
adolescentes rectifiquen racionalizaciones de sus padres o profesores…
En el curso de la historia reciente surgieron pensadores que –sin mencionar a Dios- auspiciaron y practicaron el enseñar –a temprana edad- a entender el sentido o significado real de las palabras (por ejemplo: el abusado “amor”, para el cual el griego tiene 4 palabras diferentes), distinguir entre la mera creencia y la realidad… entre el mito y la verdad. (¡¿Papá Noel?!) y a ejercitar la mente con juegos relacionadores de informaciones… pero los sistemas socio-educacionales los ignoraron; prefirieron cultivar la “fe en sí mismo”, es decir, la “vanidad”?
De hecho la fe institucionalizada se convirtió en la “fuerza” controladora de los procesos científicos, filosóficos, religiosos… familiares y hasta personales.
Casos típicos de esta “mala fe” han sido la Inquisición y el actual “matrimonio” entre el catolicismo y Nueva Era…
Hasta ahora se ha desconocido oficialmente que la fe sea el resultado de la búsqueda del significado de la realidad universal y de la humanidad… lo que “inesperada y repentinamente” deriva en una revelación espiritual. Es decir, solo es el don de la fe lo que permite alcanzar el conocimiento espiritual.
Este nuevo y último conocimiento humano, al igual que todos los demás, implica responsabilidades tanto personales como sociales. Aún más, se puede aseverar que sin fe no hay ni comprensión verdadera ni “frutos reales”.
Creo que nada puede ser más explicativo, significativo y evidente que la vivencia del apóstol Pablo. Enemigo implacable de Cristo Jesús y de sus seguidores; vivía confortablemente de perseguir a cristianos y, un día que parecía ser como cualquier otro, fue “envuelto de repente por una luz que venía del cielo” que junto con cegarlo temporalmente, le hizo escuchar y “ver” no solamente la presencia del Cristo invisible –idea, para él hasta ese momento, irracional y perversa- sino que su vida se reorientó a propagar y defender fervorosamente lo que hasta entonces había atacado, esto le significó ser perseguido y encarcelado por sus ex-compañeros… pero murió “fe-liz” sirviendo a su Señor. (Claro, podría ser una mentira muy inteligente… PERO, ocurre que miles de buscadores de la Verdad, creyentes y ateos –me incluyo entre los últimos- hemos tenido experiencias similares)
Si se cumple con la “condición suficiente y necesaria”, se evidenciará la “irracionalidad del Dios personal”).
Por otro lado, Santiago 2:19 aclara: “¿Crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, también el demonio lo cree pero no vive lo que cree”... ¡Cuántas explicaciones y respuestas debieran ahorrarnos estas dos citas bíblicas! En ellas, CREO, están la esencia de la FE, sin adjetivo… espiritual, con adjetivo.
Tanto las capacidades sensoriales como las racionales se pueden perder… ¿se podrá perder la fe “espiritual”?
Depende de cómo la hayamos “obtenido o ganado”; procurando alcanzar su meta invisible e infinita o por imitación social. Como Dios es justo, eso de que sea Su ‘regalo (o premio)’ es algo vago, impreciso… injusto. Tampoco es convincente el que sea decidida o impuesta por “razones” familiares, sociales o culturales y que sea no cultivada sino “explotada” por iglesias en que predomina el ritual circense y la memorización de dogmas escogidos. Este tipo de “fieles” no pueden perder lo que nunca han tenido… lo que sí puede pasar, eventualmente, es que sientan repugnancia. ¿Y la fe genuina?... Se pueden tener dudas, vacilaciones, contradicciones, temores falsos pero ¿cómo habría de perderse?; el “nuevo conocimiento” (epignosis) nos da la razón que justifica nuestras existencias y nos ayuda a superar/minimizar las inevitables “dificultades”)... ¡no se pierde ni con la muerte!… “el que la tiene es justificado, goza de paz, está en gracia y tiene esperanza de alcanzar la Gloria de Dios...” (Nótese, “esperanza”)… y según Lucas 22:31-32, Jesús ruega “para que nuestra fe no se desplome”. Hemos llegado al punto donde brotan las interrogantes cruciales. -Si la fe, fundamento de lo espiritual, fuese la cúspide del conocimiento humano, ¿cómo se
explica el exceso de maldad, corrupción moral, miseria que ha prevalecido en nuestra
historia… eso es lo que quiere Dios?
La respuesta, aparentemente simple y evasiva, sería: “Dios propone y Satanás dispone”
(Satanás suele ser representado por las iglesias que patrocina dioses subjetivos y
acomodados a sus intereses). En otro nivel: comparando con la razón, también
característica exclusivamente humana, que “creó” a la significante Ciencia… conocemos
relativamente bien nuestras anatomías y fisiologías, ¿verdad?; entonces ¿por qué hay
aumento de alcohólicos, diabéticos, cancerosos, dementes…?
-Si la Inteligencia Creadora nos inculca el “amor a los demás”, ¿por qué Ella no demuestra
su amor a sus hijos haciéndonos perfectos?
Somos tan perfectos como un grano de arena o una constelación pero fuimos creados con
un propósito que implica que usemos nuestro exclusivo libre albedrío para obedecer o
desobedecer los “mandamientos” (leyes espirituales tan válidas como las físicas), es decir,
debemos cultivar apropiadamente nuestros sentidos, razón… y fe.
-¿En qué y por qué se ha fallado?...
En y por lo de siempre… atestiguado por la Historia.
Los sabios que establecieron los principios de la Teosofía –origen de lo científico, lo
filosófico, lo, artístico y lo religioso- lo hicieron en forma secreta.
Quién estaba –o está- en condiciones mentales como para entender que:
El Espíritu es la primera realidad La energía-materia (espíritu-carne) es una manifestación dinámica y evolutiva de
Él… (¿cómo no asociarlo al Principio de Relatividad?). La Creación y la Vida son continuas y eternas. El humano es una representación ternaria (espíritu, alma y cuerpo) “microscópica”
que refleja al Universo macroscópico (lo divino, la humanidad y la naturaleza), lo que a su vez refleja a Dios, el Espíritu absoluto que comprende al Padre, a la Madre y al Hijo (esencia, sustancia y vida)
En este fundamento “triangular” se vislumbra el porqué se afirma que el humano, “hecho a
imagen y semejanza (no física) de Dios”, es Su verbo viviente. (Mientras escribo este párrafo
pienso en la masonería y sus derivados… y en las complejas y armoniosas relaciones legales de
las “triadas” del Sudoku… juego fundamentado en “fórmulas matemáticas” invisibles… e
ignoradas por los jugadores… que suelen exclamar, ¡qué coincidencia! o ¡qué suerte!, cuando
un número –por ley no visible- completa una línea, una columna y una triada
simultáneamente… Y –¡por supuesto!- muchos, incapaces de resolverlos, lo declaran “juego de
niños”… ¡Típico! Disculpen estas subjetividades… no tan secretas pero claves reveladoras de
nuestras características, incluyendo a las corruptas “fallas”).
El humano tiene una mística racional con la que busca a Dios en lo más profundo de su conciencia pues nuestra Vida no tendría sentido sin Dios… (El asumir que origen y evolución sean “producto del azar” sería una vanidosa irracionalidad… ¿por qué por azar no hay, por ejemplo, gorriones que se conviertan en algas…? ¡Ah, sería al revés porque es azar con leyes!... ¿Para reír o llorar?).
El alma humana, individualmente, es (¿entropía?) inmortal y fluye, con altos y bajos (¿energía ondulatoria?), según se esté bajo el influjo del espíritu ó del cuerpo.
Algunos metafísicos pensaron que la acción y reacción consiente es capaz de “elevar” al alma en el curso de la vida diaria y si tomaba conciencia de su divinidad, se reencarnaría sucesivamente hasta alcanzar el grado de “pureza” que le retornaría al Espíritu puro, a Dios. Esta idea fue superada por la muerte y resurrección de Cristo Jesús, acontecimiento que nos señala el “canino” para alcanzar el “Reino de Dios”, donde cumpliremos alguna “sabia” tarea celestial… (¿juzgar a los ángeles?)
Paulatinamente las ideas teosóficas pasaron de la secretividad al “desparramo
democrático”.
La fe divina se tradujo inicialmente en dioses y diosas que, representando “fuerzas
naturales o sobrenaturales”, dirigían nuestras virtudes y vicios y culminó, lógicamente, con
la de “un solo dios no más”, el bíblico…
-¡¿Qué?!; ¿“Un solo dios no más”?... ¿Te refieres al absurdo del dios del “hombre de la fe”, de
Abraham? ¿Del dios que, en la promesa de hijo a hora tardía, cobija una “trinidad religiosa”
que dieron lugar a los genocidios llamados “guerras santas”?... Disculpen la interrupción del
“amigo”; estudió en un colegio religioso; por eso no entiende que la evolución de la fe –
incluyendo a la “bíblica”- está plagada de renuncios y de vanidosos abusos… (que hay que
“colar”).
En la Introducción mencionamos los casos desde Moisés hasta… Salomón que violaron,
confrontaron o interpretaron contradictoria y erróneamente sus “inspiraciones divinas”…
¿Y por qué lo hicieron?; porque, conscientemente o no, “utilizaron” a Dios para satisfacer
sus vanidades.
Una persona me dijo que era tan buena que Dios le permitía fumar… Unos más, otros
menos, somos todos “iguales”; Dios es “justo”, nos “inspira” a todos, sin excepciones y
nosotros decidimos.
Aprovecho –y agradezco- la irrupción del “amigo” para formular una “preguntita” simple:
¿A qué vino Jesucristo?... Tatatatán.
Concluyamos la frase interrumpida… el bíblico, la cúspide de la evolutiva fe espiritual.
En resumen: la historia demuestra que la espiritualidad se logra mediante el “trabajo” de la
fe, eslabón superior de la cadena cognoscitiva. Eslabón que anula al empirismo, el que con
dogmas como “el sol gira alrededor de la Tierra, hasta condenó a muerte a quienes trataron
de armonizar lo sensorial con lo racional. También, en la búsqueda de respuestas a lo que
es Universo, Vida… le ha sido difícil el conectar sus “polos” a los del eslabón razón.
Otra consecuencia del “desparramo” –curiosamente concordante con la finalidad de “Los
Protocolos de los Sabios de Sion”- fue la institucionalización “pública” de las
organizaciones teosóficas “secretas” y así, con cubiertas aparentemente espirituales,
difundieron teorías que muchos “soñadores” creyeron -y creen- que, por fin, se corregirían
y se satisfacerían no solo las necesidades del alma y del espíritu… No fue así porque esas
“hebras” monasteriales fueron adaptadas, asociadas y enredadas en tejidos con las
madejas socio-económicas de reinos expansionistas.
Por ejemplo, ¿por qué la mayoría de los latino-americanos dice ser católica? En una frase: porque Cristóbal Colón era empleado de la reina castellana Isabel “la Católica”. Esto ha significado que para ser católico –“ganar el cielo”- basta con ser bautizado antes de aprender a caminar…
Por supuesto, rara vez estas “ovejas religiosas culturales” investigan o cuestionan las bases ideológicas de lo que dicen ser… y, ¿cómo van a sentir o practicar lo que no saben?… Como loros repiten incansablemente: “Diosito, qué me vaya bien…”; “Gracias a Dios…”; “Que sea lo que Dios quiera”…
Obviamente, el “desparramo” afectó gravemente a la fe. Algunos religiosos profesionales –y sus oponentes- hasta afirman que la fe es “ciega”
La de los fieles “culturales” tampoco es genuina... cuenten a todos los que culpan a Dios por
sus desilusiones profesionales, amorosas, de salud, políticas, sociales, de todo
sufrimiento… hasta de las derrotas de su equipo favorito… Es conocido el caso de una actriz
propagandista de Nueva Era que re-encontraba su fe en los hombres todos los fines de
semana… “fieles” que no tienen idea del Plan Divino. “Uno se arruina por su propia
estupidez, ¡y luego le echa la culpa a Yahvé!”, (Prov.19:3).
La mayoría de los que se aburren de la fe cultural optan por acomodarse, hacer lo que hacen los demás; ir a las iglesias de vez en cuando, renunciar a la duda, vender sus almas a las atracciones materialísticas, inflar sus egos y desdeñar a los demás y al porvenir.
La fe también es evolutiva y se fortalece –principalmente- con la oración, (Col 1:9-10)… no repetición de loas aprendidas de memoria.
Para los creyentes en la Realidad, en la única Verdad, el camino es difícil en este mundo social variable e inestable, pero -mientras crean en el cumplimiento de las promesas, tanto las históricas como las de la vida futura- tendrán la comprensión de la razón del Universo y de la lógica de Dios, y con ello, el amor de y a sus “semejantes”.
El “desparramo” religioso causó el intrincado enredo de las tres madejas racionales.
Autoridades en la materia afirman que nuestro continente americano es predominantemente cristiano, sin embargo, en las escuelas se enseña: “No importa en lo que creas, es suficiente el que creas en ‘algo’” y somos “analfabetos bíblicos” a pesar de que la Biblia es el libro más “vendido”.
En otras partes del mundo, con otras religiones, tampoco usan la razón doctrinaria... (les invito a que examinen el fenómeno en los musulmanes del Asia Menor)
El ejemplo mencionado es solo uno de los círculos del torbellino socio-religioso que ha convulsionado, dirigido y controlado al mundo desde la segunda mitad del milenio pasado.
La historia, con o sin “careta”, confirma que las imposiciones de las colonizaciones, de las aparentes independencias, de los imperialismos, globalizaciones o como quiera llamárseles, han sido llevadas a cabo mediante dictaduras de fuerza bruta o de limitación del desarrollo mental. Uno de los principios básicos de los ejecutores de los planes de “los sabios de Sion” ha sido el “Dividir para gobernar”, lo que ha significado parcelar –y debilitar- territorios mediantes acciones bélicas (hasta guerras “santas”, piensen en lo absurdo del nombrecito… y no se rían) para unificarlos en “culturas” esclavizantes basadas en el dilema de si la tierra (universo) era o no el resultado de una creación divina y si la vida humana tenía o no un propósito… Se multiplicaron así las divisiones sociales y religiosas. Excesos notablemente “curiosos” son el de los “filósofos” judíos y ateos ingleses que idearon el conquistador materialismo dialéctico para contrarrestar los efectos del dogmatismo y crueldad con que la iglesia católica gobernó en la Edad Media y otro, para reírse, es el del monarca británico que fundó una nueva religión para poderse divorciar sin pecar.
Todas estas aparentes “insensateces” conllevaron a que las mayores preocupaciones de todas las “nuevas suciedades” hayan sido trivialidades apoyadas por una ignorancia religiosa limitada “al amor a Dios, a la patria y a los padres… o hijos”. Poco a poco la mayoría desvalida fue encaminada a renunciar a sus libertades personales
para imbuirse en una inhumana “cultura artificial e irracional” en que lo relevante es la
política, las entretenciones masivas (deportes, TV, modas…) y el crimen, lo que les conduce
a los vicios “consumistas” e inmorales; son demasiados los que ruegan a Dios para que “se
los lleve” o, simplemente, se suicidan.
Al primero que denunció esta inhumanidad, se le crucificó y a los pocos que no han aceptado esta aberración se les ha acusado desde “antirrevolucionarios” o –ahora- de “terroristas”… y se les aplica las “sanciones correctivas” en boga.
Esta aberración humana explica parte de lo inexplicable; las crisis espirituales y la multiplicación del divisionismo (¿aritmética comercial?) religioso en el mundo, antes y –peor- después del esclarecimiento… del cual todos somos cómplices)…
(Experiencia: cuando “creí” traté de incrementar mis conocimientos en distintas iglesias… este tema causó mi expulsión de tres de ellas… ¿Mi “marca”?)
Si tanto la imaginación como la percepción y la razón fueron corrompidas y abusadas en el
limitado y vanidoso desarrollo de nuestro conocimiento, ¿por qué habría de ser diferente
con la “fidelidad a los sistemas de creencias religiosas invisibles”?
Generación tras generación, desde eclesiásticos hasta periodistas deportivos, hemos
tergiversado y abusado de la idea fe; la hemos reducido a una “interpretación subjetiva de
la realidad” y la hemos usado para expresar nuestra –siempre variable- “Verdad”; negando
o adecuando las “ideas” del Creador a nuestras necesidades, veleidades, vanidades…
intereses.
Estas violaciones a las leyes espirituales nos han conducido a revolcarnos
placenteramente en el atractivo y banal lodo del materialismo anárquico y,
consecuentemente, nos ahogarán en el mar de la muerte eterna. La deshumanización nos
acerca a un final infeliz.
El engaño ha sido tan bien orquestado que ni siquiera las idealistas juventudes han
“desconfiado”; han sido engatusadas con doctrinas y entretenciones que degeneran la
mente.
Muchos desilusionados han buscado refugio en las religiones orientales, ellas atraen con su
correcta conclusión de consumo mínimo pero también se apoyan en el dogma de la historia
cíclica, es decir, afirman que las fuentes de energía serían eternas, lo que se opone a como
entendemos actualmente a las leyes “divinas” de la Termodinámica, las cuales sólo son
comprendidas –pero no practicadas- por las religiones judeo-cristianas. Las religiones
orientales tampoco pueden explicar el sentido del reciclaje vital; problema solo resuelto en
el cristianismo… pero tendríamos que preguntarnos ¿cuál cristianismo? Porque es
aberrante y penoso el que haya habido un solo Cristo pero contemos con ¡más de 33 000
iglesias oficiales que “discrepan” en fundamentos básicos!, por ejemplo, quienes, cuando y
a qué se van “al cielo”… Sus “seductivos engaños” nos dejan en el limbo.
Es humano buscar paz, pero no basada en la ignorancia o en la contradicción práctica.
¿Entonces, qué hacemos...?
Retejer lo que podamos desenredar del atractivo pero humanamente cuestionable tejido
social en la segunda década del siglo XXI.
La declaración del “nuevo paradigma”, de ampliar las fronteras mentales ocultaba lo
opuesto, el propósito de limitar y controlar la capacidad de libre albedrío para que toda
racionalización pudiese ser rebatida y negada “democráticamente”. Las “mejoras” de los
sistemas legislativos que gobiernan a las organizaciones científicas y socio-religiosas han
sido llevadas a cabo por bien educados ineptos y vanidosos autómatas de las escuelas del
positivismo y del escepticismo, las que se caracterizan por tergiversar e ignorar los
conceptos “originales”. El ocultar que no se pueden resolver matrices complejas de
problemas sin haber cultivado todas las etapas del conocimiento, ha conducido a “producir”
sociedades espiritualmente estériles, sin verdadera fe.
¿Son acaso racionales o/y espirituales las pugnas y purgas –hasta bélicas- entre filosofías y
religiones…? ¡Absoluta y ridículamente inhumano!
¿Quiénes poseen la Verdad, unos pocos iluminados (¿auto-escogidos?) o los miles de
millones de adeptos a lo que no entienden… o nadie, porque es inaccesible?
Jesús responde: "Por sus frutos les conoceréis".
El premeditado conflicto entre ciencia y espiritualidad creó tres “bandos” e innumerables
sub bandos (hasta de bandidos) caracterizados por el principio “crear problemas y hacer
creer que estamos resolviéndolos”. Ejemplo histórico famoso es el utilizado por Napoleón
Bonaparte: emplear cuadrillas de cesantes, ineptos para lo militar, para que construyeran
muros de ladrillos que otras cuadrillas los desarmarían a la semana siguiente… no está
claro si trataban de recuperar los ladrillos usados o si Napoleón era socio de las fábricas de
ladrillos y de cemento… Hoy, el truco se llama “urbanización”.
(Jueguen con sus amigos a que imaginen situaciones que superen a esta: institucionalizar,
propagar y profesionalizar a los aficionados al deporte para que en lugar de aprender a leer y
escribir se entrenen para hacerlos famosos usando los medios de comunicación que yo
controlo, y cultivar sus vanidades para que sus hinchas imitadores vengan a mis peluquerías,
talleres de tatuajes y tiendas de artículos deportivos (me dicen que un jugador de “futbol
americano” usa 99 implementos diferentes).
El mayor problema de este enredo ha sido que, engatusados, creemos que los líderes que
hemos sabiamente escogido están haciéndolo muy bien… no como los del gobierno
anterior… (La computadora debiera tener también un signo de lágrima )
Iniciemos esta “vuelta del tornillo” repasando r las consecuencias de los “problemas y
soluciones de las ciencias”.
Pedagógicamente, a los ya mencionados conceptos darwinianos de la lucha por la
supervivencia, la herencia, la selección natural; la conflictiva teoría de la unificación (de las
manifestaciones energéticas); la del quantum (la realidad se encuentra en lo que
consideramos irreal); la que afirma que “el átomo no tiene propiedades físicas inmediatas y
directas”; la de la Relatividad que nos deja perplejos al establecer una relación "física" directa
entre energía y masa… ¡¿velocidad de la luz al cuadrado?!... (mi nog entendeg), agreguémosles
los de la Zoología comparada y la Antropología que han evolucionado estableciendo puentes
entre el dinamismo y la espiritualidad, es decir, implícitamente se acepta que la Creación es
un Plan “legal”.
Hoy, oficialmente, se verbaliza adhesión a estas teorías pero, en la práctica, se abusan con
interpretaciones subjetivas, que han derivado en confusiones entre las denominadas
Ciencias Puras y Ciencias Aplicadas; y, para peor, los “puros” están divididos entre
adherentes a la definición “la verdad comprobada y los que, escudados en la sospechosa
Teoría de Probabilidades, “creen” en los “frutos del azar” (formación de un átomo, 1
elevado a menos 40; del mundo 1 elevado a menos 4000; la del protozoo es tan ínfima que
ellos mismos lo declaran “imposible”… ¿les damos las gracias, o les sugerimos que
comprueben los fenómenos químicos usando las leyes de la Física.
Solo los que creyeron y aceptaron que el siglo XXI comenzó el año 2000 pueden creer esas
aberraciones anticientíficas.
Algunos “científicos”, aleccionados en el materialismo ortodoxo, niegan la existencia del
creador del átomo, del mundo y de todo, por “falta de comprobación empírica”. Les
preguntamos, ¿qué es “comprobación empírica”, base de la definición de veracidad del
conocimiento científico?
Contrariando a nuestros profesores de ciencias, de lenguaje y de filosofía, no basta con
creer a nuestros “sentidos”.
Por ejemplo, nos enseñan –memorísticamente- que “la Tierra gira alrededor del sol”, no sé
ustedes, pero yo “veo” como el sol se desplaza de Oriente a Occidente… evidentemente no
basta “comprobar” con los sentidos o con sus extensiones tecnológicas. (Por favor no
olviden este ejemplo de “subjetividad científica” que -¿recuerdan?- en el pasado causó
hasta condenas a muerte… Y hoy tenemos que, sin entender, afirmar contra lo que
percibimos para obtener una buena calificación escolar).
Desde que somos niños se nos trata de convencer de que las Ciencias son
“exactas”, ”verdaderas” pero –sin afán de burla- tenemos que preguntar ¿Qué Ciencias? ¿La
del ayer, la de hoy o la del mañana o…?
Hoy como ayer se afirma que “Todo es una forma de Energía”… sí, pero ¿qué es energía?
No lo sabemos… y no estamos en condiciones de entender la respuesta de que es “la masa
por el cuadrado de la velocidad de la luz”.
Con esta malintencionada y aparente “ignorancia”, en el siglo XX se desarrollaron técnicas de producción energética (nuclear, viento, solar, litio…), de sus combinaciones y del tratamiento de sus desechos lo que –como era de esperar- motivó la formación de nuevas y discordantes visiones e instituciones “socio-políticas” (léase económicas); las consecuencias han sido alarmantes. Podría aceptarse que, en siglos anteriores, la “Ciencia” –como todo lo humano- recurriese a
ideologías vanidosas e injustas pero hacerlo ahora es imperdonable, pues conocemos la ley
antropocéntrica que establece nuestra interrelación con el mundo físico.
La Termodinámica junto con corregir, completar, integrar y universalizar la noción
newtoniana, señala los límites materiales de nuestra percepción del universo y de la vida,
es decir, no podemos saber –“científicamente”- los cómos ni los porqués de sus orígenes. La
sospechosa incomprensión y desconocimiento de sus advertencias ha establecido “estilos
de vida” que los filósofos, sabios y profetas de la antigüedad temían, y que hace pensar en el
versículo 2 de Génesis 1.
Me objetan que los conceptos Universo, Vida son muy complejos pero que la Ciencia “los
resolverá pronto, así como ha resuelto tantos otros…”.
Pregunto:
-¿Por qué el crecimiento del tu cabello es distinto al de los vellos?
-…Porque soy ser vivo…
-Las mariposas, las uvas… también son vivas… pero ya reconocimos que no sabemos lo que es
Vida… y “por cierto” a los humanos enterrados, por un tiempo, ¡les siguió creciendo el pelo!...
me acusan de ser “tomador de pelo”.
No se quiere –o no se puede-comprender que si no se sabe “el comienzo…”; todo es
especulación… “con mayor razón lo obvio”.
La racionalidad, la buscadora de los por qué, se ha convertido en ilusa creatividad…
“supongo”, “creo”, “me parece”, “podría ser”, “a lo mejor”… sin darse cuenta que casi todo es
¡“a lo peor”!
Nos regalan propuestas “carismáticas” que, en su mayoría, son medicinas que empeoran la
enfermedad…
¿Cómo adherir, por ejemplo, a la ilusión de la ingeniería genética -la de encontrar técnicas
que “mejoren” los procesos naturales de, por ejemplo, generación de combustibles… a
sabiendas de que se formarán “cuencas de entropía” en caso que –por cualquier razón- se
agotasen las fuentes de materia-energía, en zonas geográficas aisladas.
En la tierra, en general, estamos llegando al período de agotamiento de recursos de
combustibles y minerales “tradicionales”, y por ello la presión a la “Ciencia” para que
encuentre sistemas “alternativos” que permitan, por lo menos, conservar el vanidoso estilo
de vida... Esta quimera es peor que la de los ilusos alquimistas que pretendían convertir
una piedra en ‘oro’ (posible pero a un injustificable costo de energía)… Hoy, lo
grotescamente inhumano, es que para poseer y explotar estas fuentes potenciales,
gastamos energía adicional en “guerras de adquisición”… ¿Otros efectos secundarios?:
-reducción de necesitados mediante asesinatos masivos…
-suicidios asistidos…
-aumento del retardo metal.
-controles de natalidad, infertilización… (¿por qué no prolongar los períodos de gestación)?
Aumento de población, aumento de necesidades fisiológicas y económicas. Aumento de la
tecnología conlleva aumento de la cesantía, del crimen… y para paliarlo, aumento
ocupacional improductivo… y, como siempre, más guerras…
¿Por qué son posibles estos absurdos científicos? Porque herramienta racional
fundamental del enredo es el “sub-sistema educacional”; cuyo objetivo real es prepararnos
para aceptar lo inaceptable… sospechosamente no se enseña la TD.
Eventualmente se estableció que la salud está relacionada con la nutrición… ¿Por qué en
lugar de difundir la relación tipo de sangre-alimentos se ha incrementado la “industria
médica” (una de las cinco mayores del mundo y tercera causa de muertes)… Hace un siglo,
las farmacias vendían frascos con mercurio o con arsénico… No creo que los humanos del
próximo siglo nos vayan a perdonar. (Por favor, no se rían de mí si casualmente escribo que
me parece sospechoso).
Otro caso de “triste” enredo caótico es el de la sicología, de la que, conceptualmente,
sabemos menos de lo que sabían los sabios de la antigüedad.
En general, los escasos progresos en la llamada sicología experimental, apoyada por la
fisiología y la sociología, proponen un mundo propio del alma, mundo gobernado por leyes
"nuevas" que estimulan a los estudiosos serios; pero muchos de ellos, debido a sus
prejuicios y/o especializaciones, no captan las contradicciones con el materialismo cultural
vigente; no ven el bosque y se conforman con creerse a sí mismos.
Similar es el caso de la sicología íntima y subjetiva, la que se expresa predominantemente
en las artes… pero, ¿qué ha ocurrido?, el Arte ha sido escondido bajo un manto de
entretenciones “mundanas”… ¿en qué cementerio estará la poesía?
Otra hebra “ciencia siglo XXI” asociada a la mala educación: la mayoría de la población
adulta actual, con su bajísimo nivel racional, es la que más se jacta de la, hasta
etimológicamente extraña, Tecnología.
Coincidentemente, ha habido un alejamiento de las iglesias y sectas y un decrecimiento del
cultivo científico-filosófico, es decir, este tejido social ha aumentado la ignorancia
(perdonen la muestra de absurdo conceptual… ¿o no lo notaron?).
La tecnología ha sido un factor importante del alejamiento científico-religioso porque ha
cambiado la orientación de las necesidades (reales y ficticias), tanto individuales como
sociales.
No es una gran exageración afirmar que la ‘superstición’ del pasado ha evolucionado a
ciencia-ficción.
Esta evolución ha sido una especie de Yin-yang; mientras el objetivo de la Ciencia “secreta”
era descubrir las leyes del universo para conservar y proteger la existencia terrestre, la
Tecnología moderna -razón de ser de más del 80% de la Ciencia actual- por un lado nos
mejora de enfermedades y nos ha proporcionado más alimentos, y por otro lado ha hecho
enojarse a la Tierra al dañar al medio ambiente y al violar sus leyes de generación de
recursos; por un lado sus productos nos han permitido “ganar tiempo” y por otro, satura el
tiempo ganado con variadas entretenciones que nos traumatizan… y ¿para qué mencionar
la evolución de balas, rifles y cañones a bombas atómicas y gases venenosos?
La mágica tecnología nos ahorra gasto de energía personal pero a costa de un exagerado
consumo de energía industrial… sí, y también de obesidad.
También ha motivado la formación de instituciones que -mediante laboratorios físicos, químicos, educacionales y síquicos- buscan las maneras de negociar, controlar y subyugar pacíficamente a la con·ciencia humana.
Ni siquiera nos damos cuenta de la degradación porque no es una “pugna” sino que una
institucionalización que amalgama atractivos dogmas que conjugan el azar con el
determinismo. Y disculpen que insista en el aspecto retroalimentario: la ignorancia
filosófica y el dogmatismo carente de creatividad son cada vez mayores.
Quienes todo lo saben, los periodistas, nos pregonan, publican y dictan las normas para
que vivamos felices pero solo quienes no les leen, ni escuchan ni creen pueden atisbar que
la puerta del cuarto de lo Invisible ya está entreabierta...ó por lo menos, sin cerrojo.
Al fin de cuentas la tecnología nos ha prolongado la vida terrenal a costa de una disminución de su calidad; ha satisfecho más banalidades que necesidades, y no solo no ha podido contestar las interrogantes trascendentes sino que le ha sumado las de nuestras responsabilidades “humanas”… (En este momento se me ocurre la relación tecnología, calentamiento global, infierno)
Y, ¿Cuál es la causa generadora de este enredo… diseño… evolución… desobediencia a la TD?... ¡Las tres cosas, mi capitán!
Si entendemos todo esto, podríamos darnos cuenta por qué la satisfacción de la
importantísima necesidad de salud sico-espiritual ha sido abortada. Las ilusiones y
aberraciones intelectuales predominantes en la sociedad repercuten negativamente en el
desarrollo de nuestro ser.
Consecuente y desafortunadamente, ¿quién va a financiar investigaciones sicológicas,
espirituales opuestas a la actual “civilización”? La prioridad económica no está en la
Ciencia sino que en su aplicación, la tecnología.
“Flotarán las piedras, se hundirán los corchos pero los ilusos seguirán exterminándonos”.
Hemos resaltado que algunos de los progresos alcanzados por las ciencias han derivado en la deshumanización y en el desequilibrio de Naturaleza, es decir, han deformado la realidad, y ahora nos podemos dar cuenta que son los filósofos y sus lacayos, los políticos, los incitadores de estas aberraciones suicidas. Por lo tanto examinemos la situación actual predominante de la hebra filosófica.
Las múltiples inferencias “filosóficas” han sido usadas y abusadas en miles de instituciones
sociales que, enmascarándose en principios supuestamente éticos (“Progreso”,
“Globalización”…) y espirituales (“Amor”, “Iglesia…”…) han creado un “hiper-consumismo”
y una “frivolidad”, que -por su antinaturaleza e inmoralidad- los sabios del pasado
denominaron “decadencia”.
Obviamente, las confusiones derivaron en conflictos ideológicos irracionales que hasta
causaron matanzas a nivel mundial… ¿Parte del objetivo?...
El telar en que se tejen TODAS las madejas del conocimiento “racional”, se llama
ECONOMÍA… Los economistas modernos, patrocinadores del modelo “crecimiento global
unificado”, no solo han ignorado porfiadamente la ley de entropía sino que, también, el
significado de la palabra “economía”.
Hoy, ella es el centro y dios de nuestras vidas materiales; la que causa el “progreso” de la
muerte de nuestros espíritus.
Sus conceptos mas divulgados y atractivos: “propiedad privada de los recursos
naturales”… “centralización del poder”, entrelazando monarquías con “democracias” y
“dictaduras”; “consenso por eliminación de la diversidad”; “desarrollo de la tecnología”;
“producción y consumo ilimitados”; “súper-especialización laboral” y otras “razonables”
caretas , ocultan violaciones a las leyes del Universo… ya han desaparecido algunas
especies… por razones “no darwinianas”.
Debido al intrincado sistema de seguridad, es difícil conocer la totalidad del Plan Mundial; solo apreciamos resultados parciales pero significativos. Recientes investigaciones rusas y chinas confirman que menos del dos por ciento de la población mundial domina el proceso imperialista conocido como globalización. Este súper poder está centrado en no más de 12 o 15 familias que apadrinan a cuatro oligopolios financieros:
Black Rock, State Street Corp; FMR (Fidelity), y Vanguard Group, que se manifiestan en siete megabancos, de Wall Street y del Banco Nundial: Bank of America; JP Morgan; Citigroup/Banamex; Wells Fargo; Goldman Sachs, Bank of New York, Mellon y Morgan Stanley.
Para su asombro, solo mencionaré las “acciones” de Black Rock: Apple, Exxon Mobil, Microsoft, GE, Chevron, JP Morgan, P&G, Shell, Nestlé, Televisa, Alcoa; Altria; AIG; AT&T; Boeing; Caterpillar; Coca-Cola; DuPont; GM; H-P; Home Depot; Honeywell; Intel; IBVM; Johnson & Johnson; McDonald’s; Merck; 3M; Pfizer; United Technologies; Verizon; Wal-Mart; Time Warner; Walt Disney; Viacom; Rupert Murdoch’s News; CBS; NBC Universal.
Y la perla de la corona: representantes de los 4 Grandes son miembros del Consejo de la Reserva Federal.
Dos ejemplos de las familias, uno mayor y otro menos mayor.
La familia estimada como la más poderosa del mundo es la franco-inglesa Rothschild, cuyas inversiones en las principales 500 trasnacionales le significan poseer un capital de cinco billones de dólares. Si comparamos esta cantidad con el PIB de las potencias del mundo, los Rothschild serían los quintos, entre India y Japón.
El ejemplo menor: la familia Bush, en su propósito de poseer las reservas de agua dulce del mundo, recientemente han adquirido la acuífera de Guaraní, una de las mayores conocidas.
Nada realmente “malo” el que unas cuantas “familias” estructuren y controlen la economía
mundial; EL problema es que la pirámide se basa en el abuso del consumo de energía… lo
que deriva en la esclavización mental.
El hilado comprende: la baja rentabilidad (retorno de ganancias) de la tecnología en
general y de su fuente, el petróleo, en particular; el aumento de gastos de los consorcios
petroleros.
El cumplir con los requisitos ambientales, de salud y de seguridad, ha causado una
declinación de la economía estadounidense de entre el 17% y el 20%; el Instituto Nacional
del Petróleo ratifica que, como resultado del agotamiento de la base energética tradicional,
se necesitaron 172 mil millones de dólares para la exploración y procesamiento de las
reservas petrolíferas en las arenas de Alberta, Canadá. Estas fuentes no se habrían
explotado si no se hubiese garantizado un precio superior al de 75 dólares el barril.
Tengamos presente que nuestro estilo de vida no habría sido posible si el petróleo no
hubiese reemplazado al carbón; lo que invita a formular la pregunta crucial: ¿Qué
reemplazará al petróleo en el año 2035 cuando, prácticamente el 80% de la “reserva” haya
sido consumida, significando el agotamiento de la “tercera (y última) era del carbón”?...
Como de costumbre, el paradigma materialista oculta la respuesta con dientes y muelas falsas… y con bombas verdaderas. Uno de sus dientes postizos es la ilusión de “conciliar” el paradigma newtoniano, “cuánto gastar para lograr la mayor eficiencia” con las violaciones a las leyes de la entropía
La “conciliación” es un argumento pragmático carente de base científica que acepta que los problemas son graves pero que se solucionarán antes de que se agoten las actuales fuentes energéticas “tradicionales”; justifican la falta de respuesta aduciendo que “se está reajustando la fórmula” que concilie el crecimiento “aceptable” con el compromiso entrópico de Kyoto… (He buscado infructuosamente calcetines “100% algodón”, me regalaron un par pero “mejorado con 19% de fibra de cobre incopper, fabricados con el apoyo tecnológico de InCuBa y Codelco”… Gracias, pero o 100% o con fibra de oro 24 quilates…
¿Se imaginan a un cristiano preguntando cuántos pecados puede cometer sin perder la salvación?; ridículo, ¿verdad?
Una de las muelas falsas es el hedonismo, idea contrapuesta a la de “conciliación”. Con base
bíblica, nos inculcan que si “está escrito (que) el fin del mundo está cerca”, debemos gozar
al máximo lo que nos queda de vida (¿Recuerdan?, “está escrito” en la canción “a beber, a
beber, a gozar que el mundo se va a acabar…”) ¡¿¿??!
Por supuesto, que –de pasada- también proveen los medios de gozo “a precios muy
convenientes”.
Los hedonistas aceptan todo lo que les digan los entrópicos pero “¿qué se puede hacer?... es
mejor gozar que sufrir”.
En inglés, esta “ponencia” ha sido clasificada fff, que significa falsa fe… la primera f es otra
grosería).
Este tipo de “soluciones de problemas” viola abiertamente a la Naturaleza; por ejemplo, en
EEUU mueren unas 8 000 personas al año esperando trasplante de órganos.
¿Significa esto que la “libertad de mercado” debería incluir a los órganos… fomentar el
criadero “orgánico” de bebés…? ¿Desde cuándo la muerte es un mal?... “está escrito” que es
una “liberación”…
Pero también “está escrito” que la naturaleza humana es vanidosa, orgullosa, destructiva,
egoísta, inconsciente...
Nos merecemos la “globalización”.
Me tienta el proporcionar más detalles “filosóficos” asociados a la FIFA; al Vaticano; al ya tristemente mencionado salvavidas potencial, la Educación; a la sofisticada mecanización de la agricultura; a las elecciones “democráticas” basadas en la ignorancia, y a otras violaciones entrópicas pero ello sería exceder el propósito de este “ensayo”.
Me conformaré compartiendo con ustedes una información del diario de hoy, que
demuestra que todo acto “social” revela hacia adonde nos conduce la globalización; copio:
“Los Departamentos de Tesoro y Comercio autorizaron que organizaciones religiosas y
educativas así como compañías de telecomunicaciones o de viajes, entre otras, pudieran
abrir oficinas y cuentas bancarias en la isla” (Cuba, 10-2015)… Y una segunda –y última-
información que muestra toda la dentadura postiza de esta bestia canalla:
Islandia ha condenado a prisión a 26 altos ejecutivos de grandes instituciones financieras por manipulación del mercado, malversación de fondos e incumplimiento de los deberes fiduciarios, que derivaron en la quiebra económica del país en la “crisis” del 2008.
Esta inusitada acción, opuesta a la internacionalmente usual de protección a las instituciones bancarias, fue posible porque el gobierno islandés se preguntó “¿Por qué los bancos privados son considerados como la Santa Iglesia de la economía moderna en lugar de legislarlos al igual que a las demás compañías comerciales? La injusta protección bancaria ha permitido, por más de 30 años, el juego de quiebras costeadas con impuestos y exigencias de austeridad de los contribuyentes, mientras las ganancias se contabilizan como utilidades bancarias. Este juego, “legal” (excepto ahora en Islandia) ha significado, a los oligobancos una “ganancia” de $160 mil millones anuales… partiendo de cero… entiendo los porqués “sociales” de este “juego” pero me dan asco… ¡solo satisfacer necesidades!
Lo planteado hasta ahora es más que suficiente para saber donde debemos invertir y para entender que todas las facetas de nuestras vidas –incluyendo la espiritual- son parte del proceso de privatización global, controlada por nuestra egoísta vanidad que –hasta de “buena fe” y hasta basándose en “textos bíblicos”- teje las madejas cognoscitivas para “mejorar al mundo”, sin reconocer que lo hacen a costa del empeoramiento de lo “humano”… Un notable me confidenció que “benditos los pobres de espíritu…”
En la práctica espiritual, adoramos a este dios que con sus luces multicolores y ruidos
estridentes oculta la tragedia final con tinturas y tatuajes físicos y mentales… pero no
puede ocultar que la causa primera del mal es el abuso del consumo de energía.
Hoy, más allá de la propaganda, algunos políticos y religiosos han entendido que estos
contrasentidos desesperan (dejan sin esperanza) a muchos y les ofrecen refugio en
religione$, “deporte$”, “arte$” , “turi$mo” y en sus vicio$a$ combinaciones que
incrementan el innecesario abuso tecnológico; es decir, erramos en serie al contrariar lo
también escrito, “autoridad... sobre todo ser viviente que se mueve”… Como los humanos
también nos movemos, estos “reformadores” -invocando los principios de “Paz terrenal” y
de “Amor al prójimo”- nos tratan de imponer soluciones que van desde la difusión de la
ignorancia hasta las ¡guerras!... “sin vacilar marchad, soldados de Jesús…”
¿Podrá el “Ejército de Salvación”, escudándose en “la Sabiduría Divina” derrotar a la ciencia
y a la filosofía, cumbres de nuestros logros; reencausarnos al “camino del propósito
humano”… o no será más que la profetizada “espada del ángel”… otro sentido de la
“finalidad”?
Estas inquietudes nos obligan a escudriñar en la situación actual de la multifacética Religión.
De partida, llama la atención el contrasentido del hecho que en el mundo, los afiliados a
comunidades religiosas estén disminuyendo (solo 20% va a las iglesias) pero sean más
numerosos que los aficionados científicos.
Como era de prever, esta fluencia de “religiosos” que no han cultivado ni la razón ni la fe,
orientó a las religiones organizadas a convertirse en poderes políticos y, de hecho, han
participando en todos los conflictos inhumanos condenados por la Biblia, el Corán, el
Mahabharata, el Udana Varga, el Baja’w’linh y en el Trah. Sus crueldades las cubren con
palabrería hipócritamente melosa; hablan de paz... y patrocinan la guerra; hablan de amor...
y practican el odio; hablan de humildad... y hasta se arrogan poderes divinos; hablan de
verdad... y son más falsos que Judas; hablan de caridad... y despojan a los pobres de sus
pocas pertenencias; hablan de santidad... y protegen la perversidad; dicen SI, SI, SI y nos
amenazan con IS-IS=IS (Israel).
Las iglesias, en consecuencia, se limitan a cultivar y controlar una fe masiva caracterizada
por bautizos de recién nacidos, preparación de niños para “primeras comuniones”
mediante memorizaciones de dogmas, versículos tendenciosamente adulterados, oraciones
y cánticos que les familiaricen con los rituales teatrales de las misas dominicales, con
prejuicios espectaculares en que se veneran esculturas de bellos ídolos y con muchas otras
farsas subjetivas que, al limitar nuestra preparación ideológica, nos impide captar y
cumplir con nuestras responsabilidades y pactos bíblicos.
Estas y muchas otras razones explican que cada vez sean más los desilusionados que
declaran que sus vidas han perdido sentido, que preferirían renunciar a los lujos y
comodidades de la vida moderna a cambio de ser felices… y –llenos de temores- buscan
‘paz de conciencia’ y respuestas a sus inquietudes espirituales en otras religiones (Leo que
en Brasil, en los últimos 25 años del siglo XX, unos 40 millones de fieles abandonaron la
iglesia católica) o en sectas que ofrecen reformulaciones cristianas (tan o más pervertidas
que las iglesias troncales pues, además de imponer mas dioses subjetivos, en algunas de
ellas hasta se niega la divinidad de Cristo), o son atraídos por organizaciones sustentadas
por los grandes poderes socio económicos (desde la Dienética -y sus innumerables
ramificaciones “para todos los gustos”- hasta… sin mucho exagerar, los Juegos Olímpicos) o
evitan la contaminación de inmoralidad social refugiándose en sus propias ideologías, en
las que creen conservar los principios básicos o –simplemente- mandan todo al diablo,
incluyendo sus almas.
¿”Cambiar” de religión?
Todas practican lo opuesto a lo expresado en sus fundamentos.
Por ejemplo: los textos de las religiones judeo- cristianas nos enseñan que estamos de paso
en este mundo y que mientras más santo sea nuestro comportamiento en él, más
probabilidades de alcanzar el “Reino de Dios”... y ¿que hemos ‘logrado’?: un mundo en que
hasta clérigos, ministros, rabinos y pastores se han sumado a la corrupción y a la hipocresía
reinantes; leemos que “es más fácil pasar a un camello por el ojo de una aguja a que un rico
se salve” y ¿qué hacemos?, cultivar la mentalidad de “ricos”. Tanto en Génesis como en el
Nuevo Testamento: se insiste en que debemos custodiar la Tierra, y en el “pacto con la
humanidad y con tu descendencia y con cada ser viviente creado”, y ¿custodiamos lo que nos
ha sido prestado por muestro amo, Jesucristo?... Ni siquiera custodiamos adecuadamente a
nuestros hijos.
El paradigma actual también ha malinterpretado maliciosamente la esencia bíblica…
Vivimos en una sociedad sin valores espirituales... “La pobreza del alma excede a la
económica”… Lo increíble es que no hagamos caso al aviso de Mateo… ¿A mal entendedor,
muchas, pocas o no palabras?
¿Conocen a alguien que siempre actúe moralmente? ¿Conocen a alguien que comparta sus bienes materiales, intelectuales y espirituales con los desvalidos? Yo también conozco a unos pocos… Mientras existan “Noés” hay esperanza, “¡qué la Naturaleza nos proteja!”
El enredo de madejas es racionalmente incomprensible e inadmisible…
Como dice Condorito: ¡Exijo una explicación!
Pero ¿quién está capacitado para darla?
Copio sin permiso del autor, filósofo y sociólogo reconocido mundialmente:
“El hombre civilizado de hoy: ... es el ciudadano más infeliz que ha existido en la tierra, no
tiene poder para satisfacerse a sí mismo, excepto dinero y su dinero se infla como globo a la
deriva, dependiendo de las circunstancias históricas y del poder de otras personas. De la
mañana a la noche no toca nada que sea producido por él, algo de que se sienta orgulloso
de haberlo hecho. A pesar de todos sus placeres y entretenciones se siente mal, se ve mal,
es obeso, cansado, estresado, toda su salud es deficiente. Sabe que su aire, agua y alimentos
contienen venenos. Es bastante probable que él muera sofocado. Sospecha que su vida
amorosa no es tan buena como la de otros. Desea haber nacido antes o después. No sabe
por qué sus hijos son como son, ni siquiera comprende lo que dicen. No se preocupa de
muchas cosas y no sabe por qué no se preocupa. No sabe lo que su esposa quiere o lo qué él
quiere. Los avisos comerciales y las fotografías en los periódicos le hacen sospechar que él
no es muy atractivo. Siente que sus posesiones están amenazadas por los ladrones. No sabe
qué haría si pierde su empleo, si la economía fracasa, si las compañías de servicios
quiebran, si la policía va a huelga, si los camioneros dejan de trabajar, si su mujer lo deja, si
los niños se mandan a cambiar, si es diagnosticado con una enfermedad incurable. Y, por
supuesto, debido a todas estas ansiedades, consulta a un experto certificado, quién -a su
vez- consulta a otro experto certificado acerca de sus propias ansiedades”.
“El campesino o aborigen más estúpido, al vivir en un mundo gracias a sus propias
habilidades, era más competente que lo que es el trabajador o técnico o intelectual más
inteligente en una sociedad de especialistas”
¿Exagera o minimiza…?
Sea cual sea nuestro grado de concordancia, surge la pregunta ineludible, ¿Cómo es posible
que las notables madejas humanas: las de ciencias, las de filosofías y las de religiones, con
todos sus recursos, no hayan podido satisfacer –presumiendo que estos fuesen sus
propósitos- ni las necesidades vitales, ni las del alma, ni -mucho menos- las del espíritu?
Estamos como el loco que, desafiando a la ley de la fuerza de gravedad de la tierra, se “echó
a volar” desde un balcón del piso 25; ¡cómo gozaba su éxito al pasar los pisos 20, 15, 13, 9,
5!... Ahora, cerca del suelo, se empieza a dar cuenta de que su gozo socio-económico
coincide con su acelerada miseria mental.
¿“Pesimismo”?
No le llamaría pesimismo porque la opinión está basada en conocimientos y hechos que
todos -o casi todos- reconocemos como reales y porque no hay evidencia de una solución
social.
Todos, por experiencia, sabemos que el conocimiento es evolutivo y que su grado de
desarrollo depende de las informaciones que se adquieren y procesan.
Un informe estadístico de la UNESCO da a conocer que “la gran mayoría (9 de cada 10) de
los adultos occidentales han detenido su desarrollo racional entre el fin del conocimiento
empírico y el comienzo del científico”.
Podría extrañarnos que provenga de la Unesco pero no su validez pues es el resultado
lógico del sistema socio-cultural, que ha impuesto la memorización por sobre el raciocinio,
la vanidad ritualística por sobre la espiritualidad y que ha anulado el “pensar para
encontrar la verdad”.
¿Cómo no nos va a hacer pensar ver -entre todos los ejemplos que experimentamos a
diario- marchas de estudiantes, incluyendo a los de establecimientos religiosos,
protestando contra la “contaminación ambiental” y tanto profesores como alumnos van
fumando y portando carteles comprados…?
¿Cómo va ser racionalmente aceptable la contradicción tendenciosa de la Ciencia “oficial”
de comienzos del siglo XXI que sustenta que el mundo físico es infinito y que “buscando y
buscando se resolverán –a ciencia cierta- todas las incógnitas del Universo”…? Esto es
incomprensible (para no repetir “sospechoso”) porque buscar en lo infinito significa
operar en lo inalcanzable y cualquier "verdad" que se "encontrase" sería definitivamente
finita… incompleta…
Desde el punto de vista filosófico:
¿Cómo no va a ser “inquietante” el que los intereses socio-económicos “globales” impongan
sistemas educacionales en que mezclan seductivamente los “valores (léase placeres) del
mundo” con la fe para que se ignoren las leyes que originaron y justificaron la Creación…?
¿Cómo entender y aceptar una democracia basada en derechos y decisiones subjetivas y en el desconocimiento de las responsabilidades y compromisos sociales? ¿Cómo es posible que seamos liderados por “escogidos” por masas que vibran sólo con lo sexual, la violencia y el fútbol o el beisbol; masas que no están capacitadas para entender las soluciones, que mentes brillantes puedan ofrecer a los problemas sociales que nos aquejan y nos embrutecen, desde la pobreza, delincuencia y salud hasta las deficiencias educacionales… que al fin de cuentas tienen la misma raíz? Es la inconsciencia de esta masa “democrática” la que permitió los horrores de la “globalización”… Pero no nos extraña porque… curiosamente, “estaba escrito”. A lo más se podría tratar desacelerar el proceso de corrupción con modificaciones sustanciales en el sistema educacional… pero esta no es una “idea democrática”, es un sueño iluso. El separar el grano de la paja solo es posible en forma personal, lo que es cada día más difícil… se reducen nuestros desarrollos racionales, se fomenta lo emocional y mundano y hasta se ridiculiza lo verdaderamente espiritual; se nos hace creer que el objetivo se ha logrado una vez que el ‘ideal’ es legalizado por nuestros –aparentemente- “elegidos”. ¿Cómo podemos hablar de Libertad si se nos esclaviza desde antes de nacer?
Moralmente, ¿cómo justificar que las ‘responsabilidades’ de algunos implican el asesinato
de otros?
¿Cómo no va ser importante dilucidar si el humano es parte del entero o un todo en escala
microscópica? ¿Cómo aceptar que “La Iglesia” tenga miles de subjetivos “un solo Dios no
más”?
Solo una minoría es capaz de entender que la notable razón no podrá –por si sola- develar
ni el porqué ni el para qué de la existencia del universo ni la de la vida… ni, mucho menos,
el que seamos partes de un solo organismo.
En el civilizado siglo XXI, como consecuencia de nuestro vanidoso uso del libre albedrío
priman el escepticismo, la fanfarria estúpida, el temor, la ansiedad, la ira, la culpabilidad,
los prejuicios, la esclavitud, los disgustos y rencores, envidia, celos, odio, resentimiento,
orgullo, risas forzadas, gestos teatrales y, por sobre todo, la ignorancia, principalmente de
los preceptos espirituales, desde el “amor” (salvo eros) hasta la humildad.
Son hechos los que evidencian las variadas e inconsistentes limitaciones (¿por diseño?) de
nuestras capacidades físicas, racionales y creativas.
Con dolor y pena, no se puede discutir o rebatir la opinión del filósofo famoso:
“No ha habido otro tiempo en que el espíritu humano se haya sentido más miserable que en
el actual…”; el materialismo imperante, al opacar a las mentes más brillantes, nos hace vivir
un irrealismo de horror risueño. Los pocos iluminados que se escapan de esa prisión
dorada viven en la soledad moral que dificulta la ascensión espiritual.
Ascensión que comienza cuando, sobresaltados, comprendemos que, “desde el comienzo ya
se sabía” que nuestras excelsas cualidades mentales no serían capaces de procesar
“inteligentemente” las informaciones de la realidad y que tampoco sabríamos, como
humanidad, enmendar rumbos. Pero también está escrito –y ratificado hace 2 mil años- que
hay una “escalerita” para subir, y comprender nuestra humanidad y su participación en la
Realidad.
“Sabemos” que hay solo una Realidad pero nadie, absolutamente nadie la conoce
cabalmente… Obviamente todos creemos conocerla pero hoy, después de milenios de
prehistoria, de historietas y de “historias”, el “árbol del conocimiento” nos atosiga con
millares de ideas e ideales, “ley·endas”, cuentos, mitos ideologías subjetivas y teorías
contradictorias que, tratando de encontrar explicación a las causas primeras, han creado
algo peor que confusión en la determinación de los fines últimos…
No hay solución general pero tenemos que tratar, cuidadosamente, de cumplir nuestra
parte del pacto.
Si se tratase y lograse equilibrar el conocimiento acumulativo con el no-acumulativo se
podría llegar a discutir si la Vida está determinada históricamente y, apoyándose en la
segunda Ley de la termodinámica, reconocer que la armonización de los principios de
supervivencia y de libre albedrío podrían contrapesar a la, también innata, vanidad y así,
retardar el caos.
Pero, esta afirmación, basada en empirismo cuasi científico, “extrañamente”, implica que con Dios o sin Dios, nuestros subjetivos y discrepantes egos nos han hecho dioses... dioses malhechores, mediocres y estúpidos… lo que –en último término- impide la paz y el bien·estar “humano”.
Basta y sobra con lo imaginado por Aldous Huxley. El grado de nuestro confuso, conflictivo, contradictorio y relativo conocimiento y
comprensión, como toda cosecha, están determinados por la calidad de las semillas que
escogemos y del campo legal donde se cultivan.
Como nuestro objetivo es motivar, en este capítulo me limitaré a formular y comentar
preguntas que podrían ser –o no ser- dependiendo de lo que se desea cosechar, semillas
orientadoras para algunos lectores.
¿Conoces los requerimientos y procedimientos “agrícolas”?
Desde luego que la Ciencia podría ser un camino a seguir pero…
¿Somos o no somos células del Universo?
¿Sabemos qué es el Universo?
¿Por qué el Universo está hecho de lo que está hecho?
¿Hecho de qué?; ¿de dónde salieron esos “qué”?
¿Cómo logró el Universo su organización?
¿Por qué las pocas leyes que conocemos de la naturaleza son como son?
¿Tiene el Universo un propósito? En caso afirmativo, ¿sería en términos teológicos o
metafísicos?
¿Por qué el universo se va expandiendo cada vez más rápido?
¿Existe la Nada?
¿Es por azar el “alimentar a las orejas y excretar por la boca”?…
¿Podemos entender la diferencia entre el Bien del Mal y con ello definir el rol que los
humanos tenemos en el universo?
¿Cuáles son los patrones neuronales y mentales?
¿Cómo opera el proceso de retroalimentación entre los mundos inmaterial y material?
¿Por qué hay partículas que parecieran no tener masa?
¿Cuál es la reacción química que dio vida al átomo “inerte”?
¿Cuál es la estructura y función del proteome?
¿Qué es la conciencia?; ¿Tiene la capacidad para responder estas y otras preguntas
trascendentes?
Es “notable” que la tecnología genere preguntas relacionadas con nuestra supervivencia en
la Tierra.
¿Son estas preguntas científicas o filosóficas o religiosas?... Son “humanas”, objetivas y
necesarias…
Por cierto la ciencia no podrá explicar –y mucho menos replicar- lo que no vemos pero si
puede conciliar y armonizar con lo que está más allá de la razón… la FE.
Depende de nosotros el que la Ciencia renuncie a la servidumbre socio-económica y retome
el camino de la sabiduría humana.
Si tenemos la “capacidad”, ¡por algo será!
Y si la capacidad, personal o de la especie, es limitada, también “por algo será”; nuestra
razón de ser es buscar al “algo”, la Verdad; nuestro FUTURO depende de ello.
Esta razón es la fuerza que motiva el surgimiento del Conocimiento Espiritual… ¡Es una
necesidad!
o ACCIÓN
¿Y después de habernos adoctrinado, qué hacemos?
He formulado la pregunta a muchos padres, abuelos y profesores y la respuesta honesta más común ha sido del tipo: “no sé pero sugeriría que…: busquemos la luz, pues cualquiera que sea su intensidad, es luz y basados en la verdad y en el amor, enseñemos a construir –o a reconstruir- lo falseado por las iglesias socio-económicas”. Otros replican que: “enseñar es plantear las preguntas adecuadas, incluyendo ¿qué es verdad y amor?… lo que creemos firmemente”… Traduciendo, me están diciendo que no están preparados para “actuar” (no teatralmente) y
que hay que buscar caminos.
Con esperanza y fe, sumaré mi sugerencia a las miles ofrecidas por quienes me han
precedido en la búsqueda de esta “razón del ser espiritual” –y, de seguro, no seré el
último… pues siempre, estos intentos han tenido resultados discutibles. ¿Recuerdan?, más
de 33 mil…
Los caminos a la espiritualidad pueden ser distintos; ya se habrán percatado que el mío es
el de un niño latino americano bautizado y comulgado católicamente; que mi espíritu
juvenil derivó en el ateísmo como consecuencia de enseñanzas escolares absurdas, que
fueron reorientadas por lecturas filosóficas, por lecciones de profesores que abordaban la
Teoría del Conocimiento y por el ejemplo de mi madre; que entendí que la razón no es
suficiente para explicar las “incógnitas del hombre” pero también entendí que no solo por
malignidad se niega el potencial cognoscitivo del espíritu; que me di cuenta de que lo más
racional era maximizar la educación de nuestro complicado y conflictivo libre albedrío.
Para ello tenía que estudiar, es decir, aprender a recolectar informaciones “útiles y reales”,
conjugarlas, armonizarlas (dominando algunas emociones y rechazando las ineludibles y
engañadoras ilusiones) y entenderlas; comprender y reconciliar en la mente las leyes
físicas y espirituales para decidir cómo derrotar a las debilidades y pasiones inmorales.
Lo más difícil – encontrar el eslabón de unión de la razón con lo espiritual- fue resuelto,
imprevistamente… ¿y el que encuentra?... debe compartir voluntaria, responsable y
consecuentemente… consecuente con Su tan ignorada Palabra.
Así, después de demasiado tiempo, descubrí el Conocimiento Espiritual.
Esta experiencia pareciera evidenciar que la respuesta a “¿Qué hacer?” es decisión
PERSONAL.
Sería vanidoso tratar de elaborar y barajar una matriz de especulaciones porque –a lo sumo- solo nos proporcionaría matices de la realidad. Como todo “cambio”, el espiritual personal es incierto, dudoso, plagado de imperfecciones;
y el cambio espiritual colectivo -a pesar de algunas iniciativas aparentemente bien
intencionadas- es imposible.
“Retornar a lo original” sería más iluso que el volver a un anciano a la niñez.
Por esto, debemos tratar de conciliar ideas trascendentes honestas que caracterizaron a las
distintas culturas y civilizaciones y que demostraron que lo espiritual permite “conocer” lo
que “está más allá” de nuestras facultades sensoriales y racionales; (¿colar para ver el color
del aire?).
Si seleccionamos, revisamos y reenfocamos las informaciones históricas relacionadas solo con las causa-efecto de la evolución del pensamiento, descubriremos que siempre ha habido una gran zanja entre las ideas filosóficas y los falsos ideales “históricos”. Si no nos impactó la fe, nuestros afanes valdrán “nada”; si nos hemos “graduado”,
obedeceremos lo que Dios nos mande.
Debemos concentrarnos SOLO en la evolución de la madeja racional pues la idea es modificar nuestra institucionalidad a una que armonice la razón con la fe y con la creatividad. Entre los pocos modernos Noés hay científicos, religiosos y artistas que demuestran que es
posible.
Por supuesto que sus puntos de vista y sus sistemas de búsqueda, para enfrentar los
problemas trascendentes, son distintos: el científico observa, experimenta, razona
relacionando informaciones; en cambio el religioso es inspirado por la revelación. Los
primeros usan los sentidos y la razón; en los segundos predomina la fe. Los unos van de lo
elemental a lo complejo; los otros viajan desde el Principio Divino a lo elemental. Ambos
comparten un mundo maravilloso y viajan, buscando la “Verdad”, por distintos caminos…
muy distintos a los de los del humano común y el de, los (para mí) misteriosos, artistas.
También son distintos las semillas y campos de acción; el campo religioso –no mal
intencionado-comprende y no puede excluir a lo que engendró; la ciencia si podría ser un
hijo ingrato y no considerar a la religión… pero no deja de “ser curioso” el que, entre otros
individuos geniales, Pascal, Dirac, Pasteur, Einstein, Böhr, hayan –por sus ideas religiosas-
comenzado a reformular los fundamentos de las percepciones “históricas” de la realidad y,
consecuentemente, la ciencia se ha alejado del paradigma del materialismo reduccionista
para acercarse, conceptualmente, al misticismo holístico.
Esta observación, junto con brindarnos optimismo, nos permite vaticinar un cambio de dirección en las ciencias; un retorno al hogar materno. La Física ha comenzado a enmendar rumbos; hoy ya nos afirman que el espacio y tiempo serían probabilidades, no absolutas. Tomará mucho tiempo y esfuerzos el que las demás ciencias –especialmente las arrogantes
de la vida- sigan, una vez más, la huella de la Física.
Otros científicos pueden ser bien intencionados pero no son “puros” y ponen su fe en “soluciones tecnológicas”, causas secundarias del caos; secundarias porque se ajusta a nuestra voluntad de predictibilidad y de sincronización; los técnicos deben esforzarse más y más para permanecer en el mismo lugar... “jaula de ardillas”.
Los filósofos, en general, creen y hacen creer que el problema fue “vislumbrado” por los
“sabios de Sion” (lo que es cierto), y que ya ha sido resuelto por “Bilderberg” pero que la
solución no se divulga por razones económicas (parcial y maliciosa verdad porque está
relacionada con las ilusas teorías, disipativas y genéticas). Han sido cientos los “modelos
económicos”, y los resultados humanos han sido mínimos… locales, temporales… y
violadores de las leyes universales, es decir, están contra Dios.
Se afirma que el abuso de energía provoca un “adormecimiento” de la conciencia social,
pues esta sólo crecería con la agregación de conciencias individuales dedicadas a la
meditación y a la obtención no solo de sabiduría sino que, también para “despertar” a
algunos adormecidos por el encanto social. Pero ¡cuidado!; no se trata de aceptar a ciegas
el engaño que los medios informativos cacarean a diario bajo la careta de “logros”. También
es absurda la atractiva “versión” de Nueva Era en la que la conciencia colectiva se
desarrolla con el aumento del consumo, llegando a formar una súper conciencia, capaz de
resolver todos los problemas. Como el problema lo tenemos desde los tiempos de Adán,
Eva y la serpiente, la ‘súper-conciencia’ no es más que otro mito que se suma a los de los
niños índigos, la oración masiva y otras “creaciones espirituales (sic) dienéticas” de la CIA.
El asesinato del presidente Reagan fue evitado por un aviso de la fuente menos esperada, de su gentil enemigo político Fidel Castro... Si ya han fallado las ciencias y las filosofías socio-educacionales ¿Quién nos podría salvar de nuestro asesinato?; ¿la inesperada fe religiosa?
Inesperada porque la Religión, al asegurar la existencia -no de un sino- de el Dios Creador,
cree equivocadamente que el “problema” está resuelto; no es así, pues esta aseveración
solo cubre el origen, no explica por sí sola los medios y los fines… Y, caramba… ¿cuántos
miles de respuestas nos han dado las iglesias?... Tanto la razón como la fe son “dones
privilegiados” que tienen que contener un objetivo común; el cultivo del libre albedrío.
Debemos reemplazar los rituales y la memorización de dogmas, oraciones y cánticos por la
comprensión de que hay una fuerza intelectual y anímica actuando en la Naturaleza, a la
cual –consecuentemente- debemos buscar y satisfacer, obedecer.
Reconciliemos los engañosamente desvirtuados y contrapuestos objetivos originales de la
ciencia con los de la religión. Reconozcamos que hemos fallado no solo en el desarrollo del
conocimiento espiritual.
Disfrutemos de una vida natural sin privaciones, satisfaciendo solo nuestras necesidades y,
al renunciar voluntariamente a las vanidades, veleidades y tentaciones, minimizaremos el
consumo de energía, en beneficio del medioambiente. Es decir, por Amor (a la humanidad)
debemos devolver más “talentos” que los que nos dejaron en custodia y administración.
¿Seremos, cada uno de nosotros, capaces de educarnos para decidir “espiritualmente”
entre el Bien y el Mal?
De partida, no disfrutaremos de la espiritualidad solo con “buenas intenciones”… a veces
estas son para peor; tenemos que escoger para construir nuestros propios caminos… Es
fácil pero hasta mortal el correr cuesta abajo; demanda esfuerzos, más allá de nuestras
propias fuerzas, el llegar a la cumbre del “Everest” (por asociación de ideas, al “Cristo
Redentor”).
No se puede generalizar pero, creo, que la primera fuente de informaciones son las
religiones.
Los dogmas que contradicen a la TD solo han sido rechazados por las religiones judeo-
cristianas… aunque, en la práctica, los comparten.
Decisión crítica, ¿cuál mapa vamos a usar: el vigente o el alternativo, el de la Estrella de
David o el de la Cruz?… el irse por la derecha o la izquierda no tiene mayor relevancia. (Me
llama “mucho” la atención la bandera de las Naciones Unidas).
Mientras más demoremos esta decisión, mayor será el costo socio-espiritual… lo que
causaría nuestra muerte eterna… Nos estamos suicidando.
El cristianismo profetiza que el caos causado por la “tecn-espiritualidad” humana solo
será resuelto por el retorno de Cristo... Entonces, ¿sería lo apropiado esperarlo sentado
mirando televisión o…?
¡No!, porque así como tratamos de prolongar nuestras vidas materiales cuidando las
saludes físicas y mentales, así debemos tratar de prolongar y espiritualizar la vida de la
humanidad en el planeta...
Es verdad que está escrito que Él volverá a restablecer lo que nosotros no pudimos… pero
pensemos; Él vino, hace un par de milenios, a advertirnos que nuestros caminos eran
errados… Es verdad que no solo no hemos enmendado rumbos sino que los hemos
empeorado… pero si ¡HOY! dejamos de seguir soñando al revés (sostener que Cristo no ha
retornado porque lo estamos haciendo muy bien), podríamos empezar a demostrar nuestro
“Amor a Dios”… es decir, “ayudar” a la salvación de los demás… lo que significa ¡ayudarnos
a nosotros mismos!
(Aunque, aparentemente, lejano de la idea religiosa, pensaba en el caso de sobre vivencia
cubano… hoy sospecho que ha sido un experimento para visualizar el futuro).
Tratemos de prolongar a la humanidad para aumentar la supervivencia eterna,
entendiendo y ¡obedeciendo!
Debemos abandonar el “evangelio de la riqueza”; Pablo nos dice que botemos al “hombre
viejo” (¿me “siento” ofendido?) y aceptemos las vestimentas del “hombre nuevo”.
La que hoy se denomina como “ética cristiana de trabajo” debe ser reemplazada por una
“ética cristiana de conservación”… No basta con ayunar, rezar por los demás, dar limosnas
en las iglesias o aplaudir al Papa.
Tenemos que aprender a tratar de ser cristianos (vivir con la sencillez que vivió Jesús)
porque, nos guste o no nos guste, por las buenas o por las malas, para mal de muchos y
bienestar de pocos, tendremos que –irrevocablemente- derivar en una sociedad de bajo
consumo energético; (ya se aprecian síntomas chocantes: en los países del “primer mundo”,
pocos se quejan de falta de comida o de no pasarlo bien socialmente pero no se percatan de
la acelerada pobreza mental… lo que –además- les impide el desarrollo espiritual).
Por esto, también debemos aprender a ser valientes para porfiarle a los porfiados.
Son muchos los “entendidos” que afirman que la esperanza cristiana es “optimista” pero
que el concepto “científico” de entropía es “pesimista y emocionalmente depresivo”. Bueno,
también se dijo lo mismo cuando se comprobó que era la Tierra la que giraba alrededor del
sol y no como creían los vanidosos.
También viajamos del nacimiento a la muerte, temerosamente convencidos de que ella es
un “mal” que no podemos evitar pero que no es obstáculo para “vivir lo mejor posible” y
que debemos demorarla “a toda costa”… hasta que la apreciemos como una bendición.
El pesimismo y el optimismo son consecuencias subjetivas de nuestro determinismo
mental.
La Entropía es la (única) “idea metafísica irrebatible (objetiva)” que describe la realidad.
Mientras no entendamos que es parte básica del Plan de Dios, seguiremos especulando,
masturbándonos mentalmente y buscando excusas y culpables o cualquier otra cosa que
procrastine la solución. El entender la termodinámica nos ayudará a comprender que la
esencia del cristianismo reside en el “amor a lo demás (naturaleza)”; solo entonces
estaremos en condiciones de asumir nuestras ineludibles responsabilidades sociales, es
decir, religiosas/espirituales. Debemos comprender que contenemos una dualidad; somos
parte dependiente de toda la creación y, al mismo tiempo, somos separados de ella por
nuestra responsabilidad de protegerla. Es la aceptación de ambas condiciones las que nos
hace fieles a Dios. Si tomamos ventaja de nuestra posición privilegiada y ‘usamos’ a la
creación en lo que creemos que es “bueno (para nosotros)”, no le estamos dando gloria a
Dios, por el contrario, estamos rompiendo nuestro pacto con Él y nos estamos rebelando
contra Él, tal como lo hicieron los rebeldes de Babel... ¿por qué nuestra rebelión podría
tener consecuencias distintas a las de ellos?
Tenemos que comprender que no debemos enmendarle la plana a Dios; Su Creación es
perfecta, por eso descansó el “séptimo día”, Él no tenía que más hacer… y nosotros –
limitados e imperfectos por rebeldía- mucho que deshacer (A la basura con las pinturas
para las uñas y cabellos, corbatas, cigarrillos, gomas de mascar… derroches innecesarios, en
general).
Una vez más les recuerdo el segundo versículo de Génesis “todo era caos y no había nada
en la tierra...”. Evidentemente esta situación está lejos en el tiempo de lo afirmado en el
primer versículo; lo creado por Dios “En el principio” tiene que haber sido perfecto, no
caótico... O es un errado uso de la palabra “caos” o es consecuencia de la falta de puntuación
en el arameo o es uno de los retornos del Verbo. Consulté con un sacerdote... me costó la
expulsión de la ‘iglesia’...
Experiencias como esta son las que me hacen dudar el que podamos “cambiar” al torbellino
vicioso en que vivimos… ¿Será que el “cambio” solo es posible por decisión personal del
libre albedrío, aseveración que, me parece, hasta tendría respaldo bíblico?
Pero como aprendí a ser porfiado, escribo este “ensayo” que, básicamente -y comandado
por la fe- razona que hay que recibir, compartir y dar para recibir y dar más… pero solo lo
necesario. Un hombre de negocios fue entrevistado porque llamó la atención con sus
apreciables donaciones a los desvalidos; respondió: “Sí, mientras más sale por la puerta
delantera, “alguien” pone más en el patio trasero”.
Sí, son muchos los ejemplos reconfortantes… ¡Si se puede…!... conjugar a la razón con la fe.
El gran desafío es si esta concepción integradora sería capaz de encausar la rectificación
social… No lo creo posible; pero sí es posible contrarrestar el inhumano sistema
educacional y/o despertar e incentivar la instintiva “inquietud espiritual” (Aprecio ciertos
esfuerzos en este sentido por instituciones como “Los Testigos de Jehová” y “Está Escrito”,
pero no sé con qué argumentos ni resultados).
El quehacer educacional.
Injerto este capítulo, escrito con propósitos específicos, porque, creo, podrá complementar
la idea del quehacer cristiano.
Disculpen las redundancias.
Crítica a la situación actual.
Como era de prever, uno de los tejidos más importantes elaborados en el telar social ha
sido el de la Educación, y como ella es también el medio más importante para tratar de
desenredar la madeja, nos preocuparemos de detallar ideas re orientadoras.
Siguiendo la pauta de paradigmas anteriores, el denominado “Revolución Industrial” le dio
prioridad al “camino Educación” e inició uno que asfaltaron con seductivas y engañosas
fórmulas, mezclas de principios de fe con los ‘valores’ (léase placeres) del “nuevo mundo”,
asfalto que oculta las leyes que originaron y justificaron la Creación…
El círculo vicioso se inició con el dogma de que es la sociedad la que “piensa y determina” el
cómo lograr el bienestar común; consecuentemente impuso, “generosamente”, un sistema
de educación “obligatorio” que se caracteriza por “enseñar” de memoria, tanto una
adaptada Historia de la sociedad como de algunas leyes de fenómenos físico-químicos, de
selecciones de teorías filosóficas y de “acomodadas” creencias religiosas; se adujo que
aunque los niños no son capaces de entender un lenguaje “no cotidiano” debería
inculcárseles, desde el comienzo, las leyes de la vida… Excusa absurda porque está
demostrado que los niños se caracterizan por su curiosidad, la que los motiva no solo a
indagar en los orígenes de lo que les llame la atención en su familiarización con la
Naturaleza sino que a jugar, experimentar y leer lo aconsejado en “1-2-3, Aprender
Jugando”. Los niños que se desarrollan “naturalmente”, eventualmente, son los estudiantes
capaces, entre otros logros, de deducir las leyes científicas a partir de experimentos.
Pero, justo cuando comienza el desarrollo de la razón, son obligados –por amor a la patria-
a ir a la escuela a memorizar y hacerse sabios en lo que no es necesario: ¿cuándo fue la
batalla de…?... ¿cuál es la capital de la provincia …?.. Busquen información en el computador y
escriban una monografía sobre la cultura del valle… ¿Quién ganó la Copa…?... ¿Qué dijo
anoche el cantante…?... y esta es la lista de materiales que tienen que comprar para hacerle
un regalo a sus abuelitas en el “día de la tercera edad”…
¿Lo peor?, el aplicar el mismo descriterio (memorización) en los programas de Ciencias…
se recita, por ejemplo, “las leyes de la Física establecen que todo está hecho de materia-
energía”… ni los profesores saben sus relaciones con la Entropía…
El “árbol del Conocimiento” es regado con Coca Cola (propaganda gratis) y –como los
navideños- se adornan con “frutas” plásticas coloreadas… y su certificado de existencia lo
declara “made in…”.
Esto no es broma, es una de las Realidades de la que somos parte… causa… y efecto
(lamentablemente).
Esta limitación, en particular, oculta una de las tantas contradicciones de efecto social…
Mientras se afirma verbalmente que la Ciencia estudia las “leyes”, los porqué del universo,
en la práctica se las violan al explotar exageradamente su “para qué”, la cuestionable
Tecnología.
En una maniobra “democrática” típica se “ofrecieron” dos sistemas alternativos. El “laico”,
que se fundamentó en la manipulación, sofocamiento y distracción de la innata e ilimitada
curiosidad infantil. A temprana edad se nos enseña que no hay suposiciones en el
conocimiento de la verdad (lo blanco es blanco y lo negro es negro… sin aclarar si hablamos
de colores o de razas); por lo tanto no debemos ‘suponer’ que hay un Dios… pero paralela y
solapadamente, se nos condiciona a escoger y adoptar “obligatoriamente” entre
suposiciones socio-filosóficas imaginadas y predicadas por la “globalización”.
Es difícil –e innecesario- el determinar si la alternativa de educación religiosa (en nuestro
hemisferio: escuelas católicas), es peor o menos malo que el sistema laico pues en ella,
como en los tiempos de la Inquisición, se “olvidan” las ideas de los teólogos de la
Antigüedad y junto con minimizar el grado de revelación, interpretan falsamente la Palabra
para ajustarse al condominio social, incluyendo la negación de evidencias científicas.
Contradicciones para reír y para llorar.
Gozan profitando de sus “misterios”.
El sistema educacional se reduce a “alimentar a las orejas y excretar por la boca”…
El estado de irrespetuosidad para con nosotros mismos ha hecho casi imposible desechar
lo materialmente indeseable e innecesario e incrementar el conocimiento de nuestra
humanidad; se aceptan a medias a los sentidos y a la razón, se exagera lo emocional y se
mal interpreta o ridiculiza lo espiritual, sin analizar ni profundizar en su relevancia.
La realidad requiere un análisis más profundo que el limitado modelo proporcionado por la
“impuesta Física escolar”.
Debemos encontrar una solución, re-humanizarnos sistemáticamente… ¿Por paralelismo,
divergencia o convergencia?
Creo que debemos comenzar la “Tarea siglo XXI” –¿el octavo día?- con una vía paralela que
tenga como finalidad unificar la razón con la fe.
Por un lado, influir en el sistema educacional para hacer comprender que el niño nace para
aprender a usar su libre albedrío, el que le permitirá escoger entre actuar bien o mal… o –
peor-no actuar, dejándose llevar “por la corriente”.
Y, en particular, presionar en las “católicas” (pues en su mayoría son “pagadas”) para que
comprendan que Dios, en el Plan de desarrollo de su Pueblo o Iglesia, contempla el uso de
la razón para interiorizarse y “cuidar” de Su Arte, la Naturaleza, de la cual somos parte; y
que se eliminen las beatas expresiones “sea lo que Dios quiera” o “dejémoslo en las manos
de Dios” porque Él nos creó libres, para escoger entre Él y la vanidad.
Conjuntamente con enseñar la teoría de Darwin, los profesores debieran analizar con los
estudiantes lo que se formula en Génesis 1:11, 12,21, 24-28; 3:20; es decir, lo que hoy se
sostiene científicamente: la vida crea vida (mitosis e interface).
Esta “tarea” no es fácil porque el sistema domina, rechazando -hasta usando la fuerza
bruta- todo intento de racionalización espiritual.
Por esto, me parece que la acción paralela, la de desarrollo “personal”, tendría más
posibilidades de éxito (10 elevado a menos…?)
La idea es re educar en casa o/y formar organizaciones “barriales” o de padres y abuelos,
cristianos y no cristianos, o del mismo “curso” que se juntasen periódicamente para
alternar prácticas de pimpón, juegos, T`ai Chi… con enseñanzas en base a preguntas (no de
catecismo o de “Religión”) que permitan empezar (me ha tomado varias décadas) a
conocer, entender y comprender a la Naturaleza, pues son sus leyes energéticas las que
relacionan orígenes y objetivos.
Debemos entender que a pesar de nuestras limitaciones mentales, podemos ¡y debemos!
reeducarnos y enmendar nuestros caminos, estableciendo la relación entre la Energía del
Universo y el propósito de su Creador, de ello depende –en primer y último término- la vida
en la tierra y… ¿? Esta apertura re-educadora influiría en relacionar las leyes científicas con
las espirituales y, consecuentemente, se ascendería en el tan denigrado desarrollo humano.
No vacilemos pues ya es tarde…
El objeto de este escrito es inspirar a los mayores para que asuman sus verdaderas
responsabilidades… la preparación de sus hijos, nietos… y “semejantes”.
Preparación significa estudiar, conocer, entender, comprender y actuar consecuentemente
con las leyes espirituales (ignorada hasta por la inmensa mayoría de los que se
autodenominan “religiosos”… religiosos con pasaje al infierno).
El Plan podría denominarse pomposamente “Lo que toda persona debe saber antes de ser
padre o madre” y, en general, se basa en que lo más importante es decidir si aprender a
satisfacer nuestras evolutivas necesidades o a adaptarnos a una sociedad regida por
egoístas vanidades.
Sumariamente, el Plan comprende los siguientes aspectos: El humano es una unidad biológica racional que tiene dos misiones: conservación y perfección. -La Conservación del individuo y de la especie, por medio de los alimentos y del amor. -La perfección se logra en el interior de nuestro ser por efecto de la civilización, la cultura y la religión. --La Civilización es el conjunto de medios, atributos y circunstancias que nos permiten avanzar en la conquista de la proveedora Naturaleza. El hombre, de hecho, tiene un grado de dominio sobre la Tierra.
--La Cultura es el acopio de conocimientos, ideas, que forman el patrimonio psicológico del humano; determina nuestra conducta mediante el desarrollo del alma –capacidades psíquicas- y de la personalidad. --La Religión desarrolla a la sabiduría. El decidir entre la satisfacción de las Necesidades biológicas (fisiológicas y psicológicas) y las de la controlante sociedad es muy difícil pues ambas opciones están conectadas por la actividad económica. La solución al dilema radica en la Sabiduría, “Ciencia” que, guía nuestras acciones, basada en el grado de comprensión que alcancemos de los cómos y los porqués, sin embargo, no deja de ser curioso de que los sabios no se interesen en cómo y porqués. Una vez más me atrevo a sugerir que la clave de la Sabiduría –integración de razón y fe- es
la concordancia de las leyes de la TD (y de otras teorías científicas que se alaban pero no se
enseñan) con la esencia religiosa.
El religioso, por definición, y el ateo, por humanidad, deben actuar “ecológicamente”,
centrados en la ley entrópica del Universo, la que nos permite vencer nuestras vanidades
para cumplir responsablemente la orden –para los unos-ley –para los otros- de cuidar y
preservar al mundo, es decir, “escoger entre el Bien y el Mal”… cumpliendo así una de las
razones de nuestra existencia… claro que, como lo atestigua la Historia, podemos
rebelarnos… y “pagar”.
Por esto, a pesar de sus deformaciones y acomodos, no solo este Plan debe considerar el “fundamento histórico”. ‘Idealmente’ la historia debiera analizar, estudiar y divulgar el efecto que ‘las grandes ideas’ han causado en las emociones, sentimientos, pensamientos, acciones, selección de valores y propósitos específicos de las masas. Desgraciadamente –como ocurre con todo lo humano- en el proceso de ‘separar el grano de la paja’, suele predominar la subjetividad del historiador, quien - barajando detalles y acomodando interpretaciones- tergiversa los hechos y los reduce a medias verdades o a falsedades. En general, la Historia que se enseña en las escuelas está plagada de mitos, cuentos
fantásticos y adulteraciones de la realidad (En Lima compré una historia del país para leer
sobre la “Guerra del Pacífico” -¡qué nombrecito!-; bastante distinta pero igualmente falsa e
incompleta que la versión chilena… ninguna de las dos versiones mencionaba, por ejemplo,
el rol de los ingleses)… Ni siquiera la Biblia –que no es considerada un libro de historia-
cumple con la regla: “la declaración debe limitarse a precisar el tiempo y el lugar de los
acontecimientos”.
Lo menciono porque el grado de objetividad (o subjetividad) está relacionado con la fe. (Hay quienes tienen fe en las ciencias –p.ej. genética- aunque los mismos científicos recalcan las consecuencias imprevisibles de la tesis; otros estudiosos notables afirman que hay más evidencia de que Cristo Jesús murió en el Calvario que las que sostienen que Julio César murió en el Capitolio… El nombrar al emperador, me invita a recordar el “error” histórico a situaciones como los nombres de los meses del calendario). Razones más que suficientes para tratar de basarnos en las pocas ‘verdaderas verdades’ reveladas por la ciencia y en sus asociaciones con el Universo y la Vida; –para enojo de los profesores- no en forma “lineal” sino que “circular-espiral”… a lo “Sudoku”. Es evidente que la humanidad se rige por principios o leyes similares a las de la Naturaleza física. Pero cuidado; que no les baste mis “buenas intenciones”, razonen, traten de corregirme. Sabemos por ‘experiencia’ que lo que sabemos sólo por experiencia puede ser ambiguo e
inexacto... ¡y todo conocimiento deriva de experiencias, propias o ajenas!
Hoy, los niños dicen lo mismo que “ayer” decíamos los adultos, que el sol gira alrededor de
la Tierra... ¡lo ‘vemos’! Necesitamos otras herramientas aparte de las sensoriales y
racionales; las Matemáticas que, aunque abstractas, permiten construir modelos ‘exactos
de la realidad’ (Cada palabra podría ser cuestionada en esta búsqueda de la “Verdad”,
¿verdad?)
Usando el lenguaje matemático, la ciencia puede ir más allá de lo que la mente puede
imaginar. (No hay dudas sobre esto, pero no podemos dejar de observar el que las
Matemáticas son producto de la inteligencia humana, por lo tanto susceptibles de contener
errores y/o de ser incompleta. Uno dividido por dos es dos, si no me cree, tome, por ejemplo,
una hoja de papel y córtela de lado a lado… tendrá dos trozos de papel… ¡y desiguales!... “cero
coma cinco”, humm… mejor coma fruta).
Los sentidos imperfectos e incompletos (el murciélago, por ejemplo, no tiene visión sino
que radar… ¿será su realidad similar a la nuestra?), y la razón evolutiva y limitada; los
sentidos y la razón, aún auxiliados por la imaginación, no pueden captar características
básicas de toda la realidad; la ciencia no podrán captar, por ejemplo, las leyes del mundo
espiritual.
Algunas religiones tienen claras estas relaciones: “el que peca, paga”. Los valores no pueden
ser solamente el resultado de conflictos entre distintos deseos; estos tienen que ser
controlados por la esencia humana: la razón. Digo ‘control’ y no ‘dominación’ porque el
elemento racional no es todo lo mental y porque aunque todos somos distintos, somos
partes de un todo; un todo que sólo puede ser comprendido por la manifestación máxima
del conocimiento: la fe.
La Ciencia contiene errores conceptuales y no está en condiciones de responder todas las
preguntas científicas…
Me solicitan que, para facilitar la comprensión, resuma aquí algunas de las contradicciones o errores de la Ciencia; lo hago como recordatorio y estímulo. Aristóteles fue corregido por Newton, este fue corregido y ampliado por Carnot, Maxwell, Heisemberg… Las discrepancias entre Böhr y Einstein aún no han sido aclaradas… ¿Sería justo acusarlos de mentirosos por enseñar falsedades que aún “corregidas” no pueden ser comprobadas? o ¿qué sus ‘visiones’ eran equivocadas? Me parece que lo justo es decir que, cada uno de ellos, percibió lo que nadie había percibido anteriormente… sus equivocaciones fueron consecuencia de las limitaciones de sus genios… muy superiores y mejor intencionados que los nuestros. Por extraño que le parezca a la mayoría, reconozcamos que la gente que se dedica a las
ciencias lo hace porque son capaces de descubrir la ordenada belleza y grandiosidad de la
naturaleza. La “aburridora” física que se nos enseña en las escuelas es mucho más que una
actividad intelectual, es -como lo pensaban los antiguos- un Arte, centrado en la armonía de
fondo y forma.
Pero esta apreciación no puede ocultar que hoy en día, como consecuencia de su incorrecta enseñanza, la ciencia se base más en ‘razones de utilidad’ que en verdad, se acomoda a los nuevos conocimientos; muy distinto al caso de la religión, que se basa(¿ba?) y progresa por revelación. Me acotan que hoy será más fácil debido a la “inteligencia artificial” Pensemos, si ponemos toda la información científica en un computador y le preguntamos si la teoría de Newton es falsa o verdadera, la respuesta será un frío “falso”; como esto no significa que las teorías de la relatividad y la del quantum sean verdaderas, repetimos la pregunta, el computador, con su “inteligencia” y cortesía habitual, ahora y siempre responderá: “La información suministrada es insuficiente”. La Ciencia no puede, ni podrá, contestar nuestras preguntas relevantes porque todas ellas tienen “algo” en común; son referentes a la Naturaleza. Entonces, ¿qué es la Naturaleza?
Una complejidad imposible de definir claramente porque su realidad está desfigurada por
nuestras percepciones, tanto individuales como colectivas. Estas percepciones nos han
conducido a decisiones contradictorias; a veces patrocinando su conservación y otras su
explotación.
Sin embargo, creo, que estaremos todos de acuerdo en que la Naturaleza es la fuente del
conocimiento verdadero y que refleja una Armonía no siempre bien comprendida pero
percibida como perfecta y vulnerable; las violaciones de sus leyes –muchas de ellas aún
‘misteriosas’- han causado -y seguirán causando- gran perjuicio.
La Naturaleza no sólo determina nuestro acontecer sino que, específicamente el sol (Anón
Ra), también nos provee de recursos para satisfacer nuestras necesidades, sean ‘primarias’
o ‘secundarias’; personales o sociales… o, abusando una ilógica interpretación,
‘innecesarias’.
Como los recursos naturales se agotan si el consumo excede a su regeneración, podemos
enunciar una primera conclusión, racional y espiritualmente innegable.
Pero, con algo de humor, ¿Innegable para quién?
No para, por ejemplo, los fetos porque ellos –por definición- no tienen “conocimiento”, no
tienen “uso de los sentidos, de la razón y de la fe”.
Innegable para quienes, por razones genéticas, estén determinados para un tipo de cabello
o de sangre o de capacidad para adquirir conocimientos.
Esta determinación es solo para las capacidades, pues los desarrollos –tanto físicos como mentales y espirituales- forjadores de la calidad de nuestra personalidad y salud, son esencialmente consecuencias de nuestras decisiones. El contenido y forma de la recopilación de información, su procesamiento, la toma de decisiones y las actuaciones ‘determinan’ nuestro grado de libertad e independencia; es el “libre albedrío” el que nos permite escoger nuestros “destinos”, acá y allá… arriba. También estaremos todos de acuerdo en que la relación de nuestras necesidades
personales y sociales con los recursos que provee la Naturaleza, deberían volver a ser
enseñados, entendidos y comprendidos en la “Educación”.
…Y, objetivamente, lo que debemos tratar de entender es el multi-conceptual Universo.
¿Desde cuándo ha existido? Sólo hay tres respuestas posibles:
Ha existido siempre; cualquiera que sea la forma. Tuvo un comienzo; cualquiera que haya sido. No sabemos pero pensamos que:
Las innumerables y contradictorias teorías físicas que tratan de explicarla, han sido enriquecidas –y, según como se entiendan, complicado o simplificado- con la Nueva Física. Por ejemplo, la Teoría Quántica propone que el universo podría haber surgido de la nada, lo que no deja de ser curioso pues muchos auspiciadores de esta teoría niegan la posibilidad de Dios porque, según ellos, todo tiene que tener una causa... y ¿qué causa invocan ellos para su punto de vista?; ¡un modelo matemático!
La Física podría ‘explicar’ el origen, contenido y organización del universo pero no podría explicar las leyes de la Física. La TQ sostiene que lo único que el universo necesitaba para “nacer” eran ¡leyes!, y él se encargaría de todo lo demás, ¡hasta de su propia creación! La TQ no puede explicar por qué, precisamente, estas leyes; sólo nos dice que el quantum
crea y desarrolla todo... se niega a Dios pero se acepta al quantum bajo las mismas premisas.
Solo a comienzos del siglo XX se estableció que el universo no siempre ha tenido la
configuración actual. Las galaxias se van separando unas de otras a velocidades de miles de
km/seg; también se ‘descubrió’ que esta expansión se está haciendo cada vez más lenta; lo
que es confirmado por la Teoría de la Relatividad, la que explica que la gravedad es una
consecuencia de la curvatura del espacio-tiempo.
Este descubrimiento rebatió la vanidosa aseveración (¡cuando no!) de que nuestra galaxia
era el centro del universo… porque parecía que todas las demás se alejaban de la ella
(¿sería que olíamos mal?). Se nos enseña que el movimiento es una relación entre el
espacio y el tiempo, bueno, entonces es lícito preguntar: ¿Cómo era el universo antes y
cómo será después?; ¿Llegará la aceleración cósmica a ser cero?
Se ha pretendido responder a estas preguntas suponiendo que el universo no tiene
fronteras (bordes), que sea ‘infinito’.
¿¡Suposiciones!?, ¿Infinito? Cuando se habla de infinito, se habla de misterios, enigmas,
poesía y paradojas... nos recuerda el cuento infantil de la tortuga y la liebre.
Matemáticamente, lo ‘infinito’ puede variar en magnitud permaneciendo del mismo
tamaño... Si el universo infinito se contrae al mínimo, tendríamos que infinito es igual a cero.
En 1917, Alberto Einstein propuso otro modelo para el universo: el espacio se conecta a sí
mismo en variaciones inesperadas; el espacio sería finito pero ilimitado, por ejemplo,
donde quiera que uno vaya en la Tierra, no encuentra un borde final. (La señorita María
Bravo, mi profesora de Kindergarten, nos explicaba esto con una naranja).
¿Y cuándo nació el Universo?
La pregunta es válida porque involucra al concepto tiempo, cuyo origen ‘siempre’
(cualquiera que sea el significado de este adverbio temporal) ha sido un enigma.
Algunos, incluyendo a Tomás de Aquino, han negado la posibilidad de que haya sido creado,
porque esto significaría que hubo un primer acontecimiento y la pregunta ‘saltaría’ de
inmediato: “¿qué o quién lo causó?”; la respuesta sería, “nada” o “nadie”, porque nada
puede ser previo al primer momento... paradojal, pero entretenido, ¿verdad?
Si el espacio y el tiempo hubiesen surgido de la nada, en el ‘big-bang’, querría decir que
hubo creación y que el universo sería finito.
¿Cómo podríamos llegar a saber los orígenes de los conceptos espacio, tiempo, energía,
materia, gravedad, Universo… y Vida? Se podría usar el método que se usa para estudiar
el desarrollo de la humanidad; así como se buscan huellas de civilizaciones en el pasado así
se podrían buscar ‘reliquias cósmicas’. En los 60’s se descubrió una radiación que se supuso
que proviene del calor ‘inicial’.
El hecho de que la ciencia se esté inclinando cada vez más al concepto de Creación, no
significa que, lógicamente, no se pueda negar que el universo sea infinitamente viejo. La
dificultad de conciliación está en la 2ª ley de la TD. Hoyle creyó salvar este obstáculo
inventando el concepto de que una ‘nueva materia de baja entropía’ (energía negativa) se
estaría creando continua y constantemente (el estado constante). Esto implicaría que la
dispersión de las galaxias sería compensada con la creación de nuevas galaxias en los
huecos dejados, y –entonces- el universo se vería más o menos igual en cualquier época.
Dios perdería significancia porque la ‘primera’ energía –la para crear la materia- no habría
necesitado ser creada pues habría bastado con agregar ‘energía negativa de otro/s
sistema/s. Tampoco se necesitaría a Dios para justificar al espacio y al tiempo, pues ellos
habrían existido ‘siempre’.
Esta teoría, ¡por supuesto! conquistó las simpatías de la mayoría del mundo científico PERO,
tanto el descubrimiento de la radiación calórica primitiva como la idea del big bang que, al
afirmar que la densidad astral disminuye paulatinamente y el universo evoluciona en
estructura y forma, dejaron al señor Hoyle y acompañantes sin razones lógicas.
Sin embargo, el hecho de que se sostenga que el universo fue creado, no significa ‘científica
y necesariamente’ de que haya sido por Dios.
Otra teoría sostiene que nuestro universo fue creado con los residuos de la materia que
provenían del ‘Momento Inicial’... “Todo era confusión y no había nada en la tierra” (Gen
1:2)
Hemos hasta mencionado una ‘energía negativa’, sin estar seguros de que concordamos en
la comprensión de la palabra Energía.
Tratemos de recolectar informaciones para poder contestar la pregunta: ¿Sería posible la
creación de materia en un estado de energía cero?
Para ello necesitamos entender, previamente, lo que sería la fuerza universal llamada gravedad. Los cuerpos se ‘atraen’ pero sus distancias relativas son ‘constantes’. Se nos ha enseñado que, por ejemplo, los planetas del sistema solar no son ‘absorbidos’ por el sol porque la gravitación es equilibrada por las fuerzas centrífugas causada por la rotación de los planetas. Pero, ¿qué pasa en el cosmos que –según afirman los mismos profesores- no gira?
Si el campo gravitacional es sólo el espacio ‘cóncavo’, la energía ‘aprisionada’ en la
concavidad podría ser convertida en materia o antimateria; situación probable al tiempo
del big-bang. Pero, ¿sabemos si el primer bang tenía, o no tenía, energía?; ¿no sería que el
universo, como un todo, hubiese tenido un nivel de energía cero, por efecto opuesto a la
energía del campo gravitacional?
Se puede medir la masa de las galaxias, su separación promedio y sus velocidades de
expansión; estos datos se podrían formular matemáticamente para determinar la cantidad
de energía del universo. Se ha hecho y el resultado, en todos los intentos, ha sido...
“aproximadamente, ¡cero!”. Esto invita a pensar que tendría que haber un “principio”
cósmico que ‘demandaría’ que el resultado fuese cero. Si esto fuese verdad, el cosmos
estaría siguiendo el paso del ‘menor esfuerzo’ y –entonces- pudo haber surgido ¡sin
necesidad ni de materia ni de energía!... “de la nada”.
Uno de los problemas que enfrenta esta tesis es que, hasta ahora, a pesar de sus intensos
esfuerzos, la Teoría de la Unidad energética no ha podido establecer la relación entre la
energía y la gravitación.
Por otro lado, la ciencia tampoco ha podido definir la existencia del espacio y del tiempo;
paso previo, absolutamente necesario, al planteamiento del ‘principio cero’... la ciencia no
puede ‘deducir conclusiones’ saltándose peldaños lógicos.
Los conceptos necesarios para explicar nuestra Realidad: universo, energía, espacio,
tiempo, gravedad, materia son estudios “en progreso”.
Aún con esta limitación, tenemos que intentar conectar los eslabones razón y fe mediante
el Conocimiento Espiritual.
Una “miradita” inquisitiva a los argumentos cosmológicos que discuten la existencia de
Dios.
Podemos distinguir dos aspectos: un argumento causal y uno de propósito; ¿cómo? y ¿para
qué?
El primer fundamento es: “cada evento requiere de una causa”; la experiencia cotidiana
confirmaría que todo y cada fenómeno que ocurra u objeto que exista, ha sido causado
(producido) por “algo o alguien”, de lo que se deduce que tendría que haber una primera
causa. Esta primera causa sería el ‘primer “algo” creador’... pero surgen preguntas: ¿de
dónde salió este creador? ¿Podría haber “algo” que nunca fue traído a la existencia, que
haya existido siempre?... ¿Puede algo ser creado de la nada?... ¿es el espacio, nada?... ¿podría
ser el espacio ese primer “algo”?
Se podría pensar que el espacio ‘pudo’ ser causado por el big-bang, pero el big-bang no es
una ‘cosa’ o ‘algo’ sino que sería el límite de la ‘cosa’ “espacio-tiempo”.
Otro argumento cosmológico sostiene que “No puede haber una cadena infinita de causas”,
lo que significaría que nada se causa a sí mismo y que si se eliminase una causa se
eliminaría también su efecto; el que -como a su vez – habría sido una causa intermedia,
cortaría la cadena causal y, por consiguiente, no habría causa última. Nótese que,
entrelíneas, se está insinuando el argumento de propósito. Si los objetos –o seres- no
satisfacen una necesidad (propósito… ¿final o transitorio?), no habría causa, ni externa ni
interna, lo que sería una contradicción flagrante. Es como la pregunta: ¿un catálogo de
catálogos se incluye a sí mismo o no?
No está claro que el universo sea una ‘cosa’; si se le define como una serie de cosas, se corre
el riesgo de caer en la paradoja del catálogo.
¿Complicado? Y sólo nos hemos referido a las causas y a los efectos pero también tendrán
que haber leyes que relacionan a esos –y otros- fenómenos. No es lo mismo que algo no
tenga explicación a no saber cómo explicarlo… para poder seguir, tenemos que buscar por
otros lados.
La teoría del quantum nos dice que “no se puede predecir la trayectoria de una partícula”;
Einstein responde: “Dios no juega a los dados”
¿Qué quiere decir esto?
Puede que una partícula individual nazca espontáneamente en cualquier momento o lugar,
pero su comportamiento, por muy extraño y maravilloso que nos parezca hoy en día, debe
estar regido por leyes exactas o de probabilidad o de otras todavía desconocidas (estamos
muy lejos de alcanzar la cima del conocimiento).
Atrevámonos a formular las preguntas que hemos tenido en mente desde el comienzo.
¿Qué ‘causó’ a Dios… o dioses?... ¿y a qué Dios... al de la religión cristiana?
Una respuesta a la primera pregunta (sin divagar acerca de la calidad de ella) podría ser:
Porque el universo no podría existir sin una causa ‘externa’.
Se estaría postulando que la causa Dios era necesaria para el efecto universo, PERO, las
nociones causa y efecto están íntimamente ligados al concepto tiempo. Si no hubo ‘antes’,
no podría haber causa, ni natural ni sobrenatural para producir el big-bang.
Mucho antes de que se teorizara sobre el big-bang, allá por el siglo XIII, la Biblia fue
seriamente desafiada por ideas influenciadas por las doctrinas griegas de Aristóteles, que
sostenían que la edad del universo era infinita; en 1215, el cuarto Concilio Luterano rebatió
declarando que el universo tuvo comienzo en el tiempo. Posteriormente, Agustín se puso el
parche antes de la herida y escribió que el mundo y el tiempo fueron creados
simultáneamente... casi lo mismo que hoy afirma la ciencia.
Muchas de las cualidades que la religión le asigna a Dios son sólo posibles en el contexto del
tiempo... Plan divino; responde a los rezos; expresa satisfacción, ansiedad; juzgará... “días
sin sol”.
Aquí el gran pero sería: Si la religión asegura que Dios sabe lo que va a pasar, es decir, que
transciende al tiempo, ¿por qué se preocuparía del progreso humano y de la guerra contra
el mal? Invitación a decir que la creación es un acto en el tiempo, este existiría antes del
big-bang... lo que nos pone un poco suspicaces... Por un lado se nos dice que antes del big-
bang no había NADA y ahora se pretende que antes había tiempo... Se repite el conflicto
enunciado para el espacio; ¿es acaso el tiempo, nada? “Algo” no tiene sentido, ¿verdad?
Tratemos de salir del torbellino vicioso. Reasumamos el análisis científico de las ‘partículas’.
Contra lo expresado en la Teoría de la Relatividad, se postula que hay partículas más
rápidas que la luz, los tachones.
Si la Teoría del Quantum quiere revertir el tiempo, necesitará del concepto de causalidad;
la idea es que lo que haga un observador en el futuro “define lo que pasa en el pasado (no
estoy errando con el uso de los ‘tiempos’ verbales), aunque ese pasado sea anterior a la
misma vida”. El universo podría auto-causarse de la misma manera que se auto-excita un
circuito electrónico... se llega, una vez más, al argumento de propósito.
Cuando usamos la palabra ‘partícula’ estamos hablando de materia y es mejor que
tengamos todas las preguntas sobre la mesa para razonar apropiadamente: ¿De dónde salió
la materia prima para ‘crear’ el universo? Materia, Espacio, Tiempo... ¿hay relaciones
‘causales’ (o de dependencia) entre estos tres conceptos?
Algunos nos dicen que el espacio y el tiempo serían estructuras sintéticas, no hechas de
materia sino que de ‘pregeometrías’. Otros dicen que ni la materia ni el espacio ni el tiempo
son conceptos fundamentales sino que son ‘aproximaciones’, conjuntos; así como la
materia está hecha de átomos, las otras dos dimensiones están formadas de pregeometrías,
sólo que estas son abstractas y más primitivas. (¿Se estaría sugiriendo qué el átomo no es
materia?) y, para mayor desconcierto, esto significaría que la gravedad no sería más que la
geometría del espacio-tiempo; que ‘antes’ del big-bang sólo habría habido desorden de
‘cosas’ físicas que… ¿originarían al espacio y al tiempo…?
Otra explicación para el universo es la de los universos reproducidos, en que el espacio-
tiempo sería elástico, y el universo una deformación de él, como una espinilla en la piel,
como el surgimiento de un nuevo volcán. Si esta fuera la explicación acertada, no
necesitamos a Dios como explicación causal... nos basta con tener al espacio-tiempo (No
nos preguntemos, todavía, quién hizo al espacio-tiempo porque la respuesta burlona podría
ser: lo mismo que hizo a Dios).
Todo lo que percibimos del universo pudo haber sido creado por causas ‘naturales’
ocurridas a tiempos definidos.
Hemos tenido “problemas” con las preguntas acerca de los qué, cómo y cuándo que
originaron al Universo.
¿Están de acuerdo de que la respuesta sería la alternativa: “No sabemos, pero...?”
El origen y estructura del universo es –y siempre será- un “misterio” inexplicable para la
Ciencia... a no ser que alguno de ustedes sepa algo que los demás mortales no sepamos.
(Espero que, a pesar del resultado, no piensen que hemos perdido el tiempo; hemos
comprendido los límites de la Ciencia y de nuestras precarias capacidades, moralmente no
debemos afirmar o negar lo que no sabemos… solo “creemos”… por fe.
Los que estemos de acuerdo con que no estamos perdiendo el tiempo, continuemos con la
no menos complicada pregunta científica: “¿Por qué existe el Universo?”.
No hay que ser científico para saber que hay un universo... o tal vez más de uno... pero,
como los niños pequeños, queremos saber por qué.
Empecemos escuchando y conversando con los científicos: “se sabe” que:
el tiempo es inseparable del espacio el tiempo tiene sus propias leyes de conducta y de evolución la existencia de Dios previa a la del universo sería absurda si no hubiese habido
tiempo... no podía haber nada previo, es decir, Dios sólo se podría justificar fuera del espacio-tiempo, existiría por sobre lo natural. Esto significaría que Dios no sería la causa del universo sino que su revelación, lo que hace posible que los acontecimientos posteriores estuviesen causados por Dios.
Estos planteamientos obligan a preguntar:
¿Quiere decir que habría un espacio de mayor dimensión que el que percibimos?... Hay animales que perciben solo dos dimensiones.
¿Existiría/n estructura/s física/s fuera de “nuestro” espacio? ¿Por qué, entonces, este universo, con estas leyes, con este arreglo de materia y
energía?... en fin, ¿por qué todo esto?
Todo derivaría y dependería de ‘algo’ exterior a sí mismo, pero si nos referimos al
universo físico, por definición, no podría explicarse por ‘algo’ físico previo; tendría que ser
‘algo’ no físico y sobrenatural, ¿no les parece parte de la descripción religiosa de Dios? Los
científicos no lo pueden comprobar, pues ellos están limitados al estudio del mundo físico,
pero nos dan una lógica para sostener que Dios escogió hacer al universo de este modo.
Más aún, la ciencia estaría aceptando que ella no podría explicar todo lo físico, pues, en
esencia, es una obra de un poder ‘exterior’.
Para tratar de conectar estas dos realidades, la ciencia recurre a lo que llama “Argumento
de Contingencia” que sería adicional al ya visto “argumento cosmológico para la existencia
de Dios”.
Analicemos críticamente:
¿Qué pasa si el concepto Universo comprende a Dios?
El religioso se opondrá a esta pregunta porque, según él, “Dios es un ser necesario que no
necesita explicación”. Correcto si se tiene la fe, pero la ciencia no trabaja con este
instrumento; su deber es tratar de encontrar explicaciones racionales... ¡tratar!... ¿aunque
sea en vano?
La Teoría del Quantum (TQ) nos postula que todo acontecimiento es contingente y se
explica por su dependencia de otro/s acontecimiento/s; esto implica una cadena de
eventos que va hasta el infinito o ‘termina’ en que o quien la ‘empezó (por ejemplo, Dios)
Históricamente (tiempo), todas las teologías han pensado o creído que la cadena tiene fin.
La alternativa ofrecida por la TQ es que definitivamente no existen partículas elementales
sino que cada partícula contiene ‘algo’ de la identidad de todas las otras.
Implicaciones:
Dios sería lo más simple y contendría la razón de su propia existencia. El Universo sería ‘algo’ complejo y especial. La mente sólo existiría en los sistemas físicos.
¿Podría ser que Dios no fuese una mente sino que algo más simple?
¿Los pensamientos y otras actividades mentales, tienen lugar solo en el tiempo?
Si Dios no pudiese decidir, ¿cómo se le podría responsabilizar de la existencia y naturaleza
del universo?
Pero, ¿ha sido el universo siempre tan complicado?; ¿No será que la complejidad es el
resultado natural de las redes retroalimentarias de leyes físicas? El universo pudo haber
empezado en equilibrio termodinámico y toda actividad estructural sería posterior...
¿evolución? Pudo haber empezado a una temperatura infinita, densidad infinita y energía
infinita; si se postula esto, ¿cuál es la diferencia conceptual con plantear la posibilidad de
una mente infinita?
Para aclarar esta ‘duda’, habría que demostrar que la complejidad del universo ha sido
originada espontáneamente.
Dicho así, pareciera violar la 2ª ley de la termodinámica pues se estaría suponiendo que el
estado original no habría sido de máxima organización sino que simple y equilibrado.
Un universo en expansión podría generar orden en el material cósmico donde, “antes, (no)
había habido nada”.
Se estima que alrededor del 75% de la fuente de energía organizada del universo es el
hidrógeno cósmico, el que después de las reacciones nucleares en las que participa, se
convierte en cenizas nucleares, metales pesados como el plomo y, principalmente, fierro.
En un universo en expansión, la energía organizada podría aparecer espontáneamente y
‘arreglarse’ automáticamente a sus formas actuales.
Se nos dice que la gravitación es la que ‘ordena’ a las cosas materiales, pero ¿de dónde sale
la gravitación?; ¿Será la 2ª ley de la termodinámica, aplicable tanto a la energía como a la
materia? No se sabe, pero la teoría de la Relatividad podría auxiliar.
Por ahora entendamos que, para sistemas no gravitacionales, orden significa complejidad y
desorden es simplicidad; para los sistemas gravitacionales sería lo opuesto.
La actual profusión de leyes físicas no es más que la consecuencia de baja temperatura. Si la
energía aumenta, las complejas estructuras sub-atómicas se rompen en constituyentes aún
más simples. Podría pensarse que, entonces, todo comenzó con una partícula mínima. Pero,
por muy simple que sea, requiere explicación. ¿Por qué esas partículas tienen una ‘super-
fuerza’?; ¿por qué están controladas por esas leyes?... Platón sugirió que Dios es Físico.
¿Qué es lo que resulta de una singularidad, ‘algo’ totalmente caótico y desorganizado o
‘algo’ coherente y organizado?
El “Principio de la Ignorancia” sostiene que la singularidad es desconocida pues carece de
información (energía), por lo tanto, lo que surgiese de una singularidad sería totalmente
caótico.
Pero no hay unanimidad entre los científicos acerca del estado de las singularidades del
espacio-tiempo, ni tampoco sobre la condición del universo ‘recién nacido’.
Pareciera que este camino de respuesta a la pregunta “¿Por qué existe el Universo?”
tampoco tiene salida científica… pero nos ha encausado a preocuparnos –científica y
religiosamente- de esa “partícula súper-energética” que derivaría en orden o en caos antes
de convertirse en cenizas y que llamamos
VIDA.
Recuerdo la primera vez que me impresioné con esta palabra. Aún no cumplía los 4 años
de edad; mi padre -que no era carpintero de profesión- me construyó un escritorio y en su
cubierta colocó una tarjeta en la que escribió: “Al igual que una lámpara sin aceite no brilla,
el niño que no estudia nada vale en la vida”… ¿aceite o corriente eléctrica?... ¡No vale nada…
ni una chaucha!
La “palabrita” empezó a aparecer en todas partes “vivere sensa melancolía; vivere plu de
selosía…”; con los boy-scouts catábamos “Vamos todos compañeros a brindar por la belleza,
por el amor, por la ilusión, por la alegría de vivir…”… ¡Viva Chile, m… (mi hermosa patria)!
Algunos años más tarde, solía comenzar mis amistades con un “Cuéntame de tu vida”; todas
las historias distintas pero muchas con troncos comunes y hasta vulgares:
-“Como la vida es para vivirla, la vivo plenamente”; muy lógico pero increíbles los
significados de “plenamente”.
-“Me ‘carga’ vivir”; son muchos, demasiados, los que viven cargados por el peso del pasado, del presente o hasta del futuro. A algunos el tiempo se les hace corto y llegan tarde –o no llegan- a satisfacer lo mejor de las distintas etapas de sus existencias. A los estudiantes les pregunto: -¿Qué es la vida? (Una vez, un sacerdote me respondió con una pregunta: “¿La Vida... no es ella evidencia de la existencia de Dios?). Los alumnos piensan y concluyen que es la forma de energía más relevante para nosotros. -¿Cuál es su origen? El sol. -¿Cuál es su propósito? Satisfacer necesidades Toma cierto sentido el refrán “La necesidad crea al órgano” pero les acoto que “eso” me parece que es muerte, porque matamos para subsistir, por ejemplo, comer pollo con arroz… pobrecito el arrocito… La “satisfacción de necesidades” es una frase sujeta a interpretaciones y hasta a abusos degenerativos. Si son “mayorcitos” conversamos que no sabemos exactamente lo que es vida, mucho
menos lo que es la vida humana, su origen y propósitos. Sí sabemos que se rige por leyes
orgánicas: físico-químicas y mentales (alma), no del todo conocidas, lo que dificulta “la
lucha por la existencia”, leyes que involucran a la selección natural, a la adaptación a
“medios” siempre cambiantes, a la capacidad de esfuerzo…
Por eso para “vivir en las mejores condiciones posibles” debemos –copio- “planificar como si fuéramos a vivir un siglo; vivir como si fuéramos a morir hoy” y desarrollar: -La Inteligencia, capacidad para buscar y conjugar informaciones (usando razonamiento lógico, juicio, atención voluntaria (concentración) y clarividencia); la inteligencia siempre está limitada por la cantidad y calidad de las experiencias aprendidas y permite, al individuo, comprender (no necesariamente aceptar) el entorno social, a los demás, a sí mismo y a las realidades relativas de la Naturaleza; no para comprender cabalmente a lo espiritual, incluyendo la Vida. Valga el dicho “lo que no se usa se atrofia”. -Los Sentimientos y afectos. Sentir y saber son dos estados mentales distintos. El Amor es lo opuesto a la envidia y al egoísmo. -Apreciación y ejecución artística: lo estético. -Lo espiritual o religioso; sólo se logra si se cuenta con el don de la fe; sus leyes se complementan con las de los sentidos y de la razón. Nuestra personalidad o carácter… ¡alma! depende de cómo comprendamos estas leyes físicas, racionales, éticas, estéticas y espirituales… pues son ellas las que definen la calidad de nuestra subjetiva Realidad. Tanto la inteligencia como el aspecto físico pueden ser desarrollados por una educación que incluya prioritariamente a la disciplina, a la fuerza de voluntad (motivación), a la acción discriminada. Somos –no estoy seguro si como individuos o especie- un proceso energético relativamente súper dotado que nos permite la observación, la meditación y la acción. La violación de estas leyes causa atrofia, degeneración y un vivir infeliz…
La educación “oficial” fomenta la “felicidad” basada en la evasión de lo “humano”; en el consumo, en la satisfacción de gustos fisiológicos y “sociales”; forma eficientes “profesionales” pero vanidosos, sin carácter, lascivos, violentos… En EEUU, la sexta causa de muerte es el suicidio. Padres/abuelos, las preguntas a sus hijos/nietos causan conversaciones que puede que le gusten más que la “tele”; si las preguntas son livianas, al estilo de Sócrates, “de desarrollo humano”, los chicos tienen que pensar… pero como en los juegos de rompecabezas… Preguntas para ustedes; comencemos con una que aún no entiendo, ¿por qué se enseña en Biología que la sangre es la Vida?
…Son tantas las preguntas… y tan pocas las respuestas correctas. La primera pregunta fue ¿qué es la Vida?… la última sería: ¿podrá crearse vida “artificial” a partir de materia inerte y así supervivir eternamente? La respuesta simple a la primera pregunta sería: “una reacción entre leyes de la naturaleza”,
y la complementaríamos afirmando, “compleja y organizada”; todos concordaríamos pero
no nos satisface; queremos la esencia no suposiciones inteligentes.
Una simple bacteria muestra una compleja red de funciones y formas; puede interactuar
con su medio, ya sea para moverse, defenderse, procesar materias; todo como parte de un
sistema controlado. Mucho de este control reside en el núcleo, lugar donde se encuentra el
‘código’ genético, lo que –entre otras funciones- permite su reproducción. Las estructuras
legales químicas que controlan, dirigen y regulan todas estas actividades son moléculas
formadas hasta por millones de átomos ordinarios pero altamente organizados.
Básicamente estas bases químicas de la vida son las moléculas ARN y ADN que se
entrelazan en la ya famosa estructura helicoidal doble.
Parte de su metabolismo es adquirir, seleccionadamente, substancias de su medio
ambiente. Decimos átomos ‘ordinarios’ para recalcar que son los mismos que encontramos
en lo inerte, aparentemente nada de especial. De inmediato podemos deducir que la
propiedad llamada vida no solo NO ES reductible a las propiedades de sus partes
constituyentes, como el asombroso caso del agua, sino que tiene que haber ‘algo’ más…
algún ingrediente ‘no material’, una ‘fuerza vital’ o una ‘esencia espiritual’ que permita
animar (de ánima) a una colección de átomos inertes… que les dé un propósito; a este ‘algo’
la religión lo ha llamado “Dios”.
Este concepto se ha conocido por siglos con el nombre Teoría del Vitalismo; los conceptos
de conducta y de propósito son concordantes con esta teoría... pero –por supuesto- hay
razones por las cuales no todos la aceptan.
En la década de 1770, Galvani postuló que la electricidad –de una u otra manera- tenía que
estar relacionada con la fuerza vital... Dios sería un ingeniero eléctrico… hum, hum, de la
UTE.
Hoy en día los paranormalistas, usando ‘poderes síquicos’ y cámaras fotográficas, han
“demostrado” que la vida es energía que resplandece... La mar de interesante pero no es
científico. Poéticamente recitamos que la Vida es un jardín y nosotros somos sus propios
jardineros… la comenzamos y la terminamos “cavando” profund… Los periodistas
deportivos afirman que la vida se manifiesta “jugándosela en cada partido”. (Qué me
disculpe mi madre pero mejor no comento la filosófica vida “tanguera”… mejor sigamos la
guía paterna).
La ciencia, sabiamente, se ha encausado por otro camino; postula que un sistema de
componentes puede comportarse cualitativamente en forma no sólo distinta sino que con
manifestaciones ausentes en sus componentes. El conjunto debe ‘observarse’ como una
entidad ‘nueva’; hay que buscar las raíces en los modelos, no en los componentes. Esto se
conoce como “holismo” y, curiosamente, se contrapone y se complementa con la manera de
pensar científica, la que después de tres siglos de dominio, la consideramos tradicional. El
reduccionismo (el analizar, el tratar de resolver un problema destrozándolo, examinando
sus componentes) ha sido herramienta habitual del sistema educativo. No puedo perder
esta oportunidad para manifestar que es curioso que desde pequeños, cuando resolvíamos
rompecabezas, podíamos darnos cuenta que el proceso de aprender y ¡saber! era lo
contrario del análisis, era la síntesis o lo holístico... pero los mayores no nos escuchaban. No
entendían que “El todo es mayor que la suma de las partes”.
El reduccionismo científico comenzó con la teoría atómica de la materia, se extendió a la
Biología donde se ha usado hasta para explicar las bases moleculares de la vida.
Algunos científicos todavía afirman que lo viviente no es más que un agrupamiento de
átomos formados al azar y modificados por accidentes... creo que coincidiremos en que ese
enfoque tiene poco o nada de científico... todo lo que no sabemos habría ocurrido por
‘accidente’… Pareciera claro, cualquier explicación es válida, excepto la divina.
Es común que se le dé más importancia a la descripción que al mensaje; el mensaje siempre
está en el nivel estructural más alto, por eso HAY que considerar las propiedades del todo.
Circuito y luz.
No se está negando que el organismo sea un conjunto de átomos, el error está en
considerar que no es más que eso. En lo holístico hay que considerar las llamadas
“cualidades emergentes”, las que aparecen sólo en el nivel estructural de colectividad.
Análisis y síntesis son conceptos complementarios... la computación es un excelente
ejemplo: hardware y software.
También lo es el caso de las hormigas y el hormiguero; las hormigas poseen una estructura
social altamente organizada (‘envidiable’) basada en la división del trabajo y en la
responsabilidad colectiva pero el hormiguero, como tal, es un organismo con un alto nivel
de inteligencia y propósito, ausente en las hormigas.
Piensen en nuestros propios cuerpos (tiene que ser en los propios para evitar distracciones).
La vida es un fenómeno holístico. La idea de la fuerza vital no pudo superar la barrera de
‘confusión’ o de ignorancia, pero no por eso está descartada... La filosofía del Zen dice que
mucho depende de lo que se quiera saber.
Los físicos ya han aceptado usar la idea holística; también el ‘nuevo’ (no tiene nada de
nuevo, pues es mucho más antiguo que el reduccionismo… problema de concepción del
tiempo) concepto ha tenido muy buenos resultados en la Economía; en la Medicina, donde
ya se está considerando no al síntoma o a la localización de la dolencia sino que al paciente
como un todo; en los buses he escuchado a jóvenes diciendo ‘doctoralmente’, “estamos
todos conectados”... estamos a las puertas de un nuevo paradigma. Pero, ¡¿cuando no es
navidad en diciembre?! (racialmente, en enero), lo holístico también ha derivado en una
especie de culto; “La identidad del espíritu y el destino universal”, ideas viejas se “venden”
con ropajes nuevos. (Disculpen las divagaciones recreacionales).
Podría decirse que en las ciencias lo holístico comenzó con Maxwell, quien intentó deducir
propiedades termodinámicas a partir de las propiedades estadísticas de una agrupación de
moléculas.
(Me escudo en el paréntesis para, adelantándome al Plan, entusiasmar a los jóvenes con este paradójico y demoníaco “experimento” de Maxwell: la velocidad promedio de las moléculas determina la temperatura del gas, el estado de equilibrio TD no cambia. Un demonio, en el interior de una caja hermética, con una membrana vertical separadora en el centro, podría lograr que el gas en una mitad de la caja sea mayor que en la otra mitad, significaría ¡que se ha reducido la entropía!, es decir, se podría evitar la muerte del universo. Pero esta ilusión no es posible porque el demonio necesitaría información sobre las velocidades de las partículas gaseosas y la adquisición de esta información costaría energía... ¡la 2ª de la TD jamás será vencida! Nada ni nadie puede detener el curso de muerte de este universo... sólo un Dios todopoderoso podría iniciar uno nuevo). ¿Será la vida la máxima expresión de orden? La 2ª ley de la Termodinámica nos dice que
siempre el desorden está en aumento; y ocurre que consideramos que la vida es el ejemplo
clásico de orden en aumento (evolución) ¿Ruptura final? o ¿podrán reconciliarse estas dos
ideas? No, no hay reconciliación y mucho menos ruptura porque el problema se ha
inventado al estilo periodístico, no hay -nunca ha existido- tal contradicción entre la
termodinámica y la biología; la termodinámica se refiere al sistema global pero –como ya
dijimos- es posible acumular orden en un lugar a costa de la entropía de los demás (¿están
pensando en ricos y pobres?; ¿es la pobreza una entropía social?) Estos órdenes sólo
pueden sobrevivir mediante el intercambio de energía y materia con el medio ambiente; lo
vemos a menudo en la naturaleza inerte, por ejemplo, en la formación de cristales hay
emisión de calor, entropía.
No es absolutamente correcto afirmar que los seres vivos necesitan energía, lo que
necesitan es un flujo de energía a través del cuerpo; se disipa en forma de calor mientras el
cuerpo permanece energéticamente en equilibrio. La conservación de la vida es a causa de
una entropía ‘negativa’.
Si lo inerte y lo orgánico son comandados por las mismas leyes físicas, ¿cómo es posible
que las ‘mismas leyes’ produzcan conductas tan distintas? Según la 2ª de la Termodinámica,
lo viviente es progresivamente más ordenado y lo inerte cada vez más desordenado, y -en
ambos casos- los ingredientes son los mismos átomos.
¿Podrían los sistemas inanimados alcanzar una organización superior espontáneamente?
Se ha observado que, bajo ciertas condiciones, algunos materiales orgánicos pero sin vida,
incorporan algunos elementos de realimentación y catálisis. Estos sistemas rompen su
equilibrio termodinámico, se desestabilizan y, espontáneamente, se organizan en un nivel
superior; se las conoce como “las estructuras disipativas”.
Advertimos sí que conductas similares no significa que tengan la misma explicación.
Estos sistemas auto-organizados comprobarían que sistemas biológicos complejos –por ser
procesos físicos altamente desequilibrados- no necesitarían de una fuerza vital o del ‘soplo
divino’.
Pero estas estructuras disipativas no son suficientes como para poder explicar el origen de
la vida; lo más que se puede decir es que moléculas orgánicas de gran complejidad son
capaces de recopilar bastante información y usarla, lo que sí es una -una de diez-
características vitales.
Nos dicen que la tierra ha existido por 4,5 mil millones de años y que se han encontrado
fósiles que la poblaron hace 3,5 mil millones de años y que la vida habría sido el resultado
‘casi’ inevitable de condiciones físicas y químicas ‘apropiadas’.
Condiciones ‘apropiadas’, cerremos los ojos e imaginemos... una atmósfera de metano,
amonio e hidrógeno... se forma una charca... llueve, tormentas eléctricas... ¡vida! Abramos
los ojos (no solo para seguir leyendo) y experimentemos en el laboratorio... Después de
algunos días notamos la presencia de amino ácidos en el agua; se ha considerado que los
amino ácidos son los componentes más importantes de nuestras vidas… Hmm.
Estadísticamente es posible que el ADN se forme espontáneamente aunque las
probabilidades son ridículamente bajas, son tantas las combinaciones posibles que la
chance de que se dé la de la vida es prácticamente cero. ¡Seamos optimistas!, y supongamos
que se hubiese dado la probabilidad ínfima... ¿por qué no se murió?... ¡cómo puede ser todo
tan ‘casual’ y parecer tan planificado, todo habría estado preparado para su advenimiento!
Los que realmente hicieron el experimento dicen que la autogeneración era posible por la
influencia externa que cancelara el equilibrio termodinámico... pero no se atrevieron a
darle un nombre a la “poderosa influencia externa”.
No dudamos de que se pueda concebir una “sopa” que se organice a sí misma para formar
una estructura de mayor nivel de complejidad pero eso no es vida, ella, como tal, sigue
siendo un gran ‘misterio’ que divide al mundo científico.
Resumiendo y personalizando.
La Vida, como toda otra ‘manifestación’ energética, debe tener un origen y un objetivo que
se logra mediante un desarrollo.
Como no conocemos su origen, solo podemos explicarla mediante la fe, o en Dios o en las
teorías de las Ciencias – Filosóficas, sin descartar la posibilidad de que ellas conjuguen el
como con el por qué.
Lo del objetivo también es complicado. Quien fabrica un utensilio o artefacto lo hace con un
propósito utilitario, trata de satisfacer una necesidad. La Ciencia, a lo sumo y parcialmente,
solo puede concebir que haya ocurrido por azar… lo que es –esencialmente- anticientífico.
Consecuentemente, habría una sola posibilidad de propósito, la de un Creador “necesitado”;
un versículo de la Biblia insinúa que los humanos excelsos “juzgaran a los ángeles”.
Este propósito también justificaría el aspecto “desarrollo” o evolución (por necesidades).
Usemos el poco conocido ejemplo de la Vida humana.
Ella parece ser el resultado de un proceso evolutivo de energía-materia dotada de instinto
que –mediante el desarrollo de sus privilegiados y gratuitos (donados) recursos de
curiosidad y de la imaginación- ha derivado (en el planeta Tierra… se descubrió agua en
Marte…) en la formación de una conciencia personal, capaz de educar su mente para
razonar sus propias percepciones e identificar y satisfacer –libremente- sus necesidades,
reales o aparentes y cumplir nuestro deber de decidir entre los discutibles Bien y Mal
(cárcel para el que mata a un vecino, medallas y gloria para el que mata a un “enemigo”)…
Usé la palabra “desarrollo”, no ‘cambio’ porque todo, hasta los distintos paradigmas
históricos, se fundamenta en transformaciones (diferencias, intercambios, fuentes)
energéticas.
Solo ideas hipotéticas sobre el propósito de la vida, en general, y de las de nuestra especie
e individual, en particular.
Es evidente que la supervivencia –tanto terrenal como eterna- es uno de los ‘posibles’
objetivos de la Vida.
¿Qué tenemos que hacer para sobrevivir… ‘eficientemente’ (de la mejor forma posible para
la especie)?
Narro un acontecimiento “especial”.
Cuando una familia de patitos se cayó en el drenaje de alcantarillado en Vancouver, la pata
madre acudió a pedir auxilio a un policía que iba pasando… con el pico le cogió el borde del
pantalón e insistió cada vez que el policía trató de zafarse… la pata se fue y se sentó en la
rejilla del alcantarillado… el policía extrañado se acercó y vio a los ocho polluelos… se
removió la rejilla, con la ayuda de un camión, se rescataron a las crías, que junto con su
madre se fueron a nadar a una poza cercana.
Moraleja: ¿Con qué contamos para satisfacer este “que-hacer” de supervivencia?
¡Con la Naturaleza!
Todas estas profundas y no tan profundas divagaciones científicas no pueden descartar la
‘posibilidad’ de un Dios creador.
Como simples mortales o ‘vemos’ la evidencia de Dios en todas partes o no la vemos en
ninguna... pero estas ‘visiones’ no tienen nada de científicas.
Mientras la vida sea un misterio, tenemos que aceptar que ella no es un ‘milagro’ aislado
sino que sería parte integral de un ‘milagro’ cósmico.
Hay quienes especulan que la vida terrenal tiene su origen en el ‘espacio’, lo que también
permitiría suponer la existencia de vida extra terrestre. No creo que si se comprobase esta
posibilidad, la relación especial entre Dios y la humanidad cambiase o fuese afectada; sí
creo que sería un golpe mortal a las religiones organizadas.
No hay respuesta científica para explicar el origen del Universo y tampoco el de la Vida.
Pero su búsqueda ha permitido el que la excelsa fórmula energética llamada humano
entienda que su objetivo es escoger “lo importante en y para mi vida” (personal, familiar,
social y…).
Consecuentemente, ¿qué es lo más importante en nuestras vidas?
Voto por… el desarrollo mental, la Educación, la razón de este capítulo.
Aquí el paralelismo podríamos presentarlo en dos frases cortas:
“Pienso, luego existo”
“Dios es la mente suprema”.
Pero, ¿qué es mente? Lo que fue un tema favorito de teólogos y filósofos se ha extendido a
las ciencias; tanto fisiológicas como sicológicas e ingenieriles; esta última preocupada de la
llamada ‘inteligencia artificial’… aunque la asociación mente-cerebro pareciera
indisputable, la mente-computador si lo es.
El aspecto crucial en este tema es que Dios no es un ente físico, es decir, no tendría cerebro;
lo que sugeriría que la mente no necesitaría de materia física para existir.
Mente, espíritu, alma, conciencia, el ser, intelecto, sentimiento, emoción... son
manifestaciones energéticas de evolución, cambios e interactuaciones que, al no tener masa
ni ocupar lugar en el espacio, no “obedecen” a las leyes físicas.
Sin embargo, nos parece “curioso” que lo mental esté –por lo menos- alimentado por lo
físico; los sentidos proporcionan la información para que el cerebro las procese y elabore
otros pensamientos y hasta raciocinios abstractos, a través de un proceso físico-químico.
Este proceso mental es voluntario, más todavía, todo lo físico que nos rodea es
consecuencia de una actividad intelectual... ¿Es la materia la que actúa sobre la mente o al
revés o se realimentan “negativamente” o...?
¿Sabemos cómo trabaja la mente? ¿Qué tienen de especial algunos electroquímicos que
trasmiten y transforman estímulos en pensamientos? ¿Y cómo se procesa este pensamiento
hasta el punto de ordenar, por ejemplo, movimiento? ¿Qué tiene de especial este complejo
circuito eléctrico que parece “determinista” (tales componentes, tales consecuencias) pero,
al mismo tiempo, parece tener capacidad de decisión? ¿Podrá la mente crear fuerzas y
efectos en los electrones o crear campos magnéticos o eléctricos... o no hay tal diferencia? Si
así fuese, ¿qué leyes rigen estas relaciones? ¿Será que hay dos tipos de fuerza, una para las
físicas y otras para las mentales? (me distraen las ideas de hipnotismo, magia… y de
Jesucristo)
Son pocos los conscientes de sus conciencias.
¿Qué “será” la conciencia?; ¿podrá ser observada? ¿O sólo la podemos percibir en otros a
través de sus conductas? Pero, ¿cuán real sería esta percepción si depende de elementos
físicos externos y prejuicios internos?
La comunicación con los animales domésticos, por ejemplo, es mínima y ambigua. Una
mosca que se relaciona con nosotros está mostrando una conducta pero –nos convencemos
a nosotros mismos- que en ella hay un programa automático al que llamamos instinto.
Preguntemos, una vez más, a los ingenieros cibernéticos: ¿Pueden pensar las máquinas?
¿Qué es esto de ‘inteligencia artificial’? ¿Sería posible programar un computador para que
tengan cualidades humanas? Si las respuestas fuesen afirmativas, tendríamos que aceptar
que, si las máquinas pudiesen pensar y tuviesen conciencia, lo más probable es que
vayamos a ser reemplazados por ellas.
Uno de los juegos del programa “1-2-3, Aprender Jugando” es el de Imitación; un
interrogador, dos respondedores -uno de estos es mujer y el otro hombre- que tratan de
convencer al interrogador de que –cada uno de ellos- es mujer. Si el hombre fuese
reemplazado por un computador y convence al interrogador, querría decir que no solo
piensa sino que lo puede hacer ‘mentirosamente’.
¿Lo que significaría que el computador tendría alma? ¿¡Alma!, qué es eso?
La Biblia no nos da muchos detalles con respecto a ella, sólo dice que es “el aliento vital de
Dios”. En el Nuevo Testamento se podría confundir con la mente. El Catecismo Católico la
define como la fuente de la actividad intelectual, es decir, sería ‘algo’ distinto a lo físico. El
cuerpo estaría acoplado a la mente por medio del cerebro pero la mente no estaría
localizada en el interior del cerebro, pues no ocuparía espacio. Se dice que este ‘algo’ es
“substancia”, “¿esencia?”, “ente”, “éter”; Los pensamientos y los sueños estarían hechos de
esta substancia etérea, es decir, serían independientes de la materia; no son perceptibles
por los sentidos sino que lo serían por la “conciencia”, lo que significaría que su esencia
sería inteligencia y propósito. Por supuesto que esta ‘visión’ religiosa no conoce las leyes
que la regirirían.
El científico podría aceptar que la conciencia fuese inmaterial, porque no es detectada por
los sentidos ni directa ni indirectamente. Los cerebros han sido desmenuzados y
examinados en gran detalle y el alma no ha sido encontrada. Por otro lado, el científico
también considera que si la conciencia fuese material, tendría que comportarse de acuerdo
con las leyes físicas establecidas para la materia y la conciencia no tiene nada que ver con
ellas porque, aparentemente, se rige por el libre albedrío... aquí apareció un ‘aparente’ y
con ello la discusión. Por un lado se nos dice lo que el alma no es pero por el otro se le trata
de localizar (Alguien sugirió que “por lo menos” el puente entre la mente y el cerebro
estaba en la glándula pineal. El eminente Francis Crick gastó todo el dinero de su premio
Nobel tratando de probar su tesis: “Usted, sus gozos y sus penas, sus memorias y sus
ambiciones, su sentido de identidad personal y su libertad de voluntad, de hecho no son
más que las consecuencias de las conductas de un gran número de agrupaciones de células
nerviosas y de sus asociaciones moleculares”... un par de meses antes de su muerte, publicó
en Nature Neuroscience que había descubierto las células cerebrales responsables de crear
el sentido de unicidad de cada individuo; afirma: “Por primera vez tenemos un esquema
coherente para las relaciones neuronales de la conciencia en términos filosóficos,
sicológicos y neuronales”, declaración –obviamente- antireligiosa... Todavía estamos
esperando la publicación de ese “esquema coherente” que tendría muchas más
repercusiones que la Teoría de la Evolución de Darwin (sin comillas ni coma para
diversión)...
En este momento me viene a la mente el sentido del primer capítulo de “Sabiduría”…
¿reacción celular?... acabo de comer una pera.
Esto de la ‘residencia’ del alma es ‘algo’ como para confundirse porque cuando los
religiosos dicen “el alma se irá al cielo o al...” están dándole un lugar, entonces, los
científicos tienen todo el derecho para preguntar “¿y dónde está en la Tierra?”.
Curiosamente, los físicos modernos dicen que el espacio-tiempo está constituido por
“entidades abstractas, sin lugar y sin momento...” Si la explicación es buena para el espacio-
tiempo, ¿por qué no podría serlo para el alma?
Si no la encontramos en el espacio, ¿no será porque está o vive en el tiempo?... no
olvidemos que la explicación religiosa afirma que sigue existiendo después de la muerte del
cuerpo físico.
El Catecismo Católico dice: “...el alma es creada por Dios al tiempo de ponerla en la materia”;
esto nos dice que habría tiempo, que ‘antes de nacer’ el alma no existiría pues fue creada
por Dios en el momento... momento significa tiempo.
Esta definición católica también estaría en conflicto con la idea de la inmortalidad del alma
pues el tiempo tendrá su fin.
‘Algo’ no es lógico en todas estas explicaciones y hay que gozar en tratar “él como” darle
sentido... pueda que no sea posible debido a nuestras limitaciones humanas pero es más
entretenido y útil que discutir quien va a ganar el campeonato de...
La filosofía ‘materialista’ niega la existencia de la mente, para ella sólo existe lo físico y sus
relaciones y operaciones; esto lleva a la idea del “conductismo”, los humanos nos
comportaríamos sólo en forma mecánica y como respuesta a estímulos exteriores, también
físicos… de fútbol
(La realidad que percibo pareciera darles la razón).
Los ‘idealistas’ dicen lo contrario: “todo es percepción, el mundo físico no existe”.
Resultado de este antagonismo... ¡por supuesto, los dualistas!, que tratan de explicar
“objetivamente” una substancia que es abstracta (el alma). ¿Por qué no tratar de explicarla
mediante la abstracta energía?
Cuerpo y alma no son las dos caras de una moneda, son conceptos de distintos niveles; por
supuesto que hay mente y cuerpo, como hay ‘rocas’ y ‘miércoles’, pero no están en el
mismo nivel conceptual. Desde un punto de vista holístico se asemeja a hormigas y
hormiguero; a la trama de una novela y las letras del alfabeto. Los conceptos abstractos, de
alto nivel, son tan reales como los concretos, de bajo nivel, sin tener la necesidad de
recurrir a medios etéreos. Al igual que la “fuerza vital” no es necesaria para animar a la
materia, así la substancia alma no sería necesaria para darle conciencia a la materia.
En la sección de Preguntas de Ingenio del programa “1-2-3...” se pregunta por cuánto aire
hay en un hoyo de tales medidas; ¿es un hoyo una ‘cosa’ –o ausencia- física?; ¿qué es una
sinfonía? El latín todavía existe pero ya no es una lengua “viva”.
Hay ‘cosas’ que no son puramente abstractas. El número pi es inmutable y no se puede
localizar ni en el espacio ni en el tiempo.
Hay ‘cosas’ que tienen lugar de nacimiento e historia, ellas pueden cambiar y pueden ser
afectadas (Solicité un certificado de nacimiento… nací en Sewell pero el certificado dice
Machalí… porque –replican- Sewell ya murió…).
Hay entes que tienen identidad que trasciende a la vida corporal.
El trabajo mental es tan trabajo como el de las células cerebrales, pero no es el mismo. El
hecho de que un nivel sea controlado por la lógica no contradice el que otro nivel superior
sea ilógico y emocional. La conciencia no puede ser el resultado de la discusión acerca de la
actividad de las partículas físicas.
Hemos aclarado, creo, un aspecto de las preguntas iniciales sobre mente y alma pero nada
de lo dicho impide la posibilidad de las mentes artificiales.
Posiblemente algunos aspectos específicos de la actividad intelectual, tales como el
conocimiento, las ciencias, algunos aspectos de la sicología, la lingüística, la cibernética, la
computación, sean susceptibles de clonaje artificial porque, en realidad, no son más que
procesos de información. Es sólo funcionalismo: cerebro y “programa” pero no se
pronuncia sobre la conciencia ni tampoco sobre lo que pasa después de la muerte del
cerebro.
¿Cómo se ‘sentiría’ si una máquina le declarase su amor por usted?: ¿cómo reaccionaría
usted si la máquina se pusiese a llorar por su rechazo?... ¿o si tratase de atacarlo?
Para que la máquina pudiese reaccionar sentimental y emocionalmente, tendría que estar
hecho de lo mismo que está hecho el alma, y ¿de qué está hecha el alma? ¡de nada!, es un
concepto holístico… El proceso al revés sí que es posible… los humanos ser convertidos en
máquinas, es un concepto educacional.
¿Dónde está localizada el alma?, ¡en ninguna parte!; existe en el tiempo pero no en el
espacio.
Si las mentes fuesen ‘producto’ de las actividades del cerebro, habría que elaborar y probar
una teoría lógica que explique por qué las mentes no podrían existir sin cuerpo, ni aún en
un cuerpo ‘purificado’.
Si las mentes trascienden a la materia, habría que probar porque algunas tendencias, como
la necesidad de procrearse, y los aspectos ‘negativos’ de la personalidad desaparecerían de
la mente sin cuerpo.
Tampoco hemos podido responder a las preguntas sobre la mente y el alma pero hemos
definido los antagonismos. El asunto es si ‘algo’ perdurará.
Bueno, tampoco el notable recurso Ciencia ha podido negar o refutar o comprobar el
concepto religioso de alma… algunas religiones llegan a ser graciosas, hablan de pecados
de la carne y del alma.
¿Podrá la Ciencia explicar el muy en boga y popularizado Yo, el “self”?
¿Qué somos?
“To be or not to be, that is the question”, “Ser o no ser o estar o no estar (o combinaciones
cruzadas), ese es el dilema”
Siempre, en todo instante, estamos “cambiando”, procesando, renovando periódicamente
todas nuestras células, modificando nuestras apariencias físicas (rejuvenecied), opiniones,
gustos, comprensiones, intereses... ¿Qué no cambia? ¿Cuál es nuestra identidad y que es lo
que nos hace ser “yo” y nadie más?
Este es mi cuerpo, y todo entendemos lo que digo; pero si digo: “esta es mi mente”, más de
alguien preguntaría: “¿seguro, no será la mente la que te tenga a ti?
Todos, en mayor o menor grado, más de alguna vez nos hemos arrepentido o hemos
lamentado nuestras reacciones emocionales o sentimentales; ¿es que no podemos
controlarlas? Yo no soy ni pensamiento, ni sentimiento, ni siquiera acción; soy algo que
piensa, ama, sufre, actúa...
¿Es este ‘algo’ lo que llamamos alma, la esencia de nuestra integridad, de nuestro ser, la
que, al ser discreta e indivisible, nos hace únicos, distintos a todos los demás?
¿Quién soy yo, realmente?... ¿no más que una colección de experiencias, comandadas por
mis exclusivas características genéticas?; ¿soy lo que percibo, y cada uno tiene una
percepción distinta de la realidad? Juntemos todas estas preguntas en una: ¿Soy
retroalimentación de pensamientos y experiencias? Pero, para poder contestar, tengo que
saber si existe el pensamiento sin un pensador... y si hay alguna diferencia entre el yo y la
identidad personal... y si las emociones son o no son parte del yo.
(Me estoy arrepintiendo de haber formulado la pregunta).
Se nos dice que las emociones son influenciadas por causas físicas: desequilibrio hormonal,
drogas; la cirugía cerebral puede causar cierto grado de cambio de la personalidad.
Si todas las emociones son eliminadas, ¿qué queda de nuestra personalidad?
A este punto tenemos que considerar a la memoria, es decir, a una selección de
experiencias del pasado.
Creemos tener un cuerpo ‘único’ y ‘propio’ pero que, en su desarrollo metabólico, cambia,
aumenta o disminuye, se renueva (envejece); pero también podríamos decir que nuestras
personalidades cambian con el transcurso del tiempo.
Cuando se habla de reencarnación; ¿quién se reencarna, el fui o el soy?
Si una persona cambia quirúrgicamente su aspecto exterior, ¿le reconoceríamos por su
personalidad? Pero si además le trasplantaron algunos órganos, ¿todavía le
reconoceríamos? Y, por último, si el cirujano le extirpó el cortex donde está la memoria...
¿un alguien sin memoria?
¿Cómo afectaría todo esto al alma… a su supervivencia?. .. Todavía no se han inventado las
memorias inmateriales de reserva.
Así como el alma no ocupa lugar en el espacio tampoco existiría en el tiempo.
No sólo sabemos sino que sabemos que sabemos.
Anteriormente explicamos que por retroalimentación, las estructuras disipativas podrían
auto-organizarse, es decir, habría una evolución ‘natural’ de lo inerte a lo vivo, a lo con
conciencia. Pero tampoco se puede negar lo opuesto; si la vida tuviese una característica
holística, también la podría tener la mente.
Si digo: “esto es falso”; ¿es verdad o mentira?... No hay respuesta (seria).
Si alguien dice: “esto es verdad” y un tercero replica, “lo dicho por alguien es falso” Los
conceptos son absolutamente claros pero carentes de lógica.
Si observamos holísticamente, en el Arte es frecuente encontrar ilógica, paradojas,
irrealidades.
El Teorema de lo incompleto (1931) usa la Matemáticas para codificar declaraciones sobre
las Matemáticas (autoreferencia); estas se basan en axiomas que no pueden ser probados
ciertos o falso, corresponden a la declaración “esto es falso”. Esto ocurre cuando se mezclan
sujeto y objeto; aún en niveles elementales de lógica se producen paradojas e indecisiones.
Gödel afirma que el ‘Mecanismo’ es falso y por lo tanto, la mente no puede ser explicada por
las máquinas; más todavía, según su teorema, nunca –ni siquiera en principio- la mente
podría comprenderse a sí misma. Las computadoras son programadas (determinadas) para
trabajar en un grupo ‘determinado’ de axiomas; por esta limitación no podrán
comprenderse a sí mismas.
La capacidad de la mentalidad humana para descubrir verdades matemáticas complicadas,
es limitada.
La conciencia, es decir, la expresión del libre albedrío, del sentido de identidad personal,
incluye un elemento de autoreferencia que puede contener facetas paradójicas.
La introspección, es decir, la observación de sí mismo –tanto del sujeto como del objeto-
coinciden en forma asombrosa... el observador está dentro y fuera de sí mismo. Es una
especie de topología mental, de cinta de una sola cara y un solo borde: sujeto=objeto.
Lo que emerge de nuestros cerebros: ideas, imágenes, analogías, esperanzas, conciencia,
libertad de decisión están en una especie de ‘anillo-tornillo’ donde interactúan, se
influencian y hasta se confunden dos niveles de distinta jerarquía, son ‘convulativos’.
La separación que se pretende hacer del cerebro/mente, cuerpo/alma sería una ‘confusión’
pues se pretendería separar dos niveles convulativos.
Este concepto integrador se manifiesta en la doctrina cristiana a través de la resurrección
de ‘todos’ por medio de Cristo Jesús.
La voluntad, también parte del yo, pareciera contradecirse con su nivel inferior, con su
descripción determinantica. El libre albedrío sería un delicado equilibrio entre el
conocimiento y la ignorancia de sí mismo.
El sostener que la naturaleza es determinantica de la actividad cerebral, reduce a la
voluntad a una ilusión, lo que es un error garrafal porque sería como decir que la vida es
una ilusión porque reside en una naturaleza inanimada.
Si se trasplantasen cerebros, ¿se trasplantarían con ellos las mente?... aparte de divertido,
¿qué pasaría si nos trasplantasen cerebros de animales?... ¿o de personas de distinto sexo?
La situación que aprecio en las Fundaciones que ‘atacan’ la pobreza, la resumo en la
pregunta ¿Quién tiene que dar las gracias a quien?; aquí sería lo mismo: ¿qué posee a qué,
el cuerpo a la mente o la mente al cuerpo?; ‘sería uno la misma persona con un cuerpo
diferente?; ¿dónde quedarían las memorias? Se me hace difícil creer que ya no se hayan
hecho experimentos serios con trasplantes de cerebros en animales de laboratorio pero no
encuentro información de ello en ninguna fuente con credibilidad.
Otra alternativa, si toda la información contenida en un cerebro se alma·cenase en un
computador, ¿sobreviviría uno en el computador?... ¿y si esta información fuese copiada en
otros computadores?, ¿sería ‘clonaje’?... ¿y si se copiase en un computador que ya tuviese
las informaciones mentales de una o más personas?, ¿tendríamos computadores con
personalidades múltiples o ‘moriría’ de corto-circuito? ...
Según como tratemos estas ‘eventualidades’, podríamos empezar a encontrarle sentido al
concepto de inmortalidad... y con ello al de reencarnación (simplemente otro cuerpo), al de
cielo (lugar no percibido en el mundo físico), al de limbo (donde se almacenaría la
información mental).
Obviamente, lo que estuviese en estos programas computacionales con ‘personalidad’ se
podrían “run”, es decir, estarían relacionados con el flujo del tiempo.
De todo esto podríamos inferir que la mente no sería una ‘cosa’ porque, si lo fuese, tendría
que estar hecha de ‘algo’ localizado en el espacio; sería un concepto abstracto de alto nivel
en la estructura jerárquica... como la “Coral” en música.
Por otro lado, la conciencia tendría como característica esencial ser autoreferente.
Ahora, algo que sorprenderá a muchos. La teoría del quantum provee un fundamento
científico para definir que la conciencia desempeña un rol decisivo en la realidad física del
universo.
No se pueden negar ciertos paralelismos entre la teoría del quantum y algunas escuelas de
doctrinas místicas orientales. La TQ no sería más que una rama práctica de la Física; gracias
a ella contamos con los rayos LASER, los transistores, los superconductores, el microscopio
electrónico, la energía nuclear. Es ella la que explica la ligazón química entre los elementos,
la estructura del átomo –principalmente de su núcleo, la conducción de la electricidad, las
propiedades térmicas y mecánicas de los sólidos, el enfriamiento de las estrellas. En la TQ
se conjugan las sutilezas filosóficas con consecuencias prácticas.
Antes de la enunciación de la TQ se decía que procesos, como el de radioactividad, eran
desordenados y caóticos, impredecibles, inciertos. Todos los fenómenos nucleares y sub-
nucleares muestran un grado de incertidumbre.
Aunque en la década de 1920 se descubrió que el mundo atómico era “caótico”, se nos ha
seguido enseñando que el átomo es como el sistema solar, preciso y predictible.
La incertidumbre es consistente con la impredecible; pareciera que la TQ desafiase la idea
de que todo acontecimiento tiene una causa, es decir, se pondría en duda la existencia de la
primera causa, Dios.
Se aceptó que la incertidumbre atómica era parte intrínseca de la naturaleza, era azar. Se le
asimilaba a otros eventos impredecibles, como las cotizaciones bursátiles, los pronósticos
del tiempo pero no podemos dejar de pensar que estos ‘imprevistos’ son consecuencia de
nuestra ignorancia.
El debate Bohr-Einstein profundiza en lo más sustantivo del concepto Ciencia. La pregunta
básica sería: “¿es el átomo una ‘cosa’ o es sólo una abstracción construida por la
imaginación humana?”
El Principio de Heisenberg establece que, en un momento dado, no se puede localizar a una
partícula atómica y saber en qué dirección se está moviendo; afirma que el concepto de
localización y movimiento del átomo no es significativo. El hecho de que hayan respuestas
para cada una de estas dos condiciones por separado, no quiere decir de que haya una para
ambas al mismo tiempo... o lo uno o lo otro. Esta ‘dualidad’ posición – movimiento se llama
‘momentum’.
¡Ufff! Entonces si no hay observación, el átomo sería un fantasma; la realidad observada no
podría ser separada del observador y de “su” selección de estrategia para observarlo.
...Curioso, afirman que no podría existir Dios, espíritu inmaterial, pero que podrían existir
átomos ‘fantasmas’ que a veces serían materiales y otras no... ¿Ciencias o especulación
inconsecuente?
Todos aseguramos que el mundo físico existe con o sin observadores, de hecho, los
científicos aseguran de que la Tierra existía millones de años antes de que apareciera algo
capaz de observar.
Al tiempo de mi nacimiento, Einstein realizó ciertos experimentos basándose en que, ya
sean dos individuos o una multitud, los ‘fantasmas’ no actuarían independientemente sino
que coludidos; todos debían ‘cooperar’ para que se cumpliesen las leyes de acción y
reacción.
El resultado sería paradójico si los fragmentos no existieran ‘realmente’ en el instante en
que se separaban; conclusión: no serían ‘fantasmas’.
Bohr replicó que Einstein había supuesto que los dos fragmentos eran independientemente
reales, porque ellos se habían separado; estaría bien si el mundo fuese no más que un
montón de partículas separadas pero, en este caso, hasta el momento en que se realizaba la
observación, ambas partículas debieran ser consideradas como una sola entidad, aunque la
separación haya ocurrido hace muchos años luz... ¡Esto sí que es holístico!... y “bello”.
Recuerdo que cuando ya estaba egresando de la universidad, un seguidor de las ideas de
Einstein demostró que el grado de cooperación entre sistemas separados no puede exceder
un máximo definido.
Vino la réplica. Con otro experimento se demostró que ese máximo podía ser excedido. La
cooperación decae debido a que la polarización de los fotones no está alineada con sus
polarizadores, lo que se traduciría en que la incertidumbre sería intrínseca al micro mundo.
Sería como si la realidad concreta exterior se hubiese disipado.
La característica ‘onda-partícula’, según la TQ, se asemejaría al concepto ‘mente-cuerpo’; a
veces es onda, otras veces es partícula, depende del experimento que se escoja. Como
partícula, sería una masita súper concentrada, como onda sería una ‘turbulencia’ amorfa,
que se propaga y se disipa. Todavía queda por contestar: ¿Cómo puede ‘algo’ ser ambas
‘cosas’ a la vez?
La respuesta estaría en la complementariedad. La onda quántica no es la de una substancia
física sino que una de conocimiento o información... una ola de crímenes... no se trata de
sustancialidad sino que de probabilidades.
La luz, por ejemplo, sería una onda electromagnética, que viaja en paquetes (quantum), las
fotocélulas.
Lo paradójico es que cualquier fotón puede pasar por un solo hoyito (experimento de
Young). El modelo de interferencia requiere de dos trenes ondulatorios traslapados.
Dos mundos alternativos se superpondrían y combinarían como lo harían dos películas
proyectadas sobre la misma pantalla o telón. Einstein se resistió a aceptar estas realidades
híbridas pero no le alcanzo el tiempo para refutar matemáticamente.
(Sinceramente, ¿no es este “match” entre Böhr y Einstein, más atractivo que cien “Copas del
Mundo”?)
Es muy difícil imaginar la posibilidad de una realidad que tuviese que esperar la
participación de un observador consciente; de una mente que fuese la responsable por la
creación retroactiva de la realidad, incluso de una realidad previa a la existencia de
observadores.
La TQ holísticamente ha sobrepuesto los conceptos de sujeto y objeto, de causa y efecto y
con ello ha hecho trizas algunos conceptos considerados de ‘sentido común’.
La realidad microscópica sería inseparable de la macroscópica aunque esta esté formada de
microscópicas... Los sistemas estarían hechos de átomos... El mundo no sería una colección
de ‘cosas’ separadas sino de cosas y leyes de acoplo, formando una red de relaciones; la
idea de un mundo exterior y un mundo interior –cuerpo y alma- ya no tendría sentido.
Alguien cuenta la triste historia de un gato: si hay un 50% de probabilidades de que el gato
muera envenenado significaría que se crearían dos realidades, una con el gato vivo y otra
con el gato muerto... la cadena de acontecimientos se terminaría cuando alcanzase la
conciencia de un observador. ¡Extraño concepto! Un fenómeno ‘paranormal’ extremo.
El acento debiera estar en el todo, en el entero... no en las partes.
La TQ aplicada al nivel cosmológico significaría una ramificación infinita de universos; cada
acontecimiento posible de ocurrir (no de concebir), ocurriría en algún universo, por
insignificante que fuese su probabilidad en esta realidad múltiple.
Lo curioso es que, por otro lado, este concepto quántico hace posible la comprensión del
libre albedrío.
Se creyó –y todavía algunos creen- que el paradigma mecanicista había sepultado al
concepto de libre albedrío. Se dio por seguro de que tanto lo macro como lo microscópico
estaban regidos por leyes rígidas, que todo en el universo marcha como un reloj: hasta los
seres humanos fueron considerados como ‘máquinas especiales’ del sistema cósmico.
Esto ha evolucionado; la revolución causada por la TQ y la de Relatividad han traído al
tapete a la incertidumbre fenomenológica y a la relatividad del tiempo y del espacio...
consecuencia de todo esto: el libre albedrío renace como un ave fénix cualquiera.
Resumamos algunos aspectos antagónicos de las visiones científicas.
La ‘ciencia’ newtoniana, que –sospechosamente- es la que se enseña en los colegios, nos
convenció de que todo se puede predecir con exactitud en la rígida red de causas y efectos,
es decir, todo estaría determinado.
La TQ demanda el rol decisivo del observador en la percepción de la realidad física; no
habría “realidad objetiva”. La TR, al aniquilar el concepto de tiempo absoluto, sugiere que el
futuro –en cierto sentido- ya existe y no hay manera de alterarlo.
La discrepancia es de fundamentos.
Probemos a estas teorías con una pregunta: ¿Puede la mente (o el cerebro – para no
empezar peleando entre nosotros) computar su propio futuro? El cerebro no podría hacer
una predicción que no se pudiese corregir, es decir, se podría alterar el futuro del cerebro.
Pero lo que pudiese predecir una ‘súper-mente’ (imposible de ser corregida) sería
desconocido para el hombre común, por lo que este conservaría la capacidad para decidir.
Desde el punto de vista de Newton, el universo sería predictible. Hoy se sabe que algunas
fuerzas serían las responsables de agudas inestabilidades en la evolución de ciertos
sistemas, lo que reduciría a cero el concepto de predictibilidad. Mientras en un sistema
mecánico simple, ligeras variaciones de las condiciones originales producen ligeras
variaciones en el efecto resultante, en el caso de que la alteración afecte a más de un
sistema simple, la variación del efecto resultante será considerable.
Puede darse el caso de influencias ondulatorias que cruzan el universo por fuera de nuestro
horizonte y, por lo tanto, no nos es posible percibirlas y sus efectos serían –para nosotros-
inexplicables.
La TQ afirma que hay acontecimientos en el microcosmos que no tienen una causa definida,
por eso no se puede predecir su conducta... pero ¿no será que las causas están fuera de
nuestro ‘horizonte’ de observación?
¿Y qué pasa entre la TR y el libre albedrío? En la TR no hay presente universal y el pasado –
al igual que el futuro- son parte de un todo indivisible, los acontecimientos están ‘ahí’.
El universo se extiende en el espacio y en el tiempo pero la TR no se pronuncia si la
extensión temporal incluye o no relaciones estrictas de causa y efecto en los eventos que
estudia.
La relación ‘antes-después’ es una propiedad objetiva del tiempo, aunque el pasado y el
futuro no lo sean.
El determinismo tendría que argumentar que el libre albedrío sólo sería posible en un
universo determinantico porque el agente libre causaría efectos en el mundo físico; sólo en
un universo no-determinantico podrían ocurrir acontecimientos no causados... ¿Y quién
sería responsable de ellos?
¿Podría considerarse que se tenga libre albedrío pero que las actividades de la persona
estuviesen determinadas por el carácter, inclinaciones, personalidad? Por otro lado, el
determinismo no necesariamente implica que los acontecimientos sucederán a pesar de
nuestras acciones; algunos de ellos ocurrirían porque nosotros los determinaríamos.
Determinismo no es lo mismo que fatalismo, idea sustentada por algunas religiones.
Nuestra tendencia de egoísmo natural rechaza el determinismo; ¿cómo podríamos aceptar
que todas nuestras acciones están predeterminadas?... ¿haríamos lo que nos place pero no
tendríamos control sobre nuestros placeres? Las decisiones tendrían influencias
ambientales (¿té o café?... dependería si estoy en Inglaterra o en Brasil), sicológicas o
culturales.
Nos sentimos tan orgullosos de nuestro libre albedrío… pero ¿en qué consiste, en realidad,
esta Libertad?
¿Tendrá alguna relación con la impredictibilidad?
Afirmamos que los eventos “naturales” serían causados… pero los eventos causados por
nosotros, que no tienen nada de “antinatural”, ¿no serían causados por las leyes del
universo?... más aún, algunos de “nuestros eventos” serían violaciones a esas leyes… ¿Sería
la mente (mundo interior) independiente del mundo físico exterior? Otros enredan aún
más la madeja; sostienen que el conflicto entre el determinismo y el libre albedrío es
irrelevante porque el factor quantum eliminó a la idea determinismo.
El problema fundamental del indeterminismo radica en la posibilidad de que nuestras
acciones no estén bajo nuestro control porque ellas serían casuales, no estarían
determinadas ni por nosotros ni por nadie.
La TQ nos dice que es uno el que determina ‘crear’ un átomo posicionado o uno en
movimiento, lo que significaría que es la mente la que determinaría a la realidad; es la
decisión mental la que se proyectaría en el mundo físico.
Otra interrogante sería ¿pero por qué uno decide ‘medir’ o la posición o la velocidad del
átomo? Esta sería la ‘libertad’ que tendríamos para construir la realidad... ¿habría “algo”
más poderoso que la ‘libertad’ para influenciar al mundo exterior?
Pareciera que la TQ estuviese implicando que hay muchos universos. Todo universo
posible existiría y coexistiría paralelamente con todas las demás alternativas. En el caso del
té y café, se crearían dos universos uno con el té y otro con el café. Esta interpretación sería
la expresión de máxima libertad para escoger porque si no se pudiese escoger entre todas
las alternativas, ¿cuál sería la libertad?
Las personas cambiarían.
Cuando hablamos de libertad, por asociación, tenemos también que hablar de
responsabilidad. Y si agregamos a Dios en el cuadro, los rompecabezas se multiplican al
máximo… Inventemos el Sudoku tridimensional para ejercitarnos… Y entonces, tratemos de
contestar, ¿Podría Dios tener libre albedrío y tomar decisiones?... ¿por qué simplemente no
creó un universo determinado en el cual el objetivo del plan fuese inevitable?... ¿o el
objetivo de todas maneras se cumplirá, independiente de nuestras decisiones? (“Todos los
caminos ´llevaban´ a Roma”)… Supongamos que se requiera de una cantidad de ‘algo’ para
el objetivo y esa cantidad se logrará tarde o temprano, sería materia de ‘estadísticas’... de
cada 100 nacidos, 3 se salvan en los primeros 20 milenios, dos en los 20 siguientes, etc. O
¿por qué no creó un universo con el objetivo ya cumplido? Si el universo fuese
indeterminado, ¿no significaría que el poder de Dios es limitado porque no le sería posible
predecir o decidir el futuro? Por otro lado, ¿sería concebible que un ser omnipotente
renunciase a parte de su poder?
¿Somos libres de hacer lo que nos plazca? No, el poder humano es limitadísimo y sólo un
pequeño rango de deseos puede ser satisfecho. En contraste, un Dios omnipotente sería
libre de hacer lo que se le antojase… ¿incluso cambiar las leyes de Su creación?
¿Podría el hombre tener alguna facultad que no tenga su creador? Puede que parezca
extraño, pero ¿no sería el libre albedrío una restricción impuesta para desconocer el
futuro… pero sí presumir muchos? Dios, por estar fuera del tiempo, no necesitaría libre
albedrío.
Una vez más. Mucha, muchísima, especulación y este enigma, el del determinismo o libre
albedrío, permanece sin respuesta… sería parte de la infinidad de respuestas posibles en la
búsqueda de LA Verdad única. La TQ hace flaquear al determinismo. La TR, en cambio,
ofrece un universo que se expande en el espacio-tiempo pero con la posibilidad de algunas
acciones ‘libres’. Sería como si estuviésemos determinados a decidir por nosotros mismos.
Tantas preguntas para las cuales la ciencia no tiene respuesta, sólo teorías... más de una
para cada tema investigado.
Aunque ya es tarde en la noche, podríamos iniciar la conversación de algo fácil y ya
mencionado, hablemos del tiempo.
Bueno, fácil para Newton y seguidores pero la esencia de las dos grandes revoluciones
científicas de nuestro ‘tiempo’ está en el espacio, tiempo y movimiento.
Mencionamos que la noción de identidad personal, el alma, estaría íntimamente
relacionada con una memoria perdurable de experiencias, ocurridas ¡en el tiempo!
Sin embargo, la TR pareciera reconciliar el conflicto aparente entre el movimiento de los
cuerpos materiales y la propagación de las ondas electromagnéticas, es decir, le da un golpe
mortal al concepto de que el tiempo es absoluto y universal. Esto no es difícil de aceptar
pues, en cierto modo, todos viajamos en el tiempo. La clave de esta idea radicaría en el
concepto de que la velocidad de la luz sería insuperable, nada más veloz que ella.
Los muons se han ‘mantenido vivos’ por tiempos muchísimos más largos que los que
hubiese tenido si permaneciesen en reposo.
…¿Y el espacio?... sería elástico.
Desde el tren que se aleja, el andén pareciera “hacerse” más pequeño, más corto.
Las distorsiones mutuas del espacio y del tiempo serían compresiones del espacio en
extensiones del tiempo; un segundo equivaldría a... 300 000 km.
¿Y, entonces, qué pasa con la gravitación? Ella no sería una fuerza –como postuló Newton-
sino una distorsión de la geometría del espacio-tiempo, comba del espacio y comba del
tiempo.
Por lo tanto, un hoyo negro representaría una vía rápida a la eternidad; al fin de un viaje sin
retorno, ni espacial ni temporal; el universo no terminaría en un límite.
Como el tiempo sería dinámico, hasta se podría detener, en una singularidad.
Desde luego que no hay acuerdo completo sobre esta exposición. Tenemos el caso del
concepto “ahora”; no hay un momento ‘presente universal’ (por la distancia entre los
observadores y el que, por ejemplo, la luz del sol que nos alumbra en ‘este momento’ hace
rato que salió del sol). Pero también debiéramos considerar el concepto de causalidad pues
los eventos tienen cierta secuencialidad. En la TR, las señales luminosas son las que
mandan y ellas prohíben que cualquier otra señal se mueva más rápido que ellas.
Otro concepto afectado por la TR es el de pasado, presente y futuro. Para un quesear
distante, ‘ahora’ podría significar mil millones de años.
Es tentador el aceptar que, ’realmente’ sólo existe el presente. El pasado, presente y futuro
serían igualmente ‘reales’ para una persona, pero lo que es pasado para una puede ser
presente para otra... ¿Qué estará pasando ‘ahora’ en Venus?
El espacio y el tiempo se entrelazan complicadamente, por no decir se enredan, en el
espacio-tiempo, formando una sola dimensión... que algunos la llaman la cuarta… (cuando
jugábamos a las “bolitas… hachita y cuarta”).
En cierto modo, el tiempo se parece al amor; su percepción sicológica difiere mucho de la
física; aunque la percepción del tiempo es más elemental que la del amor, o de la materia, o
de la orientación; es más interna que externa. “Sentimos que el tiempo pasa
inexorablemente”.
Einstein decía intencionadamente: “La experiencia de estar un minuto sentado en un
brasero encendido no es la misma que estar un minuto sentado con la novia”… no aclaraba
donde el calor era mayor.
Y, ¿será verdad que el tiempo fluye?
Los físicos están de acuerdo de que existe en el universo una asimetría pasado-futuro,
consenso que no es de extrañar pues es una consecuencia directa de la segunda Ley de la
Termodinámica. La transición de un perfume de líquido enfrascado a aroma en el aire es,
irreversiblemente, de orden a desorden; pero –como en todo- tenemos la paradoja de dos
moléculas que se aproximan la una a la otra, chocan y rebotan pero si lo filmamos y
pasamos el video al revés, aparecería absolutamente ‘normal’; ¿cómo catalogaríamos los
‘pasados’ y ‘futuros’ en las dos proyecciones?... la asimetría del choque simétrico. Algunos
dicen que existe una cualidad ‘especial’, ¡no material!, el “flujo del tiempo” pero no ha sido
posible comprobarlo. La TQ invoca un elemento similar al de “fuerza vital”... Una vez más
en lo mismo, más teorías, aumento de la controversia. Esperemos los resultados finales y
no se asombren si esta asimetría del tiempo resulta ser un concepto holístico, como el de la
vida misma pues no hay inconsistencia entre la simetría a nivel molecular y la asimetría a
nivel microscópico. No son más que dos niveles de descripción diferentes. Significaría que
el tiempo no fluye sino que ‘todo está en la mente’.
Esto de meternos en el tiempo ha resultado tan paradójico como nuestra intromisión en el
“yo”… paradójico y coincidente… Pareciera que el flujo del tiempo sólo puede ser percibido
por nosotros mismos... “Me parece que hubiese sido ayer cuando...” “Esos 123 minutos me
parecieron una eternidad”
Pero el tiempo no está sólo circunscrito a ‘nuestras mentes’ pues es evidente que en el
mundo exterior hay pasado, presente y futuro.
“Ajá”, dice el nuevo físico, “lo que hay es una secuencia ordenada de sucesos que
determinan sus ‘antes y después’ pero eso no quiere decir que existan el presente, pasado y
futuro”. El tiempo no se mueve; nuestras conciencias ordenan los eventos en un ‘calendario’
pero el calendario no es una medida de tiempo sino que de movimiento con respecto al sol.
Si fuese el tiempo el que se mueve, ¿cómo se movería?; ¿qué fuerza lo movería?; ¿de dónde
viene y para dónde va?; ¿a qué velocidad... a un metro por segundo? ¡Absurdo!... “Pero las
cosas cambian” Claro que cambian porque son los objetos los se mueven a través del
espacio, en el tiempo.
Usamos fechas, no necesitamos tiempos.
“Pero todos tememos lo que pueda pasar en el futuro; ¿qué pasa, entonces, con el libre
albedrío, con lo impredecible? Si el futuro ya existiese, habría un determinismo absoluto”
Pero el futuro todavía ‘no existe’ porque la existencia nace en nuestras conciencias; la
predictibilidad no es concepto similar al determinismo.
Por ejemplo, la palabra ‘eterna’ –etimológicamente “sin tiempo”, puede significar
imperecedera o también que existe sin haber comenzado y que no tendrá término;
duración infinita.
Tarea para ustedes: “Profecía”… profetizo que…
Dios no podría ser omnipotente si estuviese limitado a la física del tiempo y tampoco
podría ser el creador del universo si no creó al tiempo. Pero Dios no se necesita como
explicación de ‘toda y cada cosa’; bastaría considerarlo como creador del tiempo, o mejor
dicho, del espacio-tiempo; todo lo demás se lo podríamos dejar a la evolución, Su plan.
Dios cumple con la condición “eterna”, pero
-de no mediar otras circunstancias- no podría ser un Dios “personal”, con capacidad para
pensar o ejercer cualquiera actividad ‘temporal’... Lo que es discutible pues el tiempo no
sería más que la herramienta dinámica de Dios. Un Dios que no pensase tampoco podría ser
omnipotente.
Lo que sí Dios podría ser es un ente con conocimientos, que existe fuera del tiempo… lo que
implicaría tiempo. Los teólogos tienen dificultades para ‘explicar’ un Dios personal,
omnipotente y eterno.
Bueno, tomará tiempo llegar a entender esto del tiempo; y como –pareciera- no es materia
de necesidad espiritual, no le roguemos a Dios para que nos ayude a encontrar la
respuesta... es materia que sólo nos concierne a nosotros, depende de nuestras acciones…
son ellas las que Dios observa.
Me imagino que todos estaremos de acuerdo que, a pesar de los loables esfuerzos de la
Ciencia por revelar los secretos de la Creación, muy poco es lo que hemos avanzado.
Y, en verdad, no debiera sorprendernos pues la Ciencia sólo es posible por la expresión
matemática de las percepciones (sensoriales) de la Armonía del Universo... y las
Matemáticas son una grandiosa creación humana.
Lo científico estudia, cataloga racionalmente e interpreta el orden de la Naturaleza; pero la
evidencia es que el origen de ella nos es inalcanzable.
Por otro lado, los teólogos afirman que su origen es divino. En el fondo la Ciencia y la
Religión tienen un campo común pero la Ciencia va de lo particular a lo general y la
Religión parte del nivel superior para definir a los niveles inferiores. Por supuesto que se
puede especular que el Principio Superior de la Religión puede que sea falso; pero también
lo puede ser toda –y cada una- de las innumerables y contradictorias teorías científicas...
Hasta no hace mucho creíamos científicamente que la Tierra era el centro del Universo y
todo giraba alrededor de ella. Tampoco debemos olvidar que la Ciencia occidental nació y
se desarrolló en la tradición judeo-cristiana.
Solo concordamos en que el orden, armonía y complejidad del Universo está “más allá” de
nuestras capacidades racionales; ellas –como todo lo vivo- son limitadas… El niño -como el
árbol- crece hasta un límite…
Percibimos, apreciamos y utilizamos, por ejemplo, la “simplicidad” relevante del sistema
solar; un “reloj” perfecto que hasta determina la existencia de la vida orgánica. Esta
‘ordenación’ mínima no ha podido ser explicada cabalmente ni por el reduccionismo ni por
el holismo ni por quienes divagan que es la mente humana la que impone el orden
universal (no hay acuerdo entre procesos deductivos, inductivos e imaginativos, es decir, al
no “conocerse” el sentido de propósito, no hay “verdad”).
Esto no quiere decir que estos procesos mentales no hayan sido útiles… y –aventuro-
inspiradores.
El reduccionista rompe el todo -o partes del todo- para estudiar ‘aisladamente’ sus partes
constituyentes... Clasificación de “reinos”, con interminables llaves y sub-llaves… es decir,
desmenuza a ¡la materia!; los griegos de la antigüedad se emocionaban con sus á-tomos
(sin división), la esencia de la materia... pero 25 siglos más tarde se ha encontrado que el
átomo no es á-tomo, que es un proceso que requiere ser estudiado y comprendido en más
detalle.
En los colegios puede que se mencionen algunas características pero no se enseña que la
mayor parte de la masa atómica está concentrada en el núcleo, que mide cerca de 10
elevado a menos 12 cm, y que los electrones pululan alrededor del núcleo a una distancia
de 10 elevado a menos 8 cm, es decir, el átomo es ‘casi’ un espacio vacío (Pensemos en la
dureza… en un golpe con un fierro “vacío”); tampoco se nos explica que la TQ afirma que las
órbitas de los electrones no pueden ser anticipadas; lo que significa que no visualizamos
que esta entidad no sólo es insustancial sino que también es difusa.
Los electrones están ‘conectados’ al núcleo por medio de fuerzas eléctricas, los electrones
tienen carga eléctrica ‘negativa’ y los protones, en el núcleo, tienen carga ‘positiva’
(recordemos que los neutrones –en el núcleo- tienen ese nombre porque son
eléctricamente neutros). Los protones y neutrones son, aproximadamente, 1 800 veces,
más pesados que los electrones... ¡números!... más adelante nos referiremos a “los números
de la Creación”, por ahora sólo preguntemos ¿por qué 1 800 y no 18 o 1 800 000?
Los electrones tienen una característica ondulatoria, evidenciada en sus capas de energía.
Si la energía es absorbida o emitida, en forma de fotón (paquete de energía luminosa),
podemos ‘ver’ luces de distintas frecuencias (colores) en el espectro formado (arco iris).
(Sí, la intención original fue la de motivar un sistema educacional que tratase de conectar
‘divagaciones racionales con espirituales’ pero, una vez más, no puedo evitar el no detallar
tanta “belleza”).
El átomo más simple es el del hidrógeno, un protón en el núcleo y un electrón en la primera
capa de energía (K). Su nivel de energía está formulado según la ecuación:
1/n2 – 1/m2, ¡qué corresponden a la expresión matemática de la frecuencia entre notas
musicales! Y no es una coincidencia porque el sonido también es una energía ondulatoria.
La fuerza que existe entre el protón y el electrón también es muy simple y es la misma
relación encontrada para la fuerza de gravedad. Curiosamente, en estos ejemplos, las
relaciones entre los valores recíprocos al cuadrado son comunes.
¿Qué mantendrá unidas a las partículas del núcleo? La gravitación es muy pequeña, las
fuerzas eléctricas presentes son de repulsión... tiene que haber a lo menos una fuerza de
unión; una fuerza relativamente ‘grande’ y a una corta distancia del protón, menor que la
del diámetro del núcleo. Si esta fuerza es tan grande, se requerirá de una fuerza mayor para
‘romper’ el núcleo. Mientras más pesados sean los núcleos, menor es su estabilidad y por
eso se pueden fisionar con relativa facilidad, permitiendo que se desprenda una gran
cantidad de energía… Bombas atómicas, U-235… Candu.
El núcleo está formado por partículas discretas que también se distribuyen según niveles
de energía; pero aquí no apreciamos la armonía que reina en el átomo como un todo. La
fuerza nuclear –entre los más de 200 tipos de partículas sub-atómicas- no responde ni a la
ley de los inversos de los cuadrados ni a ninguna otra ley conocida.
En los tiempos en que nací, se estableció que la naturaleza de esta fuerza es inseparable de
la estructura de las partículas. Se pensaba que materia y fuerza eran dos conceptos
distintos. Las fuerzas actuarían –ya fuese por acción gravitacional o electromagnética o por
contacto físico directo (impulso) entre cuerpos materiales que generarían las fuerzas pero
que no serían sus medios de trasmisión.
El ‘problema’ nuclear desarrolló la idea de que la energía es trasmitida por corpúsculos
discretos llamados quanta; por ejemplo, los fotones son los quanta del campo
electromagnético.
Dos partículas se comportarían como jugadores de tenis ‘ligados’ por el ‘fotón-pelota’, es
decir, esta sería una especie de mensajero.
Los experimentos realizados corresponden con las predicciones calculadas según las leyes
del electromagnetismo. Así se abrió la posibilidad de ‘librar’ energía nuclear.
Desde luego, los quanta nucleares podrían ser distintos a los fotones; para poder observar
sus comportamientos se requería que tuviesen masa, pero ocurre que la masa de una
partícula se mide por su inercia. Si la masa tiende a cero, la velocidad tiende a la de la luz.
Luego, el fotón sería una partícula sin masa. Una partícula con masa tendría que viajar más
lento que los fotones.
Los originalmente llamados ‘mesones’, ahora conocidos como ‘piones’, viajan entre los
protones y los neutrones y es la razón por las que permanecen unidos; no se ven porque en
cuanto se forman son absorbidos por una de las partículas nucleares. Pero si una energía es
sumada al sistema, como por ejemplo, la del impacto de dos protones que chocan a alta
velocidad, el pion deja el sistema y se puede estudiarle en forma aislada.
Los piones son altamente inestables y decaen casi de inmediato en partículas más
pequeñas y livianas, los ‘muones’, idénticos a los electrones pero más pesados y, también,
decaen rápidamente.
En resumen, los aceleradores atómicos nos han permitido establecer que son dos las
fuerzas que participan en los núcleos atómicos: una fuerte que mantiene a las partículas
nucleares unidas y una débil, que es la que causa el decaimiento de las partículas inestables.
Algunas partículas pueden estar bajo el efecto de ambas fuerzas pero otras sólo bajo la
influencia de la débil; es el caso de las partículas livianas, como los muones, los electrones y
los neutrinos.
Pero no es tan simple como pareciera. Las partículas livianas con carga eléctrica, llamadas
‘leptones’, ‘sienten’ ambas fuerzas pero los neutrinos, que no tienen carga eléctrica, no
reaccionan al electromagnetismo.
Las partículas pesadas o ‘hedrones’ pueden ser protones o neutrones; otras partículas
pesadas –derivadas de esas dos- son los ‘baryons’.
Cada grupo comprende muchos sub-grupos, caracterizados por sus relaciones de masa,
carga eléctrica y otras tecnicalidades.
Toda esta novedad ha obligado a desarrollar el concepto matemático de “Teoría de Grupos”,
basado en la simetría.
Pareciera que la simetría fuese un elemento común del mundo natural organizado. No
todas las simetrías son geométricas; es el caso que analizamos, los grupos poseen
características abstractas que se pueden expresar matemáticamente.
Se verifica si la simetría de los protones y neutrones es como la de las manos, pero habría
otras más complejas pero que también se pueden expresar en lenguaje matemático.
Todo esto nos lleva a pensar en dos polos, el que los estudiantes se limiten a aprender de
memoria las valencias de los elementos y, el otro, que la complejidad del mundo natural
radica en simplezas. Si el segundo les parece concepto ya escuchado, tienen razón, pues se
asemeja a los principios budistas.
Visión, objetivo, palabra, acción, vida, esfuerzo, mente y contemplación correctos.
La teoría de grupos sugirió un origen natural para todos los grupos de simetrías, una
simetría ‘maestra’, que sería una combinación de arreglos simples.
Si la teoría se proyectase a la Física encontraríamos que los hadrones no serían elementales
sino que compuestos de partículas aún menores. Este elemento menor desconocido y
misterioso fue bautizado con el nombre de ‘quark’; los hadrones ‘están’ hechos de quarks...
y se le dará el Premio Nobel a quien descubra de qué están hechos los quarks.
Se presume que ellos se presentarían en configuraciones dobles y triples; dos quarks
forman un mesón y tres un baryón. Estos quarks también estarían localizados en niveles de
energía cuánticos y podrían saltar a niveles superiores si son excitados con más energía.
El estudio de los hadrones ha obligado a suponer que hay tipos de quark; se les llama
‘sabores’: arriba, abajo, de lado, tope, fondo, extraño, es decir, los quarks serían indivisibles
pero distintos... ¿Y diferencia no significaría que uno tiene ‘algo’ que otro no tiene... sabor?
El leptón también sería una carga elemental que tiene o no tiene carga eléctrica; el quark
estaría parcialmente cargado.
Abreviemos: toda materia estaría hecha a partir de cuatro partículas, muy inestables, es
decir, susceptibles de desintegrarse a otro nivel. Como esto excede la idea de los ‘sabores’,
se nos aclara que los sabores tienen tres formas –‘colores’- distintos.
Es evidente que nos hemos súper complicado pero no importa porque viene en nuestro
auxilio la ‘Supersimetría’
Ella nos explica que sólo existen cuatro tipos de fuerzas: gravedad, electromagnetismo y las
nucleares, las fuertes y las débiles (la cromodinámica se asimila a la electrodinámica).
Y de aquí surge el gran “sueño”: si se pudieron unificar la magnética con la eléctrica, ¿por
qué no sintetizar las cuatro en una? Este “sueño” tiene a muchos científicos sin dormir.
Algo se ha avanzado; hace algunas décadas se estableció una relación matemática entre el
electromagnetismo y las nucleares débiles.
La conexión fundamental entre los quantum y las fuerzas que actúan entre ellos, implica
que cualquier teoría de las fuerzas también tiene que satisfacer a las acciones y reacciones
entre las partículas materiales, es decir, una vez más se está pensando en encontrar la
fórmula maestra del universo... tal como ocurrió hace 25 siglos.
También se descubrió que si dos supersimetrías se multiplican, el resultado es una simetría
geométrica ordinaria. Esto significaría que la supersimetría está íntimamente conectada
con un atributo fundamental que poseen las partículas: el de girar.
En la versión más creíble de la supergravedad, las familias completas de partículas no
pasarían de setenta.
Un argumento en contra de la subdivisión de los quarks es que su dimensión es un 10
elevado a menos quince de la de los núcleos atómicos.
Se sostiene que tanto los fenómenos cosmológicos como los de las fuerzas en el interior de
la materia podrían ser explicados por una teoría única. Aún lo más pequeño estaría
estrechamente ligado a la estructura global del universo... “Todo se influencia mutuamente”
Es curioso que se implique que mientras menor sea el sistema investigado, más amplios
son los principios descubiertos... ¡10 elevado a menos 15 del diámetro del núcleo!
¿Significaría que ya lo sabemos casi todo? Hemos usado casi 25 mil palabras y todavía no
hemos podido demostrar ningún conocimiento ‘básico’... ni siquiera el de materia… pero nos
acercamos a la NADA.
Si los leptones, los quarks y otros mensajeros, “ladrillos de construcción del universo”
fuesen reales, verdaderos; sólo estarían respondiendo la parte ‘fácil’ de la pregunta pues
con ellos no podríamos entender a la conciencia, a la vida, al alma... ni siquiera a un tornado.
Esperemos que de todos esos choques de protones causados en los laboratorios, algún día
vean no sólo hadrones sino que a los famosos quarks y logren aislar uno para entrevistarlo.
Mientras tanto, tenemos que conformarnos con no saber qué es la materia, pues –hasta
ahora- esto de los quantum no es más que un atractivo ‘cuento de hadas matemáticas` en
que partículas energéticas, posicionadas o en movimiento, pueden aparecer o desaparecer -
sin causa aparente- en cualquier instante o en cualquier lugar; son imposibles de predecir,
pero –sospechosamente- dependientes de unos entes llamados tiempo y energía, tan
misteriosos como las partículas en cuestión... Las fuerzas producen partículas
multifacéticas que, a su vez, producen fuerzas y son capaces de ceder o pedir prestada
energía para disfrazarse de pares antagónicos (un fotón puede pedir energía prestada para
‘verse’ como un par electrón-positrón)... La distinción entre lo ‘real’ y lo ‘fantasmagórico’,
aún en las Ciencias, es... extraña y confusa. Y pensar que hay personas que se ríen de la gente
que cree en... ángeles)
Hemos examinado conceptos que aparentemente eran necesarios para comprender el tema
con que iniciamos este análisis, cerremos el círculo y volvamos al “eje” central… para otra
circunvalación.
¿Es el Universo la consecuencia de un accidente o es el diseño de una Mente Superior?
Donde quiera que vaya encuentro piedras; una vez me encontré un reloj muy bonito, lo
miré, lo examiné; recordé que un profesor nos enseñó que el universo era como un reloj.
El reloj estaba muy bien diseñado y cumplía cabalmente con el propósito de su creador.
¿Por qué no suponer que el universo ha sido diseñado (Teleología) y programado para que
evolucione hacia un objetivo determinado, con simplicidad y con complejidad? Muchos
sistemas complejos pueden ser explicados como resultados de procesos naturales simples,
lo que significaría que lo complejo es el resultado de una evolución.
Lo más llamativo de la evolución biológica es que sea por medio de mutaciones y por
“selección natural”.
¿Podrían las mutaciones ocurrir por casualidad (no causalidad)?, ¿con la gran cantidad de
variables participantes?, ¿no será un sistema sinergético? La existencia de un orden no
requiere la necesidad de un programa diseñado; esta idea no estaría en contraposición con
la 2ª ley de la termodinámica, siempre que el orden sea compensado con un desorden
equivalente en otro lugar. Si el desorden total aumenta constantemente, querría decir que
el universo debió ser originalmente ordenado. Esto sería una evidencia para la idea de un
Creador que determina el fin de lo creado.
El concepto también implica que lo ordenado es altamente improbable e inestable.
Si el universo fuese un accidente, toda organización u orden en él –por pequeña que fuese-
sería mínima... ¿somos mínimos?
Si el Big Bang hubiese sido un acontecimiento al azar, la entropía habría sido máxima y
como no es esto lo que percibimos tendríamos que concluir que –científicamente- el
universo ha sido ‘escogido’ entre muchísimas alternativas posibles... ¿Y quién o qué hizo
esta selección?
La sugerencia de que el orden cósmico surgió espontáneamente como resultado de una
combinación altamente improbable es ilusoria... que el universo hubiese sido caótico
durante la mayor parte de su existencia y que de repente ocurre algo prácticamente
imposible... ¿quién lo podría realmente creer?... ¿y sin fundamentos?... ¿y la vida, que
requiere de entropía negativa (energía) para generarse?...
Curiosamente esta línea de pensamiento conlleva un elemento de inmortalidad pues cada
estado posible puede realizarse después de su desaparición, es decir, una vez que la Tierra
desaparezca, podría ser reconstituida con todas sus características, incluyendo su
población, y no sólo una vez sino que infinitas veces, desde duplicaciones exactas hasta
todas las variantes posibles. Esta idea de ‘azar’ también implicaría que la percepción del
universo es –necesariamente- seleccionada por nosotros; por definición, no podemos
observar un universo deshabitado... ¿quién observaría?
Gran divergencia, mientras la Teoría del Big Bang plantea que el comienzo del universo fue
de gran orden, los partidarios de la generación espontánea aseguran que el universo fue
originado en total desorden.
¿Cómo resolver este conflicto entre científicos? Algunos tercian con mucha soltura de
cuerpo diciendo que esto no tiene importancia pues no se puede discutir después del
evento que no ha dejado rastros, el universo es como es y basta, lo que estaría en línea con
la filosofía positivista que sostiene que no tiene sentido discutir lo que no puede ser
observado. Pero estos señores estarían haciendo caso omiso al problema de probabilidades,
“es como es” significa que hubo una sola alternativa y, entonces, no tiene sentido hablar de
probabilidades.
También debemos considerar el principio antropológico que establece que el universo
tiene que contemplar la aparición de la conciencia en algún punto de su evolución; según
esto el universo no podría haber tenido más alternativas que la que tiene.
Tanto el positivismo filosófico como el principio antropológico implican la necesidad de
observadores inteligentes... no necesariamente humanos, podrían ser E.T.
Los teólogos no se hacen problema pues consideran que Dios podría ser ese observador, lo
que podría significar la posibilidad de un universo sin vida.
No son muchos los que respaldan estas ideas, hay otras interpretaciones y teorías; una de
las más populares es la de los universos múltiples.
Según esta teoría, el universo que percibimos no es más que uno de los, probablemente,
infinitos universos diferenciados unos de otros por las relaciones entre energía y materia.
La mayoría de estos universos no serían adecuados para sustentar vida porque su
equilibrio termodinámico sería de máxima entropía; pero habrían algunos pocos en que la
probabilidad de vida existiese y hasta que ella surgiera ‘por accidente estadístico’; y sólo
algunos de estos poquísimos podrían contener vidas inteligentes que permitieran
observarlos.
Una variante de este modelo es la del universo oscilante. En ella se postula que el universo
se expande sólo hasta cierto punto, para después contraerse hasta un mínimo
cataclismático llamado el “Big Crunch” que sería el comienzo de una nueva expansión.
Esta teoría podría estar respaldada por la Quántica que postula que todos los mundos
quánticos posibles se realizan y coexisten paralelamente pero sin comunicación entre ellos
ni en el espacio ni en el tiempo. Esta idea es atacada por científicos y filósofos porque si la
naturaleza puede hacerse real en todas sus posibilidades, no se necesitarían explicaciones,
los científicos se quedarían sin trabajo y los filósofos no podrían ni afirmar ni refutar la
existencia de varios universos. Otra crítica es que parece ser la antítesis de la Navaja de
Occam, que plantea que la explicación más probable es la que contiene las ideas más
simples y el menor número de pre-supuestos. Y –por supuesto- patrocinar la reunión de
universos infinitos para explicar uno, no tiene nada de simple.
Apreciamos que esta aplicación de la teoría Quántica es muy exagerada en lo cósmico pero
reducida en lo epistemológico.
Una vez más nos encontramos con el caso de la Ciencia basándose más en fe –en las
matemáticas- que en la observación... lo que ‘filosóficamente’ podría ser hasta aceptable.
Las bases científicas de los principios antropomórficos, tanto el fuerte como el débil, son
discutibles desde el punto de vista de las probabilidades pues es prácticamente imposible
que el evento ‘universo’ ocurra porque la probabilidad es proporcional al grado de
complejidad (cantidad de variables); las coincidencias con pocas variables son más
probables que las con muchas de ellas... accidentalmente, ¿podría surgir… una estrella?, tal
vez ¿una galaxia?, bastante difícil; pero ¿un universo... y con vida?...
La única defensa de esta posición es que, por alguna razón desconocida, la formación de
una galaxia está concadenada con la estructura “de equilibrio energético” de la red
universo.
Otra teoría en el tapete es la del orden resultante de un caos como consecuencia de un
proceso ‘físico’; circunstancia que aparentemente estaría en contradicción con la 2ª de la
TD porque aun siendo cierto que un sistema ‘aislado’ puede ordenarse a costa del desorden
de lo que le circunda, nadie podría sostener que el universo sea un sistema aislado.
La alta entropía se aprecia en los metales de masas medianas, la común es como fierro. La
producción de luz solar (desprendimiento de energía de las reacciones nucleares) se
reduce a convertir el hidrógeno y helio en fierro… ¿por qué no es todo fierro? Porque el
estado inicial fue muy caliente para formar fierro. Esta idea puede llevar a suponer que no
fue una necesidad el que el universo fuese ordenado sino que, por el contrario, este era de
entropía máxima.
Las grandes estructuras, como astros y galaxias, son moduladas por la gravedad, entonces
una buena pregunta sería si, desde el punto de vista de la gravedad, vivimos en un universo
ordenado o desordenado.
Pregunta esencial de nuestra existencia: ¿Fue el Universo creado en forma muy
especializada o vivimos a causa de un tremendo e insignificante accidente, en una
alteración de la nada?
No tenemos muchas herramientas científicas como para poder contestar fehacientemente
esta pregunta; solo tenemos a la 2ª ley de la termodinámica y a la gravedad, pero –hasta
ahora- no hay acuerdo sobre ellas.
Nos dicen que la gravitación, concepto fundamental de la Física, es la fuerza más débil de
todas las fuerzas naturales pero que como su poder es acumulativo, es dominante por
cantidad (¿democrático?).
La teoría con más adeptos establece que todos los sistemas gravitacionales se
desmoronarían si todas las demás fuerzas naturales dejaran de actuar.
No olvidemos que el Hoyo Negro representaría el equilibrio final del sistema gravitacional,
es decir, el de máxima entropía.
Dentro de las posibilidades de un universo producto del azar, la teoría del Big-Bang tiene
más sentido manifestado a través de un hoyo negro que como consecuencia de una
dispersión de gases.
La gravedad acumulada en el universo trata de restringir la expansión, es decir, el universo
muestra una acción opuesta entre la fuerza expansiva del big-bang y la fuerza de gravedad;
esta trataría de hacer retornar a los componentes a su estado original. Si el big-bang
hubiese sido débil, el cosmos habría regresado rápidamente al big-crunch. Si la expansión
de material cósmico hubiese sido más rápida, no habría ‘habido tiempo’ para que se
formasen las galaxias.
Curiosamente, el llamado “tiempo de Planck” (10 elevado a menos 43 seg, es el momento
más temprano que permite que los conceptos de tiempo y espacio tengan sentido) es justo
el requerido para la creación de un universo como el que percibimos... ¿otra casualidad?
Esto de los ‘tiempos’ tiene sus complejidades; debido a las dimensiones y edad ‘probable’
del universo, ningún observador actual podría ‘ver’ más allá de 20 mil millones de años-luz.
La Tierra está tan distante de otras regiones que algunas de ellas están más allá del
‘horizonte’ temporal.
Estos planteamientos nos hacen formular nuevas preguntas: ¿por qué esas regiones del
universo, a pesar de estar desconectadas son tan parecidas a las demás en estructura y
conducta?; ¿cómo se puede explicar la ‘cooperación’ entre ellas a pesar de la
‘incomunicación’?
La ‘Ciencia’ trata de responder:
con la idea de la isotropía cósmica (la uniformidad con orientación; tiene que ver con el desarrollo y organización del movimiento cósmico, ‘tan peculiar e improbable’);
con la teoría del principio escondido. Se postula que la suma de cualquier cantidad cósmica debiera ser cero: la suma de las cargas negativas tiene que ser igual a la suma de las cargas positivas (principio de electrones no distinguibles); los cuerpos dejados caer desde una misma altura, tocan el suelo al mismo tiempo (principio de equivalencia, por el cual la gravedad es independiente de la naturaleza del cuerpo); es decir, si el universo fuese absolutamente uniforme, no podrían haberse formado las galaxias;
con la teoría de la disipación. Establece que al comienzo el movimiento fue altamente desuniforme, la disipación era extremadamente turbulenta; la expansión sería diferente en los distintos sentidos. (Hay dos objeciones valederas a esta teoría: por grande que fuese la distorsión de un estado inicial, siempre sería posible encontrar una huella o vestigio de él; y –no olvidar- la disipación genera entropía, las teorías de la gran unificación de las fuerzas fundamentales demuestran que los protones decaen, se desintegran pero también pueden ser creados)
con el principio antropológico. En un mundo de hoyos negros y de grandes turbulencias cósmicas, la vida sería altamente improbable. No habría manera de explicar la vida; si no hubiese ‘observador’, no existiríamos.
Con la teoría de la inflación. Tiene que ver con la enorme cantidad de energía-materia. Existiría una especie de fuerza cósmica repulsiva que se habría originado antes de 10 elevado a menos 35 seg del gran inicio, a una temperatura de 10 elevado a 28 grados Kelvin; a medida que el universo se expandía y se enfriaba, la fuerza repulsiva en cuestión se imponía sobre la atracción gravitacional lo que se traduciría en un universo inflándose a gran velocidad. Esta explicación resolvería varios problemas cósmicos: el de uniformidad, el de equilibrio entre la fuerza expansiva del big-bang y la gravitación del material cósmico, y el problema del ‘horizonte’. Muy inteligente, pero no sólo no se ha podido comprobar sino que crea sus propios problemas: el mayor es conocido como “la salida graciosa”; la enorme expansión causa una violenta caída de la temperatura, a casi cero... todo se habría congelado y, por lo tanto, no habría podido haber inflación... ¿la alternativa?; que hubiese habido
un “súper enfriamiento” que no causó congelamiento (como ocurre con el agua corriente a temperaturas sub-ceros)... una sub-alternativa: que el súper enfriamiento hubiese causado burbujas... pero todo no pasa del nivel de conjeturas.
No miremos en menos todos estos esfuerzos aparentemente infructuosos porque nos
enseñan como un avance en los fundamentos de la Física puede hacer cambiar toda nuestra
percepción, no solo del origen del orden universal... Pero siempre estamos y estaremos
muy lejos de saber la Verdad sólo con el uso de la razón y de los sentidos.
Me acusan de pesimista y comunista… Insistamos en el análisis del enfoque científico pero
desde una perspectiva distinta…
Demás está decir que si alguna de estas -u de otras-teorías fuese correcta, querría decir de
que no hay necesidad de una creación “especial” pero hasta ahora no se puede descartar la
posibilidad “teórica” de que haya sido creado por Dios; más todavía, si todas las otras
teorías fallan, de acuerdo al principio científico de “evidencia negativa”, no habría más que
aceptar el origen divino del universo.
La mayor objeción para esta conclusión científica es que en el pasado se le atribuyó a Dios
la creación de entes que, según la Ciencia, son explicados cabalmente en términos
astrofísicos; por ejemplo, el sistema solar no tiene necesidad de una explicación
directamente sobrenatural; esto da pábulo para que sean muchos los que “crean” que en el
futuro se elaborarán teorías “perfectas” sobre el origen del universo; hay otros, los más,
que ignoran o no les importa en absoluto el tema (ya se ganaron el cielo porque fueron
bautizados con agua bendita), otros sostienen que la participación de Dios será probada
científicamente y otros que niegan la posibilidad de que los humanos puedan explicar
‘racionalmente’ este fenómeno que sólo puede ser aceptado por fe… la fase mayor del
conocimiento.
Esta diversidad de criterio podría cambiar si se difundiese, tempranamente, que desde el
punto de vista científico, la alternativa divina tiene cabida en la explicación de las
“constantes fundamentales” del universo.
Es muy ‘curioso’ que haya cantidades que tienen el mismo valor numérico en cualquier
parte o en cualquier tiempo. Tomemos el caso del átomo de hidrógeno; es el mismo en la
Tierra que en cualquier estrella, por lejana que esté; ¿por qué el protón de este elemento es
1836 veces más pesado que el electrón?; ¿por qué precisamente este número?; ¿por qué
sus cargas eléctricas son las que son y no otras? Lo cuantitativo es crucial en la estructura
del mundo físico.
Si la fuerza nuclear fuerte fuese más débil de lo que es, el núcleo atómico sería inestable y
se desintegraría.
El núcleo compuesto más simple es el del Deuterio, un protón y un neutrón unidos por una
débil fuerza nuclear fuerte; si la fuerza nuclear fuese menor en un pequeño porcentaje, la
unión no sería posible. El sol, al igual que otras estrellas, usan Deuterio en su cadena de
reacciones nucleares; sin este isótopo no habrían estrellas y si –por alguna razón
desconocida- llegasen a encontrar alguna otra forma de generar calor, sus estructuras
serían distintas.
Conceptualmente, lo mismo pasaría si las fuerzas nucleares fuesen ligeramente más fuertes;
el Big Bang no habría dejado nada de hidrógeno disponible. Se podría especular que
durante el Big Bang se produjeron más protones que neutrones y que cuando el sistema se
empezó a enfriar, los neutrones buscaron protones para matrimoniarse; los deuterios se
sintetizaron en helio y el residuo de protones libres formó el material básico de las
estrellas.
Las estructuras cósmicas son altamente sensitivas a las alteraciones, basta una pequeña
desviación en la fortaleza de las fuerzas para causar cambios drásticos. Las estrellas
pesadas tienden a ser más calientes y más brillantes y desplazan con facilidad energía
desde sus centros hacia su periferia para que sea transformada en luz y radiación. Las
estrellas livianas son más frías y tienen que aportar convección para ayudar a la radiación,
lo que hace hervir a sus capas superficiales. Estos dos tipos de estrellas son conocidas como
las gigantes azules y las enanas rojas. Todas las estrellas están comprendidas en uno de
estos dos grupos y su diferencia radica en una coincidencia en las constantes
fundamentales de la naturaleza. Sería suficiente una alteración de 10 elevado a menos 40
en la gravitación para quedar fuera de los límites de la coincidencia numérica y tendríamos
un universo en que todas las estrellas serían o gigantes azules o enanas rojas, el sol no sería
posible y –podríamos inferir- tampoco la vida.
La lista de “accidentes” es larga y la de las opiniones divergentes de los físicos es aún mayor.
“Accidentes”, “casualidades”, “coincidencias”; ¿por qué?... ellas serían evidencia de la
creación diseñada.
Una vez más llegamos a la misma conclusión; todo se reduce a “creer”. En nuestro tiempo
es más ‘fácil’, ‘divertido’ y “vanidoso” creer –o hacer creer- en universos infinitos paralelos
que en uno creado, aunque no exista no solo comprobación sino que ninguna teoría
científica sin contradicciones o límites. Mientras no podamos irnos a visitar a nosotros
mismos en otros universos, ellos serán materia de fe, tanta o más que la requerida para
creer en Dios.
Los argumentos científicos en favor de una creación divina del universo han sido,
evidentemente, indirectos; por esta razón algunas personas demandan evidencias
directas… y otras las dan. Las acciones directas de Dios en el mundo físico se conocen con el
nombre de milagros: “algo hecho por el poder divino en forma directa pero distinta al
orden físico normal”.
Así como cuestionamos a las teorías científicas también cuestionaremos a los milagros.
¿Cuál sería la razón de ser de los milagros?... ¿para qué Dios demuestre su preocupación
por el mundo (no sólo lo humano)? ¿Para corregir los errores humanos que ponen en
peligro su Plan? O, simplemente, ¿llamamos milagro a los fenómenos cuyas leyes de
ocurrencia aún no conocemos? o –como muchos aseguran- los milagros no serían más que
supersticiones ateísticas enraizadas en la magia del pasado y que ahora –por razones
inmorales- serían institucionalizadas por la religión organizada; otros argumentan que si
Dios es omnipotente no necesita de milagros pues ellos significaría que ha perdido el
control del mundo.
¿Cuántas paradojas conocemos en la Naturaleza? ¿Llamaríamos milagro a la anomalía del
agua, porque esta irregularidad en los conceptos de los estados de la materia permite, por
ejemplo, la supervivencia de la flora y fauna marina en las grandes masas líquidas cercana a
los polos?
...Todo es humanamente discutible; producto de nuestra ignorancia y de nuestra vanidad
‘originada’ (por lo llamado Lucifer)… siempre tratando de corregir a Dios. Dios “actúa en
forma misteriosa” y no sería ‘anormal’ que hiciese notar Su presencia al mundo o a parte de
él, sin pasar a llevar nuestro “derecho” de libre albedrío. Esto no quiere decir que todo lo
que no entendamos sea considerado ‘milagro’; de hecho existen eventos ‘paranormales’,
fenómenos que parecieran estar asociados a la psiquis humana. La declinación de la iglesia
organizada ha promovido la especulación sobre fuerzas y auras misteriosas, poderes
sobrenaturales de la mente sobre la materia, etc.... La novedad es el lenguaje pseudo-
científico de esta nueva ola… o era.
Personalmente, pienso que este no es un tema de discusión pues sólo un ‘milagro’
permitiría el convencimiento de un no-creyente… comprobado científicamente por
experiencia personal.
Insistamos en el inagotable tema del objetivo del universo.
Si el universo ha sido creado por Dios, tendría que tener un propósito. Si ese propósito
nunca se cumple, Dios sería falible; ¿qué pasaría en caso de que se cumpliese el objetivo?, la
existencia del universo ya no se justificaría, ¿se acabaría el universo o sería ‘reciclado’ en
otro...? Las religiones no dan una respuesta a esta pregunta
(Génesis I); la ciencia también tiene respuestas discrepantes.
Hemos insistido en que la 2ª ley de la termodinámica asegura que el universo está
decayendo y que llegará a un estado de equilibrio termodinámico de máximo desorden, la
muerte del calor, cero energía... nada pasa, nada hay (¿infierno helado?). Esta ley impone la
asimetría del tiempo, la que nos hace diferenciar el pasado del futuro, en un
desplazamiento unidireccional e irreversible.
El destino de la Tierra está íntimamente ligado al destino del Sol... vamos hacia una era de
hielo. Los científicos aseguran que los cambios magnéticos en el sol, los vientos solares,
tendrán consecuencias catastróficas en la tierra.
El sol tiene combustible para unos 4 a 5 mil millones de años, estaría en la mitad de su vida,
pues, según nos dicen, ‘nació’ cuando el Universo ya tenía como 12 a 13 mil millones años
de edad (no sé qué tipo de años… ¿sin sol?).
Su vejez será como la de muchos, triste; vagará erráticamente, tendrá altos y bajos,
cambiará su dieta de hidrógeno a helio, se enfriará paulatinamente, se achicará, morirá y
será ‘ensolado’ como una estrella enana negra... como corresponde a su alcurnia.
Otras estrellas mueren en forma más espectacular; las supernovas, por ejemplo, se suicidan
volándose los sesos y todo lo demás; las estrellas pesadas se “sumergen” en hoyos negros.
Pero todavía esto no significa la muerte del universo pues, así como nació el sol, siguen
naciendo nuevas estrellas como consecuencia de las concentraciones de gases
interestelares… Sí, así como no entendemos la Vida, tampoco entendemos “la inmortalidad de
la muerte”.
Por otro lado, los hoyos negros no son estrictamente negros, cuando se comen a las
estrellas les queda una especie de halo calórico en los labios que les hace ‘evaporarse’ y en
períodos de unos 10 elevado a 123 años esos monstruos que pesaban tanto como varias
galaxias juntas, se verán reducidos a casi nada, pero estarán tan calientes que podrán crear
materia; si no todos, por lo menos la mayoría de ellos, podrían explotar y formar una lluvia
de rayos gamma.
Pero el sol no es la única influencia sobre la tierra; la explosión de una estrella cercana
podría eliminarnos por radiación (como les pasa a ciertos cánceres); o, el paso de un hoyo
negro por el sistema solar podría hacer variar las órbitas planetarias.
Todas estas conjeturas se basen en que el universo se seguirá expandiendo ‘eternamente’,
aserto que nadie puede asegurar.
Como consecuencia del poder gravitacional esta expansión podría detenerse, según fuese la
densidad del material... lo que es imposible de vaticinar.
Si esto ocurriese, no querría decir que el universo se detuviese sino que se empezaría a
contraer con un movimiento acelerado... como en una cinta de video cuando se vuelve a
posición cero, todo pasaría al revés y a gran velocidad, hasta que el calentamiento excesivo
haga reventar a las estrellas. Esta es la teoría del “Big Crunch”... aniquilación total, nada –ni
‘para el recuerdo’- La gravedad que dio a luz al universo, ahora la mata.
Son muchos los científicos que se niegan a aceptar este destino tan ‘feo’ y ‘prefieren creer’
que alguna fuerza –todavía desconocida- detendrá el proceso y se re-comenzará un nuevo
proceso de expansión-contracción cíclica y de secuencia infinita. Esta ‘historia feliz’ es la
base de la “Teoría de la oscilación” y al plantear la posibilidad de un universo “inmortal”…
similar a la ‘misteriosa’ escatología religiosa... ¡inmortalidad!... curiosa, muy curiosa.
También, muy interesante… pero ¿qué pasará con la humanidad, sobrevivirá?
¿Qué nos dice la ciencia? La tecnología de la intelectualización de los computadores seguirá
desarrollándose con carácter prioritario. Por supuesto que habrán muchos problemas
serios, no sólo científicos; ¿será preferible ser dirigidos por máquinas?... en cierto modo,
esto ya está pasando hoy, a comienzos del siglo XXI… no por sino que por medio de.
Las informaciones se pueden transferir fácilmente de una máquina a otra lo que hace
perfectamente factible la existencia de “súper-cerebros electrónicos” que no sólo den
resultados sin error sino que sean, en niveles racionales, hasta capaces de decidir por ellos
mismos.
La ingeniería genética estudia la posibilidad de máquinas ‘pensantes’, capaces de modificar
los organismos vivos actuales y hasta la de inventar algunos nuevos; no es difícil imaginar
súper-cerebros que sean decisivos en la ‘manipulación’ genética de “hardware” orgánico o
‘implantar’ “chips” en los cerebros o neuronas en los computadores.
El asunto es que todo esto tendría que apuntar hacia objetivos decididos por nosotros, los
humanos... por algunos humanos… hasta la “Rebelión de los Robots”.
¿Ciencia ficción? ¡No!... Es la razón de este Ensayo; hoy vivimos en un mundo donde somos
‘educados’ (manipulados, controlados, embrutecidos) por poderosos intereses ‘humanos’,
¿por qué no creer que estos mismos intereses –en el ‘perfeccionamiento’ de sus técnicas-
recurran a herramientas como las ya insinuadas? No sería más que una variante de la
pregunta: “¿quién controla a quién”?; hoy la ex dictadura imperial se llama ‘democracia’,
mañana podría ser ‘los juegos electrónicos’. Muchos, muchísimos, serían convencidos por la
idea de que el estado deplorable en que se encuentra la tierra es debido a nuestro erróneo
control sobre ella; se implantará la idea de que por su bienestar y el nuestro, debemos
seguir las invitaciones e instrucciones televisivas y computacionales (por supuesto no se
mencionará al ‘programador’)
En la búsqueda de fuentes de energía, ya se sugiere el poner a las galaxias o a los hoyos
negros al servicio de la tierra.
Este análisis de las posturas científicas y religiosas nos ha permitido visualizar el estado de
la ciencia actual; en el fondo, se nos hace creer que podemos tratar de hacer lo que
queramos; las únicas limitaciones son las leyes físicas, no las leyes morales ni mucho
menos las desconocidas espirituales. ¿Hay alguien que sea libre e informado para decidir
BIEN?, ¿Qué pasa con el determinismo?
Recurramos de nuevo a la comparación por paralelismo.
¿Por qué no consideramos que Dios sea el “Súper-Cerebro” con la capacidad para actuar
más allá de las leyes físicas conocidas? No sería ‘Dios’ si estuviese obligado a actuar en el
marco de leyes ‘deterministas’ o si no hubiese creado también al tiempo y al espacio y si no
tuviese la capacidad para terminar con ellos.
Curiosamente, la física moderna considera la posibilidad de que en el interior de un hoyo
negro, el espacio y el tiempo pudiesen ser destruidos, es decir, hasta nosotros podríamos
destruirlos; y si esto fuese posible, entonces ¿por qué no podríamos también crearlos?...
¡sólo lo que está fuera de las leyes físicas es imposible!
Pero, también podría existir la posibilidad de que la teoría del Big-Bang fuese errónea y el
espacio-tiempo fuese eterno; lo que –por lo menos- significaría que habría un dios eterno,
poderosísimo, infinito pero no omnipotente porque tendría que limitarse a modelar,
estructurar y organizar la materia, en el marco de las leyes naturales, es decir, no podría
crear “algo” a partir de la “nada”, principio básico de muchas religiones.
¿Hay alguna evidencia de la existencia de este dios “natural”?... Como ha ocurrido en el
curso de todos nuestros análisis, en este caso tampoco tenemos los conocimientos
suficientes como para responder a esta pregunta crucial.
Es evidente para nosotros que el cosmos, la vida, no podrían existir si no hubiese una
Inteligencia Original. Una vez más, esto no quiere decir que usemos a Dios para encubrir
nuestra ignorancia, por el contrario, a Dios se llega por sabiduría.
Por supuesto que todavía hay que quienes cuestionan el origen “inteligente” de la vida y la
proponen como consecuencia del proceso de lo inerte pero estas personas tendrían que
explicar por qué no sería posible que la mente fuese anterior a la materia. El que la
inteligencia sea el grado máximo del desarrollo evolutivo animal en la Tierra, no es un
concepto legal, apenas convencional. En los círculos científicos es cada vez mayor la
aceptación de que ni la vida ni la mente estén limitadas por la materia; podrían ser la
consecuencia de fenómenos electromagnéticos.
Conceptualmente, la conciencia y la inteligencia no son simples ‘software’
Si el universo fuese una mente organizada, la naturaleza podría ser producto de su propia
tecnología; nuestras propias mentes podrían ser como células conscientes de la ‘mente
universal’. ¿Acaso no es evidente que la mente humana es capaz de, para bien o para mal,
producir ‘cambios’ en la naturaleza?... problema crucial en nuestros días; entonces, ¿por qué
no podría existir una mente ‘original’ capaz de controlar desde lo sub-atómico hasta lo
galáctico y lo invisible para nosotros? ¿Puede alguien asegurar que la maravillosa
organización que observamos en los minúsculos átomos y en sus conjuntos es sólo el
misterio de un accidente provocado por la auto-organización de lo inerte?
Históricamente estas preguntas han causado que sean muchos los que se formen una idea
no convencional de Dios. El politeísmo es una de ellas, muchos dioses con poderes distintos
en calidad y cantidad; la idea la encontramos también en la moderna “inteligencia
extraterrestre”
Última espiral del tornillo o perno: Algunos científicos se atreven a afirmar que la pregunta sobre el origen de las leyes de la Física no es relevante porque no pueden tener corroboración científica, es decir, tenemos que aceptar a las leyes sin ninguna explicación racional porque el universo es consecuencia de una “Súper Ley”… se enojan si uno les agradece el nuevo nombre a Dios. ¡‘científicos’!? La Ciencia y la Religión parecieran ser disciplinas distintas pero es indiscutible que la Ciencia debe buscar explicaciones a temas tradicionales del campo religioso porque son parte del camino “sabiduría”. La energía, la materia, la vida y sus distintas manifestaciones, tanto físicas, sicológicas como espirituales deben ser investigadas y –por sobre todo- cultivadas porque son de la Naturaleza. La Ciencia no solo no ha dado respuestas a ninguna de las interrogantes trascendentes sino que entre ellos las discuten contradictoriamente. Lo mismos conflictos ocurren en los campos de la Filosofía y de la Religión. Lo grave es que en todos los campos surgen fanáticos que, desconociendo sus propios errores y falacias, dogmáticamente niegan y acusan de falsos a los demás campos… Consecuencia: gran perjuicio en la sociedad, especialmente en la educación. El reconocer que “nadie es dueño de la verdad absoluta” ha estimulado la búsqueda en conjunto; por eso, todos apoyamos los programas de estudios genéticos, los de unificación de las energías (súper gravitación)...
Algunos físicos ya afirman que la Física poco y nada tiene que ver con la Verdad sino que es la búsqueda de modelos que permitan establecer relaciones sistemáticas de lo que observamos; esta postura merece el nombre de “visión positivista”. La misma Teoría Quántica, en el fondo, plantea el que no hay realidad absoluta pues sostiene que la realidad es única para cada ‘observador’. Pero también ‘todos’ deberíamos entender que las respuestas a las preguntas espirituales también pueden ser contestadas con un Sí o con un No, pero mientras la Ciencia hace del escepticismo una virtud, la Religión se basa en fe total. La “diferencia” se puede superar; Einstein hablaba ‘amorosamente’ de la simplicidad lógica del universo y que debíamos maravillarnos humildemente a pesar de solo verlo parcialmente. Parece lenguaje religioso, ¿verdad? ¿Qué alumno de enseñanza media no se ha conmovido frente a la simpleza elegante de un F = m x a?... ¿Cómo irá a ser de bella la última fórmula, la de todas las energías unificadas? Razón de sobra para ser científico... desgraciadamente, por un lado, el campo ha sido infiltrado, contaminado y “tecnológicamente” adulterado, y por otro, son muchos los estudiantes a los que se les priva el gozar el conocimiento de la naturaleza, al enseñárseles a odiar a las matemáticas… poesía de la Lógica y, por ello, herramienta fundamental de las ciencias; Dios ha sido llamado el Gran Ingeniero, el gran Arquitecto... lo que significaría que, por sobre todo, es un Gran Matemático... pero de otras matemáticas. ¿No es acaso una ‘señal’ el hecho de que la naturaleza se podría explicar por inferencia lógica y que seamos los humanos los únicos que podamos ejercer este poder en la tierra?... sin olvidar que, para ello, es indispensable el “alcanzar” el don de la fe. Estas ‘divagaciones’ nos retornan a la pregunta sobre la omnipotencia de Dios, ¿pudo Él tomar otra alternativa o estuvo obligado a tomar la “lógica”? o ¿es la lógica consecuencia de la alternativa tomada? A Einstein le preocupaba este asunto, especialmente si el atenerse a la lógica no significaba una pérdida de libertad... decía: “Si sólo hubiese una posibilidad de creación, ¿para qué se necesitaría un creador?” Para que no interpreten mal, les aclaro que esto no negaría la existencia de Dios sino que limitaría sus poderes; no habría “sobre-natural”. Sería similar a lo que ocurre con nosotros, así como el cerebro es el medio de expresión de nuestra mente, así el mundo físico sería la expresión de la mente de este Dios “natural”. Y, una vez más, aparece la ‘sombra’ de la muerte. Dios – Mente – Organización, esto significa energía, o –si prefieren- entropía. ¿Moriría Dios? Con lo que sabemos hoy de física, tendríamos que responder de que sólo un universo cíclico podría justificar a un Dios “natural” infinito y eterno. Si Dios es sobre-natural, la canción sería un himno.
Los humanos hemos demostrado hasta el cansancio de que estamos limitados, no sabemos cuán limitados... ¿podremos algún día entender a las partículas sub-atómicas? Tal vez sí pero las ideas son de distinta jerarquía y tiene que haber un límite para nuestra comprensión; qué levanten la mano los que entienden la teoría de la relatividad... Vivimos en lo que llamamos la era científica (pero los científicos –personas muy sensibles- la llaman era tecnológica) y la persona común –por mala educación- sabe mucho de irrelevancias, muy poco de ciencias y nada de fe. Podrá ocurrir que tengamos muchas leyes fundamentales para explicar muchos fenómenos o relaciones de ellos en la naturaleza pero no sabremos el por qué y el para qué de ello; el enfoque reduccionista no nos puede llevar al holístico; si hablamos, por ejemplo, de “presión” podemos escalar a concepto de mayor jerarquía, el de tensión superficial, donde no nos preocupamos de ingredientes ni superficies sino que puramente de la cualidad. Y así, mientras más escalemos en la jerarquía conceptual mayor será la abstracción... ¿Cuál será el nivel más próximo al de Dios?... No podrá haber respuesta porque estamos tratando con conceptos holísticos que no se pueden explicar por reduccionismo... “Dios está formado de... fuerzas de amor y de esperanza”. ¡Bravo!, Nobel de Literatura… pero imposible. El problema que tenemos, a inicios del siglo XXI, es saber si necesitamos más ‘leyes holísticas’ o basta con las de termodinámica, las del comportamiento de los gases (donde las moléculas actúan en forma colectiva). Sabemos algo de vitalismo, de fuerzas telepáticas y sicocinéticas, etcétera; desafortunadamente, en este campo también hay mercaderes que abusan y venden productos o contaminados o adulterados o falsos a quienes muestran alguna inquietud sobre el tema. Nos acercamos al final de estas comparaciones y todavía no hemos sobrepasado la etapa de las preguntas: ¿Serán la vida y la muerte explicadas por la lógica o por la holística? ¿No será la holística otra forma de lógica? Hay ciertos “juegos” en que formas simples pueden derivar en estructuras complejas; se les han bautizado como los juegos de conducta automática. No se podrá negar que la mayor contribución de la Física ha sido por medio del reduccionismo. La Holística es más bien el campo de las ciencias cognoscitivas coordinadas por las teorías de sistemas, de juegos y de sociología... y por la física. De hecho la relatividad, los quanta, la física de los sistemas auto-organizados contienen conceptos netamente holísticos. Lo que está lejos de nuestra percepción es que los físicos también se preocupen -profesionalmente- de la ética, la estética y del sentido de propósito. Hoy hay mucho debate sobre las implicaciones de las prácticas genéticas o de energía nuclear o de trasplantes o de... y sería hasta peligroso que se les diese responsabilidad de jueces a los físicos, acostumbrados a pensar en “campos” donde batallan las fuerzas de gravedad contra las térmicas y radiaciones electromagnéticas que tratan de aniquilarse.
En la naturaleza que conocemos científicamente hay pocos períodos de estabilidad, el equilibrio está constantemente siendo quebrado por medios violentos; el mismo origen del universo, según los físicos, fue causado por un acto de violencia extrema. El Bien y el Mal son conceptos para el alma y para el espíritu, no para la materia. Padres, abuelos, vecinos… No existe duda de que existimos… y por “algo será”… Estudien, piensen, refuercen sus razonamientos con informaciones “naturalmente humanas” y cuando alcancen la fe, semilla del conocimiento espiritual, actúen, sirviendo a los demás… ¿Por qué?... Lea el próximo capítulo.
o ¿EPÍ-LOGO… EPI-GNOSIS?
El objetivo de este “trabajo” era ayudar a comprender que lo importante de la vida humana
sería conservar la Salud, tanto física como intelectual; que para ello se requeriría el uso
excelso de nuestro recurso exclusivo, la Mente; y de ahí se derivaría la importancia de la
Educación.
Sin embargo, en el curso de la “investigación” descubrimos la existencia de los
conocimientos “artístico” y “espiritual”, lo que nos invitó a compartirlos con ustedes para
perfeccionarlos retroalimentándonos mediante el uso de la web… especialmente con
aquellos que objetan las miles de proposiciones religiosas pues, debemos reconocer, nos
pueden motivar y estimular.
Los inspirados por el amor a la Naturaleza fueron los que “descubrieron” los fundamentos
de la fe.
-Rama me introdujo en el lugar sagrado.
-Krishna y Hermes me proporcionaron la llave del templo.
-Moisés, Orfeo y Pitágoras me mostraron el interior del templo.
-Y Cristo Jesús es el santuario, el alfa-omega, el fin...y el comienzo.
La primera lectura de la Biblia fue un desastre: la deshonesta “credulidad” de Abraham... la hipocresía del criminal Moisés (en una lectura posterior caí en cuenta de que a él no se le permitió entrar en la Tierra Prometida)… Job, David, Salomón y muchos otros “escogidos” que “utilizaron” a Dios para beneficiarse materialmente; no acepté las interpretaciones y tergiversaciones descritas por los bien pagados periodistas bíblicos (posteriormente comprendí que, en ese tiempo, no había mejor manera de propagar el Mensaje).
La Biblia me confirmaba que todo, hasta la fe, es acomodada a la satisfacción de nuestros vanidosos gustos y deseos “carnales” e irracionales… pero, en general, no era más que un cuento similar al de Pinocho.
Sí me llamó la atención el contraste con Jesús… filósofo de la humildad y del amor… ¡el primer comunista!
Pero lo que más me impresionó favorablemente –como para leerla de nuevo- fue el aspecto científico… aumentaron mis dudas con respecto a la eficacia de la razón.
Aristóteles enseñó que la tierra, al igual que todos los demás cuerpos celestes, estaba
encajada en la superficie sólida y transparente de una esfera unida a otras esferas. Había una
lógica para pensar así pero mucho antes, en Job 26:7 leemos que la tierra está en el espacio y
“unida a nada” e Isaías 40:22 aclara que es una esfera.
Por 2 mil años – hasta el Renacimiento- se afirmó que la tierra era un cuerpo plano en el centro del universo, haciendo caso omiso a “Las Escrituras”… ¿cómo el paciente Job y el profeta Isaías sabían lo que solo hoy sostiene la Ciencia.
Con respecto a la composición de los seres vivos, Génesis 2:7 nos habla de “polvo de la tierra”,
es decir, que lo orgánico está hecho a partir de lo inorgánico.
En lo que se refiere al destino del mundo; en Mateo 24:14 se nos comunica: “…para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin del mundo”… ¿sabría termodinámica
Mateo?
Contagiado con la invitante “inspiración bíblica”, investigué y, entre otros ejemplos, aprendí
que Newton, después de un riguroso examen de las Escrituras, escribió: “Encuentro más
muestras de autenticidad en el Nuevo Testamento que en cualquiera otra fuente histórica
secular”. Recordé –con nueva visión- que “en un principio”, las ciencias modernas
reestablecieron elementos de la antigua teosofía... la Teoría de la Relatividad se puede
considerar parte del dinamismo ó evolución espiritual… las ideas de Böhr hasta nos pueden
parecer exageradamente holísticas… la teoría de la unificación –sin los “acomodos” del azar-
revive el concepto de alma… Darwin atisbó leyes que la Naturaleza sigue para ejecutar el
plan divino; nadie puede negar que la lucha por la supervivencia, la herencia, la selección
natural son efectos de una Mente actuando en la Naturaleza.
Aparte de las meditaciones científicas también la Biblia me “sugirió” ideas con respecto al
entonces en boga movimiento feminista.
Sabíamos que en el siglo de oro: Sócrates preguntaba “¿A quién hablan ustedes menos a
que a sus mujeres?”; que Platón recomendaba compartir a las mujeres y que el Estado se
hiciese cargo de los hijos (no vamos para allá sino que las mujeres compartirán a los
hombres ); que Aristóteles pontificaba que la sociedad se desorganizaría por completo si
a las mujeres se les diesen los mismos derechos que a los maridos… que sería como si los
esclavos se igualasen con los amos… Algo se había ya “avanzado” en la segunda mitad del
siglo XX… Cuando estaba en cuarto año en la universidad, una mujer entró a estudiar
ingeniería… ¿derecho a voto?... Dudas y discusiones… La lectura de la Biblia me enseñó que
para Cristo Jesús no hay hombres ni mujeres, ni esclavos ni libres… todos somos seres
humanos… con los mismos derechos y capacidades, regidos por las mismas leyes y…
puestos a prueba con las mismas tentaciones…
En vista de los resultados, seguí estudiando ateísticamente.
¿Era Jesús otro “acomodador de Dios” o un mentiroso, o un lunático, o un vanidoso que
ingenió como ser el ser más famoso de la historia humana, o es nuestro Maestro Salvador?...
¿salvador de qué, si “su Dios padre” ni siquiera lo salvó de los sufrimientos de la crucifixión?
Surgió la clave; no fue por vanidad, sino que como enseñanza, el que hiciese lo contrario de lo
que hicieron los grandes héroes del AT… vivió en la pobreza, no mató a nadie pero revivió
a varios… su único lujo (que más me parece una muestra de su sentido del humor) fue entrar
a Jerusalén montado en asno… Se ganó todo mi respeto pero… ¿qué estuviese sentado a la
diestra de Dios…?, ¡¿Cansados de qué?!
Pero seguí estudiando… “sentía” que “algo importante había” en el seno de esa
insensateces … Me era difícil, muy difícil… pero… políticamente estaba de acuerdo con el
concepto contra la riqueza, fomentada por toda sociedad… era preferible ser “camello”.
Empecé a justificar, a ceder intelectualmente; muchos de los “errores bíblicos” podían ser
causados por deficiencias gramaticales… lenguaje sin puntuación; interpretaciones y
traducciones equivocadas de los limitados “periodistas”… Además, la religión –por ser un
“sistema ideológico subjetivo” similar a la ciencia y a la filosofía- “tenía que ser” refutable.
Y como en algunos puntos la Biblia me daba la razón, empecé a hacerme “amigo” de ella.
Acepté que (¡por supuesto!) tenía que haber una Mente creadora!… pero ¿qué prefiriese a los
judíos?... no joda.
Si algunos de los conceptos bíblicos eran similares a los míos, quería decir que era un buen
libro… ¿¡Muera la vanidad!? (todavía algo queda)
Mi “libre” albedrío siguió subiendo peldaños de la “escala larga”. Peldaño importantísimo
fue Mateo 22:37, nos da a conocer la esencia: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma y con toda tu mente”, La palabra clave, “Amarás” evidencia que las
facultades mentales tienen participación en el conocimiento espiritual; Jesús mismo,
continuamente estaba invitando a pensar, “Qué les parece”, es una frase común en sus
conversaciones; 2 Pe. 3.1, Heb. 11:1-6, Hechos 17:1-3 y 2 Tim 1:12 corroboran la no
ceguera de la fe y Juan 8:32 corona la idea al afirmar: “Debes saber la verdad, y la verdad te
hará libre”... ¡Debes saber!, no dice ‘debes ignorar’ ni ‘debes aceptar a ciegas’... tenemos que
informarnos y usar el libre albedrío, ¡viva la libertad!
Comprendía pero, aun habiendo conocido a Madre Teresa, me asqueaba la idea de unirme
al Papa y secuaces… hasta que de súbito, en el pestañeo de un suspiro profundo, me
encontré en la “la escala cortita”. El “rayo de la fe” fue la revelación que iluminó a mi libre
albedrío y escogí al Cristianismo como base de los principios espirituales.
(Conversaban un musulmán y un cristiano, el primero dice, “conozco a muchos musulmanes que tienen más fe en Mahoma que la mayoría de los cristianos tienen en Cristo”; la respuesta: “Hay mucho de cierto en lo que dices, pero el cristiano se salva”). …Cristiano sin diploma y sin iglesia “oficial”, simple siervo de Dios.
La gran duda quedaba atrás pues entendí que Jesús vino –o fue enviado- a corregir las
imposibles de evitar subjetividades humanas, las que no solo han distorsionado la Biblia…
El “esclarecimiento” fue clarísimo, pero de inmediato el “mundo” lo ha ocultado con miles
de caretas y disfraces “eclesiásticos” discrepantes.
La nueva tarea también es difícil… ¿Cuántos honestos habrán tratado de revelar la esencia
del verdadero Mensaje?... ¿Cómo saberlo?… más de 33 mil caretas “oficiales” y quizás
cuantas impresas… un amigo me dejó de herencia el voluminoso análisis de J. Vernon Mc
Gee, me ayudó bastante… He llegado a la conclusión de que la esencia cristiana se adquiere
en forma personal y que lo importante es la acción consecuente… ¿Sería La esencia, por
ejemplo, razón que justifique las “guerras santas”… entre –por sub ejemplo- franciscanos y
jesuitas?
Me parece obvio que no.
Como humano me siento tentado a darles la fórmula para “llegar al cielo”; como cristiano,
SÉ que esa fórmula ha existido siempre –en libros y tradiciones religiosas- y que, palabras
más, palabras menos, todo está, más o menos “enredado” en la Biblia; es responsabilidad de
cada uno retejer para encontrar su propio camino, los que serán distintos pero tan
efectivos como el de otros creyentes que también descubrieron que el fundamento es el
deber de “ayudar a los demás”… ¿cuándo?, ¿cuando ellos lo soliciten o cuando nosotros
juzguemos que va por mal rumbo?
La ayuda podría ser regalarles Biblias… pero –ya dijimos- es el libro más vendido pero poco
leído y menos comprendido.
Admiro a los “canutos” que, en tiempos de mi niñez, predicaban el Evangelio en las calles…
el que quería escuchar se detenía, otros se burlaban…
Tengo material y tareas para compartir… y saben mi dirección electrónica.
Romanos 10:17 nos dice: “La fe nace de una proclamación, y lo que se proclama es el mensaje
cristiano”...
El Evangelio, contrariamente a lo que hasta los religiosos predican, no es una teoría legalizada que nos diga que es lo que tenemos –o no tenemos- que hacer sino que nos recuerda lo que Cristo Jesús hizo por nosotros y el por qué lo hizo. La comprensión del Evangelio no es sólo una creencia sino que es un conocimiento, real y simple pero –pareciera- cada día más difícil de “practicar”. A muchos les llama la atención el que existan eruditos estúpidos e iletrados sabios; la fe cristiana permite obtener el “conocimiento pleno” (epignosis), es decir, el “conocimiento de la voluntad de Dios mediante dones de sabiduría...”; ¡Sabiduría!, la que sólo puede ser lograda por los discípulos del Maestro de maestros; por los poseedores del “conocimiento básico total”; que comprende desde el desarrollo de la instintiva curiosidad hasta la “inspiración del Espíritu Santo”… incluyendo la comprensión de que la satisfacción de nuestras necesidades está fundamentada e (íntimamente) relacionada con las leyes energéticas del universo. ¡¿Espíritu Santo?!; “Si tú lo buscas, el se dejará que lo encuentres” (1Cr 28:9). Tenemos entonces que la creencia religiosa de un individuo integra a “la mente, las emociones y la voluntad”. La fe cristiana está basada en evidencia, es una fe evolutiva y que se refuerza con la oración, que va más allá de la razón, pero no en contra de ella, por el contrario, es el aliciente de ella, la estimula… Si en el comienzo la fe fue una evidencia de co-razón, que originó a la ciencia, ¿por qué no maximizar los esfuerzos para re-unirlas nuevamente? A estas alturas ya todos debieran estar pensando en abrir la Biblia de la abuelita pero no piensen que adquirirán los fundamentos del cristianismo memorizando versículos “escogidos” por las iglesias; la Biblia es un todo en que se confrontan y entrelazan todos los versículos para determinar la estructura de la doctrina. Comúnmente se objeta que si el cristianismo es tan “perfecto”, ¿por qué hay tanta gente inteligente que lo rechaza? No puedo contestar por ellos, sólo puedo comentar que, en general, el rechazo a la fe cristiana se centra en los siguientes factores: Ignorancia (no necesariamente por falta de inteligencia), (Rom 1:18-23; Mateo 22:29); Orgullo… vanidad, (Jn, 5:40-44); Problemas morales (Jn. 3:19-20) Repito, todo se reduce a pensar las respuestas a la pregunta fundamental, ¿Por qué tuvo que venir Cristo a la Tierra?... ¿Vivimos en la superficie exterior o interior de una naranja?; debemos compartir y comprender el contenido de sus gajos para poder avanzar hacia el polo correcto.
Sea como sea, nuestras vidas están encausadas por alguna “espiritualidad”; es nuestra obligación usar nuestras herramientas exclusivas, “pensar” y “decidir” (antenas) Siguiendo caminos de la derecha o de la izquierda, la respuesta la encontraremos en polos
contradictorios, en el de la estrella de David (que domina a nuestra sociedad actual) o en el
de la cruz… expliquémonos (críticamente) el por qué de nuestra decisión trascendente.
Comenzamos con dudas… terminamos con menos…
Al comenzar podríamos haber postulado que la vida humana es una red de dudas… que
podemos esclarecer espiritualmente.
Ahora podemos asegurar que la duda mayor fue esclarecida por Jesucristo.
Estoy con –y espero, en- Cristo por fe pero, creo, llegué a ella usando la razón, proceso aún
en progreso; me consta que otras personas han alcanzado la fe por otros caminos… aún
“misteriosos” para mí.
La sublime esencia cristiana, en pocas palabras estaría contenida en:
Isaías 9:1-7; Su nacimiento fue profetizado con siete siglos de anticipación (Isaías 7:14, 8:3
y 9:6); fue concebido milagrosamente por una virgen; su nacimiento fue anunciado por
ángeles (Lucas 2:10-12); marcado en el cielo (Núm. 24:17; Miqueas 5:2); dijo ser uno con
Dios (Juan 8:58; 10:30); sus amigos lo adoraron; sus enemigos lo acusaron de blasfemia…
aún está vigente el “Se reunieron los reyes de la tierra y los príncipes se juntaron en uno
contra el Señor, y contra su Cristo”; hizo ‘milagros’… y ¡resucitó!
Su doctrina nos demuestra la armonía sublime del Universo, del cual somos “células”,
regida por leyes que no son del todo conocidas por nosotros y que, creo, son inalcanzables
pues exceden los objetivos de nuestras capacidades. Esta armonía –de aparentes
desarmonías- requiere de un Diseñador de inteligencia perfecta al que no podemos ni “ver”
ni percibir con los sentidos del cerebro pero tampoco lo podemos negar racionalmente… a
lo sumo podemos dudar que seamos “creados a Su imagen y semejanza” o –simplemente-
no querer creer.
Nuestras capacidades humanas –por razones de selección- nos han permitido “descubrir”
(percibir) y usar (¿¡abusar!?) efectos de ‘fuerzas (energías ondulatorias) invisibles’.
Nosotros, nuestras existencias, también somos fuerzas que interactúan y se retroalimenten
con las fuerzas universales, es decir, todo tiene el mismo origen, discutibles los cómos y los
por qué pero innegable la causa primera; cuya única duda sería si es personal o no… lo que se
aclara cuando se resuelven las ambigüedades de la palabra “personal”.
Si hay un Creador tiene que haber un propósito, para Él y para todo, nosotros incluidos.
¿Cómo podemos saber de esos propósitos?
En la Introducción del “1-2-3, Aprender Jugando” reconocimos que hemos nacido con
recursos apropiados para poder sobrevivir; uno de estos recursos es el voluntariamente
evolutivo Conocimiento, en el que se conjugan los sentidos, la razón y, eventualmente, la fe
para descubrir hasta las claves de la Creación.
Hebreos 3:4; Revelación 4:11 y Romanos 1:30, entre otros versículos, nos permiten
comprender que el propósito de nuestra existencia contiene la “esperanza” de ir más allá de
nuestra vida terrenal… lo único que tenemos que hacer es entender, comprender, confiar y
obedecer.
Las “atracciones del mundo” hacen que esta comprensión sea una tarea difícil, muy difícil…
“será más fácil el que un camello pase por el ojo de una aguja a que…”
“Enséñanos a estudiar la obra de Tus manos… y fortalecer nuestra razón para servirte”