con un retazo de tela nueva, porque el remiendo rompe...

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“Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo rompe el vestido y la rotura se hará peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan.” Mt 9, 16-17

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“Nadie remienda un vestido viejo

con un retazo de tela nueva, porque el remiendo rompe el vestido y la

rotura se hará peor.

Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se

reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán.

Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se

conservan.”

Mt 9, 16-17

Renovarse o morir

Desde la realidad El complejo fenómeno de la

globalización, los cambios culturales acelerados, la gran

influencia de los medios de

comunicación y los múltiples desafíos

que afronta la sociedad en todos

los ámbitos.

Cambio de época Nos encontramos, no solo ante unos

cambios circunstanciales y parciales, ante una ¨ época de cambios ¨, sino ante un vuelco radical y global del mundo y de la sociedad que con toda razón se puede considerar como un ¨ cambio de época ¨ como una transformación acelerada y profunda de la sociedad en sus fundamentos y principios y en la configuración de todos los aspectos y ámbitos de su vida.

Sacude la conciencia eclesial de los creyentes y que nos interpela para dar un cambio muy profundo y decidido a nivel pastoral.

Crea un desafío a su creatividad pastoral, a su sensibilidad hacia los creyentes y a su espíritu

misionero. Es urgente un giro decidido hacia la nueva

orientación pastoral, animada por una

verdadera conversión pastoral. La

experiencia de conversión está en el

centro de la vida y espiritualidad

cristiana.

Un camino itinerante

En la actualidad hemos venido profundizando y aterrizando en esta necesidad y concientización de

“la cultura de los procesos”, hoy ya nada puede ser “espontáneo” “inmediato”

por el contrario tampoco no es nada nuevo, los caminos, las rutas, los mapas, las guías, etc.

Son las experiencias que el hombre como

ser peregrino, caminante y trata de buscar a lo largo de su historia y civilizaciones,

las aventuras, el conocimiento han

contribuido a realizar de esas experiencias,

lecciones de vida que se traducen en ¨

Programas, Caminos e Itinerarios.

Un desafío que debemos afrontar con Decisión, Valentía y Creatividad.

Esta realidad constituye ¨ un gran desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educados a la fe y como estamos alimentados a la vivencia cristiana; un desafío que debemos afrontar con decisión, valentía y creatividad… o educamos a la fe, poniendo realmente en contacto con Jesucristo e invitado a su seguimiento, o no cumpliremos nuestra misión evangelizadora ¨. DA 287.

Desterrar moldes Tenemos que abandonar

el cómodo criterio pastoral del “siempre se a hecho así” hay que romper con la improvisación y la rutina, dejar de dar respuestas a preguntas que nadie hace, valorar prudentemente recursos humanos y materiales, y organizarlos en orden a la gran misión evangelizadora.

La transformación de la mentalidad

Una transformación de mentalidad, de actitudes y de conductas, para el cual es necesaria una perseverante docilidad al Espíritu Santo, quien

transforma los corazones, y convierte a las comunidades en signos elocuentes de una forma diferente de pensar y de vivir. ¨

La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente evangelizadora. (DA370)

Un llamado y una misión

“Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente y con todas sus fuerzas en los procesos constantes de renovación

misionera, y abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (DA 365)

La Iniciación Cristiana

Lo que hace la iniciación cristiana es dar esa posibilidad de un camino discipular, es decir, de un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo.

Así, forja la identidad cristiana con las convicciones fundamentales y acompaña la búsqueda del sentido de la vida. (DA 291)

La iniciación cristiana es uno de los puntos centrales de la vida de la Iglesia, de la acción pastoral de las comunidades, de la vida del

cristiano.

Al hablar de “Iniciación”, no nos referimos sólo a los momentos

sacramentales de iniciación, sino que tenemos en cuenta todos los

elementos integrales del proceso iniciatorio: bautismo, pedagogía iniciadora familiar,

primera Eucaristía, catecumenado y catequesis,

confirmación, comunidad eucarística.

1.- La iniciación cristiana ha sido pobre y fragmentada

Partimos de la realidad de que “en

muchas partes la Iniciación cristiana ha sido pobre y fragmentada” DA 287. Esto ha ocasionado que sean muchos los creyentes que no participen en la Eucaristía dominical, ni reciban con regularidad los Sacramentos, ni se inserten activamente en la comunidad eclesial. “Tenemos un alto porcentaje de católicos sin conciencia de su misión de ser sal y fermento de un mundo, con una identidad cristiana débil y vulnerable” DA 286.

2.- Solicitud de los Sacramentos Como consecuencia, sin duda, de la primera

evangelización, la mayoría del pueblo católico es consciente de la necesidad de la

Práctica sacramental y acude en gran número a solicitar los sacramentos de iniciación.

3.- Carácter festivo La celebración de estos sacramentos de iniciación,

especialmente el bautismo y la primera comunión, reviste en nuestras comunidades las características de verdaderas fiestas populares, contada su riqueza y peligros. Se involucra a toda la familia, se establecen vínculos de amistad (importancia de los ¨ compadres ¨), se expresa la alegría comunitaria.

4.- Sacramento de iniciación y piedad popular

La fe de un gran número de católicos está prenotada de una piedad no suficientemente evangelizada.

La dimensión catequética de la iniciación cristiana presenta innegables deficiencias.

La catequesis, en ocasiones, mínima y no integral, reducida a una débil y fugaz información de la “doctrina cristiana” que en muchas ocasiones sigue siendo con el método del “adoctrinamiento”, como resumen de la doctrina católica, además de muy poco bíblica.

La catequesis para la recepción del sacramento de la confirmación esta fragmentada y se sucinta y sin carácter catecumenal.

La catequesis pre-bautismal para padres y padrinos (mal llamadas ¨ platicas pre-bautismales ¨) se reduce fácilmente a una o dos ¨ platicas ¨ impuestas y rutinarias (en donde también hay una gran variedad de ¨ Ofertas ¨).

Tendencias pastorales Dos tendencias: la de

aquellos que practican una rutinaria sacramentación.

Y la de quienes intentan replantear con seriedad toda la pastoral de la iniciación cristiana, preocupados por la falta de garantías de vida cristiana que suponen la desintegración de la familia y el ambiente social de injusticia y consumismo.

Desconocimiento del ritual de iniciación cristiana

El documento Aparecida, menciona que en la tarea de la iniciación cristiana ¨ el estudio y la asimilación del ritual de la iniciación cristiana de adultos es una referencia necesaria y un apoyo seguro ¨ ordenados y laicos, no tienen un conocimiento adecuado del RICA, algunos ni saben de su existencia.

Capacidad catecumenal del hombre actual

La iniciación cristiana es pobre o fragmentada

Ruptura entre fe y vida y falta de vivencia de la Eucaristía dominical

No reciben con regularidad los Sacramentos

No se insertan activamente en la comunidad

No promueve una conciencia de misión y de compromiso social.

Una identidad cristiana débil y vulnerable

Iluminar nuestra realidad

¿Qué es la iniciación cristiana? La iniciación cristiana es la manera

práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado.

La iniciación cristiana es la primera iniciación en los misterios de la fe.

La iniciación cristiana don de Dios La iniciación cristiana, de acuerdo con

el, es ante todo, don de Dios mediante la gracia de Jesucristo y por mediación de la iglesia. Este nuevo nacimiento, esta nueva vida en la que el ser humano es engendrado, esta participación en el Misterio Pascual de Cristo.

La conversión: respuesta al don de Dios

La iniciación cristiana es a la vez acción de Dios y respuesta del ser humano. Mediante la iniciación cristiana Dios sale a nuestro encuentro, se nos acerca, nos llama a vivir en comunión con Él.

El ser humano, por su parte, acepta y acoge libremente ese don de Dios y se entrega confiadamente a Él.

La educación en la fe, desde aquella que se hace con los niños que reciben su bautismo desde pequeños, hasta la realidad con los jóvenes y adultos, se orienta a la toma de conciencia de ese don, a madurar en la respuesta libre y generosa al don de Dios.

La iniciación cristiana mediación de la Iglesia

La iniciación es un encuentro de la Iglesia con el iniciado y de éste con la Iglesia. La comunidad de fe ha de ser siempre el origen, el lugar y la meta de la iniciación cristiana. Lo que significa que la comunidad es la forma esencial de ser cristiano.

La comunidad es Clave

La comunidad es entonces clave de nuestra identidad cristiana. Por eso se comprende que la opción por la renovación de los procesos de iniciación cristiana es también una opción por la comunidad de fe y por la educación en el sentido comunitario de la vida cristiana

Elementos de la

iniciación cristiana

El conjunto de los tres sacramentos: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.

Mediante un itinerario catequético, que ayuda a crecer y a madurar la vida de fe.

La iniciación cristiana se completa con la educación permanente de la fe en el seno de la comunidad eclesial.

Es preciso que esta unidad y ordenación mutua de los sacramentos de iniciación cristiana se pongan de manifiesto tanto en la catequesis como en la pastoral.

Cuando hablamos de renovación los procesos catequísticos de cada uno de estos sacramentos, no hablamos únicamente de “salvar” el proceso formativo de cada sacramento de modo aislado y desarticulado de todo el proceso de iniciación cristiana.

Un Principio debe quedar claro entre nosotros: la renovación de la pastoral de cada uno de los sacramentos de iniciación separada de los otros,

separada de la catequesis familiar,

de la catequesis parroquial, de la formación de los adultos responsables, de la educación religiosa en la escuela, no tiene sentido.

Las etapas de la Iniciación Cristiana

El precatecumenado: caracterizado por la primera evangelización (kerigma). Consiente en ¨ el anuncio claro y decidido del Dios vivo y de Jesucristo, enviado por aquél para la salvación de todos…¨.

El catecumenado: puede durar varios años y se emplea en la catequesis y en los ritos a ella anexos. Es un tiempo prolongado, durante el cual, los candidatos, por medio de la instrucción pastoral y de prácticas apropiadas, deben llegar a una maduración suficiente de la fe inicial que manifestaron en su ingreso al catecumenado.

La catequesis: impartida por los obispos, sacerdotes, los diáconos o los catequistas y los laicos, organizada de un modo gradual y presentada en forma íntegra, acomodada al tiempo litúrgico y enriquecida con celebraciones de la palabra.

La práctica de la vida cristiana: animados por el ejemplo y la ayuda de los responsables y de los padrinos, más aún de toda la comunidad, los catecúmenos se van acostumbrando a orar a Dios con más facilidad, a dar testimonio de la fe.

El testimonio de vida y la profesión de su fe,

por los cuales, los catecúmenos deben aprender a cooperar activamente en la evangelización y en la edificación de la Iglesia.

La purificación e iluminación: para proporcionar

una preparación espiritual más intensa. Este periodo tiene más carácter de retiro espiritual que de catequesis, y se destina a una profunda purificación interior, por medio del examen de conciencia y de la conversión de vida.

Catecumenado El catecumenado bautismal puede ser entendido

como una institución eclesial de tipo pastoral orientada a

la iniciación cristiana integral en el seno de una comunidad.

Se trata de un auténtico camino de conversión, de iluminación y de maduración en la fe, de lucha y crecimiento espiritual, de una progresiva inserción en Cristo y en la Iglesia.

No se trata simplemente de transmitir conocimientos o de brindar una preparación previa a la recepción de algún sacramento, sino de llevar una vida nueva, la vida de Cristo.

Por eso no es un proceso informativo. Es un proceso prolongado, intensivo e integral, pues se orienta a la educación de la personalidad del creyente, a la educación de la mentalidad de fe.

Destinatarios

Catecumenado bautismal, para los no bautizados.

Catecumenado postbautismal, para los bautizados no suficientemente catequizados.

Lugares eclesiales de la iniciación cristiana

La parroquia La parroquia ha de ser el lugar

donde se asegure la iniciación cristiana y tendrá como tarea irrenunciable: iniciar en la vida cristiana a los adultos bautizados y no suficientemente evangelizados; educar en la fe a los niños bautizados en un proceso que los lleve a completar su iniciación cristiana; iniciar a los bautizados que, habiendo escuchado el kerigma, quieren abrazar la fe. La parroquia, constituida de modo estable en la Iglesia particular, ¨ es el lugar privilegiado donde se realiza la comunidad cristiana ¨

“La iniciación cristiana en La Iglesia Domestica”.

La familia está llamada a introducir a los hijos en el camino de la iniciación cristiana.

La familia, pequeña Iglesia, debe ser, junto con la parroquia, el primer lugar para la iniciación cristiana de los niños.

La misión de la familia cristiana es un verdadero ministerio, por medio del cual se irradia el Evangelio, hasta el punto de que la misma vida de familia se hace itinerarios de fe y, en cierto modo, iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo.

Actuar:

Desde la parroquia elaborar un proceso unitario, articulado y coherente de Iniciación cristiana.

Tomar en cuenta el sentido de la vida y asimilar todos los elementos de la vida cristiana.

Deben conducir al ¨ itinerante ¨ con un sentido y carácter fluido y orientador.

La condición histórica del hombre y su proyección social rechaza un itinerario o camino orientado exclusivamente hacia prácticas cultuales e individualistas.

El despertar la conciencia eclesial y la valoración de la vida comunitaria.

Todo itinerario de crecimiento y de discipulado debe tomar en cuenta otras ciencias (psicológicas, sociológicas, pedagógicas) la confrontación entre la maduración del hombre y la del cristiano discípulo.

Desarrollar el proceso de iniciación: kerigma, conversión,

seguimiento en comunidad eclesial, vida sacramental, servicio y misión.

Que el itinerario formativo tenga un carácter de experiencia.

En la tradición más antigua de la Iglesia el itinerario formativo del cristiano, ¨ tuvo siempre en carácter de experiencia, en el cual era determinante el acuerdo vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por auténticos testigos ¨.

La palabra “mistagogia” significa adentrarse en los

misterios; señala el último período de la iniciación cristiana que se tiene después de haber recibido los Sacramentos de la iniciación.

Asumir la dinámica catequética de la iniciación cristiana que lleve a un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo.

Ser discípulo es un don destinado a crecer. Esto requiere nuevas actitudes pastorales.

Formar el perfil de discípulos que pretende la iniciación cristiana

Rasgos fundamentales del discípulo:

1.- tenga a Jesucristo como centro de su vida

2.- espíritu de oración

3.- amante de la palabra

4.- confesión frecuente

5.- asiduamente de la Eucaristía

6.- inserte cordialmente en la comunidad eclesial

8.- fervoroso misionero

Una Iniciación Cristiana Integral Unitario: ya que las diversas etapas o

períodos en que está dividido responden a una planificación de conjunto, en un desarrollo continuado que garantiza su objetivo final, conducir a un encuentro personal.

Progresivo: en sus objetivos concretos y metodología. Concebido con metas o ¨ pasos ¨ tanto el conjunto del proceso como cada etapa incluirán unos objetivos parciales, programas y tiempos definidos.

Integral: porque busca el crecimiento armónico de la personalidad cristiana del catecúmeno, en su inteligencia, su conciencia, sus virtudes y su testimonio en las diferentes áreas de la vida.

Estable: porque supone una oferta permanente de todas y cada una de las comunidades, dentro de sus posibilidades, sin quedar a discreción de un determinado talante pastoral. Asumir la iniciación cristiana exige no sólo una renovación de modalidad catequística de la parroquia sino de mentalidad de fe.

Una pastoral de la iniciación cristiana inculturada

Una pastoral de la iniciación cristiana inculturada, esto es, que toma en cuenta a través de su proceso elementos propios de la cultura y de la piedad popular.

El éxodo de la pastoral de conservación a la pastoral de

misión. La conversión pastoral de nuestras

comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera.

Ésta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia.

Conversión de agentes

La Iniciación cristiana es una tarea de todos los fieles. Ahora bien, esta tarea reclama una conversión de nuestras comunidades y de cada uno de sus miembros. La comunión eclesial interna, pues de ello depende la credibilidad y eficacia de la misión.

“Yo hago nuevas todas las cosas”

(Ap 21, 5)