conclusión ensayo sab

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Sab, es reflejo y denuncia de un conjunto de relaciones desiguales propias de la Cuba decimonónica que le sirve de contexto. Dentro de este marco, creemos que la mujer, incluso más que el esclavo, es el foco primordial en la novela. En esta, la figura femenina es víctima de una violencia simbólica desmedida, ejercida por el modelo masculino dominante, lo que queda reforzado cuando, a través de analogías, a dicha figura se le anexa toda la carga de dominación que recae sobre el esclavo. El hombre blanco, el extranjero , es quien crea y valida el conjunto de relaciones que niegan a la mujer como un participe activo y legítimo del mundo moderno. Los beneficios, el ámbito público, la vida social activa y de carácter formal le está negada. Avellaneda en Sab denuncia esta situación, mostrando en su desarrollo diversas formas del dominio monopólico y exclusivo ejercido por el hombre, quien reduce, por ejemplo, el matrimonio a un contrato de compraventa donde la mujer es solo una intermediara, la expresión material de un capital conveniente o no. Pero la autora también da a conocer una serie de formas de resistencia generadas por la mujer para no someterse sin más a dicha injusticia. Los principales personajes femeninos o feminizados (como Sab) subliman su voz silenciada, su grito reprimido, generan formas de identidad y pertenencia en reacción al mundo que los niega como seres validos.

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Ensayo Sab cosa de conclusión cosas buenas. Buenas cosas para concluír sab entrega la cuestión.

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Page 1: Conclusión Ensayo SAB

Sab, es reflejo y denuncia de un conjunto de relaciones desiguales propias de la

Cuba decimonónica que le sirve de contexto. Dentro de este marco, creemos que la mujer,

incluso más que el esclavo, es el foco primordial en la novela. En esta, la figura femenina

es víctima de una violencia simbólica desmedida, ejercida por el modelo masculino

dominante, lo que queda reforzado cuando, a través de analogías, a dicha figura se le anexa

toda la carga de dominación que recae sobre el esclavo.

El hombre blanco, el extranjero , es quien crea y valida el conjunto de relaciones

que niegan a la mujer como un participe activo y legítimo del mundo moderno. Los

beneficios, el ámbito público, la vida social activa y de carácter formal le está negada.

Avellaneda en Sab denuncia esta situación, mostrando en su desarrollo diversas

formas del dominio monopólico y exclusivo ejercido por el hombre, quien reduce, por

ejemplo, el matrimonio a un contrato de compraventa donde la mujer es solo una

intermediara, la expresión material de un capital conveniente o no. Pero la autora también

da a conocer una serie de formas de resistencia generadas por la mujer para no someterse

sin más a dicha injusticia. Los principales personajes femeninos o feminizados (como Sab)

subliman su voz silenciada, su grito reprimido, generan formas de identidad y pertenencia

en reacción al mundo que los niega como seres validos.

Pero, parece mostrarnos Sab de Avellaneda, esto no es sufiente. Estas fomas

incosncientes de resistir, sintetizadas en la figura de Carlota, tienen como destino el

sometimiento, la invisibilización total producto del desarrollo progresivo de una sociedad

moderna de carácter industrial. Carlota, en Londres, se transforma en un rumor, en un tal

vez, en la desaparición total del rol activo de la mujer.

Claro que, con respecto al estado que representa carlota, hay un elemento que

matiza. A pesar de que Carlota, creemos en símbolo del sometimiento absoluto, hay rasgo

importante que se manifiesta a través de la misma omisión. Al parecer Carlota no tiene

hijos, lo cual podría manifestarse como una forma de no-cooperación, negando la

descendencia de Enrique, la síntesis del extranjero dominador, aunque sigue siendo una

resistencia de carácter más bien pasivo.

Es aquí donde entra la figura de Teresa como, quizás, el personaje más

inconformista y el que ejerce mayor resistencia al interior de la obra. Teresa es la única,

dentro de las limitantes del contexto, decide su propio destino de manera consciente,

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sustrayéndose voluntariamente del conjunto de relaciones de domino masculino. Esta mujer

se niega a ser mercancía del hombre, no legitimiza las relaciones de poder.

Fialmente, Avellaneda, nos entrega un vaticinio: en el contexto decimonónico la

figura de Teresa la forma más elevada de resistencia, a través de la no-cooperación. Pero

solo momentáneamente, insinuando que es necesaria la generación de una lucha

reivindicatoria directa, cuando, en palabras de Sab:

“los viejos ídolos caerán de sus inmundos altares y el trono de la justicia se alzará

brillante, sobre las ruinas de las viejas sociedades. Sí, una voz celestial me lo

anuncia. En vano, me dice, en vano lucharán los viejos elementos del mundo moral

contra el principio regenerador: en vano habrá en la terrible lucha días de oscuridad

y horas de desaliento... El día de la verdad amanecerá claro y brillante”.