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Anthonomus grandis Boheman Insecta Coleóptera Curculionidae Anthonomus grandis Boheman Picudo del algodonero ANTHGR Plaga nativa y ampliamente distribuida en México Con la colaboración del Dr. Antonio Palemón Terán Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias

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Page 1: Con la colaboración del Dr. Antonio Palemón Terán ... · el cultivo, con el fin de eliminar el reservorio y exponer a las plagas a diversos agentes bióticos y climáticos adversos

Anthonomus grandis Boheman

Insecta

Coleóptera

Curculionidae

Anthonomus

grandis Boheman

Picudo del algodonero

ANTHGR

Plaga nativa y ampliamente

distribuida en México

Con la colaboración del Dr. Antonio Palemón Terán Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias

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DESCRIPCIÓM MORFOLOGICA

Huevo

Una hembra de Anthonomus grandis deposita de 100 a 300 huevecillos, los huevos recién depositados son de color blanco lechoso (Figura 1), posteriormente se tornan café; de forma ligeramente ovalados de aproximadamente 0.85 mm en longitud (Alonso, 1983). Estos son depositados en forma individual en cuadros y cuando estos escasean en bellotas pequeñas, donde pueden depositar varios.

Figura 1. Huevos de A. grandis. (Foto: Carter D. Poland, 1963).

Larva

El cuerpo es rugoso, curveado y de color blanco, la cápsula cefálica y las partes bucales son de color café (Figura 2). Las larvas carecen de patas y pasa por cuatro estadios (Vázquez, 1998).

Figura 2. Larva de A. grandis. (Foto: Dr. A. P. Terán).

Pupa

Recién formada es de color blanco (Figura 3), posteriormen-te, se torna de color marrón. Su tamaño varia de 0.95 a 1.27 mm de longitud (Alonso, 1983; Pacheco, 1985; Martínez et al., 2002).

Figura 3. Pupa de A. grandis. (Foto: Dr. A. P. Terán).

Adulto

El adulto mide de 10 a 12.7 mm de longitud, es de color café rojizo (Figura 4), el cual cambia con la edad a un color pardo obscuro. Sus alas anteriores o élitros son duras con líneas paralelas que cubren completamente el abdomen, el segun-do par de alas son grisáceas y se encuentran plegadas bajo el primer par. Posee un pico delgado y curvo que mide de 3 mm a 9 mm de longitud (Pacheco, 1985). Como carácter taxonómico distinguible, en el fémur de las patas anteriores tiene dos dientes o espuelas, el interior es más largo que el exterior; en las patas medias sólo tiene un diente (Pacheco, 1985).

Figura 4. Adulto. (Foto: Pest and Diseases Image Library, Australia).

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BIOLOGÍA.

Los huevos del picudo del algodonero incuban en un tiem-po promedio de tres a cuatro días, la larva para completar sus cuatro estadios larvales necesita de seis a ocho días, la pupa cumple su desarrollo de seis a siete días y los adultos logran vivir un promedio de 30 días (Sifuentes, 1978; Vázquez, 1998; Alonso, 1983; Pacheco, 1985; Martínez et al., 2002).

Epidemiología.

El picudo del algodonero adulto pasa el invierno en hiberna-ción o "diapausa" sin alimentarse, y regresa al algodón a principios de la primavera del año siguiente. La hibernación por lo general ocurre cerca o sobre residuos de la cosecha, así como también, en bordes de las áreas protegidas pre-sentes en la periferia de los campos de algodón (Garza y Terán-Vargas 2001).

La temperatura óptima para el desarrollo de los estados inmaduros de A. grandis fluctúa en el rango de 15°C a 35° C. A una temperaturade 15 °C el desarrollo de la fase inma-dura requiere 281.8 grados día; el huevo, larva y pupa, necesitan 49.6, 189.0 y 43.2 grados días respectivamente. Al incrementar la temperatura el ciclo biológico se acorta; de tal manera que a 25°C se requieren 207.3 grados día para completar esta fase, el huevo requiere 29.6, la larva 141.7 y la pupa 36.0 grados día respectivamente, (Greenberg et al., 2005)

Daños

Los adultos, hembras y machos, perforan botones florales (Cuadros) y bellotas para alimentarse; la hembra después del periodo de preoviposición realiza una perforación con las mandíbulas y coloca sus huevos dentro de botones flo-rales de 7 mm de diámetro, o cuando éstos escasean depo-sita sus huevos en bellotas recién formadas, posteriormen-te tapa el orificio con una sustancia pegajosa de color blan-co lechoso, secretada por las glándulas accesorias (Norato, 2005; Alonso, 1983; Pacheco, 1985). No obstante, el daño económico lo efectúa el estadio larvario al alimentarse de las anteras, polen o fibra de las semillas en formación (Martínez et al., 2002; Ávila y Terán, 1993). Los cuadros dañados y bellotas pequeñas se caen; las bellotas grandes permanecen en la planta, pero son de mala calidad.

Figura 4. Daño de A. grandis en cuadros. (Foto: Dr. A. P. Terán).

Mecanismos de dispersión.

En zonas áridas los adultos pueden dispersarse grandes distancias (72 km), así como también, por el comercio inter-nacional principalmente de semillas y productos derivados del algodón, otros factores de dispersión son los humanos, los vehículos y el trasporte de equipo usado para la cosecha del cultivo de algodón.

HOSPEDEROS.

El principal hospedero de A. grandis es el algodón, inclu-

yendo Gossypium barbadense (Pima algodón), G. hirsu-tum (Algodón), también, se reportan géneros silvestres (Cuadro 1).

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Cuadro 1. Hospederos en México del picudo del algodonero (Cross et al., 1975; Burke et al., 1986).

Familia Género Especie Variedad Estado

Malvaceae Gossypium aridum Jalisco, Veracruz

harknessii Baja California sur

daridsonii Sonora, Baja California sur

thurberi Sonora

laxumGentry Guerrero

lobatum Phillips Michoacán

hirsutum Yucatanense Yucatán

Morrilli Sonora, Guanajuato, Morelia, Puebla

Palmeri Oaxaca

Richmondi Chiapas

Latifolium Chiapas

Hampea latifolia Chiapas

integerrima Veracruz

longipes Chiapas

tormentosa Colima

trilobata Yucatán

stipitata Chiapas

mexicana Chiapas

ovatifolia Campeche

nutricia Veracruz

rovirosae Tabasco

Cienfuegosia roseiFryxell Oaxaca, Veracruz, Chiapas

drummondii Tamaulipas

Hibiscus pernambucensis Chiapas

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Distribución de hospederos en México.

El picudo del algodonero A. grandis es originario de Mesoamérica. El primer espécimen se recolectó por primera vez en el

estado de Veracruz, México (Reyes-Rosas et al., 2007). Actualmente, se conoce que A. grandis se encuentra en todo el país, debido a la gran cantidad de hospederos distribuidos en varios estados de la República Mexicana (Cuadro 1, Figura 6). En el Sur de Tamaulipas, el picudo del algodón se encuentra todo el año, debido a la ausencia de un invierno definido (Garza y Terán-Vargas 2001).

DISTRIBUCIÓN MUNDIAL.

A. grandis es una plaga que presenta una amplia distribución en el continente Americano, debido al comercio del cultivo del

algodón y a la gran cantidad de plantas hospederas silvestres que utiliza para su desarrollo (Figura 7) (Allan et al., 2009; Cross et al., 1975; Burke et al., 1986).

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IMPORTANCIA DE LA PLAGA.

Con base en la importancia de producción agrícola de al-godón hueso (G. hirsutum) en México. La superficie pro-medio por año que estaría en riesgo asciende a 96,202.69 hectáreas, aproximadamente, (Cuadro 2), que produce 340,874.31 millones de toneladas, con un valor de produc-ción de 1’899,319.92 millones de pesos.

Cuadro 2. Resumen de la producción agrícola del algodón hueso,

hospedero preferente de A. grandis en México.

Fuente: SIAP, 2011 Estatus cuarentenaria de la plaga en México.

Con base en las determinaciones establecidas, se categori-za como plaga nativa y ampliamente distribuida en México (Jones et al., 1989; Pacheco-Covarrubias, 1992; EPPO, 2006).

Importancia económica de la plaga.

A. grandis causa graves pérdidas en su principal hospede-ro, el cultivo del algodón, éstas se dan a partir de que se producen los primeros cuadros susceptibles, 36 días des-pués de la siembra, en esta etapa, el picudo daña un cua-dro por 26.7 producidos (3.7%) en 1 m2, y después de 70 días el daño se incrementa a un cuadro por 4.7 producidos/m2. Esto significa que de mediados a finales de la tempora-da el daño se incrementa en un 21.3%. (Garza y Terán-Vargas, 2001).

ESTRATEGIAS DE VIGILANCIA EPIDEMIOLOGICA.

Trampas

Se deben utilizar trampas, con la finalidad de cuantificar las poblaciones, determinar los lugares de invernación, detec-tar las primeras invasiones al cultivo y, con base a la

captura, realizar medidas de control. Con fines de monitoreo colocar una trampa cada 20 hectáreas, en las orillas de los predios, canales, caminos y áreas no cultivadas; para un trampeo masivo se sugiere usar una trampa cada 2 hectáre-as de cultivo (SAGARPA 1997). Es importante mencionar que el trampeo mediante el uso de la feromona de agrega-ción deberá efectuarse antes del inicio de la producción de los botones florales (cuadros), o bien al final del ciclo con la finalidad de reducir la población para el siguiente ciclo agrí-cola. La eficiencia de la feromona disminuye considerable-mente cuando hay producción de botones florales.

Muestreo

Una vez establecido el cultivo, el daño de A. grandis ocurre en botones florales o en bellotas al inicio de la temporada de cultivo.Por lo tanto, para detectar el daño por oviposición o alimentación, se deberá examinar semanalmente al azar un mínimo de 100 botones florales de 1.0 a 1.5 cm de longitud-del tercio superior de las plantas, así como también 100 be-llotas de un tercio de desarrollo (tomadas de cinco sitios re-presentativos del campo). Además, cuantificar el número de adultos presentes en 100 flores elegidas al azar (Garza y Terán-Vargas, 2001).El muestreo debe iniciarse por las ori-llas de los predios, sobre todo cerca de los drenes, carrete-ras o áreas arboladas.

ESTRATEGIAS DE CONTROL

Control cultural

De acuerdo a la norma NOM-O26-FITO-1995 (SAGARPA, 1997) los productores de algodón están obligados a cumplir las fechas de siembra, defoliación y/o desecación, cosecha, desvare y barbecho, que la Delegación Estatal o Regional de la SAGARPA establezca a través del paquete tecnológico y programa fitosanitario para el cultivo del algodonero en cada Distrito de Desarrollo Rural.

Desvare y barbecho.

Estas actividades se deben de realizar después de cosechar el cultivo, con el fin de eliminar el reservorio y exponer a las plagas a diversos agentes bióticos y climáticos adversos (Garza y Terán-Vargas, 2001). La primer actividad consistirá en el desvare y en un periodo máximo de 15 días se deberá realizar el barbecho.

Defoliación.

La defoliación al final de cultivo es una práctica agronómica, realizada con el objetivo de favorecer la cosecha mecánica, acortar el ciclo de cultivo, reducir el número de aplicaciones de insecticidas. Así como también, para eliminar la fuente de alimentación del picudo del algodonero, evitando con esto la posibilidad de una generación extra de la plaga (Vázquez, 1998).

7.2. Trampeo

El picudo del algodonero produce una feromona de agrega-ción compuesta por dos alcoholes y dos aldehídos (Tumlinson et al., 1969). Ésta misma se utiliza para el tram-peo del mismo en campo a partir de que la planta tenga en-tre cuatro y cinco hojas verdaderas. Para ello, se estable-cerán en la periferia de los predios trampas tipo scout o tipo estaca (de aproximadamente 1.5 a 2.0 metros de altura), las cuales contendrán un liberador de la feromona,las estacas además deben ser impregnadas con pegamento o goma (SAGARPA, 1997). Las trampas serán revisadas semanal-mente hasta la cosecha. La captura de uno a dos picudos/trampa o el 5% de daño por oviposturas y/o alimentación en botones florales serán los parámetros para decidir la aplica-ción del control químico.

7.3. Control biológico

En condiciones de campo se ha observado que Catolaccus grandis y C. hunteri Crawford, presentan un parasitismo de 39.8% y 42.0%, respectivamente; en larvas de tercer instar de A. grandis (Cortez-Mondaca et al., 2004; Reyes-Rosas et al., 2007). Así como también, se ha observado que el ec-

toparásitoide Braconvulgaris (Hymenoptera: Braconidae)

ejerce parasitismo en la población de A. grandis (Ramalho et al., 2009). No obstante, C. grandis destaca entre los pa-rasitoides, por su especificidad sobre la plaga y por sus ca-racterísticas intrínsecas que lo hacen un promisorio agente de control, mediante la cría masiva y liberación en campo (Morales y King 1995; Ramalho et al., 2000). La liberación

de C. grandis se debe llevar a cabo durante la etapa de fructificación del cultivo, al detectar las primeras infestacio-nes; para la cual se deben liberar 1,200 hembras/semana/hectárea (Vargas-Camplis et al., 2000; Garza y Terán-Vargas 2001).

7.4. Control legal

Es una plaga regulada en la NOM-026-FITO-1995, “ por la que se establece el control de plagas del algodonero” y tie-ne por objeto establecer las regulaciones de carácter obliga-torio que se deben cumplir para prevenir la dispersión y con-trol del gusano rosado (Pectonophora gosypiella Sauders),

picudo (Anthonomus grandis Boheman) y el complejo gu-sano bellotero (Heliothis zea Bodie y H. virescens Fabri-cius) que afectan al cultivo del algodonero; así como las me-didas fitosanitarias para evitar la dispersión de estas plagas a zonas libres o de baja prevalencia.

7.5. Control químico

Esta actividad consistirá en realizar aplicaciones exclusiva-mente de los insecticidas autorizados por la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanita-rios) de manera racional, para reducir los niveles de infesta-ción de la plaga. Las aplicaciones deberán efectuarse cuan-do se tengan de uno a dos picudos/trampa o el 5% de daño por oviposturas y/o alimentación en cuadros o bellotas, o bien cuando se encuentren cinco o más adultos en 100 flo-res (SAGARPA, 1997, Garza y Terán-Vargas 2001).

Año

Superficie

sembrada

(ha)

Producción

(ton)

Valor producción

(miles de pesos)

2009 72,251.30 278,525.62 1,877,967.20

2008 104,781.28 365,226.98 1,820,815.25

2007 111,575.48 378,870.32 1,999,474.32

Promedio 96,202.69 340,874.31 1,899,319.92

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acortar el ciclo de cultivo, reducir el número de aplicaciones de insecticidas. Así como también, para eliminar la fuente de alimentación del picudo del algodonero, evitando con esto la posibilidad de una generación extra de la plaga (Vázquez, 1998).

Trampeo

El picudo del algodonero produce una feromona de agrega-ción compuesta por dos alcoholes y dos aldehídos (Tumlinson et al., 1969). Ésta misma se utiliza para el tram-peo del mismo en campo a partir de que la planta tenga entre cuatro y cinco hojas verdaderas. Para ello, se estable-cerán en la periferia de los predios trampas tipo scout o tipo estaca (de aproximadamente 1.5 a 2.0 metros de altura), las cuales contendrán un liberador de la feromona,las esta-cas además deben ser impregnadas con pegamento o go-ma (SAGARPA, 1997). Las trampas serán revisadas sema-nalmente hasta la cosecha. La captura de uno a dos picu-dos/trampa o el 5% de daño por oviposturas y/o alimenta-ción en botones florales serán los parámetros para decidir la aplicación del control químico.

Control biológico

En condiciones de campo se ha observado que Catolac-cus grandis y C. hunteri Crawford, presentan un parasitis-mo de 39.8% y 42.0%, respectivamente; en larvas de ter-cer instar de A. grandis (Cortez-Mondaca et al., 2004; Re-yes-Rosas et al., 2007). Así como también, se ha observa-

do que el ectoparásitoide Braconvulgaris (Hymenoptera:

Braconidae) ejerce parasitismo en la población de A. gran-dis (Ramalho et al., 2009). No obstante, C. grandis desta-ca entre los parasitoides, por su especificidad sobre la pla-ga y por sus características intrínsecas que lo hacen un promisorio agente de control, mediante la cría masiva y liberación en campo (Morales y King 1995; Ramalho et al., 2000). La liberación de C. grandis se debe llevar a cabo durante la etapa de fructificación del cultivo, al detectar las primeras infestaciones; para la cual se deben liberar 1,200 hembras/semana/hectárea (Vargas-Camplis et al., 2000; Garza y Terán-Vargas 2001).

Control legal

Es una plaga regulada en la NOM-026-FITO-1995, “ por la que se establece el control de plagas del algodonero” y tiene por objeto establecer las regulaciones de carácter obligatorio que se deben cumplir para prevenir la dispersión y control del gusano rosado (Pectonophora gosypiella Sauders), picudo (Anthonomus grandis Boheman) y el

complejo gusano bellotero (Heliothis zea Bodie y H. vires-cens Fabricius) que afectan al cultivo del algodonero; así como las medidas fitosanitarias para evitar la dispersión de estas plagas a zonas libres o de baja prevalencia.

Control químico

Esta actividad consistirá en realizar aplicaciones exclusiva-mente de los insecticidas autorizados por la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sani-tarios) de manera racional, para reducir los niveles de infes-tación de la plaga. Las aplicaciones deberán efectuarse cuando se tengan de uno a dos picudos/trampa o el 5% de daño por oviposturas y/o alimentación en cuadros o bello-tas, o bien cuando se encuentren cinco o más adultos en 100 flores (SAGARPA, 1997, Garza y Terán-Vargas 2001).

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